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Al Niño Verde
“Le fils de Zeus et de Maïa s’enfonça dans ses langes odorants: comme une cendre épaisse couvre des
charbons ardents de chêne-vert, Hermès ainsi se cacha, en voyant le Dieu archer.”
- Trad. Jean Humbert
1- 19.11.05. Casi las cuatro de la tarde. Lloviendo durísimo. La Séptima entre velos
líquidos. El de la ventana debería ser más espeso. “Vidrio de cámara” lo llamó ayer el señor
compramos el apartamento de la señora Guerra, quizás quede plata para modificar esta
ventana y la del dormitorio. Esta mañana la dueña preguntó por qué no arreglamos el estudio
en el cuarto al otro lado del corredor, que no da sobre el semáforo de la 47 y es mucho menos
ruidoso : la buena luz y la conexión del computador le dijimos, pero, al sentarme aquí
después de la siesta y al aparecerme la calle envuelta en lluvia, recuerdo muy bien que hace
dos años, cuando llegamos a Bogotá, la idea de escribir a la vista y al oído de buses, busetas,
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movieran y sonaran por sí mismas con sólo desviar apenas la mirada. A propósito de páginas
vivas o violento tráfico alfabético*, en el punto o enjambre de partida de las sesiones que nos
conciernen más allá del mal de ojo global, es decir en Acabados, y al encuentro de “una
ética o una política del sueño que no ceda ni al imaginario ni a la utopía, que por ende no sea
évasive- sich also keiner Abdankung, keiner Verantwortungslosigkeit oder Flucht schuldig
“¿Qué hará del singular y del plural una política responsable, empezando por las
diferencias entre las lenguas en la Europa de mañana, y a ejemplo de Europa, en la
mundialización en curso? En eso que se llama, de manera cada vez más
dudosa, la mundialización -mondialisation- mondialisation oder Globalisierung-, nos
encontramos en efecto al borde de guerras que están, menos que nunca, desde
el 11 de septiembre, seguras de su lengua, de su sentido y de su nombre.”***
20.11. - Hubo pelea anoche, creo que a la salida del salón de billar La U., al
otro lado de la calle. Alguien gritó “¡Gonorrea !”, me levanté a tiempo para ver a un
muchacho de camiseta amarilla que corría tras otro empuñando una cadena. Regresé a la
cama
y desperté a las dos. Había soñado con la margen de una garganta abismal prolongándose a
través de la selva. Caminaba con mucho cuidado pues la capa de vegetales entrelazados al
*
“Sería preciso meditar en conjunto la posibilidad de la ruta y de la diferencia como escritura, la historia de la
escritura y la historia de la ruta, de la ruptura, de la via rupta, de la vía rota, abierta -frayée-, fracta, del
espacio de reversibilidad y de repetición trazado por la apertura, la separación y el espaciamiento violento de
la naturaleza, de la selva natural, salvaje, selvaje -sauvage, selvage.” (Jacques Derrida, De la grammatologie,
De Minuit, París, 1967, 157-158 - Cfr. trad. Oscar del Barco, Conrado Ceretti y Ricardo Potschart, Siglo XXI,
México, 1971, 141 - De aquí en adelante, cada vez que no se mencionen otras, las traducciones son nuestras.
En caso de mención la señal Cfr. puede indicar ocasiones de disenso o motivos de confrontación)
**
J. Derrida, Fichus - Discours de Francfort, Galilée, París, 2002 (Fráncfort, 2001), 18 - Trad. Patricio
Peñalver G. en : J. D., “Acabados” seguido de “Kant, el judío, el alemán”, Trotta, Madrid, 2004, 9-38, 16;
Stefan Lorenzer, en: Petra Roth, Bernard Waldenfels y J. D., Theodor-W.-Adorno-Preis der Stadt Frankfurt
am Main Jacques Derrida, Stadt Frankfurt am Main, 2001, 10-21, 12.
***
Ib., 9-10 - Trad. 11, 10.
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borde del precipicio se iba deslizando al ritmo de mi avance y, si no quería dejarme arrastrar
por ella hacia la hondura devorante, necesitaba poner los pies uno tras otro sobre el límite
de la urdimbre en trance de desaparecer, en equilibrio entre las raíces blancas que emergían
final de esa enorme grieta verde se dilataba una cueva, escena abierta sobre la platea de la
selva y a la vez aula de clase que otrora se hubiera podido esconder detrás de un telón de agua
si la garganta que tenía ahora delante de mí en toda su perspectiva hubiese sido el lecho de un
río ausente. Sobre el piso se encuentran esparcidas pocas cosas insignificantes. Desanudo las
piernas que había cruzado en padmâsana. Entre los rostros que no conozco todavía, distingo
bienvenida : un pequeño brazo, todo verde, del codo a la mano abierta. Hablo con el anfitrión
para darle a entender que este mirador será meta de libres viajeros y a la vez que no urge
ningún proyecto atractivo, ninguna previsión, pues la maravilla ya desborda tanto la promesa
pocos. Tengo que volver. Me vine caminando desde Caracas y me toca procurar el sendero
del todo evidentemente intento aquí pedir excusas por no haber acudido el martes pasado a
nuestra cita en el salón 108. Es cierto, Esteban Quesada me dice que los accesos a los
otra parte, si yo no hubiese confundido un martes con otro. No faltará por ende quien se
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considere autorizada/o a suponer que la política del sueño de la que nos ocuparíamos a lo
que para el textualismo débil “no están hecho de la misma tela de los sueños” *... Mejor
dicho, la cagada. Les ruego de todo corazón que me la perdonen. Y ahora al grano. Es
posible que cada semana les entregue páginas de diario por el estilo de las anteriores. Es de
esperar que ustedes hagan lo mismo. Confío en respuestas antes del inicio de las reuniones
propiamente dichas. A tal fin, querido/as estudiantes, quisiera que se demoraran un rato
“diferencias entre las lenguas” en lo que a nociones y prácticas del sueño se refiere, eso sí, no
sólo diferencias entre una y otra lengua europea sino también entre las de América, en
particular entre las que dejaron de hablarse y entre las muchas que todavía siguen hablándose
en Colombia, sin olvidar la que por más de una razón no me atrevo a llamar nuestra antes de
aquella que para el caso se distingue por el uso del verbo “soñar” en la expresión “soñar con
alguien o algo”, a diferencia de “rêver de”, “dream about”, “träumen von”, “sognare una
derivados, entre otros chakira y chakiri, “lo extraído de la ganga” y “lo arrojado del cuerpo”
*
“Por otra parte - y de acuerdo con Reinach - estos objetos invisibles no son quimeras o imaginaciones, sino
implican -comportano- consecuencias reales. La ontología invisible no es una zoología fantástica a la Borges,
ni una clasificación de jerarquías angélicas. Es un mundo de leyes, instituciones, derechos y obligaciones
dotadas de una existencia independiente respecto de nuestros actos de volición y de imaginación. No se
identifican simplemente con nuestra voluntad y no están hechos de la misma tela - stoffa- de los sueños: el
lunes prometo algo y la promesa perdura el viernes, y vale también cuando duermo y sueño.” (Maurizio
Ferraris, Dove sei? Ontologia del telefonino, Bompiani, Milano, 2005, 207-208)
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sentidos el epígrafe de la 3ª sección de la segunda versión del Exposé de París, capital del
carácter mediúmnico” propio de las sinuosidades vegetales del modern style, adelantando así
en alguna medida la tarea que nos espera sea en la esquina del reiterado empleo del término
agosto de 1935 y que, en opinión de Derrida, habría contenido “críticas un poco autoritarias
2- 02.01.06. Al fin nos quedamos con el apartamento de la señora Guerra. Pero el jueves o el
miércoles de la semana pasada soñé que la compra había sido en Manizales y que
andábamos
por allá buscando el apartamento que habíamos adquirido sin haberlo visitado. Manizales
parecía Estambul.
*
Op. cit., 11 y 22 - Trad. P. Peñalver, 12 y 18 ; F. Lorenzer, 10, 13.
**
Ib., 37 - Trad. 27.
***
Walter Benjamin, Gesammelte Schriften - Band V - 1 - Das Passagen-Werk (Herausgegeben von Rolf
Tiedemann), Suhrkamp, Fráncfort, 1982, 68. Cfr. Also sprach Zarathustra (Herausgegeben von G. Colli und
M. Mortinari), De Gruyter, 1988, 341. Quizás no resulte superfluo observar que, al escandir la Sombra de
Zaratustra sus últimos acentos (: “Esta búsqueda de mi hogar : oh Zaratustra, lo sabes bien, esta búsqueda ha
sido mi aflicción, que me devora. ‘¿Dónde está - mi hogar?’ Por él pregunto y busco y he buscado, y no lo he
encontrado. ¡Oh eterno estar en todas partes, oh eterno estar en ningún sitio, oh eterno - en vano!” - Alianza,
Madrid, 367), mientras la traducción de Andrés Sánchez Pascual rinde Heimsuchung por “aflicción”, la de
Maurice de Gandillac utilizada en la edición francesa de la obra de Benjamin prefiere “épreuve”, es decir
“prueba” (W. B., Paris, capitale du XIX e siècle - Le Livre des Passages, trad. Jean Lacoste, Du Cerf, París,
1997, 53).
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Pocas horas antes había visto una película de Ferzan Öztepek, historia de una pareja de
italianos que terminan por hacer su vida y su muerte en Estambul, lugar que en un principio
les resulta muy extraño. Antes de acostarme había vuelto a ver una secuencia de La strada
que no recordaba : los niños han guiado a la payasita Gelsomina hasta la cama del pequeño
idiota para que le haga reír, y él se queda mirándola mientras ella se le acerca con igual
apartamento. Pido a una señorita que por favor nos ayude a salir y me contesta que con
comenta el Evangelio. Para mejor ilustrar a los asistentes en qué consiste el perdón, me pide
haría. Confirmo sus palabras ante la audiencia : efectivamente le rogué que me indicara la
salida para que mi mujer y yo siguiéramos buscando nuestra casa. Charlo con Daniel Samper,
el periodista. Le cuento en qué consistirían la política del sueño y las intenciones del
seminario. Estoy sentado en una sala de cine y me quito los zapatos como si estuviera en casa.
Se acercan dos personas que no soportan mi conducta. Un acomodador acude para restablecer
la calma. Las tres siluetas negras se destacan sobre la pantalla iluminada. Mientras discuten
me volteo hacia el pasillo que separa esta sección de butacas de aquella en la que está sentada
la señorita del perdón. Es casi una niña. También me reconoce y saluda tal como la saludo,
moviendo despacio la mano abierta ante la cara. Ahora bien, ambos sabemos que éste es
un sueño, un sueño a la zaga del infinitivo rêver, equivalente del menos esquivo “soñar”,
como songer, somme y sommeiller salido sin mayores retardos de somnare, según el
de von Wartburg, para quien resver (registrado en 1130) procede del galo-romano esvo,
Robert aparte, Picoche remite de una vez a la “familia del lat. vagus, arcaico y postclásico
vagabundus, ‘errante’; vagari y sus compuestos divagari, evagari, ‘errar aquí y allá’.”
Sobran motivos para atenerse a todos, dando por entendido que, tal como Derrida advierte
hojeando el Littré, “no es en absoluto para buscar el sentido de una palabra, el verdadero
sentido de una palabra”*, si acaso para acompañar el paseo del sentido, cuando no, quizás más
dramáticamente, para acabar de oncesitas en el inquietante hogar de una verdad ahogada entre
Heim y Heimsuchung**.
Después de preguntar : - “¿Qué hará del singular y del plural una política responsable
(...)?”***, la cascatela interrogativa : - “¿Sueña uno siempre en su lecho -Rêve t’on toujours
dans son lit- Träumt man stets in seinem Bett-? ¿y de noche? ¿Es uno responsable de sus
sueños? ¿Puede uno responder de ellos?”****, se derrama en catarata que inunda el concepto
una y otra interpelación al dejar suponer que las reacciones suscitadas por la primera
comprometen las sugeridas por la segunda y viceversa : la pregunta por el “lecho”, letto o lit
(al compás homofónico del participio pasado de leggere y lire, hecho de lectura), Bett o bed
(cuyas sábanas mi centenario Concise Oxford “dobla” o rimbocca “tal vez del ariano bhodh-
de donde el latín fodere excavar”, porque boca tiene la cama, sin la menor alusión a futuere,
*
J. D., La entrevista de bolsillo - Jacques Derrida responde a Freddy Téllez y Bruno Mazzoldi, Siglo del
Hombre / Inst. Pensar / U. del Cauca, Bogotá, 2005, 36.
**
Más atrevida que la de Maurice de Gandillac y la de Andrés Sánchez Pascual mencionadas hace dos páginas,
la versión de Luis Fernández Castañeda de las palabras de Nietzsche colocadas en epígrafe por Benjamin
rebusca un eco evocador de la repercusión de Heim en Heimsuchung : “Buscar mi hogar... fue buscarme
ahogar... ¿Dónde está -mi hogar? Por él pregunto y busco y busqué y no lo encontré...” (Walter Benjamin,
Libro de los Pasajes, Akal, Madrid, 2005, 57)
***
J. Derrida, Fichus, op. cit., 9 - Trad. P. Peñalver 11 ; S. Lorenzer, 10.
****
Ib., 11 - 12 ; 10.
*
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“joder”, faltaría más), y la confiada propiedad de quien se le acuesta encima, en otras palabras
la cuestión del estatuto clínico o inclinación (siendo ί la yacija dispuesta en el ἄ
para uso y consumo de los afiliados a los sistemas de salud de Isis, Serapis, Anfiarao, Faunus
o Asclepio*, sección del templo reservada a los soñadores cuyo nombre es pariente estricto
de la forma verbal ύ, “me sumergo”, “entro”, así como del sustantivo ύ, “buzo”)
implica - y es implicada por - la pregunta alrededor del censo de los inoperantes operadores
Valga recordar que, si en el año de 1901 el primer párrafo de Los sueños, el ensayo que la
disminución de la cantidad de individuos cultos (dando por sentada una sola “cultura”
reducida al dominio de los saberes forjados a la medida de los centros industriales europeos
con exclusión de otros contextos, aun al interior de Europa) renitentes a un territorio o sello
“En tiempos que podemos llamar precientíficos, la explicación de los sueños era para
los hombres cosa corriente -waren die Menschen um die Erklärung des Traumes nicht
verlegen. Lo que de ellos recordaban al despertar era interpretado como una
manifestación benigna u hostil de poderes supraterrenos, demoníacos o divinos. Con
el florecimiento de la disciplina intelectual de las ciencias físicas, toda esta
significativa mitología se ha transformado en psicología, y actualmente son muy
pocos, entre los hombres cultos, los que dudan aún de que el sueño es una propia
*
“Después de ciertos ritos de purificación, abluciones y sacrificios preliminares, el enfermo se adormecía
sobre su klinê (¡clínica!) en el abaton o en el adyton, que significa ‘lugar reservado a los invitados’. Haber
sido invitado por el dios en su templo era un locus communis en numerosos cultos del misterio (por ejemplo,
Isis, cfr. Apuleyo), y sin duda dependía del resultado del sacrificio preliminar. Una vez admitido el enfermo,
todo quedaba supeditado a la espera del sueño -rêve- que convenía durante su dormición -sommeil- en el
abaton. Ése era el procedimiento de la incubación. Incubare significa ‘dormir en el santuario’, el término
griego correspondiente siendo egkoimêsis.” (Carl Alfred Meier, “ Le rêve et l’incubation dans l’ancienne
Grèce”, en: Roger Caillois y Gustave E. Von Grunebaum ed.s, Le rêve et les societés humaines, Gallimard,
París, 1967, 290-305, 301)
9
función psíquica del durmiente -unter den Gebildeten, da der Traum die eigene
psychische Leistung des Träumers ist”*,
otros soñadores, por acumulación de unidades sómnicas tan independientes una de otra como
votos a favor de un partido o migas de opinión alineadas sobre el solidario sendero del futuro.
No muy lejos del proselitismo estadístico y la política convivial de Roberto Carlos ***, las
canapé analítico en Bed-in for Peace. Por algo los telesueños sumables y consumibles desde
el Hilton de Amsterdam, a los que se añaden los que Burroughs enfrentaría asomándose a la
página web de Imagine, deparan el hastío de los productos reciclados desde los albores del
siglo pasado : - “Tales sueños irradian un especial desinterés. Son tan tediosos y tan
lugarcomunicantes -as commonplace- cuanto el soñador estandar”****, no tanto por haber sido
devueltos los tableros del incierto vuelo interpretativo al piloto automático de una renovada
plétora aclaratoria, por lo menos tan “significativa” o sinnreiche cuanto la mitológica bajo
*
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el único responsable de las páginas que llevan su firma exija un texto de primera mano al
hacer constar que “el sueño convencional, aprobado por el sicoanalista, claramente, o por
obvias asociaciones, se refiere a la vida diurna del soñador, gentes y lugares que él conoce,
sus deseos, anhelos y obsesiones”*, mientras lo lamentable no es que el texto sea de cuarta
*
Ib.
**
La tangente que niega y quiere ser cristiana Derrida se encarga de desembarazarla a lo largo de Tocarle/El
tacto, Jean-Luc Nancy, de manera que se configuraría muy a la mano la tendencia haptofílica de una
prolongada deriva de la tradición occidental, desde Aristóteles hasta Heidegger y más allá, singularmente al
diseminar impromptus in-promptus pro-emptus, “tomado afuera”, “adquirido” - sería tan tonto sacar
unto de un repente devuelto al tôt de bientôt, aussitôt y plutôt (“pronto”, “tan pronto” y “más bien”),
descendiente de tostus, participio pasado de torrere, “pasar a la parrilla”, cuanto extraer “esto” de “presto”,
como si fuese dado separar el echarse adelante de lo que se quedaría meramente siendo, prae de statio en
praestatio, “garantía”, “responsabilidad”, “pagamento”, presentido y resentido sentido, espacement de
sensación a partir del expansivo cuidado que en distintas oportunidades Nancy prestara a “una suerte de
aforismo freudiano” - para la muestra el grano asomado a una “parrilla” (grille) que de la “reja”, “enrejado” o
“rejilla” (grille otrosí) vaya al fuego de la fenâtre fenêtre + âtre, o sea “ventana + piso de la chimenea o
emplazamiento charpado sobre el que se prende el fuego)”, por gracia de un lapsus de Simon Hantaï en carta
enviada a Nancy y observable solamente en la reproducción del original escrito a mano - cfr. S. Hantaï, J.-L.
Nancy y J. Derrida, La connaissance des textes - Lecture d’un manuscrit illisible (Correspondances) , Galilée,
2001, 119, del fuego a las uñas del viento y del viento a la mazorca del tiempo tostándose sobre el espacio
psíquico : - “En los tres casos, en los tres textos de Nancy, todo comienza por la extensión / la extensa
-l’étendue- with what is extended. Más precisamente por el ser-extenso de Psiquis. Psiquis yace extensa
(ausgedehnt, extended). Ella es, en su esencia, una extensión (extensio) -Psyché est étendue (ausgedehnt,
extended). Elle est, dans son essence, de l’étendue (extensio)- Psyche is extended, stretched out (ausgedehnt,
étendue). In her essence, she is some extension-. Ella es hecha extensa, hecha de extensión. Ella es la
extensión / la extensa: nombre y atributo. Para decir en su lengua lo que hubiera hecho levantar a Descartes
fuera de su tumba -ce qui eût fait se lever Descartes hors de sa tombe- that would probably make Descartes
spin in his grave-, la extensión / la extensa sería la esencia, la substancia o el atributo esencial de tal alma que
responde al nombre de Psiquis.
Citemos in extenso la primera ocurrencia, la edición princeps, en suma, en Première Livraison.
PSIQUIS
PSYCHE IST AUSGEDEHNT, WEISS NICHTS DAVON . Es una nota póstuma de Freud. La psiquis yace
extensa, y no sabe nada al respecto. Todo acaba por ende en esta breve melodía:
Psyche ist ausgedehnt, weiss nichts davon.
