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PRIMERA PARTE: CAPITULO 1 - TEORIA PSICQANALITICA DE LA ADOLESCENCIA

CAPITULO 2 - PSICOPATOLOGIA DE LA ADOLESCENCIA

Dr. DONALD MELTZER(1)

(1) Traducido de QUADERNI di PSICOTERAPIA INFANTILE. Ed. Borla. Rema 1978.


Traductor: Dr. Humberto Gobbi.
1.-

CAPITULO I:

TEORIA PSICOANALITICA DE LA ADOLESCENCIA

DONALO MELTZER(15

Desearía iniciar proponiéndoles el plan de trabajo para estos tres


seminarios. Hablaré de manera extremadamente informal, deseando que cada _u
no se sienta libre de interrumpir, hacer preguntas, aún durante el trans­
curso de mi exposición, para crear una atmósfera de discusión, no de confe^
rencia.
Hoy les hablaré del concepto de adolescencia de un modo más bien "i-
deal" -como si fuese algo que siempre evoluciona de modo sereno o natural
hacia la vida adulta, la salud mental, etc.-, tratando de entender cómo es
posible y si es posible. Mañana la Dra. Harris presentará el caso de una
muchacha en análisis, para destacar los problemas de la psicopatología de
la adolescencia. Pasado mañana discutiré con ustedes el vasto campo de la
psicopatología de la adolescencia y los problemas técnicos del tratamiento
de los adolescentes según el método psicoanalítico.

Creo importante sobre todo destacar que el método psicoanalítico no


es particularmente eficaz para investigar la adolescencia, ya que el ado­
lescente vive en el mundo externo de los adolescentes y no está en contac­
to en forma natural (ni feliz) con el adulto. El conocimiento de la adolejs
cencia no se logra tanto a través de los tratamientos de los adolescentes,
sino a través de los tratamientos logrados y completos de niños que se -a-
cercan a la edad adolescente, de los pacientes adultos y de los análisis
de niños que se continúan en la adolescencia o más allá de ella. Por lo
tanto intentaré hoy describir y discutir con ustedes tres diferentes comu­
nidades: la comunidad del niño en el ámbito familiar, la comunidad del rm_m
do adulto y la comunidad de los adolescentes que se sitúa como comunidad
externa entre estas dos. Trataré de darles un cuadro del mundo interno del
"individuo", de su desarrollo interno y del modo en que el adolescente se
traslada hacia adelante y hacia atrás en estas tres comunidades, durante

(1) Traducido de QUADERNI di PSICOTERAPIA INFANTILE. Ed. Borla. Rema, 1978.


Traductor: Dr. Humberto Gobbi.
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el proceso de desarrollo y de evolución de su estructura interna.

Comenzaré describiendo el mundo adulto al cual el adolescente inten­


ta entrar, luego el mundo de los niños que está tratando de dejar y, por
último, el mundo de la adolescencia.

Lo haré desde el punto de vista del adolescente, o sea describiéndo^


les cómo él ve, en la "niebla" de la adolescencia, estas tres comunidades,
y no cómo yo las veo, o cómo las ve la estructura del psicoanálisis.

El mundo del adulto, desde el punto de vista del adolescente, apare­


ce sobre todo como una estructura política y como un sistema de clases:
los adultos son vividos como si tuviesen el poder y el control del mundo.
A los adolescentes esto no les parece debido al conocimiento y a la capa­
cidad, sino a la posesión de una organización de tipo aristocrático que
tiene como fin principal el de preservar el "poder" contra toda intrusión.

El adolescente tiene la sensación de que los adultos son todos "de­


fraudadores" e "hipócritas" y en posesión de algo que ellos no tuvieron
nunca el derecho de tener. De aquí deriva la concepción de que los niños
se encuentran en posición de "esclavos" o "siervos", o bien en la ilusión
que los padres conocen todo y pueden hacer todo. El adolescente se siente
parte de la comunidad de los adolescentes que se encuentra entre estas dos
clases: los adultos "aristocráticos" que tienen el poder, los esclavos que
creen en ellos como si fuesen dioses, o viven en la ilusión de que los a-
dultos lo saben todo; por lo tanto el adolescente se coloca en una posi­
ción de desprecio en relación ya sea con los adultos c o m o con los niños, y
de la organización del mundo que ambos representan. Quiero resaltar el pro^
blema del conocimiento del mundo y la capacidad, a través de este conoci­
miento, de manipular y mantener orden en el mundo porque el adolescente,
aún pareciendo principalmente preocupado por la sexualidad, en realidad e,s
tá sobre todo preocupado por el conocimiento y por el comprender.

Esto me parece muy importante porque generalmente se considera al a-


dolescente como si estuviese principalmente interesado en alcanzar satis­
facciones sexuales, mientras en realidad la sexualidad es considerada por
él como la esencia misma de la situación autoritaria. La posesión del de-
|

recho de acceder a las actividades sexuales, se torna para él en el eje


3 .-

principal del control autoritario ejercido, por el mundo adulto, sobre to­
dos los aspectos materiales del mundo: el dinero, la casa, la comida, etc.

Quiero ahora subrayar el problema del conocimiento, por un lado, y


el de la confusión, por el otro, y describir al adolescente acentuando el
problema de la confusión. F.n el psicoanálisis nos hallamos frente a distin
tos tipos de confusión. Los principales son: la confusión entre bueno y ma_
lo, la confusión entre las diversas zonas del cuerpo, y los diferentes mo­
dos con que tales zonas pueden relacionarse con el mundo externo y con las
demás personas, la confusión entre varón y mujer, entre adulto y niño. Por
ejemplo, típica de la adolescencia es la confusión entre lengua y pene pa­
ra el muchacho y de boca y vagina para la muchacha.

Volvamos ahora al problema del conocer y del comprender relacionánd£


lo al mundo de los niños: éstos fantasean que el conocimiento es algo con­
creto y que existe concretamente en algún lugar. La devoción y el respeto
que los pequeños tienen hacia sus padres, están estrechamente vinculados
con la convicción de que los padres unidos están en posesión de todo el cjo
nocimiento del mundo y, en las fantasías más primitivas, tal conocimiento
es sentido como contenido, concretamente, en el pecho materno. Estas fantci
sías pueden observarse en los sueños, como en los sueños de bibliotecas:
en Londres, por ejemplo, la biblioteca del British Museum que es particu­
larmente amplia y debajo de una gran cúpula, transcurre a menudo en los
sueños de los pacientes como biblioteca-pecho que contiene todo el conoci­
miento del mundo. La cualidad mental que padre y madre poseen o bien, en
un nivel más primitivo, que el pecho posee, es la omnisciencia.

Los "padres unidos" (escena primaria y objeto combinado, según la


terminología psicoanalítica) son vividos como el poder de hacer cualquier
cosa, esto es como omnipotentes y omniscientes.

Estas dos cualidades: la omnipotencia del objeto combinado y la om­


nisciencia del pecho, son objeto de la más intensa envidia por parte del
niño y es esto lo que él más desea obtener de los padres. Esto parece que
surge muy pronto cuando el niño es capaz de usar el lenguaje que es la re­
presentación de la posesión parental de la omnipotencia y de la omniscien­
cia.
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El niño desarrolla entonces no sólo su capacidad de usar el lengua­


je, sino que además lo inviste de poderes concretos y mágicos- Deseo subra.
yar el rol del lenguaje en la sumisión del niño a los padres y la aditud
hacia el lenguaje que el niño pequeño tiene en la familia.

Cuando el niño comienza a ir a la escuela en los años que nosotros


llamamos período de latencia, el concepto de aprender es focalizado sobre
todo en el aprender el nombre de las cosas. Cuando el niño aprende el nom­
bre de algún objeto cree saber todo sobre ese objeto: si un niño aprende
que un objeto se llama avión, él no sólo cree saber volar, sino también
cree que puede construir uno, y cuando hace un pequeño objeto-avión, esto
en su mente es un verdadero avión. El niño en edad de latencia que es ca­
paz de usar el lenguaje de esta manera concreta, y cree saber todo de una
cosa cuando conoce su nombre, está ejercitando su sentido de omnisciencia,
pero este sentido de omnisciencia es diferente de la omnisciencia de los
*

padres, ya que está basada sobre una constricción de la imaginación. El no


conoce todo, pero cree que todo lo que conoce es todo lo que hay para cono^
cer. Y esta sumisión en el uso del lenguaje, convicción de que los padres
conocen todo, se fractura cuando comienza la pubertad. Lo que les estoy
describiendo es un modo de entender lo que pasa en el momento de la puber­
tad, una forma que no pone énfasis en la sexualidad, sino en el conocimieii
to y la comprensión.

