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Revista eure ( Vol. XXIX, Nº 89), pp. 109-116, Santiago de Chile, mayo 2004
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tendencias literarias: Franz dibu- Santiago3. Producto de esta tem- qué modo se configura el San-
ja o define un mapa espacial-li- prana revelación, Franz piensa tiago imaginario descrito por
terario a partir de las distintas en la ciudad de Santiago en tér- Franz. El barrio de la Chimba
visiones y percepciones que han minos de ocultamiento, de es- se relaciona directamente con la
existido sobre la ciudad de San- pacio cerrado, de entierro y de metáfora del imbunche. La
tiago en la literatura chilena del olvido. Surge entonces la idea y unión de ambos, barrio y mito,
siglo XX. el tema del libro: desenterrar la se produce en la Casa de Ejerci-
muralla, encontrar en la litera- cios Espirituales de la encarna-
Organizar setenta y tres no- tura la identidad oculta de San- ción de la Chimba4. El barrio de
velas de esta manera puede pare- tiago. La novela urbana la Chimba se opone a la racio-
cer caótico, a primera vista. El santiaguina devela esta condi- nalidad y planificación del Cen-
referente espacial pareciera no ser ción, quiénes somos al fin y al tro; tiene sus cimientos en la ex-
suficiente; de ahí el uso por parte cabo; y si se opta por la denomi- centricidad y descontrol del
de Franz de un doble referente nación novela urbana es porque manicomio, en el silencio de los
mítico: la muralla enterrada y el Franz le concede ese estatuto, a cementerios y en la pobreza de
“imbunche”2. Todas las novelas pesar de que él mismo afirma los conventillos. En la lectura de
elegidas por Franz (algunas cita- que estas novelas no serían re- Franz la Chimba, el barrio-im-
das directamente y otras sólo conocidas como tales, debido a bunche, determina en cierta
mencionadas), apuntan al mismo la apreciación general de que son medida a la ciudad completa.
objetivo: desentrañar el sentido otras grandes ciudades las que sí
de la ciudad, develar su identi- tienen grandes libros que hablen El barrio de la Estación y el
dad. El autor utilizó como corpus sobre ellas. “Leer las novelas Matadero se relacionan de una u
de su ensayo todas aquellas no- santiaguinas levanta la costra otra forma con el Barrio de la
velas que, de una u otra manera, dura de ese prejuicio y muestra Chimba. En el barrio de la Esta-
podían ayudarlo a leer nuestra algo de lo que hay abajo (...) Una ción, el Barrio Chino, el cuerpo
identidad urbana, múltiple en urbe ignorada, terrible en su es el eje que articula las relacio-
esencia. Ahora bien, ¿por qué ele- mayor parte (...) Un imbunche, nes. La barrera entre lo privado y
gir el género literario para re- en suma. Pero una ciudad nues- lo público se tensiona al máximo,
flexionar acerca de la ciudad? tra, narrada” (22). ya que ambos espacios conviven
Porque, como el mismo autor en uno solo. En el Matadero, asi-
afirma en las primeras páginas del En la segunda parte del li- mismo, el olor de la sangre de los
libro, “las novelas de Santiago bro, titulada “El espíritu de los animales es una constante que no
propician esa posible identidad barrios”, el autor caracteriza, permite alejarse de la idea de la
nacional inclusiva, asediando define y ubica cada uno de los muerte. Chimba, Barrio Chino
nuestra mentira oficial por uno lugares recreados a partir de la y Matadero son espacios exube-
de sus pocos flancos desguarne- lectura de las novelas en un rantes, irracionales, oscuros. Des-
cidos: la imaginación” (20). Se- mapa o plano imaginario, lite- de luego, se encuentran al mar-
gún Franz, las novelas exponen rario. Franz identifica en su pla- gen de la sociedad: “el Matadero
o dejan al descubierto aquellas no siete barrios: la Chimba, el es metáfora de todas las formas
verdades que los discursos oficia- Centro, el Barrio Estación, el que vendrán para habitar
les niegan, esconden o no quie- Matadero, el Zoco, la Ciudad de marginalmente la ciudad: la ca-
ren ver. los Césares y el Jardín. Vale la llampa, la toma, el campamen-
pena detenerse en algunos de
Franz enmarca el libro en estos espacios para entender de 4 En El obsceno pájar o de la noche,
una experiencia personal: haber
la novela de José Donoso (1970), siete
conocido cuando aún era ado- ancianas hediondas y pobres cosen al
lescente, la muralla enterrada de 3
S e alude aquí a los antiguos Mudito, lo transforman en un imbun-
tajamares del río Mapocho, descubier- che para dominarlo, para poder some-
tos a mediados de la década de 1970 terlo a sus apetitos feroces. La novela
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Criatura fantástica de la mitolo- gracias a las obras del Metro de Santia- de Donoso es, sin lugar a dudas, funda-
gía chilota (N. del E.). go (N. del E.). mental en la lectura realizada por Franz.