Psiquis yace extensa, partes extra partes, no es más que dispersión de plazas indefinidamente trozadas
en lugares que se dividen y jamás se interpenetran. (...) Psiquis no sabe nada al respecto. Tan profundo
es su sueño hasta el haberle robado el abandono de su pose.
Psiquis yace extensa en su ataúd. Muy pronto -bientôt-, se va a cerrar. Entre los presentes, algunos
esconden el rostro, otros mantienen los ojos desesperadamente fijos sobre el cuerpo de Psiquis. Ella
no
sabe nada al respecto - y es esto lo que todos saben alrededor de ella, con un saber tan exacto y tan
cruel.
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prensil, privilegiado órgano de Homo Tangens y por ende atque Faber, en razón de la
privadísima
hundidos hasta el abismo de la deuda impagable en virtud del soberano principio de “autoría”,
virtud y vicio de majestad a secas cada vez que por “función” o Leistung se reclame “trabajo
dondequiera que el sueño sea remitido a una “eigene psychische Leistung”, propia del que sea
o de lo que sea, durmiente o no durmiente, piedra, planta, bestia, hombre, demonio o dios.
inicio
de una relativamente nueva serie de apuntes. Seguiré anotándolas, sea para marcar una suerte
de margen semafórica que la página o grupo de páginas habrían alcanzado y más allá de la
cual retrocedería sólo en vista de mínimos retoques, sea para señalar con puntualidad el
Première Livraison, por ende, primera aparición: ‘extensión / extensa’, Psiquis ‘reposa’, dormida o muerta,
como muerta, delante de Eros que la ‘contempla’.
Aparentemente sin tocarla.
Muy pronto -bientôt- está muerta : ‘extensa en su ataúd. Muy pronto se va a cerrar’.
Traigamos a la memoria el ‘pronto’ de este ‘muy pronto’ -le ‘‘tôt’ de ce ‘bientôt’- the component tôt (‘early,
soon’) in this bientôt (‘soon, soon enough’)’-. ¿Qué quiere decir ‘tôt’? ¿Qué nos significa ‘tôt’, antes de
‘bientôt’ o ‘aussitôt’? He aquí una de las palabras, una colmena lexical más bien -plutôt- or rather-, entre las
más extrañas de nuestra lengua. La precocidad, la prontitud, la precipitación, la prisa o la inminencia, el
avance que un ‘bientôt’ parece significar, no es seguro que nos dé el tiempo del futuro -il n’est pas sûr qu’elle
nous donne le temps du futur- and we cannot be sure that it give us time for the future . ‘Tôt’, se dice, es un
adverbio de tiempo. Ciertamente, pero dice tan poco el tiempo, da tan poco tiempo, casi nada, que se le diría
en avance devorado por ese otro del tiempo que es el espacio, quemado, traspasado, asado a la parrilla,
consumado por la extensión / la extensa -qu’on le dirait d’avance dévoré par cet autre du temps qu’est
l’espace, brûlé, dépassé, grillé, consumé par l’etendue- that one would think it is gobbled up in advance by
time’s other, which is to say, space: burned, overtaken, parched, consumed by what is extended .” (Jacques
Derrida, Le toucher, Jean-Luc Nancy, Galilée, 2000, 22-23 - Cfr. J. D., On Touching - Jean-Luc Nancy, trad.
Christine Irizarry, U. de Stanford, Stanford, 2005, 12-13)
12
momento en que tuvieron lugar un episodio onírico determinado y el respectivo registro, con
de antemano no dejaría tiempo, sin saber si el zumbido pertinente llegará a escucharse por
Ahora bien, si acaso empezaron a rodar vagas ideas alrededor “del plural y del
engancharlas con las que de aquí en adelante puedan circular alrededor de lo que resta
del
propio lecho**, darse los aires de brincar en él, más bien, como Pedro por su casa. Cuando
Perico, diminutivo de Pero (por Pedro), con el cual se llamaba al papagayo, por su charlar
*
J. Derrida, Fichus, op. cit., 9 - Trad. P. Peñalver, 11 ; F. Lorenzer, 10.
**
Véase ib., 11 - Trad. 12 ; 10.
4- 30.10.87 Jacques ante Dios : - “¿Does your mama like the reggae?”
*
Fernando Pessoa, “Segundo / O quinto império”, en : F. P., Mensagem, Martin Claret, São Paulo, 2001, 52.
13
casi humano” (Corominas - Voz perico), por colmo de antonomasia compungido Pedrito,
pues
raizal realización de sí, pálida quema de precios personalizados, ensoñación de puntual Eneas
es velero al pairo doméstico, cita cautelosa que a sí misma atiza : es así como, reflexionando
durante la sesión del miércoles 22 de enero de 2003, en el desarrollo de la última fase del
“honest Poll” que despierta y asusta a Robinson Crusoe, afirmando que “todos los
libros son periquitos -tous les livres sont des perroquets”, mientras en la sesión del 5 de
febrero (aquí me tienen recordando y repitiendo como un loro, no sólo el episodio sino
también la manera de recordarlo y repetirlo por escrito tal como ya lo recordé y repetí en otra
ocasión, a propósito de los periquillos del bailarín Álvaro Restrepo) modifica apenas esa
propio, inseparable de la línea de separación entre sueño y vigilia en que la mascota del
ermitaño recita el nombre del amo que intitula : - “Un libro es un muerto viviente -Un livre
*
14
publica, admitiendo que el Ello, el Ça, aunque sea por una vez, corresponde a la estatura de
una indeterminación más próxima que de costumbre : - “¿Qué significa el tañido fúnebre del
nombre propio? Más presto: ¿acaso eso significa -que signifie le glas du nom propre? Plus
tôt: est-ce que ça signifie- what does the glas of the proper name signify? Sooner: does
that (ça) signify- ?”* Plus tôt : volumen descuadernado tras microfilme derretido, que por
exceso de calor clasificatorio o infarto transinformático queme la vieja araña sus incontables
carátulas ventaneras en el belvedere de la “biblioteca donde los libros se han fundido unos en
otros y donde los títulos se han borrado”, como prospecta uno de los epígrafes
correspondientes al Convoluto K del Libro de los pasajes, para mayor exactitud las palabras
populares (Minotaure II, invierno, 1935, Nº 6, p. 2), tres o cuatro renglones antes o después
de que Benjamin empiece o haya empezado a bregar alrededor de “un intento de técnica
del despertamiento -ein Versuch zur Technik des Erwachens” que procure responder a la
paulatina
“stufenweiser
*
J. Derrida, Glas, Galilée, París, 1974, 27 b - Cfr. trad. John P. Leavey, Jr. y Richard Rand, U. de Nebraska,
Lincoln y Londres, 1986, 23b.
**
W. Benjamin, op. cit., 490-491 - Cfr. trad. L. Fernández C., 393-394 ; J. Lacoste, 406-407.
*
15
Proze”*, sin que acabe de rendirse el secreto ámbito de resonancia para que en la siesta
de la Otra Vez, paso a paso, gradualmente, todas las veces, otro participio rompa el paso, ni
“sufrir (enfermedades)”, “aprobar (un curso)”, y zumachen, “cerrar”, entre otros sucesos
einen Brief, “un sobre”, “una carta”, por ende “sellar”, para el caso “volver a sellar” y a la
vez “abrir”, resignare... Plutôt plus tard : al filo del sigilo, cuando haya llegado el momento
algún momento habría tenido entre pulgar e índice la flor de la pluma o del pincel a punto de
ser echada no precisamente al pie del último renglón o en la portada sino a través de lo que
jamás fuera todo el texto, por colmo de ant(h)onomasia esparcida la unicidad de la firma,
“desde ya”, déjà, D. J.**, en un lance todos los lances, para que el trazo, que a sí
*
Ib., 490 - Cfr. trad. 393 ; 406.
**
Momento de repasar las letras que, según el orden tipográfico convencional, tan reacio al modo de escritura
precapitalista, precipitan en las últimas tres palabras de Glas y en la enésima mutilación de una frase (: “le
débris de” - op. cit., 291b - Cfr. trad Leavey y Rand, 262 b), en compañía de uno de sus más fieles traductores,
quien sabe dejarse tomar a la letra por los consejos de lectura de esa suerte de libro ventrílocuo, hasta rozar el
corazón de la autoinmunidad como despegue de sí, máxime substituyendo lo que hay que substituir ahí mismo
y cargando a fuerza de repetición el peso mediomuerto que otro aparente adverbio de tiempo asegura haber
sido remolcado hace rato, hace nada, sobre la marcha : - “Derrida: el déjà: ‘leer el déjà como sigla -lire le
déjà comme sigle- read the déjà already’as a siglum-, como la sigla D. J., la inversión de J. D. (‘Soy
accesible, legible, visible tan sólo en un espejo retrovisor’ (97 bi), Jacques Derrida: ‘Cuando firmo, desde ya
estoy muerto soy D. J. muerto. Apenas tengo el tiempo de firmar que desde ya estoy muerto, que desde ya
estoy muerto -quand je signe, je suis déjà mort. J’ai à peine le temps de signer que je suis déjà mort- when I
sign, I am already dead I am D. J. dead . I hardly have the time to sign that I am already dead, that I am
already dead- . Me toca abreviar la escritura, de ahí la sigla, porque la estructura del evento ‘firma’ lleva mi
muerte en ese evento -parce que la structure de l’événement ‘signature’ porte ma mort en lui même -because
the structure of the ‘signature’ event carries my death in that event . 26bi (...) Firmando con mi nombre me
corto de mí mismo, para no perderme a mí mismo -in signing my name I cut myself off from myself, in order
not to loose myself (...) ‘el desecho de le débris de’ ahora puede empezar a ser leído. La (contra)firma
exapropiante es el débris de, la D quebrando D, la firma que exapropia su propio firmar, ya no más común, ya
no más propia, compropia a lo mejor -‘the debris of’ can now begin to be read. The exappropiating
(counter)signature is the debris de, the D breaking D, the signature that exappropiates its own signing, no
longer common, no longer proper, comproper at best.” (John P. Leavey, Jr., “‘This (then) will not have been a
book...’”, en : J. P. Leavey, Jr., J. Derrida, Gregory Ulmer, Glassary, U. de Nebraska, 1986, 22-129, 94-95)
Otros audaces lectores así justifican su resto de traducción del resto de D. J. : - “En francés déjà. Normalmente
se traduce por ya; pero en Glas, además de esta significación, tiene un sentido muy particular, ya que DE-JA
16
enteramente con la propia firma, él mismo copulando con la lengua madre” *) la extensión
del lecho infraplural, sala de cine y pista de baile luctuoso, a cada vuelta de hoja por lo menos
mar reseco de inmensidad desforestada, en vez de olas lo que resta de gimnastas paulinos sin
piernas ni brazos, desierto estadio y galera de remeros gramáticos (torsos tatuados, se doblan
las páginas), tabla guarnecida de listones para las letras que el cruel cajista compone,
galera de taller tipográfico en constante peligro de desmadre y remadre, del Libro de los
pasajes a los pasajes del libro que no tiene afuera, no propiamente la última página de Glas,
endógena de carga no declarada, la que se desliza ahora y aquí de una litera a la otra y da
“Pero una vez más, movimiento de balanza, todo se fi- Es muy árido, sobre la explanada
inmensa, ja en la objetividad externa que ha sido opuesta al mas eso no hace más que
comenzar, el tra-
abrasamiento dionisíaco. Se tienen entonces dos tro- bajo, aquí, desde ahora. Desde que
eso
zos opuestos contradiciéndose en su unilateralidad res- comienza a escribir. Eso apenas
comienza.
son las iniciales de Derrida Jacques. Para mantener este segundo sentido de alguna forma traducimos déjà por
desde-ya, expresión más bien coloquial, que aunque resulte un poco forzada puede traer a la mente del lector
esta alusión ya implícita ya explícita a las iniciales de J. D.” (Cristina de Peretti y Luis Ferrero, en : J.
Derrida, “Glas (Tañido fúnebre)”, en : Diego Sánchez Meca y José Domínguez Caparrós coord.s,
Suplementos 32 - Historia de la relación Filosofía-Literatura en sus textos, Anthropos, Barcelona, 1992, 133-
140, 140, nota 3)
*
J. Derrida, “Proverb: ‘He that would pun...’”, en : Leavey, Ulmer, J. D., Glassary, op. cit., 17-20, 19.
*
17
pectiva. El equilibrio (Gleichgewicht) es roto sin cesar. Ya no falta sino una pieza
En el delirio, el sí-mismo (Selbst) pierde el conocimien- Eso cruje. Rueda sobre los troncos de
ár-
to; sobre el estadio, es el espíritu que está fuera de sí. bol acostados. Poleas. Se estiran las
cuer-
das engrasadas, lo único que se escucha,
y el soplo de los esclavos doblados por la
cintura. Buenos para tirar. Látigo cruzado
A través de la obra de arte espiritual -lenguaje de parte del contramaestre. Renuevo de fuerza
ata-
en parte- la reconciliación se anuncia: síntesis de la da. La cosa es oblicua. Ella hace ángulo,
religión estética (abstracción, vida, espíritu). El silogis- desde ya, con el suelo. Remuerde
lenta-
mo del arte espiritual (epos, tragedia, comedia) con- mente su sombra, segura de sí. Tan
poco
duce la religión estética a la religión revelada. A tra- habría falotado, el mínimo error de
cálcu-
vés, por ende, de la comedia. lo, dicen si eso cae, si eso se ladea y
cli-
na hacia el lecho del otro, la máquina
to-
davía es demasiado simple, el modo de
escritura precapitalista
Un tiempo para los últimos toques a la semejanza en-
tre Dionisio y el Cristo.
Entre los dos (desde ya) se elabora en suma el origen Lo que yo había temido,
naturalmente,
de la literatura. desde ya, se reedita. Hoy, aquí, ahora,
Pero ella corre hacia su ruina, por haber contado sin el desecho de”*
maintenant,
le débris de” : como quien dijera coyuntura del reaparecer lo aparecido, tripulación de
galera
en cristal de cámara, vergajos “bons à tirer -good for pulling. Proofs ready for printing-
buenos para jalar. Pruebas listas para la imprenta”, los mismos galeotes de laboriosa docilidad
más arriba extraviada por efecto del obsceno colombianismo “tirar” (jamás del todo ajeno a
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 291 - Cfr. trad. Leavey y Rand, 262.
18
experimental implícito en essai y Versuch) darían a luz lo que en otro tiempo habrá sido
ayer noche, hace cinco milenios y a vuelta de remo “dado a luz”, una y otra vez editus,
de edere, “sacar”, “parir”, “producir”, “publicar”, vuelta que de ninguna manera debería
en vista de respetable eficacia, “retorno” de fantasma disipado en “rédito”, así como así, del
todo a secas, áridamente, ningún reditus entonces, redemptio si acaso, de redimere, “volver a
19
Más bien no del todo previamente, mientras por el lado izquierdo de la casi dicha galera las
dicientes tensiones atañen a la fiesta del trabajo y al trabajo de la fiesta en los callejones y
templos de Atenas frecuentados por Hegel, lo que puede escucharse a la altura del otro
*
Técnica del despertamiento es técnica de la redención.
En frente y desde ya a través de “ese sueño que llamamos pasado” (W. Benjamin, op. cit., 491 - Cfr. L.
Fernández C., 394 ; J. Lacoste, 406) es preciso poner en tela de juicio los nexos entre el materialista histórico,
la “conciencia colectiva sumergida en un adormecimiento -Schlafe- siempre más profundo” y el “träumende
Kollektivum”, “colectivo onírico”, mejor dicho “collectif assoupi” (ib. 492 ; 394 ; 406), tela subjectilínea de
capartoñales (palabra-caleta remedo de couches, a la vez “capas o estratificaciones”, “partos” y “pañales”,
menos polisemia que diseminación a la que se resignan los traductores del ensayo dedicado a los dibujos y
pinturas de Artaud, singularmente donde sobra o falta la pieza de siempre, pues : - “Il y a toujours une
couche de plus. Les couches de sens du mot ‘couches’ ne se laissent pas totaliser dans l’unité systématique
d’un terrain, elles n’ont pas de support final sur lequel reposer en ordre. Elles ne forment pas un sens, d’où le
forcènement. On en dira autant des subjectiles- Es gibt immer eine Schicht mehr. Die Schichten des Wortes
‘couches’ (Schichten, Lager, Kindbett) lassen sich nicht zur systematischen Einheit eines Geländes
zusammenfassen, sie haben keinen letzen Träger, auf dem sie geordnet aufruhen. Sie bilden keinen Sinn, daher
die Ent-Sinnung. Gleiches ist von den Subjektilen zu sagen- Há sempre uma camada a mais. As camadas de
sentido da palavra couches* (*Camadas, camas, partos, alarmes falsos, resguardo, cueiros -N. da R.) ñao se
deixam totalizar na unidade sistemática de um terreno, não têm um soporte final sobre o qual repousar em
orden. Não forman um sentido, daí a loucura. Dir-se-ão outros tantos subjéteis- There is always one more
layer to a birth [une couche de plus]. The layers of sense in the word couches do not let themselves be wholly
summed up in the systematic unity of a terrain, they have no final support upon wich to rest in a orderly
fashion. They forme no sense, whence the outside-of-sense, the unsensing. We could say as much of
subjectiles- Hay siempre una capartoñal de más. Las capas, los partos, los pañales de sentido del mote
‘couches’ no se dejan totalizar en la unidad sistemática de un terreno, no tienen soporte final sobre el que
reposar en orden. No forman un sentido, de donde el forceneo. Otro tanto se dirá de los subjectiles” (J.
Derrida, “Forcener le subjectile”, en : Paule Thévenin y J. D., Antonin Artaud - Dessins et portraits,
Gallimard, París, 1986, 55-108, 105 - Trad. Simon Werle, “Das Subjektil ent-sinnen” en : P. Th. y J. D., A. A.
- Zeichnungen und Portraits, Schirmer/Mosel, Munich, 1986, 51-109, 106-107 ; trad. Geraldo Gerson de
Souza y revisión técnica de Anamaría Skinner, Enlouquecer o Subjétil, UNESP, São Paulo, 1998, 125; trad.
