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Bogotá, fue construida en 1622 por Ignacio García de Ascucha. Cuenta con
columnas amelcochadas, (llamadas así por su parecido con la melcocha), surcos
en espiral una escalinata que accede al altar, y en el 18 cuadros en relieve, más
12 laterales que hacen parte del segundo cuerpo.

Por otra parte, encontramos la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo


Domingo en Tunja, donde la ostentosidad y la riqueza de imágenes alimentan el
esplendo que cubre el altar, donde los rojos y matices forman figuras en serie que
más adelante también se presentarán en otras iglesias sobre las bóvedas de
cañón y paredes.

En la  Iglesia de Santa Clara, contigua a la de San Francisco, se encuentra la


puerta del Sagrario, una esbelta puerta adintelada de madera que adentro se
encuentra revestida con una lámina de oro, identificando la sencillez con que se
revestía el exterior y la majestuosidad de los templos en su interior. En estas dos
iglesias bogotanas identificamos el tratamiento de la sillería en las fachadas, así
como la perduración de la cúpula que en este caso se encuentra en la iglesia de
Santa Clara.

En 1749 llega por encargo de los jesuitas San Lucar de Barrameda, el oficial
introductor del barroco en Colombia, para decorar la iglesia de San Ignacio,
ubicada en la carrera sexta con calle 10.

Para ello el artista creó El Éxtasis de San Ignacio (1749), una composición de


madera y oleo en la que describe el trance místico que tuvo San Ignacio en el
hospital de Maresa, donde atendió a los pacientes incurables y posteriormente
inició la orden de los Jesuitas.
La obra, meramente teatral la componen dos planos, entre columnas, paredes y
techo, la terrestre (San Ignacio acompañado de cuatro ángeles) y la celestial
(secuencia de planos).

A los lados se cuenta lo que pasó en el hospital y se hace alusión a el altar de


barro, cueva donde el santo escribió sus Ejercicios Espirituales.  El plano celestial,
lo componen ángeles a caballo armados con escudos filacterias y carteleras,
coronados por el símbolo de la Santísima Trinidad y el nombre de Dios inscrito en
la parte superior del Altar.

La primera institución artística de Sur América la crearon los franciscanos en Quito


en 1552, alcanzando su mayor apogeo con el esplendor de Bernardo Legarda, de
quien descienden José Olmos y Manuel Chili 'Caspiracara', creadores de gran
parte de la escultura barroca en Bogotá y Popayán.
Pero, entre lo más característico se encuentra la Alegoría del Triunfo de la Virgen
Inmaculada (Legarda), una escultura piramidal de seis niveles que pertenecía a la
iglesia de San Francisco y que ahora hace parte de las custodias que se
encuentran en el Museo de la Moneda de Bogotá.

La obra, tallada en madera policromada, representa la asunción y glorificación de


la Virgen, resaltada por 23 rayos hechos con espejos, 12 miniaturas de los
apóstoles, 7 arcángeles sobre el segundo piso, 4 ángeles sobre el tercero, 10
candelabros sobre el cuarto y quinto piso, 2 nubes que representan al niño Jesús y
su madre, adornadas con 6 querubines que la rod
sco, ubicada sobre la carrera séptima con calle 13 en Bogotá, fue construida en
1622 por Ignacio García de Ascucha. Cuenta con columnas amelcochadas,
(llamadas así por su parecido con la melcocha), surcos en espiral una escalinata
que accede al altar, y en el 18 cuadros en relieve, más 12 laterales que hacen
parte del segundo cuerpo.
Por otra parte, encontramos la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo
Domingo en Tunja, donde la ostentosidad y la riqueza de imágenes alimentan el
esplendo que cubre el altar, donde los rojos y matices forman figuras en serie que
más adelante también se presentarán en otras iglesias sobre las bóvedas de
cañón y paredes.

En la  Iglesia de Santa Clara, contigua a la de San Francisco, se encuentra la


puerta del Sagrario, una esbelta puerta adintelada de madera que adentro se
encuentra revestida con una lámina de oro, identificando la sencillez con que se
revestía el exterior y la majestuosidad de los templos en su interior. En estas dos
iglesias bogotanas identificamos el tratamiento de la sillería en las fachadas, así
como la perduración de la cúpula que en este caso se encuentra en la iglesia de
Santa Clara.

