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YACIMIENTOS MINERALES METALICOS (3155) Prof.

Sebastián Grande
Tema 2 FLUIDOS MINERALIZANTES Y YACIMIENTOS MINERALES

2.1 Fluidos mineralizantes y soluciones hidrotermales


Los depósitos de minerales metálicos o no-metálicos son acumulaciones o concentraciones naturales
de uno o más elementos químicos en lugares favorables y receptivos de la corteza terrestre. Su formación
depende principalmente de la fuente geológica (roca) de la cual se derivan los elementos, de las
características físicas y químicas de los fluidos presentes en el sistema, de la solubilidad y el
comportamiento de los elementos transportados, de los modelos migratorios que operan en la roca caja y
de los tipos de depositación que se pueden lograr en un ambiente favorable. Para comprender los
aspectos geológicos de los depósitos minerales se debe estudiar la naturaleza y la génesis de los
procesos que contribuyen a la acumulación de una o más sustancias en cantidades y concentraciones
tales de resultar económicamente explotables. Dado que las menas son transportadas y depositadas por
fluidos, es de primordial importancia estudiar la naturaleza, origen y comportamiento de los mismos. Los
fluidos mineralizantes pueden agruparse en las siguientes categorías:
a) Los fluidos, soluciones acuosas y gases de origen magmático, incluyendo el magma como tal.
b) Los fluidos, soluciones acuosas y gases de origen meteórico-freático, incluso las aguas de
mina, las aguas lacustrinas en circulación profunda y todo tipo de aguas superficiales.
c) Los fluidos y soluciones acuosas de origen marino, en circulación convectiva profunda.
d) Los fluidos, soluciones acuosas y gases fósiles, connatos o intersticiales.
e) Los fluidos, soluciones acuosas y gases de origen metamórfico.
Generalmente estas soluciones se presentan en la naturaleza de varias maneras, mezcladas o
contaminadas por otros fluidos, tanto en la superficie como a profundidad, y pueden tener temperaturas
de muy altas (700º C) a muy bajas (50º C), recibiendo el nombre generalizado de fluidos o soluciones
hidrotermales (SHT). Si estos fluidos con temperaturas muy elevadas sufren despresurización, hervirán y
formarán vapores, que se consideran como fluidos neumatolíticos, cuyo comportamiento químico será
igual al de los fluidos hidrotermales, más no su comportamiento físico, dado que el punto de ebullición del
agua aumenta con la presión, y viceversa. La gran mayoría de las SHT son, en realidad, fluidos
supercríticos; asimismo los gases y vapores licuados a altas presiones también se pueden considerar
como una especie de fluidos hidrotermales.

a) Fluidos de origen magmático


El magma es roca fundida de composición generalmente silicatada que se genera naturalmente en la
corteza inferior o en las partes más someras del manto superior. Éste tiene la posibilidad de intrusionar la
corteza terrestre enfriándose lentamente, o de ser erupcionado a la superficie, donde se solidifica
rápidamente; la solidificación de un magma en el interior de la corteza tarda varios millones de años, pero
un flujo de lava lo hace en pocos días. La actividad ígnea ha generado la mayor parte de la corteza
continental y los fondos abisales. Los magmas no tienen composición homogénea, algunos contienen
componentes félsicos y gases volátiles y presentan una gama composicional que va desde ultramáficos
(komatitas, kimberlitas), a máficos (basaltos y basanitas), intermedios (andesitas, latitas, tefritas), a
félsicos (dacitas, riolitas, traquitas, fonolitas).
Durante el proceso de enfriamiento los magmas tienden a dividirse en fracciones de composición muy
distinta: diferenciación magmática. A veces las fracciones más densas y ricas en metales pesados
precipitan bajo la acción de la gravedad hacia el fondo de la cámara magmática dando origen a
yacimientos de notable importancia formados por asentamiento de cristales en los cuales se encuentran
notables depósitos de Cr, Fe, Ti y V. Otras veces las fracciones están constituidas por líquidos inmiscibles
de composición sulfurosa, oxigenada, fosfática o carbonatítica, que a menudo concentran metales
preciosos (PGE-Au; PGE: platinum group elements, o metales del grupo del platino: Pt, Ir, Os, Pd, Rh y
Ru.), raros (Nb, Ta, T.R., Zr), de importancia estratégica (U, Th) o industriales (Ni, Cu, Ba, Sr).
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Los minerales magmáticos cristalizan cuando su concentración en el fundido supera su solubilidad