Mary Ann Caws, The secret art of Antonin Artaud, MIT Press, Cambridge, 1996, 61-157, 146; Rafael
Alejandro Castellanos y B. M., Forcenar al subjectil, 2003, versión inédita) sobre y sotopuestos por
anexabilidad desfondada, concreciones somáticas (singularmente ritmos respiratorios y circulación de soplos o
flujos auráticos) y tensiones libidinales (eros de la salvación y excitabilidad de lo difunto en revuelto camastro
libresco (Lagerbuch, “catastro”, “libro de inventario”, pesadilla por libertar, otrora siendo Lager en primer
lugar “cama”, en seguida “campo” o “campamento”, pero también “surtido” o “existencias”, dondequiera que
se acumulen couches sobre couches más y menos rendidas, en la candela del diferendo entre más y menos,
tope y fondo de placas tectónicas) que es la soñarrera llamada pasado, soporte sin soto ni porte, subjectil
pretérito minuspluscuamperfecto), porque así como “el sueño espera secretamente -wartet heimlich- el
despertamiento” (W. Benjamin, op. cit., 492 - Cfr. 395 ; 407), de la misma manera las generaciones que
fueron aguardan secretamente nuestra menguada fuerza de madrugón mesiánico, amén de una libido colendi
convertible en deseo de perseguir resonancias genealógicas demasiado sueltas, lazos sororales en particular,
alternativas de alteridad incorporada : - “El pasado lleva consigo un secreto índice -Die Vergangenheit führt
einen heimlichen Index mit-, por el cual es remitido a la redención -Erlösung. ¿Acaso no nos roza un hálito
del aire que envolvió a los precedentes? ¿Acaso no hay en las voces a las que prestamos oídos un eco de otras,
enmudecidas ahora? ¿Acaso las mujeres que cortejamos no tienen hermanas que jamás pudieron
conocer -haben die Frauen, die wir umwerben, nicht Schwestern, die sie nicht mehr gekannt haben -? Si es
20
evolutivo, esta vez el “estadio” puede ser “fase”, pues aquí se demora aún la referencia a
de la gimnasia griega, antes de alcanzar el misterio del pan y del vino en la erección de la
cruz, “regain de force liée -regaining of bound force” al ritmo del látigo del centurión según
la lógica del bandement o amarre energético que congestiona hasta el paroxismo los badajos
de Glas, cuando “lo divino se deja reapropiar en lo humano: una vez más trueque de las dos
contradicción que (se) contracta consigo misma, se hace don del resto - regain de
vie. Plus-value de la contradiction qui (se) contracte avec elle même, se fait du reste
cadeau-renewal of life. Surplus value of the contradiction that contracts (itself) with itself,
makes itself, after all, the gift of the remain(s)”*, “se reproduit” en lugar de “se réédite”, lo
que había temido quien escribe, ser escrito, definitivamente dicho, sin dejar presentir todavía
que la eventual redición de lo que parece estar a punto de acabar de escribirse y empezar a
confiada a Winter en 1827 : - “¿Qué diferencia hay entre dos ediciones del mismo círculo?” **,
pues de un momento a otro las líneas traviesas de las relecturas reproducidas y reeditadas se
así, entonces existe un secreto acuerdo -eine geheime Verabredung- entre las generaciones pasadas y la
nuestra. Entonces hemos sido esperados en la tierra -Dann wir sind auf der Erde erwartet worden. Entonces
nos ha sido dada, tal como a cada generación que nos precedió, una débil fuerza mesiánica -eine schwache
messianiche Kraft-, sobre la cual el pasado reclama derecho. No es fácil atender a esta reclamación -Anspruch.
El materialista histórico lo sabe.” (W. Benjamin, “Über den Begriff des Geschichte”, en : W. B., G. S.- I.2,
Suhrkamp, 1980 (1940), 691-704, 693-694 - W. B., “Sobre el concepto de historia”, en : W. B., La dialéctica
en suspenso - Fragmentos sobre la historia, trad. intr. y notas de Pablo Oyarzún Robles, LOM/ARCIS,
Santiago de Chile, 1996, 46-113, 48 - Cfr. trad. Jesús Aguirre, en : W. B., Discursos interrumpidos I, Taurus,
Madrid, 1982, 175-191, 178)
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 291a - Trad. Leavey y Rand, 262a .
**
Ib., 290ª - Trad. 261ª.
21
estiran, la de Derrida en las de Genet y Hegel, metidas y releídas por él en la nuestra : - “Lo
que yo había temido, naturalmente, se reproduce. Desde ya. El mismo estadio -le même stade-
the same stage. The same stadium. Hoy, aquí, ahora, abandonado, yo, sobre la explanada
inmensa, el desecho de”***. En seguida (es un decir, por más de un motivo, entre otros un
círculos, ni sobre troncos, ni sobre ruedas, para que allí, donde “tan poco habría falotado -il
eût fallu si peu -so little (phallus) would have been necessary”, el declive de la
detumescencia ofrezca en rictus de agonía la otra cara del último acto de la comedia : -
“Su hora la unción el estertor mueca extrema la losa la basílica se eleva por lo derecho rey de
su madre que se muere de las ganas de cerrarle los párpados ella misma -son heure l’onction
le râle grimace extrême la dalle la basilique s’élève pour le roide sa mère qui meurt d’envie
de lui fermer elle même les paupières -his hour bellringer the unction the rattle grimace(s)
the slab (gravestone) the basilica stands raised for the stiff king of his mother dying to close
la margen del intermezzo desplazado de otros cinco bancos tipográficos sin cuerpos visibles,
otros tantos órganos sin frase : - “Comba del ojo en blanco -dais de l’oeil revulsé- canopy
of the upturned eye- volta dell’occhio strabuzzato.”* A que repique la pausa silenciosa
liberando la doble pregunta por la inerte técnica del otro, hechura o manufactura de un
“Die Welt ist fort, Ich muss dich tragen -El mundo se ha ido, tengo que cargarte” ***:
poseído por el espíritu delirante en el origen de la literatura, cela el verso del amigo muerto
sin la menor reapropiación de Body Sculpture o de mero body, prestos hasta y desde la muerte
los restos portátiles, igual que durante las primeras seis horas de cada día sobre el teclado,
treinta minutos sobre el remador mecánico, en la piscina pública de Ris o trotando en la Calle
de los Aguzanieves para regresar sin haberse ido, escribiendo de pie, inclinado hacia la
pantalla del McIntosh, en sudadera todavía, hincado y llevado por el zumbido y el burbujeo
de las letras, calle, aguas glaucas, galera, águila y galeón hundido en casa, pendiente de las
primeras noticias del radio en la cocina mientras no amanece aún, por la tarde veletas
través de la calavera del timonero nadie sabe dónde ni cuándo ahogado, sobre el hombro de la
mujer amada, Marguerite, después de las nueve de la noche entredormido, echado al sofá de
la sala aunque soñando exactamente lo que entreve y entrescucha de la tele, más que a la
*
Bienvenida cualquier alusión al mini-ataúd paradigmático diseñado por Titus-Carmel, cargado en su bolsillo
e incansablemente dibujado por él mismo no propiamente en vista de The Pocket Size Tlingit Coffin et
les
*
premiers 61 dessins qui s’ensuivirent expuestos del 1º de marzo al 10 de abril de 1978 en el Museo de Arte
Moderno del Centro Georges Pompidou, talismán chamañoso al que Derrida dedicara la primera versión de
Cartouches, en: Gérard Titus-Carmel. The Pocket Size Tlingit Coffin illustré de Cartouches par J. Derrida,
23
en picada de ojo, máxime si resulta indiscutible que “1. Libros y putas uno se los puede
llevar a la cama -Bücher und Dirnen kann man ins Bett nehmen”, más aún, y sin cita previa
programable, “2. Libros y putas cruzan el tiempo. Dominan la noche como el día y el
Centro G. Pompidou, París, 1978. Segunda versión en: J. D., La vérité en peinture, Flammarion, París, 1978,
212-290 - Trad. María Cecilia González y Dardo Scavino, “Orlas”, en : J. D., La verdad en pintura, Paidós,
Buenos-Aires-Barcelona-México, 2001, 195-267.
**
W. Benjamin, “Einbahnstrae”, en : W. B., G. S. - IV.1, 1972 (1926), 83-148, 109 - Cfr. W. B., Dirección
única, trad Juan J. del Solar y Mercedes Allendesalazar, Alfaguara, Madrid, 1987, 47 (aprovechando esta
versión, el tramo “Nº 13” de Calle de dirección única que comprende los mencionados aforismos se ofreció al
más amplio público en el Nº 387 del Magazín Dominical, 23.09.90, 2, separata del diario El Espectador
dedicada en su integridad a W. Benjamín, lo que hoy parece un sueño).
Prestar la fisonomía de un seudoídolo de Giacometti a una cualquiera de las mimosas carátulas ofrecidas por la
institución filantrópica a la que el Narrador de A la busca del tiempo perdido regala los muebles de su tía (los
mismos que de hecho el autor de la novela cuya traducción Benjamin emprende en 1926 entregó
generosamente al Hotel Marigny, casa de placer para homosexuales), quizás más a la letra y por ende
intentando rendir la justicia de lo inexcogitable e irrecibible a un principium individuationis que entre gallos y
medianoche técnicamente reproducidos emana de una distanciación impersonal susceptible de cortar
puentes y punteados
24
-verschränken die Zeit. Sie beherrschen die Nacht wie den Tag und den Tag wie die Nacht”**
*
analógicos, reconocer en una de dichas esculturas los rasgos de Rachel Quand du Seigneur de cuyos favores
ilustrativos se priva Marcel, por fin resuelto a solicitarlos precisamente mientras ella está “en prensa - sous
presse”, entregada a los cuidados tipográficos de cierto peluquero fetichista no identificado (Marcel Proust,
À la recherche du temps perdu, Quarto Gallimard, 1999, 459 - Ed., trad. y notas de Mauro Armiño, A
la busca del tiempo perdido - I, Valdemar, Madrid, 2000, 511), no obstante la promesa implícita en el
apelativo acuñado por el mismo Marcel, como revela Armiño al dilatar el alcance alusivo: - “‘ Rachel!
Quand du Seigneur la grâce tutelaire / À mes tremblantes mains confia ton berceau... (¡Raquel! Cuando del
Señor la gracia tutelar / a mis temblorosas manos confió tu cuna...)’, principio de aria célebre del acto IV de
La Juive, ópera de Fromental Halévy (1799-1862) sobre libreto de Eugène Scribe (1791-1861). Estrenada en
1835, tuvo un éxito triunfal que incrustó la música en la memoria de muchos; por ejemplo en la del abuelo del
Narrador, que en ‘Combray’ la tararea cuando éste llevaba a casa a Bloch u otros amigos judíos” - Ib., 920,
nota 186, mucho más allá del sarcasmo herético, delataría los celos tutelares de la Providencia en los
procesos de diseño editorial propios de las maisons de passe que, a juicio y por experiencia del Narrador,
permiten “añadir a la belleza de las mujeres ese elemento que no podemos inventar, y que no se reduce al
resumen de las bellezas antiguas, el presente en verdad divino, el único que no podamos recibir por nosotros
mismos -qui n’est pas que le résumé des beautés anciennes, le présent vraiment divin, le seul que nous ne
puissions recevoir de nous-mêmes-, ante el que expiran todas las creaciones lógicas de nuestra inteligencia y
que podemos pedir tan sólo a la realidad: un hechizo individual -un charme individuel”, maisons de rendez-
vous que merecen ser clasificadas “junto con esos otros benefactores de origen más reciente pero de utilidad
análoga (antes de los cuales imaginábamos sin ardor la seducción de Mantegna, de Wagner, de Siena, a partir
de otros pintores, otros músicos, otras ciudades: las ediciones ilustradas de historia de la pintura, los conciertos
sinfónicos y los estudios sobre las ‘Ciudades de Arte’.” (Ib., 457-458 - Cfr. M. Armiño, 509-510)
Aunque la Verschränkung parezca más conforme a esgrimas historiográficas que a inmunodeficiencias, como
dejaría entender la carta dirigida a Scholem el 20 de enero de 1930 y redactada en francés (suerte de alibi
idiomático para quien arranca diciendo : - “Sin duda vas a pensar que estoy loco”), al anunciar la aguerrida
cita que compromete a los autores de El origen del ‘Trauerspiel’ alemán y de El ser y el tiempo, tan cerca del
cliquetis d’épées de masónica memoria : - “Entonces me encontraré con Heidegger en el camino y espero
algún centelleo del choque -j’attends quelque scintillement de l’entre-choc- entre nuestras dos maneras, muy
diferentes, de encarar la historia.” (W. Benjamin, G.S. - V.2, op. cit., 1093-1094 - Cfr. trad. Fernández C.,
902-903)
*
“Pero, ¿es realmente así? El cristianismo, ¿ha destruido verdaderamente el eros? Recordemos el mundo
precristiano. Los griegos sin duda análogamente a otras culturas consideraban el eros ante todo como un
arrebato, una ‘locura divina’ que prevalece sobre la razón, que arranca al hombre de la limitación de su
existencia y, en este quedar estremecido por una potencia divina, le hace experimentar la dicha más alta. De
este modo, todas las demás potencias entre cielo y tierra parecen de segunda importancia: ‘ Omnia vincit
amor’, dice Virgilio en las Bucólicas el amor todo lo vence, y añade: ‘et nos cedamos amori’, rindámonos
nosotros también al amor. En el campo de las religiones, esta actitud se ha plasmado en los cultos de la
fertilidad, entre los que se encuentra la prostitución ‘sagrada’ que se daba en muchos templos. El eros se
celebraba, pues, como fuerza divina, como comunión con la divinidad. A esta forma de religión que, como una
fuerte tentación, contrasta con la fe en el único Dios, el Antiguo Testamento se opuso con máxima firmeza,
combatiéndola como perversión de la religiosidad. No obstante, en modo alguno rechazó con ello el eros como
tal.” (Dios es amor - Carta encíclica Deus caritas est del sumo pontífice Benedicto XVI, Libreria Editrice
Vaticana, 2005, 9)
25
despiertas), así que no vendrán precisamente al pelo, velo o vello del caso comillas
Más bien que vayan y vengan ¡pero ya ! caso y cadencia, que ruede oblicuamente el
chance,
toda la vida y toda la muerte, que ruede y que role porque “el pucho está en la boca
como
un mote o un bocado mortal. Exquisito -le mégot est dans la bouche comme un mot ou un
mors. Exquis -the butt is in the mouth like a word or a bit. Exquisite”*, en un solo lance
“cigarro” y “cabeza”** de trovero, si no en coma por lo menos broxante, mejor dicho y por
intercesión de Novo Aurélio, “chulo que torna broxa”, o sea “individuo sem potencia sexual”,
volumen tan hospitalario, tan echado a colchón de camaradería cuanto el receptáculo del
decumbente que anota :
Indispensable por igual al que lee y al que duerme si lo que resta de uno siempre se lee o
echa a leer con alguien y en alguien, casi por el contrario el desechable clinamen provoca la
*
*
J. Derrida, Glas, op. cit., 288b - Leavey y Rand, 259b.
**
“Cigare. Tête. Avoir mal au cigare: mal à la tête. ” (Géo Sandry y Marcel Carrère ‘Commissaire de Police à
la Sûreté Nationale’, Dictionnaire de l’argot moderne, Du Dauphin, Paris, 1953 - Voz cigare)
***
W. Burroughs, op. cit., 50.
*
26
paciencia, guión oblicuo entre picadura dionisíaca y transfixión crística, unción y sello de
tangente que desde ya hace ángulo con el suelo y el remordimiento de su sombra, donde tan
poco habría faltado entre falo y falta, erección y castración, certeza de pérdida y precipicio
de prestancia, el mínimo error de cálculo, cuando se ladea hacia el lecho del otro un
apéndice soñante, ínfimo detalle que superstat, superstitio en persona, tan entregada, la
pobre,
y lo ancho de una pendiente intransitable no en razón de algún bloqueo liberal * sino porque
en ella y por ella sito y tránsito se refunden, el infinitivo illana atañe a claridades capaces de
intricar los límites de cualquier paso o grado ** en el preciso momento en que lo común y
corriente parece relevarlas, sin hablar de la estafeta del común de las gentes en plena carrera a
través de la morada del sueño, sin hablar para nada, por defecto de ejemplo y con la venia de
Glauco Torres, al significar nítidamente “no existir; chispear; separar lo que rebasa de una
olla al tiempo de hervir.” Y de acuerdo : - “El torbellino de esta dialéctica termina por
tragarse el concepto del sentido -der Strudel dieser Dialektik verschlingt schlielich den
Begriff des Sinnes”***. Peor dicho, donde “lo que cruje por el lado de las obras de arte -was
*
“Religión no es lo mismo que superstición. Lo último es un terreno inconfundible, por donde no se debe
transitar. La religión, en cambio, está inspirada en la moral y ésta, lejos de ser ajena a la investigación, a ella
recurre para arrojar más luz sobre la conducta humana.” (Alfonso López Michelsen, “Los obispos en época
electoral”, en El Tiempo, 19 de febrero de 2006, 1-23-1-24, 1-24)
**
“Illa nombra a cierta especie de luz y a los monstruos que nacieron heridos por los rayos de la luna. Illa es
un niño de dos cabezas o un becerro que nace decapitado; o un peñasco gigante, todo negro y lúcido, cuya
superficie aparece cruzada por una vena ancha de roca blanca, de opaca luz; es también illa una mazorca
cuyas hileras de maíz se entrecruzan o forman remolinos; son illas los toros míticos que habitan el fondo de
los lagos solitarios, de las altas lagunas rodeadas de totora, pobladas de patos negros. Todos los illas, causan
el bien o el mal, pero siempre en grado sumo. Tocar un illa, y morir o alcanzar la resurrección, es posible.”
(José María Arguedas, Los ríos profundos, Universitaria, Santiago de Chile, 1969, 83)
***
Th. W. Adorno, “Ästhetiche Theorie”, en : Th. W. A., Gesammelte Schriften -7 (Herausgegeben von
Gretel Adorno und R. Tiedemann), Suhrkamp, 1970, 266 - Trad. Fernando Riaza, Orbis, Barcelona, 1983, 235.
27
an den Kunstwerken knistert- es el sonido de la fricción de los momentos antagónicos” ****, las
reliquias de esa dialéctica no enseñan propiamente cómo escurrirse de uno a otro catre textual
con la sonrisa del romero cuyo sigiloso avance depende de las poleas templadas entre el
molinillo de viento del bordón y el molinillo de viento del sombrero, demasiado ágilmente
Vórtice de Schlingen, “nudos”, “lazos”, “redes”, esa cristalina maraña lo que devora es la
por terror de lo efímero y concupiscencia de la classis no menos que del classicum, Robert
glas, otrora classum, “tañido fúnebre”, obras que “en aras del ídolo de la seguridad -um des
Idols der Sicherheit-, al querer ahuecar su núcleo temporal, vacías en sus adentros, por eso
mismo se convierten en presas de la venganza del tiempo” **... de tanto unto y trasunto
raiz” sin mascar la retención, ni la simple tenencia de una felicidad no muy distinta de la
soñante, a un paso del “fragmento teatral”*** escogido para rendir homenaje a Adorno :
“Al despertar en mitad de un sueño, aun del peor -und wäre es der ärgste-, uno se
siente frustrado y con la impresión de haber sido engañosamente privado de lo
mejor -als wäre man um das Beste betrogen worden. Pero sueños felices, cumplidos
-glükliche Träume aber, erfüllte-, los hay en verdad tan pocos como, en
expresión
de Schubert, música gaya -fröhliche. Como una mácula -wie ein Makel- aun con el
más hermoso queda -bleibt- asociada su diferencia respecto de la realidad, la
conciencia de que es mero aparecer lo que otorga. De ahí que los sueños más
hermosos parezcan como estropeados -wie beschädigt. Esta experiencia se encuentra
****
Ib., 264 - Cfr. trad. 234.
*
Ib., 265 - Trad. 234.0
**
Ib. - Cfr. 234.
***
J. Derrida, Fichus, op. cit, 16 - Trad. 15.
28
metrópolis de tugurios plumarios, país de artistas del sueño. Por tal foro “encima del abismo
“La experiencia -Erfahrung- subjetiva trae imágenes que no son imágenes de nada y a
la sazón son entes colectivos -sie sind kollektiven Wesens-; tal es la única mediación
entre el arte y la experiencia. En virtud de semejante contenido de experiencia
-kraft solchen Erfahrungehalts- las obras de arte se distancian de la realidad empírica,
y no ante todo mediante la fijación o la conformación en sentido acostumbrado -nicht
erst durch Fixierung oder Formung im üblichen Verstande-; empirismo por
deformación empírica. Es ésta también su afinidad con el sueño, aunque la ley de su
formación se aparte del sueño.”**
****
Th. W. Adorno, Minima Moralia - Reflexionen aus dem beschädigten Leben, Suhrkamp, 1951, 143-144
-Cfr. trad. Joaquín Chamorro Mielke en : Th. W. A., Obra completa - 4, Akal, 2004, 116-117.
*
Th. W. Adorno, Ästhetiche Theorie, op. cit., 127 - Cfr. trad. Riaza, 114.
**
Ib., 133 - Cfr. 119.
*
29
5- 01.03.06 Miércoles de ceniza. Acabo de soñar que hace frío y todo está oscuro. El nieto se
adelanta aprisa por la negra garganta del muelle cargando la cámara de la tía, que mañana
viaja muy lejos. Quiere fotografiar la inflamación de un “apéndice cinéreo” (sic). Voy tras él.
