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LA VORÁGINE

ÁMBITOS
Erika Chitiva 901
Lic. Dairo Ardila
ÁMBITO LITERARIO
 BIOGRAFIA DEL AUTOR:

José Eustasio Rivera nació en el pequeño pueblo de San


Mateo, hoy Rivera (Huila), el 19 de febrero de 1888, en el
seno de una familia dedicada a las labores del campo y con
aguerridos antepasados huilenses; su padre, don Eustasio
Rivera, era hermano de los generales conservadores Pedro,
Napoleón y Toribio Rivera, quienes desempeñaron
importantes cargos en la administración, el Congreso y el
campo educativo. Casado con Catalina Salas, el matrimonio
tuvo once hijos.
Rivera hizo sus primeros estudios en Neiva, primero en el colegio de Santa Librada y
posteriormente en el de San Luis Gonzaga, mostrando tempranamente su inclinación por las
letras. Influido por las corrientes románticas y modernistas, ya desde sus primeros poemas
reveló su inquietud por la naturaleza. Dice en "Gloria", por ejemplo: "yo llevo el cielo en
mí..." o "yo llevo la cascada que en oscura selva se rompe; y he amoldado a mi cráneo la
llanura y se ha encerrado en él la cordillera".

A través de su identificación con la geografía nacional, José Eustasio Rivera logró una poesía
llena de emoción, sin pertenecer a los movimientos de su época como los Nuevos, ni a la
acartonada generación centenarista. Otros de estos poemas escritos entre 1906 y 1909 son
"Tocando diana", "En el ara", "Dúo de flautas", "Triste", "Aurora boreal" y "Diva, la virgen
muerta". La visión de la naturaleza le sirvió para interpretar y fortalecer su propia
personalidad. Pero no se quedaría en la mera descripción del entorno, sino que, tanto en esta
primera obra como en poesías posteriores y en su prosa, expresó su sentido trágico de la
existencia humana, de lo fugaz y limitado de la vida.
En 1906 viajó a Bogotá para ingresar, becado, en la Escuela Normal. Tres años más tarde se
desempeñó como inspector escolar. En los Juegos Florales de Tunja, en los que se
conmemoraba el centenario del grito de Independencia, Rivera obtuvo el segundo lugar con
poemas de corte épico, muy influidos por la poética de Miguel Antonio Caro: la "Oda a
España" fue publicada en septiembre de 1910 por El Tropical de Ibagué. Regresó a Bogotá
donde, para mantenerse, trabajó en el Ministerio de Gobierno, mientras estudiaba en la
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, graduándose en 1917
con la tesis Liquidación de las herencias. De ese entonces data su drama teatral Juan Gil.
Pocos meses después de egresado, le fue ofrecida desde Neiva una curul en la Cámara de
Representantes, que Rivera aceptó. Pronto un telegrama del obispo de Garzón, Esteban Rojas,
pidiéndole la renuncia "por el bien de la unidad católica", hizo que el escritor exclamara: "Me
barrieron de un sotanazo".

El primer contacto de José Eustasio Rivera con los Llanos Orientales tuvo lugar en enero de
1916. El segundo fue en abril de 1918, cuando, en función de su profesión de abogado, viajó
en bongó por el río Meta hasta la hacienda Mata de Palma, estadía que duró hasta el mes de
febrero de 1920 y durante la que hizo amistad con Luis Franco Zapata, figura clave en la
génesis de La vorágine.
En 1912 Luis Franco Zapata se había escapado con Alicia Hernández Carranza desde Bogotá,
donde ella trabajaba como empleada de una tienda. Juntos llegaron al fondo de la Amazonia,
entre Colombia y Venezuela, y se instalaron en las caucherías del Brazo Casiquiare, cerca de
Brasil.