El gran misterio para los niños es que los padres "sepan cómo hacer":
el saber -cómo hacer niños es la esencia de su gran potencia. En la puber­
tad, el niño descubre que sus padres no saben cómo hacer niños. Esta puede
ser considerada la más grande desilusión de la adolescencia, que se inicia
con la pubertad, y que permite al niño liberarse de la sumisión a los pa­
dres como divinidades que lo saben todo. Y cuando el adolescente se libera
de esta sumisión a los padres como personas que saben todo y que deben sa­
ber todo porque conocen el gran secreto de cómo hacer niños, irrumpe todo
el mundo de confusión que se había mantenido escondido tras la convicción
de la omnisciencia de los padres. Y descubre también que las palabras no
significan aquello que dicen, que no contienen significado por sí mismas,
que las mismas palabras tienen diferentes significados según de quién pro­
vengan. El adolescente por lo tanto, siente que el mundo de los adultos es
un cúmulo de hipocresía. Y esto lo hace dudar de todo, y naturalmente de
5 .-

lo principal que debe dudar es de ser hijo de sus padres en el sentido


real. El debe elegir entre la teoría de que él es padre de sí mismo y se
hizo solo, de alguna manera, y que sus padres están "en algún lugar" en
sentido fabulesco o abstracto. La elección entre ser él mismo sus propios
padres, o el sentir y el teorizar que se creó a sí mismo y que es el hijo
de alguna entidad abstracta patriarcal como, por ejemplo, Dios, o determi­
nado equipo de fútbol, es en extremo crucial. Esta es la crisis de identi­
dad, y otra área de confusión que recubre todas las demás confusiones, es
el problema esencial del mundo de los adolescentes.

Es muy importante considerar que todo lo que emerge en el momento de


la adolescencia, existía ya antes del período de latencia y que la novela
familiar cuando está fuertemente enraizada en un niño, deriva de una ca­
rencia en el período de latencia y contiene fantasías infantiles que no
fueron suficientemente reprimidas.

En esta crisis de identidad y en la agudizada pérdida de la identi­


dad familiar que el muchacho experimenta en la pubertad, lo que importa
es la elección entre la idea de haberse hecho a sí mismo y la idea de que
sus propios padres están en algún otro lugar, en cuanto de esta elección
surge la posibilidad de identificarse con la comunidad de los adolescen­
tes. La decisión de aceptar temporariamente entre la identidad de un sim­
ple adolescente en la comunidad de los adolescentes, o bien de ser un indi^
viduo aislado que se hizo solo y que tiene una misión única en el mundo,
una grandiosa misión, es una decisión crucial para el adolescente.

Hasta aquí he descripto no tres sino cuatro diferentes comunidades:


el niño en la familia, el mundo de los adultos, el mundo de los adolescen­
tes y el adolescente aislado.

Pienso que es importante recordar que el individuo está en constante


movimiento hacia adelante o hacia atrás entre estas cuatro posiciones: ha­
cia atrás en ser un niño, hacia adelante en ser completamente adulto, ha­
cia atrás estando en el mundo de los adolescentes, hacia atrás estando en
la familia. De esta descripción resulta que el intentar un análisis con un
adolescente es extremadamente difícil, no está todavía anclado en ningún
lugar. Cada participación en una de estas cuatro comunidades separadas im-
6 .-

plica un estado de la mente, o se manifiesta con estados de la mente que


están muy "aislados" unos de otros. Se encuentra por lo tanto en una posi­
ción llena de tormento, en la que siente que nadie puede ayudarlo. Y es
justamente porque siente que nadie puede ayudarlo, y que debe de algún mo­
do ayudarse por sí solo, que tiende a centrar su atención en la sexualidad,
tratando de encontrar en el pasado una identificación con los padres primi
tivos unidos, en el sentido de conocer todo y de ser capaces de hacer todo.

Cuando el adolescente tiene la sensación de que está buscando de a-


vanzar y de tornarse muy potente -un individuo que conoce todo y que puede
controlar el mundo para adaptarlo a sí mismo- intenta también encontrar su
camino hacia atrás, hacia algo que abandonó durante el período de latencia,
en el momento de la crisis del complejo edípico a la edad de cinco o seis
años. Tratando de encontrar su camino hacia adelante en ser un adulto -en
el sentido de ser potente e independiente- y al mismo tiempo en tratar de
encontrar su camino hacia atrás -en el contacto con los objetos que cono­
cían todo y que podían hacer todo- trata de dividirse en dos partes y de
restablecer la diferencia entre sí mismo adulto y sí mismo niño: el joven
vive todo de manera extremadamente confusa. Encuentra su camino hacia ad£
lante actuando en el mundo externo: por medio de relaciones sexuales, apr£
bando los exámenes, encontrando trabajo, ganando dinero, etc.. La forma en
que encuentra su camino hacia atrás es soñado, interesándose por el arte,
la literatura, en afrontar problemas relacionados con el desarrollo cultu­
ral de la comunidad, en la política considerada en sentido abstracto, en
el ideal, que emerge en la adolescencia, del tipo de mundo que él quisiera
contribuir a crear. Por lo tanto en la adolescencia se encuentra este ex­
traordinario "splitting": por un lado la envidia, el egocentrismo, la ambjl
ción, la falta de piedad que lo llevan hacia la independencia; por el otro
el altruismo, el preocuparse por los demás, la emotividad, la sensibili­
dad, que lo llevan hacia atrás, hacia las artes, la literatura y las rela­
ciones íntimas.

La Dra. Harris pide al Dr. Meltzer que aclare el significado de la


palabra "volver hacia atrás", que podría confundirse con la regresión.

No cambio la palabra "atrás" -prosigue el Dr. Meltzer- porque pienso


que el adolescente se siente empujado hacia atrás, hacia su infancia, en
7 .-

un estado de falta de ayuda y tiende a experimentar todas las sensaciones


tiernas, el arte, el altruismo, como aspectos de sí mismo que amenazan con
devolverlo hacia atrás, hasta volverse de nuevo un niño.

Una de las paradojas de la adolescencia es justamente esto: el ado­


lescente piensa que lo que lo hace avanzar en el mundo adulto es en reali­
dad regresivo, mientras que lo experimentado como aquello que lo empujaba
hacia atrás, hasta volverlo nuevamente un niño, es en realidad lo que
lo hace adulto. En otras palabras, se podría decir que el adolescente se
encuentra en un estado de confusión y desilusión enormes con respecto a
la organización del mundo que experimentó en su infancia.

En lo que respecta al mundo externo se encuentra moviéndose entre


estas distintas posiciones; el volver hacia atrás hasta volverse niño, el
ir adelante para ser adulto, el estar en el mundo de los adolescentes o
sentirse muy aislado, separado y "grandioso". Su sensación es la de que, p¿
ra crecer, debe avanzar sin piedad, volverse hábil y tener éxito. Lo que
él piensa que puede volverlo a la infancia: las sensaciones, las emocio­
nes, la fascinación de la infancia en sí misma, del apego y el convenci­
miento de la belleza del mundo y de su propia impotencia y debilidad, lo
llevan en cambio adelante hacia el mundo adulto, mientras que la falta de
piedad, en realidad, le impide hacerse adulto. El punto crucial en su deci
sión, en ir hacia adelante o volver atrás es el problema en lo que respec­
ta al "sufrimiento mental": "¿él no debe tener piedad, para tener éxito in
frigiendo sufrimiento a los demás, o debe volver atrás y padecer él mismo
ese sufrimiento?". Esto crea un problema también desde el punto de vista
técnico: nos son enviados para tratar por lo menos dos tipos de adolescen­
tes: 1) los adolescentes que sufren y que parecen tener miedo: probablemen_
te éstos no necesiten realmente nuestra ayuda, porque éstos, están buscan­
do su camino hacia atrás, 2) el adolescente aislado, el que se ha aislado
y no siente que está en dificultades, pero del cual todos los demás se
preocupan.

Raramente vendrán en cambio los jóvenes que avanzan sin piedad, que
tienen éxito y que aprendieron la técnica de infrigir sufrimiento a los de_
más.

Por esta razón, los pacientes adolescentes pueden dividirse en dos


8 .-

categorías:

La primera es la categoría de los jóvenes que, más o menos, vienen


solos porque se encuentran en un estado de gran "strees" y es maravilloso
trabajar con ellos; pertenecen a la segunda categoría los jóvenes que nos
son enviados por los padres o por la escuela, o los delincuentes, los que
son enviados por los tribunales, etc., con éstos es muy difícil intentar
trabajar.

Los adolescentes que en general nosotros no vemos, son aquellos de


la tercera vasta categoría intermedia, los que tienen éxito, los que avan­
zan despiadadamente y que terminan viviendo, ya adultos, una vida que no
es otra que una repetición del período de latencia. Estos constituyen la
burguesía y se vuelven neuróticos en su tardía vida adulta.

Abriré aquí la discusión sobre la situación externa de los adolescen_


tes, antes de pasar a exponerles la estructura interna sobre la que se ap£
yan esta confusión y estas "tentativas" de ubicarse.

