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El Espíritu Santo en Romanos

Introducción
El Espíritu es el agente esencial para que los creyentes experimenten y expresen
la Salvación que Dios ha llevado a cabo en Cristo; el Espíritu constituye a la Iglesia
como nuevo pueblo (escatológico) de Dios y transforma a sus miembros según la
imagen de Cristo mediante el fruto que produce en sus vidas; es también el Espíritu
quien les capacita en la adoración para animarse y edificarse unos a otros.

En el capítulo 8, la palabra clave es el término griego pneuma. Esta palabra


aparece solamente 5 veces en los capítulos 1 al 7 y 8 veces en los capítulos 9 al 16, pero
aparece 21 veces en el capítulo 8, mucho más que en cualquier otro capítulo de la
Biblia. Por ende, es claro que el capítulo recalca el rol del Espíritu Santo en la vida del
hombre justificado.
Así mismo, Pablo usa las terminologías: “Espíritu”, “Espíritu de Dios”, “Espíritu
de Cristo”. Estas expresiones diferentes son empleadas para hablar del mismo Espíritu
juntamente con otros elementos en el NT que llevaron a los cristianos a la definición de
la trinidad.1

Títulos del Espíritu Santo en Romanos

 Espíritu de Dios (Ro 8.9)

 El Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de los muertos; esto es, Dios (Ro 8.11)

 Espíritu de Cristo (Ro 8.9)

 Espíritu de adopción (Ro 8.15)

 El Espíritu de vida (Ro 8.2)

Otros títulos del Espíritu Santo en el NT

 Espíritu (Mt 22.43)

 Eterno Espíritu (Heb 9.14)

 El Espíritu (Mt 28.19)

 El Espíritu, el Santo (Mt 12.32)

 El Espíritu de promesa, el Santo (Ef 1.13)

 Espíritu del Dios viviente (2 Co 3.3)

 El Espíritu de Dios (1 Co 2.11)

Juan Carlos Cevallos y Ruben O. Zorzoli, Comentario bíblico mundo hispano:


1

Romanos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2006), 19:139.


 El Espíritu de nuestro Dios (1 Co 6.11)

 El Espíritu de Dios, el Santo (Ef 4.30)

 El Espíritu de gloria y de Dios (1 P 4.14)

 El Espíritu de vuestro Padre (Mt 10.20)

 Espíritu de su Hijo (Gl 4.6)

 Espíritu del Señor (Hch 8.39)

 El Espíritu del Señor (Hch 5.9)

 Señor, el Espíritu (2 Co 3.18)

 El Espíritu de Jesús (Hch 16.7)

 El Espíritu de Jesucristo (Flp 1.19)

 El Espíritu de verdad (Jn 14.17)

 El Espíritu de gracia (Heb 10.29) (Hogg y Vine, p. 193).

Estudio de pasajes

Romanos 1:4
“pero que según el Espíritu de santidad fue designado con poder Hijo de Dios por la
resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor”
Para Doglas Moo en los versículos 3 y 4 Pablo describe el contenido del evangelio,
presentando al propio Jesucristo. En dos afirmaciones paralelas, resumiendo la misión
de Cristo:
En el versículo 3 En el verso 4
que según la naturaleza humana que Según el Espíritu de Santidad
era descendiente de David fue designado hijo de Dios con
poder
por la resurrección de entre los
muertos

Para Moo “Carne” representa la antigua era que está próxima a su desaparición;
“Espíritu” denota el nuevo periodo inaugurado por la obra redentora de Cristo y
caracterizado por la nueva y poderosa obra del Espíritu de Dios.
En conclusión, para Moo en el verso 3 y 4 lo que Pablo está introduciendo a
Cristo como el contenido del evangelio.
Es interesante notar que en el verso 4 es el Espíritu Santo quien otorga el poder
del evangelio, en otras palabras, necesitamos recurrir al E.S. para poder testificar pues
es él quien hace esa obra.
Romanos 2:29
“sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en
espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”.
En si el verso 29 enfatiza la “circuncisión del corazón", una circuncisión que se
produce en el contexto del Espíritu, no de un “código escrito", es más el propio Moisés
hizo el siguiente llamamiento al pueblo de Israel: “circuncidad, pues, vuestro corazón, y
no endurezcáis más vuestra cerviz” (Dt 10:16; ver también Jer 4:4).
En el verso 29 la palabra pneuma se refiere, no al espíritu humano, sino al
Espíritu de Dios, esto es claramente lo que Pablo pretende expresar en los otros lugares
en que contrasta los términos gramma y pneuma (Ro 7:6; 2 Co 3:6–7).