En 1918, en Orocué, Luis Franco Zapata le contó todas sus historias a Rivera, desde las más
íntimas hasta las de índole social, sin excluir las mitológicas, las de aventuras y las de sangre.
"La mayor parte de los personajes de La vorágine (afirma Isaías Peña Gutiérrez) surgieron de
los relatos de Luis Franco Zapata, incluidos los nombres, que poco variaron." Cerca de
Orocué, Rivera tuvo un segundo ataque de cefalea que se repitió en Sogamoso en 1919 y, de
regreso a Orocué, sufrió las fiebres del paludismo, que le curaron Luis Franco y Alicia.
De nuevo en Bogotá, Rivera participó en la tertulia del Olimpito, que solía reunirse en los
cafés Windsor o Inglés; asistían jóvenes poetas como Rafael Maya o Luis Rosales, e
intelectuales como Luis López de Mesa. Gran amigo de Rivera fue el poeta Miguel Rasch Isla,
y simultáneamente con él puso José Eustasio en las librerías su primer libro, Tierra de
promisión (1921). Compuesto por 55 sonetos y dividido en tres partes (la selva, las cumbres y
el llano), de este poemario dijo Juan Lozano y Lozano al mes siguiente de su publicación:
"Son versos perfectos de salvaje realeza. Allí está íntegra, pero idealizada, nuestra pampa
aborigen, desfile lujurioso, violento, que se engarza en sonetos espléndidos, como perla en
oro".
En marzo de ese mismo año, durante una excursión emprendida con el poeta Alberto Ángel
Montoya, cerca de Purificación, Rivera sufrió otro serio ataque, acompañado de convulsiones
y delirios; fue atendido por el doctor José María Lombana Barreneche, y tras una recuperación
de dos meses en Neiva regresó a Bogotá. El 4 de julio, encabezando con Antonio Gómez
Restrepo una delegación diplomática, partió hacia Perú y México. Con motivo de la
celebración de los centenarios de la independencia de los dos países, Rivera entró en contacto
con los escritores Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Juan de Dios Peza, entre otros.
Para El Mundial de Lima, José Eustasio Rivera concedió una polémica entrevista que lo llevó
a una fuerte controversia con el gran poeta Eduardo Castillo.

En febrero de 1922 falleció el padre de Rivera, a la edad de 74 años. Nombrado secretario de


la comisión limítrofe Colombiano-Venezolana, José Eustasio partió con la comisión en
septiembre de 1922, rumbo a Girardot. Siguiendo la ruta río Magdalena abajo, pasaron por
Barranquilla y se adentraron por Venezuela; por el Orinoco llegaron hasta Ciudad Bolívar y a
Caicara a finales de octubre. La falta de apoyo del gobierno impulsó a Rivera a abandonar la
comisión y a proseguir el viaje por su cuenta.
Rivera llegó a San Fernando de Atabapo en diciembre, y en Orocué se encontró con Melitón
Escobar, antiguo compañero de comisión, a la que se integró de nuevo y con la que continuó
su viaje por Yavita, Maroa y Victorino, en plena selva. Sin mapas, sin ni siquiera medios
rudimentarios, trazaron los límites, con la ayuda de los ingenieros suizos que los
acompañaban. Según las notas de viaje del doctor venezolano Ramón Ignacio Méndez, "fue en
los largos y tediosos días de la permanencia de Yavita que José Eustasio Rivera escribió
muchos de los capítulos de La vorágine, y fue allí donde le oí leer algunas páginas de la obra".

En compañía de Melitón Escobar, Rivera decidió salir por el sur, río abajo, para investigar un
sinnúmero de atropellos contra ciudadanos colombianos de los que había tenido noticia: la
venta de colombianos a caucheros brasileños; las explotaciones feudales de Leonidas
Norzagaray Elicechea, deforestador y esclavista que llegó a acuñar su propia moneda; la
penetración peruana en el territorio nacional colombiano y los criminales procedimientos de la
Casa Arana.
Primero desde Manaos (el 18 de julio de 1923) y, después del dilatado regreso por Venezuela
entrando por Barranquilla, como representante de la Cámara, Rivera hizo toda clase de
denuncias, escribió artículos, organizó una junta de defensa nacional e incluso citó al ministro
de Relaciones Exteriores, por su negligencia al enviar una comisión sin los mínimos
instrumentos para desarrollar su labor y por el cargo de infidencia al hacer llegar a Norzagaray
el informe secreto que Rivera había despachado desde Manaos.
Por ley se les reconocieron los sueldos a los miembros de la comisión, pero el ministro fue
absuelto, no sin antes reconocer el patriótico procedimiento de Rivera. Sin embargo, por carecer de
apoyo partidista, éste no logró lo que en el fondo perseguía: la salvaguardia de la soberanía y el
honor nacional. Norzagaray, en cambio, intentó matar en dos ocasiones al escritor.

