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Vierte el ácido sobre la superficie y espárcelo con el escobillón. Frótalo por todo el
piso y espera media hora antes de enjuagarlo con una manguera.
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Frota la superficie con un cepillo de alambre para que quede áspero y ayudar al
cemento nuevo a adherirse al viejo. Moja el cemento viejo para evitar que absorba
humedad del nuevo.
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Prepara suficiente hormigón para verter una capa de 1 a 2 pulgadas (2.5 a 5 cm)
sobre el suelo viejo. En una mezcladora, agrega cemento, gravilla, arena y agua
como indique en el paquete de cemento.
5. 5
Vierte la mezcla sobre el suelo viejo y espárcela sobre la superficie con un rastrillo.
Continúa vertiéndola hasta que alcance la altura de la línea de tiza o el borde de las
tablas.
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Acomoda el cemento con un nivel lo bastante largo para toda la superficie. Alisa la
superficie con una llana comenzando por la primera sección de cemento vertido y
continúa hacia atrás. Deja de manipular el cemento cuando comience a aparecer
agua en la superficie.
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Cubre el piso con arpillera mojada y déjala secar durante cuatro días. Mantén la
arpillera húmeda para que el suelo cure lentamente.