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SUEÑOS ANIMALES DESPERTARES

Al Niño Verde

“Al ver el Flechador, que en furia ardía,


el vástago de Zeus y de Maya,
se ocultó entre las sábanas fragantes,
envuelto, cual ceniza sobre brasas.”
Homero, Himno a Hermes, vs. 235-239 - Trad. Leopoldo López Álvarez

“Le fils de Zeus et de Maïa s’enfonça dans ses langes odorants: comme une cendre épaisse couvre des
charbons ardents de chêne-vert, Hermès ainsi se cacha, en voyant le Dieu archer.”
- Trad. Jean Humbert

1- 19.11.05. Casi las cuatro de la tarde. Lloviendo durísimo. La Séptima entre velos

líquidos. El de la ventana debería ser más espeso. “Vidrio de cámara” lo llamó ayer el señor

Murillo, el técnico que vino a cotizar la instalación de cristales anti-ruido. Si de verdad

compramos el apartamento de la señora Guerra, quizás quede plata para modificar esta

ventana y la del dormitorio. Esta mañana la dueña preguntó por qué no arreglamos el estudio

en el cuarto al otro lado del corredor, que no da sobre el semáforo de la 47 y es mucho menos

ruidoso : la buena luz y la conexión del computador le dijimos, pero, al sentarme aquí

después de la siesta y al aparecerme la calle envuelta en lluvia, recuerdo muy bien que hace

dos años, cuando llegamos a Bogotá, la idea de escribir a la vista y al oído de buses, busetas,
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carros y peatones me encantó, como si el escenario de la pantalla se dilatara y las letras se

movieran y sonaran por sí mismas con sólo desviar apenas la mirada. A propósito de páginas

vivas o violento tráfico alfabético*, en el punto o enjambre de partida de las sesiones que nos

conciernen más allá del mal de ojo global, es decir en Acabados, y al encuentro de “una

ética o una política del sueño que no ceda ni al imaginario ni a la utopía, que por ende no sea

dimisionaria, irresponsable y evasiva -qui donc ne soit pas démissionaire, irrésponsable et

évasive- sich also keiner Abdankung, keiner Verantwortungslosigkeit oder Flucht schuldig

machen”**, fíjense, la palabra “política” atraviesa de una vez la primera página :

“¿Qué hará del singular y del plural una política responsable, empezando por las
diferencias entre las lenguas en la Europa de mañana, y a ejemplo de Europa, en la
mundialización en curso? En eso que se llama, de manera cada vez más
dudosa, la mundialización -mondialisation- mondialisation oder Globalisierung-, nos
encontramos en efecto al borde de guerras que están, menos que nunca, desde
el 11 de septiembre, seguras de su lengua, de su sentido y de su nombre.”***

20.11. - Hubo pelea anoche, creo que a la salida del salón de billar La U., al

otro lado de la calle. Alguien gritó “¡Gonorrea !”, me levanté a tiempo para ver a un

muchacho de camiseta amarilla que corría tras otro empuñando una cadena. Regresé a la

cama

y desperté a las dos. Había soñado con la margen de una garganta abismal prolongándose a

través de la selva. Caminaba con mucho cuidado pues la capa de vegetales entrelazados al

*
“Sería preciso meditar en conjunto la posibilidad de la ruta y de la diferencia como escritura, la historia de la
escritura y la historia de la ruta, de la ruptura, de la via rupta, de la vía rota, abierta -frayée-, fracta, del
espacio de reversibilidad y de repetición trazado por la apertura, la separación y el espaciamiento violento de
la naturaleza, de la selva natural, salvaje, selvaje -sauvage, selvage.” (Jacques Derrida, De la grammatologie,
De Minuit, París, 1967, 157-158 - Cfr. trad. Oscar del Barco, Conrado Ceretti y Ricardo Potschart, Siglo XXI,
México, 1971, 141 - De aquí en adelante, cada vez que no se mencionen otras, las traducciones son nuestras.
En caso de mención la señal Cfr. puede indicar ocasiones de disenso o motivos de confrontación)
**
J. Derrida, Fichus - Discours de Francfort, Galilée, París, 2002 (Fráncfort, 2001), 18 - Trad. Patricio
Peñalver G. en : J. D., “Acabados” seguido de “Kant, el judío, el alemán”, Trotta, Madrid, 2004, 9-38, 16;
Stefan Lorenzer, en: Petra Roth, Bernard Waldenfels y J. D., Theodor-W.-Adorno-Preis der Stadt Frankfurt
am Main Jacques Derrida, Stadt Frankfurt am Main, 2001, 10-21, 12.
***
Ib., 9-10 - Trad. 11, 10.
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borde del precipicio se iba deslizando al ritmo de mi avance y, si no quería dejarme arrastrar

por ella hacia la hondura devorante, necesitaba poner los pies uno tras otro sobre el límite

de la urdimbre en trance de desaparecer, en equilibrio entre las raíces blancas que emergían

para precipitar en seguida y el humus descubierto por el desenraizamiento progresivo. Al

final de esa enorme grieta verde se dilataba una cueva, escena abierta sobre la platea de la

selva y a la vez aula de clase que otrora se hubiera podido esconder detrás de un telón de agua

si la garganta que tenía ahora delante de mí en toda su perspectiva hubiese sido el lecho de un

río ausente. Sobre el piso se encuentran esparcidas pocas cosas insignificantes. Desanudo las

piernas que había cruzado en padmâsana. Entre los rostros que no conozco todavía, distingo

la cabeza de una mujer mirándome. Mario Madroñero, egresado de la Universidad de

Nariño, se mete al bolsillo un objeto en cerámica ofrecido por el dueño en señal de

bienvenida : un pequeño brazo, todo verde, del codo a la mano abierta. Hablo con el anfitrión

para darle a entender que este mirador será meta de libres viajeros y a la vez que no urge

ningún proyecto atractivo, ninguna previsión, pues la maravilla ya desborda tanto la promesa

cuanto la voluntad de comprobar su cumplimiento, en el fin de la discrepancia entre muchos y

pocos. Tengo que volver. Me vine caminando desde Caracas y me toca procurar el sendero

del retorno a Bogotá siguiendo la otra orilla del precipicio.

21.11. Querida/os estudiantes del Seminario Derrida “Sueños - animales - despertares”, no

del todo evidentemente intento aquí pedir excusas por no haber acudido el martes pasado a

nuestra cita en el salón 108. Es cierto, Esteban Quesada me dice que los accesos a los

edificios de la universidad estaban bloqueados. Pero nos hubiéramos reunido en cualquier

otra parte, si yo no hubiese confundido un martes con otro. No faltará por ende quien se
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considere autorizada/o a suponer que la política del sueño de la que nos ocuparíamos a lo

largo y a lo ancho de nuestro seminario consista ni más ni menos en someterse llana y

cínicamente a la imperial confusión entre faltar y cumplir, mentira y verdad, espejismo y

visión, fantasiosa tangente posmo-interpretativa y efectivo agarre de aquellos objetos sociales

que para el textualismo débil “no están hecho de la misma tela de los sueños” *... Mejor

dicho, la cagada. Les ruego de todo corazón que me la perdonen. Y ahora al grano. Es

posible que cada semana les entregue páginas de diario por el estilo de las anteriores. Es de

esperar que ustedes hagan lo mismo. Confío en respuestas antes del inicio de las reuniones

propiamente dichas. A tal fin, querido/as estudiantes, quisiera que se demoraran un rato

considerando a) la cita al final de la primera página de este anexo, singularmente el sintagma

“diferencias entre las lenguas” en lo que a nociones y prácticas del sueño se refiere, eso sí, no

sólo diferencias entre una y otra lengua europea sino también entre las de América, en

particular entre las que dejaron de hablarse y entre las muchas que todavía siguen hablándose

en Colombia, sin olvidar la que por más de una razón no me atrevo a llamar nuestra antes de

haber emprendido siquiera una mínima discusión alrededor de la pertenencia comunitaria,

aquella que para el caso se distingue por el uso del verbo “soñar” en la expresión “soñar con

alguien o algo”, a diferencia de “rêver de”, “dream about”, “träumen von”, “sognare una

persona o qualcosa”... ; b) la “diferencia misma” (otro oxímoron) asumida simultáneamente

como “teta” y “desmonte” en atención a la polisemia quechua correspondiente a chaku y sus

derivados, entre otros chakira y chakiri, “lo extraído de la ganga” y “lo arrojado del cuerpo”

*
“Por otra parte - y de acuerdo con Reinach - estos objetos invisibles no son quimeras o imaginaciones, sino
implican -comportano- consecuencias reales. La ontología invisible no es una zoología fantástica a la Borges,
ni una clasificación de jerarquías angélicas. Es un mundo de leyes, instituciones, derechos y obligaciones
dotadas de una existencia independiente respecto de nuestros actos de volición y de imaginación. No se
identifican simplemente con nuestra voluntad y no están hechos de la misma tela - stoffa- de los sueños: el
lunes prometo algo y la promesa perdura el viernes, y vale también cuando duermo y sueño.” (Maurizio
Ferraris, Dove sei? Ontologia del telefonino, Bompiani, Milano, 2005, 207-208)
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o “excremento” ; c) todo lo anteriormente aquí anotado, sin perder de vista ni de otros

sentidos el epígrafe de la 3ª sección de la segunda versión del Exposé de París, capital del

siglo XIXº correspondiente a la liquidación del intérieur burgués y al “lenguaje lineal de

carácter mediúmnico” propio de las sinuosidades vegetales del modern style, adelantando así

en alguna medida la tarea que nos espera sea en la esquina del reiterado empleo del término

unheimlich en Acabados*, sea a la vuelta de la carta que Adorno envió a Benjamin el 2 de

agosto de 1935 y que, en opinión de Derrida, habría contenido “críticas un poco autoritarias

y paternales”**, justamente las dirigidas a las concepciones de “sueño” y “despertar histórico”

inherentes a dicho Exposé :

“Esta búsqueda de mi hogar (Heim)... ha sido mi aflicción (Heimsuchung)...


‘¿Dónde está - mi hogar ?’ Por él pregunto y busco y he buscado, y no lo he
encontrado.
Nietzsche, Así habló Zaratustra. 
La liquidación del intérieur a cargo del modern style tuvo lugar...”***

2- 02.01.06. Al fin nos quedamos con el apartamento de la señora Guerra. Pero el jueves o el

miércoles de la semana pasada soñé que la compra había sido en Manizales y que

andábamos

por allá buscando el apartamento que habíamos adquirido sin haberlo visitado. Manizales

parecía Estambul.

*
Op. cit., 11 y 22 - Trad. P. Peñalver, 12 y 18 ; F. Lorenzer, 10, 13.
**
Ib., 37 - Trad. 27.
***
Walter Benjamin, Gesammelte Schriften - Band V - 1 - Das Passagen-Werk (Herausgegeben von Rolf
Tiedemann), Suhrkamp, Fráncfort, 1982, 68. Cfr. Also sprach Zarathustra (Herausgegeben von G. Colli und
M. Mortinari), De Gruyter, 1988, 341. Quizás no resulte superfluo observar que, al escandir la Sombra de
Zaratustra sus últimos acentos (: “Esta búsqueda de mi hogar : oh Zaratustra, lo sabes bien, esta búsqueda ha
sido mi aflicción, que me devora. ‘¿Dónde está - mi hogar?’ Por él pregunto y busco y he buscado, y no lo he
encontrado. ¡Oh eterno estar en todas partes, oh eterno estar en ningún sitio, oh eterno - en vano!” - Alianza,
Madrid, 367), mientras la traducción de Andrés Sánchez Pascual rinde Heimsuchung por “aflicción”, la de
Maurice de Gandillac utilizada en la edición francesa de la obra de Benjamin prefiere “épreuve”, es decir
“prueba” (W. B., Paris, capitale du XIX e siècle - Le Livre des Passages, trad. Jean Lacoste, Du Cerf, París,
1997, 53).
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Pocas horas antes había visto una película de Ferzan Öztepek, historia de una pareja de

italianos que terminan por hacer su vida y su muerte en Estambul, lugar que en un principio

les resulta muy extraño. Antes de acostarme había vuelto a ver una secuencia de La strada

que no recordaba : los niños han guiado a la payasita Gelsomina hasta la cama del pequeño

idiota para que le haga reír, y él se queda mirándola mientras ella se le acerca con igual

atención, como por hipnosis recíproca.

Así que entramos en un edificio de muchos pasadizos y salones buscando el bendito

apartamento. Pido a una señorita que por favor nos ayude a salir y me contesta que con

mucho gusto. Estoy sentado en el refectorio de un convento o en un aula de clase y la señorita

comenta el Evangelio. Para mejor ilustrar a los asistentes en qué consiste el perdón, me pide

perdón por no ayudarme a encontrar el camino de la salida habiendo prometido que lo

haría. Confirmo sus palabras ante la audiencia : efectivamente le rogué que me indicara la

salida para que mi mujer y yo siguiéramos buscando nuestra casa. Charlo con Daniel Samper,

el periodista. Le cuento en qué consistirían la política del sueño y las intenciones del

seminario. Estoy sentado en una sala de cine y me quito los zapatos como si estuviera en casa.

Se acercan dos personas que no soportan mi conducta. Un acomodador acude para restablecer

la calma. Las tres siluetas negras se destacan sobre la pantalla iluminada. Mientras discuten

me volteo hacia el pasillo que separa esta sección de butacas de aquella en la que está sentada

la señorita del perdón. Es casi una niña. También me reconoce y saluda tal como la saludo,

moviendo despacio la mano abierta ante la cara. Ahora bien, ambos sabemos que éste es

un sueño, un sueño a la zaga del infinitivo rêver, equivalente del menos esquivo “soñar”,

como songer, somme y sommeiller salido sin mayores retardos de somnare, según el

diccionario familiar y antropomórficamente apodado “Robert” en las puntas de dos teorías : la


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de von Wartburg, para quien resver (registrado en 1130) procede del galo-romano esvo,

“vagabundo”, y la de Guiraud, templada entre raver y evadere, “delirar” y “evadir”. Mientras,

Robert aparte, Picoche remite de una vez a la “familia del lat. vagus, arcaico y postclásico

vagabundus, ‘errante’; vagari y sus compuestos divagari, evagari, ‘errar aquí y allá’.”

Sobran motivos para atenerse a todos, dando por entendido que, tal como Derrida advierte

hojeando el Littré, “no es en absoluto para buscar el sentido de una palabra, el verdadero

sentido de una palabra”*, si acaso para acompañar el paseo del sentido, cuando no, quizás más

dramáticamente, para acabar de oncesitas en el inquietante hogar de una verdad ahogada entre

Heim y Heimsuchung**.

Después de preguntar : - “¿Qué hará del singular y del plural una política responsable

(...)?”***, la cascatela interrogativa : - “¿Sueña uno siempre en su lecho -Rêve t’on toujours

dans son lit- Träumt man stets in seinem Bett-? ¿y de noche? ¿Es uno responsable de sus

sueños? ¿Puede uno responder de ellos?”****, se derrama en catarata que inunda el concepto

de “responsabilidad” y los alcances de la praxis responsable, mientras aumenta el caudal de

una y otra interpelación al dejar suponer que las reacciones suscitadas por la primera

comprometen las sugeridas por la segunda y viceversa : la pregunta por el “lecho”, letto o lit

(al compás homofónico del participio pasado de leggere y lire, hecho de lectura), Bett o bed

(cuyas sábanas mi centenario Concise Oxford “dobla” o rimbocca “tal vez del ariano bhodh-

de donde el latín fodere excavar”, porque boca tiene la cama, sin la menor alusión a futuere,

*
J. D., La entrevista de bolsillo - Jacques Derrida responde a Freddy Téllez y Bruno Mazzoldi, Siglo del
Hombre / Inst. Pensar / U. del Cauca, Bogotá, 2005, 36.
**
Más atrevida que la de Maurice de Gandillac y la de Andrés Sánchez Pascual mencionadas hace dos páginas,
la versión de Luis Fernández Castañeda de las palabras de Nietzsche colocadas en epígrafe por Benjamin
rebusca un eco evocador de la repercusión de Heim en Heimsuchung : “Buscar mi hogar... fue buscarme
ahogar... ¿Dónde está -mi hogar? Por él pregunto y busco y busqué y no lo encontré...” (Walter Benjamin,
Libro de los Pasajes, Akal, Madrid, 2005, 57)
***
J. Derrida, Fichus, op. cit., 9 - Trad. P. Peñalver 11 ; S. Lorenzer, 10.
****
Ib., 11 - 12 ; 10.
*
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“joder”, faltaría más), y la confiada propiedad de quien se le acuesta encima, en otras palabras

la cuestión del estatuto clínico o inclinación (siendo ί la yacija dispuesta en el ἄ

para uso y consumo de los afiliados a los sistemas de salud de Isis, Serapis, Anfiarao, Faunus

o Asclepio*, sección del templo reservada a los soñadores cuyo nombre es pariente estricto

de la forma verbal ύ, “me sumergo”, “entro”, así como del sustantivo ύ, “buzo”)

implica - y es implicada por - la pregunta alrededor del censo de los inoperantes operadores

comprometidos en cada zona onírica, ni uno, ni pocos, ni muchos.

Valga recordar que, si en el año de 1901 el primer párrafo de Los sueños, el ensayo que la

traducción de López-Ballesteros presenta como primer capítulo de La interpretación de los

sueños, dejaría en claro que el paso a la psicología de la “significativa mitología -sinnreiche

Mythologie” característica de los “tiempos precientíficos” empata con una sensible

disminución de la cantidad de individuos cultos (dando por sentada una sola “cultura”

reducida al dominio de los saberes forjados a la medida de los centros industriales europeos

con exclusión de otros contextos, aun al interior de Europa) renitentes a un territorio o sello

psíquico determinado, inaccesible a trazas y competencias que no le serían propias :

“En tiempos que podemos llamar precientíficos, la explicación de los sueños era para
los hombres cosa corriente -waren die Menschen um die Erklärung des Traumes nicht
verlegen. Lo que de ellos recordaban al despertar era interpretado como una
manifestación benigna u hostil de poderes supraterrenos, demoníacos o divinos. Con
el florecimiento de la disciplina intelectual de las ciencias físicas, toda esta
significativa mitología se ha transformado en psicología, y actualmente son muy
pocos, entre los hombres cultos, los que dudan aún de que el sueño es una propia

*
“Después de ciertos ritos de purificación, abluciones y sacrificios preliminares, el enfermo se adormecía
sobre su klinê (¡clínica!) en el abaton o en el adyton, que significa ‘lugar reservado a los invitados’. Haber
sido invitado por el dios en su templo era un locus communis en numerosos cultos del misterio (por ejemplo,
Isis, cfr. Apuleyo), y sin duda dependía del resultado del sacrificio preliminar. Una vez admitido el enfermo,
todo quedaba supeditado a la espera del sueño -rêve- que convenía durante su dormición -sommeil- en el
abaton. Ése era el procedimiento de la incubación. Incubare significa ‘dormir en el santuario’, el término
griego correspondiente siendo egkoimêsis.” (Carl Alfred Meier, “ Le rêve et l’incubation dans l’ancienne
Grèce”, en: Roger Caillois y Gustave E. Von Grunebaum ed.s, Le rêve et les societés humaines, Gallimard,
París, 1967, 290-305, 301)
9

función psíquica del durmiente -unter den Gebildeten, da der Traum die eigene
psychische Leistung des Träumers ist”*,

70 años después la demanda de Imagine** mantiene el perfil de un revolucionario que anhela

mundos secularizados y descapitalizados en cuanto protagonista y portavoz de un sueño

susceptible de arrojar resultados políticamente válidos a condición de lograr el consenso de

otros soñadores, por acumulación de unidades sómnicas tan independientes una de otra como

votos a favor de un partido o migas de opinión alineadas sobre el solidario sendero del futuro.

No muy lejos del proselitismo estadístico y la política convivial de Roberto Carlos ***, las

premisas de una egología práctico-trascendental inseparable del sujeto cartesiano extienden el

canapé analítico en Bed-in for Peace. Por algo los telesueños sumables y consumibles desde

el Hilton de Amsterdam, a los que se añaden los que Burroughs enfrentaría asomándose a la

página web de Imagine, deparan el hastío de los productos reciclados desde los albores del

siglo pasado : - “Tales sueños irradian un especial desinterés. Son tan tediosos y tan

lugarcomunicantes -as commonplace- cuanto el soñador estandar”****, no tanto por haber sido

devueltos los tableros del incierto vuelo interpretativo al piloto automático de una renovada

plétora aclaratoria, por lo menos tan “significativa” o sinnreiche cuanto la mitológica bajo

lentes de microscopio freudiano (para mayor claridad, Slaby-Grossmann mediante, “rica

en sentido”, siendo reich equivalente a “opulento”, “acomodado”, “adinerado”, “abundante”),

munificencia de fórmulas, empaques y comandos onirocríticos al alcance del celular


*
Sigmund Freud, “Über den Traum”, en : S. F., Gesammelte Werke (II-III) - Die Traumdeutung - Über den
Traum, Fischer, Fráncfort, 1999 (Wiesbaden, 1901), 643-700, 645 - “Los sueños”, en : S. F., La
interpretación de los sueños - 1, trad. Luis López -Ballesteros y de Torres, Alianza, Madrid, 2001, 9-66, 9.
**
“Imagine there’s no countries / (...) And no religion too / (...) Imagine no possessions / I wonder if you
can / (...) You may say I’m a dreamer / But I’m not the only one / I hope someday you’ll join us / And the
world will live as one.” (John Lennon, Imagine, Emi Records, 1971)
***
“Eu quero ter um milhão de amigos / E bem mais forte poder cantar...” (Roberto Carlos, Eu quero
apenas, Sony, 1974)
****
William Burroughs, My education - A book of dreams, Penguin, Nueva York, 1995, 2.
*

*
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edipicante o de la parada de éxitos del radioráculo sintonizado en un vehículo de transporte

colectivo parecido a un fumadero de opio, y no porque un soñador poco convencido de ser

el único responsable de las páginas que llevan su firma exija un texto de primera mano al

hacer constar que “el sueño convencional, aprobado por el sicoanalista, claramente, o por

obvias asociaciones, se refiere a la vida diurna del soñador, gentes y lugares que él conoce,

sus deseos, anhelos y obsesiones”*, mientras lo lamentable no es que el texto sea de cuarta

mano cuanto de alguien muy en particular y exclusivamente de eso, de mano**, texto

*
Ib.
**
La tangente que niega y quiere ser cristiana Derrida se encarga de desembarazarla a lo largo de Tocarle/El
tacto, Jean-Luc Nancy, de manera que se configuraría muy a la mano la tendencia haptofílica de una
prolongada deriva de la tradición occidental, desde Aristóteles hasta Heidegger y más allá, singularmente al
diseminar impromptus  in-promptus  pro-emptus, “tomado afuera”, “adquirido” - sería tan tonto sacar
unto de un repente devuelto al tôt de bientôt, aussitôt y plutôt (“pronto”, “tan pronto” y “más bien”),
descendiente de tostus, participio pasado de torrere, “pasar a la parrilla”, cuanto extraer “esto” de “presto”,
como si fuese dado separar el echarse adelante de lo que se quedaría meramente siendo, prae de statio en
praestatio, “garantía”, “responsabilidad”, “pagamento”, presentido y resentido sentido, espacement de
sensación a partir del expansivo cuidado que en distintas oportunidades Nancy prestara a “una suerte de
aforismo freudiano” - para la muestra el grano asomado a una “parrilla” (grille) que de la “reja”, “enrejado” o
“rejilla” (grille otrosí) vaya al fuego de la fenâtre fenêtre + âtre, o sea “ventana + piso de la chimenea o
emplazamiento charpado sobre el que se prende el fuego)”, por gracia de un lapsus de Simon Hantaï en carta
enviada a Nancy y observable solamente en la reproducción del original escrito a mano - cfr. S. Hantaï, J.-L.
Nancy y J. Derrida, La connaissance des textes - Lecture d’un manuscrit illisible (Correspondances) , Galilée,
2001, 119, del fuego a las uñas del viento y del viento a la mazorca del tiempo tostándose sobre el espacio
psíquico : - “En los tres casos, en los tres textos de Nancy, todo comienza por la extensión / la extensa
-l’étendue- with what is extended. Más precisamente por el ser-extenso de Psiquis. Psiquis yace extensa
(ausgedehnt, extended). Ella es, en su esencia, una extensión (extensio) -Psyché est étendue (ausgedehnt,
extended). Elle est, dans son essence, de l’étendue (extensio)- Psyche is extended, stretched out (ausgedehnt,
étendue). In her essence, she is some extension-. Ella es hecha extensa, hecha de extensión. Ella es la
extensión / la extensa: nombre y atributo. Para decir en su lengua lo que hubiera hecho levantar a Descartes
fuera de su tumba -ce qui eût fait se lever Descartes hors de sa tombe- that would probably make Descartes
spin in his grave-, la extensión / la extensa sería la esencia, la substancia o el atributo esencial de tal alma que
responde al nombre de Psiquis.
Citemos in extenso la primera ocurrencia, la edición princeps, en suma, en Première Livraison.
PSIQUIS
PSYCHE IST AUSGEDEHNT, WEISS NICHTS DAVON . Es una nota póstuma de Freud. La psiquis yace
extensa, y no sabe nada al respecto. Todo acaba por ende en esta breve melodía:
Psyche ist ausgedehnt, weiss nichts davon.
Psiquis yace extensa, partes extra partes, no es más que dispersión de plazas indefinidamente trozadas
en lugares que se dividen y jamás se interpenetran. (...) Psiquis no sabe nada al respecto. Tan profundo
es su sueño hasta el haberle robado el abandono de su pose.
Psiquis yace extensa en su ataúd. Muy pronto -bientôt-, se va a cerrar. Entre los presentes, algunos
esconden el rostro, otros mantienen los ojos desesperadamente fijos sobre el cuerpo de Psiquis. Ella
no
sabe nada al respecto - y es esto lo que todos saben alrededor de ella, con un saber tan exacto y tan
cruel.
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prensil, privilegiado órgano de Homo Tangens y por ende atque Faber, en razón de la

privadísima

propiedad de un proceso rendido a las hipotecas comunicativas y a los préstamos de saber

haptofílico respaldados por el consorcio multinacional Informador / Informado, unas y otros

hundidos hasta el abismo de la deuda impagable en virtud del soberano principio de “autoría”,

virtud y vicio de majestad a secas cada vez que por “función” o Leistung se reclame “trabajo

(realizado)”, “obra”, “potencia”, “rendimiento”, “producto”, “capacidad productora”,

“función”, de conformidad con la forma verbal leisten, “hacer”, “efectuar”, “conseguir”, y

dondequiera que el sueño sea remitido a una “eigene psychische Leistung”, propia del que sea

o de lo que sea, durmiente o no durmiente, piedra, planta, bestia, hombre, demonio o dios.

