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“Jeeves & Wooster”

en
Perfecto Sinsentido

Una nueva pieza sobre los trabajos de


P. G. Wodehouse
por los Hermanos Goodale

Versión en castellano de Pablo REY


Contacto: 54 11 4539-0907

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Personajes

JEEVES, interpretado por sí mismo


BERTIE WOOSTER, interpretado por sí mismo
SEPPINGS, interpretado por sí mismo

SIR WATKYN BASSET, interpretado por Jeeves


GUSSIE FINK-NOTTLE, interpretado por Jeeves
STIFFY BYNG, interpretado por Jeeves
TIA DAHLIA, interpretado por Seppings
PROPIETARIO DE LA TIENDA DE ANTIGUEDADES, interpretado por
Seppings
RODERICK SPODE, interpretado por Seppings
BUTTERFIELD, interpretado por Seppings
MADELINE BASSET, interpretado por Seppings
ALAGUACIL OATES, interpretado por Seppings

Nota sobre el texto


Cuando BERTIE está escrito en negrita, es para indicar que está
hablando directamente al público.

PRIMER ACTO

Fanfarria musical cuando el telón se levanta dejando ver a Bertie


Wooster, vestido de smoking negro de terciopelo, sentado en un
sillón junto a una lámpara de pie o, eventualmente, un escenario
vacío. Bertie está mirando por sobre su hombro, metiendo algunos
apuntes debajo del sillón, aparentemente ajeno al hecho de que
está a la vista del público. Repentinamente, dándose cuenta de que
todas las miradas están sobre él, consulta su reloj y mira al público.

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BERTIE: Pensé que habíamos dicho 7:30 para las 8:00.

Se pone de pie y se dirige al público.

Qué diablos! Ahora bien, la razón por la que estoy aquí y ustedes
ahí es que, la otra noche, estaba en el club Drones y le contaba a
Bingo Little –conocen a Bingo- le contaba con lujo de detalles a
Bingo Little acerca de un fin de semana perfectamente espantoso
que había pasado recientemente en Totleigh Towers. Y me dijo,
“Bertie, deberías contar esto sobre un escenario!” Entonces, heme
aquí… Tout seul… como dicen los franceses, por mi propia cuenta.
Quiero decir, he estado en un teatro un par de veces, vi gente
actuando a y veces pensaba, “bueno, qué tan difícil puede ser?”

Bertie respira profundo y se compone.

Ahí vamos, entonces. Arriba el telón! Es solo una expresión teatral,


por supuesto, porque el telón ya se ha levantado – de otra forma
no podrían verme.

Se pasea alrededor del sillón y se sienta.

Todo empezó cuando estaba en casa, durmiendo en mi cama.

Se recuesta en el sillón como si estuviese dormido y luego se


incorpora repentinamente.

Me desperté.

Se dirige a una persona imaginaria junto a él.

BERTIE: Jeeves!

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BERTIE: Dije.

Se pone de pie y se dirige a la derecha del escenario para


interpretar la parte de Jeeves.

Cuando está parado acá, voy a estar interpretando la parte de


Jeeves.

BERTIE: (Personificando a Jeeves.) Sí, señor.

Bertie regresa a sentarse para interpretarse nuevamente a sí


mismo.

BERTIE: Y entonces me senté.

BERTIE: SI tuviese que comenzar nuevamente mi vida, Jeeves, la


comenzaría como huérfano, sin ninguna tía.

Bertie se pone de pie y se mueve nuevamente a la derecha para


asumir el rol de Jeeves.

BERTIE: Y entonces Jeeves dijo:

BERTIE: (Personificando a Jeeves.) En efecto, señor.

BERTIE: Y entonces yo dije:

Bertie regresa a sentarse para hacer nuevamente de sí mismo.

BERTIE: En Turquía no ponen a las tías en bolsas y las tiran…

BERTIE: No, momento…

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Bertie se pone de pie, sin saber qué parte interpretar.

Y luego Jeeves dijo. No – yo dije. No, Jeeves dijo…

Se detiene y llama al verdadero Jeeves.

BERTIE: …Jeeves!

Aparece Jeeves.

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Jeeves, podrías hacer de Jeeves?

JEEVES: Ciertamente, señor.

BERTIE: Bien, no puedo seguir con esto toda la noche. Volvamos a


la historia, entonces. Es el complejo caso de Gussie Fink-Nottle,
Madeline Bassett, su padre Sir Watkyn, su prima Stiffy Byng,
Roderic Spode y mi tía Dahlia. Allá vamos. Tu línea, Jeeves.

JEEVES: En efecto, Señor.

BERTIE: No, Jeeves, tenés que decir tu línea.

JEEVES: En efecto, señor, es mi línea, señor.

BERTIE: No importa, yo empiezo. (Recomenzando.) En Turquía no


ponen a las tías en bolsas y las arrojan al estrecho de Bósforo?

JEEVES: Entiendo que lo hacen con las odaliscas, señor. No con las
tías.

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BERTIE: Y por qué no con las tías? Mirá los problemas que causan
en el mundo…

Repentinamente, Bertie rompe el diálogo y se dirige al público.

BERTIE: … No, esperen… detengan todo un momento. Me fui a


cualquier parte. Podrían creerlo, comencé en el lugar equivocado.
Bien, permítanme comenzar nuevamente. En realidad, todo
comenzó el día anterior al que ustedes me vieron despertar.

JEEVES: Si el señor me permite un momento, creo que podríamos


presentar la escena de una manera más convincente.

BERTIE: Bueno, me parece que ya es bastante convincente. Hay que


dejar algunas cosas libradas a la imaginación, Jeeves.

Jeeves arrastra una chimenea art deco y la coloca en el centro del


escenario.

Jeeves, eso es absolutamente terrorífico!

Jeeves toma dos atizadores y aviva las llamas del fuego.

Están haciendo valer cada peso que gastaron, eh?

JEEVES: Efectivamente, señor.

Jeeves le entrega a Bertie los atizadores y va a levantar una


pantalla a la izquierda del escenario.

BERTIE: Es un fuego!

JEEVES: Tal vez quiera continuar con su historia, Señor.


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BERTIE: Mi historia?

JEEVES: En pijamas, señor.

Jeeves orienta a Bertie hacia la pantalla.

BERTIE: Sí, por supuesto, Jeeves. (Va detrás de la pantalla y sigue


hablando.) Jeeves, servime algo fuerte, por favor.

BERTIE: Como decía, regresé del baño con la sensación


desagradable que uno a veces tiene de que moriría en cinco
minutos.

Bertie sale de detrás de la pantalla, ahora vestido con su pijama.


Mira sorprendido por su transformación antes de continuar.

BERTIE: Jeeves! Cómo estás haciendo esto?

JEEVES: Su historia, señor?