La Dra. Nissim pide que se precise mejor la tercera categoría, la de


los adolescentes que con éxito y despiadadamente avanzan y su relación
con la burguesía, y quisiera también que se precisasen mejor las tres cat£
gorías.

Dr. Meltzer: generalmente vienen a nosotros dos tipos: 1) el que nos


es mandado porque los padres o la escuela están preocupados, 2) el que vi£
ne en general espontáneamente porque está en un estado de gran stress por
algún agotamiento físico o porque está en un estado de ansiedad; el tercer
tipo está constituido en cambio por los que tienen éxito y consiguen librar^
se de los agotamientos, de la ansiedad, de la pena, a través del éxito,
poniendo a los demás celosos, envidiosos, haciéndolos sentir inútiles. Es­
ta categoría continúa avanzando y parece fijarse, hacia los veinte años,
en un tipo de organización de "latencia burguesa": éstos se vuelven neurjS
ticos, o mejor dicho, irrumpe la neurosis, generalmente hacia los treinta
años o más.

Les recuerdo que el día de hoy está dedicado a la psicología general


de la adolescencia, como preparación al seminario del sábado, cuando trata_
ré en líneas generales de los diferentes tipos de psicopatologías: la psi-
9 .-

copatología del adolescente aislado, la del adolescente que sufre y la del


adolescente que tiene éxito.

El Dr. Mancia pide se precise sobre la desilusión que el niño tiene


con respecto a los padres, cuando descubre que ellos no saben cómo hacer
niños.

Dr. Meltzer: en la pubertad, el niño es como si descubriese que los


padres tienen solamente relaciones sexuales, que los padres no sólo no sa­
ben hacer niños, sino que la madre no es siquiera capaz de arreglar la ins_
talación eléctrica, que el padre no sabe ser plomero, que ambos son inca­
paces; que no saben más que hacer algunas cosas y, más tarde, que ellos no
saben hacer un niño pieza por pieza, etc.. Explicaré cuando hable del mun­
do interno, qué significado tiene hacer un niño. Con respecto al mundo ex

terno, ellos descubren que sus padres no saben hacer niños, que tienen só­
lo relaciones sexuales que no son muy diferentes de las que tienen los pe­
rros y los gatos.

La Dra. Nissim pregunta si los adolescentes pueden también llegar a


negar toda actividad sexual entre los padres, no sólo desde el punto de
vista de la creatividad, sino negar que ellos tengan realmente relaciones
sexuales, y recuerda una paciente que decía que ella no había nacido de
sus padres, sino que había sido sólo educada por ellos.

Dr. Meltzer: para un adolescente es muy fácil negar las relaciones


sexuales actuales de los padres, es tal vez más difícil que éste niegue
que los padres hayan tenido relaciones sexuales una vez o dos.

Les hablé hoy de la adolescencia, en una perspectiva particular que


pone el acento en el problema del conocimiento, de la comprensión, por en­
de, de la identidad. Les he descripto cómo el niño en el período de laten-
cia experimenta esta desilusión con respecto a sus padres, particularmente
en relación a su teoría de que ellos lo saben todo, pueden hacer todo, y
cómo el descubre que ellos no saben hacer nada, y a duras penas consiguen
hacer algo. Esto lo sume en un estado de confusión casi total y pone fin a
su teoría del período de latencia, y aquello que le hubiese sido suficien­
te hubiera sido portarse bien y que los adultos le hubiesen enseñado todo
lo que debía saber.

El niño llega a la conclusión que ellos no sólo no saben todo, sino


10.-

a duras penas saben algo, aún pretendiendo saber, a los fines de mantener
un tipo aristocrático de tiranía sobre todos los niños del mundo.

Entra entonces a formar parte de la comunidad de los adolescentes,


que es fundamentalmente rebelde y que tiene la finalidad de adueñarse del
poder. La forma en que intenta hacer esto es tratando de tener éxito, ga­
nar dinero, obtener poder, influencia, etc.. Y naturalmente el punto cen­
tral de todo esto tiene que ver con el logro de la libertad sexual. Ha 11¿
gado ahora a la conclusión de que la sexualidad es un deporte, el deporte
preferido de los adultos y que tiene poco o nada que ver con hacer niños;
sin embargo, se halla en una extrema confusión con respecto a la sexuali­
dad, como por otra parte lo está con respecto a todas las cosas.

Desearía ahora volver atrás, al problema de la infancia y de la pri-


mera juventud , para discutir con ustedes la naturaleza de esta confu­
sión, que fue momentáneamente dejada de lado en el período de latencia. Li­
no de los primeros y tal vez uno de los más importantes cambios en la teo­
ría psicoanalítica, introducido por M. Klein en los trabajos de Freud, ha
sido el énfasis puesto sobre el primer conocimiento. M. Klein descubrió
que para el niño pequeño el conocimiento significa, esencialmente, conoci­
miento del cuerpo de la madre. Su teoría es que la demanda de conocimiento
del niño está relacionada con la fantasía de penetración del cuerpo de la
madre, en el cual él piensa están contenidos y custodiados todos los secre^
tos. Pero en la fantasía del niño de penetrar en el cuerpo de la madre, pa
ra descubrir sus secretos, está también el descubrimiento de que puede ha­
cer mucho daño al cuerpo materno, a causa de sus malas intenciones. Ya tem
pranamente en la infancia, se halla frente a la necesidad de proceder a un
splitting frente a estas intenciones: buenas y malas intenciones. Las bue­
nas intenciones consisten en desear entender y adquirir el conocimiento,
las malas intenciones en desear robarle a la madre el conocimiento, que
significa poder. M. Klein sostiene que este splitting primario, la ideali­
zación primaria del self y la división del objeto en bueno y malo, son el
fundamento de un desarrollo normal. La confusión entre bueno y malo irrum-

(2) N. del T.: "Fanciullo" = jovencito entre diez-doce años.


1 1 .-

pe nuevamente en la pubertad. Más tarde surge el descubrimiento de que la


fantasía de penetrar en el cuerpo de la madre implica también una inten­
ción de identificación de tipo ilusorio que llamamos "identificación pro-
yectiva" .* Este es el segundo tipo de confusión que emerge en los adoles­
centes: la confusión entrené! self y el objeto en relación con la identi­
ficación. Y ésta resurge en la pubertad, apenas comienzan a desarrollarse,
en el cuerpo, las características del adulto: la zona púbica, el pecho y
el desarrollo de los genitales: la forma más característica que puede asu­
mir es, por ejemplo, la de mirarse en el espejo y no saber ya, en ese mo­
mento, si se ve a sí mismo o al cuerpo de sus padres. De esto surge la pre_
ocupación de los adolescentes por la vestimenta. A causa de estas fanta­
sías primitivas de entrar en el objeto, que acompañan a la identificación
proyectiva y a la identificación con el objeto sexual, surge la confusión
entre masculino y femenino. Esta confusión es expresada por el adolescente
con el preocuparse por el desarrollo del propio cuerpo y de adecuadas ca­
racterísticas sexuales. La confusión entre macho y hembra, con respecto a
la identificación, es agravada por el ingreso a la bisexualidad en el mo­
mento de la adolescencia. Estos dos tipos de confusión entre masculino y
femenino, y entre bueno y malo, cuando se unen, crean la confusión entre
la sexualidad buena y la sexualidad perversa. El joven, por ejemplo, no
puede distinguir claramente entre sus intereses femeninos y su inclinación
homosexual perversa. Cuando el niño entra en la edad de la latencia, recu­
rre por lo común al mecanismo de negación de la realidad psíquica, exclu­
yendo el conocimiento, las fantasías internas, el mundo de los sueños, la
emotividad conectada con las relaciones internas, y cuando esta negación
de la realidad psíquica cae, en la pubertad, el joven se halla frente a u-
i %

na gran confusión entre relaciones internas y relaciones externas. Durante


el transcurso del complejo de Edipo pregenital y genital, el niño debe ela_
borar una serie de confusiones que tienen que ver con la función de las di_
ferentes partes del cuerpo en relación al objeto. Estas confusiones de zo­
nas tienden a dar lugar a combinaciones particulares: la combinación boca-
vagina-*ano, pezón — lengua - heces. Por lo tanto el niño debe aprender a dis_
tinguir entre tener el pezón en la boca, el pene en la vagina, las heces
en el recto y las demás zonas relacionadas con éstas. Todas estas confusio
nes que irrumpen nuevamente en la pubertad, y se acompañan de la desilu-
12.-

sión con respecto a los padres, tienden a volver cínico al adolescente; es_
te cinismo podría ser definido como "relatividad moral": todo es relativo,
sin significado, se puede hacer todo lo que se quiere. Esta tiende a ser la
ética de la comunidad de los adolescentes, en cuanto ellos se encuentran
en una relación de rebelión frente al mundo adulto, e implica un tipo de
idealización de la confusión, o bien que la confusión es una cosa buena. La
única forma de mantener dicha ética es la indiferencia por las consecuen­
cias que podrían traer a los otros sus propias acciones. Esto genera el
concepto de éxito como fin último. Este tipo de cinismo y falta de piedad,
puede ser mantenido solamente por medio de una continua negación de la rea^
lidad psíquica, en el sentido particular dado a tal negación por M. Klein,
y puede ser superado a través de la posición depresiva. Recuerdo que la e-
sencia de la posición depresiva es que el objeto y el bienestar del objeto
aparecen como más importantes que el propio bienestar. Es muy difícil para
los jóvenes mantener la negación de la realidad psíquica, cuando éstos em­
piezan a preocuparse por otro. Es en este momento que se empieza a mani­
festar el afecto por otro individuo y por lo tanto emerge, de la negación,
la posición depresiva en relación al objeto interno. Por lo tanto, cuando
los adolescentes empiezan a sufrir, es casi siempre por estados depresivos
de diferentes tipos que toman la forma, en sus fantasías inconscientes y
en sus sueños, de ansiedades depresivas acerca del daño causado al objeto
en la búsqueda del conocimiento.

