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Narrador y punto de vista

Ejercicio con textos ciegos


Tipo narrador, focalización, fenómeno que destaque

Texto 1: Narrador homodiegético en primera persona del plural, focalización interna fija,
anacrónico a través de analepsis (flashback)
El hombre se señala por su desagradecimiento. Según tengo entendido, en épocas pasadas (y del
hecho hay documentos en la Academia) muchos muertos, en homenaje a nuestra superioridad, nos eran
ofrecidos, fuese colgando de las ramas de los árboles: atención delicada, pero ya en completo desuso (lo
que me hace suponer que la desdicha de los hombres no conocerá fin), o expuestos en la cumbre de altas
torres, para facilitar nuestro gusto. Ahora la costumbre general es, sin otro fin que demostrar su odio hacia
sus superiores, enterrar a los muertos con complicadas ceremonias. Estos últimos tiempos, en los que las
matanzas han sido mejor organizadas, han llegado a extremos inauditos, hijos de la desesperación. Con tal
de ofendernos, queman las carnes, después de haberlas desinfectado con gases, en cámaras especiales.
Supongo que la reclamación acerca de tal desacato, de nuestro ministro en Ginebra, surtirá algún efecto.
Si no hay holocausto en nuestro honor, ¿para qué las guerras?, ¿para qué tanto cadáver? Y ¡oh colmo de
la estupidez!, ni siquiera escogen a los mejor cebados.

Texto 2 Heterodiegético, omnisciencia autorial, focalización interna variable, ralentización


temporal pausa descriptiva
Una vez que los otros se marcharon y lo vio allí tumbado en la penumbra, desnudo sobre las frías
baldosas de los retretes, no supo qué hacer. Le ordenó que se vistiera, porque le molestaba la visión de
aquella carne blanquecina rodeada por la luz del piloto como por una segunda piel transparente, y luego le
tocó la cabeza, porque sentía necesidad de expresarle algo y no sabía cómo, y a continuación le tendió la
mano. Del Moral era frágil. Raúl lo había observado infinidad de veces, inmóvil en el patio, mientras los
otros niños corrían detrás de un balón o se perseguían entre ellos. Del Moral apenas participaba en los
juegos. Se quedaba quieto, buscando el refugio que proporcionaban las arcadas del porche. Raúl lo veía,
con una piel descolorida bajo cuya transparencia discurrían las diminutas venas que le subían desde la
mejilla y le cruzaban la frente, con las manos siempre enrojecidas por el frío sosteniendo un libro, y con
unas botas que seguramente serían de su número, pero que parecía que le quedaban grandes, porque de
ellas surgían unas piernas frágiles y llenas de sabañones que no se sabía cómo conseguían levantarlas.

Texto 3 Heterodiegético, omnisciencia multiselectiva, focalización interna variable,


ralentización temporal pausa descriptiva
Intentaremos describir la situación de espíritu de la señorita de Lantigua. La razón no le decía
nada en contra del proyecto de su padre, y reconocía fácilmente en Rafael todas las cualidades de un
joven maduro, de un carácter honrado y bondadoso, de un atleta del catolicismo, de un trabajador
incansable, de un apóstol seglar. Reconociendo esto, ella hacía esfuerzos para despertar en su pecho
inclinación vehemente hacia aquel joven; pero aquí empezaba la dificultad, porque se interponía siempre
entre ella y él una sombra intrusa que venía no sabemos de dónde.
Esto debiera conducirnos a la afirmación categórica de que la señorita de Lantigua había
encontrado ya el elegido de su corazón; pero una serie de indagaciones concienzudas con la cooperación
de las personas más curiosas de Ficóbriga, demuestran lo contrario. Teresita la Monja esposa de D. Juan
Amarillo, en cuya casa hay un ventanuco desde el cual se atisban con buen ojo el jardín y los patios y
corredores de la casa de Lantigua, asegura que si Gloria tuviese algún novio del tamaño de una lenteja, o
recibiese cartas, o hablase por el balcón, a ella no se le hubiere escapado. Lo mismo dicen las dos hijas de
D. Bartolomé Barrabás, ambas muy instruidas en todas las historias del pueblo, amigas íntimas de
Francisca Pedrezuela, criada principal de nuestros héroes.
Y sin embargo, el otro existía. ¿Dónde? ¿Quién era?
La señorita de Lantigua bajó más tarde sola al jardín después de la comida. Entonces, sin mover
los labios, hablaba. Oigámosla:
Texto 4 Extradiegético, modo cinematográfico, focalización neutra, atemporalidad
Error. No todo ratón es cancerígeno. No todo ratón es de la cepa del Illinois nativo, hábilmente
seleccionada entre dieciséis mil cepas, en laboratorios traslúcidos de paredes brillantes de vidrio, con aire
acondicionado ex profeso para la mejor vida ratonil. Hábilmente seleccionada a través de las familias de
ratones autopsiados, hasta descubrir el pequeño tumor inguinal y en él implantada la misteriosa muerte
espontánea destructora no sólo de ratones. Las rubias mideluésticas mozas con proteína abundante
durante el período de gestación de sus madres de origen sueco o sajón y en la posterior lactancia y
escolaridad. Aunque hermosas, insípidas pero nunca oligofrénicas, con correcta emigración de
neuroblastos hasta su asentamiento ordenado en torno al cerebro electrónico de carne y lípidos complejos,
que utilizan ahora para hacer recuentos de mitosis en el palacio transparente.

Texto 5 Heterodiegético, omnisciencia neutral, focalización neutra, in media res

Texto 6 Extradiegético, modo dramático, Focalización neutra, Temporalización igualada


Texto 7 Narrador homodiegético central, Focalización interna fija, aceleración temporal
Casa y hacienda, herencia son de los padres, pero una mujer prudente es don de Yavé y en lo que
a ti concierne, cariño, supongo que estarás satisfecho, que motivos no te faltan, que aquí, para ínter nos, la
vida no te ha tratado tan mal, tú dirás, una mujer sólo para ti, de no mal ver, que con cuatro pesetas ha
hecho milagros, no se encuentra a la vuelta de la esquina, desengáñate. Y ahora que empiezan las
complicaciones, zas, adiós muy buenas, como la primera noche, ¿recuerdas?, te vas y me dejas sola
tirando del carro. Y no es que me queje, entiéndelo bien, que peor están otras, mira Transi, imagínate con
tres criaturas, pero me da rabia, la verdad, que te vayas sin reparar en mis desvelos, sin una palabra de
agradecimiento, como si todo esto fuese normal y corriente. Los hombres una vez que os echan las
bendiciones a descansar, un seguro de fidelidad, como yo digo, claro que eso para vosotros no rige, os
largáis de parranda cuando os apetece y sanseacabó, que las mujeres, de sobras lo sabes, somos unas
románticas y unas tontas.

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