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1.1.1 Introducción a los sistemas de producción.

El altísimo nivel de competitividad en los mercados globales requiere de las


diferentes empresas ajustarse a las necesidades y requerimientos de los clientes y
consumidores, controlando y reconfigurando al mismo tiempo los procesos internos
de forma tal de entregar al cliente el mayor valor agregado por las unidades
monetarias percibidas. El objetivo estratégico es la mejora continua de los procesos
y reducir al mínimo aquellas actividades que no generan valor agregado para el
cliente. El pensamiento magro es un método para mejorar la productividad, la
eficacia y la calidad de sus productos y servicios. Se considera una empresa obesa
aquella con exceso de procesos, entorpeciendo su norma de desarrollo,
disminuyendo la satisfacción de los clientes, haciendo más lenta la toma de
decisiones y perjudicando los niveles de rentabilidad.
Orígenes: La fabricación magra tuvo inicios en el plano teórico-práctico con el
sistema “Just in Time” en la empresa automotriz Toyota del Japón, el cual se
extendió a los procesos de distribución y ventas, fue popularizado en el libro “La
máquina que cambio el mundo”, explicando porque los métodos japoneses usando
menos de todo, posteriormente estas teorías fueron enriquecidas por aportes de
Eliyahu Goldratt relativos a la Producción Sincronizada y la eliminación de los
cuellos de botellas. Otro aporte es el Sistema Seis Sigma, contribuye mediante la
medición, fijación de los objetivos y métodos de mejora continua.
Los principios dominantes del pensamiento magro: Reconoce que solamente una
fracción pequeña del tiempo y del esfuerzo total en cualquier organización agrega
realmente valor para el cliente externo. El valor para un producto o servicio
específico desde la perspectiva de consumidor es eliminar las actividades no
generadoras de valor, basura o desperdicio.

Un Sistema de producción es aquel sistema que proporciona una estructura que


agiliza la descripción, ejecución y el planteamiento de un proceso industrial. Estos
sistemas son los responsables de la producción de bienes y servicios en las
organizaciones. Los administradores de operaciones toman decisiones que se
relacionan con la función de operaciones y los sistemas de transformación que se
emplean. De la misma manera los sistemas de producción tienen la capacidad de
involucrar las actividades y tareas diarias de adquisición y consumo de recursos.
Estos son sistemas que utilizan los gerentes de primera línea dada la relevancia
que tienen como factor de decisión empresarial. El análisis de este sistema permite
familiarizarse de una forma más eficiente con las condiciones en que se encuentra
la empresa en referencia al sistema productivo que se emplea.
Clasificación de sistemas de producción.

Los sistemas de producción se clasifican de la siguiente forma:

a) Físicos y Abstractos.

b) Naturales y Elaborados.

c) Abiertos y Cerrados.

d) Técnicos y Civiles o Sociales.

e) Por Proceso.

Sistemas físicos y abstractos.

Físicos: Son aquellos sistemas que existen físicamente.

Abstractos: Son aquellos que solo existen en forma conceptual o en la mente de


alguien.

Naturales y elaborados.

Los naturales: Son aquellos elaborados por la naturaleza.

Los elaborados: Por el hombre.

Técnicos y civiles o sociales.

Los sistemas técnicos: Son los que integran y aplican la tecnología para alcanzar
una meta.

Los sistemas civiles o sociales: Tienen como finalidad la satisfacción de un objetivo


social.

Abiertos y cerrados.

Abiertos: Son aquellos donde es muy difícil predecir su comportamiento. La


retroalimentación existente no es controlable y en algunos casos es subjetiva (el
organismo del cuerpo humano).

Sistemas cerrados: Son aquellos que tienen objetivos, insumos, productos y


relaciones claramente determinados por lo que el control, retroalimentación y
pronóstico pueden ser establecidos de manera precisa y objetiva.
Sistema de producción.

Por proceso: Es aquel que por medio de un proceso común se elaboran todos los
productos.