Varo entonces.
Pero antes, otra vez, sin intentar responder al repunte de la pregunta de Glas, sin conjeturar
que una segunda edición del mismo círculo me arrastraría más aprisa y así sucesivamente,
de pizarra, en lo más hondo y lo más chato de la gorga (otro vocablo digno de atención,
“gorga”, a la vez “remolino que forman las aguas de los ríos” y “comida para las aves de
cetrería”, pues colapsa la espiral del halcón en muslo de pavo sangrante), valga considerar
que la mirada del muchacho en medio de los semáforos de la 47, caída de repente mientras
recoge del piso una de las clavas dilatadas en corolas de caucho que suelen emplearse para
destapar cañerías, las que subían y bajaban revoloteando en el aire hasta ese momento, no sé
cuándo, no sería la primera vez ni la segunda... me rehace animal, sin garras de felino ni
tórax de primate. Los ojos del malabarista colombiano me reproducen bestezuela. Ningún
Elude la imagen de sí el rapaz de las ventosas al desviar de lo que acabo de ver lo que veo.
Enucleada la continuidad del reconocimiento del otro que me habría confirmado humano ante
No concilia ninguna primera persona plural la tiniebla del rostro del otro. De modo tal que
el ingurgite del caso (palabra merecedora de la mayor distracción, ingurgite : aquí y allá el
sumergida*) derrama materia de reflexión sobre la valla campante más al norte, 7ª con 91, al
lado de una efigie demasiado reconocible : - “X al Senado. Por el país que soñamos.”
Casi por el contrario, del lado de la muy aparente refutación del postín de la apariencia, el
chances tendría de cargarla sin pretender armar escudos, ni colectivos ni individuales, mucho
menos trufas simbólicas o diabólicas, como el Traspasado manda : - “... niéguese a sí mismo
ultraje -outrage- - ofensa y herida”*, por andar tan desposeído, “antes de cualquier problema,
sin traje, sin caparazón -sans vêtement, sans cosse- para protegerse, despojamiento hasta la
médula como una inspiración de aire”**, en la apnea del sinsaber que compromete la
*
No sin suscitar la previsible escapatoria de Cintio Vitier, no siempre sumiso al reenganche de la oposición,
singularmente ante el “ingurgite empotrado -déglutition noyée- ingurgitazione murata” del gritón (José
Lezama Lima, Paradiso (Edición crítica de C. Vitier), Archivos Unesco, 1988 (La Habana,1966), 21 - Cfr.
trad. Didier Coste, Seuil, París, 1967, 27; Glauco Felici, Einaudi, Turín, 1995, 23) en exceso orgulloso de
andar proclamando al culpable del día para asegurarse un rostro cualquiera, antes de que lo tironee cortándole
el chorro de babas Mamita, hermética matriarca campesina para quien retiro y comunión, secreto y anuncio
conversan, bondad hecha carne que “saltaba del sueño a lo cotidiano sin establecer diferencias, como si se
alejase sola, caminando sobre las aguas” (ib., 22) : - “‘Un ingurgite’: por ingurgitación: de ingurgitar,
engullir, verbo al que Lezama suele atribuir una acepción opuesta, más bien la de ‘regurgitar’. Modalidad
típica del habla-escritura lezamiana...” (C. Vitier, ib., 21, nota a)
*
Emmanuel Lévinas, Autrement qu’être ou au-délà de l’essence, Martinus Nijhoff, La Haya, 1974, 63 - Cfr.
trad. Antonio Pintor-Ramos, De otro modo que ser, Sígueme, Salamanca, 1987, 102.
**
Ib.
31
imposible cercanía del rehén del prójimo toda vez que “la proximidad no se apega a ninguna
imagen, a nada que aparezca”***, el movimiento pasivo del viajero renuente redunda en el
extraño ejercicio del contra-ir, contre-aller, destránsito sonámbulo que por los perplejos de su
periplo nada comparte con el ir-en-contra, ni siquiera contra el tour del turismo interpretativo,
Ultranza, si la palabra saludase a quien la escribe y transcribe con el pañuelo de una hermana
“... la ‘deriva’, sólo le falta mi nombre, los trozos -morceaux- del nombre de mi padre.
Para firmar entre la deriva, la heredad y el erizo -la dérive, l’héritage et le hérisson.
Pero habría exageración al firmar aquí lo que fuere -mais il y aurait de l’outrance à
signer ici quoi que ce soit. Ultranza -Outrance-, otra palabra de la que no creo
haberme servido nunca, desembarca, y me pregunto porqué la asocio vagamente con
el viaje. ... Antenoche, en las ‘escuras’ de Cerisy, soñado el entierro de mi tío,
Robert, el último sobreviviente, el más joven hermano de mi padre. Ya bajado el ataúd
al fondo de la tierra, ¿porqué se espera que un agua subterránea venga a recubrirlo,
como si fuera previsto, un momento ritual? Dime, Catherine, ¿porqué el ‘yo’ de mi
‘yo sueño’ es otro, en el extranjero? Apenas abiertos los ojos, como si regresara a mí,
como si me reapropiara a mí mismo interpretando a toda marcha, heme aquí en
seguida echado -aussitôt jeté- hacia el viejo miedo ambiguo, el aterrado deseo de
morir ahogado -noyé-, las deliberaciones interminables alrededor de la incineración
de mis ‘restos’ al regreso (¿el agua o el fuego? ¿sí o no? ¿las cenizas en el jardín?
¿dejar que decidan sin imponerles lo que sea de mi cuerpo? ¿sin imponerles, ni
siquiera a su inconsciente, un desecho radioactivo que no se alcanzaría a soterrar
demasiado profundamente?). Estas vacilaciones pertenecen al tiempo del viaje. En
tanto que mi cuerpo resta entre las manos del otro, y sin defensa, sin poder siquiera
responder de sí mismo en defensa propia -à son corps défendant-, le pueden llegar mil
muertes, los ‘míos’ pueden disponer de él. Desaparecer en viaje, ¿es una buena
solución? Esta pregunta, es un trance, para mí, y el viaje, antes de ser la transposición
de una metáfora, una metonimia, un tropo para los caminos, los desplazamientos, los
***
Ib., nota 35.
32
Confesándose “el viejo miedo ambiguo, el aterrado deseo de morir ahogado -la vieille
peur ambigüe, le désir terrifié de mourir noyé”, ya flotante en el sueño del 31 de mayo de
1979, concatenación de muertes por agua, entierros por fuego, snacks de entretumba y
adentro**, anhela con todos sus quebrantos y teme con todas sus fuerzas que la palabra
del padre
de una vez por todas le corresponda, de una voz por todas anhela y teme la del
volcán que en otro tiempo despertaba en otro tiempo recusando la concordia planificada e
narices, / y de su boca un fuego que abrasaba: / ascuas salían de él” (Sal 18, 8-9), diez años
antes de haber pasado por el delirio de la epístola en que Scholem alerta a los artífices del
mundo secularizado en nombre de los nombres sagrados que la locura recela e invoca,
“la locura sacra, la maldita locura- la folie sacrée, la sacrée folie- the sacred madness,
the damned madness-, de esta carta compulsivamente animada por el deseo fatal de
que la catástrofe llegue -arrive- y el apocalipsis tenga lugar y de que sin embargo
jamás tengan lugar: espera espantada, deseo y espanto -attente effrayée, désir et effroi-
ante la posibilidad de lo imposible, es decir del decir, nada menos que la respuesta de
Dios decidiendo salir de su silencio”*,
*
J. Derrida y Catherine Malabou, La contre-allée, La Quinzaine, París, 1999, 47.
**
“Quisiera morirme. En la montaña, un lago, mucho antes que tú. Ése es mi sueño, y esta clasificación
postal me da náuseas. Antes de morir daría instrucciones. Si tú no estás sacan mi cuerpo del lago, lo queman
y te envían mis cenizas, urna bien protegida (‘frágil’) pero no recomendada, para probar suerte. Sería un envío
de mí que ya no vendría de mí (o un envío proveniente de mí, que lo habría ordenado, al que se añadiría un
envío de mí, como gustes). Entonces te gustaría mezclar mis cenizas a lo que comes (café por la mañana,
bollo de pan, té a las cinco de la tarde, etc.) Alcanzada cierta dosis, empezarías a entumecerte, a enamorarte
de ti, yo te miraría andar suavemente hacia la muerte, te acercarías a mí dentro de ti con una serenidad de la
que no tenemos ni idea, la reconciliación absoluta. Y darías instrucciones... Mientras tanto me voy a dormir,
sigues allí, dulce amor mío.” (J. Derrida, “Envois”, en : J. D., La carte postale de Socrate à Freud et au-delà,
Aubier-Flammarion, París, 1980, 5-273, 211 - Trad. Haydée Silva, “Envíos”, en: J.D, La tarjeta postal de
Sócrates a Freud y más allá, Siglo Veintiuno, México, 1986, 17-242, 188-189)
*
J. Derrida, “Les yeux de la langue”, en L’Herne - Derrida (Marie-Louise Mallet et Ginette Michaud ed.s),
nº 83, 2004 (1986-1987), 473-493, 487 - Cfr. trad. Gil Anidjar, “The eyes of language - The abyss and the
volcano” en : J. D., Acts of religion (G. Anidjar ed.), Routledge, Nueva York y Londres, 2002, 191-227,
215.
33
aviso que el autor de Los ojos de la lengua repasa poniendo sobre aviso al lector, una vez más
rendido al impulso de la vertiginosa alarma que le posee a su pesar y que su pesar le imprime,
escarbada por el peligro del simple repudio de la ciencia y de la filosofía, muy cerca de la
la confesión epistolar de Scholem**, sumo riesgo que en alguna desmesura ronda también la
releje de una navaja, franja afilada de la habitación donde la responsabilidad, la que exige
comprensibles
y sin embargo ajenas a cualquier lengua que se crea propia. Por ejemplo rejet :
**
Stéphane Mosès, “Une lettre inédite de Gershom Scholem à Franz Rosenzweig, à propos de notre langue.
Une confession”, en Archives de sciences sociales et religieuses, nºs 60-61, 1985 - Cit. J. D., ib., 493.
*
J. Derrida, ib., 492 - Cfr. trad. G. Anidjar, 224-225.
34
A cada paso no perder de vista las preguntas de tal despedida sin contestar ni gota o
responder que no en un cerrar de ojos, son extremos de falsa alternativa. Una cábala ni
esotérica ni exotérica por igual inhibe y relanza derivas, heredades y escrupulosos erizos,
extraño avance y errático progreso cuyos jets, rejets, projets, jetés, jetées y conjectures**
**
S. Werle y G. G. de Souza aparte, el primero quizás interesado en remitir tanto jeter como lancer a la fama
heideggeriana de werfen, el segundo de oído por lo común desentendido (amén de todos los vicios de M. A.
Caws, quien aprovecha la ocasión para atenerse a su propia “raya”, line en jerga de cokies o “periqueros”,
mucho más cerca de Angie que de Forcener le subjectile), la fidelidad a una materia musical incrustada en la
historia de sus significaciones tal como la exigida a lo largo del texto de Derrida y de las partituras de Artaud,
debería forzar los traductores a rebuscarse los peores barbarismos con tal de lograr aproximaciones fonéticas :
en nuestro caso aunque sea inmiscuyendo los derivados del arcaico jetar en intrigas de acciopasión propias de
los mutuos traslapos de jaceo, “estoy echado”, y jacio, “echo”, a más de los infinitivos que les corresponden,
jacere (palabra paroxítona) y jacere (esdrújula), imbricaciones comprometidas en hondura y superficie con la
extensión léxica que sería vano intentar reducir a un manojo de semas solidarios, donde la equivocidad afecta
no sólo la permanencia del contraste, verbi gratia entre jeté y jetée, “paso de danza” y “malecón”, sino
también la estabilidad del contraste entre permanencia e impermanencia. Por no hablar de empoltronados
aviones de chorro roncando en pleno vuelo. Para la muestra: - “Ni objeto ni sujeto, ni pantalla ni proyectil, el
subjectil puede devenir todo esto, estabilizarse bajo tal forma o moverse bajo tal otra. Pero la dramaturgia de
su propio devenir oscila siempre entre la intransitividad de jacere y la transitividad de jacere, en lo que
apellidaré la conjetura -conjecture- Konjectur- conjectura- conjecture- de los dos. En el primer caso, jaceo,
estoy extendido, acostado, yacente, encamado, abatido, a tierra, sin vida, estoy o he sido jetado -je
suis ou j’ai été jeté- ich bin geworfen oder geworfen worden- sou ou fui lançado- I am where I have been
thrown. Es la situación del sujeto o del subjectil: están jetados debajo -jetés dessous- daruntergeworfen-
lançados embaixo- thrown beneath. En el segundo caso, jacio, jeto -je jette -werfe ich- eu lanço- I throw-
algo, un proyectil, luego piedras, fuego, un dardo, la semilla (eyaculada) o los dados -la semence (éjaculée)
ou les dés- den (ejakulierten) Samen oder die Würfel- o sêmen (ejaculado) ou os dados -seed (ejaculated),
or dice - or I cast a line. En el mismo lance -du même coup- und eben dadurch- por isso mesmo- at the same
time-, y por haber así lanzado -lancé- ent-worfen- lançado- thrown- algo, puedo haberlo elevado o fundado.
Jacio puede también tener este sentido: jeto unas fundaciones, instituyo lanzando. El subjectil no jeta, pero ha
sido jetado, incluso fundado -je jette des fondations, j’institue en lançant. Le subjectile ne jette pas, mais il a
été jeté, voire fondé- ich lege das Fundament, ich begründe mit Ent-wurf. Das Subjektil wirft nicht, aber es ist
geworfen, ja sogar gegründet worden- lanço fundações, instituo lançando. O subjétil não lança, mais foi
lançado, ou mesmo fundado- I lay down foundations, I institute by throwing out something. The subjectile
does not throw anything, but it has been laid down, even founded. Fundación a su vez, puede así fundar,
sostener una construcción, servir de soporte. Entre los dos verbos, la intransitividad del ser-jetado y la
transitividad del jetar, la diferencia parece entonces tan decisiva como pasajera, es decir transitoria. El ser-
jetado o el ser-fundado a su vez funda. Y no puedo jetar o proyectar -jeter ou projeter- werfen oder
entwerfen- lançar ou projetar- throw or project- sino por haber sido yo mismo jetado, en la nacencia. Todo se
jugará desde ahora en la diferencia crítica aunque precaria, inestable y reversible entre los dos. Tal sería
cuando menos nuestra hipótesis de trabajo. Pero lo que verificaremos seguramente, es que, por hipótesis, el
subjectil tiene siempre la función de una hipótesis, exaspera y tiene en vilo, desalienta a fuerza de ser siempre
pordebajeado -posé dessous- daruntergelegt- colocado embaixo- posed beneath. La hipótesis tiene aquí
rotundamente la forma de una conjetura, la de dos motivos contradictorios en uno. Jetado jetante -jeté jetant-
geworfen werfende- lance lançando- thrown throwing-, el subjectil no es empero nada, nada más que un
intervalo solidificado entre el arriba y el abajo, lo visible y lo invisible, el adelante y el atrás, aquende y
allende. Entre yacer y jetar -gésir et jeter- Liegen und Werfen- jazer e lançar- laying down and throwing-, el
subjectil es una figura del otro hacia la que deberíamos aquí renunciar a proyectar -projeter- projizieren-
projetar- projecting- lo que sea.” (J. Derrida, Forcener le subjectile, op. cit., 65 - Trad. S. Werle, 61; G. G.
35
seaux et sceaux de mort, parte tras parte de propagación onomástica varada al borde de una
laguna tan verde como la que no vi en Túquerres, Nariño, cráter inundado y avenida de lava,
la imperativa blandura del Otro, “mejilla” morisca, haad, de donde el árabe hispánico
muhadda en obediencia al mismo llamado que une “cojín” y “carrillo”, guanciale itálico con
guancia o gandu sánscrito con ganda, contigüidades miméticas ajenas al precario roce
homofónico de hollow y pillow que ningún soñador responsable traería a cuento, mientras
quien duerme, con o sin cojín, de todas maneras penetra y es penetrado por oquedad de
cachete tal como “cachalote” en la estela del portugués cachola, “cabezota”, derivado de
“cacha”, para quien siga a Corominas, “de origen incierto, probablemente de una forma
vulgar *cappula, en lugar del latín capula, plural de capulum, ‘empuñadura de la espada’.
cubano”, de manera que no por capitulum sino por puño y pomo moldeados en mortal deseo
vientre cavo, captatio de capulus, “ataúd” al acecho de homo capularis, “que tiene un pie en
“mascar coca”, da razón del respeto otorgado al “puente” y al “umbral”, chaka, así como del
trato cauteloso que el “brujo” requiere, chakak, sin chistar ni mistar misterios de chakata,
muchos pintores lo hicieron, en el rincón de un decorado o de un cuadro. Podría faltarme la soberanía, como la
palabra, pero no. Me comprendo otramente, compréndanme. Vuestra palabra no me habrá hecho falta, no la
tengo pero os la doy, y os toco, y esto, créanme, que os habla en lenguas, no es una de esas figuras (el ausente,
el muerto, el fantasma -le revenant-, la cosa personificada, el hombre o el ‘animal’), el totem al que el
titiritero haría declamar en lo que vosotros, los hombres, vosotros los retóricos, llamaríais a lo bestia una
prosopopeya.’ ” (J. Derrida, “Tête à tête”, en Camilla Adami - Palazzo delle Stelline e Centre Culturel
Français de Milan (7 aprile - 3 maggio 2001), Mazzotta, Milano 2001, 5-15, 14-15)
*
37
“cruz”, “crucifijo”, “martirio”, “opresión”, por el rabo del ojo espanto anublado de chakapa,
“viga”, chakhua, “anciana”, “perdiz”, “bulla”, “griterío”, “cascajo”, y chaki, “pie”, “base”,
Chorrera
(bien parado cachicamo, cuya oscura y fresca caja de resonancia halague con bostezo de
masajista las cervicales*). Otra manera de rever los segmentos articulables de cierto pez en
jade**, enésimos morceaux del anagrama diseminado de un nombre suspendido entre agua y
*
De relance, valga mencionar las circunstancias en que, ante el cachete abultado de una indiecita chakchando
captada por la cámara de Offerhaus en las remotas alturas de los Andes, el autor de Rayuela persigue el ala de
la gracia que le acarició en ciertas islas, Saint-Louis y Solentiname entre otras, mientras de hecho se tira la
dilatación visionaria del vado fotográfico apareando su propia sombra insular y la conciencia relapsa del
piadoso turista, bólido de autocaricatura tanto más puntual cuanto menos controlable, óbolo aventado a
repecho y recaído sobre el intelectual que comparte con el ubicuo representante de la más presumida izquierda
civilizadora el proyecto de convertir en lacra de subdesarrollo una preclara práctica cultural, la hinchazón
identificada como absceso, la joven ipso facto reconocida como asustadiza víctima del atraso que la hipocresía
internacional compadece e incrementa : - “ ¿Qué te pasa en la boca? Tiene miedo, alza un segundo los ojos y
apunta al pómulo con un dedo. ¿Te van a llevar al dentista?, no pregunto. ¿Te van a llevar al hospital?,
tampoco (quizás la llevarán pero no hay que decírselo). ¿Te duele? - Y sí. Acepta las monedas, siempre sin
mirarme, me he portado muy bien dándole las monedas, ahora puedo servirme otro trago y mirar la hora, la
película de Fassbinder dentro de cincuenta minutos.” (Julio Cortázar y Manja Offerhaus, Alto el Perú, Siglo
Ventiuno, México, 1984 - Páginas sin numerar)
*
“Descanso para la nuca en la forma de un armadillo; ahumado negro y decoración grabada alrededor del
borde. Machalilla-Chorrera transition. Calderón, Manabí. Ht. 9.4 cm. (Ch.-42)” (Donald W. Lathrap (texto),
Donald Collier y Helen Chandra (catálogo), El Ecuasdor antiguo - Cultura, cerámica y creatividad (3000-300
A. C.), Museo del Banco del Pacífico y Field Museum of Natural History, Guayaquil / Chicago, 1987, 86). A
propósito de la mencionada pieza, nº 274 del catálogo correspondiente, Lathrap observa: - “La almohada de
cerámica de Chorrera también merece un breve comentario. Esta forma es asombrosamente similar a las
almohadas del Este de Asia y se ha sugerido que ellas representan la influencia de un contacto transpacífico
durante el primer milenio A. C. Estas almohadas de cerámica se vuelven algo más comunes en los complejos
tardíos, tales como Bahía, el cual le siguió a Chorrera, pero la decoración de varias piezas de la colección del
Banco del Pacífico es típicamente Chorrera. La figura de armadillo es un ejemplo particularmente encantador
de estas piezas. Parecería que algunas de las figuras humanas grandes y huecas en posición prona y supina
también servían como almohadas (343-345).” (Ib., 37)
**
Poisson, pez ya pescado y pescado aún pez, ardid de sardina y tumba de tiburón, la escasamente identificada
inautenticidad del improbable pisapapeles de la oficina de la rue d’Ulm, en 1978, de la que creí deducir
rasgos vagamente familiares (: - “B. M. inquiere por el origen precolombino de la pequeña escultura que,
observada con mayor detenimiento, parece constar de una serie de segmentos en jade sobre los que están
38
fuego, tierra y aire, letras en balde de muerte o claridad del atril descarnado abierto por su
hijo Jean, tal como lo recuerda el 8 de agosto de 1980 en el pasaje de una carta enviada a la
“Mis letras/cartas son lombrices -mes lettres sont des vers de terre-, y ni siquiera
luminosos -luisants- (...) A propósito de luciérnagas -vers luisants-, el otro día
(durante una década de Cerisy la Salle alrededor de ‘mí’ -autour de ‘moi’-), Jean, de
noche, recogió decenas de luciérnagas y --- nos las mostró abriendo la mano, la que
no era más que una superficie iluminada, como la mano de un --- --- en plena
noche.”
hipnoinsurgencia del caso una pesadilla familiar, cosa ni medionostra ni tuttamia, livianota en
que resuena muy quedo una película de tiros arrepisos y balas algodonosas, sobre los labios
grabados círculos concéntricos. J.D.: (Levantando el pez de piedra y dejando oscilar levemente sus
articulaciones conectadas mediante un cordel cuyo cabo aprieta entre índice y pulgar) Más bien chino, creo.
