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The Aztec La conquista

Conquest of the Mexica del


Kingdom of reino de

La conquista Mexica del reino de Tlapa, Guerrero / The Conquest of the Kingdom of Tlapa, Guerrero
Tlapa,

T
reinta años de batalla transcurrieron antes de que el Imperio Guerrero
conformado por la Triple Alianza lograra vencer a los Tlapa-
necas, quienes basaron su sistema de defensa en los cerros que
conforman la orografía de la zona de Tlapa. Conjuntando la co- Gerardo Gutiérrez El Doctor Gerardo Gutiérrez
municación oral –relatos de las batallas–, con los códices pic- Mendoza es Profesor del Depar-
tóricos que se conservan, se intenta ubicar y estudiar aquellas zonas que se tamento de Antropología de la
convirtieron en campos de batalla. Mediante la comprensión de una cos- University of Colorado at Boul-
mogonía, la presente obra está conformada en tres partes: la primera abor- der. Es miembro fundador del
da el concepto campo de batalla, desarrollado por otros investigadores en Centro de Estudios Indígenas y
el tema de guerra y conflicto en el periodo Postclásico de Mesoamérica. En de Nativos Americanos (CNAIS).
la segunda parte se analizan los elementos clave de la guerra mexica-tlapa- Es especialista en la arqueolo-
neca, descritos en los manuscritos coloniales, con una perspectiva indígena gía y etnohistoria de Guerrero y
del significado y práctica de la guerra. Finalmente, en la última sección se ha publicado media docena de
narra la búsqueda arqueológica de estos significativos campos de batalla, libros y decenas de artículos so-
ubicados en las montañas en el oriente del actual estado de Guerrero. Así, bre la región. El Dr. Gutiérrez ha
después de disfrutar esta investigación, el lector tendrá un panorama ge- explorado intensivamente todos
neral para reflexionar en torno a cómo el Imperio que formaba la Triple los pueblos de Guerrero desde
Alianza fue un conglomerado de grandes reinos anexados bajo cruentas y el Balsas hasta la Costa Chica y
largas batallas, en donde solamente un ejército poderoso podía derrotar a ha cooperado en el desarrollo
otros que de ninguna manera eran menos poderosos. comunitario de la region Mixte-
ca-Nahua-Tlapaneca.

Municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero


Universidad de Colorado Boulder Leonel Rivera
Editor
Municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero
2017
The Aztec La conquista
Conquest of the Mexica del
Kingdom of reino de

Tlapa,
Guerrero
The Aztec La conquista
Conquest of Mexica del
Kingdom reino

Tlapa,
Guerrero

Gerardo Gutiérrez

Municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero


Universidad de Colorado Boulder Leonel Rivera
Editor
2017
La conquista Mexica del reino de Tlapa, Guerrero
The Aztec Conquest of the Kingdom of Tlapa, Guerrero

Primera edición: 20 de septiembre de 2017

D.R. © 2017, Leonel Rivera, editor.


Av. Circunvalación 164, Colonia Morelos,
Delegación Venustiano Carranza,
C.P. 15270, Ciudad de México.

Corrección de estilo inglés: Dra. Mary E. Pye


Taducción al español: Gerardo Gutiérrez
Diseño de interiores
y portada: Leonel Rivera

ISBN rústica: 978-607-97348-2-4

ISBN pasta dura: 978-607-97348-3-1

Las imágenes 18a-18q están basadas en Diego Durán y dibujadas por Ge-
rardo Gutiérrez y la reproducción es responsabilidad del autor.

Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio,


sin autorización escrita del titular de los derechos de autor.

Impreso y hecho en México/Made and printed in Mexico


Contenido

Presentation 8
Presentación 9

Acknowledgements. 12
Agradecimientos 13

Introduction 14
Introducción 15

Chapter1. What is a Battlefield? 20


Capítulo 1. ¿Qué es un campo de batalla? 23

Chapter 2. Teoatempan Tlachinoltempan:


Ideology of Aztec Battlefields 28
Capítulo 2. Teoatempan Tlachinoltempan:
la ideología de los campos de batalla mexicas. 33

Chapter 3. The Lienzo de Chiepetlan 1:


An Aztec Battlefield in Eastern Guerrero 44
Capítulo 3. El Lienzo de Chiepetlán 1:
Un campo de batalla mexica en el oriente de Guerrero. 55

Conclusions 104
Conclusiones 117

Appendix 122
Apéndice 123

References 163
Bibliografia 163
Presentation

M
uch has been written about the Span-
ish Conquest of Mexico to the point that
we now understand that such a conquest
could not have been accomplished without
the direct collaboration of indigenous allies
and indigenous conquistadors who decid-
ed to support Hernando Cortes to overthrow Aztec domination. In
this conquest, there were winners and losers. In general, the indige-
nous elites who joined Cortés to fight Tenochtitlan enjoyed privileges
and perks during the first fifty years of the Colonial era, and some
of their descendants changed identity from indigenous to “Spanish”.
This change was both tangible and intangible, with the use of Euro-
pean dress and other goods, the preference for the Spanish language,
and adoption of Spanish cultural values. In addition, many elites also
modified the genetic structure of their descendants through an intri-
cate system of matrimonial alliances with the European conquerors.
In this book Dr. Gerardo Gutiérrez, Professor of the University
of Colorado at Boulder, demonstrates that these cultural changes are
not exclusive to the Spanish Conquest of Mexico; on the contrary, they
were protocols and practices that already existed in the pre-Hispanic
period. Based on this premise, Dr. Gutiérrez reconstructs the narra-
tive of the Aztec conquest of the Kingdom of Tlapa, which is painted
on the Lienzo de Chiepetlan 1 and depicts how the Aztecs succeeded
in this conquest by exploiting the internal divisions among the Mix-
tec-Tlapanec ruling class, as well as in the use of a many local allies,
Presentación

S
e ha escrito mucho sobre la conquista española de México,
a un punto que ahora entendemos que dicha conquista no
pudo haberse realizado sin la colaboración directa de los
aliados y conquistadores indígenas que decidieron apoyar
a Hernando Cortés para liberarse del dominio Mexica o
Azteca. En dicha conquista hubo ganadores y perdedores.
En general, las élites gobernantes indígenas que se unieron a Cortés en
su lucha contra Tenochtitlán continuaron disfrutando de privilegios y
prebendas durante los primeros 50 años de la época Colonial y algu-
nos de sus descendientes realizaron un cambio de identidad para tran-
sitar de indígena a “español” tanto en lo tangible con el uso de vestido y
otros bienes europeos como en lo intangible con el cambio de lengua
y valores culturales; además de modificar la estructura genética de sus
descendientes al crear alianzas matrimoniales con los conquistadores
europeos.
En este libro el Dr. Gerardo Gutiérrez, profesor de la Universi-
dad de Colorado Boulder, nos muestra que estos cambios culturales no
son exclusivos de la conquista española de México, todo lo contrario,
fueron protocolos y prácticas que ya existían en la época prehispánica
misma. Así, con esta premisa el Dr. Gutiérrez reconstruye la narrativa de
conquista del Reino de Tlapa que se encuentra pintada en el Lienzo
de Chiepetlán 1 y nos muestra cómo los mexicas lograron su conquista
gracias al uso de divisiones internas de la clase gobernante mixteca-tla-
paneca, así como el uso de una multitud de aliados locales, entre los
cuales se encontraban otros nahuas que originalmente se habían refu-
giado en la Montaña de Guerrero tratando de escapar de la expansión
mexica sobre las unidades políticas del sur de la cuenca de México, Xo-
chimilco en particular.
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

which included other Nahua people who originally sought refuge in


the mountains of Guerrero trying to escape from Aztec domination
over the political units of the southern basin of Mexico, Xochimilco
in particular.
Here, Dr. Gutiérrez presents his interpretation of the Aztec
conquest of Eastern Guerrero, and with that we continue our pro-
gram to recover the memory, the voice, and the historical evolution
of the indigenous people of the municipality of Tlapa de Comonfort,
Guerrero.

Lic. Jesús Noé Abundiz García


Presidente Municipal Constitucional de Tlapa de Comonfort,
Guerrero

C. Roberto Santos Reyes


Regidor de Cultura

C. Alejandro Morales Ibarra


Director Municipal de Cultura

10
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

Con este trabajo el Dr. Gutiérrez nos obsequia su interpretación


de la conquista mexica del oriente de Guerrero, con lo que avanzamos
más en la recuperación de la memoria, la voz y el devenir histórico de
los pueblos originarios del municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero.

Lic. Jesús Noé Abundiz García


Presidente Municipal Constitucional de Tlapa de Comonfort,
Guerrero

C. Roberto Santos Reyes


Regidor de Cultura

C. Alejandro Morales Ibarra


Director Municipal de Cultura

11
Acknowledgements

I
would like to thank the General Assembly of the Pueblo de
Chiepetlan y sus Barrios, in the state of Guerrero, Mexico,
for their generosity and assistance during my stay in the vil-
lage during the summers of 2011, 2012 and 2016 as well as
for allowing me to take photographs of their precious lien-
zos and granting me permission to publish them. Funding
for this fieldwork was made possible by the Innovative Seed Grant
Program of the University of Colorado at Boulder. A fellowship from
the American Council of Learned Societies provided the needed time
to prepare the manuscript. We thank the Municipality of Tlapa for its
generosity in publishing this work.
Agradecimientos

A
la Asamblea General del Pueblo de Chiepetlán y sus
barrios, del estado de Guerrero, México, por su ge-
nerosidad y ayuda durante mi estancia en el pueblo
en los veranos de 2011, 2012 y 2016, así como por
permitirme tomar fotografías de sus preciados lienzos y
concederme el permiso para publicarlos. Esta investi-
gación ha recibido financiamiento de la Universidad de Colorado Boul-
der, a través del Innovative Seed Grant Program, así como del American
Council of Learned Societies Fellowship. Agredecemos la generosidad del
municipio de Tlapa para publicar esta obra.
Introduction

T
he goal of this work is to analyze the ethnohisto-
ry and archaeology of Aztec expansion in Eastern
Guerrero, particularly focusing on a battlefield
landscape depicted in pictographic documents of
the ancient Kingdom of Tlapa. According to lo-
cal pictographic sources (Codices Azoyú 1 and 2
and Lienzo de Chiepetlán 1) the Aztecs, together with local Nahua
groups, engaged in a long war of attrition with the powerful polity
of Tlapa-Tlachinollan from 1460 to 1487. Almost three decades of
intermittent warfare left conspicuous archaeological markers on the
landscape, as represented by formidable fortified hilltops, as well as
extraordinary pictographic records of these battles. The relevance of
this work lies in the examination of an Aztec-Tlapanec landscape of
war from multiple perspectives in an attempt to illuminate the na-
ture of Aztec warfare. Both archaeology and ethnohistory provide
an exceptional opportunity to analyze a recurrent battlefield, located
in a narrow valley of some 24 km long, where Aztecs and Tlapanecs
faced each other in a contested landscape in which diplomatic of-
ferings, continuous threats of attack, and actual skirmishes created
a war of attrition that lasted for decades. The objective of this study
is to add on to our understanding of how the physical landscape was
negotiated by attackers and defenders, how a collective effort of de-
fense was mobilized by the Tlapanec realm, and how the landscape
of a prehispanic conquest was mapped and represented in an early
Colonial narrative. This study will also reveal the role of “local allies”
Introducción

E
l objetivo de este trabajo es analizar la etnohistoria y ar-
queología de la expansión mexica en el oriente de Guerre-
ro, enfocándome en la interpretación del paisaje creado
por un campo de batalla prehispánico que se representa
en documentos pictográficos provenientes del antiguo
reino de Tlapa. De acuerdo con las interpretaciones de
los códices Azoyú 1, Azoyú 2 y el Lienzo de Chiepetlán 1 (Gutiérrez,
2016; Gutiérrez y Brito, 2014), los mexicas, junto con otros grupos
nahuas locales, se enfrentaron al poderoso reino de Tlapa-Tlachinollan
en una larga guerra de desgaste peleada entre los años 1460 y 1487 a.C.
Casi tres décadas de guerra intermitente dejaron marcadores ar-
queológicos cristalizados en el paisaje, representados por un sistema
de formidables cerros fortificados cuya ubicación se asocia con el de-
tallado registro pictográfico de estas batallas en los códices locales. La
relevancia de este trabajo radica en la lectura de un paisaje de conflicto
mexica-tlapaneco a través de múltiples acercamientos para entender el
significado y la naturaleza de la guerra mexica durante su expansión
imperial. La arqueología y la etnohistoria brindan una oportunidad ex-
cepcional para analizar un campo de batalla de naturaleza recurrente,
es decir, un lugar donde las fuerzas mexicas y tlapanecas se enfrentaron
intermitentemente durante décadas, el cual se sitúa en un estrecho valle
de 24 km de extensión. Este es un paisaje que ha adquirido significados
por mecanismos de competencia política, negociaciones diplomáticas,
amenazas creíbles de ataque y escaramuzas reales en un contexto de
guerra dinámica y de desgaste que duró décadas.
El objetivo de este estudio es expandir nuestra comprensión de
¿cómo el paisaje tanto físico como percibido fue negociado por atacan-
tes o defensores en un esfuerzo colectivo de ofensa y defensa entre los
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

in the expansion of the Aztec Empire, who otherwise would be silent


in the ethnohistorical sources of central Mexico. The exercise also
complements our historical knowledge of the Aztec conquest of Tla-
pa-Tlachinollan, since the chroniclers of central Mexico, like Durán
(1994:35) and Tezozomoc (2003:336), did not describe the conquest
of Tlapa, and Ixtlixochitl mentioned it only in passing.
The emergence of the Aztec Empire and its conquests has been
analyzed by multiple scholars from a variety of perspectives (Barlow
1945; Berdan 1992; Berdan et al. 1996; Carrasco 1999; Davies 1968;
Gutiérrez et al. 2009; Hassig 1985; Hodge 1984; Smith 1987). Aztec
warfare has always been of special interest in these studies, and while
we have learned much about how the Aztecs engaged in war and their
style of battle (Bandelier 1877; Hassig 1988; Plunket and Uruñuela
1994), we still need archaeological studies to test ethnohistorical ac-
counts, especially those regarding the actual locations where battles
were fought. To date, we have not been able to locate, excavate, and
analyze the material remains of Aztec battles, although vivid battle
accounts have survived in pictorial codices and in European and
Native chronicles (Durán 1994; Ixtlixóchitl 2003; Sahagún 1979b;
Tezozomoc 2003). Unfortunately, these sources are vague regarding
the geographic locations of these battlefields, and the most we have
been able to achieve is to guess their existence by indirect means.
The occurrence of numerous fortified hilltops, the abandonment of
large tracts of arable land, the relative abundance of iconography of
violence, and the presence or absence of specific archaeological ma-
terials have usually been interpreted as indications of warfare (Armil-
las 1951; Feinman and Nicholas 2004; Gorestein 1973; Plunket and
Uruñuela 1994; Sheets 2003; Silverstein 2000). Further complications
are urbanization, industrial infrastructure, and mechanized agricul-

16
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

grupos nahuas que habitaron al norte del río Zizintla, así como por los
tlapanecos y mixtecos que habitaron el reino de Tlapa-Tlachinollan al
sur de dicho río? ¿Cómo el paisaje de una conquista prehispánica fue
apropiado, cartografiado, representado e interpretado con fines políti-
cos en la narrativa indígena de la época Colonial temprana? Este estudio
también revela el papel de los “aliados locales” en la exitosa expansión
del imperio de la Triple Alianza, quienes típicamente son silenciados
y nunca mencionados como agentes imperiales en las fuentes etnohis-
tóricas del centro de México. Este estudio profundiza el conocimiento
histórico de la conquista Mexica de Tlapa-Tlachinollan, el cual sólo es
mencionado brevemente por los cronistas del centro de México a través
de referencias indirectas como son los casos de Durán (1994: 35) y Te-
zozomoc (2003: 336), o bien es mencionado brevísimamente, como lo
hizo Ixtlíxochitl (2003: 208).
La emergencia y conquistas del imperio de la Triple Alianza, com-
puesto por Tenochtitlán, Tacuba y Texcoco, pero liderado en la práctica
por los mexicas, ha sido analizado por múltiples estudiosos desde una
variedad de acercamientos, principalmente geográficos, tributarios
y de economía política (véase Barlow, 1945; Berdan, 1992; Berdan et
al., 1996; Carrasco, 1999; Davies, 1968; Gutiérrez, et al., 2009; Hassig,
1985; Hodge, 1984; Smith, 1987). La guerra Mexica siempre ha sido un
tema central de la historia y arqueología mexicana, y aunque hemos
aprendido mucho acerca de cómo los mexicas organizaban sus guerras
y su estilo de batalla (véase Bandelier, 1877; Hassig, 1988; Plunket y
Uruñuela, 1994), necesitamos aún estudios arqueológicos para testar
los relatos etnohistóricos. Especialmente es necesario asociar los rela-
tos de guerras con los lugares donde se libraron las batallas reportadas
en los documentos. Hasta la fecha no hemos podido localizar, excavar
o analizar restos materiales de algún campo de batalla mexica, aunque
contamos con vívidos relatos de batallas que en los códices pictóricos y
en las crónicas coloniales escritas tanto por europeos como por indíge-
nas mesoamericanos (Durán, 1994; Ixtlixóchitl, 2003; Sahagún, 1979b;

17
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

ture obliterating many landscapes where battles took place. Fortu-


nately, in some areas of southern Mexico ethnohistorical data can
lead us to the location of war zones where battlefields have survived.
I argue here that Eastern Guerrero is one of those places.
This work is divided into three sections. The first part presents
some ideas for operationalizing the concept of battlefield in archae-
ological and ethnohistorical studies by reviewing some approaches
to the study of organized conflict in Postclassic Mesoamerica. The
second presents key elements of Aztec warfare, as depicted in ear-
ly Colonial manuscripts, offering a window into indigenous per-
spectives of warfare. The third section recounts the archaeological
search for an Aztec battlefield in the mountains of eastern Guerrero.
For this task the Lienzo de Chiepetlán 1 is a useful guide because it
depicts the location of numerous place names spatially associated
with scenes of native battles. Archaeological reconnaissance in the
area depicted in the Lienzo de Chiepetlán 1 reveals the presence of
numerous fortified hilltops along both sides of the Zizintla River, a
narrow gorge that became the no-man’s land between Aztecs and
Tlapanecs. With these elements I attempt to reconstruct the nature
and timeframe of the Aztec-Tlapanec conflict, beginning in A.D.
1460, during the rule of Moctezuma Ilhuicamina and ending with
that of Ahuitzotl, when the Tlapa-Tlachinollan polity was finally
conquered in A.D. 1486-1487.