Para salir de su estado confusional deben reencontrar el deseo de en_


tender, que tiene su fundamento infantil en el deseo de entrar en el cuer­
po de la madre, donde el conocimiento está "contenido", y encontrar la veir
dad de las cosas. Esto despierta todas las ansiedades infantiles relación^
das con la avidez, la envidia y los celos. Despierta en particular la envi
dia por la madre que posee todos estos conocimientos, despierta esta avi­
dez, ya experimentada en la infancia, por el alimento que es dado a través
del pecho, y despierta celos muy primitivos hacia los niños contenidos den_
tro de la madre, que son sentidos como niños aristocráticos que comparten
el conocimiento que la madre posee. Por lo tanto el adolescente que ha co­
menzado a experimentar la ansiedad depresiva en su intento de salir de la
confusión, vuelve a caer siempre más profundamente en la ansiedad depresi­
va y, a medida que busca encontrar su camino para salir de la confusión,
cae aún más en la confusión.
13.-

Es en este punto que el adolescente deprimido debe redescubrir la ge_


nerosidad del objeto; debe redescubrir que, si espera ser alimentado, si
espera que el conocimiento le sea dado, si formula su problema y espera la
respuesta, todo esto le llegará. Debe por lo tanto redescubrir que no pue
de usar su mente como una máquina, no puede guiarla, no puede forzarla a
hacer lo que él quiere; debe redescubrir que su mente es esencialmente al­
go de lo que él es dependiente y no es algo que puede usar del mismo modo
en que usa sus autos o sus chicas. De tal manera el adolescente que es ca­
paz de soportar ser miserable y sufrir ansiedades depresivas y que es ra­
paz de soportar el consiguiente sentimiento de falta de ayuda, redescubre
el objeto dentro de su mundo interno,'^objeto del cual puede depender para
resolver sus dificultades. Dicho entonces en otras palabras, se puede de­
cir que el adolescente redescubre de tal modo que objeto de su mundo inte£
no puede esclarecer y eliminar tal confusión y decirle la verdad sobre las
cosas, si consigue soportar el sufrimiento que le llega por ser nuevamente
dependiente de la propia mente como un niño. De la aceptación de su impo­
tencia y de la repetición de aquella experiencia de impotencia que el niño
experimenta en las relaciones con su madre, el adolescente descubre nueva­
mente el objeto en su mundo interno, objeto con el cuál se puede identifi­
car de modo distinto. Descubre la modalidad de la identificación introyec-
tiva, que consiste en su mayor parte en admiración y en "inspiración". Y
a través de este proceso de identificación experimentada como "inspira­
ción", se torna gradualmente un verdadero adulto, cuyas cualidades son fun_
damentalmente las parentales. Esta forma de identificación con las cualida_
des parentales que son la fuerza, la generosidad, la bondad y sobre todo
la belleza del.objeto contrasta con la modalidad de la identificación pro-
yectiva que es inmediatamente desilusoria y que está relacionada con el o_b
jeto pleno de poder y éxito. Por lo tanto, por una parte está la identifi­
cación introyectiva que es una inspiración no inmediata, pero que avanza
poco a poco; por otro lado en posición antitética, la identificación pro-
yectiva de tipo narcisista inmediata, que implica la identificación prima­
ria con el poder y con el éxito del objeto. (Estas identificaciones son an_
titéticas ya sea con respecto a la modalidad como al contenido).

Quiero subrayar aquí la pena, la lentitud, la impotencia, que está


implícita en este redescubrimiento del objeto. El adolescente está en con-
14.-

tinuo movimiento entre estas diferentes "comunidades" porque el proceso de


crecimiento es tan doloroso, que puede soportarlo sólo por un breve lapso
de tiempo; huye del mismo, ya sea refugiándose en la cínica comunidad de
los adolescentes, ya sea volviendo atrás hasta volverse de nuevo un niño
en la propia familia, ya sea luchando por tener éxito y status. Desde el
punto de vista del adolescente, en cuanto al trabajo terapéutico, habría
que intentar crear un lugar donde este proceso se pueda desarrollar lo más
sistemáticamente posible y al mismo tiempo permitir al adolescente sufi­
ciente movilidad como para que pueda huir,cuando para él resulta insoportja
ble. No se puede por lo tanto pensar en llevar adelante, con adolescentes,
un tratamiento psicoanalítico en forma sistemática y organizada, como se
espera hacer con un adulto, o como se puede generalmente lograr hacer con
un niño. Para concluir, esta descripción que hice del adolescente dejó más
que en segundo plano la sexualidad; hice esto porque el problema de la
sexualidad emergerá en la presentación que la Dra. Harris hará mañana y eji
tonces tendrán la oportunidad de discutirlo, y también porque creo que cual,
quier discusión sobre la sexualidad en los adolescentes, tiende a volverse
muy moralista si no se entiende la confusión y la tentativa que el adoles­
cente hace para salir de ésta.

Si se piensa que para el adolescente la sexualidad consiste ante todo


en una búsqueda de satisfacción del placer sexual, nos colocamos en térmi­
nos de aprobación o desaprobación. No se puede realmente entender la nece_
sidad apremiante de la sexualidad, si no se entiende el stress de la confu
sión que el adolescente trata de resolver a través de la actividad sexual.
Dicho de otro modo, si piensan que la sexualidad del adolescente está so­
bre todo ordenada por la búsqueda de satisfacción del deseo, o lo aproba­
mos, diciendo que es algo bueno, o lo desaprobamos diciendo que es algo ma
lo, pero no entendemos la esencia, porque la necesidad apremiante surge de
la confusión que el adolescente trata de resolver.

Dra. Nassim: a propósito de lo que el Dr. Meltzer dice de la sexualjl


dad, pone en evidencia la diferencia entre el enfoque kleiniano y el freu-
diano.

Dr. Meltzer: agrega que Freud justamente tiende a considerar la se­


xualidad desde el punto de vista del Ello, más que del Yo.
15.-

Dr. Moretti: pregunta si este ir hacia adelante y hacia atrás típico


del período adolescente, se puede producir también en otras edades.

Dr. Meltzer: dice que, poniendo el acento sobre la confusión ha tra­


tado de explicar lo que significa para el adolescente vivir en diferentes
comunidades al mismo tiempo y por qué el adolescente debe moverse "hacia
adelante y hacia atrás" durante su desarrollo: a las diferentes comunida­
des corresponderían diversos estados de la mente. Subraya nuevamente el
concepto de lafcuatro comunidades y su relación con la confusión: 1) En la
comunidad de los adolescentes, el adolescente idealiza la confusión. 2) la
fe en la comunidad de los audltos, en la búsqueda del éxito, del status,
implica la negación de la confusión. 3) El volver hacia la familia, resta­
blece la idealización de los padres. 4) El aislamiento tiene como conse­
cuencia el acentuarse de la megalomanía y de la omnipotencia. En este sen­
tido el proceso de desarrollo del adolescente es distinto del que transcu­
rre en la niñez o en la edad adulta.

La Dra. Del Cario Giannini pide una nueva aclaración del concepto de
conocimiento.

Dr. Meltzer: la teoría psicológica del conocimiento, que yo sigo, es


la formulada primero por el Dr. Bion en particular en A p r e n d ie n d o d e l a Ex_

p e r ie n c ia . Esta teoría se basa en el concepto de que existen dos tipos de


conocimiento: 1) El conocimiento de las cosas que viene directamente de la
autoridad. 2) El que surge de la experiencia y que es verdadero conocimieri
to. Para alcanzar este último, la persona debe desenvolverse en el mundo,
en un tipo de relación emotiva que la lleva a un estado de confusión y de
angustia por lo tanto debe dirigirse a su objeto interno y proyectar aque­
lla parte de sí que está en estado de angustia y confusión. El objeto in­
terno resuelve la confusión y le devuelve la parte proyectada, con la con­
fusión resuelta. En otras palabras, el pensar vuelve dependiente una parte
de la mente que experimentada como objeto y no como si mismo.

