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Estudiante:
Sofía Isabel Fernandez,
C.I: 30.250.881
Profesor: Jesús Aguilera
Confort térmico
Humedad relativa; La relación entre la cantidad real de vapor de agua que está en el aire y la cantidad
máxima que podría llegar a contener. Cuanto mayor es la humedad relativa, más difícil es perder
calor a través de la evaporación del sudor y por ello, nuestra sensación de confort es mayor con un
calor seco que con un calor húmedo. Se considera que humedades entre el 40 y el 70% pueden dar
sensación de confort.
Factores personales
El confort térmico puede verse afectado también por una serie de factores personales que
serían:
Indumentaria; la ropa de las personas incide directamente en el intercambio de calor con
el aire y las superficies circundantes.
Actividad física; el nivel de actividad de las personas o trabajadores, es decir el calor que
se genera por el metabolismo muscular, incide significativamente en la percepción de la
sensación de confort térmico.
Bienestar y enfermedades; el acceso a la comida o bebida, la aclimatación o el estado
de salud son otros factores que influyen en la sensación de confort térmico.
Problemática que existente en mi
comunidad
En el estado Zulia, específicamente en la costa oriental del lago, se demuestra que tales viviendas no son
diseñadas y construidas adecuadamente al clima local (cálido y húmedo todo el año). Entre otros
aspectos, esta inadecuación se debe a que las temperaturas de globo (Tg) registradas en el interior de las
viviendas durante el día en los meses más frescos del año (enero y febrero), resultaron ser generalmente
superiores en 1,5 a 2,5°C a las temperaturas de bulbo seco interior (Tbsint). Por esta razón, se considera
que las Tg pueden reflejar con mayor precisión las condiciones ambientales internas bajo las cuales los
individuos manifiestan sus sensaciones térmicas y, por ello, es utilizada en la estimación de las
temperaturas de confort (Tc) bajo el modelo adaptativo.
Asi mismo, frente a altos valores de Tbsint, Tg, humedad relativa (HR) y escasa velocidad del aire (Vv), se
demuestra que los ocupantes de tales viviendas manifiestan sensaciones de confort o cercanas a ellas y
de preferencias por ambientes ligeramente más fríos o frescos.
Recomendaciones
En líneas generales, podríamos estimar que unas condiciones climáticas concretas podrían suponer
un buen valor de confort climático:
Una temperatura ambiental del aire que ronde entre los 18ºC y los 26 ºC.
Una temperatura radiante media en la superficie de entre los 18ºC y los 26 ºC.
Una velocidad del aire que se encuentre entre los 0 y los 2 m/s.
Una humedad relativa que se encuentre entre el 40% y el 65 %.
¿Cómo podemos obtener dicho confort en el hogar?
Principalmente, evitando una sobreutilización de los sistemas tradicionales de climatización
y apostando por un entorno más eficiente energéticamente y preparado para afrontar las
inclemencias exteriores. Los equipos de aire acondicionado combaten la temperatura
insuflando aire frío, pero además de tener un gasto muy elevado no limpian el aire ni
solventan los problemas estructurales del edificio.
Mediante un sistema de ventilación mecánico podemos eliminar el aire viciado y la
humedad, para luego introducir aire limpio y filtrado, que puede refrigerarse mediante el by-
pass de una unidad de recuperación de calor. Igualmente, el aislamiento térmico de un
edificio también puede lograr que se proteja del calor y que el confort térmico aumente de
manera gradual sin la necesidad de usar aparatos de aire acondicionado u otros sistemas
de climatización tradicionales.
Conclusión
Normalmente se considera que el confort térmico se alcanza a unos veinte grados centígrados.
Con todo, hemos visto que esa apreciación puede no ser del todo correcta, puesto que la
sensación térmica podrá oscilar varios grados arriba o abajo. Además, hay que tener en cuenta
que algunos factores como la humedad no solamente hacen bajar esa sensación térmica, sino que
son perjudiciales, a la larga, para la salud (especialmente en personas con problemas de tipo
pulmonar), favoreciendo además la aparición de hongos. En estos casos, evidentemente, es
complicado hablar de confort térmico aun cuando se haya llegado a esa temperatura antes
descrita.
El confort o su ausencia es capaz de influir en el estado de ánimo más de lo que pensamos.
El disconfort puede causar fatiga, accidentes, posiciones forzadas y falta de sueño. El
confort en la arquitectura proporciona proactividad, seguridad, comodidad y descanso a sus
habitantes.
Como arquitectos, no debemos olvidar que:
La arquitectura que proyectamos, además de bella y proporcionada, debe ser
confortable y generar bienestar a sus ocupantes.
Se consigue solamente de una manera: incorporando estrategias de confort al diseño
arquitectónico.