18
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

Tezozomoc, 2003). Por desgracia estas fuentes son vagas en cuanto a


la ubicación geográfica de estos campos de batalla y lo más que hemos
logrado estimar es su existencia por medios indirectos. La aparición de
numerosos cerros fortificados, el abandono de grandes extensiones de
tierra cultivable, la abundancia relativa de iconografía de violencia y la
presencia o ausencia de materiales arqueológicos generalmente espe-
cíficos son interpretados como indicios de guerra y batallas (Armillas,
1951; Feinman y Nicolás, 2004; Gorestein, 1973; Plunket y Uruñuela,
1994; Hojas de, 2003; Silverstein, 2000). Otras complicaciones que impi-
den el avance en el estudio de campos de batalla son la urbanización no
planificada, la construcción de infraestructura industrial y la agricultura
mecanizada que obliteran día a día muchos paisajes donde ocurrieron
antiguas batallas. Afortunadamente, en algunas zonas del sur de México
los datos etnohistóricos nos pueden llevar a la ubicación de lugares de
conflicto donde los campos de batalla han sobrevivido. Aquí se muestra
que en Guerrero podemos encontrar uno de esos lugares significativos.
Este trabajo se divide en tres secciones: la primera parte aborda el
concepto de “campo de batalla” en estudios arqueológicos y etnohistó-
ricos, que revisa cómo otros investigadores han analizado el tema de la
guerra y conflicto, en especial para el periodo Postclásico de Mesoamé-
rica. La segunda parte revisa elementos clave de la guerra mexica, tal
como se muestran en manuscritos coloniales que alcanzan a ofrecer una
ventana a las perspectivas indígenas sobre el significado de la guerra y
cómo se practicaba. La tercera parte del estudio narra la búsqueda ar-
queológica de un campo de batalla mexica en las montañas del oriente
de Guerrero. Durante esta investigación, utilizo el Lienzo de Chiepetlán 1
como guía de referencia porque es el único documento que representa la
ubicación espacial de los topónimos de la zona tlapaneca y su asociación
con escenas de batallas en la región. Además de utilizar la etnohistoria,
presento también resultados de mi reconocimiento arqueológico en la
misma zona que está representada en el Lienzo de Chiepetlán 1, donde
he ubicado numerosos sitios fortificados a lo largo del estrecho y pro-

19
Chapter1. What is a Battlefield?

S
tudies of ancient warfare in general, and particularly
Pre-Columbian warfare, have focused on explaining
its causes (Allen and Arkush 2006) and its role in the
emergence of states and empires (Berdan et al. 1996;
Carneiro 1970; Hassig 1988), or on attempts to sum-
marize the entire economic, political and ideological
experience of warfare in specific human societies (Fried et al. 1968;
Hassig 1988; Keeley 1996; Webster 1998). Recently, there has been
an increase in publications related to exploring the symbolism, ritu-
ality, and meaning of warfare, taking into consideration indigenous
viewpoints and moderating interpretations based on western para-
digms (see chapters in Brown and Stanton 2003; Chacon and Men-
doza 2007; Orr and Koontz 2009).Without disregarding important
debates related to motivations behind human aggression (Hobbes
versus Rousseau), as well as the nature of war itself, its goals and
scales (e.g., Western versus non-Western, total war versus ritual war,
civilized versus primitive, etc., see Keeley 1996), in this paper I ad-
dress one aspect of Mesoamerican warfare: the material and ideo-
logical study of battlefields.
By battlefield I mean the landscape where the practice of war-
fare (the actual combat between enemy groups) develops through
a quasi-theatrical performance of movements that can include ad-
vances, retreats, skirmishes, full engagements, counter-movements,
surprise attacks, false retreats, and counterattacks with the ultimate
goal of outmaneuvering the adversary. The battlefield is the arena of
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

fundo desfiladero del río Zizintla, el cual se convirtió en la frontera de


guerra entre los mexicas y los tlapanecos. Con estos elementos inten-
to reconstruir la cronología y naturaleza de la guerra mexica-tlapaneca
que comenzó en 1460 d.C., durante el reino del emperador Moctezuma
Ilhuicamina, y que terminó durante el reino del emperador Ahuitzotl,
cuando la entidad política de Tlapa-Tlachinollan fue conquistada a fi-
nales de 1486 y principios de 1487 d.C.

21
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

confusion in which chaos and impulsiveness can bring glory or de-


feat with long-term consequences. On the battlefield, timing, space,
and action matter the most, since success depends on being in the
right place at the right time, while defeat is the consequence of hav-
ing made poor choices in the mobilization of resources and people
(Keegan 1976:47). During combat, dozens or thousands of individu-
als need to move and carry with them war materials from one place
to another. These coordinated movements are designed to abandon,
maintain, or gain positions perceived either as compromised or stra-
tegically important. In this approach holding a position involves
movement in the sense that it requires maintaining and supplying
a group of combatants in reduced spaces. Since the real intentions
behind all such movements tend to be concealed and covered by cun-
ning and trickery, being in the right place at the right time depends
on correctly guessing the adversaries’ intentions, either eluding their
armies or presenting a superior force to dislocate their formations
and capacity to attack. Indeed, a sign of a winning battle is forcing
the enemy to abandon the battlefield in a disorganized manner. Of
course, how the order and maneuvering of combatants and weap-
onry and supplies is achieved on the battlefield depends on cultural
variables that change from group to group and from one time period
to another. Thus, there is no “correct-universal-superior” way to or-
ganize a fighting force (Keeley 1996:80).
For instance, during the French and Indian war, the compactly
organized and well-supplied British platoons of Maj. General Brad-
dock were obliterated by a smaller French and Indian force while
fording the Monongahela River (Chernow 2010:52-62). The British
formation and their heavy trains of artillery, food, and ammunition
were useless in the dense forest of Pennsylvania when faced with

22
Capítulo 1. ¿Qué es un campo de batalla?

L
as investigaciones enfocadas en la guerra antigua y par-
ticularmente en la guerra precolombina se han centrado
en buscar sus causas (Allen y Arkush, 2006) y su papel en
la emergencia de estados e imperios (Berdan et al., 1996;
Carneiro, 1970; Hassig, 1988). Otros autores han analizado
los efectos de la guerra en la economía, política e ideología
de las sociedades humanas que la han experimentado (Fried et al., 1968;
Hassig, 1988; Keeley, 1996; Webster, 1998). También ha habido un in-
cremento de investigaciones que se enfocan en explorar el simbolismo,
ritualidad y significado de la guerra, usando puntos de vista indígenas
en un intento por moderar interpretaciones basadas en paradigmas po-
sitivistas occidentales (ver capítulos en Brown y Stanton, 2003; Chacón
y Mendoza, 2007; Orr y Koontz, 2009). Sin descartar los importantes
debates asociados con los motivos y detonadores de la agresión humana
(por ejemplo, Hobbes y su propuesta en una agresividad humana innata
contra las ideas de Rousseau que propone una naturaleza humana noble
que se corrompe por el avance social), ni hacer menos la ontología de
la guerra misma, sus alcances o escalas (por ejemplo, guerra occidental
contra guerras no occidentales; la guerra total contra la guerra ritual,
la guerra de sociedades complejas contra la guerra de sociedades pri-
mitiva, etc., véase Keeley, 1996). En este trabajo quiero enfocarme en la
ideología y la materialidad de los campos de batalla en el contexto de la
guerra mesoamericana en lo general y mexica en lo particular.
Por “campo de batalla” me refiero al paisaje donde se desarrolla la
práctica de la guerra (el combate de contacto o de evasión entre grupos
enemigos) a través de una representación cuasi-teatral de movimientos
que pueden incluir avances, retrocesos, escaramuzas, encuentros soste-
nidos, movimientos ofensivos y defensivos, ataques sorpresa, retiradas
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

highly mobile, indigenous-style warfare. The seemingly disorganized


Indian approach actually had its own logic and internal order (differ-
ent from that of Western military order in the 18th century) and was
better suited to that specific location. In the battle of the Mononga-
hela River, Braddock’s platoons were not just incorrectly positioned
and exhausted after a long march through the Appalachian Moun-
tains; they were also ineffectual in adapting their tactics to face an
enemy who had chosen the right time and place for a surprise attack
and had executed their actions and maneuvers according to the local
terrain and cultural practices of frontier warfare. Hence, the French
and Indian forces refused to fight the British in open country, disre-
garding all formalities of European warfare at the time. Instead, the
French and Indian forces positioned themselves to attack the enemy
when it was unprepared and vulnerable, and with those actions they
prevented the siege of Fort Duquesne where, had it happened, the de-
ployment of Braddock’s heavy artillery and superior numbers would
have favored the British.
Usually a battle is understood as an event in which combat
takes place between enemy groups in a short period of time spanning
hours to a few days. A state of warfare could consist then of one or
more battles, resulting in many battlefields. As a single event each
battle is unique. The specificities of each engagement need to be stud-
ied, taking into account variables including: the size of both forces,
the weaponry, the nature of the fighters’ training, leadership, morale,
logistics, omens, oracles, ceremonies, topography, etc. Therefore,
each battlefield is unique; nonetheless, when battles tend to occur
with frequency in a reduced area, a not uncommon situation giv-
en geographical and political choices, then it is possible to recognize
common elements that give rise to recurrent landscapes of war.

24
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

verdaderas o fingidas, contraataques y escapes, con el objetivo final de


vencer, resistir o negociar con el adversario. Aquí, considero que el cam-
po de batalla es el escenario de la confusión donde el caos y la impulsivi-
dad pueden traer gloria o derrota con consecuencias de largo plazo. La
sincronización de los movimientos, lugares y acciones realizadas en mo-
mentos oportunos son de vital importancia. El éxito depende de estar en
el lugar correcto en el momento adecuado, mientras que la derrota es la
consecuencia de haber tomado malas decisiones en la movilización de
recursos y personal (Keegan, 1976: 47). Durante el combate, decenas o
miles de individuos necesitan transportar con ellos materiales guerra de
un lugar a otro. Estos movimientos coordinados están diseñados para
abandonar, conservar o ganar posiciones percibidas como comprometi-
das o estratégicamente importantes. En este acercamiento, el mantener
una posición también implica movimiento, en el sentido de que se re-
quiere mantener y suministrar a un grupo de combatientes en espacios
reducidos. Puesto que las verdaderas intenciones detrás de todos estos
movimientos tienden a ser encubiertas por la astucia y el engaño, estar
en el lugar correcto en el momento justo depende de adivinar adecua-
damente las intenciones de los adversarios para eludir a sus ejércitos o
presentar una fuerza superior para dislocar sus formaciones y su capa-
cidad para atacar. Una batalla se pierde cuando este juego de engaño
y sincronía deja de operar, por lo que un signo de haber ganado una
batalla se observa cuando el enemigo es forzado a abandonar el campo
de batalla de una manera desorganizada. Como no hay una manera co-
rrecta, superior, ni universal de conducir una guerra, la organización de
los combatientes, maniobras ofensivas, defensivas y logística de sumi-
nistro de armas y materiales de guerra en el campo de batalla depende
de variables culturales que cambian de un grupo a otro y de un período
a otro (Keeley, 1996: 80).
Para ilustrar el último punto, pongo un ejemplo contrastante
donde dos fuerzas se encuentran y una de ellas posee personal discipli-
nado, superioridad de armamento y mayor número de combatientes y

25
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

Topographically, the place where enemy combatants face each


other has a material existence composed of fixed natural features (i.e.,
elevations and depressions, plains, swamps, rivers, vegetation, etc.)
and variable natural features like atmospheric conditions, in which
rain and daylight versus darkness are key factors. These natural fea-
tures facilitate or constrain the movements and decisions taken by
leaders and combatants during a fight. Human decisions as to where
to place themselves or how to modify the topography of a landscape
of conflict create and assign meaning to each battlefield. For recur-
rent battlefields, there is time for local populations to modify the
landscape to alter disadvantageous topographic features and rein-
force strategic locations. These modifications create fixed positions
around which critical maneuverings of evolving battles take place.
This spatially anchored battlefield necessarily impacts the time line
and chronological sequence of events, movements, and actions of
the various components of the fighting forces. But this fixation on
the battlefield is only apparent, because once a particular battle be-
gins everything becomes fluid and relative. Fixed positions can be
bypassed, surrounded, or breached, thereby rendering them useless,
changing battlefield geometry and the entire perception of what areas
are or are not important.

26
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

aún así pierde una batalla clave contra una fuerza considerada inferior
en números y armas. Así, durante la guerra Franco-India en Nortea-
mérica, los organizados y bien abastecidos escuadrones británicos del
general de división Edward Braddock fueron literalmente obliterados
del mapa por una fuerza Franco-India menor, durante el cruce del río
Monongahela (Chernow, 2010: 52-62). La compacta formación bri-
tánica, con sus pesados trenes de artillería, alimento y municiones,
resultó inútil en los densos bosques de Pensilvania cuando se enfrentó
con una guerra estilo indígena altamente móvil, armada sólo con ri-
fles largos y armas ligeras. El aparentemente desorganizado estilo de
guerra de los indígenas norteamericanos en realidad tenía su propia
lógica y orden interno, diferente del orden militar occidental del siglo
XVIII, pero que se adaptaba mejor a un paisaje quebrado y boscoso,
que contrarrestaba la superioridad númerca británica. En la batalla
del río Monongahela, los escuadrones de Braddock no sólo estaban
agotados después de una larga marcha a través de los montes Apala-
ches, también estaban mal posicionados y expuestos a un enemigo que
había ejecutado a sus acciones y maniobras para adaptarse al terreno y
las prácticas culturales de la guerra de frontera. Por su parte, el ejército
británico en Norteamérica fue ineficaz y no pudo adaptarse al terreno
y se rehusó a adoptar estrategias y tácticas locales para enfrentarse a
los franceses y sus aliados indígenas. Así, las fuerzas franco-indígenas
se negaron a pelear contra los británicos en un campo de batalla abier-
to, desechando todas las formalidades de la guerra europea del siglo
XVIII. Rompiendo el protocolo caballeresco de la época, las fuerzas
franco-indígenas se posicionaron para atacar al enemigo sorpresiva-
mente cuando estaba desprevenido y vulnerable. Tales acciones “des-
honrosas” impidieron el asedio de su base militar en Fort Duquesne.
Sin esta acción militar sorpresa, el general Braddock hubiera podido
desplegar su artillería pesada en un campo abierto y la superioridad
numérica de las fuerzas británicas habría desfavorecido a las fuerzas
franco-indias.

27
Chapter 2. Teoatempan Tlachinoltempan:
Ideology of Aztec Battlefields

T
he Nahuatl language pairs complementary words to
stress a key idea, creating a linguistic construction
that needs to be interpreted metaphorically (Gari-
bay 2001: 115-116). Thus, the concept of war is ex-
pressed by several couplets like: in mitl in chimalli
(the dart and the shield) or in atl in tlachinolli (the
water and the scorched). The Aztecs graphically represented the latter
by connecting a spray of water and a plume of fire (Figure 1). Water
and fire were opposing sacred elements, and their violent recombi-
nation implied creation through destruction, change, and movement
(López Austin 1997:12-13). Accordingly, the Nahuatl concept for
battlefield was teoatempan tlachinoltempa, which literally means: “at
the edge of the sacred water, at the edge of the place on fire” (Sul-
livan 1992:168). During the Postclassic period the battlefield, as an
indigenous category, was a liminal space where opposing forces of
the universe met in combat (Taube and Zender 2009:165). The solar
deity and earth goddess were the primary patrons of Aztec warfare
(Sahagún 1979b:52), and their influence affected the fate of all the
participants in battle. In another linguistic turn, the word oolin or
ollin refers to “movement” or “earthquake”, but it also means “to be
in a state of war” (Garibay 2001:360). Interestingly, the calendrical
name of the Aztec Fifth Sun is Nahui Ollin, Four Earthquake, which
metaphorically completes the circularity between the solar and earth
deities with movement as an expression of warfare.
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

Una “batalla” se entiende como un evento en el que el combate


entre grupos enemigos ocurre en un período corto de tiempo de mi-
nutos, horas o pocos días. Por lo que un “estado de guerra” consistiría
de una serie de enfrentamientos que producirían muchos campos de
batalla. Entendida como “evento”, cada batalla es única y las particu-
laridades de cada confrontación necesitan ser estudiadas teniendo en
cuenta variables como el tamaño de ambas fuerzas, el armamento, la na-
turaleza de la formación de los combatientes, liderazgo, moral, logística,
augurios, oráculos, ceremonias, topografía, etcétera. La premisa de que
cada batalla es única debe matizarse; no obstante, cuando las batallas
tienden a ocurrir con frecuencia en una misma área reducida, situación
que no es infrecuente dado que la confrontación entre grupos vecinos se
ve restringida por constantes geográficas e incluso tradiciones políticas,
lo que nos permite reconocer elementos comunes y repetitivos que dan
lugar a la formación de paisajes recurrentes de acciones de guerra.
Topográficamente, el lugar donde se encuentran los combatientes
enemigos tiene una existencia material creada por características natu-
rales “fijas” con factores de cambio de largo plazo (es decir, elevaciones y
depresiones, planicies, pantanos, ríos, vegetación, etc.), y características
naturales “variables” asociadas a ciclos estacionales, diarios y condicio-
nes atmosféricas repentinas, en los que la lluvia, la nieve, luz versus os-
curidad y la subida y bajada de la marea son factores clave en la guerra.
Estas características naturales facilitan o limitan los movimientos y las
decisiones tomadas por los líderes y combatientes durante una batalla.
Las decisiones humanas asociadas a dónde posicionar a un ejército o
cómo modificar la topografía de un paisaje de guerra crean y asignan
significado a los campos de batalla. Cuando analizamos campos de ba-
talla recurrentes usualmente ha habido experiencias de enfrentamientos
previos y el ciclo de las guerras tiene plazos largos de tiempo que les han
permitido a las poblaciones locales la modificación del paisaje para alte-
rar características topográficas desventajosas y reforzar lugares estraté-
gicos. Estas modificaciones crean posiciones fijas alrededor de las cuales

29
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

In the Florentine Codex, Sahagún’s informants summarized


all the idealized stages used by the Aztecs in preparing to wage war
and face the enemy on a battlefield (Sahagún 1979b:51-54; Hassig
1988:68). After conflict arose between the Aztecs and other politi-
cal systems, the Aztec emperor met with his council of rulers and
allies to analyze a particular situation and decide if there existed
justification for waging war against an adversary. Once the decision
to go to war was made, spies were sent to assess military defenses,
preparedness, roads, and the topography of the primary settlement
of enemy states. This information was brought to the Aztec ruler in
painted maps (tlapallacuilolpan omotlali) used to strategize for the
upcoming war (Figure 2). All calpixqui, officers in charge of moni-
toring and storing the collection of tribute, were requested to supply
provisions, weapons, and war insignias. Costly insignia were brought
from the petlalcalco (primary Tenochtitlan storehouse), to be distrib-
uted among high-ranking nobles and brave warriors. All military
leaders (tonatiuh itlatocahoan, or “lords of the sun”) dressed in their
best clothing, jewelry, and feathers. The army was divided into con-
tingents, with staggered departures from the Basin of Mexico over a
period of days. The priests in charge of the god images took the lead
and departed the first day. On the second day, the military generals of
Tenochtitlan (tlacochcalcatl and tlacateccatl) departed with the main
host, represented by its seasoned warriors organized by calpulli1, and
led by their war chiefs (tiacauh). A new unit departed every day from
the allied polities following a rotational system similar to that used
in the Aztec tributary system. Once the bulk of the army had arrived
1 Capulli is the community house where the macehuales or commoners used to
meet to allocate services due to the political system, while the tlaxilacalli is a ward of the
altepetl. There is at least one calpulli for each tlaxilacalli and an altepetl has many tlaxila-
calli and calpulli.

30
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

se han sucedido eventos importantes en el pasado y se espera que se


realizaran maniobras críticas en el desarrollo de las batallas futuras. Es-
tos campos de batalla, espacialmente anclados al paisaje por estructuras
y lugares con significado, necesariamente afectan la línea de tiempo y la
posible secuencia cronológica de movimientos y acciones de los distin-
tos componentes que forman las fuerzas de combate, ya sea canalizando
las acciones, facilitándolas o impidiéndolas. Pero esta fijación espacial
de elementos en el campo de batalla es únicamente aparente, pues una
vez que comienza una batalla particular todo se vuelve fluido y relativo.
Las posiciones fijas pueden evitarse, rodearse o ser tomadas, lo que las
inutiliza, con lo que se cambia la geometría del campo de batalla y se
modifica la percepción de las áreas que son o no importantes de forma
constante.

