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La Hermenéutica Como Interpretar La Biblia
La Hermenéutica Como Interpretar La Biblia
En esta lección vamos a mirar los principios básicos para leer, estudiar e interpretar la
Biblia. Advertiremos contra errores comunes que la gente hace cuando tratan de interpretar
los textos bíblicos, y vamos a enseñar algunas normas fundamentales muy básicas de la
hermenéutica correcta.
Si queremos que Dios nos mire con favor, además de tener humildad, pobreza de espíritu, y
la sensibilidad al pecado, tenemos que ser personas que "tiemblan" a Su palabra. Esto habla
de la necesidad de tener una profunda reverencia, respeto y temor por la Palabra de Dios y
por los mandamientos que se encuentran en ella. Y si de verdad "temblamos" a la Palabra
de Dios y tenemos el temor de Dios en nosotros, entonces vamos a tener un gran deseo de
conocer Su Palabra e interpretarla correctamente. "El principio de la sabiduría es el temor
del SEÑOR" (Pro. 9:10), y su temor en nuestros corazones nos hará tener un gran respeto y
reverencia por Su Palabra. Esto significa que el que realmente camina con Dios tiene un
gran interés para la doctrina correcta, porque tiembla ante la idea de pecar contra o
corromper la Palabra de Dios. Así que el temor de Dios en nuestros corazones debe
hacernos tener mucho cuidado en la interpretación de las Escrituras correctamente, al igual
que el apóstol Pablo le encargo a Timoteo:
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene
de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.–2 Timoteo 2:15
Pablo le estaba diciendo a Timoteo que fuera diligente para presentarse aprobado delante de
Dios manejando la Palabra de Dios con precisión. Esto incluye la interpretación de las
Sagradas Escrituras correcta y obedeciéndolas.
Mucha gente piensa que "añadir" o "quitar" a las Escrituras únicamente significa
literalmente borrar palabras o de tomar una pluma y escribir palabras en el Canon de la
Escritura. Sin embargo, muchas almas ignorantes que dicen amar y usar los 66 libros del
verdadero Canon de las Escrituras son frecuentemente culpables de añadir y quitar de la
Palabra de Dios. Los fariseos "añadieron" y "quitaron" a las Escrituras, no literalmente,
pero haciendo honor a sus tradiciones religiosas más que a la Palabra de Dios (ver Marcos
7:9). Siguieron sus tradiciones como si fueran la palabra de Dios, por lo que ellos
"agregaron" a los mandamientos de Dios, y descuidaron la obediencia a la Palabra de Dios
por el bien de mantener sus tradiciones, así "quitaron" los mandamientos que no les
gustaba. La gente de hoy "añade" a la Palabra de Dios cada vez que obligan a los demás a
cumplir tradiciones religiosas que no se enseñan en las Escrituras, y "quitan" de la Palabra
de Dios cada vez que rechazan voluntariamente a obedecer los mandamientos claros
contenidos en las Escrituras. No queremos ser culpables de hacer esto, así que debemos ser
muy diligentes para interpretar correctamente la Biblia para que podamos saber lo que Dios
realmente requiere de nosotros.
El primer paso para un estudio bíblico exitoso es nacer de nuevo (Jn. 3:3). La Biblia es un
libro sagrado y espiritual. Si sigues siendo un hombre impío, natural, sin el Espíritu de Dios
viviendo en ti, no serás capaz de comprender realmente la sustancia espiritual de la Biblia
ni vas a ser bendecido por su poderosa verdad.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. –1 Corintios 2:14
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. –Romanos 8:7
El hombre caído, en su estado natural, está en ruinas a causa del pecado. Incluso su mente
está dañada a causa del pecado, y la oscuridad de la ignorancia ha sustituido el
conocimiento de Dios (Ef. 4:18). Satanás lo ha cegado para no recibir la verdad de Dios (2
Cor. 4:4). Por tanto, la única manera de entender realmente la Escritura es por tener la
barrera del pecado quitado y destruyendo el reino de Satanás en su vida. Gracias a Dios, el
Evangelio de Jesucristo proporciona esta victoria que necesitamos. Él vino "para deshacer
las obras del diablo" (1 Juan 3:8), de manera que podemos tener nuestros pecados quitados
y recibir el don del Espíritu Santo por fe. Cuando naces de nuevo, el Espíritu Santo viene a
vivir dentro de ti (Eze. 36:27). Él es el que va a iluminar tu mente para recibir la verdad de
la Palabra de Dios.
Si hay un libro normal que es muy complicado, la mejor manera de entenderlo sería ir
directamente al autor que escribió el libro y preguntarle lo que él estaba tratando de
enseñar. Pero para hacer esto significa que uno tendría que estar en contacto con el autor
para poder preguntarle. De la misma manera, Dios el Espíritu Santo escribió las Sagradas
Escrituras y, si queremos entender, entonces tenemos que estar en comunicación con Él.
Esto sólo es posible a través de una relación personal, real y viviente con Él a través de
Jesucristo y una vida reservada para sus propósitos. Antes de poder entender correctamente
la Palabra de Dios y experimentar el poder de su verdad viviente, necesitas asegurarte que
has renunciado y vuelto de todo pecado, y que crees y confías solo en Cristo con todo tu
corazón. Si no te has convertido y recibido la gran salvación ofrecida a través del
Evangelio, entonces todavía estás muerto espiritualmente y tu mente esta oscurecida (Ef.
2:1, 4:18). Entrega tu vida a Jesucristo y búscalo hasta que sepas que te has convertido en
una nueva criatura por Su poder. Luego podrás entender las cosas del Espíritu en la Palabra
escrita.
Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por
ella crezcáis para salvación. –1 Pedro 2:2 (LBLA)
En este versículo, la palabra Griega para "deseo" está hablando más que solo querer algo,
está hablando de intensamente anhelar algo, en este caso, la Palabra. Al igual que un bebé
tiene un deseo intenso para leche para su sustento natural, necesitamos desear
ardientemente la Palabra de Dios para recibir nuestro sustento espiritual. Mientras abordas
el estudio de la Biblia, asegúrate de que tu corazón esté con hambre y anticipe que el
Espíritu Santo te hable. Espera que el Espíritu Santo utilice la palabra escrita para
ministrarte donde necesites Su toque más. Ve a él con tus preguntas, dudas, luchas, temores
y tentaciones, y al leer la Palabra, espéralo hasta que te muestre la verdad con gran poder
que cambiara tu corazón y su situación. Tienes que tener tu corazón abierto para escuchar al
Espíritu mientras lees y estudies, hambriento de Él para que te llene con su "tesoro
escondido" (ver Pro. 2:1-5).