Fue adquirido en una tienda parisina de objetos orientales y no (Sonriendo mientras vuelve a colocar el pez
sobre el escritorio) sabría decirle exactamente qué autenticidad imita” - Freddy Téllez y B. M., La entrevista
de bolsillo, op. cit., 19), en 1975 habría brincado de la obra de Adami Étude pour un dessin d’après ‘Glas’ a
las páginas de + R después de haberse escurrido desde las sumergidas columnas de Glas hasta el dibujo (más
exactamente el estudio en vista de un dibujo) colgado del garfio de un Je al interior de la muestra Le voyage
du dessin, en una galería de arte que difícilmente podría pasar por “tienda parisina de objetos orientales” a
menos que el título de la exposición no designe errancias de toldos y campamentos estratificados más allá de
cualquier orientalidad u orientabilidad, amén del orientalismo que algún padrino de lo auténtico olfatearía a
ciegas, escrúpulo irresolvible, máxime procurando siquiera mediante tres asteriscos aludir aquí, en el
compacto saliente de esta nota, a la distribución espacial cuyos blancos modulan de vez en vez tres peldaños
silenciosos : - “Ich, cuerpo arrancado de pez/pescado, cuerpo extraño de una palabra para interesar otra
lengua (Adami lo suele hacer) en el juego de las firmas y la escalada -surenchère- agonística especulando
sobre el je. Cuerpo trunco o matriz sobrecargada (hay tantas en lo de Adami), cebo para -amorce pour- el
falo crístico (Ichtus), pista, grafo o traza (Ichnos) de un bocado/muerto -mors- sin voz. *** Yo doy/da -Je
donne- la traducción de Ich. *** Glas (se exigirá que me cite a mí mismo, pacientemente, yo hablo/habla de
Ich y lo expongo como un otro, y cada hijo de vecino) acosa --je parle de Ich, et l’expose comme un autre, et
tout un chacun) traque- en todos los sentidos la operación del deseo bautismal que entra y sale pero nunca
retiene, como Ich, ni en el agua ni fuera del agua. *** (...) Ich reinmerso (‘la reinmersión consonante -la
replongée consonne-’) en el momento mismo de la pesca y del bautismo, en un elemento sin fondo. ¿Sale del
mar el falo crístico? Ninguna orilla, no más borde, ciertamente, pero el borde es nombrado: ‘el ángulo
-l’angle- es siempre para mí un borde de tumba’. *** Mi firma - ¿quién dará testimonio de su autenticidad en
esta reproducción de reproducción? ¿y si Adami la hubiese imitado, como mi escritura? ¿y si, a la izquierda,
yo hubiese remedado la suya? - mi firma también está cortada, antes del da. Lo que se despega - cae/tumba
por la borda -tombe par-dessus bord- es también un trozo -morceau- del nombre del otro (da) y uno de los
motivos más obsesivos de Glas.” (J. Derrida, “+ R (par dessus le marché)”, en : J. D., La vérité en peinture,
Flamamrion, París, 1978 (Maeght, 1975), 167-209, 179-181 - Cfr. “R+ (además)”, trad. M. C. González y D.
Scavino, 155-193, 164-166)
39
de esta precisa herida de letras vermiformes, en este preciso trecho de página, no vendría a
Nada más claro que una amenaza semejante, nada más deslumbrador que el más allá de la
captarlas, aquí, ahora mismo, en la casa diferente, donde estarías a punto de perderlas si
alguna vez hubiesen sido tuyas, si allá arriba el rostro que emerge del muro fuera tu reflejo y
muy cerca del globo izquierdo, desorbitado, la viga del techo parece entrarle en la sien.
6- 08.04 Al regresar, una semana más tarde, caí en cuenta del cartel : - “Divino
rostro (aparición) - Humedad sobre pared. Fecha imprecisa.” Después, allá arriba, vi los
cabellos, cara y barba de ocres miasmáticos iluminados por el diminuto bombillo ad hoc.
El vigilante de la galería de arte, don Daniel, se agachó para encender un par de cirios casi
del todo derretidos sobre el piso, al pie del cartel, y me contó que durante el montaje de la
exposición* quien había señalado al artista la mancha de humedad había sido él, porque se le
hizo parecida al retrato colgado en la misma sala, juntamente con la foto del indio
pseudosimoníaco que por 40 centavos de dólar lo vendió a José Alejandro Restrepo en una
calle del centro de Quito, mejor dicho “Retrato de Dios” - Fotografía y dibujo de Dios
El cuento de don Daniel lo tragué entero, sin pensarlo dos veces. Ni una : hasta llegué a
observar sonriendo que José estaba en deuda con el hallazgo de la mancha como si fuera un
suplemento inherente al buen éxito del resto de la muestra, sin mayor trascendencia,
*
José Alejandro Restrepo, Video, Pasión y Muerte, Fundación Valenzuela y Klenner, Bogotá, 09.03-15.04.06.
40
caseramente prodigioso. Más tarde, al despertar, lo que el día anterior había aceptado tan
Santo Job - Video proyección sobre gusanos de seda - 2006. “Lugar” es un decir, pues,
antes de que Restrepo importara de Pereira la colonia de blandos vehículos para echarlos a
rodar lentamente por vericuetos de morera, Morus alba, arbusto de cuyas hojas suelen
literalmente “Negra blanca”), cuando sobre el lienzo que todavía cubre la tarima del sótano de
la galería, visible desde la baranda del primer piso, no había ninguna traza de las obscenas
emisiones líquidas que, en son de patética despedida, preceden su entrega a las mortajas
sedosas, ahí mismo se había acostado el suscrito, en carnes, filmado desde la abertura del
primer piso, pantaloncillos blancos flamantes y máscara de luchador azteca, obediente a las
vagas náuseas del asma apretadas por las costuras de la piel de plástico convergentes en el
los rezos del ejercicio diario de yoga que me acompañan desde hace ya casi cuatro décadas
intimidad reconocibles como mías, amén de las indicaciones de lo alto, en picada, desde
algún otro lugar detrás de la cámara, que me volteara a la derecha, despacio, que estirara más
el brazo, muy despacio, que se abandonaran a un ligero espasmo las manos, que me rascara
otro poco, que me ovillara como un feto, aunque no tanto... el “lugar” de aquel set extraviaba
el borde del vacío en que con más énfasis que de costumbre no me hallaba.
41
otra comparsa al considerarse el exceso de peso del mío poco conforme a un espesor
subyugado por la consabida escenografía del obstáculo satánico, carpido por exangües deditos
de podre, llámese gusanera, furunculosis egipcia, cuquera o lepra tuberculosa, sobra sobre
pueblos árabes”, según anota C. Larcher O. P. * al pie de su traducción de Job 2. 7-8 : - “Salió
Satán de la presencia de Yahvé e hirió a Job con una llaga maligna, desde la planta de los pies
hasta la coronilla de la cabeza. Job cogió un cascote de teja para rascarse y fue a sentarse
exhibición del blasfemo conato de semejanza entre la mortalidad del santo testigo del
Altísimo escarbando el último límite de lo soportable y la que me asigna y resigna sin que
pueda atreverme ni mucho menos a tenerla por mía mientras sigue acariciándome en la más
tan difícilmente determinable como el homenaje táctil que mis paisanos apodan “mano
morta” y los cariocas “mão boba”, unos y otros sin parar mientes en “la idea de una mano
muerta de la historia que cuenta las cuentas del tiempo secuencial como un rosario,
Bruno, es decir “moreno”, a la letra morus, falsa contracción de moriturus, más bien “loco” o
ultramar), quedan los apuntes del carné trazados a la salida de la galería ese jueves 23 de
febrero, después de haber atravesado el Parque Nacional, a la altura del paradero de buses
*
Le Livre de Job, Du Cerf, París, 1957, 45, nota b.
*
Carlos Skliar, La educación (que es) del otro - Notas acerca del desierto argumentativo en educación
(Memorias Seminario), U. de Antioquia, Medellín, 2005, 53.
42
no habían tenido propiamente lugar en los alrededores del pseudosueño mortal, por más a la
mano que se me hicieran los que no creía haber depuesto, como quizás preferiría decir
limen onírico**,
más bien imágenes y pensamientos deponentes, a la manera de los verbos de forma pasiva
mí”, frame de fra me, rejilla e impacto energético por rajadura de “problema energótico”
embozos al desnudo según los tratos de una comunidad dislocada, turba de huéspedes
**
“Más de una vez aconteció que me durmiera con algunos versos o palabras en la boca, que habré repetido
con insistencia a lo largo del día, o unas horas antes del sueño, a no ser con el aria de alguna cantilena en la
mente; dormir pensando o soñando algo completamente distinto, y despertarme repitiendo entre mí - fra me-
los mismos versos o palabras, o con la misma aria en la fantasía. Parece que el alma al dormirse deponga sus
pensamientos e imágenes de entonces, como deponemos los trajes, en un lugar a la mano y muy cerca, para
volver a tomarlos, apenas despierta. Y eso también sin operación de la voluntad. De la misma manera si en el
día había leído por algún tiempo algo de griego o latín o francés o italiano elegante etc., cuando mi memoria
era más pronta (pues ahora que al despertarme la encuentro obtusísima no me acontece tan fácilmente) me
despertaba con varias frases de esas lenguas en la mente, y casi hablando dentro de mí en esas lenguas, aunque
en el sueño ninguna idea me las hubiese reclamado. Eso también involuntariamente. Y así puede decirse de
cien otras ideas de toda suerte, que al despertarme se presentan del todo espontáneamente. (24 de Julio 1820)”
(Giacomo Leopardi, Memorie delle mia vita, Bompiani, Milán, 1942, 128-129)
*
J. Derrida., “Droit de regard”, en : J. D. y Bernard Stiegler, Échographies de la télévision - Entretiens filmés,
Galilée-INA, París, 1996, 45, 47.
43
“están en juego una nueva ética y un nuevo derecho, en verdad un nuevo concepto de
la ‘hospitalidad’. Lo que produce el desarrollo acelerado de las teletecnologías, del
ciberespacio, de la nueva tecnología de lo ‘virtual’, es una desconstrucción práctica de
los conceptos tradicionales y dominantes del Estado y del ciudadano (por ende de lo
‘político’) en su enlace con la actualidad de un territorio. Digo ‘desconstrucción’ pues
finalmente lo que llamo e intento pensar bajo este nombre en el fondo no es más que
este mismo proceso, su ‘tener lugar’ ahí donde su evento afecta la experiencia misma
del lugar, y el registro (sintomático, científico o filosófico) de esta ‘cosa’, la traza que
traza (inscribe, guarda, porta, refiere o difiere) la diferancia de este evento que llega al
lugar - que llega a(l) tener lugar -la différance de cet événement qui arrive au lieu -
qui arrive à (l’)avoir-lieu-... (...)
Ahora bien, precisamente porque ahora sabemos, bajo la luz, ante las cámaras,
escuchando resonar nuestras voces, que este momento live, viviente, podrá ser, que ya
es captado en unas máquinas que lo transportarán y lo mostrarán tal vez Dios sabe
cuándo y Dios sabe dónde, nosotros, nosotros sabemos que la muerte está ahí.”*
Bits verminosos de exfoto mortal hirviendo sobre orugas vacilantes sobre hojas
mordicadas
para que ramos de morera coincidan con huesos de espantapájaros mártir, acabado,
jodido, fichu, envoltura y esqueleto, de manera que a su debido tiempo las mariposas ad hoc,
polillas más bien, sean flecos despeinados por soplos y remusgos de subterráneo,
espasmódico revoloteo de franjas del que podría ser chal de oración o sudario de
mondonguería, casi mías si el nombre de pila que me achacan los equívocos extractos del
Banco de Bogotá colgara o cayera en Colombia también como “Brano s. m. Trozo de alguna
carne”, otro morceau de balde o sello, pues la circuncisa pantalla ya se volcó, bruma de
“piel despegada, pero asumida (tomada sobre sí, alianza de piel flotante, una bufanda
o un fular), el talit se apega al cuerpo como una memoria de la circuncisión -(prise sur
soi, alliance de peau flottante, une écharpe ou un foulard), le tallith tient au corps
comme une mémoire de la circoncision -(taken from oneself, alliance of a floating
skin, a scarf or a muffler), the tallith hangs on the body like a memory of a
circumcision. Una circuncisión reservada al hombre, ésta también. En el fondo la
misma cosa, es lo mismo y el ser uno mismo. Ordenado al y a la orden dado/a del
otro, él mismo -c’est au fond la même chose, c’est le même et l’être soi-même.
*
44
Ordonné à l’ordre donné de l’autre, lui-même- basically it is the same thing, the
same, and being-oneself. Ordered to the given order of the other, himself. Ipse, el
poder mismo, y la ley, la ley del padre, del hijo, del hermano o del esposo, las leyes de
la hospitalidad (hospes, hosti-pet-s, posis, despotes, utpote, ipse, etc. el ‘misterioso’
-pse de ipse, se asombra ingenuamente Benveniste).”*
de autorretratos muy hablados, exvotos de sí rotos por el otro en respuesta a dones tras dones
de poderes y leyes más o menos humanas : andar embozado en mortaja de película equivale a
dejarse ver y rever por un bicho cuando el que duerme habla en Chiapas, donde “-ets’tik
significa ‘fotografiar’ o ‘hacer eco’, simple y lógica extensión del sentido original
correspondiente a ‘mirar fijo en los ojos de alguien’ (...) porque en atención al simbolismo
onírico de los lacandones soñar la mirada fija (entre humanos) anuncia el encuentro entre una
persona y un animal” * cada vez que la raíz way de la palabra wayak’, “sueño”, compromete
en lengua mayence la vertiente raizal de toda traducción o permuta del sostén de lo mismo,
pues
*
J. Derrida, “Un ver à soi - Points de vue piqués sur l’autre voile” , en : J. D. y Hélène Cixous, Voiles
(Accompagné de six dessins d’Ernest Pignon-Ernest), Galilée, 1998, 24-85, 68 - Cfr. trad. Mara Negrón, “Un
verme de seda - Puntos de vista pespunteados sobre el otro velo”, en : J. D. y H. C., Velos, Siglo
Veintiuno, 2001, México, 33-88, 74 ; Geoffrey Bennington, en : J. D., Acts of Religion, op. cit., 311-355,
343.
*
Robert D. Bruce, Lacandon Dream Symbolism - Vol I: Dream Symbolism and Interpretation among the
Lacandon Mayas of Chiapas, Euroamericanas Klaus Thiele, México, 1975, 115.
**
Ib., 15.
***
Cuidado, las fórmulas susceptibles de sacrificar invisibilidades oníricas e insignificancias musicales
restituyendo a la descarnadura comunitaria la pérdida del rostro supuestamente propio dan por sentada la
conglobación de un Cuerpo Místico más gnóstico que evangélico, dondequiera que “se deviene imperceptible,
se pierde la rostridad, para pasar a corporizarse en la subjetivación comunitaria, el cuerpo de la comunidad.”
(Daniel Ferioli, “El Zapatismo, desde Deleuze-Guattari”, en Nova & Vetera - Boletín del Instituto de
Investigaciones de la ESAP. Grupo de Derechos Humanos, nº 48, julio-septiembre 2002, 65-83, 82)
45
partir y a regresar de un “latín vulgar eccum hic, combinación de hic ‘aquí’ con eccum ‘he
setzen, al tanteo de tanto lente en mí anidado : - “He aquí el aquí”) que el EZLN solicite el
poder intomable, sin confundir rostro de Deleuze y visage de Lévinas, impoder que ni de
fundas empataría con una central de corazones unidos o una montaña de pasamontañas
La telepatía del ensueño lúcido no alimenta el rebaño, no la que perturbaría los testimonios
recogidos por el doctor Stephen LaBerge, psicofisiólogo y director del Instituto de la Lucidez,
Palo Alto, California, acotados por una revista pendiente de la difusión del sueño americano
“Según LaBerge, los soñadores lúcidos pueden utilizar la experiencia para solucionar
problemas, desarrollar ideas creativas y sentirse mejor. Patricia Keelin, de 55 años,
quien se desempeña como cartógrafa en el norte de California, ha utilizado los sueños
lúcidos para todo, desde hablar con su padre, fallecido hace mucho tiempo, hasta
saborear golosinas. ‘El chocolate sabe mucho mejor en los sueños lúcidos, porque no
hay que preocuparse por las calorías’, comenta. No sabe nadar muy bien, pero en
sueños lúcidos aprovecha para bucear: se sumerge hasta el fondo del mar onírico sin
preocuparse por respirar o por sus habilidades reales bajo el agua. ‘Es maravilloso’,
dice. ‘Los sueños lúcidos son estupendos, son gratis y todo el mundo puede
disfrutarlos si se lo propone.’”*
inhibitoria, ir al granito animista del son, si de simple ida y de mero trato se tratara y no de
*
Michael Weiss, “Sueña que sueñas - La ciencia descubre que tu actividad cerebral al dormir revela mucho
más de lo que crees”, en Selecciones / Reader’s Digest - Historias de la vida y consejos para vivirla mejor ,
abril 2006, 45-51, 51.
