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Al Niño Verde
“Le fils de Zeus et de Maïa s’enfonça dans ses langes odorants: comme une cendre épaisse couvre des
charbons ardents de chêne-vert, Hermès ainsi se cacha, en voyant le Dieu archer.”
- Trad. Jean Humbert
1- 19.11.05. Casi las cuatro de la tarde. Lloviendo durísimo. La Séptima entre velos
líquidos. El de la ventana debería ser más espeso. “Vidrio de cámara” lo llamó ayer el señor
compramos el apartamento de la señora Guerra, quizás quede plata para modificar esta
ventana y la del dormitorio. Esta mañana la dueña preguntó por qué no arreglamos el estudio
en el cuarto al otro lado del corredor, que no da sobre el semáforo de la 47 y es mucho menos
ruidoso : la buena luz y la conexión del computador le dijimos, pero, al sentarme aquí
después de la siesta y al aparecerme la calle envuelta en lluvia, recuerdo muy bien que hace
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dos años, cuando llegamos a Bogotá, la idea de escribir a la vista y al oído de buses, busetas,
movieran y sonaran por sí mismas con sólo desviar apenas la mirada. A propósito de páginas
vivas o violento tráfico alfabético *, en el punto o enjambre de partida de las sesiones que nos
conciernen más allá del mal de ojo global, es decir en Acabados, y al encuentro de “una
ética o una política del sueño que no ceda ni al imaginario ni a la utopía, que por ende no sea
évasive- sich also keiner Abdankung, keiner Verantwortungslosigkeit oder Flucht schuldig
“¿Qué hará del singular y del plural una política responsable, empezando por las
diferencias entre las lenguas en la Europa de mañana, y a ejemplo de Europa, en la
mundialización en curso? En eso que se llama, de manera cada vez más
dudosa, la mundialización -mondialisation- mondialisation oder Globalisierung-, nos
encontramos en efecto al borde de guerras que están, menos que nunca, desde
el 11 de septiembre, seguras de su lengua, de su sentido y de su nombre.” ***
20.11. - Hubo pelea anoche, creo que a la salida del salón de billar La U., al
otro lado de la calle. Alguien gritó “¡Gonorrea !”, me levanté a tiempo para ver a un
muchacho de camiseta amarilla que corría tras otro empuñando una cadena. Regresé a la
cama
*
“Sería preciso meditar en conjunto la posibilidad de la ruta y de la diferencia como escritura, la historia de la
escritura y la historia de la ruta, de la ruptura, de la via rupta, de la vía rota, abierta -frayée-, fracta, del espacio
de reversibilidad y de repetición trazado por la apertura, la separación y el espaciamiento violento de la
naturaleza, de la selva natural, salvaje, selvaje -sauvage, selvage.” (Jacques Derrida, De la grammatologie, De
Minuit, París, 1967, 157-158 - Cfr. trad. Oscar del Barco, Conrado Ceretti y Ricardo Potschart, Siglo XXI,
México, 1971, 141 - De aquí en adelante, cada vez que no se mencionen otras, las traducciones son nuestras. En
caso de mención la señal Cfr. puede indicar ocasiones de disenso o motivos de confrontación)
**
J. Derrida, Fichus - Discours de Francfort, Galilée, París, 2002 (Fráncfort, 2001), 18 - Trad. Patricio Peñalver
G. en : J. D., “Acabados” seguido de “Kant, el judío, el alemán”, Trotta, Madrid, 2004, 9-38, 16; Stefan
Lorenzer, en: Petra Roth, Bernard Waldenfels y J. D., Theodor-W.-Adorno-Preis der Stadt Frankfurt am Main
Jacques Derrida, Stadt Frankfurt am Main, 2001, 10-21, 12.
***
Ib., 9-10 - Trad. 11, 10.
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y desperté a las dos. Había soñado con la margen de una garganta abismal prolongándose a
través de la selva. Caminaba con mucho cuidado pues la capa de vegetales entrelazados al
borde del precipicio se iba deslizando al ritmo de mi avance y, si no quería dejarme arrastrar
por ella hacia la hondura devorante, necesitaba poner los pies uno tras otro sobre el límite
de la urdimbre en trance de desaparecer, en equilibrio entre las raíces blancas que emergían
final de esa enorme grieta verde se dilataba una cueva, escena abierta sobre la platea de la
selva y a la vez aula de clase que otrora se hubiera podido esconder detrás de un telón de agua
si la garganta que tenía ahora delante de mí en toda su perspectiva hubiese sido el lecho de un
río ausente. Sobre el piso se encuentran esparcidas pocas cosas insignificantes. Desanudo las
piernas que había cruzado en padmâsana. Entre los rostros que no conozco todavía, distingo
pequeño brazo, todo verde, del codo a la mano abierta. Hablo con el anfitrión para darle a
entender que este mirador será meta de libres viajeros y a la vez que no urge ningún proyecto
Tengo que volver. Me vine caminando desde Caracas y me toca procurar el sendero del
del todo evidentemente intento aquí pedir excusas por no haber acudido el martes pasado a
nuestra cita en el salón 108. Es cierto, Esteban Quesada me dice que los accesos a los
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otra parte, si yo no hubiese confundido un martes con otro. No faltará por ende quien se
considere autorizada/o a suponer que la política del sueño de la que nos ocuparíamos a lo
que para el textualismo débil “no están hecho de la misma tela de los sueños” *... Mejor
dicho, la cagada. Les ruego de todo corazón que me la perdonen. Y ahora al grano. Es
posible que cada semana les entregue páginas de diario por el estilo de las anteriores. Es de
esperar que ustedes hagan lo mismo. Confío en respuestas antes del inicio de las reuniones
propiamente dichas. A tal fin, querido/as estudiantes, quisiera que se demoraran un rato
“diferencias entre las lenguas” en lo que a nociones y prácticas del sueño se refiere, eso sí, no
sólo diferencias entre una y otra lengua europea sino también entre las de América, en
particular entre las que dejaron de hablarse y entre las muchas que todavía siguen hablándose
en Colombia, sin olvidar la que por más de una razón no me atrevo a llamar nuestra antes de
aquella que para el caso se distingue por el uso del verbo “soñar” en la expresión “soñar con
alguien o algo”, a diferencia de “rêver de”, “dream about”, “träumen von”, “sognare una
*
“Por otra parte - y de acuerdo con Reinach - estos objetos invisibles no son quimeras o imaginaciones, sino
implican -comportano- consecuencias reales. La ontología invisible no es una zoología fantástica a la Borges, ni
una clasificación de jerarquías angélicas. Es un mundo de leyes, instituciones, derechos y obligaciones dotadas de
una existencia independiente respecto de nuestros actos de volición y de imaginación. No se identifican
simplemente con nuestra voluntad y no están hechos de la misma tela -stoffa- de los sueños: el lunes prometo
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derivados, entre otros chakira y chakiri, “lo extraído de la ganga” y “lo arrojado del cuerpo”
sentidos el epígrafe de la 3ª sección de la segunda versión del Exposé de París, capital del
carácter mediúmnico” propio de las sinuosidades vegetales del modern style, adelantando así
en alguna medida la tarea que nos espera sea en la esquina del reiterado empleo del término
agosto de 1935 y que, en opinión de Derrida, habría contenido “críticas un poco autoritarias y
2- 02.01.06. Al fin nos quedamos con el apartamento de la señora Guerra. Pero el jueves o el
algo y la promesa perdura el viernes, y vale también cuando duermo y sueño.” (Maurizio Ferraris, Dove sei?
Ontologia del telefonino, Bompiani, Milano, 2005, 207-208)
*
Op. cit., 11 y 22 - Trad. P. Peñalver, 12 y 18 ; F. Lorenzer, 10, 13.
**
Ib., 37 - Trad. 27.
***
Walter Benjamin, Gesammelte Schriften - Band V - 1 - Das Passagen-Werk (Herausgegeben von Rolf
Tiedemann), Suhrkamp, Fráncfort, 1982, 68. Cfr. Also sprach Zarathustra (Herausgegeben von G. Colli und M.
Mortinari), De Gruyter, 1988, 341. Quizás no resulte superfluo observar que, al escandir la Sombra de Zaratustra
sus últimos acentos (: “Esta búsqueda de mi hogar : oh Zaratustra, lo sabes bien, esta búsqueda ha sido mi
aflicción, que me devora. ‘¿Dónde está - mi hogar?’ Por él pregunto y busco y he buscado, y no lo he encontrado.
¡Oh eterno estar en todas partes, oh eterno estar en ningún sitio, oh eterno - en vano!” - Alianza, Madrid, 367),
mientras la traducción de Andrés Sánchez Pascual rinde Heimsuchung por “aflicción”, la de Maurice de Gandillac
utilizada en la edición francesa de la obra de Benjamin prefiere “épreuve”, es decir “prueba” (W. B., Paris,
capitale du XIXe siècle - Le Livre des Passages, trad. Jean Lacoste, Du Cerf, París, 1997, 53).
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miércoles de la semana pasada soñé que la compra había sido en Manizales y que
andábamos
por allá buscando el apartamento que habíamos adquirido sin haberlo visitado. Manizales
parecía Estambul.
Pocas horas antes había visto una película de Ferzan Öztepek, historia de una pareja de
italianos que terminan por hacer su vida y su muerte en Estambul, lugar que en un principio
les resulta muy extraño. Antes de acostarme había vuelto a ver una secuencia de La strada
que no recordaba : los niños han guiado a la payasita Gelsomina hasta la cama del pequeño
idiota para que le haga reír, y él se queda mirándola mientras ella se le acerca con igual
apartamento. Pido a una señorita que por favor nos ayude a salir y me contesta que con
comenta el Evangelio. Para mejor ilustrar a los asistentes en qué consiste el perdón, me pide
haría. Confirmo sus palabras ante la audiencia : efectivamente le rogué que me indicara la
salida para que mi mujer y yo siguiéramos buscando nuestra casa. Charlo con Daniel Samper,
el periodista. Le cuento en qué consistirían la política del sueño y las intenciones del
seminario. Estoy sentado en una sala de cine y me quito los zapatos como si estuviera en casa.
Se acercan dos personas que no soportan mi conducta. Un acomodador acude para restablecer
la calma. Las tres siluetas negras se destacan sobre la pantalla iluminada. Mientras discuten
me volteo hacia el pasillo que separa esta sección de butacas de aquella en la que está sentada
la señorita del perdón. Es casi una niña. También me reconoce y saluda tal como la saludo,
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moviendo despacio la mano abierta ante la cara. Ahora bien, ambos sabemos que éste es
un sueño, un sueño a la zaga del infinitivo rêver, equivalente del menos esquivo “soñar”,
como songer, somme y sommeiller salido sin mayores retardos de somnare, según el
la de von Wartburg, para quien resver (registrado en 1130) procede del galo-romano esvo,
Robert aparte, Picoche remite de una vez a la “familia del lat. vagus, arcaico y postclásico
vagabundus, ‘errante’; vagari y sus compuestos divagari, evagari, ‘errar aquí y allá’.”
Sobran motivos para atenerse a todos, dando por entendido que, tal como Derrida advierte
hojeando el Littré, “no es en absoluto para buscar el sentido de una palabra, el verdadero
sentido de una palabra”*, si acaso para acompañar el paseo del sentido, cuando no, quizás más
Después de preguntar : - “¿Qué hará del singular y del plural una política responsable
(...)?”***, la cascatela interrogativa : - “¿Sueña uno siempre en su lecho -Rêve t’on toujours
dans son lit- Träumt man stets in seinem Bett-? ¿y de noche? ¿Es uno responsable de sus
sueños? ¿Puede uno responder de ellos?”****, se derrama en catarata que inunda el concepto
*
J. D., La entrevista de bolsillo - Jacques Derrida responde a Freddy Téllez y Bruno Mazzoldi, Siglo del
Hombre / Inst. Pensar / U. del Cauca, Bogotá, 2005, 36.
**
Más atrevida que la de Maurice de Gandillac y la de Andrés Sánchez Pascual mencionadas hace dos páginas, la
versión de Luis Fernández Castañeda de las palabras de Nietzsche colocadas en epígrafe por Benjamin rebusca un
eco evocador de la repercusión de Heim en Heimsuchung : “Buscar mi hogar... fue buscarme ahogar... ¿Dónde
está -mi hogar? Por él pregunto y busco y busqué y no lo encontré...” (Walter Benjamin, Libro de los Pasajes,
Akal, Madrid, 2005, 57)
***
J. Derrida, Fichus, op. cit., 9 - Trad. P. Peñalver 11 ; S. Lorenzer, 10.
****
Ib., 11 - 12 ; 10.
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una y otra interpelación al dejar suponer que las reacciones suscitadas por la primera
comprometen las sugeridas por la segunda y viceversa : la pregunta por el “lecho”, letto o lit
(al compás homofónico del participio pasado de leggere y lire, hecho de lectura), Bett o bed
(cuyas sábanas mi centenario Concise Oxford “dobla” o rimbocca “tal vez del ariano bhodh-
de donde el latín fodere excavar”, porque boca tiene la cama, sin la menor alusión a futuere,
palabras la cuestión del estatuto clínico o inclinación (siendo ί la yacija dispuesta en el
ἄ para uso y consumo de los afiliados a los sistemas de salud de Isis, Serapis, Anfiarao,
Faunus o Asclepio*, sección del templo reservada a los soñadores cuyo nombre es pariente
estricto de la forma verbal ύ, “me sumergo”, “entro”, así como del sustantivo ύ,
“buzo”) implica - y es implicada por - la pregunta alrededor del censo de los inoperantes
Valga recordar que, si en el año de 1901 el primer párrafo de Los sueños, el ensayo que la
disminución de la cantidad de individuos cultos (dando por sentada una sola “cultura”
reducida al dominio de los saberes forjados a la medida de los centros industriales europeos
*
“Después de ciertos ritos de purificación, abluciones y sacrificios preliminares, el enfermo se adormecía sobre su
klinê (¡clínica!) en el abaton o en el adyton, que significa ‘lugar reservado a los invitados’. Haber sido invitado
por el dios en su templo era un locus communis en numerosos cultos del misterio (por ejemplo, Isis, cfr.
Apuleyo), y sin duda dependía del resultado del sacrificio preliminar. Una vez admitido el enfermo, todo quedaba
supeditado a la espera del sueño -rêve- que convenía durante su dormición -sommeil- en el abaton. Ése era el
procedimiento de la incubación. Incubare significa ‘dormir en el santuario’, el término griego correspondiente
siendo egkoimêsis.” (Carl Alfred Meier, “ Le rêve et l’incubation dans l’ancienne Grèce”, en: Roger Caillois y
Gustave E. Von Grunebaum ed.s, Le rêve et les societés humaines, Gallimard, París, 1967, 290-305, 301)
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con exclusión de otros contextos, aun al interior de Europa) renitentes a un territorio o sello
“En tiempos que podemos llamar precientíficos, la explicación de los sueños era para
los hombres cosa corriente -waren die Menschen um die Erklärung des Traumes nicht
verlegen. Lo que de ellos recordaban al despertar era interpretado como una
manifestación benigna u hostil de poderes supraterrenos, demoníacos o divinos. Con
el florecimiento de la disciplina intelectual de las ciencias físicas, toda esta
significativa mitología se ha transformado en psicología, y actualmente son muy
pocos, entre los hombres cultos, los que dudan aún de que el sueño es una propia
función psíquica del durmiente -unter den Gebildeten, da der Traum die eigene
psychische Leistung des Träumers ist”*,
otros soñadores, por acumulación de unidades sómnicas tan independientes una de otra como
votos a favor de un partido o migas de opinión alineadas sobre el solidario sendero del futuro.
No muy lejos del proselitismo estadístico y la política convivial de Roberto Carlos***, las
canapé analítico en Bed-in for Peace. Por algo los telesueños sumables y consumibles desde
el Hilton de Amsterdam, a los que se añaden los que Burroughs enfrentaría asomándose a la
página web de Imagine, deparan el hastío de los productos reciclados desde los albores del
siglo pasado : - “Tales sueños irradian un especial desinterés. Son tan tediosos y tan
*
Sigmund Freud, “Über den Traum”, en : S. F., Gesammelte Werke (II-III) - Die Traumdeutung - Über den
Traum, Fischer, Fráncfort, 1999 (Wiesbaden, 1901), 643-700, 645 - “Los sueños”, en : S. F., La interpretación
de los sueños - 1, trad. Luis López -Ballesteros y de Torres, Alianza, Madrid, 2001, 9-66, 9.
**
“Imagine there’s no countries / (...) And no religion too / (...) Imagine no possessions / I wonder if you
can / (...) You may say I’m a dreamer / But I’m not the only one / I hope someday you’ll join us / And the
world will live as one.” (John Lennon, Imagine, Emi Records, 1971)
***
“Eu quero ter um milhão de amigos / E bem mais forte poder cantar...” (Roberto Carlos, Eu quero apenas,
Sony, 1974)
****
William Burroughs, My education - A book of dreams, Penguin, Nueva York, 1995, 2.
10
sido devueltos los tableros del incierto vuelo interpretativo al piloto automático de una
poco convencido de ser el único responsable de las páginas que llevan su firma exija un
texto de primera mano al hacer constar que “el sueño convencional, aprobado por el
sicoanalista, claramente, o por obvias asociaciones, se refiere a la vida diurna del soñador,
gentes y lugares que él conoce, sus deseos, anhelos y obsesiones”*, mientras lo lamentable
*
Ib.
**
La tangente que niega y quiere ser cristiana Derrida se encarga de desembarazarla a lo largo de Tocarle/El
tacto, Jean-Luc Nancy, de manera que se configuraría muy a la mano la tendencia haptofílica de una prolongada
deriva de la tradición occidental, desde Aristóteles hasta Heidegger y más allá, singularmente al diseminar
impromptus in-promptus pro-emptus, “tomado afuera”, “adquirido” - sería tan tonto sacar unto de un
repente devuelto al tôt de bientôt, aussitôt y plutôt (“pronto”, “tan pronto” y “más bien”), descendiente de tostus,
participio pasado de torrere, “pasar a la parrilla”, cuanto extraer “esto” de “presto”, como si fuese dado separar
el echarse adelante de lo que se quedaría meramente siendo, prae de statio en praestatio, “garantía”,
“responsabilidad”, “pagamento”, presentido y resentido sentido, espacement de sensación a partir del expansivo
cuidado que en distintas oportunidades Nancy prestara a “una suerte de aforismo freudiano” - para la muestra el
grano asomado a una “parrilla” (grille) que de la “reja”, “enrejado” o “rejilla” (grille otrosí) vaya al fuego de la
fenâtre fenêtre + âtre, o sea “ventana + piso de la chimenea o emplazamiento charpado sobre el que se prende el
fuego)”, por gracia de un lapsus de Simon Hantaï en carta enviada a Nancy y observable solamente en la
reproducción del original escrito a mano - cfr. S. Hantaï, J.-L. Nancy y J. Derrida, La connaissance des textes -
Lecture d’un manuscrit illisible (Correspondances), Galilée, 2001, 119, del fuego a las uñas del viento y del
11
“autoría”, virtud y vicio de majestad a secas cada vez que por “función” o Leistung se
“conseguir”, y dondequiera que el sueño sea remitido a una “eigene psychische Leistung”,
viento a la mazorca del tiempo tostándose sobre el espacio psíquico : - “En los tres casos, en los tres textos de
Nancy, todo comienza por la extensión / la extensa -l’étendue- with what is extended. Más precisamente por el
ser-extenso de Psiquis. Psiquis yace extensa (ausgedehnt, extended). Ella es, en su esencia, una extensión
(extensio) -Psyché est étendue (ausgedehnt, extended). Elle est, dans son essence, de l’étendue (extensio)-
Psyche is extended, stretched out (ausgedehnt, étendue). In her essence, she is some extension-. Ella es hecha
extensa, hecha de extensión. Ella es la extensión / la extensa: nombre y atributo. Para decir en su lengua lo que
hubiera hecho levantar a Descartes fuera de su tumba -ce qui eût fait se lever Descartes hors de sa tombe- that
would probably make Descartes spin in his grave-, la extensión / la extensa sería la esencia, la substancia o el
atributo esencial de tal alma que responde al nombre de Psiquis.
Citemos in extenso la primera ocurrencia, la edición princeps, en suma, en Première Livraison.
PSIQUIS
PSYCHE IST AUSGEDEHNT, WEISS NICHTS DAVON . Es una nota póstuma de Freud. La psiquis yace extensa, y
no sabe nada al respecto. Todo acaba por ende en esta breve melodía:
Psyche ist ausgedehnt, weiss nichts davon.
Psiquis yace extensa, partes extra partes, no es más que dispersión de plazas indefinidamente trozadas
en lugares que se dividen y jamás se interpenetran. (...) Psiquis no sabe nada al respecto. Tan profundo
es su sueño hasta el haberle robado el abandono de su pose.
Psiquis yace extensa en su ataúd. Muy pronto -bientôt-, se va a cerrar. Entre los presentes, algunos
esconden el rostro, otros mantienen los ojos desesperadamente fijos sobre el cuerpo de Psiquis. Ella no
sabe nada al respecto - y es esto lo que todos saben alrededor de ella, con un saber tan exacto y tan cruel.
Première Livraison, por ende, primera aparición: ‘extensión / extensa’, Psiquis ‘reposa’, dormida o muerta, como
muerta, delante de Eros que la ‘contempla’.
