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Salmo 90

Comenzamos a considerar la cuarta sección del libro de los salmos que corresponde al cuarto libro del Pentateuco, el Libro de Números. Los antecedentes de este salmo se
encuentran en el desierto durante el viaje de los israelitas. Recordemos que cuando ellos fueron liberados de la esclavitud de Egipto, primero fueron conducidos al Monte Sinaí,
donde Dios les entregó la ley. Después se dirigieron hacia la tierra prometida para entrar en ella. Pero en vez de entrar, retrocedieron a aquel terrible desierto. Por 38 años
vagaron por el desierto, hasta que aquella generación murió. Moisés vio morir a mucha gente, a centenares de miles, y este salmo escrito por él es un salmo en el que se destaca
la presencia de la muerte.

Para mi es un salmo muy especial. Martín Lutero dijo acerca de este Salmo 90: "De la misma manera en que Moisés representó y enseñó la ley, así lo hizo también en este
Salmo. En realidad, él predicó sobre la muerte, el pecado y la condenación, para poder alarmar a los orgullosos, aquellos que se encuentran seguros en medio de sus pecados,
presentando así ante sus propios ojos su pecado y su maldad". Hasta aquí la cita de Lutero. Ésta es pues la enseñanza que encontramos en este Salmo. Notemos la forma tan
majestuosa y sublime con la que comienza, leamos los primeros dos versículos de este Salmo 90:

"Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.


Antes que nacieran los montes y formaras la tierra y el mundo,
desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios".
Esa expresión que notamos aquí "desde el siglo y hasta el siglo",
en hebreo tiene un sentido figurado. Quiere decir desde un punto
que se desvanece hasta otro punto que se desvanece. Dios se
extiende desde ese punto de la eternidad en el pasado que se
desvanece en la distancia, proyectándose hacia el punto que se
desvanece en el futuro, en esa eternidad por venir. Hasta donde
nuestra mente pueda llegar, desde un punto al otro, Él es Dios.
¡Cuán majestuoso es este pensamiento! Y el hombre es
simplemente una criatura de Dios, él es Su vástago, por decirlo
así. En el Libro de Génesis 1:27, Moisés había escrito: "Y creó
Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó". Y luego, más adelante en el mismo libro de
Génesis 2:7, él dijo: "Entonces el Señor Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida, y fue el
hombre un ser viviente". Este salmo considera al hombre como un
ser creado, y no como un animal evolucionado. Es una criatura
que se encuentra en una clasificación especial. Él tiene un cuerpo
que ha sido tomado del polvo de la tierra, un cuerpo por medio
del cual él deberá proveerse lo necesario aquí en este mundo
mediante el sudor de su frente, hasta el día en que tenga que
regresar al polvo de la tierra, del cual ha sido formado. Éste es un
cuadro del hombre. Veamos ahora, lo que dijo el escritor en el
versículo 3, de este Salmo 90:
"Vuelves a convertir en polvo al hombre y dices: ¡Convertíos,
hijos de los hombres!"
Dios hace regresar el frágil ser humano al polvo, de donde surgió.
Luego, en el versículo 4, dijo:
"Ciertamente mil años delante de tus ojos son como el día de
ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche".
Supongamos, estimado oyente, que usted viva tanto tiempo como
el que vivió Matusalén, por ejemplo, casi mil años. Ese período
de tiempo sería como una vigilia de la noche; como el vuelo de un
ave a través de una habitación con luz, que entra en ella
proveniente de la oscuridad de afuera por una ventana, y que sale
otra vez por otra ventana, hacia la oscuridad una vez más. Incluso
si usted llegara a vivir mil años, no sería mucho tiempo, porque la
vida humana es muy breve comparada con la eternidad. Y ahora,
en los versículos 5 y 6 de este Salmo 90, leemos:
"Los arrebatas como con torrente de aguas; son como un sueño.
Como la hierba que crece en la mañana: en la mañana florece y
crece; a la tarde es cortada y se seca".
Éste es el cuadro que tenemos del hombre. Y cuando Moisés se
encontraba en el desierto vio morir a más de un millón de
personas. Él probablemente asistió a más funerales que ninguna
otra persona. El cuerpo del hombre había salido de la tierra, y él
vio como ese cuerpo era colocado en la tierra, de la cual había
salido.
Amigo creyente que nos escucha, usted está dando un testimonio
cuando sepulta a un ser querido que ha creído en Cristo. En Juan
12:24 el Señor Jesucristo dijo: "Si el grano de trigo que cae en la
tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto".
Esta es una figura de la muerte y de la resurrección del Señor.
Cuando usted sepulta a un ser querido, está plantando ese cuerpo,
esperando verlo resucitar algún día. En los tiempos antiguos, se le
daban dos nombres diferentes al cementerio; se lo llamaba como
"un mesón", es decir, un lugar a donde la gente se dirigía para
dormir quizá por una noche. Y también se le daba el nombre de
"un campo", un lugar donde se plantaba la semilla. Luego Moisés
dijo aquí en el versículo 8, de este Salmo 90:
"Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz
de tu rostro".
El Dr. Chafer acostumbraba a decir que un pecado secreto aquí en
la tierra era un escándalo público en el cielo. Lo que usted está
haciendo aquí en la tierra, estimado oyente, está siendo observado
por los ángeles. Ellos ven todo lo que usted hace. Y ahora, el
versículo 9, dice:
"Ciertamente todos nuestros días declinan a causa de tu ira;
acabamos nuestros años como un pensamiento".
El lenguaje hebreo que se utilizó aquí es figurado. Dice otra
versión: "A causa de tu ira se nos va la vida entera; se esfuman
nuestros años como un suspiro". Pasamos por esta vida
quejándonos, lamentándonos. Si usted no tiene al Salvador hoy y,
por lo tanto, usted no tiene una esperanza para la eternidad,
entonces no tiene nada para lo cual vivir, ¿no es cierto? Usted no
tiene ningún propósito en esta vida ni ninguna dirección. Y dice el
versículo 10:
Jeanne Calment marcó el actual récord de la expectativa de
vida humana en 1997, cuando murió a la edad de 122 años.
Según lo que los científicos saben hasta el momento, nadie
ha vivido más tiempo.Credit.

