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Butler, Sofía - El Clown y Sus Posibilidades en El Ámbito Terapéutico PDF
Butler, Sofía - El Clown y Sus Posibilidades en El Ámbito Terapéutico PDF
com
para compartirla publicamente y que pueda ser de ayuda a personas interesadas en la
relación entre el clown y el ámbito terapeutico.
Si usas algo de esta memoria por favor cita a la autora, SOFIA BUTLER,
y a la fuente donde la encontraste: www.clownplanet.com
Gracias.
Facultad de Psicología
Licenciatura en Psicología
Sofía Butler
Junio de 2017
Montevideo, Uruguay
RESUMEN
El presente trabajo es una revisión bibliográfica que tiene como objetivo principal
cuenta los aportes de diferentes autores referentes en el área del clown, en Psicología
figura del clown tiene naturaleza simbólica, y que el proceso de búsqueda del propio
clown tiene el potencial de generar una mayor integración psíquica y un diálogo más
En el primer capítulo se abordan los antecedentes históricos del clown y los conceptos
último capítulo, se exploran las posibilidades del clown en el ámbito terapéutico, desde
con) mi vocación.
A mis amigos y amigas. A las de siempre, por las risas y el apoyo en todo
momento. A los clowns, no podría haber pedido mejores compañeros en este camino. A los de
Facultad, sin ustedes no hubiera sido lo mismo. A todos ustedes, por dividir las frustraciones
A mis alumnos, por confiar, por la entrega, por las ganas, por embarcarse conmigo
corazón contento.
Introducción……………………………………………………………………….……. I
CAPÍTULO 1: El Clown
Reflexiones finales……..………..……………………………………………………..60
Referencias…………………..…………………………………………………………66
INTRODUCCIÓN
La presente Memoria tiene por objetivo explorar las posibilidades del trabajo con la
figura del clown en el ámbito terapéutico. Se trata de un trabajo amplio, que busca dar una
primera mirada a un tema que si bien hasta el momento ha sido escasamente tratado, tanto en
nuestro medio como a nivel mundial, posee un potencial que merece ser profundizado y
estudiado.
ciertos elementos con otros tipos de trabajo, como el teatro convencional, difiere en otros, que
hacen a la esencia de este trabajo en particular. El clown, tal como lo entendemos en este
trabajo, constituye una especie de “otro yo”, un alter ego que está presente en cada uno de
nosotros, y con el que todos podemos tomar contacto si así lo deseamos (Jara, 2014). Se trata
de una figura paradójica, que se encuentra a mitad de camino entre lo infantil y lo adulto, lo
1998; Ramalho, 2009). El clown nos ayuda a rescatar al niño que vive dentro de cada uno de
nosotros, pero sin perder de vista nuestra vida adulta, con todas las experiencias que nos
hicieron quienes somos. Protegidos por la nariz roja, la máscara del clown, nos permitimos
jugar por jugar, siendo libres de mostrarnos como somos, dejando la armadura a un lado para
vislumbrar en esta figura un potencial terapéutico enorme, y experimenté en carne propia las
cualidades que hacen del clown un guía sabio y sensible del Proceso de Individuación. Esto
payasa, y facilitando la misma búsqueda en otros como tallerista y docente). Todo esto resultó
I
en una vocación profunda en relación a esta temática, que encontró cierto encuadre y sustento
Memoria.
Para cumplir los objetivos planteados, utilizaremos como marco conceptual los aportes
de la Psicología Analítica. Esta es una teoría amplia, con una visión del ser humano y de la
psique con la que concuerdo profundamente, y que además integra otro tipo de herramientas
fue pionero en estos temas, creando la técnica de la Imaginación Activa, otorgando gran
comprender e integrar los símbolos de sus propios sueños y fantasías, y los de sus pacientes
(Byington, 1992). A partir de los aportes de Jung, algunos de sus seguidores continuaron
estudiando las posibilidades de otro tipo de herramientas que completen los vacíos que deja la
psicoterapia exclusivamente verbal. En esta temática, Byington es uno de los autores más
cada vez más en dirección a la vivencia, reconociendo además que en muchos casos una
Es por esto que consideramos pertinente la temática del presente trabajo, ya que el
clown podría constituir una herramienta muy útil en la búsqueda de otras vías para
comprender e integrar los símbolos, estableciendo así una relación y un diálogo más fluido
Si bien actualmente el arte del clown se encuentra en auge, y cada vez más centros
ha recibido demasiada atención. Existen, sin embargo, muchas investigaciones que abordan el
II
tema desde la perspectiva del público, es decir, los efectos positivos del clown en las personas
que se relacionan con él y son el público de sus intervenciones en diferentes contextos, siendo
el ámbito hospitalario el más elegido por los investigadores. Más allá de esto, existen muy
pocos abordajes en relación a los efectos del proceso de búsqueda y encuentro con el propio
clown interior, tema central de esta Memoria de Grado. Es por esto que se espera que el
presente trabajo posibilite un acercamiento a las bases de la técnica del clown teatral, para
comprender mejor qué factores entran en juego y posibilitan que el proceso de búsqueda y
encuentro con esta figura tenga resultados visibles en términos de salud y bienestar en la vida
de las personas.
En relación con lo anterior, algunas preguntas que orientan el presente trabajo son las
siguientes: ¿Cuáles son las principales características del proceso de encuentro con el propio
clown interior? ¿Podría este proceso resultar terapéutico de algún modo? ¿Cómo? ¿Qué
conexiones podrían establecerse entre la figura del clown y la Psicología Analítica? ¿Puede el
clown colaborar con el Proceso de Individuación del individuo? ¿Podría el clown funcionar
Para la realización del presente trabajo son tenidos en cuenta aquellos materiales en idioma
Para esta búsqueda se utilizan las siguientes bases de datos: Fuente Académica
Collection (incluidas en EBSCO), así como también el Portal Timbó y Google Académico.
Además, al tratarse de un tema escasamente estudiado, se accedió a una base de datos online
III
especializada en la temática, llevada adelante por los autores Alex Navarro y Caroline Dream
los aspectos fundamentales de la figura del clown, sus antecedentes históricos y los elementos
Perspectiva Analítica junguiana, que nos servirá de base y de marco conceptual para la
Expresivas, describiendo aquello que las distingue de otras formas de proceder en terapia, y
capítulo cuatro se realiza un análisis del clown, y particularmente del proceso de búsqueda del
propio clown, a la luz de los conceptos de la Psicología Analítica y del área particular de las
explorando las posibilidades del clown en el ámbito terapéutico, desde un enfoque Analítico.
IV
CAPÍTULO 1: El Clown
inglés) como un artista ambulante, una persona de poca seriedad, propensa a hacer reír con
sus dichos o hechos. Este término también ha sido relacionado con la figura del mimo o el
bufón, y ha quedado especialmente ligado a uno de los ámbitos más importantes que lo vio
crecer: el circo. Sin embargo, la historia de este arte es mucho más extensa, y las bases
fundamentales sobre las que se constituye este lenguaje escénico incluyen mucho más que
antecedentes históricos que hicieron al clown como lo conocemos hoy en día, para luego pasar
a abordar los conceptos fundamentales que hacen a este arte y que lo diferencian a su vez de
otros tipos de trabajo escénico. En este punto, considero importante destacar que el concepto
de clown no es fácil de definir, y aunque hoy en día existe cierta concepción común al menos
en los aspectos fundamentales que hacen a este arte, existen todavía distintos enfoques y
este capítulo difieren en sus formas de ver el trabajo del clown, y hacen énfasis en distintos
aspectos que lo componen (lo estético, lo psicológico, lo terapéutico), pero todos coinciden en
la esencia del arte del clown. A través de la integración de los autores, se tratarán los
conceptualizarlo de forma clara para realizar el análisis en los capítulos posteriores de este
trabajo.
Siguiendo a Vigneau (2016), podemos decir que todas las civilizaciones humanas, sin
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modos de vida, han tenido la necesidad de crear, proteger y respetar a unos personajes
La figura del clown ha existido incluso desde antes de que se le llamara de esa forma.
Según Velasquez (2005), resulta muy difícil decir quién fue o dónde aparecieron los primeros
clowns de la historia, pero existen elementos que indican que sus orígenes son anteriores a
nuestra era. Según Fabbri & Sallee (1988, citado en Velasquez, 2005), se han descubierto
diálogos en las tumbas egipcias del 2° y 3er. milenio antes de cristo, dedicados a la bufonería
del clown: en gran parte de Asia y en Grecia encontramos bufones y farsantes o bromistas,
que actuaban durante el entreacto o al final de las piezas teatrales, contando la historia a su
manera (Velasquez, 2005). Jara (2014) agrega que en el Imperio Romano, existía un mimo
que hacía su aparición en el descanso o al final de una tragedia y su única función era “ayudar
De todos modos, si nos trasladamos a la época moderna, cabe destacar que durante
mucho tiempo la figura del payaso ha estado relacionada con aquellos personajes que de
algún modo estaban separados o eran rechazados por la sociedad, siendo incluso censurados,
perseguidos y condenados en varias ocasiones (Jara, 2014). La figura que luego daría origen
La mayoría de los autores coincide en que uno de los antecedentes más importantes
del clown como lo conocemos hoy en día es la Comedia del Arte italiana, con sus personajes
enmascarados representando roles específicos, mostrando diferentes facetas del ser humano
(Jara, 2014; Lecoq, 2007; Velasquez, 2005). Según Jara (2014), esta representa la más clara
expresión de simbiosis entre mimos, clowns, acróbatas, juglares, magos, bailarines y demás
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especies de teatro popular; para este autor, la Comedia del Arte, con su estructura de grandes
inherente carácter cómico, ha sido el puntal sobre el que se ha afirmado el arte del clown
(Jara, 2014). Uno de estos personajes, el zani o criado, representa el auténtico espíritu del
clown, sintetizando en sí mismo todo lo que habita en el interior del ser humano. Se trata de
un ser enfrentado constantemente a las normas sociales, a la lógica del mundo, de los demás,
uno de estos zanis quien dio origen de la palabra payaso, ya que vestía con ropas
confeccionadas con la tela que se usaba para recubrir los colchones de paja, por lo que se le
llamó pagliaccio: palabra formada a partir de paglia, “paja” en italiano (Jara, 2014).
Además del teatro, otro ámbito que le ha permitido al arte del clown crecer y
desarrollarse en forma notoria ha sido el circo. De hecho, es a partir del circo que aparece por
primera vez el término clown para designar a este actor en particular, que encarna a su vez a
todos los actores de esta índole que habían aparecido en siglos anteriores (Velasquez, 2005).
solo espectáculo, bajo un mismo nombre. Dentro de esa variedad de disciplinas, el clown fue
haciéndose un lugar, lentamente pero con paso firme, pasando de ser un simple relleno
(haciendo tiempo para que se realizaran los cambios necesarios para el número siguiente) a
convertirse en el único elemento indispensable para cualquier circo respetable (Jara, 2014).
Según Jara (2014), el clown de circo tiene características que lo diferencian. En primer
lugar, no solo debe dominar el arte de hacer reír, sino también el de la acrobacia, el equilibrio,
los malabares, la magia o la música. Además, usualmente su aspecto los distingue: grandes
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En el circo tiene su origen la pareja más famosa de payasos: el Carablanca (o clown
nariz roja, sino la cara pintada de blanco) representa a la autoridad, la aceptación del rol social
Augusto es el que va contra el equilibrio, contra lo establecido, el que desafía toda norma
social por no ser capaz de comprenderlas (Jara, 2014; Finzi Pasca, 2012). Es aquí donde la
figura del clown se carga con lo que lo caracterizará más adelante, ya que el Augusto
2005).
