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Presa de San Francisco, ¿otra falla estructural o algo más?

Isaac Oviedo Rincón

Universidad de la Costa

Mecánica de suelos

Grupo BD

Notas de autor

Isaac Oviedo, Facultad de ingeniería, Universidad de la Costa

La correspondencia de este trabajo debe ser dirigida a la Ing. Tiana Rosanía.

Universidad de la Costa, calle 58 #55-66

Contacto: ioviedo2@cuc.edu.co
Presa de San Francisco ¿otra falla estructural o algo más?
El 12 de marzo del 1928, la presa de San Francisco, construida en 1926, colapsó una
semana después de alcanzar su capacidad límite de 46 millones de metros cúbicos. Liberando
aguas con caudales de más de 13 500 m3 /s hacia las poblaciones cuesta abajo, generando un
total de 425 muertes (“El fallo mortal de una…”, 2017; “La catástrofe ocasionada por…”, 1928).
Aunque las razones del por qué se genera un evento como este pueden ser varias, es muy
sencillo afirmar que la falla está estrictamente relacionada a un error de diseño estructural,
debido a que durante 2 años el embalse funcionó mientras no alcanzaba su capacidad máxima.
Sin embargo, no se deben descartar otras razones que también pueden ocasionar desastres
como estos, ejemplo de ello son los errores constructivos, infiltraciones en la presa, o incluso,
estudios pobres del suelo o malas cimentaciones. Por tanto, la mayor incertidumbre que existe
en un evento como este es: ¿cuál fue la verdadera razón del colapso de la estructura?
Comenzando con la causa más probable, la del diseño estructural, la presa es de tipo
gravedad con una ligera curva en su sección transversal, una elevación sobre el rio de 175 ft y
una base de 148 ft construida totalmente en hormigón. Estos diseños de gravedad eran muy
utilizados en la época y existía una gran confianza en este tipo de presa, debido a que los
modelos teóricos que se utilizaban eran correctos (“la rotura de presa…”, 1928). Sin embargo,
en los primeros diseños que se habían realizado de la presa de San Francisco, la altura era de
20 ft menos y la base era la misma. Con lo cual Rogers and McMahon (citados por Rogers,
2017) afirmaron en 1993 que la represa no podía alcanzar su capacidad máxima de embalse,
puesto a que en este punto se iba a comportar de manera inestable.
A pesar de las afirmaciones anteriores, el tema de que la falla haya sido estructural no
se encuentra del todo claro, por el hecho de que cuando la presa de San Francisco colapsó, 30
metros de la zona central quedaron en pie (“La catástrofe ocasionada por…”, 1928). No
obstante, si la falla fuese porque la represa no tenía la capacidad para soportar esta presión,
toda la estructura debía haber fallado. Claramente, el hecho de que la zona central prevaleciera
ya advertía que el problema podía ser otro.
Esta irregularidad se esclareció un poco más al determinar que la presa se encontraba
sobre una falla, en donde la parte derecha estaba compuesta por un material con baja
resistencia y con comportamiento plástico al saturarse; y la parte del centro y la izquierda, por
un material que pierde tamaño al entrar en contacto con el agua (“la rotura de presa…”, 1928).
Además de esto, las investigaciones realizadas por el gobierno determinaron que las
exploraciones del suelo no fueron las indicadas, debido a que los ingenieros que trabajaban en
el lugar no proporcionaban respuestas coherentes con respecto a las muestras que se tomaron
en la zona o el por qué se construyó la presa en ese lugar y, además, en el proyecto solo
realizaron 10 sondeos con perforaciones de entre 4 y 8 metros con el objetivo de encontrar la
profundidad a la que se encontraban las gravas (Rogers, 2017).
Sabiendo que ambos materiales eran débiles bajo la acción del agua y que el diseño
estructural era aceptable, la forma más factible para que esta catástrofe ocurriera era que
hubiese infiltración en los cimientos de la estructura. Esto se debía a que no había ningún tipo
de muro pantalla, protección alguna que evitara el paso del agua en este lugar o estudios a
fondos del suelo. En su lugar, solamente existía una red de drenajes a lo largo de la represa y
se encontraba localizada mayormente en su parte central. En la investigación que realizó la
comisión a cargo del caso, determinó que, efectivamente, existieron infiltraciones en los
cimientos de la estructura el día anterior al desplome, pero la tasa de infiltración no se pudo
conocer (“la rotura de presa…”, 1928).
Sumado a todos estos errores, otro punto que arrojó la investigación que llevó a cabo la
comisión encargada, fue que el valor de los coeficientes de fricción de la presa de San
Francisco, utilizados para el diseño de las fundaciones, no se determinó en base a un estudio,
ni tampoco los encargados del proyecto se interesaron en encontrar este valor cuando el suelo
se saturaba y no se molestaron por tomar en cuenta este último en su diseño (Rogers, 2017).
Con lo cual, es posible afirmar que los diseños de estas fundaciones nunca fueron adecuados.
En síntesis, atribuir que los eventos del colapso de una estructura siempre están
directamente relacionados al diseño estructural no es totalmente cierto, se evidencia a través
de esta presa que un mal estudio de suelo también puede generarlos. No obstante,
independientemente del tipo de construcción que se lleve a cabo, estos estudios se deben
realizar de manera obligatoria, ya que, al no hacerlos, no solo se pone en riesgo la integridad
de la obra, sino la vida de las personas. Es posible que muchos vean los estudios de suelos
como un gasto que debe hacerse para cumplir la ley y que en ocasiones estos no representan
una gran importancia, probablemente este fue el pensamiento del director de la obra, William
Mulholland, pero independientemente de si fue o no, esta desgracia se pudo haber evitado con
un buen estudio de suelos.

Referencias bibliográficas

[1] El fallo mortal de una represa en California que cobró 425 vidas. (2017). La Opinión.
Recuperado de: https://laopinion.com/2017/02/13/el-fallo-mortal-de-una-represa-en-
california-que-cobro-425-vidas/
[2] La catástrofe ocasionada por la rotura de la presa de San Francisquito (Los Ángeles).
(1928). Revista de obras públicas. Recuperado de:
http://ropdigital.ciccp.es/detalle_articulo.php?registro=15023&numero_revista=2500&ani
o=1928&anio_ini=1920&anio_fin=1929
[3] La rotura de la presa de San Fancisquito. (1928). Revista de obras públicas. Recuperado de:
http://ropdigital.ciccp.es/detalle_articulo.php?registro=15028&numero_revista=2501&ani
o=1928&anio_ini=1920&anio_fin=1929
[4] Rogers, D. (2017). Who Designed the Ill-Fated St. Francis Dam?. World Environmental and
Water Resources Congress 2017. (pp. 379-393). Recuperado de:
https://scvhistory.com/scvhistory/files/jdrogers2017aa/jdrogers2017aa.pdf

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