BERTIE: En la noche anterior. No ayer. En la historia. Había cenado


en el Drones con mi buen amigo Gussie Fink-Nottle. Estaba pronto
a comprometerse con Madeline Bassett, única hija de Sir Watkyn
Bassett. Gussie era un chico tímido y vergonzoso que vivía
sepultado en el campo y devota y enteramente dedicado al estudio
de las salamandras. Pero el amor hallará su camino y ahora debía
transitar la nave central de la Iglesia con la chica horrible. Digo la
chica horrible porque era una chica horrible. Una chica marchita,
pesada, exhibicionista sentimental, con ojos derretidos y una voz
con gorgoritos y los más extraordinarios puntos de vista acerca de
las estrellas y los… conejos.

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Jeeves empuja un gran cajón que representa la pared detrás de la
chimenea. Colgando directamente sobre la repisa de la chimenea
hay una pintura enmarcada.

BERTIE: Santo Dios, Jeeves. Qué es eso?

JEEVES: Se llama escenografía, Señor. Es ampliamente usada en el


teatro.

BERTIE: Y de dónde salió?

JEEVES: Cuando supe de sus intenciones para esta noche, señor, me


tomé el atrevimiento de proveer una ambientación adecuada de las
locaciones relevantes. Algunas de ellas están siendo construidas
aún, señor.

BERTIE: Para aquellos que no conocen mi recorrido, esto tiene


realmente una misteriosa similitud con mi…

JEEVES: Su historia, señor.

BERTIE: Ah, sí. Perdón.

Bertie se sienta.

BERTIE: Hay correo esta mañana, Jeeves?

BERTIE: Dije despreocupadamente.

JEEVES: Sí, señor. Hay algo de literatura enviado por la agencia de


viajes. Me parece que debería echarle un vistazo.

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BERTIE: Eh? Lo has hecho otra vez, Jeeves? Este fastidio debe
terminar de una buena vez.

JEEVES: Viajar es altamente educativo, señor.

BERTIE: Puedo vivir sin seguir educándome. Di por terminada mi


educación hace años.

JEEVES: Muy bien, Señor.

BERTIE: Este crucero alrededor del mundo al que querés que vaya,
Jeeves… Te has convertido en algo demasiado… Ah, cuál sería la
palabra?

JEEVES: No podría decirlo, señor.

BERTIE: Pertinente? No, no es pertinente. Pernicioso? No, no es


pernicioso. Lo tengo en la punta de la lengua. Empieza con “p” y
significa que algo presiona todo el tiempo. Pero presionar no es la
palabra.

JEEVES: Persistente, Señor?

BERTIE: Persistente! Esa es exactamente la palabra que buscaba.


Muy persistente, Jeeves. Demasiado persistente.

JEEVES: Muy bien, señor.

BERTIE: My bien, Jeeves.

Bertie va detrás de la pantalla para cambiarse. Jeeves deja la


bandeja sobre la repisa de la chimenea y luego trae la chaqueta.

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Bueno, la cena de anoche en el Drones ha sido muy satisfactoria.

JEEVES: En efecto, señor.

BERTIE: Mucho. Todos pasamos un grato momento.

JEEVES: Confío en que no hubo demasiadas rupturas, señor?

BERTIE: No que yo recuerde, Jeeves.

JEEVES: Me alegra saber que ha sido capaz de regresar a tiempo


para el desayuno, señor.

BERTIE: Ah, sí.

JEEVES: Suena como si hubiese tenido la más placentera de las


veladas, señor?

BERTIE: Podés dejar de interrogarme, Jeeves. Estoy tratando de


meterme dentro de este maldito traje.

JEEVES: Por supuesto, señor.

Bertie asoma la cabeza fuera de la pantalla.

BERTIE: En toda pieza hay momentos aburridos y me temo que este


es uno de ellos en la mía.

BERTIE: Gussie mandó saludos.

JEEVES: Qué amable de su parte, señor. Confío en que el Señor


Fink-Nottle estaba de buen ánimo?

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BERTIE: Extraordinariamente bueno considerando que las arenas
del tiempo se escurren rápidamente y que pronto tendrá a Sir
Watkyn Bassett como suegro. Mejor él antes que yo, Jeeves, mejor
él antes que yo. No nos olvidemos, Jeeves, que… (Bertie aparece
desde detrás de la pantalla completamente vestido excepto por la
chaqueta que Jeeves sostiene.) … él fue el magistrado que me multó
con cinco libras por tomar el casco de un policía durante la regata
nocturna.

JEEVES: En efecto, señor.

BERTIE: Alguna llamada telefónica esta mañana?

JEEVES: Una, Señor. De la Señora Travers.

BERTIE: Tía Dahlia. Está en la ciudad?

JEEVES: Sí, señor. Expresó su deseo de que se comunique con ella


en cuanto le fuese posible.

BERTIE: Voy a hacer algo aún mejor. Pasaré a verla.

JEEVES: Muy bién señor.

Jeeves chasquea los dedos para disparar la música incidental. Un


spot ilumina a Bertie mientras realiza la mímica de una caminata,
mientras Jeeves rota 180°la chimenea (Transformando el decorado
en la biblioteca de la tía Dahlia – aunque todo esto permanece en
penumbras.) Bertie sigue mimando la caminata, evitando el tráfico
y los perros.

BERTIE: Era, más o menos, media hora a pie… El resto de esto lo


dejo librado a vuestra imaginación.
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Jeeves reaparece. Chasquea los dedos para detener la música.

BERTIE: Cómo hacés eso, Jeeves?

BERTIE: Ahí estaba yo, en la residencia Travers, siendo recibido por


el viejo Seppings. El mayordomo de tía Dahlia.

BERTIE: Bien, Jeeves, hay un problema. Quién va a hacer de


Seppings?

JEEVES: He considerado esa eventualidad, señor. Pensé que el


propio Seppings podría hacer de sí mismo.

Entra Seppings en ese preciso momento.

SEPPINGS: Buenas noches, señor.

BERTIE: Qué está haciendo aquí, Seppings?

SEPPINGS: Vine a dar una mano, Señor.

JEEVES: Iba a sugerir también que pidiésemos a Seppings que


interprete una buena cantidad del resto de los personajes de esta
representación. Tiene una particular aptitud para la personificación.

Seppings se aclara la garganta.

BERTIE: Es así, Seppings?

SEPPINGS: No creo estar en posición de emitir juicio, Señor.

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BERTIE: Muy, pero muy bien. Todo marcha de manera espléndida,
verdad?

JEEVES: (Aclarándose la garganta.) Habrá sido recibido por el viejo


Seppings, Señor.

BERTIE: Claro que sí.

Jeeves sale mientras Bertie y Seppings se ubican en la posición


adecuada.

BERTIE: Está la Sra. Travers en casa, Seeppings?

SEPPINGS: Sí, señor. Pidió no ser molestada esta mañana. Pero sé


que desea hablar con usted.

BERTIE: Sí, así es.

SEPPINGS: La encontrará en la biblioteca… (Dándose cuenta que ya


está en la biblioteca.)… en un momento, señor.

BERTIE: Gracias, Seppings. Eso es todo.

Seppings sale. Bertie da un paseo hasta la pata.

