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INTRODUCCIÓN
La conciencia hace parte del hombre, y juega un papel muy importante en nuestro caminar diario. De
hecho, muchos hemos utilizado la palabra para diferentes escenarios, y reflexiones, es por ello que
para dar esta mira a la conciencia quiero que empecemos por definirla.
Lo primero que debemos saber, es que TODOS los seres humanos independientemente de la
cultura o etnia tenemos una conciencia, está conciencia inicialmente viene cargada de lo divino, es
esa parte de nuestro espíritu humano que nos dice cuando hacemos algo bueno o malo.
Romanos 2:15 Demuestran que en su mente está escrito lo que está bien y lo que está mal, así
como dice la ley, y su conciencia les sirve de testigo. Sus razonamientos los condenan o los
defienden porque cuando hacen lo malo tienen remordimiento y cuando hace el bien saben que
hacen bien y no se sienten culpables.
En este pasaje, el Apóstol Pablo esta haciendo referencia a aquellos que no son judíos, y que aún
sin serlo por instinto cumplen la Ley. Quiere decir, que cada uno de nosotros al llegar a esta tierra
tiene una conciencia limpia. Ahora bien, a medida que pasan los años, está conciencia se puede ver
permeada por diferentes aspectos importantes a saber, como por ejemplo la cultura en la cual
creciste, los valores y principios que has ido adquiriendo a lo largo de la vida, incluso puede verse
afectada por todas las experiencias vividas a lo largo de los años.
Ahora bien, tenemos entonces que la conciencia ha sido puesta por Dios en el hombre para que aún
sin conocerle, el hombre pueda comprender el bien y el mal, tiene la función entonces de hacerle
saber al hombre cuando ofende a Dios o a otras personas, actúa como una especia de alarma, e
incluso nos condena. Es así como antes de conocerle, podíamos experimentar eso que no nos
dejaba en paz cuando transgredíamos algún principio divino, y fue esa conciencia la que Dios usó en
principio para mostrarnos nuestro pecado y que necesitábamos su salvación. Cuando le conocemos
y aceptamos, la conciencia se convierte en esa voz que usa el Espíritu Santo para mostrarnos
cuando hemos pecado y como ese pecado interrumpe nuestra comunión con Dios. Es así como la
conciencia nos muestra cual es nuestra situación personal con Dios.
Juan 8:9 RV Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando
desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que esta en medio.
Teniendo esto en principio claro, surge entonces la siguiente pregunta: ¿Es confiable la conciencia?
Y la respuesta que nos da la escritura es DEPENDE, si, depende de cómo tengamos nuestra
conciencia. Por ello quiero compartir contigo en esta noche algunos consejos para mantener una
buena conciencia:
1. Mi conciencia debe ser limpiada. 1 Timoteo 1:5 Te digo esto para que haya amor entre
todos, resultado de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera.
Debemos quitar los elementos tóxicos, porque una conciencia limpia genera paz en el
corazón, y al tener paz interna puedo batallar con lo externo, la conciencia sucia me debilita.
¿Como limpiar la conciencia? No ofensa a Dios (en lo privado) – No ofensa a los hombres
(en lo público) En salmos 139:23-26 nos da una idea de cómo lograr esto:
Dios mío examíname y conoce mis pensamientos; ponme a prueba y reconoce todos mis
pensamientos. Fíjate si tengo algún mal pensamiento y guíame por el sendero que me lleva
hacia ti. (examíname y pruébame) - Confesar
Entonces debemos pedirle al Señor que nos examine, y obtener la mayor libertad en la que
podemos vivir, que es tener una conciencia limpia, dejando de cargar el lastre de culpa o
vergüenza. Es cuando siendo directamente confrontado por Dios, no busco justificar mi
accionar erróneo, sino que confieso mi pecado dejando que el Espíritu Santo guíe mi
conciencia, porque la Sangre de Cristo la purifica.
Romanos 9:1 PDT Soy seguidor de Cristo, el Espíritu Santo guía mi conciencia y me dice
que no estoy mintiendo. Digo la verdad.
1 corintios 8:10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado al a mesa en
un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil ¿no será estimulada a comer de los
sacrificado a los ídolos?
Tienden a preocuparse por cosas que no deben provocar culpabilidad a un cristiano maduro,
los llamados legalistas, o también pueden ser el otro extremo, aquel se produce de una fe
inmadura o frágil que aún no se ha apartado de las influencias del mundo.
Jhon Mcrtur indico al respecto: La idea del Apóstol Pablo era simple: si su fe es fuerte y su
conciencia saludable, usted puede disfrutar de su propia libertad en Cristo sin hacer ningún
esfuerzo para despertar un escrutinio más intenso de su propia conciencia: “De todo lo que
se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia” (1 Corintios
10:25). Pero si usted tiene razón para pensar que alguien que lo esté viendo pueda ser
herido en conciencia por el ejercicio de la libertad, absténgase. Proteja la conciencia de la
otra persona tierna.
Después de todo, una conciencia débil y constantemente acusando es una responsabilidad
espiritual, no una fortaleza. Muchas personas con conciencia, especialmente sensibles
tienden a mostrar sus escrúpulos como si fuera una prueba de profunda espiritualidad. Es
precisamente lo contrario. Las personas con conciencias débiles tienden a ser demasiado
ofendidas fácilmente y tropezar con frecuencia
1 Timoteo 4:1-2 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creo para que en acción de
gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
Podemos comparar en esto a nuestra conciencia con una ventana que permite que entre la
luz de la verdad de Dios. Si insistimos en desobedecer, la ventana se ensuciará más y más,
hasta que la luz ya no puede entrar. Esto lleva a una “conciencia sucia”.
Una “conciencia cauterizada” es aquella contra la cual se ha pecado tanto que ya no es
sensible a lo que es bueno, o a lo que es malo. Incluso es posible que la conciencia esté tan
sucia y tan endurecida, que apruebe cosas que son malas, Y QUE ACUSE, cuando la
persona hace el bien.
Una buena conciencia me lleva a elegir la voluntad de Dios por encima de mi voluntad. Protegamos
entonces nuestra conciencia y atendamos los anuncios de alerta que nos envía.