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por
vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda
sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor,
agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el
conocimiento de Dios. –Colosenses 1:9-10
Aunque no existe una norma expresa o mandamiento en la Escritura que específicamente
nos diga que oremos antes de estudiar la Biblia, por lo general es un principio sabio para
seguir. El apóstol Pablo oró constantemente por los creyentes en Colosas, pidiendo al Señor
que los llenara de conocimiento, sabiduría y entendimiento espiritual, y que continuamente
se mantuvieran creciendo en el conocimiento de Dios.
Constantemente debemos orar esta oración para nosotros mismos, pidiéndole a Dios que
nos dé "el espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él” (Ef. 1:17).
Nuestro objetivo principal en el estudio de las Escrituras es conocer la voluntad de Dios, así
que tiene sentido orar seriamente antes de estudiar lo más posible para que el Espíritu Santo
ilumine nuestros corazones y nuestras mentes y nos revele la voluntad de Dios para
nuestras vidas vivificando la Palabra escrita. No importa que bien sigamos las reglas para la
correcta interpretación, si el Espíritu Santo no nos abre nuestro entendimiento, no ganamos
nada. Necesitamos ser enseñados por el Señor mismo (1 Jn. 2:27).
Por cada punto que es expresado, también se dará un ejemplo de la Escritura para ilustrarlo.
De esta forma, podrás ver el principio puesto en práctica y obtener una mejor comprensión
de cada principio.
Esta es la regla más importante que es absolutamente esencial para una buena
interpretación. Escuche con atención: cuando se trata de interpretar la Biblia, la regla más
importante es: ¡Léela, léela, y léela! Lee la Biblia en su totalidad regularmente. Lee cada
libro, uno por uno de principio a fin. Y lee cada versículo cuidadosamente en su contexto.
Asegúrate que pases tiempo leyendo la Biblia todos los días, y léela una y otra vez mientras
vivas. Haciendo esto te permitirá entender todo el consejo de Dios en Su Palabra escrita.
Los reyes de Israel fueron instruidos a tener su propia copia personal de las Escrituras y que
las leyesen todos los días de sus vidas:
Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un
libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes
levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que
aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley
y estos estatutos, para ponerlos por obra. –Deuteronomio 17:18-19
El Señor mandó a los líderes de su pueblo a leer las Escrituras todos los días. Pero, por
supuesto, esto no se aplica sólo a los reyes, líderes, pastores y predicadores, sino a todo el
pueblo de Dios. Tenemos el enorme privilegio de tener nuestra propia copia de la Palabra
escrita de Dios, y por lo tanto es nuestro deber apreciarla, aprender de ella y obedecerla.
¡Ten en cuenta que las palabras anteriores fueron dirigidas a los reyes de Israel, hombres
que estaban muy ocupados gobernando los asuntos de una nación entera! Sin embargo, se
les mandó a tomar tiempo cada día para estudiar la Palabra de Dios. Ahora bien, si el Señor
espera que los reyes (que sin duda estaban más ocupados que cualquiera de nosotros)
hicieran un tiempo de su agenda tan ocupada todos los días para leer Su Palabra, ¿cuánto
más espera Él de nosotros?
La Biblia también nos habla de los de Berea. Se habla de ellos como "nobles" por su
diligencia a poner todo a prueba con la Palabra escrita de Dios:
Presta atención que dice "escudriñando cada día". Todos los días, mientras escuchaban a
Pablo predicar, escudriñaban la Palabra de Dios para ver si era cierto. Todos los días ellos
se empapaban en la Palabra y los llevó a la verdad. Con tantos engaños en el mundo de hoy,
y tantas diferentes religiones y doctrinas que se enseñan, es nuestro deber hacer lo que ellos
hicieron y escudriñar la Biblia todos los días para que podamos saber la verdad. Probaron
todas las cosas mediante la lectura de la Biblia. Nos haría bien hacer lo mismo.
Necesitamos renovar nuestras mentes con la verdad de Dios constantemente y
continuamente lavarnos en el agua de la Palabra (Ef. 5:26).
La Biblia nunca será tan antigua y anticuada que no podrá ser aplicada a nuestras vidas. La
verdad de la Palabra de Dios es eterna y nunca pasará (Isa. 40:8). Cada vez que leas la
Biblia tendrás más luz y entendimiento mientras que la Palabra de Dios te sea revelada (Sal.
119:130). Esto es porque verdaderamente es la Palabra de Dios y es viva y eficaz (Heb.
4:12). Contiene la mente de Dios, y por lo tanto es un tesoro que nunca podrá ser agotado.
Continuará a revelar más y más de las cosas de Dios a la alma hambrienta que se alimenta
diariamente del pan de la Palabra de Dios. Los cristianos más maduros son los que han
pasado años leyendo la Palabra vez tras vez, y los mejores maestros en la iglesia son los
que han leído la Biblia entera muchas, muchas veces y se están sumergiendo
constantemente en la Palabra de Dios. Vas a poder interpretar y aplicar las Escrituras con
eficacia cuando la conozcas profundamente. No hay un corto camino a la verdad. La sana
doctrina y un conocimiento de Dios solo vendrán por constantemente leer, meditar y orar
las palabras de la Escritura mientras que vivas una vida de obediencia práctica.
Esto significa que en todo tiempo debemos interpretar las Escrituras con el sentido sencillo
y literal del lenguaje al menos que el pasaje claramente sea simbólico o figurativo. En el
caso del lenguaje simbólico o de figuras retóricas, busca encontrar la verdad literal detrás
de lo que el símbolo o la figura retórica representa, tomando cuidado especial de permitir
que la Escritura interprete la Escritura.
Obviamente, los versículos uno y dos son completamente literales. Nicodemo fue un
hombre real, realmente era un fariseo, y realmente vino a Jesús de noche y comenzó una
conversación con Él al reconocer que Él venía de Dios. El sentido común de las palabras
nos muestra que esto fue un acontecimiento real y literal. ¿Pero qué del versículo tres donde
Jesús responde a Nicodemo y le dice que tiene que nacer de Nuevo? ¿Cómo debemos
entender sus palabras? Obviamente no están hablando de un nacimiento literal y físico,
puesto que el tal sería absurdo e imposible. Los versículos 3-6 dejan claro que Jesús está
usando una figura retórica. El nuevo nacimiento que Nicodemo necesitaba experimentar no
era uno físico, sino uno espiritual. Esto es confirmado por el contexto literario inmediato
(los versículos que inmediatamente siguen en Juan capítulo 3) y por el más amplio contexto
de la Escritura (el resto de la Biblia). Otros versículos respaldan esta interpretación
también, como: Ezequiel 36:25-27, 2 Corintios 5:17, Gálatas 6:15, Santiago 1:18, 1 Pedro
1:3 y 1:23; para mencionar algunos. Por lo tanto, teniendo en cuenta el sentido sencillo del
lenguaje, el contexto del pasaje, y el resto de la Biblia, tenemos que concluir que Nicodemo
necesitaba nacer de nuevo espiritualmente por el poder del Espíritu de Dios para ser salvo.