Juntos, el clown Blanco y el Augusto simbolizan la esencia del ser humano, la eterna
contradicción entre lo que queremos y lo que debemos hacer, entre lo que nos impone la
sociedad y sus normas y lo que nos pide nuestro corazón y nuestras vísceras (Jara, 2014). A
enriqueciéndose, haciéndose más complejos, más profundos. Estas dos figuras son dos caras
autores, como Lecoq (2007) y Jara (2014), identifican un tercer payaso, que muchas veces
actúa de nexo entre el Blanco y el Augusto: se trata del Segundo Augusto o Contraugusto.
Para Jara (2014), otro aporte muy importante del circo al clown como lo conocemos
hoy tiene que ver con la dignidad y el rigor. El circo le brindó a la figura del clown un lugar
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Sin embargo, para este autor también existe un aspecto en el que el circo ha
perjudicado al clown, y tiene que ver con el asociar su figura, exclusivamente, al universo de
la infancia. Esto no fue algo deliberado, sino que más bien tanto el circo como el clown han
sido víctimas del fenómeno de la comercialización. Así, a medida que empezaron a surgir, se
comenzaron a ver en los circos personajes del mundo de Disney, llevando a que se produzca
una devaluación del papel del payaso y un desencuentro del clown con el adulto, que ha
acabado considerando que el circo, y por lo tanto el clown, son algo solamente para niños y
además del teatro y el circo fue el cine. En cuanto a esto, Jara (2014) explica que si el circo
dotó al clown de su definitiva categoría de oficio, el cine logro para él cuotas de popularidad
traspasando todas las fronteras. Con el cine, fueron apareciendo diferentes figuras que
conseguían el éxito y se hacían famosas, como Charles Chaplin y Buster Keaton (Jara, 2014).
Siguiendo a Jara (2014), podemos decir que aunque estos personajes no son
específicamente iguales a la imagen de clown que se venía viendo hasta el momento (sin nariz
roja, vestuario más bien sobrio), los personajes de Chaplin y Keaton en el cine se ajustan a la
descripción de clown que se viene manejando: personajes enclenques pero fuertes de espíritu,
tercos e insistentes, pícaros, superados por las circunstancias pero siempre dispuestos a
levantarse una vez más, apasionados por la vida, duros ante las adversidades pero tiernos,
ingenuos e inteligentes. Con el cine, además, el clown gana una nueva característica: el
romanticismo. Son personajes dispuestos a todo por su amada, y junto a la figura del ‘malo’
forman el trío sobre el que giraban la mayoría de sus guiones. Su cine retrataba verdaderos
héroes anónimos, siempre dispuestos a una buena causa, con los que era fácil empatizar (Jara,
2014).
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En relación con esto, Jara (2014) sostiene que otra de las grandes aportaciones del cine
al mundo del clown y a su proyección con el público fue la posibilidad del espectador de
identificarse con los personajes que interpretaban. Los payasos dejaron de verse como alguien
que solo intenta hacer reír, para convertirse en personajes creíbles, cercanos, metidos en
situaciones cotidianas, que el público podía aceptar como reales, propias. Esto les dio una
mayor condición humana, una mayor cercanía con el espectador (Jara, 2014). El cine es un
mundo en el que la ilusión se hace realidad, y como tal es reconocible y aprehensible para el
absurdo de los actos humanos. Para Jara (2014), el clown ejerce de espejo en el que mirarse y
Como ejemplos de clowns en el mundo del cine podríamos mencionar también a los
Hermanos Marx, Harold Lloyd, Laurel y Hardy, Los Hermanos Fratellini, Jacques Tati,
Cantinflas, Woody Allen y Roberto Begnini. Algunos, además, han accedido incluso a un
medio tan difícil como la televisión, donde encontramos a algunos que sin ser exactamente
clown, realizaron o realizan un trabajo bastante cercano. Hablamos aquí del Chavo del 8,
Monty Phyton, Martes y Trece, e incluso el personaje Rowan Atkinson, Mr. Bean.
Siguiendo a Lecoq (2007), podemos decir que el clown no existe por separado del
actor que lo interpreta. Este autor sostiene que el clown es el territorio dramático que más
cerca sitúa al actor de su propia persona, ya que para el trabajo en clave de clown, el actor
debe ser él mismo, dejando que surja la inocencia que hay dentro de sí y que se manifieste en
la presentación ante el otro, el público. Para Lecoq, la búsqueda del propio clown es la
búsqueda del lado absurdo de uno mismo. En relación con esto, el autor compara el trabajo
del clown con la Comedia del Arte, y explica que a diferencia de esta, en el caso del clown el
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actor no debe meterse en un personaje preestablecido, sino que debe descubrir en sí mismo la
parte clownesca que lo habita. De esta forma, cuanto menos trate de interpretar un personaje,
cuanto menos se defienda y cuanto más se deje sorprender por sus propias debilidades, con
La mayoría de los autores coinciden en este punto, afirmando que el trabajo del clown
resalta la singularidad de cada individuo, ya que el clown interior es propio y único de cada
persona, y saca a la luz aquello que nos hace quienes somos, nuestra naturaleza más profunda,
nuestros miedos, nuestros deseos, nuestra esencia (Lecoq, 2007; Louis, 2010; Jara, 2014). Los
autores sostienen que el clown nace del interior de cada persona, es una parte de cada uno de
nosotros y por lo tanto, va a tener lo esencial de nuestro carácter, nuestra estructura física y
nuestra personalidad. El arte del clown se trata de abocarse más a la singularidad del artista
que a un estereotipo, no intentar encajar en un modelo, sino más bien construirse a partir de
uno mismo, para que el público te perciba a ti y quiera danzar contigo. De este modo, el clown
se constituye como un espíritu libre, que vive y actúa con sinceridad, en coherencia con sus
sentimientos. En este sentido, los autores agregan que el clown es sencillo, no necesita de
nada, solo de una honesta complejidad (Finzi Pasca, 2012; Jara, 2014).
Es por esto que para emprender la búsqueda del propio clown se necesita estar
dispuesto a despegarse poco a poco de las defensas y las máscaras, comenzando a mostrar el
lado absurdo que todos tenemos y que no siempre nos atrevemos a mostrar, nuestras
debilidades, nuestra vulnerabilidad, lo que no nos gusta de nosotros, ya que allí vive nuestro
clown y es de estos elementos que se nutre continuamente. Es por ello que esta búsqueda
tentativas fallidas, pero también la alegría y el vértigo de arriesgarse a ser uno mismo.
En relación con lo anterior, Louis (2010) explica que el personaje clown suele estar
ligado a una parte de nuestra personalidad que no valoramos, y que muchas veces percibimos
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como inferior y rechazada por la sociedad. Esta autora comenta que muchas veces el clown
nos permite convertirnos en aquello que querríamos ser, y a través de este trabajo,
vivenciarnos a nosotros mismos con valentía y libertad. Louis agrega que el clown nos
permite atrevernos a ser nosotros mismos, “a dejar hablar nuestra vulnerabilidad frente a la
Por su parte, Finzi Pasca (2012), define al clown como un actor experto en danzar en
el proscenio, un lugar particular del escenario, delante del telón de boca, donde el actor
dialoga directamente con el público. Este autor sostiene que no se puede decir que un clown
que interpreta a un clown. Un clown es un clown. Para este autor, en el arte del clown se
Otra característica importante del clown para Jara (2014), radica en que el clown tiene
una solución novedosa, creativa. Para el clown, un problema es siempre una oportunidad para
Louis (2010) sostiene que el clown vive en el aquí y ahora; comparte con el público su
presencia, su cuerpo, sus movimientos, su mirada, su imaginario y su risa desde la verdad del
instante presente. Al respecto, Jara (2014) explica que el clown vive constantemente y con
energía y dedicación. Para este autor, el clown vuelve extraordinario lo ordinario, y acepta el
carácter tragicómico de la vida con alegría, sin perder la vitalidad ni separarse del presente
(Jara, 2014).
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1.3. Clown, infancia y juego
Es frecuente que se relacione a la figura del clown con la infancia, no solo porque
muchas veces se asume que el clown tiene como público preferencial a los niños, sino
también porque existen en la esencia del arte del clown aspectos que están relacionados con la
forma de pensar, sentir y actuar características de la infancia. Sobre esto, Jara (2014) sostiene
que es importante entender que el clown no es un niño; el clown tiene la edad de un adulto y
por lo tanto ha vivido muchos más años y atravesado muchas otras experiencias. Las personas
y los clowns que hay detrás de cada una de ellas son como son, y se comportan de
determinada manera como resultado de las experiencias vividas desde su nacimiento. Es por
ello que para Jara, el clown es la esencia del niño interior filtrada por las experiencias. El
autor agrega, además, que el milagro del clown radica en que consigue comportarse como un
niño sin renunciar a su edad; trascendiendo el sentido del ridículo tan característico del mundo
No obstante, este autor afirma que es cierto que existen muchas características de la
inventada, soñada, recreada desde el deseo de acceder a ella. Una especie de laguna o
diaria y cercana (Jara, 2014). Este es un aspecto en el que coinciden otros autores, como
Louis (2010), Carp (1998) y Pendzik (2014), quienes relacionan esto con los postulados de
Winnicott acerca de la importancia del juego, y acerca de lo que él llamó “área transicional”
(Winnicott, 1972). Winnicott sostenía que el juego implica una comunicación con uno mismo
y con los demás en un acto espontáneo. Para él, solamente jugando el niño o el adulto son
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capaces de ser creativos y de utilizar su personalidad completa; y es solamente cuando es
arte del clown, ya que es a través del juego que el clown se relaciona con el mundo, con los
demás y consigo mismo. Sobre esto, Louis (2010) expresa que la encarnación física del clown
invita al juego, a la interacción, a desdramatizar nuestra condición humana, a permitir que las
partes ocultas del Ser se manifiesten. Para esta autora, el clown nos recuerda a la infancia y al
juego, ya que nos permite reencontrarnos con el placer de jugar, con la imaginación, como el
niño que construye su realidad y da sentido a su existencia a través del juego. Esta autora
sostiene además que, a través del juego, el clown brinda un camino de cura. Jugar permite
crear un lazo entre la realidad y el imaginario, para favorecer en mayor medida la creatividad
través del cuerpo en el arte del clown, como pilares fundamentales del proceso de búsqueda y
descubrimiento del propio clown (Carp, 1998; Jara, 2014; Lecoq, 2007; Louis, 2010).
encubrimiento necesario de la propia persona, que permite liberar a los actores de su máscara
social, haciendo que afloren comportamientos insospechados. Por su parte, Jara (2014)
sostiene que la improvisación es el medio más eficaz para crear desde la individualidad, la
verdadera singularidad de cada persona. Para esto, es importante simplemente dejarse llevar y
sentir, siendo auténticos y sinceros con lo que nos pasa. Según Jara (2014), para descubrir
nuestro propio clown es importante jugar en estados de máxima sensibilidad en los que nos
deshagamos del sentimiento de estar obligados, como clowns, a realizar algo que provoque la
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risa de los demás. Este autor expresa que estamos dominados por la razón y para este proceso
es necesario entender que esta no es la única vía para crear. Jara sostiene que hay que dejar
que nuestro cuerpo dirija también, de vez en cuando, a nuestro cerebro; y la improvisación es
En relación con lo anterior, Louis (2010) sostiene que el clown nace del cuerpo. A
través de su forma de andar, su físico, podemos saber lo que es. Carp (1998) agrega que el
cuerpo es el medio a través del cual el clown se expresa, es el vehículo a través del cual se
Si bien históricamente la imagen del clown o payaso ha estado marcada por la nariz
roja, considero importante destacar que actualmente existen ciertas perspectivas o enfoques
que ya no le dan este peso a la nariz roja, priorizando otras cuestiones antes que la máscara, y
presentando a actores que si bien siguen trabajando en clave clown, lo hacen desde un lugar
distinto, todavía más cercano a la persona que hay detrás, sin nariz roja (se destaca como
ejemplo el Teatro de la Caricia, creado por Daniele Finzi Pasca y su Compañía). De todas
formas, nos detendremos aquí en la concepción más clásica, y que sigue siendo hoy en día la
Muchos autores se refieren a la nariz roja del clown como “la máscara más pequeña
del mundo” que permite la aparición de la ingenuidad y fragilidad del individuo (Carp, 1998;
Dream, 2012; Lecoq, 2007; Jara, 2014). Carp (1998) agrega que, al igual que el personaje en
el teatro, la nariz roja tiene una doble función: por un lado liberadora, y por otro, protectora.
