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Orden y violencia
EVOLUCIÓN S O C I O - P O L Í T I C A
DE COLOMBIA ENTRE 1930 Y 1953
la par con la creación de un mercado de tales características. No trada que surge a partir de 1906 -con la creación sucesiva de las
son los productores marginales y pequeños los que sostienen este empresas que llegaron a dominar el mercado de los textiles, Col-
mercado sino la demanda urbana vinculada con las actividades tejer y Fabricato- es, en todos los aspectos, inseparable de la ex-
anexas a la comercialización del café157, provocada sobre todo pansión del café, de la cual reproduce dos características: el
por la incorporación de una mano de obra considerable a los impulso inicial de hombres de negocios colombianos y el recu-
transportes pues los progresos del café se producen al mismo rrir a mano de obra colombiana. Incluso en el caso de Bogotá,
ritmo con el crecimiento de las vías férreas. Como éstas habían donde la presencia de extranjeros es más apreciable -en 1891 un
alcanzado a conformar una red sino una simple yuxtaposición alemán funda la cervecería Bavaria, por mucho tiempo la más
de tramos, no estaban necesariamente al servicio exclusivo del importante empresa del país-, la participación de los naciona-
comercio de exportación y facilitaban cierta unificación del les es preponderante.
Por otra parte, las fricciones entre la burguesía cafetera y los
mercado, todavía muy relativa sin embargo.
Existe finalmente una disponibilidad de fuerza de trabajo. La industriales eran muy limitadas. Localmente, en el polo antio-
población urbana se infla progresivamente como consecuencia queño, se presentaban muy poco. En el plano nacional, solían
de las migraciones internas provocadas por la desaparición de tomar la forma de una rivalidad entre el polo antioqueño y la
las industrias domésticas o la proletarización de ciertos campe- burguesía de Bogotá. Cada vez que el polo antioqueño daba
sinos158. Las migraciones, que son a menudo femeninas, permi- muestras de un poderoso dinamismo, sus voceros hacían alarde
ten a las plantas de tratamiento de café y las primeras empresas de su papel como burguesía verdaderamente nacional. La bur-
textiles encontrar fácilmente la mano de obra requerida y a bajo guesía comercial de Bogotá se debía contentar con responder
haciendo referencia a los intereses de una población urbana
precio159. víctima de un proteccionismo excesivo. Si alguna querella exis-
Otros factores favorables pudieron llegar a tener también
tía allí -como ocurre después de 1930- era, desde el punto de
influencia. Los exportadores antioqueños de café, como ya lo
hemos dicho, conservarán con celo su independencia con rela- vista de los antioqueños, la que oponía a los "hombres de tra-
ción a las casas extranjeras. Los importadores -que son en reali- bajo" con los "políticos".
dad los mismos- podían obtener eventualmente con nuevos
productos los beneficios que dejaban de percibir con los artícu- Centralidad y dominación fragmentada
los textiles corrientes. La destrucción de una parte de la capaci-
dad de producción artesanal, durante la guerra, contribuyó a La burguesía del café es central, obviamente, por el solo hecho
de que es la intermediaria a través de la cual se establece princi-
dejar el campo libre. palmente la relación con las economías centrales. Parecería
Lo más importante sigue siendo que la gran industria concen-
igualmente ser hegemónica: ¿la estabilidad política posterior a
1910 no lo demuestra acaso? Luis Eduardo Nieto Arteta no vacila
157 Cf. Arango y Bejarano, opus cit.
158 M. Arango sostiene principalmente que el establecimiento de los en escribir que el café "creará las condiciones para la estabilidad
grandes dominios consagrados a la ganadería extensiva en las regiones de Política de Colombia"160. La respuesta merece, no obstante, algu-
colonización antioqueña "provocó la formación de una masa creciente de nos matices.
jornaleros y de trabajadores domésticos urbanos y rurales en Antioquia y
Caldas, la cual en 1912 era ya muy importante". Cf. "Comentarios al trabajo
de Absalón Machado", en Divers, £¡ agro en el desarrollo histórico colombiano, 160 El café en la sociedad colombiana, Bogotá, Breviarios de Orientación
Punta de Lanza, Bogotá, 1977, p. 248. Colombiana, 1958 (El texto data originalmente de 1948).
