Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
£1 perro y la pulga
Ilustraciones de Gabriela Rubio
¡íM-sS?
58 stfe EL PÉRRO BELLO TIENE UNA COMPAÑERA
Dimiter Inkiow ELPERRO Y LAMUY ESPECIAL; SU PULGA, CON ELLA
CONVERSA MUCHÍSIMO. PERO RARAMEN-
PULGA
TESE PONEN DE ACUERDO, ¿CUÁL DE LAS
DOS TENDRÁ LA RAZÓN?
PRIMEROS LECTORES
Dimiter Inkiow
ííl
íf-c
M
ediciones JCXJQUB 11/s vi 39 28044
Primera edición: abril ¡VOS ovena edición: octubre 20113
T—
—Piensa en que todas esas pulgas
van a ser tus invitadas.
Piensa en que es tu cumpleaños,
y en que sobre tu lomo
se va a celebrar
una estupenda fiesta.
Seguramente te picarán,
pero también cantarán:
«¡Cumpleaños feliz,
cumpleaños feliz,
te deseamos todos,
cumpleaños feliz!».
¿Te parece poco?
La pulga pegó un salto
y salió corriendo
a buscar a sus amigas.
Bello se quedó pensativo
delante de su caseta.
Bueno,
por lo menos no pasaría
un cumpleaños solo y desconsolado.
Vida de perros
----- -----
Bello era un perro filósofo.
Seguro que te estarás preguntando
¿Y qué es un perro filósofo?
¿Es una raza especial de perros?
No.
Un perro filósofo es un perro que
piensa mucho.
Principalmente porque no tiene otra cosa
que hacer.
El que no para de trabajar desde la
mañana hasta la noche ; nunca podrá
ser un filósofo.
Por eso, la gente comenta que
en la cárcel o en el desierto
suelen darse buenos filósofos.
O cuando se está estreñido y
hay que pasar horas sentado en
el váter.
O cuando se está tumbado
junto a una caseta de perro.
Bello ladró bajo:
«¡Guau! Lo paso fatal y casi
me mareo cuando pienso en que
toda mi vida llevaré una vida
de perros, porque soy un perro.
¡Es horrible!
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Por qué no acabo con este
sufrimiento?
Hasta hoy, .
hasta este mismo minuto, he
llevado una vida de perros.
Y lo que me queda
va a seguir siendo
una vida de perros.
¿Es esto vida?»
Bello aulló lastimeramente.
De repente, oyó una voz por
su oído derecho:
—Bello, ¿qué te pasa?
—¿Eres tú, pulga? ¿Guau?
—Claro que soy yo.
¿Quién si no?
—Estoy triste...
¡Estoy taaaan triste!
—Y eso, ¿por qué?
-—Porque durante toda mi vida
tendré que llevar una vida de
perros.
Y nunca antes habías tenido
uno de esos días... filosóficos?
—Sí, claro.
—¿ Y nunca se te había ocurrido la
idea de que durante toda tu vida
deberías llevar una vida de perros?
—¿Y hasta hoy no —No.
te has dado cuenta? — —Pues sí que me sorprende.
En efecto. —Y a mí. ¡Guau! ¡Auuu!
—¿Y por qué te has ¡Me siento tan desgraciado!
justamente hoy?
-Porque hoy tengo
un día filosófico.
poder llevar otra vida?
¿Por ejemplo, la
vida de un gato?
—¡Guau!
¡No! ¡A los gatos los
odio como a la peste!
—Entonces...,
¿una vida de ratón?
—¿Y tener miedo de los gatos?
¿Y que éstos te cacen y te coman?
¡Jamás!
¡Soy yo el que cazo gatos y son
ellos
los que me tienen miedo!
—Bueno, entonces,
¿una vida de caballo o de burro?
—¡Guau!
¿Cómo se te puede ocurrir
semejante idea?
Tendría que estar toda mi vida
soportando pesadas cargas, o
aguantando que me montaran.
Y encima tendría que comer hierba.
¡Puafflf!
36
Y
]
—Pero « seguro que te gustaría
llevar la vida-de una pulga.
—¿Y ser tan pequeño e
insignificante como una pulga?
—¡Yo soy pequeña,
pero no insignificante,
chucho tontaina!
—le gritó la pulga—.
¡Te voy a picar!
—¡Guauuuu!
£Ü
Át»""*'
— Significa que
tú eres mi pulga.
Yo soy un perro que
tiene una pulga. Eso
es todo.
Eso no es así
— saltó la pulga—, justamente es
al contrario.
—Precisamente eso es
lo que acabo de ladrar,
que todo es al contrario.
Lo contrario es al contrario,
perro tonto.
¿Lo has entendido de una vez?
¡Guau! ¡No!
Yo no soy tu pulga, sino que
TÚ ERES MI PERRO.
¿Ah, sí? —ladró el perro—.
¡Guau! ¿Ah, sí?
—Exactamente.
• Y, entonces,
¿por que estás sentada sobre mi
lomo?
¿Podrías contestarme a esta
simple pregunta?
¡Porque TÚ ERES MI PERRO!
—¡No!
Estás sentada sobre mi lomo,
porque tú eres mi pulga —le
aclaró el perro—.
Yo soy un perro que tiene una
pulga.
Es muy fácil.
—Yo soy una pulga
que tiene un perro —le
contradijo la pulga.
56
-TT —
¡No!
¡Sí!
¡No!
¡Ahora te voy a picar!
¡Y te pienso seguir picando
hasta que lo entiendas!
Nam... ñam... ñam... ñam...
¡Guauuuu, guauuuu...!
No, por favor; no, por favor...
Por favor, pícame con cuidado,
¡(íuauuu!
A Helio se le había pasado el sueño.
58 Saltó fuera de su caseta
y empezó a rascarse:
izquierda-derecha,
izquierda-derecha.
-¡Para, pulga!
¡Ya lo he
entendido! Yo
—Por fin...
soy tu perro.
—¿Dónde quieres que
vayamos a pasear, pulga?
¿Al parque
o por la calle y, luego, al río?
¿O prefieres que vayamos a visitar
a algunos perros vecinos?
¿Quizá te apetezca charlar con sus
pulgas?
—Calle abajo y, luego, al río.
Quiero respirar aire puro.
Muy bien. Como tú quieras.
Bello bajó la calle corriendo.
Iba con la cabeza gacha y
pensando:
«El más inteligente siempre es
el que tiene que ceder...
Así es la vida.
La pulga se imagina
que yo soy su perro...
Y, en realidad, es al revés.
Pero
¿cómo podría hacérselo entender,
sin que me picara?»