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2020

HUGO JARAMILLO MUÑOZ

Quito 2020
Esta es la percepción
personal de varios escritores
nuestros, que decidieron asumir
el viaje implacable hacia la
utopía final….

Escribir no es una
opción, es la razón de ser de
quienes descubren en la palabra
el continente del pensamiento y
del sentir Humano, y que por
siglos ha sido el testimonio del
acontecer de civilizaciones y
pueblos que han construido en
medio de triunfos y derrotas, su
propio devenir, la verdadera
historia de los pueblos.

Eduardo Hugo Jaramillo Muñoz

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HUGO JARAMILLO MUÑOZ

COMENTARIOS DE TEXTOS
Un viaje implacable hacia la utopía final ….

Quito-Ecuador. 2020

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Contenido
- Comentario a Violeta Luna 9
- Comentario a Victoria Tobar 12
- Comentario a Jenny Londoño 15
- Comentario a Rocío Soria 18
- Comentario a Elsy Santillán 22
- Comentario a María Estrella 27
- Comentario a Ruth Cobo 32
- Comentario a Judith Bonilla 39
- Comentario a Matilde Suárez 43
- Comentario a Gabriela Calvache 47
- Comentario a Gustavo Egüez Villacrés 51
- Comentario a Alfonso Murriagui 58
- Comentario a Julio Pazos Barrera 63
- Comentario a Marcelo Robayo C. 72
- Comentario a Ramiro Caiza 78
- Comentario a Teodoro Remache 88
- Comentario a Fernando Jaramillo 93
- Comentario a Telmo Vaca 103
- Comentario a Juan Acurio 107
- Comentario a Geovanny Rubio 116
- Comentario a Fabián Saltos 124
- Comentarios a Letras Ecuatorianas 4 138
- Comentarios a Hugo Jaramillo Muñoz 159
- Entrevista de José Luis Perdomo 187
- Una revolución cultural 201
- Poetica de Hugo Jaramillo Muñoz 209
- Datos Biobibliográficos….…………… 215

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LAS RAZONES DE SER……..

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UN ENCUENTRO CASUAL CON LA
MUJERPOETA
(Comentario a la poesía de Violeta Luna):

Luego de transitar por años y años,


surcandonavíos por ese torrente indetenible que
son los días, Ella se redescubre parte de su
entorno natural, milésima, pedacito, enormemente
consustancial a la vida profunda, múltiple, posible
para los únicamenteaventureros que dislocan las
utopías. En ese umbral ilímite, están sus palabras,
como un retoseducción, donde su integridad de
mujerpoeta, se revela: “…sabrías que estoy
hecha de ciruelas,/ de almendras y
duraznos…//

Violeta Luna, trajina sin descanso por ese


andarivel, que constituye su razón de ser y de
vivir, en el que los encuentros y las
reconciliaciones son motivados por vientos
primitivos ternurales, negando implícitamente lo
que la tradición ideológica, define como
dicotomía. “Violeta Luna, mujer y poeta…” es
única, íntegra, desde ese continente corpóreo, la
taquigrafía del corazón y el torrente inagotable del
pensar, porque “… un término rosado es
suficiente,/ para que pierda mi el equilibrio…

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Pero, es vulnerable al amor , lo confiesa,
toda su poética es una confesión de parte, porque
hay en los umbrales de sus venas, fuego, fuego
inagotable, porque entonces “….Una mirada
sola/….un simple yo te quiero/ podrían
encender mi vieja lámpara…//

Ella, lo sabe, está hecha de vientos


ancestrales, de los motines frutales de ciruelas,
duraznos, almendras, de alguna orquídea, que
sustentan manos labradoras, esa milésima de
Violeta, que aviva las fogatas campesinas… Y la
noche, donde élla desborda su voz que trasciende
los chaquiñanes, los valles, las llanuras, los ríos
invade las calles de las ciudades convertida en un
oleaje sustantivo: en esa sustancia casi etérea,
donde el otro, o los otros, la gente que le asedia
cotidianamente, están a punto de naufragar; tan
sólo bastaría que vengan a élla, para ser salvos, y
para que esa Violeta, de piel ansiosa y húmeda,
pueda nacer de nuevo…

Élla, asume, en medio del gentío, su


soledad, que a todos nos sitia, más temprano que
tarde, pero que para Violeta Luna, es un mirarse
en el espejo, un saberse a sí misma: “…que sólo
soy mujer/ así sencillamente,/ sin rótulos ni
farsas, tan sólo soy así…//

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Élla, edifica la poesía, para élla, es su
morada donde puede otear el mar, o las nubes,
los faroles de Neptuno, la estufa de Chicago, lo
que verdaderamente le importa, porque:

”…Cada uno construye su casa como quiere.


la pone sobre el aire,
la siembra en la cintura de la Luna
o encima de las olas…..”

Violeta Luna, sentencia, que cada uno hace


de las suyas, en el sitio exacto, donde las
palabras seducen, donde el horizonte, el tejado, el
invierno son la punta de lanza de un poema…..

ESCENAS DE UN LIBRO AZUL


(Comentario a la poesía de Victoria Tobar)

Es como si las palabras buscasen un


escenario, propicio para hacer de las suyas,
enaltecer a esos seres que vagan sobre la corteza
del planeta, hurgar en las profundidades de sus
pequeños cosmos, o hallar esos vacíos en las
sombras donde pierden la noción de ser.

Y DE REPENTE, se desborda más allá de


las significaciones y connotaciones de las

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palabras transitorias conque la gente dice y se
desdice, ofuscando lo que la inteligencia podría
suscitar, de no estar atada a las ínfimas, rutinarias
cotidianidades.
Victoria Tobar, se descubre y se reinventa
en un cosmos a su MEDIDA, que trasciende en el
otro, incitante y total: “….Te beso de Lejos/de
lejísimos/yo sé que mides/cuarenta y ocho/
bocas mías.”. Subvierte toda normativa porque
sabe que ese es el costo de la libertad,
incondicional, atrevida, como si el universo
estuviese en la palma de su mano, arcoíris,
dechado de fuego, cuarentayocho veces mujer-
imaginación.

Es allí mismo, en la plaza de pueblo, donde


se precipita inconmensurable, entresacando lo
bello, para sustanciar las palabras, lo feo puede
quedarse allí, al fin la gente debe tener algo en
que entretenerse. Lo de Ella es la poesía y punto.

Lo bello, la vida le conmueven y cada


minuto es un reto, unas ganas de hablarle al
mundo, así de repente, aunque eso implique
pararse al borde de los precipicios de otros ojos
que juzgan, que critican, que observan con esa
miopía ciudadana que invade las calles, las
plazas, los atrios de las iglesias, los parques, los

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entretelones de las ventanas donde siempre se
esconden, o esconden sus tentaciones, donde :
“….Eros gime nostálgico/de los pezones de la
angustia/mira la posibilidad de poseer/la tierra
prometida/y distraído cae de cabeza/en un
agujero negro…”

La irreverencia transcurre en toda su


producción poética, cumpliendo el cometido
esencial de incitar al interlocutor, desafiándolo a
salirse de madre, jurídicamente libres, para asistir
a la boda de dioses y diosas, en una irrupción a
histórica que inaugure una utopía para locos
desatados, la anhelada “…eternidad de festejos
y de farra… porque “…mañana, ¿quién sabe
qué pasará?.

Existe en un colibrí ancestral, aleteando


entre las hojas, entre los ojos que otean allende el
tiempo y el espacio, en ese misterio que es el
ayer, el cordón umbilical de los siglos donde
Victoria Tobar, se sitúa “…Tratando de entender/
por dentro y por fuera/a mi raza…”

En la complejidad humana se finca ese


misterio de las palabras, no el individuo, sino el
sujeto de la historia que entreteje las pequeñas
cosas, el pan de cada día, el amor entresábanas,
los recuerdos en las falanges, esas obsesiones de
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ultratumba, que nos sorprenden “…parado al
borde del año 2000/ pálido / y anoréxico/solo y
solo…/ porque cuando se está al borde de los
abismos, enfrentamos los porqué del Ser y del
Estar.

Cuando nos encontramos al borde


de los abismos, del propio “…Eros frente al
precipicio/quiere redimirse…”… entonces,
como Victoria Tobar, reflexionamos sobre lo que
se hizo y… lo que se dejó de hacer, entonces,
sólo entonces, postergamos el suicidio para la
próxima semana…

INCITACIONES “DESDE TODO EL SILENCIO”


(Comentario a la poesía de Jenny Londoño)

Se trata de “mirar” más allá de los linderos


cotidianos, donde el silencio protagoniza aquel
viaje odiséico hacia la Leyenda y el Mito que a
decir de Luc Ferry constituyen en el plano
filosófico, un conjunto de lecciones y de
sabiduría”. La buena Vida, inmersa en el oxígeno
que colma la inteligencia de la gente, aquella que
“…creció sobre las ruinas sagradas de otros

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hombres,/ que llegaron primero/ con vasijas de
barro…./

Élla, Jenny Londoño López, irrumpe desde


allí, hacia su Ciudad y sus Lunas, y la reconoce
múltiple, diversa “….con sus casas de chanul o
laurel/balcones de caoba, oropeles y amores,/,
los basamentos de una elaboración sintagmática
auténtica, en tanto es una percepción
personalísima del entorno que le conmueve y le
revela la dimensión histórico-espacial de esa, su
Guayaquil, plena de “…glorias en tiempos
coloniales,/de ministros y soldados, clérigos y
alguaciles,/…. y esteras que servían de cama a
los humildes…// Definiendo desde las
posibilidades polisémicas de la palabra, su visión
del mundo y de la sociedad constituidos por
“….Hombres…dueños del pensamiento, los
cuerpos y las almas…// y por mujeres que
“…dejaron sus lágrimas atadas/ en los muros
vetustos de conventos y casas,…// Mujeres
que se desatan en combates consigo mismo, por
abrirse el túnel hacia su albedrío íntimo “… sus
risas, sus amores ocultos,/y al filo de la noche,
sus sueños de lujuria…//

La poesía es una especie de briza que


refresca la memoria, en flujos y reflujos, que van

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inscribiendo a su paso los hitos de la persona
humana: esa Rayuela herida de las Jennys de la
Tierra, -retorno a Odiseo- porque hay una historia,
hay un viaje a través de parajes, cotidianos si,
pero con un signo identitario único, de una niña
trashumante que cuenta las horas, los días, los
años como si fueran los enlaces de una rayuela
cruel, porque apenas tiene “….Cinco años, poco
tiempo para mirar el mundo,/, ese mundo suyo,
suyo, en el que habrían de inmiscuirse los adultos,
de manera inmisericorde: “…Con las alas
cortadas asistí al sacrificio/ en la pira que
sabios y maestros urdieron…//

Ellos, cuadricularon su mundo, con


lecciones a rajatabla, con salmos, demonios y
pesadillas y “…anudaron mis sueños a una
cometa rota/ que ya no forcejeaba con las
nubes….”
Despidiendo los trinos, se aleja Jenny, en
un destierro involuntario, que habrá de marcar su
destino (su destino?) a un no sé dónde, que
desconcierta, que la pone en perspectiva, sin
embargo lacerante, porque es un adiós: “…al
barrio viejo de portales vencidos/ y a la casa
olorosa a mamey y naranjas…//….El tiempo
apremia, entonces, la niña, la adolescente se
funden en el calendario y entonces, emerge la

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mujer lista para otro recorrido, quizá incierto, quizá
premeditado, pero insólito e innovado: “…Hoy
empieza el destierro y el alma está de luto./Hay
algo que se muere y no tiene mortaja…”

Y desde luego, fue un punto de partida


hacia…. las palabras, hacia ese mundo que Jenny
Londoño, va descubriendo día tras día, del que no
hay retorno posible….

ATRAPADOS SIN SALIDA:


(comentario a la poesía de Rocío Sória)

Ocho en punto: abro las páginas de


DETERIORO y las palabras comienzan a develar
sus secretos, esa sustancia que traduce lo mágico
por sobre la quietud cotidiana o los despistes
desnudos de un ser humano nada común y , que
lleva encargos, igual poco comunes, al poeta que
en su lecho se dispone a bosquejar su última
historia, irreversible, con la que se quedan las
mujeres, cuando los sueños les son una parte de
sus migraciones hacia la imaginación.

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Seguramente en “…los reademanes y
rediálogos idénticamente bostezables…” de
Girondo, la Rocío Sória y el Carlos Oramas, se
reinventaron mutuamente, en cada metáfora de la
agonía, en ese umbral que los seres humanos nos
aprestamos a trascender, tarde o temprano y
entonces, el costillar de Rocinante seducción, la
última, la postrimera; trato de imaginar cuánto
universo defirieron.

O tal vez, el eco de Vallejo entre las


cuatro paredes del cuarto de hospital,
susurrándoles al oído “…Hermano, escucha,
escucha…/ Bueno. Y que no me vaya/ sin
llevar diciembres,/ sin dejar eneros.// Pues yo
nací un día/ que Dios estuvo enfermo…” Y es
que todos estamos expuestos a la desmemoria
metafísica y estamos muriendo<sobremuriendo…

Fue un miércoles... el nombre de los días


carecen de sentido, el hecho es que partió, se
exilió como los astros en noches de lluvia, y dejó
de “cancherearla”, porque incluso un beso es
“…una especie de muerte…” en la que todos
sucumben o… renacen?... Las ocurrencias de la
Rocío son facinakikirimiaus, una red
atrapaingenuos con los anzuelos del miedo.

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Ella, se retrata con “…sus restos sobre
la cama terminal…” pero sucede que su
obsesión es escribir y escribir, poemas y poemas,
recuerdos de papá; esas historias de mamá,
increíbles, pero que son los remansos donde élla,
se siente acunada y protegida, supuestamente, la
peor hija en ejercicio de su Libertad.

Entonces, no es un azar que Rocío optó


por “…no llevar una vida normal y sin
aspavientos…”, no, NO, le dio por escribir, que
es la opción más pendeja, que no dá para el
sustento, y nos abandona en media calle, y nos
expone a los “… gritos intermitentes, a las
sirenas de ambulancia transportando dolores
inespecíficos…”

Página quince: Rocío, nos leé los


pensamientos, porque hay días en los que ante
nuestros ojos la muerte se ensaña con nuestros
seres queridos , y no se los lleva yá, los martiriza,
les clava el dolor en lo más profundo, entonces,
aprendemos que la eutanasia es el acto más
sublime de amor¡¡¡

Confirmo, en cada episodio poético, que


Rocío Soria, hace de lo cotidiano historias

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mágicas: descubre que el amor no puede estar
entre carnes y bisturíes, pendejos muertosvivos,
ecosistemistas peleando con la arboleda,
hombres y mujeres luchando contra
enfermedades terminales, locos tratando de salvar
la vida de los muertos…..”…El dolor empieza a
calar en la fosa/ nace desde algún sitio
desconocido/ crece desde el hueso hasta el
pabellón cuarto…”

Se percata que el “otro” es un poema, que


siempre esconde un lugar donde acariciarle,
laberintos, sexo desbordándose entre las manos,
amores incestuosos, páginas y páginas donde los
otros mueren, como mueren los poetas, con esa
necesidad imperiosa de volar. Ella mira a través
de la ventana de Castel, y casi presiente que
estas páginas son “…un link con la opción de
teletransporte hacia la virtualidad pura…”

Son las doce en punto, ningún


quebrando ofuscan mi lectura, he sido
simplemente atrapado por los artificios
prodigiosos de un ser humano íntegro, de una
poeta sustantiva.

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UN MECANO PARA ARMARLO CON
RETRATOS
(Comentario a la poesía de Elsy Santillán)

La inocencia es una utopía viciada de


imaginación que se instala en la memoria futura,
como esa luz al final del túnel donde la vida cobra
otro sentido, donde las cosas sencillas se
constituyen en aquellas constelaciones que
deslumbran como los amores prohibidos, por ser
seducciones en el lado oscuro de lo humano y
que hacen de nosotros tal como somos “…voces
de mar/y plenilunio/ señales que develan con
esa transparencia exacta del secreto dicho a
grandes voces “…Los días infinitos/amasados
en arullo y canto.// Miradas perdidas en las
paredes altas/buscando curiosas las
figuras/de seres fabulosos en sus frascos…”
Haciéndonos copartícipes de la aventura y de la
búsqueda del tiempo y de las preguntas cuyas
respuestas mamá y la mejor amiga eluden,
porque saben que tarde o temprano son
protagonistas; porque “…Así fueron los años
inocentes/que espantaron prestos la exquisita
pena/cerrando los portones frente a élla…”

Por eso, la poesía de Elsy Santillán, como


todo ser vivo, nació, creció, se reprodujo y se
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escapa de su propio albedrío pleno –entonces– de
“…colores suaves/lleno de música/de
perfumes y de voces…” dejando atrás las
aventuras inocentes, de esas horas apenas
salpicadas de esas amarguras infranqueables que
dejan los juegos inconclusos con esos seres que
sus ojos descubrieron entre las grietas del portón
añoso en la casa del abuelo o los gorriones que la
seducían desde los aleros de aquella casa de
enfrente, cuyos misterios aún no ha podido
descifrarlos porque entonces habrían perecido las
metáforas… Estas es la sustancia léxica de
aquellos tiempos que “…Escaparon/como se
dispersa el agua en las arenas.// Se fueron,/en
estampida de sueños y de alas.// No retornaron
jamás/y la olvidaron…”

Por eso, un día, Elsy Santillán, decidió


saltar los tapiales y escaparse al otro lado de la
carretera, donde el peligro hace vía franca hacia
los insondables de la palabra, en pos de “…una
larga amistad con la que iniciarían una larga
sesión espiritista en el interior de un
cementerio…”

Desde esa orilla intuye los vacíos que se


agigantan con el silencio, engendrando monstruos
que auscultan agazapados entre los pliegues de
las cortinas, monstruos que miran impávidos
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como …La madreselva envejece… fundiéndose
en el mudo semejando una telaraña donde
sucumben la magia, las risas, la arboleda, las
escaleras embrujadas, ella misma sumiéndose en
el olvido. Por eso la imagen pierde su densidad
fantástica y se atrinchera en la enumeración
simple de aquellos pasajes y sitios que otrora
fueron sus cómplices y ahora, que han
transcurrido los años, no son más que
“…desolación y bruma.//…quimera de los
pájaros/en la fugaz memoria de la infancia/en
la risa de aquellas que se fueron…”

Traspuesto el umbral, se está solo, apenas


acude el eco de pasos lejanos perdiéndose donde
las pupilas no han aprendido a definir los
claroscuros que los primeros amores, los primeros
odios, las primeras certezas y los primeros
desatinos, van develando sobre el mural que cada
uno inventa para saberse ser humano. En esa
latitud, es donde Elsy Santillán se desnuda
“…desesperada, alucinada condenada y…//No
confía ya ni en las estatuas/mucho menos en
el quinde o en la rosa.// Los odia, nos soporta
sus figuras/ disfrazadas, proscritas y
falsarias…”

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Se confirma así, que aquello que transmuta
de labios para afuera, es una confesión textual
insoslayable y pone en evidencia aquello que
tratamos de guardar en el anverso de la piel, pero
trasciende, a pesar de la necedad de pretender
que sea un secreto. Por eso, el poeta está
condenado a ser “Una mentira que dice la
verdad”.

Se desnuda, si, a la manera de George


Steiner, quién afirma que “los libros son nuestra
contraseña para llegar a ser lo que somos” y que
en el caso de Elsy Santillán, Aristas en el tiempo
nuevo” se constituye en un mecano para armarlo
con retratos. Esos retacitos de memoria visual, en
los que élla aparece, unas veces en primer plano,
acusando “…Más…/sólo encuentro nubes de
granito,/antiguas lluvias de ácido y sangre/que
certeras carcomen/hasta el alma…” En otras
ocasiones, son sepias, donde élla se camufla en
un segundo plano, al vaivén del pasar del tiempo,
de esos condenados años que intervienen como
una espátula sobre la piel, en los retiros más
intrincados del alma, dejando una pátina imposible
de dar de baja, porque es “…un oleaje
horrendo/calendario de infamias/llenando la
memoria…”

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Es la hora de las confrontaciones entre el
ser y el pensar, esa bronca en la que cada uno se
enfrasca cuando inicia la búsqueda de los
orígenes, de las razones de estar sobre la
tierra…. Y en ese itinerario descubre o co-
descubrimos “…El recuerdo que juega pasadas
bromas en el aire…” Por eso su palabra se torna
dura, amarga, fría, como un escollo que incita a
ser salvado, a ser leído… Pero Elsy Santillán,
poeta irremediable, deja atrás esos escollos, atrás
la flaqueza humana, ese lado oscuro en el que se
debaten aquellos que optan por el pánico
brotado del averno, o por la insípida locura de
vivir al día, disfrazados con el traje sastre, con
tacos y cartera, con esas joyas iluminando sus
gargantas, como reclusos voluntarios de la
rutina…. Elsy Santillán lúcida en medio de ese
manicomio “…lanza una cuerda hasta la luna/y
camina sobre élla/ en equilibrio…// para
escribir en teclados y cuadernos/al ver de la
bruma/su caída/sobre el techo,/las esquinas/y
los libros…” Sabe que la vida sencilla es poesía,
ese río subterráneo que abre su cauce hacia
todas las vertientes donde los seres humanos
abrevan como criaturas celestes en los paraísos
terrestres que les fueron asignados…

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“Desde las locuras humanas de María”
(Diálogo con la poesía de María Estrella)

Retorno a la infancia, recuerdo la espera


del verano cuando el royal dumbar circus, se
instalaba en medio de la plaza de mi pueblo y
entonces me acomodaba siempre en la misma
silla para mirar hacia lo alto, donde ella mariposa,
iba de un lado al otro de la cuerda y ataba mi
pupila a esos vuelos “abandonando su
cuerpo/dejándolo abierto y disolviéndose…”
Luego transitaba por el aire y en medio del
silencio haciendo de las suyas sobre la bicicleta,
yendo y viniendo en medio del hielo de mi pecho,
restándome el aliento, de pronto, ¡zas! Se lanzaba
al vacío y caía y caía con una lentitud mortal,
entonces de la nada surgía un hilo enlazado a su
talón, impidiendo el impacto en el piso ahito de
cristales; asi, simplemente, frente a mi estaba la
magia “…el ángel de la muerte/despegando sin
hacer daño…//”
Al pasar el tiempo, entendí esa lección de
equilibrio y armonía, que jugarse la vida no es un
truco, que supone la certeza de la libertad, de la
disciplina, de la fe y esa necesaria acumulación
de experiencia y dominio de las cosas, de las
relaciones sistémicas entre el entorno y el hombre
que concreta un conocimiento, porque “…somos

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humedad/destello/orgasmo/vida…//” Y yo,
añado María, /…somos poesía//.
La poesía ES, cuando abre la posibilidad
de la utopía, cuando nos traslada a las
dimensiones ocult6as de la realidad y nos
devuelve nuestra condición de artífices de los
anversos de sa carne y hueso que nos recluye…
Porque nada hay oculto bajo el poema,
porque a cada rato “… los peces están saltando
ahora/y bailan en tu silencio…” porque los
vemos cuando estamos dispuestos ha
sumergirnos en los otros mares, en esos infinitos
que la palabra rescata como un anzuelo des
espuma, cuando “… sonríes y cantando
vienes/luminosa infancia de ojos perdidos…”
El poeta abre un sendero para cada pie
humano, pero cubierto con la pies de sus
convicciones: María estrella, es así, propone
claves para ser leída, nos dice que amar, no es
mirar desde nuestro lecho, sino desde los
pliegues del otro.”…Entonces te pertenezco/y
puedo entenderte lejana/saberte furia y sentirte
fuego/amarte…/vuela, vuela y persigue tus
pájaros…”
Entonces que más puede haber bajo el sol,
más que amarse en libertad, sin el pretexto de las
palabras, cada cual haciéndose, deshaciéndose,
rehaciéndose, para luego, más libres cada vez,

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estar “…a la hora del té…” En esto radica la
adolescencia sempiterna a la que todos
aspiramos.
El poeta, en su locura humana, si en este
desarmonizado mundo, existe la locura, establece
una relación de causalidad entre el ser palpitante
bajo una piel y el ser poético, por eso trasciende.
María plantea a cada paso esta sindéresis
analógica, creando campos morfémicos sencillos
por lo accesibles y lógicos porque armoniza lo que
es élla y lo que escribe.
María la quinceañera asediada por los
pelados que rasgan sus guitarras cerca de sus
oídos y ella fantasma, en otra fiesta, sin acolitarse,
en el soliloquio diciéndose, diciéndonos:
“…cuando pueda escupirte
serás grande y estaré loca
serás hombre y seré santa, sabia…
no te escucho
por favor grita
grita que no te mido, que no te siento,
que no te digo…”

Se sabe terrestre, tangible, pero oteadora


de esos más allá, que hacen posibles esos
mundos donde nos permitimos los lujos más
inverosímiles, donde “…un fantasma juega con
la noche/devora estrellas para su nariz/jurando

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no ser más que un sueño…” Sabe, sabe
perfectamente que el pan es pan y el vino vino,
que aquí está la calle por la que transita todos los
días, pero allá, en sus manos está María
“…sentada en su lugar/ mirando como el sol
desdibuja la paciencia, María…” y sabe que
hace poesía
¿María irreverente?...¡SI!, de hecho camina
sobre el asfalto y mira las estatuas, se pregunta
qué son, qué hacen, para qué sirven, entonces da
la vuelta el pergamino de la historia, nos hace ver
que los muertos son algo más que una momia en
la que los falsos héroes se relamen o el espejo
donde se retratan los fracasos del iluso que cree
todavía que todo tiempo pasado fue mejor,
entonces nos recuerda que a “…Eloy Alfaro, ya
nadie le desordena su cabello/ni le cubre de
paz/…Nadie recuerda la melodía/de libre ser
humano…” Y así, Marìa, hecha tierra sobre la
sintaxis, subvierte la concordancia, para
enseñarnos que primero hay que ser libres, para
luego ser humanos y que lo cierto es, que allá a
principios de siglo el viejo luchador “…por las
calles azules que amó/estaba siendo
arrastrado/ (y) con sangre escribió una
historia/en el nido de su locura…”
¿Intuye? ¿Sabe a ciencia cierta el orden
exacto lingüístico-académico de los sintagmas???

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¡¡¡Qué le importa!!! El respirar es más que eso, es
ejercer el aire a manos llenas, hasta restarnos el
aliento:
“…al mar, el sol y el niño, al mar
la luz, todo el cariño, la luz
al mar, la luna, el sueño, al mar
la luz, todo el cariño, la luz…”

Es María Lenguaje, poseedora del entorno,


ubicando las cosas en concordancia con sus
dones, el sol y el niño: luz que se escancia en la
plenitud marina, en un todo cariñal: entonces
aprendemos que la morfosintaxis es un carajo,
que la imagen fluye, fluye como cuando estamos
plenos de mundo y de humanidad.
María, aboca la vida, la que se viene, la
espera sin prisa porque la sabe suya, gato que
arisba en la noche, mientras la María sueña, se
proyecta alas de mariposa y colibrí, se transmuta
paisaje y mira “…a la muchacha que perdió la
suerte justo cuando su vientre crecía y
desconsolada tuvo que morir en un barco con
destino a la Jony , …. Lupita…Paciente
esperando la ilusión del norte/paciente
esperando la pasión del norte…pacien…”

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“IMAGEN DE LA ESPUMA”
(Comentario a la poesía de Ruth Cobo)

La cualidad del arte, de la poesía en


particular, es su capacidad polidimensional,
suscitadora y motivante: el creador sumergido en
ese torrente que es la generación de
pensamiento, debelador de las realidades
múltiples y de las experiencias que singularizan a
los seres humanos relacionándose con su entorno
vital, en esta orilla, y en la otra, esos ríos
palpitantes en los que confluencian las voces, las
imágenes, las armonías, los matices y colores que
compendian lo creado.

Crear es una forma de existir “…ir hacia


el sol/ a su perfil/donde doradamente/ caen las
mieses…”, saberse parte de esa inmensidad
cósmica desde donde el silencio se agiganta,
abarcándonos, hasta la periferia de la vida,
retándonos a inmiscuirnos en la rotación
incesante que testimonia la certeza del universo…

Ruth Cobo, confiesa ser, apenas un ojo en


ese infinito misterio. Sabe también que somos
seres intemporales en tránsito, casi a ciegas, en el
diapasón de las edades, sabe que: “…Buscando
estamos, nuestro rostro/ esa necesidad de ser/

27
iguales…”, y sabe que hay signos que evidencian
ese paso sobre la tierra, huellas sobre las arenas
milenarias, cánticos inmemoriales, que no son
más que la digital en la que otros pueden leer toda
una historia, “…”El olvido nos empuja/ a
encontrar nuestra forma/ en otros rostros/
lejanos/ como huellas en el pictograma espiral/
espiralado/ de la conciencia humana…”

Los signos: el Yaraví, el arpa, el oleaje, el trigo,


los caracoles y las quenas, en armonía sobre la
simiente, se constituyen en los materiales con los
que se va elaborando, sílaba a sílaba un canto o
“LA IMAGEN DE LA ESPUMA” que demanda
geografía y tiempo.

La ciudad abruma, no es un ámbito propicio:


“…La ciudad va: agitada rapiña/ entre ruina de
hambre/ marchita edad/ atada/ a su
uniformidad política/ miseria/ hunde la fe…”, la
ciudad es una trampa para el hombre y para su
palabra; las vicisitudes son el sorbo amargo
cotidiano, los meandros de miseria que
enceguecen, al punto de orillar al creador a la
atadura verbal del cartel, propicio solamente en
tiempos de crisis; quizá aquí la poetización de
Ruth, encontró el escollo donde se “…hunde la

28
fe/ en el demente rincón/ civilizado…” y
entonces acude al verbo, buscando… una
nueva esperanza…

Ella plantea la hipótesis del hombre


transmutándose en tiempo, como una posibilidad
de cincelar su historia: “…es el hombre/ el
pródigo momento/ la esencia permanente/que
vuelve/ en sus múltiples retornos/ha construir
la historia….”, acaso, el ser humano resolviendo
la eterna dicotomía entre el pensar y el hacer;
presente con su mente y con sus puños, abriendo
los surcos en el campo y sonando sirenas en la
fábrica, adueñándose de la ciudad, esa jungla
perpetua de cemento.

