Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Antecedentes
Desde que el hombre comenzó a practicar el comercio, requirió establecer algún
tipo de registro en el que llevara la historia de las transacciones que realizaba,
controlando los artículos que vendía o cambiaba y, por supuesto, registrando las
ganancias que dicha actividad le generaba.
Los primeros esbozos contables se remontan a culturas tan antiguas como la
mesopotámica o la egipcia, quienes en tablillas de arcilla y en papiros, llevaban un
minucioso control de todas sus operaciones.
A partir de allí, la contabilidad comienza a verse representada en las diversas
culturas que paulatinamente aparecen a lo largo de la historia de la humanidad; si
bien estas culturas presentan diferencias sustanciales o se ven influidas de manera
directa por aquellas que las precedieron, la contabilidad se presenta siempre como
la solución directa a las necesidades de registro, control y emisión de información
que los comerciantes de las diferentes épocas requerían para poder ejercer sus
actividades.
Fue durante el Renacimiento cuando la contabilidad comienza a adquirir sus
características tal como la conocemos hoy en día, y es precisamente en Italia
donde se desarrolla esta actividad con mayor auge como consecuencia del intenso
desarrollo comercial.
El responsable de estructurar y presentar la contabilidad, de la forma en la que la
manejamos hasta nuestros días, fue un monje franciscano en la ciudad de Venecia.
Su nombre era Fray Luca Pacioli y es en una obra suya publicada en 1494, donde
se divulga, por primera vez, el método de registro por partida doble. Pacioli, en su
obra, describe el principio fundamental de la contabilidad moderna: No hay deudor
sin acreedor, ni acreedor sin deudor.
A partir de esta época, la contabilidad comienza a convertirse en una actividad
indispensable para que los negocios se desarrollen de una forma sana, controlada
y ordenada, viéndose influida de forma notable por la Revolución Industrial y todas
sus aportaciones, el desarrollo de las entidades y organismos financieros y, sobre
todo, la creciente necesidad de información que permitiera tomar las decisiones
más acertadas encaminadas a la consecución de los objetivos de la organización.
A manera de resumen, podemos señalar que la historia y evolución del
pensamiento contable se puede dividir en tres grandes periodos. El primer periodo,
denominado “Empírico”, abarca desde la antigüedad hasta finales del siglo XV. El
periodo empírico se caracterizó por registros contables rudimentarios basados en
partida simple. El segundo periodo, denominado “Clásico”, se extendió desde
inicios del siglo XVI hasta las primeras décadas del Siglo XX. El periodo clásico se
caracterizó por el surgimiento de la partida doble y las primeras teorías contables.
Por último, el tercer y actual periodo, denominado “Científico”, se inicia en la
tercera década del siglo pasado y se extiende hasta la actualidad. El periodo
científico se ha caracterizado por la formalización de los principios de contabilidad
y por la armonización contable internacional.
En el periodo actual de la evolución del pensamiento contable, destacan dos
eventos que han marcado significativamente a la contabilidad, los cuales relatamos
seguidamente.
En primer lugar, durante la década de los años treinta del siglo pasado (1929-
1939), en Estados Unidos de América (EE.UU), se generó una de las peores
catástrofes financieras de la historia, a la que se le conoce como la “Gran
Depresión”. Fue la crisis económica más larga en el tiempo, de mayor profundidad,
y la que afectó a más países en el siglo XX. La depresión tuvo efectos
devastadores en casi todos los países del mundo, ricos y pobres. A causa de ella,
miles de empresas estadounidenses y del resto del mundo quebraron; por tanto,
los gobiernos de los diferentes países se vieron obligados a reformar sus
instituciones económicas para asegurar una mayor estabilidad financiera. Fue
entonces cuando la contabilidad retomó una gran importancia, a fin de garantizar
transparencia en la administración de los negocios y de las operaciones
financieras. En este sentido, se fortalecieron las instituciones contables gremiales y
de supervisión, y se comenzaron a establecer formalmente los llamados “Principios
de Contabilidad”. De esta manera, se puede afirmar que el principal efecto
contable de la Gran Depresión fue la formalización de los primeros principios de
contabilidad.
En segundo término, más recientemente, en los años 2001 y 2002, se registraron
cuantiosos fraudes financieros y escándalos corporativos de grandes empresas
estadounidenses ocasionados por distorsionar su información contable. Casos
como los del corporativo energético Enron y de la empresa de telecomunicaciones
WorldCom, han dejado una huella imborrable en la historia de la contabilidad.
