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Los centros energéticos humanos en la

Sabiduría Tolteca

Nota aclaratoria: Como se desprende fácilmente de la lectura de


algunos comentarios al final de este post, este trabajo habría sido fruto
de las investigaciones de distintas personas que litigan por su posesiòn
legal. Se le atribuye a Frank Díaz, aunque otras fuentes citan a Sergio
Gómez y Antonio Martínez como creadores del mismo. En los
comentarios al final -posteriores a la inicial publicaciòn de este
trabajo- ambas partes señalan sus posiciones, y como se comprenderá,
no estamos nosotros en condiciones técnicas y legales de dirimir la
autoría. Remitimos a las fuentes y enlaces así como a las citas que en
ellos se señalan, y agradecemos la altura intelectual de personas como
el dr. Manuel Zurita o el mismo Frank Díaz que han conciliado
caballerosamente sus pareceres. Actitud que deberían adoptar
algunos otros lectores, evidentemente más inclinados a adhesiones
personales a uno u otro parecer, y más papistas que el Papa.
Agradecmos en lo personal la atenciòn y orientaciòn que las partes han
tenido para con nosotros.

En numerosos trabajos he señalado la correspondencia entre la


Toltekayotl (Toltequidad) y los modernos preceptos d ela Física Cuántica,
la Psicología Jungiana y la propia Parapsicología. Quiero en esta
oportunidad llamar la atenciòn de ustedes en un punto más que
interesante: el preciso conocimiento de los antiguos Mexikas sobre el
campo bioenergético humano, según he comprobado, centenares de años
ANTES que fuera siquiera sugerido por la Medicina Tradicional China. La
primera deducciòn de esto es de un valor inapreciable: sería una certeza
más que el Conocimiento Ancestral de los planos sutiles no es, entre los
habitantes de la remota Ixachitlán (“América”, en idioma nahuatl)
informaciòn importada de Oriente sino, muy posiblemente,
exportada hacia allí.
Kinam, el yoga tolteca
En este disciplina, se busca alcanzar Senteotl, que no es otra cosa que la
Conciencia Cósmica. Es decir, si son afines al pensamiento oriental, el
Samadhi. El “kiname” (practicante) lo hará trabajando su Serpiente
Emplumada, que no es otra cosa que el símbolo o metáfora del proceso de
ascensiòn del alma. Para ello se ciñe a una serie de pasos, que se
comprenden como una Higiene Energética, y que consiste en:

1. Recapitulación de los sueños cada mañana al despertar, realizada sin


ánimo de interpretación, sólo de observación. Podemos hacerla
mentalmente o por escrito.
2. Practicar ejercicios físicos. Afirmaban los toltecas que cada día tiene
una energía particular, positiva o negativa, que podemos acentuar o
neutralizar mediante la técnica apropiada. En Kinam se promueve la
práctica de las posturas del Tonal o día calendárico, basada en el
Calendario Sagrado de Anahuac.

3. Meditación, realizada a continuación del ejercicio anterior. Consiste en


recoger los sentidos, hacer silencio mental y, si es posible, entregarse al
éxtasis.

4. Recapitulación de lo que hicimos durante la vigilia, realizada antes de


dormir en la noche sin ánimo de interpretación, sólo de observación. Se
puede hacer mentalmente o por escrito (se recomienda al estudiante de
Kinam llevar un diario de sus sueños y vigilias, pues ello le ayudará a
materializar el siguiente paso).

Primer Paso, Toltekayotl, aprendizaje


segundo paso, Nawatilli, normas, es el salto de la curiosidad al
compromiso.
Este paso también se divide en dos etapas. La primera es el compromiso
general; los libros toltecas lo resumieron en tres principios muy simples:
1. Topiltsin sentlasotla, amar lo divino.
2. Kateikniu’tlani, tener paz con los seres humanos.
3. Amo keketsa, no matar o no perder el tiempo.
Luego, el compromiso específico con su Maestro.

Amar lo divino nada tiene que ver con pasar al:

El tercer paso, Teochiwa, divinización.