Por ordenes: Es aquel donde cada lote de productos diferentes sigue un proceso
especial.

Clasificación de los sistemas productivos en base a su proceso:

1. Sistemas continuos.

Los sistemas productivos de flujo continuo son aquellos en los que las
instalaciones se uniforman en cuanto a las rutas y los flujos en virtud de que los
insumos son homogéneos, en consecuencia puede adoptarse un conjunto
homogéneo de procesos y de secuencia de procesos. Cuando la demanda se
refiere a un volumen grande de un productos estandarizado, las líneas de
producción están diseñadas para producir artículos en masa. La producción a gran
escala de artículos estándar es características de estos sistemas.

2. Sistemas intermitentes.

Las producciones intermitentes son aquellas en que las instituciones deben ser
suficientemente flexibles para manejar una gran variedad de productos y tamaños.
Las instalaciones de transporte entre las operaciones deben ser también flexibles
para acomodarse a una gran variedad de características de los insumos y a la gran
diversidad de rutas que pueden requerir estos. La producción intermitente será
inevitable, cuando la demanda de un producto no es lo bastante grande para utilizar
el tiempo total de la fabricación continua. En este tipo de sistema la empresa
generalmente fabrica una gran variedad de productos, para la mayoría de ellos, los
volúmenes de venta y consecuentemente los lotes de fabricación son pequeños en
relación a la producción total. El costo total de mano de obra especializado es
relativamente alto; en consecuencia los costos de producción son mas altos a los
de un sistema continuo.

3. Sistemas modulares.

Hace posible contar con una gran variedad de productos relativamente altos y al
mismo tiempo con una baja variedad de componentes. La idea básica consiste en
desarrollar una serie de componentes básicos de los productos (módulos) los cuales
pueden ensamblarse de tal forma que puedan producirse un gran número de
productos distintos (ejemplo bolígrafos).
4. Sistemas por proyectos.

El sistema de producción por proyectos es a través de una serie de fases; es este


tipo de sistemas no existe flujo de producto, pero si existe una secuencia de
operaciones, todas las tareas u operaciones individuales deben realizarse en una
secuencia tal que contribuya a los objetivos finales del proyecto. Los proyectos se
caracterizan por el alto costo y por la dificultad que representa la planeación y
control administrativo.

Bibliografía.

Niebel, B. Ingeniería Industrial "Métodos, estándares y diseño del trabajo".