La interpretación de Pablo.

El problema. Pablo adopta términos helenísticos que le posibilitan presentar al Espíritu como
representante de la nueva existencia en relación con Cristo. Pero corrige el pensamiento helenístico al
mostrar que la salvación no es una posesión humana. El Espíritu representa la nueva vida, ya que la nueva
creación es presente, pero esta nueva creación y esta nueva vida sólo existen por el acontecimiento
decisivo de la cruz y la resurrección.

Las ideas helenísticas en Pablo. Para Pablo la cruz y la resurrección son el gran punto decisivo, y la vida
en el Espíritu es la vida de la nueva creación: la nueva existencia de la comunidad, y no simplemente un
fenómeno añadido. El gnosticismo, entonces, elabora la idea de que Jesús, como el Portador del Espíritu,
trae al mundo una sustancia celestial, de modo que el adherirse a Jesús es adherirse a ese poder sustancial.

En Romanos 1:3–4 el πνεῦμα denota la esfera celestial (1 Ti. 3:16, 1 P. 3:18). Jesús es Hijo de David en
la carne, e Hijo de Dios en el Espíritu.

El πνεῦμα como señal de lo venidero. Si la resurrección y la parusía son decisivas, el Espíritu es señal y
prenda de lo que todavía ha de venir. El Espíritu es las primicias (Ro. 8:23) o el sello (1 Co. 1:22). Sus
actos de poder (1 Ts. 5:19; Ef. 5:18) son manifestaciones de su presencia. Entre estos actos Pablo puede
enumerar las lenguas, las curaciones y los milagros (1 Co. 12).

πνεῦμα como el poder de la fe.

El Espíritu da la nueva vida, pero no como un poder milagroso suplementario ni como una posesión
sustancial. El nuevo conocimiento es sobrenatural, pero no porque sea enseñado o recibido de manera
extática. El conocimiento se relaciona con el acto del amor divino en la cruz, y el milagro es creer que
Dios está a favor nuestro en Jesucristo. Por eso el Espíritu es el Espíritu de fe (2 Co. 4:13). El don
primordial es la confesión de Cristo (1 Co. 12:3). Ningún mérito humano puede asegurarse el Espíritu
(Gá. 3:14). La obra del Espíritu radica en la fe continua así como en la inicial (Gá. 5:5). La vida entera
como hijos se deriva del Espíritu (4:6). La integración tanto en el acontecimiento salvador de Dios, como
también por ende en el cuerpo de Cristo, se atribuye al Espíritu (1 Co. 6:11). Estar en el Espíritu es lo
mismo que estar en Cristo, ya que el Espíritu, como causa subjetiva de la justificación, revela a Cristo.

Mientras que la ley pone de manifiesto el pecado, el Espíritu da la nueva vida de servicio (Ro. 7:5–6). La
norma liberadora del Espíritu es que Dios ha hecho lo que la ley no podía hacer.

De modo semejante, cuando el Espíritu santifica (Ro. 15:16; 1 Co. 6:11), esto significa a la vez que él
nos coloca en la acción salvadora de Dios, y que nos capacita para vivir por tanto en obediencia. No
destruye la individualidad (como en el gnosticismo) ni ocasiona la separación respecto a los demás por el
conocimiento.

En Pablo el πνεῦμα suele ser impersonal (1 Ts. 5:19), y el término puede alternarse con sabiduría
o con poder (1 Co. 2:4–5). En efecto, el πνεῦμα puede ser el espíritu que nos es dado. Incluso si se dice
que el πνεῦμα habla, etc. No obstante, el Espíritu no es una fuerza oscura o anónima. El Señor está
presente por el Espíritu (2 Co. 3:17–18), y Dios, Cristo y el Espíritu se asocian en la medida en que
encuentran a los creyentes en el mismo acontecimiento (1 Co. 12:4). Los tres términos figuran también
juntos en Romanos 5:1 y Gálatas 4:4, que muestran que la obra de Dios en el Hijo o en el Espíritu
siempre es auténticamente la obra de Dios. Queda claro que la modalidad de la relación no es un asunto
por resolver o que muestre duda.

El πνεῦμα humano, el πνεῦμα es para Pablo el πνεῦμα dado por Dios que es ajeno a nosotros (cf. 1 Co.
14:14; Ro. 1:9). El πνεῦμα humano no es el alma perfeccionada por el Espíritu, ya que también él es dado
por Dios (Ro. 8:15). El secreto del uso de Pablo estriba en la prioridad de la obra del Espíritu Santo y la
determinación de la existencia del creyente en virtud de ella. El Espíritu manifiesta la obra salvadora de
Cristo, y posibilita la aceptación responsable de esa obra. Por eso πνεῦμα denota tanto el Espíritu de Dios
como el ser más íntimo de aquellos que ya no viven por el yo sino por la presencia de Dios en ellos.