En 1749 llega por encargo de los jesuitas San Lucar de Barrameda, el oficial
introductor del barroco en Colombia, para decorar la iglesia de San Ignacio,
ubicada en la carrera sexta con calle 10.

Para ello el artista creó El Éxtasis de San Ignacio (1749), una composición de


madera y oleo en la que describe el trance místico que tuvo San Ignacio en el
hospital de Maresa, donde atendió a los pacientes incurables y posteriormente
inició la orden de los Jesuitas.

La obra, meramente teatral la componen dos planos, entre columnas, paredes y


techo, la terrestre (San Ignacio acompañado de cuatro ángeles) y la celestial
(secuencia de planos).

A los lados se cuenta lo que pasó en el hospital y se hace alusión a el altar de


barro, cueva donde el santo escribió sus Ejercicios Espirituales.  El plano celestial,
lo componen ángeles a caballo armados con escudos filacterias y carteleras,
coronados por el símbolo de la Santísima Trinidad y el nombre de Dios inscrito en
la parte superior del Altar.

La primera institución artística de Sur América la crearon los franciscanos en Quito


en 1552, alcanzando su mayor apogeo con el esplendor de Bernardo Legarda, de
quien descienden José Olmos y Manuel Chili 'Caspiracara', creadores de gran
parte de la escultura barroca en Bogotá y Popayán.
Pero, entre lo más característico se encuentra la Alegoría del Triunfo de la Virgen
Inmaculada (Legarda), una escultura piramidal de seis niveles que pertenecía a la
iglesia de San Francisco y que ahora hace parte de las custodias que se
encuentran en el Museo de la Moneda de Bogotá.

La obra, tallada en madera policromada, representa la asunción y glorificación de


la Virgen, resaltada por 23 rayos hechos con espejos, 12 miniaturas de los
apóstoles, 7 arcángeles sobre el segundo piso, 4 ángeles sobre el tercero, 10
candelabros sobre el cuarto y quinto piso, 2 nubes que representan al niño Jesús y
su madre, adornadas con 6 querubines que la rod
sco, ubicada sobre la carrera séptima con calle 13 en Bogotá, fue construida en
1622 por Ignacio García de Ascucha. Cuenta con columnas amelcochadas,
(llamadas así por su parecido con la melcocha), surcos en espiral una escalinata
que accede al altar, y en el 18 cuadros en relieve, más 12 laterales que hacen
parte del segundo cuerpo.

Por otra parte, encontramos la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo


Domingo en Tunja, donde la ostentosidad y la riqueza de imágenes alimentan el
esplendo que cubre el altar, donde los rojos y matices forman figuras en serie que
más adelante también se presentarán en otras iglesias sobre las bóvedas de
cañón y paredes.

En la  Iglesia de Santa Clara, contigua a la de San Francisco, se encuentra la


puerta del Sagrario, una esbelta puerta adintelada de madera que adentro se
encuentra revestida con una lámina de oro, identificando la sencillez con que se
revestía el exterior y la majestuosidad de los templos en su interior. En estas dos
iglesias bogotanas identificamos el tratamiento de la sillería en las fachadas, así
como la perduración de la cúpula que en este caso se encuentra en la iglesia de
Santa Clara.

En 1749 llega por encargo de los jesuitas San Lucar de Barrameda, el oficial
introductor del barroco en Colombia, para decorar la iglesia de San Ignacio,
ubicada en la carrera sexta con calle 10.

Para ello el artista creó El Éxtasis de San Ignacio (1749), una composición de


madera y oleo en la que describe el trance místico que tuvo San Ignacio en el
hospital de Maresa, donde atendió a los pacientes incurables y posteriormente
inició la orden de los Jesuitas.

La obra, meramente teatral la componen dos planos, entre columnas, paredes y


techo, la terrestre (San Ignacio acompañado de cuatro ángeles) y la celestial
(secuencia de planos).