12a. edicion. Mc Graw Hill
La actividad productiva propiamente dicha o transformación de unos factores en
productos, es un proceso que no existe en todas las empresas. Por ejemplo, una
empresa destinada a la distribución no realiza ninguna transformación física sobre
los productos que adquiere a los fabricantes y vende a sus compradores. Por tanto,
el concepto de producción puede venir determinado o por la actividad económica
global que desarrolla un sistema o agente económico, o por la etapa concreta de la
actividad, que supone el proceso de transformación del nuevo valor.
De cualquier manera, la expresión producción ofrece tanto consideraciones de
índole técnica como económica. Según la primera se entendería como un proceso
físico de transformación de los factores (entradas o inputs) en un conjunto de
elementos producidos (salidas o outputs). Y en cuanto a la segunda se considera
como el proceso encaminado a la obtención de unos bienes y servicios aptos para
satisfacer necesidades humanas; por tanto, esta transformación producirá
determinado incremento de valor planificado y controlado según los objetivos
planteados.
Tanto uno como otro, estos argumentos representan actividades productivas
desde el punto de vista de la economía, pues ambos contribuyen a incrementar la
utilidad del bien. En cambio, dentro de la economía de la empresa, la
expresión actividad productiva tiene un significado ligeramente diferente. Una
empresa, con independencia del tipo de producto o servicio que obtenga, realiza en
su interior una gran cantidad de actividades diversas. Así, la empresa da a conocer
su producto, contrata personal, adquiere maquinaria e instalaciones, transporta sus
productos a los distribuidores, etc. Las actividades que la firma desarrolla
relacionadas con la transformación física de los recursos para obtener los productos
terminados reciben el nombre de actividades productivas en economía de la
empresa; entre ellas podemos incluir la fabricación de los componentes que
formarán parte del producto final, el almacenamiento de estos componentes, el
montaje del producto, etc.
Dentro del sistema global que es la empresa, el desarrollo de la actividad
productiva en sentido especifico corresponde al llamado subsistema de
producción. Éste, de mayor carácter técnico, está compuesto por un conjunto de
elementos y procesos que interactúan con la finalidad y función específica de
transformar factores en productos. Es en sí un verdadero sistema que se compone
de elementos, como pueden ser explotaciones, procesos, talleres, secciones de
trabajo, máquinas y herramientas, y que también participa de la actividad de otros
subsistemas de la empresa como los de aprovisionamiento, personal, comercial,
financiero y administrativo.
El subsistema de producción se ocupa de todos los planes, decisiones,
actividades y controles que permiten el proceso de conversión de los inputs en
outputs. Según Ballestero, los factores de producción o inputs podemos
definirlos como aquellos elementos, sean o no bienes y servicios, que intervienen
en el proceso productivo de modo variable o susceptible de variación y cuya
alteración ocasiona modificaciones en el resultado de dicho proceso.
Las formas más usuales de clasificar a los factores productivos son según su
naturaleza o según su variabilidad. En el primer caso, hablaremos del factor mano
de obra, factor energía, factor materia prima, factor maquinaria, etc. Y en el
segundo, hablamos de factores variables y factores fijos dependiendo de si pueden
emplearse en cantidades que varíen o no, respectivamente, en periodos cortos de
tiempo. De esto último, hay que señalar que los factores fijos lo son sólo a corto
plazo, ya que a largo plazo todos los factores son variables, puesto que la empresa
puede eliminar las limitaciones que impedían su alteración.
Las salidas del sistema de producción son los outputs o productos, esto es, los
bienes y servicios que como resultado de la combinación productiva obtiene la
empresa, bienes y servicios capaces de satisfacer unas necesidades sentidas por
el mercado y que el subsistema comercial de la empresa se encargaría de situar en
el mismo, el lugar y momentos oportunos. Los productos poseen una serie de
características de calidad, que dependen de todo el conjunto de factores de
producción empleados en su obtención y de la técnica aplicada.
La relación entre los elementos del sistema de producción se puede contemplar
gráficamente con arreglo al esquema de Bueno, Cruz y Durán (Fig. 1.1).
Como se observa en la figura los elementos del sistema se agrupan en la
relación: inputs ---> proceso ---> outputs. En consecuencia, la empresa tendrá
determinada función de producción en relación a estos tres componentes.

FIGURA 1.1. Subsistema productivo

La función de producción en un sentido estricto relaciona unos factores o recursos


consumidos con unos productos obtenidos, y de forma simplificada se puede definir
independientemente de cuál es el intervalo temporal en que se produce la
transformación, según la siguiente expresión:

Siendo Q la cantidad de producto lograda con la aplicación de los n factores


variables y fijos, respecto a él, en las cantidades v1, v2, ..., vn. Si Q es un conjunto
de productos diferenciados, habremos pasado de una función monoproductora a
otra multiproductora, tal y como se indica a continuación:

Es decir, que para una combinación dada de factores v1, v2, ..., vn habrá
generalmente varias combinaciones de productos Q1, Q2, ..., Qm . Todo esto dentro
de la hipótesis simplificativa de que la tecnología no varía en el periodo de tiempo
en que actúa el proceso productivo considerado.
Estas dos ecuaciones son diferentes formas de la que llamamos función de
producción, que podemos definir como la relación técnica que describe el
subsistema productivo de una empresa, es decir, la expresión matemática que
relaciona las cantidades de factores empleados con la cantidad de producto
obtenido, según un sistema productivo determinado.
Sin embargo, es muy difícil identificar todas las dependencias entre el resultado
del proceso y los factores empleados, que es lo que implica determinar las funciones
de producción lo suficientemente precisas, y por lo que en la práctica resulta
imposible. Para que una función de producción pudiera decirse que es precisa
debería reflejar todos los factores que intervienen en la producción del bien -
conocidos y desconocidos, controlables y no controlables-, así como la naturaleza
real de las relaciones entre los factores y el producto logrado.
1.3. EFICIENCIA DEL SUBSISTEMA DE PRODUCCIÓN Y
SU MEDIDA A TRAVÉS DE LA PRODUCTIVIDAD.
Podemos considerar como característica principal de la gestión económica de la
empresa la del proceso de convertir la información en acción. Proceso que
comúnmente denominamos toma de decisiones. Es precisamente la dirección de la
producción tiene por misión la toma de decisiones en el subsistema productivo, con
la finalidad de conseguir los objetivos asignados al respecto.
Estos objetivos generalmente consistirán en la obtención de una producción para
unos recursos determinados, o bien en la reducción del empleo de recursos en la
fabricación de un producto concreto. La medición de la consecución de dichos
objetivos se suele obtener a través del análisis de eficacia o rendimiento y eficiencia.
Antes de estudiarlos más ampliamente, podemos decir que la eficacia mide las
salidas y sus realizaciones, pero no tiene en cuenta los factores empleados para su
obtención. Por su parte la eficiencia compara las salidas con las entradas, es decir,
el producto conseguido con respecto a los medios necesarios para conseguirlo.
Siguiendo a Bueno, Cruz y Durán, la eficiencia del subsistema de producción se
puede medir tanto desde una perspectiva técnica como económica. Desde un punto
de vista técnico la eficiencia será:
Las magnitudes del cociente anterior se expresarán en las mismas unidades
físicas. Como se observa, el consumo de factores será siempre mayor que el
producto útil obtenido, debido a la normal existencia de defectos, mermas o roturas
de los materiales en el proceso de transformación. En el caso teórico más óptimo,
este cociente sería igual a 1, significando que no se produciría ningún tipo de
desgaste; de ahí que el sistema será más eficiente cuando exista el menor nivel de
despilfarro posible de recursos, es decir, cuanto más se acerque el ratio a 1.
Desde un punto de vista económico, la eficiencia se mide por el siguiente cociente:

Claramente se observa que el valor del producto en el mercado ha de superar el


coste de los factores utilizados. El sistema tiende a buscar la mayor eficiencia
económica posible mediante la información proveniente del mercado y de los costes
de producción, la cual representa la clásica conducta de optimización. Conducta
que define el objetivo tradicional del sistema:

La productividad, es en realidad, la capacidad para producir que presenta


cualquier factor o combinación de factores. Y la noción de productividad surge al
relacionar los productos con los insumos en un determinado sistema productivo.
Pero en la práctica, el cálculo numérico de la productividad de un conjunto o
combinación de factores de una explotación o de una unidad organizativa, en
términos globales, es difícil. Dado que las unidades físicas suelen ser de magnitudes
heterogéneas y lo más deseable es la homogenización, se pueden valorar en
unidades monetarias tanto la producción como los factores empleados. De esta
manera podemos expresar la productividad global en términos monetarios:

Para el caso de una empresa que utilice m factores con los que se
elaboran n productos, el cálculo de la productividad global en un periodo cualquiera
0 según la siguiente expresión de la productividad media (Q0) de ese periodo:
Siendo Qj el volumen de producción, en unidades físicas, del producto j en el
periodo considerado, pj el precio unitario del producto j en dicho periodo, vi la
cantidad del factor utilizada en dicho periodo y fi el coste unitario del factor i en dicho
periodo. Se puede ver un ejemplo de su cálculo práctico en el problema resuelto 3.
Hay que señalar, como un posible error de la economía clásica, el hecho de que
en los ratios de productividad no se suele incorporar el factor tiempo. Sabemos que
el tiempo es también un bien económico y la producción necesita de él. Dos bienes,
fabricados empleando los mismos inputs y a través de procesos productivos con
características más o menos similares, pueden corresponderse con índices de
productividad similares. Ahora bien, si uno ha tardado mucho más tiempo en su
elaboración que el otro, estará disponible para los clientes con un mayor retraso, lo
que podría tener repercusiones económicas.
Así, para calcular la productividad global de dos periodos consecutivos 0 y 1, basta
con introducir los datos relativos a las variaciones en los consumos físicos de
inputs Dvj y el volumen de outputs DQj. De este modo, además del concepto de
productividad media, podremos utilizar el concepto de productividad marginal (Q')
Ésta es precisamente el incremento de producción obtenido en cada unidad de
tiempo debido al incremento de factor empleado A:

El comportamiento de las funciones de productividad son generales y se producen


de forma semejante en todas las actividades productivas. De modo que, mientras
que la productividad marginal sea mayor que la productividad media, esta última
(Q0) crecerá, porque cada unidad de factor adicional empleada hará aumentar la
productividad media. E inversamente, cuando la productividad marginal sea inferior
a la media, cada unidad de factor adicional hará descender la productividad media.
Con lo que el punto de corte de ambas curvas indica la productividad media máxima
para ese tipo de proceso.
El valor de los factores empleados, así como los elementos de que intervienen
durante la producción en contraposición de la producción obtenida, son en definitiva
los costes de producción. Estos últimos los estudiaremos detenidamente más
adelante, resaltando la importancia de su correcto seguimiento a fin de conseguir
una óptima planificación de la producción.

1.4. 'NUEVAS FORMAS' DE ORGANIZACIÓN.


Cuando se habla de 'nuevas' formas de organización del trabajo, se hace
obviamente en relación con otras anteriores, diferentes de ellas y a las que de
alguna manera éstas nuevas formas vendrían a remplazar. Más aún, a menudo se
sobreentiende que las nuevas formas son mejores que las anteriores y que por eso
mismo están poco a poco ocupando su lugar. Pues bien, el punto de partida al que,
de manera explícita o implícita, se hace normalmente referencia al hablar de nuevas
formas de organización del trabajo, es el Taylorismo, la 'organización científica del
trabajo' como la denominó su promotor.
El Taylorismo es el referente básico respecto del cual se definen las nuevas
formas de organización del trabajo. Por eso, aunque no es cuestión de hacer ahora
todo un desarrollo sobre este modelo de organización del trabajo, sí es conveniente
señalar brevemente los principios básicos que lo definen.