31
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

at the battlefield, they were arranged in squadrons. The priests lit a


new fire at dawn and blew conch trumpets, signaling for the battle
to begin. War cries were uttered to frighten the enemy, and the first
clashes took place with experienced warriors leading each squad-
ron. The first captive was brought to the priests and sacrificed before
the gods on the battlefield. The battle was considered successful if a
relationship of political subordination was established. If that was
not possible, however, the Aztecs still claimed victory if they had
taken many captives, preferably more than their own losses. Those
warriors who had captured enemies were rewarded by the ruler
with war-insignia and other prestige goods (Sahagún 1979b:53).
In addition to any realpolitik intentions, goals, or causes for
warfare (Gutiérrez 2002:133), the Aztec battlefield was the place
where combatants looked for glory and higher status. It was also the
arena where one could find an honorable death: yaomicque (Hassig
1988:118-119; Sullivan 1992:332). Those captured on the battlefield
were metaphorically referred to by their captors as flowers, feathers,
and necklaces of jewels (Sullivan 1992:158). For instance, chimalxo-
chitl literally means “shield of flowers” and, figuratively, is also a cap-
tive of war (Garibay 2001:343). This linguistic practice highlights
the prowess required for capturing somebody alive in hand-to-hand
combat, but also the precious nature of the captive whose final destiny
was to be offered as sustenance for the gods who would devour his/
her vital force contained in the heart and blood (Sahagún 1969:58;
see essays in Boone 1984 and Orr and Koontz 2009). A spiritual bond
was created between the captor and the captive, the latter becoming
symbolically a member of the former’s family. In this communion the
captor appropriated all deeds, titles, as well as any spiritual character-
istics, like courage, from the defeated warriors (Guilhem 2010:469).

32
Capítulo 2. Teoatempan Tlachinoltempan:
la ideología de los campos de batalla
mexicas

L
a lengua náhuatl se caracteriza por crear difrasismos,
es decir, la formación de pequeñas frases a través de la
unión de dos palabras con significado sinónimo, antó-
nimo o metonímico para destacar una idea clave y cuya
unión lingüística debe interpretarse metafóricamente
(Garibay, 2001: 115-116). Así, el concepto de “guerra”
se manifiesta en difrasismos como in mitl in chimalli (el dardo y el
escudo) o in atl in tlachinolli (el agua y la chamusquina). Los mexicas
representaron gráficamente el mencionado difrasismo in atl in tlachi-
nolli conectando un chorro de agua y una pluma de fuego (Figura 1).
Agua y fuego son elementos sagrados en oposición y su violenta re-
combinación implica un acto de creación a través de la destrucción, es
decir, generan cambio a través del movimiento violento (López Aus-
tin, 1997: 12-13). Por consiguiente, el concepto náhuatl para “campo
de batalla” fue el difrasismo teoatempan tlachinoltempa, que literal-
mente significa “en la orilla del agua sagrada, en el borde del lugar
en fuego” (Sullivan, 1992: 168). Como categoría indígena durante el
período Posclásico, el campo de batalla fue un espacio liminal donde
las fuerzas opuestas del universo se unen en combate (Taube y Zender,
2009: 165). La deidad solar y la diosa de la tierra fueron los patronos
principales de la guerra mexica y su influencia afectaba el destino de
todos los participantes en la batalla (Sahagún, 1979b: 52). En otro giro
lingüístico similar, la palabra oolin u ollin se refiere al “movimiento” o
“terremoto”, pero también significa “estar en un estado de guerra” (Ga-
ribay, 2001: 360). Por demás interesante el nombre del calendárico del
Quinto Sol de los mexicas fue Nahui Ollin, “cuatro terremoto” o “cua-
Figure 1. In atl in tlachinolli as depicted on the Teocalli de la Guerra Sagrada, Museo Na-
cional de Antropología (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 1. In atl in tlachinolli como se representa en el Teocalli de la Guerra Sagrada, Museo


Nacional de Antropología (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

After the captive’s sacrifice, the captor’s family kept his femur as a tro-
phy, material proof of the event (Sahagún 1981: 59-60). On a larger
stage, the victorious altepetl (native state) confiscated the paramount
local god and appropriated a percentage of the wealth of a defeated
state via tributary obligations negotiated on the spot. I should clarify
that not all the elements described by Sahagún’s informants occurred
exactly in the way summarized above, nor can they be generalized to
all Aztec battles. Still, these emic views provide insights for creating
better reconstructions of the past, especially when they are contrasted
with the archaeological record and etic perspectives of the researcher
(Allen and Arkush 2006:7; Brumfiel 2003; Kubler 1985; Robin 2002;
Sheets 2003).

Yaotlapallacuilolpan2:
The Visual Recreation of Battlefields
Iconographic representations of warfare and organized violence are
abundant in many Mesoamerican groups (Foncerrada de Molina
1980; Miller 1986), and Aztec society was no exception. Warfare and
ritual violence were central themes depicted on key monuments and
in painted documents. The first section of the Codex Mendoza3 de-
picts 214 place names of indigenous states. Each place name is ac-
companied by the composite glyph of a temple with a falling roof
and scrolls of smoke and fire, indicating the conquest of those native

2 Yaotlapallacuilolpan can be literally translated as the colorful painting of a war


or battle.
3 Codex Mendoza is one of the primary sources of the Aztec empire. It was painted
circa 1541-42 by order of Antonio de Medoza, first Viceroy of the New Spain. It con-
tains three section: 1) A historical account of the Mexica’s conquests from the founding of
Tenochtitlan to the rule of Moctezuma Xocoyotzin; 2) A pictorial record of the tribute paid
by the different provinces of the Aztec Empire; 3) An ethnographic description of Aztec life
(Glass and Robertson 1975:160).

36
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

tro movimiento”, onomástico que metafóricamente liga la circularidad


entre las deidades solares y la tierra con el concepto de movimiento
como expresión de la guerra.
En el Códice Florentino, los informantes de Sahagún representaron
de forma idealizada las etapas que los mexicas consideraron importan-
tes en el proceso de prepararse para la guerra y cómo se enfrentaban al
enemigo en un campo de batalla (Sahagún, 1979b: 51-54; Hassig, 1988:
68). De esta forma, después que se presentaba un conflicto entre los
mexicas y otros sistemas políticos, el emperador mexica se reunía con
un consejo de gobernantes y aliados para analizar cada situación parti-
cular y decidir si existía justificación para emprender una guerra contra
un adversario. Una vez tomada la decisión de ir a la guerra, se enviaban
espías para evaluar las defensas militares enemigas, su estado de pre-
paración, los caminos, la topografía y el paisaje de los altépetl (unidad
política indígena) por invadir. Esta información era traída al gobernante
mexica en mapas pintados, llamados en náhuatl tlapallacuilolpan omot-
lali, usados para generar la estrategia de guerra que se utilizaría contra
el enemigo (Figura 2). Una vez que se decidía comenzar una guerra,
se ordenaba a todos los calpixqui, oficiales encargados en la colección,
almacenamiento y contabilidad del tributo imperial, que suministraran
provisiones, armas e insignias de la guerra a los escuadrones mexicas
y sus aliados. Costosas insignias eran traídas del petlalcalco (almacén
principal de Tenochtitlán), para ser distribuidas entre los altos nobles y
“valientes” guerreros que habían capturado enemigos en guerras previas
y que juraban no retraerse del campo de batalla. Todos los líderes mi-
litares (tonatiuh itlatocahoan o “los señores del sol”) se vestían con sus
mejores ropas, joyas y plumas. El ejército se dividía en contingentes y se
creaba una agenda que por varios días controlaba su salida escalonada
desde diferentes puntos de la cuenca de México. Los sacerdotes a cargo
de las imágenes de los dioses tomaban la iniciativa y partían el primer
día. El segundo día salían los dos generales de guerra de Tenochtitlán
(tlacochcalcatl y tlacateccatl) con sus respectivos batallones de guerreros

37
figure 2. Tlapallacuilolpan omotlali in altepetl in poliuiz: “the painting showing the place of the city that they were to destroy”
(Sahagún 1979b:51). Drawing after the Florentine Codex (Sahagún 1979a, folio 219) (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 2. Tlapallacuilolpan omotlali in altepetl in poliuiz: “the painting showing the place
of the city that they were to destroy” (Sahagún 1979b:51). Drawing after the Florentine
Codex (Sahagún 1979a, folio 219) (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 2. Tlapallacuilolpan omotlali in altépetl in poliuiz: “la pintura que muestra el lugar
del altépetl que será destruido” (Sahagún ,1979b: 51). Figura tomada del Códice Floren-
tino (Sahagún, 1979a, folio 219) (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

states by military or aggressive diplomacy (Figure 3). Unfortunate-


ly, the place names in the Codex Mendoza do not explain how the
Aztecs managed to outmaneuver enemy states or what an Aztec bat-
tlefield looked like. In his History of the Indies of New Spain of 1588,
Friar Diego Durán reported on some fifty battles in which the Aztecs
engaged with other Mesoamerican groups with varying degrees of
detail, from the foundation of their ephemeral settlement in Cha-
pultepec (circa 1298) to the arrival of Cortés’s expedition in Veracruz
(Durán 1994). Accounts of particular Aztec battles are the most fas-
cinating feature of this source, since it reveals some of the intentions,
goals, and strategies behind each conflict. Durán’s work presents a
top-down narrative glorifying the deeds of the Aztec nobility. The
participation of commoners or other local allies in the Aztec expan-
sion was denigrated, and Durán clearly supports this bias. Indeed,
Durán’s twin chronicle, Crónica Mexicana, written by Alvarado Tezo-
zomoc (2003), is even more adamant on this point since the author
wants to preserve the accounts of the ancient rulers so their words
are never to be forgotten. Tezozomoc also attempts to prevent the
alienation of Tenochca glory by lesser people, specifically the com-
moners of Tlaltelolco, who at that time were assisting the Franciscan
Sahagún in writing his Historia General de las Cosas de la Nueva Es-
paña (Vázquez 2003:37-38). I believe it was no accident that the Do-
minican Friar Durán had full access to a Mexica-Tenocha chronicle
expressing the viewpoint of the nobles of Tenochtitlan, which con-
tradicted Sahagún’s Tlatelolca informants. During the late 16th cen-
tury, the wars of the prehispanic past moved from actual contested
landscapes to literary battles as represented in manuscripts written
by rival religious orders with the assistance of diametrically opposed
informants. The prize in these “warring” chronicles was not tribute

40
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

veteranos, organizados por calpulli1 y dirigidos por jefes de guerra (tia-


cauh). Una nueva unidad partía todos los días desde los altépetl aliados
siguiendo un sistema de tanda y rotación similar al que se utilizaba en el
sistema de tequio o sistema tributario de mano de obra debida al Estado
mexica. Una vez que el grueso del ejército había llegado al campo de
batalla, se organizaban espacialmente de acuerdo al altépetl y calpulli de
origen de cada escuadrón. Los sacerdotes encendían un fuego nuevo en
la madrugada y soplaban trompetas de caracol para comenzar la batalla.
Se lanzaban gritos de guerra para asustar al enemigo y los primeros en-
frentamientos tenían lugar con los experimentados guerreros al frente
de cada escuadrón. El primer cautivo era traído a los sacerdotes y sacri-
ficado ante los dioses en el campo de batalla. La batalla se consideraba
exitosa si los mexicas lograban imponer una relación de subordinación
política sobre el Estado enemigo. Si eso no era posible, los mexicas to-
davía clamaban victoria si durante ésta habían tomado muchos prisio-
neros, preferiblemente más de los guerreros que ellos mismos habían
perdido a manos del enemigo. Los guerreros que habían logrado captu-
rar enemigos vivos eran recompensados por el gobernante con insignias
de guerra y otros bienes de prestigio (Sahagún, 1979b: 53).
Además de cualquier intención, metas y causas de la guerra mexi-
ca asociadas al realpolitik del imperio (Gutiérrez, 2002: 133), el campo
de batalla mexica era el lugar donde los combatientes buscaron gloria y
un mejor estatus social. También fue el escenario donde se podía encon-
trar una muerte honorable o yaomicque (Hassig, 1988: 118-119; Sulli-
van, 1992: 332). Metafóricamente, los capturados en el campo de batalla
fueron referidos por sus captores como flores, plumas y collares de joyas
(Sullivan, 1992: 158); por ejemplo, el concepto chimalxochitl significa
literalmente “escudo de flores”, pero como figura retórica se refiere a pri-
sionero de guerra (Garibay, 2001: 343). Esta práctica lingüística destaca

1 Entiendo al calpolli aquí como la casa comunal de un tlaxilacalli donde se realizaban


las reuniones de los macehuales y se mantenía el control de las listas de pagos de tributo y se
organizaba el servicio de trabajo comunal o tequio.

41
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

or sacrificial captives, but the ownership of Aztec historical heritage!


Regardless of its bias and “hybrid” European-Aztec style,
Durán’s 17 plates illustrating critical battles in Aztec military histo-
ry are the most interesting representations of Mesoamerican battle-
fields and have therefore been copied and recopied by other authors
since colonial times (Glass and Robertson 1975:223, 224). Durán’s
plates are synthetic but provide enough information to identify key
elements of native battlefields: 1) the “killing zone” (Keeley 1996:46),
usually painted in the center of the vignette; 2) the combatants di-
vided by squadron and differentiated by their polities’ place names
painted along the margins of the image; 3) relevant topographic
features, such as mountains, cities, temples, roads, or rivers, high-
lighting particular passages from the story (Figure 4). Sometimes the
paintings contained the outcome of a battle or important stages of
it with a defined chronological sequence. The dominant characters
are frequently the Aztec ruler himself, accompanied by noble and
high-status warriors. Durán noted that segments of his book were
copied from an original indigenous chronicle, likely written in Na-
huatl by a Mexica noble (Barlow 1945: 65-87; Durán 1984:82, 97-98).
This original chronicle did not survive, but it is plausible that Durán’s
plates are also copies of older paintings, depicting relevant battles in
prehispanic style. Colonial period paintings/maps of battlefields are
common in central Mexico. For example, one can appreciate over
100 simplified battle scenes between Spaniards and native warriors
in the Relación Geográfica de Tlaxcala (Acuña 1984). Nonetheless, to
date there are few studies of earlier colonial maps still preserving pre-
hispanic style and depicting what Sahagún’s informants (1979b:51)
described as tlapallacuilolpan omotlali in altepetl in poliuiz (“the
painting showing the place of the city that they were to destroy”).

42
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

la destreza necesaria para capturar a alguien vivo en combate cuerpo a


cuerpo y la naturaleza preciosa del cautivo, cuyo destino final era ser
ofrecido como alimento para los dioses que devoraban la fuerza vital
contenida en su corazón y la sangre (Sahagún, 1969: 58; ver ensayos
en Boone, 1984; así como en Orr y Koontz, 2009). En este proceso se
creaba un vínculo espiritual entre el captor y el cautivo, donde el cautivo
llegaba a ser en lo simbólico un miembro de la familia del captor. En
esta comunión el captor se apropiaba de todas las acciones y títulos, así
como cualquier característica espiritual del guerrero derrotado, como
su valentía (Guilhem, 2010: 469). Después del sacrificio del cautivo, la
familia de captor guardaba su fémur como trofeo, la prueba material del
evento (Sahagún, 1981: 59-60). En una escala mayor, el altépetl victorio-
so confiscaba a la deidad primordial local y se apropiaba de un porcen-
taje de la riqueza del Estado indígena derrotado al imponer obligaciones
tributarias negociadas durante la capitulación. Aclaro que los elementos
descritos por los informantes de Sahagún son idealizaciones y no hay
certeza que se produjeron exactamente de la manera resumida arriba, ni
pueden generalizarse a todas las guerras y batallas mexicas. No obstante,
estos puntos de vista plasmados desde el interior de la cultura indígena
proporcionan ideas que sirven de base para generar interpretaciones del
pasado, especialmente cuando se contrastan con el registro arqueoló-
gico y los presupuestos informados del investigador (Allen y Arkush,
2006: 7; Brumfiel, 2003; Kubler, 1985; Robin de, 2002; Sheets, 2003).

Yaotlapallacuilolpan2:
La recreación visual de los campos de batalla
Representaciones iconográficas de guerra y violencia organizada son
abundantes en muchos grupos mesoamericanos (Foncerrada de Mo-
lina, 1980; Miller, 1986), y la sociedad mexica no fue la excepción. La
guerra y la violencia ritual fueron temas centrales representados en los
2 Yaotlapallacuilolpan puede interpretarse literalmente como “la colorida pintura de la
guerra o batalla”.

43
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

Notably, the Lienzo de Chiepetlan 1 appears to be the only


known surviving example of a yaotlapallacuilolpan designed to show
the strategy, development, and final outcome of the war between
Tenochtitlan and Tlapa-Tlachinollan. The latter is a middle-sized
Postclassic polity, located in a competitive geopolitical environment
in the La Montaña region of eastern Guerrero. Information on Tla-
pa-Tlachinollan’s political history is available from a large corpus of
some twenty-five local pictorial documents narrating its develop-
ment from 1300 to 1565 (Gutiérrez et al. 2009). According to these
sources, in the year 1412, the Tlapanec rulers Lizard and Mocking-
bird-Arrow expanded and consolidated a complex polity through
diplomatic and military domination of some twenty rival states. At
its peak, Tlapa-Tlachinollan controlled an area of more than 6,000
km² and over 50,000 people (Gutiérrez 2002:196).

Chapter 3. The Lienzo de Chiepetlan 1:


An Aztec Battlefield in Eastern
Guerrero

T
he Lienzo de Chiepetlan 1 provides an exceptional
opportunity to analyze the emic organization and
structure of a native battlefield map/plan. Further-
more, interpretations of this native map can be used
for clues to search for the location and archaeologi-
cal study of an Aztec battlefield. In the Spanish lan-
guage spoken during the Colonial period, the word “lienzo” referred
to a large piece of Egyptian cotton used as a canvas, and by exten-

44
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

principales monumentos y documentos pintados. De esta forma, la pri-


mera sección del Códice Mendoza3 representa 214 topónimos de Esta-
dos indígenas en el área de influencia mexica. Cada nombre de lugar es
acompañado por el glifo compuesto de un templo con techo de caído,
volutas de humo y fuego, que indica la conquista de los Estados nativos
por medio de diplomacia agresiva o acciones militares (Figura 3). Por
desgracia, los topónimos en el Códice Mendoza no explican cómo los
mexicas lograron superar a estos Estados enemigos, ni cómo fueron los
campos de batalla mexica. En su historia de las Indias de Nueva España
de 1588, Fray Diego Durán relata unas cincuenta batallas, diecisiete
de ellas ilustradas con diversos grados de detalle, en que los mexicas
se enfrentaron con otros grupos mesoamericanos en un marco tem-
poral que abarca desde la fundación de su efímero asentamiento en
Chapultepec (hacia 1298 a.C.) hasta las primeras batallas contra Her-
nán Cortés (Durán, 1994). Precisamente los relatos particulares de es-
tas batallas mexicas son el rasgo más fascinante de esta fuente, puesto
que se dejan ver algunas de las intenciones, metas y estrategias detrás
de cada conflicto. Debemos ser cautos, sin embargo, ya que el traba-
jo de Durán presenta una narrativa de élite que glorifica las hazañas
de la nobleza mexica. Así, por ejemplo, la participación de los mace-
huales (gente común) y otros aliados locales en la expansión imperial
mexica es denigrada, sesgo que Durán apoya claramente. De hecho, la
crónica gemela de Durán, conocida como Crónica Mexicana, escrita
por Alvarado Tezozomoc (2003), es aún más inflexible en este punto,
pues el autor abiertamente expone que en su relato quiere preservar la
historia de los antiguos gobernantes de México-Tenochtitlán para que
sus palabras y hechos nunca se olviden. Tezozomoc también intenta
3 El Códice Mendoza es una de las fuentes primarias del Imperio de la Triple Alianza.
Fue pintado alrededor de 1541-42 por orden de Don Antonio de Mendoza, primer virrey de la
nueva España. Contiene tres secciones: 1) un relato histórico de las conquistas de los mexicas
desde la fundación de Tenochtitlán hasta el imperio de Moctezuma Xocoyotzin; 2) un registro
pictórico del tributo pagado por las diferentes provincias del Imperio de la Triple Alianza; 3) una
descripción etnográfica de la vida mexica (Glass y Robertson, 1975: 160).