ROMANOS 8: sección medular

EL ESPÍRITU SANTO NOS CONCEDE:

Victoria sobre la vida (8.1–10).

 El «ahora» del versículo 1 se refiere al capítulo 7, que hablaba sobre derrota (note 7.15, 18–19,
24).
 ¡Un nuevo elemento se ha añadido: el Espíritu Santo de Dios! (vers. 1–2, 4–5, 9– 10). ¡Por
medio del Espíritu, en lugar de derrota, podemos tener victoria!
 Al seguir los impulsos del Espíritu de Dios lleva a progresar en la santificación.
 El Espíritu Santo habita en el hombre y ejerce allí su poder santificador. De no
ser así, hay motivos para sospechar que la persona no ha recibido a Cristo.2
 El Espíritu Santo es vida en su misma esencia y que también imparte vida, tanto
física como espiritual.
 Realiza la operación poderosa y efectiva en los corazones y vidas de los hijos de
Dios.3
 Las palabras ἐν Χριστῷ, se explica que Cristo o el Espíritu Santo moran en el
creyente. Esta es una morada recíproca. La idea de morada mutua es lo
suficientemente real.4
 El Espíritu reside en el creyente en virtud de su fe en Cristo.5
 Contrasta la vida en la carne con la vida en el Espíritu. La primera es guiada por
la propia naturaleza humana, y la segunda es guiada por el Espíritu de Dios.
 Se menciona tres veces el Espíritu, en una referencia evidente a la Trinidad
divina. Vivir según el Espíritu (Santo) es posible porque el Espíritu de Dios

Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario bı́blico de Matthew Henry


2

(Terrassa: Editorial CLIE, 1999), 1583.


3
William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: Romanos (Grand
Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), 274.
4
Roberto Hanna, Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento
Griego (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1993), 397.
5
Eduardo A. Hernández, Biblia de estudio: LBLA. (La Habra: Casa Editoral para
La Fundacion Biblica Lockman, 2003), Ro 8.9.
(Padre) mora en el creyente. A su vez el que no tiene el Espíritu de Cristo (Hijo),
no pertenece a Él y es por lo tanto un incrédulo bajo condenación (Jn. 3:36).6
 El v. 13 “si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Muestra
que no podemos hacer esto sin la operación del Espíritu en nosotros; pero el
Espíritu no lo hará en nosotros a menos que pongamos también nosotros nuestro
esfuerzo.7

Victoria sobre la muerte (8.11).

 Cristo fue resucitado de entre los muertos por el poder de Dios. Del mismo modo, nosotros
seremos resucitados por el Espíritu que mora en nosotros.
 Nota: En vista de que todos serán re- sucitados, sean buenos o malos (Juan 5.28– 29), Romanos
8.11 debe de referirse a una resurrección a vida eterna.

Victoria sobre la tentación (8.13).

 Romanos 7.24: «... ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?» Respuesta: ¡Por el Espíritu,
podemos «hacer morir» las obras del cuerpo! Somos fortalecidos por el Espíritu en el hombre
interior (Efesios 3.16, 20).
 De vez en cuando se oye a alguien decir: «Cuando sea capaz de vivir la vida cristiana, me
bautizaré»; sin embargo, ¡uno no puede vivir la vida cristiana sin ser cristiano y sin contar con la
ayuda del Espíritu de Dios!
 El v. 13 “si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Muestra
que no podemos hacer esto sin la operación del Espíritu en nosotros; pero el
Espíritu no lo hará en nosotros a menos que pongamos también nosotros nuestro
esfuerzo.8

Victoria sobre la indeción (8.14a).

 En la Biblia, se dice de Dios que Él «guía» a Su pueblo. En este texto, se dice del Espíritu que Él
«guía» a los cristianos. Deben evitarse dos extremos: uno es afirmar que el Espíritu es
responsable de toda decisión que tomemos y el otro es negar que el Espíritu tiene influencia en
nuestras vidas. El Espíritu podría dirigirnos de varios modos:

1. Nos guía por medio de la Biblia que Él inspiró.

2. Otras posibilidades:

a. De modo providencial (por medio de puertas que se nos abren; vea 1era Corintios 16.9;
etc.).

b. Por la conciencia.

Como ya se dijo anteriormente, no podemos ser dogmáticos acerca de «cómo». Lo más importante es que
entendamos que Dios está activo en nuestras vidas (vea Salmos 37.23).