BERTIE: Mientras esperaba pude ver al tío Tom a través de la


puerta abierta de la sala de estar. Estaba paveando con su
colección de platería antigua. EL tío es un tipo que, viendo un
sobrino, es capaz de engancharlo hasta convertirlo en alguien
informado acerca de todo lo relativo a la platería. Alejado de su
pasión por los coladores y las cocteleras, cae en un estado tal que
luce como alguien imaginado por Ibsen en uno de sus momentos
frívolos. Así que preferí dejarlo tranquilo y esperar a la tía Dahlia.
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Seppings aparece vestido como la tía Dahlia.

DAHLIA: Hola Bertie.

BERTIE: Seppings. Eso es extraordinario.

Bertie se pone histérico mientras Seppings lo mira impasible.

DAHLIA: Siempre el mismo delirante. Qué te trae por acá?

Bertie intenta controlarse y sumergirse nuevamente en la acción.

BERTIE: Entiendo, tía, que querías hablarme.

DAHLIA: No quería que aparecieras por acá, interrumpiendo mi


trabajo. Pero supongo que alguna clase de instinto te debe haber
dicho que el de hoy era un día ocupado para mí.

BERTIE: Si te preguntás si quiero quedarme a almorzar, no te


preocupes. Será un placer, como siempre. Qué nos servirá hoy
Anatole?

DAHLIA: Anatole no va a servirte nada. Estoy alojando a la novelista


Pomona Grindle…

BERTIE: Hablaba como de costumbre, como si estuviese gritando a


través de un campo en medio del viento.

DAHLIA: Así que anoche anduviste otra vez de juerga.

BERTIE: Qué? Quién te dijo?

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DAHLIA: Es una cosa extraordinaria – cada vez que te veo, parecés
estar recuperándote de alguna borrachera. Vas a dejar de tomar
alguna vez? Cuando estás dormido también tomás?

BERTIE: Te equivocás conmigo, tía. Excepto en ocasiones especiales,


soy excesivamente moderado en mis libaciones. Un par de cocteles,
una copa de vino en la cena y, posiblemente, un…

DAHLIA: Suficiente, Bertie. Sentate y escuchá. Todo lo que quería es


pedirte que vayas a una casa de antigüedades en la calle Brompton
y trates de tirar abajo una jarra para crema con forma de vaca.

BERTIE: Que tengo que hacer qué cosa con qué?

DAHLIA: Tienen una jarra para crema con forma de vaca del siglo
dieciocho que tu tío Tom va a comprar esta tarde. Una jarra para
crema, Bertie. Parece exactamente una vaca, pero más chica, por
supuesto, hecha de plata. Andá y pedí que te la muestren, luego les
sembrás la duda y el temor para que bajen un poco el precio. Y
deciles que parece un artículo de arte moderno alemán, algo que
aparentemente una jarra para crema con forma de vaca no debe
parecer… Entendiste? Bien, porque tengo mucho que hacer.
Seppings, acompañá al Señor Wooster! (Se da cuenta que Seppings
no está disponible.) No te preocupes, Seppings, el señor Wooster
conoce el camino.

La tía Dahlia sale. Bertie se ubica en el centro del proscenio e inicia


nuevamente la mímica de la caminata.

BERTIE: Estoy yendo en la dirección equivocada. (Da media vuelta y


camina en la dirección contraria.) Muchos hombres estarían
molestos por tener el día partido al medio de esta manera, pero
rasquen sobre Bertram Wooster y, como digo a menudo,
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encontrarán un boy scout. Así que me dirigí con la mayor diligencia
a la tienda de antigüedades.

Jeeves y Seppings separan los estantes de libros para dejar ver el


mostrador de una tienda de antigüedades.

BERTIE: Se supone que eso representa la tienda, Jeeves?

JEEVES: Me permito recomendar, Señor, que prestemos la debida


atención a los dispositivos teatrales, puede hacer que la narración
sea más fácil de seguir.

BERTIE: Sí, claro. Por supuesto, Jeeves.

Bertie hace la mímica de la entrada a la tienda y Seppings aparece


inmediatamente después como el propietario de la tienda y revisa
la vitrina.

BERTIE: “Digo”, empecé, entrando; luego me detuve al notar que el


tipo a cargo estaba atendiendo otro cliente y, a pesar de la luz
escasa, pude notar que este otro cliente no era un extraño para mí.

Sir Watkyn Bassett (interpretado por Jeeves) entra a la tienda


debajo de un paraguas abierto e inspecciona una jarra para crema
en forma de vaca que el propietario le está mostrando.

Era, en efecto, Sir Watkyn Bassett en persona. El mismo. No una


foto. Sin duda un hombre débil hubiese abandonado la escena en
dirección al horizonte. Pero yo me mantuve firme.

Jeeves se vuelve y ve a Bertie.

BASSETT: Hola, hola. Yo lo conozco, joven.


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BERTIE: Es extraordinariamente bueno, Jeeves.

Jeeves, en su consumada habilidad de intérprete, no permite que el


elogio de Bertie rompa su “mometum”.

BASSETT: Nunca olvido una cara.

Bassett usa su paraguas para dar un golpe al propietario, que


desaparece entonces detrás del gabinete.

Usted estuvo frente a mí en la corte una vez. Pero no dos. Bien!


Aprendió su lección, eh? Anda derechito ahora? Algo capital. Ahora,
déjeme ver, qué asunto era? No me lo diga. Ya recuerdo. Claro, por
supuesto. El robo de un bolso.

BERTIE: No, no. Fue por tomar el casco de un policía durante una
regata nocturna.

BASSETT: No, fue por el robo de un bolso. Lo recuerdo


particularmente. Aún así, ya es parte del pasado. Hemos dado
vuelta la página, imagino? Espléndido. Roderick, venga para acá.

BERTIE: Roderick?

BASSETT: Roderick Spode.

SPODE: Sí, Sir Watkyn.

BERTIE: Me di la vuelta y vi una terrorífica figura de dos metros de


altura.

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Seppings reaparece desde detrás de la vitrina caracterizado como
Roderick Spode, con mostacho y monóculo. Hay un instante de
incomodidad mientras se sube a una plataforma oculta detrás del
gabinete para parecer más alto.

BASSETT: Roderick, quiero que conozcas a este muchacho. Le di


tres meses no hace mucho tiempo por robar bolsos en estaciones
de tren y es evidente que el período en la cárcel ha tenido el efecto
más benéfico sobre él. Se ha reformado.

SPODE: Ah, sí? Y qué le hace pensar que se ha reformado?

BASSETT: Por supuesto que se ha reformado! Es perfectamente


obvio que ya no roba bolsos. A qué se dedica ahora, joven?

SPODE: A robar paraguas, aparentemente. Veo que tiene el suyo.

Bertie se da cuenta de pronto que tiene el paraguas de Bassett en la


mano.

BERTIE: Lo siento profundamente. Pensé que era mi paraguas.

BERTIE: Qué fue lo que hizo que tomara su paraguas, no puedo


decirlo, a menos que sea el instinto primario que hace que un
hombre sin paraguas se apodere del primero que encuentra.

BASSETT: Ese es el problema con usted, jovencito. Es totalmente


incapaz de distinguir entre el “meum” y el “tuum”. No voy a
arrestarlo esta vez, pero le advierto que tenga mucho cuidado.
Vamos, Roderick.