46
del jugador***, a la pelota que ningún enano domina desde sus adentros, cuando la suerte es
ignora su propio pico de oro mágico. El maestro de juegos malabares del relato de Enrico
Rastelli, por ejemplo, que bien hubiera podido aspirar a la decanatura de la Facultad de
esfera (la del malabarista, no la del claustro) de una vez por todas acudió a su encuentro (del
maestro, no de Benjamin) sin el auxilio del asistente que solía habitarla, todas las noches esa
“Une fois pour toutes” : cuatro palabras recurrentes en los últimos escritos de Derrida, a
tenerse en cuenta para (para : ingrata preposición, presumida sierva de cálculos, direcciones,
**
Francis Newton, Une sociologie du Jazz, Flammarion, París, 1966, 285.
***
“Dos posibilidades para la investigación experimental. 1) Cuanto más la policía generalizará el recurso de
los médiums para acorralar a los criminales <, > en los asuntos difíciles e importantes, tanto más se hará vital
para los criminales hallar una protección contra esta práctica. Su problema podría entonces consistir
precisamente en saber si existen medidas apropiadas para mantener una acción por fuera del campo de visión
de un telepático y, eventualmente, cuáles serían. Y particularmente si tales medidas han de referirse a la
ejecución exterior de esta acción, a la intención del que actúa o a entrambas - auf den äuβern Vollzug der
Handlung oder auf die Intentionen des Handelnden Bezug haben oder auf beides. - 2) Para las
experimentaciones telepáticas un salón de juego es un laboratorio excepcional. El jugador afortunado, como
aquí nos toca admitir, se encuentra en una especie de contacto telepático, en seguida debemos también admitir
que este contacto se establece entre él y la bola < , > no entre él y el croupier que la pone en movimiento -Der
glückliche Spieler steht, wie hier angenommen werden soll, in einem Kontakt telepathischer Art und zwar sei
weiter angenommen, dieser Kontakt bestehe zwischen ihm und der Kugel < ,> nicht aber dem die Kugel
bewegenden Diener. Pues si el contacto se estableciera con el croupier la tarea del jugador consistiría en no
dejar que este contacto fuera perturbado por cualquier otro. Ahora bien, quien pondere la violencia y la pasión
con las que en un salón de juego la envidia, la necesidad de respaldo, la curiosidad pueden echar a los
jugadores contra sus colegas, medirá cuán difícil resulta desviar de sí estas intenciones y substraerse así a toda
sugestión hostil.” (W. Benjamin, “<Tele>pathie (fr. 154)”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 1985 (1927-1928),
187-188 - Cfr. trad. Christophe Jouanlanne y Jean-François Poirier, en : W. B., Fragments philosophiques,
politiques, critiques, littéraires, P.U.F., París, 2001, 234-235)
*
*
Leer para creer y creer para leer : W. Benjamin, “Rastelli erzählt...”, en : W. B., G. S. - IV. 1,2, op. cit.,
1972, 777-780. Asimismo : Tupac Cruz, Devotion to what is already there. Aspects of benjaminian ascetism
- Final paper apropos of “Neighbor Love” (prof.s Eric Santner and Paul-Mendes Flohr), U. de Chicago,
invierno 2006, manuscrito.
*
47
sintaxis que por uno u otro desmadre motivacional terminaría siendo más o menos fiel a las
elipsis del sueño, hace rato estos renglones deberían haber prescindido de sus servicios, del
cada uno de los móviles textuales inherentes al perfil del mago locuaz porque distraído
ende y sin ende santamente separado, casi por fuera del tractus, en mínima margen de
tracción y traza), tal como Cruz la inscribe, sea apretando los ijares del potro de Kafka sea
desplegando la esquina de la cita secreta de Benjamin con las generaciones que fueron, por
una página que da más que razón del famoso Efecto Aureliano :
“En esta imagen colapsan unos en otros los aspectos del estudio y de la equitación, del
galope de-mente y del atento giro de página. Tal como Benjamin lo presenta, el
momento del ‘colmo -fulfillment-’, hacia el que es orientada la práctica, es
comprensible, en su ‘simplicidad’, tan sólo como figura compleja. Este colmo tiene la
‘invisibilidad’ paradójica de la proeza del maestro malabarista, porque no se registra
como otro evento más en la continua cadena de eventos. Ni produce un evento
ulterior, ‘uno más’, una banalidad, ni un nuevo, extraordinario evento. El momento
decisivo, más bien, es algo así como un contra-evento que colapsa lo extraordinario y
lo banal uno en otro.
El contra-evento contrarresta el carácter-cadena de los eventos, al construir una
recitada respuesta al reclamo dirigido por lo que ya está ahí -a rehearsed response to
the claim addressed by what is already there. Es el resultado de un procedimiento
artificial, mediante el cual lo que ya está ahí tiene el chance de brincar por fuera en
cuanto tal. El momento decisivo tan sólo es posible a través de una práctica que corre
en contra de la compulsión a pro-seguir -to go-on-, para ‘leer’ y ‘salvar’ lo que ya
está ahí. Esta práctica es el ejercicio de una mente que se encuentra a sí misma
aceptando la tarea de decidir en beneficio de -the assignment to decide for the sake of-
lo que ya está ahí. En este encuentro pierde todo lo que puede haber ‘tenido’ en el
camino del continuar siendo y del pro-seguir, e influye en la fuerza requerida de
aquello para no ‘ganar’ nada distinto de lo que ya está ahí, atreviéndose a encontrar
algo como legible, en ese preciso momento, por primera vez, y quizás por última,
‘de una vez por todas -for once’. El momento se constituye en cuanto tal como una
contra-eventual constelación del presente y del pasado, cuando se agarra el chance de
permitir que algo pasado sea dado como legible. El decisivo es un momento de
atención y perplejidad, plasmado por la complexión del pasado y del presente, en que
48
“Contra-ida” es otro nombre de esta carrera arrevesada, contre-allée, viaje a su pesar, como
quien dice al peso del decir consigo mismo y regreso, a través de las innúmeras caletas del
maleterío lapidario de lo dicho for once, entre el embale digresivo de la flor y nata intelectual
la exclamación admirativa, a toda costa y en la costa del todo que el passepartout vuelve a
atiene al contorno partido, a menos que el resto del todo no sea del paisaje virgiliano
sino
margen :
“Entre lo poco que se pueda decir, entre otras cosas: hace unos días - a fines de julio
de
1929 - hice un viaje de Munich a Berlín. En esa época, en esos últimos días de julio,
¡qué incesante actividad en los campos! Miraba hacia afuera -Ich sah hinaus- Je
regardais par la fenêtre-, pensaba que estas gentes hacen su trabajo sin preguntarse si
les lleva más lejos, si lleva a alguna parte -ob sie weiter dringt, hinausdringt- s’il
mène plus loin, s’il les mène quelque part-, sin querer que sea así en su trabajo. Qué
fuerza tiene el marco, que mide a palmos y transforma su trabajo cotidiano. Veía por
el contrario la apasionada tendencia del intelectual < , > a extender sin límites su
obrar, a obrar, obrar todavía, obrar siempre, querer devenir hombre público y se me
hacía en ello algo mediocre -Welche Gewalt der Rahmen hat, der ihr Tagwerk
umspannt. Dem gegenüber sah ich diesen leidenschaftlichen Hang der Geistigen < , >
uferlos hinauswirken, wirken, weiterwirken, fortwirken, öffentlich werden zu wollen
und mir schien an ihm etwas Minderwertiges- Je pensais à la force du cadre qui
enserre leur travail quotidien. Je voyais à l’opposé la propension passionée de
l’intellectuel à étendre sans limite le champ de son action, à oeuvrer et oeuvrer
encore et toujours, à vouloir devenir un homme public et je trouvais à cela quelque
chose de médiocre. Pensaba también que nada de lo que está en el punto central de la
existencia de estos hombres < , > nos es accesible, ni siquiera de oídas nos es
*
Ib.
49
conocido y que nada comparten de lo que más nos importa < , > ni jamás oyeron
hablar de aquello.
Acaso esta heterogeneidad ha sido considerada en toda su amplitud y se ha tenido
ante los ojos por cuántas generaciones el campesino se calla (?) < , > ahí está Hamsun
ante uno: la boca desdentada de incalculables generaciones de campesinos empieza a
abrirse y pronuncia lentamente su palabra sobre nuestra vida: deja escuchar por
primera vez en su lengua su juicio sobre nosotros. La lengua de Hamsun echa un
puente sobre -überbrückt- réduit- un espacio de incomprensión tan grande como
*
ningún otro” ,
sin hundirse en la garganta silenciosa ni subir por bejucos conceptuales, sin querer tropezar
entre urdimbres tipográficas y tropezar en y a cada rato, rastro y rastrojo de lo que Derrida
llamó “espacement”, anélido roto de ojo en ojo y letra en letra aglutinada, hasta el hueco de la
extremidad herida de la orladura no muy de paso, valdría la pena acercarse al substantivo
estuches, fundas, halos de vahos y auras, casi cuanto el otro obsesionado por espiras de
“marco, bastidor, cerquillo, armazón, cuadro”, a primera vista emparentado con Rahm,
“nata, crema de la leche”, hasta dejar suponer que en costra de confín confluyan tanto el
entre transitividad e intransitividad que el subjectil en cuanto figura del otro arrima al soñador
soñado y al cargado cargador, buida punta de colchón por desborde lácteo desde las entrañas,
vaciado ab ovo en almohadón de regazo materno y rezago paterno, a que anhelos de pureza
*
W. Benjamin, “Zu Knut Hamsun < 1 >”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 142-143, 142 - Cfr. trad. Jouanlanne
y Poirier, 177.
50
Squabs en el templo de Jacksonville, modelo ejemplar para esta ocasión y para el fin de otros
muchos casos o caídas de correcta demencia burocrático-mercantil (sino para el fin del para,
repasadas las acepciones que la palabra recuesta sobre un Practical Sanskrit Dictionary, si de
espacio se platica, “más allá, de (ablativo); más alejado, ulterior; opuesto (de una orilla)”, si
alieno, extraño, hostil; diferente, de (ablativo)”, mientras al quedar en jaque lo poco que
resta de ésas y otras relaciones el mismo bisílabo puede significar “descendiente; extranjero;
“más allá del más allá”, es decir “tradición”), el padre de Flery, niña caída del zarzo por
exceso de seguridad, al parecer tan distinta de la atrevida Rialta, extendida “por los ramajes
más crujientes, para alcanzar la venerable cápsula llena de ruidos cóncavos que se tocaban la
frente blandamente. Su cuerpo todo convertido en sentido por la tensión del estiramiento” *,
virtuosismo de la brisa salomónica que de cada navecilla, de cada galerita en vago suspenso
otra marimba inventa, en cada una de las circunvoluciones de sus cuatro piernas sistémicas
repasando la estructura endemoniada de la kelipah, “cáscara” celosa del canto que la libera,
*
José Lezama Lima, Paradiso, op. cit., 38. En el caso de “son corps, tout entier changé en un vecteur par la
tension de l’étirement”, la ya señalada versión de Coste (op.cit., 48) substrae al francófono la oportunidad de
contemplar el cuerpo extendido de Rialta menos a la luz que a la escucha de otra historia de los sentidos,
soplada por Derrida en Le toucher, Jean-Luc Nancy, op. cit.
**
“Cuando el rey Salomón bajó al nogueral, así como está escrito: ‘He bajado al nogueral’ (v. Cant VI, 11),
cogió en la mano una cáscara de nuez, que le hizo descubrir el sistema (v. Zohar, II, 140b y Tiqouné Zohar,
XXIV y XXVI) mediante el cual los demonios forman la cáscara de todo lo que es santo al envolverlo; vio por
añadidura que todas estas cáscaras han nacido tan sólo de los placeres, pues es tan sólo por intermedio de los
placeres que estas cáscaras procuran pegarse a los hombres y mancharlos, así como está escrito: ‘Y los
placeres de los hombres engendran demonios machos y hembras’, pues el placer que encuentran los hombres
al adormecerse es el que da origen a los demonios machos y hembras. Era necesario que el Santo, bendito sea,
los creara en el mundo e hiciera de ellos el complemento del mundo. En todo, el cerebro está en el medio y
múltiples pellejos lo circundan (v. Minbath Yehouda, fol. 135b). El mundo entero está formado de esta
manera, así en lo alto como en lo bajo. A partir del misterioso Punto supremo hasta el ínfimo grado de la
creación, todo sirve de vestido a alguna otra cosa, y esta otra cosa sirve de vestido a otra cosa superior, y así
sucesivamente.” (“Section Bereschith”, 19b-20ª, en Sepher Ha-Zohar (Le Livre de la Splendeur) - Traduit sur
le texte chaldaïque et accompagné de notes par Jean de Pauly - I, Maisonneuve et Larose, París, 1975 (1905),
87-342, 121)
51
triste casco de Mr. Squabs en persona, fanático partidario del impromptu calvinista contra -
absolutamente contra - la espera del católico cubano semiadormecido, cuyo apellido remacha
y multiplica las holgadas capas del abandono que no deberían contradecir “el puritanismo
cerrado de quien sabe que voluptuosidades cariciosas, al llegar inadvertidamente hasta él, van
a repasar una plancha de acero premiado por la casa Winchester” *, en aras de squab, “acabado
algunas muestras del sueco dialectal, tales como sqvabb, “carne floja”, y sqvabba, “mujer
gorda”, para que la frigidez acolchada del organista hiperintelectual sugiera a la fanaticada
proximidades de
mismo,
acrópolis burguesa, con sus “frisos, columnas y estatuas de mármol” *, consentir la hinchazón
de un palpitante balón de sangre oculto en casto oleaje de cabecera, que escupa películas de
*
J. Lezama Lima, op.cit., 39.
**
Mary Eden y Richard Carrington, La philosophie du lit, Plon, París, 1962, 35.
*
*
Horacio Quiroga, “El almohadón de pluma”, en : H. Q., Cuentos, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1981
(1917), 34-37, 34.
**
Ib., 35.
52
trastocando humano y prehumano, presente y pasado, lo que arriba se hunde y lo que abajo
se para, morbidez indefinida y fijeza asentada, cuando “la almohada era tan blanda” para otra
víctima absorta en lo que resta del “choque, el golpe brutal contra el pavimento” ***, un
motociclista que sin saberlo optó por sacrificarse con tal de salvar a la mujer que se le había
atravesado entre semáforos, el muchacho que, aún antes de subir a la moto, “para sí mismo,
mismo, boca de la noche de la pesadilla recurrente en la yacija del hospital, fosa del sacrificio
del guerrero moteca que corrió entre ciénaga y selva hasta dejarse cazar CAFÉ DE LA
muchacho que in extremis sueña las “extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces
verdes y rojas
que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus
piernas”*, labios de la herida y del brocal del pensamiento de nadie, pensamiento del
entre el impulso del que corre y la dejadez del postrado, el que danza y el que no danza, el
Viajero que, después de haberse dicho a sí mismo : - “¡Cumbre y abismo - ahora eso está
fundido en una sola cosa! (...) Ahora lo más suave de ti tiene aún que convertirse en lo más
***
Julio Cortázar, “La noche boca arriba”, en : J. C., Final del juego, Sudamericana, 169-179, 176.
****
Ib., 169.
*
*
Ib.
53
duro -Gipfel und Abgrund - das ist jetzt in Eins beschlossen! (...) Jetzt muss das Mildeste an
dir noch zum Härtesten werden”**, encara al monstruo de escamas ondeantes, al guardián de
la orilla que duerme y ronca con los ojos abiertos, al mar que “sueña. Y soñando se retuerce
sobre duras almohadas -es träumt. Es windet sich träumend auf harten Kissen”***, vasto
vomitada ipso facto, sin ipso ni facto al pie del “portón llamado Instante -Thorwege
una de las diez sentencias que el noble alquimista mandara grabar en la entrada principal de
Villa Palombara, Roma, Puerta del Toisón de Oro, mármol custodio del Jardín de las
Hespérides del que en Piazza Vittorio Emanuele yace hoy apenas la cola roída, casa sin casa
del marqués donde “si non sedes is -si no te quedas vas” y “si sedes non is -no vas si te
quedas”, palíndromo del viaje inmóvil, Argo hacia Argo, nave que lleva al vellocino y
vellocino que a la nave lleva, cada vez que “el objeto de la busqueda es identificado con su
mismo jaleo, en uno u otro idioma, sterno o έ, jalar cobija y carne de cañón, sea al
“empedrado”, estrado de supino estratega metido entre la doble puntura del Umlaut que le
derrama el contraste de Pfuhl, “charco, pantano; fig. cloaca”, y Pfühl, “almohada”, menos
**
F. Nietzsche, Also sprach Zarathustra, op. cit., 194 - Trad. A. Sánchez Pascual, 220.
***
Ib., 195 - 222.
****
Ib., 200 - 226.
*****
Antoine Faivre, The golden fleece and alchemy, U. del Estado de Nueva York, 1993 (1990), 63.
54
azufrosa de silueta distinguidísima, haya triunfado por encima sin haberse simultáneamente
la diabla sino respetablemente resuelta, al fin ella misma, resolución de lo igual hecha carne,
rejuvenecida a morir, para siempre cadáver lozano, cuando “las almohadillas, el ‘traspontín’
desaparecido lo mismo que aquellos corpiños con faldones que, atiesados por las ballenas y
rebasando la falda, habían añadido durante mucho tiempo a Odette un vientre postizo
prestándole la apariencia de estar hecha de piezas distintas que ninguna individualidad podía
unificar”*, a una emplumada panza de distancia y a mil leguas de las sombras de preñez
histérica dispersas alrededor de la cabecera de la anémica cuyo esposo “heló sus soñadas
niñerías de novia”, impasible atlante de un “rígido cielo de amor” que no sólo en razón de su
al Jordán. fr. fig. y fam. Remozarse o recobrar la salud” - para nada debería parecerse a la
príncipe muy poco azul de la fábula, partero y verdugo de su amada, de su hijo y de sí mismo,
ha de cargar hasta la mesa del comedor como si el bulto tergiversara sobre idéntica bandeja
cráneo de Bautista y sexo de Salomé, en aras de un festín cesáreo que hermanase los
fantasmas del canibalismo americano con los evangélicos, al filo hermético de la oposición
de abertura y cierre, boca casi invisible del vampiro y boca demasiado visible de la mucama
*
M. Proust, À la recherche du temps perdu, op. cit., 489-490 - Trad. M. Armiño, 545-546.
**
H. Quiroga, “El almohadón de pluma”, op. cit., 34.
*
Ib., 36.
55
que, para ignorar ulteriormente hasta qué límites el pánico extravía los límites de su cuerpo,
se aferra al marco de la cofia (más exactamente a los bandós, obsoleto uruguayismo que el
certeza sedentaria del más acá y del más allá que hoy todavía permite diagnosticar
supuestas taras y tachas retrógradas en las remotas fronteras del mundo civilizado, exótica
pantallas lloronas y paredones uno tras otro tras uno morosamente revenidos, túneles
Wasserdampf, “Abuela Vapor de Agua” zurciendo cierta “media gris”, “banda gris” * más
bien, mucho mejor si a falta del texto original del fragmento de Meyrink fuese dado
*
*
“Ante una mesa estaba sentada una mujer viejísima, que a la luz de una lámpara tejía una media gris; por su
extremo estaba unida al pasado. Cuando entré, me saludó inclinando la cabeza, pero sin apartar la vista de las
agujas con que tejía. ‘No puedo dejar de moverlas, pues si permanecieran un momento en reposo también tu
corazón se pararía, hijo mío, y ¡eso no debe suceder todavía! - se disculpó -. Ésta es la habitación del
verdadero presente, hijo mío. El presente es para todos los seres que están muertos porque no saben lo que es
la vida y el misterio que encierra. El presente es incomprensible para los seres terrestres, pues éstos no viven
en la realidad. Si pudieran sentir el presente tendrían también acceso a la eternidad, pues el presente no es otra
cosa que la eternidad donde se encuentra la verdadera vida.’ Es nuestra madre primitiva, la madre Vapor de
Agua -murmuró Felicitas a mi oído- si ella no existiera, no existiríamos ninguno de nosotros. Lo que está
tejiendo no es, como tú crees, una media, sino una banda gris. No tiene principio ni final, por lo que, como ella
dice siempre, llegará a tener figura circular. Si dejara de tejer, dice ella, solamente habría presente; pero la
voluntad de la vida no quiere que el relojero deje sus manos en reposo. No sé lo que quiere decir con esto. ¿Se
referirá al tío Güstenhöver?’” (Gustav Meyrink, “La casa del alquimista (fragmento de una novela)”, en : G.