159 Ospina Vásquez, opus cit., pag. 331.
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gran escapar de la ocupación de las tropas conservadoras; la as- ta de "socialistas" son en realidad corporativistas168. Y por ge-
pereza de los combates en el Tolima no se puede separar de la neroso que sea el gobierno de Pedro Nel Ospina respecto a los
dureza de una colonización que aniquila a los indígenas; sin intereses extranjeros, encuentra el apoyo incondicional de hom-
embargo, la desorganización no se puede desligar tampoco de bres como Alfonso López Pumarejo, que aplauden una "moder-
la prudencia de la burguesía, que sólo acepta "pequeños levan- nización" gracias a la cual "parece que ha llegado para Colombia
la hora en que puedan abrirse a su bienestar material, y por con-
tamientos, descoyuntados"166.
Al finalizar la guerra, además de 75.000 a 100.000 vidas hu- siguiente a su poderío intelectual y moral, campos más amplios
manas, Colombia ha perdido a Panamá, el partido liberal no ha y perspectivas más halagüeñas de las que hasta hoy nos ha sido
reconquistado el poder y la "hegemonía conservadora" ha ga- dado contemplar".
nado la posibilidad de perpetuarse durante tres decenios más. Sería difícil, en estas condiciones, no hablar de hegemonía
Un poco después, la burguesía cafetera ya no va a tener oca- completa y evidente de la burguesía vinculada con el café, por
sión para entrar en tan franca oposición. Incluso su fracción lo demás ampliamente presente en los gobiernos. No encontra-
liberal, con gran indignación por parte de los antiguos comba- mos que se hubiera producido una apertura en la renovación
tientes del partido, tiende a encontrarse "bien [...] con el orden del personal político de primer plano que permitiera la emer-
de cosas que se quería cambiar por medio de la guerra"167. La gencia de nombres nuevos169. El venezolano Vallenilla Lanz,
coyuntura es para la administración de los negocios, no para las autor del libro Cesarismo democrático, opositor del director de El
querellas doctrinarias. Además de la participación en los bene- Tiempo Eduardo Santos en una controversia, se creía autoriza-
ficios que acompañan la expansión del café, la gran preocupa- do para demostrar que el régimen de Juan Vicente Gómez era
ción que aparece rápidamente consiste en cómo facilitar las en lo fundamental menos oligárquico y cerrado que el régimen
inversiones norteamericanas y atraer los empréstitos; la burgue- "teocrático" colombiano170.
sía antioqueña en este aspecto es casi tan impaciente como la Esta misma burguesía, por otra parte, no estaba siempre con-
de Bogotá. Por ello, los sucesivos gobiernos se dedican a este pro- vencida de que ejerciera efectivamente la dirección política o
pósito con un éxito creciente a partir de 1922. Presidentes como ideológica. De los políticos, no dudaba en decir y repetir que sólo
Rafael Reyes, de 1904 a 1909 y Pedro Nel Ospina, de 1922 a 1926,
hacen esfuerzos por adaptar el Estado a las exigencias del desa- 168 El discurso pronunciado en el Teatro Municipal de Bogotá en 1904
rrollo y colman así las aspiraciones del conjunto de la burgue- por Rafael Uribe Uribe hace parte de los grandes clásicos políticos colombia-
sía. Por autoritario que sea el régimen del primero -que no oculta nos. Se refiere allí a un "socialismo de Estado". De hecho el jefe liberal preci-
saba bien que se trataba de un "socialismo de arriba hacia abajo" (no al
su admiración por Porfirio Díaz-, la burguesía liberal se siente contrario) y preconizaba, de manera coherente, la conversión del Senado en
satisfecha con las medidas que toma para mejorar las comuni- una asamblea en la que estuvieran representadas las "fuerzas vivas" del país
caciones y favorecer la industrialización; Rafael Uribe Uribe, el (industriales, agricultores, etc.). La legislación que él preconiza va igualmen-
te en el sentido del corporativismo. Es cierto que Uribe se muestra por lo demás
gran caudillo liberal, se vincula a esta administración, a pesar sensible a la desigualdad de los ingresos, etc. Cf. Molina, opus cit., tomo I,
de que profesa al mismo tiempo unas ideas que, bajo la etique- Pags. 255 y ss. y E. Santa, R. Uribe Uribe, Medellín, Editorial Bedout, 1968, cap.