"Los días de nuestra edad son setenta años. Si en los más


robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y
trabajo, porque pronto pasan y volamos".
Aquí tenemos el cuadro real de las debilidades, decaimiento físico
y enfermedades que algunos sufren o pueden ver a su alrededor.
Se presenta a la persona de edad como subiendo todo el tiempo
por una cuesta, cada vez con mayores dificultades. Se habla de
esa etapa como la del ocaso de la vida. Pasamos nuestros años
como un suspiro, como un gemido. Por ello es necesario tener un
futuro, y ese futuro anticipado es lo que recibe una persona
cuando deposita su fe en Cristo. Vamos también a destacar el
versículo 12 que dice:
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al
corazón sabiduría".
Y hablando de sabiduría, dijo Pablo en 1 Corintios 1:30, que
estamos unidos a Cristo, a quién Dios ha hecho nuestra sabiduría,
es decir, nuestra justificación, santificación y redención. Si usted
está unido a Cristo, tiene esa sabiduría, y esa esperanza. Y el
versículo 17, nos dice:
"Sea la luz del Señor, nuestro Dios, sobre nosotros. La obra de
nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras
manos confirma".
Moisés, allí en aquel desierto, pasando día tras día de aquel viaje
enterrando a tanta gente, obtuvo una perspectiva de la vida que
muchos de nosotros no tenemos. Estimado oyente, le invitamos a
hacer algo que tenga valor para la eternidad. La gracia de Dios
está sobre usted y Su luz, en medio de tantos pensamientos acerca
de la muerte, puede alcanzarle en el momento en que usted confíe
en el Señor Jesucristo como su Salvador.