relativa a la temperatura y presión reinantes. En general, los minerales cristalizan de acuerdo a las series
de cristalización de Bowen o de Fenner (calco-alcalinas y tholeíticas, respectivamente), aunque éstas no
son las únicas posibles. Los primeros cristales que precipitan en la serie de Bowen son los minerales
accesorios: apatito, circón, ilmenita, magnetita y espinela. Siguen en orden de temperatura decreciente:
olivinos, piroxenos, plagioclasas cálcicas, hornblenda, plagioclasas sódicas, feldespatos potásicos, micas
y finalmente el cuarzo. Está claro que el fraccionamiento procede debido a la continua sustracción de los
componentes ferromagnesianos y cálcicos del líquido magmático, que causa un enriquecimiento indirecto
de los componentes félsicos, que tienden a cristalizar temperaturas más bajas. La migración hacia el
techo de la cámara de elementos livianos origina concentraciones de sílice, álcalis, Be, Li, B, P, F, etc.
Los líquidos residuales cargados de aquellos elementos que debido a su carga y/o tamaño iónico no han
podido entrar en los retículos de los minerales ya formados pueden acumularse en la periferia de los
plutones originando soluciones o vapores neumatolíticos y pegmatíticos, ricos en elementos volátiles y
elementos raros (Nb, Ta, T.R., Li, Be, Zr, U, Th). Estos fluidos o vapores pueden ser inyectados a través
de fisuras y a través de los poros de la roca caja y cambian radicalmente las condiciones fisicoquímicas
presentes en el ambiente de depositación. Elementos como el Si (como gel del sílice), Na, K, F, B, P,
T.R., S, Cl, H, Hg, As, Rb, Cs, Be, Li, U, Th, Zr, etc., tienden a formar minerales particulares, algunos
constituyen la principal fuente de ciertos elementos de uso industrial o radioactivos.
Los minerales que se forman a altas temperaturas y/o grandes profundidades reciben el nombre de
primarios o hipogénicos, mientras que aquellos formados en o cerca de la superficie debido a la
alteración de los minerales primarios, se denominan secundarios o supergénicos. Casi todos los
magmas inyectados en la corteza terrestre contienen una fracción volátil, compuesta mayormente (más
de 90% en volumen) por H2O (v). Enormes cantidades de gases y vapores son liberadas de los centros
magmáticos alterando las rocas superficiales, sustituyendo o remplazando los minerales presentes con
nuevos minerales más estables a esas condiciones más superficiales. Los análisis químicos efectuados a
fluidos HT (aguas termales) y a las inclusiones líquidas contenidas en minerales de formación HT
demuestran que, a parte del vapor de agua mayoritario, existen CO 2, H2S, HCl, HF, H3BO3 y P2O5, entre
otras sustancias volátiles. Los minerales magnetita, hematita, molibdenita, pirita, galena, covellina y
minerales de U, Pb, Ni, Co, Mn, Th y Bi han sido hallados finamente diseminados en las rocas
circundantes a grandes centros magmáticos y los batolitos graníticos.
En muchos casos los fluidos o soluciones emitidos durante la cristalización se mezclan con soluciones
relativamente frías derivadas de la infiltración y circulación subterránea profunda de aguas meteóricas o
freáticas (Fig. 2-1). Las variables T y P juegan un papel primordial en la depositación de las menas. Una
disminución de temperatura debida al ascenso de los fluidos mineralizantes puede provocar la
precipitación de minerales adaptados a esas nuevas condiciones, mientras que una disminución de P
debida a la fuga de vapores o gases puede causar una pérdida de CO 2, favoreciendo la precipitación de
carbonatos y otros minerales. La fuga de vapores en una cámara además puede bajar la temperatura y
favorecer la sublimación de cristales a lo largo de fisuras y chimeneas volcánicas, o podrá expulsar estos
gases en forma de fumarolas superficiales, fuentes termales, géiseres, etc.
Bajo el punto de vista químico las SHT magmáticas son generalmente ácidas, casi neutras. Al
descender su temperatura ocurre la disociación del HCl, con lo que aumenta su acidez y se favorecen
reacciones químicas ulteriores, en especial las de alteración de la roca caja.