XX. '
169 Era evidente y nadie ignoraba que la excepción la constituía el pre-
sidente Marco Fidel Suárez, hijo de una "empleada doméstica" y de padre
166 Según G. París Lozano, quien ha descrito las guerrillas del Tolima en
un libro confuso pero lleno de informaciones: Guerrilleros del Tolima, desconocido.
170 Esta controversia la presenta G. Molina, Las ideas liberales en Colom-
Manizales, Editorial Zapata, 1937. bia, 1915-1934, Bogotá, Tercer Mundo, 1974, cap. V.
167 Ibid., pag. 87.
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se representaban a sí mismos171. De la Iglesia, al menos una parte en ese momento el antioqueño Esteban Jaramillo, las "obras que
de la élite se asombraba de que conservara siempre el control ya no se [podían dejar] exclusivamente a la iniciativa individual
directo de la educación... y de los resultados electorales. Inclu- y que el Estado acomete o fomenta en beneficio del progreso
so en el campo económico, los gobiernos le parecían erráticos; nacional"173. Pero el mismo Esteban Jaramillo era el primero en
lo que es secundario en períodos de prosperidad se vuelve gra- reconocer que el Estado estaba lejos de poder hacerlo ya que ni
ve en épocas de incertidumbre: a partir de 1927 encontramos sus recursos, ni su organización se lo permitían.
de nuevo a la burguesía acusando a los dirigentes políticos de De 1880 a 1919 los recursos públicos se encuentran prácti-
llevar la economía nacional al desastre. Alfonso López Pumarejo camente estancados174. Aumentan a partir de ese momento a me-
es quien lo afirma más claramente: "La revolución económica dida que se desarrolla el comercio exterior. Dependían de hecho,
no tiene aquí por base las teorías de Marx y Lenin, sino el abu- en lo esencial, de los impuestos aduaneros sobre las importacio-
so del crédito exterior, ni sus más activos dirigentes son los di- nes. Los ingresos individuales escapaban prácticamente de cual-
rectores del movimiento socialista, sino los ministros de quier tipo de imposición tributaria. La suerte de las finanzas
Hacienda y Obras Públicas"172. públicas estaba sometida entonces a las incertidumbres de la
Esta actitud no significa que estuviera en entredicho la pre- coyuntura internacional.
ponderancia de la burguesía sobre los otros sectores; pero que- La utilización de los recursos era todavía más deplorable. Los
daba planteado tanto el problema de su organización como el gastos de inversión estuvieron a la zaga durante mucho tiem-
de los instrumentos de que disponía para mantener una hege- po. Por tal motivo la parte del presupuesto asignada a las obras
monía estable. Ya hemos puesto de relieve la fecha tardía en que públicas sólo sobrepasa en dos ocasiones el 10% durante los años
los productores de café formaron su Federación; pero parece que 1910-1920175. Los gastos de funcionamiento alcanzaban propor-
hay por lo menos_otro_s^os_.lugares eruque-se encueñtrícom- ciones que escandalizan a los representantes más lúcidos de la
e a fracción dominantéTeT burguesía. Citemos a este respecto, una vez más, a Esteban
Jaramillo: "La mayor parte del excedente [de los gastos públi-
sigue siendo rígida. cos] infló nuestro aparato administrativo, estimulando en esta
forma sin duda la burocracia parasitaria ["empleomanía"], que
2. Un Estado rudimentario es uno de nuestros mayores males, en detrimento de las activi-
La Constitución de 1886 era, recordémoslo, resueltamente dades productivas"176. Es cierto que en el decenio 1920-1930 se
centralista. Cuarenta años después la centralización seguía ins- puede constatar que la parte de las inversiones se eleva, por el
crita en los textos, la "intervención" del Estado estaba más que contrario, considerablemente, hasta el punto de alcanzar, sobre
nunca a la orden del día para garantizar la protección de la in- todo en 1926-1928, cifras que nunca más serán obtenidas177;
dustria o para poner en práctica los amplios programas de obras
públicas; en pocas palabras, para llevar a cabo, como lo escribe
173 Tratado de Hacienda Pública, Bogotá, Minerva, 1930, pag. 32, citado
Por Bejarano, "El fin de la economía...", opus cit., pag. 291.