Bassett sale.

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BERTIE: Una vez idos ese par de matones…

Spode gruñe y luego desaparece detrás de la vitrina.

… escuché la voz de la tía Dahlia en mi cabeza que decía…

DAHLIA: (Voz en off.) Que bajen el precio de la jarra para crema con
forma de vaca.

BERTIE: Gracias, Seppings.

Seppings se asoma para acusar recibo del agradecimiento de Bertie.

BERTIE: Y me volví para hablar con el propietario.

Seppings, dándose cuenta que este debería ser él, desaparece


detrás del carro y aparece por el otro lado como el Propietario.

PROPIETARIO: Puedo ayudarlo?

BERTIE: Entiendo que tiene una jarra para crema con forma de vaca
del siglo dieciocho. Me gustaría que rebajara, quiero decir… me
gustaría verla. (El Propietario saca la jarra.) AH, no, no, no, no! Esto
no es lo que pensaba. Esto es arte moderno alemán.

PROPIETARIO: Arte moderno alemán? Es puro inglés del siglo


dieciocho. Mire el sello.

BERTI: No puedo ver ningún sello.

PROPIETARIO: Llévela a la calle. Hay más luz allí.

BERTIE: Muy bien.


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BERTIE: Dije y, al dirigirme a la puerta de entrada, tropecé con un
gato…

Bertie comienza a tropezar y se escucha el explosivo sonido de un


“miowwww” producido por Jeeves.

… y feu en ese preciso momento que Sir Watkyn Bassett volvía a


entrar a la tienda. Todo parecía suceder en cámara lenta.

Bassett vuelve a entras. Secuencia en cámara lenta en la que la


jarra con forma de vaca sale despedida por el aire desde las manos
de Bertie.

BASSETT: Llamá a la policía, Roderick!

SPODE: Policía!

BASSETT: Policía!

BERTIE: Ladró el viejo Basset en clave de tenor.

SPODE: Policía!

BERTIE: Rugió el gorila con voz de bajo. Luego el propietario trinó

PROPIETARIO: Policía!

BERTIE: … completando la ronda, mientras yo, sin hacer


contribución alguna, me fui como el viento… (Salta sobre el sillón
como si estuviera subiendo a un taxi.) … en la parte trasera de un
taxi en lo que parecieron, a penas, segundos.

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Las puertas de la vitrina se cierran y el carro gira 180°. Seppings
arrastra otra sección de pared que contiene una puerta, la cual
queda junto a la sección central, a la derecha de la escena.

Mi intención original era ir al Drones para almorzar. Pero no había


llegado lejos cuando me di cuenta que no estaba a la altura de las
circunstancias. No me rendiría ante nadie en mi apreciación del
lugar… su conversación burbujeante, su camaradería, su atmósfera
impregnada de todo lo que brilla en la metrópolis… pero sabía que
algún generoso pedazo de pan volaría de aquí para allá en su mesa
de comedor, y no estaba de ánimo para lidiar con panes voladores.

Cambiando mi estrategia en un instante, le dije al taxista, “Lléveme


al baño turco más cercano”, donde tuve una buena dosis de vapor
que me permitió regresar a mi departamento con el color rosado
en mis mejillas.

Seppings toma un vaporizador y esparce una nube de vapor por


detrás de la cabeza de Bertie.

BERTIE: Gracias chofer. Puede quedarse con… la silla.

Bertie se levanta de la silla hace la mímica de cerrar la puerta.


Luego sale por la puerta del living.

BERTIE: Entré en mi living.

Bertie regresa.

Entré en mi living.

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Sin embargo, mi efervescencia se apagó en el acto al ver lo que me
esperaba sobre la repisa de la chimenea – un telegrama de mi muy
buen amigo Gussie Fink-Nottle.

GUSSIE: (Voz en off.) Vení inmediatamente a Totleigh Towers. Seria


desavenencia entre Madeline y yo. A menos que vengas lo antes
posible y hagas lo posible para reconciliarnos, la boda será
cancelada. (Bertie abolla el telegrama y lo arroja al suelo, pero
cuando la voz en off de Gussie continúa, lo recoge y vuelve a
desplegarlo rápidamente.) Una cosa más; sigo manteniendo el
diálogo con Madeline. Esperá la invitación en breve. Gussie.

Jeeves aparece con una licorera con jerez y un vaso sobre una
bandeja.

JEEVES: Está enfermo, Señor?

BERTIE: Enfermo no, Jeeves, pero sí inquieto. Lee esto. Pero no en


voz alta.

Jeeves echa un vistazo al telegrama y luego mira a Bertie


nuevamente.

JEEVES: Muy perturbador, Señor.

BERTIE: Gussie está rompiendo con Madeline. Qué diablos voy a


hacer, Jeeves? Sabés lo que esto significa?

JEEVES: Tal vez deba explicarlo.

BERTIE: No, no hacen falta explicaciones, Jeeves. Sé qué cosa es


qué cosa.

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JEEVES: Sí, señor. Pero hay otras partes que pueden no saberlo.

BERTIE: Otras partes? (Jeeves mira hacia el público.) Ah. Estaba tan
inmerso en todo este desagradable asunto que me olvidé de ellos
por completo. Sí, Jeeves, es mejor que lo expliques. No puedo
pensar claramente en este momento.

JEEVES: Cuando el muy buen amigo del Señor Wooster, el Señor


Fink-Nottle, trató por primera vez de formular una propuesta
matrimonial a la Señorita Bassett, su coraje lo traicionó.
Encontrándose sentado a solas con la joven luego de la cena,
admitió haber sido víctima de un desafortunado espasmo nervioso
y comenzó a hablar, durante un buen rato, acerca de las
salamandras. A lo largo de varias horas le explicó en líneas
generales las diferencias entre las salamandras británicas y las
asiáticas y fue cuando, ya cerca de la medianoche, abordó el tema
de la salamandra europea y la Señorita Bassett dijo que necesitaba
regresar a su habitación a humedecer sus sienes con agua de
colonia. En ese punto, como usted bien dijo, Señor, el Señor Fink-
Nottle palideció a tal punto que un taxidermista inexperto hubiese
sido engañado por su aspecto y no hubiese dudado en
embalsamarlo en ese mismo momento.

BERTIE: Gracias, Jeeves. Creo que puedo continuar a partir de aquí.

Bertie se dirige al público.

BERTIE: Así que Gussie me pidió que la cortejara por él. Cosa que
resultó en que a Madeline se le metió en la cabeza que yo estaba
enamorado de ella. Dijo que lamentaba mucho causarme
semejante pena, pero que su corazón era de Gussie. Lo que hubiese
estado bien si no hubiese continuado diciendo que, en caso de que
sucediera algo que la obligara a dejar a Gussie, yo era el próximo en
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la lista. Y cuando una chica viene y te dice que está despachando a
su prometido y está lista para firmar con uno en su lugar – qué otra
cosa se puede hacer además de casarse con ella. Bien, hay que ser
civilizado!