Cuando se coloca la nariz roja, la máscara del clown, el cuerpo puede expresar más clara y
libremente la emoción que hay detrás. Además, esta máscara es importante para crear una
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distinción clara entre la máscara del clown y la Persona o máscara del ego, la que se muestra
Jara (2014) destaca que al tratarse de una máscara, implica una transformación. La
nariz roja no es solo un objeto, sino que es el punto de partida para entrar en otro registro.
Para este autor, es conveniente pensar que la nariz está habitada por un ser que tiene vida
propia, y que nos hace vibrar de otra forma. Es natural que, una vez que hemos entrado en
clave de juego y nos hemos puestos la nariz, sintamos que algo cambia en nuestro interior.
Carp (1998) explica que existe un momento en el que el personaje clown es visto por el
público o los observadores, y vivido, sentido internamente por la persona. Jara (2014) sostiene
que el clown comienza a estar clown en el instante mismo en que se coloca la nariz, lo vea o
no lo vea el público. De igual forma, la premisa básica es que el clown se mantiene en clave
de clown hasta que se quita la nariz. La nariz, en tanto máscara, tiene su influencia y su
energía propias: nos permite ser otros sin dejar de ser nosotros mismos (Jara, 2014).
Uno de los elementos que caracteriza y diferencia al arte del clown de otros tipos de
trabajo escénico es que el clown tiene contacto con el público. En el teatro convencional, por
ejemplo, la acción transcurre detrás de una “cuarta pared” que separa a los actores de la
audiencia; en cambio, cuando se trabaja en clave de clown esta cuarta pared no existe, y el
clown comparte todo lo que le sucede mirando a los ojos del público.
En cuanto a esto, Lecoq (2007) agrega que el trabajo en clave de clown incluye
observar el efecto que tiene el propio clown en el otro, en el público, manteniendo un contacto
directo e inmediato con él, compartiéndole todo lo que le pasa y haciéndolo parte del juego
teatral. El clown es hipersensible, reacciona a todo lo que le llega del público y del ambiente
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(2012) coincide con esto, y afirma que el clown quiere despertar confianza y cercanía,
estableciendo poco a poco una relación estrecha con su público. Para lograrlo, se muestra
escuchando sus reacciones y necesidades, el clown les invita a participar de su universo, por el
En relación con esto, los autores coinciden en que un aspecto fundamental del clown
es que este no puede vivir si no es para y por el público, ya que el clown se alimenta de los
otros para existir. El clown es un actor que dialoga directamente con el público y que
comparte todo lo que le sucede a través de una mirada directa y sincera. Es por ello que el
clown está constantemente viendo cómo se siente el público, escuchando y percibiendo lo que
recibe de él, porque su objetivo principal es establecer una conexión, una relación afectiva, un
viaje en conjunto. El clown es una presencia permanentemente activa, que está siempre en una
actitud receptiva y sensible a todo lo que le rodea. El clown está allí, abierto a todo, frágil y
vulnerable, sin otro objetivo que el de divertirse y jugar, obteniendo placer del solo hecho de
mostrarse y compartirse con el público (Dream, 2012; Finzi Pasca, 2012; Louis, 2010).
En relación con esto, Jara (2014) expresa que el clown, además de ser un apasionado
de la vida, lo es también de la comunicación. Es por este motivo que la mirada del clown tiene
tanta importancia: el clown necesita comunicar lo que le pasa, compartir, establecer una
conexión con el otro e implicarlo en la acción, haciéndolo cómplice. Para este autor, la mirada
esencia misma del clown. La mirada del clown acompaña sus pensamientos, sus convicciones,
sus dudas, sus decisiones, en ese constante proceso de hacer, detenerse para observar y
compartir, y continuar haciendo (Jara, 2014). Jara afirma que en el clown la mirada es una
puerta social para el intercambio, el puente de comunicación entre su mundo interior y lo que
le rodea, y la manera de confrontarse con el exterior, con las otras personas y con las normas
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sociales. Su mirada es un diario abierto, y sus sentimientos se escapan por sus ojos de manera
Jara (2014) sostiene que ese ir y venir entre el clown y el público conforma una cadena
de confidencias, y esta a su vez se convierte en desnudez. Ante tanta dignidad para mostrarse,
al público solo le queda una respuesta, una actitud: el respeto y la admiración. Si un clown no
Vigneau (2016) sostiene que los clowns, y las figuras que le precedieron y le dieron
origen, fueron respetados como actores que encarnan una sabiduría surgida del inconsciente
popular, clamando en voz alta o representando en mímicas las sombras de la sociedad toda,
incluso (y en especial) de los más poderosos. Estos personajes fueron autorizados a evidenciar
en sus representaciones algo que nadie se atrevía a mostrar, a decir verdades que nadie osaba
formular, a ridiculizar comportamientos hipócritas, celebrando así que hasta las sombras más
Siguiendo a Jara (2014), podemos decir que el clown es un transgresor que basa una
Karandash en Rusia, Ramper en España o Chaplin y su película “El gran dictador”) que
hicieron una sátira profunda y valiente de la realidad opresora en la que vivían, poniendo en
circundante, y debe serlo, pues la risa solo se produce cuando lo que se presenta ante el
Jara (2014), explica que cuando vemos un buen clown, reímos; reímos porque
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nos identificamos con él (Jara, 2014). Nos identificamos con un ser imperfecto porque
sabemos que nosotros también lo somos; nos reímos de nosotros mismos y, al hacerlo, nos
sanamos. De este forma, el clown contribuye a cicatrizar nuestras heridas, a aportar algo de
Jara (2014) sostiene que el ser humano necesita reír, para comprender, para conocer,
para crecer y asimilar la realidad. Sin embargo, para este autor, en el arte del clown no se trata
solamente de “hacer reír”: el clown, con su ternura y su transparencia nos ofrece también un
amplio abanico de emociones que forman parte de la esencia del ser humano, ya que el alma
del clown representa al alma del ser humano; con sus opuestos, sus contradicciones, su
dualidad (Jara, 2014). El clown nos ayuda, por tanto, a comprender mejor a los demás y a
nosotros mismos, a aceptarlos y aceptarnos. Los clowns nos recuerdan lo que hemos sido, lo
que somos y lo que seremos. Este autor sostiene que son como un espejo del ser humano; nos
muestran, a través de una mirada profunda y valiente, cual es nuestro verdadero rostro (Jara,
2014).
La mayoría de los autores coincide en esta finalidad fundamental del arte del clown: la
identificación. Finzi Pasca (2012), afirma que el arte en general, y en particular el arte del
clown, nos ayuda a encontrar resonancias internas, a contarnos nuestra propia historia.
Vigneau (2016) expresa que los clowns son personajes que, bailando en la estrecha línea que
mueca y lo profano de lo sagrado, se volvieron espejos deformantes donde los seres humanos
fueron reflejando su imagen más secreta y ridícula de forma cómica y pública, cumpliendo así
un eterno rito de humildad y conciencia colectiva. Lecoq (2007) sostiene que el clown revela
ante el público su profunda naturaleza humana, que nos emociona y nos hace reír. Es por esto
que el clown, tal como lo entendemos aquí, no se ríe o hace burla de elementos corrientes. No
busca el chiste fácil, sino que busca la poesía de la vida cotidiana, de aquello que todos
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conocemos y de sí mismo, mostrándose vulnerable y receptivo, y logrando así la comunión
con su público.
Por último, otro aspecto importante y que hace a la función social y cultural del clown
a lo largo de toda su historia es su universalidad. Sobre esto, Lecoq (2007) sostiene que todos
somos clowns, todos tenemos nuestras debilidades, nuestro lado ridículo. Todos tenemos un
clown dentro, y todos podemos encontrarlo si nos brindamos la oportunidad y el permiso para
hacerlo. Velasquez (2005) coincide con este aspecto, y sostiene que el clown está allí, siempre
estuvo allí, dentro de nosotros sin que tuviéramos noción de ello. No se atreve a salir porque
para ello hace falta coraje, entrenamiento, paciencia. Hace falta también humor, vida, muerte,
sufrimiento; en definitiva, todo aquello que nos hace humanos. Vigneau (2016) también
reconoce este carácter universal del arte del clown, y afirma que en todos los rincones del
planeta, lo mismo nos duele y nos hace sufrir, así como lo mismo nos hace sentir felicidad y
bienestar. Más allá de las diferencias culturales, a un nivel más profundo, los mismos dolores
y las mismas alegrías marcan nuestros rostros y corazones (Vigneau, 2016). Cuando alguien,
sin juzgarnos ni condenarnos, arroja luz sobre nuestros secretos, desvela nuestros
reír de todo ello, de alguna forma le devuelve la dignidad a nuestros ojos, a nuestra naturaleza,
Para concluir, podemos decir que el clown es una fracción de la humanidad, ya que
sintetiza en sí mismo todo aquello que nos hace humanos: nuestros deseos, nuestros miedos,
nuestras heridas, nuestros sueños, nuestras miserias, nuestras virtudes, nuestra vulnerabilidad,
nuestras alegrías, nuestro dolor. El clown, haciendo equilibrio en la línea que separa cordura y
locura, alegría y dolor, realidad y juego, nos brinda una oportunidad única de conectar con
16
CAPÍTULO 2: La Perspectiva Analítica
Jung y seguidores. Este enfoque, junto con otros como el psicoanálisis de Freud y la
además viajes a diferentes lugares, tomando contacto con distintas comunidades en los lugares
más remotos, con el objetivo de lograr una visión amplia de la psique (Stein, 2004).
Además, Jung propone una psicología de lo particular y de lo sano, una de las tantas
Los estudios de Jung quisieron enfocarse primero en hacer una psicología general del ser
humano saludable, para luego comprender al enfermo a partir de allí (Alonso, 2004).
que son centrales, y que nos ayudarán posteriormente a realizar el análisis. Para ello, se
tomarán como mayor referencia los escritos de Jung, pero también se retomarán autores que,
siguiendo sus lineamientos, han profundizado sus estudios y que, a mi entender, explican con
del cual se pueden observar sus diferentes componentes en una interacción dinámica (Stein,
17
2004). Jung sostenía que la psique debía ser entendida como algo vivo, fluido,
una estructura formada por círculos concéntricos, como un mandala. El Yo (Ego) se ubica en
(Self). Uno y otro están unidos por el Eje Yo - Sí-Mismo (o Eje Ego - Self). El Yo es el punto
en la confluencia del mundo interior con el mundo exterior, tiene una función ejecutiva, ya
que funciona como mediador del Sí-Mismo ante el mundo, y del mundo ante el Sí-Mismo
(Stevens, 1994).
psíquica que Jung llamó Inconsciente Personal, que incluye materiales característicos de la
existencia individual, y factores psicológicos que aunque podrían hacerlo, no tienen la energía
suficiente para alcanzar la consciencia (Jung, 1964; 1966). Las unidades funcionales que
componen el Inconsciente Personal son los complejos: que son un grupo de ideas asociadas,
unidas por una carga emocional compartida, que tiene un grado relativamente alto de
autonomía y que ejerce una influencia dinámica sobre la experiencia consciente y sobre el
Entre los complejos, existen dos que considero importante destacar para los objetivos
de este trabajo. Se trata de los complejos que Jung denominó Persona y Sombra.