Dra. Harris: subraya que la teoría de Bion puede estar ligada con la
teoría de Mrs. Bick.

Dr. Meltzer: agrega que ciertamente está ligada a esta teoría, que
pone en evidencia el rol de la madre como primera contenedora de la parte
infantil del sí mismo, cuando se encuentra en un estado de angustia. Se
1 6 .-

trata de la teoría de la función de la piel como primera contenedora


las angustias infantiles (primer proceso de identificación introyectiva).

Dra. Harris: agrega que para que tal objeto interno se pueda estable_
cer, debe haber para el niño un objeto externo, que debe poder ejercer ad£
cuadamente estas funciones de contenedores.

Dr. Meltzer: el contenedor que se vuelve objeto interno, es aquel o_b


jeto con el cual el Yo puede identificarse y ser capaz de contener la pro­
pia angustia. Con respecto a la teoría del conocimiento y el problema de
resolver la confusión, el sí mismo no puede explicar por sí solo esta fun­
ción, sino que debe recurrir al objeto interno. Por esto sostenemos que u-
no de los aportes más importantes de la labor analítica con el adolescente,
es hacerle descubrir su vida fantasmática y la importancia de ésta, para
poder proseguir su proceso de desarrollo. Por ejemplo, es muy importante
para el adolescente, en la labor analítica, aprender a esperar los sueños,
esperar hasta que algo sea juntado y resuelto, para poder entender el sue­
ño que contiene la resolución del conflicto. Todo esto será ilustrado maña_
na por la Dra. Harris.

Dra. Harris: el adolescente deberá llegar al punto de decir que nece;


sita ayuda, porque no aguanta más, de darse cuenta que no puede hacer todo
solo, y también lograr concebir que ha experimentado en el pasado algo que
existe y que puede volver a experimentar a través del sueño.

Dr. Meltzer: en el tratamiento con adolescentes es muy importante el


problema relacionado con el acting-out. Cuando el adolescente está en ple­
na confusión puede tratar de resolverla esperando, esperando que emerjan
los sueños y continuando con la labor analítica, o bien alejándose del an^
lisis cuando la angustia es muy fuerte. En este último caso, se debe pernú
tir al adolescente alejarse. Este es un problema "económico". Querría tam­
bién subrayar que el moverse de un adolescente de una comunidad a otra, co_
mo ya describí, no es lo mismo que un acting. El acting es lo que decía la
Dra. Harris, el no esperar, pero tratar de resolver los conflictos con la
experiencia.

En un tratamiento con adolescentes, cuando los sueños se acaban, cuari


do el paciente pierde sesiones, cuando el material está todavía muy lejano,
ocurre a veces que hay que esperar. Y no se debe deducir que el paciente esté
17.-

haciendo un acting. Pienso que se lo puede entender a través del material:


si en presencia del material y a la espera de la interpretación, el pacier:
te se aleja del análisis, significa que la situación analítica es tan insjo
portable que él se aleja, se va. Podrán ver esto mañana en el material de
la Dra. harris: para la paciente que vive en Londres y que está en análi­
sis, la situación es tan insoportable que ella se va, yendo a visitar a su
familia que vive en otra ciudad.
18.-

CAPITULO II:

PSICOPATOLOGIA DE LA ADOLESCENCIA

Se puede ver a la adolescencia desde una óptica particular, como lu­


gar en el cual hemos estado y que hemos atravesado en un momento de nues­
tra vida. Aún estamos buscando entender qué cosa paso entonces. Hemos vis­
to las cuatro "comunidades", en la cuales el adolescente se mueve: la co­
munidad de los adolescentes, la familia y los progenitores, el adolescen­
te aislado; hemos visto cómo el adolescente siente el mundo adulto en el
cual desea entrar, y su continuo moverse entre estas comunidades. Como he
subrayado, el individuo habitualmente se mueve entre estas cuatro comunidci
des y luego encuentra la senda para salir.

En el intento de usar esta aproximación, para mejorar nuestra capaci


dad de entender y observar al adolescente y para comprender su psicopatolo_
gía, podría ser muy útil intentar describir el individuo "adolescente", que
pertenece a una de estas comunidades. Buscare entonces describir el adoles_
cente representativo de alguna de estas cuatro comunidades, con sus carac­
terísticas psicopatológicas, recordando el peligro que corre de permanecer
fijado a una determinada posición y de no conseguir más salir. Ante todo,
centraré la atención sobre el "individuo" que busca permanecer enla fami­
lia, después intentaré describir el individuo que intenta entrar velozmen
te en el mundo adulto, hablaré después del individuo aislado y del adoles­
cente en la comunidad de los adolescentes. De estos cuatro tipos, como yá
he dicho, llegan a nosotros para el tratamiento: el individuo aislado por
el cual todos se preocupan, y el individuo en la comunidad de los adoles­
centes que sufre y que solicita él mismo tratamiento. Los otros dos tipos:
aquél que está en la familia y aquél que intenta entrar velozmente en el
mundo adulto, no los veremos en la adolescencia -en este momento no solicjL
tan nuestra ayuda- pero los veremos más tarde y cuando llegaran al trata­
miento será para "construir" toda su etapa adolescente.

Primeramente trataré de reconstruir el prototipo del adolescente que


está en. la familia. En familias muy unidas, donde el niño tiene un período
de latencia estable, generalmente con los padres que intentan ayudarlo, la
teoría del período de latencia es que todo aquello que el niño debe hacer
es esperar: los padres deben introducirlo en el mundo de los adultos, pre-
19.-

sentarles este mundo y equiparlo para entrar en la vida adulta. Este períje
do se encuentra estabilizado en el chico: los niños son buenos niños que
siguen las ambiciones y las aspiraciones de los padres, terminan su escue­
la, generalmente emprenden carreras que tienen que ver con la familia, su
mundo social es en el fondo el mundo social de los padres con el cual tam­
bién los padres tienen algo que ver. Sus primeros flirts están habitualmen^
te ligados al mundo de los padres, en tanto se trata de flirts con amigos
de los padres; con experiencias sexuales mínimas se meten y arman una fa­
milia reproduciendo el modelo familiar que los padres les han presentado.
El tipo de casa que establecen y ponen, es precisamente el tipo de casa de
dos corazones y una canpana; ellos planifican tener uno o dos niños y cria_r
los del mismo modo en el cual ellos mismos han sido criados. Nosotros los
vemos frecuentemente en la Child Guidance Clinic, más tarde, porque se en­
cuentran teniendo problemas y se sienten impotentes frente a sus propios
hijos. Estos individuos representan un tipo de evolución psicológica: per^
manecen así durante toda su vida, en una prolongación del período de lateri
cia, llevando adelante un modo de vivir "irreal", casi de fábula, peculiar
del período de latencia.

El segundo tipo de muchacho (el que intenta entrar velozmente en el


mundo adulto) está caracterizado en cambio, por un ambiente familiar que
crea, cercano al fin del período de latencia, insatisfacción en la familia
en relación a la comunidad Externa. Tal insatisfacción está frecuentemente
ligada a una decepción por parte del padre del mismo sexo. Este tipo de ni
ño desarrolla ambiciones muy precisas y tiene un esquema frecuentemente li.
gado con las ambiciones que el padre del mismo sexo no ha podido realizar.
En el momento de la adolescencia parece que entra en un túnel y debe mar­
char hasta el fondo del mismo. Sin poder ser distraído por aquello que conjs
tituye el mundo adolescente de afuera, debe alcanzar a cualquier costa a-
quello que está al fin del túnel. Naturalmente el tipo de ambiciones a las
cuales aspira puede ser extremadamente variado, de tal manera que no se
pueden describir claramente sus objetivos y el fin puede ser diverso: puede
ser la fama, el dinero, un marido, una esposa de cierto tipo, etc....

Pero si bien no se puede definir el fin, se puede definir el método


o bien la preocupación de llegar al otro extremo del túnel.
2 0 .-

Ahora hablaré del individuo aislado. Forma parte de una categoría que
presenta la psicopatología más severa, más grave. Elemento esencial, en
tal individuo, si tenemos en cuenta el punto de vista en el cual estamos
colocados, es la caída de una "grave" idealización de los padres y la inca­
pacidad de reconstruir esta idealización, moviéndose hacia algo de lo más
concreto, que puede la servida política, la vida de la comunidad, etc....
El se retira a una organización narcisística en la que se "construye" vi­
viéndose como padre o como madre de sí mismo. Son estos los tipos de indi­
viduos que desarrollan una megalomanía "tranquila", por la cual sienten
tener una misión a cumplir en el mundo. Es muy natural para estos mucha­
chos que se sienten progenitores de sí mismos, que han abandonado a sus
propios padres, pensar que su propia experiencia sea una experiencia úni­
ca, personal, diferente de todas las 'de los otros.