Aparentemente sin tocarla.
Muy pronto -bientôt- está muerta : ‘extensa en su ataúd. Muy pronto se va a cerrar’.
Traigamos a la memoria el ‘pronto’ de este ‘muy pronto’ -le ‘‘tôt’ de ce ‘bientôt’- the component tôt (‘early,
soon’) in this bientôt (‘soon, soon enough’)’-. ¿Qué quiere decir ‘tôt’? ¿Qué nos significa ‘tôt’, antes de ‘bientôt’
o ‘aussitôt’? He aquí una de las palabras, una colmena lexical más bien -plutôt- or rather-, entre las más extrañas
de nuestra lengua. La precocidad, la prontitud, la precipitación, la prisa o la inminencia, el avance que un ‘bientôt’
parece significar, no es seguro que nos dé el tiempo del futuro -il n’est pas sûr qu’elle nous donne le temps du
futur- and we cannot be sure that it give us time for the future. ‘Tôt’, se dice, es un adverbio de tiempo.
Ciertamente, pero dice tan poco el tiempo, da tan poco tiempo, casi nada, que se le diría en avance devorado por
ese otro del tiempo que es el espacio, quemado, traspasado, asado a la parrilla, consumado por la extensión / la
extensa -qu’on le dirait d’avance dévoré par cet autre du temps qu’est l’espace, brûlé, dépassé, grillé, consumé
par l’etendue- that one would think it is gobbled up in advance by time’s other, which is to say, space: burned,
overtaken, parched, consumed by what is extended.” (Jacques Derrida, Le toucher, Jean-Luc Nancy, Galilée,
12
propia del que sea o de lo que sea, durmiente o no durmiente, piedra, planta, bestia, hombre,
demonio o dios.
inicio
de una relativamente nueva serie de apuntes. Seguiré anotándolas, sea para marcar una suerte
de margen semafórica que la página o grupo de páginas habrían alcanzado y más allá de la
cual retrocedería sólo en vista de mínimos retoques, sea para señalar con puntualidad el
momento en que tuvieron lugar un episodio onírico determinado y el respectivo registro, con
de antemano no dejaría tiempo, sin saber si el zumbido pertinente llegará a escucharse por
Ahora bien, si acaso empezaron a rodar vagas ideas alrededor “del plural y del
engancharlas con las que de aquí en adelante puedan circular alrededor de lo que resta
del
2000, 22-23 - Cfr. J. D., On Touching - Jean-Luc Nancy, trad. Christine Irizarry, U. de Stanford, Stanford, 2005,
12-13)
*
J. Derrida, Fichus, op. cit., 9 - Trad. P. Peñalver, 11 ; F. Lorenzer, 10.
**
Véase ib., 11 - Trad. 12 ; 10.
4- 30.10.87 Jacques ante Dios : - “¿Does your mama like the reggae?”
propio lecho**, darse los aires de brincar en él, más bien, como Pedro por su casa. Cuando
Perico, diminutivo de Pero (por Pedro), con el cual se llamaba al papagayo, por su charlar
casi humano” (Corominas - Voz perico), por colmo de antonomasia compungido Pedrito,
pues
raizal realización de sí, pálida quema de precios personalizados, ensoñación de puntual Eneas
es velero al pairo doméstico, cita cautelosa que a sí misma atiza : es así como, reflexionando
durante la sesión del miércoles 22 de enero de 2003, en el desarrollo de la última fase del
*
Fernando Pessoa, “Segundo / O quinto império”, en : F. P., Mensagem, Martin Claret, São Paulo, 2001, 52.
14
“honest Poll” que despierta y asusta a Robinson Crusoe, afirmando que “todos los
libros son periquitos -tous les livres sont des perroquets”, mientras en la sesión del 5 de
febrero (aquí me tienen recordando y repitiendo como un loro, no sólo el episodio sino
también la manera de recordarlo y repetirlo por escrito tal como ya lo recordé y repetí en otra
ocasión, a propósito de los periquillos del bailarín Álvaro Restrepo) modifica apenas esa
propio, inseparable de la línea de separación entre sueño y vigilia en que la mascota del
ermitaño recita el nombre del amo que intitula : - “Un libro es un muerto viviente -Un livre
onomástica se publica, admitiendo que el Ello, el Ça, aunque sea por una vez, corresponde a
tañido fúnebre del nombre propio? Más presto: ¿acaso eso significa -que signifie le glas du
nom propre? Plus tôt: est-ce que ça signifie- what does the glas of the proper name
signify? Sooner: does that (ça) signify- ?”* Plus tôt : volumen descuadernado tras
microfilme derretido, que por exceso de calor clasificatorio o infarto transinformático queme
la vieja araña sus incontables carátulas ventaneras en el belvedere de la “biblioteca donde los
libros se han fundido unos en otros y donde los títulos se han borrado”, como prospecta uno
de los epígrafes correspondientes al Convoluto K del Libro de los pasajes, para mayor
exactitud las palabras sonsacadas al Doctor Pierre Mabille, autor de un Prefacio al Elogio de
*
J. Derrida, Glas, Galilée, París, 1974, 27b - Cfr. trad. John P. Leavey, Jr. y Richard Rand, U. de Nebraska,
Lincoln y Londres, 1986, 23b.
**
W. Benjamin, op. cit., 490-491 - Cfr. trad. L. Fernández C., 393-394 ; J. Lacoste, 406-407.
15
los prejuicios populares (Minotaure II, invierno, 1935, Nº 6, p. 2), tres o cuatro renglones
antes o después de que Benjamin empiece o haya empezado a bregar alrededor de “un
intento de técnica del despertamiento -ein Versuch zur Technik des Erwachens” que procure
“¡Pasar por el pasado en el recuerdo del sueño!” - estotro : - “Refaire l’Autrefois dans le
procedimiento de paulatina
“stufenweiser
Proze ”*, sin que acabe de rendirse el secreto ámbito de resonancia para que en la siesta
de la Otra Vez, paso a paso, gradualmente, todas las veces, otro participio rompa el paso, ni
“sufrir (enfermedades)”, “aprobar (un curso)”, y zumachen, “cerrar”, entre otros sucesos
einen Brief, “un sobre”, “una carta”, por ende “sellar”, para el caso “volver a sellar” y a la
vez “abrir”, resignare... Plutôt plus tard : al filo del sigilo, cuando haya llegado el momento
algún momento habría tenido entre pulgar e índice la flor de la pluma o del pincel a punto de
ser echada no precisamente al pie del último renglón o en la portada sino a través de lo que
jamás fuera todo el texto, por colmo de ant(h)onomasia esparcida la unicidad de la firma,
*
Ib., 490 - Cfr. trad. 393 ; 406.
16
“desde ya”, déjà, D. J.**, en un lance todos los lances, para que el trazo, que a sí
enteramente con la propia firma, él mismo copulando con la lengua madre” *) la extensión
del lecho infraplural, sala de cine y pista de baile luctuoso, a cada vuelta de hoja por lo menos
mar reseco de inmensidad desforestada, en vez de olas lo que resta de gimnastas paulinos sin
**
Momento de repasar las letras que, según el orden tipográfico convencional, tan reacio al modo de escritura
precapitalista, precipitan en las últimas tres palabras de Glas y en la enésima mutilación de una frase (: “le débris
de” - op. cit., 291b - Cfr. trad Leavey y Rand, 262b), en compañía de uno de sus más fieles traductores, quien
sabe dejarse tomar a la letra por los consejos de lectura de esa suerte de libro ventrílocuo, hasta rozar el corazón
de la autoinmunidad como despegue de sí, máxime substituyendo lo que hay que substituir ahí mismo y cargando
a fuerza de repetición el peso mediomuerto que otro aparente adverbio de tiempo asegura haber sido remolcado
hace rato, hace nada, sobre la marcha : - “Derrida: el déjà: ‘leer el déjà como sigla -lire le déjà comme sigle-
read the déjà already’as a siglum-, como la sigla D. J., la inversión de J. D. (‘Soy accesible, legible, visible
tan sólo en un espejo retrovisor’ (97bi), Jacques Derrida: ‘Cuando firmo, desde ya estoy muerto soy D. J.
muerto. Apenas tengo el tiempo de firmar que desde ya estoy muerto, que desde ya estoy muerto -quand je
signe, je suis déjà mort. J’ai à peine le temps de signer que je suis déjà mort- when I sign, I am already dead I
am D. J. dead. I hardly have the time to sign that I am already dead, that I am already dead- . Me toca
abreviar la escritura, de ahí la sigla, porque la estructura del evento ‘firma’ lleva mi muerte en ese evento -parce
que la structure de l’événement ‘signature’ porte ma mort en lui même -because the structure of the ‘signature’
event carries my death in that event. 26bi (...) Firmando con mi nombre me corto de mí mismo, para no
perderme a mí mismo -in signing my name I cut myself off from myself, in order not to loose myself (...) ‘el
desecho de le débris de’ ahora puede empezar a ser leído. La (contra)firma exapropiante es el débris de, la D
quebrando D, la firma que exapropia su propio firmar, ya no más común, ya no más propia, compropia a lo mejor
-‘the debris of’ can now begin to be read. The exappropiating (counter)signature is the debris de, the D breaking
D, the signature that exappropiates its own signing, no longer common, no longer proper, comproper at best.”
(John P. Leavey, Jr., “‘This (then) will not have been a book...’”, en : J. P. Leavey, Jr., J. Derrida, Gregory
Ulmer, Glassary, U. de Nebraska, 1986, 22-129, 94-95)
Otros audaces lectores así justifican su resto de traducción del resto de D. J. : - “En francés déjà. Normalmente se
traduce por ya; pero en Glas, además de esta significación, tiene un sentido muy particular, ya que DE-JA son las
iniciales de Derrida Jacques. Para mantener este segundo sentido de alguna forma traducimos déjà por desde-ya,
expresión más bien coloquial, que aunque resulte un poco forzada puede traer a la mente del lector esta alusión ya
implícita ya explícita a las iniciales de J. D.” (Cristina de Peretti y Luis Ferrero, en : J. Derrida, “Glas (Tañido
fúnebre)”, en : Diego Sánchez Meca y José Domínguez Caparrós coord.s, Suplementos 32 - Historia de la
relación Filosofía-Literatura en sus textos, Anthropos, Barcelona, 1992, 133-140, 140, nota 3)
*
J. Derrida, “Proverb: ‘He that would pun...’”, en : Leavey, Ulmer, J. D., Glassary, op. cit., 17-20, 19.
17
piernas ni brazos, desierto estadio y galera de remeros gramáticos (torsos tatuados, se doblan
las páginas), tabla guarnecida de listones para las letras que el cruel cajista compone,
galera de taller tipográfico en constante peligro de desmadre y remadre, del Libro de los
pasajes a los pasajes del libro que no tiene afuera, no propiamente la última página de Glas,
endógena de carga no declarada, la que se desliza ahora y aquí de una litera a la otra y da
“Pero una vez más, movimiento de balanza, todo se fi- Es muy árido, sobre la explanada inmensa,
ja en la objetividad externa que ha sido opuesta al mas eso no hace más que comenzar, el
tra-
abrasamiento dionisíaco. Se tienen entonces dos tro- bajo, aquí, desde ahora. Desde que
eso
zos opuestos contradiciéndose en su unilateralidad res- comienza a escribir. Eso apenas
comienza.
pectiva. El equilibrio (Gleichgewicht) es roto sin cesar. Ya no falta sino una pieza
En el delirio, el sí-mismo (Selbst) pierde el conocimien- Eso cruje. Rueda sobre los troncos de
ár-
to; sobre el estadio, es el espíritu que está fuera de sí. bol acostados. Poleas. Se estiran las cuer-
das engrasadas, lo único que se escucha,
y el soplo de los esclavos doblados por la
cintura. Buenos para tirar. Látigo cruzado
A través de la obra de arte espiritual -lenguaje de parte del contramaestre. Renuevo de fuerza ata-
en parte- la reconciliación se anuncia: síntesis de la da. La cosa es oblicua. Ella hace ángulo,
religión estética (abstracción, vida, espíritu). El silogis- desde ya, con el suelo. Remuerde
lenta-
mo del arte espiritual (epos, tragedia, comedia) con- mente su sombra, segura de sí. Tan
poco
duce la religión estética a la religión revelada. A tra- habría falotado, el mínimo error de
cálcu-
vés, por ende, de la comedia. lo, dicen si eso cae, si eso se ladea y cli-
na hacia el lecho del otro, la máquina to-
davía es demasiado simple, el modo de
escritura precapitalista
Un tiempo para los últimos toques a la semejanza en-
tre Dionisio y el Cristo.
Entre los dos (desde ya) se elabora en suma el origen Lo que yo había temido,
naturalmente,
18
“Ce que j’avais redouté, naturellement, déjà, se réédite. Aujourd’hui, ici, maintenant,
le débris de” : como quien dijera coyuntura del reaparecer lo aparecido, tripulación de
galera
en cristal de cámara, vergajos “bons à tirer -good for pulling. Proofs ready for printing-
buenos para jalar. Pruebas listas para la imprenta”, los mismos galeotes de laboriosa docilidad
más arriba extraviada por efecto del obsceno colombianismo “tirar” (jamás del todo ajeno a
experimental implícito en essai y Versuch) darían a luz lo que en otro tiempo habrá sido
noche, hace cinco milenios y a vuelta de remo “dado a luz”, una y otra vez editus, de
edere, “sacar”, “parir”, “producir”, “publicar”, vuelta que de ninguna manera debería
en vista de respetable eficacia, “retorno” de fantasma disipado en “rédito”, así como así, del
todo a secas, áridamente, ningún reditus entonces, redemptio si acaso, de redimere, “volver a
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 291 - Cfr. trad. Leavey y Rand, 262.
*
Técnica del despertamiento es técnica de la redención.
19
Más bien no del todo previamente, mientras por el lado izquierdo de la casi dicha galera las
dicientes tensiones atañen a la fiesta del trabajo y al trabajo de la fiesta en los callejones y
En frente y desde ya a través de “ese sueño que llamamos pasado” (W. Benjamin, op. cit., 491 - Cfr. L.
Fernández C., 394 ; J. Lacoste, 406) es preciso poner en tela de juicio los nexos entre el materialista histórico, la
“conciencia colectiva sumergida en un adormecimiento -Schlafe- siempre más profundo” y el “träumende
Kollektivum”, “colectivo onírico”, mejor dicho “collectif assoupi” (ib. 492 ; 394 ; 406), tela subjectilínea de
capartoñales (palabra-caleta remedo de couches, a la vez “capas o estratificaciones”, “partos” y “pañales”,
menos polisemia que diseminación a la que se resignan los traductores del ensayo dedicado a los dibujos y
pinturas de Artaud, singularmente donde sobra o falta la pieza de siempre, pues : - “Il y a toujours une couche
de plus. Les couches de sens du mot ‘couches’ ne se laissent pas totaliser dans l’unité systématique d’un terrain,
elles n’ont pas de support final sur lequel reposer en ordre. Elles ne forment pas un sens, d’où le forcènement.
On en dira autant des subjectiles- Es gibt immer eine Schicht mehr. Die Schichten des Wortes ‘couches’
(Schichten, Lager, Kindbett) lassen sich nicht zur systematischen Einheit eines Geländes zusammenfassen, sie
haben keinen letzen Träger, auf dem sie geordnet aufruhen. Sie bilden keinen Sinn, daher die Ent-Sinnung.
Gleiches ist von den Subjektilen zu sagen- Há sempre uma camada a mais. As camadas de sentido da palavra
couches* (*Camadas, camas, partos, alarmes falsos, resguardo, cueiros -N. da R.) ñao se deixam totalizar na
unidade sistemática de um terreno, não têm um soporte final sobre o qual repousar em orden. Não forman um
sentido, daí a loucura. Dir-se-ão outros tantos subjéteis- There is always one more layer to a birth [une couche
de plus]. The layers of sense in the word couches do not let themselves be wholly summed up in the systematic
unity of a terrain, they have no final support upon wich to rest in a orderly fashion. They forme no sense, whence
the outside-of-sense, the unsensing. We could say as much of subjectiles- Hay siempre una capartoñal de más.
Las capas, los partos, los pañales de sentido del mote ‘couches’ no se dejan totalizar en la unidad sistemática de
un terreno, no tienen soporte final sobre el que reposar en orden. No forman un sentido, de donde el forceneo.
Otro tanto se dirá de los subjectiles” (J. Derrida, “Forcener le subjectile”, en : Paule Thévenin y J. D., Antonin
Artaud - Dessins et portraits, Gallimard, París, 1986, 55-108, 105 - Trad. Simon Werle, “Das Subjektil ent-
sinnen” en : P. Th. y J. D., A. A. - Zeichnungen und Portraits, Schirmer/Mosel, Munich, 1986, 51-109, 106-107
; trad. Geraldo Gerson de Souza y revisión técnica de Anamaría Skinner, Enlouquecer o Subjétil, UNESP, São
Paulo, 1998, 125; trad. Mary Ann Caws, The secret art of Antonin Artaud, MIT Press, Cambridge, 1996, 61-
157, 146; Rafael Alejandro Castellanos y B. M., Forcenar al subjectil, 2003, versión inédita) sobre y sotopuestos
por anexabilidad desfondada, concreciones somáticas (singularmente ritmos respiratorios y circulación de soplos o
flujos auráticos) y tensiones libidinales (eros de la salvación y excitabilidad de lo difunto en revuelto camastro
libresco (Lagerbuch, “catastro”, “libro de inventario”, pesadilla por libertar, otrora siendo Lager en primer lugar
“cama”, en seguida “campo” o “campamento”, pero también “surtido” o “existencias”, dondequiera que se
acumulen couches sobre couches más y menos rendidas, en la candela del diferendo entre más y menos, tope y
fondo de placas tectónicas) que es la soñarrera llamada pasado, soporte sin soto ni porte, subjectil pretérito
minuspluscuamperfecto), porque así como “el sueño espera secretamente -wartet heimlich- el despertamiento”
(W. Benjamin, op. cit., 492 - Cfr. 395 ; 407), de la misma manera las generaciones que fueron aguardan
secretamente nuestra menguada fuerza de madrugón mesiánico, amén de una libido colendi convertible en deseo
de perseguir resonancias genealógicas demasiado sueltas, lazos sororales en particular, alternativas de alteridad
incorporada : - “El pasado lleva consigo un secreto índice -Die Vergangenheit führt einen heimlichen Index mit-,
por el cual es remitido a la redención -Erlösung. ¿Acaso no nos roza un hálito del aire que envolvió a los
precedentes? ¿Acaso no hay en las voces a las que prestamos oídos un eco de otras, enmudecidas ahora? ¿Acaso
las mujeres que cortejamos no tienen hermanas que jamás pudieron conocer -haben die Frauen, die wir
umwerben, nicht Schwestern, die sie nicht mehr gekannt haben-? Si es así, entonces existe un secreto acuerdo -
eine geheime Verabredung- entre las generaciones pasadas y la nuestra. Entonces hemos sido esperados en la
tierra -Dann wir sind auf der Erde erwartet worden. Entonces nos ha sido dada, tal como a cada generación que
nos precedió, una débil fuerza mesiánica -eine schwache messianiche Kraft-, sobre la cual el pasado reclama
derecho. No es fácil atender a esta reclamación -Anspruch. El materialista histórico lo sabe.” (W. Benjamin,
“Über den Begriff des Geschichte”, en : W. B., G. S.- I.2, Suhrkamp, 1980 (1940), 691-704, 693-694 - W. B.,
“Sobre el concepto de historia”, en : W. B., La dialéctica en suspenso - Fragmentos sobre la historia, trad. intr.
20
templos de Atenas frecuentados por Hegel, lo que puede escucharse a la altura del otro
evolutivo, esta vez el “estadio” puede ser “fase”, pues aquí se demora aún la referencia a
de la gimnasia griega, antes de alcanzar el misterio del pan y del vino en la erección de la
cruz, “regain de force liée -regaining of bound force” al ritmo del látigo del centurión según
la lógica del bandement o amarre energético que congestiona hasta el paroxismo los badajos
de Glas, cuando “lo divino se deja reapropiar en lo humano: una vez más trueque de las dos
contradicción que (se) contracta consigo misma, se hace don del resto -regain de
vie. Plus-value de la contradiction qui (se) contracte avec elle même, se fait du reste
cadeau-renewal of life. Surplus value of the contradiction that contracts (itself) with itself,
makes itself, after all, the gift of the remain(s)”*, “se reproduit” en lugar de “se réédite”, lo
que había temido quien escribe, ser escrito, definitivamente dicho, sin dejar presentir todavía
que la eventual redición de lo que parece estar a punto de acabar de escribirse y empezar a
confiada a Winter en 1827 : - “¿Qué diferencia hay entre dos ediciones del mismo círculo?” **,
pues de un momento a otro las líneas traviesas de las relecturas reproducidas y reeditadas se
estiran, la de Derrida en las de Genet y Hegel, metidas y releídas por él en la nuestra : - “Lo
y notas de Pablo Oyarzún Robles, LOM/ARCIS, Santiago de Chile, 1996, 46-113, 48 - Cfr. trad. Jesús Aguirre,
en : W. B., Discursos interrumpidos I, Taurus, Madrid, 1982, 175-191, 178)
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 291a - Trad. Leavey y Rand, 262a .