De esa conclusión, podemos hacer una aplicación más amplia, y aplicándola a las vidas de
cada uno de nosotros. Estas palabras no solo fueron para Nicodemo, sino para todos
nosotros. Es decir, nosotros también necesitamos nacer de nuevo para ser salvos.
Es importante recordar que los libros de la Biblia son inspirados por Dios, pero Dios
escogió comunicarse con nosotros a través de los autores humanos usando el sentido
normal del lenguaje humano. Las Escrituras fueron escritas con el propósito de revelar la
verdad de Dios a la persona común. Él lo diseño de tal manera que los hombres podrían
leerlas y entenderlas. Entonces, cuando las leas, simplemente cree lo que dicen, cree que
son verdad, y cree que la intención de Dios es que sean entendidas. Compréndela
literalmente, al menos que sea obvio que está usando una figura retórica o un tipo de
símbolo. En ese caso, estudia para encontrar la verdad literal detrás de esa figura o
símbolo.
# 3: Reconoce que, hablando en términos generales, solo hay una interpretación para
cada pasaje.
Esto quizás parecerá raro para algunos, pero este punto es de suma importancia. Cuando
nos acercamos a un texto de Escritura, no debemos empezar por preguntarnos: “¿Qué
significa esto para mí?” Como si pudiera significar algo único a ti y significar algo
totalmente diferente a otra persona. Es decir, no debemos pensar que cada persona puede
llegar a su propia interpretación del pasaje que sea distinto a las interpretaciones de todos
los demás, y al mismo tiempo que todas las interpretaciones sean correctas a pesar de la
falta de armonía entre ellas. Más bien, cuando examinemos un pasaje, lo primero que
debemos preguntarnos es: “¿Qué quiso comunicar el autor original a los recipientes
originales, tomando en cuenta sus trasfondos históricos, culturales y circunstancias únicas?”
Si respondimos esa pregunta correctamente llegaremos a una interpretación adecuada del
pasaje. Luego, después de establecer la interpretación correcta, podremos seguir y observar
las similitudes entre la situación de ellos y la nuestra, y hacer aplicaciones más amplias que
hablen directamente a nuestras vidas. Aunque cada pasaje de Escritura solo tiene una
interpretación correcta (aunque esa interpretación puede ser compleja), el pasaje puede
tener muchas diferentes aplicaciones personales que nos hablen directamente a nosotros en
medio de nuestras situaciones del Siglo XXI.
Por ejemplo, hay que ver la declaración de Pablo en Filipenses, que a menudo es
malinterpretada por muchos:
Al acercase a este texto con la mentalidad de, “¿Qué significa esto para mí?”—y al mismo
tiempo ignorar su contexto literario e histórico—muchos han inventado interpretaciones
locas y erróneas. Un boxeador que dice ser cristiano está a punto de participar en violencia
y golpear el rostro de su adversario hasta que le salga sangre y le dé una contusión, y
mientras que se prepara para la pelea, dice: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” O
un hombre decide empezar un negocio, y con avaricia en su corazón intenta ganar mucho
dinero diciendo: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” Estas falsas interpretaciones
son los resultados de arrancar este texto fuera de su contexto e interpretarlo a través del los
ojos de uno. Y esto resulta en que la Palabra de Dios condone actividades pecaminosas—
algo lejos de la intención de Pablo (y el Espíritu Santo) en escribir esas palabras.
Al ver el contexto inmediato, descubrimos que los filipenses fueron unos de las únicas
iglesias que enviaron apoyo material al apóstol Pablo mientras que estaba viajando y
predicando, e incluso sufriendo en una cárcel a causa de predicar el Evangelio (así estaba
en el tiempo que escribió la epístola). Pablo está escribiendo aquí para demostrar su
apreciación por sus regalos, pero deja claro que su motivo no es recibir sustancia material,
sino ver a la iglesia florecer en buenos frutos que son aceptables a Dios. Luego dice que
está lleno con el gozo del Señor (el tema de la epístola) y la paz de Cristo en cada situación,
aun cuando está sufriendo aflicciones horribles. Él estaba contento en Cristo aun en medio
de sufrimiento y falta de sustento físico, y se sentía igual cuando todo le estaba yendo bien
(en lo físico). Entonces, cuando dijo, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, estaba
diciendo que mientras que sufra persecución a causa del Evangelio, y mientras que sufra
tribulaciones por su fe en Cristo, el Señor le daría fuerza en cada situación para tener fe y
regocijarse en Él a pesar de lo que tenga que enfrentar.
Entonces el contexto nos enseña que Pablo está diciendo que no hay prueba que no puede
vencer victoriosamente porque Cristo es su fuerza (ver 1 Cor. 10:13), y que ninguna
situación temporal podría robarle su paz y gozo en el Señor (Fil. 4:7).
Esa es la única interpretación de Filipenses 4:13 (por su puesto, este es una explicación
muy breve y se pueden dar muchos más detalles). Pero ahora que sabemos la interpretación
gramática e histórica, podemos continuar y edificar sobre este cimiento y hacer
aplicaciones más amplias que estarán en perfecta armonía con ella. Por ejemplo, de la
misma manera que Pablo pudo vencer todas sus pruebas y mantener su fe, gozo y paz en
medio de tantas dificultades extremas, nosotros también podemos aprender de este texto
que no importa qué pruebas enfrentemos, que dificultades estemos pasando, seremos
capaces de vencer victoriosamente, mantener la fe y no perder nuestra paz y gozo porque
Cristo nos da fuerza. Desde aquí, si quisiéramos, podríamos hacer más amplias aplicaciones
para personas y situaciones específicas. Por ejemplo, quizás alguien está siendo perseguido
en su trabajo por ser cristiano y está siendo tentado a enojarse y desanimarse. No tienen que
pecar, porque todo lo pueden con las fuerzas de Cristo. O quizás alguien ha perdido todo y
está sufriendo tribulaciones de la misma manera que Job. Él puede perseverar
victoriosamente porque todo lo puede en Cristo que le fortalece. Las aplicaciones
personales son prácticamente sin fin, pero no importa cómo la apliquemos, debemos tener
cuidado que esté en armonía con la verdadera interpretación del texto, y nunca debe
contradecirla.