18
Por un lado, y siguiendo a Stevens (1994), podemos decir que la Persona es un
“envoltura del Yo”, es la máscara que nos ponemos cuando nos relacionamos con los demás y
que les brinda información acerca de cómo deseamos que nos vean y cómo queremos que
reaccionen ante nosotros (Stevens, 1994). Al respecto, Jung (1964) sostenía que la Persona
desempeñar. Si bien esto tiene algo de real, en relación con la individualidad del interesado,
transcurso de su desarrollo, el niño aprende que existen ciertas cualidades que son
consideradas deseables mientras que otras no lo son. Así, los rasgos deseables van
incorporando a la Persona, mientras que las cualidades que se perciben como indeseables,
La Sombra, por su parte, nuclea las cualidades opuestas a las que se manifiestan en la
identidad personal, y cuando influyen en la consciencia son vividos como cargas, y vienen
demás nos rechazarán si estos elementos son descubiertos o expuestos (Stevens, 1994).
19
Sin embargo, en la Sombra también se nuclean elementos positivos, cualidades o
pero que existen y se presentan de una forma que hace difícil su asimilación e integración
aterrador, lograr integrar los elementos que contiene y establecer un diálogo fluido con ella
constituye un paso decisivo en el Proceso de Individuación (Stevens, 1994; Von Franz, 1984).
heredadas o arquetipos (Jung, 1964; 1966). Los arquetipos son disposiciones innatas a
humano (Stein, 2004). Para Jung, además, el arquetipo es una fuente primordial de formas y
energía psíquica. De allí emergen los símbolos psíquicos que captan la energía dándole
Cabe destacar también que entre los complejos y los arquetipos existe una estrecha
relación funcional, ya que los complejos son personificaciones de los arquetipos. Los
complejos son medios a través de los cuales los arquetipos se manifiestan en la psique
entenderse como elementos fijos o estáticos, sino como sistemas dinámicos inmersos en un
20
El centro regulador de todo el sistema es el Sí-Mismo, núcleo de este mandala y
coordinador oculto detrás de la personalidad total del individuo. Sus características, funciones
Por último, y siguiendo a Salman (1999), podemos decir que de acuerdo con la
del diálogo que exista entre las diferentes instancias o estructuras que componen su
psiquismo. Para Jung, la relación óptima entre el Yo y el resto de la psique implica un diálogo
La cuestión central es lograr mantener una tensión dinámica y una relación flexible entre el
natural que cualquier individuo puede incrementar y potenciar haciéndose consciente de él.
Desde esta perspectiva se ve a todo ciclo vital como un proceso continuo de metamorfosis
Stevens (1994) explica que desde el punto de vista de la psicología junguiana, lo importante
no es tanto aquello que hemos sido o lo que somos, sino lo que estamos en vías de ser. A este
El propio Jung (1964; 1966) lo define como un proceso desarrollo psicológico que
cumple con los destinos individuales dados, convirtiendo al ser humano en el determinado
individuo que siempre es. Para Jung, individuación implica conversión en individuo, alcanzar
nuestra última e incomparable unicidad, volverse uno mismo (Jung, 1966). Siguiendo los
21
planteamientos de Jung, Jacobi (1983) agrega se trata de un proceso de despliegue psíquico
individualismo; dos términos que pueden confundirse, y que para él son diametralmente
colectivos del ser humano, ya que si se guarda respeto suficiente al carácter particular del
individuo, se puede esperar de él un mejor rendimiento social (Jung, 1964). Según Jung,
alcanzar una personalidad unificada e integrada, pero a la vez única y singular. El proceso
Por su parte, Von Franz (1984) explica que si bien el Proceso de Individuación es algo
común a todos los seres humanos, existen infinitas variaciones. Cada persona debe hacer algo
diferente, algo que es únicamente suyo. Además, sostiene que este proceso adquiere una
magnitud diferente cuando el individuo lleva a cabo conscientemente una conexión viva con
él. Para esta autora, el ser humano es capaz de participar activamente de su desarrollo,
22
construyendo su propio proceso de crecimiento y transformación hacia un mismo objetivo: la
totalidad.
Siguiendo a Jacobi (1983) y a Stein (2004), podemos decir que este proceso supone la
del proceso está sostenida y apuntalada por un conjunto de imágenes arquetípicas, que al
forma natural a través de los sueños, las fantasías, las visiones, etc., pero también se puede
atención crítica y favorezcan la aparición de los contenidos inconscientes (Jung, 2000). En los
El centro organizador que se encarga de regular todo el proceso es lo que Jung llamó
de guía interior que se oculta detrás de la personalidad total, y que se encarga de llevar a la
práctica el proyecto de vida en todas las fases del ciclo vital (Stevens, 1994; Von Franz,
1984). Según Stevens (1994), el Sí-Mismo tiene una función teleológica, ya que tiene la
Stevens (1994) explica que el Sí-Mismo existe en todos nosotros desde el principio;
siendo el origen y el objetivo de su propia realización por medio del Yo. Para este autor, si
23
bien el Yo y el Sí-Mismo son desiguales, son asimismo mutuamente dependientes: el Yo no
conciencia sin el Yo. Sobre esto, Von Franz (1984) destaca que el aspecto creativamente
activo del núcleo psíquico del Sí-Mismo puede entrar en juego sólo cuando el Ego se
existencia más profunda y más básica. El Ego debe ser capaz de escuchar y entregarse, sin
ninguna otra intención, a esa incitación interior del desarrollo; ya que la medida de desarrollo
y crecimiento está directamente vinculada con la actitud del Ego ante los mensajes del Sí-
Mismo. El Ego no ha sido producido por la naturaleza para seguir sus propios impulsos
arbitrarios, sino para dar luz al sistema y ayudar a que se realice la totalidad (Von Franz,
1984).
En relación con lo anterior, Stein (2004) explica que la tarea del Sí-Mismo parece ser
unidad, una unidad que no es estática sino dinámica, ya que el sistema psíquico se unifica al
alcanzar mayor equilibrio, interacción e integración. Este autor señala que para Jung, el
concepto de Sí-Mismo ofrece la mejor explicación que él podía proveer para los misterios
Mismo, por un lado, de los envoltorios postizos de la Persona, y por otro, del poder sugestivo
indeterminable de lo inconsciente.
24
En conclusión, y retomando a Stein (2004), podemos afirmar que cuando hablamos de
sino de un vigoroso conflicto entre opuestos. Es precisamente de este conflicto que nace el
que se le da al símbolo y al trabajo con él. Desde esta perspectiva, se entiende que la
que brinda posibilidades que resultaría imposible explorar a través de otra vía (Alonso, 2004).
Siguiendo a Jung (1984, 2000), podemos definir al símbolo como una expresión que
reproduce de la mejor manera posible una situación compleja que todavía no ha sido
comprendida por la consciencia. Además, el autor explica que todo símbolo posee un aspecto
inconsciente que nunca está definido con precisión ni puede explicarse completamente; a
través del símbolo, la mente se ve llevada a zonas que se encuentran más allá del alcance de la
razón.
este concepto las más diversas definiciones, pero todas ellas parecen coincidir en que se trata
de algo tras cuyo sentido objetual, visible, se halla oculto otro sentido, invisible, más
profundo. El símbolo logra reunir lo más diverso en una imagen global y unitaria, siendo
Este mismo autor retoma los planteamientos de Jung y realiza una distinción entre los
conceptos de signo y símbolo. Por un lado, en el caso del signo existe una asociación
25
del símbolo podemos decir que este está vivo, y que cuando se le encuentra sentido único el
Según este autor, el símbolo es un gran unificador de parejas de contrarios, y ante todo
símbolo es una totalidad que no apela nunca a una sola capacidad del ser humano, sino que
afecta a la totalidad del individuo, con su pensar, su sentir, sus sentidos y su intuición (Jacobi,
de captar y darles lugar (o no) a los símbolos. Que algo sea o no símbolo depende en gran
medida de la actitud de la consciencia que lo contempla, y una actitud abierta y receptiva del
individuo ante los contenidos simbólicos colabora con una mayor y mejor integración de
Según Jung (1984, 1962), el ser humano posee la facultad de producir símbolos
para la investigación de esta facultad simbolizadora son los sueños. Para este autor, la
que los símbolos son intentos naturales para reconciliar y unir los opuestos dentro de la psique
(Jung, 1984).
Por lo tanto, y siguiendo a Jacobi (1983), podemos decir que el símbolo constituye una
auténtico mediador entre lo oculto y lo revelado; y esta cualidad mediadora del símbolo
cumple una función fundamental en la economía psíquica, ya que además constituye el único
contrapeso natural que mantiene la salud y el equilibrio dentro de la psique. El autor sostiene
que el símbolo tiene la doble capacidad de, por un lado, proporcionar una solución a la
tensión entre opuestos, y por otra parte, a través de su contenido de sentido, lograr una nueva
impresión sobre el acontecer psíquico. De esta forma, el símbolo actúa como un gran
26
transformador de la energía psíquica, redistribuyéndola. Además, al hacer cesar la lucha y la
tensión entre opuestos unificándolos en sí mismo, para luego dejar que se separen de nuevo
psíquica en un fluir constante y la sigue impulsando hacia su meta: la totalidad (Jacobi, 1983).
tendencias que muchas veces parecen irreconciliables (Stevens, 1994). Según Jung (1964),
esto da cuenta de que los procesos del inconsciente funcionan en una relación compensadora
Al respecto, Stevens (1994) explica que la psique, como todo sistema homeostático
eficiente, tiene la capacidad de curarse a sí misma, tendiendo siempre a la salud, y para este
relación con esto, Stein (2004) agrega que la consciencia y el inconsciente mantienen entre sí
una relación que es tanto de conflicto como de colaboración abierta, ya que ambas instancias
son parte de la vida psíquica, y cada una posee sus propias intenciones: por un lado, el
inconsciente desea traer su caos a la vida consciente, y por otro la consciencia debe defender
su razón y protegerse. Para este autor, esta relación compensatoria introduce y mantiene el
27
mismo. Cuando esto sucede, el inconsciente hace su aparición a través de símbolos para
han sido fundamentales para la evolución de la humanidad en general. Se trata además de una
condición inevitable y necesaria del proceso consciente. Sin embargo, esto viene acompañado
excesiva, hará aumentar la tensión entre los opuestos, haciendo que la contratendencia
inconsciente, es decir, preguntarse por el sentido y la finalidad de los mensajes que envía, se
De acuerdo con Jung (2000), la Función Trascendente no debe entenderse como una
función metafísica, sino como una función psicológica que deriva de la unión de los
conscientes necesitamos los inconscientes, ya que cuanto más desconozcamos nuestro lado
inconsciente, más influidos estaremos por él. La Función Trascendente nos permite ejercitar
una actitud seria y comprometida con respecto a los mensajes del inconsciente,
En definitiva, y siguiendo los planteos de Jung (2000), podemos decir que la Función
28
contenidos conscientes e inconscientes, creando un diálogo constructivo que permite una
La confrontación de las posiciones supone una tensión cargada de energía que engendra algo
vivo, una tercera cosa, que no nace como algo muerto (…) sino que es un movimiento
progresivo que emana de la suspensión de los opuestos, un nacimiento vivo que da lugar a una
nueva etapa del ser, a una nueva situación. La función trascendente se revela como un atributo
de los opuestos que se han aproximado entre sí. (Jung, 2000, p. 93)
Por otra parte, y si bien el primer paso para hacer uso de esta Función es permanecer
autocrítica, Jung (2000) afirma que un simple autoanálisis intelectual no es suficiente. Como
ya hemos mencionado, una de las formas más puras en que los símbolos se nos presentan es a
través de los sueños. Sin embargo, el autor sostiene que estos no son la mejor forma de
acceder y hacer uso de la Función Trascendente. Para estos fines, se deben realizar
actividades que ayuden a suspender la atención crítica, para que los contenidos inconscientes
emerjan libremente, como sucede en las fantasías espontáneas o en otros métodos o técnicas
que nos permitan contactarnos con lo inconsciente (Jung, 2000). Con este objetivo, Jung
utilizó diferentes técnicas, como la imaginación activa, para interactuar con la psique
directamente y formar una relación consciente con ella, forjando las herramientas para
relacionarse con la vida de otra forma, adoptando una posición más respetuosa hacia los
contenidos que se encuentran en los niveles más profundos de la psique (Stein, 2004).
una manera de liberarse gracias al propio esfuerzo y el valor para adentrarse en uno mismo
(Jung, 2000).