171 Cf. la SAC en 1911: "No queda otro recurso a los agricultores e in- 174 W. McGreevey, "Quelques remarques..." opus cit., pag. 44.
dustriales de toda la república frente a la falta de seriedad del Congreso Na- 175 Bejarano, opus cit., pag. 295.
cional que actuar con fuerza como un partido político serio y unido, para 176 Ibid., pag. 294.
eliminar sin clemencia el elemento burocrático, la casta política responsable (CFPA 7 Según la Com¡sión de las Naciones Unidas para América Latina
de la degeneración de Colombia". Citado por Gilhodes, opus cit., pag. 86. el DAN ^ desarroll° económico de Colombia: Anexo Estadístico, publicado por
172 Artículo publicado en El Tiempo, 24 de mayo de 1920. ANE, Bogotá, 1970, Cuadro 40), el porcentaje de los gastos de inversión
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declara caduca, se adopta una legislación menos liberal, los fracciones, pero no se constituye de manera alguna en elins-
prospectores ingleses reciben estímulos para que hagan contra- 'frúménto para llevar a cabo una coordinación o una organiza-
peso a las presiones norteamericanas. Un embrollo de grandes ción, en el largo plazo, de estos mismos intereses. _ .
proporciones se desarrolla de esta manera. La dignidad de los —:fYaTTéTrios15bséWado~queTrió hay üñ estímulo en ese momen-
dirigentes colombianos se confronta con una dura prueba pues to para que la burguesía vinculada con el café delegue, en todo
los Estados Unidos amenazan con suspender los créditos si no "ó'en parte, la gestión económica en el Estado. Los precios están
obtienen satisfacción a sus exigencias183. erTálza, los cultivos de café se expanden, el "cojín amortigua-
<"~~ El Estado colombiano dá~así,la impresión de estar marcado dor" de los pequeños productores está a su disposición. Él "íi-
j poiurla 4obj?yüTrieTaDlfidad: eri el plano interno se jncuentra Féfalismb" económico se encuentra, pues, justificado, con todas
/ atrapado, como lo está deJieetíb, por los intereses locales; y en fas protecciones que son necesarias. No hay, por lo demás, un
/ el plano externo, parece incapaz de resistir las presiones de que enclave extranjero que, en forma de gravamen, suministre al
( es objeto. De la misma manera parece incapaz de encontrar algo Estado recursos suficientes para que tenga la posibilidad de lo-
"mejor que paliativos a corto plazo para los desequilibrios que grar alguna independencia; ni los pozos de petróleo ni las^plan-
acompañan el desarrollo. Así, para frenar el alza acelerada de los ta£Í0nes-deJa United Fruit dejan al Estado otra cosa que migajas
precios de los alimentos -muy marcada sobre todo de 1924 a {"^problemas. Un Estado^que se hace mantener por los exporta-
1926- y sus efectos sobre los salarios, adopta una "ley de emer- dores¡de.café ¿qué título tendría para asumir una autoridad
gencia" que abre de par en par las fronteras a las importaciones propia? ¡Qué decir de los políticos y burócratas de todos los pe-
de artículos alimenticios con el riesgo de hundir la agricultura teffibfésl ',*•• \ I
en el retraso184. fenlJferriosucasión de volver en el capítulo siguiente sobre
No hay duda de que los gobiernos no hacen más quejseguir este tema; limitémonos con indicar sus implicaciones. Al no or-
la ruta que marca la burguesía exportadora, no solamente <en lo ganizarse (o al hacerlo muy poco) a través del Estado, las clases
que tiene que ver con los empréstitos extranjeros, sino también dominantes se ven obligadas a afirmarse, no tanto como burgue-
V con la ley de emergencia que la SAC defiende ^contra los j¡£añ- sía coherente sino como agrupamiento de intereses inmediatos
dés propietarios orientados hacia el mercado interno- porque y heterogéneos o, mejor aun, según expresión que utilizaremos
le interesaba sobre todo mantener los bajos salarios en las^ran- con frecuencia, como yuxtaposición de intereses parciales.