21
que yo había temido, naturalmente, se reproduce. Desde ya. El mismo estadio -le même stade-
the same stage. The same stadium. Hoy, aquí, ahora, abandonado, yo, sobre la explanada
inmensa, el desecho de”***. En seguida (es un decir, por más de un motivo, entre otros un
círculos, ni sobre troncos, ni sobre ruedas, para que allí, donde “tan poco habría falotado -il
eût fallu si peu -so little (phallus) would have been necessary”, el declive de la
detumescencia ofrezca en rictus de agonía la otra cara del último acto de la comedia : -
“Su hora la unción el estertor mueca extrema la losa la basílica se eleva por lo derecho rey de
su madre que se muere de las ganas de cerrarle los párpados ella misma -son heure l’onction
le râle grimace extrême la dalle la basilique s’élève pour le roide sa mère qui meurt d’envie
de lui fermer elle même les paupières -his hour bellringer the unction the rattle grimace(s)
the slab (gravestone) the basilica stands raised for the stiff king of his mother dying to close
la margen del intermezzo desplazado de otros cinco bancos tipográficos sin cuerpos visibles,
otros tantos órganos sin frase : - “Comba del ojo en blanco -dais de l’oeil revulsé- canopy
of the upturned eye- volta dell’occhio strabuzzato.”* A que repique la pausa silenciosa
liberando la doble pregunta por la inerte técnica del otro, hechura o manufactura de un
**
Ib., 290ª - Trad. 261ª.
***
Ib., 289b - 260b.
****
Ib.
*
Ib. - Cfr. trad. Silvano Facioni, Glas, Bompiani, Milán, 2006, 1175.
**
Ib., 289b-290b - Trad. Leavey y Rand. 260b-261b.
***
Paul Celan, “Grosse, glühende Wölbung”, cit. en: J. Derrida, Béliers - Le dialogue ininterrompu: entre deux
infinis, le poème (Conférence prononcée à la mémoire de Hans-Georg Gadamer, à l’université de Heildelberg,
le 5 février 2003), Galilée, 2003, passim.
22
“Die Welt ist fort, Ich muss dich tragen -El mundo se ha ido, tengo que cargarte” ***:
poseído por el espíritu delirante en el origen de la literatura, cela el verso del amigo muerto
sin la menor reapropiación de Body Sculpture o de mero body, prestos hasta y desde la muerte
los restos portátiles, igual que durante las primeras seis horas de cada día sobre el teclado,
treinta minutos sobre el remador mecánico, en la piscina pública de Ris o trotando en la Calle
de los Aguzanieves para regresar sin haberse ido, escribiendo de pie, inclinado hacia la
pantalla del McIntosh, en sudadera todavía, hincado y llevado por el zumbido y el burbujeo
de las letras, calle, aguas glaucas, galera, águila y galeón hundido en casa, pendiente de las
primeras noticias del radio en la cocina mientras no amanece aún, por la tarde veletas
través de la calavera del timonero nadie sabe dónde ni cuándo ahogado, sobre el hombro de la
mujer amada, Marguerite, después de las nueve de la noche entredormido, echado al sofá de
la sala aunque soñando exactamente lo que entreve y entrescucha de la tele, más que a la
*
Bienvenida cualquier alusión al mini-ataúd paradigmático diseñado por Titus-Carmel, cargado en su bolsillo e
incansablemente dibujado por él mismo no propiamente en vista de The Pocket Size Tlingit Coffin et les
23
en picada de ojo, máxime si resulta indiscutible que “1. Libros y putas uno se los puede
llevar a la cama -Bücher und Dirnen kann man ins Bett nehmen”, más aún, y sin cita previa
programable, “2. Libros y putas cruzan el tiempo. Dominan la noche como el día y el
-verschränken die Zeit. Sie beherrschen die Nacht wie den Tag und den Tag wie die Nacht”**
premiers 61 dessins qui s’ensuivirent expuestos del 1º de marzo al 10 de abril de 1978 en el Museo de Arte
Moderno del Centro Georges Pompidou, talismán chamañoso al que Derrida dedicara la primera versión de
Cartouches, en: Gérard Titus-Carmel. The Pocket Size Tlingit Coffin illustré de Cartouches par J. Derrida,
Centro G. Pompidou, París, 1978. Segunda versión en: J. D., La vérité en peinture, Flammarion, París, 1978,
212-290 - Trad. María Cecilia González y Dardo Scavino, “Orlas”, en : J. D., La verdad en pintura, Paidós,
Buenos-Aires-Barcelona-México, 2001, 195-267.
**
W. Benjamin, “Einbahnstrae”, en : W. B., G. S. - IV.1, 1972 (1926), 83-148, 109 - Cfr. W. B., Dirección
única, trad Juan J. del Solar y Mercedes Allendesalazar, Alfaguara, Madrid, 1987, 47 (aprovechando esta
versión, el tramo “Nº 13” de Calle de dirección única que comprende los mencionados aforismos se ofreció al
más amplio público en el Nº 387 del Magazín Dominical, 23.09.90, 2, separata del diario El Espectador dedicada
en su integridad a W. Benjamín, lo que hoy parece un sueño).
Prestar la fisonomía de un seudoídolo de Giacometti a una cualquiera de las mimosas carátulas ofrecidas por la
institución filantrópica a la que el Narrador de A la busca del tiempo perdido regala los muebles de su tía (los
mismos que de hecho el autor de la novela cuya traducción Benjamin emprende en 1926 entregó generosamente al
Hotel Marigny, casa de placer para homosexuales), quizás más a la letra y por ende intentando rendir la justicia de
lo inexcogitable e irrecibible a un principium individuationis que entre gallos y medianoche técnicamente
reproducidos emana de una distanciación impersonal susceptible de cortar puentes y punteados
analógicos, reconocer en una de dichas esculturas los rasgos de Rachel Quand du Seigneur de cuyos favores
ilustrativos se priva Marcel, por fin resuelto a solicitarlos precisamente mientras ella está “en prensa -sous
presse”, entregada a los cuidados tipográficos de cierto peluquero fetichista no identificado (Marcel Proust, À
la recherche du temps perdu, Quarto Gallimard, 1999, 459 - Ed., trad. y notas de Mauro Armiño, A la
busca del tiempo perdido - I, Valdemar, Madrid, 2000, 511), no obstante la promesa implícita en el apelativo
acuñado por el mismo Marcel, como revela Armiño al dilatar el alcance alusivo: - “‘Rachel! Quand du
Seigneur la grâce tutelaire / À mes tremblantes mains confia ton berceau... (¡Raquel! Cuando del Señor la gracia
tutelar / a mis temblorosas manos confió tu cuna...)’, principio de aria célebre del acto IV de La Juive, ópera de
Fromental Halévy (1799-1862) sobre libreto de Eugène Scribe (1791-1861). Estrenada en 1835, tuvo un éxito
triunfal que incrustó la música en la memoria de muchos; por ejemplo en la del abuelo del Narrador, que en
‘Combray’ la tararea cuando éste llevaba a casa a Bloch u otros amigos judíos” - Ib., 920, nota 186, mucho más
allá del sarcasmo herético, delataría los celos tutelares de la Providencia en los procesos de diseño editorial
propios de las maisons de passe que, a juicio y por experiencia del Narrador, permiten “añadir a la belleza de las
mujeres ese elemento que no podemos inventar, y que no se reduce al resumen de las bellezas antiguas, el
presente en verdad divino, el único que no podamos recibir por nosotros mismos -qui n’est pas que le résumé des
beautés anciennes, le présent vraiment divin, le seul que nous ne puissions recevoir de nous-mêmes-, ante el que
expiran todas las creaciones lógicas de nuestra inteligencia y que podemos pedir tan sólo a la realidad: un hechizo
24
despiertas), así que no vendrán precisamente al pelo, velo o vello del caso comillas
Más bien que vayan y vengan ¡pero ya ! caso y cadencia, que ruede oblicuamente el
chance,
toda la vida y toda la muerte, que ruede y que role porque “el pucho está en la boca
como
un mote o un bocado mortal. Exquisito -le mégot est dans la bouche comme un mot ou un
mors. Exquis -the butt is in the mouth like a word or a bit. Exquisite”*, en un solo lance
individual -un charme individuel”, maisons de rendez-vous que merecen ser clasificadas “junto con esos otros
benefactores de origen más reciente pero de utilidad análoga (antes de los cuales imaginábamos sin ardor la
seducción de Mantegna, de Wagner, de Siena, a partir de otros pintores, otros músicos, otras ciudades: las
ediciones ilustradas de historia de la pintura, los conciertos sinfónicos y los estudios sobre las ‘Ciudades de
Arte’.” (Ib., 457-458 - Cfr. M. Armiño, 509-510)
Aunque la Verschränkung parezca más conforme a esgrimas historiográficas que a inmunodeficiencias, como
dejaría entender la carta dirigida a Scholem el 20 de enero de 1930 y redactada en francés (suerte de alibi
idiomático para quien arranca diciendo : - “Sin duda vas a pensar que estoy loco”), al anunciar la aguerrida cita
que compromete a los autores de El origen del ‘Trauerspiel’ alemán y de El ser y el tiempo, tan cerca del
cliquetis d’épées de masónica memoria : - “Entonces me encontraré con Heidegger en el camino y espero
algún centelleo del choque -j’attends quelque scintillement de l’entre-choc- entre nuestras dos maneras, muy
diferentes, de encarar la historia.” (W. Benjamin, G.S. - V.2, op. cit., 1093-1094 - Cfr. trad. Fernández C., 902-
903)
*
“Pero, ¿es realmente así? El cristianismo, ¿ha destruido verdaderamente el eros? Recordemos el mundo
precristiano. Los griegos sin duda análogamente a otras culturas consideraban el eros ante todo como un
arrebato, una ‘locura divina’ que prevalece sobre la razón, que arranca al hombre de la limitación de su existencia
y, en este quedar estremecido por una potencia divina, le hace experimentar la dicha más alta. De este modo,
todas las demás potencias entre cielo y tierra parecen de segunda importancia: ‘Omnia vincit amor’, dice Virgilio
en las Bucólicas el amor todo lo vence, y añade: ‘et nos cedamos amori’, rindámonos nosotros también al amor.
En el campo de las religiones, esta actitud se ha plasmado en los cultos de la fertilidad, entre los que se encuentra
la prostitución ‘sagrada’ que se daba en muchos templos. El eros se celebraba, pues, como fuerza divina, como
comunión con la divinidad. A esta forma de religión que, como una fuerte tentación, contrasta con la fe en el
único Dios, el Antiguo Testamento se opuso con máxima firmeza, combatiéndola como perversión de la
religiosidad. No obstante, en modo alguno rechazó con ello el eros como tal.” (Dios es amor - Carta encíclica
Deus caritas est del sumo pontífice Benedicto XVI, Libreria Editrice Vaticana, 2005, 9)
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 288b - Leavey y Rand, 259b.
25
“cigarro” y “cabeza”** de trovero, si no en coma por lo menos broxante, mejor dicho y por
intercesión de Novo Aurélio, “chulo que torna broxa”, o sea “individuo sem potencia sexual”,
volumen tan hospitalario, tan echado a colchón de camaradería cuanto el receptáculo del
Indispensable por igual al que lee y al que duerme si lo que resta de uno siempre se lee o
echa a leer con alguien y en alguien, casi por el contrario el desechable clinamen provoca la
paciencia, guión oblicuo entre picadura dionisíaca y transfixión crística, unción y sello de
tangente que desde ya hace ángulo con el suelo y el remordimiento de su sombra, donde tan
poco habría faltado entre falo y falta, erección y castración, certeza de pérdida y precipicio
de prestancia, el mínimo error de cálculo, cuando se ladea hacia el lecho del otro un
apéndice soñante, ínfimo detalle que superstat, superstitio en persona, tan entregada, la
pobre,
**
“Cigare. Tête. Avoir mal au cigare: mal à la tête.” (Géo Sandry y Marcel Carrère ‘Commissaire de Police à la
Sûreté Nationale’, Dictionnaire de l’argot moderne, Du Dauphin, Paris, 1953 - Voz cigare)
***
W. Burroughs, op. cit., 50.
26
y lo ancho de una pendiente intransitable no en razón de algún bloqueo liberal * sino porque
en ella y por ella sito y tránsito se refunden, el infinitivo illana atañe a claridades capaces de
intricar los límites de cualquier paso o grado ** en el preciso momento en que lo común y
corriente parece relevarlas, sin hablar de la estafeta del común de las gentes en plena carrera a
través de la morada del sueño, sin hablar para nada, por defecto de ejemplo y con la venia de
Glauco Torres, al significar nítidamente “no existir; chispear; separar lo que rebasa de una
olla al tiempo de hervir.” Y de acuerdo : - “El torbellino de esta dialéctica termina por
tragarse el concepto del sentido -der Strudel dieser Dialektik verschlingt schlie lich den
Begriff des Sinnes”***. Peor dicho, donde “lo que cruje por el lado de las obras de arte -was
an den Kunstwerken knistert- es el sonido de la fricción de los momentos antagónicos” ****, las
reliquias de esa dialéctica no enseñan propiamente cómo escurrirse de uno a otro catre textual
con la sonrisa del romero cuyo sigiloso avance depende de las poleas templadas entre el
molinillo de viento del bordón y el molinillo de viento del sombrero, demasiado ágilmente
Vórtice de Schlingen, “nudos”, “lazos”, “redes”, esa cristalina maraña lo que devora es la
*
“Religión no es lo mismo que superstición. Lo último es un terreno inconfundible, por donde no se debe
transitar. La religión, en cambio, está inspirada en la moral y ésta, lejos de ser ajena a la investigación, a ella
recurre para arrojar más luz sobre la conducta humana.” (Alfonso López Michelsen, “Los obispos en época
electoral”, en El Tiempo, 19 de febrero de 2006, 1-23-1-24, 1-24)
**
“Illa nombra a cierta especie de luz y a los monstruos que nacieron heridos por los rayos de la luna. Illa es un
niño de dos cabezas o un becerro que nace decapitado; o un peñasco gigante, todo negro y lúcido, cuya superficie
aparece cruzada por una vena ancha de roca blanca, de opaca luz; es también illa una mazorca cuyas hileras de
maíz se entrecruzan o forman remolinos; son illas los toros míticos que habitan el fondo de los lagos solitarios, de
las altas lagunas rodeadas de totora, pobladas de patos negros. Todos los illas, causan el bien o el mal, pero
siempre en grado sumo. Tocar un illa, y morir o alcanzar la resurrección, es posible.” (José María Arguedas, Los
ríos profundos, Universitaria, Santiago de Chile, 1969, 83)
***
Th. W. Adorno, “Ästhetiche Theorie”, en : Th. W. A., Gesammelte Schriften -7 (Herausgegeben von Gretel
Adorno und R. Tiedemann), Suhrkamp, 1970, 266 - Trad. Fernando Riaza, Orbis, Barcelona, 1983, 235.
****
Ib., 264 - Cfr. trad. 234.
27
por terror de lo efímero y concupiscencia de la classis no menos que del classicum, Robert
glas, otrora classum, “tañido fúnebre”, obras que “en aras del ídolo de la seguridad -um des
Idols der Sicherheit-, al querer ahuecar su núcleo temporal, vacías en sus adentros, por eso
mismo se convierten en presas de la venganza del tiempo” **... de tanto unto y trasunto
raiz” sin mascar la retención, ni la simple tenencia de una felicidad no muy distinta de la
soñante, a un paso del “fragmento teatral” *** escogido para rendir homenaje a Adorno :
“Al despertar en mitad de un sueño, aun del peor -und wäre es der ärgste-, uno se
siente frustrado y con la impresión de haber sido engañosamente privado de lo mejor
-als wäre man um das Beste betrogen worden. Pero sueños felices, cumplidos
-glükliche Träume aber, erfüllte-, los hay en verdad tan pocos como, en expresión
de Schubert, música gaya -fröhliche. Como una mácula -wie ein Makel- aun con el
más hermoso queda -bleibt- asociada su diferencia respecto de la realidad, la
conciencia de que es mero aparecer lo que otorga. De ahí que los sueños más
hermosos parezcan como estropeados -wie beschädigt. Esta experiencia se encuentra
insuperablemente plasmada en la descripción del teatro natural de Oklahoma
que hace Kafka en
América.
Con la felicidad -Glück- acontece igual que con la verdad: no se la tiene -Man hat es
nicht-, sino que se está en ella. Sí, la felicidad no es más que el ser contenido, trasunto
del estar a salvo en la madre -das Umfangensein, Nachbild der Geborgenheit in der
Mutter. Por eso ningún ser feliz puede saber que lo es. Para ver la felicidad tendría que
salir de ella: sería entonces como un recién parido -wie ein Geborener. El que dice
que es feliz miente en la medida que lo jura, pecando así contra la felicidad. Sólo le es
fiel el que dice: yo fui feliz. La única relación de la conciencia con la felicidad es el
agradecimiento -der Dank-: ahí radica su incomparable dignidad.”****
*
Ib., 265 - Trad. 234.0
**
Ib. - Cfr. 234.
***
J. Derrida, Fichus, op. cit, 16 - Trad. 15.
****
Th. W. Adorno, Minima Moralia - Reflexionen aus dem beschädigten Leben, Suhrkamp, 1951, 143-144 -
Cfr. trad. Joaquín Chamorro Mielke en : Th. W. A., Obra completa - 4, Akal, 2004, 116-117.
*
Th. W. Adorno, Ästhetiche Theorie, op. cit., 127 - Cfr. trad. Riaza, 114.
28
Coincidiría con el casi siempre escamoteado reino del insipiente dormido el país de los
metrópolis de tugurios plumarios, país de artistas del sueño. Por tal foro “encima del abismo
“La experiencia -Erfahrung- subjetiva trae imágenes que no son imágenes de nada y a
la sazón son entes colectivos -sie sind kollektiven Wesens-; tal es la única mediación
entre el arte y la experiencia. En virtud de semejante contenido de experiencia -
kraft solchen Erfahrungehalts- las obras de arte se distancian de la realidad empírica,
y no ante todo mediante la fijación o la conformación en sentido acostumbrado -nicht
erst durch Fixierung oder Formung im üblichen Verstande-; empirismo por
deformación empírica. Es ésta también su afinidad con el sueño, aunque la ley de su
formación se aparte del sueño.”**
5- 01.03.06 Miércoles de ceniza. Acabo de soñar que hace frío y todo está oscuro. El nieto se
adelanta aprisa por la negra garganta del muelle cargando la cámara de la tía, que mañana
viaja muy lejos. Quiere fotografiar la inflamación de un “apéndice cinéreo” (sic). Voy tras él.
Varo entonces.
**
Ib., 133 - Cfr. 119.
29
Pero antes, otra vez, sin intentar responder al repunte de la pregunta de Glas, sin conjeturar
que una segunda edición del mismo círculo me arrastraría más aprisa y así sucesivamente,
de pizarra, en lo más hondo y lo más chato de la gorga (otro vocablo digno de atención,
“gorga”, a la vez “remolino que forman las aguas de los ríos” y “comida para las aves de
cetrería”, pues colapsa la espiral del halcón en muslo de pavo sangrante), valga considerar
que la mirada del muchacho en medio de los semáforos de la 47, caída de repente mientras
recoge del piso una de las clavas dilatadas en corolas de caucho que suelen emplearse para
destapar cañerías, las que subían y bajaban revoloteando en el aire hasta ese momento, no sé
cuándo, no sería la primera vez ni la segunda... me rehace animal, sin garras de felino ni
tórax de primate. Los ojos del malabarista colombiano me reproducen bestezuela. Ningún
Elude la imagen de sí el rapaz de las ventosas al desviar de lo que acabo de ver lo que veo.
Enucleada la continuidad del reconocimiento del otro que me habría confirmado humano ante
No concilia ninguna primera persona plural la tiniebla del rostro del otro. De modo tal que
el ingurgite del caso (palabra merecedora de la mayor distracción, ingurgite : aquí y allá el
sumergida*) derrama materia de reflexión sobre la valla campante más al norte, 7ª con 91, al
lado de una efigie demasiado reconocible : - “X al Senado. Por el país que soñamos.”
*
No sin suscitar la previsible escapatoria de Cintio Vitier, no siempre sumiso al reenganche de la oposición,
singularmente ante el “ingurgite empotrado -déglutition noyée- ingurgitazione murata” del gritón (José Lezama
Lima, Paradiso (Edición crítica de C. Vitier), Archivos Unesco, 1988 (La Habana,1966), 21 - Cfr. trad. Didier
30
Casi por el contrario, del lado de la muy aparente refutación del postín de la apariencia, el
chances tendría de cargarla sin pretender armar escudos, ni colectivos ni individuales, mucho
menos trufas simbólicas o diabólicas, como el Traspasado manda : - “... niéguese a sí mismo -
ultraje -outrage- - ofensa y herida”*, por andar tan desposeído, “antes de cualquier problema,
sin traje, sin caparazón -sans vêtement, sans cosse- para protegerse, despojamiento hasta la
médula como una inspiración de aire” **, en la apnea del sinsaber que compromete la
imposible cercanía del rehén del prójimo toda vez que “la proximidad no se apega a ninguna
imagen, a nada que aparezca”***, el movimiento pasivo del viajero renuente redunda en el
extraño ejercicio del contra-ir, contre-aller, destránsito sonámbulo que por los perplejos de su
periplo nada comparte con el ir-en-contra, ni siquiera contra el tour del turismo interpretativo,
Ultranza, si la palabra saludase a quien la escribe y transcribe con el pañuelo de una hermana
Coste, Seuil, París, 1967, 27; Glauco Felici, Einaudi, Turín, 1995, 23) en exceso orgulloso de andar proclamando
al culpable del día para asegurarse un rostro cualquiera, antes de que lo tironee cortándole el chorro de babas
Mamita, hermética matriarca campesina para quien retiro y comunión, secreto y anuncio conversan, bondad hecha
carne que “saltaba del sueño a lo cotidiano sin establecer diferencias, como si se alejase sola, caminando sobre
las aguas” (ib., 22) : - “‘Un ingurgite’: por ingurgitación: de ingurgitar, engullir, verbo al que Lezama suele
atribuir una acepción opuesta, más bien la de ‘regurgitar’. Modalidad típica del habla-escritura lezamiana...” (C.