Los diversos libros de la Biblia fueron escritos por más de 40 diferentes autores de una gran
variedad de trasfondos sociales e históricos, a lo largo de 1.500 años, en tres diferentes
continentes, en tres diferentes idiomas y tres diferentes eras durante la historia de la
redención. Obviamente, los 66 libros de la Biblia fueron escritos por una variedad de
diferentes contextos históricos y culturales. Tenemos que tener en cuenta esto cuando
interpretamos la Escritura. Muchos libros en la Biblia tienen un énfasis o propósito
específico que el autor intentó de comunicar en un cierto punto de historia, y esto es
sumamente importante para una interpretación adecuada.
Por ejemplo, el libro de Mateo fue escrito con la intención de ser leído por una audiencia
judía para demostrarles que Jesús es el Mesías prometido de Israel. Por esta razón, muchas
tradiciones y costumbres judías son mencionadas en el libro sin ninguna explicación; Mateo
obviamente asumía que su audiencia judía le entendería. Entonces, cuando estudiamos el
libro de Mateo, tenemos que considerar las costumbres judías a las cuales alude el libro, y
también el trasfondo del Antiguo Testamento, que es el cimiento sobre cual Mateo edifica.
Una persona común, leyendo el libro de Mateo sin ningún conocimiento de las antiguas
costumbres judías, podría confundirse cuando, por ejemplo, llegaría a estos versículos:
El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con
José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla
secretamente. –Mateo 1:18-19
Algunos quizás puedan pensar: “¿Qué significa estar ‘desposado’? ¡Y espera un momento!
¡Yo pensaba que José y María todavía no estaban casados! Ella fue virgen, pero sin
embargo todos sabemos que las personas que se casan consuman su matrimonio. ¡Pero ella
igual se quedo virgen! ¿Cómo pudieron haber estado casados? Y luego dice que José quiso
divorciarse de ella, lo cual significa que estaban casados. ¿Cómo podría divorciarla si aún
no estaban casados y todavía era una virgen?” –Son buenas preguntas, ¿no? Bueno, nos
ayudará saber un poco sobre cómo los matrimonios judíos funcionaban en esos días.
La costumbre de esos días era que si una pareja quería casarse (muchas veces los
matrimonios eran arreglados), primero serían “desposados”. Este desposamiento era
parecido al compromiso moderno; sin embargo era más fuerte y vinculante. El hombre y la
mujer estarían desposados y después de ese momento, serían vistos como marido y mujer.
Estaban casados, y esto sería vinculante. Sin embargo, ellos no vivían juntos ni tenían
relaciones físicas durante este periodo de desposamiento—eso no sucedería hasta que el
matrimonio fuera consumado. La mujer todavía vivía con sus padres durante todo este
periodo, que duraba aproximadamente un año. Durante ese año, el hombre trabajaría y
prepararía un terreno y construiría una casa, alistando todo para su nueva esposa, para que
cuando se casen pudieran vivir juntos y empezar una familia. Solo después de ese tiempo
tendrían una boda oficial y consumirían su matrimonio y tendrían relaciones físicas. Y ya
que el desposamiento era legalmente vinculante, las parejas eran consideradas marido y
mujer, y solo un divorcio podía romper ese desposamiento.
Entonces cuando José estaba desposado a María, aun viviendo separado de él, y preparando
para el día oficial de su matrimonio, ¡él descubrió que ella estaba embarazada! ¡Por
supuesto, él pensó que ella era promiscua y había sido infiel con él! Pero no quería
humillarla públicamente, entonces busco divorciarse de ella y romper el desposamiento
antes de que estén casados oficialmente.
¿Puedes ver como los contextos históricos y culturales de los pasajes pueden
verdaderamente enriquecer nuestro entendimiento de las Escrituras? No captaríamos el
verdadero significado del texto si intentaríamos interpretar tales pasajes solamente a la luz
de nuestras tradiciones y costumbres del Siglo XXI sin tomar en cuenta el contexto
histórico del pasaje. A veces es muy importante conocer un poco de la historia y cultura
detrás del texto para saber cómo interpretar bien “la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15).
Sin embargo, debemos tener mucho cuidado aquí de tener en cuenta la doctrina de la
“claridad de la Escritura”. Es decir, toda la Escritura es clara y fue escrita de tal manera que
las verdades importantes son simples y pueden ser entendidas por cualquier persona por
medio de la ayuda del Espíritu Santo. Ten cuidado de personas que tratan de enseñar ciertas
costumbres históricas y culturales afirmando que eso te llevará a una interpretación muy
distinta a la que una lectura sencilla del texto nos enseña. No necesitamos leer grandes
cantidades de libros históricos y culturales para saber cómo interpretar la Biblia
adecuadamente. Si la información es correcta, tales datos puedan enriquecer nuestro estudio
de la Biblia; sin embargo, debemos siempre recordar que la Escritura es clara y que solo
necesitamos el Espíritu Santo y hambre para Dios para entender lo que es importante. En
otras palabras, mientras que una investigación del contexto histórico y cultural de un cierto
pasaje de Escritura, no es esencial tener una biblioteca llena de libros para interpretar las
Escrituras correctamente. Pero al mismo tiempo debemos tener en cuenta que no podemos
ignorar las antiguas costumbres e historia, y no debemos forzar nuestro punto de vista post-
modernista y cultura del Siglo XXI al texto de las Escrituras.
Es muy importante interpretar las Escrituras a la luz del contexto histórico en cual fue
escrito durante la historia de la redención, y a la luz del pacto en que se encuentra. Por
ejemplo, miremos a un mandamiento en la Ley de Moisés.
Aquí claramente está prohibido comer o incluso tocar el cerdo; es contra la Ley, y
considerado como pecado a Dios. Ahora, si tomamos estos versículos y los quitamos del
contexto de la revelación progresiva (si los quitamos del contexto del pacto bajo cual se
encuentran), y simplemente tomamos este versículo tal como está escrito, aislado de su
contexto, entonces vendremos a la conclusión que como cristianos no podemos comer
cerdo. ¿Después de todo, estos versículos son la Palabra de Dios, no?