Naturalmente la mayor parte de los muchachos salen del período de la_


tencia y encuentran la posibilidad, durante la adolescencia, de constituir
una comunidad de jóvenes de la misma edad. Este hecho,muy típico de nues­
tra cultura, parece comenzar con la formación de un grupo de un mismo se­
xo, de muchachos o muchachas. Estos grupos son muy diferentes de los gru­
pos de amigos durante el período de latencia, en cuanto se mantienen jun­
tos principalmente por intensos procesos de identificación. Se vuelve muy
natural para los púberes, que han encontrado un grupo, una barra (gang),
que hablen en términos de "nosotros", en lugar de "Yo". La preocupación
principal durante la pubertad, parece ser la confrontación con el gang fo£
mado por personas del otro sexo y la rivalidad con otros gangs del mismo s£
xo. En un primer momento se trata de gangs en plena revuelta respecto al
mundo adulto, que tienen el objetivo de llevar adelante la guerra de los
sexos: son "grupos de guerrilleros", que realizan pequeños ataques a los o_

tros grupos y obtienen trofeos, que son esencialmente trofeos de experien­


cias sexuales, que representan aquella parte del cuerpo del partenaire que
habría estado ocupada durante la batalla sexual. Cuando esto sucede, duran,
te la pubertad, existe en los jóvenes el deseo y la fantasía que este modo
de ser pueda continuar para siempre: es la actividad más excitante, más
plena de significado que se da al mundo. Pero un poco después comienzan a
aparecer en el grupo los "traidores", aquellos que devienen amigos del o-
tro sexo: las muchachas comienzan a experimentar rechazo por los muchachos
a los cuales infrigieron grandes frustraciones sexuales, los muchachos c£
mienzan a sentirse culpables en la confrontación con las muchachas que har.
seducido y engañado, y vuelta a vuelta estos "traidores" comienzan a salir
del grupo púber y a formar parejas por detrás. Estas parejas comienzan a
formar un nuevo grupo que es el verdadero grupo de la comunidad adolescen­
te rebelde.

Me parece que, desde el punto de vista de la psicopatología, el gru­


po de mayor interés sea el grupo púber, por cuanto en el momento en que el
joven entra en el verdadero grupo adolescente, comienza a poder experimen­
tar vivencias depresivas, es capaz de sufrir y entonces de tener un buen
desarrollo. Aquello que sucede en la comunidad adolescente, es que hay un
movimiento de avance y retroceso tras el viejo grupo homosexual y aquél h£
terosexual. Me parece que la psicopatología se ubica sobre todo en el gru
po homosexual, que podemos también llamar grupo psicoparanoide, mientras
el grupo heterosexual es esencialmente un grupo depresivo, y tiene buenas
posibilidades de desarrollo. Comprenden ustedes que no estoy hablando de
comportamiento homosexual y heterosexual, sino que hablo de motivaciones,
porque desde el punto de vista descriptivo, es muy difícil decir si un com
portamiento tiene significado hetero u homosexual. Como por ejemplo en las
escuelas y colegios, donde se habla mucho de comportamientos homosexuales,
este comportamiento en gran medida tiene un significado heterosexual. Por
el contrario, en individuos que viven juntos pueden haber comportamientos
heterosexuales que tienen un significado homosexual.

Quisiera hablarles ahora de las implicancias patológicas del grupo


homosexual y de su organización. Este grupo púber es de un tipo muy primi­
tivo y consiste de identificaciones que se entrecruzan: cada miembro del
grupo se identifica a través de la proyección en otros miembros. Esto sig­
nifica que los individuos no se identifican tanto con el grupo, cuanto u-
no con otro, con los individuos que constituyen el grupo. Esta identifica­
ción es dada por los procesos de splitting: cada individuo en el grupo jue_
ga un rol particular y para lograr ser un verdadero ser humano, necesita­
ría colocar en conjunto todos los roles. Naturalmente estos roles cambian
frecuertemente: un individuo puede ser agresivo hoy y pasivo mañana; otro
puede ser ávido hoy y generoso mañana y los roles continúan rotando. Es eri
tonces un grupo que tiene como función principal la de evitar el sufrimien_
2 2 .-

to y que funciona de modo particular. No bien apenas el individuo experi­


menta un cierto sufrimiento "resbala fuera". El grupo funciona de manera
de evitar todo el sufrimiento, poniéndolo fuera en el grupo del otro sexo.

Como he dicho antes, este grupo tiende a desintegrarse cuando los in


dividuos, uno por uno, terminan yendo al grupo adolescente heterosexual.
La última persona que habitualmente abandona el grupo púber, es el indivi­
duo más homosexual y más perverso; cuando el grupo tiende a desintegrarse,
siempre hay alguno que tiende a tenerlo todavía consigo. Este individuo es
el que presenta el mayor riesgo de permanecer fijado a una psicopatología
perversa. Intenta entretener a otros de ir al grupo heterosexual adolesceii
te. También los individuos que son entretenidos corren un gran riesgo de
caer en la perversión. En este grupo púber termina entonces por existir
dos tipos de psicopatología homosexual: el activo y el pasivo. El momento
crucial, en lo que respecta al desarrollo del individuo, es la vida en el
grupo púber. En el momento en que este grupo se constituye pueden acaecer
hechos graves sin que los padres puedan tener algún control. Es mi impre­
sión que una vez que el pasaje del grupo púber al grupo adolescente ha aca£
cido, el riesgo de una grave patología o de una estructura de personalidad
muy rígida está al menos en parte evitado. A esta altura, todos los ries­
gos que el muchacho ha corrido son, al menos en parte, disminuidos. Natu­
ralmente esto no significa que un individuo que se inserta en el grupo ad£
lescente no corra más riesgos; pueden haber riesgos aún graves, pero es­
tos provienen de ahora en más del mundo de los adultos, que no saben dar
espacio vital suficiente al grupo adolescente.

El grupo adolescente, en su conjunto, está muy seguro, muy sano: el


individuo puede hacer su propia experiencia con el sufrimiento, no hay rie¿
go de fijaciones o de catástrofe; a menos que sean los adultos quienes im
pongan las restricciones que lleven a los miembros del grupo hacia el neg<a
tivismo.

He intentado dar una evaluación del adolescente, en base a lo que


siento cuando me hablan de estos problemas, en ocasión de las consultas o
en discusiones con los estudiantes de la universidad, etc.... Seguramente
no es fácil prever la evolución de un joven ni precisar las razones por
las cuales se encuentra en una determinada situación; tengo sin embargo
la impresión que la cosas se desarrollan así como lo he descripto. Creo
2 3 .-

que la adolescencia debe ser vista con una mirada panorámica teniendo en
cuenta la focalización de pasaje desde la infancia al grupo púber homose­
xual, y al grupo adolescente heterosexual. Muy importante es evaluar el
grado de tolerancia al sufrimiento de cada adolescente, el grado de sufri­
miento depresivo que están en condiciones de tolerar en relación a la con­
fusión.

Nosotros, como terapeutas, estamos en la posición de deber conside­


rar que un individuo que no sufre lo suficiente en grado de requerir una
intervención, no tiene probablemente necesidad de nuestra ayuda. Natural­
mente esta posición resulta buena: tenemos de esta manera pacientes que
dan resultados maravillosos y con los cuales podemos establecer óptimo ra£
port. Creo que en la vida de un terapeuta, las sesiones más placenteras
sean justamente aquéllas con los adolescentes que solicitan ser curados,
y las más displacenteras con los adolescentes que son curados por otras
personas, en la escuela, en la familia, etc.. Naturalmente, como dije an­
tes, todos nosotros tenemos un modo diferente de ver las cosas, que depen­
de de cómo hemos sido criados, de los frenos que hemos tenido, de nuestra
experiencia. Para que mi aproximación pueda ser útil, es necesario que se
integre con vuestro tipo de aproximación. Probablemente no difieran dema­
siado, sino en el hecho de que yo he puesto el acento sobre la confusión y
sobre el "conocimiento". Me pondría contento si se pudiese iniciar ahora _u
na discusión, porque pienso que en estos dos días de trabajar juntos han
sido enfrentados muchos problemas que se podrían discutir ya sea conmigo
como con la Dra. Harris.

Dra. Mancia: intervención no registrada.