29
Capítulo 3: Las Técnicas Expresivas
Con el objetivo de establecer cierto marco conceptual que nos oriente en el análisis
que se realizará en el último capítulo del presente trabajo, se consideró necesaria la inclusión
de este tercer capítulo a modo de puente entre la teoría analítica y el uso de la expresión como
que, a nuestro entender, tienen mucho que ver con el trabajo que se realiza con la figura del
desde la psicología, retomando los aportes del propio Jung acerca de la figura del trickster, y
las aproximaciones de tres autoras al trabajo con la figura del clown en el ámbito terapéutico:
la ciencia materialista, desde un punto de vista racional, haciendo que la elaboración verbal y
lado el mundo emocional y lo subjetivo. Hoy en día, muchos profesionales reconocen las
que en muchos casos es necesario utilizar otro tipo de dispositivos y técnicas para acceder a la
30
En este sentido, y siguiendo a Byington (1992), Jung también fue pionero; otorgando
comprender e integrar los símbolos de sus propios sueños y fantasías, y las de sus pacientes.
modificarlos. En un primer momento alcanzaría con la elaboración verbal; pero existen casos
en los que la emoción se agota o se torna repetitiva, y el relato racional predomina. En estos
casos, puede hacerse necesario el uso de diferentes recursos y técnicas verbales y no verbales,
para movilizar la emoción y poder así trascender las fijaciones (Byington, 2009).
influyentes. Este autor sostiene que hoy en día, las técnicas psicoterapéuticas parecen
desenvolverse cada vez más en dirección a la vivencia, afirmando también que la elaboración
exclusivamente verbal puede crear una ilusión de comprensión que aliena al paciente de la
interpretación puede crear una falsa impresión, incluso para el propio analista, de que la
relación a su objetivo. Por un lado, pueden utilizarse para movilizar símbolos poco
energizados. En este caso, las Técnicas Expresivas tienen un enorme poder de intensificar la
elaboración simbólica porque ellas activan la raíz arquetípica de los símbolos a través de la
movilización de dimensiones poco accesibles a la palabra. Por otro lado, las Técnicas
contexto de elaboración simbólica mucho más allá del contexto verbal. En ambos casos, el
31
3.1.2. La elaboración “de dentro hacia afuera”
del inconsciente llevó a la costumbre de interpretar los elementos del inconsciente del
individuo de manera únicamente racional. Para este autor, esta forma de trabajo con los
símbolos (de fuera hacia adentro) lleva a la unilateralidad, y no permite que los mismos
Es por esto que este autor enfatiza la importancia de la vivencia simbólica compartida
de inteligencia abstracta que puede confundir la identidad del paciente. En este sentido, las
son los mismos símbolos quienes producen sus significados. Así, el significado simbólico no
es formulado unilateralmente de fuera hacia adentro, sino que nace de la propia expresión
Para Byington (2009), la interpretación de fuera hacia adentro viene racionalmente del
Ego del terapeuta, mientras que la interpretación de dentro hacia afuera de las Técnicas
Este mismo autor señala algunos aspectos que es conveniente tener en cuenta para el
uso de las Técnicas Expresivas. Si bien cada técnica tiene sus particularidades, y con ellas sus
propias precauciones, existen ciertos cuidados especiales que son comunes al uso de todas las
Técnicas Expresivas.
primeras etapas del análisis, y tome en cuenta siempre la personalidad del paciente antes de
decidir aplicar una Técnica Expresiva. Cabe recordar que estas técnicas actúan como
32
multiplicadoras de la vida simbólica, pudiendo precipitar el agravamiento de cuadros
(Byington, 1992).
En segundo lugar, este autor destaca que se debe tener en cuenta las individualidades,
ya que una técnica puede estar más indicada y no en otro. Si bien existen preferencias, y es
natural que analistas y pacientes se sientan más cómodo utilizando alguna técnica en
aplicándola a todos los pacientes por igual, y transformando la técnica en una teoría
por Byington a partir de los trabajos de Jung) utiliza como Técnicas Expresivas las
puede ser útil. Sin embargo, resulta vital que el analista haya practicado en su propio análisis
y durante su formación una gran variedad de ellas, para poder así operarlas simbólicamente
(Byington, 2009).
vacíos del método exclusivamente verbal. Entre los aportes más importantes en este campo,
cabe mencionar la técnica de la Imaginación Activa, creada por el propio Jung, que permite
un contacto directo con los contenidos del inconsciente. Además, Jung se distinguió al
representar sus propios sueños y fantasías y las de sus pacientes a través de la pintura y la
33
La psicología simbólica junguiana promueve una psicoterapia basada en el proceso de
elaboración simbólica verbal y no verbal, que puede servirse de cualquier actividad creativa
como Técnica Expresiva para producir significados (Byington, 2009). Byington enumera
diferentes tipos de técnicas, o categorías en las que pueden ser ordenadas para un mejor
entendimiento; así, podemos encontrar técnicas psicoplásticas, técnicas corporales (sea por
técnicas imaginativas, técnicas lúdicas, técnicas imagéticas (como la Caja de Arena, de Dora
Kalff, o las Marionetas del Self, de Byington), técnicas de meditación, técnicas chamánicas,
entre otras.
profundizar en las técnicas corporales (aquellas que utilizan al cuerpo como medio para
acceder a los contenidos del inconsciente y producir significados), y las técnicas dramáticas.
Estas últimas presentan un desafío en su definición, pero a modo ilustrativo podemos decir
que se trata de aquellas técnicas que utilizan la realidad dramática como herramienta para
alcanzar sus objetivos. Se expondrán las bases fundamentales de tres técnicas (Movimiento
en las palabras. El ser humano tenía otra vivencia de lo corporal, viviéndolo y viviéndose
como una unidad, que funcionaba en forma indisoluble con la mente. Con el pasaje de la
34
etapa mítico-simbólica a la racional, esto comenzó a cambiar, y lo que era vivido como una
(ligado a lo más instintivo) fue rechazado y desvalorizado. Hoy en día existe una división
entre el ser humano y su cuerpo; que se hace visible también en los procesos
psicoterapéuticos, que en general se han caracterizado por privilegiar la palabra, sin dar lugar
Aunque luego no profundizó en gran medida acerca de estos temas, Jung analizó la
permanente, pudiendo ser incluso dos partes de una misma cosa (Jung, 1946).
que se enmarca dentro de la danza terapia, entendida por la Asociación Americana de Danza
Terapia como el uso psicoterapéutico del movimiento como un proceso que promueve la
integración psíquica y psíquica del individuo (Chodorow, 1995). Este enfoque es impulsado
por Mary Whitehouse entre las décadas del 50 y 60, y se trata de utilizar la danza y el
movimiento como una forma de imaginación activa, entendiendo al cuerpo como la via regia
al inconsciente.
persona que se mueve (the mover) y otra – el terapeuta- que es testigo de ese movimiento (the
witness). La primera trabaja con los ojos cerrados, volcando la atención a su interior,
movimientos que surjan desde adentro, y que van tomando forma en una acción física a través
disponerse a la espera son dos condiciones básicas, y al igual que en la imaginación activa de
35
Siguiendo a Chodorow (1995), podemos afirmar que la imaginación activa en
autopercepción más profunda, una actitud de escucha interna. Desde este estado receptivo, la
opuestos, ya que para esta autora el ser humano está constituido por pares de opuestos, tanto a
nivel físico como a nivel psicológico. Además, describe que la esencia de la experiencia del
movimiento es la sensación de moverse y de ser movido. Sentir que “me estoy moviendo” es
ser dirigido por el Ego. En cambio, experimentar que “estoy siendo movido” es conocer la
realidad del inconsciente. Para esta autora, cuando experimentamos este “yo soy movido”, el
Ego abandona el control, permitiendo que el Self se manifieste (Chodorow, 1995; Deligiannis,
2012). Cuando ambos se encuentran en el mismo instante, se unifica lo que estoy haciendo
Por último, cabe destacar que no se trata de una técnica directiva. El rol del
sostén y cuidado que permite que el paciente pueda aflojar sus defensas, animarse
el material inconsciente emerja y tome forma a través del movimiento (Deligiannis, 2012).
Por otro lado, encontramos aquellas técnicas que utilizan herramientas dramáticas para
alcanzar sus objetivos. Este apartado se enfocará en dos disciplinas, que si bien comparten un
campo común y se nutren muchas veces de las mismas fuentes, tienen diferencias sustanciales
36
(Chesner, 2005). Aunque se trata de disciplinas que se han configurado como auténticas
formas de hacer terapia, pueden verse también como técnicas a utilizar en determinados
momentos del proceso terapéutico, entendiéndolas desde la óptica de las Técnicas Expresivas
características distintivas de cada método, para luego pasar a exponer aquello que comparten;
las similitudes que luego serán de ayuda para el análisis en el próximo capítulo.
El Psicodrama nace del mundo médico, teniendo como principal referente a Jacob
Levy Moreno, psiquiatra de origen rumano. Alrededor de 1921 y 1925, Moreno se interesó
como la terapia que explora la verdad de los seres humanos o la realidad de las situaciones, a
suele creer, el Psicodrama no tiene su origen en el teatro, ya que para Moreno (1995), el teatro
el objetivo del Psicodrama no era convertir a los enfermos en actores, sino incitarlos a mostrar
lo que son esencialmente, con mayor profundidad y nitidez que en la vida cotidiana.
Ramalho (2009) retoma los aportes de Moreno, afirmando que el trabajo del
Psicodrama conduce al ser humano a la confrontación con la propia psique, la propia historia,
guiándola en dirección de su crecimiento y realización. Esta autora destaca que en este tipo de
lo lúdico y al encuentro genuino con el otro como elementos esenciales de este método socio-
37
momentos: el caldeamiento, la acción y la clausura o sharing. Con el correr de los años han
ido apareciendo diferentes escuelas psicodramáticas que agregan o modifican en algún punto
la forma de trabajo del Psicodrama clásico, pero todas ellas nacen y se nutren de los aportes
iniciales de Moreno y del camino que este autor marcó con su trabajo.
Dramaterapeutas (BADth) como el uso intencional o planeado de los aspectos curativos del
drama dentro del proceso terapéutico (Torres, 2013). Esta disciplina tiene sus orígenes en los
años 60, con los aportes innovadores de Peter Slade acerca del uso del drama para el trabajo
de dos enormes procesos: ‘drama’ y ‘terapia’. Esta autora define esta disciplina como la cura
a través del drama; que permite al cliente, a través del uso de estructuras dramáticas, recibir
encuentro social.
Un aspecto importante a destacar con respecto a esta disciplina es que, a diferencia del
Psicodrama, la Dramaterapia sí nace del teatro, y atraviesa todo el proceso creativo inherente
al quehacer teatral (Torres, 2013). Sin embargo, existen diferentes modelos dentro de esta
disciplina, y existe un debate todavía abierto entre quienes ven a la Dramaterapia como
basada en el drama y el arte del teatro, y quienes la ven como una forma de psicoterapia
(Meldrum, 2005).