Vitier, ib., 21, nota a)
*
Emmanuel Lévinas, Autrement qu’être ou au-délà de l’essence, Martinus Nijhoff, La Haya, 1974, 63 - Cfr. trad.
Antonio Pintor-Ramos, De otro modo que ser, Sígueme, Salamanca, 1987, 102.
**
Ib.
31
“... la ‘deriva’, sólo le falta mi nombre, los trozos -morceaux- del nombre de mi padre.
Para firmar entre la deriva, la heredad y el erizo -la dérive, l’héritage et le hérisson.
Pero habría exageración al firmar aquí lo que fuere -mais il y aurait de l’outrance à
signer ici quoi que ce soit. Ultranza -Outrance-, otra palabra de la que no creo
haberme servido nunca, desembarca, y me pregunto porqué la asocio vagamente con
el viaje. ... Antenoche, en las ‘escuras’ de Cerisy, soñado el entierro de mi tío,
Robert, el último sobreviviente, el más joven hermano de mi padre. Ya bajado el ataúd
al fondo de la tierra, ¿porqué se espera que un agua subterránea venga a recubrirlo,
como si fuera previsto, un momento ritual? Dime, Catherine, ¿porqué el ‘yo’ de mi
‘yo sueño’ es otro, en el extranjero? Apenas abiertos los ojos, como si regresara a mí,
como si me reapropiara a mí mismo interpretando a toda marcha, heme aquí en
seguida echado -aussitôt jeté- hacia el viejo miedo ambiguo, el aterrado deseo de
morir ahogado -noyé-, las deliberaciones interminables alrededor de la incineración
de mis ‘restos’ al regreso (¿el agua o el fuego? ¿sí o no? ¿las cenizas en el jardín?
¿dejar que decidan sin imponerles lo que sea de mi cuerpo? ¿sin imponerles, ni
siquiera a su inconsciente, un desecho radioactivo que no se alcanzaría a soterrar
demasiado profundamente?). Estas vacilaciones pertenecen al tiempo del viaje. En
tanto que mi cuerpo resta entre las manos del otro, y sin defensa, sin poder siquiera
responder de sí mismo en defensa propia -à son corps défendant-, le pueden llegar mil
muertes, los ‘míos’ pueden disponer de él. Desaparecer en viaje, ¿es una buena
solución? Esta pregunta, es un trance, para mí, y el viaje, antes de ser la transposición
de una metáfora, una metonimia, un tropo para los caminos, los desplazamientos, los
pasajes, los transportes, las traducciones, es la velocidad de un trance, y el exceso de
un ‘pasar ultra’, la ultranza misma.” *
Confesándose “el viejo miedo ambiguo, el aterrado deseo de morir ahogado -la vieille
peur ambigüe, le désir terrifié de mourir noyé”, ya flotante en el sueño del 31 de mayo de
1979, concatenación de muertes por agua, entierros por fuego, snacks de entretumba y
***
Ib., nota 35.
*
J. Derrida y Catherine Malabou, La contre-allée, La Quinzaine, París, 1999, 47.
32
adentro**, anhela con todos sus quebrantos y teme con todas sus fuerzas que la palabra
del padre
de una vez por todas le corresponda, de una voz por todas anhela y teme la del
volcán que en otro tiempo despertaba en otro tiempo recusando la concordia planificada e
narices, / y de su boca un fuego que abrasaba: / ascuas salían de él” (Sal 18, 8-9), diez años
antes de haber pasado por el delirio de la epístola en que Scholem alerta a los artífices del
mundo secularizado en nombre de los nombres sagrados que la locura recela e invoca,
“la locura sacra, la maldita locura- la folie sacrée, la sacrée folie- the sacred madness,
the damned madness-, de esta carta compulsivamente animada por el deseo fatal de
que la catástrofe llegue -arrive- y el apocalipsis tenga lugar y de que sin embargo
jamás tengan lugar: espera espantada, deseo y espanto -attente effrayée, désir et effroi-
ante la posibilidad de lo imposible, es decir del decir, nada menos que la respuesta de
Dios decidiendo salir de su silencio” *,
aviso que el autor de Los ojos de la lengua repasa poniendo sobre aviso al lector, una vez más
rendido al impulso de la vertiginosa alarma que le posee a su pesar y que su pesar le imprime,
escarbada por el peligro del simple repudio de la ciencia y de la filosofía, muy cerca de la
**
“Quisiera morirme. En la montaña, un lago, mucho antes que tú. Ése es mi sueño, y esta clasificación postal
me da náuseas. Antes de morir daría instrucciones. Si tú no estás sacan mi cuerpo del lago, lo queman y te
envían mis cenizas, urna bien protegida (‘frágil’) pero no recomendada, para probar suerte. Sería un envío de mí
que ya no vendría de mí (o un envío proveniente de mí, que lo habría ordenado, al que se añadiría un envío de mí,
como gustes). Entonces te gustaría mezclar mis cenizas a lo que comes (café por la mañana, bollo de pan, té a las
cinco de la tarde, etc.) Alcanzada cierta dosis, empezarías a entumecerte, a enamorarte de ti, yo te miraría andar
suavemente hacia la muerte, te acercarías a mí dentro de ti con una serenidad de la que no tenemos ni idea, la
reconciliación absoluta. Y darías instrucciones... Mientras tanto me voy a dormir, sigues allí, dulce amor mío.”
(J. Derrida, “Envois”, en : J. D., La carte postale de Socrate à Freud et au-delà, Aubier-Flammarion, París, 1980,
5-273, 211 - Trad. Haydée Silva, “Envíos”, en: J.D, La tarjeta postal de Sócrates a Freud y más allá, Siglo
Veintiuno, México, 1986, 17-242, 188-189)
*
J. Derrida, “Les yeux de la langue”, en L’Herne - Derrida (Marie-Louise Mallet et Ginette Michaud ed.s), nº
83, 2004 (1986-1987), 473-493, 487 - Cfr. trad. Gil Anidjar, “The eyes of language - The abyss and the volcano”
en : J. D., Acts of religion (G. Anidjar ed.), Routledge, Nueva York y Londres, 2002, 191-227, 215.
33
la confesión epistolar de Scholem **, sumo riesgo que en alguna desmesura ronda también la
releje de una navaja, franja afilada de la habitación donde la responsabilidad, la que exige
comprensibles
y sin embargo ajenas a cualquier lengua que se crea propia. Por ejemplo rejet :
A cada paso no perder de vista las preguntas de tal despedida sin contestar ni gota o
responder que no en un cerrar de ojos, son extremos de falsa alternativa. Una cábala ni
esotérica ni exotérica por igual inhibe y relanza derivas, heredades y escrupulosos erizos,
extraño avance y errático progreso cuyos jets, rejets, projets, jetés, jetées y conjectures**
**
Stéphane Mosès, “Une lettre inédite de Gershom Scholem à Franz Rosenzweig, à propos de notre langue. Une
confession”, en Archives de sciences sociales et religieuses, nºs 60-61, 1985 - Cit. J. D., ib., 493.
*
J. Derrida, ib., 492 - Cfr. trad. G. Anidjar, 224-225.
**
S. Werle y G. G. de Souza aparte, el primero quizás interesado en remitir tanto jeter como lancer a la fama
heideggeriana de werfen, el segundo de oído por lo común desentendido (amén de todos los vicios de M. A.
34
Caws, quien aprovecha la ocasión para atenerse a su propia “raya”, line en jerga de cokies o “periqueros”, mucho
más cerca de Angie que de Forcener le subjectile), la fidelidad a una materia musical incrustada en la historia de
sus significaciones tal como la exigida a lo largo del texto de Derrida y de las partituras de Artaud, debería forzar
los traductores a rebuscarse los peores barbarismos con tal de lograr aproximaciones fonéticas : en nuestro caso
aunque sea inmiscuyendo los derivados del arcaico jetar en intrigas de acciopasión propias de los mutuos
traslapos de jaceo, “estoy echado”, y jacio, “echo”, a más de los infinitivos que les corresponden, jacere
(palabra paroxítona) y jacere (esdrújula), imbricaciones comprometidas en hondura y superficie con la extensión
léxica que sería vano intentar reducir a un manojo de semas solidarios, donde la equivocidad afecta no sólo la
permanencia del contraste, verbi gratia entre jeté y jetée, “paso de danza” y “malecón”, sino también la
estabilidad del contraste entre permanencia e impermanencia. Por no hablar de empoltronados aviones de chorro
roncando en pleno vuelo. Para la muestra: - “Ni objeto ni sujeto, ni pantalla ni proyectil, el subjectil puede
devenir todo esto, estabilizarse bajo tal forma o moverse bajo tal otra. Pero la dramaturgia de su propio devenir
oscila siempre entre la intransitividad de jacere y la transitividad de jacere, en lo que apellidaré la conjetura -
conjecture- Konjectur- conjectura- conjecture- de los dos. En el primer caso, jaceo, estoy extendido, acostado,
yacente, encamado, abatido, a tierra, sin vida, estoy o he sido jetado -je suis ou j’ai été jeté- ich bin
geworfen oder geworfen worden- sou ou fui lançado- I am where I have been thrown. Es la situación del sujeto o
del subjectil: están jetados debajo -jetés dessous- daruntergeworfen- lançados embaixo- thrown beneath. En el
segundo caso, jacio, jeto -je jette -werfe ich- eu lanço- I throw- algo, un proyectil, luego piedras, fuego, un
dardo, la semilla (eyaculada) o los dados -la semence (éjaculée) ou les dés- den (ejakulierten) Samen oder die
Würfel- o sêmen (ejaculado) ou os dados -seed (ejaculated), or dice - or I cast a line. En el mismo lance -du
même coup- und eben dadurch- por isso mesmo- at the same time-, y por haber así lanzado -lancé- ent-worfen-
lançado- thrown- algo, puedo haberlo elevado o fundado. Jacio puede también tener este sentido: jeto unas
fundaciones, instituyo lanzando. El subjectil no jeta, pero ha sido jetado, incluso fundado -je jette des fondations,
j’institue en lançant. Le subjectile ne jette pas, mais il a été jeté, voire fondé- ich lege das Fundament, ich
begründe mit Ent-wurf. Das Subjektil wirft nicht, aber es ist geworfen, ja sogar gegründet worden- lanço
fundações, instituo lançando. O subjétil não lança, mais foi lançado, ou mesmo fundado- I lay down
foundations, I institute by throwing out something. The subjectile does not throw anything, but it has been laid
down, even founded. Fundación a su vez, puede así fundar, sostener una construcción, servir de soporte. Entre
los dos verbos, la intransitividad del ser-jetado y la transitividad del jetar, la diferencia parece entonces tan
decisiva como pasajera, es decir transitoria. El ser-jetado o el ser-fundado a su vez funda. Y no puedo jetar o
proyectar -jeter ou projeter- werfen oder entwerfen- lançar ou projetar- throw or project- sino por haber sido
yo mismo jetado, en la nacencia. Todo se jugará desde ahora en la diferencia crítica aunque precaria, inestable y
reversible entre los dos. Tal sería cuando menos nuestra hipótesis de trabajo. Pero lo que verificaremos
seguramente, es que, por hipótesis, el subjectil tiene siempre la función de una hipótesis, exaspera y tiene en vilo,
desalienta a fuerza de ser siempre pordebajeado -posé dessous- daruntergelegt- colocado embaixo- posed
beneath. La hipótesis tiene aquí rotundamente la forma de una conjetura, la de dos motivos contradictorios en
uno. Jetado jetante -jeté jetant- geworfen werfende- lance lançando- thrown throwing-, el subjectil no es empero
nada, nada más que un intervalo solidificado entre el arriba y el abajo, lo visible y lo invisible, el adelante y el
atrás, aquende y allende. Entre yacer y jetar -gésir et jeter- Liegen und Werfen- jazer e lançar- laying down and
throwing-, el subjectil es una figura del otro hacia la que deberíamos aquí renunciar a proyectar -projeter-
projizieren- projetar- projecting- lo que sea.” (J. Derrida, Forcener le subjectile, op. cit., 65 - Trad. S. Werle,
61; G. G. de Souza, 45-46 ; M. A. Caws, 77-78)
Guerra y paz de jeturas y desjeturas, pasos y sotopasos, pisos y sobrepisos de yacijas y yacimientos ya detenidos
o rechazados en su ser echados, conciernen a Derrida de algún tiempo a esta parte. Baste señalar el cuidado que le
merece el Presente Viviente asumido por Husserl como fundamento y rebote de un presente histórico que
“reenvía siempre, más o menos inmediatamente, a la totalidad de un pasado que lo habita y que siempre se
aparece bajo la forma general del proyecto -projet” (J. Derrida, “Introduction”, en: Edmund Husserl, L’origine
de la géométrie (Traduction et introduction de J. D.), P. U. F., París, 1962, 3-171, 46), mientras afirma la
vigencia espectral de la proyección al marcar el traslapo retroprospectivo del movimiento por el cual lo sumiso
asoma y lo sucumbiente incumbe recogiendo los detalles de una aventura resepulta en derrota rutinaria o estrato
cultural intraducible, porque “por supuesto, la retención sedimentaria no es apenas la condición de posibilidad de
la retención: pertenece también esencialmente a la forma general de la protención que, ella misma, está
comprendida bajo la forma absolutamente única y universal del Presente Viviente.” (Ib. 45) Es así que, después
de citar a Jean Cavaillès (y no sobraría resaltar aquí el llamado, donde la conjetura de violencia objetante e
35
seaux et sceaux de mort, parte tras parte de propagación onomástica varada al borde de una
laguna tan verde como la que no vi en Túquerres, Nariño, cráter inundado y avenida de lava, a
inercia recipiente afecta también la excitación de la cita juntamente con la revolcada de su secuela), como quien
no quiere la idea hecha cosa ni el empoderamiento de la razón, más bien un peregrino ir razonando sin equipajes
ideológicos ni seguros de posse e ipse, Derrida alivia el porte aporético de un Presente Viviente que, si no queda
arrojado al transporte de un muerto que camina, anda por lo menos en vilo entre dormir y despertar : - “... un
nuevo sentido que será también el momento de una toma de conciencia superior en que el sentido pasado,
primeramente sedimentado y retenido en una suerte de actitud objetivista, será despertado -réveillé- a su
dependencia respecto de la subjetividad viviente, etc. Husserl parece no haber nunca pensado que sería ‘abusar
de la singularidad del absoluto reservarle la coincidencia entre momento constituyente y momento constituido’.
Simplemente esta coincidencia, a sus ojos, no es más que la unidad absoluta del movimiento del sentido, es decir
la unidad de la no-coincidencia y de la co-implicación indefinida del momento constituido y del momento
constituyente en la identidad absoluta de un Presente Viviente que se proyecta y se mantiene dialécticamente. Por
supuesto, todo esto sigue siendo paradójico y contradictorio, siempre que no se deje de considerar -
implícitamente o no - la Idea como alguna cosa y la Razón como un poder.” (Ib., 158-159)
*
Canonización joyceana de “santo judío” a la medida del “simio judío” posando para Hélène Cixous en Portrait
de Jacques Derrida en Jeune Saint Juif (Galilée, 1991), años más tarde, cara-a-cara con cuadrúmanos
innominados, significativos y simíficos, demasiado sueñificantes para no compartir con cada uno de ellos su cuasi
franciscana aureola de cabeza en cabeza enchoclada, no de prosopon a prosopon, sin prosopopeya más bien,
impugnando la imagen que se presuma hecha y derecha, exclusivamente humana, la de Heidegger entre otras: -
“Cada ‘simio’ os mira/compete -vous regarde-, único, completamente solo, mortal, desde su plaza -place-
singular, cada uno de ellos os toma aparte, no quiere su nombre, no hace monerías, os significa, en su idioma
absoluto, os simifica -il ne veut pas de son nom, il ne singe rien, il vous signifie, dans son idiome absolu, il vous
singefie- innegablemente, mientras os apostrofa sin callarse pero sin decir nada: no intenten asimilarme, soy otro,
sigo siendo/substraigo -je reste- un origen del mundo del todo distinto, pues contrariamente a lo que dice, entre
vosotros los hombres, cierto gran pensador del siglo, un mundo yo lo tengo, formo y me figuro un mundo, yo
también soy weltbildend, y este mundo es ‘rico’, no soy ni weltlos ni tampoco weltarm, soy, y punto, existo, ante
todo y después de todo, ni libre ni cautivo, o lo uno y lo otro, como vosotros que veo venir, así que no intentéis
achacarme, por compasión, lo que llamáis la subjetividad de un sujeto, la dignidad de una persona humana. No
soy ni una bestia ni persona, soy alguien pero nadie -je ne suis ni une bête ni personne, je suis quelqu’un mais
personne-: ni una persona, ni un sujeto ni el sujeto de un retrato. No soy domesticable, no me instalaréis ni en
vuestra casa, ni en vuestros museos, tampoco, como muchos pintores lo hicieron, en el rincón de un decorado o
de un cuadro. Podría faltarme la soberanía, como la palabra, pero no. Me comprendo otramente, compréndanme.
Vuestra palabra no me habrá hecho falta, no la tengo pero os la doy, y os toco, y esto, créanme, que os habla en
lenguas, no es una de esas figuras (el ausente, el muerto, el fantasma -le revenant-, la cosa personificada, el
hombre o el ‘animal’), el totem al que el titiritero haría declamar en lo que vosotros, los hombres, vosotros los
retóricos, llamaríais a lo bestia una prosopopeya.’ ” (J. Derrida, “Tête à tête”, en Camilla Adami - Palazzo delle
Stelline e Centre Culturel Français de Milan (7 aprile - 3 maggio 2001), Mazzotta, Milano 2001, 5-15, 14-15)
36
imperativa blandura del Otro, “mejilla” morisca, haad, de donde el árabe hispánico muhadda
en obediencia al mismo llamado que une “cojín” y “carrillo”, guanciale itálico con guancia o
gandu sánscrito con ganda, contigüidades miméticas ajenas al precario roce homofónico de
hollow y pillow que ningún soñador responsable traería a cuento, mientras quien duerme, con
o sin cojín, de todas maneras penetra y es penetrado por oquedad de cachete tal como
“cachalote” en la estela del portugués cachola, “cabezota”, derivado de “cacha”, para quien
siga a Corominas, “de origen incierto, probablemente de una forma vulgar *cappula, en lugar
sentido de ‘nalga’, leonés, y luego ‘carrillo’, ‘carne rolliza’, cubano”, de manera que no por
capitulum sino por puño y pomo moldeados en mortal deseo de capere, “agarrar” y, claro
capulus, “ataúd” al acecho de homo capularis, “que tiene un pie en la fosa”, rígido premuerto
respeto otorgado al “puente” y al “umbral”, chaka, así como del trato cauteloso que el “brujo”
requiere, chakak, sin chistar ni mistar misterios de chakata, “cruz”, “crucifijo”, “martirio”,
“opresión”, por el rabo del ojo espanto anublado de chakapa, “viga”, chakhua, “anciana”,
bómbice.
Chorrera
(bien parado cachicamo, cuya oscura y fresca caja de resonancia halague con bostezo de
masajista las cervicales*). Otra manera de rever los segmentos articulables de cierto pez en
jade**, enésimos morceaux del anagrama diseminado de un nombre suspendido entre agua y
*
De relance, valga mencionar las circunstancias en que, ante el cachete abultado de una indiecita chakchando
captada por la cámara de Offerhaus en las remotas alturas de los Andes, el autor de Rayuela persigue el ala de la
gracia que le acarició en ciertas islas, Saint-Louis y Solentiname entre otras, mientras de hecho se tira la dilatación
visionaria del vado fotográfico apareando su propia sombra insular y la conciencia relapsa del piadoso turista,
bólido de autocaricatura tanto más puntual cuanto menos controlable, óbolo aventado a repecho y recaído sobre
el intelectual que comparte con el ubicuo representante de la más presumida izquierda civilizadora el proyecto de
convertir en lacra de subdesarrollo una preclara práctica cultural, la hinchazón identificada como absceso, la joven
ipso facto reconocida como asustadiza víctima del atraso que la hipocresía internacional compadece e incrementa
: - “ ¿Qué te pasa en la boca? Tiene miedo, alza un segundo los ojos y apunta al pómulo con un dedo. ¿Te van a
llevar al dentista?, no pregunto. ¿Te van a llevar al hospital?, tampoco (quizás la llevarán pero no hay que
decírselo). ¿Te duele? - Y sí. Acepta las monedas, siempre sin mirarme, me he portado muy bien dándole las
monedas, ahora puedo servirme otro trago y mirar la hora, la película de Fassbinder dentro de cincuenta minutos.”