El cuarto paso se llama Chipawa, transparencia; su objeto es que nos
limpiemos física, psíquica y emocionalmente, hasta volvernos cual un
cristal transparente que deja pasar sin distorsiones la luz del Sol.
Los “chakras” toltecas
Dentro de ese campo hay una serie de órganos llamados Kuekueyo,
espirales luminosas, que funcionan como trans-formadores de la energía,
almacenando las experiencias y modificando la percepción. De ellos
afirma un códice mexica:

“Con nuestros Cuecueyo(s) iluminamos al mundo. En el sitio donde


están nuestras luminarias, allí tenemos luz.” (Códice Matritense)
Algunos de esos centros se activan

1. Kolotl, “escorpión”, en la base de la columna vertebral. Es la sede de los


instintos sexuales, reproductivos y de supervi-vencia. Se activa al nacer y
alcanza su pleno funcionamiento en la adolescencia.
2. Iwitl,” plumón”, en el vientre. Es la sede de los sentimientos filiales y
patrios, y los impulsos de socialización y comunicación. Se activa en
forma natural antes de la adultez.
3. Pantli, “bandera”, en el ombligo. Es la sede del ego y los impulsos de
representación, competitividad y dominio. Se activa asumiendo los retos
y enfrentando las dificultades.
4. Xhochitl, “flor”, en el corazón. Es la sede de las emociones, la
sensibilidad artística y los impulsos altruistas. Se activa enriqueciendo y
ennobleciendo las experiencias.
5. Topilli, “bastón de mando”, en la garganta. Es la sede de la voluntad. Se
activa tomando decisiones y afrontando las consecuencias.
6. Chalchiwitl, “piedra preciosa”, en la frente. Es la sede de la intuición; su
funcionamiento mínimo es la razón. Se activa mediante estudio,
meditación, ensueño y recapitulación.
7. Tekpatl, “cuchillo”, en la coronilla. Este centro sintetiza la actividad de
los demás, conectando la energía individual con la cósmica. En él radica el
impulso de trascendencia que nos caracteriza como humanos. Se activa a
medida que los demás centros lo hacen.
Los centros forman una red que organiza nuestro campo magnético.

El quinto paso, Teomania, meditación, se relaciona con la intuición, esa


misteriosa facultad que en la vida cotidiana solemos tener atrofiada. La
meditación era una práctica muy común en el México antiguo, según se
deduce de la profusión de imágenes meditativas en el arte. Su objeto es
llegar al estado de éxtasis.
En el Método Kinam, la meditación se divide en cuatro pasos, que son:
1. Mana, disposición.
2. Senmati, concentración.
3. Teomania, meditación.
4. Teowatia, éxtasis
1. Observación, un ejercicio muy simple que consta de tres partes:
a) Observamos serenamente lo que pasa a nuestro alrededor, sin hacer
juicios ni comparaciones.
b) Una vez que nos ambientamos, escogemos un elemento del entorno,
como puede ser una hoja o fruta de un árbol, una marca en la pared o el
suelo, una nube, etcétera, y lo miramos fijamente, tratando de no
parpadear.
c) Luego de unos minutos de forzar el enfoque, hacemos lo contrario:
mantenemos los ojos sobre el objeto elegido, pero atendiendo a lo que
hay en la periferia. La mirada periférica es de gran valor para educar la
percepción.
Estructura y nombres de los
centros energéticos. Códice Borgia.
2. Imaginación eidética. Seguramente hemos notado que, al apretar los
globos oculares, aparece una serie de colores y formas geométricas. El
orden en que aparecen no es casual, responde a nuestro estado
energético y es uno de los indicadores que usa el médico chamán para
analizar a su paciente. Existen ciertas asociaciones naturales de color y
forma que podemos aprovechar como motivos de concentración; las
básicas son las siguientes:
– Un triángulo rojo con la punta hacia arriba induce un estado de vigor.
– Un círculo blanco induce al análisis y la observación.
– Una media luna negra nos da fluidez y un sentimiento místico.
– Un cuadrado amarillo nos hace sentir serenos, seguros y sólidos.
El sexto paso, Nawallotl, nagualismo, tiene como objeto proyectar
nuestro ser de ensueños, llamado “el doble” o “el nagual”.
La proyección del nagual. Mural olmeca de Oxtoticpac.

La composición del ser humano.


Códice Laúd.
Esto, poir supuesto, es sólo una introducciòn, un ubicarse en tiempo y
espacio sobre aspectos poco difundidos de un Conocimiento al que,
seguramente, el interesado deberá dedicarle una práctica dirigida e
intensa.

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