Desengañado, Rivera volvió a Neiva y, consciente de que su más efectiva arma de denuncia era su
pluma, se dedicó a hacer excursiones por el Caquetá para, desde los artículos que publicó en los
principales diarios, denunciar las anomalías o, desde el propio terreno, facilitar consejos. Rivera
fue el primero en proponer la construcción de la vía Neiva-San Vicente de Caguán, que de haberse
realizado hubiera impedido la guerra con el Perú, y que fue finalmente ordenada... 63 años más
tarde. La vorágine se terminó de escribir el 21 de abril de 1924, en Neiva. Su lanzamiento al
público coincidió con el cumpleaños de la madre del autor, el 25 de noviembre de 1924.

No había visto aún la luz La vorágine cuando Rivera fue llamado a presidir una comisión
investigadora sobre irregularidades del aparato burocrático del gobierno. Dos investigaciones
sirvieron para mostrar el enorme valor ético y patriótico de Rivera y, en un país con amplios
niveles de corrupción, para sepultar las aspiraciones políticas del escritor. Los apuntes que de estas
indagaciones extrajo iban a servir de documentación para su segunda novela, que no alcanzó a
redactar y que llevaría por título La mancha negra. El 31 de marzo de 1928 partió, como presidente
de la delegación colombiana, al Congreso Internacional de Inmigración y Emigración que se
celebró en La Habana.
Por cuenta propia viajó a Nueva York, adonde llegó a finales de abril. Residió primero en el hotel Le
Marquis y luego en un apartamento en las cercanías del Central Park. En esta ciudad se dedicó a la
traducción de La vorágine al inglés, al proyecto de llevarla al cine (nunca realizado) y a su próxima novela,
que "habría de aparecer al marcharse al África, porque allí se sentiría más seguro que en su propia tierra",
como dijo a José A. Velasco. Los oscuros manejos del representante de la empresa petrolera Standard Oil,
el capitán Flanagan, los tratos secretos e irregulares de altos funcionarios del gobierno como Carlos Adolfo
Urueta, la indelicada actitud del ex ministro Esteban Jaramillo y hasta los sobornos al consejero espiritual
del estadista Dr. Zerda, opuesto a la firma del contrato entre la Standard Oil y el Estado colombiano para la
construcción del oleoducto Cartagena-Barrancabermeja, eran parte del explosivo material que Rivera se
disponía a manejar, con su pulcritud moral, para su nueva obra.

El 29 de octubre recibió un homenaje en la Universidad de Columbia, dictó conferencias y llegó a


rumorearse que sería nombrado cónsul. Pronunció un discurso en el ágape ofrecido al piloto Benjamín
Méndez, dos días antes del histórico vuelo entre Nueva York y Bogotá, y luego de la partida del avión
Rivera comenzó a sentirse mal. Lo que en un principio el médico creyó que era una gripe y que finalmente
jamás logró diagnosticarse (no se permitió la autopsia) fue convirtiéndose en un grave estado que, tras
cuatro días en coma, llevó a la muerte a José Eustasio Rivera, a las 12:50 de la invernal tarde del 1 de
diciembre de 1928.
No había visto aún la luz La vorágine cuando Rivera fue llamado a presidir una comisión
investigadora sobre irregularidades del aparato burocrático del gobierno. Dos investigaciones
sirvieron para mostrar el enorme valor ético y patriótico de Rivera y, en un país con amplios
niveles de corrupción, para sepultar las aspiraciones políticas del escritor. Los apuntes que de estas
indagaciones extrajo iban a servir de documentación para su segunda novela, que no alcanzó a
redactar y que llevaría por título La mancha negra. El 31 de marzo de 1928 partió, como
presidente de la delegación colombiana, al Congreso Internacional de Inmigración y Emigración
que se celebró en La Habana.

Por cuenta propia viajó a Nueva York, adonde llegó a finales de abril. Residió primero en el hotel
Le Marquis y luego en un apartamento en las cercanías del Central Park. En esta ciudad se dedicó
a la traducción de La vorágine al inglés, al proyecto de llevarla al cine (nunca realizado) y a su
próxima novela, que "habría de aparecer al marcharse al África, porque allí se sentiría más seguro
que en su propia tierra", como dijo a José A. Velasco. Los oscuros manejos del representante de la
empresa petrolera Standard Oil, el capitán Flanagan, los tratos secretos e irregulares de altos
funcionarios del gobierno como Carlos Adolfo Urueta, la indelicada actitud del ex ministro
Esteban Jaramillo y hasta los sobornos al consejero espiritual del estadista Dr. Zerda, opuesto a la
firma del contrato entre la Standard Oil y el Estado colombiano para la construcción del oleoducto
Cartagena-Barrancabermeja, eran parte del explosivo material que Rivera se disponía a manejar,
con su pulcritud moral, para su nueva obra.
El 29 de octubre recibió un homenaje en la Universidad de Columbia, dictó conferencias y
llegó a rumorearse que sería nombrado cónsul. Pronunció un discurso en el ágape ofrecido al
piloto Benjamín Méndez, dos días antes del histórico vuelo entre Nueva York y Bogotá, y
luego de la partida del avión Rivera comenzó a sentirse mal. Lo que en un principio el médico
creyó que era una gripe y que finalmente jamás logró diagnosticarse (no se permitió la
autopsia) fue convirtiéndose en un grave estado que, tras cuatro días en coma, llevó a la
muerte a José Eustasio Rivera, a las 12:50 de la invernal tarde del 1 de diciembre de 1928.