45
figure 3. Representation of an Aztec conquest, note the larger-scale Aztec warriors capturing smaller-scale enemies; see also
the burning temples in the background (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 3. Representation of an Aztec conquest, note the larger-scale Aztec warriors captur-
ing smaller-scale enemies; see also the burning temples in the background (drawing by
Gerardo Gutiérrez).

Figura 3. Representación de una conquista mexica. Nótese la escala mayor que tiene el
guerrero mexica que captura enemigos de menor escala; también nótense los templos en
llamas atrás de la escena (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

sion, also referenced a landscape or portrait painted on a cotton cloth


support (Diccionario de Autoridades 2002:402). In 1746, Lorenzo
Boturini (1999) began using the word “lienzo” to refer to large in-
digenous paintings containing cartographic, historical, or genealogi-
cal information; Mesoamerican scholars have followed suit ever since
(Boone 2000:24; Glass and Robertson 1975:9; Robertson 1959). The
Relación Geográfica de Chiepetlán of 1777 mentions the existence of
five large-format native lienzos in the village of San Miguel Chiepetlan
in eastern Guerrero (Barlow 1946:239). After this Late Colonial report
no modern scholar saw or heard any more about these documents,
and they were presumed lost (Glass and Robertson 1975:34). It was
considered extremely fortunate when, in 1970, the Nahua villagers of
Chiepetlan decided to show not five but six large lienzos to a French
photographer working for the Mission Archéologique et Ethnologique
Française au Mexique. With the re-appearance of these documents,
it has been possible to study the migrations of Nahuatl speakers into
Guerrero, their wars of conquest, and their land claims. Joaquín
Galarza (1972) was the first to thoroughly describe these documents,
but apart from marginal reproductions, no one has reviewed or evalu-
ated Galarza’s interpretations for almost four decades (Gutiérrez 2002,
2010a). Here, I focus my attention on the Lienzo de Chiepetlan 1, a
cartographic-historical document painted on cotton cloth, measuring
1.72 by 2.07 m (Figures 5a, 5b, 5c). If we were to use Robertson’s pro-
posals regarding the style of the ancient schools of painters, this man-
uscript would be classified as part of the Second Stage of the School of
Mexico-Tenochtitlan (Robertson 1959:94-106). Given the early style
of the Nahuatl glosses (see below), I believe it was painted between
1535 and 1550. Although an Early Colonial document, its content fo-
cuses on events that occurred between A.D. 1460 and 1487.

48
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

evitar la apropiación de la gloria mexica-tenochca por gente de menor


estatus, específicamente los macehuales de Tlaltelolco, que en ese mo-
mento estaban ayudando al franciscano Fray Bernardino de Sahagún a
escribir su Historia General de las Cosas de la Nueva España (Vázquez,
2003: 37-38). Creo, por lo tanto, que no es casual que Durán, un fraile
dominico, tuviera acceso completo a una crónica mexica-tenochca que
expresara la historia mexica desde el punto de vista de los nobles de
Tenochtitlán, y que puede contraponerse con la narrativa de los infor-
mantes tlatelolcas de Sahagún. Así, durante la segunda mitad del siglo
XVI, las guerras del pasado prehispánico se trasladaron de ser peleadas
en paisajes tangibles a convertirse en batallas literarias plasmadas en
manuscritos divergentes por órdenes religiosas rivales creadas con la
ayuda de informantes diametralmente opuestos. La recompensa que
los informantes y autores de estas crónicas “beligerantes” buscan no es
tributo ni sacrificio de cautivos, sino ganar para un altépetl o estamento
social, la apropiación de la narrativa histórica del nahua, mexica y del
Imperio de la Triple Alianza.
Independientemente del sesgo y el estilo “híbrido” europeo-mexi-
ca, las 17 viñetas con que Durán ilustró las batallas críticas de la histo-
ria militar mexica son las representaciones más interesantes que han
sobrevivido de los campos de batalla de Mesoamérica y, por lo tanto,
se han copiado y vuelto a copiar por otros autores desde la época Co-
lonial (Glass y Robertson, 1975: 223-224; ver las reproducciones en las
Figuras 18a-18o al final de este trabajo). Las ilustraciones de Durán son
esquemáticas, pero proporcionan suficiente información para identifi-
car los elementos clave de los campos de batalla indígenas: 1) la “zona
de muerte” (Keeley, 1996: 46), generalmente pintada en el centro de la
viñeta; 2) los combatientes divididos por escuadrón y diferenciados por
los nombres de sus altépetl pintados a sobre los márgenes de la imagen;
3) las características del paisaje, como topografía, montañas, ciudades,
templos, caminos y los ríos que se asocian a los eventos y pasajes na-
rrados en los capítulos de la historia mexica (Figura 4). Algunas veces estas

49
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

My interest in this map arises from its being a local account


of Aztec expansion in eastern Guerrero, depicting a series of battles
along the Zizintla River. This is one of the few early Colonial docu-
ments that fulfills the description of a yaotlapallacuilolpan (a map
depicting a battlefield) according to Sahagún’s informants.4 The Lien-
zo de Chiepetlan 1 is a valuable source for understanding the actual
arena of warfare and the strategies used by the Aztecs to conquer the
Tlapa-Tlachinollan polity. The geographic information—the accura-
cy depicting rivers, roads, and the location of key sites—is remark-
able and allows the use of this map as a guide for testing the presence
of a landscape of conflict in the valley and mountain range separating
the areas controlled by the Aztecs and those under Tlapanec domain.
Detailed descriptions of the nearly 150 glyphs depicted in the lienzo
can be consulted in Galarza’s (1972) research. I have discussed some
of his interpretations elsewhere (Gutiérrez 2010a); here, I will present
my particular reading of the geographic framework depicted on the
map, a landscape created and experienced as the theater of opera-
tions in a long war of attrition.
The most conspicuous topographic features depicted in the
Lienzo de Chiepetlan 1 are a series of rivers whose branches gradual-
ly converge into one. Along these rivers are some thirty place names
of important settlements, which were the anchors of regional politi-
cal geography (Galarza 1972:35-39). Based on the location of known
place names (Gutiérrez 2008, 2010a), we can identify the two prima-
ry rivers in the lienzo: 1) the Tlapanec River, the section between the
villages of Atlamajalcingo del Río and San José Buenavista; and 2) the
4 The battles represented in Codice Huamantla (Aguilera 1984) also share some
similarity with the yaotlapallacuilolpan theme. Nevertheless, the Lienzo de Chiepetlan 1
seems to be an earlier document, framed in a more realistic landscape and depicting a better
known conflict than that depicted in Codice Humantla.

50
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

figuras contienen el resultado de una batalla o etapas importantes de ella


con una frecuencia cronológica bien definida. Los actores dominantes son
frecuentemente el gobernante mexica acompañado por nobles y guerreros
de alto estatus. Durán apunta que segmentos de su libro fueron copiados de
una crónica original indígena escrita por un noble mexica (Barlow, 1945:
65-87; Durán, 1984: 82, 97-98). Este original puede estar perdido. La pre-
gunta es si las figuras de Durán son también copias de pinturas más antiguas
que hayan representado dichas batallas en un estilo prehispánico. Pinturas
y mapas de batallas del período colonial son comunes en el Centro de Mé-
xico. Por ejemplo, es posible apreciar más de 100 escenas simplificadas de
batallas entre españoles y guerreros indígenas en la Relación Geográfica
de Tlaxcala (Acuña, 1984). No obstante, hasta la fecha nadie ha estudia-
do un mapa que represente lo que los informantes de Sahagún (1979b: 51)
describieron como un tlapallacuilolpan omotlali in altepetl in poliuiz o “las
coloridas pinturas que muestran el lugar del altépetl que será destruido.”
Notablemente, el Lienzo de Chiepetlán 1 parece ser el único ejemplo que
sobrevive de un yaotlapalacuilolpan ejecutado con el objetivo de mostrar la
estrategia, desarrollo y el resultado final de la guerra entre el imperio basado
en Tenochtitlán contra el reino de Tlapa-Tlachinollan.
Tlapa-Tlachinollan fue una unidad política de tamaño mediano, loca-
lizada en el competitivo entorno geopolítico de la región de La Montaña, en
el oriente de Guerrero. Información sobre la historia política de Tlapa-Tla-
chinollan se encuentra disponible en un gran corpus de hasta 25 documen-
tos pictóricos locales que narran su desarollo político-territorial entre 1300
y 1565 d.C. (Gutiérrez et al., 2009). De acuerdo con la interpretación de
estas fuentes, en el año 1412, los gobernantes tlapanecos Lagartija y Ca-
landria-Flecha (este último también conocido como Banderas Plumas de
Quetzal) expandieron y consolidaron un Estado indígena complejo a tra-
vés de la dominación diplomática y militar de hasta veinte altépetl rivales.
En su pináculo de poder, Tlapa-Tlachinollan controló un área de más de
6,000 km² y más de 50,000 personas (Gutiérrez, 2002: 196).

51
figure 4. War with Tlatelolco. After Durán (1994, plate 22) (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 4. War with Tlatelolco. After Durán (1994, plate 22) (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 4. La guerra con Tlatelolco. Con base en Durán (1994, ilustración 22) (dibujo de
Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

Salado River and its entire Basin (Ponapuyetl), also known as the Ziz-
intla.5 These two rivers merge into a single river near the ancient site
of Xocotla, along the border between the municipalities of Tlapa and
Alpoyeca. Given these two reference points, it is possible to identify
a third branch of the river, the Ahuexutla channel (Figure 6). Final-
ly, the other branches of note are the Atentli and Ahuetitlan Rivers,
in the upper basin of the Tlapanec River (Gutiérrez 2010a:156-157).
Important historical events, accompanied by scenes of battles and
political negotiation, were depicted within a geographic framework
provided by the above-mentioned rivers. These events present mul-
tiple layers of action flowing through time lines that are difficult to
separate and interpret. Fortunately, the tlacuiloque (native scribes or
painters) left enough pictographic guides to make sense of the overall
narrative. The most relevant scenes of the lienzo are the depiction
of five pairs of warriors facing each other along the centerline of the
map, corresponding to the entire 24 km of the Zizintla River (Fig-
ure 7). To the left (north) of the Zizintla River, there are five warriors,
all raising Aztec obsidian swords (macuahuitl) and carrying feath-
ered shields. Two wear the costumes of the Eagle warrior, one the
Jaguar warrior costume, and the other two have only cotton body
armor (ichcahuipilli). To the right (south) of the Zizintla River, there
are another five warriors in completely different outfits. All the indi-
viduals in this second group have a unique conical hairdo of white
feathers and carry undecorated shields. Three brandish clubs with-
out obsidian blades and carry beautiful feathered-flag insignias on
their backs (quetzalpatzactli); the other two warriors are armed with
bows and arrows with fancy quivers of jaguar skin, indicating that all

5 Ponapuyetl can literally be interpreted as “springs of the salty river;” while the
word Zizintla may be interpreted as: “where corncobs are abundant.”

54
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

Capítulo 3. El Lienzo de Chiepetlán 1:


Un campo de batalla mexica en el oriente
de Guerrero

E
n el español de la época colonial la palabra “lienzo”
hacía referencia a una gran pieza de algodón egipcio
que se utilizaba como soporte de pinturas y por exten-
sión se usaba para mencionar un paisaje o retrato re-
presentado en tela (Diccionario de Autoridades, 2002:
402). En 1796, Lorenzo Boturini (1999) comenzó a
usar la palabra “lienzo” para describir las grandes pinturas indíge-
nas que contenían información cartográfica, histórica y genealógica.
Los investigadores mesoamericanos han seguido esta tradición desde
entonces (Boone, 2000: 24; Glass y Robertson, 1975: 9; Robertson,
1959). En el caso particular de esta investigación, el Lienzo de Chie-
petlán 1 nos proporciona una oportunidad excepcional para analizar
la organización y estructura de un campo de batalla indígena usan-
do un mapa que sintetiza la estrategia de guerra mexica. Además,
la interpretación de este mapa indígena puede usarse para encontrar
elementos clave en la ubicación y estudio de un campo de batalla ar-
queológico mexica-tlapaneco.
La Relación Geográfica de Chiepetlán de 1777 mencionó la existen-
cia de cinco lienzos indígenas de gran formato en la villa de San Miguel
Chiepetlán, en el oriente de Guerrero (Barlow, 1946: 239). Después de
este reporte colonial ningún académico volvió a ver o escuchar sobre el
paradero de estos documentos y se presumieron perdidos (Glass y Ro-
bertson, 1975: 34). Se consideró una fortuna cuando en 1970 los princi-
pales de Chiepetlán decidieron mostrarle no cinco, sino seis lienzos a un
fotógrafo francés de la Mission Archéologique et Ethnologique Française
au Mexique. Con la reaparición de estos documentos ha sido posible

55
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

these warriors are high-ranking nobles. As in Durán’s battle plates,


the political allegiance of the warriors is depicted according to their
oppositional location in the lienzo and their relationship to a series
of place names. All figures depicted to the left (north) of the Zizintla
River are associated with two primary place names: 1) the glyph of
Tenochtitlan, the main capital of the Aztec empire; and 2) the glyph
of Chiepetlan, the Nahua village, which seemed to have been the
regional headquarters of the Mexica efforts to attack the Tlapanec
realm of Tlachinollan. The political affiliation of the painted Eagle
and Jaguar warriors thus seems to be either Mexica-Tenocha or local
Nahuas associated to Chiepetlan and another five places to the north
of the Zizintla River. This identification is supported by Gloss #6 of
the lienzo, which clearly states that all the figures to the left of the Ziz-
intla River are Mexica-Tenochca, the brave warriors with the decap-
itated heads of their captives (see below for a transcription of Gloss
#6). Opposing the Tenochca and local Nahua warriors, to the right of
the Zizintla River is the dominant glyph of Tlachinollan, creating a
horizontal central axis on the map, precisely aligned with Chiepetlan
and Tenochtitlan.
Ten glosses written in Nahuatl were also added to the lienzo
during the Early Colonial period. These glosses have no Spanish
loanwords,6 perhaps placing them in Stage 1 of linguistic interac-
tion between the Nahuatl and Spanish languages, sometime between
1530 and 1550 (see Lockhart 1992:261). These glosses were placed in
specific positions on the map to reinforce the depicted narrative, not
arbitrarily, and thus, I believe they form an integral part of the story
6 Interestingly, the numerical system is a bizarre admixture of Roman and Arabic
numbers using a vigesimal system. For instance, the number 36 is written as “xx.iuan.xvi”
(“twenty and sixteen”); and the number 19 was written as “x.v.4,” fifteen in Roman numbers
plus four in Arabic numbers (Galarza 1972:31).

56
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

estudiar las migraciones de hablantes de náhuatl a Guerrero, sus guerras


de conquista y sus reclamos de tierras. Joaquín Galarza (1972) fue el pri-
mero en describir minuciosamente estos documentos con el objetivo de
proponer una metodología de interpretación de códices. Aparte de ese
estudio y reproducciones marginales de los lienzos, nadie ha revisado
o evaluado las interpretaciones de Galarza por más de 45 años (Gutié-
rrez, 2002, 2010a). En este trabajo me enfoco en el estudio del Lienzo de
Chiepetlán 1, un documento histórico-cartográfico pintado en manta de
algodón con medidas generales de 1.72 por 2.07 m (Figuras 5a, 5b, 5c).
Si fuéramos a utilizar las propuestas de Robertson con respecto al estilo
de las antiguas escuelas de pintura, este manuscrito se clasificaría como
parte de la segunda etapa de la escuela de México-Tenochtitlán (Robert-
son, 1959: 94-106). Similarmente, dado el estilo temprano de las glosas
en náhuatl (ver abajo), considero que este lienzo fue pintado entre 1535
y 1550; y aunque es un documento colonial temprano, su contenido se
enfoca en eventos que ocurrieron entre 1460 y 1487 d.C.
Mi interés en este mapa surge por ser un relato local de la expan-
sión mexica en lo que ahora es el oriente de Guerrero y por su represen-
tación de una serie de batallas a lo largo del río Zizintla. Además, éste
es uno de los pocos documentos coloniales que corresponde a la des-
cripción de un yaotlapallacuilolpan (un mapa representando un campo
de batalla) de acuerdo con los informantes de Sahagún.4 El Lienzo de
Chiepetlán 1 es una fuente valiosa para entender la arena de guerra y las
estrategias utilizadas por los mexicas para conquistar la unidad política
de Tlapa-Tlachinollan. Por su representación adecuada de los ríos, los
caminos y la ubicación de los sitios clave, la información geográfica de
este lienzo es impresionante y permite su uso como mapa para guiar la
investigación arqueológica y la presencia de conflicto antiguo en el valle

4 Las batallas representadas en el Códice Huamantla (Aguilera, 1984) comparten cierta


similitud con el género de los yaotlapallacuilolpan. No obstante, el Lienzo de Chiepetlán 1
parece ser un documento más temprano que representa un paisaje realista y un conflicto mejor
entendido que el representado en el Códice Huamantla.

57
1

3
2
4

5 6 7

N
1.72 m

8
9

10

2.07 m
figure 5. Lienzo de Chiepetlan 1 (photo by Gerardo Gutiérrez with permission from the Comisariado de Bienes Comunales y la Asamblea de Comuneros de Chiepetlán y sus Barrios).
Figure 5a. Lienzo de Chiepetlan 1 (photo by Gerardo Gutiérrez with permission from the
Comisariado de Bienes Comunales y la Asamblea de Comuneros de Chiepetlán y sus
Barrios).

Figura 5a. Lienzo de Chiepetlán 1 (foto de Gerardo Gutiérrez con permiso del Comisariado
de Bienes Comunales y la Asamblea de Comuneros de Chiepetlán y sus Barrios).
Figure 5b. Line drawing of Lienzo de Chiepetlan 1 (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 5b. Dibujo del Lienzo de Chiepetlán 1 (dibujo de Gerardo Gutiérrez).


Figure 5c. Members of Comisariado de Bienes Comunales de Chiepetlán y sus Barrios hold-
ing the Lienzo de Chiepetlan 1 in the year 2001 (photo by Gerardo Gutiérrez).

Figura 5c. Miembros del Comisariado de Bienes Comunales de Chiepetlán y sus Barrios
sosteniendo el Lienzo de Chiepetlán 1 en el año de 2001 (foto de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

contained in the Lienzo. To support this claim, I note that Gloss #5


(tenochtitla: mexico) was painted next to the nopal cactus glyph of
Tenochtitlan, while Gloss #6 (nica cate: y mexica: y tenochca: y te-
qui huaque ic monezca yolique y maltzoteco qui mamoza toque.7) was
written in the middle of a scene with at least fourteen warriors rich-
ly dressed and holding severed heads in their hands. A large empty
space was left between two rows of warriors to accommodate the text
of Gloss #6. Finally, Gloss #9 (auh yzcat qui: yn quixitatzin: ychpoch.
catca: çaquichtequito: ycpeuhqui ycpeuh yaoyotl.8) was written next to
the depiction of a young woman lifting the lid of a container, repre-
senting the act of stealing. This action took place in an area under
the control of Tlapa, and there seems to be a witness represented by
the head of man. While Galarza provided a translation of the glosses
from Nahuatl into French, he did not pursue an etymological analysis
of the titles of the Aztec warriors depicted in the central scene of the
lienzo, missing an opportunity to understand different stages of the
conflict along the Mexica-Tlapanec frontier and link events painted
in the lienzo with the yaotlapallacuilolpan (battle map) of Tlapa.