3- 04.02. A propósito de fechas, la penúltima concierne al sueño de ese entonces y al

inicio

de una relativamente nueva serie de apuntes. Seguiré anotándolas, sea para marcar una suerte

de margen semafórica que la página o grupo de páginas habrían alcanzado y más allá de la

cual retrocedería sólo en vista de mínimos retoques, sea para señalar con puntualidad el

Première Livraison, por ende, primera aparición: ‘extensión / extensa’, Psiquis ‘reposa’, dormida o muerta,
como muerta, delante de Eros que la ‘contempla’.
Aparentemente sin tocarla.
Muy pronto -bientôt- está muerta : ‘extensa en su ataúd. Muy pronto se va a cerrar’.
Traigamos a la memoria el ‘pronto’ de este ‘muy pronto’ -le ‘‘tôt’ de ce ‘bientôt’- the component tôt (‘early,
soon’) in this bientôt (‘soon, soon enough’)’-. ¿Qué quiere decir ‘tôt’? ¿Qué nos significa ‘tôt’, antes de
‘bientôt’ o ‘aussitôt’? He aquí una de las palabras, una colmena lexical más bien -plutôt- or rather-, entre las
más extrañas de nuestra lengua. La precocidad, la prontitud, la precipitación, la prisa o la inminencia, el
avance que un ‘bientôt’ parece significar, no es seguro que nos dé el tiempo del futuro -il n’est pas sûr qu’elle
nous donne le temps du futur- and we cannot be sure that it give us time for the future . ‘Tôt’, se dice, es un
adverbio de tiempo. Ciertamente, pero dice tan poco el tiempo, da tan poco tiempo, casi nada, que se le diría
en avance devorado por ese otro del tiempo que es el espacio, quemado, traspasado, asado a la parrilla,
consumado por la extensión / la extensa -qu’on le dirait d’avance dévoré par cet autre du temps qu’est
l’espace, brûlé, dépassé, grillé, consumé par l’etendue- that one would think it is gobbled up in advance by
time’s other, which is to say, space: burned, overtaken, parched, consumed by what is extended .” (Jacques
Derrida, Le toucher, Jean-Luc Nancy, Galilée, 2000, 22-23 - Cfr. J. D., On Touching - Jean-Luc Nancy, trad.
Christine Irizarry, U. de Stanford, Stanford, 2005, 12-13)
12

momento en que tuvieron lugar un episodio onírico determinado y el respectivo registro, con

el firme propósito de inscribir la tempestividad sui generis de un cardumen cronométrico que

de antemano no dejaría tiempo, sin saber si el zumbido pertinente llegará a escucharse por

dentro o por fuera de una U. en constante peligro de cierre.

Ahora bien, si acaso empezaron a rodar vagas ideas alrededor “del plural y del

singular”* o en torno de la impropia copropiedad de lo soñado, barbacoa de Procustes

para todo psicoanalista refractario al estudio de los fenómenos telepáticos, faltaría

engancharlas con las que de aquí en adelante puedan circular alrededor de lo que resta

del

propio lecho**, darse los aires de brincar en él, más bien, como Pedro por su casa. Cuando

no en el propietario titular, jaula más o menos dorada de consabido “perico”, proverbial

figura de lo sabido, imagen proverbial de lo proverbial, “del nombre propio de persona

Perico, diminutivo de Pero (por Pedro), con el cual se llamaba al papagayo, por su charlar

*
J. Derrida, Fichus, op. cit., 9 - Trad. P. Peñalver, 11 ; F. Lorenzer, 10.
**
Véase ib., 11 - Trad. 12 ; 10.

4- 30.10.87 Jacques ante Dios : - “¿Does your mama like the reggae?”

Que tampoco es una pregunta. Es un riff.

*
Fernando Pessoa, “Segundo / O quinto império”, en : F. P., Mensagem, Martin Claret, São Paulo, 2001, 52.
13

casi humano” (Corominas - Voz perico), por colmo de antonomasia compungido Pedrito,

pues

“Triste de quem vive em casa Triste del que vive en casa


Contente com o seu lar Contento con su hogar
Sem que um sonho, no erguer de asa, Sin que un sueño, al erguir del ala,
Faça até mais rubra a brasa Hasta más roja haga la brasa
Da lareira a abandonar! ¡Del hogaril que se abandona!
Triste de quem é feliz! ¡Triste del que es feliz!
Vive porque a vida dura. Vive porque la vida dura.
Nada na alma lhe diz Nada en el alma le dice
Mas que a lição da raiz - Más que la lección de la raíz -
Ter por vida a sepultura Tener por vida la sepultura”*,

raizal realización de sí, pálida quema de precios personalizados, ensoñación de puntual Eneas

es velero al pairo doméstico, cita cautelosa que a sí misma atiza : es así como, reflexionando

casi simultáneamente alrededor de los procesos de autodestrucción depresiva, el duelo, el

aburrimiento y la circularidad de las técnicas de oración según Rousseau, Heidegger y Defoe,

durante la sesión del miércoles 22 de enero de 2003, en el desarrollo de la última fase del

seminario La bestia y el soberano en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales,

Derrida se refiere al “psitacismo mecánico de la autoapelación” cuyo emblema es aquel

“honest Poll” que despierta y asusta a Robinson Crusoe, afirmando que “todos los

libros son periquitos -tous les livres sont des perroquets”, mientras en la sesión del 5 de

febrero (aquí me tienen recordando y repitiendo como un loro, no sólo el episodio sino

también la manera de recordarlo y repetirlo por escrito tal como ya lo recordé y repetí en otra

ocasión, a propósito de los periquillos del bailarín Álvaro Restrepo) modifica apenas esa

volatilidad fantasmática, al considerarla inseparable del título asumido en cuanto nombre

propio, inseparable de la línea de separación entre sueño y vigilia en que la mascota del

ermitaño recita el nombre del amo que intitula : - “Un libro es un muerto viviente -Un livre
*
14

est un mort-vivant.” Más notorio el zombi si el venir a menos de la adherencia onomástica se

publica, admitiendo que el Ello, el Ça, aunque sea por una vez, corresponde a la estatura de

una indeterminación más próxima que de costumbre : - “¿Qué significa el tañido fúnebre del

nombre propio? Más presto: ¿acaso eso significa -que signifie le glas du nom propre? Plus

tôt: est-ce que ça signifie- what does the glas of the proper name signify? Sooner: does

that (ça) signify- ?”* Plus tôt : volumen descuadernado tras microfilme derretido, que por

exceso de calor clasificatorio o infarto transinformático queme la vieja araña sus incontables

carátulas ventaneras en el belvedere de la “biblioteca donde los libros se han fundido unos en

otros y donde los títulos se han borrado”, como prospecta uno de los epígrafes

correspondientes al Convoluto K del Libro de los pasajes, para mayor exactitud las palabras

sonsacadas al Doctor Pierre Mabille, autor de un Prefacio al Elogio de los prejuicios

populares (Minotaure II, invierno, 1935, Nº 6, p. 2), tres o cuatro renglones antes o después

de que Benjamin empiece o haya empezado a bregar alrededor de “un intento de técnica

del despertamiento -ein Versuch zur Technik des Erwachens” que procure responder a la

consigna : - “Gewesenes in der Traumerinnerung durchzumachen!” - eso es : - “¡Pasar por el

pasado en el recuerdo del sueño!” - estotro : - “Refaire l’Autrefois dans le ressouvenir du

rêve!”**, de la misma exclamación versiones convergentes hacia un procedimiento de

paulatina

inclamación vigilante, tan “escalonada” cuanto el proceso del despertar,

“stufenweiser

*
J. Derrida, Glas, Galilée, París, 1974, 27 b - Cfr. trad. John P. Leavey, Jr. y Richard Rand, U. de Nebraska,
Lincoln y Londres, 1986, 23b.
**
W. Benjamin, op. cit., 490-491 - Cfr. trad. L. Fernández C., 393-394 ; J. Lacoste, 406-407.
*
15

Proze”*, sin que acabe de rendirse el secreto ámbito de resonancia para que en la siesta

de la Otra Vez, paso a paso, gradualmente, todas las veces, otro participio rompa el paso, ni

pasado ni presente, hecho deshecho, hechura hechiza capaz de suspender el espiralado

hermetismo del cumplimiento entre durchmachen, “pasar (por)”, “experimentar (peripecias)”,

“sufrir (enfermedades)”, “aprobar (un curso)”, y zumachen, “cerrar”, entre otros sucesos

einen Brief, “un sobre”, “una carta”, por ende “sellar”, para el caso “volver a sellar” y a la

vez “abrir”, resignare... Plutôt plus tard : al filo del sigilo, cuando haya llegado el momento

de firmar, o sea siempre, y se manifieste (manu-festus, “celebrado con mano”,

señaladamente reconocido, demasiado reconocido, por interposición del ademán de quien en

algún momento habría tenido entre pulgar e índice la flor de la pluma o del pincel a punto de

ser echada no precisamente al pie del último renglón o en la portada sino a través de lo que

jamás fuera todo el texto, por colmo de ant(h)onomasia esparcida la unicidad de la firma,

“desde ya”, déjà, D. J.**, en un lance todos los lances, para que el trazo, que a sí
*
Ib., 490 - Cfr. trad. 393 ; 406.
**
Momento de repasar las letras que, según el orden tipográfico convencional, tan reacio al modo de escritura
precapitalista, precipitan en las últimas tres palabras de Glas y en la enésima mutilación de una frase   (: “le
débris de” - op. cit., 291b - Cfr. trad Leavey y Rand, 262 b), en compañía de uno de sus más fieles traductores,
quien sabe dejarse tomar a la letra por los consejos de lectura de esa suerte de libro ventrílocuo, hasta rozar el
corazón de la autoinmunidad como despegue de sí, máxime substituyendo lo que hay que substituir ahí mismo
y cargando a fuerza de repetición el peso mediomuerto que otro aparente adverbio de tiempo asegura haber
sido remolcado  hace rato, hace nada, sobre la marcha : - “Derrida: el déjà: ‘leer el déjà como sigla -lire le
déjà comme sigle- read the déjà already’as a siglum-, como la sigla D. J., la inversión de J. D. (‘Soy
accesible, legible, visible tan sólo en un espejo retrovisor’ (97 bi), Jacques Derrida: ‘Cuando firmo, desde ya
estoy muerto soy D. J. muerto. Apenas tengo el tiempo de firmar que desde ya estoy muerto, que desde ya
estoy muerto -quand je signe, je suis déjà mort. J’ai à peine le temps de signer que je suis déjà mort- when I
sign, I am already dead I am D. J. dead . I hardly have the time to sign that I am already dead, that I am
already dead- . Me toca abreviar la escritura, de ahí la sigla, porque la estructura del evento ‘firma’ lleva mi
muerte en ese evento -parce que la structure de l’événement ‘signature’ porte ma mort en lui même  -because
the structure of the ‘signature’ event carries my death in that event . 26bi (...) Firmando con mi nombre me
corto de mí mismo, para no perderme a mí mismo -in signing my name I cut myself off from myself, in order
not to loose myself (...) ‘el desecho de le débris de’ ahora puede empezar a ser leído. La (contra)firma
exapropiante es el débris de, la D quebrando D, la firma que exapropia su propio firmar, ya no más común, ya
no más propia, compropia a lo mejor -‘the debris of’ can now begin to be read. The exappropiating
(counter)signature is the debris de, the D breaking D, the signature that exappropiates its own signing, no
longer common, no longer proper, comproper at best.” (John P. Leavey, Jr., “‘This (then) will not have been a
book...’”, en : J. P. Leavey, Jr., J. Derrida, Gregory Ulmer, Glassary, U. de Nebraska, 1986, 22-129, 94-95)
Otros audaces lectores así justifican su resto de traducción del resto de D. J. : - “En francés déjà. Normalmente
se traduce por ya; pero en Glas, además de esta significación, tiene un sentido muy particular, ya que DE-JA
16

mismo remite y reimita, relampaguee entre repetición e invención, revenire e invenire,

sueño y vigilia, muerte y vida, lo

que se quería demostrar : - “... publicar un libro intraducible, a no ser confundirlo

enteramente con la propia firma, él mismo copulando con la lengua madre” *) la extensión

del lecho infraplural, sala de cine y pista de baile luctuoso, a cada vuelta de hoja por lo menos

una crujía, galera de hospital entabernado y entabernaculado (danzan páginas desahuciadas),

mar reseco de inmensidad desforestada, en vez de olas lo que resta de gimnastas paulinos sin

piernas ni brazos, desierto estadio y galera de remeros gramáticos (torsos tatuados, se doblan

las páginas), tabla guarnecida de listones para las letras que el cruel cajista compone,

galera de taller tipográfico en constante peligro de desmadre y remadre, del Libro de los

pasajes a los pasajes del libro que no tiene afuera, no propiamente la última página de Glas,

mínima y máxima errancia, designio y ceguera en omnicoincidencia incestuosa, dicho y

hecho se prende el régimen tostalitario en que se inmola la identidad por combustión

endógena de carga no declarada, la que se desliza ahora y aquí de una litera a la otra y da

capo, senza capo :

“Pero una vez más, movimiento de balanza, todo se fi- Es muy árido, sobre la explanada
inmensa, ja en la objetividad externa que ha sido opuesta al mas eso no hace más que
comenzar, el tra-
abrasamiento dionisíaco. Se tienen entonces dos tro- bajo, aquí, desde ahora. Desde que
eso
zos opuestos contradiciéndose en su unilateralidad res- comienza a escribir. Eso apenas
comienza.
son las iniciales de Derrida Jacques. Para mantener este segundo sentido de alguna forma traducimos déjà por
desde-ya, expresión más bien coloquial, que aunque resulte un poco forzada puede traer a la mente del lector
esta alusión ya implícita ya explícita a las iniciales de J. D.” (Cristina de Peretti y Luis Ferrero, en  : J.
Derrida, “Glas (Tañido fúnebre)”, en : Diego Sánchez Meca y José Domínguez Caparrós coord.s,
Suplementos 32 - Historia de la relación Filosofía-Literatura en sus textos, Anthropos, Barcelona, 1992, 133-
140, 140, nota 3)
*
J. Derrida, “Proverb: ‘He that would pun...’”, en :  Leavey, Ulmer, J. D., Glassary, op. cit., 17-20, 19.

*
17

pectiva. El equilibrio (Gleichgewicht) es roto sin cesar. Ya no falta sino una pieza
En el delirio, el sí-mismo (Selbst) pierde el conocimien- Eso cruje. Rueda sobre los troncos de
ár-
to; sobre el estadio, es el espíritu que está fuera de sí. bol acostados. Poleas. Se estiran las
cuer-
das engrasadas, lo único que se escucha,
y el soplo de los esclavos doblados por la
cintura. Buenos para tirar. Látigo cruzado
A través de la obra de arte espiritual -lenguaje de parte del contramaestre. Renuevo de fuerza
ata-
en parte- la reconciliación se anuncia: síntesis de la da. La cosa es oblicua. Ella hace ángulo,
religión estética (abstracción, vida, espíritu). El silogis- desde ya, con el suelo. Remuerde
lenta-
mo del arte espiritual (epos, tragedia, comedia) con- mente su sombra, segura de sí. Tan
poco
duce la religión estética a la religión revelada. A tra- habría falotado, el mínimo error de
cálcu-
vés, por ende, de la comedia. lo, dicen si eso cae, si eso se ladea y
cli-
na hacia el lecho del otro, la máquina
to-
davía es demasiado simple, el modo de
escritura precapitalista
Un tiempo para los últimos toques a la semejanza en-
tre Dionisio y el Cristo.
Entre los dos (desde ya) se elabora en suma el origen Lo que yo había temido,
naturalmente,
de la literatura. desde ya, se reedita. Hoy, aquí, ahora,
Pero ella corre hacia su ruina, por haber contado sin el desecho de”*

“Ce que j’avais redouté, naturellement, déjà, se réédite. Aujourd’hui, ici,

maintenant,

le débris de” : como quien dijera coyuntura del reaparecer lo aparecido, tripulación de

galera

en cristal de cámara, vergajos “bons à tirer -good for pulling. Proofs ready for printing-

buenos para jalar. Pruebas listas para la imprenta”, los mismos galeotes de laboriosa docilidad

más arriba extraviada por efecto del obsceno colombianismo “tirar” (jamás del todo ajeno a

*
J. Derrida, Glas, op. cit., 291 - Cfr. trad. Leavey y Rand, 262.
18

la tire y al trait de tantos pseudoensayos de Derrida reacios al horizonte de perfectibilidad

experimental implícito en essai y Versuch) darían a luz lo que en otro tiempo habrá sido

TRABAJAR EN ESTADOS UNIDOS Y TRIPLICAR SU INVERSIÓN EN TRES MESES

- ENTRENAMIENTO DE CONTADOR ASISTENTE EN ATLANTA - CUIDADOR DE

CABALLOS EN NEW JERSEY - LIFT OPERADOR EN BOYNE FALLS MICHIGAN

- DIRECTOR DE EXCURSIONES POR LA PLAYA CRUCERO MEDITERRÁNEO

ayer noche, hace cinco milenios y a vuelta de remo “dado a luz”, una y otra vez editus,

de edere, “sacar”, “parir”, “producir”, “publicar”, vuelta que de ninguna manera debería

confundirse con el resultado de la acción de redire, “regresar”, equívoco de impaciente Orfeo

en vista de respetable eficacia, “retorno” de fantasma disipado en “rédito”, así como así, del

todo a secas, áridamente, ningún reditus entonces, redemptio si acaso, de redimere, “volver a
19

adquirir”, “rescatar”, “redimir”, Erlösung* para cualquier parturienta de potlatch atravesado

que a pródigo pecho tenga por igual ir de recompra o reparto.

Más bien no del todo previamente, mientras por el lado izquierdo de la casi dicha galera las

dicientes tensiones atañen a la fiesta del trabajo y al trabajo de la fiesta en los callejones y

templos de Atenas frecuentados por Hegel, lo que puede escucharse a la altura del otro

*
Técnica del despertamiento es técnica de la redención.
En frente y desde ya a través de “ese sueño que llamamos pasado” (W. Benjamin, op. cit., 491 - Cfr. L.
Fernández C.,  394 ; J. Lacoste, 406) es preciso poner en tela de juicio los nexos entre el materialista histórico,
la “conciencia colectiva sumergida en un adormecimiento -Schlafe- siempre más profundo” y el “träumende
Kollektivum”, “colectivo onírico”, mejor dicho “collectif assoupi” (ib. 492 ; 394 ; 406), tela subjectilínea de
capartoñales (palabra-caleta remedo de couches, a la vez “capas o estratificaciones”, “partos” y “pañales”,
menos polisemia que diseminación a la que se resignan los traductores del ensayo dedicado a los dibujos y
pinturas de Artaud, singularmente donde sobra o falta la pieza de siempre, pues  : - “Il y a toujours une
couche de plus. Les couches de sens du mot ‘couches’ ne se laissent pas totaliser dans l’unité systématique
d’un terrain, elles n’ont pas de support final sur lequel reposer en ordre. Elles ne forment pas un sens, d’où le
forcènement. On en dira autant des subjectiles- Es gibt immer eine Schicht mehr. Die Schichten des Wortes
‘couches’ (Schichten, Lager, Kindbett) lassen sich nicht zur systematischen Einheit eines Geländes
zusammenfassen, sie haben keinen letzen Träger, auf dem sie geordnet aufruhen. Sie bilden keinen Sinn, daher
die Ent-Sinnung. Gleiches ist von den Subjektilen zu sagen- Há sempre uma camada a mais. As camadas de
sentido da palavra couches* (*Camadas, camas, partos, alarmes falsos, resguardo, cueiros -N. da R.) ñao se
deixam totalizar na unidade sistemática de um terreno, não têm um soporte final sobre o qual repousar em
orden. Não forman um sentido, daí a loucura. Dir-se-ão outros tantos subjéteis- There is always one more
layer to a birth [une couche de plus]. The layers of sense in the word couches do not let themselves be wholly
summed up in the systematic unity of a terrain, they have no final support upon wich to rest in a orderly
fashion. They forme no sense, whence the outside-of-sense, the unsensing. We could say as much of
subjectiles- Hay siempre una capartoñal de más. Las capas, los partos, los pañales de sentido del mote
‘couches’ no se dejan totalizar en la unidad sistemática de un terreno, no tienen soporte final sobre el que
reposar en orden. No forman un sentido, de donde el forceneo. Otro tanto se dirá de los subjectiles” (J.
Derrida, “Forcener le subjectile”, en :  Paule Thévenin y J. D., Antonin Artaud - Dessins et portraits,
Gallimard, París, 1986, 55-108, 105 - Trad. Simon Werle, “Das Subjektil ent-sinnen” en : P. Th. y J. D., A. A.
- Zeichnungen und Portraits, Schirmer/Mosel, Munich, 1986, 51-109, 106-107 ; trad. Geraldo Gerson de
Souza y revisión técnica de Anamaría Skinner, Enlouquecer o Subjétil, UNESP, São Paulo, 1998, 125; trad.
Mary Ann Caws, The secret art of Antonin Artaud, MIT Press, Cambridge, 1996, 61-157, 146; Rafael
Alejandro Castellanos y B. M., Forcenar al subjectil, 2003, versión inédita) sobre y sotopuestos por
anexabilidad desfondada, concreciones somáticas (singularmente ritmos respiratorios y circulación de soplos o
flujos auráticos) y tensiones libidinales (eros de la salvación y excitabilidad de lo difunto en revuelto camastro
libresco (Lagerbuch, “catastro”, “libro de inventario”, pesadilla por libertar, otrora siendo Lager en primer
lugar “cama”, en seguida “campo” o “campamento”, pero también “surtido” o “existencias”, dondequiera que
se acumulen couches sobre couches más y menos rendidas, en la candela del diferendo entre más y menos,
tope y fondo de placas tectónicas) que es la soñarrera llamada pasado, soporte sin soto ni porte, subjectil
pretérito minuspluscuamperfecto), porque así como “el sueño espera secretamente -wartet heimlich- el
despertamiento” (W. Benjamin, op. cit., 492 - Cfr. 395 ; 407), de la misma manera las generaciones que
fueron aguardan secretamente nuestra menguada fuerza de madrugón mesiánico, amén de una libido colendi
convertible en deseo de perseguir resonancias genealógicas demasiado sueltas, lazos sororales en particular,
alternativas de alteridad incorporada : - “El pasado lleva consigo un secreto índice -Die Vergangenheit führt
einen heimlichen Index mit-, por el cual es remitido a la redención -Erlösung. ¿Acaso no nos roza un hálito
del aire que envolvió a los precedentes? ¿Acaso no hay en las voces a las que prestamos oídos un eco de otras,
enmudecidas ahora? ¿Acaso las mujeres que cortejamos no tienen hermanas que jamás pudieron
conocer -haben die Frauen, die wir umwerben, nicht Schwestern, die sie nicht mehr gekannt haben -? Si es
20

costado apresta las palabras del fin inminente, reemplazándolas, tergiversándolas o

modificando su disposición : más evolucionista que olímpico, a no ser deportivamente

evolutivo, esta vez el “estadio” puede ser “fase”, pues aquí se demora aún la referencia a