Qué difícil es superar los paradigmas,


propios de la cultura occidental, que tipifican a los
seres como “malos” o como “buenos”… ¿cuál será
el fundamento que, retrata al gorrión como la
imagen de la ternura y al lobo como el temible
acosador de caperuzas?... desde estos supuestos
–cuestionables– se elabora el texto
“IMPOSICIÓN”: “…El mundo verde/ se
destruye/ donde/ las hormigas/ duermen/ viene
el lobo rugiendo/ su gula…” Un texto, que incita
a los cuestionamientos ideológicos, porque,
sostiene Ruth Caicedo “…no es libre el

29
gorrión/…. cuando/ el jornalero sin aliento/
tiene hambre/ en la jungla perpetua/ de
cemento…”

El escritor no puede permanecer impávido


frente a las contradicciones que día a día
escinden al género humano; Ruth, reconoce esta
exigencia creativa, asume una posición, y exhorta
al SEMBRADOR,”…Temeroso de abrir los ojos/
vuelves/ al letargo/ no al sueño que lleva a la
conciencia/ a memorias lejanas…” y no solo
recrimina, sino que incita la acción “…Ya es
hora/ de abrir tus alas al vuelo./ Vive la luz
desde su origen. Sé…”

Y Ella se enrumba hacia aquellos espacios


donde coexiste la unidad cósmica tierra-hombre:
“…te encuentro en mi esperanza/ geografía/
para caminar mañana. / Tierra mía/ desde ti se
extiende la pupila de luz/ la melodía/ la savia
que viene a desdoblar la imagen/ para crear/ la
vida”. Ella desde la comprensión que la palabra,
la imagen, el movimiento, los sonidos armónicos,
son los instrumentos en sus manos para constituir
la geometría de la vida.

El escribir es una profesión de fe y… de


soledad: es el ser que se conmueve con ese leve

30
susurro de una guitara desvencijada que suena en
los extramuros, o con el grafiti que transmite
pensares locos de algún escribiente irreverente, o
con el manifiesto de los estudiantes y obreros
coartados en sus libertades, o simplemente con
los combates ternurales de los amantes furtivos…
es esa ansia inagotable de gritar en silencio el
caudal volcánico que funde la corteza de las
venas… es la noche invadiéndonos hasta el
miedo… “Tus ojos/ cantos de miel/ universo de
dulzuras/ tus susurros (que) acompañan/ (que)
elevan/ (que) me visten de ternuras/….
Extendiendo tu néctar a mis venas/….

Sucede que nada pasa inadvertido para


Ruth Cobo, que dialoga con el transeúnte
anónimo, que le cuenta de sus naufragios, cuando
silva el yaraví, mientras se encamina al arenal de
la rutina, y fustiga, le dice “Rapsoda sé. Semilla/
Vencedor/de distancias y de nieblas/llévame a
compartir/ tu amor/sé mar amanecido. Sé sol. /
Sé árbol frutecido, extiéndete al ternural
infinito.” Y también abre su ser cada día a aquel
que está detrás de los espejos …”Te absorbo en
cada palabra,/ en la escritura de mis versos/
extendiendo tu néctar a mis venas”.

En este entorno, es la mujer íntegra y


súbita, mirando desde las otras pupilas cómo
31
“Frugal/ fresco y hermoso para el amor/ tras la
enredadera verde y el anhelo. Cantan/ tus ojos
dulzurando en los espacios de mi cuerpo/ para
que el amor sea la ruta del encuentro…” La
imaginación espectante se desata entonces,
discurre entre páginas y páginas de un cuento de
amor, que todos anhelan y que, desaprensivos,
han abandonado en el camino, pero que ella
dispuesta a los combates, lo tiene entre sus
manos como en un cofre: “… te respiro, te
palpo, te conozco/ en el tacto de mis
ensueños. Diáfano/ en la magia de la sangre
que vertebra,/ tu aliento y mi mirada.”

Y ese espacio de idilios y batallas tiene


límites ciertos donde “…truecan la enredadera
del geranio, en el olor/dorado del membrillo, la
buganvilla y el enebro.”

La ciudad que nos es más que una especie


de nidal de edificios extraños, de calles abiertas
para los cláxones y el griterío, ese sitio
innombrable para el común de los mortales, es
para Ruth la “… amada ciudad/ brindas/ tu
escenario de piel castaña/ para el tiempo/ y el
rostro de las gentes/, para el trino, el nido, el
campanario.”

32
Es la soledad de ese cosmos de pequeños
habitantes que gravita debajo de la piel, a veces
susurros sangre adentro, a veces palabras que
trascienden hacia otros tímpanos: “….He dejado
esos días/ perfilados a la orilla/ del río/ ¿dónde
está el alba de esos/ días?/ ¿dónde su
olvido?// Migrar es sentir en las pupilas/otra
afinidad/ raizándose en otra latitud/ de este
mismo planeta/ que no se ha desgastado/
brotar en los renglones/ en el margen/ fuera
del filo de la pagina/ es disponer un nosotros/
en donde estamos/ solos.”…

Quisiera equivocarme, pero este no es un


poemario, son páginas escritas con la intención de
sublevarnos, de encendernos, como quien nos
arrastra de lo efímero a reconocernos, en lo
perdurable posible, solo gracias al desarraigo de
lo inútil y perecible en el que la pasividad
sumerge, mientras se mira desde el umbral de la
rutina, pasar las saetas de lo insólito.

Del Libro “RAZÓN DE SER” de Hugo Jaramillo


Muñoz:….

NACÍ GUERRERA
(Comentario a la poesía de Judith Bonilla)

33
” Amanecí guerrera / soñando a mi
Atlas,/ señor de mis batallas”… combatiendo
por un mundo en el que la palabra sea algo más
que un convenio por el cual todos dicen lo
permisible, esa es la consigna de Judith Bonilla:
ella sabe que lo cotidiano es una camisa de fuerza
en la que el ser humano acomoda el continente
perecible de su ser y por lo mismo el significado
de las palabras devienen en cuentagotas hacia el
vacío.

Sísifo por ejemplo es un auto inmolador


encadenado a su propia necedad, a la aceptación
tácita de una forma de sufrir el vivir como una
atadura a ese cotidiano en el que las palabras se
esfuman como las briznas, sin sustancia, sin
fuerzas para mandarle al demonio todo y
comenzar a caminar más allá de las persianas de
la miopía diaria.

Irrumpir guerrera es una forma de


subvertir las enajenaciones que implantan los
decires de la gente, “…Esperando ser tu vaina /
para que con furor tu espada/ me cope
cadenciosamente”, es un reto, un develar la
manía de mirar la paja en ojo ajeno, esa que
pretende sojuzgar la carne de los sueños,
negando al otro, el derecho a cambiar de piel
34
cada vez que amanece y el ojo descubre una luz
al final del túnel.
Saberse guerrera significa hacerse invisible
frente a los cancerberos, para atreverse a navegar
contracorriente confirmando que sobre un mismo
lecho corren aguas distintas que renuevan
nuestros pasos., es un llamado silencioso a flor
de piel… “Cabálgame en las lilas/ banderas de
mi entraña./ Sé mi canto./ Sé mi mundo.//Borra
el llanto/ con estertor ardiente,/, a sabiendas
que el cuerpo es un navío sin brújula en búsqueda
constante de orillas y gaviotas donde los seres se
confunden.

Entonces la Judith hace de su desnudez un


rito que convoca a las trepidaciones más allá de la
epidermis: “…. Mariposas lentas/ a volar les
mando,/ las libero sueltas/ a curar mi
espanto…” .

Ella, guerrera conoce de armas, de la


sabiduría que engendró cada empuñadura, de la
vida y de la muerte que un haz de luz puede inferir
a la carne desguarnecida, por eso su otear busca
los orígenes en los surtidores de la especie y
trasciende hasta la conciencia del ser, como una
sinfonía donde se funden todas las voces: “Has
construido en mí/ el altar,/ mientras te preparo/
35
un templo/ con desnudo cuerpo.” entonces la
batalla transmuta himno que perpetúa la vida.

Así es la poesía, guerrera, incitadora,


permanente, no palabra encadenada al significado
que le impone la rutina del gentío, si imagen que
incita al ser humano a las búsquedas
inquebrantables en sí mismos, en los otros,
levando anclas, diseñando rutas, más allá… “de
la rancia costumbre/ de ofrendarnos ligeros…/
enceguecidos por la luz efímera de lo rutinario.

Así es la poesía, un haz que rasga el túnel


fundiéndose en el espiral de luz que se constituye
en la palabra que provoca: “Apagas la luz para
mí./ Conoces las apetencias a la hora de
amarnos,/ un incienso seco/ penetra a nuestro
nido…” así Judith, desde el albedrío íntimo
devela el protagonismo del otro, lo vincula a su
propio ser guardando los límites donde cada uno
ejerce “la ética de lo erótico”, único lugar común
donde los seres se construyen sin tapujos; sólo
entonces es una especie de planeta
metacotidiano que hace posible la recreación de
imágenes, como un descubrimiento
desencadenado al infinito.

36
Es a partir de este momento que la palabra
rebasa su corteza morfológica y se constituye en
imaginario social…” saltos al vacío/ ¡Vida!/
Eslabones frágiles de tiempo.”

VOZ DE TIERRA Y MAIZ


(Comentario a la poesía de Matilde Suárez T.)

Matilde Suárez Troya, espontáneamente


solidaria, reconstruye los más sencillos
menesteres cotidianos, en esos naufragios que
suscitan la esencialidad de las palabras:
“…Tantos humildes sin orilla./ La palabra se
hace grande por ellos./ Es la lucha de todos
los días,/ ahogada en el grito de la tierra./… Por
ello no admite dicotomía entre el ejercicio poético
y es inmiscuirse en el quehacer humano, “…Es
el silencio de los pobres del mundo/ en el hilo
del telar./ Campesinos sin tierra…” entonces
se incluye deliberadamente a aquel mundo
rodeado de los silencios del indefenso y de las
voces retumbantes que se apropian de la calle y
se declara fraterna con el desamparado que cruza
a su lado con esa “…Voz metálica de tierra y
maíz…”

37
Pero también, desde la otra orilla, donde
el amor se abre espacio en lo íntimo, confiesa que
se trata de algo así como huracanes
sacudiéndola o acariciándola, porque es …el
tiempo azul de la ternura, acercándose hasta la
periferia de su cuerpo intocado.

Allí, le asiste el hábitat vegetal, desde las


raíces que sus manos no pueden alcanzar,
porque son sinónimo de la ausencia del otro, que
seduce desde esa otra orilla, en cada constancia
de los seres naturales que se yerguen ávidos de
luna. En el entorno encuentra su razón para
amar, en el tiempo sin tiempo del olvido, donde
cunde el silencio, preámbulo para la reflexión,
para el monólogo íntimo, que constituye el
encontrarse frente a frente con el opositor que
reconstruye palabra por palabra, el alfabeto
asignado, los nombres que aroman e aliento,
cuando se trata de hilar en el telar con todo los
colores y con todas las voces que se condensan
en el canto combatiente.

Las palabras entonces van apareciendo entre el


oleaje donde alguien bebe sus raíces y se libera
de la atadura cotidiana, y torna sus ojos hacia los
humildes sin orillas, o se estremece con el grito
de la tierra y el silencio de los pobres del mundo…

38
Allí le invade la soledad como un Fuego Rojo
quemando la vida…

La vida da y quita, en lo íntimo algo se


muere para vivir siempre, para caminar casi
autómata por esas calles de la ciudad atestadas
de gente, de rostros desconocidos.

Caminar casi sin sentido hasta encontrar la


ruta exacta hacia la ternura, los hijos, todo aquello
que las manos de aquel edificaron: Sus cuadros,
sus tapices, la locura del color, sus manos,
mis manos, su amor, mi amor. El relato intimista
se desborda con una intensa verbalización en
prosa, esa historia personal que le identifica
sensible y amante total.

Hay un desencuentro constante entre esa


ansía de vivir sin tiempo, en la memoria, en los
surcos, acariciando el mar infinito de las
tardes, que constituye el engranaje de los
sintagmas, y su compromiso simplemente
humano con el campesino, con el dolor de los
pobres y los anhelos de libertad de los pueblos.
La subjetividad vigente en sus versos, son el
testimonio de lo primero… Y el compromiso con el
Hombre Universal se establece a través de las
figuras e imágenes literarias:
39
“…En las puertas de la libertad
de los pueblos,
humeante de dolor de los pobres,
hondo el canto combatiente,
Y yo deletreando
el alfabeto de tu nombre”

El acto estético implica tomar partido, ser o


no ser un militante en el contexto de las causas
que mueven a la gente común y corriente a vivir, a
respirar, a soñar a meter sus manos en la hogaza
de pan para brindar al huésped… o sumirse en los
devaneos amatorios íntimos, desmemoriados, a
espaldas de la realidad vigente:
“…Desde lejos, desde siempre,
La huella de tu amor
en el delirio de mi muelle.
silencio de huracanes sin anclar
acariciando el mar infinito
de las tardes….
Tú y yo prisioneros del infinito amor…”

Es asombroso, estar entre ese Yó ahíto de


amor y el llamado de la muchedumbre que rosa la
piel a cada paso, en cada ventanal, en los
escondites suburbanos, en esa mano implorante
del mendigo, y no alzar la voz… no ejercer el

40
derecho a la palabra que exige cada poeta, para
traducir lo que acontece sobre la Tierra.

Para encontrarse allí, exactamente, en esos:


“…instantes fugaces, como en los sueños. La
vida estaba en la sangre, la ternura en el
solidario tránsito de la sonrisa que despeja el
sol, la luz del rostro que entrega un poco de su
muerte azul. No sé qué sentí….” Conforme la
confesión de parte que no pudo eludir Matilde
Suárez Troya…

LA MALA NOCHE:
(Comentario a la Película de Gabriela Calvache)

Lo cotidiano que nadie ve, ese lado oscuro


de la realidad, por el que transitan miles de
mujeres marginales, exiliadas hasta la
extremadura de una ficción llamada “moral” y que
se devela ante la pupila del conjunto como una
“justificación” a la re-presión íntima de quienes no
se atreven a vivir el llamado introspectivo de la
esencia humana.

Alguien afirmó –en medio de la parábola de


un prostíbulo– todos llevamos una prostituta
debajo de la piel y los jovenzuelos, la miramos

41
como si se tratara de una loca anegada de ron, y
dejamos que pasara la noche como si nada,
degradándonos mientras la rock ola repetía las
verdades de JJ., sin otorgarle la trascendencia
que tienen esas palabras, en las postrimerías
suburbanas, donde la gente de verdad
intercambia sus más sublimes pertenencias ese:
“vivir en la piel de otros, observar desde sus ojos,
amar con su corazón…”

Acaso el hacer diario, no es un “rodaje”


que convierte al ser humano en director y actor de
su propio argumento vivencial? Acaso detrás de
cada visillo no se desenvuelve, en silencio, un
drama que a nadie conmueve?...
Acaso los cuentos de hadas no son más
que el lado flaco de esa gran mentira humana,
que inadvertimos por ser protagonistas
conscientes o inconscientes?

¡Claro que estamos atrapados sin salida en


el laberinto de mezquindad y de prejuicios en
nombre del padre, del hijo y del vecino, por ese
escabroso amor!

La Mala Noche, nos confirma que el amor


es un mayúsculo error que ata a los seres
humanos a una especie aterradora de ficción,
42
hasta minimizarlos restándoles la posibilidad de
avizorar su propio futuro: Dana, está seducida en
aquel mundillo asfixiante controlado por seres
execrables, que encandilan a quienes, que por su
ingenuidad, no han podido correr aquel visillo que
ensombrece su aposento, para mirar al otro lado
del laberinto.

Sin embargo lo humano, es un detonante


imprevisible que hace estallar la conciencia: la
afirmación contundente que “En la actualidad en
el mundo existen alrededor de veintiún
millones de personas en situación de trata…
Las víctimas de trata sexual son, en su
mayoría, mujeres y niñas pobres de países en
vías de desarrollo como cualquier país de
América Latina…” es el afluente argumental en
el que Gabriela Calvache, sustenta su creación
estética, socialmente comprometida: Y no se trata
de una transcripción simple y llana de un
acontecimiento diario, ¡No! La Mala Noche, surge
de un inmiscuirse con el corazón y el cerebro en
las vicisitudes de “… grupo de niñas y
adolescentes que vivían en una casa de
acogida. Todas esas niñas habían sido
engañadas, desarraigadas de sus hogares y
forzadas a prostituirse en burdeles o casas
privadas, hasta que fueron rescatadas.

43
Después de ese encuentro decidí investigar y
así conocí a mujeres adultas que lograron
escapar del tráfico sexual…”.

Se trata entonces de un reto, de un desafío,


para que el espectador se mire ante un espejo y
encuentre su propio rostro, su propia experiencia,
que le obligue a habitar por unos días en la piel de
Dana…”

Siempre, cuando se asume las turbulencias


de la sangre en las venas del gentío, descubrimos
que somos entes sumisos, ausentes, a expensas
de proxenetas invisibles que mueven los hilos del
títere subhumano que “vive” en aislamiento,
atemporalidad y apatía, hasta el instante en que la
conciencia se conmueve y pugna por la libertad
que cimente la fortaleza humana guarecida en
algún lugar bajo la piel.

La Mala Noche, definitivamente es “…Una


historia que pasa de la sumisión a la rebeldía,
a un final que no tiene retorno…”

LAS HUELLA DEL BOHEMIO


(Comentario a la poesía de Gustavo Egüez V).

44
La sabiduría popular ha acuñado el
verdadero significado de la trascendencia humana
en una frase, familiar a todos nosotros, “el fulano
está recogiendo los pasos”, entonces sucede que
a ese alguien en cuestión, todos empezamos ha
mirarle en todas partes, es decir en aquellos
lugares por los que, de alguna manera, él dejó su
huella: “…el espectro/ que se cuela en tu
vetana/que me mira y me reclama/la criolla
queja de amores, canción tibia y solitaria….”.
De este modo, las personas algo de sí depositan
cotidianamente en los sitios y en las cosas que les
roza, en los recodos donde sus congéneres
comparten su presencia vital, en la piel y en las
simas más profundas del alma donde bucean sus
recuerdos: “…por ese barrio celeste/calleja
dulce y larga/está dormida de penas/sin la voz
de mi guitarra…”

Este mundo análogo que el Hombre va


creando día tras día, supone entonces la
presencia del ser desnudo, de su verdad, de los
rostros despojados de máscaras conque a veces
disfrazamos nuestras flaquezas y temores.
a mayor aventura que se puede emprender,
es oteando al hombre cuando sale a recoger sus
45
pasos, porque entonces le descubrimos realizado
y total, con otros vuelos que ni siquiera habíamos
sospechado, cuando recién sembraba huellas,
cuando palpitó junto a nosotros de carne y hueso,
cuando:

“…Mi cerebro está escribiendo


a diez metros de tu cama,
mientras tú estarás soñando
a diez pasos de mi alma….”

A veces, la cercanía corporal de nuestros


congéneres ofusca la recepción sensible y nos
obnubila oscureciendo el entorno que
compartimos con los otros, entonces no nos
percatamos de aquellas aristas que constituyen
los anversos más prístinos del semejante,
entonces perdemos la oportunidad de
sumergirnos en esos viajes que se dan una sola
vez en la vida, quizá en ese solo segundo, que
marca la diferencia entre lo común y lo insólito.

Uno de esos hechos que se grabó para


siempre en mi memoria, lo protagonizaron dos
personajes que caminaron entre nosotros, que
caminaron sencillamente por estas calles
nuestras, de nuestro Ambato: El uno, un
noctámbulo empedernido que solamente hacía

46
romances y tocaba la guitarra y el otro un viejo
lobo de mar. Este llegó un día de improviso por
las oficinas de la Casa de la Cultura, y nos
impresionó a todos con su carga de
reproducciones de los clásicos. Venía impregnado
sus ojos de historias de marinos y tahúres, de
playas y de museos, de libros que dan cuenta del
pretérito, en fin de todo aquello que constituye el
devenir de la humanidad, se llamaba Luis Guerra,
que había descubierto en las postrimerías de su
vida, que su haber corpóreo debía descansar en
su ciudad natal, entonces planificó el retorno,
haciendo gala de su estatura maravillosamente
“pragmática”.

Como era de esperarse, inmediatamente se


identificó con aquel bohemio consuetudinario,
llamado Gustavo Egüez Villacrés… Juntos
inauguraron un nuevo albedrío paranocturnal, que
tuvimos el privilegio de compartir.

Debo confesar que las reuniones por lo


general se constituyeron en diálogos entre esos
dos seres plenos de vida y de anécdotas, que los
demás gozábamos, aprendiendo y
enriqueciéndonos. Noches de vino y de guitarra:
“…Esta amada de madera
47
que mi vida ha trastornado,
que ha puesto notas azules
en el alma y en el cráneo,
en la noche y en el día…
en el río y en el campo…”

Una de aquellas noches, Luis incitaba los


recuerdos de Gustavo: “Te acuerdas Gustavo –le
dijo– allá por los años 50, al final de la calle
Montalvo, en esa casita de dos pisos, con
balcones celestes, esa chiquilla de ojos verdes…
Cómo no voy a recordar –le respondió Gustavo–
Y te acuerdas, en el año 45, en la Yaguira, en esa
casita de madera donde vivian las….. –Claro que
me acuerdo– Y así Luis Guerra iba
retrotrayéndose en el tiempo y los recuerdos, que
de uno u otro modos los habían compartido, hasta
que llegó a 1915…”Te acuerdas –Dijo
emocionado Luis Guerra– Y Gustavo, le cortó de
tajo: -No Luis, de eso no me acuerdo, porque
entonces yo era un piropo en la boca de mi
padre…”

En esta anécdota, se resume la dimensión


del creador, que describe plenamente el ser
analógico de aquel hombre cuya verdadera razón
de estar sobre la tierra es la imagen poética.
48
En Gustavo Egüez Villacrés, no se puede
concebir más espacio que el concede la palabra
constituida en lazo entre el pensar y el hacer,
como él mismo lo afirma:

“…Y no quiero nada, ¡Nada!


que haga crepitar la hoguera
del corazón… Y mañana
sumergido en mi bohemia,
el veneno de cenizas
de esta aventura perversa,
beberé en un solo trago
entre penas y tinieblas…”

Gustavo, cinceló la vida, entre la poesía y


la noche, entre el amigo y la guitarra, entre su
inexplicable pena desconcertante y la gente, la
gente sencilla, la gente humilde que supo
acogerle tal cual era.

Por eso resulta originalmente solidaria su


actitud cotidiana, tiernamente espontánea, como
en aquella ocasión, cuando por iniciativa y
decisión de Mario Cobo Barona, el Núcleo de la
Casa de la Cultura, editó su Biografía de algunas
emociones.

49
Las circunstancias que rodearon la edición,
fueron especiales: Mario Cobo, Hadyta Zurita,
María de Lourdes Lozada, Hernán Castillo,
Manuel Paladines, el escultor Paul Palacios y yo,
dedicamos nuestro tiempo a recoger las páginas,
del libro, engramparlas, pegar las portadas, y así
uno a uno ir armando los poemarios de Gustavo.
Entonces de cuando a en cuando llegaba Gustavo
a supervisar el nacimiento de su libro y… nos
pedía unos cinco libritos, para la Cara de tapado,
la Carnaval de Guaranda, la preñada, es decir sus
principales interlocutoras, sus amigas, sus
“cantineras”… Este ES Gustavo Egüez Villacrés,
Hombre, genio y figura inolvidables.

Este Gustavo, que supo, quizá sin


proponérselo, encausarnos por las rutas del alma,
entre boleros y romances, pero por sobre todas
las cosas, por los chquiñanes más bondadosos
del Hombre, Porque en El, jamás hubo un ápice
de rencor, Porque:

“…Mis manos que son mis ojos


-diez retinas de mis cantos-
…Estas dagas cristalinas
-cual herramientas de nardos-
encarcelan mis ideas
y arquitecturan mis cantos¡”

50
Los cantos que están vibrando en cada
corazón ambateño, porque son huella imborrable..
Esos cantos que llenaron las calles de la
ciudad, aquel día cuando un féretro acarició los
hombros de los amigos y su Ambato tierra de
flores, le acogió entre sus pétalos, para que siga
escribiéndonos desde la eternidad… donde nos
aguarda.
Del Libro “RAZÓN DE SER” de Hugo Jaramillo
Muñoz:….

MI SOMBRA Y SU BOINA
(Comentario a la poesía de Alfonso Murriagui)

…Dicen que el caracol es un loco suelto,


que va diseñando profundidades y cimas, donde
el cantor atiza el fuego “Para cambiar el
tedio/que habita en la costilla/precoz de la
nostalgia…” Dicen dibuja, furtivo, innúmeros
senderos que insinúan la vida, para ñel que surge
desde lo profundo a sencillo,

En permanente persecución de la sombra y


su boina, porque en ello radica el juego crucial de
la palabra o la razón de ser de Alfonso Murriagui.

El Poeta no ha tenido tiempo para el tedio,


sus nostalgias, sus testimonios inalienables de
51
una vida perfilada con triunfos y derrotas que
enriquecen la memoria, que “…Viene como los
cantos posesivos/como la dulce niña/que dejó
sus peces/como la voz materna y sus
silencios/poblados de ternura/ y a la distancia
se constituyen en imágenes que el Poeta, sabe
compartirlas, con esa sencillez que solamente
quien comprende la virtualidad de la palabra,
puede hacerlo.

El lo sabe y puede codearse con la vida


“…y se detiene al filo de la luz/y los recuerdos”
tejiendo un andamio melódico cálido, que alude
plural a los sentidos, para comprometernos en la
lucidez de una realidad pretérita, abriéndose a los
instantes en los que no caben evasiones, porque
nos toca vivirlos a sangre y fuego, porque
“…Existen nuevas formas/para enfrentar, sin
prisa/la nostalgia/…Los círculos secretos/de
todo lo vivido”

Sin duda, Alfonso Murriagui, sabe que en lo


más profundo de la nostalgia se derrama una
copa de vino añejo, en cuyo caudal se
transparentan los quehaceres del Hombre que
supo ir construyendo, palmo a palmo, un albedrío
de auténtica solidaridad.

52
Viene el Poeta, desde entonces, dejando
atrás “…los mensajes abstractos/del
silencio…” Ignorando, por así decirlo, el anuncio
arrítmico de la aorta, que bajo su piel está
gritando que no hay nada que le detenga,
advirtiendo en cada golpecito tenue, que el
desti8no es el espejismo de quien, en algún
recodo, se dejó seducir por la deriva.

Y es que en la transparencia de Mi sombra


y su boina, en cada imagen el Hombre y el Poeta
aparecen sustantivos preocupados quizá, de “no
poder fijar/la fecha de los ecos/la sonrisa del
agua/en nuestro pecho,…” enseñanza
inequívoca que sobre la textura de la Tierra nadie
es Isla, que somos un transitar colectivo hacia
donde “…duermen las últimas luciérnagas…”

Cierto es, como el mismo Alfonso,


consiente de sí mismo, nos lo advierte, su digital
está fija en el contexto de su poesía, no hay un
solo trazo que hable de su ternura, de su profunda
convicción sobre un quehacer, en el que la
palabra germine en “…un deseo intenso/de
hacer rodar los dados/para que no se
agoten/los gritos cotidianos…” ese inagotable
manantial del que van brotando las palabras como
respuestas a la intención humana de transmutar
53
en multitud, rebasando los muros del silencio, las
voces que intentan en vano acallar las coplas que
hacen del barrio un jolgorio cotidiano, un albedrío
de puertas abiertas, donde el Poeta “…Se
acuerda del vecino/recorre por los cuentos/que
sifró la abuela…” y es allí exactamente donde
nos convoca, rehaciendo desde nuestras propias
entrañas, todos los momentos, que una vez
vividos, escapan como pájaros migrantes, hacia el
olvido.

Es la virtud de quien con su sombra y su


boina, se transparenta a pesar del paso de los
años transcurridos, porque en él los pájaros
quedaron aleteando y su presencia, es como un
pan repartido en cada beso, en cada verso en el
que “…Canta el amor/se llena de recuerdos/y
se eleva la voz/de la protesta/contra la
explotación/y la ignominia…”

Y aquí está la magia cada vez que miremos


estas páginas encontraremos al Alfonso y a su
compañera jugándose en la gran aventura de la
vida, porque fueron hechos, como todo ser
humano, de carne y hueso, para la danza del
amor, para invitarnos a ese ritual de la vida en el
que todo armoniza en vuelo de gaviota, en idas y
venidas de venados impacientes encandilados por
54
el “Ambar/para volver por los recuerdos/con la
guitarra/al hombro/y el poema/en la
voz/ilusionado…” como un manantial que va
cundiendo despacito hasta lo más recóndito de
cada uno.

Sin duda hay en este libro, demonios


desatados, presagiando todas las virtualidades de
la potestad humana, porque aquí se han
conchabado elron, la guitarra, el cuatro, el bombo,
la quena y un corazón enorme que han
trascendido “…el vaso rebosante del
recuerdo…” que nos emplazan, como si al
mirarnos en un espejo, nos fuera dado otear en la
biografía de todos los mares, en la sinfonía del
oleaje que se agita en cada uno de nosotros,
mirar como más allá del cristal, emergen en todos
los cantos fascinantes “…Olga marina tiempo…”
porque en este libro se respira amor, luz y
canto…y el coraje de un Hombre que no
descansará jamás mientras la inequidad exista…

55
DEL Libro “RAZÓN DE SER” (comentarios
de textos) de Hugo Jaramillo Muñoz:….

“SILVA DE LA TIERRA Y EL AMOR CON EL


RESGUARDO DE OTROS POEMAS”,
(Comentario a la poesía de Julio Pazos Barrera)

Se trata de un repertorio textual de Julio


Pazos, mirándose a través de las texturas del
entorno que otorgan significado a las cosas y a los
seres, con la pupila del creador incesante y
obsedido, comprometido con ese quehacer que le
revela singular.

En cada texto el poeta trata de explicitar la


conmoción del hombre frente al descubrimiento de
su espacio que trasciende lo natural, en el que a
decir de Jorge Zalamea “...el hombre aprende su
mundo, para conocerse a sí mismo” ; Julio Pazos,
…mira el panorama, escucha las
voces…como antaño los sones de las flautas/
amables y terribles… que suscitan palpitaciones
tan intensas que restan el poder a la palabra para
interpretar ese cántico insinuante donde se
confunden las ventiscas andinas con los ecos
marinos en la oquedad de las caracolas: “… que
querían despojarme/de mis deleites y largos
delirios,/ armazones de vida…”

56
Aquella inmersión en las incógnitas
iniciales, rebasa lo íntimo: “…deleites y largos
delirios/ armazones de vida…” cuyas
respuestas no se evidenciarán -quizá- en el
transcurso vital cotidiano.

Entonces, la luminosidad significativa


encuentra su origen en la presencia protagónica
del ente natural, vivo, palpitante, seductor:
“Pajonales, padres de tormentas,…” que incitan
al ser creativo.