Por supuesto que lo son. Pero Dios ha escogido revelarse en diferentes maneras y a través
de los medios de diferentes pactos. Este mandamiento de abstenerse de comer cerdo se
encuentra en el Antiguo Pacto, la Ley de Moisés. Fue algo vinculante para el pueblo de
Israel, hasta el tiempo cuando Dios traería el cumplimiento de ese pacto y establezca el
Nuevo Pacto. Sabemos que a la luz del Nuevo Testamento todas estas regulaciones
ceremoniales solo fueron sombras de la plenitud que vendría en Cristo, y que Cristo es el
cumplimiento de tales regulaciones legales y ceremoniales:
Entonces esto nos dice claramente que tales leyes alimenticias fueron “sombras” pero que
Cristo es el “cuerpo”, o el cumplimiento, de esas sombras. Por lo tanto, si estamos en
Cristo, tenemos la libertad para comer todas las cosas para la gloria de Dios. De hecho, el
Nuevo Testamento nos dice en 1 Timoteo 4:1-3 que es una doctrina de demonios el
prohibir a otros comer ciertas comidas y que enseñarles a hacerlo es pecado. Luego, sigue y
dice:
Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con
acción de gracias. –1 Timoteo 4:4
Entonces todas las comidas son buenas y no debemos considerarlo pecado si los comemos.
Por lo tanto, debemos interpretar la prohibición del cerdo en Levítico 11 a la luz de la más
plena revelación que Dios nos ha dado en el Nuevo Testamento. Esto no significa que el
Antiguo Pacto no se podría aplicar a nosotros hoy en día, porque todavía es la Palabra de
Dios y nos revela quién es Él, así como lo hace el Nuevo Testamento. Sin embargo,
debemos darnos cuenta que toda Escritura señala a Cristo, y Él es el cumplimiento de estas
regulaciones ceremoniales, y por lo tanto si estamos en Cristo, ya no son vinculantes para
nosotros como fueron a la nación de Israel en los tiempos pasados.
Entonces cuando leas las Escrituras, y trates de interpretar un pasaje, recuerda que debes
tomar en cuenta la historia de la redención. Interprétala a la luz de qué momento en el
tiempo ocurrió durante la historia de la redención, sabiendo que en el Nuevo Pacto tenemos
la plenitud de lo que los pactos anteriores aludían, y puesto que ahora estamos bajo el
Nuevo Pacto, este tiene la última palabra sobre todo de lo que habla.
Algunos interpretan esto como diciendo que no debemos imponer manos sobre nadie
mientras que oremos por ellos. Y también que sugiere que participaremos en los pecados de
otros su imponemos manos sobre ellos cuando oramos. ¿No parece decir eso si miramos
solo a ese versículo? Pero hay que leer el contexto más amplio de los versículos anteriores:
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor,
mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No
pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. Contra un
anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten
en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te
encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos,
que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad. No
impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos.
Consérvate puro. –1 Timoteo 5:17-22
Sin embargo, esto no fue el único propósito para la imposición de manos. Jesús impuso las
manos sobre muchas personas para sanarles (Marcos 5:23, 6:5, 8:23, 25; Lucas 4:40, 13:13)
y a otros para bendecirles (Marcos 10:16). Los apóstoles impusieron manos sobre muchos
para impartirles el Espíritu Santo, dones espirituales, sanidad y otras bendiciones sobre
muchas personas que no fueron ministros (Hch. 5:12, 8:17-18, 14:3, 19:6, 28:8). Y aun
Ananías que no parecía ser apóstol impuso manos sobre Saulo para sanarle de su ceguera e
impartir el Espíritu Santo sobre él (9:12, 17). ¡Ciertamente Jesús y los apóstoles no
participaron en los pecados ajenos de ellos sobre quienes impusieron las manos! Los
apóstoles mismos en realidad fueron instruidos a imponer manos sobre las personas
mientras que oraban por sanidad (Marcos 16:18). Entonces, la advertencia sobre imponer
manos con ligereza que se le fue dada a Timoteo NO fue hecha con referencia a orar por
alguien para la sanidad, o para ser lleno de Espíritu Santo. Esto tiene que ver con ordenando
a los hombres como ancianos. En otras palabras, Pablo está diciendo: “No seas pronto para
ordenar ancianos en la iglesia. Asegúrate que están plenamente capacitados y maduros,
hombres piadosos de la fe, porque si los nombras apresuradamente y no son lo
suficientemente capacitados, pueden caer en graves errores y te voy a tener responsable por
nombrarlos.”
Hay una historia de una pobre alma que ignoro el contexto y tomó una Biblia, buscando
dirección de Dios. Él oró: “Dios, dame una palabra tuya y muéstrame qué debo hacer.”
Luego abrió su Biblia y al azar, con sus ojos cerrados, puso su dedo sobre la página y leyó
el versículo sobre cual estaba su dedo. Era Mateo 27:5: “Y arrojando las piezas de plata en
el templo, salió, y fue y se ahorcó.” Trastornado, el hombre le pregunto a Dios: “¿Qué me
estás tratando de decir?” Entonces lo hizo de nuevo, y esta vez su dedo cayó sobre Lucas
10:37 donde Jesús dice: “Ve, y haz tú lo mismo.” –¡Ese es un ejemplo excelente de por qué
es muy importante leer la Biblia en su contexto literario!
Este principio viene de la verdad que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios. Puesto que
cuando la Biblia habla Dios habla, y que Dios es siempre verdadero y nunca puede mentir,
promover el engaño, ni contradecirse, entonces toda la Escritura es verdadera y nunca
podría enseñar el engaño ni contradecirse. Después de todo, si hay una contradicción que
consiste de dos declaraciones opuestas, las dos no pueden ser correctas. Toda Escritura es
absolutamente verdadera, y dentro de las Escrituras se encuentran doctrinas importantes
que se enseñan a través de toda la Biblia. Entonces, basándonos en estos hechos, la
Escritura es la intérprete más absoluta, autorizada e infalible de sí misma. El mejor
comentario de un cierto versículo son otros versículos en la Biblia que tratan con el mismo
tema porque nunca se equivocan.
