La observación científica Aquí es donde confluyen las antinomias y los equívocos más seculares sobre el método científico. Toda ciencia parte de la observación de hechos, sobre los cuales se elabora una hipótesis que luego puede ser verificada, manejando dichos hechos. El proceso de la investigación así, tan sencilla y claramente expuesto, sólo se da, lamentablemente, en el papel. Es la metodología del psicólogo "puro", del que no investiga pero conoce normas con las que quiere que investiguen los otros. El principio materialista de que los objetos existen fuera e independientemente de que haya o no quien los perciba, es correcto como principio ontológico, pero de esto se deriva generalmente un supuesto incorrecto: el que los objetos se dan a la observación independientemente del ser humano que los percibe y que, por lo tanto, la observación debe ser cumplida como si no fuese realizada por un ser humano. 194 José Bleger. Los hechos que investigamos son siempre "recortados" del total de los fenómenos, y esto no ocurre en forma mecánica; los datos de los que partimos, en ciencia, no son hechos en sí, independientes de los seres humanos, sino estructurados en función de la vida de los mismos. Siempre hay una selección cultural o clasista de los problemas que se enfoca y de los datos que se tiene en cuenta; sólo se puede conocer dentro del cuadro de las categorías que son condicionadas por el desarrollo y la organización social, en un momento dado. Una teoría permite incorporar más hechos a la investigación, pero la teoría es, a su vez, el reflejo de cierta organización de estos hechos, que se estructuran en un momento dado del desarrollo social. Y estos hechos, que son aportados por la teoría -aun errónea—, permiten la modificación de la teoría misma que ha servido para descubrirlos. Decir que esto no hace falta porque los hechos "están ahí" es índice de arrogancia y desconocimiento del movimiento real de la investigación científica. La elección automática de hechos y el tipo de problemas que una ciencia se plantea implican ya una ideología, una concepción del mundo y una teoría; es el substratum irracional de todo conocimiento racional que sólo podrá ser elucidado racionalmente, utilizándolo. El "dogma de la inmaculada percepción" (Nietzsche) ha llegado a su ocaso. No hay observación pura en ningún sentido; toda observación implica ya una interpretación, una inserción apriorística del hecho observado en un cierto esquema con el cual fue observado. La única forma de convertir esta observación en un dato científico, es la de considerarla en función de la variable, del encuadre con el cual fue observada. No hay observador totalmente objetivo en ninguna disciplina científica, y la máxima objetividad se alcanza incluyendo al observador como una de las variables que condiciona el fenómeno que se está observando. En este sentido debemos hablar en psicología del observador participante, en el sentido de que el observador nunca está fuera del campo que condiciona los fenómenos. El observar tampoco es una función pasiva; observar sin hipótesis es solamente un mirar, que rápidamente se convierte en estereotipia; la observación debe ser una función activa, en la cual se formulan hipótesis y se piensa mientras se procede a la observación. Sin observación rigurosa no hay conocimiento científico sistemático, pero tampoco lo hay con la sola observación sin el pensamiento. Pensar es el eje de la indagación científica y la base para la observación. Este pensar no implica la construcción apresurada de sistemas especulativos y espectaculares, sino un mayor rigor en la observación según el pensar y un mayor rigor en el pensar según la observación que se va realizando. La observación no es la mera percepción de un fenómeno externo, El problema metodológico en psicología 195 sino que es una profunda relación del hombre con las cosas, y para observar, tanto como para toda la tarea científica hay una "distancia" óptima entre el sujeto y el objeto. Y en este proceso, el ser humano no entra como cosa, sino como ser psicológico; es un penetrar en las cosas y un dejarse penetrar por las cosas. Dicho con los términos de Wallon, "la percepción más grosera implica ya interpretaciones, ideas, sistemas de creencias y representaciones por las que el hombre participa en la existencia de su grupo social". Las técnicas de observación y de registro de los hechos constituyen un peldaño de la investigación, pero es importantísimo elucidar los supuestos con los cuales se está realizando la observación. La investigación tiende a responder interrogantes, pero se inicia planteando problemas, problema-tizando los hechos y, a su vez, cada nueva respuesta es una nueva proble-matización. Hace avanzar la ciencia tanto el descubrimiento de soluciones como el descubrimiento y planteo de nuevos problemas. Con gran frecuencia, además, un problema se resuelve no apelando a los hechos sino replanteando el problema, lo cual implica estar actuando con un nuevo esquema referencial, proceso en el que puede intervenir muy primor dial-mente la observación. En síntesis, la observación "pura" es una utopía en todos los campos, porque siempre el que observa es un ser humano y el proceso de la observación no es un simple reflejo especular, sino un proceso activo y psicológicamente muy complicado. No se alcanza la objetividad interponiendo aparatos y actuando como si el ser humano fuese otro instrumento mecánico. Descripción, comprensión y explicación son momentos de un solo proceso continuo, que establece una estrecha interconexión y acción recíproca de todos esos momentos. Cuando se describe algo ya se actúa con cierta comprensión o un cierto esquema referencial, y la descripción, a su vez, corrige y modifica la comprensión que, a su vez, se rectifica con la nueva observación. Y lo mismo con la explicación. Por lo común no nos damos cuenta en qué medida la descripción es una comprensión de un hecho. Si vemos en un salón un conjunto de gente en una actitud dada, describimos el hecho diciendo, por ejemplo, que estaban rezando, porque lo hemos percibido como tal; el suceso no se nos da primero como percepción (descripción) y luego como significado, sino directamente como percepción de un significado. Si vemos un conjunto de gente en la misma actitud en una cultura totalmente distinta, podemos equivocarnos si decimos que rezan; en este caso se extrema, en el ejemplo, la diferencia entre descripción y significado (comprensión), para señalar la unidad que realmente integran, incluso en nuestra experiencia diaria o común.