Dr. Meltzer: he perdido desde hace bastante tiempo la ilusión de ser


tan hábil como para poder hacer previsiones, lo que he tratado de hacer
aquí, no es establecer las bases para alcanzar las previsiones, sino sólo
buscar comprender nuestro modo de proceder y rehacer con el mundo del ado­
lescente, o sea las razones por las cuales nos sentimos temerosos, sin es­
peranza, por el contrario en lo concerniente a un adolescente, los motivos
por los cuales tomamos un paciente antes que no tomarlo. Si ustedes se en­
cuentran en el estado de desesperación en el cual yo me encuentro, la úni­
ca política para actuar es aquélla de tomar en terapia todos aquellos que
24.-

entendemos.

Dra. Del Cario Giannini: intervención no registrada.

Dr. Meltzer: la función del grupo homosexual en la pubertad, es la


de contener, de juntar, en el momento que la pubertad para el individuo
inaugura una situación de gran desintegración y ansiedad paranoide, ligada
al período pregenital. Se podría decir desde un punto de vista psicoanalí-
tico que la pubertad es el momento de mayor locura en el desarrollo del in_
dividuo. Me parece que el pasaje al grupo homosexual es esencial para el
desarrollo del individuo, donde evitar una vuelta atrás, el "aislamiento"
o el "apegarse" a la familia o el arrojarse en ese túnel debiéndolo reco­
rrer derecho hasta el final.

Dra. Harris: si el "conocimiento" está ligado a un deseo de llegar a


ser fuerte, importante, puede inducir a una inhibición en el aprendizaje.

Intervención: esta inhibición abarca también inhibiciones de parte


del terapeuta de hablar, de entrar en contacto con el paciente, ¿por qué
el paciente echa esta inhibición también sobre el terapeuta?

Dra. Harris: no creo, es necesario interpretar al paciente la inhi­


bición, de "no trasladarse atrás" como inhibición del terapeuta. *.

Dr. Meltzer: cuando el adolescente a través de la transferencia co-


mienza a desarrollar una intensa curiosidad sobre la vida del terapeuta o
particularmente sobre la vida sexual del analista, creo que el consultorio
se vuelve .de esta manera carga de estas implicancias eróticas, que puede
tener un efecto extremadamente inhibitorio sobre el terapeuta.

Dra. Harris: no creo sea el caso de mi paciente de ayer. Cuando hay


una intensa curiosidad, un interés de saber aquello que sucede en la mente
del analista, esta intensa curiosidad mezclada con envidia "él comprende
estas cosas y yo no las entiendo", es percibido por el paciente como peli_
grosa para el terapeuta.

Dr. Meltzer: el último sueño de la paciente de la Dra. Harris, es el


típico sueño que podría alejar a la paciente del análisis, porque es fun­
damentalmente el sueño de entrar en la vida del analista y de destruir to­
das sus relaciones.
25 .-

Dra. Harris: esto podría ser ejemplificado muy bien con el sueño en
el cual la niña quería ser como la mamá, mejor que la mamá, y quería que
el padre lo advirtiese.

Dr. Meltzer: La Dra. Harris ha hablado de la sed de conocimiento que


proviene de la ambición. Un tipo de ambición es el deseo de ser superior,
otro tipo es el de probar que las otras personas son inferiores. Cuando
la curiosidad por el analista comienza a operar, a buscar defectos, la hi_
pocresía, los puntos débiles, ésta, me parece es la intrusión más destruc­
tiva en la mente del analista. La forma que tal intrusión puede tomar es
una investigación cuidadosa y ruda sobre el método analítico y sobre la vi
da del analista.

Intervención no registrada...

Dr. Meltzer: parece que el grupo adolescente heterosexual tiene dos


funciones: la primera función es la de crear un espacio en el mundo adul­
to, en el cual el adolescente puede ser libre, la segunda es que en este
espacio tenga la posibilidad de llevar adelante la "experimentación" de
las relaciones humanas. Podríamos imaginar que este espacio sea delimitado
por un perímetro, una armadura, tanto más presente cuanto mayor es la agre­
sividad directa en contra de ella por el mundo externo. Este grupo hetero­
sexual es un poco como el arca de Noé: cuando el diluvio ha pasado los a-
nimales salen deLarca en parejas. En este proceso el adolescente se ha i-
dentificado muy poco con el grupo como grupo. Se trata esencialmente de
una identificación negativa: el grupo es un lugar donde los adolescentes
no han tenido necesidad de encontrar un objeto de identificación, pero
donde llevan adelante experiencias necesarias para llegar a una propia i-
dentidad. En esta imagen del arca de Noé, hay una identificación materna,
es decir, un ligamen inconsciente muy fuerte con lo interno del cuerpo de
la madre y con todos los niños contenidos y hay también un sufrimiento de
ansiedad claustrofóbica. Es muy importante para el adolescente que este es_
pació exista concretamente en el mundo y que los adultos estén afuera. Por
ejemplo, es muy importante que en un departamento los padres "estén afue­
ra" de la habitación del muchacho.

Dr. Guaraldi: ¿Existe el adolescente que pasa directamente al grupo


heterosexual sin tener su momento en el grupo púber homosexual, es decir,
26.-

se acopla sin tener su momento de homosexualidad?

Dr. Meltzer: hay dos tipos diversos: aquellos que entran directamen­
te, a través del túnel, en la vida adulta, que se "lanzan", es decir, di­
rectamente en una relación heterosexual, y que ya desde la pubertad bus­
can un partenaire para casarse; aquéllos que se oponen a la experiencia se^
xual hasta que lleguen al final de túnel, es decir, hasta que no logren el
éxito y sólo ahora se sienten en grado de escoger el partenaire que prefie­
ren. El riesgo de decepción en estos dos tipos de elecciones es naturalmente
diverso: el adolescente que se lanza inmediatamente en la relación hetero­
sexual con la idea que estará cada vez en la justa, que durará para siem­
pre, va de una decepción tras otra y frecuentemente tiene relaciones sexuíi
les con personas mucho más viejas que él, y termina en un tipo de "promis­
cuidad migratoria"; mientras el adolescente que va en el túnel sin tener
ninguna actividad sexual, cuando llega al fin y ha logrado el estado so­
cial al cual aspiraba, se encuentra habiendo perdido en gran parte la ver­
dadera y esencial capacidad de una respuesta sexual en los cotejos con los
otros y no encuentra más nadie "que le caiga bien".

Desde el punto de vista de la psicopatología se vislumbra en estos


dos casos, la posibilidades de consecuencias bastante serias.

Dr. Guaraldi: el Dr. Meltzer ha dicho que en el grupo púber hay una
persona, última, que busca entretener a los otros que quieren irse y en el
grupo heterosexual hay una persona aislada que no logra encontrar un parte^
naire sexual, pero que hace de "paño de lágrimas" a los otros: ¿cuál es el
porvenir, el riesgo psicopatológico de éstos?

Una de mis ideas preferidas en cuanto se toma en cuenta la ansiedad


degresiva de estos adolescentes, es que ellos participan mucho, tanto del
dolor, como del sufrimiento de los otros. Están entonces en un cierto sen­
tido constreñidos a asumir un rol terapéutico en las confrontaciones de la
ansiedad depresiva de los otros, así como lo hacen en las confrontaciones
de las propias. En el hacer eso parece que asumieran el rol del bufón, del
juglar, pero estos son personas que poseen una gran capacidad de amar y
que prosiguen en su vida y en su desarrollo bastante bien. Una de mis i-
deas, en lo atinente a los adolescentes, en relación a la propia capacidad
de amar, es que ellos la experimentan como una posición extremadamente vul
nerable, vulnerable por aquello que concierne a la humillación y conside­
ran que cuando uno está enamorado es un estúpido. El adolescente que tiene
capacidad de tolerar sentirse estúpido por enamorarse, está en los comien­
zos de su vida adulta. Es interesante notar que las personas que están en
este grupo, muy a menudo tienden más a promover flirteos entre los compaña
ros, que a meterse directamente en la "batalla".

Dra. Harris: pregunta si aquel sufrimiento del adolescente -que sig­


nifica olvidar el amor propio para ponerse a disposición de todo el sufri­
miento que implica el amar a alguien o algo- sea el núcleo de la posición
depresiva. Esto implica el abandono de la omnipotencia y de la omniscien­
cia y el no estar más en vía de controlar al objeto.

Dr. Meltzer: la ética de este grupo de adolescentes es preocuparse


de aquéllos que sufren, que no tuvieron éxito, que no arriesgan, porque la
posición depresiva está en contacto con el elemento trágico de la vida.

Intervención no registrada.

Dr. Meltzer: considerando la forma (figura) política de estos grupos


de adolescentes, vemos que presentan dos características: la homosexual y
la heterosexual. Los objetivos políticos de estos dos grupos son absoluta­
mente opuestos: uno es conquistar, el otro es salvar el mundo. El primero
corresponde a una posición esquizoparanoide, el segundo a una posición de­
presiva.

Intervención no registrada.

