0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
72 vistas1 página
El documento describe los elementos clave del "yo social", incluyendo el autoconcepto, la autoestima y la autopresentación. Explica que el autoconcepto se refiere a las creencias que tiene una persona sobre sí misma, mientras que la autoestima es la evaluación afectiva positiva o negativa que una persona tiene de sí misma. Además, la autopresentación se refiere al proceso mediante el cual tratamos de encarnar lo que los demás piensan de nosotros y lo que pensamos de nosotros mismos.
El documento describe los elementos clave del "yo social", incluyendo el autoconcepto, la autoestima y la autopresentación. Explica que el autoconcepto se refiere a las creencias que tiene una persona sobre sí misma, mientras que la autoestima es la evaluación afectiva positiva o negativa que una persona tiene de sí misma. Además, la autopresentación se refiere al proceso mediante el cual tratamos de encarnar lo que los demás piensan de nosotros y lo que pensamos de nosotros mismos.
El documento describe los elementos clave del "yo social", incluyendo el autoconcepto, la autoestima y la autopresentación. Explica que el autoconcepto se refiere a las creencias que tiene una persona sobre sí misma, mientras que la autoestima es la evaluación afectiva positiva o negativa que una persona tiene de sí misma. Además, la autopresentación se refiere al proceso mediante el cual tratamos de encarnar lo que los demás piensan de nosotros y lo que pensamos de nosotros mismos.
A continuación, se presenta una síntesis acerca de el “yo social”, donde se
detallarán algunos elementos que lo componen, tales como “el autoconcepto”, “la autoestima” y “la autopresentación. El sociólogo Charles Horton Cooley (1902) afirmó que las demás personas funcionan como espejos en los que nos vemos a nosotros mismos, haciendo referencia al “yo social”. Por otro lado, y en ese mismo tenor, George Herbert Mead (1934) añadió que muchas veces llegamos a conocernos al imaginar lo que piensan de nosotros las personas que nos son significativas para después incorporar esas percepciones a nuestro autoconcepto. En lo que concierne al autoconcepto, éste se refiere a la suma total de las creencias que tienen las personas respecto de sí mismas. El mismo está compuesto de moléculas cognitivas denominadas autoesquemas: creencias acerca de uno mismo que guían el procesamiento de información individual y relevante para la persona. Por su parte, la autoestima es el componente afectivo del Yo, conformado por las autoevaluaciones positivas y negativas de las personas. Muchas investigaciones sugieren que una autoestima alta da color a nuestra perspectiva de la vida. También son propensas a ser seguras, aportando a los nuevos retos que se les presentan una actitud ganadora que les permite ser más persistentes en la realización de tareas difíciles, dormir mejor por la noche, mantener su independencia al enfrentar presión de sus semejantes y ser menos proclives a padecer úlceras. En contraste, la gente con autoimágenes negativas tiende a ser más depresiva, percibe el futuro con pesimismo y es más proclive al fracaso. Como tercer concepto, y por ello no menos importante, está la autopresentación, conocido como el proceso mediante el cual tratamos de encarnar lo que los demás piensan de nosotros, y lo que pensamos de nosotros mismos. También es considerada la estrategia utilizada por las personas para determinar lo que los otros piensan de ellas. Existen dos tipos de autopresentación, las cuales son: la autopresentación estratégica y la autoverificación. En cuanto a la primera, esta consiste en nuestros esfuerzos por dar vida a las impresiones ajenas de maneras específicas que nos permitan obtener influencia, poder, simpatía o aprobación; mientras que la segunda se refiere al deseo que tenemos de que los demás nos perciban de la misma forma en que nosotros lo hacemos.