A partir de esa delimitación, el poeta


reconstruye desde los recuerdos todo un paisaje
de seres, cosas y sonidos que remiten a una
geografía pretérita que inunda al ser profundo, a
su alma inagotable, anunciando la presencia
humana: Personajes que surgen desde los
confines ancestrales, portando toda una
simbología mítica que sintetiza una cosmovisión
que maravilla y abraza hasta el abandono
“…como esos ídolos ateridos/ que reposan en
salobres arenas…” unos y otros, batalladores
marinos portadores de los recados de gentes y
condiciones de allende: y es en esa concordancia
cardinal donde el poeta se reconoce, y con
habilidad tropológica confiesa: ”…No me opuse y

57
dejé que me arrancaran/ cuanto gozo yacía en
las pupilas…”

Así sumido en el movimiento tumultuoso,


en esa comunión de las noches y de los días
propiciada por una instrumentación que traslada
los ritmos naturales a la sonorización que el
ingenio reproduce consolida la crónica.
Y el testimonio va más allá, habla de
advenimientos que socavan la resistencia del ser
“…personajes/ vestidos con anchos
escapularios…” en una invasión plena y vital,
para inundar con ese caudal lúdico, todos los
intersticios del entendimiento, “…Tanta riqueza
me dejó absorto/ en medio de mis internos
quejidos”, afirma categóricamente el poeta,
entregándose al rito: un torbellino incesante donde
los seres sucumben y renacen “…las aves
carroñeras/ desprenden las entrañas de los
ciervos/ para saciar su hambre,…” explicación
poética de ese eterno albur de la supervivencia.
Sin embargo explica Julio Pazos, su
descubrimiento en medio de esa especie de
alucinación maravillosa que constituye otear en
el pasado y que removió ”… en una esquina de
mi desolación/ la claridad del amor que
juré…”

58
La travesía continúa en mínimas
embarcaciones tropológicas, diseñadas en prosa,
por senderos que tatúan montañas por los de que
han de transitar multitudes o exiliados pródigos en
busca de retornos. Páramos desolados, espejos
confidentes, cúspides, ríos tumultuosos, donde
Julio Pazos halló el nidal de las palabras, esa
posibilidad de la intuición que hace dable “el
asalto de gacela de la imagen” para conferirnos
a los demás el don de ver cómo el “panadero
retira la portezuela del horno y extrae dorados
panes mestizos…”

Pero también la palabra devela la faz


humana, los desquiciamientos y perversidades y
nos relata como en el lado oscuro de la geografía
humana, ese mismo leño de eucalipto que
engendró el pan, fue el instrumento del vándalo
que asesinó la arboleda: “…Camino en la ceniza
húmeda y respiro un aire de árboles
carbonizados y plumas de aves muertas. ¿Qué
harán los incendiarios?...” Más allá en la
cúspide del volcán se evidencia también la
paranoia que hace del hombre un títere cegando
vidas: “…Alguien en este instante, degüella a
su compañera…” Estos hechos quedan
imborrables en las prosas 5 y 7 que integran el
poemario de Julio Pazos.
59
Un rasgo identitario sustantivo en una
cultura constituyen los hábitos alimenticios, como
se domestican los vegetales para constituirlos en
el alimento y deleite cotidiano, es también un
motivo poético en Julio Pazos y se solaza en la
prosa 6, brindándonos todo un rito que describe
minuciosamente esa costumbre colectiva propia
de una localidad enclavada en el limite entre las
estribaciones andinas y la extensión selvática
oriental: “...Pienso en los ojos que me miran.
Esa expresión de amor me deja solo: Vuelco
las rodelas de babaco en la cacerola. Añado
azúcar y canela. Hierve y el aroma es un bajel
transparente...”

Los ojos del poeta luego se apropian del


paisaje a través de la descripción barroca de un
icono natural del Ecuador, el Chimborazo “...
espejismo del espacio, que despierta viejas
endechas de amor turbulento y radical” parte
del cosmos, por sobre el cual, tarde a tarde se
reproduce la algarabía de color y movimiento “ ...
Gime el sol de los imperios. El disco desciende
por el borde, parsimonioso, un obispo
abstraído en su sueño de caridad y disciplina o
mole de terciopelinas granates, sangre de
pichón...” y se instala en el engranaje creativo
60
que está hilvanando Julio Pazos, para completar
el testimonio intencional sobre espacios y hechos
que acaecen en el territorio de la conciencia,
desde donde “...aparece el río de luciérnagas
en los declives de las montañas, en la noche./
Se repite el océano azul y estaño visto desde
la ventana de la nave...”

Mira también al poeta -¿así mismo?- en su


acto creativo, generando emociones “..sin recato
y sin percatarse que esa práctica fue su
felicidad...” y exhorta al colectivo a reconocerlo,
según la práctica ancestral de ordenar piedras,
apachetas sobre sus tumbas, en represas de
soledad, ”... curvas preferidas por la niebla. En
donde no crecen flores ni anidan aves...” en
señal de homenaje a esa manifestación de la
divinidad que es la creación estética.

El hombre, el escritor y su obra, constituyen


lo sustantivo en la preocupación del creador,
unidad nodal como eje conductor del proceso que
articula el significante y el significado, sustentos
de la imagen poética, porque para Julio Pazos “...
No es necesario el motivo... se refiere a
infinitos detalles... réplicas del cosmos con
sus sitios oscuros...porque: Texto y vida se
entrelazan...”

61
Son estas premisas el soporte para la
formulación de su poética evidente en las prosas
14, 15, 16, consciente que “... Molestan a los
lectores las confesiones nihilistas y los
despechos de amor...” y por lo tanto el
quehacer como una profesión de fe y una
peregrinación por el ancho universo de los Seres
y de las cosas, sus latitudes y vicisitudes ese
“...trecho lleno de acechanzas...” son objeto del
observador atento, investigador que devela las
incógnitas donde el transeúnte cotidiano se
detiene y se detienen también “...Quienes
escriben detallados informes sobre metáforas
insólitas..” a guisa de textos poéticos, cuyo valor
se agota en la forma.

De pronto él se describe objeto auscultado,


auto identificado por el espejo en el que se
convierte uno mismo; descubierto en el detalle de
la envoltura corporal “...se simula el rostro con
seriedad adoptada para calle, oficina, salón de
sesiones; molestan las arrugas en sectores
cercanos a las orejas, cerca de los párpados,
en las comisuras de los labios, en los belfos
laterales- en un instante de extravío se piensa
que otra persona se oculta debajo del rostro-
...”, es decir, este soy y no otro, al que aspira ser
visto por los demás; se trata, pues, de una
62
disquisición, si se quiere filosófica, elevada a
sujeto poético, en tanto el escritor asume
protagonismo como pretexto léxico.
Así empieza una travesía como en un filme
en el que cada acto se evidencia a través de
escenas aparentemente repetidas, pero que vistas
en los detalles de un consustancial barroquismo
son mucho más que éso, son algo así como
“...ominosas matanzas, desastres y
velocidades cósmicas -que conmueven sus
sentidos y asustan-” y se produce en el escritor
el desbordamiento de hipersensibilidad, por eso
“...Dicen que los sentidos rebosan el vaso y se
desprenden, poco a poco, en un desbande sin
control...” tornándolo en “...Escultura de
mármol que mira siempre al mismo sitio,
indiferente, aterida espera la balada de la
conciencia en el vacío...”

El tránsito por el tiempo y los espacios


diversos se convierte en impulso por sobre la
voluntad, el hombre, el escritor están inmersos en
el aluvión que viene desde lo inmemorial,
atraviesa sus edades y lo infinita sin más “...Se
viaja con el tiempo en algún lugar del rostro y
con un ligero desequilibrio de los hombros
que es la expresión del alma...”

63
(Acaso ese paso del tiempo sin mellar el
cuerpo, significa esa eterna juventud al que todos
aspiramos y se hace presente en la esencia de lo
que llamamos alma?), entonces se advierte que
no existen dicotomías posibles entre los hechos y
lo que se dice, por eso Julio Pazos afirma que:
“...Los objetos se hacen palabras. Soy
lenguaje, atizo frases en el pequeño bracero
que me diferencia del mineral indiferente./ Me
posee un afán frenético de transcribir...”

EN EL OMBLIGO DEL PLANETA


(Comentario a la poesía de Marcelo Robayo)

Alguien lanzó la primera piedra:

…El espíritu busca los espacios propicios


para evidenciarse, aquellos ámbitos que se tornan
insondables, cuando su origen se remonta más
allá de los límites que impone el tiempo destinado
para el hombre solazándose en su geografía
puntual; la palabra es fiel a la memoria, cuando el
homo sapiens, oteando horizontes descubre en el
entorno el significado del sonido, del movimiento,
de las seducciones de la luz y de las sombras y
entonces transcribe para mañana una heredad en

64
la que los otros, los que vienen, se verán
idénticos o diversos. Esa es la historia, un cosmos
diseñado sobre la corteza del planeta hecho para
que el ser humano se despliegue “..arrancando
las barbas a los choclos,/ elaborando el pan a
mano limpia,/ a beso de piedra, a calor de
tiesto.”, es decir suscitando impulsos planetarios
con aquellos materiales al alcance de su mano,
diseñando símiles de la arboleda y de los silencios
que conmueven al ser sensible.

Marcelo Robayo, descubre que el lenguaje


está íntimamente imbricado a sus vivencias, que
las palabras están dispuestas como llamados del
teclado en el brocal del pozo, pugnando por un
cauce desde su lengua hasta el tímpano, por ello
no es el individuo que se manifiesta, es la multitud
que guarda bajo la piel, irrumpiendo como esos
ríos profundos que retumban en esta América de
Arguedas: invocaciones a esas flores de selva
que bordean todos los caminos, que se yerguen
entre las comisuras de las rocas o entre los
estambres de la chuquiragua.

El poeta sembrador, agrícola, curaca o


mitimae, está siempre vigilante, acaso
escanciando la copa del extraño o mirando de
reojo los remilgos de dioses venidos de otros

65
lados: “…¿Quién llamó a fray Jodoco/ para que
acabe de pisotear tu siembra,/ poniendo el
grano de oro en las piedras?...” pregunta,
acaudalando rabia entre los puños, pero
consciente que la guitarra y la vihuela son testigos
inocentes y que tienen hermanos de armonía en
estas tierras, tubos de carrizo fieles a los llamados
de las aves, caracoles que convocan a la minga
para estar juntos, para compartir el grano de maíz
luego de la cosecha. Este es el mundo Robayo,
tan de él, tan nuestro, tan de todos los hombres
de buena voluntad, “….Cogiéndote las manos,
raíz y suelo,/…. como decir un chisme cara a
cara”.
Enfrentar una temática tan compleja implica
una especie de desfloración ideológica, que vaya
diseñando los sentidos que se pretende
comunicar, verso a verso, concibiendo imágenes
que trasciendan y conmuevan, vadeando la
trampa de los lugares comunes –qué difícil es el
oficio de poeta– y sucede que Marcelo Robayo
un anciano que forma parte de los desechables de
la revolución, optó por esa forma de ser Hombre:
en “Los ídolos y el polvo” toma partido e ironiza
desde la arista tabú de lo deístico:

“No adoraréis al barro propio.


Aquí está la madera, para eso

66
el agua especial le dio poderes.
Venid. Arrodillaos e id pagando”

Acaso el nativo de estas tierras no buscó las


respuestas en el poder tangible del entorno? En
el lenguaje nobilísimo del barro tan cercano a sus
manos, tan idéntico a su piel?... No fue un
etnocidio la imposición de otros símbolos,
inexplicables y ajenos que Robayo en estos
cuatro versos los devela?... Acaso no mueve a la
rebeldía la obligación de arrodillarse y aceptar una
deuda adquirida no sé cuándo, en “En el nombre
del Padre y del Hijo…”?

El Arte en general y la poesía en particular


transmuta en tal, cuando no solamente conmueve,
sino que suscita reflexión, cuestionamientos que
muchas veces el ser humano los guarda, los
posterga, porque es cómodo sentarse como
simple espectador del devenir que nos implica.

Hay todo un despliegue de la zoología y la


vegetación americana, de los materiales que el
nativo de este continente supo amoldarlos para
cobijarse y para vivir en armonía: volcanes,
bahareque, el pie descalzo rozando el pajonal, el
hacha, el buey, la yunta, el cuy y la oveja, dioses
de confianza que fueron vencidos de un solo tajo,

67
bajo las patas de los caballos y la complicidad del
responso, para inaugurar ese cuento de la matria
que denuncia escuetamente Benjamín Carrión.

El poeta, devela las invasiones en “Cenefa


de las sombras”, nos relata, con ese lenguaje
recio de aquel que se atreve a rebelarse, como
cobijados por las sombras se hicieron los
malabares que ocultan las rutas ancestrales y
como al paso victorioso de extraños no
convidados, se arrasó todo aquello que hermanó
al humano a ese espacio asignado para gozar del
“oxígeno con todos los pulmones/ buscando
los caminos/ (el) rastro de empujada/ a
puntapié en los glúteos, en todo lo que duele,
mortifica es ay y es obediencia…” para
sentirse dueños y señores del albedrío allí
“…donde sale el calor como asaltante,/…. La
farmacia natural,/ única, sugestiva,/ para parir
de pie junto a la máquina…//”.

Sirve la palabra entonces, fuera de los lindes


del cuaderno de la historia, en el campo de batalla
de lo cotidiano, que también ha sido mermado, él
se mira como en un espejo, se mide, se reconoce:
“…Yo sé, Yo te comprendo. Yo confirmo./ -Él
se reafirma, aún en aquella agonía a la que ha
sido reducido el vivir-
68
No hubo tiempo para comer,
para pensar, para gritar, para ser.
Por eso, en un alzar y bajar de hostia,
tu vida como un ovillo de hilo
se iba en la tos y en el bostezo…

Bajo el sol, el paisaje se torna penumbra,


desolación, los signos de la vida se evidencian
ocres, como si en la paleta los colores se
hubiesen esfumado hasta tornarse niebla
paramal, vaho de bocina solitaria custodiando
“…La choza, alma en cuclillas, pensativa,/
desgranando arvejas, un recuerdo,/ ella me vio
llorar sin decir nada,/ porque hay muchos
deseos que se engastan/ en los colmillos del
lobo simoníaco….” Entonces, de lo más remoto,
vienen las voces que nos explican, que nos agitan
en las estancias donde se congregan amigos y
bohemios para rememorar los aconteceres
perdidos, gritando a voz en cuello yaravíes
lastimeros, secretos, que se atesoran en esas
vasijas de barro donde los aldeanos escondieron
una melodía tan nuestra como aquellos unicornios
azules, traídos de contrabando desde occidente .

69
Del Libro “RAZÓN DE SER” (Comentarios de
textos) de Hugo Jaramillo Muñoz:……

UN QUEHACER MÁS ALLÁ DE LO COTIDIANO:


( Comentario a la poesía de Ramiro Caiza)

El oficio exige una acción habitual


con dominio y conocimiento del entorno laboral y
social; supone que el ser humano “sabe muy bien
lo que se lleva entre manos, tiene mucho oficio;
los músicos de gran oficio suelen componer
alguna obra de importancia; contemplamos un
libro de poeta ya con oficio antiguo; en su
segundo toro, manso, integral, tuvo que limitarse a
lidiarlo, lo que hizo con buen oficio", estas son
expresiones recurrentes cuando alguien quiere
referirse al que entrega su tiempo al ejercicio
cotidiano de una actividad, por la que ha optado y
da sentido a su vida.

Cuando se incursiona en el ámbito de las


artes y de las letras, la acepción de “oficio” se
complica, puesto que comúnmente, se la
relaciona con la satisfacción o no de las
necesidades materiales inmediatas, por ello se ha
generalizado esa apreciación fraternal o maternal,
sobre lo “hermoso que es hacer poesía, pero que
70
desgraciadamente, no da para comer”, y claro,
esto por extensión, complica la vida del artista, del
poeta, que tiene que enfrentar a cada paso a la
dicotomía entre el preocupante pensar y hacer.
Un hacer torrencial, contracorriente,
muchas veces de francotirador marginal, orillado a
la soledad en medio de multitudes, así lo asume
Ramiro Caiza cuando define su empoderamiento
en el recinto de las palabras, como:

una “Terca lucha


por abrir el ombligo
entre silencios”

Este batallar, ha sido una constante en


el devenir de la humanidad, desde Sócrates
embelesado en sus enseñanzas a los jóvenes
sobre lo inconmensurable del saber: aquello de -
yo solamente sé que nada sé-, por lo que tuvo
que enfrentar las furias incontenibles de su
esposa; hasta nuestros decapitados estuvieron
avocados a la maledicencia de una sociedad
pacata, que requería de profesionales de terno y
de corbata para considerarles como hombres de
bien.

César Dávila Andrade, durante un


corto tiempo, gracias a la recomendación de un
71
amigo, las ofició de amanuense en algún juzgado,
hasta que un día un Juez le dictaba una sentencia
de esas que iban hacer temblar al mundo…
mientras, César Dávila, escribía, escribía como
fascinado, hasta que el magistrado le pidió que le
leyera aquello que le había dictado, César Dávila
Andrade, recitó entonces uno de sus poemas
más importantes, que habría de abrirle las puertas
de la trascendencia más allá de los tiempos, pero
que, claro le costó el carguito de amanuense.

El Artista, el Escritor, no tienen como


objetivo la inmortalidad, ni tampoco comerse la
camisa, su noción del tránsito sobre este planeta,
su tarea, es ir desbrozando las vicisitudes y
avatares humanos, las incógnitas que preocupan
al Hombre desde sus orígenes, y allí está, como
prueba, desde los remotos testimonios rupestres,
todo el haber estético que hemos heredado.

Este inmiscuirse en el devenir, constituye


para Ramiro Caiza, un imperativo, un exhorto
ineludible:
“canta juventud -exige-
la soledad inicial
huella de fuego”

72
Es decir torna su mirada hacia la edad en
la que el ser humano aún no ha sido víctima de
los petardos en la contienda por el control del
poder, por la tenebrosidad de las divergencias
sociales, que por ejemplo soportamos en el día a
día de nuestras aldeas planetarias; y desde allí,
desde ese límite de las seducciones, suscita a la
juventud a levitar hacia los orígenes, hacia lo que
el poeta concibe como la “soledad inicial”, para
desde allí esculpir un derrotero que dé sentido a la
presencia misma del Hombre sobre la Tierra,
como una “huella de fuego”… que trascienda lo
común y corriente, que es el vivir para satisfacer
esas imperiosidades materiales.

Mario Benedetti, con razón afirma en el


Haiki No. 172, que:
“La poesía
dice las honduras que a veces
la prosa calla”

Sucede que la poesía se constituye como


tal, a partir de su calidad metareal, que encuentra
su dimensión suscitadora en la imagen, esa
huella de fuego que nos impulsa hacia los
agujeros translúcidos de la imaginación humana,
a fin de mirar desde sus adentros las aristas de lo

73
cotidiano que están ocultas en lo más profundo de
los seres conscientes, esos:

“grumos de niebla
(que) ocultan la entrega
de tu sonrisa” …
evela ese cortinaje imperceptible que oculta ese
signo femenino seductor, a los ojos profanos de
cualquier transeúnte, y que solamente a él le está
permitido revelar con sus palabras.
Esto confirma lo que asegura,
acerca de los poetas, Shelley: “Los poetas – dice-
son los legisladores no reconocidos de este
mundo… Y los poetas estarán siempre a la
intemperie”. Y es que aquello que se escribe está
siempre comprometido con lo humano y su
circunstancia, y como ésta tiene claroscuros, el
escritor es objeto de todo decir, de aceptaciones y
de rechazos; pero como es un necio de
nacimiento, él continúa con ese otear en lo
desconocido y abandonado a las seducciones de
aquellas circunstancias, que son como un pantano
cubierto de girasoles: Ramiro, es consciente de
este trance entre el cabalgar hacia los molinos de
viento, o sucumbir en la comodidad de un
domingo de futbol, y nos dice en su Haiku 3:

“Azote somos

74
de los terroríficos
simulacros.

En un anterior comentario a los Haykus


de Ramiro Caiza, me referí a sus orígenes, que
se remontan al s.XVII, cuando Matsu Boshó, un
monje budista, que buscaba un lenguaje que, por
su simplicidad y profundidad, le permitiera
comprender los más intricados misterios del ser,
empeñado en trascender el encadenamiento, a
las encrucijadas de lo cotidiano; en esa búsqueda,
comprendió que la comunicación debía ser breve
y evocativa, una condensación del concepto,
posible solamente cuando los ojos se
acostumbran a mirar en los prismas múltiples que
cimentan la arquitectura del universo, ese hálito o
impulso que para Ramiro Caiza, se constituye en
un leiv motiv, y, así lo define en el Haiku 26:

“Tu reinvención
dicta cátedra
al erudito”…

son esas reiteraciones del intelecto, incesantes,


las que van determinando la apertura del hombre
hacia la vastedad del lenguaje y al deleite de la
exploración inagotable, oteando las respuestas,
aquellos develamientos que significan a la hora de
75
la creación, el reto, que le tiene atrapado sin
salida al oficio de POETA.

Para el español Antonio


Jiménez Ruiz, “…los haikus de Ramiro Caiza, han
sido trabajados y pensados, desde las
profundidades, con la constancia del quien labra
la filigrana para perpetuarla en el lugar preciso”
…Esto lo constatamos, en esa minuciosa
elaboración de los tercetos contenidos en el
poemario que ahora nos entrega el Autor de
Haikus emergentes, Haikus elementales, y estos
Haikus de bolsillo, incursiones que para Fernando
Tinajero Villamar, son un “…arriesgarse en las
difíciles normas del kaiky…”

…Pero, Ramiro no se está quieto, poeta


y loco, sujeto si, a la estructura tradicional del
haiku, a las sucesiones silábicas 5-7-5 que le
caracterizan, se arriesga en la diversidad temática
e invita al lector, por ejemplo, a una:

“Casa habitada
de aires lejanos
refugio de sol”

76
y entonces los impulsos imaginativo-evocativos
del ser se conmueven y se proyectan hacia
aquellas estancias de tejados anaranjados por los
que se escurría la lluvia; a los pequeños
ventanales cómplices de los primeros juegos
amatorios; a los patios de arena donde el sol se
hacía trizas cristalinas; a esos rincones donde la
niñez escondió sus cósmicos secretos.
Pero también incursiona en las
interioridades humanas, donde:

“Ruge sin cesar


el dolor reservado
en mala hora”

esas laceraciones que van acumulándose en lo


recóndito del alma con los testimonios de aquellos
golpes “tan duros… como la ira de Dios” que
devela Vallejo y que se evidencian de cuando en
cuando, para confirmarnos que la vida es un crisol
hecho de dolores y alegrías.

…Y las preocupaciones temáticas,


trascienden también hacia las interrogantes
humanas sobre sus orígenes y fines últimos:

“Tiembla el cielo
ante la opacidad
77
de lo incierto”
confirma así que desde los tiempos más remotos
el hombre ha buscado respuestas que le
permitieran reconocerse en su integridad vital y
las consecuentes relaciones con el entorno; en
tanto la ciencia no establecía argumentaciones
objetivas, fue la omnipotencia del ente absoluto, la
réplica “…ante la opacidad/ de lo incierto”, ésta
es la apreciación que estéticamente Ramiro
Caiza, plantea en el terceto 8 del poemario.

Por eso, el tiempo no es


simplemente un transcurso de hechos y de
circunstancias o un salto de un sistema a otro
sistema socio-económico, que los pueblos han
concebido para su supervivencia; la esencia
misma del devenir que se organiza a partir de las
ideas y conceptos que el cerebro forja, es un:

“Tierno granito
custodio de saberes
tiempo guardado”

compendia así el dominio de la inteligencia, en la


urdimbre de la complejidad del entorno que, a
veces, sitia al gentío, reduciéndolo a un engranaje
de autómatas… en medio del cual la palabra se

78
constituye en detonante molotov apremiante, en
ese:
“Hachazo final
corte en la yugular
cerca al grito”

porque, Ramiro Caiza, está consciente que la


poesía no es un simple juego de palabras o un
muestrario de preciosismos tropológicos, sino una
herramienta que el arte-sano implementa para
suscitar transformaciones profundas en el Hombre
y en la Sociedad. Por eso, el creador estético, se
anticipa a los indicios del futuro y prevé su aporte
como una página en la memoria colectiva, porque

“Desde la nada
persigue el camino
del ser oculto”

ese sujeto, que desde los pequeños menesteres


habituales va atesorando la heredad de la que
somos partícipes, y que sin embargo ha sido
invisibilizado en las páginas de la historia oficial…

Páginas y páginas de relatos de


anécdotas ajenas:

79
“Frente a ellas
-advierte Ramiro-
las palabras de siempre
dictan el final”

GUANDUNGO DE LA TIERRA
(Comentario a la poesía de Fernando Jaramillo)

El obituario es el recuento de un contexto,


de aquellos hechos que sucedieron y dejaron
huella en todos quienes están comprometidos en
esos momentos identificatorios que los enlazan.

Para Fernando Jaramillo, tiene un


significado el obituario, es una especie de túnel
que le abre la posibilidad de acercarse a la luz
que transmuta en sonidos acoderados en los
abismos del alma.

El primer texto de Guandungo de la Tierra,


explicíta este compromiso consigo mismo,
alertado por esa “…/luz/ recién inaugurada…”,
que se expresa como una metáfora sonora en el
caudal andino de las dulzainas, o como el eco en
las interioridades de esa vasija de barro que ya la
80
hemos convertido en un paradigma de la memoria
colectiva de nuestro pueblo, y que a Fernando
Jaramillo “…./le lleva a la fiesta/ de sus
antepasados…”.

El obituario se evidencia como el recuento


de la historia personal, que es un encuentro con
los otros, con aquellos que segundo a segundo,
con sus señales vitales, edifican todas los
estímulos a los sentidos y a los sentimientos, con
aquellos que Antes morten, asestan un tajo de
ternura piel adentro, porque “…Sabía que el
poeta/ se embarcó en el tren/ correcto…”

Se trata de un poeta visto por el otro poeta,


de trata de “….Él/ dejó de ser peligroso/ una
mañana/que en un cuartito azul/ no le encontró
al Bruno…”, y cuenta entonces como ese otro
obstinado ya se dedicó a recoger sus pasos por
Chimbacalle, en el césped del parque frente a la
Casa de la Cultura, que era su oficina, donde
puntualmente atendía a sus semejantes y los
curaba de todo mal con poesía; Fernando
Jaramillo, sabe de este mal incurable que lo
identifica con todos los brunos del mundo, por eso
su lenguaje se torna coloquial, sencillo, sin el
artificio que requieren los versificadores

81
consuetudinarios, para no más de visibilizar la
vida, y anuncia cómo el buen decir desdeña las
muertes, cómo a ese Bruno inmaterializado ya,
“… Ahora le dejarán cantar/ sin sueldo/ hasta
que muera…”

Y se trata también de recapitular esos


lugares comunes donde el hombre aprende a ser
hombre, porque son las historias, “… que viajan
calladas. Historias/ sin sonido./ Silentes
historias/ sin brújula ni palabras…”, donde
cualquiera puede mirarse como reflejo ciego,
porque se transcriben esas formas de ser, que a
veces se trata de guardar como un secreto, para
recubrirnos de esa pátina de misterio que seduce,
“.. ..Historias… que pueden pasear en
bicicleta…que tienen forma de zapato
hambriento…. o de muñeca destripada…”.

Parece ser que a cierta edad, nos invade


las ganas de irse, de tratar de encontrar las
salidas en cada recodo del laberinto, como que el
cansancio de amar o de odiar, hubiesen reflotado
a flor de piel, o como que alguien con todas las
prerrogativas para fastidiar a los impasibles
mortales, le diera por tentarnos, entonces uno a
uno, los amigos cogen el camino y se van, el

82
Carlos Oramas, por ejemplo, “…corsario viejo y
desnudo,/ pata caliente de todas las
latitudes…” , le dio por emprender otro viaje, sin
percatarse que este era el último, que esta era
una travesía sin retorno. Entonces, ahora, no sé si
demasiado tarde o un poco temprano, el
Fernando ensaya una biografía, la única posible,
con no más de cien palabras, para hacernos ver
quién fue Carlos Oramas y qué hace ahora: “…
Dicen las malas lenguas/ (cuenta) que ahora
pernocta en Cuba/ preparando el camino de
Fidel,/ que tararea mis canciones/ con el
mismo placer que las Silvio...”

Las palabras no mienten, las palabras nos


desnudan tal como somos, así fue Carlos
Oramas, fidelista, consciente que a su estatura le
faltaba mucho para semejarse a Fidel, pero que
había que seguir su derrotero; y era también fiel
con el amigo, hasta canturrear sus canciones bajo
la ducha, al igual que las de Silvio Rodríguez.
Fíjense, una sola lectura del texto Amigo Carlos,
y podemos inferir una ideología, una actitud
frente a la vida, una razón para escribir y para
tararear canciones.

Y cuando se han ido los amigos, entonces


se hace el inventario y por fin se evidencian las
83
omisiones, esos “…Nunca pude decirte” que
laceran; entonces solo queda el poema para el
monólogo que ya no acoderará en el tímpano del
otro, de esas pequeñas cosas que se convierten
en peldaños de ternura, esos “… ya es hora/
duerme,/ no despiertes,/ no te irás a olvidar de
tu sombrero,/ llevarás las cuerditas/ de
repuesto/ dejarásle a la Rosa/ para la comida,/
saludarásle al Héctor/ de mi parte…”, nos
damos cuenta entonces, que sólo nos han
quedado las palabras para confirmar que hubo un
trecho de la vida que se caminó juntos sin decir
nada, haciendo lo que hubo que hacer para
empoderarnos del espacio que nos toca llenar con
las locuras que la imaginación nos permite
concebir, y en esto Fernando es fiel, así se
recuerda y le recuerda al Amigo Diego, a quien ni
siquiera pudo “…darle un beso de Judas/ en la
frente…”, porque se adelantó a buscar en lo más
alto aquello que hizo aquí y se le escapó como un
meteoro hacia otras latitudes.

Es en el punto exacto de la despedida,


donde comprende que el poema tiene vida
propia, que está agazapado entre el entorno
vegetal cotidiano, “…que canta en los parques/
canciones/ subversivamente niñas/… pobladas
de inocencia…”, Fernando comprende que se ha
84
metido en un embrollo sin retorno, sabe que
“…Las paredes esperaban ese día/
memorable:/ olvidarse de los cimientos,/
sembrar las tiendas,/ las estancias,/ las
bodegas/ sobre las balsas, todo no más para
que la cultura/ extienda su beso cósmico/
hacia el agua…”, es entonces que el escribir se
constituye en oficio, más allá de los ensayos que
queman por dentro, cuando las silabas no
responden a aquello que bulle en el cerebro.
Todos cometemos versos de cuando en cuando,
pero no todos construyen las imágenes que
habrán de trascender, porque develan lo que está
más allá de los lindes cotidianos.

Y entre lo trascendente que el poeta logra,


de cuando en cuando también la tentación del
cartel seduce: “…El buen vivir pasa de largo
como el río/ el motor del progreso fenece en el
discurso/ y el futuro poeta se ahoga/ abatido
en el remolino de la historia…”, sin embargo
como toda tentación es efímera, el creador busca
las salidas del callejón, abre diccionarios y
bibliografías, pero sobre todo traduce lo real
maravilloso de la gente y sus vicisitudes: “…
canta/ cantor/ deshila la palabra poeta/ baila
danzarín desde tu cuerda floja/ marometea en
las esquinas/ arlequín de los semáforos/ llora

85
tu risa payaso tonto…”, entonces desde este
ventanal hecho de consonantes y de sílabas
miramos levitar a cantores y guitarreros
apoderándose de las calles, a bailarines
deteniendo el tráfico en cada esquina, a
inventores de historias verosímiles, cambiando su
ingenio por centavos.