b) Fluidos de origen meteórico


Estos son particularmente importantes en los procesos de alteración superficial. Se originan en la
atmósfera como producto del ciclo hidrológico (Fig. 2-1) y se infiltran en el subsuelo a través de las fisuras
de las rocas. La velocidad de percolación depende de muchos factores petrofísicos, pero sobre todo del
grado de saturación, de la permeabilidad y de la porosidad de las rocas. Los fluidos meteóricos tienden a
desplazarse en el subsuelo siguiendo canales naturales, generalmente intergranulares. A veces su
recorrido se facilita por la presencia de cavidades producidas en las rocas más profundas por disolución
diagenética de sus granos minerales (porosidad secundaria). A medida que estas aguas descienden a
niveles más profundos tenderán a asumir la T y P existentes en esos lugares y se calentarán
notablemente debido al gradiente geotérmico (éste es variable en diferentes partes de la corteza terrestre
alcanzando valores mínimos de 6°C/km y máximos de hasta 130°C/km (se considera normal o promedio
un gradiente entre 25-30°C/km).
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Cuanto más se calienten estas aguas tanto mayor será su capacidad de disolver sustancias minerales,
de modo que estos fluidos constituirán SHT capaces de transportar gran cantidad de metales. Cuando
estas aguas ascienden luego de haber circulado a profundidad disolviendo metales, tenderán a
equilibrarse nuevamente con los ambientes superficiales depositando su carga metalífera. En muchos
casos es imposible distinguir entre aguas meteóricas HT y fluidos magmáticos HT, sólo el análisis de
isótopos estables puede dar indicios fidedignos para establecer la verdadera naturaleza de los mismos.
Las aguas meteóricas contienen los principales elementos presentes en la corteza. Además se
caracterizan por estar levemente empobrecidas en isótopos pesados ( 18O, 2H) ya que éstos debido al
proceso de evaporación tienden a concentrarse en las cuencas oceánicas. Como se muestra en las
figuras 2-1 y 2-2. Los fluidos HT meteóricos tienen una fuerte tendencia a mezclarse con fluidos de origen
magmático o metamórfico, formando depósitos minerales en los frentes de contacto o de mezcla. Otras
veces las aguas meteóricas generan procesos químicos particulares que permiten la depositación de
menas en frentes de óxido-reducción (yacimientos de U sedimentario en areniscas fluviales).