Linking the Archaeological Strongholds


along the Zizintla River with the Narrative of
Warfare in the Lienzo de Chiepetlan 1
While analyzing the political expansion of the Tlapa-Tlachinollan
polity during the 15th century as depicted in the codices Azoyú 1 and
Azoyú 2, I noticed that most of the expansion was directed south
of the Zizintla River (Gutiérrez 2002). Clearly, this pattern signaled

7 “Here they are, the Mexica, the Tenochca, the brave warriors, they are shown with
the severed heads of their captives held in their arms.”
8 “Here she is; the young daughter of Quixitatzin. She came to steal. Because of her
the war began.”

64
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

y la sierra que separan las áreas controladas por los mexicas de aquellas
que caían bajo el control del reino tlapaneco.
En lo que respecta a la toponimia del lienzo, la descripción de-
tallada de casi 150 glifos puede consultarse en el trabajo de Galarza
(1972). En otro trabajo ya he discutido mis discrepancias en algunas
de las interpretaciones de Galarza (Gutiérrez, 2010a), por lo que aquí
presentaré mi lectura particular del marco geográfico representado en el
lienzo y mi interpretación de un paisaje creado y experimentado como
teatro de operaciones de una larga guerra de desgaste.
Los rasgos topográficos más conspicuos representados en el Lienzo
de Chiepetlán 1 son una serie de ríos cuyos ramales convergen gradual-
mente en uno solo. A lo largo de estos ríos se ubican hasta 30 nombres
de lugares de asentamientos importantes que anclan la geografía políti-
ca regional (Galarza, 1972: 35-39). Con base en la ubicación de los nom-
bres de lugares conocidos (Gutiérrez 2008, 2010a), es posible identificar
los dos ríos primarios del lienzo: 1) el río Tlapaneco, en la sección entre
las localidades de Atlamajalcingo del Río y San José Buenavista; y 2) la
cuenca completa del río Salado (Ponapuyetl), también conocido como
río Zizintla.5 Estos dos ríos se unen en uno solo cerca del sitio prehispá-
nico de Xocotla, a lo largo de la frontera entre los municipios de Tlapa y
Alpoyeca. Tomando en cuenta estos dos puntos de referencia, es posible
identificar un tercer ramal del río: el llamado Ahuexutla (Figura 6).
Por último, los otros dos ramales notorios son los ríos Ahuetitlán y el
Atentli, en la cuenca alta del río Tlapaneco (Gutiérrez, 2010a: 156-157).
Varios acontecimientos históricos importantes, ilustrados por escenas
de batallas y de negociación política fueron representados en el marco
geográfico proporcionado por los ríos arriba mencionados. Estos even-
tos presentan varios niveles de acción que fluyen a través de líneas de
tiempo que son difíciles de separar e interpretar. Afortunadamente, los
tlacuiloque (escribas nativos o pintores) dejaron suficientes guías pic-
5 Ponapuyetl puede interpretarse literalmente como “manantiales del río salado”,
mientras que Zizintla puede interpretarse como “el lugar donde abundan la mazorcas”.

65
Tecomatepec
Tenochtitlan
Chiepetlan Zacualpan
Quiahutepec
r
tla Rive
Tlapa Coachimalco Zizin Xocotla
Pac
ific Oaxaca
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an
Tenango-Tepexi
Ixcateopan
Ahuatepec

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ver Atlamaxac
Axoxuca panec Ri Metlaychan
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iver Tlaquilzinapa Tlapa-Tlachinollan tl
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iv
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Acuitlapan
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River
kilometers Tototepec
figure 6. Identified place names (diamonds), rivers (black lines) and pathways (white lines with arrow heads showing the
direction of movement) as represented in the Lienzo de Chiepetlan 1 (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 6. Identified place names (diamonds), rivers (black lines) and pathways (white lines
with arrow heads showing the direction of movement) as represented in the Lienzo de
Chiepetlan 1 (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 6. Nombres de lugar identificados (en diamantes), río (en líneas negras) y senderos
(en líneas blancas con flechas blancas que indican la dirección del movimiento) como
están representados en el Lienzo de Chiepetlán 1 (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

the presence of strong political opposition in northeastern Guerrero,


an area that had been occupied by Nahuatl speakers prior to the ex-
pansion of the Aztec Empire. This assumption was supported after I
surveyed the mountain range north of the Tlapa Valley, and I locat-
ed fortified hilltops along both sides of the Zizintla River (Gutiér-
rez 2010b). These fortified hilltops were concentrated along a line of
mountains that runs from the village of Chiepetepec to the village of
Tlatzala (Gutiérrez 2002). To date, I have documented ten fortified
locales south of the Zizintla River (Figure 8); they are:

1. Chiepetepec-Tlancualtepec
2. Coachimalco
3. Axoxuca-Mirador
4. Axoxuca-Xochitepec
5. Tenango Tepexi-Cozcatepec
6. Xocotla
7. Cerro Cruz
8. Cerro Ceja
9. Tlacuilotzin
10. Aquilpa-Teteltipa

North of the Zizintla River, another five fortified settlements


have been recorded:

1. Quiahutepec
2. Chiepetlan-Quimimiteopan
3. Chiepetlan-Cuahtetl
4. Zacualpan
5. Zacualpan-Tecomatepec.

68
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

tográficas para dar sentido a la narrativa general. Las escenas más rele-
vantes del lienzo son la representación de cinco pares de guerreros, uno
frente al otro a lo largo de la línea central del mapa, correspondiente a
los 24 km de cauce del río Zizintla (Figura 7). A la izquierda del río de
Zizintla (que representa el norte geográfico), hay cinco guerreros, todos
blandiendo espadas de obsidiana (macuahuitl) y llevando escudos con
plumas. Dos usan los trajes del guerrero águila; uno, el de guerrero ja-
guar, y los otros dos tienen solamente armaduras de cuerpo fabricadas
de algodón (ichcahuipilli). A la derecha del río de Zizintla (que repre-
senta la dirección sur), hay otros cinco guerreros en trajes completa-
mente diferentes. Todos los individuos en este segundo grupo tienen
un peinado cónico de plumas blancas y llevan escudos. Tres blanden
palos sin hojas de obsidiana y llevan hermosas insignias de banderas
de plumas sobre sus espaldas (quetzalpatzactli); los otros dos guerreros
están armados con arcos y flechas transportadas en lujosas aljabas de
piel de jaguar, indicando que estos son guerreros nobles de alto rango.
Como en las ilustraciones de campos de batalla de Durán, la lealtad po-
lítica de los guerreros se representa según su ubicación en el lienzo y su
relación con una serie de topónimos. Todas las figuras representadas a
la izquierda (norte) del río de Zizintla están asociadas con dos nombres
de lugar: 1) el glifo de Tenochtitlán, la capital principal del Imperio de
la Triple Alianza; y 2) el glifo de Chiepetlán, el pueblo nahua que pare-
ce haber sido el cuartel regional de las fuerzas mexicas encargadas de
atacar el reino de Tlapa-Tlachinollan. Así, la afiliación política de los
guerreros águila y jaguar pintados en el lienzo parece ser de mexica-te-
nochcas o nahuas locales asociados a Chiepetlán y otros cinco lugares al
norte del río de Zizintla. Esta identificación se apoya en la glosa #6 del
lienzo, que claramente establece que todos los personajes a la izquierda
del río Zizintla son mexica-tenochca, los valientes guerreros represen-
tados con las cabezas decapitadas de sus cautivos (véase abajo para una
transcripción de la glosa #6 del lienzo). En oposición a los mexicas y
nahuas locales, se representó el glifo dominante de Tlachinollan, a la

69
N
Yxtli(uiz…)

Aztacohuatzin

Tlapanec noble warriors


Local Nahua rulers

Quixitatzin Chacatecuitl

Quixitatzin Tlacatecutli

Chimaltecpatzin

figure 7. Central scene of the Lienzo de Chiepetlan 1, showing the location of possible battles between local Nahua and
Tlapanec warriors (photo by Gerardo Gutiérrez with permission from the Comisariado de Bienes Comunales y la Asamblea
Figure 7. Central scene of the Lienzo de Chiepetlan 1, showing the location of possible
battles between local Nahua and Tlapanec warriors (photo by Gerardo Gutiérrez with
permission from the Comisariado de Bienes Comunales y la Asamblea de Comuneros
de Chiepetlán y sus Barrios).

Figura 7. Escena central del Lienzo de Chiepetlán 1, que muestra la ubicación de las posibles
batallas entre los nahuas locales y los guerreros tlapanecas (foto de Gerardo Gutiérrez
con permiso del Comisariado de Bienes Comunales y la Asamblea de Comuneros de
Chiepetlán y sus Barrios).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

In general terms the fortified settlements of Eastern Guerrero


are built atop high mountains surrounded by multiple levels of walled
terraces and precipitous cliffs with few entrances. Hedges of thorny
vegetation were used to control the circulation through interconnected
terraces and in some situation ladders or ropes were needed to access
their uppermost summits (Gutiérrez 2005b:51-76). These many for-
tified hilltops in such a small area of 300 sq km indicates significant
conflict and internecine warfare; nonetheless, it is as yet difficult to
understand how it evolved, since these sites may have been fortified
at different moments and as a response to a variety of conflicts. Forti-
fications are the material remains of a complex palimpsest of threats,
open aggression, and truces—the results of decades or centuries of an-
cient wars and battles. Still, the final stage of Pre-Columbian warfare
along the Zizintla River corresponds precisely to the Aztec conquest
of the Tlapa-Tlachinollan Kingdom, and it is here where the Lienzo
of Chiepetlan 1 can be used to elucidate which fortifications were ac-
tive and in use during the second half of the 15th century. A first level
of meaning can be obtained by studying the warriors depicted in the
scene. The placement of the combatants along the Zizintla River at first
glance seems to be an aesthetic arrangement rather than a geographical
reality; however, careful analysis of their placements with respect to
known place names along both sides of the Zizintla River indicates that
the combatants were painted at strategic points where actual fortified
hilltops have been recorded. I will describe the main characters and
glosses in the lienzo from top to bottom, without claiming that this was
the correct reading order, since this lienzo has multiple layers of mean-
ing depending on the reading order. Gloss #1 identifies the uppermost
Eagle warrior, located at the juncture of the Zizintla and Tlapanec Riv-
ers. Although partly deteriorated, it is possible to read “Yxtli(uiz…)

72
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

derecha del río Zizintla, creando un eje horizontal a lo largo del mapa,
alineando y conectando Chiepetlán con Tenochtitlán, ambos enfrentan-
do a Tlapa-Tlachinollan. Diez glosas escritas en náhuatl se añadieron
al lienzo durante el período Colonial temprano. Estas glosas no tienen
préstamos de palabras españolas,6 por lo que es muy probable que se
hayan añadido en la etapa 1 de interacción lingüística entre el español y
el náhuatl, en algún momento entre 1530 y 1550 (véase Lockhart, 1992:
261). Estas glosas se colocaron en posiciones específicas, escogidas cui-
dadosamente sobre el mapa para reforzar la narrativa representada, por
lo que forman parte integral de la historia contenida en el lienzo. Para
apoyar esta afirmación, hay que tener en cuenta que la glosa #5 (teno-
chtitla: mexico) fue escrita al lado del glifo de nopal que representa a
Tenochtitlán, mientras que la glosa #6 (nica cate: y mexica: y tenochca:
y tequi huaque ic monezca yolique y maltzoteco mamoza toque7) fue es-
crita en medio de una escena con al menos catorce guerreros ricamente
vestidos que sostienen hasta 14 cabezas decapitadas de en sus manos. Se
dejó un gran espacio vacío entre dos filas de guerreros para acomodar
el texto de la glosa #6. Por último, la glosa #9 (auh yzcat qui: quixitatzin
yn: catca ychpoch.: çaquichtequito: ycpeuhqui ycpeuh yaoyotl8) fue escrita
junto a la representación de una mujer joven levantando la tapa de un
contenedor, que representa el acto de robar. Esta acción tuvo lugar en
una zona bajo el control de Tlapa y parece haber un testigo, representa-
do por la cabeza de un hombre. Mientras que Galarza tradujo las glosas
del náhuatl al francés, no realizó un análisis etimológico de los títulos
de los guerreros mexicas representados en la escena central del lienzo,

6 Es interesante que el sistema númerico del Lienzo de Chiepetlán 1 mezcla números


romanos y arábicos usados en un sistema posicional vigesimal. Así, el número 36 está escrito
como “xx.iuan.xvi” (“veinte y dieciseis”); y el número 19 se escribió como “x.v.4,” quince en
números romanos más cuatro en números arábicos (Galarza, 1972: 31).
7 “Aquí están, los Mexica, los tenochca, los valientes guerreros, ellos son mostrados
con las cabezas cortadas de sus cautivos, sostenidas en sus brazos”.
8 “Aquí está ella, la joven hija de Quixitatzin. Ella vino a robar. Por ella la guerra
comenzó”.

73
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

tlacatecutli,” which means the ruler Yxtli(uiz…). The root ixtli trans-
lates as “face,” “eye,” or “in the presence of ” and by extension, “to be
vigilant” and “to have an understanding of what is happening” (Siméon
1977:233). Thus, I interpret this figure as the ruler who is the “sen-
try” and who fought a battle close to the merging of the Zizintla and
Tlapanec Rivers. Archaeologically this location corresponds to one of
the few passes through the northern mountains with direct access to
the Tlapanec Valley along a path that today crosses through the village
of Tlatzala (“crack through the mountains”). Interestingly, this path is
protected by an enormous fortification, Xocotla, which is depicted in
the Codex Mendoza as a tributary unit of the Tlapa province (Guti-
érrez 2008:25). This glyph is also seen in the Lienzo de Chiepetlan 1,
but Galarza (1972:125) misread it as Uaxteopan. I initially had doubts
about the correct reading (Gutiérrez 2008:98), but I was able to locate
the exact location of the site on a heavily fortified mountain, 3 km
south of the junction of the Zizintla and Tlapanec Rivers, on a bound-
ary dividing the communal lands of Tlatzala and San José Buenavista.
Xocotla was a formidable fortification providing protection against an
attack from the north and northeast (Figure 9). The only way to de-
feat Xocotla and gain access to vital Tlapanec Valley positions was to
outflank this stronghold, attacking it from eastern paths coming from
Tlacuiloyan and Tlatzala. I believe that was precisely what the Aztecs
and their allies did. Exactly 4 km north of the Zizintla River, facing the
stronghold of Xocotla, there is another series of fortified hilltops cul-
minating in the archaeological sites of Zacualpan and Zacualpan-Te-
comatepec.
Gloss #4 presents the following text aztacohuatzin xvii xitl. tlato-
cat (Galarza 1972:30), providing the written name and title of a local
ruler. “Aztacohuatzin” can be literally translated as “Serpent-Heron,”

74
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

perdiendo con esto la oportunidad de entender las diferentes etapas del


conflicto a lo largo de la frontera mexica-tlapaneca y con ello asociar los
eventos pintados en el lienzo con las acciones de guerra planeadas sobre
el antiguo yaotlapallacuilolpan pintado para la conquista de Tlapa, es
decir, “el mapa colorido donde se representó el altépetl de Tlapa y como
sería destruido en la guerra”.

Relación de los sitios arqueológicos


fortificados a lo largo del río Zizintla con
las narrativas de guerra y batallas en el
Lienzo de Chiepetlán 1
Durante mi análisis de la expansión política del reino de Tlapa-Tlachi-
nollan en el siglo XV, como se muestra en los códices Azoyú 1 y Azoyú 2,
fue notable observar que la mayor parte de la expansión política de ese
altépetl complejo fue dirigida del río Zizintla hacia el sur, hacia las mon-
tañas altas y la costa del océano Pacífico (Gutiérrez, 2002). Claramente
este patrón está marcando la presencia de una fuerte oposición política
hacia el norte del río Zizintla, un área que había sido ocupada por ha-
blantes de náhuatl mucho antes de que el Imperio de la Triple Alianza
decidiera expandirse hacia la región de La Montaña y Costa Chica de
Guerrero. Esta observación se vio reforzada cuando en mi exploración
de la sierra montañosa al norte del valle de Tlapa localicé una gran canti-
dad de cerros fortificados en ambas márgenes del río Zizintla (Gutiérrez,
2010b). Estos cerros fortificados se concentraron a lo largo de una línea
de montañas que va desde el pueblo de Chiepetepec hasta el de Tlatzala
(Gutiérrez, 2002). A la fecha, he documentado diez sitios fortificados al
sur del río de Zizintla (Figura 8), representados por:

1. Chiepetepec-Tlancualtepec
2. Coachimalco
3. Axoxuca-Mirador
4. Axoxuca Xochitepec

75
Tecomatepec
Archaeological stronghold Zacualpan
in the area controlled by Cuauhtetl
local Nahuas.
Chiepetlan
Archaeological stronghold Quiahutepec River
a
in the area controlled by ntl
Tlapa-Tlachinollan Quimimiteopan Zizi Xocotla
Coachimalco
Location of other key
archaeological sites
Tenango-Tepexi Tlacuilotzin Ixcateopan
Ahuatepec
Chiepetepec-Tlancualtepec

Cerro Ceja
Cerro Cruz Atlamaxac
Mirador
Aquilpa-Teteltipa Tlapa-Tlachinollan
Xochitepec iver
Tlapanec R
N
0 5

kilometers

figure 8. Archaeological sites located south and north of the Zizintla River (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 8. Archaeological sites located south and north of the Zizintla River (drawing by
Gerardo Gutiérrez).

Figura 8. Sitios arqueológicos ubicados al sur y norte del río Zizintla (dibujo de Gerardo
Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

and he ruled (tlatocat) for 17 years, putting aside the question of exact-
ly where he ruled.9 He was painted east of the place name of Chiltepec
(“mountain of chile pepper”). This is a special place because it is the
location of another pass that crosses the mountain range defining the
basins of the Tlapanec and Zizintla Rivers. This path begins at the forti-
fied site of Quimimiteopan (“here is my temple”) (Gutiérrez 2010b:132)
and leads to the community of Ahuatepec. Between the sites of Xo-
cotla and Quimimiteopan the terrain is impassable, with deep, narrow
creeks and almost vertical cliffs (Figure 10).
Gloss #7 states quixitatzin chacatecuitl x.x.iua.x.v.i tlatocat
(Galarza 1972:30). This gloss identifies the central character of the
lienzo, the only Aztec warrior dressed in jaguar costume. Quixitatzin
can be interpreted as a synonym of tlatoani, since it describes some-
one who can express or state an idea clearly. It also has a metaphor-
ical meaning, related to quixoayan calacoayan: “closing or opening
the pass, the door” (Sullivan 1992:131), referencing the gatekeeper
of the polity. If the paleography of the gloss is correct, Chaca(tecuitl)
is a composite concept that can be interpreted as “the ruler who has
a thick armor like that of a crawfish.” Lord Quixitatzin Chacatecuitl
ruled in Chiepetlan for 36 years. He was painted exactly west of the
place name of Chiltepec. The former Camino Real passed through
this location to get to Tlapa; this was the primary road connecting
central Mexico with the Tlapa province and the Pacific Coast, before
the emergence of the port of Acapulco during the Colonial period.
The importance of this pass, which provides direct access to the Tlapa
Valley, is signified by the enormous fortified village of Cozcatepetl,

9 The Relación de Chiepetlan de 1777 mentions a character named Serpent-Heron


as leader of a Nahua migrant group from the valley of Mexico who took over the area of
Tenango Tepexi in A.D. 1500 (Barlow 1946: 239-256).