El Asalto, de Fernando Jaramillo, abre un


espacio “…promoviendo canciones necesarias/
para los liberadores de la explotación// para
los preservadores de la felicidad/ para los
gestores de la cultura/ para los viajeros/ y los
librepensadores….”

El acto creativo es un enfrentamiento con la


soledad, ese escaparse de la camisa de fuerza
que se nos ha impuesto para concebirnos
comunes y corrientes, porque la libertad para el
creador es indispensable, es insustituible, por eso
Fernando se anuncia “…Poeta puertas afuera/
busca un pájaro libre/ urbano/ marginal/… En
la noche/ bajo la paradoja de la indolencia,/
mientras remienda versos…”

Pero esta soledad no es aquella que nos


estruja en medio del trole atiborrado de personas,
86
que asfixia; es otra soledad, es otra forma de
apropiarnos del oxígeno, hasta que los pulmones
y los sentidos se arritmian, nos desconocen y se
posesionan del cuerpo con todos los oleajes de la
memoria, esa instancia en la que Fernando
Jaramillo –confiesa que–

“Siempre supe que había


una niña extraviada en mi camino
masturbando su angustia como yo
y que jamás buscamos ocultar
la sombra de la posibilidad
de ser asesinos de Dios,
de la esperanza
y de este vómito
que me corre en la sangre
cuando un amor se va
y sigo amando….”

Ahora, cuando ya se descubre entre la


multitud, un transeúnte innominado, las palabras
se prestan para esos desbordes intimistas,
personales, amatorios, de los secretos de
amantes develados: “…Y vos con tu ternura/ te
subes a la cama de mi ombligo/ me inventas
cordilleras/ con tus senos,/ me virgíneas más

87
de cincuenta años/ como cincuenta azotes/ de
un calvario en otoño….”

Lo amatorio es una prueba de fuego para el


poeta, el otro amado se constituye por obra y
gracia de ese motivante inexplicable, en objeto o
en sujeto, según el contrato relacional, veamos:
“… con esta forma alegre/ de dar vida a los
muertos/ transito/ desde la piel del fantasma/
de un niño viejo…//, acaso él se concibe a sí
mismo un cadáver? Un viejo prematuro, que
recobra la alegría, de pronto motivado por el
amor? Y sigue: “…hasta el hospital/ de tu sexo/
sin cama/ y ahí siempre me atrapa/ para
habitarme/ tu ciudad inconclusa….” Él
encuentra en el sexo el lugar de sanación a sus
desventuras?, a sus dolencias inexplicadas?,
pero, finalmente desemboca en el goce de
saberse invadido por la algarabía humana de su
amada…

…Guandungo de la Tierra, contiene una


temática variada, sin embargo es el suceso
amatorio el prevaleciente, diríase que es una
historia concreta del ser humano Fernando,
ensayando las palabras que le permitan explicitar
su forma de amar, su forma de situarse en ese
contexto con su bagaje poético: “… mañana te
88
veré cara al sol/ y quizá pueda limpiar tus
miedos/ con el único afán de a crecentar los
míos/ te amo/ sin prejuicios/ construiré un
puente silencioso/ para que transites por mi
arte/ mi arte/eres tú….”
Invito a leer este poemario, más bien a
buscar las claves para comprender, desde la
poesía, al ser humano Fernando Jaramillo, a
quien conocemos desde hace tiempo, trabajando
con las palabras, ejerciendo el oficio de poeta, de
manera permanente e incansable…. Descubrirlo
desde la perspectiva de cada uno, porque los
contextos y las imágenes con que se los
expresa, son receptadas desde lo heterogéneo
de las percepciones y sensaciones humanas y
cada uno de nosotros constituimos universos
distintos, opuestos, divergentes, y en esto
precisamente radica el poder suscitador de toda
obra de arte, creada para revitalizar realidades,
esas jaulas hechas de barrotes multicromáticos y
de espejismos, que solamente el poeta suele
mostrar desde los lados oscuros del cosmos
terrenal, desde “…esas mujeres dormidas
sobre la noche arenosa y la sal… sin olas, sin
alas…”

89
(Comentario a Libro de Telmo Vaca)

A manera de introducción

La irrupción de “Los Forajidos” en la historia


nacional, constituye uno de los hitos más
significativos e incitantes protagonizado por
sectores ciudadanos que habían permanecido
detrás de bastidores por obra y gracia de un
ejercicio de poder diseñado siglos atrás. Los
ideólogos terratenientes capitalizan la herencia
colonial, según lo afirma Patricio Ycaza “...Una
vez que la independencia traspasa el poder y el
control directo del Estado a los grupos criollos
dominantes, estos forjan un modelo de Estado

90
que se asienta en la “nación criolla” y en la
consecuente versión de “nacionalidad”, en donde
lo indio se mantuvo como elemento de
discriminación racial abierta y explícita en
aplicación de leyes distintas a las que normaban
para los no indígenas” (1993) Este
posicionamiento de clase, está explícito en la
Primera Carta Fundamental de la República,
cuando en el Art. 68 manifiesta “Este congreso
constituyente nombra a los venerables curas
párrocos por tutores y padres naturales de los
indígenas, excitando su ministerio de caridad a
favor de esta clase inocente, abyecta y
miserable”. En esta misma carta fundacional de la
República, se forjan los principales “candados”
(invento de último cuño de nuestros diputados)
que impiden el acceso democrático de la mayoría
al ámbito ciudadano, cuando en el Art. 12, se
establece que “Para entrar en goce de los
derechos ciudadanos, se requiere:
“1ª. Ser casado, o mayor de 22 años;
2ª. Tener una propiedad raíz, valor libre
de 300 pesos, o ejercer alguna profesión, o
industria útil, sin sujeción a otro como
sirviente doméstico, o jornalero.
3ª. Saber leer y escribir.”

Icaza tiene razón cuando asegura que se


trata de “un proyecto estatal de los terratenientes,
excluyente.... minoritario, elitista, opresivo y
marginante... dedicado a la minoría “blanca”.

91
Este arranque del proyecto de un sector
dominante, es indispensable no pederlo de vista,
porque en el devenir republicano se va
consolidando, fortaleciendo a los sectores de
poder económico y político que se han sucedido
en la conducción del Estado. No es materia de
estas notas el análisis pormenorizado de las
distintas constituciones que ese poder ha
engendrado para su propio beneficio, son los
resultados los que nos permiten mirar
objetivamente la intencionalidad ulterior de
quienes aupados en el sufragio ciudadano han
ido tejiendo el entramado constitucional y jurídico
del país.

Pero sucede que la movilidad social


supera la capacidad de control de esos grupos de
poder, tanto que se ha tornado insostenible la
reacción ciudadana que se concretiza en un
movimiento “forajido”, en el que, saludablemente,
son los jóvenes y las mujeres, siempre
considerados personajes tangenciales en la
comedia nacional, quienes asumen protagonismo
en una campaña implícita de toma de posición
para fundar nuevos derroteros por los que ha
conducirse al país.

Es en este contexto general


que –obligatoriamente– se convoca a los
ciudadanos a presentar propuestas y alternativas
que orienten ese reordenamiento jurídico del
Estado ecuatoriano. Y esto es alentador porque

92
ya se escuchan voces, que antes permanecieron,
voluntaria o involuntariamente, amordazadas. Las
ideas surgen de todos los sectores y de todas las
tendencias en un enriquecedor concierto en el
que palpita el ser humano.

Y claro, surge desde Ambato la voz de


Telmo Vaca Hidalgo, a quien tuve el privilegio de
conocerlo en las Aulas del Colegio Bolívar, como
mi Maestro; más tarde pude frecuentar su amistad
y en estas circunstancias valorar su honestidad
intelectual, que ahora se evidencia
concretamente y como resultado de su
experiencia profesional y política en sus
“Propuestas para el reordenamiento de la
República”.

Su “advertencia obligada” habla también de


su pasión criterial, obviamente sustentada en una
ideología -equidistante a la mía- que ha
mantenido durante mucho tiempo incólume, y eso
es lo valiente y lo valioso.

Creo que es hora de sentarnos en la misma


mesa y lanzar las cartas desde todas las
latitudes, a fin de emprender esa refundación,
reconstrucción o reordenamiento del país,
depende de la posición ideológica de los
concurrentes, pero siempre pensando que en al
tratamiento respetuoso de consensos y disensos
se podrá encontrar los fundamentos de esa

93
nueva o innovada república a la que todos
aspiramos.

Es evidente la preocupación de Telmo


Vaca, primero por el Hombre, su situación
concreta en el desenvolvimiento laboral, y claro,
consecuentemente el marco jurídico que posibilite
esa participación con dignidad y justicia. Sus
propuestas están sobre la mesa, expuestas al
análisis y a la crítica, porque como todo aporte
honesto son perfectibles.

Finalmente, creo que la disyuntiva es estar


presentes, y que los ejes orientadores para
afrontar el reto son la democracia, la soberanía,
nuestra esencia pluricultural, la defensa de la
propiedad intelectual de los saberes ancestrales y
la participación ciudadana en todo proceso de
construcción de la República.

Quito, agosto 17-2005

BIOGRAFIA DE LA DESOLACIÓN
(Comentario a la poesía de Juan Acurio)

En estas páginas se encuentran las


reminiscencias o insinuaciones de lo pretérito,
aquello que se ha guardado en esos parajes de la
memoria, como testimonios del transcurso del ser
humano desde su génesis hasta el presente.

94
El poemario de Juan Acurio, se ha ido
hilvanando hasta constituirse en la biografía de un
“pecador” según lo define Iván Oñate, porque no
es concebible vivir al margen de la pasión, del reto
que implica el respirar sobre la corteza terrestre.
Es absurdo erigirse en semidios exento de
alegrías y de pesares, que son los ingredientes
que el Gran Alfarero concedió a los seres
humanos.
Pecar significa trasgredir el aburrimiento
que supone ser paciente, estático fisgón de lo
cotidiano, mientras alrededor la conmoción del
mundo cada vez propone desafíos y alternativas
que incitan hacia los límites de la comodidad,
poco edificante, por la que han optado esos
transeúntes autómatas que nacen, crecen, echan
barriga y mueren sin pena ni gloria y se escapan
tras una lápida que dirá hasta la caducidad: “aquí
yace el que en vida fue”.
Pero Juan Acurio opta por la “Angustia” por
ese desempolvar ternuras y soledades, poco
común, se atreve a desandar por el laberinto que
entrevé un cuerpo para su levitación hacia lo
desconocido, que es el pensar y el decir sobre sus
propias interioridades, ese transitar que asusta al
mismísimo “Taita Dios”.
Confiesa Juan Acurio, que sobrevive, como
cualquiera otro, mira pasar los años

95
monótonamente, “…Desnudando penas/
desmenuzando angustias,/ escalando
hambrunas,…/ es decir, nada fuera de lo
habitual. Pero Él confiesa –y esto es lo genuino–
o al menos lo valiente, que ese dejarse llevar por
la rutina constituye un fracaso.
Reconoce que “…ha debido sobrevivir/
en medio de la orfandad…” circunstancia que no
es fácil de sobrellevar, que hace temblar al más
fuerte, porque implica desamparo y soledad,
esclaviza a los fantasmas a las pasiones y a los
desenfrenos.
De pronto en pleno uso de razón decide
desencadenarse de la penumbra de la soledad de
años, que le acompañó durante tanto tiempo
semejando a un crucificado a las desolaciones…
sumiéndole en el vacío.
Otro acto del pecador que se auto redime,
consiste en otear en el horizonte insondable de la
Creación, buscando en la omnipotencia del Ser
Supremo la mano que aliviane esa carga/ y le
conceda el olvido…
Transmutar hacia los oasis de la naturaleza
es su alternativa para “…. Volverse un nómada/
como el beso que acaricia el alma…” para de
ese modo convertirse en un navío hecho de aura
navegando a otros labios.

96
Ahora, presiente el futuro –ese del que
nadie está exento– donde las edades son una
brizna que se adiciona al cosmos, como el tránsito
de la nada hacia una última plegaria hecha de
silencios: Esa distancia inescudriñable que
impone la muerte y pone a prueba al ser humano,
a la solidez filial, que por ser tan cercana se la
supone parte de uno mismo.
Por ello Juan Acurio, “…Recorriendo
caminos imposibles/ y, dejando la soberbia de
sus días…” se postra ante su madre, luego de
tantas y tantas derrotas, descalabros y vuelcos del
corazón, para implorar perdón y redención a fin de
levitar al peldaño final en busca de otros sueños y
de otra vida…
Esa vida compartida aún en aquella “…
tempestad de males que agobia” pero que es
una enseñanza permanente de amor que no se
extingue, porque ha dado frutos que han
aprendido a vivir más allá de las raíces, en sus
propios parajes, donde cada uno diseña su
inocencia, su delgadez de arcilla, su corazón de
golondrina o su donaire de gaviota… siempre en
el poeta como un torbellino de alegría en el pecho.
Un texto, lo he sustentado siempre,
constituye una confesión de parte que trasciende
toda intención, dicha la palabra ya no hay retorno
posible, se trata de un naufragio en los silencios

97
del otro que esclaviza sin salida, y Juan está
irremediablemente atrapado:
“Soy un náufrago de tus silencios,
un reo sin sentencia
de tus desamores,
Soy un esclavo de tus imposibles.
y aún así, te sigo amando,
hasta quedar exhausto,
en las laderas de tu vientre”
Se desliza así, a través de su propias
palabras, una experiencia tormentosa,
culminación de los desamores, de los imposibles,
de las utopías inalcanzables que se erigen como
cadenas indelebles, atando al ser en las
inmediaciones de un vientre intocado.
Es más, estas páginas son la constancia
del abatimiento que hace presa fácil del hombre,
que más allá de la piel, es una especie de fragua
donde la pasión y la ternura se configuran como
un declive que seduce:
“….Si te vas,
me quedan tus enojos tardíos,
tus arrebatos,
retozando
en los acantilados de mi pecho
…me quedan tantos años
compartidos
…el diluvio de mis lágrimas

98
llorando tu abandono…”

El retornar al propio dolor, a pesar de lo que


digan las malas lenguas, es un reconstruirse para
levantar de entre las ruinas, nuevas catedrales
como reducto de los amantes habituales, un
espacio lúdico para “…esas dos almas/
cabalgando en los silencios de la noche/ como
dos aspas abriéndose camino/ en medio del
arrebato del deseo…”
Y ya instalado en lo deleznable de la pasión
–epidermis del amor- aventura algo de erotismo
sin abismarse en lo burdo, “…Somos como dos
gaviotas, volando/ sobre los acantilados de mil
besos,/ que se resquebrajan y se parten/ por el
fuego sagrado del orgasmo…”, y así Acurio,
evade con sencillez el lugar común -al que se
llega muchas veces, consciente o
inconscientemente- para elaborar una figura
intensa, emotiva, evocadora, no obstante según
sus propia afirmación, “….faltó el sentimiento, el
amor,/ y por eso/ quedaron –los amantes- a
medias en medio del camino/… sin fin y sin
retorno…” en medio de un caos de
insatisfacciones, en la frustración misma, no
obstante las delicias del espasmo.
De pronto, en medio de ese transcurrir
íntimo, encontramos un texto dedicado a “un

99
amigo que perdió la cordura por una mulata”,
curiosamente estructurado en primera persona,
como apropiándose de la querencia del otro, y
“…Dicen que pierde la razón cuando se
embriaga/ y como un loco, corre, tras el
encanto fatal de una mulata…”
En el último cuarteto se lee:
“…Mulata de piel de terciopelo negro,
que me seduce, que me pervierte,
que me esclaviza, que me enloquece…”

Nótese que en los tres primeros cuartetos


prevalece un diálogo entre el protagonista y un
“amigo imaginario”, en tanto en los versos
transcritos se evidencia el monólogo que alude
plenamente el motivo de la historia, la mulata que
pervierte, que eslaviza, que enloquece, ¿será este
juego verbal acaso un develamiento de las
intenciones del hombre que transcurre por esas
calles de Puerto Asís en Putumayo?... Sin duda el
trabajo de la historia así concebido, otorgan a este
texto una calidad muy particular.
Hay que mencionar un detalle
personalísimo de Juan Acurio, del médico, que ha
decidido hacer del meollo de su profesión un
leitmotiv temático, en el que lo humano se
dimensiona por sobre el juego de la palabra
intentando transmutar en poesía.

100
Entonces interpreta desde ese compartir
con el paciente las vicisitudes de una dolencia
instalada en el cuerpo: “… Yo sé…/ -clama
Santiago Bustamante- Que en esta batalla por
sobrevivir, ya fui vencido,/ y la muerte ha
ganado su batalla…” Juan Acurio, sabe, está en
el dolor del otro, de aquel, cuya vida, ha sido
puesta en sus propias manos, y sabe también, de
la partida irremediable; sabe que ese viaje es
irrevocable, incluso se apresta a despedir a su
propio padre: “…Adiós compañerito de mi
vida¡/ no sufras, no te aflijas, no te apenes,/
para mí siempre serás,/ ese gran hombre que
compartió mi vida….”, por eso las palabras se
van insertando en el papel así sin más, limpias de
artificio, sin el recurso estilístico que exige el
lenguaje poético, para tornarse duramente
cotidiano.
Y es en este lenguaje cede la palabra a
Santiago Uribe, a Oswaldo Gutiérrez, a Alex
Ochoa y a tantos otros cuyas muertes cundieron
en su propia alma dejando una huella sin
apelación posible.

Y esta convivencia diaria con el dolor, han


potenciado en el médico y en el hombre la
conciencia del ser corpóreo dentro del cual

101
palpitamos, de los sentidos que nos acercan a la
gente al mundo tangible, a los:
“…Ojos de las miserias,
de los insomnios,
de los perdidos.

Ojos durmiendo en las cárceles.


en los portales, en los burdeles.
Ojos de los espantos, de los entierros,
de los destierros, de las traiciones.
Ojos que vieron el ¡HOLOCAUSTO¡
Ojos que lloraron las dictaduras infames,
las torturas, los genocidios….”

En esta enumeración se traza el mapa de


las malaventuras humanas que empañan la
historia y han engendrado la guerra fratricida que
no se justifica; el asesinato aleve que no se
justifica; la profanación a todo lo creado, que no
se justifica; los crímenes de lesa humanidad so
pretexto de ideologías que niegan lo inviolable de
la existencia en el Universo; los crímenes de lesa
humanidad que jamás podrán justificarse, pero
que quedan signados en la historia como huellas
de la perversidad.
Esta es la palabra, este es poemario cuyo
valor, cada uno de nosotros sabremos otorgarlo,

102
luego de su lectura, y conforme nuestra particular
concepción de la vida y de lo estético.

UN MUNDO DONDE NO CUENTA EL TIEMPO


(Comentario a la narrativa de Geovanny Rubio)

103
(I) Esto de escribir un prólogo, es una forma
de preguntarse ¿Acaso tengo vela en este
entierro?... porque se trata de inmiscuirse en las
palabras del otro, sobre el que no se sabe si las
lanzó al azar, o si meticuloso, tendencioso, (con
todas las implicaciones semánticas de la palabra)
signó su destino, esa especie de punto de partida
y de punto final, que se organiza como
expectativa fuera del ruedo.
La vida y la muerte, pueden ser una
obsesión atenazante o una página en blanco
sobre la desolación de un escritorio. Pueden ser
una obsesión que paraliza y envejece, o esa
página incitando a la bronca entre los pensares y
los haceres, bronca esa, que permite saberse de
carne y hueso, de pasiones y de ideas, en
guardia, para “…Pelearse con Dios.//
Renacer mayos…/abrazar huérfanas madres/
espantar perros.// sortear golondrinas,/ domar
demonios viejos/y enfermos…// Mordisquear
lápices,/ manchar cuadernos…”
Al menos, así asume Geovanny Rubio el
acto creativo.
No es una eventualidad entonces, que la
historia de Samuel se inicie con un deambular sin
rumbo sobre esa especie de líneas seductoras,
cinceladas una tarde entre los avatares de la lluvia

104
y el sol rojo del ocaso, respirando, ahogándose,
respirando, ahogándose, aho…gán…do…se en
medio de la tormentosa tibieza de la placenta
llamada hogar.
Es un narrador omnisciente quién nos sitúa
en ese entorno que trasunta soledad, abandono,
distancia, no obstante el cuidado que élla puso
para que la imagen de él, simulara pulcritud
luego de su larga permanencia en la cárcel. Y ese
recurso cotidiano, tan nuestro, que es la chanza,
completa el preámbulo relacional, remarcando la
asimetría macho>hembra, proponiendo la
sumersión en el rompecabezas que asfixia.
Las piezas son ensambladas por Geovanny
Rubio, mientras el protagonista en la oscuridad
magra de la alcoba ensaya apostarse en la
realidad, al margen de la memoria que no es más
que ese nicho de imágenes que le mantienen en
vilo, tratando de urdir justificaciones para ese acto
repudiable conque cegó una vida, declarando
irónica, descaradamente, en el texto narrativo,
que “…liberó a la sociedad de una pobre
perra…” y porque en el otro lado de los
pensamientos se encuentra la esposa cumpliendo
puntualmente el papel de objeto proveedor de
supuestos amatorios, calcetines limpios, frutas,
cigarrillos,, libros, te amos, te odios, vuelve a

105
casa, jamás te traicionaré, mientras el goza de la
comodidad de la celda.
En el otro lado de la medalla, está….Estará
élla, sumiéndose eslabón entre el pasado y el
presente, acaso sustrayendo por asalto el timón
hacia el futuro.
Ahora ya queda claro que esto de tomar la
vela en un entierro, es algo así como apropiarse
del muerto y sus circunstancias. Es por eso que
prologar –como en este caso– se constituye en
una metalectura en voz alta, diciendo lo que los
ojos ven en la anécdota que desarrolla el autor,
ese mundo donde seres y cosas más bien son
entes vitales que revelan modos de ser y de entrar
en relación, para posibilitar la luz en ellado oscuro
de la Tierra. ¿eres peligroso? ¿estás enfermo?
¿te estalla la cabeza en mil pedazos? ¡Son
sintagmas que trascienden el umbral del lenguaje¡
son las palabras que … por primera vez descifran
los íconos ocultos del mundo, dibujados en la gran
pared que se dejó atrás… Palabras que tienen
sentido cuando el escritor se descubre entre la
espada y la pared y no tiene más alternativa que
seguir tramando, tratando de predecir la
consecuencia de sus actos.
El juego narrativo traslada desde los
laberintos interiores, los imaginarios
motivacionales de criminales neuróticos o desde

106
los inexplicables impulsos de esa niña incestuosa
que ahogaron la infancia y quizá la adolescencia
hasta culminar con el cuerpo exánime en brazos
del amante; hasta el envejecimiento artificial de
ser “…una persona pacífica, que jamás he
atentado, ni siquiera contra una mosca de
mierda…”
El nudo temático es –según lo confirma
Geovanny Rubio– “…La búsqueda de una
diferencia biológica, no indica más que el
orgullo petulante del sabio, definiendo la moral
de una norma determinada”, un
cuestionamiento sin duda al statu quo, más aún
bofetón asestado a plenitud, en la mejilla
ruborizada del poder, donde les duele al maestro,
al cabo, al macho, al jefe de oficina, al ministro, al
presidente, al ícono de la cultura dominante…
Claro que Geovanny Rubio, cae en la tentación
del discurso ensayístico en medio de la
construcción narrativa que dá sentido a la
anécdota literaria, sin embargo no decrece la
atención en las circunstancias que él articula para
diseñar el relato, que es lo que importa en aquello
de la empatía autor-lector con la intención
premeditada de conmovernos.
Ahonda en esa búsqueda de la diferencia
biológica que le absuelva, montando escenarios
en los que, el narrador protagonista, se enfrasca

107
en monólogo que le describe y radiografía en los
recónditos secretos de niño rico dibujando en el
aire imágenes casi tangibles, esas Cálidas nalgas
de insólitas muchachas mejicanas que le visitan
en la oquedad del insomnio.
Sin vela en este entierro es una película en
sepia, sin cortes, que persiste en el leitmotiv,
tratando de demostrar que la cordura es una
march en reversa al interior de una ciudad, visitad
luego de tantos años cegado en una mazmorra,
en la que conviven unos y otros bajo un mismo
cielo y en medio de los mismos olores asfixiantes
que desquician. Élla y la otra disputándose un sitio
en el vacío de un hombre perseguido por los
fantasmas de una niñez agredida. Sus manos
ciñéndose en el cuello de los cancerberos de la
dicha. Los policías odiándole. Hombres grandes y
alcohólicos hurtándole un mendrugo. Locos
redimiéndole sin apelación. Cuerdos detrás de las
hormigas o levitando en las membranas
transparentes de una mosca.
En fin, el cuerdo decide un hasta aquí, ese
punto y aparte como encrucijada hacia la felicidad
y la nada donde la Lorena pueda determinarse y a
su modo, olvidar que es la mujer de un ex
convicto.
Ya no hay salida, estamos metidos en el
cuento, tal vez intuimos que cuando cruce el

108
umbral de la entrada, la Lorena, de un solo
clic…
(II) “…mañana estaremos velando el día de
hoy…” y Geovanny Rubio, cruza el umbral hacia
el albedrío de la imagen, creando una secuencia
del Alfa a la Omega, trocha que abre un ahorcado
no obstante las intemperies hacia un Mundo
donde se cuenta el tiempo conforme relumbran
las escamas de los peces.
Rubio está en la honda, por eso se elimina
del Facebook , decide los contactos con quienes
invadirá el infierno, fiel a un llamado interior o el
ejercicio poético. Su irreverencia es más evidente
en esta instancia creativa, donde
“…deshojando/las páginas/de una antigüa
biblia/que encontré en la morgue.//Para matar
con salmos/el trayecto del regreso…” Continúa
en su tarea de desentrañar esa dicotomía, antes
expuesta, entre el pensar y el hacer: “…Mi
cuerpo está más cerca/de lo que tu mente
cree/…de tus uñas/exageradamente
negras/…Mi cuerpo se quedó entre tus
muslos;/el día en el que nos rodamos,/que nos
asesinamos de tanto/ tratar de vivirnos…”
Las deliberas rupturas de la sintaxis, de las
culminaciones formales de cada verso, señalan
también, -aunque con timidez- esa irreverencia,
que en la sustancia sintagmática se hace más

109
profunda y certera: “…De todos lo migrantes de
esta vida/amo a aquel que conocía/el día y la
hora exacta de su éxodo// Por eso madrugó a
sacarle brillo/a una bala perdida…” ¿acaso esa
forma de autodeterminación no es una manera de
posicionarse al otro lado del cauce común del
conformismo?.
Pero Geovanny Rubio, está obsedido
también, por las preguntas que agitan la
inteligencia humana desde siempre: “… Han
aparecido en el jardín/ raras figuras
geométricas…// ¿obra de extraterrestres?/ Las
hormigas madrugaron a podar el césped?/ Los
muertos en noviembre,/ se entretienen
confeccionando mandalas?
como se aprecia, busca en las especulaciones
racionales, las respuestas al origen y las
determinaciones de los seres sobre la Tierra.
Advierte cómo ese acercarse al
deslumbramiento de la réplica preconcebida,
sume en la oscuridad y perpetúa esa forma de
control que es la ignorancia solapada en los
artificios inmutables. “…La luz de una
luciérnaga/ha terminado/en el fuego de una
lámpara de alcohol…/ un microsegundo.// Un
parpedeo en su vuelo/ le ha llevado a sus
orígenes// Las lámparas son el sol de
las/luciérnagas.

110
Luego en ese transitar por el filo de Gillette
que son las imágenes, la poesía misma, se da
tiempo para mirar lo cotidiano, al hijo del zapatero
que creyendo volar se encontró con la muerte en
el tétrico pegamento que inhibe hasta el
exterminio; al payaso que en serio quiere
matarnos de risa; al yankee que impone códigos
extraños y maniqueos; a los niños que jamás
nacieron. Descubre entre las circunvalaciones de
la travesía elegida, que si bien los temas se
agotaron, los personajes son la punta de lanza de
las palabras y que los poetas mueren y resucitan
cada día, mientras el entorno vital que les altera,
demande ser redescubierto.

111
BASES Y ESTRATEGIAS DE LA GESTIÓN
CULTURAL
(Comentario al Ensayo de Fabián Saltos)

El Consultor de la UNESCO y catedrático


de la Universidad Autónoma de Querétano de
México José Antonio Mac Gregor, considera que
“Bases y estrategias de la gestión cultural” de
Fabián Saltos Coloma constituye “…una
extraordinaria aportación que, por un lado, permite
abonar hacia la fundamentación metodológica de
las políticas culturales que Ecuador demanda… y
por otro lado, constituye una amplia revisión
dialéctica sobre el estado de la cuestión en el
novedoso y prometedor campo de la Gestión
Cultural…”
Me he permitido tomar textualmente estas
apreciaciones de MacGregor, no porque se trate
de una autoridad en la materia contenida en el
libro, sino porque sus afirmaciones constituyen las
claves para una lectura sistemática del mismo.