M., La casa de la última farola - T. I Relatos, trad. María González de Buitrago, Felmar, Madrid, 1976
(1973), 45-131, 89-90
56
conjeturar el rodeo de una bufanda y el regolfo del aliento de quien la carga, amén de las
hojas sin fin del muro soplado y habida cuenta del empleo reflexivo de bufar, “afollarse una
pared”, a no dudarlo fichu ceniciento entre las brumosas agujas de la milenaria tejedora
sentada en la habitación del Presente a la que se accede a través de “una mancha húmeda, casi
circular”** dilatada sobre y en el subjectil forcenato ante y detrás del historiador de pies
suficientemente bien puestos en y sobre la tierra para que la dulce dueña del apartamento
ranúnculos y nenúfares de diabólico modern style, al pie de la tumba del tesoro convertido en
cuajo de bazofia, engendro de garganta tan abierta como la gárgola de su edad, 100.003 años,
“la reina de los sapos, la gorda de chaqueta a motas rojas -die Krötenkönigin, die dicke mit
der rotgetupften Weste”***, cuyo punteado reproduce las úlceras parietales a través de las que
no se entra al mundo de los vivos ni mucho menos, porque “eso son manchas de moho y
revoque podrido -Moderflecke sind es und abgeschuppter Bewurf”* de las que si acaso
**
Ib., 86.
***
G. Meyrink, “Coagulum”, en : G. M., Tschitrakarna, das vornehme Kamel (33 Stücke aus ‘Des deutschen
Spieers Wunderhorn), Reclam, Leipzig, 1978 (1913), 69-76, 74 - Cfr. trad. Andrés Soria Olmedo, en : G.
M., El cuerno maravilloso del burgués alemán, Felmar, 1977, 189-196, 194.
*
Ib., 71 - Cfr. trad. 191.
**
G. Meyrink, “La casa del alquimista”, op. cit., 91.
***
Fenómeno que no justifica del todo la insistencia con la que el Dr Gendrom, doctor en medicina y
odontólogo de New Bedford, Massachussets, por interpuesto forcejeo trató de adueñarse de la
inquietantemente familiar media caja de dientes que en múltiples ocasiones le había ofrecido el espectáculo de
una melancólica faz vibrante de luz, salvo cuando el prodigio era más apetecido, en la cámara ardiente de
María Rosa Ferron, dueña de la rosada micropantalla prometida en herencia al fervoroso profesional, la que en
últimas jamás llegó a reliquia, retenida por la mandíbula que derrotó a más de uno, cuenca enconchada en el
último vado de la boca celosa, sin que le ofendieran el mentón ni le lastimaran las encías, sin desbaratarle la
sonrisa, férrea concha de su madre.
En palabras del mismo Dr Gendrom : - “Le hice una dentadura superior completa. El día que la hice,
mientras estaba retocándola, la madre entró en la despensa donde yo trabajaba y mientras yo la tenía en la
mano, con su gran sorpresa y la mía también, apareció un Ecce Homo en toda su gloria en el paladar de la
dentadura. El padre también fue testigo de la aparición. Todo esto ocurrió el 14 de mayo de 1931, alrededor
de las 15. Fui en seguida a la habitación de Rosa y le conté lo ocurrido. Después de haberme escuchado, ella
me dijo: ‘No digáis nada.’ Más tarde, varias veces hasta su muerte, tuve que reajustar la dentadura; el Ecce
Homo seguía apareciendo. El rostro de Nuestro Señor parecía profundamente triste siempre, pero su expresión
variaba en cada oportunidad... La aureola sobre la cabeza era muy visible, luminosa y animada por
vibraciones. Mi mujer y la señora Ferron pueden atestiguarlo. Rosa me dijo que después de su muerte yo
podía tomar la dentadura; cuando llegó el momento varias personas trataron de sacarla, pero inútilmente.” (O.
A. Boyer, S.T.L., Coronada de espinas - María Rosa Ferron la estigmatizada de Woonsocket , trad. A.
57
soberana del charco para mayor desesperación del soñador que no despierta más a fondo en
su despertar todavía, demasiado lejos de la hoja de pan mojado a través de la que el juglar
vidente cabriola, muy al otro lado del redondel eucarístico que entra por la boca mientras
quien se lo come entra por él hacia el jardín de juegos nescientes e iridiscentes, porque “los
niños pasan del reino de la luz blanca - reino de las causas e imágenes eternas - al reino ‘de la
cola del pavo real’ o país de destellos multicolores, fantasías y cuentos” **, casi nada en común
apixelado flotando sobre la baba de una prótesis dental ***, reino del arco iris, eso sí, toda la
vida y toda la muerte, ni vida ni muerte, edénica objetividad del color, doquiera que el libro
habitado por imágenes a la aguada toma distancias de “la mácula” pintada, das Mal, abierto
de par en par a “la mancha” de humedad que ya está ahí, der Fleck, grísea textura de
vaporoso mercurio filosófico secreteando el fin polícromo de la Obra, fin del fin del sujeto
muy al tanto de sus marcas, entre las fantasiosas agujas de una Befana en sabanillas flamantes
distracción y desenfoque sin culpa, caracoles de colores y chispas de paja en lana de arreboles
*
58
“ella releva las ataduras intelectuales del alma y crea la tonalidad pura sin renunciar
por eso al mundo -sie hebt die intellektuellen Verbindungen der Seele auf und schafft
die reine Stimmung ohne darum die Welt aufzugeben- elle supprime les connexions
intellectuelles de l’âme et crée le ton pur sans renoncer pour autant au monde. Lo
multicolor -die Buntheit- no afecta los sentidos en el modo animal porque la
ininterrumpida actividad de la fantasía -die ungebrochne Phantasie-Tätigkeit-
l’activité ininterrompue de l’imagination- del niño brota constantemente de su alma.
Sino de puro verlo -Weil sie dies aber rein sehen- Mais parce qu’ils voient cela d’un
pur voir-, sin dejarse aturdir -verdutzen- méduser- en su alma, es algo espiritual: el
arco iris / eso no remite a una abstracción cultivada -züchtige- disciplinée-, sino a
una vida en el arte.
El orden artístico es paradisíaco -die künstlerische Ordnung ist paradiesisch-, porque
en él todavía no se trata de una fusión -Verschmelzung-, provocada por una excitación,
con el objeto de la experiencia, por el contrario el mundo es coloreado en estado de
identidad, de inocencia, de armonía. Los niños no conocen la vergüenza porque
no
tienen reflexión, solamente visión -nur Schau- seulement la vision. (...)
Cfr. el diálogo alrededor del arco iris. En él el color aplicado sobre las imágenes a la
aguada -die angelegte Farbe auf den getuschten Bildern- la couleur appliquée sur les
images au lavis- se distingue del color de la pintura que constituye la mácula
-Mal- tache. (...) Los libros de niños -Kinderbücher- no sirven para introducir
directamente a quienes los contemplan en el mundo de los objetos, de los animales y
de los hombres, en lo que suele llamarse vida -in das sogennante Leben- dans ce
qu’on appelle la vie. Pero si existe algo como la anamnesis platónica, entonces tiene
lugar para los niños cuyo libro de imágenes es el paraíso. (...) Volver completamente
la espalda al espíritu del verdadero arte -Völlige Abkehr vom Geiste der wahren Kunst-
Se détourner complètement de l’esprit du vrai art- es la única condición necesaria
para que el color pueda devenir animado -die Farbe allein bewegt werden kann- pour
mobiliser la couleur-, donde habita la fantasía -Phantasie- imagination. Pero
el sosiego -Beruhigung- apaisement- que se adueña de nosotros es incomparable,
cuando encontramos estas imágenes, sin nombre y modestas, verdaderamente
*
“Qué es el toisón. El toisón de oro. Fuera de un/a genêt/retama, por supuesto.
Rodea el cuello, el coño, la verga -Qu’est-ce que la toison. La toison d’or. En dehors d’un genêt, bien sûr.
Elle entoure le cou, le con, la verge- What is the fleece. The golden fleece. Apart from a genêt, of course. The
golden fleece surrounds the neck, the cunt, the verge-, la aparición o la apariencia de un hueco en erección, de
un hueco y a la vez de una erección, de una erección en el hueco o de un hueco en la erección: rodea un
volcán. (...) Alrededor de la vorágine que escupe, de la inagotable eructación de las letras en fusión, el toisón
(),
el toisón púbico
el texto es el toisón de oro: objeto precioso, despegado por una suerte de escalpadura. La galera aquí
nombraríase Argo -détaché par une sorte de scalp. La galère se nommerait ici Argo- detached by a
sort of scalping. The galley would go by the name here of Argo.”
(J. Derrida, Glas, op. cit, 78b , 79bi - Trad. Leavey y Rand, 66b , 67 bi)
59
dedicadas a los niños. Tan distanciado -entfernt- está el paraíso del apocalipsis - por
más demorado que éste sea -wenn auch zögernden- celle-ci fût-elle hésitante-, cuanto
ellas del arte.
En el adulto -dem Erwachsenen- la nostalgia del paraíso es la nostalgia de las
nostalgias -die Sehnsucht der Sehnsuchten. No la de la plenitud; sino del ser sin
nostalgia.
El Elíseo gris de la fantasía es para el artista la nube en que descansa y la
nubosa
pared de sus visiones. Para el niño se abre y colores se muestran tras ella.
Mote: Celajes verdes desde ya en el atardecer rojo
Fritz Heinle -Das graue Elysium der Phantasie
ist für den Künstler die Wolke in der er ausruht und die Wolkenwand seiner
Gesichte.
Den Kindern öffnet sie sich und buntere zeigen sich hinter ihr.
Motto: Grüne Schimmer shon im Abendrot
Fritz Heinle - L’Élysée gris de l’imagination est
pour l’artiste le nuage où il prend son repos et le fond nuageux de ses visions. Pour
l’enfant le nuage se déchire et d’autres nuages plus colorés se montrent derrière lui.
Exergue: Des lueurs verts dès le rouge crépuscule
Fritz Heinle”*,
Buntheit a la que el lote más especulativo del Concise Oxford de 1924, no sin titubeos,
devuelve los substantivos bunt, “cavidad, parte bolsuda, de una red de pesca, una vela
etc.”, y bunting, “(tejido de estambre expandido para) banderas / tal vez = tela de
cedazo (BOLT5) desde el obsoleto bunt cribar, o quizás = Alemán bunt de varios colores +
ing -(open-made worsted stuff used for) flags / perh. = bolting-cloth (BOLT 5) f. obs. bunt
sift, or perh. = G bunt parti-coloured + -ing”, dejando creer que el germánico bunt y el
desusado sentido del verbo to bunt, “cernir”, favorezcan la confluencia de las ideas de
abigarrado por traslapo preoriginal de rojo y gris, flujo escarlata en cinéreo pie de página,
margen inferior a todo lo largo de la partitura del concierto a cuatro manos con Geoffrey
*
W. Benjamin, “Die Farbe vom Kinde aus betrachtet”, en : W. B., G. S. - VI, op. cit., 110-112, 111, 112 (fr.
78 - 1914/1915) - Cfr. trad Chr. Jouanlanne y J.-Fr. Poirier, “Les couleurs au regard de l’enfant”, en : W. B.,
Fragments, op. cit., 132-134, 133, 134 ; “Zu einer Arbeit Über die Schönheit farbiger Bilder in
Kinderbüchern (Bei Gelegenheit des Lyser)”, 123-125, 123, 124 (fr. 91 - 1918/1919 y 1920/1921) - “Pour un
travail sur la beauté des images en couleur dans les livres d’enfants (À propos de Lyser)”, 156-158, 156, 157)
60
Bennington*, circunscritos y separados sus speck acts de contrición y los pseudobásicos del
otro mediante una faja gris de alabeos en barnices discriminantes, curvas de orondos velos
*
Si el puro ver jamás se tiene, ni de profundis, porque lo que agarra y rapta es él, desde y para siempre perdida
de vista la Buntheit negada a plantas y bestias descaradas en exceso, la que brota tanto del rubor de la
vergüenza cuanto del gris perlino de la anámnesis platónica (porque “la luz que colorea no puede aparecer en
ninguna parte, ni entre los animales ni entre las plantas, ni sobre colores turbios ni sobre colores brillantes, tan
sólo sobre el rostro humano, cuando deja por completo de irradiar, se concentra con el rojo sombrío - allein
auf dem Menschenantlitz, wenn es zu strahlen ganz aufhört, versammelt es sich mit der dunklen Röte- sur le
seul visage humain, quand il cesse totalement de rayonner, dans le rouge sombre . El color de la vergüenza es
puro: su rojo no es lo que tiene color ni del color sino lo que da el color - ihr Rot ist nicht Farbiges noch Farbe
sondern Färbendes- son rouge n’est ni ce qui a de la couleur ni de la couleur mais ce qui donne la couleur.
Es la rojez de la fugacidad en la paleta de la fantasía -Es ist das Rote der Vergängnis von der Palette der
Phantasie- C’est le rouge de la fugacité dans la palette de l’imagination. Pues esta luz purísima que da
verdaderamente el color no es cosa distinta de la luz coloreada, multicolor, de la fantasía. Le son propios los
colores tras los que aparece una esencia que no es la expresión de una interioridad.” - “Über die Scham”, ib.,
fr. 48 (alrededor de 1919-1920), 69-71, 71 - Cfr. “Sur la honte”, 150-152, 151-152; “Posibilidad del color
elíseo en Marées si la relación se invierte: el color nace del gris y no el gris del color” - “Schein”, ib., fr. 86
(1919-1920), 119-120, 120 - “Apparence”, 152-153, 153; “Ira de adentro - también fisiológicamente desde
otro sistema < . > El color no puede aparecer como ‘luz coloreada’ dotada de una forma. Eso depende del
aparecer sin forma de la fantasía. La mácula < : > la superficie sobre la que algo puede llegar a aparecer, de
adentro y de afuera. El muro. El rostro humano -Das Mal < : > die Fläche auf der von innen und au en her
etwas zur Erscheinung kommen kann. Die Mauer. Das menschliche Antlitz- La tache < : > la surface sur
laquelle quelque chose, venu du dedans et du dehors, peut faire son apparition.. Le mur. Le visage humain. El
oro y el color del rostro humano como colores importantes de la mácula. ¿Los colores de la mácula siempre y
necesariamente - como los dos susodichos son - susceptibles de irradiar - strahlungsfähig- capables d’irradier?
Sentimiento de la vergüenza extremadamente desarrollado en los niños. Que tan a menudo se avergüencen
depende de tener tanta fantasía, máxime en los primeros años.” - “Erröten in Zorn und Scham”, ib., fr. 88
(1920-1921), 120 - Cfr. “Rougir de colère et de honte”, 153), quien hubiese presumido rozar el muro de
Benjamin a la vuelta de la pared de Meyrink (esquina más perra que caligaresca al examen de cualquier nariz,
no sólo a los ojos de Scholem, el viejo amigo del primero que muchas buenas razones tenía para guardar
celosamente el fragmento intitulado El Arco-iris o el arte del paraíso mientras de los graffitis del segundo
deducía “una rara vocación para el misticimo charlatanesco, y una irresistible gana de épater le bourgeois” -
Gershom Scholem, On the Kabbalah and his symbolism, trad. Karl Mannheim, Routledge & Kegan Paul,
Londres, 1965 (1960), 158) debería haber desperdiciado el impulso del arrepentimiento necesario para no
doblar la ya derruida arista de la paz en que se confrontarían el “sosiego - Beruhigung” que inspiran a
Benjamin los libros de los niños y el “sosiego -apaisement” que acompaña a Derrida ahogado, derretido
en su propia sangre no propiamente como Ray Charles y Agustín en sus lágrimas, absolución en tránsito
perpetuo y transitoriedad absoluta del menstruum universale de un párvulo profeso y confeso, “fugacidad” o
Vergängnis de la paleta de la fantasía y de la aguja de la contrición, a un renglón en blanco de la enésima cita
de las Confesiones, velada vena de poeta entre garras y pico del águila dorada ardiendo en “incendio
imaginato”, para que despierte desde ya, la cara hacia la visión ondeante, exangüe, agrisado moribundo, no
radioso cazador cazado sobre el monte Ida, ni guerrero transfijo por el acúleo del sangredo de mar materno
rodeando la isla de su devenir mujer, mullida jetée, “malecón” y “echada” de su redevenir crío, Dante en
trance de supremo dégrisement, arrojado a la hoguera del purísimo ver de Lucía, ave de fuego y oleaje rapaz,
al fin ante la imperceptible entrada del Purgatorio, una anti-puerta, “un rotto, / pur come un fesso che muro
61
fundamento de los hechos, al fin y al cabo nada distinto de lo que habrá pasado el 13 de
julio de 1960 :
Better get it in your soul, alto de Eric Dolphy, tenor de Booker Ervin, trompeta de Ted
Curson, batería de Danny Richmond y bajo de Charles Mingus, ahoritica, festival de Antibes
en buseta de Promotora Universo S. C. A., les juro, querida/os estudiantes, servicio ejecutivo,
Leben con dos banderas azules volteadas al derecho y al revés, una y otra vez, para que lea su
salir disparado en arrebol al otro lado del mundo, apocalíptico highball (“whiskey con soda y
hielo en vaso largo”, desde las postrimerías del siglo antepasado cifra de la euforia alcohólica
diparte” (Purg. IX, 75), mera fisura a la sombra del traje ceniciento del guardián angélico sobre la piedra del
último peldaño, pórfido mareante “come sangue che fuor di vena spiccia” (ibíd. 103) : - “... desde este sueño
en mí desde siempre de otra lengua, de una lengua completamente cruda, de un nombre también medio fluido,
como la sangre, y oigo la burla, pobre viejo, no emprendas el camino, no es mañana la víspera -c’est pas
demain la veille-, nunca sabrás, la sobreabundancia de una crecida -crue- tras cuyo paso un dique deviene
bello como la ruina que siempre tendrá en el fondo de sí mismo emparedada -emmurée-, sobre todo la
crueldad, otra vez la sangre, cruor, confiteor, lo que la sangre habrá sido para mí, me pregunto si Geoff lo
sabe, cómo podría saber que aquella mañana, un 29 de noviembre de 1988, vino tal frase, desde más allá de lo
que nunca podré decir, pero una sola frase, una frase apenas, la palabra plural de un deseo hacia el que todos
los demás desde siempre parecían, la confluencia misma, apresurarse, un orden suspendido de tres palabras,
encontrar la vena -trouver la veine-, lo que un enfermero podía murmurar, una jeringuilla en la mano, hacia
arriba la punta erguida, antes de la toma de sangre, cuando por ejemplo en mi infancia, y recuerdo aquel
laboratorio en una calle de Argel, el miedo y la ola de un glorioso sosiego -la peur et la vague d’un glorieux
apaisement- a la vez se apoderaban de mí, me tomaban ciego en sus brazos en el instante preciso en que la
aguja de la jeringuilla se aseguraba un paso invisible, siempre invisible, para el continuo fluir de la sangre,
absoluto, absuelto en el sentido de que nada parecía interponerse entre la fuente y la desembocadura, ya que el
muy complicado dispositivo de la jeringuilla era introducido en ese sitio tan sólo para dejar el paso y
desaparecer en cuanto instrumento, pero continuo en otro sentido, el de que, sin la intervención ahora brutal
del otro que, decidiendo interrumpir la marea -le flot- una vez la jeringuilla, siempre erguida, retirada del
cuerpo, doblaba con fuerza mi brazo hacia arriba y apretaba el algodón en el interior del codo, la sangre
hubiera podido seguir inundando todavía, no indefinida pero sí continuamente, hasta agotarme, aspirando así a
lo que llamaba: el glorioso sosiego.