(Julio Cortázar y Manja Offerhaus, Alto el Perú, Siglo Ventiuno, México, 1984 - Páginas sin numerar)
*
“Descanso para la nuca en la forma de un armadillo; ahumado negro y decoración grabada alrededor del borde.
Machalilla-Chorrera transition. Calderón, Manabí. Ht. 9.4 cm. (Ch.-42)” (Donald W. Lathrap (texto), Donald
Collier y Helen Chandra (catálogo), El Ecuasdor antiguo - Cultura, cerámica y creatividad (3000-300 A. C.),
Museo del Banco del Pacífico y Field Museum of Natural History, Guayaquil / Chicago, 1987, 86). A propósito
de la mencionada pieza, nº 274 del catálogo correspondiente, Lathrap observa: - “La almohada de cerámica de
Chorrera también merece un breve comentario. Esta forma es asombrosamente similar a las almohadas del Este de
Asia y se ha sugerido que ellas representan la influencia de un contacto transpacífico durante el primer milenio A.
C. Estas almohadas de cerámica se vuelven algo más comunes en los complejos tardíos, tales como Bahía, el cual
le siguió a Chorrera, pero la decoración de varias piezas de la colección del Banco del Pacífico es típicamente
Chorrera. La figura de armadillo es un ejemplo particularmente encantador de estas piezas. Parecería que algunas
de las figuras humanas grandes y huecas en posición prona y supina también servían como almohadas (343-345).”
(Ib., 37)
**
Poisson, pez ya pescado y pescado aún pez, ardid de sardina y tumba de tiburón, la escasamente identificada
inautenticidad del improbable pisapapeles de la oficina de la rue d’Ulm, en 1978, de la que creí deducir rasgos
vagamente familiares (: - “B. M. inquiere por el origen precolombino de la pequeña escultura que, observada
con mayor detenimiento, parece constar de una serie de segmentos en jade sobre los que están grabados
círculos concéntricos. J.D.: (Levantando el pez de piedra y dejando oscilar levemente sus articulaciones
conectadas mediante un cordel cuyo cabo aprieta entre índice y pulgar) Más bien chino, creo. Fue adquirido en
una tienda parisina de objetos orientales y no (Sonriendo mientras vuelve a colocar el pez sobre el escritorio)
sabría decirle exactamente qué autenticidad imita” - Freddy Téllez y B. M., La entrevista de bolsillo, op. cit.,
19), en 1975 habría brincado de la obra de Adami Étude pour un dessin d’après ‘Glas’ a las páginas de + R
después de haberse escurrido desde las sumergidas columnas de Glas hasta el dibujo (más exactamente el estudio
en vista de un dibujo) colgado del garfio de un Je al interior de la muestra Le voyage du dessin, en una galería de
arte que difícilmente podría pasar por “tienda parisina de objetos orientales” a menos que el título de la exposición
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fuego, tierra y aire, letras en balde de muerte o claridad del atril descarnado abierto por su
hijo Jean, tal como lo recuerda el 8 de agosto de 1980 en el pasaje de una carta enviada a la
“Mis letras/cartas son lombrices -mes lettres sont des vers de terre-, y ni siquiera
luminosos -luisants- (...) A propósito de luciérnagas -vers luisants-, el otro día
(durante una década de Cerisy la Salle alrededor de ‘mí’ -autour de ‘moi’-), Jean, de
noche, recogió decenas de luciérnagas y --- nos las mostró abriendo la mano, la que
no era más que una superficie iluminada, como la mano de un --- --- en plena noche.”
hipnoinsurgencia del caso una pesadilla familiar, cosa ni medionostra ni tuttamia, livianota
en que resuena muy quedo una película de tiros arrepisos y balas algodonosas, sobre los
labios de esta precisa herida de letras vermiformes, en este preciso trecho de página, no
Nada más claro que una amenaza semejante, nada más deslumbrador que el más allá de la
captarlas, aquí, ahora mismo, en la casa diferente, donde estarías a punto de perderlas si
no designe errancias de toldos y campamentos estratificados más allá de cualquier orientalidad u orientabilidad,
amén del orientalismo que algún padrino de lo auténtico olfatearía a ciegas, escrúpulo irresolvible, máxime
procurando siquiera mediante tres asteriscos aludir aquí, en el compacto saliente de esta nota, a la distribución
espacial cuyos blancos modulan de vez en vez tres peldaños silenciosos : - “Ich, cuerpo arrancado de
pez/pescado, cuerpo extraño de una palabra para interesar otra lengua (Adami lo suele hacer) en el juego de las
firmas y la escalada -surenchère- agonística especulando sobre el je. Cuerpo trunco o matriz sobrecargada (hay
tantas en lo de Adami), cebo para -amorce pour- el falo crístico (Ichtus), pista, grafo o traza (Ichnos) de un
bocado/muerto -mors- sin voz. *** Yo doy/da -Je donne- la traducción de Ich. *** Glas (se exigirá que me
cite a mí mismo, pacientemente, yo hablo/habla de Ich y lo expongo como un otro, y cada hijo de vecino) acosa -
-je parle de Ich, et l’expose comme un autre, et tout un chacun) traque- en todos los sentidos la operación del
deseo bautismal que entra y sale pero nunca retiene, como Ich, ni en el agua ni fuera del agua. *** (...) Ich
reinmerso (‘la reinmersión consonante -la replongée consonne-’) en el momento mismo de la pesca y del
bautismo, en un elemento sin fondo. ¿Sale del mar el falo crístico? Ninguna orilla, no más borde, ciertamente,
pero el borde es nombrado: ‘el ángulo -l’angle- es siempre para mí un borde de tumba’. *** Mi firma - ¿quién
dará testimonio de su autenticidad en esta reproducción de reproducción? ¿y si Adami la hubiese imitado, como
mi escritura? ¿y si, a la izquierda, yo hubiese remedado la suya? - mi firma también está cortada, antes del da.
Lo que se despega - cae/tumba por la borda -tombe par-dessus bord- es también un trozo -morceau- del nombre
del otro (da) y uno de los motivos más obsesivos de Glas.” (J. Derrida, “+ R (par dessus le marché)”, en : J. D.,
39
alguna vez hubiesen sido tuyas, si allá arriba el rostro que emerge del muro fuera tu reflejo y
estuvieras en trance de picarte el ojo para siempre : Nazareno y Caupolicán barbudo, muy
cerca del globo izquierdo, desorbitado, la viga del techo parece entrarle en la sien.
6- 08.04 Al regresar, una semana más tarde, caí en cuenta del cartel : - “Divino
rostro (aparición) - Humedad sobre pared. Fecha imprecisa.” Después, allá arriba, vi los
cabellos, cara y barba de ocres miasmáticos iluminados por el diminuto bombillo ad hoc.
El vigilante de la galería de arte, don Daniel, se agachó para encender un par de cirios casi
del todo derretidos sobre el piso, al pie del cartel, y me contó que durante el montaje de la
exposición* quien había señalado al artista la mancha de humedad había sido él, porque se le
hizo parecida al retrato colgado en la misma sala, juntamente con la foto del indio
pseudosimoníaco que por 40 centavos de dólar lo vendió a José Alejandro Restrepo en una
calle del centro de Quito, mejor dicho “Retrato de Dios” - Fotografía y dibujo de Dios
El cuento de don Daniel lo tragué entero, sin pensarlo dos veces. Ni una : hasta llegué a
observar sonriendo que José estaba en deuda con el hallazgo de la mancha como si fuera un
suplemento inherente al buen éxito del resto de la muestra, sin mayor trascendencia,
caseramente prodigioso. Más tarde, al despertar, lo que el día anterior había aceptado tan
Santo Job - Video proyección sobre gusanos de seda - 2006. “Lugar” es un decir, pues,
La vérité en peinture, Flamamrion, París, 1978 (Maeght, 1975), 167-209, 179-181 - Cfr. “R+ (además)”, trad.
M. C. González y D. Scavino, 155-193, 164-166)
40
antes de que Restrepo importara de Pereira la colonia de blandos vehículos para echarlos a
rodar lentamente por vericuetos de morera, Morus alba, arbusto de cuyas hojas suelen
literalmente “Negra blanca”), cuando sobre el lienzo que todavía cubre la tarima del sótano
de la galería, visible desde la baranda del primer piso, no había ninguna traza de las obscenas
emisiones líquidas que, en son de patética despedida, preceden su entrega a las mortajas
sedosas, ahí mismo se había acostado el suscrito, en carnes, filmado desde la abertura del
primer piso, pantaloncillos blancos flamantes y máscara de luchador azteca, obediente a las
vagas náuseas del asma apretadas por las costuras de la piel de plástico convergentes en el
los rezos del ejercicio diario de yoga que me acompañan desde hace ya casi cuatro décadas
intimidad reconocibles como mías, amén de las indicaciones de lo alto, en picada, desde
algún otro lugar detrás de la cámara, que me volteara a la derecha, despacio, que estirara más
el brazo, muy despacio, que se abandonaran a un ligero espasmo las manos, que me rascara
otro poco, que me ovillara como un feto, aunque no tanto... el “lugar” de aquel set extraviaba
el borde del vacío en que con más énfasis que de costumbre no me hallaba.
otra comparsa al considerarse el exceso de peso del mío poco conforme a un espesor
subyugado por la consabida escenografía del obstáculo satánico, carpido por exangües deditos
de podre, llámese gusanera, furunculosis egipcia, cuquera o lepra tuberculosa, sobra sobre
*
José Alejandro Restrepo, Video, Pasión y Muerte, Fundación Valenzuela y Klenner, Bogotá, 09.03-15.04.06.
41
pueblos árabes”, según anota C. Larcher O. P.* al pie de su traducción de Job 2. 7-8 : - “Salió
Satán de la presencia de Yahvé e hirió a Job con una llaga maligna, desde la planta de los pies
hasta la coronilla de la cabeza. Job cogió un cascote de teja para rascarse y fue a sentarse
exhibición del blasfemo conato de semejanza entre la mortalidad del santo testigo del
Altísimo escarbando el último límite de lo soportable y la que me asigna y resigna sin que
pueda atreverme ni mucho menos a tenerla por mía mientras sigue acariciándome en la más
tan difícilmente determinable como el homenaje táctil que mis paisanos apodan “mano
morta” y los cariocas “mão boba”, unos y otros sin parar mientes en “la idea de una mano
muerta de la historia que cuenta las cuentas del tiempo secuencial como un rosario,
procurando determinar conexiones seriales y causales” *?), resto de mí, yo supuesto, hipotético
Bruno, es decir “moreno”, a la letra morus, falsa contracción de moriturus, más bien “loco” o
ultramar), quedan los apuntes del carné trazados a la salida de la galería ese jueves 23 de
febrero, después de haber atravesado el Parque Nacional, a la altura del paradero de buses
*
Le Livre de Job, Du Cerf, París, 1957, 45, nota b.
*
Carlos Skliar, La educación (que es) del otro - Notas acerca del desierto argumentativo en educación
(Memorias Seminario), U. de Antioquia, Medellín, 2005, 53.
42
no habían tenido propiamente lugar en los alrededores del pseudosueño mortal, por más a la
mano que se me hicieran los que no creía haber depuesto, como quizás preferiría decir
limen onírico**,
más bien imágenes y pensamientos deponentes, a la manera de los verbos de forma pasiva
mí”, frame de fra me, rejilla e impacto energético por rajadura de “problema energótico”
embozos al desnudo según los tratos de una comunidad dislocada, turba de huéspedes
“están en juego una nueva ética y un nuevo derecho, en verdad un nuevo concepto de
la ‘hospitalidad’. Lo que produce el desarrollo acelerado de las teletecnologías, del
ciberespacio, de la nueva tecnología de lo ‘virtual’, es una desconstrucción práctica de
los conceptos tradicionales y dominantes del Estado y del ciudadano (por ende de lo
‘político’) en su enlace con la actualidad de un territorio. Digo ‘desconstrucción’ pues
**
“Más de una vez aconteció que me durmiera con algunos versos o palabras en la boca, que habré repetido con
insistencia a lo largo del día, o unas horas antes del sueño, a no ser con el aria de alguna cantilena en la mente;
dormir pensando o soñando algo completamente distinto, y despertarme repitiendo entre mí -fra me- los mismos
versos o palabras, o con la misma aria en la fantasía. Parece que el alma al dormirse deponga sus pensamientos e
imágenes de entonces, como deponemos los trajes, en un lugar a la mano y muy cerca, para volver a tomarlos,
apenas despierta. Y eso también sin operación de la voluntad. De la misma manera si en el día había leído por
algún tiempo algo de griego o latín o francés o italiano elegante etc., cuando mi memoria era más pronta (pues
ahora que al despertarme la encuentro obtusísima no me acontece tan fácilmente) me despertaba con varias frases
de esas lenguas en la mente, y casi hablando dentro de mí en esas lenguas, aunque en el sueño ninguna idea me las
hubiese reclamado. Eso también involuntariamente. Y así puede decirse de cien otras ideas de toda suerte, que al
despertarme se presentan del todo espontáneamente. (24 de Julio 1820)” (Giacomo Leopardi, Memorie delle mia
vita, Bompiani, Milán, 1942, 128-129)
*
J. Derrida., “Droit de regard”, en : J. D. y Bernard Stiegler, Échographies de la télévision - Entretiens filmés,
Galilée-INA, París, 1996, 45, 47.
43
finalmente lo que llamo e intento pensar bajo este nombre en el fondo no es más que
este mismo proceso, su ‘tener lugar’ ahí donde su evento afecta la experiencia misma
del lugar, y el registro (sintomático, científico o filosófico) de esta ‘cosa’, la traza que
traza (inscribe, guarda, porta, refiere o difiere) la diferancia de este evento que llega al
lugar - que llega a(l) tener lugar -la différance de cet événement qui arrive au lieu -
qui arrive à (l’)avoir-lieu-... (...)
Ahora bien, precisamente porque ahora sabemos, bajo la luz, ante las cámaras,
escuchando resonar nuestras voces, que este momento live, viviente, podrá ser, que ya
es captado en unas máquinas que lo transportarán y lo mostrarán tal vez Dios sabe
cuándo y Dios sabe dónde, nosotros, nosotros sabemos que la muerte está ahí.” *
Bits verminosos de exfoto mortal hirviendo sobre orugas vacilantes sobre hojas
mordicadas
para que ramos de morera coincidan con huesos de espantapájaros mártir, acabado,
jodido, fichu, envoltura y esqueleto, de manera que a su debido tiempo las mariposas ad hoc,
polillas más bien, sean flecos despeinados por soplos y remusgos de subterráneo,
espasmódico revoloteo de franjas del que podría ser chal de oración o sudario de
mondonguería, casi mías si el nombre de pila que me achacan los equívocos extractos del
Banco de Bogotá colgara o cayera en Colombia también como “Brano s. m. Trozo de alguna
carne”, otro morceau de balde o sello, pues la circuncisa pantalla ya se volcó, bruma de
“piel despegada, pero asumida (tomada sobre sí, alianza de piel flotante, una bufanda
o un fular), el talit se apega al cuerpo como una memoria de la circuncisión -(prise sur
soi, alliance de peau flottante, une écharpe ou un foulard), le tallith tient au corps
comme une mémoire de la circoncision -(taken from oneself, alliance of a floating
skin, a scarf or a muffler), the tallith hangs on the body like a memory of a
circumcision. Una circuncisión reservada al hombre, ésta también. En el fondo la
misma cosa, es lo mismo y el ser uno mismo. Ordenado al y a la orden dado/a del
otro, él mismo -c’est au fond la même chose, c’est le même et l’être soi-même.
Ordonné à l’ordre donné de l’autre, lui-même- basically it is the same thing, the same,
and being-oneself. Ordered to the given order of the other, himself. Ipse, el poder
mismo, y la ley, la ley del padre, del hijo, del hermano o del esposo, las leyes de la
44
hospitalidad (hospes, hosti-pet-s, posis, despotes, utpote, ipse, etc. el ‘misterioso’ -pse
de ipse, se asombra ingenuamente Benveniste).” *
autorretratos muy hablados, exvotos de sí rotos por el otro en respuesta a dones tras dones de
poderes y leyes más o menos humanas : andar embozado en mortaja de película equivale a
dejarse ver y rever por un bicho cuando el que duerme habla en Chiapas, donde “-ets’tik
significa ‘fotografiar’ o ‘hacer eco’, simple y lógica extensión del sentido original
correspondiente a ‘mirar fijo en los ojos de alguien’ (...) porque en atención al simbolismo
onírico de los lacandones soñar la mirada fija (entre humanos) anuncia el encuentro entre una
persona y un animal” * cada vez que la raíz way de la palabra wayak’, “sueño”, compromete
en lengua mayence la vertiente raizal de toda traducción o permuta del sostén de lo mismo,
pues
partir y a regresar de un “latín vulgar eccum hic, combinación de hic ‘aquí’ con eccum ‘he
*
J. Derrida, “Un ver à soi - Points de vue piqués sur l’autre voile” , en : J. D. y Hélène Cixous, Voiles
(Accompagné de six dessins d’Ernest Pignon-Ernest), Galilée, 1998, 24-85, 68 - Cfr. trad. Mara Negrón, “Un
verme de seda - Puntos de vista pespunteados sobre el otro velo”, en : J. D. y H. C., Velos, Siglo
Veintiuno, 2001, México, 33-88, 74 ; Geoffrey Bennington, en : J. D., Acts of Religion, op. cit., 311-355, 343.
*
Robert D. Bruce, Lacandon Dream Symbolism - Vol I: Dream Symbolism and Interpretation among the
Lacandon Mayas of Chiapas, Euroamericanas Klaus Thiele, México, 1975, 115.
**
Ib., 15.
***
Cuidado, las fórmulas susceptibles de sacrificar invisibilidades oníricas e insignificancias musicales restituyendo
a la descarnadura comunitaria la pérdida del rostro supuestamente propio dan por sentada la conglobación de un
Cuerpo Místico más gnóstico que evangélico, dondequiera que “se deviene imperceptible, se pierde la rostridad,
para pasar a corporizarse en la subjetivación comunitaria, el cuerpo de la comunidad.” (Daniel Ferioli, “El
45
hojaldre de subjectil indicando un preciso ilugar de pupilas en abismo acojinado, sin set ni
setzen, al tanteo de tanto lente en mí anidado : - “He aquí el aquí”) que el EZLN solicite el
poder intomable, sin confundir rostro de Deleuze y visage de Lévinas, impoder que ni de
fundas empataría con una central de corazones unidos o una montaña de pasamontañas
La telepatía del ensueño lúcido no alimenta el rebaño, no la que perturbaría los testimonios
recogidos por el doctor Stephen LaBerge, psicofisiólogo y director del Instituto de la Lucidez,
Palo Alto, California, acotados por una revista pendiente de la difusión del sueño americano
“Según LaBerge, los soñadores lúcidos pueden utilizar la experiencia para solucionar
problemas, desarrollar ideas creativas y sentirse mejor. Patricia Keelin, de 55 años,
quien se desempeña como cartógrafa en el norte de California, ha utilizado los sueños
lúcidos para todo, desde hablar con su padre, fallecido hace mucho tiempo, hasta
saborear golosinas. ‘El chocolate sabe mucho mejor en los sueños lúcidos, porque no
hay que preocuparse por las calorías’, comenta. No sabe nadar muy bien, pero en
sueños lúcidos aprovecha para bucear: se sumerge hasta el fondo del mar onírico sin
preocuparse por respirar o por sus habilidades reales bajo el agua. ‘Es maravilloso’,
dice. ‘Los sueños lúcidos son estupendos, son gratis y todo el mundo puede
disfrutarlos si se lo propone.’”*
inhibitoria, ir al granito animista del son, si de simple ida y de mero trato se tratara y no de
Zapatismo, desde Deleuze-Guattari”, en Nova & Vetera - Boletín del Instituto de Investigaciones de la ESAP.
Grupo de Derechos Humanos, nº 48, julio-septiembre 2002, 65-83, 82)
*
Michael Weiss, “Sueña que sueñas - La ciencia descubre que tu actividad cerebral al dormir revela mucho más
de lo que crees”, en Selecciones / Reader’s Digest - Historias de la vida y consejos para vivirla mejor, abril
2006, 45-51, 51.
46
del jugador***, a la pelota que ningún enano domina desde sus adentros, cuando la suerte es
ignora su propio pico de oro mágico. El maestro de juegos malabares del relato de Enrico
Rastelli, por ejemplo, que bien hubiera podido aspirar a la decanatura de la Facultad de
esfera (la del malabarista, no la del claustro) de una vez por todas acudió a su encuentro (del
maestro, no de Benjamin) sin el auxilio del asistente que solía habitarla, todas las noches esa
“Une fois pour toutes” : cuatro palabras recurrentes en los últimos escritos de Derrida, a
tenerse en cuenta para (para : ingrata preposición, presumida sierva de cálculos, direcciones,
**
Francis Newton, Une sociologie du Jazz, Flammarion, París, 1966, 285.