112
El especialista mexicano, enfatiza en el
prólogo, la creación del Ministerio de Cultura en el
Ecuador, como un hecho de significación
trascendental para la transformación social, y
como garantía del proceso de construcción del
Buen Vivir. Es decir se subraya el hecho,
innovador por supuesto, de crear una institución
engranada por su naturaleza, a las señales
humanas desde el tejido social o a las
“demandas” generadas en la base social y que
venían acaudalándose por décadas, en las que el
eventismo y la práctica coyuntural dominaban el
accionar institucional y la praxis de los actores
culturales.
El pensar en “lo cultural” supone una
percepción sobre la gestación o producción de
pensamiento, único hacer patrimonialmente
humano, y que por su dinámica ha generado
también preocupaciones profundas, controversias,
oposiciones conceptuales y posicionamientos
ideológicos, que han fortalecido y enriquecen el
debate permanente sobre la teoría y la práctica
sociocultural, que fundamentan la implementación
de un proceso democrático y de las
transformaciones sustanciales anheladas por los
pueblos de cualquier latitud.
En este contexto y comprensión, Fabián
Saltos Coloma, a modo de introducción explica el

113
fundamento de su propuesta, basada en su
experticia en la gestión sociocultural y en las
reflexiones profesionales del antropólogo, como
un posicionamiento en la definición de gestión
cultural en Latinoamérica y nuestro país, en
circunstancias en las que el tema de derechos
culturales, tiene una importancia y vigencia
inusitada, y como una alternativa para “el vivir en
equilibrio y armonía”, ese espacio de interacción
individuo><colectividad, donde se confina o se
consolida la libertad, conforme se conciban las
relaciones y la convivencia, en un espacio y en
un tiempo determinados”.
Simón Espinosa afirma con ternura certera
que “…nacemos para unirnos con la naturaleza y
descubrir la hermosura del vivir, lo pasajero del
vivir, la fugacidad de nuestro ser en el cosmos…”
Saltos Coloma, el antropólogo, Fabián el ser
humano, vinculado desde hace muchas décadas
con comunidades y pueblos, con los activistas y
gestores culturales de nuestro país, asume un
quehacer y descubre esa “hermosura del vivir”,
fortificado en el reconocimiento serio y creativo de
la realidad, como su opción de vida, ese
laboratorio desde donde observa, anota,
especula, debate, lee, toma partido y escribe sus
“Bases y estrategias de la gestión cultural”, lo
que constituye por lo mismo, un testimonio vital

114
que trasciende en ese espacio y en ese tiempo,
que le corresponde habitar.
Esta sindéresis se constituye en el eje
conceptual-axiológico-técnico con que se
construye la matriz temática del texto propositivo
de Fabián Saltos, desarrollado en los capítulos
“Hacia una estrategia teórica de la cultura;
Identidad y cultura; Cultura, desarrollo y buen
vivir; Políticas culturales; Derechos culturales;
Gestión cultural; Gestores culturales; Economías
creativa y de la cultura; y, Patrimonio Cultural”,
ámbitos que se fundan para el desenvolvimiento
profesional del gestor sociocultural.
Lo axiológico se explicita desde la
introducción, en la que Fabián manifiesta: “… lo
que estimo debe ser la gestión de las culturas,
sobre todo de los sectores populares, y donde,
penosamente, se vive, se reproduce y circulan
esencias y formas coloniales en las relaciones
de poder… es aquí… donde la gestión cultural
tienen una misión emancipadora…”, entonces
emerge el ser sensible y comprometido que no
consiente la abdicación, porque sabe que esa es
una forma de negación de sí mismo y de
abandonarse a la muerte en vida; y claro propone
la alternativa, “la gestión sociocultural liberadora”.
La cultura es el gran mural donde se
manifiesta la naturaleza humana, la coexistencia

115
social y sus variadas manifestaciones, la
imbricación del ser con la naturaleza y el cosmos,
de ahí su complejidad y discernimiento múltiple y
disímil.
En esta comprensión Fabián Saltos esboza
líneas criteriales para el levantamiento
estratégico de una teoría de la cultura y desarrolla
reflexiones alrededor de la noción de cultura, tema
complejo y en debate permanente, por sus
fundamentos y connotaciones ideológicas;
consciente que la noción de cultura está anclada
a las cosmovisiones diversas y las relaciones de
poder verificadas a lo largo de la historia de la
Humanidad. Realiza un paneo general sobre el
concepto desde lo filológico a lo antropológico y
sociológico, enriqueciendo el tema con propuestas
que abren perspectivas novedosas para el ya
mencionado debate: Lo popular, el buen vivir, la
relación cultura-naturaleza, las categorías de lo
cultural etc., son los subtemas que mueven sus
preocupaciones y cavilaciones a lo largo de este
capítulo.
No obstante constituirse en un hecho
debatible, Saltos lanza las cartas sobre la mesa
cuando afirma que: “…la cultura es
consecuentemente, una construcción social
específicamente humana, que surge de la
praxis del hombre en su proceso de

116
apropiación de la naturaleza, en el que la
transforma y se transforma a sí mismo…”, casi
sentencia, que conlleva fundamentos y
convicciones, resultado de una investigación
sobre el perfeccionamiento sistemático y científico
de la noción de cultura.
A partir del análisis del concepto de cultura
emitido en México en 1982, como resultado de un
largo debate internacional promovido por la
UNESCO, en el que se establecen los
fundamentos antropológico-sociológicos de la
noción, considerándola como “los rasgos
distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y
afectivos que caracterizan a una sociedad o a un
grupo social…”, es decir, como la huella digital
que distingue a cada grupo humano, a cada
sociedad, y consecuentemente a cada individuo
pensante, Fabián Saltos concluye que “… La
cultura constituye la esencia de toda práctica
social, es decir que toda actividad o acción
social tiene una dimensión cultural, lo que
fehacientemente no implica que todo lo que
alcanza esa práctica sea cultura o derive de
ella…”
Esta percepción supone una dinámica
permanente, una práctica ineluctable, una
concatenación de acciones que enhebran
procesos. Es decir se visibiliza el hecho cultural

117
inherente al tejido social, gestado en esa
palpitación vital, y la dinámica que lo hace
trascendente que es “lo cultural”, materia de
preocupación desde la gestión humana.
Al respecto Fabián asevera que: “… La
riqueza de abordar lo cultural, está en que las
expresiones y las manifestaciones culturales,
no son bienes o productos, sino procesos,
interacciones incesantes, que se producen y
reproducen continua y situacionalmente…”.
Este abordaje no puede estar al margen de la
administración racional de las relaciones
sociales, por lo mismo de la generación de
políticas culturales que organicen y den sentido a
toda esa producción simbólica, de allí la inclusión
del subtema “La cultura y lo cultural” en este
capítulo del libro.
El tratamiento de “lo Popular” está
desarrollado de manera frontal en un contexto
caracterizado por asimetrías sociales evidentes, la
insoslayable presencia de grupos dominantes o
hegemónicos y sus antípodas los grupos
subalternos o dominados, por lo que siguiendo la
línea lógica del discurso, en este apartado Fabián
Saltos, establece las características de las
culturas antagónicas históricamente en
sociedades como la nuestra: las culturas
hegemónicas dominantes y las culturas

118
dominadas subalternas, lo que admite “la
trasgresión del universo simbólico” del dominado
a través de procesos de aculturación,
desculturación, enajenación y alienación, que
según nuestro autor se ponen en evidencia clara,
por ejemplo, en el uso cotidiano de las lenguas y
la práctica de las religiones.
Situándose dentro de los límites del
continente sur americano, cita el proceso de
colonización española y la imposición del
castellano y de la religión católica como idioma y
religión oficiales. Concluye al respecto diciendo
que “… Si bien persisten algunos idiomas
nativos, estos se mantienen en un estado de
disglosia, esto es, en condiciones de
marginalidad y de inutilidad práctica
extracomunitarias, igual que las religiones y
ciencias precolombinas que subyacen en las
manifestaciones y representaciones de la
religiosidad del catolicismo popular, dentro de
procesos de yuxtaposición y sincretismo…”
Relacionando esta dicotomía sociocultural
con el ejercicio del poder, establece la vigencia
de una cultura de élite que impone y dirige lo
cultural conforme sus intereses, “sometiendo a
la población a políticas y modelos culturales
estatales”.

119
Saltos Coloma, el antropólogo, propone
categorías de análisis para el acercamiento a la
noción de cultura popular desde una consistencia
holístico-sistémica y considerada como un
proceso histórico, desde esa perspectiva analítica
establece tres enfoques para el tratamiento de la
cultura popular: “lo folklórico”, “la cultura de
masas” y “la lucha por la hegemonía”. Estos
presupuestos metodológicos le permiten –luego
de detenidas reflexiones– establecer que la
cultura popular es “… enteramente mestiza … –
y no por ello menos rica, creativa– producto de
las relaciones…. entre los diferentes
segmentos populares y la cultura
dominante…”
Lo axiológico predomina en la construcción
ensayística, su visión sobre la cultura popular se
fortifica conforme explica su naturaleza
polisémica, fundamento de su diversidad en
permanente imbricación, en tanto no solo que es
receptiva sino y fundamentalmente creativa,
innovadora, contestataria, un hito social de
resistencia que pugna por subvertir el statu quo
impuesto por los grupos minoritarios dominantes,
concluye entonces que la gestión cultural debe ser
liberadora, comprometida con los procesos
transformadores de una realidad concreta.

120
El deber ser, se constituye desde esta
perspectiva en un fin –que trasciende lo utópico–
en tanto el aprovechamiento de los recursos y
potencialidades populares “…deben ser
planificados en función de felicidad
compartida… donde los poseedores culturales
sean los protagonistas de principio a fin de su
propio destino…” De allí que Saltos Coloma,
asume la propuesta de Guillermo Bonfil, que
considera que el control cultural de las
potencialidades y las decisiones, deben ser
propias de los actores sociales, a fin de configurar
una cultura autónoma, en la certitud y gestión de
un haber patrimonial que les pertenece y los
identifica.
Identidad y cultura: imprescindible
coexistencia. En este capítulo desarrolla
exhaustivamente su concepción sobre identidad,
su naturaleza, características y atributos, como
una construcción permanente y variable a lo largo
de la historia de los pueblos y de los individuos,
cimentando su pensar y su accionar. Define cómo
se construye las autoidentidades y las identidades
colectivas, situando estos procesos sociales en el
contexto de la globalización.
Trata también sobre el culturalismo y
multiculturalismo, para explicar la “sociedad plural”

121
basada en el disenso y el consenso como
ejercicios del respeto y la tolerancia mutua.
Dedica un apartado importante para
explicar la transición del pluriculturalismo a la
interculturalidad como “utopía realizable”.
En el apartado Cultura, desarrollo y buen
vivir.- Explica el tratamiento que históricamente se
ha dado a la noción de desarrollo vinculándolo a
los procesos de occidentalización y cómo un
modelo de euronorteamericanización, contradice
los avances autónomos de los pueblos de lo que
se llamó el “tercer mundo”. Por lo mismo
establece el significado de la dimensión cultural
del desarrollo. Finalmente evidencia la dicotomía
desarrollo-buen vivir, subrayando esto último
como una alternativa social para nuestro país.
En Políticas culturales: conceptos y
lineamientos, se devela la noción de política
cultural a lo largo de la historia de la humanidad,
cómo los procesos que demandan la
operativización de una política, se han sometido a
intereses de los grupos o estados hegemónicos.
Este proceso está vinculado a la noción de
cultura que ha evolucionado permanentemente
desde la visión reduccionista de mirarla como la
expresión de las artes y las letras desde lo
académico, hasta concebirla como el resultado del
convivir social en todo su entretejido humano y

122
sus relaciones con la naturaleza. Plantea
propuestas de políticas públicas vinculadas a los
procesos interculturales, la pluriculturalidad, los
derechos culturales, la creación de observatorios
culturales y la cartografía cultural.
En Derechos culturales constitución e
institucionalización, precisa la línea divisoria entre
lo que son “los derechos culturales” y el “derecho
a la cultura”, sus implicaciones ideológicas y de
instrumentación. Pone énfasis en la significación
trascendente del capítulo de cultura en la nueva
constitución de la república, que garantiza el
ejercicio de esos derechos, como alternativa
liberadora y de realización humana y comunitaria.
En el capítulo sobre Gestión cultural:
fundamentos y modelos, desarrolla la noción de
gestión como una alternativa al verticalismo que
se aplicó a partir del modelo de administración
institucional implementado durante décadas.
La gestión vista como un modelo
alternativo, exige entonces de un proceso de
profesionalización y especialización técnico-
conceptual que genere talentos creativos
comprometidos con el quehacer cultural. Hace un
enfoque sobre gestión cultural pública a partir de
las anteriores reflexiones. Desarrolla también su
visión sobre la gestión privada y comunitaria, en
esta última cita el ejemplo de la gestión en Agua

123
Blanca, comunidad donde participó activamente.
Cierra el capítulo con una propuesta de Gestión
emancipadora, consecuente con sus principios
ideológicos y fundamentos profesionales.
Desarrolla las propuestas de Gestores
culturales: perfil, campos, métodos y
profesionalización, como consecuencia de lo
anterior; propone el perfil del gestor cultural, su
exigencia de profesionalización y capacitación
permanente; describe los ámbitos de
desenvolvimiento del gestor cultural; los campos
socio-temáticos para su formación y proyección
científico-teórica, y las metodologías y métodos de
trabajo aplicables. Propone también una Oferta
formativa en artes y cultura, que responde a
nuestra realidad y a la demanda latente en este
sector.
En el capítulo Economía creativa: industrias
y emprendimientos culturales, trata sobre la
potencialidad creativa y su capacidad de inserción
en la relación oferta-demanda de productos
culturales, como una posibilidad de aporte a la
economía. Según el autor, se trata de
comprender la lógica del socialismo del Sumak
Kawsay, en función de un conciencia nacional,
sobre el potencial económico de los procesos
culturales, su dimensión y sus productos, creando

124
mecanismos que amplíen los ámbitos de
consumo.
Advierte sobre la influencia moderna de los
avances tecnológicos y cómo permiten lograr
niveles de mayor calidad e incidencia para la
creación de “nuevos públicos”, base de un
mercado de demanda de productos culturales. En
este nivel se enfoca las nociones de
emprendimientos e industrias culturales, y su
aporte al PIB de cada país, en contextos de
intercambio y circulación de bienes culturales.
Realiza un enfoque de las posibilidades
editoriales, cinematográficas,, diseño,
audiovisuales, turismo, gastronomía, artesanías,
etc., partir de la intervención creativa y
prospectiva colectiva e individual.
En Patrimonio cultural: estrategias y
cambio, se desarrolla la visión actual sobre
patrimonio tangible e intangible, su significación
histórico-social, y su importancia en la
resignificación de las identidades de los pueblos.
Se subraya también la importancia de la
apropiación social del patrimonio, su preservación
y dimensionamiento hacia la consolidación de los
ámbitos humanos, productores colectivos e
individuales de cultura. Hace una propuesta sobre
gestión del patrimonio y la revalorización social
del patrimonio cultural comunitario.

125
El enfoque personalísimo de la diversidad
de los temas tratados, su conocimiento y dominio
sobre ellos, la relación actualizada de los mismos
con las exigencias socioculturales de nuestra
sociedad, otorgan al libro una importancia
científica y conceptual de gran valor. En nuestro
medio hay pocos estudiosos preocupados por
desarrollar estas temáticas, y en el nivel y
dimensiones que se han tratado en este libro,
quizá es el primero en escribirse para su estudio y
debate.

LETRAS ECUATORIANAS 4

El Arte, es el anverso diseñado con esa


minuciosidad que el creador prodiga a sus
inmersiones en los laberintos de los seres, de las
cosas y del entorno que los contiene, buscando
trascender los límites del espacio y del tiempo.

126
Los clásicos, que buscan la perfección y la
armonía entre la forma de expresión y lo
expresado, conforme lo sostiene Aristóteles en su
Poética, son el referente más remoto de esta
aventura del pensamiento. Son siglos
paradigmáticos que el hombre y la sociedad
atesoran a través de su obra nobilísima,
significando y confiriendo sentido a las culturas y
civilizaciones que hubieron de sucederse desde
entonces; Homero, Sófocles, Virgilio, Esquilo,
Eurípides, Aristófanes, Terencio, Plauto, Cicerón,
testimonian la búsqueda y concreción de una
utopía, de un ideal de belleza que se ha
perennizado como heredad del género humano.
Con la enunciación de nuevas formas de
ver al mundo, al hombre y sus relaciones, la
normativa estética tiende a trasgredir esa
armonía, para supeditar el proceso creativo a una
direccionalidad divina extraterrena, con esa
dependencia total de un ser supremo
omnipotente; este paradigma estético impuesto
por el dogma cristiano, ejerce su influencia, en el
mundo occidental, desde las postrimerías
grecolatinas hasta la caída de Constantinopla, en
1453, con propuestas temático-ideológicas
expresadas en obras como El Cantar del Mío Cid,
La Canción de Roldán, El Cantar de los
Nibelungos, el Cancionero de Petrarca, El

127
Decamerón, La Divina Comedia, como lo más
representativo de aquella época y que abren la
perspectiva humanística que otorga al HOMBRE
la supremacía en la construcción de lo cultural,
fundando lo que se conoce como el mundo
moderno, cuyo fundamento, precisamente, es la
supremacía humanística como eje generatriz de la
cultura y de la historia del pensamiento.
Exacerbando la rigurosidad relacional entre
forma y fondo, surge el barroco, que busca mayor
sumisión al mínimo detalle para alcanzar “lo bello”
como el objetivo de la obra de arte. Años más
tarde, el predominio de la razón en los procesos,
antes intuitivos, emprende una especie de retorno
a lo clásico, pero el canon ha sido superado y no
se abstrae solamente en esa armonía clásica,
sino que adiciona lo barroco y se reinstala hacia el
futuro.
Posteriormente, la camisa de fuerza que
constituye la norma, es allanada en pos de la
libre expresión del sentimiento del creador, de sus
valores, de sus convicciones íntimas, de su
estatura ética, entonces se inaugura el
Romanticismo. Pero, la obra estética es un
resultante de las alternativas y contiendas
sociales que exigen un caudal expresivo que las
describan, por lo que la formulación del arte se
vuelve hacia el detalle del entorno.

128
Diríase que se va encontrando
fundamentos en la cosmovisión y en las
relaciones socio-políticas como la sustancia
ideológica de todo proceso creativo: se suceden el
Naturalismo, el Modernismo, los Vanguardismos,
como escuelas y tendencias, en las que se
identificarán a través del tiempo literatos, pintores,
escultores, músicos, etc., y que constituyen el
haber de toda cultura.
Se trata entonces de una constancia
expresiva que testimonia el acontecer social y en
ese contexto la autentificación del ser humano en
su devenir cotidiano: un eslabón relacional, que se
instituye en la libertad de expresión como una
necesidad, un derecho, un compromiso, una
responsabilidad: … Todo ser viviente se confirma
como tal, en tanto sus congéneres reconocen en
él lo genuino, aquello que por sus peculiaridades
propias le singularizan e identifican; en esa
perspectiva, el ser humano, dotado de la cualidad
inconmensurable de generar pensamiento,
necesita y busca los cánones comunicativos que
legitimen su identidad.
El Hombre orillado al ostracismo perece, no
le es posible habitar en las mazmorras del
silencio, por eso en cada época ha inventado
multiplicidad de cauces imaginativos que propician
su trascendencia: el movimiento, la línea, el color,

129
las formas, los sonidos… las PALABRAS; el
expresarse entonces, constituye una necesidad
inherente al SER HUMANO.
La búsqueda de la afirmación identitaria y
el ejercicio de las posibilidades expresivas de
cada ser humano en un contexto social diverso,
ha sido una constante en el devenir de los
pueblos; el diálogo y el disenso han motivado
siempre las transformaciones indispensables para
su proyección hacia el futuro. Montesquieu,
Voltaire, Rousseau entre otros filósofos
fundacionales, sostienen que “la posibilidad del
disenso fomenta el avance de las artes y de las
ciencias y la auténtica participación política”. En
esta posibilidad radica el derecho a la libertad de
expresión, que según John Stuart Mill “… es
esencial para el descubrimiento de la verdad…”
Pero, este ejercicio implica responsabilidades
respecto del albedrío de los otros, el derecho
similar de los demás y su reconocimiento
consecuente.
Se reconoce universalmente, que la
poesía “se caracteriza por ser la más depurada
manifestación, por medio de la palabra, de los
sentimientos, emociones y reflexiones que puede
expresar el ser humano”; y la poética, constituye
el empoderamiento personalísimo de cada

130
creador en ese concierto criterial de la producción
de pensamiento estético, diverso, complejo.
El compromiso está, entonces delimitado
por la vastedad creativa del colectivo y por esa
dimensión multifacética que suscita; toda forma
expresiva, tiene la potestad de construir o de
destruir, de transformar o de detener el devenir
del Hombre.
Cada uno de nosotros tenemos la potestad
de optar por el Arte como una razón de existir y de
manifestarnos a plenitud, pero tenemos la
responsabilidad de asumir este derecho desde
sus inobjetables implicaciones sociales y
humanas. Recuerdo al respecto las palabras de
un poeta mexicano amigo, que medio en broma y
medio en serio me advirtió: “Asume el escribir
poesía como una responsabilidad a tiempo
completo… o dedícate a cuidar canarios en tus
tiempos libres…”
Este preámbulo necesario, pretende ser
una introducción explicativa de estas acotaciones
sobre “Letras Ecuatorianas 4”, porque cada autor
incluido en sus páginas, responde a su propia
cosmovisión, a su contextura ideológica y ética, a
cómo concibe su poética, es decir su compromiso
y convencimiento respecto de su propio ambiente
geo- humano y de sus relaciones personales e
íntimas. Por lo mismo, no desarrollo comentarios

131
de textos; simplemente comparto una lectura
descriptiva de cada uno de ellos, siguiendo el
cauce de las palabras, fielmente, diríase que
textualmente:
David Cobo Caicedo, se abandona al reto
de lo abstracto, a la búsqueda de las palabras que
le permitan explicitar sus búsquedas entre la
espesura de ideas que le confirman como un ser
pensante y sensible y devela: “…Somos… seres
pletóricos que transitan en el vórtice de la
existencia como una gota de rocío en el tiempo
del arco iris…”, declarándose humanamente
pleno, gozando el vivir como una metáfora de los
elementos naturales que representan el
movimiento y la cromática ambiental y es en este
entorno subjetivo, donde encuentra los cauces
para la creatividad, una forma particular de
explicar los mensajes supuestos desde la pupila
del otro ser cuya coexistencia otorga razón para
su propia vida: “…pinto sobre el basto azul
silencio el murmullo profundo de tu mirada
deslizándose tenue en el tiempo…”
La palabra transparenta el tiempo
transcurrido, las vicisitudes superadas, la vida
intensa que a cada quien le toca, o más bien
dicho que cada quien diseña, lo que se hace, lo
que se deshace, así lo confiesa Edgar
Castellanos: “…yo que pude/ estar al otro lado/

132
y me quedé en tus notas/ procurando en baja
voz/ hurgar la partitura/ debajo de tu falda/ y
dar por satisfecho/ esfuerzo y “do” de pecho/
en escala de mayores…/ porque, Edgar, sabe y
es consecuente, que con la poesía no se juega,
que la poesía es un filo del acantilado por el que
se peregrina, con pequeños o con grandes
pininos, hasta convertirse en un testimonio de sí
mismo y de su tiempo; por lo mismo, con madurez
probada confiesa… o se confiesa: “Yo que pude
estar al otro lado/ si hubiera remado como
ellos/ en dirección absurda/ en agua de
agiotistas/ dejando atrás sin remos/ a los
confiados fiadores de la fe.” ¿Acaso el poeta se
descubre en el anverso de lo cotidiano, y se
devela distinto de los seres comunes y corrientes
que se esfuman en la “esquina de lo fácil”?
El Quijote es un símbolo de esas
búsquedas que reafirman la grandeza humana, la
plenitud de hombres y de mujeres que allanan
todo límite para develar los lados oscuros de la
tierra, y de la luna y de los astros, y nos hablan
como Elva Poveda, juntando las espigas de la
vida, como quien despeja incógnitas desde lo
sencillo y lo íntimo: “¿En qué barco sin proa tus
ilusiones y las mías/ se vuelven marineras de
silencio en pleno barlovento,/ en qué sauce sin
lágrimas,/ en qué guitarra sin cuerdas,/ la

133
advertencia del mar amenaza huracanes,/
instruye la parábola del rayo/ gritando entre
los montes?” confirmando con esto que la
poesía surge desde aquellas interioridades, desde
aquellos desasosiegos que impulsan al ser
humano, a plantar cara frente las aspas de los
molinos de viento que azotan al infinito cotidiano.
Importa de Gerardo Heredia Llerena, su
lenguaje directo -exento de tropos y figuras
literarias- denunciativo por lo mismo, como
extraído de la tertulia callejera que cuestiona a los
transeúntes si: “…¿Sabrán lo que es dormir en
una esquina/ cobijados con avisos de
periódicos pasados?/ ¿Sabrán lo que es
quitarles/ el sabor de la tierra,/ el color de la
tarde?/ ¿Sabrán cómo suda el cemento/ de
andar y desandar los pasos/ con los mismos
gritos destemplados de ampollas?”… Su
compromiso trasciende lo personal y sale a las
calles y enrostra a aquellos que han vulnerado el
albedrío social, por eso su poesía es manifiesto,
cartel que desafía: “…Ellos, los sin mancha, ni
pecado/ que proclaman/ que cambiaron hasta
los puntos cardinales,/ les importa un carajo,/
la pobreza y los piojos…” se desempeña por
tanto, en ese nivel de lenguaje, necesario
también, cuando el escritor vuelve su mirada
hacia aquellas geografías terrenas y humanas

134
donde palpitan los seres más humildes y
excelsos, con sus sueños, con sus anhelos, con
sus amores, con sus dudas íntimas: “…Desde
entonces,/ cuando dicen que existe el amor,/
yo me alzo de hombros y digo/ es posible,
quizás, a lo mejor,/ ¿quién sabe?”
Gladys Paredes Bonilla, encuentra en lo
amatorio el ámbito para su elaboración literaria, se
circunscribe a esas instancias donde se ejercita
afecto, ímpetu… esperanza junto al otro, al que
descubre en élla una mujer que desborda
luciérnagas en la noche: “…Amo/ tu cuerpo/ de
espumas./ Sonrisa/ en la madrugada/ nuestras
miradas/ cómplices de la noche./ Duermes en
mi pecho./ Luego/ tus manos/ tejen hebras de
amor./ Amo/ el calor y el frío/ en tu piel,/ la
oscuridad/ rodeada de luces/ junto al cosmos/
de luciérnagas./ Haremos de la luna/ un pedazo
de esperanza.” Cuánto poder confieren las
palabras, cuántos instantes se pueden rehacer
para recrearse, y para renovar todo lo que una
vez omitimos…
La musicalidad y el ritmo son la fuerza que
cohesionan a los pueblos, por eso son distintivos
de cada cultura y significaciones profundas de lo
diverso. El poeta procreado en esa matriz
inconmensurable, que sabe del canto, que sabe
del arpegio de las silabas, de esa fuerza que

135
enlaza a hombres y mujeres, es el mago entre los
artífices en la guerra y en la paz. Por eso, su
poesía es presagio y es requerimiento: “Voz de la
tierra grávida y fecunda,/ entrañable, raigal,
maravillosa./ Voz de la tierra fértil y rotunda,/
corazonal, rebelde, generosa.” Sin lugar a duda,
José Sosa Castillo, ha sido hecho en el núcleo
más genuino de la negritud, y por lo mismo
constituye un eco de esos pueblos de marimba,
bongó y candencia marina, “…Voz de
Latinoamérica, encendida/ vigencia de los
dioses tutelares,/ de tambores que, Gracias a
la vida,/ convocan un ritual de voluntades…”.
Se trata de un discurso tropológico de mayor
envergadura, que contiene el entorno sociocultural
a plenitud.
La evasión y la soledad son recurrentes en
los textos de Laura Calvache, el deseo de
exploración de otros continentes etéreos o
terrenos, que se abren a sus intentos de:
“…Volar, volar/ vivir y vivir/ con las gaviotas
azules/ en alto vuelo...” ir, hacia allá, donde su
ser se desborda sabiéndose trashumante sin
fronteras: “…En esta plenitud/ viajé kilómetros/
en mi carro azul-pacífico/ ahora frente al mar
respiro/ y miro sus piruetas/ que me seducen/
lamiéndome los pies/ con fresca seda.” en élla
es y en élla está la soledad camuflada, pero está

136
también inmensamente habitada por el misterio
metafísico que explica de dónde venimos y hacia
dónde vamos: “…No me asombro/ Dios me
canta/ en la corriente de un río/ en la roca que
golpea su hablaritmo…”, entonces la poesía de
Laura Calvache, deviene en confesión de Fé, en
revelación íntima.
En los textos de Marcelo Andocilla López,
se verifica con nitidez el manifiesto poético
militante, que describe, con un lenguaje exento de
tropos y figuras, de modo accesiblemente sencillo,
al ser humano inmerso en la orilla del desposeído
que defiende su ración cotidiana, donde el poeta
encuentra el caudal vital: “…Tu sangre. La
sangre de la huelga,/ de la lucha callejera/ de
tu pasado de negro,/ pobre y negro.
Fundamentalmente pobre/ y también negro./
Tu sangre y el agua recorrieron juntos…” Se
intuye por lo mismo, esa identificación del sujeto
poético con el escritor militante, que en materia
creativa, es un trance que pocos están dispuestos
a enfrentar, a riesgo de naufragar en el cartel
insulso. Marcelo Andocilla , enuncia sin ambages
ese compromiso político-literario que exige la
confrontación social de clase: “… La sangre del
partido, de la huelga,/ de la lucha callejera,/ del
discurso fulmíneo que cuarteó/ el “Palacio” de

137
la vergüenza de la Patria/ por cuyas grietas, tu
sangre volverá algún día…”
En combate incesante con las palabras que
parecen retarle a una confrontación cuerpo a
cuerpo, Nélson Silva, aventura las interacciones
verbales: “…Cuando agitan dorados matices/
las espigas: ¡Ahí está tu esencia!/ Si humildes
ruiseñores/ emigran/ de corola/ en corola/ ¡Esa
es tu Ternura!/ Si arroyos cristalinos/ ondulan
meridianos baldíos/ y florece la Vida :/ ¡Esa es
tu Omnipresencia/ de Magnolia Perpetua!/ Si
diáfanas cascadas/ mansedumbran/ el
arrasamiento del Orbe:/ ¡Esa es Agua
Genésica de tu bondad eterna!/ busca, claro
está, abastecer de significaciones al interlocutor,
sediento de innovaciones fundamentadas y
fundamentales. No obstante se ciñe en el
transcurso de las mutaciones lingüísticas, a lo que
es común a todos, cercano, palpable, lógicamente
accesible: “…Hoy : ¡Solo acoge/ este alfabeto/
en tu Ser Magnolia,/ mañana habrá más Luz/ en
todas/ las caídas de los Hombres/ y florecerá
el Amor/ en la amplitud de la Tierra! …”
Ruth Bazante, dispuesta siempre a
Torcerle el cuello a la injusticia, elabora su
poesía, con aquella firmeza que exige el sujeto
motivador, diverso como plural es la sociedad en
la que ella se refleja: lo filial, lo amatorio, el

138
Hacedor, al que lo descubre impasible, imperplejo,
mientras en el mundo se desatan atrocidades y
genocidios. Sin embargo, entre líneas, presiente
el futuro en esos castillos elevándose en el
intangible imaginario del mañana: “…Pronto los
niños con ropa de domingo/ volverán a jugar a
la rayuela,/ a alcanzar el sol con sus manitas,/
a trepar por el arcoíris a las nubes./ Pronto
volarán como pájaros de colores/ las cometas
de papel alborozadas./ Habrá cinco
continentes de amor y paz….”
En la poesía de Adalberto Velasco, se
destaca puntualmente la presencia humana, sin
adjetivaciones que le deslinden de lo cotidiano:
“…Que nadie/ se suba a la palabra/ para decir
que eras/ un hombre tachable o intachable…/
es decir, verificamos la aceptación del otro, del
transeúnte, tal cual es y por lo mismo íntegro en
su capacidad de entrega: “…Eres sólo tú en
medio de la vida,/con tus caídas y tus cimas;/
el de la voz del verbo,/ el de la risa al viento,…”
Sin embargo, el poeta, reconoce en esa
esencialidad del hombre sencillo, peculiaridades
que le identifican más allá de lo trivial: “…al
trovador órfico,/ el de semblante límpido,/ el de
la mano hermana/ grabándonos a todos su
presencia/ de prójimo infinito…”

139
En el transcurso textual propuesto por
Aquiles Jimbo, encontramos pistas que retratan
al viajante empedernido: “… En mi equipaje
están/ la libertad, el rumbo de los vientos…”
consciente de la infinitud de un mundo presto
para el suceso no concertado. Pero en ese periplo
no olvida llevar en sus alforjas lo suyo, lo que de
su albedrío es genuino: “… el olor de la
pampa;/cargo también aquí, la miel de tierra,
/el sabor de los besos que no olvidan/ y la
arcilla que acicala mi piel….” Y claro que busca
en lo desconocido respuestas a las preguntas,
que todo ser se plantea, como motivantes para su
existencia: “…Viajero empedernid/ voy de prisa/
bruñendo el polvo,/ rasgando la ansiedad;/ con
la premura de mis pasos necios,/ abro la
puerta y palpo la verdad….”
En búsqueda de lo sustancial de las ideas,
Carlos Reyes, ensaya juegos sintagmáticos
propositivos y suscitadores: “…Un aroma y al
tacto,/ a pizcas los holismos.// La indecisión un
hábito,/ cárcel de pensamiento…” aún a riego
de oscurecer los significados verbales, por eso
advierte en esta misma secuencia poética que:
“…La mente tensa e incómoda,/ contaminado
el aire./ /Te apuesto que hablarás,/ amárrate al
silencio…”. Fundamentado en estos
presupuestos, es claro que Carlos Reyes, está

140
dispuesto a emprender la gran aventura literaria
en la que más de uno han naufragado, pero que él
la enfrenta, porque ha entendido también, que en
la versificación es sinónimo de:…Libertad,
oxigeno, agua, la autoestima, esos derechos
inalienables,./ y por lo mismo “….Sinceramente,
pretende/ Hablar por los que callan…”
Fanny Caicedo, preocupada siempre por el
hábitat inmediato, esa su ciudad que sufrió la
devastación telúrica con repercusiones
catastróficas, y sin embargo, el habitante de ese
espacio conmovido, no se doblega: “…Hoy,
sequedad de lluvias ha agrietado tu rostro:/ tu
río se ha dormido.../ ¡y a la furia del cielo en
homenaje augusto/ sus aguas ha brindado al
Dios que la ha creado!/ pero tu gente heroica
te viste de princesa,/ ciudad risueña y bella….”
Sus textos describen los dones de la ciudad que
le distinguen como: “…mujer diosa con pecho
de rosales,/ no importan los espinos que en
púrpura te tiñen,/ todavía hay manzanos en el
árbol fragante,/ duraznos y perales sazonan
aún tu boca;/ con cinturón de flores ceñido
está tu talle.// Ambato consentida traviesa y
juguetona,/ todavía se huele el pan de cada
día…” Literatura comprometida, por lo mismo,
con lo diario y vivencial, con lo sencillo, que se
instala sin más en su tiempo.