Dr. Meltzer: mi experiencia es un poco diversa: este grupo que po­


dríamos llamar "fascista" es un grupo de conquista y tiene grandes implica^
cias homosexuales y esquizoparanoides. Nada más natural, para estos que
pertenecen a este grupo, es, logrado el éxito, de convertirse en burgue­
ses y retornar al período de latencia.

El grupo heterosexual militante, aquél que quiere salvar al mundo,


cuando alcanza el éxito y llega a una posición burguesa, tiende a retornar
a las características de tipo esquizoparanoide. Esto se puede ver también
en el psicoanálisis, porque cuando el psicoanálisis ha comenzado a tener
éxito, a ser respetado, se puede decir que los psicoanalistas habrían co­
menzado a formar un grupo esquizoparanoide.
28.-

Dra. Harris: me viene a la mente que en los grupos universitarios


cuando hay una gran ansiedad por los exámenes, al final de los exámenes a-
probados con éxito hay un momento de éxtasis, como un mirarse alrededor, y
por ende un estado depresivo.

Dr. Meltzer: esta es también mi experiencia. El grupo de estudiantes


heterosexuales que ya poseen un trato depresivo, superados los exámenes en_
tran en una fase de "terrible" depresión.

Dra. Harris: cuando el enemigo externo que era individualizado en


los exámenes ya no existe más, ahora el enemigo deviene interno.

Dr. Meltzer: descubro así aquello que la Dra. Harris decía antes: e-
llos no pueden proteger sus objetos y no podrían salvar el mundo.

Intervención no registrada.

Dr. Meltzer: creo que en el grupo homosexual hay una oposición del
grupo hacia cada uno de los miembros que se van. Estos grupos, cuando hay
un individuo "potente", pueden funcionar de modo de impedir el desarrollo
del individuo y el abandono del grupo. En este grupo la aparición de acti­
vidad homosexual es ciertamente peligrosa. La atmósfera de este grupo es
de defensa, de superioridad, de altivez, tratos que caracterizan las ten­
dencias homosexuales.

Intervención no registrada.

Dr. Meltzer: me parece que el grupo homosexual que agresivamente


quiere conquistar el mundo deviene muy fácilmente un grupo delincuente: el
grupo se vuelve delincuente pero no el individuo. Me parece que hay una
cierta confusión sobre el significado de persecución y de ansiedad perse­
cutoria. Cuando nosotros usamos estos términos en psicoanálisis hablamos
de "miedo". En cambio cuando lo usamos en la confrontación de los fenóme­
nos sociales, entendemos "el sentirse tratados injustamente". Me parece
que los adolescentes del grupo heterosexual se sienten perseguidos por la
"maldad" de aquéllos que detentan el poder. No tienen ansiedad persecuto­
ria en la confrontación de estos últimos, pero se sienten tratados iniusta
mente.

Intervención no resisrraca.
29.-

Dr. Meltzer: la anorexia mental de Debby aparece cuando buscaba sa­


lir del grupo homosexual, en el cual era una figura prominente y buscaba
entrar inmediatamente al grupo de los adultos mediante experiencias sexua_
les que la habían desilusionado mucho.

Dra. Harris: parece que la anorexia emerge en un momento de desilu­


sión y de abandono, pensando también en la historia de Virginia, cuya ano^
rexia era iniciada a la edad de dieciseis años, en el momento en el cual
se sentía abandonada en el grupo homosexual por Debby, que tendía a irse
al grupo heterosexual: no pudiendo manifestar su propia desilusión y rabia
abiertamente, volviéndolas contra sí misma.

Dr. Meltzer: una cuestión importante a propósito del grupo homose­


xual, respecta a aquellos individuos que no logran ir hacia adelante ni en_
contrar el propio camino hacia atrás cuando son dejados solos. Van al en­
cuentro no de la ansiedad depresiva, sino a una verdadera enfermedad depr^e
siva que se manifiesta cuando el mejor amigo o la mejor amiga comienza a
encontrar un partenaire sexual.

Intervención no registrada.

Dr. Meltzer: según mi experiencia cuando los adolescentes se reúnen


en un grupo que va contra los adultos, esto acaece porque viven a los adul_
tos como aquéllos que quieren destruir el mundo, mientras ellos quieren
salvarlo... Estoy hablando del adolescente desde el punto de vista de la es
tructura de su personalidad y de la estructura social. La edad no cuenta.
Este grupo puede ser llamado un grupo de "supuesto básico" según la termi­
nología de Bion. El presupuesto es que en tanto "juntos" se puede salvar
al mundo. Cuando, el adolescente intenta salir del grupo adolescente con es_
te supuesto básico grandioso, debe hacer frente a una "desilusión depresi­
va" muy grave. Esta desilusión corresponde estructuralmente a la desilu­
sión del niño que no sólo no puede salvar a la madre o al pecho, sino que
ni aún puede salvarse a si mismo de las fuerzas destructivas que están den
tro de él. Depende de sus objetos para ser salvado.

Dra. Harris: la desilusión que debe afrontar el grupo adolescente


que quiere salvar el mundo, lo lleva a superar todos los residuos de la om
r.ipotencia a través de la reelaboración de esta desilusión: salvar al mun-
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do encuentra las limitaciones en la posibilidad de los adolescentes y en


la grandiosidad de la tarea que se han propuesto. El adolescente que se en
cuentra frente a esta enorme tarea de salvar el mundo, debe reconciliarse
con la realidad, con lo poco que puede hacer y con el aporte mínimo que
puede dar en esta dirección.

Dr. Meltzer: en este sentido es como el niño pequeño que debe descu
brir que no sólo no puede salvar el pecho, sino que está continuamente po­
niéndolo en peligro y deteriorándolo. La primer cosa que debe aprender es
cómo debe hacer para no dañarse a sí mismo y a sus objetos.

Dra. Nissim: en estos movimientos de pasaje del grupo homosexual al


grupo heterosexual, el individuo más patológico es así porque el grupo lo
convierte en eso, le da este rol de enfermo, ¿oes el individuo que es en­
fermo en sí?

Dr. Meltzer: el criterio importante para valorar a un individuo en


este momento de la vida, es su movilidad o no. El individuo al cual le fal_
ta la movilidad que le permite cambiar de puesto de comunidad en comunidad,
y que lo fija a una posición de modo que no puede más desarrollarse, se en_
ferma. La terapia debe ayudarlo a encontrar su movilidad.

Intervención no registrada.

Dr. Meltzer: he intentado describir el grupo heterosexual no tanto


como grupo, cuanto como posición. Me parece -de acuerdo con Bion- que hay
dos tipos diferentes de grupos: el grupo de trabajo y el grupo dominado
por el "supuesto básico".

Pienso qué los grupos dominados por el "supuesto básico" se conectan


con la patología individual sólo en un nivel de enfermedad mental muy gra­
ve, que implica procesos de splitting v formas de identificaciones extre­
madamente narcisistas. Es mi opinión que este tipo de grupo no puede tener
ningún elemento que facilite la evolución del individuo. Creo que el grupo
homosexual puede ser visto como un grupo "dominado por el supuesto básico"
que se' forma f enseguida al irrumpir estos procesos de splitting durante la
pubertad. La única función utilitaria de este grupo para el desarrollo del
individuo está representada por el tenerlo en compañía; el individuo puede
así encontrar su camino hacia la posición adolescente. Este es un punto de
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vista muy personal. Cada uno debería hablar según la propia experiencia.
Serún la mía, los grupos de trabajo son muy raros, posiblemente porque yo
~o trabajo mucho en grupo; la Dra. Harris en cambio es más valiente.

Dra. Harris: no estoy de acuerdo con el Dr. Meltzer, los grupos de


trabajo ocupan un rol importante en el desarrollo del adolescente. Por e-
jemplo, se pueden tomar adolescentes en un grupo para hacer teatro: tienen
un trabajo en común, el cual es útil porque los mantiene juntos y porque
constituyen un parámetro al cual referirse. De este modo tieneNla posibili­
dad de conocerse entre ellos y de comenzar a entender en qué medida sus­
propios desacuerdos personales pueden hacer saltar por el aire el trabajo.
Si se quiere lograr llevar a cabo el espectáculo, deben hacerlo de tal mo­
do que resolver sus desacuerdos personales. Si tienen éxito en su intento
tendrán la sensación de haber alcanzado algo. Deben aprender a superar ya
sea su propia dificultad interna ya sea aquélla en la relación con los o-
tros para llevar a cabo el trabajo que se habían propuesto. Este es un e-
jemplo muy simple del trabajo del grupo.

Dr. Meltzer: ésta es en mi criterio, una descripción perfecta de a-


quello que se entiende por puesto (empleo). Yo pienso qiie ellos no llevan
a término su tarea, porque no consiguen realizar esa representación que
quieren, en cuanto la misma es para ellos "como" salvar al mundo.

Dra. Harris: no habrán salvado al mundo, pero algo han hecho; esto
es muy importante.

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