Estas empresas lograron ocultar deudas y pérdidas millonarias, aprovechándose de
vacíos en las normas contables estadounidenses, engañando a sus accionistas e
inversionistas mediante la presentación de estados financieros “maquillados”. A
esta mala práctica de alterar en forma fraudulenta los estados financieros se le ha
denominado “contabilidad creativa”. La quiebra de Enron conllevó también a la
disolución de sus auditores, la firma Arthur Andersen, quienes supuestamente
colaboraron en el ocultamiento y distorsión de la información contable. Arthur
Andersen era una de las llamadas cinco grandes firmas mundiales de servicios
profesionales de auditoría, consultoría y asesoramiento legal y fiscal. Estos fraudes
y escándalos desprestigiaron al sistema contable estadounidense, basado en
reglas, hicieron caer la confianza de la opinión pública en las empresas de
auditoría y contabilidad y pusieron en evidencia la necesidad de reformar las
normas contables. La lección que se aprendió de estos sucesos fue que la
comunidad financiera debía asegurarse de que la información contable fuera de
calidad y, por tal razón, los organismos reguladores correspondientes tomaron
nuevas medidas para garantizar la transparencia y confiabilidad de la misma. En
este sentido, en Estados Unidos de América, en el año 2002 se emitió una ley de
reforma de la contabilidad empresarial y de protección al inversionista, conocida
como Ley Sarbanes-Oxley, mediante la cual se establecieron nuevas regulaciones
y requerimientos para las empresas que cotizan en el mercado de valores
norteamericano, para sus directivos y para las firmas auditoras. Adicionalmente, la
Comisión de Valores e Intercambios (SEC, por sus siglas en inglés) de ese país,
publicó en el año 2003, un estudio mediante el cual se recomendaban cambios
sustanciales en el marco de regulación contable estadounidense, entre ellos la
convergencia hacia las normas internacionales. De esta manera, se puede concluir
que los principales efectos contables de los fraudes financieros de principios del
presente siglo, fueron la evidencia de las debilidades del modelo contable basado
en reglas y la necesidad de una reforma contable a nivel mundial.
Es debido a estos últimos sucesos, los fraudes financieros, que la evolución
experimentada por la contabilidad, a nivel internacional, en los últimos años ha
sido de gran alcance, dando lugar a la aparición de nuevos conceptos que han
modificado de forma sustancial las prioridades de sus objetivos y, por ende, los
criterios aplicables.
3. Principios, Hipótesis y
Características
Como se señaló anteriormente, los Principios de Contabilidad son un cuerpo de
postulados y supuestos, que establecen directrices generales para el registro,
tratamiento y presentación de las transacciones económicas y financieras, y que
no debemos confundir con los marcos de regulación contable. Concretamente,
dichos principios han servido de guía en la selección de convencionalismos o
procedimientos aplicados por los profesionales de la contaduría pública en el
ejercicio de sus actividades.
Los Principios de Contabilidad tuvieron su origen en la experiencia obtenida de la
solución de problemas contables y en las legislaciones. También se derivaron de
los factores económicos y políticos del medio ambiente, de las formas de pensar y
de las costumbres de las comunidades involucradas en el mundo de los negocios, y
fueron aceptados por los gremios de contadores como bases para la práctica
contable.
Los primeros intentos de establecer lineamientos que regularan la contabilidad
comenzaron a realizarse conjuntamente con la formación de las primeras
asociaciones gremiales a finales del Siglo XIX, a partir de 1880 en Inglaterra y de
1887 en los Estados Unidos de América (EE.UU.). Estas agrupaciones de
contadores comenzaron a emitir ciertas pautas para el ejercicio de las actividades
contables por parte de sus agremiados. No obstante, fue como consecuencia de la
Gran Depresión, como se mencionó anteriormente, que surgieron formalmente los
Principios de Contabilidad, tal como los conocemos hoy en día. Los primeros seis
(6) principios fueron delineados formalmente en EE.UU., en pronunciamientos
contables emitidos en los años 1932 y 1933. El objetivo original de esos primeros
principios de contabilidad eran que los estados financieros pudieran ser entendidos
por terceros y que presentaran razonablemente la situación financiera y los
resultados operativos de las entidades económicas.
De esta manera, los principios de contabilidad y, particularmente, los marcos de
regulación contable, fueron desarrollándose en los distintos países por instituciones
que podían ser gubernamentales o no. Sin embargo, con la evolución de las
transacciones económicas globales, se hizo indudable que la necesidad de tales
principios y modelos regulatorios había traspasado los ámbitos nacionales, y que
se requerían normas contables de alcance internacional.
Ante los eventos de la globalización, los organismos contables internacionales no
se quedaron rezagados, sino que adaptándose a los cambios que se generaban,
propusieron la modificación de la estructura de la contabilidad financiera
internacional, que entonces se conformaba, como se señaló con anterioridad, de
marcos de regulación contables nacionales que se denominaban “Principios de
Contabilidad Generalmente Aceptados” (PCGA), y que, por supuesto, variaban de
país en país. En la nueva concepción contable global, la contabilidad financiera se
basa ahora en “Normas Internacionales”, que constituyen un lenguaje común de
comunicación financiera a nivel mundial, que los diferentes países deben adoptar.
Esto no significa que los Principios de Contabilidad tradicionales hayan sido
eliminados. Tales principios continúan vigentes pero con un nuevo enfoque dentro
de la armonización contable internacional. Lo que sí han sido derogados son los
marcos de regulación contable nacionales, que diferían entre los países, y que en
el caso venezolano estaba representado por las Publicaciones Técnicas (PT) y las
Declaraciones de Principios de Contabilidad (DPC).
Hoy en día, los Principios de Contabilidad tradicionales se consideran hipótesis
fundamentales y características cualitativas de los estados financieros, integrados
dentro de la normativa internacional de información financiera. En la nueva
concepción contable internacional se consideran como hipótesis fundamentales a
los principios de Negocio en Marcha y Base Contable de Acumulación (devengado).
Por su parte, las características cualitativas se clasifican en fundamentales y de
mejora. Se consideran características cualitativas fundamentales de la información
financiera, a los principios de Relevancia y Representación Fiel; y se consideran
características cualitativas de mejoras a los principios de Comparabilidad,
Verificabilidad, Oportunidad y Comprensibilidad. Las hipótesis fundamentales y
características cualitativas forman parte del marco conceptual de la nueva
normativa internacional, el cual será explicado con mayor detalle en el Tema 2.