dés plantaciones de café.185 Allí radicaj>redsjiir^nte_mia_dejas Aunque la hora de la gran crisis no había llegado aún, sus
déb|ljtófes^ejli^tadccse identifica plenamentecon los intere- manifestaciones ya eran perceptibles. La "ley de emergencia" tie-
siTinmedíátos>£ cortd^iaz^3Fe^tFblIrgííesía o de una de sus ne como resultado la imposición de las demandas inmediatas
* c ~ ~ ~~s*^c
de los productores de café, sin tener en cuenta una política agrí-
183 Además de la obra citada de F. Rippy, el libro más completo sobre cola; entre los industriales la defensa de las empresas ya consti-
esta fase de la historia petrolera es el de J. Villegas, Petróleo, oligarquía e imfe- tuidas predomina sobre cualquier programa más ambicioso; en
rio, Bogotá, Ediciones ESE, 1969. los contratos petroleros la improvisación de los particulares es
184 Según H. López ("La inflación...", opus cit., p. 90), las importaciones
molestan a los ganaderos mucho más que a los agricultores propiamente di- la regla186; en los empréstitos predomina la improvisación de los
chos. Se puede igualmente suponer que la adopción de una medida semejante
era posible porque afectaba ante todo a los pequeños agricultores producto-
res de víveres. 186 No olvidemos que la propiedad del suelo y el subsuelo coinciden.
185 Esteban Jaramillo, vinculado al café, es ministro de Hacienda en el »egún Gerardo Molina (¿as ideas liberales..., 1815-1914, opus cit., pag. 97),
momento en que se vota la ley. acia 1923 el 70% de los yacimientos petroleros pertenecen a particulares.
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responsables locales. En pocas palabras, decidir según las circuns- tuvo mucho prestigio, un miembro de la jerarquía había demos-
tancias está a la orden del día. trado que "quien es liberal no es buen católico"191. Estas palabras
En 1928 son numerosos los dirigentes que advierten los pe- no se pueden tomar a la ligera ya que serán repetidas por los obis-
ligros inherentes a este modelo. Recordemos que Alfonso López pos a todo lo largo de los años de que nos ocupamos en esta obra.
Pumarejo anuncia la catástrofe y que los grandes productores Además de la doctrina, existe sobre todo el poder de la Iglesia
de café se interrogaban también sobre las consecuencias que aca- ¿OTKTirisBtucTonTesT-iea'en tierras, en bienes y en ingresos de
rreaba la "falta de brazos" y la rebelión de los arrendatarios. Por to~dá clase; ejerce completo control sobre la enseñanza y el esta-
todas partes se elevan igualmente voces para deplorar la sumi- do civil; interviene día tras día en los debates políticos, como
sión de Colombia frente a Estados Unidos. Mariano Ospina Pérez agente electoral del partido conservador en los pueblos, eviden-
sugiere que se soliciten en otras partes los futuros empréstitos187. temente, y también en la nominación de los presidentes de la
Laureano Gómez, que acaba de dejar un ministerio, proclama: República, impone sus hombres de confianza o zanja la disputa
"El dilema es fatal: o bien perdemos definitivamente nuestra in- entre los candidatos posibles, como bien se pudo apreciar en
dependencia económica o bien caemos en la bancarrota"188. 1930 cuando las vacilaciones del arzobispo de Bogotá significa-
Parece que esta burguesía, recientemente enriquecida, hubiera ron el mantenimiento de dos candidaturas conservadoras.