Ya que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar” (2 Tim. 3:16),
cualquier cosa que diga la Escritura puede ser usada para establecer una doctrina sobre
cualquier tema del cual está hablando. También, todo lo que la Escritura enseñe de una
doctrina particular es verdadera y está en perfecta armonía consigo misma. Entonces,
cuando estudiamos sobre una doctrina en la Escritura, podemos compilar versículos
relevantes de diferentes partes de la Escritura, de diferentes libros en la Biblia, y juntarlos
de tal manera como para acumular una enseñanza sistemática sobre ese tema. Por supuesto
que cuando hacemos esto tenemos que tener mucho cuidado de estudiar y conocer los
contextos de cada versículo que estamos usando e interpretar cada uno caso por caso,
siendo cuidadosos de interpretar cada versículo correctamente. Al mirar a todos los
versículos en la Biblia que enseñan sobre un cierto tema o doctrina, y al estudiar cada uno
en su orden y contexto, podemos asegurar que nuestras interpretaciones están en armonía
con la Biblia en su totalidad.
Lo ilustraremos. Hay que decir que estamos estudiando el tema de “justificación por fe”.
Venimos al siguiente versículo:
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo. –Romanos 5:1
Al leer este versículo, aprendemos que la justificación es por fe. Pero este versículo en sí
mismo no dice claramente que la justificación vienesolamente por la fe. Entonces
preguntamos: “¿Es las justificación por medio de la fe además de las obras,
o solamente por la fe? Algunos otros versículos anteriores en el libro de Romanos nos dan
la respuesta; por lo tanto interpretaremos la Escritura con la Escritura:
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. –
Romanos 3:28
Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada
por justicia. –Romanos 4:5
Entonces ahora aprendemos que la justificación es por fe aparte de “buenas” obras. Para
recibir la justicia de Dios por la cual podemos ser aceptados ante Él y tener vida eterna,
tenemos que dejar de confiar en nuestras buenas obras y creer solamente en Cristo, el Único
que justifica al impío. Romanos 4:5 nos enseña que Dios nos acepta mientras que todavía
somos pecadores impíos en base a nuestra fe solamente en Cristo, y esto excluye cualquier
posible buena obra que podamos hacer. La interpretación está declarada claramente y está
en perfecta harmonía con el resto de las Escrituras. Así que, en nuestro ejemplo, los
segundos versículos que miramos nos ayudaron a interpretar el primer versículo en
cuestión, y por lo tanto llegar a una conclusión más específica y sana.
Aunque todo lo que necesitamos saber para ser salvos y conocer a Dios es extremadamente
claro en las escrituras, queda el hecho de que algunos textos son difíciles de interpretar.
Aun el apóstol Pedro reconoció esto (2 Ped. 3:16). Entonces, ¿qué debemos hacer cuando
nos encontramos con versículos que son difíciles de entender?
Lo que debemos hacer es, de acuerdo con el último punto que miramos (permitiendo que la
Escritura se interprete a sí misma), debemos ir a las Escrituras que son claras y usarlas para
iluminar las cuales que nos dan más dificultad. Sabiendo que no puede haber ninguna
contradicción, podemos reducir las posibles opciones que tenemos para interpretar las
partes no claras. Así que, en reducir nuestras elecciones, podemos llegar a una
interpretación mejor y más probable.
Veremos un básico ejemplo que claramente ilustrará este punto. Hay que decir que estamos
leyendo el libro de Apocalipsis, y en capitulo uno, llegamos a los siguientes versículos:
Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros
de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un
cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como
nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía
en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su
rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. –Apocalipsis 1:12-16
Ahora, después de leer esto, nos preguntamos: ¿Qué rayos representan los siete candeleros?
¿Y qué significan las siete estrellas? A la primera vista, el significado de esto no parece ser
muy claro. Pero solamente porque el significado no es inmediatamente claro para nuestro
entendimiento no nos da derecho de inventar cualquier interpretación que queremos. En
vez, siguiendo los principios de leer la Escritura en su contexto literario y permitiendo que
la Escritura interprete la Escritura, debemos continuar leyendo el resto del capítulo,
esperando que después estos versículos confusos se aclaren. Al continuar a leer el capitulo,
llegamos a estos versículos:
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí,
diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve
muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las
llaves de la muerte y del Hades. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y
las que han de ser después de estas. El misterio de las siete estrellas que has
visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los
ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete
iglesias. –Apocalipsis 1:17-20
Estos versículos dan más claridad a los anteriores. Aquí nos dicen que los siente candeleros
son las siete Iglesias (de las cuales se hablan en capítulos 2 y 3) y que los siete candeleros
son los ángeles de las siete iglesias. Por lo tanto hemos permitido que los claros versículos
iluminen a los que no son claros, y en hacer esto, nos hemos ayudado a nosotros mismos a
llegar a una mejor interpretación. Esto es un ejemplo muy básico, y de hecho que hay
versículos más difíciles que estos, pero sirve como un ejemplo para el propósito de la
ilustración.
Siguiendo este principio, no te abrumes con pasajes que parecen ser demasiados difíciles
para entender. Si al principio tienes un tiempo muy difícil con ciertos pasajes de Escritura,
simplemente anótalo y sigue leyendo. Es muy probable que más adelante te encuentres con
algo que aclare lo que antes no entendías. De esta manera, podemos evitar que nos
obsesionemos con los asuntos de menor importancia o de crear una doctrina entera de algo
que es tan oscuro. Permita que las partes de las Escrituras que son fáciles de entender
expliquen las partes que son más difíciles de entender.
Mencionamos anteriormente que las Escrituras deben ser interpretadas en el sentido literal
y sencillo del lenguaje al menos que obviamente sea simbólico o en sentido figurado. Esto
no significa, sin embargo, que nos apeguemos a una fórmula estricta y literal y que nos
olvidemos por completo del espíritu del texto. Tenemos que tener mucho cuidado de
permitir que el texto de Escritura hable por sí mismo y recibir la verdad comunicada por
medio del texto según el espíritu de ello, y no solo según su letra.
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra. –Mateo 5:38-39
¿Esto significa que literalmente cada vez que alguien nos hiera en la mejilla derecha,
debemos quedarnos ahí y dar la otra mejilla y retarles que nos peguen otra vez? No. ¿Esto
significa que si alguien nos pega una vez, debemos dar la otra mejilla, pero si nos pegan
otra vez, ya no tenemos que darles la mejilla, y después de la tercera vez les podemos
pegar? ¡Absolutamente no! El espíritu detrás del texto es lo que es importante. En decir
esto, Jesús en realidad estaba prohibiendo que tomemos venganza o violencia personal,
ilustrando como el Señor espera que tengamos amor, paciencia y misericordia hacia
nuestros enemigos. De hecho, Jesús le dijo a Sus discípulos en otro lugar que si eran
perseguidos en una ciudad, que vayan a la siguiente ciudad (Mat. 10:23). ¡Él no les dijo que
se queden ahí y permitan que les peguen y les maten! Lo que es importante es el espíritu
detrás sus palabras. Es decir, debemos tener la actitud de corazón que prefiera amar,
perdonar y bendecir nuestros enemigos en vez de tomar algún tipo de venganza sobre ellos
(ver Mat. 5:44-45, 6:12, 14-15 para paralelos al Sermón del Monte).