Jorge S. Somoza, Comentario bı́blico del Continente Nuevo: Romanos (Miami,


6

FL: Editorial Unilit, 1997), 153.


7
Ibíd.
8
Ibíd.
Condición característica de todo verdadero creyente es ser conducido por el Espíritu de
Dios. Al obedecer de corazón (6:17), el creyente es suave y dulcemente conducido a
toda verdad y a todo deber.

Privilegio: “Éstos son hijos de Dios”. El apóstol no usa el término tékna (Jn. 1:12), que
tiene que ver con la regeneración, sino huioí, con referencia a la adopción de la que
habla en el versículo 15.9

Victoria sobre la incertidumbre (8.14b-17, 23).

1. ¡El hecho de que Dios nos dio Su Espíritu cuando fuimos bautizados constituye una poderosa
prueba de que somos hijos de Dios, con todas las bendiciones de los herederos de Dios!
1. Las «primicias» (vers. 23) constituían una garantía del resto de la cosecha.
2. Las «primicias» significa lo mismo que las «arras» del Espíritu (Efesios 1.13–14; 2a
Corintios 1.21–22; 5.5). «Arras» significa «promesa» o «garantía», tal como «depósito
de garantía». ¡El Espíritu Santo es un «desembolso inicial» del cielo!
2. Vea el versículo 16: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de
Dios». Esto no se refiere a lo que expresa la frase «un sentimiento es mejor cuando se siente que
cuando se nos cuenta». Tampoco se restringe a una promesa de la Biblia. Antes, a medida que
vemos lo que Dios hace por nosotros por Su Espíritu, ¡se nos da certeza de que Él nos ama y de
que somos Sus hijos! ¡Qué seguridad nos da esto!
3. El testimonio que el Espíritu mismo da unido a nuestra conciencia, demuestra
que son hijos de Dios realmente.
4. Los santificados, tienen el Espíritu de Dios que les da testimonio de que son
hijos de Dios.
5. Este testimonio del Espíritu está siempre en conformidad con las Santas
Escrituras y tiene su base en la santificación del creyente.10

Victoria sobre la debilidad (8:26-27).

 Todos somos débiles a veces. El Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. La palabra
«ayuda» proviene de una palabra griega, sunantilambano: sun («con»), anti («contra, opuesto»),
lambano («aceptar o recibir»). Imagínese que trata usted de levantar un mueble que es
demasiado pesado para una sola persona. Alguien debe ponerse del otro lado y levantarlo con
usted. ¡Ese «alguien» es el Espíritu Santo, que le capacita para hacer lo que no puede hacer solo!
 En la debilidad e ignorancia, el hombre no sabe qué pedir como conviene. Sin
embargo, el Espíritu efectúa la intercesión en lugar nuestro y lo hace a la vez con
gemidos indecibles, y teniendo la garantía de la respuesta.
 El Espíritu escudriña los corazones y sabe lo que nosotros no sabemos,
intercediendo así con eficacia.11
 No hemos de esperar que el Espíritu lo haga todo, sino que, cuando el Espíritu
nos mueve a orar, hemos de poner en ello todo esfuerzo.
 No podemos orar sin el Espíritu, pero Él no obrará sin nosotros.
 Cristo es nuestro abogado en los cielos (1 Jn. 2:1); el Espíritu es nuestro
abogado en nuestro ser que orienta y corrige.
 El que escudriña los corazones, Dios el Padre, sabe cuál es la mentalidad del
Espíritu, y ¿cómo no lo va a saber, si es su propia mentalidad? Al ser uno con
Dios, el Espíritu intercede por nosotros conforme a la voluntad de Dios, pues Él

Ibíd.
9

Ibíd.
10

11
Jorge S. Somoza, Comentario bı́blico del Continente Nuevo: Romanos (Miami,
FL: Editorial Unilit, 1997), 157.
sabe muy bien lo que más nos conviene y escucha nuestras aspiraciones según el
Espíritu las orienta y las presenta ante el trono de la gracia.

Finalmente, se da una ilustración concreta de cómo nos ayuda el Espíritu Santo: nos ayuda cuando
oramos. Los «gemidos indecibles» son aquellos profundos sentimientos nuestros que no podemos
expresar con palabras.

Breve comentario ADICIONAL sobre palabras y frases:

(2) El pneuma del v. 10 es nuevamente mencionado en el v. 11. Nótese el parecido: el v. 11 se


refiere al Espíritu dador de la vida, naturalmente, el Espíritu Santo. Esto corresponde al
“pneuma de vida” del v. 10.