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to, las poblaciones sociales” de la ciudad, amenazando a los personajes del Santiago
(104). Estos barrios se oponen al conventillizarla” (112). De este novelesco. A su turno, esas fun-
Centro, a la Ciudad de los modo se producen barreras, lí- ciones determinan posibles ar-
Césares y al Jardín. Aquí es la ra- mites: “En la medida en que los quetipos para cada ciudadela: el
cionalidad la que impera: el or- barrios se apartan, aumentando ghetto, la fortaleza, la ciudad
den, la claridad, la riqueza. La las distancias recíprocas, (la) ba- prohibida, la chimba” (188).
Ciudad de los Césares (compues- rrera racial –otra faceta de la Así, la muralla separa en ciuda-
ta por el Cerro Santa Lucía, la muralla enterrada- se hace más delas lo que tiende a unir el im-
Alameda y el Parque O’Higgins) evidente” (169). Este sería otro bunche, que por ser un conjun-
es, para Franz, el mito de la ciu- mito del Santiago imaginario: el to “degradado e insoportable”
dad esplendorosa, magnífica; uno mito de la invasión5. (en palabras del autor) tiende a
de los tantos mitos del Santiago fragmentarse. En el “Epílogo
imaginario. Desde el Centro se La muralla enterrada y el Esperanzado”, Franz espera que
ejerce el poder, que está desde un imbunche, metáforas propuestas la muralla se transforme en ata-
principio ligado simbólicamente por Franz para entender esta laya, que Santiago deje de ser im-
al dinero. Para Franz esta relación compleja trama urbana que es bunche para transformarse en
se haría patente en el palacio de Santiago, no se contraponen, una ciudad abierta, que no se
gobierno, La Moneda: “Pocas ca- sino que se encuentran en una niegue ni esconda su pasado:
pitales del mundo identifican de relación dialéctica. Por un lado, una ciudad que no entierre sus
un modo más desvergonzado, en Santiago es un imbunche: “esta murallas.
el principal de sus hitos urbanos, negra visión del Santiago ima-
la identidad entre dinero y po- ginario parece la única lo sufi- El libro de Franz es un in-
der, como lo hace Santiago” (61). cientemente poderosa como tento válido porque enfrenta la
El barrio del Zoco, el mercado, para reunir en un cuerpo a la ciu- cuestión urbana desde una óp-
es un punto de conexión, de dad desmembrada” (203). Pero tica diferente. La muralla ente-
unión: por ser el espacio del ne- al mismo tiempo, este Santiago rrada se aproxima a la ciudad de
gocio es metáfora del lugar del imaginario está conformado por Santiago desde una perspectiva
flujo, del intercambio de bienes. ciudadelas separadas por muros alternativa a la de los estudios
que delinean los barrios de la urbanos tradicionales: Franz
A partir de las precisas des- ciudad. Estos muros cumplen abre la discusión desde el espa-
cripciones hechas por Franz, aquí una doble función: “(…) cio de lo imaginario. En el libro
abundantes en citas y referen- limitan pero también defien- no hay datos demográficos, no
cias, el lector percibe que el San- den; separan, y a la vez ocultan hay estadísticas, no se cuenta la
tiago imaginario no se presenta historia de la ciudad ni se cons-
aquí como una ciudad, sino que 5 Los ciudadanos se apartan unos de
truye una identidad nacional a
como un conjunto de ciudade- otros en sus barrios y limitan la interacción
partir de una determinada ideo-
las. Cada una de estas ciudade- de sus cuerpos, acción que sería cancela- logía. Con esto quiero decir que
las es prácticamente indepen- da o anulada en el Barrio Chino, único el libro de Franz se encuentra en
diente de las otras, lo que pro- lugar donde el límite entre lo público y lo el ámbito de lo posible, no de lo
privado se vuelve difuso. En este senti-
duce una fragmentación que se do, las palabras de Sennett (1994) se
cierto; de lo probable, no de lo
vuelve cada vez mayor. Los ha- aplican tanto a los barrios segr egados verdadero. Las novelas presen-
bitantes tienen miedo a ser in- como a los cuerpos que habitan esos tadas se nutren del entorno de
vadidos por otros: el Centro no barrios: “E l miedo a tocar del que sur- su ciudad, lo que posibilita re-
gió el gueto de Venecia se ha visto re-
quiere ser invadido por la forzado en la sociedad moderna cuan- flexionar acerca de temas rela-
Chimba, el Jardín teme ser in- do los individuos crean algo similar a cionados con la urbe, partiendo
vadido por las poblaciones los guetos en su pr opia experiencia cor- en este caso de la ficción de las
poral al enfrentarse a la diversidad. Ra-
callampas del Matadero. “El obras literarias. La lectura de La
pide z, evasión, pasividad: esta tríada es
miedo a invasión que se percibe lo que el nuev o entorno urbano ha sa- muralla enterrada permite al lec-
en el Centro nace del Matade- cado de los descubrimientos de Harvey” tor darse cuenta de que es posi-
ro. Y puede extenderse al resto (390). ble conocer más sobre la histo-
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