JEEVES: Me parece que, dadas las circunstancias, sería lo mejor


dirigirse a Totleigh Towers y resolver inmediatamente la situación.

BERTIE: Bien dicho, Jeeves. Tomemos el toro por las astas.

Bertie se sirve una copa de jerez.

JEEVES: Voy a empacar inmediatamente.

BERTIE: Y poné ese traje a cuadros que acaban de hacerme, por


favor!

JEEVES: Está seguro, señor?

BERTIE: Sí, necesito algo que me levante el ánimo.

JEEVES: Puedo preguntar si el señor se propone aparecer en público


con esa indumentaria?

BERTIE: Sí, Jeeves. No te gusta?

JEEVES: En mi opinión, Señor, una bagatela demasiado bizarra.

BERTIE: Pero montones de amigos me han preguntado quién es mi


sastre.

JEEVES: Sin duda para no caer en sus manos, señor.

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BERTIE: Se supone que es uno de los mejores hombres en Londres.

JEEVES: No hablo de sus cualidades morales, señor.

BERTIE: Cualquiera sea tu opinión, Jeeves, aún me gustaría que lo


empaques.

JEEVES: Muy bien, señor…

Irrumpe la tía Dahlia.

DAHLIA: Bertie! (Le quita el vaso y la bebida.) Gracias.

JEEVES: Voy a empacar inmediatamente.

DAHLIA: Te vas a alguna parte?

BERTIE: Totleigh Towers.

DAHLIA: Totleigh Towers? No puedo creerlo! Venía a decirte,


justamente, que era necesario que salieras hacia allí de inmediato.

BERTIE: Eh?

DAHLIA: Bertie, vos conocés a ese vieojo borracho y retorcido, Sir


Watkyn Bassett, el mayor rival de tu tío Tom en el juego de
coleccionar platería.

BERTIE: Sí, acabo de…

DAHLIA: Y te acordás de la jarra para crema con forma de vaca?

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BERTIE: Si me acuerdo? A penas vas a poder creer esto, tía Dahlia,
pero cuando fui a la tienda, quién estaba ahí por obra y gracia de la
más sorprendente de las coincidencias sino el propio Bassett –

DAHLIA: No fue una coincidencia. Fue a ver el artículo, a ver si era


todo lo que Tom había dicho que era. Podés imaginarte una
tontería mayor, Bertie? – ese zoquete de tío que tenés le contó a
este tipo sobre la jarra. Y ahora Bassett compró la jarra para crema
con forma de vaca para él, y se la está llevando a Totleigh mientras
estamos hablando.

BERTIE: Qué es lo que vas a hacer?

DAHLIA: Me voy a apoderar de la maldita cosa, por supuesto, mejor


dicho, vos lo vas a hacer!

BERTIE: Yo???

DAHLIA: Correcto. FIjate como todo se combina. Estás yendo a


quedarte en Totleigh. Vas a tener cientos de oportunidades de
echar mano a esa cosa…

BERTIE: Pero, caramba…!

DAHLIA: Encargate de realizar esta tarea simple y fácil para mí o los


invitados a mi mesa pronto van a decir: “Dios bendiga la
maravillosa cena que su chef Anatole nos ofreció ayer! El verdadero
pináculo de la “haute cuisine”. Excelente es la única palabra! No
cabe duda que está orgullosa de su desempeño. Pero, por qué es
que ya no vemos por aquí a Bertie Wooster?

BERTIE: Tía Dahlia, esto es chantaje!

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DAHLIA: Cierto, no?

La tía Dahlia deja su último comentario flotando en el aire y luego


sale, dando un portazo detrás de sí.

BERTIE: Me quedé mirando cómo se iba y me metí en la boca una


aceituna de aspecto bastante sospechoso.

La tía Dahlia corretea por el fondo del escena a plena vista del
público.

No hay salida. Tengo que ir a Totleigh.

Luces y música. Jeeves entra con una chaqueta de cuero de conducir


y antiparras para Bertie, luego va a buscar una silueta de cartón
que representa el frente de un auto deportivo, la trae debajo de su
brazo y la coloca en el escenario frente al público. Seppings trae dos
sillas desde las bambalinas para representar las butacas del
conductor y el acompañante, luego gira el cuadro que está sobre la
chimenea para dejar ver la imagen de una avenida rodeada de
árboles. Bertie, mientras tanto, realiza algunos pasos de Charleston.

Al día siguiente, nos subimos al bi-plaza…

Ambos se suben, con Jeeves en el asiento del conductor. Bertie quita


el volante de las manos de Jeeves e intercambian asientos. Mientras
tanto, Seppings ayuda a animar el viaje.

… y nos movimos velozmente hacia Totleigh Towers, seguro al


volante, Jeeves a mi lado. De haber sido otras las circunstancias me
hubiese sentido, sin duda, en mi mejor forma, charlando
alegremente, saludando a la gente que pasa…

27
Seppings hace un paseante que saluda.

…tarareando incluso algún fragmento alegre. Desafortunadamente,


sin embargo, si había algo que las circunstancias no eran, era
diferente a lo que eran, y no había la más mínima posibilidad de
que una canción escapara de mis labios.

Seppings aparece con su carretilla de efectos y comienza a hacer


uso de ellos.

BERTIE: Hombre y niño, Jeeves, he pasado momentos difíciles, pero


este se lleva la palma de oro.

JEEVES: Señor?

Seppings hace sonar un timbre de bicicleta y agita su puño como un


ciclista contrariado, intercambiando mudos insultos con Bertie.

BERTIE: No pretendas que no sabés nada de este asunto, Jeeves.

JEEVES: Bueno, señor, en realidad debo confesar que pude captar


lo esencial de la conversación. La Señora Travers tiene una voz muy
penetrante.

BERTIE: Muy bien, entonces. Estás de acuerdo conmigo en que se


trata de una situación singular?

JEEVES: Ciertamente, señor, una crisis aguda en sus asuntos


parecería haber sido precipitada.

Seppings crea sonidos de pájaros. Bertie y Jeeves miran hacia el


cielo. Bertie pierde concentración, por lo que Jeeves tiene que tomar
el volante para corregir el curso.
28
BERTIE: Mirá los problemas que causan las tías en el mundo.
(Seppings produce el sonido de una vaca.) Tenés hambre, Seppings?
(Munido de un disco rojo montado sobre un palo, Seppins actúa el
cierre de un paso a nivel y el paso de un tren expreso.) Es muy
meticuloso, verdad?

JEEVES: Puedo atreverme a preguntar si es su intención tratar de


llevar adelante los deseos de la Señora Travers?

BERTIE: Ese es el problema que me tortura, Jeeves. No consigo


tomar una decisión. Te acordás de aquel tipo que mencionaste una
o dos veces, el que dejó algo a la espera de algo? Vos sabés de
quién hablo – el del gato.

JEEVES: Macbeth, Señor, un personaje en la obra del mismo


nombre del difunto William Shakespeare. Era descripto como “no
me atrevo a esperar como debería, como el pobre gato del refrán”.

Seppings acerca un palo de lluvia al micrófono.

BERTIE: Bueno, ese es el problema conmigo, me tambaleo, y vacilo


– si esa es la palabra?