El cadáver fue repatriado a bordo de un barco de la United Fruit, llegó a Barranquilla, donde
se le rindieron honores, y, remontando el Magdalena, llegó finalmente a Bogotá el 7 de enero
de 1929, donde fue velado en el Capitolio Nacional. Más de quince mil personas desfilaron
ante él y el 9 de enero fue enterrado en el Cementerio Central, en medio de sentidas
despedidas, hermosos discursos y grandes multitudes.
 HISTORIA DE LA ESCRITURA DE LA VORÁGINE:
La vorágine fue escrita en dos años durante los viajes que Rivera realizó con la Comisión Limítrofe
Colombo-Venezolana, en 1922, cuya función era trazar los límites en la selva entre los dos países.
Las condiciones de la comisión eran tan precarias que no contaban con mapas ni con los instrumentos
elementales para el trabajo. Por esto Rivera renunció y continuó solo.
La comisión comenzó su ruta por el río Magdalena, luego entraron por el Orinoco.
Rivera continuó su viaje solo hasta que contrajo paludismo en un caserío en Orocué, donde escribió gran
parte de su novela. Allí encontró a un antiguo compañero de comisión y decidió reintegrarse.
Continuó su viaje hacia Manaos y luego de vuelta, documentando durante su viaje la explotación de los
caucheros en las selvas de Venezuela, Colombia y Brasil.