78
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

5. Tenango Tepexi Cozcatepec


6. Xocotla
7. Cerro Cruz
8. Cerro Ceja
9. Tlacuilotzin
10. Aquilpa-Teteltipa

Por su parte, al norte del río Zizintla he reportado otros cinco


asentamientos fortificados:
1. Quiahutepec
2. Chiepetlán-Quimimiteopan
3. Chiepetlán-Cuahtetl
4. Zacualpan
5. Zacualpan-Tecomatepec

En términos generales, los asentamientos fortificados del oriente de


Guerrero se construyeron en la cima de altas montañas modificadas por
varios niveles de terrazas, limitados por acantilados con grandes paredes
de roca que forman precipicios y restringen el acceso al sitio. Grandes setos
de vegetación espinosa fueron utilizados para el control de la circulación
a través de las terrazas interconectadas y en algunos pasos fue necesario
el uso de escaleras o cuerdas para acceder a las cumbres más altas que in-
variablemente presentan grandes pirámides (Gutiérrez, 2005b: 51-76). La
presencia de estos sitios fortificados en una pequeña área de 300 kilómetros
cuadrados es un indicador de la existencia de importantes conflictos y gue-
rras intestinas; sin embargo, todavía es difícil entender cómo se desarrolló
dicho sistema de asentamientos, puesto que todos estos sitios pudieron ha-
ber sido el resultado de muchos y diferentes conflictos a lo largo del tiempo.
En estas fortificaciones se encuentran los restos materiales de un complejo
palimpsesto de amenazas, agresión abierta y treguas que son el resultado
de décadas o siglos de batallas y guerras antiguas y que están cristalizadas
en el paisaje. De cualquier forma, la última etapa de guerra precolombina

79
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

also known as Tenango Tepexi (“wall of cliffs”) on the southern side


of the Zizintla River (Figure 11). North of the Zizintla River, direct-
ly facing Tenango Tepexi is the Nahua fortified hilltop of Chiepet-
lan-Cuauhtetl (“forest of stone”).
Gloss #8 of the lienzo states quixitatzin: tlacatecutli: quipe-
hualtia. tlatocayotl. x.v.4. It accompanies an individual dressed in
an Eagle warrior costume. This character shared the title of Quix-
itatzin with the warrior described above. Besides being the gate-
keeper of the lands of Chiepetlan, he also has the more hierarchical
title of tlacatecutli (“ruler of men”), and the gloss states he was the
first founder (quipehualtia) of the kingdom (tlatocayotl) of Chi-
epetlan and ruled for 19 years. Notably, the root pehua, in addition
to meaning “starting” or “beginning something,” is also associated
with actions of combat, conquering, winning the battle, fighting,
or seizing something (especially land) by force. Lord Quixitatzin
Tlacatecutli was painted further west than Lord Quixatatzin Cha-
catecuitl, precisely along the road that connects Chiepetlan to the
upper basin of the Tlapanec River, an area controlled by Acuitla-
pan, whose rulers were from the noble Tlapanec lineage of the Tla-
huiscalera (Gutiérrez 2002). This pass was protected by a series of
fortified hilltops coalescing around the village of Coachimalco (“in
the shield of serpents”). Between the two rulers named Quixitatzin
(the Jaguar warrior and Eagle warrior), there is a glyph depicting
a plain (ixtlahuatl), modified by designs of jaguar skins and eagle
feathers, as well as the head of a jaguar and the head of an eagle:
in cuauhixtlahuaca in oceloixtlahuaca (Figure 12). This glyph rep-
resents another Nahuatl metaphor for a battlefield: “the place where
the insignia of the eagles and the flags of the jaguars intermixed” (in
cuahtehuehueltica ocelopanitl inepanihui, yeehuaya; see line 195 of

80
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

a lo largo del río Zizintla corresponde precisamente a la conquista mexica


del reino de Tlapa-Tlachinollan, y es aquí donde el Lienzo de Chiepetlán 1
puede utilizarse para aclarar cuáles fortificaciones estaban activas durante la
segunda mitad del siglo XV. Un primer nivel de significado puede obtenerse
mediante el estudio de los guerreros representados en la escena central del
lienzo. La colocación de los combatientes a lo largo del río de Zizintla a pri-
mera vista parece ser un arreglo estético más que una realidad geográfica;
sin embargo, un análisis cuidadoso de sus ubicaciones con respecto a los to-
pónimos conocidos a lo largo de ambos márgenes del río de Zizintla nos in-
dica que los combatientes fueron pintados en puntos estratégicos del paisaje
que coinciden con sitios arqueológicos donde hemos registrado cerros for-
tificados. Describo aquí los personajes principales y sus glosas asociadas en
el lienzo, siguiendo un orden de arriba hacia abajo, sin suponer que este era
el orden de lectura original, puesto que este lienzo tiene múltiples capas de
significado y se puede entrar a él siguiendo varias direcciones de lectura. La
glosa #1 identifica a un guerrero águila situado en la confluencia de los ríos
Tlapaneco y Zizintla. Aunque en parte la glosa está deteriorada, es posible
leer “Yxtli(uiz...) tlacatecutli”, que significa “el gobernante Yxtli(uiz...)”. La
raíz ixtli se traduce como “rostro”, “ojo”, o “en presencia de” y por extensión,
“vigilante” y “que tiene comprensión de lo que está sucediendo” (Siméon,
1977: 233). Así, puedo interpretar esta escena como la de un gobernante
que es el “centinela” y que luchó una batalla cerca de la fusión de los ríos
Tlapaneco y Zizintla. Arqueológicamente este lugar corresponde a uno de
los pocos pasos a través de las montañas que tiene acceso directo desde el
norte al valle del río Tlapaneco, a lo largo de un camino que hoy atraviesa el
pueblo de Tlatzala, cuyo significado es “la rajada a través de las montañas”.
Curiosamente, el camino de Tlalzala está protegido por una enorme fortifi-
cación llamada Xocotla, que está representada en el Códice Mendoza como
un pueblo tributario de la provincia de Tlapa (Gutiérrez, 2008: 25). Este
glifo también se ve en el Lienzo de Chiepetlán 1, pero Galarza (1972: 125)
lo interpretó erróneamente como Uaxteopan. Inicialmente, yo tenía dudas
acerca de la lectura correcta (Gutiérrez, 2008: 98), pero finalmente pude

81
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

the “Song of the Warriors” in Garibay 2001:177). Topographically,


this place is a large alluvial plain between the communal lands of
Chiepetlan and those of Tenango Tepexi (Figure 13).
Finally, Gloss #10 provides the name of the last warrior as Chi-
maltecpatzin (Galarza 1972:31). The etymology of this name comes
from tecpana, meaning “to organize people by rows or in rows.” Hence,
tecpantli is to organize people in rows, with each row containing twenty
people; and yaotecpana means rows of twenty warriors. Chimaltecpatzi
was therefore someone in charge of organizing the shields (warriors) in
rows, likely of twenty people, for battle. The warrior Chimaltecpatzin
was depicted at the headwaters of the Zizintla basin; and on the Aztec
side of the river, one notes the stronghold of Quiahutepec. Two large
strongholds protect the Tlapanec side, the southern side of the Zizintla
River: the impressive Chiepetepec-Tlancualtepec (Figure 14) and Axo-
xuca-Xochitepec (Gutiérrez 2010b: 39, 128).

The Battle for Tlapa


According to Gloss #8 of the Lienzo de Chiepetlan, Quixitazin Tla-
catecutli began the local dynastic rulership, but it is unclear when
this occurred. Still, there are many chronological markers in the lien-
zo: 1) a reference in Gloss #3 to Moctezuma Ilhuicamina who ruled
between 1440 and 1468; 2) the number of years each local lords of
Chiepetlan ruled: 36 years for the dynastic founder, Quixitatzin Tla-
catecutli, and 19 years for Quixitatzin Chacatecutli; 3) the depiction
of the meeting of an Aztec ambassador with the primary ruler of Tla-
pa-Tlachinollan, Quiahuitl Tlacatecuhtli (Lord Rain) that took place
circa 1460 (Gutiérrez 2005a); and 4) the depiction of Ahuizotl ruling
Tenochtitlan between 1486 and 1502. All these markers indicate the
battles depicted in the lienzo occurred over at least three decades.
This timeframe provides the opportunity for the creation of a con-

82
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

visitar esa sección del río Zizintla y ubicar el sitio arqueológico exactamente
en una montaña fuertemente fortificada, 3 km al sur de la unión de los ríos
Tlapaneco y Zizintla en el límite que divide las tierras comunales de Tlatzala
y San José Buenavista. Xocotla fue una formidable fortificación que propor-
cionaba protección contra ataques mexicas que podían llegar desde el norte
y noreste (Figura 9). Por sus características, la única manera de derrotar a
Xocotla y poder acceder al valle del río Tlapaneco era flanquear la fortale-
za y aislarla, atacándola solamente desde el camino que llega al sitio desde
Tlacuiloyan y Tlatzala. Eso fue precisamente lo que hicieron los mexicas
y sus aliados. Por otra parte, 4 km al norte del río Zizintla, frente a la for-
taleza de Xocotla, en el margen ocupado por los nahuas, hay una serie de
cerros fortificados que culminan en los sitios arqueológicos de Zacualpan
y Zacualpan-Tecomatepec que debieron haber sido sitios fortalezas bajo el
dominio mexica.
La glosa #4 presenta el siguiente texto “aztacohuatzin xvii xitl.
tlatocat” (Galarza, 1972: 30), que proporciona el nombre y el título de
un gobernante local. “Aztacohuatzin” puede ser literalmente traducido
como “Serpiente-Garza”, quien gobernó (tlatocat) durante 17 años, sin
informar dónde exactamente gobernó9. El gobernante Serpiente-Garza
fue pintado cerca del topónimo de Chiltepec (“Montaña de Chile”). Este
es un lugar especial porque en este paraje hay otro paso para cruzar la
cordillera que separa las cuencas de los ríos de Zizintla y el Tlapane-
co. Esta ruta comienza en el sitio fortificado de Quimimiteopan (“aquí
está mi templo”) (Gutiérrez, 2010b: 132) y conduce a la comunidad de
Ahuatepec. Entre los sitios de Xocotla y Quimimiteopan el terreno es
intransitable, con profundas y estrechas quebradas con acantilados casi
verticales (Figura 10).

9 La Relación de Chiepetlán de 1777 menciona a un personaje llamado Serpiente-Gar-


za, quien fue un líder de los migrantes nahuas que los guió desde el Valle de México hasta
Guerrero. Este líder tomó posesión del pueblo de Tenango Tepexi en 1500 d.C. (Barlow, 1946:
239-256).

83
r
Rive
intla
Ziz

Xocotla

0 500

meters

figure 9. Stronghold of Xocotla and its defensive terraces (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 9. Stronghold of Xocotla and its defensive terraces (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 9. Sitio fortificado de Xocotla y sus terrazas defensivas (dibujo de Gerardo Gutié-
rrez).
figure 10. Many deep ravines along the Zizintla River force travelers (or warriors) to use the few available passes to cross
the mountain range between Chiepetlan and Tlapa. Teponomiquia Ravine, Chiepetlan, Guerrero (photo by Gerardo
Gutiérrez).
Figure 10. Many deep ravines along the Zizintla River force travelers (or warriors) to use
the few available passes to cross the mountain range between Chiepetlan and Tlapa.
Teponomiquia Ravine, Chiepetlan, Guerrero (photo by Gerardo Gutiérrez).

Figura 10. Las profundas barrancas del río Zizintla fuerzan a los viajeros o guerreros a uti-
lizar los pocos pasos disponibles para cruzar la cordillera montañosa entre Chiepetlán y
Tlapa. Barranca Teponomiquia, Chiepetlán, Guerrero (foto de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

tested landscape of recurrent battlefields. Since the sources of central


Mexico are mute as to how the province of Tlapa was conquered,
I propose a recreation of the events using the local narrative of the
Lienzo de Chiepetlan 1.
Gloss #3 of the lienzo informs us that a wave of Nahua immi-
grants arrived in eastern Guerrero during the rule of the Mexica em-
peror, Moctezuma Ilhuicamina10 (Galarza 1972:30). Somehow they
were received and accommodated by local rulers in the area between
the present-day villages of Cualac and Chiepetlan. Conflict arose al-
most immediately between the newly arrived Nahuas and the local
population, especially with the well-established Tlapa-Tlachinollan
polity. Gloss #9 of the Lienzo de Chiepetlan 1 states, based on a ludi-
crous pretext, that war between the Nahuas and the Tlapanecs began
because the daughter of the ruler Quixitatzin stole something from
a village subject to Tlapa-Tlachinollan (Galarza 1972:31). Gloss #9
is reinforced by Gloss #2 that states: “Thus under the rule of Quix-
itatzin, in this way the war began.”11 Endemic warfare ensued along
the Zizintla River, requiring the fortification of numerous hilltops for
defensive purposes. These defensive positions were likely not planned
originally to resist the Aztecs but rather were the unintended conse-
quence of a long conflict, in which raiding was the dominant type of
warfare. Nevertheless, by 1486, so many villages had been fortified
that a formidable line of strongholds literally protected all entrances
to the valley of Tlapa (see Figure 8).
The stalemate between local Nahuas and the Tlachinollan polity
ended when the Triple Alliance intervened in the conflict during the

10 auh yniconpa tlatocatca yu iniquac yn ya mo tequipachohua yn petlaçoztecuitl


manoquac: to tlatica atica quixitazi qui manoya…mexico niman oquihual tecuitlan au ypet-
laçoztecuitl…z. yca moyani mano quala yn moteuhçoma (Galarza 1972: 30).
11 yniquac y… tla tocat yn quixitatzin caçnoc yui tlayelostia. ya (Galarza 1972:30).

88
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

La glosa #7 dice así quixitatzin chacatecuitl x.x.iua.x.v.i tlatocat (Ga-


larza, 1972: 30). Esta glosa identifica al personaje central del lienzo, el único
guerrero nahua vestido con traje de jaguar. “Quixitatzin” puede interpre-
tarse como sinónimo de “tlatoani”, ya que describe una persona que puede
expresar o manifestar una idea con claridad. También tiene un significa-
do metafórico, relacionado con la quixoayan calacoayan: “cerrar o abrir el
paso, la puerta” (Sullivan, 1992: 131), que hace referencia al guardián del al-
tépetl. Si es correcta la paleografía de la glosa, Chaca(tecuitl) es un concepto
compuesto que puede ser interpretado como “el gobernante que tiene una
armadura gruesa como la de una acamaya”. El gobernante Quixitatzin Cha-
catecuitl gobernó en Chiepetlán durante 36 años y se le pintó exactamente
al oeste del nombre del lugar de Chiltepec. El antiguo camino real para lle-
gar a Tlapa-Tlachinollan pasaba por Chiltepec. Éste era el camino principal
que conectaba el centro de México con la provincia de Tlapa y la costa del
océano Pacífico, antes de que la fundación del puerto de Acapulco desviara
el camino real hacia Chilpancingo. La importancia del paso de Chiltepec
está representada por el enorme sitio fortificado llamado Cozcatepetl, tam-
bién conocido como Tenango Tepexi (“pared de acantilados”) en el lado sur
del río de Zizintla (Figura 11). Al norte del río de Zizintla, frente a Tenango
Tepexi está el cerro fortificado de Chiepetlán-Cuauhtetl (“bosque de pie-
dra”), en la zona controlada por los nahuas.
La glosa #8 dice quixitatzin: tlacatecutli: quipehualtia. tlatocayotl.
x.v.4., que acompaña a un individuo vestido con un traje de guerrero
águila. Este personaje comparte el título de Quixitatzin con el guerre-
ro descrito anteriormente, por lo que además de ser el guardián de las
tierras de Chiepetlán también tiene el título jerárquico de tlacatecutli
(“señor de hombres”) y la glosa establece que fue el primer fundador
(quipehualtia) del reino (tlatocayotl) de Chiepetlán y gobernó durante
19 años. La raíz pehua además de que significa “comienzo” o “empe-
zar algo” se asocia con acciones de combate, conquista, ganar la batalla,
luchar o arrebatar algo (sobre todo, tierra) por la fuerza. El gobernan-
te Quixitatzin Tlacatecutli fue pintado más al occidente que el Señor

89
figure 11. Stronghold of Tenango Tepexi (“wall of cliffs”) or Cozcatepec (“mountain of necklaces”) (photo by
Gerardo Gutiérrez).
Figure 11. Stronghold of Tenango Tepexi (“wall of cliffs”) or Cozcatepec (“mountain of
necklaces”) (photo by Gerardo Gutiérrez).

Figura 11. Sitio fortificado de Tenango Tepexi (“pared se acantilados”) también llamado
Cozcatepec (“montaña de collares”) (foto de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

first campaign of Ahuitzotl in 1486 (Ixtlixochitl 2003:208). Here, the


lienzo provides the invasion strategy that was most likely followed.
Circa 1460, one or more Aztec ambassadors entered the Tlachinollan
realm and visited the primary settlements. A detailed description of
the roads and passes through the line of fortified hilltops was likely
reported in a tlapallacuilolpan (painted map). Based on the actual
location of the most formidable fortified hilltops, the impassable ter-
rain, and the routes followed by the Aztec ambassadors, it is possi-
ble to guess how Tlapa-Tlachinollan was defeated. I infer that the
most powerful Tlapanec strongholds of Xocotla (in the east) and
Chiepetepec-Tlancualtepec (in the west) were avoided by the Aztecs;
instead, all the forces of the Triple alliance and local Nahuas were
probably concentrated on the central stronghold of Tenango-Tepexi.
Although a formidable fortified hilltop, Tenango-Tepexi defenses can
be outflanked if attacked from its eastern side, from the village of
Ahuatepec. Thus, a diversionary attack might have been aimed at the
forward defenses of the northern face of Tenango-Tepexi to distract
the Tlapanec defenders (Figure 15). Meanwhile, a second force could
have been sent though Barranca Talapa (“gorge of cliffs”) to occu-
py the plains of Ahuatepec. And with this strategy, Tenango-Tepexi
could have been surrounded and besieged, isolating a large Tlapanec
army behind the walls of their primary fortification.
Thereupon, the Aztec forces could have divided again, with one
group attacking Tlapa-Tlachinollan through Barranca Tenango, and
by so doing, the Aztecs and their allies avoided a direct attack on
the fortifications of Cerro de la Ceja and Cerro de la Cruz. Another
force may have been sent to the villages of Tlacuiloyan and Tlatza-
la to besiege the stronghold of Xocotla from its southwestern flank,
the weakest side. Again, the warriors of the fortified village would be

92
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

Quixatatzin Chacatecuitl, precisamente a lo largo del camino que une


Chiepetlán con la cuenca alta del río Tlapaneco, una zona controlada
por el altépetl de Acuitlapan, cuyos gobernantes pertenecían al noble
linaje tlapaneco de los Tlahuiscalera (señores de la estrella de la mañana
o del amanecer) (Gutiérrez, 2002). Este paso estaba protegido por una
serie de sitios fortificados en torno al pueblo de Coachimalco (“en el
escudo de serpientes”). Entre los dos gobernantes llamados Quixitat-
zin (el guerrero jaguar y el guerrero águila mencionados arriba), hay
un glifo que representa una llanura (ixtlahuatl), modificada por diseños
entrelazados de pieles de jaguar y plumas de águila, así como la cabeza
de un jaguar y la cabeza de un águila que hace referencia al difrasismo:
in cuauhixtlahuaca in oceloixtlahuaca (Figura 12). Este glifo representa
otra metáfora náhuatl para un campo de batalla: “el lugar donde se en-
tremezclan la insignia de las águilas y las banderas de los jaguares” (in
cuahtehuehueltica ocelopanitl inepanihui, yeehuaya; ver la línea 195 de la
“Canción de los guerreros” en Garibay, 2001: 177). Desde un punto de
vista topográfico, este lugar se ubica en una gran llanura aluvial entre las
tierras comunales de Chiepetlán y las de Tenango Tepexi (Figura 13).
Finalmente, la glosa #10 proporciona el nombre del último gue-
rrero como Chimaltecpatzin (Galarza, 1972: 31). La etimología de este
nombre viene de tecpana que significa “organizar personas por filas o en
filas”. Por lo tanto, “tecpantli” es organizar gente en filas, cada una con
veinte personas; por lo tanto, yaotecpana son filas de veinte guerreros.
Así, Chimaltecpatzi es la persona encargada de organizar los escudos
(guerreros) en filas de veinte personas para la batalla. El guerrero Chi-
maltecpatzin fue representado en el nacimiento del río Zizintla, en el
área controlada por los nahuas, cerca del antiguo pueblo abandonado de
Quiahutepec. En la cuenca alta del río Zizintla existen dos sitios fortifi-
cados que protegen la zona controlada por los tlapanecos, en la margen
sur del río de Zizintla tenemos: 1) el impresionante sitio de Chiepe-
tepec-Tlancualtepec (Figura 14) y 2) Xochitepec-Axoxuca (Gutiérrez,
2010b: 39, 128).