c) Fluidos de origen marino


El mar es el más grande reservorio superficial de agua líquida del planeta, y posiblemente del sistema
solar. Los océanos de la Tierra son únicos en todo el universo conocido y cubren el 70% de su superficie.
Se sabe que en los fondos marinos ocurre una intensa actividad magmática, caracterizada por un
vulcanismo predominantemente basáltico, como el que se presenta en las dorsales centroceánicas e islas
oceánicas, aunque a veces puede ser más félsico, andesítico, como el que se presenta en arcos
volcánicos submarinos. El agua marina en el fondo abisal es muy fría, su temperatura es de 0-2º C y
contiene hasta 30-35 g/lt de sales disueltas, siendo una solución químicamente muy activa. En los centros
de vulcanismo submarino la corteza se halla fracturada a varios niveles hasta 6-7 km de profundidad por
debajo del suelo marino, constituyendo un gigantesco “acuífero” submarino. Además, éstas son zonas de
elevado gradiente geotérmico, de 45-130ºC/km, por consiguiente el agua que se infiltra no sólo es
químicamente activa, sino que se calienta a pocos km de profundidad a 300-400ºC o más, constituyendo
un tipo muy especial de SHT con salinidad de más de tres veces la del mar. Dichas salmueras son
capaces, a medida que profundizan y se calientan en el interior de la corteza, de disolver los metales traza
que se hallan dispersos en enormes volúmenes de rocas volcánicas submarinas y una vez que
comienzan su ascenso hacia la superficie, al perder temperatura y alcanzar ambientes más oxigenados
en el fondo marino, precipitan toda su rica carga metalífera, en forma de sulfuros o sulfatos de metales
pesados, óxidos de Mn-Fe y otros minerales. El proceso ha sido visto y filmado con cámaras de vídeo
submarinas en muchos lugares del fondo marino, tanto del océano Pacífico, como del Atlántico o del
Indico. No sólo esto, sino que son frecuentes los depósitos de minerales formados por este proceso
(vulcanogénicos) en rocas fanerozoicas, proterozoicas y hasta arqueanas. Se especula que la máxima
intensidad de estos procesos ocurrió precisamente en las épocas más remotas de la historia terrestre,
cuando los gradientes geotérmicos eran más elevados y los océanos cubrían aún mayores extensiones
de la superficie terrestre que las actuales. Es tan común este mecanismo convectivo que se cree que
pudo o puede estar operando hasta en el planeta Marte y en el satélite Europa, de Júpiter, en el fondo de
un profundo océano subglacial.

d) Fluidos de origen formacional (connatos o fósiles)


Las aguas intersticiales atrapadas en los sedimentos durante la depositación se denominan fósiles o
connatas si permanecen en los poros de la roca durante mucho tiempo. Estas aguas son frecuentemente
halladas en las perforaciones de pozos de petróleo profundos, siendo muy ricas en NaCl, Mg, Ca, Ba y Sr.
Cuando ocurren procesos de cementación de poros o compresiones diagenéticas y tectónicas se notará
una rápida deshidratación de las rocas madre (lutitas negras) con el cierre de los poros y la expulsión de
las aguas formacionales intersticiales, las cuales migrarán hacia sitios favorables, generalmente
acarreando hidrocarburos, pero también pueden contener apreciables cantidades de metales pesados en
solución. Igualmente, si estas aguas se hallan a grandes profundidades son indistinguibles de otras SHT
de diversos orígenes y pueden llegar a contener una gran carga metálica. Durante su migración, la cual
puede ser coadyuvada por esfuerzos tectónicos regionales, pueden ser entrampadas estructuralmente,
depositando su carga mineral en sitios favorables, a menudo con la intervención de organismos
bacteriales anaeróbicos. Son frecuentes en las menas sedimentarias o diagenéticas las llamadas texturas
framboidales (como de microscópicas moras o frambuesas) debidas a la acción de bacterias de forma
esferoidal, de tipo estrepto o estafilococos.
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e) Fluidos de origen metamórfico