Salmos 91 al 99
En el programa de hoy, estimado oyente, vamos a comenzar
considerando el Salmo 91. En nuestro programa anterior,
estudiamos el Salmo 90, y con ese Salmo comenzaba una
nueva sección de este Libro de los Salmos, la correspondiente
al libro de Números en el Pentateuco. Así como el salmo 90
era un salmo de muerte, el 91 es un salmo de vida; es un
salmo mesiánico que nos ofrece una imagen del Señor
Jesucristo. Nos revela un maravilloso lugar de protección y de
seguridad para nosotros. Es un salmo muy popular entre el
pueblo de Dios, apreciado por personas de todas las edades,
jóvenes y mayores. Muchos han sido bendecidos por él.
El Salmo 90 nos mostraba una figura del primer hombre,
Adán. Y en Adán todos morimos, por ello hemos dicho que
ése era un Salmo de muerte. Pero este Salmo 91 nos habla
del Señor del cielo, y es verdaderamente un Salmo Mesiánico.
Es un Salmo de vida.
Ahora, por otra parte, este es un Salmo que ha sido citado
por Satanás y un Salmo que él conoce muy bien, y ya
veremos esto más adelante. En los dos primeros versículos de
este Salmo 91, se nos dice lo siguiente:
"El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra
del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo
mío; mi Dios, en quien confiaré".
Este un lenguaje muy hermoso. La persona que se nos
describe, es el mismo hombre a quien se le llamó
bienaventurado o dichoso en el Salmo 1. El Señor Jesucristo,
el hombre perfecto, sin pecado y santo. Y Él siempre habita al
abrigo del Altísimo. El problema que tenemos es que estamos
allí algunas veces, pero no nos quedamos allí por mucho
tiempo. Notemos ahora lo que dicen los versículos 3 al 5 de
este Salmo 91:
"Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás
seguro; escudo y protección es su verdad. No temerás al
terror nocturno ni a la saeta que vuele de día"
Algunos han recordado estas palabras en tiempos de guerra y
creen haber encontrado protección en situaciones muy
peligrosas. Igualmente, en los versículos 6 al 8, que dicen:
"Ni a la pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad
que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil y diez
mil a tu diestra; mas a ti no llegarán. Ciertamente con tus
ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos".
Opinamos que estos versículos pueden ser utilizados por el
pueblo de Dios, y Dios ha hecho que ellos fueran
verdaderamente reales para muchos de Sus hijos. Pero aquí
tenemos un cuadro de nuestro Señor. Permítanos presentarle
ahora una cita del Dr. A.C. Gaebelein, un maestro de la Biblia
de la generación pasada. Él decía lo siguiente sobre este
pasaje: "Pensemos en el Señor primero; en Él no había
pecado, y aquello que era resultado del pecado, la
enfermedad, y la muerte, no podía demandar nada de Él.
Desde todo punto de vista, Él siempre fue el Hombre
Perfecto, y ya que Él confiaba en Dios, Su Padre, anduvo y
vivió en perfecta obediencia, así que el gran cazador,
Satanás, no lo pudo apresar, ni tampoco la enfermedad
destructiva. Cubierto por Sus plumas y bajo Sus alas, el
Hombre Perfecto en este mundo encontró Su refugio
permanente. Él no experimentó el temor, pues lo que le
sucedía a otros no podía acercarse a Él. Y aquellos que son
Suyos le siguen en una vida de confianza y obediencia,
reclamando para ellos también la protección". Hasta aquí, las
palabras del Dr. A.C. Gaebelein. Aquellos que a lo largo de la
historia han considerado estos versículos como suyos, tenían
el derecho de hacerlo. Dios convirtió estas palabras en una
experiencia real en sus vidas. Escuchemos lo que el Dr.
Gaebelein continuó diciendo: "Cuán cierto es que nuestro
cuerpo está muerto a causa del pecado. Ahora, el fanatismo
puede reclamar todas estas declaraciones como si tuvieran un
significado absoluto para el hijo de Dios. Y la experiencia muy
a menudo nos enseña lo contrario porque nosotros
fracasamos, somos criaturas equivocadas, necesitamos la
disciplina, y pasar la prueba de la fe. Sin embargo, en todo
ello el creyente puede tener paz perfecta, sabiendo que todo
terminará bien. Aunque él me matare, en él esperaré, decía
Job. (Job 13:15) Esa frase puede representar el punto
culminante de la fe verdadera y la confianza en Dios". Hasta
aquí la cita. Continuemos ahora, nuestra lectura en el Salmo
91 con los versículos 9 y 10:
"Porque has puesto al Señor, que es mi esperanza, al Altísimo
por tu habitación, no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu
morada"
Estas palabras señalan a la persona de Cristo. Leamos los
versículos siguientes, los versículos 11 y 12, que dicen:
"Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en
todos tus caminos. En las manos te llevarán para que tu pie
no tropiece en piedra".
Este es el pasaje que Satanás citó, cuando tentó al Señor
Jesucristo en el desierto, y es interesante ver que Satanás
sabía que este Salmo se aplicaba al Señor Jesús. Satanás
