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El trauma de Delfín Álvarez,

aquel vicegobernador que fue


olvidado por Dios
Fue el segundo de José Néstor Lencinas entre 1918 y 1919. Del lado
derecho de su cuerpo no tenía el ojo y el brazo estaba inmovilizado.
Fue enjuiciado y destituido.

De perfil (sano). Así se ve a Delfín Álvarez en la Legislatura.Foto: Nicolás Bordón/ Diario UNO

Perfil izquierdo. Era su costado sano. El otro, el derecho, estaba dañado. Le


faltaba el ojo, el brazo estaba inmóvil y la pierna apenas le servía para
renguear torpemente. Algunos diarios de la época hacían una cruel mención a
eso. "Media res", "Hombre olvidado por Dios", decía el diario La Tarde al
referirse a él.

Delfín Álvarez había vivido con su lado izquierdo sano y su derecho en


escombros desde que era niño. Más exactamente desde la noche del 20 de
marzo de 1861, aquella tremenda del terremoto. El niño Delfín sobrevivió, pero
las huellas de aquella noche de temblores y de fuego lo acompañaron para
siempre.

Álvarez nunca ocultó su lado derecho y, en ruinas y todo y solo tapando el


hueco de su ojo con un pañuelo, llegó a ser vicegobernador
de Mendoza cuando José Néstor Lencinas llegó a la gobernación. Pero, aun
así, la vida no le sería fácil. Enfrentando a su propio partido, fue tratado de
insano, fue el primer integrante del Ejecutivo sometido a juicio político en la
historia mendocina y fue destituido por oponerse a la Ley de Dietas de los
legisladores. Fue lencinista y murió conservador.

Hoy, en este presente, es fácil reconocerlo en el Salón de los Pasos Perdidos


de la Legislatura de Mendoza. Es el único de los gobernadores y vices
retratado totalmente de perfil. Su perfil sano. El izquierdo. Es el recuerdo más
visible que hay de él. Y una calle de La Colonia, en Junín, donde estaba su
finca y en donde vivió la mayor parte de su vida. Esa vida que se apagó sin que
se tenga una fecha precisa y tampoco certezas sobre dónde está su tumba y si
hay descendientes.

Quién fue
No hay mucho sobre él, pero un trabajo del profesor e historiador Enrique
Zimmermann, publicado en 2012 en el número 29 de la Revista de Estudios
Regionales, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, permite
reconstruir parte de la vida de Delfín Álvarez.

Allí Zimmermann, que en diálogo con este medio indicó que pese a un detenido
trabajo de campo no pudo ubicar su tumba, estimó la fecha de nacimiento de
Álvarez entre 1850 y 1858, aclarando que muchos de los escritos referidos al
vicegobernador "se extraviaron, pero otros desaparecieron, como las actas
literales del juicio político, que han sido arrancadas".

Junín fue su tierra. Allí se casó, en fecha no precisa, y "tuvo tres hijas. Una
murió muy joven y las otras dos no se casaron ni tuvieron descendencia",
explicó el historiador.

No se sabe muy bien cuándo ni cómo empezó su vida política. En cambio se


sabe que cuando tenía cuarenta años de edad se desempeñaba como juez de
paz suplente en San Martín, cargo al que renunció en 1896. En 1911 cumplió
funciones como director de la Compañía de Luz y Fuerza. Posteriormente fue
legislador por la bancada radical, en 1916.

Del 6 marzo de 1918 al 14 de setiembre de 1919 se desempeñó como


vicegobernador de la provincia. Dardo Olguín dice que Delfín Álvarez obtuvo
ese cargo porque era de perfil bajo y, por ese motivo, buena compañía del
arrollador Lencinas.

"El hombre que acompañó a Lencinas como vicegobernador fue don Delfín
Álvarez, antiguo correligionario, honesto, sencillo, sin mayores luces que los
distinguieran ni lo sacaran de una discreta mediocridad. Estos antecedentes se
tuvieron en cuenta para incluirlo en el segundo término...", dice Olguín.

A mediados de 1918 Lencinas tuvo que tomar licencia por razones de salud y
se alejó de la provincia. La gobernación quedó a cargo de Álvarez, muchísimo
menos carismático y firme que el Gaucho. Al poco tiempo había una fuerte
división en el partido y una crisis en el gabinete.

El momento de mayor tensión se produjo cuando los legisladores pretendían


aprobar la Ley de Dietas y Álvarez alertó de que si se aprobaba, la vetaría.

El 20 de setiembre de ese 1918 Lencinas reasumió el cargo, para aplacar las


aguas. La figura de Álvarez ya estaba dañada a esa altura. Acorralado y
sintiéndose amenazado, el vicegobernador dejó su residencia oficial y se
refugió en la casa del bodeguero Pascual Toso. Esto fue visto casi como una
traición por el lencinismo.

Con total intencionalidad, comenzaron a hacer correr una serie de versiones


sobre la salud mental de Álvarez y la Legislatura pidió que fuera sometido a un
examen médico psiquiátrico y su suspensión momentánea.

La división y las acusaciones fueron el argumento del presidente Hipólito


Irigoyen para intervenir Mendoza. Esta intervención llamó a elecciones para la
Legislatura, que fue ganada por un margen abrumador por el lencinismo el 22
de junio de 1919; el 25 de julio Lencinas y Álvarez regresaron a sus cargos de
gobernador y vice. Pero a esa altura, Delfín ya estaba fuera del partido y casi
inmediatamente cayó sobre él un pedido de juicio político que enfrentó por
varios meses a toda la sociedad mendocina.

Lo cierto es que después de esto, separado del cargo el 14 de setiembre de


1919, estuvo un tiempo en Buenos Aires. En 1926 fue elegido diputado por el
Partido Liberal y luego se sumó a los conservadores.

Pero ya su historia se difumina y poco se sabe de él. 

Solo se sospecha que debe de haber pasado sus últimos días en su Junín.

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