93
figure 12. The Plain of the Eagles and Jaguars, a metaphor
Figure 12. The Plain of the Eagles and Jaguars, a metaphor for a battlefield: “the place where
the insignia of the eagles and the flags of the jaguars intermixed” (in cuahtehuehueltica
ocelopanitl inepanihui, yeehuaya); it may correspond to the location of Barranca Pona-
puyetl (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 12. La Planicie de las Águilas y los Jaguares, una metáfora para referirse a un campo
de batalla: “el lugar donde las insignias de águilas y las banderas de los jaguares se
mezclan” (in cuahtehuehueltica ocelopanitl inepanihui, yeehuaya); puede corresponder
al lugar llamado Barranca Ponapuyetl (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
figure 13. Barranca Ponapuyetl: the plain dividing the communal lands between Tenango Tepexi and Chiepetlan. This may
also be the Plain of the Eagles and Jaguars in the Lienzo de Chiepetlan 1 (photo by Gerardo Gutiérrez).
Figure 13. Barranca Ponapuyetl: the plain dividing the communal lands between Tenango
Tepexi and Chiepetlan. This may also be the Plain of the Eagles and Jaguars in the Lien-
zo de Chiepetlan 1 (photo by Gerardo Gutiérrez).

Figura 13. Barranca Ponapuyetl es la planicie que divide las tierras comunales entre Tenan-
go Tepexi y Chiepetlán. Fue representada como la planicie de las águilas y los jaguares
en el Lienzo de Chiepetlán 1 (foto de Gerardo Gutiérrez).
figure 14. Stronghold of Chiepetepec-Tlacualtepetl, Tlapa de Comonfort, Guerrero (photo by Gerardo Gutiérrez).
Figure 14. Stronghold of Chiepetepec-Tlacualtepetl, Tlapa de Comonfort, Guerrero (photo
by Gerardo Gutiérrez).

Figura 14. Sitio fortificado de Chiepetepec-Tlacualtepetl, Tlapa de Comonfort, Guerrero


(foto de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

trapped inside their own defenses. From Tlaltzala, the western Aztec
force could have descended from the ridge top of Cerro Cuexcomatzin
and stormed through the almost unprotected sites of Ixcateopan and
Atlamaxac. At this point, the eastern force could have joined with the
western one descending into the valley of Tlapa through Barranca
Tenango. The two Aztec forces could then have attacked Tlapa-Tla-
chinollan from the west and from the east. Folio 27 of the Codex
Azoyú 1 (Figure 16) shows the temple of Tlapa-Tlachinollan burning
in the year 7 Deer of the Tlapanec calendar (1486). According to the
chronological framework of the Codex Humboldt Fragment 1, Tla-
pa-Tlachinollan fell during November or December of 1486 (Gutiér-
rez et al. 2009).
Once Tlapa was conquered, Aztec forces could have moved to
take control of the villages around Tototepec. They could then have
returned to Tlapa-Tlachinollan and moved along the upper stream of
the Tlapanec River to conquer the large villages around Acuitlapan.
Finally, the Aztec forces could have attacked Coachimalco from the
rear, effectively breaking the line of the fortified hilltops between the
Zizintla and Tlapanec Rivers. This did not end the conquest of east-
ern Guerrero, since according to folios 30 and 31 of Codex Azoyú 1,
the formidable stronghold of Chiepetepec-Tlancualtepec did not fall
until 1509 and the valley of Alcozauca and the site of Hueycatenango
were not conquered until 1514.
Up to this point, I have presented two types of information:
1) the archaeological settlement patterns of the numerous fortified
hilltops along both sides of the Zizintla River; and 2) the emic view
of the Nahuas of Chiepetlan based on their painted lienzo, depict-
ing their actions in war and the importance of each fortified place
as they saw them. But is there any other material proof of the con-

100
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

La batalla por Tlapa


Según la glosa #8 del Lienzo de Chiepetlán 1, Quixitazin Tlacatecutli
comenzó una dinastía de gobernantes locales, pero no es claro cuándo
ocurrió esto. No obstante, existen varios marcadores cronológicos en
el lienzo mismo: 1) una referencia en la glosa #3 a Moctezuma Ilhui-
camina, quien gobernó entre 1440 y 1468; 2) el número de años que
gobernaron cada uno de los señores locales de Chiepetlán: 36 años para
el fundador dinástico, Quixitatzin Tlacatecutli y 19 años para el lla-
mado Quixitatzin Chacatecutli; 3) la representación de la reunión del
embajador mexica con el gobernante primario de Tlapa-Tlachinollan
llamado Quiahuitl Tlacatecuhtli (Señor Lluvia), reunión que tuvo lugar
alrededor del año 1460 d.C. (Gutiérrez, 2005); y 4) la representación del
emperador Ahuizotl quien gobernó Tenochtitlán entre 1486 y 1502 d.C.
Todos estos marcadores cronológicos indican que las batallas represen-
tadas en el lienzo sucedieron en un lapso de tres décadas. Este espacio-
tiempo ofrece la oportunidad para la creación de un paisaje contestado
con la presencia de campos de batalla recurrentes. Puesto que las fuen-
tes del centro de México son mudas en cuanto a cómo fue conquistada
la provincia de Tlapa, propongo la recreación de dichos acontecimien-
tos mediante una lectura interpretativa de la narrativa local pintada en
el Lienzo de Chiepetlán 1.
Comencemos por decir que la glosa #3 del lienzo nos informa que
numerosos grupos de inmigrantes nahuas llegaron al oriente de Guerrero
durante el gobierno del emperador mexica Moctezuma Ilhuicamina10 (Ga-
larza, 1972: 30). De alguna manera fueron recibidos por los gobernantes
locales y acomodados en el área entre las actuales localidades de Cualac y
Chiepetlán. Un conflicto emergió casi de inmediato entre los nahuas recién
llegados y la población local, especialmente con el bien establecido seño-
río de Tlapa-Tlachinollan. La glosa #9 del Lienzo de Chiepetlán 1 establece

10 auh yniconpa tlatocatca yu iniquac yn ya mo tequipachohua yn petlaçoztecuitl ma-


noquac: to tlatica atica quixitazi qui manoya…mexico niman oquihual tecuitlan au ypetlaçoz-
tecuitl…z. yca moyani mano quala yn moteuhçoma (Galarza, 1972: 30).

101
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

quest of Tlapa-Tlachinollan or are we forced to base our arguments


on what may be biased accounts painted on cotton and paper bark? A
total survey of the alluvial plain located between Tenango Tepexi and
Chiepetlan revealed scanty human occupation in a region of prime
agricultural land. Human occupation has only been documented be-
hind protected terraces at the above-mentioned sites, where modern
inhabitants usually find large quantities of projectile points and axes.
In a brief survey along the terraces of the site of Quimimiteopan, I
collected three stone axes in two terraces. Although Aztec ceramics
are present around Chiepetlan, their percentages are negligible. Still,
a calendrical stone carved in Aztec style has been preserved in the
nearby town of San Bartolome Tlaquiltepec (Figure 17). This stone
displays the year 2 Reed, corresponding either to year 1455 or 1507,
and provides actual material evidence of Aztec presence in eastern
Guerrero beyond the linguistic and ethnohistorical sources, this be-
cause the dominant calendar in the Tlapanec region does not use the
Reed year-bearer glyph, it uses the Grass glyph instead. More research
and excavations need to be done along the sites of the Zizintla River,
but all the evidence seems to indicate that we have actually located a
well-preserved landscape where many battles took place.

102
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

que comenzó la guerra entre los nahuas y los tlapanecos porque la hija del
gobernate Quixitatzin robó algo de un pueblo sujeto a Tlapa-Tlachinollan
(Galarza, 1972: 31), un pretexto un tanto absurdo que esconde la existencia
de fricciones mayores que estaban listas para detonar a la primera oportu-
nidad. La glosa #9 se refuerza con la glosa #2 que dice: “Así bajo el gobierno
de Quixitatzin, de esta manera, comenzó la guerra11”. Un estado de guerra
endémica emergió a lo largo del río de Zizintla entre los tlapanecos y los na-
huas inmigrantes, requiriendo la creación o la reocupación de numerosas
cumbres fortificadas para usarse con fines defensivos. Estas posiciones mi-
litares no necesariamente planeadas para resistir a los nahuas y menos a los
mexicas, sino como resultado de consecuencias no planeadas, causadas por
un largo conflicto en que los ataques sorpresa y batallas floridas debieron
haber sido la norma. Para 1486 d.C. muchos pueblos ya habían sido fortifi-
cados, creando una formidable línea de reductos que protegían literalmente
todas las entradas al valle de Tlapa (ver figura 8). El estancamiento del con-
flicto entre nahuas locales y el reino de Tlapa-Tlachinollan terminó cuando
la Triple Alianza intervino en el conflicto durante la primera campaña de
Ahuitzotl en 1486 (Ixtlixóchitl, 2003: 208). Es en este punto cuando el lien-
zo revela la posible estrategia de invasión. Alrededor del año 1460, uno o
varios embajadores mexicas entraron en el reino de Tlachinollan y visitaron
sus altépetl primarios. Una descripción detallada de los caminos que atra-
viesan la provincia, los ríos, cordilleras y los sitios fortificados se registraron
en un tlapallacuilolpan (mapa de guerra pintado). Con base en la ubicación
real de los cerros fortificados más relevantes, el conocimiento del terreno
intransitable y las rutas seguidas por los embajadores mexicas, es posible
proponer cómo el reino de Tlapa-Tlachinollan fue derrotado. Infiero que
el poderoso bastión tlapaneco de Xocotla (al oriente del río Zizintla) y el
bastión de Chiepetepec-Tlancualtepec (al poniente del mismo río) fueron
evitados por los mexicas; en cambio, todas las fuerzas de la Triple Alianza
y los nahuas locales probablemente se concentraron en atacar el bastión

11 yniquac y… tla tocat yn quixitatzin caçnoc yui tlayelostia. ya (Galarza, 1972: 30).

103
Conclusions

I
t has been difficult to locate and study an actual Aztec bat-
tlefield, even though we have plenty of descriptions of them
in the ethnohistorical record. Plunket and Uruñuela (1994)
have argued convincingly through indirect archaeologi-
cal evidence for the location of a flowery war battlefield in
the Atlixco Valley of southern Puebla. In addition to this
case, eastern Guerrero provides a well-preserved landscape of con-
flict related to the formation and expansion of the last Mesoameri-
can imperial society. Aztec battlefields along the Zizintla River are
materialized via 1) the emplacement of large Nahua and Tlapanec
strongholds in the mountains along both sides of the Zizintla River,
2) in the buffer area of the unoccupied alluvial plain between Ten-
ango Tepexi and Chiepetlan, and 3) in the presence of a calendrical
stone carved in Aztec imperial style commemorating a New Fire cer-
emony—the first Aztec style stone reported in eastern Guerrero and
testament to Tenochtitlan’s imperial activities in the Tlapa province.
Local ethnohistorical sources have been a guide for locating
and understanding the impressive fortified hilltops in eastern Guer-
rero. These documents fill a gap in the sources of central Mexico and
inform us how the Mexica-Tenochca took advantage of local con-
flicts and allies to expand their domain over Mesoamerica. Although
all Nahuas of eastern Guerrero trace their migration histories to dif-
ferent political systems of central Mexico (Dehouve 1995), the Lienzo
de Chiepetlan 1 provides them with a strong voice as to their deeds as
local actors. In their own terms, the Aztecs did not start the war with
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

central de Tenango Tepexi. Aunque este es un formidable sitio fortificado,


las defensas de Tenango Tepexi pueden ser rodeadas y puede ser aislado del
resto de la cordillera si se le ataca desde su flanco oriental, desde el camino
de Ahuatepec. Por lo tanto, un ataque de distracción podría haber sido lan-
zado directamente hacia las defensas frontales en la cara norte del Tenan-
go Tepexi para llamar la atención de los defensores tlapanecos (Figura 15).
Mientras tanto, el grueso de la fuerza de los mexicas subió la cordillera por
el estrecho camino que corre por la barranca Talapa (“garganta de acantila-
dos”) para ocupar los llanos entre Ahuatepec y Tlacuiloya. Con esta estrate-
gia, Tenango Tepexi podría haber sido sitiado, aislando una buena parte de
las defensas tlapanecas detrás de las murallas de su fortificación primaria,
sin poder salir de ella.
Con esto, las fuerzas mexicas podrían haberse dividido una vez
más, tomando el camino a Tlapa con un grupo que corre a través de la
barranca de Tenango, con lo que evitarían una confrontación directa
contra los sitios fortificados del Cerro de la Ceja y Cerro de la Cruz. La
otra fuerza mexica habría avanzado desde Tlacuiloyan a Tlatzala para
asediar la fortaleza de Xocotla desde su flanco suroeste y, una vez más,
los guerreros de este sitio fortificado habrían quedado atrapados dentro
de sus propias defensas. En Tlaltzala, el ala occidental de la fuerza mexi-
ca habría descendido desde del cerro Cuexcomatzin para atacar los sitios
de Ixcateopan y Atlamaxac, que están casi desprotegidos. En este punto,
el ala oriental mexica podría haber entrado al valle de Tlapa y unirse en
un movimiento de pinza con la fuerza occidental que entró al valle de
Tlapa a través de la barranca de Tenango. Así, las dos fuerzas mexicas
podrían haber atacado los asentamientos primarios de Tlapa-Tlachino-
llan desde el oeste y el este. El folio 27 del Códice Azoyú 1 (Figura 16)
muestra al templo de Tlapa-Tlachinollan ardiendo en llamas en el año 7
venado del calendario tlapaneco (1486 d.C.). De acuerdo con el marco
cronológico del Códice Humboldt Fragmento 1, Tlapa-Tlachinollan cayó
a finales de noviembre o principios de diciembre de 1486 d.C. (Gutié-
rrez et al., 2009).

105
1- Diversionary attack to the front-line defenses 1- Ataque divisionario a las defensas de primera
of Tenango Tepexi línea de Tenango Tepexi
2- Movement of Aztec force to Ahuatepec 2- Movimiento de fuerza mexica hacia Ahuatepec
through Barranca Talapa a través de la Barranca Talapa
3- Siege of Tenango Tepexi on its eastern flank 3- El sitio de Tenango Tepexi en su flanco oriental

Gutiérrez).
4- Aztec force advances to Tlapa-Tlachinollan 4- La fuerza mexica avanza a Tlapa-Tlachinollan
through Barranca Tenango a través de la Barranca Tenango
5- Second Aztec force moves west along the ri- 5- La segunda fuerza mexica se mueve ha-
dgetop of Cerro Tlacuilotzin cia el oeste a lo largo de la cresta del
6- Siege of Xocotla on its western flank Cerro Tlacuilotzin
7- Attack on Ixcateopan 6- Sitio de Xocotla en su flanco occidental

(dibujo de Gerardo Gutiérrez).


8- Attack on Atlamaxac 7- Ataque a Ixcateopan
9- Attack on Tlapa-Tlachinollan from its eastern 8- Ataque a Atlamaxac
flank 9- Ataque a Tlapa-Tlachinollan desde su flanco
10- Attack on Tlapa-Tlachinollan from its wes- oriental
tern flank 10- Ataque a Tlapa-Tlachinollan desde su flanco
occidental

Figure 15. Hypothetical strategy to conquer Tlapa-Tlachinollan based on the movements of

vimiento de un grupo de embajadores mexicas representados en el Lienzo de Chiepetlán 1


a group of Aztec envoys depicted in the Lienzo de Chiepetlan 1 (drawing by Gerardo

Figura 15. Estrategia hipotética de cómo se conquistó Tlapa-Tlachinollan con base en el mo-
Figure 16. Conquest of Tlapa-Tlachinollan as depicted in the Folio 27 of the Codex Azoyú 1
(BNAH-INAH).