Torres (2013) explica que la Dramaterapia es una terapéutica de acción más amplia
que el Psicodrama, que puede, sin embargo, valerse del mismo como una técnica auxiliar al
característica del trabajo dramaterapéutico. Cabe destacar también que en algunos aspectos es
38
una disciplina más difusa en términos teóricos, probablemente porque se trata de una
utilizar el espacio dramático y su realidad dramática con fines terapéuticos. Al igual que otras
estas dos disciplinas comparten un campo común y tienen similitudes muy importantes que
Chesner (2005), podemos decir que el drama es una forma artística creativa, un lenguaje
artístico que ambos métodos utilizan para dar forma y estímulos al proceso terapéutico. Esto
se basa en el supuesto de que todos somos seres creativos, y que la acción creativa es central
En segundo lugar, en ambos casos el trabajo con el cuerpo tiene un lugar fundamental,
como ya se ha abordado, cabe destacar que existe una conexión profunda entre el cuerpo, los
individuo tiene un acceso más fácil y directo a su mundo emocional interno. Además, existe
(Chesner, 2005).
39
En tercer lugar, Chesner (2005) destaca la correspondencia, en algunos sentidos, del
la ilusión y el juego son aceptados, y donde se les brinda expresión tridimensional a través de
la acción. Este concepto es abordado por Pendzik (2014), quien le llama realidad dramática, y
afirma que la misma existe entre la realidad y la fantasía, participando de ambas sin
pertenecer a ninguna. Para esta autora, la realidad dramática es una construcción conceptual
que se materializa: es real porque se representa en el aquí y ahora, pero a su vez es flexible,
dinámica y puede ser desarmada, permitiéndonos así ensayar escenarios y mundos posibles en
la seguridad del escenario terapéutico. Además, Pendzik (2014) afirma que la realidad
para existir debe existir un acuerdo entre partes, una creación conjunta. El concepto de
la “realidad suplementaria” de Moreno (1995). Esta autora destaca que en estas disciplinas, la
2014).
Psicodrama. Cada individuo posee un determinado repertorio de roles, que pueden cambiar en
relación al contexto y las especialidades o hábitos específicos del individuo. Algunos roles
que este se desarrolla, el individuo tiene la opción de ejercitar una mayor libertad de elección
como la libertad suficiente con respecto al pasado y el futuro como para actuar libremente en
40
el momento presente (Chesner, 2005). Tanto en Dramaterapia como en Psicodrama, se apunta
En el año 1968, Jung elabora un artículo en el que aborda la figura del trickster y su
papel en la psique personal y colectiva. En este artículo, Jung explica que el trickster se hace
presente en la mitología de todos los tiempos, ya que se trata de una estructura psíquica
En este trabajo, Jung aborda la naturaleza paradójica del trickster: tanto humano como
animal, tan sublime como grotesco, tan bestial como divino. El trickster es la imagen
arquetípica del pícaro con impulsos infantiles que se opone y juega con la ley, remitiendo así
al aspecto infantil del adulto, el infractor de normas. Se trata de una imagen eterna,
arquetípica, un héroe mítico que es solitario, pero que se hace efectivo en la relación con el
otro, aunque luego vuelva a sí mismo. El autor sostiene que una de las características más
distintivas del trickster es su inconsciencia, siendo capaz de las cosas más atroces y
sus acciones con intenciones aparentemente maliciosas. Además, la figura del trickster se
hace visible hoy en día en figuras como el Pulcinella y el clown. Jung afirma que es por esto
que el trickster todavía está vigente, y que el ser humano puede tomar contacto con él para
41
Jung relaciona a esta figura con la Sombra, y afirma que aunque por definición pueda
presentarse como una figura negativa, lleva dentro de sí rasgos y asociaciones con un
trasfondo muy diferente: componentes creativos a los que el ser humanos puede acceder si se
Basada en un proyecto piloto, Louis (2010) realiza una investigación cualitativa que
Dramaterapia. El proceso terapéutico del grupo fue explorado a partir del modelo integrativo
Los resultados de este estudio revelan que el descubrimiento del propio clown ayudó a
las mujeres a tomar más distancia de las dificultades de la vida dentro de la cárcel, gracias al
humor y la risa. Ellas encontraron un espacio de libertad, donde pudieron reencontrarse con
el placer de jugar: jugar con su cuerpo, jugar con el concepto de autoridad, jugar a aquello que
nunca antes se habían atrevido a ser. El clown les permitió también reconectarse con la niña
que fueron. En los resultados se observa que cada participante pudo construir un clown
propio, único, nacido de su propia psique, y que lograron darse el permiso de revelar
(2010) concluye que el clown es una excelente herramienta para ayudar a toda persona en
42
3.3.3. Acercamiento desde el Psicodrama: Ramalho
Por su parte, en Brasil, Ramalho (2009) presenta una propuesta de trabajo socio-
psicodramático tematizado, con el tema arquetípico del payaso que existe en cada uno de
nosotros, como una herramienta de intervención para trabajar contenidos de la psique personal
y colectiva en un abordaje de grupo. Esta es una propuesta que ve el juego como via de acceso
Esta autora retoma los aportes de Jung sobre la figura del trickster y destaca la
desde el Psicodrama del payaso desde la óptica del Psicodrama, regresando sobre los aportes
en la psique humana.
Según Ramalho (2009), el objetivo del Psicodrama del Payaso es trabajar con la
ficción eterna del trickster, tomando contacto con el payaso que vive en nosotros; que si bien
puede encontrarse adormecido, está allí esperando ser descubierto y actuado. La propuesta de
Ramalho ofrece un lugar propicio para su aparición, y para acceder a los aspectos más
positivos y transformadores de esta figura arquetípica que tiene el poder de vencer el miedo,
Al igual que Ramalho, esta autora retoma los aportes de Jung y otros autores como
Radin, Willeford y Hinton sobre la figura del trickster y el fool, e integrándolos para
individual. La Clownterapia (concepto acuñado por Carp para definir este tipo de trabajo
43
encontrar al personaje del trickster, el fool o el clown que habita en cada uno. La
una de las primeras autoras en dirigir su trabajo hacia esta área, tanto en los Estados Unidos
como en el mundo.
nuestra vida cotidiana resulta terapéutico y transformador, ya que sostiene que estas figuras
arquetípicas sirven a los objetivos del Self. En otras palabras, la realización de estos aspectos
Además, esta autora plantea los cinco principios fundamentales del trabajo desde
propuesta de esta autora está interconectada con otras terapias creativas y artísticas, y se nutre
de los aportes de autores de otras ramas de dichas terapias (como el Movimiento Auténtico y
44
Capítulo 4: El Clown y sus Posibilidades en el Ámbito Terapéutico
En los capítulos anteriores del presente trabajo se ha intentado acercar al lector, por un
lado, al concepto de clown y la esencia de esta figura, y por otro lado, a la Perspectiva
Analítica y los aportes en el campo de las Técnicas Expresivas, haciendo énfasis en las
técnicas corporales y dramáticas. Los tres primeros capítulos tuvieron como objetivo principal
ir construyendo un marco conceptual a partir del cual se podrá realizar un análisis más sólido.
El cuarto y último capítulo de esta Memoria, tiene como objetivo analizar el trabajo con el
aportes del clown y específicamente del trabajo de la persona que busca su propio clown en
clown con el trabajo que realizan las Técnicas Expresivas, especialmente las corporales y
dramáticas que se han mencionado en el capítulo anterior. Por último, se analizarán las
experiencias de trabajo con la figura del clown, intentando rescatar los aportes y los beneficios
payaso: un personaje con vestimentas extravagantes y coloridas, con mucho maquillaje, cuyo
único objetivo es hacer reír a base de burlas, chistes o juegos. Este estereotipo sigue vivo en
nuestra sociedad, y aquellos que intentamos hacer algo más que eso utilizando la herramienta
y las posibilidades del clown, luchamos con este estereotipo continuamente. El clown tal
como se entiende en el presente trabajo, es una figura que detrás de lo visible, lo objetual,
45
alberga otro sentido, más profundo, invisible. Si retomamos los aportes de Jacobi (1983) al
individuo, y de la etapa del desarrollo en la que se encuentre, esta figura se irá cargando de
que hacen a la esencia del clown, y que desde una óptica arquetípica estarían íntimamente
autoridad, la picardía, el estar enfrentado a las normas sociales y las convenciones, la locura,
Siguiendo los aportes de Jacobi (1983), como todo símbolo el clown es bipolar, es
decir, que reúne dentro de sí numerosas paradojas y parejas de opuestos: es a la vez humano y
salvaje, bello y feo, sublime y grotesco, luz y sombra, alegría y dolor, locura y cordura,
impulso y razón, revelación y misterio. Todos estos aspectos conviven y coexisten en la figura
del clown, quien no intenta reconciliar estas dualidades, sino que nos enseña a vivir con ellas,
trascendiéndolas.
proceso de búsqueda del propio clown podría constituir uno de los “métodos artificiales”, que
al igual que los sueños, nos ayudan a acceder a los contenidos inconscientes, con el fin de
integrarlos a la consciencia. En el clown el símbolo está vivo y funciona como una especie de
motor: está constantemente generando contenidos para ser integrados y se carga de nuevos
46
4.1.2. Clown y los complejos de la Persona y la Sombra
Por otro lado, existe una relación entre la figura del clown y el trabajo con la misma, y
Ego, que protege al individuo y le ayuda a adaptarse al medio en el que vive. En cuanto a la
relación entre el clown y la Persona, podemos decir que la nariz roja funciona como la
máscara del payaso, a partir de la cual se habilita el juego y la expresión de aquellos aspectos
que caracterizan lo que llamamos el “estado clown”. En este sentido, la nariz roja permite
establecer una separación entre la máscara del clown y la máscara del Ego (Persona),
diferenciando estas dos instancias y dándole cierto permiso al individuo para separarse de
aquello que suele componer la Persona, dándole lugar al clown para que se exprese y se
desarrolle. De esta forma, y siguiendo a Carp (1998) y Louis (2010), la nariz roja ofrece una
distancia segura que habilita el juego y la expresión, poniendo en juego así su doble función,
por un lado protegiendo al individuo de aquello que el clown expresa, que si bien nace en él
no le pertenece del todo, y por otro lado habilitando el desarrollo de esta energía y su
exteriorización.
vulnerable, desnudo ante la mirada del público, inocente, receptivo, sensible, siendo libre al
separándose de lo que desde su Ego quisiera mostrar y de lo que se espera de él, aspectos
generalmente incluidos en la Persona. Es por esto que, según Louis (2010), el clown brinda
una oportunidad única de ser uno mismo; ponerse la nariz roja del clown es una invitación a
dar un paso al costado, a cuestionar la imagen que los otros proyectan sobre mí, y a
47
En segundo lugar, podemos decir que existe una relación entre el clown y la Sombra.