JEEVES: Perfectamente correcto, señor.

Los efectos de Seppings alcanzan un crescendo con sonido de


truenos y lluvia proveniente de una pistola de agua. Luego toma
una rama de árbol y la azota contra el parabrisas del coche.

BERTIE: Suficiente, Seppings. Gracias. Creo que entendieron la idea.


(Seppings capta la insinuación y se retira con su carro.) Fue
excesivamente complicado encontrarme con Sir Watkyn ayer y va a
29
ser un espectáculo de trazos mucho más complejos si me
sorprende apoderándome de la jarra para crema con forma de
vaca.

JEEVES: Entiendo claramente, señor.

“'Y así la natural tintura del valor


Se sega con el lance pálido del pensamiento,
Y las empresas de gran tono y momento
Con este sentido tuercen su curso
Y pierden el nombre de la acción.”

BERTIE: Exactamente. Estás sacando las palabras de mi boca.

JEEVES: Henos aquí, señor.

BERTIE: Llegando a Totleigh Towers… (Ambos descienden del coche


y hacen la mímica de cerrar las puertas al unísono.) … Jeeves llevó
el auto al patio de establos mientras yo entraba en busca de los
íntimos.

Mientras Jeeves y Seppings se llevan el coche y reacomodan el


escenario, Bertie hace la mímica de caminar dando vueltas por el
fondo y el frente del escenario llamando:

BERTIE: Hola! Hola!... Hola! Hola!...

BERTIE: Noté que el viejo Basset tiene un magnífico montón aquí. Y


me preguntaba cuánto tiempo le habrá tomado multando,
digamos, veinte personas por día a cinco libras la pieza para
recaudar lo suficiente para pagar por todo esto.

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No, realmente, me pregunto. Cuánto le habrá tomado? Primero
uno… Uh, momento, después vuelvo con ustedes.

BERTIE: Hola! Hola!...

Una vez que Jeeves y Seppings han puesto la ventana francesa en su


lugar, Seppings se encuentra dentro. Bertie aparece fuera de la
ventana francesa y en sus labios se dibuja la palabra “hola”.

JEEVES: Un momento, señor.

Entonces Jeeves gira el cuadro dejando ver otra imagen y luego


asiente hacia Seppings. En respuesta, Seppings se coloca presuroso
una peluca, transformándose en Butterfield, el mayordomo, y abre
la puerta para dejar entrar a Bertie.

BERTIE: Sir Watkyn Bassett?

BUTTERFIELD: No. Soy Butterfield el mayordomo, señor.

BERTIE: NO, busco a Sir Watkyn Bassett.

BUTTERFIELD: AH, Señor Wooster, perdón. Me temo que está en


algún lugar en los alrededores con el Señor Roderick Spode.

BERTIE: Roderick Spode? El tipo grandote del bigotito con una


mirada que puede abrir una ostra a sesenta pasos?

BUTTERFIELD: Sí, señor.

BERTIE: Y el Señor Fink-Nottle?

BUTTERFIELD: Creo que salió a caminar, señor.


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BERTIE: Ah? Bueno, muy bien. Entonces solo voy a quedarme un
rato aquí, sin hacer nada.

BUTTERFIELD: Muy bien, señor.

BERTIE: Gracias, Butterfield.

BUTTERFIELD: No, gracias a usted, señor.

BERTIE: No, gracias a usted.

Butterfield desaparece.

BERTIE: La noticia de que Roderick Spode estaba en el lugar me


sacudió significativamente. Quiero decir, imaginen cómo se sentiría
algún desafortunado maestro del crimen que viene a perpetrar un
homicidio en la vieja granja si se entera de que no solo Sherlock
Holmes está pasando allí el fin de semana, sino también Hércules
Poirot. Fui por una taza de té que me tranquilice. Butterfield?

Bertie sale en busca de Butterfield.

BASSETT: Butterfield? (Irrumpe en la habitación, apoya con orgullo


la jarra para crema con forma de vaca sobre el estante de la
chimenea, la besa y luego sale.) Butterfield?

BERTIE: (Reaparece.) Butterfield?

BERTIE: Butterfield? Heme ahí, de pronto, vis-à-vis, tal como lo


indica la expresión, con algo que solo podía ser descripto como una
vaca de plata. (La sostiene frente a sí.) Miren, de verdad tiene un
sello.
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Spode aparece a través de la ventana francesa.

SPODE: Manos arriba!...

BERTIE: No, solo estaba mostrándoles el sello.

SPODE: Sir Watkyn! Venga, por favor. Tengo algo que mostrarle.

BERTIE: Y, al darme vuelta, observé a Roderick Spode. Había


crecido desde nuestro último encuentro, midiendo ahora cerca de
dos metros noventa y cinco.

Spode, dándose cuenta que no está ni cerca de esa altura, se sube a


un taburete. Bassett aparece a través de la puerta.

SPODE: Manos arriba!

BASSETT: Santo Dios! Es el apropiador de bolsos!

SPODE: Sí. No es increíble?

BASSETT: Bueno, Roderick, estoy en deuda contigo. Pero, a lo que


no puedo dar crédito es a la obstinación de este tipo. Al frustrar
aquel intento suyo de robar mi paraguas y desvalijar la tienda de
Bromptom Road, pudimos haber pensado que se había resignado
ante su fracaso. Pero no. Viene aquí al día siguiente a robar mi jarra
para crema con forma de vaca.

SPODE: Supongo que este es un caso demasiado serio para usted se


haga cargo… inmediatamente?

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BASSETT: Puedo librar una orden de arresto en su contra, Roderick.
Llevalo a la biblioteca, voy a hacerlo ahora mismo.

SPODE: (Murmurando, mientras se da cuenta que no puede bajarse


del taburete.) No, no puedo hacerlo.

BERTIE: Estaba a punto de explicarles, luego de asegurarme que


tenía su atención, que me encontraba en las instalaciones como
huésped invitado cuando Madeline Basset irrumpió a través de la
ventana francesa y dijo:

Jeeves (como Bassett) y Seppings (como Spode) se quedan


momentáneamente paralizados, se miran uno al otro y se dan
cuenta que uno de ellos tiene que interpretar el rol de Madeline
Bassett. Jeeves toma espontáneamente la pantalla de una lámpara
de pared y la coloca prolijamente sobre su cabeza. Dándose cuenta
de que no es suficiente, descuelga una de las cortinas de gasa de la
ventana francesa y se envuelve en ella. Madeline ha llegado.

MADELINE: Por el amor de Dios! De qué se trata todo este


barullo?... Hola Bertie.

BERTIE: Jeeves, eso es extraordinario.

MADELINE: Cuándo llegaste?

BERTIE: Ah, hola. Acabo de llegar.

MADELINE: Tuviste un buen viaje?

BERTIE: Ah, muy bueno, gracias. Vine en el bi-plaza.

MADELINE: Debés estar agotado.


34
BERTIE: No, gracias, no mucho.

MADELINE: Bueno, el té va a estar listo en un momento. Veo que ya


conociste a papi.