141
Luis Vique, ahíto de amor, encuentra el
sentido de la vida en ese impulso que da
profundidad al origen de la especie, y con
significación coloquial persuade a su interlocutor
sobre aquello que encuentra en sí mismo, en su
propia experiencia: “…Cuando sientes que todo
perece,/ surge el amor como agua viva,/ limpia
como manantial…” Invita a abandonarse, como
se abandona una nave a la deriva, en el remanso
que constituye la existencia: //…Deja que crezca
la vida/ sosiega el dolor/ avanza/ camina por el
palmar/ atrapa mi mano,/ ven no dejes al
tiempo efímero/ llevarse todos los
sueños/seamos un beso eterno!...”
Las palabras van hilvanándose en función
de la imagen, de lo verdaderamente poético:
“…Mientras el pajonal se deleita/ en el viento
abriendo su haz de ancha paja/ meciendo su
copa verde hacia la ebriedad de la tarde…”
para alcanzar la orilla, casi imperceptible, que el
creador conquista luego de largas contiendas con
la palabra; Manuel Ponce Cevallos, hace rato, con
tenacidad consiguió apropiarse de esa cualidad
del lenguaje que le permite reclamar
trascendencia, tal como alcanzó ese recurrente
artífice de mensajes, a quien cita con
preponderancia: “…Y se perdura el mensajero
de correo/ de pie en pie el chasqui/ y mano a

142
mano/ la orden de voz en voz como una
antorcha…”
Marcelo Mantillla, incursiona en al ámbito
común y maravilloso de lo amatorio, donde los
seres humanos ejercen su potestad de entrega,
ese volcarse en el intimismo donde se confirma el
nosotros como un acto irreversible que hace
posible la perpetuación sobre la tierra, por eso su
construcción literaria redunda en “lo amoroso”:
“…Al calor de la luna llena,/ y como testigo
mudo una estrella solitaria,/ el resplandor de tu
piel miró sigilosamente;/ Yo: trémulo, inquieto
y desaforado fui tomando/ forma/ en la vasta
geografía de tu aroma. Consciente de esa
interlocución humana, deja que ese ímpetu
interno, transmute en palabras “…Navegué
hasta el último espacio de tu valle eterno, me
detuve en cada curvatura de tu piel, bebí la
partitura exhausta de tu desnudez y me diluí
entre el fulgor de tus besos perfectos,
desvanecí mi cuerpo entre tus manos…”
En René Arboleda, prevalece lo filial, aquel
sentimiento que se erige como el cimiento de la
estructura social primigenia, el remanso donde
transmuta la pasión en ternura plena: “…Tierno
como la aurora/ unísono en tu sangre,…/
aceptando, cabalmente, que el torrente que
retumba en sus venas es el afluente de ese

143
caudal identitario que palpita bajo la piel,
“….cabalgando tus gestos/ mi existir
prolongándose,/ mi amor por ti/y para ti mi
carne,/ mi sangre, mi vida toda/ … eres mío, mi
hijo…” aquella totalidad ternural que desborda
las palabras¡¡¡.
Yoni Sarango, sabe de pasiones
desbordantes, sabe que no es posible detener el
fuego en el que se convierte la sangre, cuando los
sentidos invocan al otro cuerpo, aquel que se ha
de convertir en surco próvido: “…Acércate a mi
silencio/ y rompe esta cantera de palabras/
aprisionadas en un sinfín de suspiros…”
Reclama la entrega mutua sin restricciones, como
un acto total: “…Ven a mi orilla y sumérgete/ en
estas candentes aguas/ de crepúsculo y
alba…” en esos instantes en los que se confunde
la noción de los cuerpos, “…Ven, no te detengas
entre rayuelas y azares/ que la música nos
cubra/ y el viento se lleve todos los pudores/
quiero robarle al tiempo un poco de ti…” y se
esfuma el tiempo en espirales y conjunciones que
obnubilan.
Martha Garcés, describe lo sensual
invadiendo cada recodo de su espacio y de su
tiempo: “…Siento la huella/ de tu piel,/
marcando el áureo cavilar/ de mis florecientes
días…” y permite que sus sentidos transcurran, al

144
ritmo que suscita el acto amatorio, por cada
segmento del entorno que la embelesa: ”… En la
luna pestañeando/ sobre mi ventana.// En
sirenas/ rasgando el silencio/ de las
madrugadas. //En la tibieza de nidos de
gorriones…” y nos traduce esas sensaciones
minuciosa, libremente versificadas.
Cuando la temática amatoria es el objeto
poético, generalmente el recurso sintagmático es
nostálgico, a veces sombrío, otras sitiado de
tristezas; son pocos versificadores, los que en
materia amatoria, expresan entusiasmo y
esperanza; Fanny Carrión se distingue, por su
voz abierta al solaz íntimo, sin fronteras:
“…Agitada y alegre grandeza/ la del mar.// Así
es el Amor/ dentro de mi corazón….” En ese
infinito, encuentra la similitud que explica lo
intenso de la entrega, que implica pasión y ternura
como anversos de la capitalidad humana:
“…Espuma ardiente y súbita/ que se
entremezcla/ con las olas marinas….” Es el ser
humano oteándose dentro de sí mismo,
reconociéndose piel adentro, en ese “… Alegre
palpitar/ de oleajes infinitos.// Silencio
enternecido,/ afectuoso y paciente/ como
arena callada…”
El discurso donde confluencian
significados e intencionalidades que trascienden

145
todo límite relacional, se constituye en la opción
existencial del creador: “… donde se disuelve la
vida/y la soledad en otra soledad…”, esa
disyuntiva que marca lo diverso del Ser Humano,
y que para Susana Alvarez, significa un reto
cotidiano, el “…Paso del Yo/al portal del
tiempo/….guerrera sin tregua/ desde la perta
del Aleph/ a la grieta del otoño menguante…”.
En élla no se trata de un juego de palabras, se
trata de innovación más allá de los sintagmas.

146
147
COMENTARIOS

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SOBRE LA POESÍA DE HUGO JARAMILLO MUÑOZ:

149
HUGO JARAMILLO MUÑOZ, POETA ECUATORIANO GALARDONADO
Guillermo
Fuchslocher

Hugo Jaramillo Muñoz, a quien tengo la satisfacción


de llamar amigo: No había tenido noticias de él desde hace
algunos años y sin embargo allí, a la entrada de la Casa de la
Cultura de Quito, fue como si nos hubiésemos visto ayer.
Qué gusto encontrar a un ex compañero entrañable, escritor
que ha "sudado el oficio", hombre de teatro, docente,
planificador y administrador cultural infatigable, pero sobre
todo poeta de verdad y a tiempo completo, que refleja en su
obra al hombre inquieto y al buen ser humano.
_____No sé cuánto tiempo conversamos allí en la acera, pero
la mayor parte versó sobre libros. Y su modestia hizo que no
me hablase de sus triunfos, sobre todo del último, tan
reciente, el premio hispanoamericano de poesía otorgado en
el marco de los prestigiosos Juegos Florales
Hispanoamericanos de Quetzaltenango, Guatemala, el 12 de
septiembre pasado, por su poemario "Sintagmas del Amor
Libre”, Juegos en los que fueron jurados la poetisa Belkis
Méndez, y los poetas Ronel González y Luis Yuseff,
cubanos. Solo supe de este premio cuando Hugo me envió
ayer, por correo electrónico, perdida entre otros materiales,

150
una entrevista que le realiza el premiado escritor y periodista
guatemalteco José Luis Perdomo Orellana.
_____No me enteré de este galardón con anterioridad, tal vez
porque en la era de la información hay tanta que es fácil que
se confunda lo importante, o porque la prensa nacional no
publica, o no destaca, las noticias culturales. Por lo general
nuestros grandes medios tienen sección deportiva pero no
cultural o a lo sumo destinan a ello una página en la que
cultura se convierte casi en sinónimo de espectáculo. Pero
veo que la prensa guatemalteca (http://goo.gl/WDO92 y
http://goo.gl/qsGpC) y El Heraldo de Ambato
(http://goo.gl/aHVjK), ciudad natal de Hugo, dieron la
noticia, y son los "blogs" los que han asumido el papel que
no cumplen los grandes medios, como el del Grupo
Ecuatoriano de Creación Literaria (http://goo.gl/Hx8iH), que
a más de la noticia reproduce fragmentos de su poesía.
_____Me ha enorgullecido el prestigioso premio
hispanoamericano obtenido por este compatriota y amigo y
me ha hecho recordar las décadas que lo conozco, desde la
efectiva creación del Consejo Nacional de Cultura en los
tiempos del gobierno del Presidente Rodrigo Borja, cuando
su máximo personero cultural, el historiador y amigo Jorge
Núñez, nos invitó a colaborar con él para sentar las bases de
una política cultural del país y el resultado fue el primer plan
nacional de desarrollo cultural del Ecuador, que ha servido
de referente a muchos proyectos y acciones posteriores, y del
cual Hugo puede considerarse con justicia como coautor. Y
aún conservo en mi biblioteca varias de sus obras, con su
correspondiente dedicatoria (alguna de las primeras escrita,
diagramada, impresa y encuadernada por sus propias
manos): Poesía (1988), Palabra Loco Tinmonel (1994) De

151
Puño y Letra (1997), Alfabetario (1992), Palabras en el
Laberinto (1998).
_____Por ahora quiero resaltar la vena poética de Hugo
Jaramillo, su último galardón, y las razones de su quehacer
literario, expresadas en esa buena entrevista de un verdadero
maestro en este quehacer, José Luis Perdomo (que ha
entrevistado a Grass, Saramago, Cabrera Infante, Fuentes,
Galeano, Coelho, Benedetti, etc., etc.), la cual nos la
comparte el "blog" del café-libro guatemalteco Sophos
(http://goo.gl/ohxxD) y que me permito recomendarles su
lectura, de la cual solo destaco una parte de lo que hace años
fui testigo:
___”...Un texto va surgiendo como surge la vida, es decir,
se construye paulatinamente conforme el continente recibe
sustancias vitales y oxígeno. De cada instante que el ser
humano, que cada uno de nosotros percibimos sonidos,
colores, movimientos, voces, palpitaciones humanas, se va
acaudalando aquello que se traduce a través de la palabra;
ese texto, entonces, es un armaje peldaño a peldaño, sílaba
a sílaba, sintagma a sintagma, como testimonios que
surgen en el insomnio, en el café, en el autobús, en la
connivencia del cinema, en fin, y exige por lo mismo de la
prontitud de un lápiz y un retazo de papel, una servilleta, el
margen de un periódico… un pañuelo…”

LA MÁGIA DE LA PALABRA

“La magia de la Palabra”: El circulo se cierra y


comienza la vida de nuevo, transitando por el mismo
laberinto, por la misma vida que nos trae y nos lleva, nos

152
atrapa y nos suelta, hasta que damos el salto final, envueltos
en el collar de fuego que nos consume. Quimera y
realidades en lucha permanente; el orden establecido contra
la rebeldía que germina día a día, mientras existan el engaño
y la injusticia.
Antes del fuego, todo un cuento, creo que el primero
que escribe Hugo Jaramillo, este hermano del que no se
sabe si está bromeando y está jodiendo en serio. El Hugo
Jaramillo, que, jugando al sombrero de mago con su
computadora, comprada a plazos, ya va por la enésima
edición de sus poemas y la primera de este sorprendente
cuento, que nos lleva calladito a los recuerdos.
Las palabras sirven para esclarecernos o
confundirnos, para congojarnos o para regocijarnos, y, este
Antes del fuego con su lenguaje simple, pero perfectamente
estructurado, es un cuento que nos cautiva, con los
recuerdos y con las realidades, nos hace retornar al viejo
barrio con sus beatas y sus curas lascivos, con sus secretos
de alcoba y sus pandillas de tilingos, pecosos y patojos; con
la madre soltera y la virgen que se quedó para vestir los
santos de la anónima aldea. Es decir la literatura cumpliendo
su función social; las palabras poniendo el dedo en la llaga,
en las llagas de esta sociedad que se derrumba entre la
corrupción y la injusticia.
Pienso que Hugo Jaramillo, tiene el camino abierto
en el difícil campo de la narrativa. Ya con sus po4mas, creo
que lleva siete libros publicados, nos ha hecho gozar con su
palabra hermoseada y conceptual; ahora con sus cuentos,
surge una nueva forma para retenernos en la magia de su
literatura… Alfonso Murriagui

153
“…Hombre nutrido en frío y en insomnio,
comprende y ama a su prójimo, inmerso como él, en la
vorágine de un mundo pragmático que no se detiene en el
derrumbe de la ética y de las ideologías y al que no puede
comprender. Por ello, su poesía es desgarradura del espíritu
y es desolación, ante la injusticia, la ignorancia y la pobreza,
pero también es una voz interplanetaria que ama las cosas
simples hasta la fantasía, exalta el pan nuestro de la ternura
y busca un nuevo mundo en los seres más simplemente
excelsos como el cereal o el hijo y en las verdades más
sublimes, como la libertad y la pasión amorosa…” Mario
Cobo Barona.

“… no se encuentra antecedentes de referencia para


la singular poesía de Hugo Jaramillo,.. Inquietante, por
diversa, desde sus albores, en que ya se relieva por una
escueta arquitectura, lleva a pensar que persigue un
deliberado propósito de transitar por senderos propios,
implantando una nueva y diferenciante actitud personal...”
Rodrigo Pachano Lalama

“…Grita para romper su renuncia a la comisura de


los labios. Su voz es la convocatoria de las conciencias
sobre el resbaladizo puente de la historia -la nuestra- para
converger sin declinaciones en el origen de la raza, como es
también reclamo-denuncia-rechazo al disparate cotidiano.
Hugo… niega de cuajo el lenguaje colateral para adentrarse
de cuerpo y alma en el trazo franco de los mundos
esenciales y la autoctonía, porque su libro es un gran
espacio poético equinocciado por momentos iniciales,

154
finales y perpetuos que estabilizan su universo en la
alegría.” Hernán Castillo Castro

“…En Hugo Jaramillo, se nota, sin esfuerzo, un


deslizarse de vocablos que se transfiguran en imágenes y
símiles a ras de piel, a ras de pupilas en torno de los
interrogantes conflictuales del hombre.
Poesía que se acerca a la verdad, es decir, a la
quintaesencia de sí misma y a la luz que destella en la
espesura del silencio; por algo Hugo Jaramillo es un notable
poeta. Sus libros anteriores “Vuelo de Pájaro”,
“CONTRAPUNTO” (1ra. Edición-1981), “Ojo por Ojo”,
son el indicador de una marcha por el camino del cual no se
regresa, el camino de la creación poética.” Euler Granda

Es un ardoroso, conveniente “mensaje” con


respecto a lo que imbrica dolorosamente la vida
contemporánea. El poeta así, deviene subjetivo y concreto,
jubilosamente pensativo, fundamentalmente panteísta, ora
recio y telúrico, ora tierno y soñador…” Marco Antonio
Rodríguez.

“…La poesía como una posibilidad de expresar la


realidad, se manifiesta terrible y vigente en Hugo Jaramillo.
Es reconocer “La Soledad del escritor” como decía Paco
Tobar y encontrar en medio del amor, el desamor, la
soledad, la muerte, nombradas tantas veces, la protesta ante
el injusto cotidiano y el absurdo, un “Epílogo” que parecería
la autobiografía del suicidio como última salida del
laberinto” Héctor Estrella J.

155
“…No se trata –digo aquí- de una excitación de la
sensibilidad por la contemplación exógena. Lo dicho y
materializado en el texto poético es signo polisémico:
significante-significado de la altura idéntica del nivel
conciencial del escritor. En Hugo, los pobres, las gentes, sus
personajes, no son los que “pasan” por la calle; no son los
que “están allá”, a nivel descriptivo. El mismo poeta dice:
“Quizá es mucho pedir/ pero solo deseo vivir al margen del
aire/ donde la multitud se yergue/... Que no se diga que el
poeta quiere la muerte. “Al margen del aire” vivimos en el
colmo de los marginamientos sociales y de poder.
Arrumados, aladeados de quienes se apoderan hasta de lo
elemental para ejercer el control... ¿Quiénes somos? Para
ellos solo somos accidentes de la especie nacidos para
aplaudir las paranoias de quienes viven convencidos que
tienen o son dueños de “hasta” la razón…” Pedro Arturo
Reino

“…Y finalmente el YO: el hombre que comienza a


meditar -y a confundirse- en las arenas del tiempo, porque la
mañana de ayer tiene el mismo rostro de la mañana de los
otros días, e inclusive de los días que todavía no llegan a
varar junto a los umbrales del hombre. Este adulto funda su
esencia en “el profundo imán/ de una anticipación tortuosa/
que arremete/.” Mis ojos acostumbrados a ver la niebla y el
espejismo ven aquí las señales claras de la muerte que
ronronea visible desde un rincón…” Oswaldo Encalada
Vásquez

“…Con Hugo Jaramillo, compartimos las primeras


tertulias e inquietudes que surgieron en los años de segunda

156
escolaridad, en los rincones de pequeños bares, en los que la
rock ola y las angustias del amor ayudaban a sacar palabras
para acomodarlas en los duros renglones de las primeras
poesías.
Luego, la militancia en los grupos literarios, en los
escenarios del teatro colegial, en los foros de la ciudad para
ayudar a descubrir y a describir lo que falta y lo que sobra.
Enseguida, el trabajo en la Casa de la Cultura, en la
Asociación de Escritores Jóvenes, en las aulas donde se
aprende y se comparte la memoria de los otros, y sobre todo
en la mesa del amigo sobre la que se cultiva un vaso, un
pan, un abrazo y en la que se esboza los primeros diseños
del laberinto.

Por eso, decir que a Hugo Jaramillo lo conozco de


puño y letra, no sólo es haber estado cerca de su manera de
hacer y sentir los textos, en las servilletas quemadas o
manchadas de ron, vida y lágrimas, sino que he visto como
“un adolescente/ en la perfecta arista del sata-tus/ se
desborda tenaz desafiando/ el foro que le cerca/ los retratos
que amagan su ufanía/ la penumbra del espejismo
inexplicable.../” Edgar Castellanos Jiménez

“…Hugo Jaramillo es un hombre de letras tanto por


su creación poética como por sus funciones siempre afines
dentro del marco cultural. Como creador nos ofrece varios
poemarios. Además, nos ofrece varios ensayos; como
“Tungurahua” una monografía de la provincia, escrita
escrita en colaboración con el logrado vate ambateño Mario
Cobo Barona. Ha cumplido funciones destacadas en varias
instituciones culturales…. Su lenguaje, alambicado, radiante

157
en su léxico, el peso semántico oscurece, sin esconder su
contenido y así abre múltiples posibilidades de
interpretación. Igual el andamiaje metafórico que
posiblemente tienen un simbología personal para el poeta y
otra u otras para el lector. La Interpretación de estos
símbolos debe ser una condición sine quanon para un
análisis integral y preciso de su poesía… Es una obra nueva,
innovadora y ofrece un reto de interpretación al lector y, al
mismo tiempo despliega un enorme aval metafórico en su
lenguaje….” Antonio Sacoto

“…En una vieja página de Giovanni Papini, hace


mucho tiempo, leí algo sobre un viajero que debe
desplazarse a un planeta desierto, del que no volvería jamás.
Al irse, decidió llevarse el Cantar de los Cantares y páginas
escogidas entre los poetas de todos los países de la tierra. El
imaginario episodio parece confirmar al menos dos asertos:
Primero, que la poesía es, entre otros géneros
artísticos, el que con mayor profundidad y violenta síntesis
expresa y refleja sobre sí misma la realidad humana.
Segundo, que la poesía es una materia equivalente
en todos los países y que, en relación con ella, no hay, no
puede haber naciones subdesarrolladas, según ya nos dijera
Jorge Zalamea, en su brillante ensayo sobre “La poesía
ignorada y olvidada”.
Quizás ese innominado viajero se habría
llevado, en su equipaje, algunas páginas de Hugo Jaramillo,
cuyo libro “Sintagmas Contrareloj” se presenta junto con
otras importantes muestras de la actual poesía ecuatoriana.
El libro de Hugo Jaramillo, en realidad, está
integrado por varios poemarios, hasta cierto punto

158
antagónicos y, a la vez, enhebrados entre sí, como si fuesen
la realidad y la irrealidad que es posible observar a uno
y otro lado del espejo, como las dos exactas contracaras de
un mismo objeto bifronte y mágico.
¿Cuál parece ser el hilo inductor que emparente las
partes de este libro? Pienso que, en todos y cada uno de los
poemarios que integran el libro, lo que los vincula es la
tensión simbólica o mítica.
Efectivamente, Jaramillo parece buscar la revelación
de la realidad a través del deslumbramiento de la palabra,
que puede oscurecer momentáneamente el significado pero
que, al cabo, cumple el papel primordial de toda poesía:
iluminar de modo mucho más hondo y preciso, fulminante si
se quiere, aquello que se propone revelarnos, como paso
previo a lo que luego la ciencia, con su lenguaje racional,
pueda explicarnos.
Cesar Pavese, nos habla de esta función mítica de la
poesía, en un texto titulado "Del mito, del símbolo y de otras
cosas". El procedimiento poético actúa mediante la fuerza o
la fascinación de la evocación. El lector deviene entonces un
iniciado, alguien tocado por lo insólito de la palabra, que
redescubre, desde otra perspectiva, y "penetrado -dice
Pavese- por un estremecimiento simbólico", la realidad: sea
ésta la suya personal, el entorno, su historia, la específica
situación histórica que intenta testimoniar el poeta.
Jaramillo, es casi literal, casi explícito, en señalar el
procedimiento: ese utilizar la vía de lo insólito (lo sagrado,
lo mágico, lo innominado, lo oculto en la palabra) para
revelarnos en un solo haz la parcela de sus preocupaciones.
Repitamos por un instante lo que el poeta nos
descubre sobre su "arte poética": ...en tanto/ desde el

159
prisma de lo insólito/ el ojo mira desolado". Aquí el poeta
nos habla simple y llanamente de la metáfora (una realidad
que nos remite a otra realidad y ésta a otra y así hasta el
infinito) como base insustituible del lenguaje poético. La
sorpresa, el asombro, el retorno al mundo, pero con otros
ojos, constituyen instancias de redescubrimiento, de
reconocimiento, propias de la poesía, situadas exactamente
en el envés del lenguaje o discurso metonímico, que
pertenece a la esfera de la ciencia, o, mejor dicho, del
discurso racionalista positivista.
El discurso metonímico opera mediante la
concatenación lógica de causas y efectos, en un proceso
lineal. El metafórico en cambio, concreta el sentido,
yuxtapone los significados; al transfigurar el sentido de las
cosas, aparenta oscurecerlo sólo para llegar de un modo
insólito y abrupto, iluminador, a una intelección más precisa,
múltiple y multiforme del objeto materia de inquisición del
poeta.
Pero uno de los poemas de Jaramillo, que se incluye
en Retratos de la otredad, encierra mucho más, nos hace
partícipes de aquel "estremecimiento simbólico" de Pavese,
repitamos su frase medular: "…La ciudad es un torbellino
entre las palabras que se callan,/ un erizo hurgando la piel
cuando buscamos guarecernos de la lluvia/ luego de
enterarnos que nos hemos quedado solos, sin siquiera los
recuerdos, mirando cerrarse los portones detrás de las
amantes que no aguardaron,/ del amigo, del bravucón de
barrio, que ignoraron toda presencia/ sumiéndonos
perversamente en las páginas del diario nunca escrito… ".
Lo que aquí hace el poeta es volver a una de las
grandes líneas temáticas y míticas de la poesía universal,

160
que tan certeramente supo expresar Freud al teorizar la
supervivencia del niño en el hombre.
Jaramillo llega de pronto a esa visión del niño
primordial, esto es, la del hombre retornando siempre a sus
orígenes, "expulsando a los dioses del propio ámbito del
hombre, para la aparición de nuevos dioses más apropiados
a las nuevas fases de su historia, en una incesante e
indetenible contradicción dialéctica". En cada texto, Hugo
Jaramillo apela con asiduidad al recurso de la tensión
simbólica y mítica, en un inquietante ejercicio de evocación.
Desde el título mismo del libro, Sintagmas
Contrareloj, nos remite a un viaje en pos de dilucidar una
cierta condición de exilio propia del hombre, condición
existencial sobre la que ese mismo hombre habrá de tornar
una y otra vez, como un eterno Sísifo (al que cita
explícitamente), rompiendo el tiempo, anclado y
ensimismado en la conciencia, según el propio poeta nos lo
dice.
Es viaje o inquisición tras lo que no es posible
retener en el tiempo y tal vez solo redescubre la memoria.
Viaje hacia la presunción de una razón que ha fracasado,
de acuerdo con lo que postula el poeta en otro texto: "bajo
qué pantano ígneo/ se confunde la razón del hombre/
velando el acoso de voces profundas/. Éxodo donde la
obsesión fundamental es también la propia elusividad de la
palabra.
Nos propone también una contrapartida, un descenso
en el interior del propio hombre, en su condición apuntalada
por la presencia del ser que lo completa, todo es un trasunto
que, tanto recobra una realidad carnal que se insinúa por la

161
vía de lo erótico, cuanto vuelve a perderse en el transcurrir
indetenible, inasible del tiempo.
Pero finalmente el hombre escala su propio ser, se
construye, y avanza hacia la luz, hacia la certidumbre de lo
que Jaramillo llama "la ciudad"; espacio o realidad en la que
el hombre se realiza, no solo, sino, presumimos, entre otros
hombres, en una suerte de comunión, de recreación y de
reconstrucción de sí mismo y de los otros. Este viaje de
Jaramillo a través de Sintagmas Contrareloj, arriba
finalmente a la experiencia de la luz y de la comunión con
los otros, más allá y más acá de las tribulaciones nocturnas.
El "estremecimiento mítico", la "tensión simbólica", han
sido los instrumentos, las vías, por las cuales nos ha
sugestionado e iluminado.
Una poesía de perfiles claros, luminosos, que
penetra en lo oscuro apenas para devolvernos a la certeza de
nuestra verdadera realidad y de un destino jubiloso, con el
que sueñan o deben soñar, a veces desde su más profundo
sufrimiento, todos los poetas. Una palabra por demás
cincelada, precisa, que no admite retóricas de sí misma, pero
que se enriquece en la magia incesante de la metáfora,
concreta un momento, sin duda trascendente de la poesía
ecuatoriana de este momento. Francisco Proaño Arandi.

LOS JUEGOS HEREDADOS


“…La lírica de Hugo Jaramillo se inserta en una amplia
tradición que desea encontrar cabida para el sujeto y la
colectividad, el sueño y las cotidianidades. Una lírica que
intenta reencontrar el gusto por la emoción y también por la
expresión, de suerte que su humanismo solidario se
interioriza alcanzando una nueva síntesis entre lo ajeno y lo

162
personal, entre lo que importa a la colectividad y lo que
importa a cada uno, como ocurre en sus anteriores libros
Vuelo de pájaro, Contrapunto, Ojo por ojo y Al margen del
aire.
Esta vez, el poeta Jaramillo nos ofrece en su último
poemario Isadora (estructurado por los poemas Isadora, que
da el título al libro, e Himno), una poesía de serena reflexión
hasta rozar la verdad y configurar la esperanza; una poesía
libre en un mundo que se percibe con múltiples matices de
vitalismo meditado para traducir la inminencia de la
fatalidad del destino y la ilusión de un apego o una
pertenencia. Hay juegos heredados/ Inaplazables, dice el
poeta, seguro de la urgente determinación.
La poética de Hugo se apoya en la necesidad de
búsqueda permanente, que se fundamenta sobre el conflicto
entre la sensibilidad y la expresión de un humanismo
solidario. Conflicto en el cual, además, se advierte que el
poeta está habituado a aceptar el hecho de formar parte de un
tiempo acumulativo, lineal, que surge de un principio y se
orienta hacia un desenlace, y que a las razones biológicas
que lo conducen a esta convicción, se agregan otras,
culturales, que rigen un desarrollo determinado de los
destinos colectivos e individuales.
Mientras en su relato socializado en la cotidianidad,
el poeta persigue seguridades, en su relato secreto es “un
cazador de instantes”. Este otro tiempo, gracias al cual
reconoce el relato secreto de la existencia, no admite la
imagen de un continuum, y se manifiesta en violentas
interrupciones, en bruscos avances y retrocesos que asaltan
la idea comúnmente asumida del devenir. El poeta ignora su
funcionamiento, pero capta la superioridad de tales instantes

163
sobre el tiempo normativo al cual obedece de una manera
artificial. Estos instantes llegan al poeta y le sugieren un
poder supremo, dejando una huella imborrable en su
identidad. Por ello, la palabra para el poeta Jaramillo es el
espacio donde el ser se configura y define y es multitud en el
acontecer/ cuando los pies buscan reposo.
A través del eco la voz poética quiere volver
incansablemente al sonido original, y siguiendo las ondas
expansivas desea recrear el instante en que la palabra golpeó
la superficie de la lengua materna, porque somos constancia
de lo que trasciende.
En su relato secreto, es decir en la narratividad de la
poesía, cada uno de esos instantes encierra un mundo
autosuficiente, en transformación continua y se expresa a
través del lenguaje que posee propiedades absolutizadoras, a
causa de las cuales, nos obsede la fábula,/ la vieja condición
a la que nacemos tantas veces.