descubierto la incapacidad de las instituciones para garantizar ~ " Ciertamente, la burguesía se puede acomodar a esta situación
su protección189. de hecho. Ocupada en la "danza de los millones", delega en la
Iglesia el cuidado del orden social. Incluso en su ala liberal se
3. La rigidez de la escena político-ideológica muestra poco interesada en participar en las polémicas anticle-
Si la cohesión del aparato estatal es limitada, la de la ideología ricales, salvo que sea sigilosamente y sin estrépito.JJná Iglesia
oficial no tiene fisura. La "doctrina católica" había tomado su mantenimiento de un'.
lugar a partir de 1886; ninguna disposición había logrado ame- obstante, desde 1920, algunos miel5BfoT3e la intelligentsia li-
nazar su función de fundamento del orden social, por el con- beral observan con preocupación el imperio de una institución
trario, régimen conservadory soberanía de la Iglesia eran ahora que encierra a Colombia en un armazón arcaico y la aisla de to-
más insej3aiablgs_que nunca190v. v das las corrientes que circulan en el resto de la América Latina192.
La "doctrina" justifica esta fusión: en 1895, en un libro que En 1930, en plena crisis económica, una gran parte de la bur-
guesía se inquieta a su vez al contemplar cómo el destino polí-
tico del país depende de un arzobispo193.
De allí resulta una situación en la que cada uno cede a su vez sus derechos a
extranjeros. Alfonso López decía a este respecto en 1922 que se creaba así "un 191 Mons. Rafael María Carrasquilla, Ensayos sobre la doctrina liberal, 1895.
estado de descomposición social, que a nadie se oculta y que no permite es- El libro es analizado por G. Molina, Las ideas liberales... 1915-1934, opus cit.
clarecer responsabilidades individuales sino en cada caso concreto" (ibid.). pags. 295 y ss.
187 Cf. El Tiempo, lo de noviembre de 1928. 192 José Mar y Luis Tejada, dos intelectuales importantes de la época,
188 Ibid., 24 de mayo de 1928. escriben: "La Iglesia Católica ha formado dentro del Estado una organización
189 Que la formación del Estado se apoye sobre los grandes propietarios más poderosa que el Estado; el elemento eclesiástico constituye aquí una fuer-
de tierras, tomando a su cargo al mismo tiempo el desarrollo de la burguesía, za refractaria al progreso espiritual de la República" (citado por G. Molina,
no permite hablar "de formación del Estado nacional a la manera reacciona- Las ideas liberales... 1915-1934, opus cit. pag. 166). Es necesario destacar que
ria bismarckiana", como lo hace S. Kalmanovitz en Ensayos sobre el desarrollo 'a Iglesia incluía en su jerarquía extranjeros. El arzobispo de Cartagena en 1920
del capitalismo dependiente, Bogotá, Editorial Pluma, 1977. es Italiano. La influencia del nuncio llega a ser determinante.
190 G. Molina (Las ideas liberales... 1915-1934, opus cit.) recuerda que el 193 Además, ninguno de los dos candidatos, el uno poeta de Popayán,
e' otro general de las guerras civiles, tenía cómo entusiasmar a la burguesía.
congreso colombiano aún vota leyes para consagrar el país a la Virgen.
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Es cierto que, en otro plano, "la hegemonía conservadora" luchas rei vindicativas y comienzan a declararse del socialismo.