había aprendido ya algo que algunos de profesores de
Teología actuales desconocen. Según Lucas 4:19, Satanás
dijo: "Pues escrito está: a sus ángeles mandará acerca de ti,
que te guarden". Y aquí parece que Satanás citó las Escrituras
para sus propósitos y entonces las citó mal, porque omitió la
frase "que te guarden en todos tus caminos". El Señor
Jesucristo dijo que había venido para cumplir la voluntad de
Su Padre y ello quería decir, andar en Sus caminos. Él se
habría salido de la voluntad de Dios, si hubiera intentado
hacer pan de las rocas, o si hubiera aceptado los reinos del
mundo ofrecidos por Satanás, o aún más, si se hubiera
lanzado al vacío desde el pináculo del templo. La promesa
completa era a sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden en todos tus caminos, como dice aquí en el Salmo
91.
Ahora en el versículo 14, notamos que se repite 2 veces la
expresión "por cuanto"; escuchemos lo que dicen los
versículos 14 y 15:
"Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me
invocará y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia;
lo libraré y lo glorificaré".
Es que el Hombre Perfecto estuvo entre las fauces de la
muerte, y Él descendió a lo más profundo de este mundo, que
era la muerte y la sepultura. Y fue librado en el tercer día,
cuando Dios le resucitó de entre los muertos y le dio a Él la
gloria. Aquí dice: "Le pondré en alto, por cuanto ha conocido
mi nombre". ¡Qué gran cuadro de Cristo tenemos aquí en este
Salmo!
Y pasamos ahora, al:
Salmo 92
Tiene una inscripción que dice: Salmo. Cántico para el día de
reposo. Encontramos aquí una canción de alabanza que sigue
naturalmente al Salmo Mesiánico que acabamos de comentar.
Nos habla de alabanza y adoración, y para ello fue dado el día
del sábado o día de reposo. Sin embargo la adoración en este
salmo está en relación con un santuario terrenal, y en
realidad, está mirando hacia delante en el tiempo, hacia aquel
día en que, una vez más, habrá un santuario establecido en
Jerusalén, y el pueblo redimido de Dios adorará allí. La
adoración de los creyentes en el presente es algo diferente.
En Juan 4:21 y 23 vemos que el Señor le dijo a la mujer
samaritana: "Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en
este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 23Pero la hora
viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el
Padre tales adoradores busca que lo adoren". Los creyentes
hoy han sido convertidos en un reino de sacerdotes para Dios,
no para servir en un santuario terrenal, sino para adorarle en
espíritu y en verdad.
Y ahora vemos que el salmo comienza con una nota gloriosa.
Leamos el versículo 1 de este Salmo 92:
"Bueno es alabarte, Señor, y cantar salmos a tu nombre, oh
Altísimo"
¿Quiere hacer algo bueno en el día de hoy, estimado oyente?
Entonces dele gracias al Señor ahora mismo, donde quiera
que usted se encuentre. Leamos el versículo 2 de este Salmo
92:
"Anunciar por la mañana tu misericordia y tu fidelidad cada
noche"
Usted le puede dar las gracias a Él por la mañana o por la
noche, por Su amorosa bondad y fidelidad. Yo siempre le doy
gracias a Él por la mañana; en las tempranas horas de la
mañana le doy gracias por un nuevo día, porque gracias a Su
bondad Él me ha dado ese nuevo día de vida. Pero cuando
uno se va a acostar en la noche, sería bueno darle las gracias
por Su fidelidad, al permitir que pasáramos por las
experiencias de ese día. Pasando ahora al versículo 6,
leemos:
"El hombre necio no sabe y el insensato no entiende esto"
Las personas insensatas no comprenden el amor y la fidelidad
de Dios. Continuemos leyendo el versículo 8:
"Mas tú, Señor, para siempre eres altísimo".
"El Altísimo" es un término milenario para referirse a Dios.
Pero algunos versículos dirigen una mirada retrospectiva a las
condiciones terrenales. El hombre es descrito como un ser
necio, insensato. Es como si espiritualmente no caminara
erguido. No mira a Dios. Algunos piensan que lo hacen pero
no es así. El hombre insensato mira hacia abajo y disfruta de
la inmundicia del pecado. Es un necio. Le falta sentido común.
No puede comprender, porque como dijo Dios por medio de
Pablo en Romanos 1:21 su necio corazón fue entenebrecido. Y
ese hombre insensato niega a Dios y en un sentido espiritual
y moral, vive como un animal, siguiendo sus instintos
naturales. . Hay muchos que viven como si Dios no existiera.
Simplemente comen, duermen, trabajan, descansan y
juegan; y eso es todo. Para ellos, esto es la vida. Ahora
leemos el versículo 12, de este Salmo 92:
"El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el
Líbano".
La palmera ha sido como el emblema de la victoria, y el cedro
representa la fuerza y la seriedad. Esta es una figura de los
justos, de aquellos que están viviendo en comunión con Dios,
incluso en los tiempos que vivimos.
Y así llegamos al:

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