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Dimiter Inkiow

£1 perro y la pulga
Ilustraciones de Gabriela Rubio
¡íM-sS?
58 stfe EL PÉRRO BELLO TIENE UNA COMPAÑERA
Dimiter Inkiow ELPERRO Y LAMUY ESPECIAL; SU PULGA, CON ELLA
CONVERSA MUCHÍSIMO. PERO RARAMEN-
PULGA
TESE PONEN DE ACUERDO, ¿CUÁL DE LAS
DOS TENDRÁ LA RAZÓN?

EL BULGARO DOMITER INKIOW VIVE AC-


TUALMENTE EN ALEMANIA, EN DONDE
ESCRIBE LIBROS DIRIGIDOS PREFEREN-
CIALMENTE A LOS LECTORESMÁSPEQUE-
ÑOS, EDICIONES SM HA PUBLICADO TAMBIÉN
MATRIOSKA, EL REWLOJ MÁS RÁPIDO DEL
MUNDO Y LA SERIE * MI HERMANA LIDIA Y
YO’

PRIMEROS LECTORES
Dimiter Inkiow
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ediciones JCXJQUB 11/s vi 39 28044
Primera edición: abril ¡VOS ovena edición: octubre 20113

Colecc ión dirigid a por Marine lla Terzi


T raducción de l alemán: Ro saun a Terzi
Ilus tracione s: Gabrie la Rubio

'T itulo o rigin al: Hnnd + Floh ilie hiipfcnden gaste


•C Anne ttc Betz Ve rlag. 19 93
■í-" Ediciones S M, 1 995
J oaquín Turina, 39 - 28044 Mad rid

ISBNr S4-348-4541-5 Depós ito legal: M-36155-2003


Prcimp res ión : Grafilia , SL Impreso en España/Printed
in Spain Orymu, S A - Ruiz de Alda, I - Pin to (Mad rid )

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titulares d el copyright.
El cumpleaños

E L perro Bello se despertó.


Salió de su caseta, movió
contento el rabo y ladró tres
veces:
—¡Guau, guau, guau!
Eso hizo que su pulga se
despertara también.
—Estás de muy buen humor hoy -
opinó la pulga.
—En efecto, ¡guau!, en efecto...

-—¿Has estado soñando con un


enorme hueso?
—No, pero puedes, ¡guau, guau!,
felicitarme.
—¿Por qué?
—Hoy es mi cumpleaños.
Ya tengo cinco años.
—¡Felicidades!
—Gracias. ¡Guau! ¡Gracias!
—Bello, ¿no lo vas a
celebrar?
—Claro, claro que sí.
Lo que ocurre es que no sé cómo.
—Déjame eso a mí.
Haremos una fiesta con invitados.
Cuantos más, mejor.
—¡Guau...! Pero es que
yo no conozco a ningún perro
que tenga tiempo libre
para poder venir;
además, tampoco tengo nada
para comer... ¡Guau!
—Pero ¿quién está hablando Voy a invitar a tu cumpleaños a unos
cuantos cientos de pulgas. Todas mis
de perros?
amigas.
Ya verás cómo te admiran.
Bailaremos todas juntas sobre
tu lomo.
Va a ser una fiesta estupenda. ¿ o te
parece?
-—¡Guau, guauuuuu...!
Pero seguro que me picarán.
—No pienses en picaduras, Bello.
No seas negativo.
—¡Guau!
¿En qué tengo que pensar entonces?

T—
—Piensa en que todas esas pulgas
van a ser tus invitadas.
Piensa en que es tu cumpleaños,
y en que sobre tu lomo
se va a celebrar
una estupenda fiesta.
Seguramente te picarán,
pero también cantarán:
«¡Cumpleaños feliz,
cumpleaños feliz,
te deseamos todos,
cumpleaños feliz!».
¿Te parece poco?
La pulga pegó un salto
y salió corriendo
a buscar a sus amigas.
Bello se quedó pensativo
delante de su caseta.
Bueno,
por lo menos no pasaría
un cumpleaños solo y desconsolado.
Vida de perros

E L perro Bello estaba tumbado


sobre la hierba, junto a su
caseta.
Estaba meditando.
Tenía los ojos cerrados.
Se encontraba totalmente
sumido en sus pensamientos.
Estaba recapacitando sobre
varias cuestiones filosóficas.