Tres son los principios fundamentales en que se apoya el Taylorismo como


sistema de organización del trabajo, entre los que destaca la separación entre el
trabajo manual y el intelectual para favorecer el rendimiento y la productividad. Que
el trabajo de cada operario ha de estar fijado de antemano en instrucciones
precisas, junto con con un control directo y externo, tanto sobre los trabajadores
como sobre los resultados de su trabajo, compondrían los otros aspectos más
relevantes que identifican a este sistema de organización.
La puesta en aplicación de estos principios tayloristas ha supuesto a menudo toda
una serie de consecuencias bastante negativas para los trabajadores: realización
de tareas fragmentarias, simples y repetitivas; trabajo poco o nada cualificado;
supervisión y control excesivos, basados en la falta de confianza; ausencia de toda
autonomía y responsabilidad en el desempeño de su labor; desaprovechamiento de
sus potencialidades de creación e iniciativa, etc. Es para tratar de superar algunas
de estas consecuencias negativas que se plantea a partir de los años 60 y 70 la
necesidad de reformas.
De entre los cambios que se pretenden introducir con estas reformas, cuatro
pueden considerarse como más característicos de lo que se denominó entonces el
movimiento en pro de la 'humanización de la vida laboral' o de 'mejora de la calidad
de la vida laboral': la rotación de puestos, la ampliación de tareas, el enriquecimiento
de tareas y los grupos de trabajo semiautónomos.
Más actualmente, podemos destacar el modelo de organización denominado
como de 'producción ligera'. Este modelo fue desarrollado en la industria
automovilística japonesa, y se ha extendido, a menudo con cambios y
modificaciones, a determinados sectores y empresas en los países occidentales.
El éxito de las grandes empresas japonesas para competir con sus homólogas
norteamericanas o europeas en las últimas décadas es lo que ha llevado a
observadores y analistas a estudiar esta forma de organización de la producción
industrial. A veces, el interés ha llegado a convertirse en verdadera admiración,
como es el caso de un conocido estudio realizado por investigadores del MIT
(Massachusetts Institute of Technology), donde llega a decirse: "La producción
ligera remplazará tanto a la producción en masa como a los restos que quedan de
la producción artesanal en todas las áreas de la actuación industrial. Llegará a ser
el sistema de producción global estándar del siglo XXI. Ese mundo será un lugar
muy diferente y, ciertamente, mucho mejor" (Womack y otros, 1990).
Los rasgos fundamentales que definen este modelo de producción industrial
pueden resumirse en los siguientes puntos:
a) Como su propio nombre indica, se busca 'aligerar' el proceso productivo de todo
lo que puede suponer costes innecesarios en términos de existencias acumuladas,
espacio desaprovechado, excesivo movimiento de materiales y herramientas,
tiempos dedicados a la preparación de las máquinas, etc. El objetivo es adaptarse
al máximo a la cambiante demanda del mercado. La empresa tiene que ajustar el
desarrollo de sus procesos productivos, en cantidad, calidad y plazos, a lo que
requieren los diferentes tipos de clientela y los diversos momentos del mercado.
Para ello, se utiliza el sistema de suministro 'Justo a tiempo' (JAT), que regula la
relación entre proveedores, clientes y proceso productivo.
b) El objetivo de la 'calidad total'. En principio, se trata de movilizar al conjunto del
personal de la empresa en torno a la mejora continua de la calidad del producto.
Partiendo de una definición de calidad como 'adecuación a las exigencias del
cliente', se considera que existen, no sólo clientes externos a la empresa, sino
también clientes 'internos' dentro de ella. Con esto se busca aplicar las mismas
exigencias de calidad del cliente a las relaciones entre departamentos, funciones y
grupos de trabajo al interior de la propia empresa. En este sentido, cualquier unidad
organizativa dentro de la empresa es a la vez usuario y proveedor: usuario respecto
de quienes la preceden y proveedor en relación con los que vienen detrás en el
desarrollo de la actividad productiva. De los primeros, como cualquier cliente, ha de
exigir que el elemento, producto o servicio que le transfiere se ajuste a los
estándares de calidad que necesita; y, en cuanto proveedor, está obligada a
responder lo mejor posible a las exigencias y necesidades de las unidades
organizativas a las que va dirigido el resultado de su trabajo.
c) La participación de los trabajadores en decisiones relativas a la organización del
trabajo y de la producción. Se parte de la idea de que existe entre los trabajadores
todo un cúmulo de experiencia y de conocimientos sobre el proceso productivo, que
no debe desaprovecharse. Su aportación al análisis de los problemas y de sus
posibles soluciones es fundamental. Porque pueden aportar puntos de vista