(3) También en el v. 2 del presente capítulo se llama al Espíritu Santo “el Espíritu de vida”. Del
mismo modo en Jn. 14:6 Jesús se denomina a sí mismo “la vida”.

Los vv. 9–11 dejan en claro que las designaciones “Espíritu”, “Espíritu de Dios”, “espíritu de
Cristo”, “el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos” y “su Espíritu que mora
en vosotros”, se refieren todas al mismo Espíritu Santo. La variedad de títulos dista de ser de
escaso significado. Indica la gloriosa unidad que existe entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, una
unidad que no es sólo de esencia (unidad ontológica) sino también de operación en beneficio de
nuestra salvación.

En el v. 11 el sujeto: “Aquel que resucitó a Jesús—o Cristo—de entre los muertos”, se refiere,
por supuesto, al Padre. ¿No es una consecuencia lógica de pasajes tales como Ro. 6:4; Gá. 1:1 y
Ef. 1:20 que en la actividad de resucitar al Salvador de entre los muertos fuera el Padre quien, se
puede decir, tomara la iniciativa?

Romanos 9:1
Las menciones más frecuentes al Espíritu Santo en Romanos son aludidas a Él en
términos de acción, es decir el Espíritu Santo es el agente de la actividad de Dios.
Es posible que el texto más significativo al respecto, pensando en pasajes donde Cristo
y el Espíritu aparecen cerca el uno del otro sea Romanos 8:26-27 donde Pablo menciona
que es el Espíritu Santo intercede por nosotros, y en Romanos 8:34 dice: Cristo
intercede por nosotros.
Pablo invoca al Espíritu Santo como la guía de sus propios pensamientos. Cabe resaltar
que el apóstol Pablo usa múltiples paralelos: Pablo y Cristo, la conciencia y el Espíritu
Santo, la verdad y no la mentira, el dolor y la angustia.12
Pablo presenta una afirmación inusual de que está diciendo la verdad con su conciencia
y la confirma en el Espíritu Santo, es decir que estaba hablando con buena conciencia
porque es el Espíritu Santo el que lo ilumina, por eso él está diciendo la verdad.13

12
Joseph A. Fitzmyer S.J., Romans: a new translation with introduction and
commentary, vol. 33, Anchor Yale Bible (New Haven; London: Yale University Press,
2008), 543.
13
Leon Morris, The Epistle to the Romans, The Pillar New Testament
Commentary (Grand Rapids, MI; Leicester, England: W.B. Eerdmans; Inter-Varsity
Press, 1988), 346.
Solamente el Espíritu Santo puede abrir nuestro corazón y nuestra mente a la gran
necesidad que tenemos de arrepentimiento y de la redención, que nos es ofrecida
por medio de la muerte de Cristo por nosotros.
Romanos 15: 16
Los creyentes gentiles, purificados y consagrados a Dios por el Espíritu Santo, son el
sacrificio que él ofrece. Una ofrenda tal es "agradable" a Dios (ver 1 Ped. 2: 5).
La conversión es fruto de la obra santificadora del Espíritu Romanos 15:16.
Romanos 15: 19
La preposición griega es la misma que aparece en la frase paralela: "en el poder del
Espíritu de Dios"; es decir "en potencia" y "en poder". "Señales y prodigios" es una
expresión común en el NT para describir los milagros cristianos (ver 2 Cor. 12: 12; Heb.
2: 4).

Romanos 15: 30
“Amor del Espíritu”. Es decir, el amor que inspira el Espíritu.

Conclusiones

 Pablo usa las terminologías del πνεῦμα en relación al Espiritu Santo como:
“Espíritu”, “Espíritu de Dios”, “Espíritu de Cristo”, Espíritu que resucitó a
Jesús, Espíritu de adopción y el Espíritu de vida.

 El Espíritu es el agente de la Salvación que Dios ha llevado a cabo en Cristo.

 El capítulo 8 es la sección medular de Romaos que muestra la obra poderosa del


Espíritu Santo en favor del creyente dándole la victoria sobre la vida, sobre la
muerte, la tentación, indecisión, incertidumbre y debilidad.

 El Espíritu Santo realiza la circuncisión del corazón y escudriña los corazones


para llevar a la santificación.
 El Espíritu Santo gime en la oración por ello, no podemos orar sin el Espíritu,
pero Él no obrará sin nosotros.
 Cristo es nuestro abogado en los cielos (1 Jn. 2:1); el Espíritu es nuestro
abogado en nuestro ser que orienta y corrige.

 La purificación y consagración se produce por medio del Espíritu Santo.


 El Espíritu Santo abre nuestro corazón y nuestra mente a la gran necesidad de
arrepentimiento y de la redención ofrecida por Cristo.

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