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El cuerpo humano “quema” alimento y genera calor residual, similar a cualquier máquina.
Para mantener su interior a una temperatura de 37°C, tiene que disipar el calor y lo hace por
medio de conducción, convección, radiación y evaporación. En la medida como se acerca la
temperatura ambiental a la temperatura corporal, el cuerpo ya no puede transmitir calor por
falta de un gradiente térmico, y la evaporación queda como única forma de enfriamiento.
Una de las funciones principales de los edificios es proveer ambientes interiores que son
térmicamente confortables. Entender las necesidades del ser humano y las condiciones
básicas que definen el confort es indispensable para el diseño de edificios que satisfacen
los usuarios con un mínimo de equipamiento mecánico.
● Factores ambientales
● Temperatura del aire
● Humedad relativa del aire
● Movimientos de aire
● Temperatura media radiante
● Factores personales
● Vestimenta de la persona
La temperatura del aire determina cuánto calor el cuerpo pierde hacia el aire, principalmente
por convección. La temperatura del aire basta para calificar el confort térmico siempre y
cuando la humedad y la velocidad del aire y el calor radiante no influyen mucho en el clima
interior.
La temperatura del aire se recomienda una temperatura media de entre 18 y 24°C, sin
embargo, tal y como se ha explicado con anterioridad no es determinante. Puede variar
según la ropa, la edad, etc.
En general son agradables y deseables los movimientos entre 0,1 a 0,2 m/s. Cuando los
movimientos de aire enfrían el cuerpo humano más allá de lo deseado se habla de
corrientes.
Sobre los 37°C el aire en movimiento calienta la piel por convección y a la vez la enfría por
medio de evaporación. Más alta la temperatura, menor es el efecto refrigerante.