A los lados se cuenta lo que pasó en el hospital y se hace alusión a el altar de


barro, cueva donde el santo escribió sus Ejercicios Espirituales.  El plano celestial,
lo componen ángeles a caballo armados con escudos filacterias y carteleras,
coronados por el símbolo de la Santísima Trinidad y el nombre de Dios inscrito en
la parte superior del Altar.
La primera institución artística de Sur América la crearon los franciscanos en Quito
en 1552, alcanzando su mayor apogeo con el esplendor de Bernardo Legarda, de
quien descienden José Olmos y Manuel Chili 'Caspiracara', creadores de gran
parte de la escultura barroca en Bogotá y Popayán.
Pero, entre lo más característico se encuentra la Alegoría del Triunfo de la Virgen
Inmaculada (Legarda), una escultura piramidal de seis niveles que pertenecía a la
iglesia de San Francisco y que ahora hace parte de las custodias que se
encuentran en el Museo de la Moneda de Bogotá.

La obra, tallada en madera policromada, representa la asunción y glorificación de


la Virgen, resaltada por 23 rayos hechos con espejos, 12 miniaturas de los
apóstoles, 7 arcángeles sobre el segundo piso, 4 ángeles sobre el tercero, 10
candelabros sobre el cuarto y quinto piso, 2 nubes que representan al niño Jesús y
su madre, adornadas con 6 querubines que la rod
sco, ubicada sobre la carrera séptima con calle 13 en Bogotá, fue construida en
1622 por Ignacio García de Ascucha. Cuenta con columnas amelcochadas,
(llamadas así por su parecido con la melcocha), surcos en espiral una escalinata
que accede al altar, y en el 18 cuadros en relieve, más 12 laterales que hacen
parte del segundo cuerpo.

Por otra parte, encontramos la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo


Domingo en Tunja, donde la ostentosidad y la riqueza de imágenes alimentan el
esplendo que cubre el altar, donde los rojos y matices forman figuras en serie que
más adelante también se presentarán en otras iglesias sobre las bóvedas de
cañón y paredes.

En la  Iglesia de Santa Clara, contigua a la de San Francisco, se encuentra la


puerta del Sagrario, una esbelta puerta adintelada de madera que adentro se
encuentra revestida con una lámina de oro, identificando la sencillez con que se
revestía el exterior y la majestuosidad de los templos en su interior. En estas dos
iglesias bogotanas identificamos el tratamiento de la sillería en las fachadas, así
como la perduración de la cúpula que en este caso se encuentra en la iglesia de
Santa Clara.

En 1749 llega por encargo de los jesuitas San Lucar de Barrameda, el oficial
introductor del barroco en Colombia, para decorar la iglesia de San Ignacio,
ubicada en la carrera sexta con calle 10.

Para ello el artista creó El Éxtasis de San Ignacio (1749), una composición de


madera y oleo en la que describe el trance místico que tuvo San Ignacio en el
hospital de Maresa, donde atendió a los pacientes incurables y posteriormente
inició la orden de los Jesuitas.

La obra, meramente teatral la componen dos planos, entre columnas, paredes y


techo, la terrestre (San Ignacio acompañado de cuatro ángeles) y la celestial
(secuencia de planos).

A los lados se cuenta lo que pasó en el hospital y se hace alusión a el altar de


barro, cueva donde el santo escribió sus Ejercicios Espirituales.  El plano celestial,
lo componen ángeles a caballo armados con escudos filacterias y carteleras,
coronados por el símbolo de la Santísima Trinidad y el nombre de Dios inscrito en
la parte superior del Altar.
La primera institución artística de Sur América la crearon los franciscanos en Quito
en 1552, alcanzando su mayor apogeo con el esplendor de Bernardo Legarda, de
quien descienden José Olmos y Manuel Chili 'Caspiracara', creadores de gran
parte de la escultura barroca en Bogotá y Popayán.
Pero, entre lo más característico se encuentra la Alegoría del Triunfo de la Virgen
Inmaculada (Legarda), una escultura piramidal de seis niveles que pertenecía a la
iglesia de San Francisco y que ahora hace parte de las custodias que se
encuentran en el Museo de la Moneda de Bogotá.

La obra, tallada en madera policromada, representa la asunción y glorificación de


la Virgen, resaltada por 23 rayos hechos con espejos, 12 miniaturas de los
apóstoles, 7 arcángeles sobre el segundo piso, 4 ángeles sobre el tercero, 10
candelabros sobre el cuarto y quinto piso, 2 nubes que representan al niño Jesús y
su madre, adornadas con 6 querubines que la rod

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