Dionisio que en la fachistosa celebración de la faena se desliza hasta el compartimiento

opuesto y se sosiega haciéndose objeto rentable a mayor gloria de la abstracta “Corporeidad”

de la gimnasia griega, antes de alcanzar el misterio del pan y del vino en la erección de la

cruz, “regain de force liée -regaining of bound force” al ritmo del látigo del centurión según

la lógica del bandement o amarre energético que congestiona hasta el paroxismo los badajos

de Glas, cuando “lo divino se deja reapropiar en lo humano: una vez más trueque de las dos

erecciones, de las dos instituciones, puesta en movimiento y renuevo de vida. Plusvalía de la

contradicción que (se) contracta consigo misma, se hace don del resto - regain de

vie. Plus-value de la contradiction qui (se) contracte avec elle même, se fait du reste

cadeau-renewal of life. Surplus value of the contradiction that contracts (itself) with itself,

makes itself, after all, the gift of the remain(s)”*, “se reproduit” en lugar de “se réédite”, lo

que había temido quien escribe, ser escrito, definitivamente dicho, sin dejar presentir todavía

que la eventual redición de lo que parece estar a punto de acabar de escribirse y empezar a

firmarse no merece la pregunta formulada a propósito de la redición de la Enciclopedia,

confiada a Winter en 1827 : - “¿Qué diferencia hay entre dos ediciones del mismo círculo?” **,

pues de un momento a otro las líneas traviesas de las relecturas reproducidas y reeditadas se
así, entonces existe un secreto acuerdo -eine geheime Verabredung- entre las generaciones pasadas y la
nuestra. Entonces hemos sido esperados en la tierra -Dann wir sind auf der Erde erwartet worden. Entonces
nos ha sido dada, tal como a cada generación que nos precedió, una débil fuerza mesiánica -eine schwache
messianiche Kraft-, sobre la cual el pasado reclama derecho. No es fácil atender a esta reclamación -Anspruch.
El materialista histórico lo sabe.” (W. Benjamin, “Über den Begriff des Geschichte”, en : W. B., G. S.- I.2,
Suhrkamp, 1980 (1940), 691-704, 693-694 - W. B., “Sobre el concepto de historia”, en : W. B., La dialéctica
en suspenso - Fragmentos sobre la historia, trad. intr. y notas de Pablo Oyarzún Robles, LOM/ARCIS,
Santiago de Chile, 1996, 46-113, 48 - Cfr. trad. Jesús Aguirre, en : W. B., Discursos interrumpidos I, Taurus,
Madrid, 1982, 175-191, 178)
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 291a - Trad. Leavey y Rand, 262a .
**
Ib., 290ª - Trad. 261ª.
21

estiran, la de Derrida en las de Genet y Hegel, metidas y releídas por él en la nuestra : - “Lo

que yo había temido, naturalmente, se reproduce. Desde ya. El mismo estadio -le même stade-

the same stage. The same stadium. Hoy, aquí, ahora, abandonado, yo, sobre la explanada

inmensa, el desecho de”***. En seguida (es un decir, por más de un motivo, entre otros un

espacio de cinco renglones vacíos o yacijas desocupadas) es imposible seguir, ni sobre

círculos, ni sobre troncos, ni sobre ruedas,  para que allí, donde “tan poco habría falotado -il

eût fallu si peu -so little (phallus) would have been necessary”, el declive de la

detumescencia ofrezca en rictus de agonía la otra cara del último acto de la comedia : -

“Su hora la unción el estertor mueca extrema la losa la basílica se eleva por lo derecho rey de

su madre que se muere de las ganas de cerrarle los párpados ella misma -son heure l’onction

le râle grimace extrême la dalle la basilique s’élève pour le roide sa mère qui meurt d’envie

de lui fermer elle même les paupières -his hour bellringer the unction the rattle grimace(s)

the slab (gravestone) the basilica stands raised for the stiff king of his mother dying to close

his eyelids herself.”**** En

la margen del intermezzo desplazado de otros cinco bancos tipográficos sin cuerpos visibles,

otros tantos órganos sin frase : - “Comba del ojo en blanco -dais de l’oeil revulsé- canopy

of the upturned eye- volta dell’occhio strabuzzato.”* A que repique la pausa silenciosa

liberando la doble pregunta por la inerte técnica del otro, hechura o manufactura de un

estorbo vital tan derrelicto cuanto él mismo :

“¿Cómo lo hace ? Está listo. Ha siempre cargado con su cadáver, en su bolsillo, en


una caja de fósforos. A la mano. Eso se prende solo. Eso debería. Se siente hacer
***
Ib., 289b - 260b.
****
Ib.
*
Ib. - Cfr. trad. Silvano Facioni, Glas, Bompiani, Milán, 2006, 1175.
**
Ib., 289b-290b - Trad. Leavey y Rand. 260 b-261b.
***
Paul Celan, “Grosse, glühende Wölbung”, cit. en: J. Derrida, Béliers - Le dialogue ininterrompu: entre
deux infinis, le poème (Conférence prononcée à la mémoire de Hans-Georg Gadamer, à l’université de
Heildelberg, le 5 février 2003), Galilée, 2003, passim.
22

obstáculo a su propia muerte, es decir él pequeño viviente, a la sobreelevación


sublime, desmesurada, sin talla, de su coloso. No es más que un detalle de su doble, a
menos que no sea lo contrario.
Siempre más, con un bocado de muerte, que con el todo del otro. Hambre de la
pulsión -toujours plus, avec un mors, qu’avec le tout de l’autre. Faim de la pulsion-
always more, with a bit (a dead one), than with the whole of the other. Hunger for
(and end of) the drive.
Está listo. ¿Cómo lo hace? Tan desvalido, completamente desnudo.”**

“Die Welt ist fort, Ich muss dich tragen -El mundo se ha ido, tengo que cargarte” ***:

poseído por el espíritu delirante en el origen de la literatura, cela el verso del amigo muerto

sin la menor reapropiación de Body Sculpture o de mero body, prestos hasta y desde la muerte

los restos portátiles, igual que durante las primeras seis horas de cada día sobre el teclado,

treinta minutos sobre el remador mecánico, en la piscina pública de Ris o trotando en la Calle

de los Aguzanieves para regresar sin haberse ido, escribiendo de pie, inclinado hacia la

pantalla del McIntosh, en sudadera todavía, hincado y llevado por el zumbido y el burbujeo

de las letras, calle, aguas glaucas, galera, águila y galeón hundido en casa, pendiente de las

primeras noticias del radio en la cocina mientras no amanece aún, por la tarde veletas

telefónicas chirriando muy cerca y lejanos aullidos de ambulancia, chispas de pecezuelos a

través de la calavera del timonero nadie sabe dónde ni cuándo ahogado, sobre el hombro de la

mujer amada, Marguerite, después de las nueve de la noche entredormido, echado al sofá de

la sala aunque soñando exactamente lo que entreve y entrescucha de la tele, más que a la

mano siempre a flor de piel el difuso sarcófago de bolsillo *, de explanada y esclerótica la


*
*

*
Bienvenida cualquier alusión al mini-ataúd paradigmático diseñado por Titus-Carmel, cargado en su bolsillo
e incansablemente dibujado por él mismo no propiamente en vista de The Pocket Size Tlingit Coffin et
les
*
premiers 61 dessins qui s’ensuivirent expuestos del 1º de marzo al 10 de abril de 1978 en el Museo de Arte
Moderno del Centro Georges Pompidou, talismán chamañoso al que Derrida dedicara la primera versión de
Cartouches, en: Gérard Titus-Carmel. The Pocket Size Tlingit Coffin illustré de Cartouches par J. Derrida,
23

blancura en la recontramarea del terreiro de su corazón, fosforito marca El Diablo brincando

en picada de ojo, máxime si resulta indiscutible que “1. Libros y putas uno se los puede

llevar a la cama -Bücher und Dirnen kann man ins Bett nehmen”, más aún, y sin cita previa

programable, “2. Libros y putas cruzan el tiempo. Dominan la noche como el día y el

día como la noche

Centro G. Pompidou, París, 1978. Segunda versión en: J. D., La vérité en peinture, Flammarion, París, 1978,
212-290 - Trad. María Cecilia González y Dardo Scavino, “Orlas”, en : J. D., La verdad en pintura, Paidós,
Buenos-Aires-Barcelona-México, 2001, 195-267.
**
W. Benjamin, “Einbahnstrae”, en : W. B., G. S. - IV.1, 1972 (1926), 83-148, 109 - Cfr. W. B., Dirección
única, trad Juan J. del Solar y Mercedes Allendesalazar, Alfaguara, Madrid, 1987, 47 (aprovechando esta
versión, el tramo “Nº 13” de Calle de dirección única que comprende los mencionados aforismos se ofreció al
más amplio público en el Nº 387 del Magazín Dominical, 23.09.90, 2, separata del diario El Espectador
dedicada en su integridad a W. Benjamín, lo que hoy parece un sueño).
Prestar la fisonomía de un seudoídolo de Giacometti a una cualquiera de las mimosas carátulas ofrecidas por la
institución filantrópica a la que el Narrador de A la busca del tiempo perdido regala los muebles de su tía (los
mismos que de hecho el autor de la novela cuya traducción Benjamin emprende en 1926 entregó
generosamente al Hotel Marigny, casa de placer para homosexuales), quizás más a la letra y por ende
intentando rendir la justicia de lo inexcogitable e irrecibible a un principium individuationis que entre gallos y
medianoche técnicamente reproducidos emana de una distanciación impersonal susceptible de cortar
puentes y punteados
24

-verschränken die Zeit. Sie beherrschen die Nacht wie den Tag und den Tag wie die Nacht”**

(bizarro verschränken : “cruzar” si hojas de espadas, no sin klingen entonces, “sonar”,

“resonar”, “tintinear”, si de papel y expuestas a virus gramáticos “contaminar”, de todas

formas burdeles y gabinetes de lectura barajan hierogamias de soles dormidos y lunas

*
analógicos, reconocer en una de dichas esculturas los rasgos de Rachel Quand du Seigneur de cuyos favores
ilustrativos se priva Marcel, por fin resuelto a solicitarlos precisamente mientras ella está “en prensa - sous
presse”, entregada a los cuidados tipográficos de cierto peluquero fetichista no identificado (Marcel Proust,
À la recherche du temps perdu, Quarto Gallimard, 1999, 459 - Ed., trad. y notas de Mauro Armiño, A
la busca del tiempo perdido - I, Valdemar, Madrid, 2000, 511), no obstante la promesa implícita en el
apelativo acuñado por el mismo Marcel, como revela Armiño al dilatar el alcance alusivo: - “‘ Rachel!
Quand du Seigneur la grâce tutelaire / À mes tremblantes mains confia ton berceau... (¡Raquel! Cuando del
Señor la gracia tutelar / a mis temblorosas manos confió tu cuna...)’, principio de aria célebre del acto IV de
La Juive, ópera de Fromental Halévy (1799-1862) sobre libreto de Eugène Scribe (1791-1861). Estrenada en
1835, tuvo un éxito triunfal que incrustó la música en la memoria de muchos; por ejemplo en la del abuelo del
Narrador, que en ‘Combray’ la tararea cuando éste llevaba a casa a Bloch u otros amigos judíos” - Ib., 920,
nota 186, mucho más allá del sarcasmo herético, delataría los celos tutelares de la Providencia en los
procesos de diseño editorial propios de las maisons de passe que, a juicio y por experiencia del Narrador,
permiten “añadir a la belleza de las mujeres ese elemento que no podemos inventar, y que no se reduce al
resumen de las bellezas antiguas, el presente en verdad divino, el único que no podamos recibir por nosotros
mismos -qui n’est pas que le résumé des beautés anciennes, le présent vraiment divin, le seul que nous ne
puissions recevoir de nous-mêmes-, ante el que expiran todas las creaciones lógicas de nuestra inteligencia y
que podemos pedir tan sólo a la realidad: un hechizo individual -un charme individuel”, maisons de rendez-
vous que merecen ser clasificadas “junto con esos otros benefactores de origen más reciente pero de utilidad
análoga (antes de los cuales imaginábamos sin ardor la seducción de Mantegna, de Wagner, de Siena, a partir
de otros pintores, otros músicos, otras ciudades: las ediciones ilustradas de historia de la pintura, los conciertos
sinfónicos y los estudios sobre las ‘Ciudades de Arte’.” (Ib., 457-458 - Cfr. M. Armiño, 509-510)
Aunque la Verschränkung parezca más conforme a esgrimas historiográficas que a inmunodeficiencias, como
dejaría entender la carta dirigida a Scholem el 20 de enero de 1930 y redactada en francés (suerte de alibi
idiomático para quien arranca diciendo : - “Sin duda vas a pensar que estoy loco”), al anunciar la aguerrida
cita que compromete a los autores de El origen del ‘Trauerspiel’ alemán y de El ser y el tiempo, tan cerca del
cliquetis d’épées de masónica memoria : - “Entonces me encontraré con Heidegger en el camino y espero
algún centelleo del choque -j’attends quelque scintillement de l’entre-choc- entre nuestras dos maneras, muy
diferentes, de encarar la historia.” (W. Benjamin, G.S. - V.2, op. cit., 1093-1094 - Cfr. trad. Fernández C.,
902-903)
*
“Pero, ¿es realmente así? El cristianismo, ¿ha destruido verdaderamente el eros? Recordemos el mundo
precristiano. Los griegos sin duda análogamente a otras culturas consideraban el eros ante todo como un
arrebato, una ‘locura divina’ que prevalece sobre la razón, que arranca al hombre de la limitación de su
existencia y, en este quedar estremecido por una potencia divina, le hace experimentar la dicha más alta. De
este modo, todas las demás potencias entre cielo y tierra parecen de segunda importancia: ‘ Omnia vincit
amor’, dice Virgilio en las Bucólicas el amor todo lo vence, y añade: ‘et nos cedamos amori’, rindámonos
nosotros también al amor. En el campo de las religiones, esta actitud se ha plasmado en los cultos de la
fertilidad, entre los que se encuentra la prostitución ‘sagrada’ que se daba en muchos templos. El eros se
celebraba, pues, como fuerza divina, como comunión con la divinidad. A esta forma de religión que, como una
fuerte tentación, contrasta con la fe en el único Dios, el Antiguo Testamento se opuso con máxima firmeza,
combatiéndola como perversión de la religiosidad. No obstante, en modo alguno rechazó con ello el eros como
tal.” (Dios es amor - Carta encíclica Deus caritas est del sumo pontífice Benedicto XVI, Libreria Editrice
Vaticana, 2005, 9)
25

despiertas), así que no vendrán precisamente al pelo, velo o vello del caso comillas

profilácticas cuando de sagrada ramería se trate, máxime procurando refutar a Nietzsche*.

Más bien que vayan y vengan ¡pero ya ! caso y cadencia, que ruede oblicuamente el

chance,

toda la vida y toda la muerte, que ruede y que role porque “el pucho está en la boca

como

un mote o un bocado mortal. Exquisito -le mégot est dans la bouche comme un mot ou un

mors. Exquis -the butt is in the mouth like a word or a bit. Exquisite”*, en un solo lance

“cigarro” y “cabeza”** de trovero, si no en coma por lo menos broxante, mejor dicho y por

intercesión de Novo Aurélio, “chulo que torna broxa”, o sea “individuo sem potencia sexual”,

luciérnaga en matachicharras caribe, pues cola y colilla agónica de renglonadura en bajada

contingente o casual desviación desconstructiva y supersticiosa no han de estorbar la

paciencia necesaria al que prefiera evitar el riesgo de quedarse convidado de piedra en

volumen tan hospitalario, tan echado a colchón de camaradería cuanto el receptáculo del

decumbente que anota :

“He padecido depresiones paralizantes. A veces me pregunto seriamente cómo es


posible que alguien se sienta tan mal y viva. Con frecuencia no más colapso en ama.
Quiero decir en cama, por supuesto... ya que lo pienso, nunca tuve un amante de
nombre Ama -how anyone can feel this bad and live. Often I simply collapse in ed. I
mean bed, of course... come to think of it, never had a lover named Ed.”***

Indispensable por igual al que lee y al que duerme si lo que resta de uno siempre se lee o

echa a leer con alguien y en alguien, casi por el contrario el desechable clinamen provoca la

*
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 288b - Leavey y Rand, 259b.
**
“Cigare. Tête. Avoir mal au cigare: mal à la tête. ” (Géo Sandry y Marcel Carrère ‘Commissaire de Police à
la Sûreté Nationale’, Dictionnaire de l’argot moderne, Du Dauphin, Paris, 1953 - Voz cigare)
***
W. Burroughs, op. cit., 50.
*
26

paciencia, guión oblicuo entre picadura dionisíaca y transfixión crística, unción y sello de

tangente que desde ya hace ángulo con el suelo y el remordimiento de su sombra, donde tan

poco habría faltado entre falo y falta, erección y castración, certeza de pérdida y precipicio

de prestancia, el mínimo error de cálculo, cuando se ladea hacia el lecho del otro un

apéndice soñante, ínfimo detalle que superstat, superstitio en persona, tan entregada, la

pobre,

a la meticulosa refutación de lo mismo, un tris de sobra piú tosto, lengua de burbujas

royendo borde de cacerola : tergiversado el contrapunto de lo sagrado y lo profano a lo largo

y lo ancho de una pendiente intransitable no en razón de algún bloqueo liberal * sino porque

en ella y por ella sito y tránsito se refunden, el infinitivo illana atañe a claridades capaces de

intricar los límites de cualquier paso o grado ** en el preciso momento en que lo común y

corriente parece relevarlas, sin hablar de la estafeta del común de las gentes en plena carrera a

través de la morada del sueño, sin hablar para nada, por defecto de ejemplo y con la venia de

Glauco Torres, al significar nítidamente “no existir; chispear; separar lo que rebasa de una

olla al tiempo de hervir.” Y de acuerdo : -  “El torbellino de esta dialéctica termina por

tragarse el concepto del sentido -der Strudel dieser Dialektik verschlingt schlielich den

Begriff des Sinnes”***. Peor dicho, donde “lo que cruje por el lado de las obras de arte -was

*
“Religión no es lo mismo que superstición. Lo último es un terreno inconfundible, por donde no se debe
transitar. La religión, en cambio, está inspirada en la moral y ésta, lejos de ser ajena a la investigación, a ella
recurre para arrojar más luz sobre la conducta humana.” (Alfonso López Michelsen, “Los obispos en época
electoral”, en El Tiempo, 19 de febrero de 2006, 1-23-1-24, 1-24)
**
“Illa nombra a cierta especie de luz y a los monstruos que nacieron heridos por los rayos de la luna. Illa es
un niño de dos cabezas o un becerro que nace decapitado; o un peñasco gigante, todo negro y lúcido, cuya
superficie aparece cruzada por una vena ancha de roca blanca, de opaca luz; es también illa una mazorca
cuyas hileras de maíz se entrecruzan o forman remolinos; son illas los toros míticos que habitan el fondo de
los lagos solitarios, de las altas lagunas rodeadas de totora, pobladas de patos negros. Todos los illas, causan
el bien o el mal, pero siempre en grado sumo. Tocar un illa, y morir o alcanzar la resurrección, es posible.”
(José María Arguedas, Los ríos profundos, Universitaria, Santiago de Chile, 1969, 83)
***
Th. W. Adorno, “Ästhetiche Theorie”, en : Th. W. A., Gesammelte Schriften -7 (Herausgegeben von
Gretel Adorno und R. Tiedemann), Suhrkamp, 1970, 266 - Trad. Fernando Riaza, Orbis, Barcelona, 1983, 235.
27

an den Kunstwerken knistert- es el sonido de la fricción de los momentos antagónicos” ****, las

reliquias de esa dialéctica no enseñan propiamente cómo escurrirse de uno a otro catre textual

con la sonrisa del romero cuyo sigiloso avance depende de las poleas templadas entre el

molinillo de viento del bordón y el molinillo de viento del sombrero, demasiado ágilmente

desprendido de su itinerario para no darse por lerdo.

Vórtice de Schlingen, “nudos”, “lazos”, “redes”, esa cristalina maraña lo que devora es la

apropiabilidad del sentido, no sólo y sobremanera el conceptaculum de las víctimas de la

“maldición del clasicismo -Fluch des Klassizismus”*, criaturas impecablemente malparidas

por terror de lo efímero y concupiscencia de la classis no menos que del classicum, Robert

soplando, “toque de trompetas” que pregona la “clase” resecando el deseo de su categórico

glas, otrora classum, “tañido fúnebre”, obras que “en aras del ídolo de la seguridad -um des

Idols der Sicherheit-, al querer ahuecar su núcleo temporal, vacías en sus adentros, por eso

mismo se convierten en presas de la venganza del tiempo” **... de tanto unto y trasunto

patrimonial el detrito deglute también la gracia devuelta al sentido, desaprende la “lição da

raiz” sin mascar la retención, ni la simple tenencia de una felicidad no muy distinta de la

soñante, a un paso del “fragmento teatral”*** escogido para rendir homenaje a Adorno :

“Al despertar en mitad de un sueño, aun del peor -und wäre es der ärgste-, uno se
siente frustrado y con la impresión de haber sido engañosamente privado de lo
mejor -als wäre man um das Beste betrogen worden. Pero sueños felices, cumplidos
-glükliche Träume aber, erfüllte-, los hay en verdad tan pocos como, en
expresión
de Schubert, música gaya -fröhliche. Como una mácula -wie ein Makel- aun con el
más hermoso queda -bleibt- asociada su diferencia respecto de la realidad, la
conciencia de que es mero aparecer lo que otorga. De ahí que los sueños más
hermosos parezcan como estropeados -wie beschädigt. Esta experiencia se encuentra

****
Ib., 264 - Cfr. trad. 234.
*
Ib., 265 - Trad. 234.0
**
Ib. - Cfr. 234.
***
J. Derrida, Fichus, op. cit, 16 - Trad. 15.
28

insuperablemente plasmada en la descripción del teatro natural de Oklahoma


que hace Kafka en
América.
Con la felicidad -Glück- acontece igual que con la verdad: no se la tiene -Man hat es
nicht-, sino que se está en ella. Sí, la felicidad no es más que el ser contenido, trasunto
del estar a salvo en la madre -das Umfangensein, Nachbild der Geborgenheit in der
Mutter. Por eso ningún ser feliz puede saber que lo es. Para ver la felicidad tendría
que salir de ella: sería entonces como un recién parido -wie ein Geborener. El que
dice que es feliz miente en la medida que lo jura, pecando así contra la felicidad. Sólo
le es fiel el que dice: yo fui feliz. La única relación de la conciencia con la felicidad es
el agradecimiento -der Dank-: ahí radica su incomparable dignidad.”****
Coincidiría con el casi siempre escamoteado reino del insipiente dormido el país de los

hechos clandestinados que desde ya esparcen su ceniza, selvas de fuegos artificiales o

metrópolis de tugurios plumarios, país de artistas del sueño. Por tal foro “encima del abismo

de la edad del mundo su falta de propósitos simpatiza con el sobrante giróvago de la

estudiantina -mit dem überflüssigen Vaganten-, al que la propiedad inamovible y la

civilización sedente -sehafter Zivilisation- no complacen en absoluto”*.

De espaldas al canon, al patrimonio y al mapa, el inconcebible efímero pone en escena el

fin de la escena con la movilidad de lo que jamás es cabalmente soñado :

“La experiencia -Erfahrung- subjetiva trae imágenes que no son imágenes de nada y a
la sazón son entes colectivos -sie sind kollektiven Wesens-; tal es la única mediación
entre el arte y la experiencia. En virtud de semejante contenido de experiencia
-kraft solchen Erfahrungehalts- las obras de arte se distancian de la realidad empírica,
y no ante todo mediante la fijación o la conformación en sentido acostumbrado -nicht
erst durch Fixierung oder Formung im üblichen Verstande-; empirismo por
deformación empírica. Es ésta también su afinidad con el sueño, aunque la ley de su
formación se aparte del sueño.”**

****
Th. W. Adorno, Minima Moralia - Reflexionen aus dem beschädigten Leben, Suhrkamp, 1951, 143-144
-Cfr. trad. Joaquín Chamorro Mielke en : Th. W. A., Obra completa - 4, Akal, 2004, 116-117.
*
Th. W. Adorno, Ästhetiche Theorie, op. cit., 127 - Cfr. trad. Riaza, 114.
**
Ib., 133 - Cfr. 119.
*
29

Fíjense, pero no todavía, en lo insoportable de este soporte mercurial, la “incontenibilidad”

de su “contenido”, la Haltlosigkeit del Gehalt de la voluble experiencia en cuestión - es decir

rulen con El Vagabundo de Remedios Varo.

5- 01.03.06 Miércoles de ceniza. Acabo de soñar que hace frío y todo está oscuro. El nieto se

adelanta aprisa por la negra garganta del muelle cargando la cámara de la tía, que mañana

viaja muy lejos. Quiere fotografiar la inflamación de un “apéndice cinéreo” (sic). Voy tras él.

Varo entonces.

Pero antes, otra vez, sin intentar responder al repunte de la pregunta de Glas, sin conjeturar

que una segunda edición del mismo círculo me arrastraría más aprisa y así sucesivamente,

hasta ovillar lo sucesivo y consecuente en el ojo de la diferencia, ceguera de pozo y bandeja

de pizarra, en lo más hondo y lo más chato de la gorga (otro vocablo digno de atención,

“gorga”, a la vez “remolino que forman las aguas de los ríos” y “comida para las aves de

cetrería”, pues colapsa la espiral del halcón en muslo de pavo sangrante), valga considerar

que la mirada del muchacho en medio de los semáforos de la 47, caída de repente mientras

recoge del piso una de las clavas dilatadas en corolas de caucho que suelen emplearse para

destapar cañerías, las que subían y bajaban revoloteando en el aire hasta ese momento, no sé

cuándo, no sería la primera vez ni la segunda... me rehace animal, sin garras de felino ni

tórax de primate. Los ojos del malabarista colombiano me reproducen bestezuela. Ningún

periquito. Ardilla tampoco. Chispa de gusano acaso, resonancia de oscuridad homérica.

Anélido. Bicho. Insecto.


30

Elude la imagen de sí el rapaz de las ventosas al desviar de lo que acabo de ver lo que veo.

Enucleada la continuidad del reconocimiento del otro que me habría confirmado humano ante

el público de impasibles encochados, no le sigo viendo.

No concilia ninguna primera persona plural la tiniebla del rostro del otro. De modo tal que

el ingurgite del caso (palabra merecedora de la mayor distracción, ingurgite  : aquí y allá el

asmático inquilino de Trocadero 162 se le arrima mimando la paradoja de una emergencia

sumergida*) derrama materia de reflexión sobre la valla campante más al norte, 7ª con 91, al

lado de una efigie demasiado reconocible : - “X al Senado. Por el país que soñamos.” 

Casi por el contrario, del lado de la muy aparente refutación del postín de la apariencia, el

recandidato que hoy evitase la espectacular mortificación de la cruz para que a la

teleaudiencia no se le ocurra confundir papeleta electoral y encenizada frente de tartufo, más

chances tendría de cargarla sin pretender armar escudos, ni colectivos ni individuales, mucho

menos trufas simbólicas o diabólicas, como el Traspasado manda : - “... niéguese a sí mismo

-abneget semetipsum- ἀά ἑαό” (Lc 9, 23).