***
“Dos posibilidades para la investigación experimental. 1) Cuanto más la policía generalizará el recurso de los
médiums para acorralar a los criminales <, > en los asuntos difíciles e importantes, tanto más se hará vital para los
criminales hallar una protección contra esta práctica. Su problema podría entonces consistir precisamente en saber
si existen medidas apropiadas para mantener una acción por fuera del campo de visión de un telepático y,
eventualmente, cuáles serían. Y particularmente si tales medidas han de referirse a la ejecución exterior de esta
acción, a la intención del que actúa o a entrambas -auf den äuβern Vollzug der Handlung oder auf die
Intentionen des Handelnden Bezug haben oder auf beides. - 2) Para las experimentaciones telepáticas un salón de
juego es un laboratorio excepcional. El jugador afortunado, como aquí nos toca admitir, se encuentra en una
especie de contacto telepático, en seguida debemos también admitir que este contacto se establece entre él y la
bola < , > no entre él y el croupier que la pone en movimiento -Der glückliche Spieler steht, wie hier
angenommen werden soll, in einem Kontakt telepathischer Art und zwar sei weiter angenommen, dieser Kontakt
bestehe zwischen ihm und der Kugel < ,> nicht aber dem die Kugel bewegenden Diener. Pues si el contacto se
estableciera con el croupier la tarea del jugador consistiría en no dejar que este contacto fuera perturbado por
cualquier otro. Ahora bien, quien pondere la violencia y la pasión con las que en un salón de juego la envidia, la
necesidad de respaldo, la curiosidad pueden echar a los jugadores contra sus colegas, medirá cuán difícil resulta
desviar de sí estas intenciones y substraerse así a toda sugestión hostil.” (W. Benjamin, “<Tele>pathie (fr. 154)”,
en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 1985 (1927-1928), 187-188 - Cfr. trad. Christophe Jouanlanne y Jean-François
Poirier, en : W. B., Fragments philosophiques, politiques, critiques, littéraires, P.U.F., París, 2001, 234-235)
*
Leer para creer y creer para leer : W. Benjamin, “Rastelli erzählt...”, en : W. B., G. S. - IV. 1,2, op. cit., 1972,
777-780. Asimismo : Tupac Cruz, Devotion to what is already there. Aspects of benjaminian ascetism - Final
paper apropos of “Neighbor Love” (prof.s Eric Santner and Paul-Mendes Flohr), U. de Chicago, invierno
2006, manuscrito.
47
sintaxis que por uno u otro desmadre motivacional terminaría siendo más o menos fiel a las
elipsis del sueño, hace rato estos renglones deberían haber prescindido de sus servicios, del
cada uno de los móviles textuales inherentes al perfil del mago locuaz porque distraído
ende y sin ende santamente separado, casi por fuera del tractus, en mínima margen de
tracción y traza), tal como Cruz la inscribe, sea apretando los ijares del potro de Kafka sea
desplegando la esquina de la cita secreta de Benjamin con las generaciones que fueron, por
una página que da más que razón del famoso Efecto Aureliano :
“En esta imagen colapsan unos en otros los aspectos del estudio y de la equitación, del
galope de-mente y del atento giro de página. Tal como Benjamin lo presenta, el
momento del ‘colmo -fulfillment-’, hacia el que es orientada la práctica, es
comprensible, en su ‘simplicidad’, tan sólo como figura compleja. Este colmo tiene la
‘invisibilidad’ paradójica de la proeza del maestro malabarista, porque no se registra
como otro evento más en la continua cadena de eventos. Ni produce un evento
ulterior, ‘uno más’, una banalidad, ni un nuevo, extraordinario evento. El momento
decisivo, más bien, es algo así como un contra-evento que colapsa lo extraordinario y
lo banal uno en otro.
El contra-evento contrarresta el carácter-cadena de los eventos, al construir una
recitada respuesta al reclamo dirigido por lo que ya está ahí -a rehearsed response to
the claim addressed by what is already there. Es el resultado de un procedimiento
artificial, mediante el cual lo que ya está ahí tiene el chance de brincar por fuera en
cuanto tal. El momento decisivo tan sólo es posible a través de una práctica que corre
en contra de la compulsión a pro-seguir -to go-on-, para ‘leer’ y ‘salvar’ lo que ya
está ahí. Esta práctica es el ejercicio de una mente que se encuentra a sí misma
aceptando la tarea de decidir en beneficio de -the assignment to decide for the sake of-
lo que ya está ahí. En este encuentro pierde todo lo que puede haber ‘tenido’ en el
camino del continuar siendo y del pro-seguir, e influye en la fuerza requerida de
aquello para no ‘ganar’ nada distinto de lo que ya está ahí, atreviéndose a encontrar
algo como legible, en ese preciso momento, por primera vez, y quizás por última,
‘de una vez por todas -for once’. El momento se constituye en cuanto tal como una
contra-eventual constelación del presente y del pasado, cuando se agarra el chance de
permitir que algo pasado sea dado como legible. El decisivo es un momento de
48
atención y perplejidad, plasmado por la complexión del pasado y del presente, en que
el pasado es sorprendido por el presente que lo lee, y el presente se sorprende a sí
mismo en el acto de leer lo que está escrito.” *
“Contra-ida” es otro nombre de esta carrera arrevesada, contre-allée, viaje a su pesar, como
quien dice al peso del decir consigo mismo y regreso, a través de las innúmeras caletas del
maleterío lapidario de lo dicho for once, entre el embale digresivo de la flor y nata intelectual
la exclamación admirativa, a toda costa y en la costa del todo que el passepartout vuelve a
atiene al contorno partido, a menos que el resto del todo no sea del paisaje virgiliano
sino
“Entre lo poco que se pueda decir, entre otras cosas: hace unos días - a fines de julio
de
1929 - hice un viaje de Munich a Berlín. En esa época, en esos últimos días de julio,
¡qué incesante actividad en los campos! Miraba hacia afuera -Ich sah hinaus- Je
regardais par la fenêtre-, pensaba que estas gentes hacen su trabajo sin preguntarse si
les lleva más lejos, si lleva a alguna parte -ob sie weiter dringt, hinausdringt- s’il mène
plus loin, s’il les mène quelque part-, sin querer que sea así en su trabajo. Qué fuerza
tiene el marco, que mide a palmos y transforma su trabajo cotidiano. Veía por el
contrario la apasionada tendencia del intelectual < , > a extender sin límites su obrar, a
obrar, obrar todavía, obrar siempre, querer devenir hombre público y se me hacía en
ello algo mediocre -Welche Gewalt der Rahmen hat, der ihr Tagwerk umspannt. Dem
gegenüber sah ich diesen leidenschaftlichen Hang der Geistigen < , > uferlos
hinauswirken, wirken, weiterwirken, fortwirken, öffentlich werden zu wollen und mir
schien an ihm etwas Minderwertiges- Je pensais à la force du cadre qui enserre leur
travail quotidien. Je voyais à l’opposé la propension passionée de l’intellectuel à
étendre sans limite le champ de son action, à oeuvrer et oeuvrer encore et toujours, à
vouloir devenir un homme public et je trouvais à cela quelque chose de médiocre.
Pensaba también que nada de lo que está en el punto central de la existencia de estos
*
Ib.
49
hombres < , > nos es accesible, ni siquiera de oídas nos es conocido y que nada
comparten de lo que más nos importa < , > ni jamás oyeron hablar de aquello.
Acaso esta heterogeneidad ha sido considerada en toda su amplitud y se ha tenido
ante los ojos por cuántas generaciones el campesino se calla (?) < , > ahí está Hamsun
ante uno: la boca desdentada de incalculables generaciones de campesinos empieza a
abrirse y pronuncia lentamente su palabra sobre nuestra vida: deja escuchar por
primera vez en su lengua su juicio sobre nosotros. La lengua de Hamsun echa un
puente sobre -überbrückt- réduit- un espacio de incomprensión tan grande como
ningún otro” ,
*
sin hundirse en la garganta silenciosa ni subir por bejucos conceptuales, sin querer tropezar
entre urdimbres tipográficas y tropezar en y a cada rato, rastro y rastrojo de lo que Derrida
llamó “espacement”, anélido roto de ojo en ojo y letra en letra aglutinada, hasta el hueco de la
extremidad herida de la orladura no muy de paso, valdría la pena acercarse al substantivo
estuches, fundas, halos de vahos y auras, casi cuanto el otro obsesionado por espiras de
“marco, bastidor, cerquillo, armazón, cuadro”, a primera vista emparentado con Rahm,
“nata, crema de la leche”, hasta dejar suponer que en costra de confín confluyan tanto el
entre transitividad e intransitividad que el subjectil en cuanto figura del otro arrima al soñador
soñado y al cargado cargador, buida punta de colchón por desborde lácteo desde las entrañas,
vaciado ab ovo en almohadón de regazo materno y rezago paterno, a que anhelos de pureza
Squabs en el templo de Jacksonville, modelo ejemplar para esta ocasión y para el fin de otros
muchos casos o caídas de correcta demencia burocrático-mercantil (sino para el fin del para,
repasadas las acepciones que la palabra recuesta sobre un Practical Sanskrit Dictionary, si de
espacio se platica, “más allá, de (ablativo); más alejado, ulterior; opuesto (de una orilla)”, si
alieno, extraño, hostil; diferente, de (ablativo)”, mientras al quedar en jaque lo poco que
resta de ésas y otras relaciones el mismo bisílabo puede significar “descendiente; extranjero;
“más allá del más allá”, es decir “tradición”), el padre de Flery, niña caída del zarzo por
exceso de seguridad, al parecer tan distinta de la atrevida Rialta, extendida “por los ramajes
más crujientes, para alcanzar la venerable cápsula llena de ruidos cóncavos que se tocaban la
frente blandamente. Su cuerpo todo convertido en sentido por la tensión del estiramiento” *,
virtuosismo de la brisa salomónica que de cada navecilla, de cada galerita en vago suspenso
otra marimba inventa, en cada una de las circunvoluciones de sus cuatro piernas sistémicas
*
W. Benjamin, “Zu Knut Hamsun < 1 >”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 142-143, 142 - Cfr. trad. Jouanlanne y
Poirier, 177.
*
José Lezama Lima, Paradiso, op. cit., 38. En el caso de “son corps, tout entier changé en un vecteur par la
tension de l’étirement”, la ya señalada versión de Coste (op.cit., 48) substrae al francófono la oportunidad de
contemplar el cuerpo extendido de Rialta menos a la luz que a la escucha de otra historia de los sentidos, soplada
por Derrida en Le toucher, Jean-Luc Nancy, op. cit.
**
“Cuando el rey Salomón bajó al nogueral, así como está escrito: ‘He bajado al nogueral’ (v. Cant VI, 11),
cogió en la mano una cáscara de nuez, que le hizo descubrir el sistema (v. Zohar, II, 140b y Tiqouné Zohar, XXIV
y XXVI) mediante el cual los demonios forman la cáscara de todo lo que es santo al envolverlo; vio por
añadidura que todas estas cáscaras han nacido tan sólo de los placeres, pues es tan sólo por intermedio de los
placeres que estas cáscaras procuran pegarse a los hombres y mancharlos, así como está escrito: ‘Y los placeres
de los hombres engendran demonios machos y hembras’, pues el placer que encuentran los hombres al
adormecerse es el que da origen a los demonios machos y hembras. Era necesario que el Santo, bendito sea, los
creara en el mundo e hiciera de ellos el complemento del mundo. En todo, el cerebro está en el medio y múltiples
pellejos lo circundan (v. Minbath Yehouda, fol. 135b). El mundo entero está formado de esta manera, así en lo
alto como en lo bajo. A partir del misterioso Punto supremo hasta el ínfimo grado de la creación, todo sirve de
vestido a alguna otra cosa, y esta otra cosa sirve de vestido a otra cosa superior, y así sucesivamente.” (“Section
51
repasando la estructura endemoniada de la kelipah, “cáscara” celosa del canto que la libera,
triste casco de Mr. Squabs en persona, fanático partidario del impromptu calvinista contra -
absolutamente contra - la espera del católico cubano semiadormecido, cuyo apellido remacha
y multiplica las holgadas capas del abandono que no deberían contradecir “el puritanismo
cerrado de quien sabe que voluptuosidades cariciosas, al llegar inadvertidamente hasta él, van
a repasar una plancha de acero premiado por la casa Winchester” *, en aras de squab,
alejados de algunas muestras del sueco dialectal, tales como sqvabb, “carne floja”, y
sqvabba, “mujer gorda”, para que la frigidez acolchada del organista hiperintelectual
mismo,
acrópolis burguesa, con sus “frisos, columnas y estatuas de mármol”*, consentir la hinchazón
Bereschith”, 19b-20ª, en Sepher Ha-Zohar (Le Livre de la Splendeur) - Traduit sur le texte chaldaïque et
accompagné de notes par Jean de Pauly - I, Maisonneuve et Larose, París, 1975 (1905), 87-342, 121)
*
J. Lezama Lima, op.cit., 39.
**
Mary Eden y Richard Carrington, La philosophie du lit, Plon, París, 1962, 35.
*
Horacio Quiroga, “El almohadón de pluma”, en : H. Q., Cuentos, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1981 (1917),
34-37, 34.
**
Ib., 35.
52
de un palpitante balón de sangre oculto en casto oleaje de cabecera, que escupa películas de
trastocando humano y prehumano, presente y pasado, lo que arriba se hunde y lo que abajo se
para, morbidez indefinida y fijeza asentada, cuando “la almohada era tan blanda” para otra
víctima absorta en lo que resta del “choque, el golpe brutal contra el pavimento” ***, un
motociclista que sin saberlo optó por sacrificarse con tal de salvar a la mujer que se le había
atravesado entre semáforos, el muchacho que, aún antes de subir a la moto, “para sí mismo,
mismo, boca de la noche de la pesadilla recurrente en la yacija del hospital, fosa del sacrificio
del guerrero moteca que corrió entre ciénaga y selva hasta dejarse cazar CAFÉ DE LA
UNA COMUNIDAD REINSERTADA CAFÉ JUAN VALDÉS por los aztecas, el muchacho
que in extremis sueña las “extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y
rojas
que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus
piernas”*, labios de la herida y del brocal del pensamiento de nadie, pensamiento del
entre el impulso del que corre y la dejadez del postrado, el que danza y el que no danza, el
***
Julio Cortázar, “La noche boca arriba”, en : J. C., Final del juego, Sudamericana, 169-179, 176.
****
Ib., 169.
53
Viajero que, después de haberse dicho a sí mismo : - “¡Cumbre y abismo - ahora eso está
fundido en una sola cosa! (...) Ahora lo más suave de ti tiene aún que convertirse en lo más
duro -Gipfel und Abgrund - das ist jetzt in Eins beschlossen! (...) Jetzt muss das Mildeste an
dir noch zum Härtesten werden”**, encara al monstruo de escamas ondeantes, al guardián de
la orilla que duerme y ronca con los ojos abiertos, al mar que “sueña. Y soñando se retuerce
sobre duras almohadas -es träumt. Es windet sich träumend auf harten Kissen”***, vasto
vomitada ipso facto, sin ipso ni facto al pie del “portón llamado Instante -Thorwege
una de las diez sentencias que el noble alquimista mandara grabar en la entrada principal de
Villa Palombara, Roma, Puerta del Toisón de Oro, mármol custodio del Jardín de las
Hespérides del que en Piazza Vittorio Emanuele yace hoy apenas la cola roída, casa sin casa
del marqués donde “si non sedes is -si no te quedas vas” y “si sedes non is -no vas si te
quedas”, palíndromo del viaje inmóvil, Argo hacia Argo, nave que lleva al vellocino y
vellocino que a la nave lleva, cada vez que “el objeto de la busqueda es identificado con su
mismo jaleo, en uno u otro idioma, sterno o έ, jalar cobija y carne de cañón, sea al
*
Ib.
**
F. Nietzsche, Also sprach Zarathustra, op. cit., 194 - Trad. A. Sánchez Pascual, 220.
***
Ib., 195 - 222.
****
Ib., 200 - 226.
*****
Antoine Faivre, The golden fleece and alchemy, U. del Estado de Nueva York, 1993 (1990), 63.
54
“empedrado”, estrado de supino estratega metido entre la doble puntura del Umlaut que le
derrama el contraste de Pfuhl, “charco, pantano; fig. cloaca”, y Pfühl, “almohada”, menos
azufrosa de silueta distinguidísima, haya triunfado por encima sin haberse simultáneamente
la diabla sino respetablemente resuelta, al fin ella misma, resolución de lo igual hecha carne,
rejuvenecida a morir, para siempre cadáver lozano, cuando “las almohadillas, el ‘traspontín’
desaparecido lo mismo que aquellos corpiños con faldones que, atiesados por las ballenas y
rebasando la falda, habían añadido durante mucho tiempo a Odette un vientre postizo
prestándole la apariencia de estar hecha de piezas distintas que ninguna individualidad podía
unificar”*, a una emplumada panza de distancia y a mil leguas de las sombras de preñez
histérica dispersas alrededor de la cabecera de la anémica cuyo esposo “heló sus soñadas
niñerías de novia”, impasible atlante de un “rígido cielo de amor” que no sólo en razón de su
Jordán. fr. fig. y fam. Remozarse o recobrar la salud” - para nada debería parecerse a la
*
M. Proust, À la recherche du temps perdu, op. cit., 489-490 - Trad. M. Armiño, 545-546.
**
H. Quiroga, “El almohadón de pluma”, op. cit., 34.
*
Ib., 36.
55
príncipe muy poco azul de la fábula, partero y verdugo de su amada, de su hijo y de sí mismo,
ha de cargar hasta la mesa del comedor como si el bulto tergiversara sobre idéntica bandeja
cráneo de Bautista y sexo de Salomé, en aras de un festín cesáreo que hermanase los
fantasmas del canibalismo americano con los evangélicos, al filo hermético de la oposición
de abertura y cierre, boca casi invisible del vampiro y boca demasiado visible de la mucama
que, para ignorar ulteriormente hasta qué límites el pánico extravía los límites de su cuerpo,
se aferra al marco de la cofia (más exactamente a los bandós, obsoleto uruguayismo que el
certeza sedentaria del más acá y del más allá que hoy todavía permite diagnosticar
supuestas taras y tachas retrógradas en las remotas fronteras del mundo civilizado, exótica
pantallas lloronas y paredones uno tras otro tras uno morosamente revenidos, túneles
Wasserdampf, “Abuela Vapor de Agua” zurciendo cierta “media gris”, “banda gris” * más
bien, mucho mejor si a falta del texto original del fragmento de Meyrink fuese dado
conjeturar el rodeo de una bufanda y el regolfo del aliento de quien la carga, amén de las
hojas sin fin del muro soplado y habida cuenta del empleo reflexivo de bufar, “afollarse una
pared”, a no dudarlo fichu ceniciento entre las brumosas agujas de la milenaria tejedora
sentada en la habitación del Presente a la que se accede a través de “una mancha húmeda,
casi circular”** dilatada sobre y en el subjectil forcenato ante y detrás del historiador de pies
suficientemente bien puestos en y sobre la tierra para que la dulce dueña del apartamento
ranúnculos y nenúfares de diabólico modern style, al pie de la tumba del tesoro convertido en
cuajo de bazofia, engendro de garganta tan abierta como la gárgola de su edad, 100.003 años,
“la reina de los sapos, la gorda de chaqueta a motas rojas -die Krötenkönigin, die dicke mit
der rotgetupften Weste”***, cuyo punteado reproduce las úlceras parietales a través de las que
no se entra al mundo de los vivos ni mucho menos, porque “eso son manchas de moho y
*
“Ante una mesa estaba sentada una mujer viejísima, que a la luz de una lámpara tejía una media gris; por su
extremo estaba unida al pasado. Cuando entré, me saludó inclinando la cabeza, pero sin apartar la vista de las
agujas con que tejía. ‘No puedo dejar de moverlas, pues si permanecieran un momento en reposo también tu
corazón se pararía, hijo mío, y ¡eso no debe suceder todavía! - se disculpó -. Ésta es la habitación del verdadero
presente, hijo mío. El presente es para todos los seres que están muertos porque no saben lo que es la vida y el
misterio que encierra. El presente es incomprensible para los seres terrestres, pues éstos no viven en la realidad. Si
pudieran sentir el presente tendrían también acceso a la eternidad, pues el presente no es otra cosa que la
eternidad donde se encuentra la verdadera vida.’ Es nuestra madre primitiva, la madre Vapor de Agua -
murmuró Felicitas a mi oído- si ella no existiera, no existiríamos ninguno de nosotros. Lo que está tejiendo no es,
como tú crees, una media, sino una banda gris. No tiene principio ni final, por lo que, como ella dice siempre,
llegará a tener figura circular. Si dejara de tejer, dice ella, solamente habría presente; pero la voluntad de la vida
no quiere que el relojero deje sus manos en reposo. No sé lo que quiere decir con esto. ¿Se referirá al tío
Güstenhöver?’” (Gustav Meyrink, “La casa del alquimista (fragmento de una novela)”, en : G. M., La casa de la
última farola - T. I Relatos, trad. María González de Buitrago, Felmar, Madrid, 1976 (1973), 45-131, 89-90
**
Ib., 86.