Manuscrito de La vorágine
en la Biblioteca Nacional
de Colombia
LA VORÁGINE :
Inspirada en el relato que oyera de labios de Luis Franco Zapata en Orocué, en 1918, sobre el
viaje que lo llevó con Alicia Hernández a establecerse en el corazón de la selva (y que en cierto
modo el autor había revivido en su viaje con la comisión limítrofe Colombiano-Venezolana),
ninguna obra anterior a La vorágine había logrado reflejar la extensión pavorosa de la selva
amazónica, la selva del caucho, a la que el protagonista y narrador, Arturo Cova, se precipita
para escapar a sus deberes sociales en compañía de Alicia, una pequeña burguesa arrancada por
él de su mundo familiar más por capricho que por pasión. Las vicisitudes afanosas de Arturo
Cova y de sus compañeros hacen pensar en los esfuerzos de individuos que obstinadamente, en
medio de las arenas movedizas, se agitan para librarse de ellas, y por su mismo esfuerzo se
hunden más rápidamente. Y, en efecto, la selva se tragará al fin a los tránsfugas de la sociedad.
Arturo Cova, hombre en apariencia apasionado, violento y amante de la aventura, es en realidad
un personaje cuyo núcleo psicológico es el tedio y la abulia provocada por no haber encontrado
una auténtica finalidad a la vida, abulia que intenta remediar con la huida y una exacerbación de
la voluntad, convirtiéndose aparentemente en un hombre de acción o un aventurero. Todo el
relato de Cova es una fuga de sus verdaderos problemas; por eso no es extraño que su
culminación sea la desaparición en la selva, tragado por el inmenso cementerio verde, adonde
había penetrado empujado por el deseo de vengar la imaginaria traición de Alicia.
Arturo Cova, hombre en apariencia apasionado, violento y amante de la aventura, es en realidad un
personaje cuyo núcleo psicológico es el tedio y la abulia provocada por no haber encontrado una auténtica
finalidad a la vida, abulia que intenta remediar con la huida y una exacerbación de la voluntad,
convirtiéndose aparentemente en un hombre de acción o un aventurero. Todo el relato de Cova es una fuga
de sus verdaderos problemas; por eso no es extraño que su culminación sea la desaparición en la selva,
tragado por el inmenso cementerio verde, adonde había penetrado empujado por el deseo de vengar la
imaginaria traición de Alicia.
"Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia.
Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas
cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica". Así
empieza su relato; personaje complejo, cuando cree descubrir el cansancio de su compañera aparecen los
celos, el apasionamiento: "Alicia me trataba ya, no sólo con indiferencia, sino con mal disimulado desdén.
Desde entonces comencé a apasionarme por ella y hasta me dio por idealizarla".
Arturo Cova quiere ser siempre el triunfador, el actor central. Su compañero, Fidel Franco, lo acusará de
ser un desequilibrado tan impulsivo como teatral; en realidad es un solitario que sólo cree en él: "el ideal
no se busca, lo lleva uno consigo mismo" afirma; sin embargo, no lo mueve ideal alguno. Actúa sin saber
por qué, buscando tan sólo el acto puro, sin finalidad alguna. Por encima de todo está dominado por el
cansancio de la vida, que lo arrastra a la aventura sin motivo. Su carácter está lleno de notas
contradictorias: ataques histéricos, neurosis, búsqueda del agotamiento y del sufrimiento como un sedante,
deseo de violencia y a la vez un sentido innato de la justicia y una compasión enfermiza hacia los débiles.
La prosa de José Eustasio Rivera es poemática y lírica aun en el horror y en la crueldad; el
lenguaje lo acompaña en la imaginación desbordada, con su profusión de imágenes de gran
fuerza expresiva. El autor ahonda psicológicamente en los caracteres y maneja los elementos
con simbolismo evidente y manifiesto. Terrible y desmesurada, llena de misterio y violencia,
La vorágine halla su límite artístico en los elementos de carácter documental en que abunda, y
su grandeza en la reconstrucción de un mundo en el que la moral cristiana agoniza, mientras se
perfilan los esfuerzos que señalan el nacimiento de una nueva moral rigurosamente adaptada a
la vida impuesta por la selva a quien se aventura en ella. La obra de Rivera pertenece a la
tendencia (hoy común a todas las literaturas hispanoamericanas) que se puede considerar
antieuropea en cuanto tiende a destruir los vínculos que durante todo el siglo XIX hicieron de
la América latina una oscura provincia de las literaturas europeas, y a crear una tradición
exclusiva y típicamente hispanoamericana.
PERSONAJES:
 ARTURO COVA:
Arturo Cova es el narrador y el personaje principal de la novela. Es un joven tolimense que estudió en la capital.
Es intelectual y poeta.
Buscando escapar de la cárcel, Arturo decide huir con su amante, Alicia, y se lanza a la aventura escapando a la
selva.
Tiende a soñar despierto, cavilar y divagar. Vive enamorado del amor, más que de alguna mujer específica, y
tiene cierta nostalgia romántica.
Sueña con enamorarse perdidamente, con envejecer junto a su amada, en algún lugar remoto y con una vida
sencilla.
Frecuentemente, su carácter educado y culto es interrumpido por ataques impulsivos que se juntan con el abuso
del alcohol, los celos enfermizos y su gusto por las apuestas.
Tiene momentos de absoluta locura, irracionalidad y destrucción, en los que pierde hasta la noción del tiempo.
Es moralmente débil, pero es fiel a sus amigos.
Dato curioso: el personaje Arturo Cova existió en la vida real, y Rivera pudo haberlo conocido (o haber
escuchado de él) en sus viajes, y pudo basarse en él para crear su personaje.
Un par de testimonios dicen haber conocido a Arturo Cova: el primero afirma que fue un cauchero que tenía a
su cargo 16 peones; el segundo afirma que conoció a Arturo Cova y este vendió el manuscrito de su diario a
Rivera.
 ALICIA:
Alicia es una joven capitalina educada en piano y costura. Es muy temerosa, no sabe montar a
caballo y su piel se resiente al rayo del sol.
A este personaje lo conocemos por sus diálogos con Arturo, y por las descripciones de Arturo,
las cuales cambian según su estado de ánimo.
Con frecuencia Alicia sufre, llora, o soporta la fiebre de alguna enfermedad contraída en la
selva.
También, la conocemos por sus reproches a Arturo debido a sus infidelidades, y, sobre todo,
por haberla condenado a la selva. Tal vez por esto ella lo trata con indiferencia. Alicia tiene
mirada y voz apesadumbrados. Sobre su belleza, Arturo dice:

"En verdad no es linda, mas por donde pasa los hombres sonríen".
 DON RAFO:
Don Rafo es el diminutivo de Don Rafael. Físicamente hay una descripción relativamente
suficiente del personaje de Don Rafo. Tiene 60 años, con un tamaño medio. Es un hombre calvo
con una barba canosa y ojos tranquilos. Rafo fue un amigo del padre de Arturo. Nada se ha dicho
sobre su vestimenta.
En cuanto a su vida familiar, Don Rafo es viudo. Quería fundar una familia brillante. La joven
mujer con quien vivió, es decir, su esposa difunta, había superado las cualidades de una esposa
ideal. Era feliz en su hogar, pero el destino le marcó ruta imprevista.
Don Rafo es un hombre de buen carácter, se distingue por su dignidad, su simpatía y su bondad:
«convenían a su estatura mediana, contagiosa de simpatía y de benevolencia».28 Él aparece
como una figura paterna, es el guía y el mediador para el nuevo mundo lleno de sorpresa y de
contraste, es decir el mundo de la naturaleza.
Profesionalmente, Rafo es un desertor de ejército, arruinado, viudo y pobre. Tras su renuncia en
el ejército, viajó a asentarse en las llanuras de Casanare donde ejerce la función de agricultor y
comerciante; Por eso lleva una vida nómada y de miedo de que un consejero de la guerra le
capture y le sancione: «... declaro que continuaría su vida nómada, no por recelo de la justicia
ordinaria, sino por el peligro de que algún consejo de guerra lo castigara como a desertor,... »
 LA NIÑA GRISELDA:
La niña Griselda es una mulata alegre, coqueta y rechoncha. Es amable y amistosa. Aunque es
la esposa de Fidel Franco, coquetea con Arturo Cova y es una de sus amantes.
Es muy amiga de Alicia, y aunque no es descrita como una mujer bella, (según Arturo es
simple y común) sabe atraer a los hombres con su carisma. Esta es la primera impresión que
tenemos de ella:

"Era una hembra morena y fornida, ni alta ni pequeña, de cara regordeta y ojos simpáticos. Se
reía enseñando los dientes anchos y albísimos, mientras que con mano hacendosa exprimía los
cabellos goteantes sobre el corpiño desabrochado".
 FIDEL FRANCO:
Fidel Franco es de origen antioqueño. Estudió en la capital y luego ingresó al ejército. Se
rumora que desistió del ejército luego de asesinar a su capitán por tener una aventura con
Griselda.
Tiene carácter de líder. Es el compañero de locuras, incendios y venganzas de Arturo Cova.
Esta es la primera descripción que encontramos de él:

"Era cenceño y pálido, de mediana estatura, y acaso mayor que yo. Cuadrábale el apellido al
carácter y su fisonomía y sus palabras eran menos elocuentes que su corazón. Las facciones
proporcionadas, el acento y el modo de dar la mano advertían que era hombre de buen origen,
no salido de las pampas, sino venido a ellas".
CLARITA:
Clarita es una venezolana caída en la desgracia. Como simple mercancía, fue apostada y
perdida por un guerrillero venezolano. Termina abandonada en el hato de Zubieta.

Desde entonces ha tratado de costear su viaje de regreso a Venezuela ganándose el favor y el


gusto de los hombres, aunque siempre recibe de ellos falsas promesas.

Físicamente la destacan sus dientes de oro. Su sueño es regresar a su tierra natal, Ciudad
Bolívar, y pedir perdón a sus padres.
 EL PIPA:
Llegó a trabajar en una gran hacienda de los llanos cuando era tan solo adolescente.
Luego de soportar todo tipo de maltratos, asesina a uno de los compañeros abusivos.
Condenado a muerte, es rescatado por los indios.
El Pipa ha convivido con diferentes tribus y etnias indígenas; habla más de veinte lenguas
aborígenes. Puede ubicarse y sobrevivir en la selva por sí mismo. Es muy hábil para engañar:
cuenta todo tipo de aventuras en las que es difícil saber dónde está la verdad. Ha estado
muchas veces preso.
El Pipa hace lo necesario para sobrevivir: es salteador, pirata, remador, cauchero, vaquero,
roba, prende incendios, se disfraza, traiciona.
 EL VIEJO ZUBIETA:
Es el rico dueño de un gran hato y de muchas cabezas de ganado. Pero tiene una gran
debilidad por el alcohol y las apuestas.