Como ya se ha mencionado, esta instancia psíquica nuclea todos aquellos aspectos que a lo
largo del desarrollo del individuo fueron entendidos como indeseables, inaceptables o
expresión y permitiendo así su integración creativa en la consciencia. Todo aquello que somos
muchas veces también nuestros dolores y heridas, encuentran en el clown una vía creativa de
expresarse. Además, estos aspectos se expresan en forma lúdica, a través del juego, y con la
protección de la nariz roja. De esta forma, estos elementos, que suelen ser delicados y deben
ser tratados con cierto cuidado cuando aparecen a nivel consciente, pueden ser vistos y
aceptados por el individuo, que al jugar con ellos puede aceptar parte de su tragedia personal,
negativos, sino también aspectos creativos que no fueron desarrollados. En este sentido, el
estos aspectos, potenciando así la creatividad y la capacidad imaginativa del individuo (Carp,
Por otro lado, también cabe destacar que el trabajo con la figura del payaso remite
directamente a los postulados de los diferentes autores (Carp, 1998; Jung, 1968; Louis, 2010;
Ramalho, 2009) sobre las figuras arquetípicas del trickster y el fool. La búsqueda del propio
clown implica tomar contacto con la energía de estas figuras y su dinámica. Siguiendo los
aportes de Carp (1998) y Louis (2010), podríamos decir que la integración de esta figura en
nuestra consciencia y nuestra vida cotidiana resulta terapéutica, trae cambio y es una
experiencia valiosa para el individuo. Estas autoras sostienen que reconocer conscientemente
la faceta absurda, ridícula en cada uno de nosotros lleva a una identificación con la figura del
48
trickster/fool, lo cual es psicológicamente liberador, y nos ayuda a encontrar y aceptar un
sentido de nosotros mismos más sano, integrando la capacidad de reírnos de nosotros mismos
Este Ego reequilibrado está más abierto a nuevas perspectivas, haciéndose más permeable y
Teniendo en cuenta lo anterior, otro aspecto que considero importante destacar es que
de transformación y crecimiento para el ser humano en todas las etapas de su vida, y cuyo
la psique con los que el individuo no tenía contacto. Los símbolos que van activándose y
poder visualizar estos aspectos, el individuo los identifica como parte de sí, pudiendo iniciarse
así el proceso de aceptación e integración de los mismos. De esta forma, la brecha entre la
consciencia y el inconsciente se hace más corta, y con el clown como puente, se hace posible
una relación dialéctica más fluida y saludable; que según autores como Von Franz (1984),
49
Stein (2004) y el propio Jung (1964; 1966), constituye el objetivo último del Proceso de
Individuación.
relación a las diferentes etapas de la vida del individuo. Es por esto que independientemente
de la etapa del proceso en que uno se encuentre, el clown tiene potencial para colaborar con
Teniendo en cuenta los aportes de los autores, podemos decir que la meta última del
clown aparece como una oportunidad para tomar contacto con este centro organizador y las
esencia, de aquello que realmente somos, y que estamos destinados a ser. En relación con
esto, Carp (1998) sostiene que las figuras arquetípicas del trickster, el fool y el clown (tres
caras de un mismo arquetipo) funcionarían como emisarios del Self, que ayudan a crear
identificación con el Ego, el centro de la consciencia y activan lo más central del ser: el Self.
El clown, entonces, sería la expresión del Self tal como se vivencia desde adentro, sin las
trabas de la Persona, la máscara del Ego. El clown constituye así una conexión entre lo
50
4.1.4. Clown y Función Trascendente
Otro concepto planteado por Jung y sus seguidores que está ligado a la figura del
trabajo, podemos decir que el clown está en conflicto permanente, sobre todo consigo mismo
(Jara, 2014). Para este autor, el alma del clown representa al alma del ser humano, con sus
opuestos, sus contradicciones, sus dualidades. Al encontrarnos con nuestro propio clown
tomamos contacto con nuestra esencia paradójica, y con los opuestos que nos hacen humanos.
La energía del clown nos permite, a través del juego, convivir con estas dualidades,
Al respecto, Louis (2010) agrega que el clown acepta vivir con las contradicciones de
la vida, pasar de un estado afectivo al otro, jugando con aquello que se le escapa, con lo que
no puede controlar. Ramalho (2009), por su parte, sostiene que el payaso incorpora la
coexistencia de realidades opuestas de la vida, jugando con estas oposiciones sin intentar
reconciliarlas. Para Louis (2010), el clown abre las puertas a una vida sin presiones, que
Siguiendo los aportes de Jung (2000), podríamos entender al clown como una forma
suspende la atención crítica y la intención juzgadora del Ego, se deja de lado la Persona para
escuchar realmente a nuestro interior, dejando así camino libre para que emerjan las imágenes
y actitudes que permanecían ocultas en el inconsciente y que van dando forma a nuestro
clown.
psique directamente y formar una relación más consciente con ella, forjando así las
51
herramientas para relacionarnos con la vida de otra forma, aceptando y respetando los
mensajes que provienen de los estratos más profundos de la psique y que se expresan y
para una comprensión e integración cabal de los significados de los símbolos. Cuando la
necesario utilizar otro tipo de dispositivos que permitan movilizar la emoción y trascender las
fijaciones.
podemos decir que el clown podría ser utilizado como Técnica Expresiva, haciendo uso de su
psiquismo.
dentro hacia afuera”, podemos decir que el clown podría ser un ejemplo de este tipo de
de un disfraz y una nariz roja; sino que el estado payaso se va buscando en el interior de cada
persona a través del juego, para luego llegar a una exteriorización de ese estado, dándole
En este proceso, además, la vivencia tiene un rol central, ya que el clown no es algo
que se busca o se descubre desde la racionalidad, sino más bien todo lo contrario. En este tipo
de trabajo, se ensaya otra vía, diferente a la de la razón y la lógica de todos los días, ya que la
52
búsqueda del propio clown no se desarrolla por este camino, sino que se le da lugar a las
emociones y al cuerpo para que se expresen y comuniquen lo que tienen para decir. En este
sentido, recordemos que Byington (1992) entiende las Técnicas Expresivas como
movilizadoras de emoción; este es un aspecto que también comparte el trabajo con la figura
del clown, ya que el payaso de cada uno aparece a partir de las emociones que van surgiendo
podemos controlar.
Otro aspecto que considero importante destacar del trabajo que se realiza con la figura
del clown es que permite dar lugar a la espontaneidad del individuo. La espontaneidad es algo
natural que se encuentra en cada uno de nosotros, al igual que la capacidad de jugar, pero que
ido perdiendo (Byington, 2009). El clown, al igual que otras Técnicas Expresivas como el
potencial terapéutico.
Con respecto a la relación específica que podría trazarse entre el trabajo con el clown y
las Técnicas Expresivas corporales y dramáticas que se han abordado, se han podido
del juego y del humor. Este tipo de trabajo pone al juego en un lugar central, siendo éste la
herramienta básica que sienta las bases para todo lo demás. Incluso cuando se tratan aspectos
profundos, que quizás no tienen que ver con la alegría o el disfrute y sí con algo doloroso, una
herida, este acercamiento se hace igualmente a través del juego, brindando así una perspectiva
nueva desde la cual mirar este dolor y trabajarlo, para poder integrarlo y sanarlo. Al entrar en
53
estado clown se ingresa al terreno de la realidad dramática, y es allí donde el clown juega y se
En relación con lo anterior, cabe destacar que el propio Jung recurrió al potencial del
juego en una de las crisis más importantes de su vida, luego de su separación con Freud
De este modo, encontró en el juego simbólico infantil una forma de seguir con su vida y su
trabajo. Esto, a mi entender, ratifica la pertinencia del clown como facilitador de una mirada
En segundo lugar, al igual que todas las técnicas que se abordaron en el tercer capítulo
del presente trabajo, el cuerpo tiene un rol central en el proceso de búsqueda y desarrollo del
clown propio. Como explica Chesner (2005), la expresión a través de la acción implica
involucrarse a un nivel físico; y este involucramiento permite un acceso más fácil al mundo
emocional interno del individuo. Esto se visualiza claramente en el trabajo en el marco del
clown, ya que muchas veces el individuo no tenía consciencia de algún aspecto de su propio
sentir hasta que este se manifiesta a través de su cuerpo y su clown. El cuerpo constituye la
forma y el vehículo a través del cual el clown se manifiesta, se expresa. El trabajo con el
escenario terapéutico; de este modo, nuevamente el clown actúa como puente entre los
Otro aspecto a destacar del trabajo del clown y que se asemeja con aspectos de
54
progresivamente vaya aprendiendo a suspender la atención crítica, para ir quedando receptivo
2014). Cuando esto se logra, el individuo/clown queda en el vacío, que en el mundo del clown
es conocido como el momento previo a que ocurra algo verdadero, ya que este estado deja el
camino libre al inconsciente para que se manifieste en forma espontánea, honesta, auténtica.
clown ya que esta figura no debería hacer nada que no esté íntimamente ligado a lo que siente.
Es por esto que se dice que el clown no debe hacer nada, sino ocuparse primero de sentir, para
luego actuar a partir de ello, compartiéndolo todo con su público a través de la mirada.
Whitehouse en relación al moverse y ser movido. En clown, la diferencia entre estos dos
no estamos en estado, el público lo nota ya que la conexión que se establece es menos honesta
y menos sostenida, ya que viene desde un lugar más racional, sin establecer un contacto con
escena hay un clown en estado, esta conexión es intensa y honesta, todo lo que hace está
íntimamente ligado a lo que siente en su interior y fundamentalmente, “deja que las cosas
sucedan”, soltando el control y fluyendo con cada momento. Es en este momento en que
Por último, considero relevante hacer algunas consideraciones con respecto al clown
como Técnica Expresiva. Teniendo en cuenta las limitaciones o cuidados especiales de las
Técnicas Expresivas en general, vemos que son aplicables también al trabajo con el clown: el
material que vaya surgiendo, el cuidado que se debe tener en cuanto a que toda técnica es un
55
experiencia de la técnica desde la óptica del paciente. Además, las técnicas corporales y
dramáticas tienen limitaciones específicas que el clown comparte, por ejemplo, las posibles
aparecer dificultades en cuanto al rescate del jugar por jugar, la espontaneidad y el abandonar
el control para dejarse llevar, cayendo en el error de hacer prevalecer lo estético ante lo
expresivo. Sin embargo, hay una zona desconocida dentro de la aplicación del clown en la
psicología, ya que se trata de una temática y una forma de trabajo relativamente nueva, al
menos cuando se persiguen objetivos terapéuticos. Las particularidades del trabajo con la
figura del clown en la práctica clínica, y sus limitaciones, se irán explorando en el futuro a
del clown en el ámbito terapéutico. Dos de ellas realizan una aplicación de estos conceptos en
temática del presente trabajo y confirman lo que se ha venido construyendo con respecto al
individuo. En estas dos autoras y en su trabajo se centrará esta última parte del capítulo.