Sumido en la abnegación de sí mismo, “abandonando el abrigo, exponiéndose al

ultraje -outrage- - ofensa y herida”*, por andar tan desposeído, “antes de cualquier problema,

sin traje, sin caparazón -sans vêtement, sans cosse- para protegerse, despojamiento hasta la

médula como una inspiración de aire”**, en la apnea del sinsaber que compromete la
*
No sin suscitar la previsible escapatoria de Cintio Vitier, no siempre sumiso al reenganche de la oposición,
singularmente ante el “ingurgite empotrado -déglutition noyée- ingurgitazione murata” del gritón (José
Lezama Lima, Paradiso (Edición crítica de C. Vitier), Archivos Unesco, 1988 (La Habana,1966), 21 - Cfr.
trad. Didier Coste, Seuil, París, 1967, 27; Glauco Felici, Einaudi, Turín, 1995, 23) en exceso orgulloso de
andar proclamando al culpable del día para asegurarse un rostro cualquiera, antes de que lo tironee cortándole
el chorro de babas Mamita, hermética matriarca campesina para quien retiro y comunión, secreto y anuncio
conversan, bondad hecha carne que “saltaba del sueño a lo cotidiano sin establecer diferencias, como si se
alejase sola, caminando sobre las aguas” (ib., 22) : - “‘Un ingurgite’: por ingurgitación: de ingurgitar,
engullir, verbo al que Lezama suele atribuir una acepción opuesta, más bien la de ‘regurgitar’. Modalidad
típica del habla-escritura lezamiana...” (C. Vitier, ib., 21, nota a)
*
Emmanuel Lévinas, Autrement qu’être ou au-délà de l’essence, Martinus Nijhoff, La Haya, 1974, 63 - Cfr.
trad. Antonio Pintor-Ramos, De otro modo que ser, Sígueme, Salamanca, 1987, 102.
**
Ib.
31

imposible cercanía del rehén del prójimo toda vez que “la proximidad no se apega a ninguna

imagen, a nada que aparezca”***, el movimiento pasivo del viajero renuente redunda en el

extraño ejercicio del contra-ir, contre-aller, destránsito sonámbulo que por los perplejos de su

periplo nada comparte con el ir-en-contra, ni siquiera contra el tour del turismo interpretativo,

como consta de la pesadilla relatada a Catherine Malabou el 15 de julio de 1997 desde

Cerisy, el día de su cumpleaños, apartes de la carta reproducida al pie de una foto

correspondiente al coloquio de Cerisy de 1980 reeditables con el título de El desembarque de

Ultranza, si la palabra saludase a quien la escribe y transcribe con el pañuelo de una hermana

supuestamente desaparecida y el grito de un infante de marina que no acaba de

desembarcar sobre la playa del sentido,

amiga invasora en trance de abandonar un ebrio embarque funerario :

“... la ‘deriva’, sólo le falta mi nombre, los trozos -morceaux- del nombre de mi padre.
Para firmar entre la deriva, la heredad y el erizo -la dérive, l’héritage et le hérisson.
Pero habría exageración al firmar aquí lo que fuere -mais il y aurait de l’outrance à
signer ici quoi que ce soit. Ultranza -Outrance-, otra palabra de la que no creo
haberme servido nunca, desembarca, y me pregunto porqué la asocio vagamente con
el viaje. ... Antenoche, en las ‘escuras’ de Cerisy, soñado el entierro de mi tío,
Robert, el último sobreviviente, el más joven hermano de mi padre. Ya bajado el ataúd
al fondo de la tierra, ¿porqué se espera que un agua subterránea venga a recubrirlo,
como si fuera previsto, un momento ritual? Dime, Catherine, ¿porqué el ‘yo’ de mi
‘yo sueño’ es otro, en el extranjero? Apenas abiertos los ojos, como si regresara a mí,
como si me reapropiara a mí mismo interpretando a toda marcha, heme aquí en
seguida echado -aussitôt jeté- hacia el viejo miedo ambiguo, el aterrado deseo de
morir ahogado -noyé-, las deliberaciones interminables alrededor de la incineración
de mis ‘restos’ al regreso (¿el agua o el fuego? ¿sí o no? ¿las cenizas en el jardín?
¿dejar que decidan sin imponerles lo que sea de mi cuerpo? ¿sin imponerles, ni
siquiera a su inconsciente, un desecho radioactivo que no se alcanzaría a soterrar
demasiado profundamente?). Estas vacilaciones pertenecen al tiempo del viaje. En
tanto que mi cuerpo resta entre las manos del otro, y sin defensa, sin poder siquiera
responder de sí mismo en defensa propia -à son corps défendant-, le pueden llegar mil
muertes, los ‘míos’ pueden disponer de él. Desaparecer en viaje, ¿es una buena
solución? Esta pregunta, es un trance, para mí, y el viaje, antes de ser la transposición
de una metáfora, una metonimia, un tropo para los caminos, los desplazamientos, los

***
Ib., nota 35.
32

pasajes, los transportes, las traducciones, es la velocidad de un trance, y el exceso de


un ‘pasar ultra’, la ultranza misma.”*

Confesándose “el viejo miedo ambiguo, el aterrado deseo de morir ahogado -la vieille

peur ambigüe, le désir terrifié de mourir noyé”, ya flotante en el sueño del 31 de mayo de

1979, concatenación de muertes por agua, entierros por fuego, snacks de entretumba y

auto-hetero-enamoramientos vigilados por el contramaestre desde unas entrañas sin

adentro**, anhela con todos sus quebrantos y teme con todas sus fuerzas que la palabra

del padre

de una vez por todas le corresponda, de una voz por todas anhela y teme la del

volcán que en otro tiempo despertaba en otro tiempo recusando la concordia planificada e

invirtiendo el flujo de la incorporación fantasmal, cuando “una humareda subía de sus

narices, / y de su boca un fuego que abrasaba: / ascuas salían de él” (Sal 18, 8-9), diez años

antes de haber pasado por el delirio de la epístola en que Scholem alerta a los artífices del

mundo secularizado en nombre de los nombres sagrados que la locura recela e invoca,

“la locura sacra, la maldita locura- la folie sacrée, la sacrée folie- the sacred madness,
the damned madness-, de esta carta compulsivamente animada por el deseo fatal de
que la catástrofe llegue -arrive- y el apocalipsis tenga lugar y de que sin embargo
jamás tengan lugar: espera espantada, deseo y espanto -attente effrayée, désir et effroi-
ante la posibilidad de lo imposible, es decir del decir, nada menos que la respuesta de
Dios decidiendo salir de su silencio”*,
*
J. Derrida y Catherine Malabou, La contre-allée, La Quinzaine, París, 1999, 47.
**
“Quisiera morirme. En la montaña, un lago, mucho antes que tú. Ése es mi sueño, y esta clasificación
postal me da náuseas. Antes de morir daría instrucciones. Si tú no estás sacan mi cuerpo del lago, lo queman
y te envían mis cenizas, urna bien protegida (‘frágil’) pero no recomendada, para probar suerte. Sería un envío
de mí que ya no vendría de mí (o un envío proveniente de mí, que lo habría ordenado, al que se añadiría un
envío de mí, como gustes). Entonces te gustaría mezclar mis cenizas a lo que comes (café por la mañana,
bollo de pan, té a las cinco de la tarde, etc.) Alcanzada cierta dosis, empezarías a entumecerte, a enamorarte
de ti, yo te miraría andar suavemente hacia la muerte, te acercarías a mí dentro de ti con una serenidad de la
que no tenemos ni idea, la reconciliación absoluta. Y darías instrucciones... Mientras tanto me voy a dormir,
sigues allí, dulce amor mío.” (J. Derrida, “Envois”, en : J. D., La carte postale de Socrate à Freud et au-delà,
Aubier-Flammarion, París, 1980, 5-273, 211 - Trad. Haydée Silva, “Envíos”, en: J.D, La tarjeta postal de
Sócrates a Freud y más allá, Siglo Veintiuno, México, 1986, 17-242, 188-189)
*
J. Derrida, “Les yeux de la langue”, en L’Herne - Derrida (Marie-Louise Mallet et Ginette Michaud ed.s),
nº 83, 2004 (1986-1987), 473-493, 487 - Cfr. trad. Gil Anidjar, “The eyes of language - The abyss and the
volcano” en : J. D., Acts of religion (G. Anidjar ed.), Routledge, Nueva York y Londres, 2002, 191-227,
215.
33

aviso que el autor de Los ojos de la lengua repasa poniendo sobre aviso al lector, una vez más

rendido al impulso de la vertiginosa alarma que le posee a su pesar y que su pesar le imprime,

arresto demasiado veloz, pues la mal dicha maldición de lo sacratísimo es demencia

escarbada por el peligro del simple repudio de la ciencia y de la filosofía, muy cerca de la

“explosión anárquica de fuerzas religiosas incontroladas” señalada por el editor y traductor de

la confesión epistolar de Scholem**, sumo riesgo que en alguna desmesura ronda también la

mareada escena desconstruyente, lugar de un “nosostros” tan acogedor y familiar cuanto el

releje de una navaja, franja afilada de la habitación donde la responsabilidad, la que exige

aguzar preguntas metacríticas, concierne también a palabras perfectamente

comprensibles

y sin embargo ajenas a cualquier lengua que se crea propia. Por ejemplo rejet  :

“Evocaré aquí la hipótesis de Mosès que a más de un título me parece interesante y


esclarecedora. Ante todo porque por una parte cruza una lectura interna de Scholem
con motivos benjaminianos (la protesta contra la instrumentalización de la lengua) y
motivos psicoanalíticos (represión y regreso de lo reprimido). En seguida porque
puede permitirnos formalizar los datos generales de un problema que dejaré abierto al
terminar. Una suerte de explicación, para ir de prisa digamos psicoanalítica,
psicoanalítico-histórica, por ende de tipo científico, dependiente de un
racionalismo moderno, de una nueva determinación de la subjetividad histórica
articulada con una teoría del signo, precisamente al ser en principio inadmisible para
la axiomática de esta confesión, ¿en qué permitiría afilar la paradoja, estaría tentado
de decir, demasiado aprisa, - permet-elle d’aiguiser le paradoxe dans lequel je serais
tenté de dire, trop vitte- enable a sharpening of the paradox that, I would be tempted
to say, too quickly-, en la que hoy habitamos? ¿Qué paradoja sería ésa? Un
pensamiento de la lengua, una experiencia de la lengua que permite desconstruir las
oposiciones filosóficas que dominan un semiotismo heredado a la vez del platonismo
y de las Luces, mientras hace avanzar una crítica de la crítica y hace progresar más
allá de los límites dados por cierta cientificidad, ¿acaso puede hacer correr el riesgo,
que es a la vez científico, filosófico y político, de un rechazo -rejet- rejection- de la
ciencia, de la filosofía, por no decir nada del riesgo nacionalista?”*

**
Stéphane Mosès, “Une lettre inédite de Gershom Scholem à Franz Rosenzweig, à propos de notre langue.
Une confession”, en Archives de sciences sociales et religieuses, nºs 60-61, 1985 - Cit. J. D., ib., 493.
*
J. Derrida, ib., 492 - Cfr. trad. G. Anidjar, 224-225.
34

A cada paso no perder de vista las preguntas de tal despedida sin contestar ni gota o

responder que no en un cerrar de ojos, son extremos de falsa alternativa. Una cábala ni

esotérica ni exotérica por igual inhibe y relanza derivas, heredades y escrupulosos erizos,

extraño avance y errático progreso cuyos jets, rejets, projets, jetés, jetées y conjectures**

**
S. Werle y G. G. de Souza aparte, el primero quizás interesado en remitir tanto jeter como lancer a la fama
heideggeriana de werfen, el segundo de oído por lo común desentendido (amén de todos los vicios de M. A.
Caws, quien aprovecha la ocasión para atenerse a su propia “raya”, line en jerga de cokies o “periqueros”,
mucho más cerca de Angie que de Forcener le subjectile), la fidelidad a una materia musical incrustada en la
historia de sus significaciones tal como la exigida a lo largo del texto de Derrida y de las partituras de Artaud,
debería forzar los traductores a rebuscarse los peores barbarismos con tal de lograr aproximaciones fonéticas :
en nuestro caso aunque sea inmiscuyendo los derivados del arcaico jetar en intrigas de acciopasión propias de
los mutuos traslapos de jaceo, “estoy echado”, y jacio, “echo”, a más de los infinitivos que les corresponden,
jacere (palabra paroxítona) y jacere (esdrújula), imbricaciones comprometidas en hondura y superficie con la
extensión léxica que sería vano intentar reducir a un manojo de semas solidarios, donde la equivocidad afecta
no sólo la permanencia del contraste, verbi gratia entre jeté y jetée, “paso de danza” y “malecón”, sino
también la estabilidad del contraste entre permanencia e impermanencia. Por no hablar de empoltronados
aviones de chorro roncando en pleno vuelo. Para la muestra: - “Ni objeto ni sujeto, ni pantalla ni proyectil, el
subjectil puede devenir todo esto, estabilizarse bajo tal forma o moverse bajo tal otra. Pero la dramaturgia de
su propio devenir oscila siempre entre la intransitividad de jacere y la transitividad de jacere, en lo que
apellidaré la conjetura -conjecture- Konjectur- conjectura- conjecture- de los dos. En el primer caso, jaceo,
estoy extendido, acostado, yacente, encamado, abatido, a tierra, sin vida, estoy o he sido jetado -je
suis ou j’ai été jeté- ich bin geworfen oder geworfen worden- sou ou fui lançado- I am where I have been
thrown. Es la situación del sujeto o del subjectil: están jetados debajo -jetés dessous- daruntergeworfen-
lançados embaixo- thrown beneath. En el segundo caso, jacio, jeto -je jette -werfe ich- eu lanço- I throw-
algo, un proyectil, luego piedras, fuego, un dardo, la semilla (eyaculada) o los dados -la semence (éjaculée)
ou les dés- den (ejakulierten) Samen oder die Würfel- o sêmen (ejaculado) ou os dados -seed (ejaculated),
or dice - or I cast a line. En el mismo lance -du même coup- und eben dadurch- por isso mesmo- at the same
time-, y por haber así lanzado -lancé- ent-worfen- lançado- thrown- algo, puedo haberlo elevado o fundado.
Jacio puede también tener este sentido: jeto unas fundaciones, instituyo lanzando. El subjectil no jeta, pero ha
sido jetado, incluso fundado -je jette des fondations, j’institue en lançant. Le subjectile ne jette pas, mais il a
été jeté, voire fondé- ich lege das Fundament, ich begründe mit Ent-wurf. Das Subjektil wirft nicht, aber es ist
geworfen, ja sogar gegründet worden- lanço fundações, instituo lançando. O subjétil não lança, mais foi
lançado, ou mesmo fundado- I lay down foundations, I institute by throwing out something. The subjectile
does not throw anything, but it has been laid down, even founded. Fundación a su vez, puede así fundar,
sostener una construcción, servir de soporte. Entre los dos verbos, la intransitividad del ser-jetado y la
transitividad del jetar, la diferencia parece entonces tan decisiva como pasajera, es decir transitoria. El ser-
jetado o el ser-fundado a su vez funda. Y no puedo jetar o proyectar -jeter ou projeter- werfen oder
entwerfen- lançar ou projetar- throw or project- sino por haber sido yo mismo jetado, en la nacencia. Todo se
jugará desde ahora en la diferencia crítica aunque precaria, inestable y reversible entre los dos. Tal sería
cuando menos nuestra hipótesis de trabajo. Pero lo que verificaremos seguramente, es que, por hipótesis, el
subjectil tiene siempre la función de una hipótesis, exaspera y tiene en vilo, desalienta a fuerza de ser siempre
pordebajeado -posé dessous- daruntergelegt- colocado embaixo- posed beneath. La hipótesis tiene aquí
rotundamente la forma de una conjetura, la de dos motivos contradictorios en uno. Jetado jetante -jeté jetant-
geworfen werfende- lance lançando- thrown throwing-, el subjectil no es empero nada, nada más que un
intervalo solidificado entre el arriba y el abajo, lo visible y lo invisible, el adelante y el atrás, aquende y
allende. Entre yacer y jetar -gésir et jeter- Liegen und Werfen- jazer e lançar- laying down and throwing-, el
subjectil es una figura del otro hacia la que deberíamos aquí renunciar a proyectar -projeter- projizieren-
projetar- projecting- lo que sea.” (J. Derrida, Forcener le subjectile, op. cit., 65 - Trad. S. Werle, 61; G. G.
35

toman distancias de motivos benjaminianos y psicoanalíticos, no más porque la santidad

simiesca* de los átomos gramáticos desarticula el enfrentamiento de lo sagrado y lo secular

trasegando en desfondados buches de sonrisa aguas palustres de “baldes y sellos de muerte”,

seaux et sceaux de mort, parte tras parte de propagación onomástica varada al borde de una

laguna tan verde como la que no vi en Túquerres, Nariño, cráter inundado y avenida de lava,

de Souza, 45-46 ; M. A. Caws, 77-78)


Guerra y paz de jeturas y desjeturas, pasos y sotopasos, pisos y sobrepisos de yacijas y yacimientos ya
detenidos o rechazados en su ser echados, conciernen a Derrida de algún tiempo a esta parte. Baste señalar el
cuidado que le merece el Presente Viviente asumido por Husserl como fundamento y rebote de un presente
histórico que “reenvía siempre, más o menos inmediatamente, a la totalidad de un pasado que lo habita y que
siempre se aparece bajo la forma general del proyecto -projet” (J. Derrida, “Introduction”, en: Edmund
Husserl, L’origine de la géométrie (Traduction et introduction de J. D.), P. U. F., París, 1962, 3-171, 46),
mientras afirma la vigencia espectral de la proyección al marcar el traslapo retroprospectivo del movimiento
por el cual lo sumiso asoma y lo sucumbiente incumbe recogiendo los detalles de una aventura resepulta en
derrota rutinaria o estrato cultural intraducible, porque “por supuesto, la retención sedimentaria no es apenas la
condición de posibilidad de la retención: pertenece también esencialmente a la forma general de la protención
que, ella misma, está comprendida bajo la forma absolutamente única y universal del Presente Viviente.” ( Ib.
45) Es así que, después de citar a Jean Cavaillès (y no sobraría resaltar aquí el llamado, donde la conjetura de
violencia objetante e inercia recipiente afecta también la excitación de la cita juntamente con la revolcada de
su secuela), como quien no quiere la idea hecha cosa ni el empoderamiento de la razón, más bien un peregrino
ir razonando sin equipajes ideológicos ni seguros de posse e ipse, Derrida alivia el porte aporético de un
Presente Viviente que, si no queda arrojado al transporte de un muerto que camina, anda por lo menos en vilo
entre dormir y despertar : - “... un nuevo sentido que será también el momento de una toma de conciencia
superior en que el sentido pasado, primeramente sedimentado y retenido en una suerte de actitud
objetivista, será despertado -réveillé- a su dependencia respecto de la subjetividad viviente, etc. Husserl
parece no haber nunca pensado que sería ‘abusar de la singularidad del absoluto reservarle la coincidencia
entre momento constituyente y momento constituido’. Simplemente esta coincidencia, a sus ojos, no es más
que la unidad absoluta del movimiento del sentido, es decir la unidad de la no-coincidencia y de la co-
implicación indefinida del momento constituido y del momento constituyente en la identidad absoluta de un
Presente Viviente que se proyecta y se mantiene dialécticamente. Por supuesto, todo esto sigue siendo
paradójico y contradictorio, siempre que no se deje de considerar - implícitamente o no - la Idea como alguna
cosa y la Razón como un poder.” (Ib., 158-159)
*
Canonización joyceana de “santo judío” a la medida del “simio judío” posando para Hélène Cixous en
Portrait de Jacques Derrida en Jeune Saint Juif (Galilée, 1991), años más tarde, cara-a-cara con cuadrúmanos
innominados, significativos y simíficos, demasiado sueñificantes para no compartir con cada uno de ellos su
cuasi franciscana aureola de cabeza en cabeza enchoclada, no de prosopon a prosopon, sin prosopopeya más
bien, impugnando la imagen que se presuma hecha y derecha, exclusivamente humana, la de Heidegger entre
otras: - “Cada ‘simio’ os mira/compete -vous regarde-, único, completamente solo, mortal, desde su
plaza -place- singular, cada uno de ellos os toma aparte, no quiere su nombre, no hace monerías, os significa,
en su idioma absoluto, os simifica -il ne veut pas de son nom, il ne singe rien, il vous signifie, dans son idiome
absolu, il vous singefie- innegablemente, mientras os apostrofa sin callarse pero sin decir nada: no intenten
asimilarme, soy otro, sigo siendo/substraigo -je reste- un origen del mundo del todo distinto, pues
contrariamente a lo que dice, entre vosotros los hombres, cierto gran pensador del siglo, un mundo yo lo tengo,
formo y me figuro un mundo, yo también soy weltbildend, y este mundo es ‘rico’, no soy ni weltlos ni
tampoco weltarm, soy, y punto, existo, ante todo y después de todo, ni libre ni cautivo, o lo uno y lo otro,
como vosotros que veo venir, así que no intentéis achacarme, por compasión, lo que llamáis la subjetividad de
un sujeto, la dignidad de una persona humana. No soy ni una bestia ni persona, soy alguien pero nadie - je ne
suis ni une bête ni personne, je suis quelqu’un mais personne-: ni una persona, ni un sujeto ni el sujeto de un
retrato. No soy domesticable, no me instalaréis ni en vuestra casa, ni en vuestros museos, tampoco, como
36

a la orilla de su oreiller, “almohada” y a la letra “orejero”, antiguo auriculare volteado hacia

la imperativa blandura del Otro, “mejilla” morisca, haad, de donde el árabe hispánico

muhadda en obediencia al mismo llamado que une “cojín” y “carrillo”, guanciale itálico con

guancia o gandu sánscrito con ganda, contigüidades miméticas ajenas al precario roce

homofónico de hollow y pillow que ningún soñador responsable traería a cuento, mientras

quien duerme, con o sin cojín, de todas maneras penetra y es penetrado por oquedad de

cachete tal como “cachalote” en la estela del portugués cachola, “cabezota”, derivado de

“cacha”, para quien siga a Corominas, “de origen incierto, probablemente de una forma

vulgar *cappula, en lugar del latín capula, plural de capulum, ‘empuñadura de la espada’.

Secundariamente tomó el sentido de ‘nalga’, leonés, y luego ‘carrillo’, ‘carne rolliza’,

cubano”, de manera que no por capitulum sino por puño y pomo moldeados en mortal deseo

de capere, “agarrar” y, claro está, “entender”, si no casi al revés, de convexidad redondeada a

vientre cavo, captatio de capulus, “ataúd” al acecho de homo capularis, “que tiene un pie en

la fosa”, rígido premuerto el miembro cabeciforme inherente a la perífrasis capulum

coleorum, “empuñadura de cojones”, bolo de Erythroxylon coca en pómulo de mocoso

gigante, donde y cuando la insistencia de chakchana, “brincar”, “retorcer”, “retozar”,

“mascar coca”, da razón del respeto otorgado al “puente” y al “umbral”, chaka, así como del

trato cauteloso que el “brujo” requiere, chakak, sin chistar ni mistar misterios de chakata,

muchos pintores lo hicieron, en el rincón de un decorado o de un cuadro. Podría faltarme la soberanía, como la
palabra, pero no. Me comprendo otramente, compréndanme. Vuestra palabra no me habrá hecho falta, no la
tengo pero os la doy, y os toco, y esto, créanme, que os habla en lenguas, no es una de esas figuras (el ausente,
el muerto, el fantasma -le revenant-, la cosa personificada, el hombre o el ‘animal’), el totem al que el
titiritero haría declamar en lo que vosotros, los hombres, vosotros los retóricos, llamaríais a lo bestia una
prosopopeya.’ ” (J. Derrida, “Tête à tête”, en Camilla Adami - Palazzo delle Stelline e Centre Culturel
Français de Milan (7 aprile - 3 maggio 2001), Mazzotta, Milano 2001, 5-15, 14-15)

*
37

“cruz”, “crucifijo”, “martirio”, “opresión”, por el rabo del ojo espanto anublado de chakapa,

“viga”, chakhua, “anciana”, “perdiz”, “bulla”, “griterío”, “cascajo”, y chaki, “pie”, “base”,

“pedreo”, “lapidación”, “huella”, ripios de estruendoso cementerio cortazariano (sin

mencionar la chusca página de la novela en que la Maga se la pasa barajando paja de

tumbaburros y lápidas del camposanto*) revueltas y envueltas a fuerza de chaku, babosa

“diferencia” en capullo de bómbice.