‘Por qué nos confesamos a Dios, si él sabe (todo de nosotros).’ Título dado al cap. I del libro XI de las
Confesiones de San Agustín en la traducción de Robert Arnauld d’Andilly (1649). Es en esta versión, muy
libre, en que leí por primera vez las Confesiones. A pesar de mi apego a esta edición bilingüe (Garnier, 1925)
en la que, hace tanto tiempo, descubrí las oraciones y las lágrimas de Agustín, a partir de ahora...” (J. Derrida,
“Circonfession - Cinquante-neuf périodes et périphrases écrites dans une sorte de marge intérieure, entre le
livre de G. Bennington et un ouvrage en préparation (janvier 1989-avril 1990)”, en : J. D. y Geoffrey
Bennington, Derrida, Seuil, 1991, 9-11 - Cfr. trad. Mª Luisa Rodríguez Tapia, Cátedra, Madrid, 1994, 28-31)
62
que “según un editorial del New York Journal del 16 de septiembre de 1898, a fines del siglo
XIX los trabajadores de los ferrocarriles solían levantar sobre cierta estaca una pelota para
informar al ingeniero que tenía que apurarse. Los empleados ferroviarios, siempre sumisos a
un ritmo muy apretado, tenían apenas el tiempo de un trago expedito, normalmente whiskey
con agua - de donde highball”) susceptible de invertir en cometa de espanto la policromía del
tránsito redentor hacia lo que ya está, si fe hay que dar a la confesión registrada por el editor
ante el cojón jabonoso y su pantalla de cristal líquido rodando y zumbando por ahí como el
malparido
Greiff untando y chupando el deseo de una cohesión familiar no menos armoniosa por
perversa, eyeball en highball, consabida historia del ojo devuelta al tráfico de pupilas
casi tan tristes cuanto las reunidas en el “cuenco” o socket de la dentadura postiza de
Woonsocket, historia nunca desinteresada, nada que ver con el puro ver de las dádivas que
olímpico, pajuela de
Aquiles en pacífica playa salivar, páginas terrestres y ecuóreas, encendidas y etéreas, nada
que
oír con el puro oír de su estratificada concha acústica, una oreja templada en otra y viceversa,
pabellón de Kafka niño en “uno de esos estudios del siglo XIX que, con sus cortinajes y
palmeras, sus tapices y caballetes, tenían algo de cámara de tortura y de salón del
trono
su lado oprimió el suiche - ¡click! exactamente en el mismo instante, pero las luces no espantaron a la burbuja.
Se volvió amarillenta, verdosa, púrpura, brillante en el centro como una bola de cristal, en seguida se empañó
poco a poco como un pequeño balón de colores espumarajeando aquí y allá sobre el piso. Nos quedamos
paralizadas - apenas pude retener el aliento rogando a las velas encendidas que siguieran alumbrándome en
nombre de Cristo... Mingus, ¡no más brujería por favor! (...)
¡Donna! ¡Te dije que era su ojo! Tamaño y forma de un grano de uva grande y sombrío, sólo que como de
cristal, transparente, y juro que resonaba. Como soda fresca vertida en un largo vaso - crepitando y
chasqueando como burbujas de agua de Seltz alrededor de cubos de hielo pero diez veces más duro. Papito, no
nos asustes así. La próxima vez despáchanos toda tu imagen o no vengas. Pero me gustaría que eso pasara
cuando estemos todos juntos. Algún día tendremos una sesión o lo intentaremos con una tabla de escritura
espiritista.” (Charles Mingus y Nel King ed., Beneath the Underdog - His world as composed by Mingus,
Vintage, Nueva York, 1991 (1971), 279-280)
64
y abanico con el que se guarda el rostro de la llama o la vista de la luz, orecchia a sventola
“Y como si valiera la pena hacer aún más pegajosos y opresivos estos trópicos
acolchados -diese gepolsterten Tropen noch stickiger und schwüler-, el modelo
sostiene en la mano izquierda un sombrero desmesurado de ala ancha, como los de los
españoles. Unos ojos inconmensurablemente tristes dominan el paisaje que les está
destinado y en el que la concha de una gran oreja está a la escucha -die Muschel eines
groen Ohrs hineinhorcht.
El ardiente deseo de ‘convertirse en un pielroja’ pudo haber devorado -verzehrt- esta
gran pena: ‘Si uno fuera un indio, siempre alerta, montado en el caballo a galope,
ladeado contra el viento, estremeciéndose a intervalos cada vez más cortos sobre el
terreno trepidante, hasta abandonar las espuelas que ya no había, hasta lanzar al aire
las riendas que no tenía, hasta apenas ver delante el paisaje como un páramo segado al
ras’. Muchas cosas hay dentro de este deseo que, al cumplirse, revela su secreto, lo
cual sucede en el continente americano”**,
galope del que lee donde y cuando “no hay fuera-de-sueño”***, es decir por doquier y
siempre
pradera de visos y tornasoles, temblando sobre letras que tiemblan, suelo y vuelo por
conjetura de iacens y iactus, sin seguir siendo el mismo temblor del no seguir siendo suelo
estremecido y vuelo trepidante, tierra que pisa y jinete cabalgado, sin continuar viviendo en
*
W. Benjamin, “Ein Kinderbild”, en : W. B., G. S. - II.2, op. cit., 1977 (1934), 416-432, 416 - “Una imagen
infantil”, trad. José Muñoz Millanes, en : W. B., Sobre la fotografía, Pre-textos, Valencia, 2005, 59-70, 59.
**
Ib., 416-417- Trad. 59-61.
***
En determinadas circunstancias el ejercicio consistente en sustituir texto por sueño puede resultar
instructivo, aún en el caso en que, por muy distintos motivos, otras palabras, tales como “concepto” y
“guerra”, también tuviesen que ser reemplazadas : - “En De la gramatología, en el momento en que Derrida
afirma que para el escritor es imposible situarse simplemente fuera de la lengua y de la lógica del discurso que
él entretiene, es decir dominar el texto y ser el terminante poseedor del propio discurso, puede leerse la
célebre afirmación: ‘No hay fuera-de-texto -Il n’y a pas de hors-texte’ (op. cit. 227 - Cfr. trad.. 202); el
concepto de texto general aparece entonces en el pensamiento de Derrida al mismo tiempo que la limitación
de la función de ‘autor’. Ya que el texto deviene general (que todo lo que es está en el texto), lo que es
llamado ‘texto’ permite repensar la relación entre el texto y el mundo o entre la escritura y la vida. El sentido
y la función del concepto de texto son igualmente reelaborados por Derrida: el texto es apenas tejido por
diferencias y por trazas de trazas, todo texto siendo la transformación práctica de otro texto. Así que en
ningún momento puede hablarse de una absolutización del texto en Derrida; en este sentido no se trata de una
nueva teología, de una teología del texto. Por ende, de manera inaparente y discreta, esa afirmación
provocadora -‘no hay fuera de texto’ - es una verdadera declaración de guerra al pensamiento occidental.”
(Marc Goldschmit, Jacques Derrida, une introduction, Univers Poche, París, 2003, 11-12)
*
65
América, a lo largo y a lo ancho del Theatrum Mundi del peregrino indocumentado, Karl
eco del apodo del insomne estudiante Josef Mendel, apodado “Café Negro -schwarzen
Kaffee” en su lugar de trabajo, la tienda de Montly **, quien no vislumbra para sí chance
común y muy corriente, a lo mejor sin conversión ni deseo alguno, sí podría reventar el goce
del lector incesante por las cinchas profesionales que no están, mucho menos apretadas
alrededor de un doctorado, pinta o identificación que tampoco, pues “la felicidad le espera
-das Glück erwartet ihn- en el teatro natural de Oklahoma, una auténtica pista de carreras”****,
credenciales de mérito mensualmente reconocido, donde se supone que uno pueda parecerse a
la zafada improgresiva de la propia imagen, torpe autoprotagonista como los demás aspirantes
a las tablas de lo real soñado, personajes en busca de imposible autor, igual que los otros
seis, si “en ambos casos este lugar constituye el último refugio -beiden ist dieser Ort die letzte
Zuflucht-, lo que no quita para que implique la redención -Erlösung. Pues la redención no
es un premio a la existencia sino la última evasión de un ser humano -keine Prämie auf das
Dasein, sondern die letzte Ausflucht eines Meschen- al que, como dice Kafka, ‘el propio
*
En castellano en el texto original: Franz Kafka, Der Verschollene (Amerika), Fischer, Fráncfort, 2001 (1927),
306 - Trad. D. J. Vogelmann, Alianza, Madrid, 1980, 306 ; trad. Edwin Muir, Penguin, Nueva York, 1983,
257.
**
Ib., 268 - Trad. D. J. Vogelmann, 269-270 ; trad. E. Muir, 242.
***
Ib. 269 - 269-270 ; 242.
****
W. Benjamin, “Ein Kinderbild”, op. cit., 417 - Trad. J. Muñoz M., 61.
66
hueso de la frente... hace que el camino’ se le extravíe”*, ya que no sólo los personajes en
Ausflucht, “refugio” y “subterfugio”, sino también el primero y último fichu de “este lugar
-dieser Ort”, el contenido continente de la página, esta página, la de quien se acabó leyendo
al que lee a Derrida leyendo a Adorno leyendo a Benjamin leyendo a Kafka... entrelazados
por lo menos dos rumbos de una Flucht, “huída”, singular Flüchtigkeit, “fugacidad”,
“volatilidad”, nada que empuñar ni impugnar, nada que echar en cara, ni puños ni caras,
vertiginosa alegría en una salida por entrada que casi nada comparte con el ritmo al que Karl
debería clavarse pues, en palabras de su tío, big boss en persona, “todo desarrollo aquí
obedece a la misma rapidez -alle Entwicklungen gehen hier so schnell vor sich- developments
in this country are always rapid”**, a la medida de la prisa global de Mr. Mak, caballero
embargo “increíblemente flexible -unglaublich biegsamer- incredibly supple (...) a las claras
el punto de vista de los padres, cuyas vidas transcurren de tal manera que un hombre común
no podría contemplar sin dolor ni un solo día, un día cualquiera de ellas. Y como si él lo
torno a sus labios y a sus ojos una sonrisa de dicha perenne -ein unaufhörliches Lächeln des
*
Ib., 423 - Trad. 68.
**
F. Kafka, op. cit., 55 - Cfr. trad. D. J. Vogelmann, 52; E. Muir, 53.
*
F. Kafka, op. cit., 51 - Cfr. trad. D. J. Vogelmann, 48-49 ; E. Muir, 49.
**
Ib., 52 - Cfr. 49 ; 50.
67
Karl, antes de que se echara a la busca del empleo perdido por haber sido expulsado del
seno de los privilegios que quizás, con la complicidad del hueso de su frente, habrían hecho
de él otro Mak, entregado a “la equitación como mero placer y sano ejercicio pero de ninguna
manera como un arte -das Reiten als bloes Vergnügen und als gesunde Übung aber gar
nicht als Kunst- simply a pleasure and a healthy exercise and not at all an art”**, escombro
de lujo para quien pretenda negociar desde el sueño vergonzante la murria del sueño mimado
por el exceso de miramientos, riendas en puños, pies en estribos, nalgas cuadradas sobre la
silla de montar, equivale a someter las fluctuaciones de la bolsa de la modorra “en una casa
de hierro -in einem Eisenhause- in a steel house”*** como la de su tío, para mayor
exactitud en el cuarto de baño ****, más cabezas de clavo sobre los costados de la Jacuzzi
Modelo Aura Plus que en los ijares de una cajafuerte conceptual diseñada por Otto Wagner,
publicidad y mercadeo han definido hace décadas como embossing en beneficio del desarrollo
lagrimuchas sobre superficie rendida al relieve de su boss, “clavo”, “tachón”, “giba”, “bulto
que sobresale”, figurada y familiarmente “patrón” o “cacique”, desde el desfiladero del medio
macizos sobre cuero de picadero y percusión de gota caída y dispersa sobre ojos cerrados,
desconstruyentes, pulcro atanor y obscena galera, Hegel y El espíritu del cristianismo, Genet
y El milagro de la rosa, azufre y mercurio tout court (como quien dice totus curtus, “todo
cortado”), traídos menos de los cabellos que de los rizos del toisón textual, si algo puede
traerse y partirse de lo que no tiene afuera, descuadrando apenas sillares y nichos de las no
“Aquí comienza el discurso legendario del águila Magnificar el mojón -l’étron- the
turd-,
y de las dos columnas. glorificar lo que vence y cae
cortado
Sobre la castración y la diseminación, asunto -échoit- what falls cut- (stronzo,
stron-
que se remonta al diluvio . zare, strunzen) de bajo la
silla/cámara,
-sous la selle- under the saddle-,
erguir
el patrón/semental -étalon- stallion- de
Como Condillac, como Rousseau, Kant y unos su firma, o desarzonar la erección,
hacer
cuantos más, Hegel acude a una suerte de ficción caer del trono al rey, he aquí lo que
se-
teórica: el relato de un evento catastrófico recons- ría equivalente.
tituye el origen ideal-histórico de la sociedad hu-
mana. Y él reinscribe la narración bíblica con los
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efectividad (in Idee und Wirklichkeit), la más alta tienen dos orejas sobre las que se co-
unidad de dominio (Beherrschung) está o en un ser- locan los pies después de haberse
sen-
pensado o en un ser-efectivo (Wirklichen).’ tado en la cima, donde un
respaldo
(...) muy bajo, parecido al de una silla
ára-
be, otorga al que se desocupa la ma-
jestad de un rey bárbaro sobre un tro-
no de metal. Los presidiarios que
tienen gana levantan la mano, sin
A la ruptura de la Gleichgewicht materna, se podía decir nada, el preboste hace una
hacer -on pouvait faire- otra respuesta. señal y el presidiario sale de la fila
de-
No los apaciguados costados de una morada flotan- sabrochándose los pantalones que se
te sino la erección de una torre guerrera. sostienen sin correa. Sentado en la
Como Noé, Nemrod replica a la violencia natural cima del cono, sus pies colocados
so-
haciendo que lo pensado, el Gedachtes, sea. Como bre las orejas, debajo de él
cuelgan
él también impone la ley del viviente. Pero a diferen- sus cojones. Quizás sin darse
cuenta
cia de Noé, no procede bajo el signo de la paz: a su de aquello, los presidiarios siguen
su
vez desata una violencia tiránica, la desconfianza, ronda silenciosa, y se oye la
mierda
la guerra; funda una sociedad unida por la fuerza, y caer en la orina que alcanza a
salpi-
la ley del viviente es la ley del más fuerte. En lugar car sus nalgas desnudas. Él orina
y
de oponerle aquello mismo que el mar todavía lleva desciende. El olor sube. Cuando
entré
puesto sobre sí, mecido por ella, el arca, le hace en la sala, me golpeó
sobremanera
frente, choca con ella y la hiende con una inmensa el silencio de los treinta tipos y,
en
torre. Hegel sigue aquí las indicaciones de Moisés seguida, la cubeta solitaria,
imperial,
que concuerdan con las Antigüedades judías de centro del círculo móvil. ...
¡Uno...
Josefo: ‘Pues Nemrod había decidido construir una dos! ¡Uno... dos!
torre (Turm) de una altura muy superior a la que ‘Es siempre la misma voz gutural de
nunca podrían alcanzar las mareas y las olas vergajo -marle- big shot-, venida de
(Wasserwogen und Wellen) elevándose unas sobre una garganta recargada de gargajos
otras (sich auftürmen) y de vengar así el naufragio -molards- oysters- que él sabe
tam-
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(Untergang) de sus ancestros (según otra versión bién proyectar con violencia en la
je-
- Eupólemos apud Eusebio, Praeparatio evangelica, ta de un/a marica/campana -dans
la
9, 17 - son los mismos sobrevivientes del diluvio que gueule d’une cloche- in the face of
a debieron construir la torre).’ jerk-, es el grito y la voz que
había
(...) en Mettray.’
Deucalión creaba los renen, ihre Jugenblüte erhal- rista, los ojos fijos sobre lo que
el
hombres.’ tenden Natur machten). indígena accede a mostrarle,
ne-
¿Cómo se vuelve niño Así que resta entonces el Judío, gligentemente, de su
operación.
una piedra?¿animal la tieso, crispado, tenso -tendu- Después del golpe será
demasiado
flor?¿culpable la ino- taut- en su oposición a la natura tarde.
cencia? Fenomenolo- madre. Es feo, ofrece lo feo en (...)
gía del espíritu: ‘Ino- espectáculo, le ‘falta el espíritu Movimiento necesariamente
indeci-
cente es entonces tan de belleza’ (Geist der Schön- dible sino contradictorio.
Economía
sólo la ausencia de heit). Resta cortado en dos y fea de la pérdida ( seno
niño
operación (Nichtun), es la tragedia misma de su corte excremento pene )”*,
quizás algún día desconstruidas, no por sobrevolar bien y mal con soberana indiferencia de
ave rapaz, sino al permanecer en el discrimen avergonzado de “quien” o “lo que” no conoce
vergüenza, rojo y gris nombran a la par el último color del que la policromía se desprende,
desgrana, esparce y prolifera, sea que el gran filósofo se fije en la red de filosofemas
templada paralelamente al relato bíblico para que funcione la agresiva campaña teórica, sea
que la cámara del lector enfoque los detalles más espectaculares del ritual que el guía está
muy interesado en señalar para mejor esculcarle, Derrida mismo, indígena imposible, ni por
el forro dueño de la campana o del lugar como para disponer a su amaño cómo y cuándo el
gandul debería saciarse de pintoresca literatura mientras con todas las de la ley se le saquea
no ver y ver se enredan con ver puro, mientras placidez de coolness y zozobra de escalofrío
arca solipsística y ventanilla del atestado y humoso compartimiento del tren de la compañía
del teatro de Oklahoma a la que se asoma el despabilado para que de las profundidades y de
*
J. Derrida, Glas, op. cit, 46-49 - Trad. Leavey y Rand, 37-40.
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las alturas en que valles y montes se desvisten uno tras otro también le sean regalados
torrentes de bucles espumosos, a la vista del último renglón de la última página, “tan cerca
que el hálito de su frescor estremecía el rostro -der Hauch ihrer Kühle das Gesicht
erschauern machte -the breath of coldness rising from them chilled the skin of one’s face”**,
tan lejos que el revuelo no culmina en la piel de gallina de la versión norteamericana sino
Atget, impaparazzo que “buscó lo desaparecido y lo extraviado -er suchte das Verschollene
agua de un barco que se hunde -saugen die Aura aus der Wirklichkeit wie Wasser aus einem
sinkenden Schiff”*, espectro de Rossman filmado de una vez por ninguna durante su gira a
separarse de él con él en aras del cuidado paternal que merece, mejor dicho al “escurrirle” o
(...) S. Ildef., 189: ‘salió el santo padre con él de la çibdat a le escorrir con grand
filustres definitorios es devorada por lo que no debería darme pena llamar “risucchio”,
aunque hasta ahora ningún pasable equivalente me pare bolas en un idioma distinto del que
**
F. Kafka., Der Verschollene (Amerika), op. cit., 318 - Cfr. D. J. Vogelmann, 318 ; E. Muir, 268.
*
W. Benjamin, “Kleine Geschichte der Photographie”, en : W. B., G. S. - II.1, op. cit., 1977 (1931), 368-385,
378 - Cfr. trad. J. Muñoz M., en : W. B., Sobre la fotografía, op. cit., 21-53, 40.
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debería sonarme materno, por más gusanos de belvederes postales que el dedo índice picotee
al pie de las rejas de la carroza de los diccionarios, en este trencito que no parece llevar a la
meta del aire libre sino a la claustrofobia del sudoroso cartón piedra de la Nueva Catedral