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INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS

SUPERIORES

“RENÉ DESCARTES”

PLANTEL CAMPECHE

MAESTRÍA: CRIMINOLOGÍA

ASIGNATURA: SISTEMAS PENITENCIALES

DOCENTE: DRA. GUADALUPE VÁZQUEZ BAEZA

CUATRIMESTRE: 5TO

ACTIVIDAD: INVESTIGACIÓN

ALUMNO: SERGIO ENRIQUE CANCHE FLORES

FECHA: 11/01/2020
“APORTACION AL DERECHO PENITENCIARIO POR
MONTESQUIEU”

Montesquieu fue el primero en consignar en sus escritos ciertas consideraciones


penales en relación con la necesidad de reformar todo el orden político-social. Así,
las ideas penales de Montesquieu, que servirían posteriormente como piedra
angular sobre la que otros autores asentarían las bases del nuevo sistema penal,
se derivan de reflexiones mucho más amplias sobre la sociedad política.

Sus primeras consideraciones en este sentido datan, pues, de 1721, año en que se
publican las Cartas Persas, una obra escrita en tono satírico y de carácter
divulgativo en la que se narra la llegada de un personaje a Europa desde Oriente,
historia a través de la 13 cual Montesquieu ridiculiza muchas de las instituciones
políticas y penales del mundo occidental. No obstante lo anterior, habría que esperar
al año 1748 para que su obra cumbre viera la luz, bajo el título de Del espíritu de las
leyes. En ella tendría lugar el verdadero desarrollo de su pensamiento penal,
preguntándose Montesquieu, en términos de utilidad técnica, qué leyes penales
convienen a un gobierno despótico, a la monarquía, a la república y sobre todo, a
aquellos estados moderados que, independientemente de su forma de gobierno,
pretendan garantizar la libertad a los ciudadanos.

Todo el ideario político de Montesquieu parte de un paradigma básico en la


Ilustración: el estado de Naturaleza. Y es que como diría Locke, “para entender el
Poder Político correctamente, y para deducirlo de lo que fue en su origen, hemos
de considerar cuál es el Estado en que los hombres se hallan por naturaleza”.

Dice Montesquieu: “antes que todas las leyes están las naturales, así llamadas
porque se derivan únicamente de la constitución de nuestro ser”.

La secularización del Derecho Penal, derivada del postulado ilustrado de la


necesaria separación entre Derecho y moral. Aunque todavía de manera tácita, la
consideración de la justicia penal como un asunto exclusivamente humano marca
la primera separación entre la idea de delito y pecado, delincuente y pecador.

Tanto la secularización del Derecho Penal, como el fin preventivo del mismo,
habrían de desembocar necesariamente en un proceso de destipificación del
amplísimo catálogo de conductas castigadas en el Derecho Penal del Antiguo
Régimen.

Por otro lado y también en virtud de la idea utilitarista del Derecho Penal, dado que
la incertidumbre e indeterminación en el cuadro de delitos sancionables no servía
para disuadir a los hombres de la comisión actos punibles, se lleva a cabo en la
Ilustración una nítida defensa del principio de legalidad. Éste, que nace como
consecuencia del “pacto social”, supone que sólo las leyes sabias y justas deben
establecer qué actos se configuran como delito y qué pena o sanción le corresponde
a cada uno, vinculando por igual a toda la ciudadanía sin dejar margen al arbitrio
judicial imperante en el Antiguo Régimen.

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