Con mayor razón si neckrest en madera de Polinesia o posanuca en cerámica de la

Chorrera

(bien parado cachicamo, cuya oscura y fresca caja de resonancia halague con bostezo de

masajista las cervicales*). Otra manera de rever los segmentos articulables de cierto pez en

jade**, enésimos morceaux del anagrama diseminado de un nombre suspendido entre agua y
*
De relance, valga mencionar las circunstancias en que, ante el cachete abultado de una indiecita chakchando
captada por la cámara de Offerhaus en las remotas alturas de los Andes, el autor de Rayuela persigue el ala de
la gracia que le acarició en ciertas islas, Saint-Louis y Solentiname entre otras, mientras de hecho se tira la
dilatación visionaria del vado fotográfico apareando su propia sombra insular y la conciencia relapsa del
piadoso turista, bólido de autocaricatura tanto más puntual cuanto menos controlable, óbolo aventado a
repecho y recaído sobre el intelectual que comparte con el ubicuo representante de la más presumida izquierda
civilizadora el proyecto de convertir en lacra de subdesarrollo una preclara práctica cultural, la hinchazón
identificada como absceso, la joven ipso facto reconocida como asustadiza víctima del atraso que la hipocresía
internacional compadece e incrementa : - “ ¿Qué te pasa en la boca? Tiene miedo, alza un segundo los ojos y
apunta al pómulo con un dedo. ¿Te van a llevar al dentista?, no pregunto. ¿Te van a llevar al hospital?,
tampoco (quizás la llevarán pero no hay que decírselo). ¿Te duele? - Y sí. Acepta las monedas, siempre sin
mirarme, me he portado muy bien dándole las monedas, ahora puedo servirme otro trago y mirar la hora, la
película de Fassbinder dentro de cincuenta minutos.” (Julio Cortázar y Manja Offerhaus, Alto el Perú, Siglo
Ventiuno, México, 1984 - Páginas sin numerar)
*
“Descanso para la nuca en la forma de un armadillo; ahumado negro y decoración grabada alrededor del
borde. Machalilla-Chorrera transition. Calderón, Manabí. Ht. 9.4 cm. (Ch.-42)” (Donald W. Lathrap (texto),
Donald Collier y Helen Chandra (catálogo), El Ecuasdor antiguo - Cultura, cerámica y creatividad (3000-300
A. C.), Museo del Banco del Pacífico y Field Museum of Natural History, Guayaquil / Chicago, 1987, 86). A
propósito de la mencionada pieza, nº 274 del catálogo correspondiente, Lathrap observa: - “La almohada de
cerámica de Chorrera también merece un breve comentario. Esta forma es asombrosamente similar a las
almohadas del Este de Asia y se ha sugerido que ellas representan la influencia de un contacto transpacífico
durante el primer milenio A. C. Estas almohadas de cerámica se vuelven algo más comunes en los complejos
tardíos, tales como Bahía, el cual le siguió a Chorrera, pero la decoración de varias piezas de la colección del
Banco del Pacífico es típicamente Chorrera. La figura de armadillo es un ejemplo particularmente encantador
de estas piezas. Parecería que algunas de las figuras humanas grandes y huecas en posición prona y supina
también servían como almohadas (343-345).” (Ib., 37)
**
Poisson, pez ya pescado y pescado aún pez, ardid de sardina y tumba de tiburón, la escasamente identificada
inautenticidad del improbable pisapapeles de la oficina de la rue d’Ulm, en 1978, de la que creí deducir
rasgos vagamente familiares (: - “B. M. inquiere por el origen precolombino de la pequeña escultura que,
observada con mayor detenimiento, parece constar de una serie de segmentos en jade sobre los que están
38

fuego, tierra y aire, letras en balde de muerte o claridad del atril descarnado abierto por su

hijo Jean, tal como lo recuerda el 8 de agosto de 1980 en el pasaje de una carta enviada a la

isla de Providencia del que no alcanzo a descifrar tres o cuatro palabras :

“Mis letras/cartas son lombrices -mes lettres sont des vers de terre-, y ni siquiera
luminosos -luisants- (...) A propósito de luciérnagas -vers luisants-, el otro día
(durante una década de Cerisy la Salle alrededor de ‘mí’ -autour de ‘moi’-), Jean, de
noche, recogió decenas de luciérnagas y --- nos las mostró abriendo la mano, la que
no era más que una superficie iluminada, como la mano de un --- --- en plena
noche.”

Si esta exploración de la imposibilidad de las políticas del sueño fuera un sueño y la

hipnoinsurgencia del caso una pesadilla familiar, cosa ni medionostra ni tuttamia, livianota en

que resuena muy quedo una película de tiros arrepisos y balas algodonosas, sobre los labios

grabados círculos concéntricos. J.D.: (Levantando el pez de piedra y dejando oscilar levemente sus
articulaciones conectadas mediante un cordel cuyo cabo aprieta entre índice y pulgar) Más bien chino, creo.
Fue adquirido en una tienda parisina de objetos orientales y no (Sonriendo mientras vuelve a colocar el pez
sobre el escritorio) sabría decirle exactamente qué autenticidad imita” - Freddy Téllez y B. M., La entrevista
de bolsillo, op. cit., 19), en 1975 habría brincado de la obra de Adami Étude pour un dessin d’après ‘Glas’ a
las páginas de + R después de haberse escurrido desde las sumergidas columnas de Glas hasta el dibujo (más
exactamente el estudio en vista de un dibujo) colgado del garfio de un Je al interior de la muestra Le voyage
du dessin, en una galería de arte que difícilmente podría pasar por “tienda parisina de objetos orientales” a
menos que el título de la exposición no designe errancias de toldos y campamentos estratificados más allá de
cualquier orientalidad u orientabilidad, amén del orientalismo que algún padrino de lo auténtico olfatearía a
ciegas, escrúpulo irresolvible, máxime procurando siquiera mediante tres asteriscos aludir aquí, en el
compacto saliente de esta nota, a la distribución espacial cuyos blancos modulan de vez en vez tres peldaños
silenciosos : - “Ich, cuerpo arrancado de pez/pescado, cuerpo extraño de una palabra para interesar otra
lengua (Adami lo suele hacer) en el juego de las firmas y la escalada -surenchère- agonística especulando
sobre el je. Cuerpo trunco o matriz sobrecargada (hay tantas en lo de Adami), cebo para -amorce pour- el
falo crístico (Ichtus), pista, grafo o traza (Ichnos) de un bocado/muerto -mors- sin voz. *** Yo doy/da -Je
donne- la traducción de Ich. *** Glas (se exigirá que me cite a mí mismo, pacientemente, yo hablo/habla de
Ich y lo expongo como un otro, y cada hijo de vecino) acosa --je parle de Ich, et l’expose comme un autre, et
tout un chacun) traque- en todos los sentidos la operación del deseo bautismal que entra y sale pero nunca
retiene, como Ich, ni en el agua ni fuera del agua. *** (...) Ich reinmerso (‘la reinmersión consonante -la
replongée consonne-’) en el momento mismo de la pesca y del bautismo, en un elemento sin fondo. ¿Sale del
mar el falo crístico? Ninguna orilla, no más borde, ciertamente, pero el borde es nombrado: ‘el ángulo
-l’angle- es siempre para mí un borde de tumba’. *** Mi firma - ¿quién dará testimonio de su autenticidad en
esta reproducción de reproducción? ¿y si Adami la hubiese imitado, como mi escritura? ¿y si, a la izquierda,
yo hubiese remedado la suya? - mi firma también está cortada, antes del da. Lo que se despega - cae/tumba
por la borda -tombe par-dessus bord- es también un trozo -morceau- del nombre del otro (da) y uno de los
motivos más obsesivos de Glas.” (J. Derrida, “+ R (par dessus le marché)”, en : J. D., La vérité en peinture,
Flamamrion, París, 1978 (Maeght, 1975), 167-209, 179-181 - Cfr. “R+ (además)”, trad. M. C. González y D.
Scavino, 155-193, 164-166)
39

de esta precisa herida de letras vermiformes, en este preciso trecho de página, no vendría a

pelo la pregunta compulsivamente académica : - “Capisci?”

Nada más claro que una amenaza semejante, nada más deslumbrador que el más allá de la

semejanza en la inminencia amenazante. Las luces mismas no necesitas retenerlas ni

captarlas, aquí, ahora mismo, en la casa diferente, donde estarías a punto de perderlas si

alguna vez hubiesen sido tuyas, si allá arriba el rostro que emerge del muro fuera tu reflejo y

estuvieras en trance de picarte el ojo para siempre : Nazareno y Caupolicán barbudo,

muy cerca del globo izquierdo, desorbitado, la viga del techo parece entrarle en la sien.

La noche de la inauguración, el 9 de marzo, no me había fijado.

6- 08.04 Al regresar, una semana más tarde, caí en cuenta del cartel  : - “Divino

rostro (aparición) - Humedad sobre pared. Fecha imprecisa.” Después, allá arriba, vi los

cabellos, cara y barba de ocres miasmáticos iluminados por el diminuto bombillo ad hoc.

El vigilante de la galería de arte, don Daniel, se agachó para encender un par de cirios casi

del todo derretidos sobre el piso, al pie del cartel, y me contó que durante el montaje de la

exposición* quien había señalado al artista la mancha de humedad había sido él, porque se le

hizo parecida al retrato colgado en la misma sala, juntamente con la foto del indio

pseudosimoníaco que por 40 centavos de dólar lo vendió a José Alejandro Restrepo en una

calle del centro de Quito, mejor dicho “Retrato de Dios” - Fotografía y dibujo de Dios

(hecho por la mano del hombre) - 2003.

El cuento de don Daniel lo tragué entero, sin pensarlo dos veces. Ni una : hasta llegué a

observar sonriendo que José estaba en deuda con el hallazgo de la mancha como si fuera un

suplemento inherente al buen éxito del resto de la muestra, sin mayor trascendencia,

*
José Alejandro Restrepo, Video, Pasión y Muerte, Fundación Valenzuela y Klenner, Bogotá, 09.03-15.04.06.
40

caseramente prodigioso. Más tarde, al despertar, lo que el día anterior había aceptado tan

sobriamente me aturdió con nitidez de locura.

Evidentemente había intervenido la reelaboración nocturna de cierto trance en el lugar de

Santo Job - Video proyección sobre gusanos de seda - 2006. “Lugar” es un decir, pues,

antes de que Restrepo importara de Pereira la colonia de blandos vehículos para echarlos a

rodar lentamente por vericuetos de morera, Morus alba, arbusto de cuyas hojas suelen

alimentarse y cuyo nombre científico equivale al parpadeo de un oxímoron :

literalmente “Negra blanca”), cuando sobre el lienzo que todavía cubre la tarima del sótano de

la galería, visible desde la baranda del primer piso, no había ninguna traza de las obscenas

emisiones líquidas que, en son de patética despedida, preceden su entrega a las mortajas

sedosas, ahí mismo se había acostado el suscrito, en carnes, filmado desde la abertura del

primer piso, pantaloncillos blancos flamantes y máscara de luchador azteca, obediente a las

vagas náuseas del asma apretadas por las costuras de la piel de plástico convergentes en el

amarre de la nuca, nudos de pensamientos de no sé cuáles otros en mis adentros y doblaje de

los rezos del ejercicio diario de yoga que me acompañan desde hace ya casi cuatro décadas

visitándome como si la rendición a la mirada vertical arrastrara hojas de conciencia hasta el

suelo de la casa, sobre el tapete de la alcoba, sin reminiscencia de casa ni conciencia de

intimidad reconocibles como mías, amén de las indicaciones de lo alto, en picada, desde

algún otro lugar detrás de la cámara, que me volteara a la derecha, despacio, que estirara más

el brazo, muy despacio, que se abandonaran a un ligero espasmo las manos, que me rascara

otro poco, que me ovillara como un feto, aunque no tanto... el “lugar” de aquel set extraviaba

el borde del vacío en que con más énfasis que de costumbre no me hallaba.
41

En últimas las pruebas serían descartadas y la imagen de mi cuerpo substituida por la de

otra comparsa al considerarse el exceso de peso del mío poco conforme a un espesor

subyugado por la consabida escenografía del obstáculo satánico, carpido por exangües deditos

de podre, llámese gusanera, furunculosis egipcia, cuquera o lepra tuberculosa, sobra sobre

sobras, “sobre el montón de cenizas y detritos, el ‘mesbelé’, situado en la entrada de los

pueblos árabes”, según anota C. Larcher O. P. * al pie de su traducción de Job 2. 7-8 : - “Salió

Satán de la presencia de Yahvé e hirió a Job con una llaga maligna, desde la planta de los pies

hasta la coronilla de la cabeza. Job cogió un cascote de teja para rascarse y fue a sentarse

entre las cenizas.”

Resto por más de un lado, incluyendo el de grotesca ridiculez, residuo a salvo de la

exhibición del blasfemo conato de semejanza entre la mortalidad del santo testigo del

Altísimo escarbando el último límite de lo soportable y la que me asigna y resigna sin que

pueda atreverme ni mucho menos a tenerla por mía mientras sigue acariciándome en la más

cruda de las acepciones (¿quién presumiría asimilar la Geworfenheit a la futilidad de un acoso

tan difícilmente determinable como el homenaje táctil que mis paisanos apodan “mano

morta” y los cariocas “mão boba”, unos y otros sin parar mientes en “la idea de una mano

muerta de la historia que cuenta las cuentas del tiempo secuencial como un rosario,

procurando determinar conexiones seriales y causales”*?), resto de mí, yo supuesto, hipotético

Bruno, es decir “moreno”, a la letra morus, falsa contracción de moriturus, más bien “loco” o

“extravagante” (en atención a Plauto y fe en Calonghi, amado diccionario del bachillerato de

ultramar), quedan los apuntes del carné trazados a la salida de la galería ese jueves 23 de

febrero, después de haber atravesado el Parque Nacional, a la altura del paradero de buses

*
Le Livre de Job, Du Cerf, París, 1957, 45, nota b.
*
Carlos Skliar, La educación (que es) del otro - Notas acerca del desierto argumentativo en educación
(Memorias Seminario), U. de Antioquia, Medellín, 2005, 53.
42

de la Séptima : - “Echado sobre el piso - filmación vertical - cruz, traje de ver-me-s -

espasmos - calambres - la máscara estrecha - tafofobia - ganas de dormir despierto -

reprogresión uterina - la huella de mi pie empolvado sobre la tela blanca”.

Detalles de vestuario y pormenores de utilería disfrazados de ideas, figuras y movimientos

no habían tenido propiamente lugar en los alrededores del pseudosueño mortal, por más a la

mano que se me hicieran los que no creía haber depuesto, como quizás preferiría decir

Leopardi, no menos sensible a infinitos desprendimientos audiovisuales que a despojos de

limen onírico**,

más bien imágenes y pensamientos deponentes, a la manera de los verbos de forma pasiva

y significado activo : no distingue lo que deja pasar y lo pasado el “entramado” de “entre

mí”, frame de fra me, rejilla e impacto energético por rajadura de “problema energótico”

(fecundo neologismo ofrecido por Evo Morales en la toma de posesión presidencial el 22 de

enero pasado, acontecimiento de amplias repercusiones gramatológicas), donde la fisión de lo

idéntico depara desnudez de Baruch y fregolismo de Aguinaga, disfraces despojados tras

embozos al desnudo según los tratos de una comunidad dislocada, turba de huéspedes

transformistas en íngrimo anfitrión teleautóctono, cuando bajo la cámara y encima de ella

**
“Más de una vez aconteció que me durmiera con algunos versos o palabras en la boca, que habré repetido
con insistencia a lo largo del día, o unas horas antes del sueño, a no ser con el aria de alguna cantilena en la
mente; dormir pensando o soñando algo completamente distinto, y despertarme repitiendo entre mí - fra me-
los mismos versos o palabras, o con la misma aria en la fantasía. Parece que el alma al dormirse deponga sus
pensamientos e imágenes de entonces, como deponemos los trajes, en un lugar a la mano y muy cerca, para
volver a tomarlos, apenas despierta. Y eso también sin operación de la voluntad. De la misma manera si en el
día había leído por algún tiempo algo de griego o latín o francés o italiano elegante etc., cuando mi memoria
era más pronta (pues ahora que al despertarme la encuentro obtusísima no me acontece tan fácilmente) me
despertaba con varias frases de esas lenguas en la mente, y casi hablando dentro de mí en esas lenguas, aunque
en el sueño ninguna idea me las hubiese reclamado. Eso también involuntariamente. Y así puede decirse de
cien otras ideas de toda suerte, que al despertarme se presentan del todo espontáneamente. (24 de Julio 1820)”
(Giacomo Leopardi, Memorie delle mia vita, Bompiani, Milán, 1942, 128-129)
*
J. Derrida., “Droit de regard”, en : J. D. y Bernard Stiegler, Échographies de la télévision - Entretiens filmés,
Galilée-INA, París, 1996, 45, 47.
43

“están en juego una nueva ética y un nuevo derecho, en verdad un nuevo concepto de
la ‘hospitalidad’. Lo que produce el desarrollo acelerado de las teletecnologías, del
ciberespacio, de la nueva tecnología de lo ‘virtual’, es una desconstrucción práctica de
los conceptos tradicionales y dominantes del Estado y del ciudadano (por ende de lo
‘político’) en su enlace con la actualidad de un territorio. Digo ‘desconstrucción’ pues
finalmente lo que llamo e intento pensar bajo este nombre en el fondo no es más que
este mismo proceso, su ‘tener lugar’ ahí donde su evento afecta la experiencia misma
del lugar, y el registro (sintomático, científico o filosófico) de esta ‘cosa’, la traza que
traza (inscribe, guarda, porta, refiere o difiere) la diferancia de este evento que llega al
lugar - que llega a(l) tener lugar -la différance de cet événement qui arrive au lieu -
qui arrive à (l’)avoir-lieu-... (...)
Ahora bien, precisamente porque ahora sabemos, bajo la luz, ante las cámaras,
escuchando resonar nuestras voces, que este momento live, viviente, podrá ser, que ya
es captado en unas máquinas que lo transportarán y lo mostrarán tal vez Dios sabe
cuándo y Dios sabe dónde, nosotros, nosotros sabemos que la muerte está ahí.”*

Bits verminosos de exfoto mortal hirviendo sobre orugas vacilantes sobre hojas
mordicadas

para que ramos de morera coincidan con huesos de espantapájaros mártir, acabado,

jodido, fichu, envoltura y esqueleto, de manera que a su debido tiempo las mariposas ad hoc,

polillas más bien, sean flecos despeinados por soplos y remusgos de subterráneo,

espasmódico revoloteo de franjas del que podría ser chal de oración o sudario de

mondonguería, casi mías si el nombre de pila que me achacan los equívocos extractos del

Banco de Bogotá colgara o cayera en Colombia también como “Brano s. m. Trozo de alguna

cosa arrancado con violencia al todo que le corresponde; y especialmente de paño o de

carne”, otro morceau de balde o sello, pues la circuncisa pantalla ya se volcó, bruma de

céreos crisantemos desmenuzados,

“piel despegada, pero asumida (tomada sobre sí, alianza de piel flotante, una bufanda
o un fular), el talit se apega al cuerpo como una memoria de la circuncisión -(prise sur
soi, alliance de peau flottante, une écharpe ou un foulard), le tallith tient au corps
comme une mémoire de la circoncision -(taken from oneself, alliance of a floating
skin, a scarf or a muffler), the tallith hangs on the body like a memory of a
circumcision. Una circuncisión reservada al hombre, ésta también. En el fondo la
misma cosa, es lo mismo y el ser uno mismo. Ordenado al y a la orden dado/a del
otro, él mismo -c’est au fond la même chose, c’est le même et l’être soi-même.
*
44

Ordonné à l’ordre donné de l’autre, lui-même- basically it is the same thing, the
same, and being-oneself. Ordered to the given order of the other, himself. Ipse, el
poder mismo, y la ley, la ley del padre, del hijo, del hermano o del esposo, las leyes de
la hospitalidad (hospes, hosti-pet-s, posis, despotes, utpote, ipse, etc. el ‘misterioso’
-pse de ipse, se asombra ingenuamente Benveniste).”*

Leyes y poderes mortificados, rasgadas ofrendas de camafeos identificatorios y cápsulas

de autorretratos muy hablados, exvotos de sí rotos por el otro en respuesta a dones tras dones

de poderes y leyes más o menos humanas : andar embozado en mortaja de película equivale a

dejarse ver y rever por un bicho cuando el que duerme habla en Chiapas, donde “-ets’tik

significa ‘fotografiar’ o ‘hacer eco’, simple y lógica extensión del sentido original

correspondiente a ‘mirar fijo en los ojos de alguien’ (...) porque en atención al simbolismo

onírico de los lacandones soñar la mirada fija (entre humanos) anuncia el encuentro entre una

persona y un animal” * cada vez que la raíz way de la palabra wayak’, “sueño”, compromete

en lengua mayence la vertiente raizal de toda traducción o permuta del sostén de lo mismo,

pues

“remite a la brujería (X-way o Äx Way, ‘bruja’, y Äh Way, ‘mago, brujo, nigromante’),


además siendo la raíz de way-äl, ‘metamorfosis’ (i. e. de gusano en mariposa, cuando
no de hielo o granizo en agua - según parece consideradas como transmutación de
elementos). Eventualmente sin excluir la raíz de way-s-ik, ‘crear’ (que asimismo
podría analizarse como: way, ‘aquí’ + -s, sufijo causativo = ‘causar el estar
aquí’).”**

*
J. Derrida, “Un ver à soi - Points de vue piqués sur l’autre voile” , en  : J. D. y Hélène Cixous, Voiles
(Accompagné de six dessins d’Ernest Pignon-Ernest), Galilée, 1998, 24-85, 68 - Cfr. trad. Mara Negrón, “Un
verme de seda - Puntos de vista pespunteados sobre el otro velo”, en : J. D. y H. C., Velos, Siglo
Veintiuno, 2001, México, 33-88, 74 ; Geoffrey Bennington, en : J. D., Acts of Religion, op. cit., 311-355,
343.
*
Robert D. Bruce, Lacandon Dream Symbolism - Vol I: Dream Symbolism and Interpretation among the
Lacandon Mayas of Chiapas, Euroamericanas Klaus Thiele, México, 1975, 115.
**
Ib., 15.
***
Cuidado, las fórmulas susceptibles de sacrificar invisibilidades oníricas e insignificancias musicales
restituyendo a la descarnadura comunitaria la pérdida del rostro supuestamente propio dan por sentada la
conglobación de un Cuerpo Místico más gnóstico que evangélico, dondequiera que “se deviene imperceptible,
se pierde la rostridad, para pasar a corporizarse en la subjetivación comunitaria, el cuerpo de la comunidad.”
(Daniel Ferioli, “El Zapatismo, desde Deleuze-Guattari”, en Nova & Vetera - Boletín del Instituto de
Investigaciones de la ESAP. Grupo de Derechos Humanos, nº 48, julio-septiembre 2002, 65-83, 82)
45

De aquí (por descuadernamiento de plegables turístico-causales, Corominas en ristre a

partir y a regresar de un “latín vulgar eccum hic, combinación de hic ‘aquí’ con eccum ‘he

aquí’”, en últimas y en primeras enfática y redundante fotogénesis de quien se hunde en

hojaldre de subjectil indicando un preciso ilugar de pupilas en abismo acojinado, sin set ni

setzen, al tanteo de tanto lente en mí anidado : - “He aquí el aquí”) que el EZLN solicite el

poder intomable, sin confundir rostro de Deleuze y visage de Lévinas, impoder que ni de

fundas empataría con una central de corazones unidos o una montaña de pasamontañas

susceptible de conceder algún consuelo a la vergonzante nostalgia del macrosujeto***.

La telepatía del ensueño lúcido no alimenta el rebaño, no la que perturbaría los testimonios

recogidos por el doctor Stephen LaBerge, psicofisiólogo y director del Instituto de la Lucidez,

Palo Alto, California, acotados por una revista pendiente de la difusión del sueño americano

“Según LaBerge, los soñadores lúcidos pueden utilizar la experiencia para solucionar
problemas, desarrollar ideas creativas y sentirse mejor. Patricia Keelin, de 55 años,
quien se desempeña como cartógrafa en el norte de California, ha utilizado los sueños
lúcidos para todo, desde hablar con su padre, fallecido hace mucho tiempo, hasta
saborear golosinas. ‘El chocolate sabe mucho mejor en los sueños lúcidos, porque no
hay que preocuparse por las calorías’, comenta. No sabe nadar muy bien, pero en
sueños lúcidos aprovecha para bucear: se sumerge hasta el fondo del mar onírico sin
preocuparse por respirar o por sus habilidades reales bajo el agua. ‘Es maravilloso’,
dice. ‘Los sueños lúcidos son estupendos, son gratis y todo el mundo puede
disfrutarlos si se lo propone.’”*

No propiamente utilizable, ante las sugestiones presuntamente colectivas y los soplos

pandémicos, la experiencia en cuestión exigiría más bien severas desmedidas de selección

inhibitoria, ir al granito animista del son, si de simple ida y de mero trato se tratara y no de

breaks, “‘rupturas’, libres pasajes en una ejecución de ritmo en suspenso, o más


*

*
Michael Weiss, “Sueña que sueñas - La ciencia descubre que tu actividad cerebral al dormir revela mucho
más de lo que crees”, en Selecciones / Reader’s Digest - Historias de la vida y consejos para vivirla mejor ,
abril 2006, 45-51, 51.
46

generalmente pasajes en solos”**, a la bolita de la ruleta, cuando la inervación afortunada es

del jugador***, a la pelota que ningún enano domina desde sus adentros, cuando la suerte es

del virtuoso que

ignora su propio pico de oro mágico. El maestro de juegos malabares del relato de Enrico

Rastelli, por ejemplo, que bien hubiera podido aspirar a la decanatura de la Facultad de

Fantasmología de la Universidad de Muri, el alma mater inventada por Benjamin, cuya

esfera (la del malabarista, no la del claustro) de una vez por todas acudió a su encuentro (del

maestro, no de Benjamin) sin el auxilio del asistente que solía habitarla, todas las noches esa

noche fatal en Estambul, ante Mohammed Ali Bei y su corte enturbantada*.