Jeeves se quita la pantalla de la luz de la cabeza y vuelve a


transformarse en Bassett.

BASSETT: No me digas que conocés a este hombre? Acabo de


sorprenderlo robando my jarra para crema con forma de vaca.

…y vuelve a colocarse la pantalla.

MADELINE: papi, este es mi viejo y muy buen amigo Bertie


Wooster. Te dije que vendría hoy. Y, naturalmente, tu platería sería
la primera cosa que querría ver. Bertie es el sobrino del señor
Travers. Su tío tiene tiene una colección maravillosa, no es así,
Bertie? Supongo que debe hablarte a menudo de papi.

BERTIE: Todo el asunto es uno de esos risibles malentendidos.


(Bertie y Madeline se miran el uno al otro y de acuerdo rompen en
una risotada. Madeline gira 360°, disponiendo de la cortina y la
pantalla mientras gira, y vuelve como un poco convencido Bassett.)
AL igual que el episodio del paraguas. Quién no tomó un paraguas
ajeno por error alguna vez? La única cosa de la que me apoderé
alguna vez fue ese casco de policía, y eso fue en una regata
nocturna.

BASSETT: Eso es tan malo como… Siéntese, joven, siéntese. (Deja la


cortina y la pantalla de Madeline sobre el sillón.) Es tan malo como
robar bolsos, no es verdad, Roderick?

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SPODE: No. No creo que sea para tanto. Cuando estaba en Oxford,
yo mismo robé un casco de policía. Una broma habitual en días
festivos.

BASSETT: Bueno. Aún así! (Bertie le devuelve la vaca.) Nada de todo


esto me huele bien. Vamos, Roderick. (Sale.)

SPODE: Lo voy a estar vigilando, Wooster.

Seppings se baja del taburete, que recoge y se lleva con él.

BERTIE: Dijo, y ambos desaparecieron dejándome a solas con…


(Bertie cierra la puerta mientras Madeline reaparece por el otro
lado y se recuesta en el sillón. Bertie se vuelve para verla.)…
Madeline.

MADELINE: Ay, Bertie, no deberías estar aquí. Por qué viniste?... Ya


sé lo que vas a decir. Sentís que vale la pena, tenías que verme, solo
una vez más. No podés resistir la urgencia de llevar con vos un
último recuerdo para atesorar durante los años de soledad. Ay,
Bertie, me recordás a Rudel.

BERTIE: El nombre era nuevo para mí.

BERTIE: Rudel?

MADELINE: Le Seigneur Geoffrey Rudel, Príncipe de Blaye-en-


Saintongue.

BERTIE: Me temo que no lo conozco. Amigo tuyo?

MADELINE: Vivió en la edad media. Era un gran poeta. Y estaba


enamorado de la esposa del Señor de Trípoli.
36
BERTIE: Me revolvía incómodo. Esperaba que lo pasara en limpio.

MADELINE: La amó durante años. Y al final ya no pudo resistir.


Tomó el barco a Trípoli y sus sirvientes lo llevaron a tierra.

BERTIE: Un cruce complicado evidentemente. No se sentía bien?

MADELINE: Estaba muriendo. De amor.

BERTIE: Uh, ah.

MADELINE: Lo llevaron ante la presencia de Lady Melisande sobre


una litera, y tuvo a penas la fuerza para extender su mano y
acariciar la de ella. Luego murió.

BERTIE: Hizo una pausa y dejó escapar un suspiro que parecía venir
directo desde los calzones. Sobrevino el silencio.

Larga pausa.

BERTIE: Tremendo.

BERTIE: Dije, con la sensación de que debía decir algo.

Madeline se acerca a Bertie.

MADELINE: Ves ahora por qué me recordás a Rudel. Tal como él,
viniste a ver por última vez a la mujer amada. Pero Bertie, no habría
sido mejor dar todo por terminado limpiamente aquel día cuando
nos dijimos adiós en Brinkley Court. Nos habíamos conocido y me
habías amado, y tuve que decirte que mi corazón era de otro. Esa
debió haber sido nuestra despedida.
37
Madeline se apoya con demasiada fuerza sobre el marco de la
puerta y, accidentalmente, saca de su lugar parte del decorado.

BERTIE: Absolutamente. Pero tuve una comunicación de Gussi


indicando, más o menos, que vos y él estaban “pfft”.

MADELINE: Por eso viniste, entonces! Pensaste que todavía podía


haber alguna esperanza? Ay, Bertie, la verdad es que no hay
esperanza, ninguna. No deberías construir castillos en el aire. Solo
puede causarte dolor. Amo a Augustus.

BERTIE: A qué se refería entonces al decir “seria desavenencia entre


Madeline y yo”.

MADELINE: AH, eso? No fue nada. Algo completamente tonto y


ridículo. Solo el más diminuto, pequeño e insignificante de los
malentendidos. Pensé que lo había encontrado flirteando con mi
prima Stephanie, y fui tonta y celosa. Pero me explicó todo esta
mañana. Solo le estaba sacando una basurita del ojo.

BERTIE: Entonces, ahora, todo está bien entre ustedes?

MADELINE: Todo. Nunca he amado a Augusto más que ahora. Me


pregunto si notaste algo diferente en él? Una mejoría, si algo
semejante fuese posible. No has notado en el pasado, Bertie, que si
Augusto tenía un defecto, era su tendencia a ser algo tímido?

BERTIE: Eh, ah, sí, por supuesto, definitivamente.

BERTIE: Recordé algo que alguna vez Jeeves llamó Gussie.

BERTIE: Como una planta sensible?


38
MADELINE: Exactamente. Veo que conocés el poema de Shelley,
Bertie.

BERTIE: En serio?

MADELINE: Eso es lo que siempre he pensado de él – una planta


sensible. Pero recientemente ha mostrado, junto con esa
maravillosa dulzura soñadora suya, una fuerza de carácter que
nunca sospeché que poseyera. Esta mañana, a penas, le habló a
Roderick Spode de manera muy aguda. Estaban discutiendo acerca
de algo y Augustus lo mandó a freír churros..

BERTIE: Santo Dios!

MADELINE: A veces, Bertie, me pregunto si soy merecedora de un


alma tan rara.

BERTIE: Por supuesto que sí. Ustedes dos encajan como el chancho
y el maíz.

MADELINE: Es tan dulce de tu parte decirlo. Muchos hombres en tu


situación se hubiesen amargado. Pero vos sos demasiado bueno
para eso. Querido Bertie!

Madeline se acerca demasiado a Bertie.

BERTIE: Gracias, Jeeves.

Madeline desaparece.

BERTIE: Y en ese momento nos separamos, ella a ocuparse de algún


asunto doméstico y yo en busca de una taza de té.
39
Butterfield aparece con una bandeja.

BUTTERFIELD: Un scon, señor?

BERTIE: (Toma uno.) Gracias Butterfield.

BUTTERFIELD: No, gracias a usted, señor.

BERTIE: No, gracias a usted.

Gussie Fink-Nottle (Interpretado por Jeeves.) es escuchado en off


regañando a Spode.