***
G. Meyrink, “Coagulum”, en : G. M., Tschitrakarna, das vornehme Kamel (33 Stücke aus ‘Des deutschen
Spieers Wunderhorn), Reclam, Leipzig, 1978 (1913), 69-76, 74 - Cfr. trad. Andrés Soria Olmedo, en : G. M.,
El cuerno maravilloso del burgués alemán, Felmar, 1977, 189-196, 194.
57
revoque podrido -Moderflecke sind es und abgeschuppter Bewurf”* de las que si acaso
soberana del charco para mayor desesperación del soñador que no despierta más a fondo en
su despertar todavía, demasiado lejos de la hoja de pan mojado a través de la que el juglar
vidente cabriola, muy al otro lado del redondel eucarístico que entra por la boca mientras
quien se lo come entra por él hacia el jardín de juegos nescientes e iridiscentes, porque “los
niños pasan del reino de la luz blanca - reino de las causas e imágenes eternas - al reino ‘de la
cola del pavo real’ o país de destellos multicolores, fantasías y cuentos” **, casi nada en
apixelado flotando sobre la baba de una prótesis dental ***, reino del arco iris, eso sí, toda la
vida y toda la muerte, ni vida ni muerte, edénica objetividad del color, doquiera que el libro
habitado por imágenes a la aguada toma distancias de “la mácula” pintada, das Mal, abierto
*
Ib., 71 - Cfr. trad. 191.
**
G. Meyrink, “La casa del alquimista”, op. cit., 91.
***
Fenómeno que no justifica del todo la insistencia con la que el Dr Gendrom, doctor en medicina y odontólogo
de New Bedford, Massachussets, por interpuesto forcejeo trató de adueñarse de la inquietantemente familiar
media caja de dientes que en múltiples ocasiones le había ofrecido el espectáculo de una melancólica faz vibrante
de luz, salvo cuando el prodigio era más apetecido, en la cámara ardiente de María Rosa Ferron, dueña de la
rosada micropantalla prometida en herencia al fervoroso profesional, la que en últimas jamás llegó a reliquia,
retenida por la mandíbula que derrotó a más de uno, cuenca enconchada en el último vado de la boca celosa, sin
que le ofendieran el mentón ni le lastimaran las encías, sin desbaratarle la sonrisa, férrea concha de su madre.
En palabras del mismo Dr Gendrom : - “Le hice una dentadura superior completa. El día que la hice, mientras
estaba retocándola, la madre entró en la despensa donde yo trabajaba y mientras yo la tenía en la mano, con su
gran sorpresa y la mía también, apareció un Ecce Homo en toda su gloria en el paladar de la dentadura. El padre
también fue testigo de la aparición. Todo esto ocurrió el 14 de mayo de 1931, alrededor de las 15. Fui en seguida
a la habitación de Rosa y le conté lo ocurrido. Después de haberme escuchado, ella me dijo: ‘No digáis nada.’
Más tarde, varias veces hasta su muerte, tuve que reajustar la dentadura; el Ecce Homo seguía apareciendo. El
rostro de Nuestro Señor parecía profundamente triste siempre, pero su expresión variaba en cada oportunidad...
La aureola sobre la cabeza era muy visible, luminosa y animada por vibraciones. Mi mujer y la señora Ferron
pueden atestiguarlo. Rosa me dijo que después de su muerte yo podía tomar la dentadura; cuando llegó el
momento varias personas trataron de sacarla, pero inútilmente.” (O. A. Boyer, S.T.L., Coronada de espinas -
María Rosa Ferron la estigmatizada de Woonsocket, trad. A. Gregori, Excelsa, 1944, 156-157)
58
de par en par a “la mancha” de humedad que ya está ahí, der Fleck, grísea textura de
vaporoso mercurio filosófico secreteando el fin polícromo de la Obra, fin del fin del sujeto
muy al tanto de sus marcas, entre las fantasiosas agujas de una Befana en sabanillas flamantes
distracción y desenfoque sin culpa, caracoles de colores y chispas de paja en lana de arreboles
“ella releva las ataduras intelectuales del alma y crea la tonalidad pura sin renunciar
por eso al mundo -sie hebt die intellektuellen Verbindungen der Seele auf und schafft
die reine Stimmung ohne darum die Welt aufzugeben- elle supprime les connexions
intellectuelles de l’âme et crée le ton pur sans renoncer pour autant au monde. Lo
multicolor -die Buntheit- no afecta los sentidos en el modo animal porque la
ininterrumpida actividad de la fantasía -die ungebrochne Phantasie-Tätigkeit-
l’activité ininterrompue de l’imagination- del niño brota constantemente de su alma.
Sino de puro verlo -Weil sie dies aber rein sehen- Mais parce qu’ils voient cela d’un
pur voir-, sin dejarse aturdir -verdutzen- méduser- en su alma, es algo espiritual: el
arco iris / eso no remite a una abstracción cultivada -züchtige- disciplinée-, sino a
una vida en el arte.
El orden artístico es paradisíaco -die künstlerische Ordnung ist paradiesisch-, porque
en él todavía no se trata de una fusión -Verschmelzung-, provocada por una excitación,
con el objeto de la experiencia, por el contrario el mundo es coloreado en estado de
identidad, de inocencia, de armonía. Los niños no conocen la vergüenza porque
no
tienen reflexión, solamente visión -nur Schau- seulement la vision. (...)
*
“Qué es el toisón. El toisón de oro. Fuera de un/a genêt/retama, por supuesto.
Rodea el cuello, el coño, la verga -Qu’est-ce que la toison. La toison d’or. En dehors d’un genêt, bien sûr. Elle
entoure le cou, le con, la verge- What is the fleece. The golden fleece. Apart from a genêt, of course. The golden
fleece surrounds the neck, the cunt, the verge-, la aparición o la apariencia de un hueco en erección, de un hueco
y a la vez de una erección, de una erección en el hueco o de un hueco en la erección: rodea un volcán. (...)
Alrededor de la vorágine que escupe, de la inagotable eructación de las letras en fusión, el toisón (),
el toisón púbico
el texto es el toisón de oro: objeto precioso, despegado por una suerte de escalpadura. La galera aquí
nombraríase Argo -détaché par une sorte de scalp. La galère se nommerait ici Argo- detached by a sort
of scalping. The galley would go by the name here of Argo.”
(J. Derrida, Glas, op. cit, 78b , 79bi - Trad. Leavey y Rand, 66b , 67 bi)
59
Cfr. el diálogo alrededor del arco iris. En él el color aplicado sobre las imágenes a la
aguada -die angelegte Farbe auf den getuschten Bildern- la couleur appliquée sur les
images au lavis- se distingue del color de la pintura que constituye la mácula -
Mal- tache. (...) Los libros de niños -Kinderbücher- no sirven para introducir
directamente a quienes los contemplan en el mundo de los objetos, de los animales y
de los hombres, en lo que suele llamarse vida -in das sogennante Leben- dans ce
qu’on appelle la vie. Pero si existe algo como la anamnesis platónica, entonces tiene
lugar para los niños cuyo libro de imágenes es el paraíso. (...) Volver completamente
la espalda al espíritu del verdadero arte -Völlige Abkehr vom Geiste der wahren Kunst-
Se détourner complètement de l’esprit du vrai art- es la única condición necesaria
para que el color pueda devenir animado -die Farbe allein bewegt werden kann- pour
mobiliser la couleur-, donde habita la fantasía -Phantasie- imagination. Pero
el sosiego -Beruhigung- apaisement- que se adueña de nosotros es incomparable,
cuando encontramos estas imágenes, sin nombre y modestas, verdaderamente
dedicadas a los niños. Tan distanciado -entfernt- está el paraíso del apocalipsis - por
más demorado que éste sea -wenn auch zögernden- celle-ci fût-elle hésitante-, cuanto
ellas del arte.
En el adulto -dem Erwachsenen- la nostalgia del paraíso es la nostalgia de las
nostalgias -die Sehnsucht der Sehnsuchten. No la de la plenitud; sino del ser sin
nostalgia.
El Elíseo gris de la fantasía es para el artista la nube en que descansa y la
nubosa
pared de sus visiones. Para el niño se abre y colores se muestran tras ella.
Mote: Celajes verdes desde ya en el atardecer rojo
Fritz Heinle -Das graue Elysium der Phantasie ist
für den Künstler die Wolke in der er ausruht und die Wolkenwand seiner Gesichte.
Den Kindern öffnet sie sich und buntere zeigen sich hinter ihr.
Motto: Grüne Schimmer shon im Abendrot
Fritz Heinle - L’Élysée gris de l’imagination est
pour l’artiste le nuage où il prend son repos et le fond nuageux de ses visions. Pour
l’enfant le nuage se déchire et d’autres nuages plus colorés se montrent derrière lui.
Exergue: Des lueurs verts dès le rouge crépuscule
Fritz Heinle”*,
Buntheit a la que el lote más especulativo del Concise Oxford de 1924, no sin titubeos,
devuelve los substantivos bunt, “cavidad, parte bolsuda, de una red de pesca, una vela
*
W. Benjamin, “Die Farbe vom Kinde aus betrachtet”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 110-112, 111, 112 (fr. 78
- 1914/1915) - Cfr. trad Chr. Jouanlanne y J.-Fr. Poirier, “Les couleurs au regard de l’enfant”, en : W. B.,
Fragments, op. cit., 132-134, 133, 134 ; “Zu einer Arbeit Über die Schönheit farbiger Bilder in Kinderbüchern
(Bei Gelegenheit des Lyser)”, 123-125, 123, 124 (fr. 91 - 1918/1919 y 1920/1921) - “Pour un travail sur la
beauté des images en couleur dans les livres d’enfants (À propos de Lyser)”, 156-158, 156, 157)
60
etc.”, y bunting, “(tejido de estambre expandido para) banderas / tal vez = tela de
cedazo (BOLT5) desde el obsoleto bunt cribar, o quizás = Alemán bunt de varios colores +
ing -(open-made worsted stuff used for) flags / perh. = bolting-cloth (BOLT5) f. obs. bunt sift,
desusado sentido del verbo to bunt, “cernir”, favorezcan la confluencia de las ideas de
abigarrado por traslapo preoriginal de rojo y gris, flujo escarlata en cinéreo pie de página,
margen inferior a todo lo largo de la partitura del concierto a cuatro manos con Geoffrey
Bennington*, circunscritos y separados sus speck acts de contrición y los pseudobásicos del
*
Si el puro ver jamás se tiene, ni de profundis, porque lo que agarra y rapta es él, desde y para siempre perdida de
vista la Buntheit negada a plantas y bestias descaradas en exceso, la que brota tanto del rubor de la vergüenza
cuanto del gris perlino de la anámnesis platónica (porque “la luz que colorea no puede aparecer en ninguna parte,
ni entre los animales ni entre las plantas, ni sobre colores turbios ni sobre colores brillantes, tan sólo sobre el
rostro humano, cuando deja por completo de irradiar, se concentra con el rojo sombrío -allein auf dem
Menschenantlitz, wenn es zu strahlen ganz aufhört, versammelt es sich mit der dunklen Röte- sur le seul visage
humain, quand il cesse totalement de rayonner, dans le rouge sombre. El color de la vergüenza es puro: su rojo
no es lo que tiene color ni del color sino lo que da el color -ihr Rot ist nicht Farbiges noch Farbe sondern
Färbendes- son rouge n’est ni ce qui a de la couleur ni de la couleur mais ce qui donne la couleur. Es la
rojez de la fugacidad en la paleta de la fantasía -Es ist das Rote der Vergängnis von der Palette der Phantasie-
C’est le rouge de la fugacité dans la palette de l’imagination. Pues esta luz purísima que da verdaderamente el
color no es cosa distinta de la luz coloreada, multicolor, de la fantasía. Le son propios los colores tras los que
aparece una esencia que no es la expresión de una interioridad.” - “Über die Scham”, ib., fr. 48 (alrededor de
1919-1920), 69-71, 71 - Cfr. “Sur la honte”, 150-152, 151-152; “Posibilidad del color elíseo en Marées si la
relación se invierte: el color nace del gris y no el gris del color” - “Schein”, ib., fr. 86 (1919-1920), 119-120, 120
- “Apparence”, 152-153, 153; “Ira de adentro - también fisiológicamente desde otro sistema < . > El color no
puede aparecer como ‘luz coloreada’ dotada de una forma. Eso depende del aparecer sin forma de la fantasía. La
mácula < : > la superficie sobre la que algo puede llegar a aparecer, de adentro y de afuera. El muro. El rostro
humano -Das Mal < : > die Fläche auf der von innen und auen her etwas zur Erscheinung kommen kann. Die
Mauer. Das menschliche Antlitz- La tache < : > la surface sur laquelle quelque chose, venu du dedans et du
dehors, peut faire son apparition.. Le mur. Le visage humain. El oro y el color del rostro humano como colores
importantes de la mácula. ¿Los colores de la mácula siempre y necesariamente - como los dos susodichos son -
susceptibles de irradiar -strahlungsfähig- capables d’irradier? Sentimiento de la vergüenza extremadamente
desarrollado en los niños. Que tan a menudo se avergüencen depende de tener tanta fantasía, máxime en los
primeros años.” - “Erröten in Zorn und Scham”, ib., fr. 88 (1920-1921), 120 - Cfr. “Rougir de colère et de
honte”, 153), quien hubiese presumido rozar el muro de Benjamin a la vuelta de la pared de Meyrink (esquina
más perra que caligaresca al examen de cualquier nariz, no sólo a los ojos de Scholem, el viejo amigo del primero
que muchas buenas razones tenía para guardar celosamente el fragmento intitulado El Arco-iris o el arte del
paraíso mientras de los graffitis del segundo deducía “una rara vocación para el misticimo charlatanesco, y una
irresistible gana de épater le bourgeois” - Gershom Scholem, On the Kabbalah and his symbolism, trad. Karl
Mannheim, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1965 (1960), 158) debería haber desperdiciado el impulso del
arrepentimiento necesario para no doblar la ya derruida arista de la paz en que se confrontarían el “sosiego -
61
otro mediante una faja gris de alabeos en barnices discriminantes, curvas de orondos velos
fundamento de los hechos, al fin y al cabo nada distinto de lo que habrá pasado el 13 de
julio de 1960 :
Beruhigung” que inspiran a Benjamin los libros de los niños y el “sosiego -apaisement” que acompaña a
Derrida ahogado, derretido en su propia sangre no propiamente como Ray Charles y Agustín en sus lágrimas,
absolución en tránsito perpetuo y transitoriedad absoluta del menstruum universale de un párvulo profeso y
confeso, “fugacidad” o Vergängnis de la paleta de la fantasía y de la aguja de la contrición, a un renglón en blanco
de la enésima cita de las Confesiones, velada vena de poeta entre garras y pico del águila dorada ardiendo en
“incendio imaginato”, para que despierte desde ya, la cara hacia la visión ondeante, exangüe, agrisado
moribundo, no radioso cazador cazado sobre el monte Ida, ni guerrero transfijo por el acúleo del sangredo de mar
materno rodeando la isla de su devenir mujer, mullida jetée, “malecón” y “echada” de su redevenir crío, Dante en
trance de supremo dégrisement, arrojado a la hoguera del purísimo ver de Lucía, ave de fuego y oleaje rapaz, al
fin ante la imperceptible entrada del Purgatorio, una anti-puerta, “un rotto, / pur come un fesso che muro
diparte” (Purg. IX, 75), mera fisura a la sombra del traje ceniciento del guardián angélico sobre la piedra del
último peldaño, pórfido mareante “come sangue che fuor di vena spiccia” (ibíd. 103) : - “... desde este sueño en
mí desde siempre de otra lengua, de una lengua completamente cruda, de un nombre también medio fluido, como
la sangre, y oigo la burla, pobre viejo, no emprendas el camino, no es mañana la víspera -c’est pas demain la
veille-, nunca sabrás, la sobreabundancia de una crecida -crue- tras cuyo paso un dique deviene bello como la
ruina que siempre tendrá en el fondo de sí mismo emparedada -emmurée-, sobre todo la crueldad, otra vez la
sangre, cruor, confiteor, lo que la sangre habrá sido para mí, me pregunto si Geoff lo sabe, cómo podría saber que
aquella mañana, un 29 de noviembre de 1988, vino tal frase, desde más allá de lo que nunca podré decir, pero una
sola frase, una frase apenas, la palabra plural de un deseo hacia el que todos los demás desde siempre parecían, la
confluencia misma, apresurarse, un orden suspendido de tres palabras, encontrar la vena -trouver la veine-, lo
que un enfermero podía murmurar, una jeringuilla en la mano, hacia arriba la punta erguida, antes de la toma de
sangre, cuando por ejemplo en mi infancia, y recuerdo aquel laboratorio en una calle de Argel, el miedo y la ola
de un glorioso sosiego -la peur et la vague d’un glorieux apaisement- a la vez se apoderaban de mí, me tomaban
ciego en sus brazos en el instante preciso en que la aguja de la jeringuilla se aseguraba un paso invisible, siempre
invisible, para el continuo fluir de la sangre, absoluto, absuelto en el sentido de que nada parecía interponerse
entre la fuente y la desembocadura, ya que el muy complicado dispositivo de la jeringuilla era introducido en ese
sitio tan sólo para dejar el paso y desaparecer en cuanto instrumento, pero continuo en otro sentido, el de que, sin
la intervención ahora brutal del otro que, decidiendo interrumpir la marea -le flot- una vez la jeringuilla, siempre
erguida, retirada del cuerpo, doblaba con fuerza mi brazo hacia arriba y apretaba el algodón en el interior del
codo, la sangre hubiera podido seguir inundando todavía, no indefinida pero sí continuamente, hasta agotarme,
aspirando así a lo que llamaba: el glorioso sosiego.
‘Por qué nos confesamos a Dios, si él sabe (todo de nosotros).’ Título dado al cap. I del libro XI de las
Confesiones de San Agustín en la traducción de Robert Arnauld d’Andilly (1649). Es en esta versión, muy libre,
en que leí por primera vez las Confesiones. A pesar de mi apego a esta edición bilingüe (Garnier, 1925) en la que,
hace tanto tiempo, descubrí las oraciones y las lágrimas de Agustín, a partir de ahora...” (J. Derrida,
“Circonfession - Cinquante-neuf périodes et périphrases écrites dans une sorte de marge intérieure, entre le livre
de G. Bennington et un ouvrage en préparation (janvier 1989-avril 1990)”, en : J. D. y Geoffrey Bennington,
Derrida, Seuil, 1991, 9-11 - Cfr. trad. Mª Luisa Rodríguez Tapia, Cátedra, Madrid, 1994, 28-31)
62
Better get it in your soul, alto de Eric Dolphy, tenor de Booker Ervin, trompeta de Ted
Curson, batería de Danny Richmond y bajo de Charles Mingus, ahoritica, festival de Antibes
en buseta de Promotora Universo S. C. A., les juro, querida/os estudiantes, servicio ejecutivo,
Leben con dos banderas azules volteadas al derecho y al revés, una y otra vez, para que lea su
salir disparado en arrebol al otro lado del mundo, apocalíptico highball (“whiskey con soda y
hielo en vaso largo”, desde las postrimerías del siglo antepasado cifra de la euforia alcohólica
que “según un editorial del New York Journal del 16 de septiembre de 1898, a fines del siglo
XIX los trabajadores de los ferrocarriles solían levantar sobre cierta estaca una pelota para
informar al ingeniero que tenía que apurarse. Los empleados ferroviarios, siempre sumisos a
un ritmo muy apretado, tenían apenas el tiempo de un trago expedito, normalmente whiskey
con agua - de donde highball”) susceptible de invertir en cometa de espanto la policromía del
tránsito redentor hacia lo que ya está, si fe hay que dar a la confesión registrada por el editor
*
“Heteroautobiotanatográfico” : injerto de otra escena de injertos en que se mixean deliberadamente “verdad y
ficción, virtualidad y realidad, testimonio y perjurio, donde los nexos del psicoanálisis, de la desconstrucción y de
la literatura se encuentran anudados con mayor resalte”, casi más exactamente que el presunto corpus de Derrida
con el de Mingus : - “Esta escena de lectura, sin ser excluida de cualquier otra parte del corpus, se hace
ciertamente más insistente en los textos de tonalidad ‘autobiográfica’ que, desde ‘Circonfesión’ y Memorias de
ciego hasta ‘Un gusano de seda’, La contracalle y Rodar las palabras (¿pero qué texto de Derrida, aun el más
formalizado, el más especulativo y teórico, podría verdaderamente ser descartado de este opus
‘heteroautobiotanatográfico’?), tienen explícitamente en vista la cuestión del sujeto y de su autorretrato ‘en
63
ante el cojón jabonoso y su pantalla de cristal líquido rodando y zumbando por ahí como el
malparido
Greiff untando y chupando el deseo de una cohesión familiar no menos armoniosa por
perversa, eyeball en highball, consabida historia del ojo devuelta al tráfico de pupilas
casi tan tristes cuanto las reunidas en el “cuenco” o socket de la dentadura postiza de
Woonsocket, historia nunca desinteresada, nada que ver con el puro ver de las dádivas que
ruina’.” (Ginette Michaud, “‘Rêver de dire’ - Autour de quelques oneirographies derridiennes”, en Europe, nº
901, mayo de 2004, 57-82, 62, 61)
*
“Basta - yo soy la que debería estar celosa - ¡Charles y yo nos íbamos a casar cuando llegaste tú! Ahora es que
aflojo el resto. Hasta tendría un hijo para nosotros tres. Charles, tenemos que contarte una cosa - anoche echamos
una cana al aire -we tried a ball. Lee-Marie me hizo el amor, yo le hice el amor, hicimos de todo. Poco a poco nos
emborrachamos, yo con vodka y ella con scotch. Hasta ahí nada. Empezamos a oír ruidos en el apartamento
nunca antes escuchados. La luz era baja. Entonces empezamos a sentir que estabas efectivamente ahí con
nosotras, diciendo ‘Nenas, esperen al viejo Ming’ - cuando un extraño destello corrió súbitamente por el piso. Era
como una resplandeciente y azulosa burbuja de jabón y las dos vimos una pequeña cara en la burbuja, una sola. Se
parecía a ti - ¡con cruces o signos de + en lugar de ojos! Lee-Marie estaba asustada igual que yo, pero pensamos
que podía ser un reflejo de la luz de la vela. Nos agachamos para mirar de cerca y ahora lo que había en la burbuja
eran dos caras - la mía y la suya. Lentamente se juntaron y disolvieron en la de alguien más - nadie reconocible,
como hombre y mujer al mismo tiempo - no podíamos decidir. En seguida apareció otra vez tu cara, esta vez con
los ojos cerrados. Lee-Marie no sé, pero yo me puse a pedirle perdón a Dios o a Alguien. Nos precipitamos hacia
los interruptores y el dedo de cada cual por su lado oprimió el suiche - ¡click! exactamente en el mismo instante,
pero las luces no espantaron a la burbuja. Se volvió amarillenta, verdosa, púrpura, brillante en el centro como una
bola de cristal, en seguida se empañó poco a poco como un pequeño balón de colores espumarajeando aquí y allá
sobre el piso. Nos quedamos paralizadas - apenas pude retener el aliento rogando a las velas encendidas que
siguieran alumbrándome en nombre de Cristo... Mingus, ¡no más brujería por favor! (...)