Figura 16. Conquista de Tlapa-Tlachinollan como está representada en el Folio 27 del Có-
dice de Azoyú 1 (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

Tlapa-Tlachinollan, it was the daughter of the local ruler Quixitatzin


who entered the Tlapa-Tlachinollan polity to steal, a situation that
evolved, perhaps unexpectedly, in prolonged conflict over several de-
cades. In the Lienzo de Chiepetlan 1, the Aztecs only intervened in
the war opportunistically, and by doing so, they legitimized the ac-
tions of the local Nahua rulers. The locals also took the opportunity
to appropriate war insignias like jaguar and eagle costumes and noble
titles from the Aztec emperor of Tenochtitlan as represented by meta-
phorical appellations such as “sentry,” “Serpent-Heron,” “gatekeeper,”
“ruler of men,” “the founder,” “organizer of warriors.”
If my interpretation is correct, the Lienzo de Chiepetlan 1 de-
picts a yaotlapallacuilolpan (painted map of a battlefield) describing
the Aztec conquest of Tlapa Tlachinollan from the point of view of
the local Nahuas. This Early Colonial lienzo describes the topogra-
phy of a specific area of conflict, especially the location of key sites,
rivers, and roads in Eastern Guerrero. It also depicts a probable strat-
egy of war based on a series of movements and battles according to
a Colonial narrative that weaves Aztec imperial strategies with local
agency represented by migrant Nahua groups. My hypothetical re-
construction of the Aztec conquest of Tlapa takes into consideration
practices typical of Aztec warfare, in which cunning and trickery is
preferred over large-scale, open confrontations. According to Ixtlixo-
chitl (2003:208), the three partners of the Aztec Empire, Tenochtitlan,
Texcoco and Tlacopan, participated in the Tlapa campaign. This sug-
gests a large army capable of dividing into smaller fighting units. The
lines of movement depicted in the lienzo suggest the army split into
at least two forces: to first isolate the primary strongholds of Tenango
Tepexi and Xocotla, and then to attack Tlapa-Tlachinollan simulta-
neously from the west and east flanks. The archaeology of Aztec bat-

110
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

Una vez que el señorío de Tlapa-Tlachinollan fue conquistado,


las fuerzas mexicas podrían haber tomado el control de los asentamien-
tos alrededor de Tototepec. Desde Tlapa-Tlachinollan resulta sencillo
seguir los ramales superiores del río Tlapaneco para conquistar los
grandes asentamientos alrededor de Acuitlapan. Por último, las fuer-
zas mexicas podrían haber atacado Coachimalco desde su retaguardia,
rompiendo con eficacia la línea de sitios fortificados entre los ríos Tla-
paneco y Zizintla. Estas acciones no habrían concluido con la conquis-
ta del oriente de Guerrero, ya que, según los folios 30 y 31 del Códice
Azoyú 1, la formidable fortaleza de Chiepetepec Tlancualtepec fue con-
quistada hasta 1509 d.C., mientras que el valle de Alcozauca y el sitio de
Hueycatenango fueron conquistados hasta 1514 d.C.
Para apoyar esta interpretación, he presentado dos tipos de infor-
mación: 1) los patrones de asentamiento arqueológico de los numerosos
cerros fortificados a lo largo de ambos márgenes del río Zizintla, y 2) la
narrativa emic de los nahuas de Chiepetlán con base en su lienzo pintado,
que representa sus acciones en la guerra y la importancia que cada lugar
fortificado tuvo. ¿Pero hay otras pruebas materiales de la conquista de
Tlapa-Tlachinollan o estamos obligados a basar todos nuestros argumen-
tos en las pictografías pintadas sobre las mantas de algodón y los papeles
de corteza de árbol? Un estudio amplio de la llanura aluvial situada entre
Tenango Tepexi y Chiepetlán nos ha revelado la escasa ocupación hu-
mana en una región de tierras agrícolas de primera clase. En esta zona
la presencia de ocupación humana sólo se ha documentado en las terra-
zas protegidas de los sitios ya mencionados en la cuenca del río Zizintla,
donde los habitantes modernos generalmente encuentran grandes canti-
dades de puntas del proyectil y hachas. En un breve recorrido a lo largo
de las terrazas del sitio de Quimimiteopan se recogieron tres hachas de
piedra en dos terrazas. Si bien la cerámica mexica está presente alrededor
de Chiepetlán, sus porcentajes son insignificantes. Aún así, un calendario
de piedra tallado en estilo mexica se ha conservado en el pueblo cercano
de San Bartolomé Tlaquiltepec (Figura 17). Esta piedra muestra el año

111
figure 16. Calendrical stone in Aztec style, from San
Bartolome Tlaquiltepec, eastern Guerrero. Year 2 Reed,
likely 1455 or 1507 (drawing by Gerardo Gutiérrez).
Figure 17. Calendrical stone in Aztec style, from San Bartolome Tlaquiltepec, eastern Guer-
rero. Year 2 Reed, likely 1455 or 1507 (drawing by Gerardo Gutiérrez).

Figura 17. Piedra con cargador de año calendárico en estilo mexica, encontrada en San Bar-
tolome Tlaquiltepec, oriente de Guerrero. Año 2 Caña que representa el año de 1455 o el
de 1507 d.C. (dibujo de Gerardo Gutiérrez).
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

tlefields is an underdeveloped but promising field of archaeological


research, one in which each battle needs to be studied and evaluated
case by case. Surviving accounts of Aztec battles tend to emphasize
elite roles in the wars, silencing the participation of commoners and
local allies. This is an unavoidable bias in almost any written or paint-
ed source, but this is precisely why archaeological research of these
contested landscapes can reveal the silences contained in the Aztec
royal narratives (Trouillot 1995:25).

114
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

2 Caña, correspondiente al año 1455 o bien a 1507 d.C. y proporciona


la evidencia material de la presencia mexica en el oriente de Guerrero,
independientemente de las fuentes etnohistóricas y lingüísticas. Recor-
demos que el calendario dominante en la región de tlapaneca no utiliza
el portador de año Caña, sino el cargador Hierba, por lo que esta piedra
al utilizar un portador nahua nos indica que los mexicas introdujeron su
propio calendario. Si bien se necesitan más investigación y excavaciones
a lo largo de los sitios del río de Zizintla, toda la evidencia parece indicar
que hemos localizado un paisaje muy bien conservado donde ocurrieron
muchas batallas.

115
Conclusiones

H
a sido difícil localizar y estudiar un campo de batalla
mexica o prehispánico en Mesoamérica, esto a pe-
sar de que existen muchas referencias iconográficas,
epigráficas e históricas que los describen. Plunket
y Uruñuela (1994) han argumentado convincente-
mente a través de evidencia arqueológica indirecta
sobre la ubicación de un campo de batalla usado en las guerras floridas
en el valle de Atlixco en el sur de Puebla. Además de ese caso, el oriente
de Guerrero nos ofrece un paisaje bien conservado de conflicto rela-
cionado con la formación y expansión de la última sociedad imperial
mesoamericana. Los campos de batalla mexicas descritos en el Lienzo
de Chiepetlán 1 a lo largo del río Zizintla se materializan a través de: 1)
el emplazamiento de grandes posiciones defensivas nahua y tlapanecas
en las montañas en ambos márgenes del río Zizintla, 2) en la existencia
de una zona de amortiguamiento en la llanura aluvial entre Tenango
Tepexi y Chiepetlán, que tiene buenos terrenos agrícolas pero que no
presenta ocupación humana y 3) en presencia de un calendario de pie-
dra talladas en estilo imperial mexica que conmemora una ceremonia
del fuego nuevo, la primera piedra de estilo imperial encontrada en el
oriente de Guerrero y que es testimonio de las actividades imperiales de
Tenochtitlán en la provincia de Tlapa.
Las fuentes etnohistóricas locales han servido como guía para
localizar y comprender las impresionantes posiciones fortificadas en
el oriente de Guerrero. Estos documentos llenan un vacío en las fuen-
tes del centro de México y nos informan cómo los mexica-tenochcas
se aprovecharon de conflictos regionales y usaron aliados locales para
ampliar su dominio sobre el resto de Mesoamérica. Si bien los nahuas
del oriente de Guerrero llevan los orígenes de sus historias de la mi-
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

gración a diferentes puntos de la cuenca de México (Dehouve, 1995),


el Lienzo de Chiepetlán 1 les proporciona referentes históricos y les da
voz como actores locales en la expansión nahua de Mesoamérica. En
los propios términos del Lienzo de Chiepetlán 1, los mexicas y la Triple
Alianza no iniciaron la guerra contra Tlapa-Tlachinollan. Fue la hija del
gobernante local Quixitatzin quien entró a los dominios del reino de
Tlapa-Tlachinollan a robar, un evento quizás inesperado que detonó un
prolongado conflicto que duró varias décadas. Según el Lienzo de Chie-
petlán 1, los mexicas sólo intervinieron en la guerra de manera opor-
tunista y al hacerlo legitimaron las acciones de los gobernantes nahuas
locales. Éstos aprovecharon la llegada de las fuerzas del imperio para
obtener insignias de guerra, trajes de jaguar y águila y hacerse de títulos
nobiliarios asociados a las recompensas de guerra que solía otorgar el
emperador mexica a sus aliados de guerra. Esto se observa también en
el uso de apelativos metafóricos en los nombres de los gobernantes tal
como “el que cuida la puerta”, “centinela”, “Serpiente-Garza”, “líder de
hombres”, “el fundador” y “organizador de guerreros”.
Si mi interpretación es correcta, el Lienzo de Chiepetlán 1 repre-
senta un yaotlapallacuilolpan (mapa pintado de un campo de batalla)
que describe la conquista mexica de Tlapa-Tlachinollan desde el punto
de vista de los nahuas locales. Este lienzo colonial temprano describe
la topografía de un área específica del conflicto, especialmente la ubi-
cación de sitios clave, ríos y caminos del oriente de Guerrero. También
representa la estrategia probable de las acciones de guerra entre nahuas
y tlapanecos, la cual se basó en una serie de movimientos y batallas que
entretejen las estrategias imperiales de la Triple Alianza con la agencia
local representada por grupos nahuas migrantes que se habían asen-
tado en Guerrero antes de que el imperio decidiera expandirse en esa
zona. Mi reconstrucción hipotética de la conquista mexica de Tlapa
toma en consideración las prácticas típicas de la guerra imperial mexica
y mesoamericana, en el que la astucia y el engaño es preferido sobre los
enfrentamientos abiertos a gran escala. Según Ixtlixóchitl (2003: 208),

119
G. Gutiérrez La conquista mexica del reino de tlapa

los tres socios del Imperio de la Triple Alianza –Tenochtitlán, Texco-


co y Tlacopan– participaron en la campaña de Tlapa. Esto sugiere un
ejército de buen tamaño capaz de dividirse en pequeñas unidades de
combates. Las líneas de movimiento representadas en el lienzo sugieren
que el ejército se dividió en al menos dos fuerzas cuando se aislaron las
fortalezas principales de Tenango Tepexi y Xocotla y después para ata-
car Tlapa-Tlachinollan simultáneamente desde los flancos occidentales
y orientales. La arqueología de campos de batalla de mexicas es un área
de estudio que no se ha desarrollado aún, pero que promete ser una lí-
nea de investigación arqueológica muy rica, pues cada campo de batalla
necesita ser estudiado y evaluado, evitando imponer generalidades. Los
relatos sobrevivientes de las batallas mexicas tienden a destacar el papel
de las elites en las guerras, silenciando la participación de comuneros y
aliados locales. Se trata de un sesgo inevitable en casi cualquier fuente
histórica, pero es aquí precisamente cuando la investigación arqueológi-
ca de estos paisajes de guerra puede revelar los silencios (a la Trouillot,
1995: 25) de las narrativas imperiales mexica.

121
Appendix

W
hat follows are representations of war
and battles that were fought during the
Aztec conquests according to the His-
tory of the Indies of New Spain by Fray
Diego Durán. I reproduce the illustra-
tions of Fray Diego Durán depicting the
conquests of the Aztecs, together with a map showing the tributary
provinces of the Aztec Empire, to provide some background on the
pictorial tradition of Colonial Mexico during the second half of the
XVI century, especially those images depicting themes of Aztec war-
fare and battlefields. Here, I have redrawn lithographs created by
Jules Desportes for Alexis Aubin, circa 1849, which were originally
published in the first edition of the Historia de las Indias de Nueva
España E Islas de Tierra Firme (1867-1880). This lithographic art was
preserved thanks to the diligence of Don José Fernando Ramírez.
Duran’s illustrations are in the European artistic tradition, but
they have palpable indigenous influence that can be seen in the pic-
tographic execution of the Nahua toponymy and the hieroglyphic
names of the Mexica emperors. All of the illustrations reproduced
here are present in the First Treaty of the Duran’s chronicle that deals
with the history of the Aztecs and includes Aztec warfare and battles.
This First Treaty is a variant of the so-called Chronicle X, a hypothet-
ical lost manuscript that was used and recopied by multiple authors,
including Durán, Alvarado Tezozomoc, Fernando de Alva Ixtlixo-
chitl and later the Jesuit Juan de Tovar, the latter copying Durán’s
Apéndice

R
epresentaciones de guerra y batallas que se libraron du-
rante las conquistas Mexicas, según la Historia de las
Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, por el
Fray Diego Durán. Para poner en contexto la tradición
pictórica colonial de la segunda mitad del siglo XVI que
representa guerras y campos de batalla mexicas, he de-
cidido reproducir las ilustraciones de Fray Diego Durán que ilustran las
conquistas mexicas, además de un mapa con la ubicación de las pro-
vincias tributarias del Imperio de la Triple Alianza. En este apéndice se
redibujaron las litografías que realizó Jules Desportes para Alexis Aubin
a mediados de 1849 y que fueran distribuidas por Don José Fernando
Ramírez, quien promovió la primera edición de la Historia de las Indias
de Nueva España e Islas de Tierra Firme (1867-1880).
En lo que se refiere a las ilustraciones mismas, si bien son pintu-
ras de tradición europea, tienen influencia indígena palpable que puede
apreciarse en la ilustración de la toponimia nahua y los nombres jeroglífi-
cos de los emperadores mexicas. Las ilustraciones referentes a la historia
mexica, de las cuales representamos aquí las que contienen temas bélicos,
se encuentran en el “Tratado Primero”, y que corresponde a la narrativa
de la llamada Crónica X, que comparte la misma historia que se encuentra
en las historias mexicas de Alvarado Tezozomoc, Fernando de Alva Ix-
tlixóchitl y el jesuita Juan de Tovar. Las ilustraciones del “Tratado Segun-
do” fueron recortadas de manuscritos previos, quizás crónicas escritas por
autores indígenas y presentan una temática religiosa y ceremonial nahua.
En este trabajo he propuesto que las figuras de batallas de Durán
pueden estar basadas en mapas de guerra, parecidos al Lienzo de Chie-
petlán 1, que Sahagún llamó “Yaotlapallacuilolpan”, que se puede inter-
pretar como “la colorida pintura de la guerra o batalla”.
The aztec conquest of the Kingdom of tlapa... G. Gutiérrez

work. The illustrations of the second Treaty were taken from a pre-
vious manuscript, perhaps chronicles written by indigenous authors,
and contain religious themes and Nahua ceremonies. I have pro-
posed here that the representations of battlefields in Durán’s figures
are based on maps of war, similar to the Lienzo de Chiepetlan 1, that
Sahagun defined as yaotlapallacuilolpan, which can be interpreted as
the “colorful maps of war and battles”.

124
provincias tributarias del Imperio de la Triple Alianza
Núm. Provincia Mexica Tributo en mantas* Núm. Provincia Mexica Tributo en mantas*
1 Tlatelolco 9869 31 Xoconochco 12660
2 Petlacalco 24725 32 Quauhtochco 8600
3 Acolhuacan 24513 33 Cuetlaxtla 30020
4 Quauhnauac 20443 34 Tlapacoyan 12900
5 Huaxtepec 19383 35 Tlatlauhquitepec 21015
6 Quauhtitlan 5065 36 Tochpan 26510
7 Axocopan 7155 37 Atlan 45000
8 Atotonilco el 6711 38 Tzicoac 10725
Grande 39 Oxitipa 24090
9 Hueypochtlan 7170 Total de mantas 652246
10 Atotonilco de 13100 tributarias
Pedraza *El tributo es conviertido a mantas
11 Xilotepec 15297 (Gutiérrez 2015)
12 Quahuacan 11115
13 Tolocan 9551
14 Ocuilan 8643
15 Malinalco 3941
16 Xocotitlan 2339
17 Tlachco 9634
18 Apan 14844
19 Tepecuacuilco 36540
20 Cihuatlan 36000
21 Tlapan 12080
22 Tlacozautitlan 6465
23 Quiauhteopan 2440
24 Yoaltepec 2025
25 Chalco 6625
26 Tepeacac 7501
27 Coixtlahuaca 23450
28 Coyolapan 6825
29 Tlachquiauco 7565
30 Tochtepec 99715
*El tributo es conviertido a mantas
(Gutiérrez 2015)
Figure 18a. The Aztecs are attacked in Chapultepec (After Durán, 1880, plate 2).

Figura 18a. Los mexicas son atacados en Chapultepec por la gente de Azcapotzalco y Culhua-
cán (con base en Durán, 1880, ilustración 2).
Figure 18b. The Aztecs attack the Tepanec of Coyoacan (After Durán, 1880, plate 5).

Figura 18b. Los mexicas atacan a los tepanecas de Coyoacán (con base en Durán, 1880,
ilustración 5).
Figure 18c. The Aztecs attack Xochimilco (After Durán, 1880, plate 6).

Figura 18c. Los mexicas atacan Xochimilco (con base en Durán, 1880, ilustración 6).
Figure 18d. The Aztecs attack Cuitlahuac (After Durán, 1880, plate 7).

Figura 18d. Los mexicas atacan Cuitlahuac (Con base en Durán, 1880, ilustración 7).
Figure 18e. The Aztecs attack Chalco (After Durán, 1880, plate 8).

Figura 18e. Los mexicas atacan a Chalco (con base en Durán, 1880, ilustración 8).
Figure 18f. War between Tenochtitlan and Tlatelolco, first battle (After Durán, 1880,
plate 10).

Figura 18f. La guerra entre Tenochtitlán y Tlatelolco, primera batalla (con base en Durán,
1880, ilustración 10).
Figure 18g. War between Tenochtitlan and Tlatelolco, second battle (After Durán, 1880,
plate 11).

Figura 18g. La guerra entre Tenochtitlan y Tlatelolco, segunda batalla (con base en Durán,
1880, ilustración 11).
Figure 18h. The Aztecs intervene in the war between Tenantzinco and Matlatzinco (After
Durán, 1880, plate 11).

Figura 18h. Los mexicas intervienen en la guerra entre Tenantzinco y Matlatzinco (con base
en Durán, 1880, ilustración 11).
Figure 18i. War between Tenochtitlan and Meztitlan (After Durán, 1880, plate 13).

Figura 18i. La guerra entre Tenochtitlán y Meztitlan (con base en Durán, 1880, ilustración 13).
Figure 18j. The Aztecs attack Tehuantepec (After Durán, 1880, plate 15).

Figura 18j. Los mexicas atacan Tehuantepec (con base en Durán, 1880, ilustración 15).
Figure 18k. The Aztecs invade Soconusco (After Durán, 1880, plate 17).

Figura 18k. Los mexicas invaden Soconusco (con base en Durán, 1880, ilustración 17).
Figure 18l. The Aztecs attack Cuatzontla and Xaltepec (After Durán, 1880, plate 20).

Figura 18l. Los mexicas atacan Cuatzontla y Xaltepec (con base en Durán, 1880
ilustración 20).
Figure 18m. The Aztec attack Quetzaltepec y Tototepec (After Durán, 1880, plate 20).

Figura 18m. Los mexicas atacan Quetzaltepec y Tototepec (con base en Durán, 1880,
ilustración 20).
Figure 18n. The Aztecs attack Huexotzinco (After Durán, 1880, plate 21).

Figura 18n. Los mexicas atacan Huexotzinco (con base en Durán, 1880, ilustración 21).
Figure 18o. The Aztecs attack Cholula (After Durán, 1880, plate 22).

Figura 18o. Los mexicas atacan Cholula (con base en Durán, 1880, ilustración 22).
Figure 18p. Siege of the Palace of Axayacatl (After Durán, 1880, plate 30).

Figura 18p. Sitio al Palacio de Axayacatl (con base en Durán, 1880, ilustración 30).
Figure 18q. The Spanish conquistadors and their Indian allies wage war to other Indian
nations (After Durán, 1880, plate 31).

Figura 18q. Los conquistadores españoles y sus aliados indígenas hacen la guerra a otras
naciones indias (con base en Durán, 1880, ilustración 31).
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1998 Warfare and Status Rivalry: Lowland Maya and Polynesian
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Research Press, Santa Fe.

171
La conquista Mexica del reino de Tlapa, Guerrero.
The Aztec Conquest of the Kingdom of Tlapa, Guerrero.
Editado por Leonel Rivera Editor, se terminó de imprimir
el 16 de octubre de 2017, en los talleres de
Litográfica Dorantes S. A. de C. V.,
ubicados en Oriente 241 A, No. 29,
Colonia Agrícola Oriental, México, D. F.

El tiro consta de 900 ejemplares rústica,


impresos en offset sobre papel bond ahuesado de 90.
y
100 ejemplares pasta dura,
impresos en offset sobre papel bond ahuesado de 90 g.

Para su composición se implementó la familia tipográfica


Minion pro 12/15 pts.
El cuidado de la edición estuvo a cargo de Erika Maya Vargas.

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