diferentes a los de la gerencia, al estar más cercanos al desarrollo concreto del
proceso de trabajo. Pero también porque se implicarán mejor y con más interés en
su actividad laboral en la medida en que hayan participado previamente en las
decisiones sobre la misma.
Los estudios que han observado el funcionamiento concreto del sistema de
'producción ligera' presentan, en general, una imagen bastante menos optimista que
la proporcionada por los investigadores del MIT que señalamos al principio.
Ciertamente, el sistema tiende a mejorar la productividad, en la medida en que evita
costes innecesarios y ajusta de manera flexible los flujos productivos a la evolución
de la demanda. A pesar de lo cual, la pretensión de hacer de este sistema 'el modelo
de organización de la producción industrial del futuro', parece un tanto exagerada.
La realidad es bastante más compleja, como está demostrando la investigación
realizada en los países occidentales, al igual que en el propio Japón.
1.5. RELACIONES DEL SUBSISTEMA PRODUCTIVO CON
OTRAS ÁREAS DE LA EMPRESA.
Se podría justificar la importancia de la función de producción señalando la gran
cantidad de mano de obra que emplea o el volumen de maquinaria e instalaciones
que utiliza, en comparación al personal o al capital total de la compañía. Estos
indicadores, ciertamente, pueden ser válidos para destacar su importancia, pero la
verdadera trascendencia de una función debe venir determinada por su capacidad
para contribuir a alcanzar los objetivos que la empresa se ha propuesto.
La empresa es un sistema global, un conjunto relacionado de recursos y
actividades. Estas actividades deben estar adecuadamente integradas y
coordinadas para alcanzar las metas globales de la compañía. El objetivo de la
empresa debe concentrarse en una serie de estrategias funcionales, relativas a
cada una de las grandes funciones que la empresa desarrolla (marketing,
producción, finanzas, etc.), que deben estar coordinadas entre sí y ser coherentes
con la estrategia general que la empresa persigue.
Como hemos indicado, el subsistema productivo es parte del conjunto de otros
subsistemas que forman el sistema global que es la empresa. Estos subsistemas,
como partes integradas en dicho sistema, se coordinan y relacionan con la
producción, por lo que no se deben contemplar aisladamente. La estrategia de
operaciones debe presentar un patrón o marco dentro del cual se coordinen todas
las decisiones que se adoptan en el subsistema de producción. Es decir, las
decisiones corrientes sobre nivel de stocks, secuencia de trabajos, contratación de
mano de obra eventual, etc., deben ser coherentes con la estrategia de operaciones
que se haya formulado. Si la función de producción persigue una meta de calidad
elevada de los productos, las decisiones sobre compra de materia prima, sobre
contratación de personal más o menos cualificado, sobre adquisición de maquinaria,
etc., deben estar guiadas por esa búsqueda de la calidad.
Como hemos visto, la actividad del subsistema productivo necesita desarrollarse
con el respaldo de otras áreas funcionales. Pero hay que tener en cuenta que éstas
tienen sus propios intereses y que, en ocasiones, están enfrentados con los
restantes. En este sentido, merece una especial atención lo que acontece entre
producción y marketing. Así, por ejemplo, a producción le es más interesante
fabricar productos con características homogéneas (porque facilita el proceso
productivo y permite unos controles de calidad más fiables, entre otros motivos) y a
marketing crear una variedad en la oferta comercial (porque ayuda a las ventas al
adaptarse a mayores sectores de mercado).
Otro ejemplo sería el tema de la localización de la plantas industriales y de los
almacenes: para marketing es más interesante que estén cerca de los puntos de
venta , sobre todo los almacenes, pues facilita su actividad, mientras que para
producción puede resultar más aprovechable el que, tanto plantas como almacenes,
se encuentren geográficamente cercanos, por razones de operatividad.
La estructura convencional de las compañías define unilateralmente las funciones
de comercialización o marketing y de producción, estableciendo que a esta última
corresponde la obtención de los bienes o servicios que marketing se encargará de
comercializar y poner a la venta. Todo ello, sin considerar las otras actividades y
funciones que se producen, entre el momento de producción y el momento de la
venta. De aquí, que la problemática surgida del trato simplificado de dichas
funciones, requiera del sistema logístico que abarca las actividades que tienden a
situar el producto en los lugares y tiempos adecuados. La importancia de esta visión
de coordinación es tal, que algunas empresas crean un departamento propio de
logística.

Bibliografía.

Monks, J. Administración de operaciones. Mc Graw Hil

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