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Es obvio que necesitamos ser puros en nuestros
pensamientos, de cualquier mal que podamos hacer,
además la mitad seguramente nos regresará. Ninguna
cantidad de sacrificio puede cambiar esto. La manera en la
que pensemos, hablemos y actuemos determinará el tipo
de espíritus que nos rodearán. Si pensamos mal, los
espíritus malos estarán siempre en nuestra compañía y si
somos buenos y puros en nuestros pensamientos, los
espíritus benévolos estarán siempre con nosotros.
Ifá también enseña que si estamos en medio de mentirosos
que no estén listos para cambiar al bien, en vez de unirnos
a ellos en ser deshonestos, debemos de mantener nuestros
pensamientos libre de deshonestidad.
No es imposible, pero es bien difícil para una persona
deshonesta penetrar en una persona honesta, si la última
no comparte sus ideas con ellos. Esto no sugiere que
guardes malicia contra alguien que es deshonesto contigo;
o más bien, no compartas tus pensamientos profundos con
una persona deshonesta a menos que desista de esta
actitud.
En Òtúrá-Rerá (Òtúrá-Ògúndá), Ifá dice:
Òtúrá fue al pueblo de Ifá pero nunca llegó a su destino.
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Àkó fue a un viaje pero simplemente desapareció
La honestidad al pensar es más reconfortante que las
mentiras.
Estas son las declaraciones de los sabios a El-que-se-
lamenta.
Que-él-tenía-relaciones, miembros-de-familia-pero-no-
tenía-una-persona-en-quien-confiar
No hay confidente tan seguro como Òrúnmilà
Tu Ifá es tu confidente.
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Òlódùmarè te observa desde arriba (…)
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manera, Ifá nos advierte que eso no debe de ser, porque en
la larga carrera, nuestras buenas acciones serán pagadas
múltiplemente.
Por otro lado, si la gente nos paga nuestras buenas
acciones con maldad o, si no son capaces de reconocerlas,
no debemos de hacerles ninguna maldad. Ifá prohíbe esto,
Ifá dice que no debemos de ser la víctima, el acusador, el
juez y el ejecutor al mismo tiempo. Debemos dejarle todo
a Dios si la gente no reconoce nuestros buenos actos.
Además, Ifá dice que todos los actos, buenos o malos,
ciertamente se limpiaran en el que los hace. Si hacemos el
bien, seremos recompensados con el doble de lo que
hicimos, si hacemos el mal, solo podemos esperar que el
mal caiga dos veces sobre nosotros.
Cualquiera que sea deshonesto en su pensar, no solo daña
a los demás, él también se daña a sí mismo.