Muchos tratan de que Zubieta les venda ganado a bajo precio pero él es muy astuto: entre
chiste y chanza, juegos y apuestas, trucos y engaños, nunca se deja ganar.

Frecuentemente se encuentra borracho en la hamaca, desentendido de las labores del hato y de


sus trabajadores.
 BARRERA:
Es un cauchero que ha llegado al Casanare buscando que lo sigan con promesas de riqueza
fácil, regalos de sedas, perfumes, fotografías y mercancías finas.

Viste de manera elegante y, a la hora de halagar, convencer y ganar la opinión favorable de sus
enemigos es exageradísimo en sus discursos.

Es muy hábil para mostrarse como amigo de todos o como una gran víctima, y es capaz de
fingir humillarse ante sus enemigos para ganar su favor.
ÁMBITO IDEOLÓGICO
 Este libro textualmente se divide en 3 partes pero al hacer un análisis se puede dividir en 2
partes por sus ámbitos culturales y territoriales, al hacer énfasis en la primera parte se puede
percibir que:
Llanura: En la primera parte se muestra el escape que hace Alicia y Arturo Cova impulsados
por la sociedad retrograda de aquel entonces que quería obligar Alicia a casarse con un
hombre mayor a ella por conveniencia monetaria, el hombre al descubrir su amorío con Arturo
de manera fraudulenta quiere encarcelarlo, Alicia es botada de su seno familiar y en esta
situación Arturo decide incitarla a que escape con él al Casanare y así deciden hacerlo, en
estas paginas se presenta el inicio de su viaje entorno a una sociedad machista y a una mujer
sumisa, que se considera así misma débil.
Basándome en la primera parte puedo presentar un análisis ideológico mostrando como temas
principales:
o Sociedad y religión
o Como era considerado el incesto en la época: ya que en unas pocas palabras Arturo hace
referencia a que Alicia había estado enamorada de un primo suyo antes de saltar a sus brazos.
SOCIEDAD Y RELIGIÓN:
 Para dar justificación a la obligación que iba a tener Alicia de contraer
matrimonio por conveniencia se puede decir que para este periodo fue donde se
empezó a formar el imaginario del ciudadano colombiano ideal: blanco, elegante,
vestido con trajes de corte europeo, y “culto” en sus costumbres, maneras de
vestir y comer, y por supuesto muy católico y piadoso. Así mismo, se empieza a
gestar el “machismo” en la formación de la mujer, cuya vida transcurre en el
interior de la casa, arreglándola y estando muy atenta a la organización de las
comidas para la familia, y saliendo escasamente a misa y a unas pocas reuniones
sociales. Entonces la sociedad, en general, fue de dominación masculina.
EL INCESTO EN LA EPOCA:
 Al analizar la parte en la que se hace referencia a esto se evidencia que para la
época no estaba bien visto moralmente ya que se dice que Alicia estaba
comprometida con su primo en secreto.
“Ella se había enamorado, cuando impúber, de un primo suyo, paliducho y
enclenque, con quien estaba en secreto comprometida”
Aunque en el libro se perciba la situación de esta manera para esta época en las
familias de alta alcurnia para que no se perdieran sus riquezas al mezclarse las
familias se prefería que se presentara el incesto para que se perseveraran los dineros
y con ello la clase social y los lujos que esta conlleva.
INFLUENCIA DE LA VIDA
DEL AUTOR:
 En esta historia la vida privada del autor no influye se dice que el escribió esta
historia a base de relatos de Luis Franco Zapata el cual se asegura vivió el
romance que se perdura en la historia. Con el pasar de los años se ha analizado
esta obra en general y varios críticos llegan a la conclusión que es una historia
enmascarada con un romance que en realidad tenia como objetivo llevar a ojos de
la sociedad la realidad de la fiebre del caucho en el Amazonas y la esclavitud de
indígenas por la aclamada “sangre blanca” que en realidad la que corrió a
montones fue sangre de miles de inocentes indígenas victimas de esta catástrofe.
ÁMBITO HISTÓRICO
 Esta historia esta apoyada de forma extra textual por la fiebre del caucho que consiste en:
FIEBRE DEL CAUCHO: Es la denominación dada a una parte importante de la historia
económica y social de países con territorios amazónicos, como Brasil, Perú, Colombia,
Bolivia, Ecuador y Venezuela. Este evento estuvo relacionado con la extracción y
comercialización del caucho. Tuvo como centro a la región amazónica, disparando su proceso
colonizador, atrayendo riqueza y causando transformaciones culturales y sociales, además de
dar gran impulso a ciudades amazónicas como Iquitos en el Perú y en especial las ciudades
brasileñas de Belém y Manaos.