De hecho, mucho de lo del Sermón del Monte está corrigiendo los errores de los fariseos
que enseñaban la letra de la Ley pero ignoraban el espíritu de la Ley. Ellos pensaban que
podían divorciarse y casarse de nuevo con los que querían y que podían mirar con lujuria
siempre porque no había un mandamiento estricto contra eso; sin embargo Jesús enseño
que el espíritu del mandamiento “No cometerás adulterio” prohíbe tales prácticas (Mat.
5:27-32).
Los fariseos en realidad habían torcido el significado de la Escritura tan horriblemente que
ellos aceptaban la letra pero ignoraban el espíritu de ello de tal manera que por sus
tradiciones contradecían lo que estaba escrito. Por ejemplo, ellos leían en la Ley:
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás
a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y
estarán como frontales entre tus ojos. —Deuteronomio 6:6-8
Entonces, para hacerse parecer más santos que los demás, los fariseos inventaron una caja
pequeña que atarían alrededor de sus cabezas llamada “filacteria”. Dentro de la caja había
pequeños pergaminos en que estaban escritos versículos de Escritura. Ellos ignoraron el
espíritu de la Escritura y lo convirtieron en una costumbre literal de amarrar una caja de
Escritura a sus frentes. Por supuesto, el Señor Jesús les reprendió por tales costumbres que
no eran nada más que una vana demostración del orgullo religioso de ellos (Mat. 23:5).
Deuteronomio no estaba diciendo que literalmente debemos amarrar una caja de Escritura a
nuestras frentes, estaba diciendo que siempre debemos meditar en la Palabra de Dios y
siempre tenerla en nuestras mentes.
Entonces cuando interpretes la Biblia, ten cuidado de las interpretaciones que no capten el
corazón de Dios al ignorar el espíritu detrás de lo que está escrito.
La Biblia usa muchos tipos de géneros y figuras retóricas. Se debe tomar en cuenta a cada
uno, caso por caso. Dios usó el lenguaje humano para revelar Su Palabra y al hacerlo Él uso
todo tipo de expresiones humanas. Debemos recordar que nuestra hermenéutica significa
tomar cada pasaje de Escritura literalmente en todo tiempo al menos que obviamente sea
una figura retórica. En el caso de una figura retórica, debemos descubrir la verdad literal
detrás de lo que la figura retórica representa, usando otros pasajes de Escritura para
aclarar nuestros versículos en cuestión, permitiendo que la Escritura interprete la
Escritura.
Cuando te acercas a un texto de Escritura, y es obvio que es una figura retórica, entonces
pregúntate: ¿Qué tipo de género literal es este pasaje? Debemos interpretar cada pasaje de
acuerdo con el género en que pertenece. Las Escrituras usan una gran cantidad de figuras
retoricas, incluyendo metáforas, hipérboles, símiles, alegorías, sarcasmo, tipos proféticos,
parábolas y más. En cada caso, es claro a la mente razonable que una figura retórica está
siendo usada. Sin embargo, ten cuidado a no decir que algo es figurativo cuando es literal
(como los seis días de la creación o Jesús caminando sobre las aguas). La Biblia está llena
de acontecimientos extraordinarios y milagrosos que no podemos explicar; pero solamente
porque no los podemos explicar no significa que no son acontecimientos literales que
verdaderamente ocurrieron. Debemos aceptarlos por fe. También debes tener cuidado de no
tomar algo figurativo y entenderlo como algo literal (como el “odiar” a tu padre y tu madre,
ver Lucas 14:26). Haciendo tales cosas resultará en la herejía. Pero no obstante, no tenemos
que preocuparnos, pues ya que la Escritura interpreta la Escritura, la Biblia misma nos
impedirá que hagamos una interpretación errada siempre y cuando comparemos la Escritura
con la Escritura.
Aquí Jesús está diciendo que tenemos que “odiar” a todos, incluyendo a nosotros mismos,
para ser verdaderos discípulos de Él. ¡Pero espera un momento! ¿No enseñó Jesús que el
segundo más grande mandamiento es amara a todo el mundo como a nosotros mismos
(Mat. 22:39)? ¿Y qué debemos honrar a nuestros padres y madres y a amar a los demás
(Mat. 19:19)? ¿Hay una contradicción aquí? ¡De ninguna manera! Lo que Jesús está
haciendo en Lucas 14:26 es usar una hipérbole (una figura retórica que utiliza la
exageración) para enfatizar una verdad. Él está diciendo que nuestro amor por Él debe ser
tan grande, y Él debe ser una prioridad tan grande en nuestras vidas, que aun el amor por
los que amamos más debe parecer como odio en comparación. Es decir, Jesús exige ser el
número uno en nuestras vidas, y no tolerará el ser el segundo en nuestro amor ni devoción.
El ser un discípulo de Cristo demanda un servicio de todo el corazón. Él debe ser nuestro
Señor y Rey, y una vez que seamos Sus discípulos, no perteneceremos a nosotros mismos,
sino que el único propósito de nuestras vidas será glorificarle a Él. Esta interpretación está
en armonía perfecta con el pasaje paralelo que se encuentra en Mateo:
El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo
o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos
de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su
vida por causa de mí, la hallará. —Mateo 10:37-39
Al leer este pasaje aprendemos que nuestra interpretación fue correcta. Debemos amar a
Jesús más que a cualquier otra persona, incluso a nosotros mismos. Si no lo amamos de esta
manera, no somos dignos de ser sus discípulos.
Nota primero como que antes de todo fue el sentido común que nos enseño que las palabras
de Jesús en Lucas 14:26 no eran exactamente literales. Y luego nota como el resto de la
Biblia nos ayudó interpretar esta figura retórica mientras que continuamos a estudiar.
Sabíamos que no podía significar que literalmente debemos “odiar” a todos porque eso
contradeciría lo que el resto de las Escrituras dicen, incluso lo que Jesús mismo dijo.