“Une fois pour toutes” : cuatro palabras recurrentes en los últimos escritos de Derrida, a

tenerse en cuenta para (para : ingrata preposición, presumida sierva de cálculos, direcciones,

**
Francis Newton, Une sociologie du Jazz, Flammarion, París, 1966, 285.
***
“Dos posibilidades para la investigación experimental. 1) Cuanto más la policía generalizará el recurso de
los médiums para acorralar a los criminales <, > en los asuntos difíciles e importantes, tanto más se hará vital
para los criminales hallar una protección contra esta práctica. Su problema podría entonces consistir
precisamente en saber si existen medidas apropiadas para mantener una acción por fuera del campo de visión
de un telepático y, eventualmente, cuáles serían. Y particularmente si tales medidas han de referirse a la
ejecución exterior de esta acción, a la intención del que actúa o a entrambas - auf den äuβern Vollzug der
Handlung oder auf die Intentionen des Handelnden Bezug haben oder auf beides. - 2) Para las
experimentaciones telepáticas un salón de juego es un laboratorio excepcional. El jugador afortunado, como
aquí nos toca admitir, se encuentra en una especie de contacto telepático, en seguida debemos también admitir
que este contacto se establece entre él y la bola < , > no entre él y el croupier que la pone en movimiento -Der
glückliche Spieler steht, wie hier angenommen werden soll, in einem Kontakt telepathischer Art und zwar sei
weiter angenommen, dieser Kontakt bestehe zwischen ihm und der Kugel < ,> nicht aber dem die Kugel
bewegenden Diener. Pues si el contacto se estableciera con el croupier la tarea del jugador consistiría en no
dejar que este contacto fuera perturbado por cualquier otro. Ahora bien, quien pondere la violencia y la pasión
con las que en un salón de juego la envidia, la necesidad de respaldo, la curiosidad pueden echar a los
jugadores contra sus colegas, medirá cuán difícil resulta desviar de sí estas intenciones y substraerse así a toda
sugestión hostil.” (W. Benjamin, “<Tele>pathie (fr. 154)”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 1985 (1927-1928),
187-188 - Cfr. trad. Christophe Jouanlanne y Jean-François Poirier, en : W. B., Fragments philosophiques,
politiques, critiques, littéraires, P.U.F., París, 2001, 234-235)
*

*
Leer para creer y creer para leer : W. Benjamin, “Rastelli erzählt...”, en : W. B., G. S. - IV. 1,2, op. cit.,
1972, 777-780. Asimismo : Tupac Cruz, Devotion to what is already there. Aspects of benjaminian ascetism
- Final paper apropos of “Neighbor Love” (prof.s Eric Santner and Paul-Mendes Flohr), U. de Chicago,
invierno 2006, manuscrito.
*
47

enfoques provechosos y demás determinaciones interesadas, todas ellas incompatibles con la

sintaxis que por uno u otro desmadre motivacional terminaría siendo más o menos fiel a las

elipsis del sueño, hace rato estos renglones deberían haber prescindido de sus servicios, del

primero al último, de una vez por todas proclamada su autoextradición) un acercamiento a

cada uno de los móviles textuales inherentes al perfil del mago locuaz porque distraído

(otrora “destraydo”, enamorado quijotesco, derretido y errático, detractus, “desprendido”, por

ende y sin ende santamente separado, casi por fuera del tractus, en mínima margen de

tracción y traza), tal como Cruz la inscribe, sea apretando los ijares del potro de Kafka sea

desplegando la esquina de la cita secreta de Benjamin con las generaciones que fueron, por

una página que da más que razón del famoso Efecto Aureliano :

“En esta imagen colapsan unos en otros los aspectos del estudio y de la equitación, del
galope de-mente y del atento giro de página. Tal como Benjamin lo presenta, el
momento del ‘colmo -fulfillment-’, hacia el que es orientada la práctica, es
comprensible, en su ‘simplicidad’, tan sólo como figura compleja. Este colmo tiene la
‘invisibilidad’ paradójica de la proeza del maestro malabarista, porque no se registra
como otro evento más en la continua cadena de eventos. Ni produce un evento
ulterior, ‘uno más’, una banalidad, ni un nuevo, extraordinario evento. El momento
decisivo, más bien, es algo así como un contra-evento que colapsa lo extraordinario y
lo banal uno en otro.
El contra-evento contrarresta el carácter-cadena de los eventos, al construir una
recitada respuesta al reclamo dirigido por lo que ya está ahí -a rehearsed response to
the claim addressed by what is already there. Es el resultado de un procedimiento
artificial, mediante el cual lo que ya está ahí tiene el chance de brincar por fuera en
cuanto tal. El momento decisivo tan sólo es posible a través de una práctica que corre
en contra de la compulsión a pro-seguir -to go-on-, para ‘leer’ y ‘salvar’ lo que ya
está ahí. Esta práctica es el ejercicio de una mente que se encuentra a sí misma
aceptando la tarea de decidir en beneficio de -the assignment to decide for the sake of-
lo que ya está ahí. En este encuentro pierde todo lo que puede haber ‘tenido’ en el
camino del continuar siendo y del pro-seguir, e influye en la fuerza requerida de
aquello para no ‘ganar’ nada distinto de lo que ya está ahí, atreviéndose a encontrar
algo como legible, en ese preciso momento, por primera vez, y quizás por última,
‘de una vez por todas -for once’. El momento se constituye en cuanto tal como una
contra-eventual constelación del presente y del pasado, cuando se agarra el chance de
permitir que algo pasado sea dado como legible. El decisivo es un momento de
atención y perplejidad, plasmado por la complexión del pasado y del presente, en que
48

el pasado es sorprendido por el presente que lo lee, y el presente se sorprende a sí


mismo en el acto de leer lo que está escrito.”*

“Contra-ida” es otro nombre de esta carrera arrevesada, contre-allée, viaje a su pesar, como

quien dice al peso del decir consigo mismo y regreso, a través de las innúmeras caletas del

maleterío lapidario de lo dicho for once, entre el embale digresivo de la flor y nata intelectual

y la reconcentrada tensión energótica del labrador, donde es preciso contener miméticamente

la exclamación admirativa, a toda costa y en la costa del todo que el passepartout vuelve a

encuadrar sobre la margen interna de la margen presumiendo atravesarlo mientras apenas se

atiene al contorno partido, a menos que el resto del todo no sea del paisaje virgiliano

sino

del marco, de la margen misma en sus penetrales, transverberada mismidad de la

margen :

“Entre lo poco que se pueda decir, entre otras cosas: hace unos días - a fines de julio
de
1929 - hice un viaje de Munich a Berlín. En esa época, en esos últimos días de julio,
¡qué incesante actividad en los campos! Miraba hacia afuera -Ich sah hinaus- Je
regardais par la fenêtre-, pensaba que estas gentes hacen su trabajo sin preguntarse si
les lleva más lejos, si lleva a alguna parte -ob sie weiter dringt, hinausdringt- s’il
mène plus loin, s’il les mène quelque part-, sin querer que sea así en su trabajo. Qué
fuerza tiene el marco, que mide a palmos y transforma su trabajo cotidiano. Veía por
el contrario la apasionada tendencia del intelectual < , > a extender sin límites su
obrar, a obrar, obrar todavía, obrar siempre, querer devenir hombre público y se me
hacía en ello algo mediocre -Welche Gewalt der Rahmen hat, der ihr Tagwerk
umspannt. Dem gegenüber sah ich diesen leidenschaftlichen Hang der Geistigen < , >
uferlos hinauswirken, wirken, weiterwirken, fortwirken, öffentlich werden zu wollen
und mir schien an ihm etwas Minderwertiges- Je pensais à la force du cadre qui
enserre leur travail quotidien. Je voyais à l’opposé la propension passionée de
l’intellectuel à étendre sans limite le champ de son action, à oeuvrer et oeuvrer
encore et toujours, à vouloir devenir un homme public et je trouvais à cela quelque
chose de médiocre. Pensaba también que nada de lo que está en el punto central de la
existencia de estos hombres < , > nos es accesible, ni siquiera de oídas nos es

*
Ib.
49

conocido y que nada comparten de lo que más nos importa < , > ni jamás oyeron
hablar de aquello.
Acaso esta heterogeneidad ha sido considerada en toda su amplitud y se ha tenido
ante los ojos por cuántas generaciones el campesino se calla (?) < , > ahí está Hamsun
ante uno: la boca desdentada de incalculables generaciones de campesinos empieza a
abrirse y pronuncia lentamente su palabra sobre nuestra vida: deja escuchar por
primera vez en su lengua su juicio sobre nosotros. La lengua de Hamsun echa un
puente sobre -überbrückt- réduit- un espacio de incomprensión tan grande como
*
ningún otro” ,

sin hundirse en la garganta silenciosa ni subir por bejucos conceptuales, sin querer tropezar

entre urdimbres tipográficas y tropezar en y a cada rato, rastro y rastrojo de lo que Derrida

llamó “espacement”, anélido roto de ojo en ojo y letra en letra aglutinada, hasta el hueco de la

gran lengua desplegada en anfiteatro, aula y tapete de oración al descampado, en la

extremidad herida de la orladura no muy de paso, valdría la pena acercarse al substantivo

empleado por Benjamin, en su laboratorio de heterogéneos recipientes, ampollas, retortas,

estuches, fundas, halos de vahos y auras, casi cuanto el otro obsesionado por espiras de

inscripción envolvente, bandas, vendas, ceñidores y parergones circuncidantes : Rahmen,

“marco, bastidor, cerquillo, armazón, cuadro”, a primera vista emparentado con Rahm,

“nata, crema de la leche”, hasta dejar suponer que en costra de confín confluyan tanto el

sentido intransitivo cuanto los transitivos de la forma correspondiente, rahmen, “formar

nata”, “desnatar”, “poner en un marco”, enésimo rodeo de la transitoriedad de la diferencia

entre transitividad e intransitividad que el subjectil en cuanto figura del otro arrima al soñador

soñado y al cargado cargador, buida punta de colchón por desborde lácteo desde las entrañas,

vaciado ab ovo en almohadón de regazo materno y rezago paterno, a que anhelos de pureza

expresiva y autocoincidencia fonocéntrica empaten con morbidez de espontaneidad adiposa y

rechazo de dureza instrumental, celebrando la inexistencia del órgano de Mr. Frederick

*
W. Benjamin, “Zu Knut Hamsun < 1 >”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 142-143, 142 - Cfr. trad. Jouanlanne
y Poirier, 177.
50

Squabs en el templo de Jacksonville, modelo ejemplar para esta ocasión y para el fin de otros

muchos casos o caídas de correcta demencia burocrático-mercantil (sino para el fin del para,

repasadas las acepciones que la palabra recuesta sobre un Practical Sanskrit Dictionary, si de

espacio se platica, “más allá, de (ablativo); más alejado, ulterior; opuesto (de una orilla)”, si

de tiempo, “pasado, previo; futuro, subsiguiente”, si de relaciones demasiado humanas, “otro;

alieno, extraño, hostil; diferente, de (ablativo)”, mientras al quedar en jaque lo poco que

resta de ésas y otras relaciones el mismo bisílabo puede significar “descendiente; extranjero;

adversario, antagonista, enemigo; alma universal, el Absoluto”, amén de para-m-para,

“más allá del más allá”, es decir “tradición”), el padre de Flery, niña caída del zarzo por

exceso de seguridad, al parecer tan distinta de la atrevida Rialta, extendida “por los ramajes

más crujientes, para alcanzar la venerable cápsula llena de ruidos cóncavos que se tocaban la

frente blandamente. Su cuerpo todo convertido en sentido por la tensión del estiramiento” *,

obediente a la lección de la nuez**, figura del jinete estudioso o cabalista rendido al

virtuosismo de la brisa salomónica que de cada navecilla, de cada galerita en vago suspenso

otra marimba inventa, en cada una de las circunvoluciones de sus cuatro piernas sistémicas

repasando la estructura endemoniada de la kelipah, “cáscara” celosa del canto que la libera,
*
José Lezama Lima, Paradiso, op. cit., 38. En el caso de “son corps, tout entier changé en un vecteur par la
tension de l’étirement”, la ya señalada versión de Coste (op.cit., 48) substrae al francófono la oportunidad de
contemplar el cuerpo extendido de Rialta menos a la luz que a la escucha de otra historia de los sentidos,
soplada por Derrida en Le toucher, Jean-Luc Nancy, op. cit.
**
“Cuando el rey Salomón bajó al nogueral, así como está escrito: ‘He bajado al nogueral’ (v. Cant VI, 11),
cogió en la mano una cáscara de nuez, que le hizo descubrir el sistema (v. Zohar, II, 140b y Tiqouné Zohar,
XXIV y XXVI) mediante el cual los demonios forman la cáscara de todo lo que es santo al envolverlo; vio por
añadidura que todas estas cáscaras han nacido tan sólo de los placeres, pues es tan sólo por intermedio de los
placeres que estas cáscaras procuran pegarse a los hombres y mancharlos, así como está escrito: ‘Y los
placeres de los hombres engendran demonios machos y hembras’, pues el placer que encuentran los hombres
al adormecerse es el que da origen a los demonios machos y hembras. Era necesario que el Santo, bendito sea,
los creara en el mundo e hiciera de ellos el complemento del mundo. En todo, el cerebro está en el medio y
múltiples pellejos lo circundan (v. Minbath Yehouda, fol. 135b). El mundo entero está formado de esta
manera, así en lo alto como en lo bajo. A partir del misterioso Punto supremo hasta el ínfimo grado de la
creación, todo sirve de vestido a alguna otra cosa, y esta otra cosa sirve de vestido a otra cosa superior, y así
sucesivamente.” (“Section Bereschith”, 19b-20ª, en Sepher Ha-Zohar (Le Livre de la Splendeur) - Traduit sur
le texte chaldaïque et accompagné de notes par Jean de Pauly - I, Maisonneuve et Larose, París, 1975 (1905),
87-342, 121)
51

triste casco de Mr. Squabs en persona, fanático partidario del impromptu calvinista contra -

absolutamente contra - la espera del católico cubano semiadormecido, cuyo apellido remacha

y multiplica las holgadas capas del abandono que no deberían contradecir “el puritanismo

cerrado de quien sabe que voluptuosidades cariciosas, al llegar inadvertidamente hasta él, van

a repasar una plancha de acero premiado por la casa Winchester” *, en aras de squab, “acabado

de salir de la cáscara; implume; rechoncho; regordete”, y a la vez “cojín; canapé; otomana”,

gracias al Concise Oxford de cortazariana memoria, atributo y substantivo no muy alejados de

algunas muestras del sueco dialectal, tales como sqvabb, “carne floja”, y sqvabba, “mujer

gorda”, para que la frigidez acolchada del organista hiperintelectual sugiera a la fanaticada

de Enrico Caruso, “acostumbrado a dormir sobre tres colchones y dieciocho almohadas”**, de

qué manera el hastío de la resistencia y la voluntad de distancia estratificada pueden solicitar

proximidades de

suavidad truculenta, literalmente citar a desquiciado juicio el sollus, enjuiciar el “todo”

mismo,

concitar el soporte contra lo soportado, a lo peor excitar la sed insaciable de un relleno

suplemental ovillado en el fonje corazón del “palacio encantado”, dentro de la aséptica

acrópolis burguesa, con sus “frisos, columnas y estatuas de mármol” *, consentir la hinchazón

de un palpitante balón de sangre oculto en casto oleaje de cabecera, que escupa películas de

introvertidos odios y prehistorias reprimidas,

*
J. Lezama Lima, op.cit., 39.
**
Mary Eden y Richard Carrington, La philosophie du lit, Plon, París, 1962, 35.
*

*
Horacio Quiroga, “El almohadón de pluma”, en : H. Q., Cuentos, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1981
(1917), 34-37, 34.
**
Ib., 35.
52

“alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del


suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la
alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama (...) Entre sus alucinaciones más
porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos
en ella los ojos”**,

trastocando humano y prehumano, presente y pasado, lo que arriba se hunde y lo que abajo

se para, morbidez indefinida y fijeza asentada, cuando “la almohada era tan blanda” para otra

víctima absorta en lo que resta del “choque, el golpe brutal contra el pavimento” ***, un

motociclista que sin saberlo optó por sacrificarse con tal de salvar a la mujer que se le había

atravesado entre semáforos, el muchacho que, aún antes de subir a la moto, “para sí mismo,

para ir pensando, no tenía nombre”****, al que se le dilata en seguida un pozo entre él y él

mismo, boca de la noche de la pesadilla recurrente en la yacija del hospital, fosa del sacrificio

del guerrero moteca que corrió entre ciénaga y selva hasta dejarse cazar CAFÉ DE LA

RECONCILIACIÓN EDICIÓN SANTUARIO SÍMBOLO DE SOLISDARIDAD HACIA

UNA COMUNIDAD REINSERTADA CAFÉ JUAN VALDÉS por los aztecas, el

muchacho que in extremis sueña las “extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces

verdes y rojas

que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus

piernas”*, labios de la herida y del brocal del pensamiento de nadie, pensamiento del

pensamiento añadiría quizás el filósofo sonámbulo sumamente cuidadoso de la diferencia

entre el impulso del que corre y la dejadez del postrado, el que danza y el que no danza, el

Viajero que, después de haberse dicho a sí mismo : - “¡Cumbre y abismo - ahora eso está

fundido en una sola cosa! (...) Ahora lo más suave de ti tiene aún que convertirse en lo más

***
Julio Cortázar, “La noche boca arriba”, en : J. C., Final del juego, Sudamericana, 169-179, 176.
****
Ib., 169.
*
*
Ib.
53

duro -Gipfel und Abgrund - das ist jetzt in Eins beschlossen! (...) Jetzt muss das Mildeste an

dir noch zum Härtesten werden”**, encara al monstruo de escamas ondeantes, al guardián de

la orilla que duerme y ronca con los ojos abiertos, al mar que “sueña. Y soñando se retuerce

sobre duras almohadas -es träumt. Es windet sich träumend auf harten Kissen”***, vasto

manto de dragón resumido en bufanda o tapaboca de serpiente cuya cabeza ha de ser

vomitada ipso facto, sin ipso ni facto al pie del “portón llamado Instante -Thorwege

Augenblick”****, cuando no Massimiliano Palombara, marqués de Pietraforte, a juzgar por

una de las diez sentencias que el noble alquimista mandara grabar en la entrada principal de

Villa Palombara, Roma, Puerta del Toisón de Oro, mármol custodio del Jardín de las

Hespérides del que en Piazza Vittorio Emanuele yace hoy apenas la cola roída, casa sin casa

del marqués donde “si non sedes is -si no te quedas vas” y “si sedes non is -no vas si te

quedas”, palíndromo del viaje inmóvil, Argo hacia Argo, nave que lleva al vellocino y

vellocino que a la nave lleva, cada vez que “el objeto de la busqueda es identificado con su

vehículo”*****, contra-ida del motomoteca iacens y iactus no propiamente atento a la

confluencia de los sentidos de stratum, “cojín”, “colchón” y suelo,

como si decir “extiendo” en una alcoba y “despliego” en un campo de batalla viniese al

mismo jaleo, en uno u otro idioma, sterno o έ, jalar cobija y carne de cañón, sea al

tamaño de strages, “masacre” de uno o más cuerpos desenvueltos y difusos, sea al de

ό, “ejército”, muchedumbre extendida y allanada en orden de ῶ, “cama” y

“empedrado”, estrado de supino estratega metido entre la doble puntura del Umlaut que le

derrama el contraste de Pfuhl, “charco, pantano; fig. cloaca”, y Pfühl, “almohada”, menos

**
F. Nietzsche, Also sprach Zarathustra, op. cit., 194 - Trad. A. Sánchez Pascual, 220.
***
Ib., 195 - 222.
****
Ib., 200 - 226.
*****
Antoine Faivre, The golden fleece and alchemy, U. del Estado de Nueva York, 1993 (1990), 63.
54

inclinado a creer que la imagen definitivamente circunscrita de la esposa de Swann, cohesión

azufrosa de silueta distinguidísima, haya triunfado por encima sin haberse simultáneamente

escurrido por debajo, disparate mercurial de la perversa soltera de otrora, ya no amueblada a

la diabla sino respetablemente resuelta, al fin ella misma, resolución de lo igual hecha carne,

rejuvenecida a morir, para siempre cadáver lozano, cuando “las almohadillas, el ‘traspontín’

del horrible ‘miriñaque’ -les coussins, le ‘strapontin’ de l’affreuse ‘tournure’- habían

desaparecido lo mismo que aquellos corpiños con faldones que, atiesados por las ballenas y

rebasando la falda, habían añadido durante mucho tiempo a Odette un vientre postizo

prestándole la apariencia de estar hecha de piezas distintas que ninguna individualidad podía

unificar”*, a una emplumada panza de distancia y a mil leguas de las sombras de preñez

histérica dispersas alrededor de la cabecera de la anémica cuyo esposo “heló sus soñadas

niñerías de novia”, impasible atlante de un “rígido cielo de amor” que no sólo en razón de su

estatura y de su nombre - “Jordán. m. fig. Lo que devuelve la juventud y la pureza. // Ir uno

al Jordán. fr. fig. y fam. Remozarse o recobrar la salud” - para nada debería parecerse a la

cabeza de recambio oculta en el almadraque sobre el que la recién casada, “rubia,

angelical y tímida”**, solía abandonar

lánguidamente la suya, embrionario coágulo de vagina ignorada y esfínter engurruñido que el

príncipe muy poco azul de la fábula, partero y verdugo de su amada, de su hijo y de sí mismo,

ha de cargar hasta la mesa del comedor como si el bulto tergiversara sobre idéntica bandeja

cráneo de Bautista y sexo de Salomé, en aras de un festín cesáreo que hermanase los

fantasmas del canibalismo americano con los evangélicos, al filo hermético de la oposición

de abertura y cierre, boca casi invisible del vampiro y boca demasiado visible de la mucama

*
M. Proust, À la recherche du temps perdu, op. cit., 489-490 - Trad. M. Armiño, 545-546.
**
H. Quiroga, “El almohadón de pluma”, op. cit., 34.
*
Ib., 36.
55

que, para ignorar ulteriormente hasta qué límites el pánico extravía los límites de su cuerpo,

se aferra al marco de la cofia (más exactamente a los bandós, obsoleto uruguayismo que el

léxico de Úrsula Kühl de Mones remite al sinónimo “volantes”) :

“ - Pesa mucho - articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.


Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del
comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y
la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos
crispadas a los bandós: -sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las
patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan
hinchado que apenas se le pronunciaba la boca”*,

sintonías de fruncidos en nube de zanjón clínico inabordable, máxime a partir y repartir de la

certeza sedentaria del más acá y del más allá que hoy todavía permite diagnosticar

anacronismos al paleoiluminista criollo, no tan dispuesto a admitir la persistencia de

supuestas taras y tachas retrógradas en las remotas fronteras del mundo civilizado, exótica

provincia donde se barajarían ductilidad onírica y reciedumbre factual, máculas de lábiles

transparencias, membranas insucesivas, diafragmas mohosos y afollados, páginas bufadas,

pantallas lloronas y paredones uno tras otro tras uno morosamente revenidos, túneles

florecientes en túneles de velas y revelas, sueños y resueños a la merced de la Gromutter

Wasserdampf, “Abuela Vapor de Agua” zurciendo cierta “media gris”, “banda gris” * más

bien, mucho mejor si a falta del texto original del fragmento de Meyrink fuese dado
*
*
“Ante una mesa estaba sentada una mujer viejísima, que a la luz de una lámpara tejía una media gris; por su
extremo estaba unida al pasado. Cuando entré, me saludó inclinando la cabeza, pero sin apartar la vista de las
agujas con que tejía. ‘No puedo dejar de moverlas, pues si permanecieran un momento en reposo también tu
corazón se pararía, hijo mío, y ¡eso no debe suceder todavía! - se disculpó -. Ésta es la habitación del
verdadero presente, hijo mío. El presente es para todos los seres que están muertos porque no saben lo que es
la vida y el misterio que encierra. El presente es incomprensible para los seres terrestres, pues éstos no viven
en la realidad. Si pudieran sentir el presente tendrían también acceso a la eternidad, pues el presente no es otra
cosa que la eternidad donde se encuentra la verdadera vida.’ Es nuestra madre primitiva, la madre Vapor de
Agua -murmuró Felicitas a mi oído- si ella no existiera, no existiríamos ninguno de nosotros. Lo que está
tejiendo no es, como tú crees, una media, sino una banda gris. No tiene principio ni final, por lo que, como ella
dice siempre, llegará a tener figura circular. Si dejara de tejer, dice ella, solamente habría presente; pero la
voluntad de la vida no quiere que el relojero deje sus manos en reposo. No sé lo que quiere decir con esto. ¿Se
referirá al tío Güstenhöver?’” (Gustav Meyrink, “La casa del alquimista (fragmento de una novela)”, en  : G.
M., La casa de la última farola - T. I Relatos, trad. María González de Buitrago, Felmar, Madrid, 1976
(1973), 45-131, 89-90
56

conjeturar el rodeo de una bufanda y el regolfo del aliento de quien la carga, amén de las

hojas sin fin del muro soplado y habida cuenta del empleo reflexivo de bufar, “afollarse una

pared”, a no dudarlo fichu ceniciento entre las brumosas agujas de la milenaria tejedora

sentada en la habitación del Presente a la que se accede a través de “una mancha húmeda, casi

circular”** dilatada sobre y en el subjectil forcenato ante y detrás del historiador de pies

suficientemente bien puestos en y sobre la tierra para que la dulce dueña del apartamento

cuadrimensional no se le cruce con su contraparte acurrucada en la veranda de Marras, entre

ranúnculos y nenúfares de diabólico modern style, al pie de la tumba del tesoro convertido en

cuajo de bazofia, engendro de garganta tan abierta como la gárgola de su edad, 100.003 años,