Por un lado, los resultados obtenidos por Louis (2010) en su investigación cualitativa a
Dramaterapia, revelan que la encarnación física de su clown permitió a varias de las mujeres
56
sociales para utilizarlo como un instrumento de expresión y seducción, reencontrándose así
con aspectos de sí mismas que no suelen mostrar y reconciliarse con los mismos. Además, el
clown les aportó un espacio creativo y seguro en el que experimentar sus sentimientos y jugar
con ellos. La utilización del vestuario y la nariz de clown facilitó la aparición de partes
ocultas, oprimidas en cada una de las mujeres; y detrás de esta máscara, ellas se atrevieron a
mostrarse ‘al desnudo’. Al respecto, la propia Louis (2010) sostiene que la encarnación física
del propio clown invita al juego, a la interacción, a desdramatizar nuestra condición humana,
y a permitir que las partes ocultas del Self se experimenten. Esta autora explica que encontrar
el clown interior es revelar a la vez tanto nuestra fuerza como nuestra vulnerabilidad, es
argumentar la posibilidad de cambio personal que, a través del trabajo creativo, se transforma
Por lo tanto, Louis concluye que las mujeres participantes se han beneficiado de este
proyecto al atreverse a darle voz y cuerpo a una parte abandonada de ellas mismas; las
participantes se han atrevido a mostrarse tal como son a través de su clown, sin vergüenza;
Por su parte, Carp (1998) plantea un enfoque completamente nuevo, sugiriendo una
nueva forma de trabajo terapéutico utilizando como herramienta central la búsqueda del
propio clown. Esta autora reúne sus planteamientos en lo que ella llama Clownterapia.
arte del clown con el objetivo de facilitar el surgimiento del clown individual. Para esta
autora, a través de la identificación con el clown interior de cada uno, el cambio se hace
57
A partir de su experiencia en la aplicación de esta nueva forma de trabajo terapéutico
en el ámbito carcelario, la autora sostiene que el clown es un emisario del Self, que contacta
directamente con el inconsciente, que desafía la identificación del Ego y que es el centro
activador de la consciencia del Ser. El descubrimiento del clown interior facilita la aparición
de una parte única de la psique. Para esta autora, la imagen arquetípica del Clown está
directamente ligada al Self, entendido por Jung (como ya hemos mencionado) como la
Uno de los aportes más importantes de esta autora es la formulación de los principios
terapéutico. Cabe destacar que estos principios engloban a su vez distintos elementos que ya
Movimiento Auténtico, ya que como explica la misma Carp (1998), la Clownterapia nace y se
nutre de los aportes de estas disciplinas. Los principios que le dan marco conceptual a la
cualidades encarnadas en el clown. Cada uno lleva dentro de sí un personaje clown único y
simbólico del arquetipo. En un contexto que lo favorezca, todo podemos entrar en contacto
con esta energía, que permanece disponible y al servicio de los objetivos sanadores del
Self.
primarios en el proceso de salud. Actúan tanto como catalizadores para el cambio, así
como medidores de salud a lo largo del camino. El trabajo a partir del clown promueve el
individuo tanto física como psicológicamente. Cuando esto se da, se quita al Ego del
58
centro, permitiendo que las cualidades del Self guíen la expresión creativa. Esto le da al
3. El clown brinda una forma creativa a través de la cual se puede descubrir y trabajar
inconsciente. La nariz roja, la máscara del clown, es tanto protectora como liberadora,
habilitando la expresión de aquello que está enterrado debajo de nuestros roles de la vida
cotidiana. Esta máscara actúa como vehículo para la exposición de uno mismo; al igual que
en teatro, la ilusión lleva a la confrontación con la verdad. Cuando se coloca la nariz roja,
la máscara del clown, el cuerpo puede expresar más clara y libremente la emoción que hay
detrás.
4. El cuerpo es el medio a través del cual el clown se expresa, dando voz simbólica al
contenidos inconscientes.
personaje clown, y como guía el proceso psicoterapéutico del cliente. Al igual que en la
liberando, para facilitar el crecimiento y la curación del cliente. Al igual que en otros tipos
En Clownterapia, las mismas se dan en respuesta al producto creado por el cliente, en este
ofrece una oportunidad única para clientes y psicoterapeutas. El clown, con su poder
59
REFLEXIONES FINALES
trabajo con ella, de exponer los conceptos fundamentales en cuanto a la Perspectiva Analítica
y las Técnicas Expresivas, y de haber realizado un análisis, poniendo en diálogo todos estos
elementos, podríamos decir que se ha cumplido el objetivo planteado para el presente trabajo,
Analítica, y la técnica del clown. A partir de esta búsqueda y las conexiones que se fueron
encontrando, podríamos concluir al respecto que el clown como figura simbólica y el trabajo
que se realiza a partir de él, posee un potencial terapéutico enorme y escasamente explorado
además que la integración de esta figura al ámbito terapéutico brinda una oportunidad única
tanto para terapeutas como para pacientes; ya que este tipo de trabajo, con mayor
investigación y más experiencias en este sentido, podría desarrollarse como una Técnica
Expresiva en sí misma, con una metodología y un marco conceptual propios, y con potencial
del psiquismo.
En este sentido, considero importante destacar que, siguiendo a Byington (2008), tanto
en el caso del clown como cuando se trata de otras Técnicas Expresivas, la fascinación con
una técnica en detrimento de lo verbal es un error. Buscar responder a todas las preguntas con
una técnica es acotar notoriamente las posibilidades de respuesta, y esto no es positivo ni para
el paciente ni para el terapeuta. Se debe recordar que toda técnica está inmersa en un proceso
terapéutico, que incluye lo verbal. Si bien las Técnicas Expresivas nos invitan a ensayar otra
vía, más cercana al sentimiento y al trabajo corporal, es importante que lo verbal esté presente
60
verdadero y duradero. Además, es importante que como profesional de la salud, el terapeuta
sea cuidadoso y sensible a las necesidades específicas de cada paciente en cada momento
proceso, si el profesional desea aplicar una Técnica Expresiva (como podría ser el clown, por
ejemplo), es importante que antes se pregunte el por qué, es decir, qué objetivos persigue con
Al respecto, también quisiéramos hacer algunas consideraciones. Todos los autores del
área de las Técnicas Expresivas sostienen que su técnica es “la vía regia al inconsciente”, al
igual que los sueños lo fueron para Freud en su momento. Esto resulta comprensible, ya que
perspectiva, las Técnicas Expresivas, todas ellas, son diferentes vías al inconsciente, y a
nuestro entender, todas igual de “regias”. Dependerá del paciente (y del terapeuta) cuál
técnica será más adecuada y enriquecedora en cada caso y en cada momento en particular.
Puede pasar, y de hecho sucede con frecuencia, que una determinada técnica resulta ideal para
un paciente pero no le sirve a otro; lo mismo sucede con los terapeutas, algunos podrán
sentirse más cómodos utilizando la caja de arena, otros con técnicas dramáticas, otros con
técnicas artístico-plásticas. Pero en todos los casos, todas las técnicas tienen el potencial de
ser transformadoras y beneficiosas para el proceso del paciente, cada una con su enfoque,
Otro aspecto fundamental, y que adquiere especial relevancia en el caso del clown por
el tipo de trabajo que se realiza, es que el terapeuta debe haber pasado por la experiencia de
esta forma, el analista adquiere una perspectiva mucho más cercana y acertada de las
vicisitudes del proceso del paciente, pudiendo así orientarlo de una mejor manera. El campo
del clown, y creo que de las Técnicas Expresivas en general, no es algo que pueda ser
61
simplemente estudiado desde lo teórico. Si bien este es un aspecto fundamental y debe estar
presente en todo profesional serio, existe un componente vivencial que los libros no dan, y
que es necesario buscar por otro lado, utilizando otro camino, justamente a través de la
profesional en el campo de las Técnicas Expresivas, y no debería ser minimizado sino que
En cuanto al presente trabajo, nos gustaría puntualizar algunas dificultades que fueron
En primer lugar, resultó difícil acceder a material sobre esta temática. Se trata de un
tema relativamente nuevo, que a nivel científico o académico recién comienza a estudiarse, y
del clown con su público, y particularmente en contextos hospitalarios. Una vez que se
decidió que el presente trabajo se centraría en el proceso de búsqueda del propio clown en la
misma persona, la búsqueda se acotó mucho más. De todos modos, se logró encontrar algunos
autores que tratan al clown desde un punto de vista más psicológico, y aunque en algunos
casos los artículos eran pagos, se pudo recopilar una buena cantidad de material.
Otra dificultad, que luego se convirtió en decisión, fue la elección de amplitud sobre
profundidad. Esta decisión fue difícil de tomar, pero al tratarse de un tema nuevo, sobre el que
además no existía demasiado material, se consideró que resultaba más enriquecedor realizar
un trabajo general, con el objetivo de buscar conexiones y plantear relaciones entre el clown y
la psicología, pero dejando líneas de investigación a futuro, para que otros profesionales o
En relación con lo anterior, cabe destacar que prácticamente cada apartado del último
capítulo de este trabajo podrá ser profundizado y trabajado hasta el punto de realizar una Tesis
sobre cada uno de ellos. Tal grado de profundidad, como se ha mencionado, no era el objetivo
62
de la presente Memoria, por lo que se dejan planteadas a continuación algunas posibles líneas
de investigación a futuro, con la esperanza de que sirvan de guía a futuros profesionales que
En primer lugar, se podría investigar la aplicación del trabajo con la figura del clown a
un ámbito más clínico, llevando a la práctica los postulados de Carp (1998) al respecto, quizás
trabajo con la figura del clown en la terapia individual. Si bien, teniendo en cuenta la
importancia del factor del público para el trabajo con el clown, el ámbito más “natural” de
En este sentido, sería conveniente analizar también las limitaciones del clown, ya que
al igual que toda técnica o herramienta utilizada en el ámbito terapéutico, es esperable que no
sea perfecta y su alcance sea limitado. Estas limitaciones o cuidados especiales deben ser
Por otro lado, podría ser interesante explorar la relación entre la figura simbólica del
clown y la vida simbólica en los sueños. En el presente trabajo se trabajó principalmente sobre
los “métodos artificiales” de contacto con el inconsciente, sin entrar en el método natural por
excelencia: los sueños. Esta elección se debió a que este tema ya está investigado en demasía
dentro de la Psicología Analítica, por lo que entrar en este tema quizás hubiera sido ampliar
demasiado.
aportes del clown individual en cada una de las etapas del Proceso de Individuación. Este
trabajo podría ser muy enriquecedor, ya que como ya hemos visto, el clown es una figura
profunda, rica y versátil, que puede aportar mucho en diferentes momentos de la vida de una
63
persona. Si bien, al igual que sucede con las personas, la esencia del clown se mantiene con el
tiempo, esta figura también se transforma, crece y se modifica en la medida que lo hace uno, a
partir de las diferentes experiencias y vivencias que la vida nos pone en el camino. Esta es una
de las paradojas que hacen al clown y que, al igual que las demás, podría ser interesante
Por último, otra línea de investigación que podría ser interesante abordar es el efecto
del clown en el público que lo ve y que se relaciona con él. En el presente trabajo nos
focalizamos en el trabajo propio, personal de búsqueda del clown dentro de uno mismo,
del público al tomar contacto con un clown. Este aspecto ya ha sido investigado por diversos
autores como Linge (2013), Auerbach, Ruch & Fehling (2016), y el propio Patch Adams
(2002), pero sin duda quedan elementos a ser profundizados desde una mirada más
psicológica.
Para concluir, nos gustaría expresar nuestro deseo de que el presente trabajo sirva
como puntapié inicial para que otros profesionales continúen explorando y estudiando el
potencial del arte del clown en el ámbito terapéutico. Nos encontramos en un momento en que
el campo de las Técnicas Expresivas parecería estar en auge, y ojalá los nuevos
otras formas de trabajo terapéutico que se alejan del método científico, de lo racional, lo
verbal y lo conocido, a dar un paso afuera de esta estructura y comenzar a integrar otras
En este sentido, el clown tiene un potencial enorme, ya que nos ayuda a rescatar el
disfrute de jugar por jugar, nuestra espontaneidad, permitiéndonos ser libres de mostrarnos tal
cual somos, jugando además con aquello que no nos gusta de nosotros, nuestras debilidades,
64
nuestras heridas y todo aquello que no queremos que los otros vean, en un mundo en el que
sentimos la necesidad de ponernos todo tipo de armaduras y máscaras para evitar contactar
con los otros y con nosotros mismos. En este camino de búsqueda, construcción, encuentros y
armadura, rescatando así aquello que es esencial, aquello que nos hace profundamente
humanos. Explorar nuestra vulnerabilidad desde el clown nos permite reconciliarnos con ella,
aceptarla como parte de nosotros y comenzar a entender que valemos por lo que somos,
aunque no seamos perfectos, aunque estemos rotos. El clown nos invita a entender que aun así
podemos ser amados por otros, y que el encuentro es mucho más rico cuando tenemos el
65
REFERENCIAS
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Routledge.
Latinoamericana.
66
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University Press.
Alba.
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Ediciones FPH.
University Press.
68
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Ediciones La Llave.
Velazquez Angel, A. M. (2005). Chercher son propre clown, un voyage a l’envers chez
payasos/.
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