Bajtin llamará lenguaje autoritario al de la lírica


precisamente por este fenómeno particular de proponerse
como singular y único, alejado de los dialectos sociales no
literarios. La experiencia que el poeta tiene con el lenguaje
es originaria, fundadora y aunque el poético no sea otra cosa
que un discurso más, se propone así mismo como el lugar de
despliegue de la instauración del lenguaje como designios
que se deslizan/ desde lo intrincado del sueño. De este
modo, la poesía es signo de realidades y evidencias que
alcanza significación en la medida de su fidelidad a lo que
significa.
Mas la humildad engendra la palabra. El poeta
Jaramillo no concibe una poesía enajenada de las instancias

164
complejas de la totalidad de lo real, ni de las relaciones
humanas que las constituyen, pero tampoco postula que
contenga la verdad incondicional o la garantía de la
autenticidad buscada. Su poesía quiere transmitir una
experiencia, y cree que la palabra rebosa los empeños
terrestres. Aunque ella, generalmente se transforme en
arcilla con que los otros/ diseñan castillos en el aire. Pues al
final lo que queda como sumisión en la levedad de la piel es
la palabra como pátina/adherida al barniz de trastos
viejos/sumidos en lo más profundo del desván.
La concepción de un lenguaje poético singular y
único, fundada en el principio de la inmanencia, confiere a la
poesía como única finalidad la de su presencia autónoma y
autosuficiente, buscando la mayor proximidad posible entre
el signo y la realidad vivida. El mismo hombre que ama los
humildes menesteres que perpetúan su ingenio, ama a la
palabra más que a su propia existencia, la palabra con la que
dice:
Es sabio caminar siguiendo el cauce de los ríos
y es más certero mirar entre las constelaciones
la tercera estrella a la derecha
donde el tiempo es más nosotros.
Humberto
Vinueza.

“….No existe la mujer. Existen las mujeres. Una


reina y una sirva son distintas. Incluso la vejez, como diría
Simone Beauvoir, es distinta en cada mujer según sea
condición social. El poeta Hugo Jaramillo lo ha
comprendido muy bien. Su poemario ELL@S, nombrado
en plural, recoge breves cantos a mujeres concretas que han

165
hecho honor al universo de “lo femenino”, aquel universo,
este sí, indiscutible, que las acoge diversas, únicas, y sin
embargo, conscientes de su feminidad, del lugar que
ocuparon en la historia de sus pueblos, como si hubiesen
sido los ecos de las voces ancestrales de las antiguas
matriarcas que cuidaron, en los temibles años del inicio de
la civilización humana, de hijos y tradiciones…. Si algo más
hay que destacar en uno de sus poemarios es justamente la
manera misteriosa, fluida, de bucear, siempre con metáforas
precisas, el mundo de cada una de Ell@s o el recuerdo que
tan entrañablemente nos dejaron. No importa si Mama Ocllo
o Jane Franklin, quien no pasó a la historia, como reza en la
reseña final -de algún modo, otro poema-o Tránsito
Amaguaña, o Dolores Cacuango, o Atsuta, quien regó de
semillas en el cielo e iluminó las estrellas: todas ellas son el
oscuro y, a la vez, deslumbrante objeto de la mirada
encantadora, tierna, apacible y dulce de un poeta que es
capaz de cantarles a Ell@s mientras canta también a la
tierra, a la gran madre de todas las madres, que las cobija y
alienta con visiones propias de su ser profundo. Con Ell@s,
Hugo Jaramillo nos muestra, una vez más, que el verdadero
poeta siempre será dueño de una poética única y de un estilo
también único”. Abdón Ubidia.

“… En estos tiempos hay que entrar al erotismo con


sobriedad. O no entrar, mejor. Porque mucha basura ha
salido por esas lindes sofocantes. El papel lo permite todo,
pero la poesía no. Hugo Jaramillo lo sabe enteramente. Y
por eso decidió entrar con sobriedad. Con esa sobriedad que
ha caracterizado siempre a su poesía…. En sus textos, nunca
hay una frase denotativa, nunca un punto a inferir por los

166
canales asfixiantes del sexo consabido. Aquí se produce ese
efecto libidinoso que tanto gusta al cantautor Luís Eduardo
Aute, cuando logra con las palabras connotar un montón de
cosas que no se despejan de un velo cadencioso y audaz.
Una alevosía percibida por todos los sentidos.
Además la sobriedad de Hugo Jaramillo permite
que el poema crezca y no sea un erotismo temático, sino un
erotismo vital, como aquel que produjo Jorge Enrique
Adoum cuando nació su maravilloso poemario “El amor
desenterrado” en donde sentencia aquella frase
desgarradoramente humana: “Hacerla el amor = hacerla
morir”…. Más que despojarle al amor su Eros tanático,
Hugo nos grita a rajatabla en sus poemas que el amor es una
lucha, una guerra, donde el poeta es vencido. Y no hay
salvación en el placer verdadero, porque este conduce a la
agonía.” Xavier Oquendo Troncoso.

“…En su poesía hay gracia, encanto, voluptuosidad,


delicadeza, deseo, morbidez, suavidad, seducción. Los
versos prometen el acto de amor, son dulces como la miel.
El adjetivo dulce es uno de los omnipresentes en la poesía
erótica. Traduce una apetencia del objeto, la codicia de
poseer eso que es tan agradable, y gratifica suavemente los
sentidos y el espíritu: …la miel / desborda la piel y la
cordura… Sin embargo, un tono sereno y sobrio frena a
veces el abandono al mero placer sensorial y dibuja un
placer mayor, el de plenitud, en versos como…la razón de
los pájaros / en el despeñadero de la luz o en las
expresiones levitar, vuelo, el cuerpo se deja ir que denotan
libertad, levedad, calma.

167
Desde el libro Mientras Fumo en el que el poeta
transparenta su ser hasta convertirlo en una ventana para
mirar al otro, se evidencia una búsqueda y un deseo de
aproximación. Tomando el pensamiento de Octavio Paz
acerca del erotismo visto como una metáfora de la
sexualidad y la poesía como una erotización del lenguaje,
se podría ver en los textos de Hugo Jaramillo, una propuesta
que apunta a descifrar el hecho natural y propio de la
corporeidad humana a través de la expresión verbal
erótica…” Julia Erazo Delgado

“...Su poética es madura, profunda y aflorante a la


vez, verdadera poesía, esa que provoca oleajes espirituales y
deja improntas en la sensibilidad del receptor…” Antonio
Preciado

“…Considero que Hugo Jaramillo Muñoz, es uno de


los más importantes escritores de nuestro país, porque en él
se cumplen las premisas que he anunciado. Serio y riguroso
en su trabajo literario pues no es únicamente poeta sino
también narrador y ensayista; meticuloso y detallista en la
construcción de su escritura, prolífico y sorprendente
trabajador incansable, sobrio e imaginativo a carta cabal en
todas sus temáticas y propuestas, singular y único en su
literatura. Simón Zavala Guzmán

Hugo Jaramillo es, ante todo, un poeta que viene


escribiendo y publicando sus textos poéticos desde hace más
de treinta años. Su producción es extensa y se encuentra
recogida en más de diez poemarios. Además de ejercer la
cátedra como profesor de literatura por muchos años es un

168
gran conocedor de la problemática cultural del país, pues
tiene un post grado en Gestión Cultural, lo que le ha llevado
a entregarse por entero al estudio de la realidad nacional en
el campo del arte y la literatura... Fabián Saltos Coloma..

A propósito de "HUELLAS"

“…Una letra junto a otra y a otra y estas a punto de


descubrir, calles, senderos, caminos, huellas del mundo,
transitar por ellas y emprender una aventura vigilante para
encontrar el curso de la vida. Huellas marcadas en la
resistencia, como señalando estos signos de advertencia. Se
volverá a la cruzada de ayer en el convencimiento de estar en
la misma orilla.

Le conozco al Hugo Jaramillo desde hace muchos


años, nunca pudimos resolver una relación estrecha, nos
veíamos de pasada, al vuelo, a veces un poco más cuando él
o yo estábamos con el Alfonso Murriagui o con el Euler
Granda, ellos eran más amigos de él, del Hugo v claro,
también más amigos míos. Era saber que mismos; entonces
podíamos indagar más el uno en el otro, escudriñar y festejar
identidades y a veces serios compromisos y graves
propuestas de combate.
Con el Hugo ha existido una suerte de peripecia, que
estaba sobre entendida, casi un reflejo de lo acordado con los
otros camaradas.
Claro, también estaban las noticias de los libros. De
aquellos que circulaban cuando no teníamos como
adquirirlos y que nos disputábamos para leerlos, esta era una

169
manía que nos venía desde los Tzántzicos y que eran buenos
pretextos para enterarnos y para ensayar verdaderos ·
enfrentamientos y talleres de aprendizaje y de disputa.
También las noticias de la aparición de sus libros, de su
producción creativa que nos sorprendía porque estaban
cargados de estructuras novedosas y espontaneas, bien
pensadas y muy elaboradas, como rindiendo batallas para dar
respuestas en la aventura de crear, cómo crear y para quien
crear.
Haciendo caso a la afirmación que hiciera Miguel
Hernández, cuando un poeta ya no está "Cada poeta que
muere, deja en manos de otro, como una herencia, un
instrumento que viene rodando desde la eternidad de la nada
a nuestro corazón esparcido. Ante la sombra de dos poetas,
nos levantaremos otros dos, y ante la nuestra se levantaran
otros dos de mañana". En efecto Hugo Jaramillo Muñoz,
evoca y hace un homenaje a sus camaradas y amigos, Euler
Granda y Alfonso Murriagui, como recogiendo sus
Huellas y tomando la posta, recogiendo e inventando una
nueva estructura de decir las palabras, sintetizando y
creando imágenes que van a dejar nuevos testimonios
o evidencias de un mundo dislocado e injusto, pero
esperanzado Entonces se suma a Euler Granda:

“…Esa forma de amar la vida recontra suya,


ufanándose de serle insoportablemente infiel
hasta el escándalo de saberse el uno para el otro
como dos gotas de agua que en nada se 'parecen,

…Así el Euler se inmiscuye en la necedad cotidiana

170
“…Tensando esa cuerda,
frente al mar, entre el gentío…”

Sus pensamientos, los del Euler, son demasiado


primitivos con el fin de no dar tregua a su combate:

“…Es el desloquero Granda,”


Adivinando la magia
con la que los noctámbulos
escapan del bullicio,
ese mismo al que nada
ni nadie pueden retenerle…”

Y luego con el Alfonso Murriagui, como disputando un


antiguo afecto se atreve a aquella afirmación de difícil
resolución, sin miramientos y sin tregua:

“…Y no habrá sino este pan Alfonso


cada día.
Este sorbo de vino añejo junto al rio
Esta lámpara encendida
que aplaca el sol…”

Como una reminiscencia de un sacrificio que se


emparenta con una oración de antiguos pecadores.
Pueden pasar inadvertidas las relaciones que se gestan entre
los hombres como aquella de cubrir un cuerpo
amorosamente, autentificando el afecto y la dolorosa
jornada de entramado, sin dejar un hilo suelto, cuando se
forja un poema donde Hugo Jaramillo Muñoz, hace la
afirmación: ....

171
“…Las manos hilanderas
forjaron el cobijo cotidiano
para el cuerpo de hombres y mujeres…”

También ofrece su cálida voz para exaltar a los


combatientes de otros lares en el afán de reafirmar el
deber que han de cumplir los poetas comprometidos
con el oficio de crear, también desde la misma orilla, para
habilitar el combate de los hombres:

De Palabra de Poeta (A Pablo Neruda) Hugo dice


en su poema:

“…Es el Canto General


la huella y la inicial chibcha,
araucana, Caribe,
la lámpara de tierra que irradia,
su contraseña terrenal
desde Isla Negra
hacia las marcas del búfalo
o las espumas acumuladas
de la luz antártica…”

Luego, determinando exactamente el combate que


libera el ser más grande y amoroso de su pueblo, NAZIM
HITMEN, descubre en una huella más, en esta vez marcada
por el dolor de un martirio perpetuo, la lucha que no cesa:

“…Desde entonces por las calles del mundo

172
el poeta silva como rayos
premoniciones sobre la vida y la muerte
de los que callan mientras de Salónica,
los más intrépidos, clandestinamente
escriben historias de combatientes
desde sus frágiles navíos,
odiseas de niñas que sucumben
en medio de los combates
y sobre el amor de Münever y Menet,
en su espera interminable,
más allá de los barrotes que no las quebrantan…”

Hugo Jaramillo va marcando Huellas y enfilando


afectos con los combatientes de la tierra, dedica múltiples
poemas a los que no claudican y a los que resuelven la vida
desde el combate y la sabiduría, desde la creatividad y la
alegría y marca los pasos de Martí, de Fídel Castro, de
Nelson Mandela, de Benjo Cruz, de Facundo Cabral, de
Bruno Pino.
Completa Hugo, compañero de encuentros
fortuitos, las Huellas que alcanzamos, devolviendo el
oficio a las posibilidades de continuar sin claudicar, sin
remedos de grandeza, con la certeza de poder marcar los
pasos que no nos desvían del camino. Antonio Ordoñez .

POÉTICA Y MÚSICA DE LA
MULTICULTURALIDAD ECUATORIAL
Kitu, Tierras de la Mitad, septiembre
2011

173
El Ecuador es un país multicultural conformado por
una multitud de pueblos y nacionalidades originarias, por
una población mestiza producto de la simbiosis con los
pueblos llegados de otras latitudes y por los milenarios afro-
descendientes; todos ellos con sus propias manifestaciones y
potencialidades específicas, que constituyen la gran base de
la riqueza multicultural y multinacional, de nuestro país
contemporáneo.
Sin embargo, estos valores pluriculturales han sido
relativizados progresivamente por la sociedad ecuatoriana
dominante, con resabios e ínfulas de lo colonial, “criollista”,
“republicanista” y por la mismísima elite “neo desarrollista”
contemporánea, hasta pretender su desvalorización y tenaz
“ocultamiento”. Por ello, debemos aplaudir los esfuerzos de
incasables y militantes “gestores multiculturales” como
Hugo Jaramillo, interesados en reconocer y legitimar los
conocimientos y la memoria de los pueblos ecuatoriales, que
deriven en valoraciones y resignificaciones de la variedad
cultural musical andina ecuatorial, amazónica, insular y
litoral, como aportes a la comprensión multicultural de la
llamada Música Nacional Ecuatoriana, y a partir de ahí,
poner en escena la memoria colectiva de los pueblos
originarios en la práctica del tan tergiversado SUMAK
KAWSAY: “el vivir en armonía, en equilibro y sabiamente”
de nuestros antepasados equinocciales; ahora garantizado
como paradigma de convivir colectivo por nuestra
Constitución.
Lamentablemente, los conceptos, nociones y
categorías pretendidamente “científicas” que se imparten en
los colegios y universidades ecuatorianas, han sido
construidos desde la “modernidad” y post-modernidad

174
etnocentrista y antropocentrista inventada como “verdad”
por las sociedades del norte, habiendo sido asimilados de
manera a-crítica por nuestros centros de estudio y por la
autodenominada “Academia”, e impuestos como “canon”,
por obra y gracia de aquella “colonización del
conocimiento”, que impone una forma de pensar y de vivir
autoritario y para nada participativo, tan característico del
Ecuador contemporáneo.
Dicha imposición ha violentado, desestructurado e
imposibilitado la autocomprensión de nuestras formas de
saber desde lo ancestral, andino y lo indoamericano, es
decir desde su propia dimensión espacio temporal, como
categoría de referencia fundamental para el estudio y
aplicación de las diversas ramas del “saber multiversal”, en
nuestra cotidianeidad.
Se trata entonces en las aulas secundarias,
universitarias y en la formación activa y participativa del
Ecuador multicultural para revalorar y vivenciar la
interculuralidad, potenciando la riqueza de formas musicales
ancestrales y contemporáneas presentes en la región
ecuatorial desde hace siglos, así como en la interpretación
creativa de sus particularidades regionales, históricas y
culturales, obedeciendo a una propuesta integral y verdadera
de “inclusión” de las manifestaciones musicales de los
pueblos ecuatoriales, para rendir memoria a los poetas,
cantores, compositores, interpretantes, grupos y colectivos,
muchas veces ignorados por la “música y cultura oficial” por
haber sido tantas veces sus contradictores, contribuyendo de
esta manera a repintar el tapiz multicultural diverso de
nuestras identidades sonoras.

175
En este sentido la obra del poeta, activista, gestor
cultural y “maestro” Hugo Jaramillo, constituye un
valiosísimo aporte académico y literario, para un enfoque
general de la teoría y práctica musical de nuestra canción
popular y elaborada, considerando a La Música como una
de las prácticas significantes primordiales en la construcción
del pro- pio runa o “ser humano”; por lo tanto, su utilidad
rebasa los contenidos de las materias vinculadas a la
“educación estética y musical” convencionales, las que
tradicionalmente han sido impartidas desde una mera visión
descriptiva, “tecnicista”, memorista y aburrida, o de mera
confrontación con la “música clásica” o “elaborada”, de
corte europeísta, sin enfatizar la comprensión del lenguaje
musical desde sus implicaciones semánticas, sintácticas,
estético-expresivas y pragmáticas; sin promover la
decodificación del “saber oculto” cifrado en su creación y
recreación festiva y ritual, por parte de las sociedades
ecuatoriales primordiales. Diego Velasco Andrade

176
Entrevista con José Luis Perdomo Orellana *
Quetzaltenango, septiembre/2012

177
J.L.P.- ¿Escribió esta obra “a la antigüita”, es
decir, “de su puño y letra”, como se decía antes, o ya lo
hizo directamente en una computadora?

178
H.J.- Creo que lo uno no excluye a lo otro… Un
texto va surgiendo como surge la vida, es decir se
construye paulatinamente conforme el continente recibe
sustancias vitales y oxígeno. De cada instante que el ser
humano, que cada uno de nosotros percibimos sonidos,
colores, movimientos, voces, palpitaciones humanas, se
va acaudalando aquello que se traduce a través de la
palabra; ese texto, entonces, es un arma- je peldaño a
peldaño, sílaba a sílaba, sintagma a sintagma como
testimonios que surgen en el insomnio, en el café, en el
autobús, en la connivencia del cinema, en fin, y exige por
lo mismo de la prontitud de un lápiz y un retazo de
papel, una servilleta, el margen de un periódico… un
pañuelo… Luego todo eso lo traslado al disco duro…
Otras veces me siento frente a la computadora (prefiero
el femenino, porque es inspirador) y dejo levitar el
pensamiento tecla a tecla, lo leo y releo y corrijo, borro,
copio el sintagma de una estrofa y lo pego en otra
porque descubro que allí tiene mayor fuerza expresiva,
en fin; luego ese texto lo imprimo y lo releo tantas veces,
que el lápiz y el papel vuelven a ser los cómplices; y ya
está, no más, porque si sigo no termino nunca y eso no
es justo para quienes en el hogar soportan los insomnios
y para quienes esperan algo de mí.
J.L.P.- Habla usted en el canto o poema 13 de
“esos olvidos de Dios”. El mundo en general, y América
Latina en particular, ¿forman parte de tales olvidos?
H.J.- Todo rincón de la tierra ha sido víctima de
esos olvidos, que le duelen a Vallejo, que nos duele a
todos quienes entendemos que nada justifica el sacrificio
humano, que nada justifica las laceraciones sociales, la
violencia, la guerra. Esos olvidos han posibilitado la
explotación humana, la depredación del entorno natural,

179
este permanente atraco al oxígeno del hombre, a la vida
misma. Esos olvidos… la ambición humana, han
engendrado la opresión y la perversidad registradas en el
devenir de los pueblos… Pero, preguntémonos, ¿será
lícito adjudicar la hecatombe global que soportamos a la
supuesta amnesia de un ser metafísico?
J.L.P.- ¿Qué hacen Vallejo y Edgar Allan en sus
Sintagmas?
H.J.- Parte del ámbito temático se va identificando
y ampliando a partir de esos encuentros y hallazgos
maravillosos que nos posibilita la lectura. Nos
descubrimos siempre, en esas inmersiones a las que nos
inducen quienes saben escribir sobre la vida como si
fuera la de uno, como si nos adivinaran, como si fueran
una especie de ángeles infernales que nos señalan un
camino o se aparecen en un instante clave de nuestra
existencia.
Con Cecilia, hoy mi esposa, escribimos una
juventud en las calles, en las paredes de Quito, en los
manifiestos, en las tarimas contradiciendo el poder
cuando éste violaba las libertades, pero también
compartimos un Neruda amatorio, un Vallejo vital y total
que nos alertó de los olvidos de Dios, que no debemos
soslayar, porque es necesario mantenerle lúcido a Dios,
pero que también debemos alertar a todos los seres
humanos para que protagonicen sus propias decisiones,
por- que como lo afirma Jorge Luis Borges hay /una
hora en que le sería fácil a Dios/ matar del todo su
obra/... ¡Diga usted si estos son o no unos ángeles
guardianes subversivos!…

Edgar Allan García, poeta joven de mi país que


nos enseña que /Es otra la percepción del miedo/ y de la

180
luz/… Que evidencia cómo /Los amenazados cabecean
en horcones/ sucios de hollín. Estirpes sangrantes/ con
una mano en el fango y otra en el….. arado./
Definitivamente Vallejo y Edgar Allán se constituyen en
referentes sustantivos para mis Sintagmas, porque
resumen libertad, libertad de amar, libertad de estar
sobre el territorio vasto que es el mundo, como peces en
la tersura de los mares.
J.L.P.- ¿Es nuestra identidad “un juego de azar” y
somos “piezas de un rompecabezas pervertido”? (como
dice usted en el poema 24).
H.J.- En lo cotidiano hay seres increíbles, por
ejemplo en mi país Dallyana, un icono de la televisión,
que rechaza tenazmente la manipulación que ejercen los
medios a través de programas masivos como los
indecibles realitys, verdaderos murales de la tontería
humana, /juegos de azar/ en donde se fabrican ídolos de
la canción, por ejemplo, /payasos que hacen llorar/ con
quienes se construye un mundillo esperpéntico, vacío,
superficial, falso, pretendiendo inducir modos, modas,
circunstancias maniqueas, supuestos e ilusorios rasgos
“identitarios” como /piezas de un rompecabezas
pervertido/ completamente ajenas a aquellas que
constituyen el entretejido sociocultural y ecológico,
diseñados segundo a segundo por los pueblos. Por eso
Dallyana es mi “personaje inolvidable” en el texto 24,
por su frontalidad y claridad para mirar una realidad
empañada por esos payasos que hacen llorar.
J.L.P.- ¿El amor es “un vacío azul”? (como dice
usted en el poema 35) ¿O una “enfermedad que se cura
con el matrimonio”? -como dice Ambrose Bierc-
H.J.- Afirmo que /el amor es un vacío azul/ bajo la
Piel/ que vira la página/ cuando me pierdo en tus

181
océanos/ porque en el tránsito vital, cada acto de amor
se constituye en una aventura renovada, prospectiva,
que niega la anterior; es una enfermedad interminable
que insufla vida extrema, no importa cuándo y dónde y
cómo se lo ejerza, ningún papel legal puede curarlo, solo
la ausencia lo cura… O lo elimina. Bierce tendría razón si
dejásemos que el matrimonio y su sustancia amatoria,
sucumba con la rutina. Porque el matrimonio es
compartir lo lúdico de la seducción, la calidez de una
mesa rodeada de niños, el aroma de los atardeceres,
mirar con los primeros rayos del sol a la compañera
dormida mientras llegan furtivos los primeros trinos de
los pájaros; las rabietas, los reclamos, las acusaciones,
los besos… el descubrir que continuamos vivos bajo la
piel a pesar del tiempo transcurrido.

J.L.P.- ¿Qué hacen Bergman y Klimt en sus Sintagmas?


H.J.- Miro a un niño cambiando soldaditos de
plomo por una cámara, que marcaría un derrotero del
que ya no podrá apararse, porque encontró la “linterna
mágica” para desentrañar una infancia dominada por las
tinieblas, cucos asechándole, recuerdos de castigos,
dogmas religiosos que le distanciaron de Dios, engaños,
desavenencias conque Begman construye mundillos y los
traslada a la gran pantalla que encandila a solitarios
refugiados en la penumbra del cinematógrafo, tratando
de hacer distancia de la trama y de los personajes, que
sin embargo los atrapa, y entonces retornan al hogar, a
una rutina donde, en alguna parte confundieron el amor,
para mañana volver al cine, y nuevamente salir al
calorcito del cuartucho y constatar que la calvicie se
acrecienta y así hasta ser atrapados por la espiral de la
amnesia. Y en el otro lado de la medalla esa

182
especie de barroco alucinante, innovador, que traslada
a través del desnudo femenino –paradójicamente-
sosiego, deseo de infinitarse en la naturaleza humana
como recinto del poder creativo. Sin percatarse el
espectador que de pronto está entre los imanes
cromáticos del lienzo, y se torna en objeto mirado desde
fuera; en el texto 19, sitúo a una “Ella” atrapada por el
desnudo de una vieja, sin percatarse que está siendo
oteada por docenas de ojos extasiados por su belleza,
mientras trata de explicar su impresión sobre el lienzo de
Klimt, el mago que, desde hace años luz en tiempo y
geografía, logró una simbiosis que exuda sintagmas de
amor libre…

J.L.P.- En el poema 41 verbaliza usted un


infinitando” y más adelante describe un pétalo
“aromando la mejilla”. ¿Cuáles otras aportaciones tiene
para los diccionarios en idioma español?
H.J.- Pienso que el lenguaje está mutando sin fin,
que es una especie de duende agitador que expresa
todos los manifiestos del hombre allí donde hay un oído
receptor, allí donde hay un ser curioso que intenta estar
en el otro buceando sus sueños, sus anhelos, sus
angustias, sus miedos, por eso se trata de un duende
desatado por todos los caminos, y por eso se atreve
hacer del infinito una arcilla moldeable que traduce
sueños, los de los otros, los sueños de los interlocutores
anhelantes de otros paisajes, de otros vuelos, de la
seducción del viento. Entonces ¿qué importa si el
sustantivo se hace verbo, si con ello podemos ingresar al
albedrío de nuestros semejantes? ¡Se imagina usted la
potestad del pétalo para invadir una mejilla con todo su
ímpetu y fragancia!... Entonces creo que cada uno de

183
nosotros podemos enriquecer y alterar todos los
diccionarios con nuestra capacidad creativa, con ese
arsenal de sintagmas guardados en el almario.
J.L.P.- ¿Tuvo o tiene vocación de marino como
para escribir en el poema 52 “Alguien confirmó que el
tiempo / es huracán y es ola / que igual desuela puertos
y merluzas / y hospeda en las orillas / como una música
marineros y peces / que cantan en la noche (…)”?

H.J.- La levitud del tiempo es tan inasible como la


infinitud del mar. Pero a su paso dejan huellas que
trascienden el límite de las orillas, allanan horizontes e
irrumpen en el ser sensible; el tiempo y el mar evocan
multitudes, que se hospedan de tiempo en tiempo, de
mar en mar, en cada uno de nosotros y nos confían
historias, por eso creo que en cada ser humano hay un
marino, unos navegan sobre el tiempo, otros se
aventuran sobre las olas, pero igual, todos estamos
expuestos a los huracanes y a las quietudes.
J.L.P.- ¿Qué hacen Borges y Girondo en sus
Sintagmas?
H.J.- Por los ojos de Borges aprendí a mirar con
transparencia el lado oscuro de la Tierra, sus cráteres y
aluviones, sus duendes y sus fantasmas, el lado flaco de
los seres y la otra cara de la medalla… a sentirme /…en
los ruinosos/ Ocasos de los vastos arrabales/ y en esa flor
de cardo que el pampero/ trae al zaguán…/. Y una noche
cuando la guitarra nos guarecía de la lluvia, conocí de
Borges a su Maneco Uriarte, acechando entre los siglos
con toda su alzada de cuchillero, conocí su resentimiento
por su condición humana sitiada y vulnerada por quienes
gozan sin miramientos de los dones que ofrece la vida,
mientras los condenados de la tierra inventan formas de

184
amar camufladas en una aparente hombría de mal;
entonces allí, en esos instantes, en esos suburbios del
alma, se macera otro sintagma de amor libre.