Entonces cuando comparamos la Escritura con la Escritura, aprendimos el verdadero
significado del pesaje. Pero también nota que solo porque fue una figura retórica, no la
tratamos de razonar y decir: “O, eso simplemente no quiere decir lo que está diciendo”. En
vez, inmediatamente buscamos determinar la verdad literal representada por la figura
retórica.
La parábola no puede ser usada para enseñar que uno puede perder la salvación. ¿Por qué?
Porque eso no fue el punto que Jesús quería hacer. Además, si lees los detalles de esa
manera, entonces te encontraras con otro problema: Si el hijo prodigo fue salvado, y
después perdió su salvación, y luego fue salvo otra vez, ¿entonces qué del hermano mayor
en la parábola? El hermano mayor obviamente representa los fariseos orgullosos. Sin
embargo él nunca se fue de la casa, y la parábola dice que él siempre obedecía los
mandamientos del padre (v.29). Entonces si estar en la casa del padre significa que uno es
salvo, ¡de acuerdo a ese mismo estándar debemos decir que los fariseos también fueron
salvos! Pero es obvio que los fariseos fueron malvados y muchas veces Jesús les reprendió
y advirtió que si no se arrepintieran se perderían. Así que, descubre el punto principal de la
parábola, y no uses los detalles para respaldar doctrinas que estos no enseñan. ¡Si no,
puedes terminar usando las parábolas para enseñar cualquier cosa que quieras!
Ahora, miremos a la parábola que Jesús dio acerca del juez y la viuda:
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y
no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni
respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía
a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún
tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo
respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré
justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el
Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus
escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo
que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará
fe en la tierra? –Lucas 18:1-8
El punto de la parábola es que Dios contestará las oraciones y los llantos de Su pueblo
cuando perseveran en oración y fe. La parábola ilustra poderosamente esta verdad. Sin
embargo, esto es lo único que enseña, y aunque podemos hacer aplicaciones más amplias,
no debemos leer doctrinas en los detalles. En este caso, el hacerlo resultaría en herejía, ya
que el juez representa Dios el Padre. Pero el juez no “temía a Dios, ni respetaba al hombre”,
y ni estaba preocupado por la justicia hasta que fue tan fastidiado que concedió la petición
de la viuda. Por supuesto, no podemos aplicar estas cosas a Dios nuestro Padre, porque Él
es santo, perfecto y un justo juez (Sal. 7:11).
Hay muchos otros tipos de figuras retóricas en la Biblia, pero al estudiar las Escrituras y
sumergirte en las enseñanzas de la Biblia, mejorarás más y más en interpretar y aplicar los
pasajes que a una vez parecieron difíciles. Solamente usa el sentido común, y ora que el
Espíritu Santo te guie a toda verdad, y asegúrate que muy profundamente examines y
compares cada interpretación con el resto de lo que enseñan las Escrituras.
Finalmente, se tiene que decir algo acerca de los tipos proféticos en el Antiguo Testamento.
Estos son acontecimientos de los cuales hablan las páginas del Antiguo Testamento y que
ilustran la verdad sobre Jesucristo. El Antiguo Testamento está lleno de ello del principio
hasta el final, y todos señalan a Cristo. Por ejemplo, el acontecimiento de Abraham
ofreciendo su hijo Isaac y Dios proveyendo el cordero de ofrenda como un sustituto es un
tipo profético de Dios ofreciendo Su Hijo como un sustituto para los pecadores. Cada libro
del Antiguo Testamento tiene tales tipos proféticos. En el caso de estos, ten en cuenta que
estos acontecimientos fueron literales, realmente ocurrieron, pero fueron decretados por
Dios a ilustrar el Evangelio, y por lo tanto usan muchos símbolos en medio de los
acontecimientos que son sombras proféticas de Cristo. Entonces, cuando leas el Antiguo
Testamento, presta atención y cuidadosamente busca estos tipos proféticos que señalan a
Cristo. Cada uno se puede leer literalmente, pero detrás del texto lleva una verdad espiritual
que se relaciona con el Evangelio. Así que cuando leas la Escritura, siempre usa la
hermenéutica histórica y gramática de interpretar literalmente en todo tiempo al menos
que el lenguaje obviamente sea figurativo o simbólico; pero al mismo tiempo ten un punto
de vista que está centrado en Cristo, esperando que todas las Escrituras testifiquen de Él.
Busca que Cristo sea revelado a través de todas las páginas de Escritura. En el Evangelio de
Lucas, leemos acerca de cómo Jesús hizo esto después de su resurrección:
Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba
en todas las Escrituras lo que de él decían. –Lucas 24:27
Usando las Escrituras del Antiguo Testamento, Jesús expuso a los discípulos los tipos
proféticos que señalaban a Sí mismo. Él es el hilo escarlata que está entretejido en la tela
del Antiguo Testamento. Busca cuidadosamente, y ahí lo encontrarás.
EN CONCLUSIÓN Entonces esos son los diez básicos principios que debes tener en
cuenta cuando estudies la Biblia. El ponerlos en práctica te ayudará tremendamente a ser un
mejor estudiante de la Palabra de Dios y aplicar las gloriosas verdades de Dios a tu vida.
Muchos de estos pasos quizás te parezcan complicados ahora; si es así, no te preocupes.
Solo has lo mejor que puedas y asegúrate que tu corazón está sometido completamente al
Espíritu Santo. Mientras que continúes leyendo las Escrituras, te convertirás más y más
experto en la Palabra de justicia.
El manejar con precisión la Palabra de verdad y el crecer para poder digerir el alimento
sólido de la Palabra solo vienen a lo largo de mucho tiempo y estudio. Lo más que
verdaderamente te devotes a estudiar para conocer a Dios, lo más que el Espíritu Santo
derramará Su verdad a tu alma. No seas flojo en tus estudios de las Escrituras, pero se
diligente y celoso para saber la verdad. Permite que tu alma tenga un hambre constante para
el alimento de la Palabra. No estés contento con el conocimiento de la Palabra que ahora
tienes, pero siempre esfuérzate en aprender más y más de Dios. Jesús dijo:
Cuídense de lo que oigan. Con la medida con que ustedes midan, se les medirá,
y aun más se les dará. Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene,
aun lo que tiene se le quitará. –Marcos 4:24-25
Lo más que abramos nuestros oídos espirituales para oír la verdad de la Palabra de Dios, y
lo más que nos dedicaremos a estudiar las Escrituras con un corazón puro, la más verdad y
poder derramará Dios sobre nosotros. El conocer la Biblia y obedecerla resulta en
innumerables bendiciones, pero no hay excusa para la ignorancia y desobediencia.