En circunstancias favorables, las aguas meteóricas connatas contenidas en las rocas profundamente
soterradas pueden ser químicamente reactivadas y vueltas a poner en circulación por intrusiones ígneas o
por metamorfismo regional. Soluciones HT de origen mixto pueden ser recirculadas a través de sistemas
hidráulicos profundos. Grandes cantidades de agua y otros fluidos son expulsados a medida que el
metamorfismo prograda de facies de bajo grado a facies de alto grado, puesto que en estas últimas las
rocas (granulitas y charnockitas) se encuentran prácticamente deshidratadas. Las SHT de origen
metamórfico regional parecen moverse paralelamente al gradiente geotérmico local, avanzando
centrífugamente a partir del centro de máximo metamorfismo (facies granulita). Por lo tanto éstas tienen
la capacidad de concentrar elementos particulares en zonas periféricas, de grado metamórfico más bajo
(facies anfibolita o esquistos verdes). En general las SHT metamórficas son de origen mixto y contienen
concentraciones anormales de Cu, Ag, K, Li, Sn, Pb, Zn, B, Be, Ga, Au, U, SiO2, etc. Datos de campo
demuestran que las rocas atravesadas por estos fluidos han sido sustancialmente modificadas, algunas
han sido silicificadas totalmente, otras han sufrido otros cambios metasomáticos.

Fig. 2-1 Ciclo hidrológico esquematizado. El oxígeno se compone mayoritariamente de dos isótopos, con
masas atómicas de 16 y 18, el hidrógeno de dos isótopos con masas 1 y 2. Los isótopos de un mismo
elemento no se comportan idénticamente durante los procesos físicos o químicos que tienen lugar en el
ciclo hidrológico. El oxígeno liviano, 16O y el hidrógeno 1H tienden a enriquecerse debido a su liviandad en el
vapor de agua generado durante la evaporación, estando enriquecidos el agua meteórica y el hielo glacial en
estos isótopos livianos; todo lo contrario, el agua oceánica tiende a enriquecerse en isótopos pesados,
como 18O e 2H. La importancia de los fluidos meteóricos y marinos ha sido reconocida sobre todo en las
últimas décadas, en especial la de los fluidos marinos ha sido invocada en numerosos modelos de
formación de depósitos de sulfuros masivos vulcanogénicos generados por actividad hidrotermal submarina
en forma de chimeneas hidrotermales, como la que ocurre actualmente en los valles axiales de las dorsales
centroceánicas. Modificado de Sassano y Cárcano (1988).
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Fig. 2-2 Relación esquemática entre los ciclos geológico e hidrológico. M-E-T: Meteorización-Erosión-
Transporte. La compleja relación entre el ciclo geológico y el hidrológico involucra la generación y
movimiento de fluidos a distintos niveles dentro de la corteza, aunada a la emisión de energía térmica
durante los procesos intrusivos, o debida a elevados gradientes geotérmicos locales. Los conceptos más
modernos engloban bajo el término “fluido hidrotermal” todo fluido acuoso caliente y móvil que circule
dentro de la corteza terrestre, y hasta aquellos que son expulsados a la superficie en fuentes termales y
géiseres. Por lo tanto los fluidos connatos, metamórficos, hidrotermales sensu stricto, magmáticos, y las
aguas termales se consideran todos como fluidos hidrotermales sensu lato. El ambiente más superficial,
controlado por la energía solar, manifestada como clima y temperatura ambiente, y por la gravedad se
denomina EXOGÉNICO, mientras que el ambiente más profundo, controlado por la energía interna de la Tierra
y la presión litostática, incluyendo la energía térmica de las intrusiones ígneas, y que abarca desde pocos km
de profundidad hasta la base de la corteza continental es el ENDOGÉNICO. La profundidad donde el ambiente
exogénico deja de ser tal ha sido objeto de numerosas controversias, un valor promedio podría estar entre
los 2-3 km, pero varía de acuerdo al marco tectónico global y el gradiente geotérmico local. Es obvio, dados
los procesos mostrados de orogénesis, vulcanismo, plutonismo, actividad hidrotermal, diagénesis,
metamorfismo y anatexis, que la zona esquematizada en este corte, y en el de la figura 2-1 anterior, debe
corresponder a un límite convergente de placas, tipo arco volcánico maduro o margen activo. La figura no
está dibujada a escala. Tomado y modificado de Sassano y Cárcano (1988).

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