De esos lados oscuros del alma surge entonces


Girondo, amante furioso, trotapieles incansable, de esos
que no repiten jamás los mismos besos -un maestro en
las artes de amar- / cansado/ de usar un solo bazo/ dos
labios,/ veinte dedos,/ no sé cuántas palabras,/ no sé
cuántos recuerdos/ grisáceos,/ …./muy cansado/ de este
frío esqueleto,/ tan púdico,/ tan casto,/ que cuando se
desnudan de/ no sabré si es el mismo/ que usé mientras
vivía…/ trastrocando así lo cotidiano en minúsculos
frescos surrealistas, piezas para armar sintagmas
amatorios no previstos, mis sintagmas que ensamblados
se descubren como retratos de nosotros mismos
puestos a la deriva:/…aguardando que un gorrión/
golpee contra el vidrio hasta sangrar/ reconstruyéndote
con retazos de cristal/ plenamía plenamente a plenitud
apenas amanece/… sin duda, Girondo, me señaló el
cauce de un desate lúdico-verbal para desafiar al infinito.
J.L.P.- ¿Cuáles deudas aceptaría que salda con su
nueva obra?
¿Salda alguna, por cierto, con su compatriota Adoum?
H.J.- La deuda de vivir intensamente, de haber
encontrado una razón, quizá la única razón de caminar
por “los caminos de la tierra”, ensayando palabras que
respondan a los sones eternos del hombre, /lejos de esos
barrios/ que nunca fueron nuestros/ de esas casas/
donde se guardan secretos de familia/ que no son
nuestros…/ así en plural, porque el acceder al alfabeto
fue un acto plural en la complicidad del aula,
balbuceando las primeras sílabas hilvanadas con

185
conocimiento de causa. Y Jorgenrique, años más tarde
descubriéndome la poética a dos voces y que hilvanar
palabras es una forma de darle otros giros a lo
cotidiano, pero lo más importante de Adoum, aprender a
ejercer una palabra militante, comprometida e ir con el
nombre de todas las patrias por la tierra. A Jorgenrique
Adoum le dediqué mi Memorial, una noche de homenaje
al poeta, /…Allí donde sopla el viento, con esa fuerza que
da la vida,/ (que) se embarcó cada tarde en navíos
terrestres/ sin temor a enajenarse bajo el sol/ y
desentrañó voces encendidas en la chuquiragua/ o
deslizándose en le desnudez de la cebada/ o silbando
entre la textura del adobe/ porque fue hecho para el
canto y para la rabia…/. Pero en cuestiones de vida,
ninguna deuda queda saldada…
J.L.P.- Qué hacen Cavafis y Ginsberg en sus
Sintagmas?
H.J.- Sin duda son otros referentes culturales que
confirman una confluencia que nos universaliza y nos
hace ciudadanos globales sin que las identidades propias
de cada pueblo sean melladas. El arte nos confirma
globales. Cavafis, el poeta de los éxodos y de los exilios
advierte: /...Sin embargo, el tiempo de su juventud
parece/ que fue ayer. ¡Qué espacio tan breve, qué
espacio tan breve!/ Y piensa cómo le engañó la
sensatez,/ en cómo siempre se fió -qué locura!-/ de la
embustera que le decía: “Mañana tienes mucho
tiempo”/… Ese Cavafis que nos devuelve a la ruta de
Ulises, a los Lestrigones, a los Cíclopes, a Poseidón; ese
Cavafis que nos incita a hacer largo el camino, pero que
al mismo tiempo nos baja a nuestros chaquiñanes y
entonces entendemos que en occidente hay la
posibilidad de dejarse seducir por las sirenas y

186
sumergirse en mares profundos, en tanto acá, andinos,
soltamos las amarras del Guayanay para que descubra
territorios donde fundar la vida.
Y dígame sino son universales los diarios
descarnados de Allen Ginsberg, donde pasan revista
esqueletos presidenciales que se niegan a firmar
decretos, que no les son políticamente convenientes,
esqueletos de magistrados, de militares, de mamis
solteronas, esqueletos que son parte de poemas
descarnados, nada “bellos”, lacerantes, que dan
escozor, poemas hechos con esas palabras propias del
truhan, del desadaptado, de la traficante de sexo,
poemas, encarnación de /la pobreza envuelta en
harapos, drogados/ y con vacías miradas,/ (que) velaban
fumando en la sobrenatural/ oscuridad de los pisos de
agua fría/ flotando sobre las crestas de la ciudad en
contemplación del jazz,/ que desnudaron sus cerebros
ante el Cielo bajo El y vieron/ tambalearse iluminados
ángeles mahometanos/ sobre los tejados de las casas de
alquiler…/ Poemas de este y de todos los siglos, porque
la marginación, la pobreza, lo subhumano no ha
cambiado, se ha recrudecido a la sombra de un poder
que ignora que existen esos seres humanos,
precisamente gracias al ejercicio ciego de ese poder, que
olvida que existimos. Por eso están Cavafis y Ginsberg
husmeando en los sintagmas 25 y 26, porque no
obstante, el amor no puede ser escamoteado por
poderosos atroces.

J.L.P.- Si de usted dependiera, ¿ya estaría


caminando por las calles de Quito el ciudadano
australiano Julián Assange, o seguiría echando raíces en
la Embajada de Ecuador en Londres?

187
H.J.- Yo creo que todos somos ciudadanos del
mundo y que todo ciudadano debe transitar con libertad
por cualquier recodo de la tierra. Si Julián Assange
infringió una ley en su país, debe garantizarse su
defensa, que confirme su inocencia a plenitud y sin
presiones, pero si hay un solo indicio de atentado contra
su libertad y peor aún contra su vida, toda acción por
protegerlas merece el apoyo de todos, porque así lo
exige la soberanía individual y de cada país, la
convivencia libérrima entre los pueblos y los seres
humanos, de lo contrario esa soberanía estaría bajo
sospecha.
J.L.P.- ¿Qué recuerdos se llevó de Guatemala,
luego de venir a recibir el premio único de poesía en los
Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango?
H.J.- Mire, una lectura sencilla de esa experiencia,
que comenzó al arribar al aeropuerto en Guatemala y
cumplir con las exigencias de inmigración, allí la persona
que atendía al enterarse que venía a los Juegos Florales
de Quetzaltenango, a recibir el premio único de poesía,
no pudo ocultar su emoción y se tomó fotos conmigo y
luego personalmente me recomendó un taxi que me
trasladara al Hotel…eso es insólito!… Luego 200
kilómetros de asistir a una película ambiental, ecológica,
humana narrada por los amigos que nos trasladaban de
Guatemala a Quetzaltenango, y llegar a esta ciudad y ser
recibido con una calidez inusual e inmediatamente ser
invitado al Hall del Municipio y allí la sorpresa de un
enorme mural de mármol en el que ya habían cincelado
mi nombre junto al de mi país… eso es insólito ¡
Verme sobre una pasarela de un teatro lleno
de público, y luego una Reina que con solvencia crítica
comentó mi texto, y escuchar en un acto de premiación

188
a un poeta, a un ensayista y a un narrador, a una
escritora como Carmen Matute que con valentía y
madurez intelectual nos habló de la participación de la
mujer en la construcción de la historia humana… eso es
insólito…
Protagonizar una entrevista con alguien que sabe
lo que dice, sabe lo que hace y contextúa
profesionalmente el haber cultural del que somos
herederos, con un dominio vasto del hecho literario,
frente a un público masivo, eso es insólito… y presenciar
cómo ese público se mantiene tres horas a la
expectativa para luego hacer “cola” para comprar o
recibir un libro y luego otra “cola” para lograr la firma del
escritor… eso es insólito!… Es decir haber realizado un
viaje al ámbito de lo insólito es una experiencia
irrepetible, una enseñanza, una huella profunda en lo
más profundo de mi ser y de la compañera que me
acompañó en esa aventura…

* José Luis Perdomo Orellana, licenciado en Periodismo y


Comunicación Colectiva por la Universidad Nacional Autónoma
de México, ha publicado alrededor de diez libros, en uno de los
cuales, La última y nos vamos, incluye sus entrevistas con cuatro
premios Nobel de Literatura y algunos premios Cervantes (el
equivalente del Nobel de Literatura en idioma español). Entre
las personalidades que han sido entrevistadas se destacan
Vizinczey, Grass, Octavio Paz, Gordimer, Saramago, Pitol,
Cabrera Infante, Gelman, Fuentes. Umbral, Galeano, Coelho,
Pérez-Reverte, Benedetti, Vallejo, Ramírez Heredia, Monteforte
Toledo, Pérez de Antón, Illescas, De La Ho, entre otros
importantes intelectuales.

189
190
ALGO SOBRE EL DEVENIR CULTURAL EN EL
ECUADOR:

UNA REVOLUCIÓN CULTURAL FUNDACIONAL?...

El enfoque de lo cultural y sus implicaciones en la


gestión sociocultural han sido preocupación general de los
responsables de la administración cultural en el mundo. La
UNESCO, en respuesta al interés de los estados miembros,
promovió cinco conferencias regionales en Helsinki (1972),
Yogyakarta (1973), Bogotá (1978), Bagdad (1981) y México
(1982). Debo anotar que cuando se efectuó la Conferencia
Mundial sobre Políticas Culturales, de los 157 estados
miembros, 117 contaban con un Ministerio o un organismo
que se ocupa de los asuntos culturales. Esto subraya la
importancia que se viene dando a los procesos
socioculturales, como eje del desarrollo.
En el Ecuador esta afirmación se constata al revisar
las constituciones políticas del país en las cuales de manera
implícita o explícita lo cultural está expresado. Pero es en
1944 cuando se enuncia la “Teoría de la Cultura” que se
resume en lo afirmado por Benjamín Carrión: “Nosotros,
nación y patria ecuatoriana, hemos llegado por diversos

191
caminos a la comprensión definitiva de nuestro estatuto
esencial, CULTURA Y LIBERTAD”.

En el Decreto Ejecutivo No.707 de creación de la


Casa de la Cultura, se establecieron los medios posibles
para el cumplimiento de los objetivos institucionales,
como la implementación de una imprenta, la organización
de eventos de difusión y promoción, de intercambio
internacional, de fomento para las ciencias y las artes, etc.,
acciones que permitirían “ennoblecer y rectificar los
itinerarios de la patria” según el propio Benjamín Carrión.
Ese fue el querer ser de quienes emprendieron
entonces hacia la concreción de una utopía, cuyo
derrotero ha debido enfrentar múltiples escollos en su
devenir, quizá el más significativo históricamente
constituyó la intervención de la Junta Militar en 1963 y que
“había convertido a la Casa de la Cultura Ecuatoriana en
institución antipopular e inoperante” según se afirma en el
manifiesto suscrito por varios artistas, escritores y más
trabajadores de la cultura, que se constituyeron en la
Asociación de Escritores y Artistas Jóvenes del Ecuador,
creada en noviembre de 1964 en el I Congreso de
Escritores y Artistas realizado en Latacunga.
En el II Congreso realizado en Quito, en mayo de
1965, se manifiesta abiertamente el repudio a la
administración de la Casa de la Cultura, impuesta por la
dictadura:
“…Los motivos que invocaban los mismo
escritores y artistas en general, como los

192
jóvenes escritores de la AEAJE, coincidían
fundamentalmente en estos puntos: el que la
Casa de la Cultura hubiese sido intervenida por
la dictadura, exigía una reparación; una
institución rectora de la cultura nacional debía
acabar con posturas de fácil conformismo y
hasta adulación para con la dictadura, de día a
día más inepta y, por consiguiente, más bárbara
en represiones y violaciones de libertades; la
Casa de la Cultura, cerrada a un círculo, había
de abrirse a todos los ecuatorianos que
quisieran hacer obra cultural auténtica; había
que sacar a la institución del anquilosamiento
en que había venido a dar; había que acabar
con los “círculos de elogios mutuos”, con toda
suerte de academicismo, y se debía ir hacia una
obra de popularización de la cultura…”

Efectivamente, tanto en la matriz como en los


núcleos provinciales de la Casa de la Cultura, la dictadura
intervino imponiendo los directorios en unos casos y en
otros ratificando a aquellos que venían dirigiendo la
institución por décadas. Pero lo grave de aquella
intervención consistió en la implementación de estilos de
gestión que se circunscribían a lo eventista, coyuntural y
elitista. Es decir, se restringieron los “círculos de elogios
mutuos” a personajes que tenían alguna trayectoria y quizá
reconocimiento, pero “de fácil conformismo y hasta
adulación para con la dictadura”. Así, el desarrollo cultural

193
se detiene y anquilosa, carente de nuevas propuestas y
alcances a través de una obra innovadora y “de
popularización de la cultura”.
Los Congresos realizados en Latacunga, Quito y
Azogues dan sentido, contenido y ejecutividad a un proceso
que da inicio “…Cuando escritores, artistas visuales,
músicos, periodistas y más gentes de cultura nos tomamos
la Casa de la Cultura, el 28 de agosto de 1966, fue para
reclamar esa autonomía que había violado un régimen
militar…” según lo testimonia Hernán Rodríguez Castelo.

La Toma de la Casa de la Cultura Matriz se verificó el


28 de Agosto de 1966, que abre el diálogo con el gobierno,
entonces presidido por Clemente Yerovi Indaburu,
conversaciones, “gestiones por vías de derecho, de
jerarquía, de orden que se habían estrellado contra la
contumacia de los miembros no renunciantes” y otros
contratiempos detallados por Hernán Rodríguez Castelo, en
su documento “Revolución Cultural” que a la postre
marcaron nuevos derroteros para la institución.

Los núcleos –semanas antes o después de la toma


de la Matriz– estaban comprometidos en los hechos. En
Tungurahua un grupo de jóvenes integrado por Carlos Soto,
Boroshilov Bazantes, Francisco Rubio, Mario Dávila, Julio
Arias, Leopoldo Nieto, Germán Calvache, Germán Bazurto,
Hugo Jaramillo, Jorge Jaramillo, Oswaldo Laurini, entre
otros, (perdón si omito nombres o añado alguno que no
intervino) que luego del Congreso de Escritores y Artistas,

194
efectuado en Azogues del 2 al 4 de Julio de 1966 -al que
asistimos Julio Arias, Germán Bazurto, Leopoldo Nieto,
Hugo Jaramillo, Oswaldo Laurini y León Vieira-
constituyeron la AEAJE provincial, se movilizaron y
cumplieron un cometido histórico en la vida institucional…
Desgraciadamente no existen anales escritos sobre los
acontecimientos puntuales, únicamente la fragilidad de la
memoria, algunos datos periodísticos dispersos y las
posteriores actas institucionales de esa época.
Hay actos anecdóticos, incluso contradictorios, que
singularizan el conflicto: Hernán Rodriguez Castello, anota al
respecto que “…En Ambato, en cambio, la falta de esas
figuras de prestigio reconocido entre los jóvenes –debido
precisamente, a la opresión asfixiante de las oligarquías
culturales– hizo fracasar la toma del local y hasta la vigencia
de las ideas nuevas. La renovación llegaría a Ambato desde
fuera, cuando la revolución se hubiese hecho ya ley. (Al
respecto Hernán Rodríguez, ignora hechos que contradicen
su afirmación)… Para evitar la toma de la Casa de la Cultura,
no se les ocurrió a los magnates ambateños recurso más
eficaz que poner a guardarla a los fisiculturistas ambateños,
que, al fin y al cabo, a su modo tienen también relación con
la cultura…”. En efecto, otro grupo de jóvenes (hay que
señalarlo, portando cadenas y palos) cercanos a la élite que
hegemonizaba la dirección de la institución, “…de repente
aparecieron por el portal del Municipio, una veintena de
jóvenes contra manifestantes gritando a voz en cuello “viva
la Casa de la Cultura”. Encabezaba este grupo el señor
Fausto Holguín Vásconez…”, conforme se describe en la

195
crónica de Diario El Heraldo del miércoles 31 de agosto de
1966. Pero también, se evidenciaron actos de honestidad
intelectual, personalmente guardo un recuerdo ternural, de
las veces que el Dr. Rodrigo Pachano Lalama, se acercó a
nosotros para, de una manera paternalmente cálida, alentar
nuestros afanes, no obstante ser el entonces Presidente del
Núcleo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de
Tungurahua.

Todo este proceso culmina con la expedición de un


Decreto con reformas a la Ley y reglamentos de la Casa de
la Cultura. El Diario “El Heraldo” de septiembre 29 de 1966
detalla en la página tres “Quito, Stbre. 29.- …El Presidente
Interino de la República, señor Clemente Yerovi Indaburu,
firmó esta tarde el decreto ejecutivo mediante el cual se
introducen sustanciales reformas a la ley y los reglamentos
de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, culminando así el
movimiento nacido de un grupo de escritores y artistas
jóvenes del país que envolvieron la actitud cultural y
artística nacional para obtener sus propósitos de una
conveniente reestructuración orgánica y funcional de la más
alta institución cultural de la República…”

Hernán Rodriguez Castelo nos recuerda que en


Quito se constituyó una comisión para elaborar “…un
proyecto de "Ley de estructuración de la Casa de la Cultura",
integrada por: Carlos Cueva Tamariz, Plutarco Naranjo,
Juan Isaac Lovato, Rafael Euclides Silva, Gonzalo Rubio
Orbe, Rubén Orellana, Oswaldo Guayasamín, Fernando

196
Tinajero, Rafael Díaz Ycaza, José Martínez Queirolo y yo. Y
se aprobó sin modificación alguna. Estos fueron sus dos
primeros artículos:

Art. 1º - La Casa de la Cultura tiene el carácter


de Instituto director, orientador y preservador
de todas las manifestaciones de la cultura
nacional y la misión de impulsarla espiritual y
materialmente.

Art. 2º La Casa de la Cultura Ecuatoriana es


persona jurídica con plena capacidad y
autonomía funcional. No podrá el Ejecutivo ni
ninguno de sus órganos, autoridades o
funcionarios clausurarla ni reorganizarla, ni
disminuir sus rentas, ni retardar su entrega, ni,
en general, adoptar medida alguna que
menoscabe su funcionamiento normal o que
atente contra su libertad o autonomía.

Estos paradigmas son fundamentales para


comprender esa propuesta de un quehacer proyectivo
institucional, que habría de direccionar un estilo de gestión
innovador, para entonces, que configuraría las actividades
desplegadas, evaluables por los resultados visibles.

En la década de los 60-70, en Tungurahua, se


crearon grupos de danza, música y de teatro, para su
perfeccionamiento técnico se invitó a instructores de

197
reconocida trayectoria como Fabio Pachioni, Marcelo y
Antonio Ordoñez, Eduardo Almeida, entre otros miembros
del Teatro Ensayo de la Matriz de la CCE, dinamizándose así
estas actividades. Algunos de nosotros, a su vez,
coadyuvamos para formar grupos de danza y teatro en los
Colegios y con sectores obreros. Se instituyó el cine club
durante algún tiempo; las manifestaciones de música,
plástica y letras se motivaron y fomentaron a partir de este
“después de la toma” que posibilitó la integración de
numerosos nuevos miembros a ese trabajo que nacía
entusiastamente y fundamentalmente posibilitó la incursión
de creadores en todas las formas de expresión actualmente
reconocidos por su obra.
La acción institucional se proyectó hacia los barrios
y hacia la zona rural. Recuerdo, tiempo después, se crearon
varias Comisiones Rurales de cultura en Cevallos, Pelileo,
Patate y Baños, durante la presidencia de Mario Cobo
Barona, siendo Secretario del Núcleo, yo. Cabe anotar un
hecho que fue trascendente en la vida cultural de Ambato,
como es el protagonizado por Carmen Vázquez, quien en su
calidad de Bibliotecaria del Colegio Bolívar promovió una
actividad en los ámbitos del teatro, del cine y de las letras,
con repercusiones más allá de los límites provinciales. Esto
significa que, intuitiva o conscientemente, se ha
comprendido que lo cultural es un producto de la praxis
social y por lo mismo, es un eje transversal que articula
todos los elementos estructurales y superestructurales de la
sociedad y del estado y que la Casa de la Cultura es un
espacio para el ejercicio libre y autónomo del pensamiento

198
y de las acciones socioculturales de los individuos y de los
colectivos humanos, en el que todo intento de
direccionalidad cupular es incompatible y contrario al
principio de participación de los actores sociales.
Mgsc. Hugo Jaramillo Muñoz
Quito, mayo-2015

POÉTICA DE HUGO JARAMILLO MUÑOZ

La poesía: una construcción virtual...

... es el intento por retornar sobre contiendas


antiguas /…en tanto la tibia seducción/ en la
boca de mi padre/ me eran dadas las cosas:
Un hombre y una mujer entrelazados bajo la
lluvia…/ Es la anécdota que construyen hombres
anónimos que subvierten la rutina recobrando
todos los fuegos; entonces /…Retorno/ en aquel
muchachito refugiado/ en cada agujero de los
viejos tejados/ donde anidan los pájaros
emigrantes/ mientras se avecina la noche…/

Seres que niegan la solidez de un paraíso


que desalienta cada acto de amor: /…El muro
gris guarda una ciudad solitaria/ yacen en él
hombres de toda condición/... Si acercas tu

199
oído puedes escucharlos/ cuando azota el
viento de otoño/ y gimen los grillos en una
ocarina milenaria./, cuyo espejismo amaga sus
disputas vitales… Es el intento por acercarse a
aquellas gentes que en su irreverencia, aprenden
a mirar en los caminos una posibilidad que jamás
se repite: /…A lo lejos el violín se ausenta/
como si de cada portal un gemido humano/
poseyera a la noche/ entre cartones y noticias
sangrientas…/ porque es la voz humana misma,
reconstruyéndose: /… si afinas tu pupila/
acertarás en el espejo/ tras de la mariposa un
niño mutilado/ indagando bajo qué piedra/ le
escamotean sus juegos.../

Voz humana donde trasiegan su libertad y la


prolongación de un espacio al que todos
aspiramos, sin tiempo /…entonces solo/ cuando
abandones la piedra sobre el oleaje/ y te
invada la escama del otoño/ será el eco de las
cascadas de viento/ que ahogan para siempre/
aquel caracol que se estruja en la mano/
cuando sin previo aviso se retorna/... al filo de
la noche, a las sencillas analogías de la vida
cotidiana: al ser y sus interioridades
construyéndose entre cima y sima, libre en sus
exilios, donde /Yacen lenguajes nunca
pronunciados/ en la pátina de la

200
piedra,/dinastías que el tiempo oculta/
mientras el agua ostenta su corteza transitoria/
junto a las riberas del pueblo/, cuando acosado
proyecta lo maravilloso de su propia realidad y la
palabra rescata la dimensión virtual que suscita el
ingenio desde lo insólito y... /deja atrás su aldea
y la invasión del trigo/ el viñedo en cuyo seno
se encendieron las primeras quimeras/ los
tejados/ poblados de palomas y el aroma de
los cuentos/ la mesa familiar y la gota de miel
como un oasis/... entonces, la palabra en cada
recodo transitado, transmuta en pregunta
incontestable que agita el torrencial lúdico en el
que el ser se rehace en imágenes que
resemantizan lo establecido y sancionado, para
postcrear la vida, entonces /Quedan atrás la
seguridad de las posadas pobres/ los sueños
inútiles de Dulcinea/ y Sancho aferrándose a
las aspas del molino/. Queda una vida abatida
como la ficción de un loco/ encandilado en el
umbral del otoño.

La vastedad del lenguaje incita y seduce,


sumiendo al ser en la multiplicidad significativa
que las palabras contienen y la aventura, en ese
universo, es una certeza a la hora de la licencia
expresiva:

201
No hay testimonios de boca en
boca
ni crónicas que den cuenta,
sobre lo que hizo, o dejó de
hacer,
nadie guarda señal o memoria,
de aquel que no escatimó
la historia de las ciudades
ni aún bajo su lecho de arcilla
donde descansa, y congrega
y mira caer la lluvia fresca, liando
entre los intersticios de las piedras,
los juegos,
en el sinfín de la piel vulnerable
del chiquillo que aguarda,
la obcecación por la vida,
porque a su corta edad,
entonces, descubre raíces y profecías,
para las que, 50 años después,
no estamos preparados.

La potestad sémica del lenguaje –esa mi


alternativa lúdica– es posible leerse al menos en
tres ámbitos visualsignificativos:

(lectura 1)

No hay testimonios de boca en boca


ni crónicas que den cuenta,
202
sobre lo que hizo//
/o dejó de hacer,
de aquel que no
escatimó ni aún bajo
su lecho de arcilla
y congrega liando
los juegos en el sinfín
de la piel
vulnerable
la obcecación por la vida,/
//entonces, descubre raíces y profecías
para las que, 50 años después,
estamos preparados.
(lectura 2)

No hay testimonios de boca en boca


ni crónicas que den cuenta, sobre lo que
hizo,//
/nadie guarda señal o
memoria,
la historia de las
ciudades donde descansa,
y mira caer la lluvia, fresca
entre los intersticios de las piedras,
del chiquillo que aguarda,
porque a su corta edad,/
//entonces, descubre
raíces y profecías,

203
para las que, 50 años después,
no estamos preparados.

(lectura 3)

No hay testimonios de boca en boca ni


crónicas que den cuenta, sobre lo que
hizo, o dejó de hacer, nadie guarda señal
o memoria, de aquel que no escatimó la
historia de las ciudades
ni aún bajo su lecho de arcilla donde
descansa, y congrega y mira caer la lluvia,
fresca liando entre los intersticios de las
piedras los juegos
en el sinfín de la piel vulnerable del
chiquillo que aguarda, la obcecación
por la vida, porque a su corta edad,
entonces, descubre raíces y
profecías, para las que, 50 años
después, no estamos preparados

204
Hugo Jaramillo Muñoz

DATOS BIOBIOGRÁFICOS

Hugo Jaramillo Muñoz,


desde su juventud está
inmerso en el quehacer
cultural, como promotor,
administrador, gestor y
creador…

Coprotagonizó (1965-66), lo que Hernán


Rodríguez Castelo, denominó como “La
Revolución Cultural”, que generó una nueva

205
visión y políticas institucionales para la Casa de
la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”. Como
miembro y Primer Secretario de la Asociación de
Escritores y Artistas Jóvenes del Ecuador Núcleo
de Tungurahua, representó a la Provincia en el II
y III Congresos de esta Institución.
Desde 1967 es Miembro de la Casa de la
Cultura, actuando además como Secretario de la
Sección de Literatura del Núcleo de Tungurahua,
más tarde se desempeñó como Director de la
Sección Artes de la Representación, y de 1978 a
1981 como Secretario General de la Casa de la
Cultura Núcleo de Tungurahua.

De 1981 a 1989 cumplió las funciones de


Director del Departamento Municipal de Cultura
del I. Municipio de Ambato y como Director de la
Biblioteca de Autores Nacionales de la Casa de
Montalvo.
En varios periodos fue Asesor Cultural del
Comité Permanente de la Fiesta de la Fruta y de
las FloreS. En 1991 cumplió la función de Sub
Director del Fondo Editorial de la Casa de la
Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Matriz.
Además, desde 1989 fue funcionario del Consejo
Nacional de Cultura, en donde participó en la
elaboración técnica del “Plan Nacional de
Desarrollo Cultural Ecuatoriano a mediano plazo
1991-2000” y de “Políticas Culturales
206
Gubernamentales (1992-1996)” documentos
oficiales del Estado ecuatoriano.
Fue Profesor de Investigación Científica, y
Realidad Socio Cultural, en el Instituto
Internacional ITHI y de Lengua y Literatura en el
Colegio Militar “Eloy Alfaro”.

RECONOCIMIENTOS: *CONDECORACIÓN AL
MÉRITO Juan León Mera” del I. Municipio de
Ambato. 2007; RECONOCIMIENTO DEL
GOBIERNO ECUATORIANO AL MÉRITO
INTERNACIONAL, Ministerio de Cultura del
Ecuador 2012, Reconocimiento “Benjamín
Carrión” de la Casa de la Cultura Ecuatoriana
NT. 2015.

PREMIOS: *Tercer premio en el Concurso


Nacional de Poesía organizado por el Comité
Patriótico pro Nacionalización del Petróleo,
Universidad Técnica de Ambato. *Mención
Especial en los Juegos Florales, Ambato” 1982;
*Mención en el Concurso Nacional de Poesía
organizado por la Sociedad de Escritores del
Ecuador SEDE, 1991; *Primer Premio en el
Concurso Nacional de Cuento y Poesía
organizado por la Asociación de Empleados de la
Casa de la Cultura Matriz, Quito, 1992; *Primera
Mención de Honor en la VII Bienal de Poesía

207
Ecuatoriana “Rubén Astudillo” 2008. Premio
Único (Poesía) en los LXXXV Juegos Florales
Hispanoamericanos, 2012, Quetzaltenango
Guatemala. Primer Premio en el XXIX Certamen
Internacional de Poesía y Narrativa Breve,
Editorial de los Cuatro Vientos, Buenos Aires,
2014. Premio Único Centenario de los Juegos
Florales Hispanoamericanos, 2016,
Quetzaltenango Guatemala.

Consta en las antologías de poesía ecuatoriana:


“Temas Literarios” de Antonio Sacoto, 1995;
“Índice de la poesía tungurahuense del s.XX” de
Pedro Arturo Reino, 1997; “Testimonio de la
pluma tungurahuense” T II, de Gloria Ávalos,
2008 “Poesía en paralelo CERO” II Ecuentro
Internacional de Poesía 2010; “Poesía
ecuatoriana contemporánea” editado por La
Cabra Ediciones de México y la Casa de la
Cultura Ecuatoriana, 2011; en el libro de Ronald
Haladyna “VOLCANIC REFLEXIONS: A bilingüal
anthology of contemporary ecuadorian Poetry”
editado en EE.UU.2011. “Poesía y Narrativa
Hispanoamericana del siglo XXI”, Lord Byron
Ediciones, España, 2014. “Homenaje a Julio
Cortázar, ANTOLOGÍA”, Argentina, 2014.

208
EJERCICIO ARTÍSTICO: Fue asistente de
dirección de Jorge Lagucci y Oswaldo Belucci en
el montaje de “Don Perlimplín con Belisa en su
Jardín” de F. García Lorca; dirigió a grupos estu-
diantiles y obreros. Autor y Director “Canto a la
Raza”. Director de la puesta en escena de “El
Condominio” obra de creación colectiva, “La casa
del qué dirán” de J. Martínez Queirolo ,
“Q.E.P.D.” de Martínez Queirolo, “YERMA” de F.
García Lorca, “El mal entendido” de Camus ,“La
Casa de Bernarda Alba” de Federico García
Lorca, “En Alta Mar” de N. Roseck, “Y nos dijeron
que eramos inmortales” de Dragún, “El Apolo de
Marsak” de Giraldoux, “Carta a un Burgués”, de
Mateo Rocafuerte, “Cuestión de Vida o Muerte”
de J. Martínez Queirolo, “El Cuento de Don
Mateo” de Simón Corral, “El Huasipungo de
Andrés Chiliquinga” Adaptación de Ricardo
Descalzi.
OBRAS REGISTRADAS: Poesía: A Vuelo de
Pájaro, Am- bato, 1980; CONTRAPUNTO,
Ambato, 1981; OJO POR OJO, Ambato, 1982;
POESÍAS, Ambato, 1988; ALFABETARIO, Quito,
1992; Palabra Loco Timonel, Quito, 1994; De
puño y Letra, Quito, 1997; Palabras en el
laberinto, Quito,1998; “…y yo respondo”,
Quito,1998; En defensa propia, Quito, 2000;
Mientras fumo, Quito, 2004; Poemeros, Quito

209
2007; Ell@s, Quito 2009; Son de Ellas, 2012 .
Narrativa: Monografía de Tungurahua, (coautor)
España, 1980; Manual para comentario de textos
literarios, Quito, 1995; Diseño de proyectos
socioculturales con enfoque de marco lógico,
Quito, 2009; Nuestras Voces: nuestra identidad.
Comentarios de textos musicalizados, Quito,
2011; En preparación Confesiones textuales,
selección y comentarios de poetas ecuatorianos
(as).”Razones del ser” Comentarios de textos”
Quito-Ecuador, 2020.

210
Impresión digital:
Edición realizada en marzo del 2020,
por HJEdiciones, con la calidad
y tecnología de equipos CANON
MG2410

Quito-Ecuador

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