----- -----
Bello era un perro filósofo.
Seguro que te estarás preguntando
¿Y qué es un perro filósofo?
¿Es una raza especial de perros?
No.
Un perro filósofo es un perro que
piensa mucho.
Principalmente porque no tiene otra cosa
que hacer.
El que no para de trabajar desde la
mañana hasta la noche ; nunca podrá
ser un filósofo.
Por eso, la gente comenta que
en la cárcel o en el desierto
suelen darse buenos filósofos.
O cuando se está estreñido y
hay que pasar horas sentado en
el váter.
O cuando se está tumbado
junto a una caseta de perro.
Bello ladró bajo:
«¡Guau! Lo paso fatal y casi
me mareo cuando pienso en que
toda mi vida llevaré una vida
de perros, porque soy un perro.
¡Es horrible!
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Por qué no acabo con este
sufrimiento?
Hasta hoy, .
hasta este mismo minuto, he
llevado una vida de perros.
Y lo que me queda
va a seguir siendo
una vida de perros.
¿Es esto vida?»
Bello aulló lastimeramente.
De repente, oyó una voz por
su oído derecho:
—Bello, ¿qué te pasa?
—¿Eres tú, pulga? ¿Guau?
—Claro que soy yo.
¿Quién si no?
—Estoy triste...
¡Estoy taaaan triste!
—Y eso, ¿por qué?
-—Porque durante toda mi vida
tendré que llevar una vida de
perros.
Y nunca antes habías tenido
uno de esos días... filosóficos?
—Sí, claro.
—¿ Y nunca se te había ocurrido la
idea de que durante toda tu vida
deberías llevar una vida de perros?
—¿Y hasta hoy no —No.
te has dado cuenta? — —Pues sí que me sorprende.
En efecto. —Y a mí. ¡Guau! ¡Auuu!
—¿Y por qué te has ¡Me siento tan desgraciado!
justamente hoy?
-Porque hoy tengo
un día filosófico.
poder llevar otra vida?
¿Por ejemplo, la
vida de un gato?
—¡Guau!
¡No! ¡A los gatos los
odio como a la peste!
—Entonces...,
¿una vida de ratón?
—¿Y tener miedo de los gatos?
¿Y que éstos te cacen y te coman?
¡Jamás!
¡Soy yo el que cazo gatos y son
ellos
los que me tienen miedo!
—Bueno, entonces,
¿una vida de caballo o de burro?
—¡Guau!
¿Cómo se te puede ocurrir
semejante idea?
Tendría que estar toda mi vida
soportando pesadas cargas, o
aguantando que me montaran.
Y encima tendría que comer hierba.
¡Puafflf!

36
Y
]
—Pero « seguro que te gustaría
llevar la vida-de una pulga.
—¿Y ser tan pequeño e
insignificante como una pulga?
—¡Yo soy pequeña,
pero no insignificante,
chucho tontaina!
—le gritó la pulga—.
¡Te voy a picar!
—¡Guauuuu!
£Ü

—¿Por qué ladras de esa manera?