¡Donna! ¡Te dije que era su ojo! Tamaño y forma de un grano de uva grande y sombrío, sólo que como de
cristal, transparente, y juro que resonaba. Como soda fresca vertida en un largo vaso - crepitando y chasqueando
como burbujas de agua de Seltz alrededor de cubos de hielo pero diez veces más duro. Papito, no nos asustes así.
La próxima vez despáchanos toda tu imagen o no vengas. Pero me gustaría que eso pasara cuando estemos todos
juntos. Algún día tendremos una sesión o lo intentaremos con una tabla de escritura espiritista.” (Charles Mingus
y Nel King ed., Beneath the Underdog - His world as composed by Mingus, Vintage, Nueva York, 1991 (1971),
279-280)
64
olímpico, pajuela de
Aquiles en pacífica playa salivar, páginas terrestres y ecuóreas, encendidas y etéreas, nada
que
oír con el puro oír de su estratificada concha acústica, una oreja templada en otra y viceversa,
pabellón de Kafka niño en “uno de esos estudios del siglo XIX que, con sus cortinajes y
palmeras, sus tapices y caballetes, tenían algo de cámara de tortura y de salón del
trono
y abanico con el que se guarda el rostro de la llama o la vista de la luz, orecchia a sventola
“Y como si valiera la pena hacer aún más pegajosos y opresivos estos trópicos
acolchados -diese gepolsterten Tropen noch stickiger und schwüler-, el modelo
sostiene en la mano izquierda un sombrero desmesurado de ala ancha, como los de los
españoles. Unos ojos inconmensurablemente tristes dominan el paisaje que les está
destinado y en el que la concha de una gran oreja está a la escucha -die Muschel eines
gro en Ohrs hineinhorcht.
*
W. Benjamin, “Ein Kinderbild”, en : W. B., G. S. - II.2, op. cit., 1977 (1934), 416-432, 416 - “Una imagen
infantil”, trad. José Muñoz Millanes, en : W. B., Sobre la fotografía, Pre-textos, Valencia, 2005, 59-70, 59.
**
Ib., 416-417- Trad. 59-61.
***
En determinadas circunstancias el ejercicio consistente en sustituir texto por sueño puede resultar instructivo,
aún en el caso en que, por muy distintos motivos, otras palabras, tales como “concepto” y “guerra”, también
tuviesen que ser reemplazadas : - “En De la gramatología, en el momento en que Derrida afirma que para el
escritor es imposible situarse simplemente fuera de la lengua y de la lógica del discurso que él entretiene, es decir
dominar el texto y ser el terminante poseedor del propio discurso, puede leerse la célebre afirmación: ‘No hay
fuera-de-texto -Il n’y a pas de hors-texte’ (op. cit. 227 - Cfr. trad.. 202); el concepto de texto general aparece
entonces en el pensamiento de Derrida al mismo tiempo que la limitación de la función de ‘autor’. Ya que el texto
deviene general (que todo lo que es está en el texto), lo que es llamado ‘texto’ permite repensar la relación entre
el texto y el mundo o entre la escritura y la vida. El sentido y la función del concepto de texto son igualmente
reelaborados por Derrida: el texto es apenas tejido por diferencias y por trazas de trazas, todo texto siendo la
transformación práctica de otro texto. Así que en ningún momento puede hablarse de una absolutización del texto
en Derrida; en este sentido no se trata de una nueva teología, de una teología del texto. Por ende, de manera
inaparente y discreta, esa afirmación provocadora -‘no hay fuera de texto’ - es una verdadera declaración de
guerra al pensamiento occidental.” (Marc Goldschmit, Jacques Derrida, une introduction, Univers Poche, París,
2003, 11-12)
65
galope del que lee donde y cuando “no hay fuera-de-sueño”***, es decir por doquier y siempre
pradera de visos y tornasoles, temblando sobre letras que tiemblan, suelo y vuelo por
conjetura de iacens y iactus, sin seguir siendo el mismo temblor del no seguir siendo suelo
estremecido y vuelo trepidante, tierra que pisa y jinete cabalgado, sin continuar viviendo en
América, a lo largo y a lo ancho del Theatrum Mundi del peregrino indocumentado, Karl
eco del apodo del insomne estudiante Josef Mendel, apodado “Café Negro -schwarzen
común y muy corriente, a lo mejor sin conversión ni deseo alguno, sí podría reventar el goce
del lector incesante por las cinchas profesionales que no están, mucho menos apretadas
alrededor de un doctorado, pinta o identificación que tampoco, pues “la felicidad le espera -
das Glück erwartet ihn- en el teatro natural de Oklahoma, una auténtica pista de carreras” ****,
*
En castellano en el texto original: Franz Kafka, Der Verschollene (Amerika), Fischer, Fráncfort, 2001 (1927),
306 - Trad. D. J. Vogelmann, Alianza, Madrid, 1980, 306 ; trad. Edwin Muir, Penguin, Nueva York, 1983, 257.
**
Ib., 268 - Trad. D. J. Vogelmann, 269-270 ; trad. E. Muir, 242.
***
Ib. 269 - 269-270 ; 242.
****
W. Benjamin, “Ein Kinderbild”, op. cit., 417 - Trad. J. Muñoz M., 61.
66
credenciales de mérito mensualmente reconocido, donde se supone que uno pueda parecerse
aspirantes a las tablas de lo real soñado, personajes en busca de imposible autor, igual que
los otros seis, si “en ambos casos este lugar constituye el último refugio -beiden ist dieser Ort
die letzte Zuflucht-, lo que no quita para que implique la redención -Erlösung. Pues la
Prämie auf das Dasein, sondern die letzte Ausflucht eines Meschen- al que, como dice Kafka,
‘el propio hueso de la frente... hace que el camino’ se le extravíe” *, ya que no sólo los
“este lugar -dieser Ort”, el contenido continente de la página, esta página, la de quien se
acabó leyendo al que lee a Derrida leyendo a Adorno leyendo a Benjamin leyendo a Kafka...
entrelazados por lo menos dos rumbos de una Flucht, “huída”, singular Flüchtigkeit,
“fugacidad”, “volatilidad”, nada que empuñar ni impugnar, nada que echar en cara, ni puños
ni caras, vertiginosa alegría en una salida por entrada que casi nada comparte con el ritmo al
que Karl debería clavarse pues, en palabras de su tío, big boss en persona, “todo desarrollo
aquí obedece a la misma rapidez -alle Entwicklungen gehen hier so schnell vor sich-
developments in this country are always rapid”**, a la medida de la prisa global de Mr. Mak,
*
Ib., 423 - Trad. 68.
**
F. Kafka, op. cit., 55 - Cfr. trad. D. J. Vogelmann, 52; E. Muir, 53.
67
sin embargo “increíblemente flexible -unglaublich biegsamer- incredibly supple (...) a las
claras uno de tantos hijos de millonarios, descastados -mi ratenen- malogrados- failures-
desde el punto de vista de los padres, cuyas vidas transcurren de tal manera que un hombre
común no podría contemplar sin dolor ni un solo día, un día cualquiera de ellas. Y como si él
torno a sus labios y a sus ojos una sonrisa de dicha perenne -ein unaufhörliches Lächeln des
Karl, antes de que se echara a la busca del empleo perdido por haber sido expulsado del
seno de los privilegios que quizás, con la complicidad del hueso de su frente, habrían hecho
de él otro Mak, entregado a “la equitación como mero placer y sano ejercicio pero de ninguna
manera como un arte -das Reiten als blo es Vergnügen und als gesunde Übung aber gar
nicht als Kunst- simply a pleasure and a healthy exercise and not at all an art”**, escombro
de lujo para quien pretenda negociar desde el sueño vergonzante la murria del sueño mimado
por el exceso de miramientos, riendas en puños, pies en estribos, nalgas cuadradas sobre la
silla de montar, equivale a someter las fluctuaciones de la bolsa de la modorra “en una casa
de hierro -in einem Eisenhause- in a steel house”*** como la de su tío, para mayor
*
F. Kafka, op. cit., 51 - Cfr. trad. D. J. Vogelmann, 48-49 ; E. Muir, 49.
**
Ib., 52 - Cfr. 49 ; 50.
***
Ib., 49 - 46 ; 48.
****
“... pues, seguramente a raíz de esa atención constante -steten Aufmerksamkeit- unremitting attention- que
durante el día desarrollaba, sufría de una franca soñera -geradezu an Schlafsucht- from an actual longing for
sleep-; pero una vez en su cuarto de baño el pesar pronto se desvanecía -verlor sich das Bedauern bald- he
ceased to be sorry for himself. Sobre toda la bañera, a lo largo y a lo ancho, se extendía el tamiz de la ducha -
spannte sich das Sieb der Douche- stretched the spray- - ¿qué compañero de colegio allá en su tierra, por más
rico que fuese, poseía una cosa semejante y hasta para su uso exclusivo? - y allí ahora yacía Karl estirado -da lag
nun Karl ausgestreckt- -there could lie Karl outstretched-; en esa bañera podía estirar -ausbreiten- spread out-
68
exactitud en el cuarto de baño****, más cabezas de clavo sobre los costados de la Jacuzzi
Modelo Aura Plus que en los ijares de una cajafuerte conceptual diseñada por Otto Wagner,
publicidad y mercadeo han definido hace décadas como embossing en beneficio del
homofobofílico, criba de sellos macizos sobre cuero de picadero y percusión de gota caída y
diseminado, a sobre haz nada en común con la “escena caballera” de la cárcel de Mettray y
espíritu del cristianismo, Genet y El milagro de la rosa, azufre y mercurio tout court (como
quien dice totus curtus, “todo cortado”), traídos menos de los cabellos que de los rizos del
los brazos cómodamente, y dejando que descendieran sobre él las corrientes de agua tibia, caliente, de nuevo tibia
y finalmente helada, la distribuía a su voluntad por regiones o sobre la superficie entera. Allí yacía como sumido
en la delicia del sueño vagamente reiterado -ein wenig fortlaufenden Genusse des Schlafes- a still faintly
surviving enjoiment of sleep- y especialmente le gustaba apresar con los párpados cerrados las últimas gotas, que
caían aisladas y luego se abrían desparramándose sobre la cara. (...)
... en el recinto, que aún seguía bañado en la media luz, bien pronto no se oía otra cosa que los cascos de los
caballos que galopaban y apenas se veía algo más que el brazo erguido de Mak, con el cual éste hacía a Karl
alguna señal de mando. Después de media hora de un placer semejante, que desvanecía como un sueño -wie
Schlaf vergehenden- fleeting as a dream-, se detenían, Mak llevaba muchísima prisa...” (Ib., 52, 53 - Cfr. 49, 50 ;
50, 51)
69
toisón textual, si algo puede traerse y partirse de lo que no tiene afuera, descuadrando apenas
“Aquí comienza el discurso legendario del águila Magnificar el mojón -l’étron- the turd-
,
y de las dos columnas. glorificar lo que vence y cae cortado
-échoit- what falls cut- (stronzo, stron-
Sobre la castración y la diseminación, asunto
que se remonta al diluvio. zare, strunzen) de bajo la silla/cámara,
-sous la selle- under the saddle-, erguir
el patrón/semental -étalon- stallion- de
Como Condillac, como Rousseau, Kant y unos su firma, o desarzonar la erección,
hacer
cuantos más, Hegel acude a una suerte de ficción caer del trono al rey, he aquí lo que se-
teórica: el relato de un evento catastrófico recons- ría equivalente.
tituye el origen ideal-histórico de la sociedad hu-
mana. Y él reinscribe la narración bíblica con los
ojos fijos en una red de filosofemas. Para que fun-
cione es muy necesario que por algún lado am-
bos textos sean homogéneos.
El diluvio es la pérdida del estado de naturaleza Resto/a - a saber - lo que hace cagar
(Verlust der Naturzustandes). Antes del diluvio -Reste - à savoir - ce qui fait chier-
(Flut) el hombre vivía en armonía natural con la Remain(s) - to (be) know(n) - what
naturaleza. El diluvio desgarra al hombre... causes shitting.
(...)
uno podría contentarse con decir que ha empe- Oro/ahora -Or- Now- - la esena ca-
zado a concebir - a secas -tout court- and nothing ballera (‘Estaba yo a caballo’)
arras-
else. tra en su procesión, por pequeñas sa-
En todos los sentidos de la palabra. Noé, es el con- cudidas continuas, al trote, las dos
pá-
cepto. Con un mal juego de palabras, judío-griego, ginas siguientes...
a la Joyce, y un toque de galicismo, se diría la (...)
noesis -noèsis. Es un pura-sangre, árabe esta vez, una
En efecto, para dominar la hostilidad de la natura suerte de hueco erguido que se monta
materna en sus aguas desatadas, había que pensar- como un caballo, un trono, el cono de
la, concebirla, captarla. El ser pensado es el ser do- un volcán. La erección en abismo,
he
minado. El concepto marca la interrupción de un aquí como eso -ça- firma y como eso
primer estado de amor. Su hijo dice a la natura: no se pone en silla/cámara y como
eso
me amas, no quieres que te ame, voy a pensarte, a reina, como eso se traba -s’enraye- is
concebirte, dominarte. El concepto se atarea alre- jammed-, como eso firma y eso
reina.
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dedor de una herida. ‘Para que el hombre pudiera Las retamas -genêts- crecen tan
cerca
contestar a las agresiones de una natura en lo su- de los volcanes.‘En el centro del círcu-
cesivo hostil, ésta tenía que ser dominada (be- lo, está la cubeta donde se va a
cagar.
herrscht); y ya que el todo dividido en dos (des ent- Es un recipiente de un metro de
altura,
zweite Ganze) sólo puede ser dividido en idea y en forma de cono trunco. Sus
costados
efectividad (in Idee und Wirklichkeit), la más alta tienen dos orejas sobre las que se co-
unidad de dominio (Beherrschung) está o en un ser- locan los pies después de haberse
sen-
pensado o en un ser-efectivo (Wirklichen).’ tado en la cima, donde un respaldo
(...) muy bajo, parecido al de una silla ára-
be, otorga al que se desocupa la ma-
jestad de un rey bárbaro sobre un tro-
no de metal. Los presidiarios que
tienen gana levantan la mano, sin
A la ruptura de la Gleichgewicht materna, se podía decir nada, el preboste hace una
hacer -on pouvait faire- otra respuesta. señal y el presidiario sale de la fila
de-
No los apaciguados costados de una morada flotan- sabrochándose los pantalones que se
te sino la erección de una torre guerrera. sostienen sin correa. Sentado en la
Como Noé, Nemrod replica a la violencia natural cima del cono, sus pies colocados
so-
haciendo que lo pensado, el Gedachtes, sea. Como bre las orejas, debajo de él
cuelgan
él también impone la ley del viviente. Pero a diferen- sus cojones. Quizás sin darse
cuenta
cia de Noé, no procede bajo el signo de la paz: a su de aquello, los presidiarios siguen
su
vez desata una violencia tiránica, la desconfianza, ronda silenciosa, y se oye la mierda
la guerra; funda una sociedad unida por la fuerza, y caer en la orina que alcanza a salpi-
la ley del viviente es la ley del más fuerte. En lugar car sus nalgas desnudas. Él orina
y
de oponerle aquello mismo que el mar todavía lleva desciende. El olor sube. Cuando
entré
puesto sobre sí, mecido por ella, el arca, le hace en la sala, me golpeó
sobremanera
frente, choca con ella y la hiende con una inmensa el silencio de los treinta tipos y,
en
torre. Hegel sigue aquí las indicaciones de Moisés seguida, la cubeta solitaria,
imperial,
que concuerdan con las Antigüedades judías de centro del círculo móvil. ... ¡Uno...
Josefo: ‘Pues Nemrod había decidido construir una dos! ¡Uno... dos!
71
torre (Turm) de una altura muy superior a la que ‘Es siempre la misma voz gutural de
nunca podrían alcanzar las mareas y las olas vergajo -marle- big shot-, venida de
(Wasserwogen und Wellen) elevándose unas sobre una garganta recargada de gargajos
otras (sich auftürmen) y de vengar así el naufragio -molards- oysters- que él sabe tam-
(Untergang) de sus ancestros (según otra versión bién proyectar con violencia en la
je-
- Eupólemos apud Eusebio, Praeparatio evangelica, ta de un/a marica/campana -dans
la
9, 17 - son los mismos sobrevivientes del diluvio que gueule d’une cloche- in the face of
a debieron construir la torre).’ jerk-, es el grito y la voz que
había
(...) en Mettray.’
quizás algún día desconstruidas, no por sobrevolar bien y mal con soberana indiferencia de
ave rapaz, sino al permanecer en el discrimen avergonzado de “quien” o “lo que” no conoce
vergüenza, rojo y gris nombran a la par el último color del que la policromía se desprende,
desgrana, esparce y prolifera, sea que el gran filósofo se fije en la red de filosofemas
templada paralelamente al relato bíblico para que funcione la agresiva campaña teórica, sea
que la cámara del lector enfoque los detalles más espectaculares del ritual que el guía está
muy interesado en señalar para mejor esculcarle, Derrida mismo, indígena imposible, ni por
el forro dueño de la campana o del lugar como para disponer a su amaño cómo y cuándo el
gandul debería saciarse de pintoresca literatura mientras con todas las de la ley se le saquea
no ver y ver se enredan con ver puro, mientras placidez de coolness y zozobra de escalofrío
arca solipsística y ventanilla del atestado y humoso compartimiento del tren de la compañía
del teatro de Oklahoma a la que se asoma el despabilado para que de las profundidades y de
las alturas en que valles y montes se desvisten uno tras otro también le sean regalados
torrentes de bucles espumosos, a la vista del último renglón de la última página, “tan cerca
que el hálito de su frescor estremecía el rostro -der Hauch ihrer Kühle das Gesicht
erschauern machte -the breath of coldness rising from them chilled the skin of one’s face”**,
*
J. Derrida, Glas, op. cit, 46-49 - Trad. Leavey y Rand, 37-40.
**
F. Kafka., Der Verschollene (Amerika), op. cit., 318 - Cfr. D. J. Vogelmann, 318 ; E. Muir, 268.
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tan lejos que el revuelo no culmina en la piel de gallina de la versión norteamericana sino
Atget, impaparazzo que “buscó lo desaparecido y lo extraviado -er suchte das Verschollene
agua de un barco que se hunde -saugen die Aura aus der Wirklichkeit wie Wasser aus einem
sinkenden Schiff”*, espectro de Rossman filmado de una vez por ninguna durante su gira a
separarse de él con él en aras del cuidado paternal que merece, mejor dicho al “escurrirle” o
(...) S. Ildef., 189: ‘salió el santo padre con él de la çibdat a le escorrir con grand
filustres definitorios es devorada por lo que no debería darme pena llamar “risucchio”,
aunque hasta ahora ningún pasable equivalente me pare bolas en un idioma distinto del que
debería sonarme materno, por más gusanos de belvederes postales que el dedo índice picotee
al pie de las rejas de la carroza de los diccionarios, en este trencito que no parece llevar a la
meta del aire libre sino a la claustrofobia del sudoroso cartón piedra de la Nueva Catedral
*
W. Benjamin, “Kleine Geschichte der Photographie”, en : W. B., G. S. - II.1, op. cit., 1977 (1931), 368-385,
378 - Cfr. trad. J. Muñoz M., en : W. B., Sobre la fotografía, op. cit., 21-53, 40.
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