“la reina de los sapos, la gorda de chaqueta a motas rojas -die Krötenkönigin, die dicke mit

der rotgetupften Weste”***, cuyo punteado reproduce las úlceras parietales a través de las que

no se entra al mundo de los vivos ni mucho menos, porque “eso son manchas de moho y

revoque podrido -Moderflecke sind es und abgeschuppter Bewurf”* de las que si acaso
**
Ib., 86.
***
G. Meyrink, “Coagulum”, en : G. M., Tschitrakarna, das vornehme Kamel (33 Stücke aus ‘Des deutschen
Spieers Wunderhorn), Reclam, Leipzig, 1978 (1913), 69-76, 74 - Cfr. trad. Andrés Soria Olmedo, en  : G.
M., El cuerno maravilloso del burgués alemán, Felmar, 1977, 189-196, 194.
*
Ib., 71 - Cfr. trad. 191.
**
G. Meyrink, “La casa del alquimista”, op. cit., 91.
***
Fenómeno que no justifica del todo la insistencia con la que el Dr Gendrom, doctor en medicina y
odontólogo de New Bedford, Massachussets, por interpuesto forcejeo trató de adueñarse de la
inquietantemente familiar media caja de dientes que en múltiples ocasiones le había ofrecido el espectáculo de
una melancólica faz vibrante de luz, salvo cuando el prodigio era más apetecido, en la cámara ardiente de
María Rosa Ferron, dueña de la rosada micropantalla prometida en herencia al fervoroso profesional, la que en
últimas jamás llegó a reliquia, retenida por la mandíbula que derrotó a más de uno, cuenca enconchada en el
último vado de la boca celosa, sin que le ofendieran el mentón ni le lastimaran las encías, sin desbaratarle la
sonrisa, férrea concha de su madre.
En palabras del mismo Dr Gendrom : - “Le hice una dentadura superior completa. El día que la hice,
mientras estaba retocándola, la madre entró en la despensa donde yo trabajaba y mientras yo la tenía en la
mano, con su gran sorpresa y la mía también, apareció un Ecce Homo en toda su gloria en el paladar de la
dentadura. El padre también fue testigo de la aparición. Todo esto ocurrió el 14 de mayo de 1931, alrededor
de las 15. Fui en seguida a la habitación de Rosa y le conté lo ocurrido. Después de haberme escuchado, ella
me dijo: ‘No digáis nada.’ Más tarde, varias veces hasta su muerte, tuve que reajustar la dentadura; el Ecce
Homo seguía apareciendo. El rostro de Nuestro Señor parecía profundamente triste siempre, pero su expresión
variaba en cada oportunidad... La aureola sobre la cabeza era muy visible, luminosa y animada por
vibraciones. Mi mujer y la señora Ferron pueden atestiguarlo. Rosa me dijo que después de su muerte yo
podía tomar la dentadura; cuando llegó el momento varias personas trataron de sacarla, pero inútilmente.” (O.
A. Boyer, S.T.L., Coronada de espinas - María Rosa Ferron la estigmatizada de Woonsocket , trad. A.
57

emergen los dedos enjoyados y pichos de Astaroth, tristísimo y obtuso hermano de la

soberana del charco para mayor desesperación del soñador que no despierta más a fondo en

su despertar todavía, demasiado lejos de la hoja de pan mojado a través de la que el juglar

vidente cabriola, muy al otro lado del redondel eucarístico que entra por la boca mientras

quien se lo come entra por él hacia el jardín de juegos nescientes e iridiscentes, porque “los

niños pasan del reino de la luz blanca - reino de las causas e imágenes eternas - al reino ‘de la

cola del pavo real’ o país de destellos multicolores, fantasías y cuentos” **, casi nada en común

con lagunajos de anhelo estético y concupiscencia mística, lentejuelas de libélula y

binoculillos de mosquito que en el momento más pensado te cuadran un Ecce Homo

apixelado flotando sobre la baba de una prótesis dental ***, reino del arco iris, eso sí, toda la

vida y toda la muerte, ni vida ni muerte, edénica objetividad del color, doquiera que el libro

habitado por imágenes a la aguada toma distancias de “la mácula” pintada, das Mal, abierto

de par en par a “la mancha” de humedad que ya está ahí, der Fleck, grísea textura de

vaporoso mercurio filosófico secreteando el fin polícromo de la Obra, fin del fin del sujeto

muy al tanto de sus marcas, entre las fantasiosas agujas de una Befana en sabanillas flamantes

y tiras de momia, cuarzos fluorescentes, nogales salomónicos e inmundos bichos redimidos,

kindergarten de Eldorado y Perestroika de los Animales traspasados por una ética de la

distracción y desenfoque sin culpa, caracoles de colores y chispas de paja en lana de arreboles

Gregori, Excelsa, 1944, 156-157)


*

*
58

y olas, pendejo y galera libresca, Schaffell o erion de carnero gramatológico*, alrededor,

siempre alrededor, rodeando el con de la visión de la fusión, pues

“ella releva las ataduras intelectuales del alma y crea la tonalidad pura sin renunciar
por eso al mundo -sie hebt die intellektuellen Verbindungen der Seele auf und schafft
die reine Stimmung ohne darum die Welt aufzugeben- elle supprime les connexions
intellectuelles de l’âme et crée le ton pur sans renoncer pour autant au monde. Lo
multicolor -die Buntheit- no afecta los sentidos en el modo animal porque la
ininterrumpida actividad de la fantasía -die ungebrochne Phantasie-Tätigkeit-
l’activité ininterrompue de l’imagination- del niño brota constantemente de su alma.
Sino de puro verlo -Weil sie dies aber rein sehen- Mais parce qu’ils voient cela d’un
pur voir-, sin dejarse aturdir -verdutzen- méduser- en su alma, es algo espiritual: el
arco iris / eso no remite a una abstracción cultivada -züchtige- disciplinée-, sino a
una vida en el arte.
El orden artístico es paradisíaco -die künstlerische Ordnung ist paradiesisch-, porque
en él todavía no se trata de una fusión -Verschmelzung-, provocada por una excitación,
con el objeto de la experiencia, por el contrario el mundo es coloreado en estado de
identidad, de inocencia, de armonía. Los niños no conocen la vergüenza porque
no
tienen reflexión, solamente visión -nur Schau- seulement la vision. (...)
Cfr. el diálogo alrededor del arco iris. En él el color aplicado sobre las imágenes a la
aguada -die angelegte Farbe auf den getuschten Bildern- la couleur appliquée sur les
images au lavis- se distingue del color de la pintura que constituye la mácula
-Mal- tache. (...) Los libros de niños -Kinderbücher- no sirven para introducir
directamente a quienes los contemplan en el mundo de los objetos, de los animales y
de los hombres, en lo que suele llamarse vida -in das sogennante Leben- dans ce
qu’on appelle la vie. Pero si existe algo como la anamnesis platónica, entonces tiene
lugar para los niños cuyo libro de imágenes es el paraíso. (...) Volver completamente
la espalda al espíritu del verdadero arte -Völlige Abkehr vom Geiste der wahren Kunst-
Se détourner complètement de l’esprit du vrai art- es la única condición necesaria
para que el color pueda devenir animado -die Farbe allein bewegt werden kann- pour
mobiliser la couleur-, donde habita la fantasía -Phantasie- imagination. Pero
el sosiego -Beruhigung- apaisement- que se adueña de nosotros es incomparable,
cuando encontramos estas imágenes, sin nombre y modestas, verdaderamente
*
“Qué es el toisón. El toisón de oro. Fuera de un/a genêt/retama, por supuesto.
Rodea el cuello, el coño, la verga -Qu’est-ce que la toison. La toison d’or. En dehors d’un genêt, bien sûr.
Elle entoure le cou, le con, la verge- What is the fleece. The golden fleece. Apart from a genêt, of course. The
golden fleece surrounds the neck, the cunt, the verge-, la aparición o la apariencia de un hueco en erección, de
un hueco y a la vez de una erección, de una erección en el hueco o de un hueco en la erección: rodea un
volcán. (...) Alrededor de la vorágine que escupe, de la inagotable eructación de las letras en fusión, el toisón
(),
el toisón púbico
el texto es el toisón de oro: objeto precioso, despegado por una suerte de escalpadura. La galera aquí
nombraríase Argo -détaché par une sorte de scalp. La galère se nommerait ici Argo- detached by a
sort of scalping. The galley would go by the name here of Argo.”
(J. Derrida, Glas, op. cit, 78b , 79bi - Trad. Leavey y Rand, 66b , 67 bi)
59

dedicadas a los niños. Tan distanciado -entfernt- está el paraíso del apocalipsis - por
más demorado que éste sea -wenn auch zögernden- celle-ci fût-elle hésitante-, cuanto
ellas del arte.
En el adulto -dem Erwachsenen- la nostalgia del paraíso es la nostalgia de las
nostalgias -die Sehnsucht der Sehnsuchten. No la de la plenitud; sino del ser sin
nostalgia.
El Elíseo gris de la fantasía es para el artista la nube en que descansa y la
nubosa
pared de sus visiones. Para el niño se abre y colores se muestran tras ella.
Mote: Celajes verdes desde ya en el atardecer rojo
Fritz Heinle -Das graue Elysium der Phantasie
ist für den Künstler die Wolke in der er ausruht und die Wolkenwand seiner
Gesichte.
Den Kindern öffnet sie sich und buntere zeigen sich hinter ihr.
Motto: Grüne Schimmer shon im Abendrot
Fritz Heinle - L’Élysée gris de l’imagination est
pour l’artiste le nuage où il prend son repos et le fond nuageux de ses visions. Pour
l’enfant le nuage se déchire et d’autres nuages plus colorés se montrent derrière lui.
Exergue: Des lueurs verts dès le rouge crépuscule
Fritz Heinle”*,

Buntheit a la que el lote más especulativo del Concise Oxford de 1924, no sin titubeos,

devuelve los substantivos bunt, “cavidad, parte bolsuda, de una red de pesca, una vela

etc.”, y bunting, “(tejido de estambre expandido para) banderas / tal vez = tela de

cedazo (BOLT5) desde el obsoleto bunt cribar, o quizás = Alemán bunt de varios colores +

ing -(open-made worsted stuff used for) flags / perh. = bolting-cloth (BOLT 5) f. obs. bunt

sift, or perh. = G bunt parti-coloured + -ing”, dejando creer que el germánico bunt y el

desusado sentido del verbo to bunt, “cernir”, favorezcan la confluencia de las ideas de

“policromía” y “cribado”, imagínense, fantasmaticen, hermética objetividad de polimorfismo

abigarrado por traslapo preoriginal de rojo y gris, flujo escarlata en cinéreo pie de página,

margen inferior a todo lo largo de la partitura del concierto a cuatro manos con Geoffrey
*
W. Benjamin, “Die Farbe vom Kinde aus betrachtet”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 110-112, 111, 112 (fr.
78 - 1914/1915) - Cfr. trad Chr. Jouanlanne y J.-Fr. Poirier, “Les couleurs au regard de l’enfant”, en : W. B.,
Fragments, op. cit., 132-134, 133, 134 ; “Zu einer Arbeit Über die Schönheit farbiger Bilder in
Kinderbüchern (Bei Gelegenheit des Lyser)”, 123-125, 123, 124 (fr. 91 - 1918/1919 y 1920/1921) - “Pour un
travail sur la beauté des images en couleur dans les livres d’enfants (À propos de Lyser)”, 156-158, 156, 157)
60

Bennington*, circunscritos y separados sus speck acts de contrición y los pseudobásicos del

otro mediante una faja gris de alabeos en barnices discriminantes, curvas de orondos velos

ectoplásmicos, velámenes y mallas en tardes de lluvia sumisas al cotejo de cables y nervios

ópticos sulfateados, observaciones psiquiátricas y datos etnográficos inaceptables, vamos, sin

el testimonio de técnicos siempre dispuestos a reconectar intelectualmente el hirsuto

*
Si el puro ver jamás se tiene, ni de profundis, porque lo que agarra y rapta es él, desde y para siempre perdida
de vista la Buntheit negada a plantas y bestias descaradas en exceso, la que brota tanto del rubor de la
vergüenza cuanto del gris perlino de la anámnesis platónica (porque “la luz que colorea no puede aparecer en
ninguna parte, ni entre los animales ni entre las plantas, ni sobre colores turbios ni sobre colores brillantes, tan
sólo sobre el rostro humano, cuando deja por completo de irradiar, se concentra con el rojo sombrío - allein
auf dem Menschenantlitz, wenn es zu strahlen ganz aufhört, versammelt es sich mit der dunklen Röte- sur le
seul visage humain, quand il cesse totalement de rayonner, dans le rouge sombre . El color de la vergüenza es
puro: su rojo no es lo que tiene color ni del color sino lo que da el color - ihr Rot ist nicht Farbiges noch Farbe
sondern Färbendes- son rouge n’est ni ce qui a de la couleur ni de la couleur mais ce qui donne la couleur.
Es la rojez de la fugacidad en la paleta de la fantasía -Es ist das Rote der Vergängnis von der Palette der
Phantasie- C’est le rouge de la fugacité dans la palette de l’imagination. Pues esta luz purísima que da
verdaderamente el color no es cosa distinta de la luz coloreada, multicolor, de la fantasía. Le son propios los
colores tras los que aparece una esencia que no es la expresión de una interioridad.” - “Über die Scham”, ib.,
fr. 48 (alrededor de 1919-1920), 69-71, 71 - Cfr. “Sur la honte”, 150-152, 151-152; “Posibilidad del color
elíseo en Marées si la relación se invierte: el color nace del gris y no el gris del color” - “Schein”, ib., fr. 86
(1919-1920), 119-120, 120 - “Apparence”, 152-153, 153; “Ira de adentro - también fisiológicamente desde
otro sistema < . > El color no puede aparecer como ‘luz coloreada’ dotada de una forma. Eso depende del
aparecer sin forma de la fantasía. La mácula < : > la superficie sobre la que algo puede llegar a aparecer, de
adentro y de afuera. El muro. El rostro humano -Das Mal <  : > die Fläche auf der von innen und au en her
etwas zur Erscheinung kommen kann. Die Mauer. Das menschliche Antlitz- La tache <  : > la surface sur
laquelle quelque chose, venu du dedans et du dehors, peut faire son apparition.. Le mur. Le visage humain. El
oro y el color del rostro humano como colores importantes de la mácula. ¿Los colores de la mácula siempre y
necesariamente - como los dos susodichos son - susceptibles de irradiar - strahlungsfähig- capables d’irradier?
Sentimiento de la vergüenza extremadamente desarrollado en los niños. Que tan a menudo se avergüencen
depende de tener tanta fantasía, máxime en los primeros años.” - “Erröten in Zorn und Scham”, ib., fr. 88
(1920-1921), 120 - Cfr. “Rougir de colère et de honte”, 153), quien hubiese presumido rozar el muro de
Benjamin a la vuelta de la pared de Meyrink (esquina más perra que caligaresca al examen de cualquier nariz,
no sólo a los ojos de Scholem, el viejo amigo del primero que muchas buenas razones tenía para guardar
celosamente el fragmento intitulado El Arco-iris o el arte del paraíso mientras de los graffitis del segundo
deducía “una rara vocación para el misticimo charlatanesco, y una irresistible gana de épater le bourgeois” -
Gershom Scholem, On the Kabbalah and his symbolism, trad. Karl Mannheim, Routledge & Kegan Paul,
Londres, 1965 (1960), 158) debería haber desperdiciado el impulso del arrepentimiento necesario para no
doblar la ya derruida arista de la paz en que se confrontarían el “sosiego - Beruhigung” que inspiran a
Benjamin los libros de los niños y el “sosiego -apaisement” que acompaña a Derrida ahogado, derretido
en su propia sangre no propiamente como Ray Charles y Agustín en sus lágrimas, absolución en tránsito
perpetuo y transitoriedad absoluta del menstruum universale de un párvulo profeso y confeso, “fugacidad” o
Vergängnis de la paleta de la fantasía y de la aguja de la contrición, a un renglón en blanco de la enésima cita
de las Confesiones, velada vena de poeta entre garras y pico del águila dorada ardiendo en “incendio
imaginato”, para que despierte desde ya, la cara hacia la visión ondeante, exangüe, agrisado moribundo, no
radioso cazador cazado sobre el monte Ida, ni guerrero transfijo por el acúleo del sangredo de mar materno
rodeando la isla de su devenir mujer, mullida jetée, “malecón” y “echada” de su redevenir crío, Dante en
trance de supremo dégrisement, arrojado a la hoguera del purísimo ver de Lucía, ave de fuego y oleaje rapaz,
al fin ante la imperceptible entrada del Purgatorio, una anti-puerta, “un rotto, / pur come un fesso che muro
61

fundamento de los hechos, al fin y al cabo nada distinto de lo que habrá pasado el 13 de

julio de 1960 :

Better get it in your soul, alto de Eric Dolphy, tenor de Booker Ervin, trompeta de Ted

Curson, batería de Danny Richmond y bajo de Charles Mingus, ahoritica, festival de Antibes

en buseta de Promotora Universo S. C. A., les juro, querida/os estudiantes, servicio ejecutivo,

semáforo de la Veintiseis, a una cuadra de la U. la niña malabarista ganándose la sogennante

Leben con dos banderas azules volteadas al derecho y al revés, una y otra vez, para que lea su

mensaje el contramaestre de un improbable buque fantasma y se le enrojezca el pómulo hasta

salir disparado en arrebol al otro lado del mundo, apocalíptico highball (“whiskey con soda y

hielo en vaso largo”, desde las postrimerías del siglo antepasado cifra de la euforia alcohólica

diparte” (Purg. IX, 75), mera fisura a la sombra del traje ceniciento del guardián angélico sobre la piedra del
último peldaño, pórfido mareante “come sangue che fuor di vena spiccia” (ibíd. 103) : - “... desde este sueño
en mí desde siempre de otra lengua, de una lengua completamente cruda, de un nombre también medio fluido,
como la sangre, y oigo la burla, pobre viejo, no emprendas el camino, no es mañana la víspera -c’est pas
demain la veille-, nunca sabrás, la sobreabundancia de una crecida -crue- tras cuyo paso un dique deviene
bello como la ruina que siempre tendrá en el fondo de sí mismo emparedada -emmurée-, sobre todo la
crueldad, otra vez la sangre, cruor, confiteor, lo que la sangre habrá sido para mí, me pregunto si Geoff lo
sabe, cómo podría saber que aquella mañana, un 29 de noviembre de 1988, vino tal frase, desde más allá de lo
que nunca podré decir, pero una sola frase, una frase apenas, la palabra plural de un deseo hacia el que todos
los demás desde siempre parecían, la confluencia misma, apresurarse, un orden suspendido de tres palabras,
encontrar la vena -trouver la veine-, lo que un enfermero podía murmurar, una jeringuilla en la mano, hacia
arriba la punta erguida, antes de la toma de sangre, cuando por ejemplo en mi infancia, y recuerdo aquel
laboratorio en una calle de Argel, el miedo y la ola de un glorioso sosiego -la peur et la vague d’un glorieux
apaisement- a la vez se apoderaban de mí, me tomaban ciego en sus brazos en el instante preciso en que la
aguja de la jeringuilla se aseguraba un paso invisible, siempre invisible, para el continuo fluir de la sangre,
absoluto, absuelto en el sentido de que nada parecía interponerse entre la fuente y la desembocadura, ya que el
muy complicado dispositivo de la jeringuilla era introducido en ese sitio tan sólo para dejar el paso y
desaparecer en cuanto instrumento, pero continuo en otro sentido, el de que, sin la intervención ahora brutal
del otro que, decidiendo interrumpir la marea -le flot- una vez la jeringuilla, siempre erguida, retirada del
cuerpo, doblaba con fuerza mi brazo hacia arriba y apretaba el algodón en el interior del codo, la sangre
hubiera podido seguir inundando todavía, no indefinida pero sí continuamente, hasta agotarme, aspirando así a
lo que llamaba: el glorioso sosiego.

‘Por qué nos confesamos a Dios, si él sabe (todo de nosotros).’ Título dado al cap. I del libro XI de las
Confesiones de San Agustín en la traducción de Robert Arnauld d’Andilly (1649). Es en esta versión, muy
libre, en que leí por primera vez las Confesiones. A pesar de mi apego a esta edición bilingüe (Garnier, 1925)
en la que, hace tanto tiempo, descubrí las oraciones y las lágrimas de Agustín, a partir de ahora...” (J. Derrida,
“Circonfession - Cinquante-neuf périodes et périphrases écrites dans une sorte de marge intérieure, entre le
livre de G. Bennington et un ouvrage en préparation (janvier 1989-avril 1990)”, en  : J. D. y Geoffrey
Bennington, Derrida, Seuil, 1991, 9-11 - Cfr. trad. Mª Luisa Rodríguez Tapia, Cátedra, Madrid, 1994, 28-31)
62

norteamericana, aclara el calepino argótico de Tom Dalzell acogiendo con alguna

desconfianza la teoría del Diccionario de americanismos de Mitford Matthews y señalando

que “según un editorial del New York Journal del 16 de septiembre de 1898, a fines del siglo

XIX los trabajadores de los ferrocarriles solían levantar sobre cierta estaca una pelota para

informar al ingeniero que tenía que apurarse. Los empleados ferroviarios, siempre sumisos a

un ritmo muy apretado, tenían apenas el tiempo de un trago expedito, normalmente whiskey

con agua - de donde highball”) susceptible de invertir en cometa de espanto la policromía del

tránsito redentor hacia lo que ya está, si fe hay que dar a la confesión registrada por el editor

de Mingus, a no ser el mismo bajista y rufián relativamente frustrado en su poco confiable

relato heteroautobiotanatográfico*, “viejo Ming” para las amigas, ménadas boquiabiertas

ante el cojón jabonoso y su pantalla de cristal líquido rodando y zumbando por ahí como el

malparido

retoño espirítico en que Lee-Marie, Donna y Charles se habrían fundido y refundido

insubstancialmente*, pulga de Donne, mosco de Cronenberg y trinitario aceite de León de


*
“Heteroautobiotanatográfico” : injerto de otra escena de injertos en que se mixean deliberadamente “verdad y
ficción, virtualidad y realidad, testimonio y perjurio, donde los nexos del psicoanálisis, de la desconstrucción y
de la literatura se encuentran anudados con mayor resalte”, casi más exactamente que el presunto corpus de
Derrida con el de Mingus : - “Esta escena de lectura, sin ser excluida de cualquier otra parte del corpus, se
hace ciertamente más insistente en los textos de tonalidad ‘autobiográfica’ que, desde ‘Circonfesión’ y
Memorias de ciego hasta ‘Un gusano de seda’, La contracalle y Rodar las palabras (¿pero qué texto de
Derrida, aun el más formalizado, el más especulativo y teórico, podría verdaderamente ser descartado de este
opus ‘heteroautobiotanatográfico’?), tienen explícitamente en vista la cuestión del sujeto y de su
autorretrato ‘en ruina’.” (Ginette Michaud, “‘Rêver de dire’ - Autour de quelques oneirographies
derridiennes”, en Europe, nº 901, mayo de 2004, 57-82, 62, 61)
*
“Basta - yo soy la que debería estar celosa - ¡Charles y yo nos íbamos a casar cuando llegaste tú! Ahora es
que aflojo el resto. Hasta tendría un hijo para nosotros tres. Charles, tenemos que contarte una cosa - anoche
echamos una cana al aire -we tried a ball. Lee-Marie me hizo el amor, yo le hice el amor, hicimos de todo.
Poco a poco nos emborrachamos, yo con vodka y ella con scotch. Hasta ahí nada. Empezamos a oír ruidos en
el apartamento nunca antes escuchados. La luz era baja. Entonces empezamos a sentir que estabas
efectivamente ahí con nosotras, diciendo ‘Nenas, esperen al viejo Ming’ - cuando un extraño destello corrió
súbitamente por el piso. Era como una resplandeciente y azulosa burbuja de jabón y las dos vimos una
pequeña cara en la burbuja, una sola. Se parecía a ti - ¡con cruces o signos de + en lugar de ojos! Lee-Marie
estaba asustada igual que yo, pero pensamos que podía ser un reflejo de la luz de la vela. Nos agachamos para
mirar de cerca y ahora lo que había en la burbuja eran dos caras - la mía y la suya. Lentamente se juntaron y
disolvieron en la de alguien más - nadie reconocible, como hombre y mujer al mismo tiempo - no podíamos
decidir. En seguida apareció otra vez tu cara, esta vez con los ojos cerrados. Lee-Marie no sé, pero yo me
puse a pedirle perdón a Dios o a Alguien. Nos precipitamos hacia los interruptores y el dedo de cada cual por
63

Greiff untando y chupando el deseo de una cohesión familiar no menos armoniosa por

perversa, eyeball en highball, consabida historia del ojo devuelta al tráfico de pupilas

congeladas en monedas epifánicas a la medida del cinismo agringado de Javeriana Estereo,

casi tan tristes cuanto las reunidas en el “cuenco” o socket de la dentadura postiza de

Woonsocket, historia nunca desinteresada, nada que ver con el puro ver de las dádivas que

Benjamin no escatima al lector transportado, lombriz de Ganimedes en pico de gorrión

olímpico, pajuela de

Aquiles en pacífica playa salivar, páginas terrestres y ecuóreas, encendidas y etéreas, nada

que

oír con el puro oír de su estratificada concha acústica, una oreja templada en otra y viceversa,

pabellón de Kafka niño en “uno de esos estudios del siglo XIX que, con sus cortinajes y

palmeras, sus tapices y caballetes, tenían algo de cámara de tortura y de salón del

trono

su lado oprimió el suiche - ¡click! exactamente en el mismo instante, pero las luces no espantaron a la burbuja.
Se volvió amarillenta, verdosa, púrpura, brillante en el centro como una bola de cristal, en seguida se empañó
poco a poco como un pequeño balón de colores espumarajeando aquí y allá sobre el piso. Nos quedamos
paralizadas - apenas pude retener el aliento rogando a las velas encendidas que siguieran alumbrándome en
nombre de Cristo... Mingus, ¡no más brujería por favor! (...)
¡Donna! ¡Te dije que era su ojo! Tamaño y forma de un grano de uva grande y sombrío, sólo que como de
cristal, transparente, y juro que resonaba. Como soda fresca vertida en un largo vaso - crepitando y
chasqueando como burbujas de agua de Seltz alrededor de cubos de hielo pero diez veces más duro. Papito, no
nos asustes así. La próxima vez despáchanos toda tu imagen o no vengas. Pero me gustaría que eso pasara
cuando estemos todos juntos. Algún día tendremos una sesión o lo intentaremos con una tabla de escritura
espiritista.” (Charles Mingus y Nel King ed., Beneath the Underdog - His world as composed by Mingus,
Vintage, Nueva York, 1991 (1971), 279-280)
64