-término con el cual los colombianos designan esta fase- no lainteíügentsia, a la que ya nos hemos referido, agita por su lado
significa ausencia completa de los liberales en los cuerpos repre- ideas revolucionarias. El régimen se endurece frente a esta ebu-
sentativos de elección popular, ni en los organismos guberna- llición, sobre todo ante el movimiento obrero naciente. En abril
mentales. No ocurre lo mismo que habíamos conocido en la el pretexto de prevenir desórdenes con ocasión
época de la Regeneración cuando los liberales, durante dos le- del lo de mayo, se adoptan las primeras medidas de excepción;
gislaturas, sólo tuvieron derecho a un solo puesto de represen- pero sobre-todo a finales, de 1928 se aprueban leyes -designa-
tante a la Cámara -ocupado por Rafael Uribe Uribe- y a ninguno das como, "leyes heroicas"- que prohiben explícitamente las
de senador. El régimen autoritario de Reyes reservó una posición asociaciones "como el bolchevismo y el comunismo", o como
de minoría reconocida a los liberales en el seno de la asamblea las que pretenden "propagar ideas encaminadas a suprimir o
constituyente de 1905, y se llegó a considerar incluso la posibi- debilitar el sentimiento y la noción de patria", o difundir "eí
lidad de que un liberal fuera nombrado vicepresidente. En 1910, "desprecio en contra de la religión católica, apostólica y roma-
después de la caída del "dictador", una revisión constitucional na". Combinado con el fraude abierto de los resultados electo-
consagra esta representación minoritaria. Bajo la etiqueta de rales, este dispositivo permite apreciar el cerramiento creciente
"republicanismo", los presidentes conservadores de los años si- del régimen político,..,,
guientes" fof man gobiernos en los que participan los liberales. Frente el riesgo de perder sus bases populares, el partido libe-
Es así como el general Benjamín Herrera, uno de los jefes libe- rafriBLpuede ignorar la crisis latente. Evoluciona tímidamente.
rales de la guerra, y Enrique Olaya Herrera, el futuroj5resicferi- JJÍn_19_22Jm el programa de Ibagué, elaborado bajo la iniciativa
te, llegan a figurar como ministros194. o^lBenJamín Herrera, se declara partidario de "la independencia
Frente a esta situación, una parte de la burguesía liberal se y la soberanía del poder civil", de una intervención del Estado
muestra dispuesta a resignarse con una porción tan reducida. El destinada a "una más justa repartición de los bienes naturales",
interés por integrarse al desarrollo económico se impone sobre de una mayor descentralización del poder, de un aumento del
las preocupaciones partidistas. Alfonso López Pumarejo es uno papel del Congreso, y de una legislación social protectora. Como
de los que militan a favor de una colaboración con el gobierno Ib observa Gerardo Molina, este programa deja prácticamente
de Pedro Nel Ospina, no solamente porque lo considera como de lado el problema de la tierra¡196; además es un testimonio evi-
el ejercicio de un "derecho evidente", sino también porque res- dente del compromiso entre dos temas: el parlamentarismo
ponde a una necesidad en un período de transformación eco- descentralizado y la intervención social del Estado; y no ofrece
nómica195. los medios para poner fin a "la hegemonía conservadora".
Sin.enihaigcv-ensste mismo momento se ha.ce manifiesta la Con el endurecimiento del régimen queda excluida muy
( insuficiencia de los acuerdos de este género, porque el desarro- pronto una transición tranquila; la referencia a la guerra civil
;!'« ,. M f j lio económico genera¡ fuerzas sociales que no están dispuestas a está de nuevo a la orden del día. En un mensaje a Pedro Nel
.£) ir "suscribirlos; los obreros de los transportes, las masas urbanas en Ospina, a raíz del asesinato de un dirigente liberal, Benjamín
" "~'
„• general, los trabajadores agrícolas de ciertas zonas, se lanzan en Herrera evoca esa posibilidad: "Por más firme que sea la convic-
ción que tenga yo de la necesidad de mantener la paz, no po-
^ijO^ 194 Cf. sobre este período Jorge Orlando Meló, "La República Conserva-
dría garantizarla si hubiera de perpetuarse el actual sistema de
•^ dora", en Arrútala, Bejarano et al., opus cit., pags. 52-101.
195 Cf. G. Molina, Las ideas liberales... 1915-1934, opus cit, pag. 87. 196 Ibid., pag. 85.
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