—¡Porque me has picado, pulga
estúpida!
¡Como te pille, te vas
a enterar!
-Tú no me vas a poder pillar.
Precisamente porque soy pequeña. La pulga le volvió a picar
¿Te das cuenta? El perro se r ascó.
Ser pequeño no es una desventaja, Se rascó una y otra vez.
sino una gran ventaja. por todas partes, por
La pulga le volvió a picar. donde la pulg a le seguía
El perro se rascó como un loco.
picando.
De es
se olvidó
de sus tristes
pensamientos.
Desaparecieron al
rascarse.
El perro sólo podia pensar
en aquella pulga tonta.
Cuando la pulga le picó
en el rabo, el perro se lo
atrapó con el hocico
y fue buscando con los dientes
entre su pelo.
Pero la pulga no aparecía.
De repente, el perro pensó:
«¡Qué tontería!
¿Por qué estaba antes tan triste? Bien
pensado,
una vida de perros es mucho mejor
que una vida de burro o de caballo o
de ratón, y también mejor que la de un
gato.
La vida del perro en su caseta no es
tan mala.
En realidad,
soy un perro afortunado.
Tengo mi caseta, tengo una pulga, y
mi dueño es un buen tipo que me saca
a pasear y me da de comer todos los
días. Pocos son los que tienen un amo
tan fiel como el mío.
¿Qué más quiero?
¿Por qué estaba tan triste?»
Reflexionó,
pensó y ladró
contento:
«Ya sé. Estaba triste porque no
tenía nada que hacer. Cuando no
se tiene nada que hacer, se piensa
en cosas tristes.
Así es.
Lo más importante en la vida
es tener algo que hacer.
¡Guau!»
Y empezó a buscar otra vez la
El paseo

— BELLO, ¿estás dormido?


—Grr... grr... grr...
—Pero ¿cuánto tiempo
vas a estar durmiendo?
Bello gruñó con los
ojos cerrados:
—Todo el tiempo
que me dejes en paz... grr... grr...
—Pero no te voy a
dejar en paz.
Quiero ir de paseo...
—Pues, ¡venga, ánimo!
Vamos... ¡Salta!
.¿A qué esperas?
-—¿Sola? Nunca.
Me puedo perder ' y no encontrar
‘ el camino de regreso.
No, no,
sin ti no pienso ir a ningún lado.
? Al fin y al cabo, tú eres mi perro.
51
—¿Estás loca o qué?
Bello levantó la cabeza enfadado y
ladró muy fuerte:
—Yo no soy tu perro, ¡guau, guau! Es
al contrario.
—¿Qué significa que es al contrario,
Bello?

Át»""*'

— Significa que
tú eres mi pulga.
Yo soy un perro que
tiene una pulga. Eso
es todo.
Eso no es así
— saltó la pulga—, justamente es
al contrario.
—Precisamente eso es
lo que acabo de ladrar,
que todo es al contrario.
Lo contrario es al contrario,
perro tonto.
¿Lo has entendido de una vez?
¡Guau! ¡No!
Yo no soy tu pulga, sino que
TÚ ERES MI PERRO.
¿Ah, sí? —ladró el perro—.
¡Guau! ¿Ah, sí?
—Exactamente.
• Y, entonces,
¿por que estás sentada sobre mi
lomo?
¿Podrías contestarme a esta
simple pregunta?
¡Porque TÚ ERES MI PERRO!
—¡No!
Estás sentada sobre mi lomo,
porque tú eres mi pulga —le
aclaró el perro—.
Yo soy un perro que tiene una
pulga.
Es muy fácil.
—Yo soy una pulga
que tiene un perro —le
contradijo la pulga.

56

-TT —
¡No!
¡Sí!
¡No!
¡Ahora te voy a picar!
¡Y te pienso seguir picando
hasta que lo entiendas!
Nam... ñam... ñam... ñam...
¡Guauuuu, guauuuu...!
No, por favor; no, por favor...
Por favor, pícame con cuidado,
¡(íuauuu!
A Helio se le había pasado el sueño.
58 Saltó fuera de su caseta
y empezó a rascarse:
izquierda-derecha,
izquierda-derecha.
-¡Para, pulga!
¡Ya lo he
entendido! Yo
—Por fin...
soy tu perro.
—¿Dónde quieres que
vayamos a pasear, pulga?
¿Al parque
o por la calle y, luego, al río?
¿O prefieres que vayamos a visitar
a algunos perros vecinos?
¿Quizá te apetezca charlar con sus
pulgas?
—Calle abajo y, luego, al río.
Quiero respirar aire puro.
Muy bien. Como tú quieras.
Bello bajó la calle corriendo.
Iba con la cabeza gacha y
pensando:
«El más inteligente siempre es
el que tiene que ceder...
Así es la vida.
La pulga se imagina
que yo soy su perro...
Y, en realidad, es al revés.
Pero
¿cómo podría hacérselo entender,
sin que me picara?»

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