-Folterkammer und Thronsaal- al mismo tiempo”*, aventador halagüeño en cocina de campo

y abanico con el que se guarda el rostro de la llama o la vista de la luz, orecchia a sventola

enfoca Palazzi, cartilaginosa vela menor amplificada en sombrero gigante :

“Y como si valiera la pena hacer aún más pegajosos y opresivos estos trópicos
acolchados -diese gepolsterten Tropen noch stickiger und schwüler-, el modelo
sostiene en la mano izquierda un sombrero desmesurado de ala ancha, como los de los
españoles. Unos ojos inconmensurablemente tristes dominan el paisaje que les está
destinado y en el que la concha de una gran oreja está a la escucha -die Muschel eines
groen Ohrs hineinhorcht.
El ardiente deseo de ‘convertirse en un pielroja’ pudo haber devorado -verzehrt- esta
gran pena: ‘Si uno fuera un indio, siempre alerta, montado en el caballo a galope,
ladeado contra el viento, estremeciéndose a intervalos cada vez más cortos sobre el
terreno trepidante, hasta abandonar las espuelas que ya no había, hasta lanzar al aire
las riendas que no tenía, hasta apenas ver delante el paisaje como un páramo segado al
ras’. Muchas cosas hay dentro de este deseo que, al cumplirse, revela su secreto, lo
cual sucede en el continente americano”**,

galope del que lee donde y cuando “no hay fuera-de-sueño”***, es decir por doquier y

siempre

pradera de visos y tornasoles, temblando sobre letras que tiemblan, suelo y vuelo por

conjetura de iacens y iactus, sin seguir siendo el mismo temblor del no seguir siendo suelo

estremecido y vuelo trepidante, tierra que pisa y jinete cabalgado, sin continuar viviendo en
*
W. Benjamin, “Ein Kinderbild”, en : W. B., G. S. - II.2, op. cit., 1977 (1934), 416-432, 416 - “Una imagen
infantil”, trad. José Muñoz Millanes, en : W. B., Sobre la fotografía, Pre-textos, Valencia, 2005, 59-70, 59.
**
Ib., 416-417- Trad. 59-61.
***
En determinadas circunstancias el ejercicio consistente en sustituir texto por sueño  puede resultar
instructivo, aún en el caso en que, por muy distintos motivos, otras palabras, tales como “concepto” y
“guerra”, también tuviesen que ser reemplazadas : - “En De la gramatología, en el momento en que Derrida
afirma que para el escritor es imposible situarse simplemente fuera de la lengua y de la lógica del discurso que
él entretiene, es decir dominar el texto y ser el terminante poseedor del propio discurso, puede leerse la
célebre afirmación: ‘No hay fuera-de-texto -Il n’y a pas de hors-texte’ (op. cit. 227 - Cfr. trad.. 202); el
concepto de texto general aparece entonces en el pensamiento de Derrida al mismo tiempo que la limitación
de la función de ‘autor’. Ya que el texto deviene general (que todo lo que es está en el texto), lo que es
llamado ‘texto’ permite repensar la relación entre el texto y el mundo o entre la escritura y la vida. El sentido
y la función del concepto de texto son igualmente reelaborados por Derrida: el texto es apenas tejido por
diferencias y por trazas de trazas, todo texto siendo la transformación práctica de otro texto. Así que en
ningún momento puede hablarse de una absolutización del texto en Derrida; en este sentido no se trata de una
nueva teología, de una teología del texto. Por ende, de manera inaparente y discreta, esa afirmación
provocadora -‘no hay fuera de texto’ - es una verdadera declaración de guerra al pensamiento occidental.”
(Marc Goldschmit, Jacques Derrida, une introduction, Univers Poche, París, 2003, 11-12)
*
65

América, a lo largo y a lo ancho del Theatrum Mundi del peregrino indocumentado, Karl

Rossman, literalmente “Hombre-corcel”, por supuesto y sobrepuesto, aunque sea “Negro” * el

nombre con el que se atreve a sustentar el pseudoexamen de admisión al teatro de Oklahoma,

eco del apodo del insomne estudiante Josef Mendel, apodado “Café Negro -schwarzen

Kaffee” en su lugar de trabajo, la tienda de Montly **, quien no vislumbra para sí chance

alguno de progreso porque “América está llena de doctores embusteros -Schwindeldoktoren-

curanderos -cuack doctors”***, mientras el deseo de convertirse en centauro o gandharva

común y muy corriente, a lo mejor sin conversión ni deseo alguno, sí podría reventar el goce

del lector incesante por las cinchas profesionales que no están, mucho menos apretadas

alrededor de un doctorado, pinta o identificación que tampoco, pues “la felicidad le espera

-das Glück erwartet ihn- en el teatro natural de Oklahoma, una auténtica pista de carreras”****,

ningún estadio construido en vista de competencias beatíficas, que conste, ni un solo

estímulo o estimulante paulino, sin provisión de “fides servanda” ni prospectiva de

“corona iustitiae” (2 Tim IV, 7-8), desvanecidas décimas de segundo y traspapeladas

credenciales de mérito mensualmente reconocido, donde se supone que uno pueda parecerse a

la zafada improgresiva de la propia imagen, torpe autoprotagonista como los demás aspirantes

a las tablas de lo real soñado, personajes en busca de imposible autor, igual que los otros

seis, si “en ambos casos este lugar constituye el último refugio -beiden ist dieser Ort die letzte

Zuflucht-, lo que no quita para que implique la redención -Erlösung. Pues la redención no

es un premio a la existencia sino la última evasión de un ser humano -keine Prämie auf das

Dasein, sondern die letzte Ausflucht eines Meschen- al que, como dice Kafka, ‘el propio
*
En castellano en el texto original: Franz Kafka, Der Verschollene (Amerika), Fischer, Fráncfort, 2001 (1927),
306 - Trad. D. J. Vogelmann, Alianza, Madrid, 1980, 306 ; trad. Edwin Muir, Penguin, Nueva York, 1983,
257.
**
Ib., 268 - Trad. D. J. Vogelmann, 269-270 ; trad. E. Muir, 242.
***
Ib. 269 - 269-270 ; 242.
****
W. Benjamin, “Ein Kinderbild”, op. cit., 417 - Trad. J. Muñoz M., 61.
66

hueso de la frente... hace que el camino’ se le extravíe”*, ya que no sólo los personajes en

demanda de algún Pirandello y el de Karl en la de Karl conectan y desconectan Zuflucht y

Ausflucht, “refugio” y “subterfugio”, sino también el primero y último fichu de “este lugar

-dieser Ort”, el contenido continente de la página, esta página, la de quien se acabó leyendo

al que lee a Derrida leyendo a Adorno leyendo a Benjamin leyendo a Kafka... entrelazados

por lo menos dos rumbos de una Flucht, “huída”, singular Flüchtigkeit, “fugacidad”,

“volatilidad”, nada que empuñar ni impugnar, nada que echar en cara, ni puños ni caras,

vertiginosa alegría en una salida por entrada que casi nada comparte con el ritmo al que Karl

debería clavarse pues, en palabras de su tío, big boss en persona, “todo desarrollo aquí

obedece a la misma rapidez -alle Entwicklungen gehen hier so schnell vor sich- developments

in this country are always rapid”**, a la medida de la prisa global de Mr. Mak, caballero

blindado en la excepcional certeza de las automáticas molduras de su excepción, y sin

embargo “increíblemente flexible -unglaublich biegsamer- incredibly supple (...) a las claras

uno de tantos hijos de millonarios, descastados -miratenen- malogrados- failures- desde

el punto de vista de los padres, cuyas vidas transcurren de tal manera que un hombre común

no podría contemplar sin dolor ni un solo día, un día cualquiera de ellas. Y como si él lo

supiera o lo presintiera y, por cuanto estuviera en su poder, tratara de evitarlo, flotaba en

torno a sus labios y a sus ojos una sonrisa de dicha perenne -ein unaufhörliches Lächeln des

Glückes- an unchanging smile of happines-, al parecer dirigida a él mismo, a su prójimo

y al mundo entero”*, paparazzo de sí propio, otramente jodido, doctor de alta categoría

delusoria e instructor de equitación durante el período de entrenamiento social calificado de

*
Ib., 423 - Trad. 68.
**
F. Kafka, op. cit., 55 - Cfr. trad. D. J. Vogelmann, 52; E. Muir, 53.
*
F. Kafka, op. cit., 51 - Cfr. trad. D. J. Vogelmann, 48-49 ; E. Muir, 49.
**
Ib., 52 - Cfr. 49 ; 50.
67

Karl, antes de que se echara a la busca del empleo perdido por haber sido expulsado del

seno de los privilegios que quizás, con la complicidad del hueso de su frente, habrían hecho

de él otro Mak, entregado a “la equitación como mero placer y sano ejercicio pero de ninguna

manera como un arte -das Reiten als bloes Vergnügen und als gesunde Übung aber gar

nicht als Kunst- simply a pleasure and a healthy exercise and not at all an art”**, escombro

de lujo para quien pretenda negociar desde el sueño vergonzante la murria del sueño mimado

por el exceso de miramientos, riendas en puños, pies en estribos, nalgas cuadradas sobre la

silla de montar, equivale a someter las fluctuaciones de la bolsa de la modorra “en una casa

de hierro -in einem Eisenhause- in a steel house”*** como la de su tío, para mayor

exactitud en el cuarto de baño ****, más cabezas de clavo sobre los costados de la Jacuzzi

Modelo Aura Plus que en los ijares de una cajafuerte conceptual diseñada por Otto Wagner,

el arquitecto de la Postsparkasse de Viena, o en el rollo del afiche del paradero de la

Veintiseis, frente a los doce escudos parabólicos de la Radio Televisión Nacional de

Colombia y a la sombra de los once soberbios bastiones de cemento del edificio de la

embajada de Norteamérica SUPER SUPLEX - AHORA MÁS ABULLONADITO Y CON


***
Ib., 49 - 46 ; 48.
****
“... pues, seguramente a raíz de esa atención constante -steten Aufmerksamkeit- unremitting attention- que
durante el día desarrollaba, sufría de una franca soñera -geradezu an Schlafsucht- from an actual longing for
sleep-; pero una vez en su cuarto de baño el pesar pronto se desvanecía - verlor sich das Bedauern bald- he
ceased to be sorry for himself. Sobre toda la bañera, a lo largo y a lo ancho, se extendía el tamiz de la
ducha -spannte sich das Sieb der Douche- stretched the spray- - ¿qué compañero de colegio allá en su tierra,
por más rico que fuese, poseía una cosa semejante y hasta para su uso exclusivo? - y allí ahora yacía Karl
estirado -da lag nun Karl ausgestreckt- -there could lie Karl outstretched-; en esa bañera podía estirar
-ausbreiten- spread out- los brazos cómodamente, y dejando que descendieran sobre él las corrientes de agua
tibia, caliente, de nuevo tibia y finalmente helada, la distribuía a su voluntad por regiones o sobre la superficie
entera. Allí yacía como sumido en la delicia del sueño vagamente reiterado - ein wenig fortlaufenden Genusse
des Schlafes- a still faintly surviving enjoiment of sleep- y especialmente le gustaba apresar con los párpados
cerrados las últimas gotas, que caían aisladas y luego se abrían desparramándose sobre la cara. (...)
... en el recinto, que aún seguía bañado en la media luz, bien pronto no se oía otra cosa que los cascos de los
caballos que galopaban y apenas se veía algo más que el brazo erguido de Mak, con el cual éste hacía a Karl
alguna señal de mando. Después de media hora de un placer semejante, que desvanecía como un sueño - wie
Schlaf vergehenden- fleeting as a dream-, se detenían, Mak llevaba muchísima prisa...” (Ib., 52, 53 - Cfr. 49,
50 ; 50, 51)
*
68

AROMA A MANZANILLA - SUPERPROTECCIÓN fiel a la política que las agencias de

publicidad y mercadeo han definido hace décadas como embossing en beneficio del desarrollo

multinacional de la industria del papel higiénico, procesión de vejiguillas y estilicidio de

lagrimuchas sobre superficie rendida al relieve de su boss, “clavo”, “tachón”, “giba”, “bulto

que sobresale”, figurada y familiarmente “patrón” o “cacique”, desde el desfiladero del medio

impartiendo cadencias de banda rodante en estricto recinto homofobofílico, criba de sellos

macizos sobre cuero de picadero y percusión de gota caída y dispersa sobre ojos cerrados,

micro-diluvio autoinmunitario y control de lo múltiple diseminado, a sobre haz nada en

común con la “escena caballera” de la cárcel de Mettray y ficciones afines, teóricas o

desconstruyentes, pulcro atanor y obscena galera, Hegel y El espíritu del cristianismo, Genet

y El milagro de la rosa, azufre y mercurio tout court (como quien dice totus curtus, “todo

cortado”), traídos menos de los cabellos que de los rizos del toisón textual, si algo puede

traerse y partirse de lo que no tiene afuera, descuadrando apenas sillares y nichos de las no

siempre respectivas columnas :

“Aquí comienza el discurso legendario del águila Magnificar el mojón -l’étron- the
turd-,
y de las dos columnas. glorificar lo que vence y cae
cortado
Sobre la castración y la diseminación, asunto -échoit- what falls cut- (stronzo,
stron-
que se remonta al diluvio . zare, strunzen) de bajo la
silla/cámara,
-sous la selle- under the saddle-,
erguir
el patrón/semental -étalon- stallion- de
Como Condillac, como Rousseau, Kant y unos su firma, o desarzonar la erección,
hacer
cuantos más, Hegel acude a una suerte de ficción caer del trono al rey, he aquí lo que
se-
teórica: el relato de un evento catastrófico recons- ría equivalente.
tituye el origen ideal-histórico de la sociedad hu-
mana. Y él reinscribe la narración bíblica con los
69

ojos fijos en una red de filosofemas. Para que fun-


cione es muy necesario que por algún lado am-
bos textos sean homogéneos.
El diluvio es la pérdida del estado de naturaleza Resto/a - a saber - lo que hace
cagar
(Verlust der Naturzustandes). Antes del diluvio -Reste - à savoir - ce qui fait
chier-
(Flut) el hombre vivía en armonía natural con la Remain(s) - to (be) know(n) -
what
naturaleza. El diluvio desgarra al hombre... causes shitting.
(...)
uno podría contentarse con decir que ha empe- Oro/ahora -Or- Now- - la esena
ca-
zado a concebir - a secas -tout court- and nothing ballera (‘Estaba yo a caballo’)
arras-
else. tra en su procesión, por pequeñas
sa-
En todos los sentidos de la palabra. Noé, es el con- cudidas continuas, al trote, las dos
pá-
cepto. Con un mal juego de palabras, judío-griego, ginas siguientes...
a la Joyce, y un toque de galicismo, se diría la (...)
noesis -noèsis. Es un pura-sangre, árabe esta vez, una
En efecto, para dominar la hostilidad de la natura suerte de hueco erguido que se
monta
materna en sus aguas desatadas, había que pensar- como un caballo, un trono, el cono de
la, concebirla, captarla. El ser pensado es el ser do- un volcán. La erección en abismo,
he
minado. El concepto marca la interrupción de un aquí como eso -ça- firma y como
eso
primer estado de amor. Su hijo dice a la natura: no se pone en silla/cámara y como
eso
me amas, no quieres que te ame, voy a pensarte, a reina, como eso se traba -s’enraye-
is
concebirte, dominarte. El concepto se atarea alre- jammed-, como eso firma y eso
reina.
dedor de una herida. ‘Para que el hombre pudiera Las retamas -genêts- crecen tan
cerca
contestar a las agresiones de una natura en lo su- de los volcanes.‘En el centro del
círcu-
cesivo hostil, ésta tenía que ser dominada (be- lo, está la cubeta donde se va a
cagar.
herrscht); y ya que el todo dividido en dos (des ent- Es un recipiente de un metro de
altura,
zweite Ganze) sólo puede ser dividido en idea y en forma de cono trunco. Sus
costados
70

efectividad (in Idee und Wirklichkeit), la más alta tienen dos orejas sobre las que se co-
unidad de dominio (Beherrschung) está o en un ser- locan los pies después de haberse
sen-
pensado o en un ser-efectivo (Wirklichen).’ tado en la cima, donde un
respaldo
(...) muy bajo, parecido al de una silla
ára-
be, otorga al que se desocupa la ma-
jestad de un rey bárbaro sobre un tro-
no de metal. Los presidiarios que
tienen gana levantan la mano, sin
A la ruptura de la Gleichgewicht materna, se podía decir nada, el preboste hace una
hacer -on pouvait faire- otra respuesta. señal y el presidiario sale de la fila
de-
No los apaciguados costados de una morada flotan- sabrochándose los pantalones que se
te sino la erección de una torre guerrera. sostienen sin correa. Sentado en la
Como Noé, Nemrod replica a la violencia natural cima del cono, sus pies colocados
so-
haciendo que lo pensado, el Gedachtes, sea. Como bre las orejas, debajo de él
cuelgan
él también impone la ley del viviente. Pero a diferen- sus cojones. Quizás sin darse
cuenta
cia de Noé, no procede bajo el signo de la paz: a su de aquello, los presidiarios siguen
su
vez desata una violencia tiránica, la desconfianza, ronda silenciosa, y se oye la
mierda
la guerra; funda una sociedad unida por la fuerza, y caer en la orina que alcanza a
salpi-
la ley del viviente es la ley del más fuerte. En lugar car sus nalgas desnudas. Él orina
y
de oponerle aquello mismo que el mar todavía lleva desciende. El olor sube. Cuando
entré
puesto sobre sí, mecido por ella, el arca, le hace en la sala, me golpeó
sobremanera
frente, choca con ella y la hiende con una inmensa el silencio de los treinta tipos y,
en
torre. Hegel sigue aquí las indicaciones de Moisés seguida, la cubeta solitaria,
imperial,
que concuerdan con las Antigüedades judías de centro del círculo móvil. ...
¡Uno...
Josefo: ‘Pues Nemrod había decidido construir una dos! ¡Uno... dos!
torre (Turm) de una altura muy superior a la que ‘Es siempre la misma voz gutural de
nunca podrían alcanzar las mareas y las olas vergajo -marle- big shot-, venida de
(Wasserwogen und Wellen) elevándose unas sobre una garganta recargada de gargajos
otras (sich auftürmen) y de vengar así el naufragio -molards- oysters- que él sabe
tam-
71

(Untergang) de sus ancestros (según otra versión bién proyectar con violencia en la
je-
- Eupólemos apud Eusebio, Praeparatio evangelica, ta de un/a marica/campana -dans
la
9, 17 - son los mismos sobrevivientes del diluvio que gueule d’une cloche- in the face of
a debieron construir la torre).’ jerk-, es el grito y la voz que
había
(...) en Mettray.’

El ‘presidiario’, la ‘ronda de los


pre-
sidiarios’ que se mantienen
estricta-
mente de pie, agrupándose y
substi-
tuyéndose uno al otro en silencio co-
mo letras sobre la página, una en
el
ni Noé ni Nemrod se reconciliaron lugar de la otra, una contando
por
con la enemiga como lo hizo una muy hermosa pare- otra, la espadañada -glaviau-
glob-
ja (eine schöneres Paar), Deu- que resuena contra las paredes de la
resta que todo esto se calión y Pirra, después del dilu- gruta como un glas gutural y
moja-
hace con piedras, la vio cuando invitaron los hom- do, duro y enlucido, la gloria del
ex-
torre de Nemrod y la bres a reanudar su amistad con cremento sólido que se levanta en el
inseminación de una el mundo, con la natura, les hi- canto incorpóreo del olor mientras
nueva cepa: ‘Después hicieron olvidar la necesidad y todo ‘desciende’, se desploma,
pen-
del diluvio, que los de- el odio en la alegría y el gozo, de, incitando el bastón líquido a
sal-
positó sobre el Parna- concluyeron una paz de amor, picar en altura, hacia las nalgas
des-
so, los dos, Deucalión se volvieron la cepa de una be- nudas, he aquí todo un glosario
mó-
y Pirra, crearon seres lla nación y de su tiempo hicie- vil, más activo por las palabras
que
humanos lanzando ron la madre de una natura re- faltan, por todo lo que le roba en
piedras por encima cién nacida, que iba a conservar el bolsillo en el momento en que
us-
del hombro. Mientras la flor de su juventud (und ihre ted gandulea -vous flânez-
you
Pirra creaba mujeres, Zeit zur Mutter einer neugebo- loaf about- en el texto como un tu-
72

Deucalión creaba los renen, ihre Jugenblüte erhal- rista, los ojos fijos sobre lo que
el
hombres.’ tenden Natur machten). indígena accede a mostrarle,
ne-
¿Cómo se vuelve niño Así que resta entonces el Judío, gligentemente, de su
operación.
una piedra?¿animal la tieso, crispado, tenso -tendu- Después del golpe será
demasiado
flor?¿culpable la ino- taut- en su oposición a la natura tarde.
cencia? Fenomenolo- madre. Es feo, ofrece lo feo en (...)
gía del espíritu: ‘Ino- espectáculo, le ‘falta el espíritu Movimiento necesariamente
indeci-
cente es entonces tan de belleza’ (Geist der Schön- dible sino contradictorio.
Economía
sólo la ausencia de heit). Resta cortado en dos y fea de la pérdida ( seno 
niño
operación (Nichtun), es la tragedia misma de su corte  excremento  pene )”*,

quizás algún día desconstruidas, no por sobrevolar bien y mal con soberana indiferencia de

ave rapaz, sino al permanecer en el discrimen avergonzado de “quien” o “lo que” no conoce

vergüenza, rojo y gris nombran a la par el último color del que la policromía se desprende,

desgrana, esparce y prolifera, sea que el gran filósofo se fije en la red de filosofemas

templada paralelamente al relato bíblico para que funcione la agresiva campaña teórica, sea

que la cámara del lector enfoque los detalles más espectaculares del ritual que el guía está

muy interesado en señalar para mejor esculcarle, Derrida mismo, indígena imposible, ni por

el forro dueño de la campana o del lugar como para disponer a su amaño cómo y cuándo el

gandul debería saciarse de pintoresca literatura mientras con todas las de la ley se le saquea

el equipaje filosófico y viceversa, a deserguir extremos entrelazados de contra-acción en que

no ver y ver se enredan con ver puro, mientras placidez de coolness y zozobra de escalofrío

se distinguen a más no poder, párpados trancados de Rossman semidormido en vaporosa

arca solipsística y ventanilla del atestado y humoso compartimiento del tren de la compañía

del teatro de Oklahoma a la que se asoma el despabilado para que de las profundidades y de
*
J. Derrida, Glas, op. cit, 46-49 - Trad. Leavey y Rand, 37-40.
73

las alturas en que valles y montes se desvisten uno tras otro también le sean regalados

torrentes de bucles espumosos, a la vista del último renglón de la última página, “tan cerca

que el hálito de su frescor estremecía el rostro -der Hauch ihrer Kühle das Gesicht

erschauern machte -the breath of coldness rising from them chilled the skin of one’s face”**,

tan lejos que el revuelo no culmina en la piel de gallina de la versión norteamericana sino

coincide con el único e inimaginable semblante de El Desaparecido en el momento de su

hiperventilada desaparición, trasluz de filadiz, celajes de seda sacada de capullo reventado,

en otras palabras, y tergiversando la fórmula emergente a la vuelta del homenaje al fotógrafo

Atget, impaparazzo que “buscó lo desaparecido y lo extraviado -er suchte das Verschollene

und Verschlagene” a fuerza de imágenes que “succionan el aura de la realidad como el

agua de un barco que se hunde -saugen die Aura aus der Wirklichkeit wie Wasser aus einem

sinkenden Schiff”*, espectro de Rossman filmado de una vez por ninguna durante su gira a

través del país de los naufragios afables, en el impreciso momento de la reproductible

volatilización de su cercanía, justamente porque más de cerca habría que escoltarle al

separarse de él con él en aras del cuidado paternal que merece, mejor dicho al “escurrirle” o

“escorrirle” según la acepción señalada por Julio Cejador y Franca en su Vocabulario

Medieval Castellano, “acompañar y despedir al que se va, en it. scorgere, de excorri(g)ere?

(...) S. Ildef., 189: ‘salió el santo padre con él de la çibdat a le escorrir con grand

solemnidat’”, cuando la irrespirable estratigrafía de constancias de reconocimiento y

filustres definitorios es devorada por lo que no debería darme pena llamar “risucchio”,

aunque hasta ahora ningún pasable equivalente me pare bolas en un idioma distinto del que

**
F. Kafka., Der Verschollene (Amerika), op. cit., 318 - Cfr. D. J. Vogelmann, 318 ; E. Muir, 268.
*
W. Benjamin, “Kleine Geschichte der Photographie”, en : W. B., G. S. - II.1, op. cit., 1977 (1931), 368-385,
378 - Cfr. trad. J. Muñoz M., en : W. B., Sobre la fotografía, op. cit., 21-53, 40.
74

debería sonarme materno, por más gusanos de belvederes postales que el dedo índice picotee

al pie de las rejas de la carroza de los diccionarios, en este trencito que no parece llevar a la

meta del aire libre sino a la claustrofobia del sudoroso cartón piedra de la Nueva Catedral

de Sal y a la máxima seguridad del Museo de la Salmuera, corriendo uno el riesgo de

quedarse en la parada de Usaquén por exceso de succhio, “humor y especialmente el de las

plantas; linfa”, los ojos pegados y empegotados a la merced de un laboratorio de

reciclaje de cuerpos sin órganos,

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