La fiebre del caucho vivió su auge entre 1879 y 1912, experimentando, tiempo después, un
renacimiento entre los años de 1942 y 1945. El descubrimiento de la vulcanización y de la
cámara neumática en la década de los años 1850 dio lugar a una "fiebre extractiva del caucho".
TRABAJO INDIGENA:
 En primer lugar, pese a que los indígenas no estaban programados mentalmente para
pensar en términos de acumulación de ganancias y de optimización del trabajo –términos
capitalistas-, sí estaban inmersos en una economía que no se regía por patrones monetarios;
todo lo contrario, ellos estaban acostumbrados al intercambio de productos, y eso resultó
enormemente provechoso para los “patrones” y comerciantes que les daban herramientas y
productos básicos de subsistencia -los primeros-, y artículos o curiosidades de todo tipo -
los segundos-, a cambio del caucho que extraían; los intercambios monetarios se daban en
un porcentaje muy reducido. Usualmente se organizaban por unidades familiares de
producción, y estaban a cargo de una figura normalmente conocida como capitán, patrón,
“aviador”, en fin, de diversas formas; aquí le llamaremos “patrón” . Ésta figura se trataba
de un personaje que se endeudaba con su superior, pues éste le proporcionaba artículos de
subsistencia y herramientas de trabajo, que a su vez éste le brindaba a los que extraían el
caucho directamente. Cuando el caucho era entregado al “patrón” como contraprestación
por los artículos entregados, el “patrón” pagaba su deuda con su superior, no sin antes
asegurarse una ganancia por haber sido el intermediario en éste proceso.
En repetidas ocasiones algunos “patrones” prestaban a otros patrones, y se formaba una
cadena desde los superiores hasta los extractores directos del caucho. Con esto, evidentemente,
los “patrones” se aseguraban un excedente en cada uno de los eslabones de la cadena; en otras
palabras, cada quien prestaba a unos valores mucho mayores de los que le prestaban. Las casas
comerciantes eran quienes iniciaban ésta cadena, generalmente estaban ubicadas en los centros
urbanos, muchas de ellas en Neiva, y antes de la llegada de La Casa Arana su número era muy
elevado; Roberto Pineda cuenta 15 de ellas . A estas casas era a donde llegaba el dinero
proveniente de la exportación, lo cambiaban por mercancías –alimentos, vestuario,
herramientas de trabajo- y procedía a prestarlo bajo la promesa de recibir el caucho a cambio
durante la época del año productiva. Comenzaba así la cadena del “endeude”. Esta forma de
producción es descrita de forma clara por José Eustasio Rivera, tanto en su libro La Vorágine,
como en su informe al Ministro de Relaciones Exteriores. Miremos un apartado de cada uno,
para comprender la significación de este modo de producción para la época en la que se dio:
Le dice un “patrón” al señor Arana sobre la visita de un hombre en busca de su hijo, y que está
dispuesto a pagar su deuda: “¡Señor Arana, voy a morir de pena! ¡Perdone usted! Este hombre
que está presente vino a pedirme un extracto de lo que está debiéndole a la compañía; más
apenas le enuncié el saldo, se lanzó a romper el libro, lo trató a usted de ladrón y me amenazó
con apuñalarnos”
En la “segunda parte” de la vorágine se hace referencia a los indígenas como “los esclavos del
caucho”.
CASA ARANA
(el paraíso del diablo)
AMBITO SOCIOCULTURAL
 La “primera parte” de esta obra gira entorno a la cultural llanera de Colombia por ende a
continuación presento mediante imágenes y textos dicha cultura:

EL LLANO COLOMBIANO:
El llanero es trabajador, dedicado a la crianza de ganado (el
vaquero por excelencia de Colombia) dada la inmensidad de las
llanuras que permiten criar el ganado.
El llanero es muy costumbrista sus costumbres mas comunes
son:
o Después de cada comida tomar tinto.
o Hablar con doble sentido.
o El guarapo
o Recibir a las visitas con café cerrero y endulzarlo con miel.
o Andar descalzo.
AMBITO GEOGRÁFICO

Ruta de la primera
parte de la obra.
Bogotá (1924)

Villavicencio (1924)

Casanare (1924)

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