GUSSIE: Tenga la amabilidad de no hablar pavadas, Spode! Déjese


de hablar pavadas! Y no me mire de esa manera. (Entra por el
fondo de la escena con sus gruesos lentes de marcos de carey,
agitando el dedo.)

BERTIE: Ah, Gussie!

GUSSIE: Bertie!

Ambos comienzan a saltar como escolares excitados.

BERTIE: Gussie!

GUSSIE: Bertie!

BERTIE: Gussie!

GUSSIE: Servite un scon.

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BERTIE: Ya me serví.

GUSSIE: Ah, sí?

BERTIE: Gracias, BUtterfield.

BUTTERFIELD: No. Gracias a usted, señor.

BERTIE: No, gracias a usted. (Butterfield se retira.) Dónde está


Spode?

GUSSIE: Se fue. Con la oreja mojada.

BERTIE: Qué pasó con vos, Gussie? Estás cambiado. Quiero decir,
decirle a Spode que no hable pavadas. Yo mismo no hubiese tenido
el coraje de decirle a Spode que no hable pavadas.

GUSSIE: Bueno, a decir verdad, yo tampoco hasta hace una semana.

BERTIE: Qué fue lo que pasó hace una semana?

GUSSIE: Hace una semana, Bertie, descubrí que tendría que


pronunciar un discurso durante la fiesta de casamiento. La mera
idea me resultó abrumadora. Pensar en ponerme de pie frente a
cientos de personas con Roderick Spode a un lado y Sir Watkyn
Bassett al otro… (Se separan para ver si no hay moros en la costa.)
Conocés íntimamente a Sir Watkyn?

BERTIE: No mucho. Una vez me multó con cinco libras por


apoderarme del casco de un policía durante una regata nocturna.

GUSSIE: Bueno, creeme que es un hueso duro de roer y tiene


fuertes objeciones respecto de tenerme como yerno. Por algún
41
motivo, le hubiese gustado que Madelines se casara con Spode
que, debo mencionar, ha estado enamorado de ella desde que es
tan alta. Pero, aparte de que Madeline quiere casarse conmigo,
Spode no quería casarse con ella. Se ve a sí mismo como Hombre
del Destino, sabés, y siente que ese matrimonio podría interferir
con su misión.

BERTIE: A qué te referís con “su misión”? Es alguien especial?

GUSSIE: Nunca lees los diarios? Roderick Spode es el fundador y la


cabeza de los Salvadores de Bretania, una organización fascista
mejor conocidas como los Bermudas Negras.

BERTIE: No serán camisas?

GUSSIE: No, cuando Spode formó su asociación, no alcanzaban las


camisas para todos.

BERTIE: Caramba.

GUSSIE: Sí.

BERTIE: Ah. Acabo de ver a Madeline. Me dijo que todo está bien
entre ustedes otra vez. Es correcto?

GUSSIE: Correctísimo. (Se quita los anteojos y le habla directo a la


lámpara.) Ah, Bertie! Es la mujer más hermosa que haya visto. No
estás de acuerdo?

BERTIE: Estoy acá, Gussie.

GUSSIE: Hubo un breve lapso de frialdad hacia mi persona cuando


intentaba sacar una basura del ojo de Stephanie Byng, entré en
42
pánico y por eso te envié un telegrama para que vinieras. Sin
embargo, adopté una actitud fuerte y todo está bien ahora.

BERTIE: Pero dijiste que Sir Watkyn no lo aprueba.

GUSSIE: No. No aprueba nada que tenga que ver conmigo. Durante
nuestro primer encuentro pude notar que no era el hombre de sus
sueños. Y cuando supo por Madeline que tenía salamandras en mi
dormitorio…

BERTIE: Tenés salamandras en tu dormitorio, acá?

GUSSIE: Estoy en medio de un experimento muy delicado para


determinar si la luna llena influye en la vida amorosa de las
salamandras. De cualquier manera, cuando escuchó acerca de mis
salamandras, dijo algo muy derogatorio – lo dijo entre dientes, pero
lo escuché. Así que la idea de tener que pronunciar un discurso
frente a él y a Spode me llenó de pánico y terror… No imaginaba
cómo podía enfrentarlo. Y entonces pensé en Jeeves. Tomé el tren
a Londres y le planteé mi problema a Jeeves, que dijo que la
aversión a hablar en público se debe al temor a la propia audiencia.

En perfecta sincronía, Bertie y Gussi se vuelven y miran al público.

BERTIE: Tenés miedo de ellos, Gussie?

GUSSIE: No! Jeeves dijo que no debemos temer a aquellos que


despreciamos. Lo que hay que hacer, por lo tanto, es cultivar un
elevado desprecio por aquellos que estarán escuchándonos. Llenar
tu mente de pensamientos despectivos hacia ellos. Bueno, hice algo
más que eso. Los anoté en una libreta. Alguna vez viste a Sir
Watkyn Bassett lidiando con un plato de sopa…? No es demasiado
diferente del Expreso de Escocia pasando por un túnel. (Gussie y
43
Bertie saltan con euforia infantil.) Alguna vez viste a Spode
comiendo espárragos?

BERTIE: No.

GUSSIE: Asqueroso. Altera por completo la concepción del hombre


como palabra final de la naturaleza. Pero eso no es nada. He escrito
muchas cosas más.

BERTIE: (Riendo.) Si Sir Watkyn o Spode viesen esa libreta te


matarían!

GUSSIE: Claro que sí. (Riendo.) Y entonces tendrías que casarte con
Madeline!

BERTIE: (Riendo.) Mostrame qué más escribiste.

GUSSIE: (Busca en su bolsillo para consultar la libreta.) Dónde está?


Esperá un minuto. Ah… ya sé. Sí, ya me acuerdo. Lo saqué justo
ayer antes del almuerzo para anotar algo cuando me encontré con
Stephanie Byng, y le saqué la basurita del ojo.

BERTIE: Sí?

GUSSIE: Inmediatamente después de ocuparme de la basurita,


recuerdo haber escuchado a Stephanie diciendo “Ay, qué es eso?” y
verla detenerse a agarrar algo. Fue justo en el momento en que vi a
Madeline. Me parece que es obvio que la libreta está en poder de
Stephanie Byng.

BERTIE: Stiffy? Y dónde está ella ahora?

44
GUSSIE: recuerdo haberla escuchado decir algo acerca de ir
caminando hasta el pueblo con su perro. Deberías ir a buscarla.

Gussie sale y reaparece al costado del escenario sin sus anteojos


como Jeeves. Toma una cuerda que cuelga y hace descender un
telón de fondo que representa una casa de campo, dejando a Bertie
solo en escena.

BERTIE: Tenía que recuperar esa libreta. No me llevaría mucho


llegar al final del camino. En el portón, me detuve. Me pareció que
el mejor plan era quedarme dando vueltas por ahí hasta que Stiffy
regresara. Mientras meditaba, un drama humano se desarrollaba
en la calle, frente a mí.

Seppings, vestido ahora como el alguacil Oates.

Un policía se aproximaba en bicicleta.

Mientras Oates conduce su bicicleta entre las patas se escucha el


sonido de un choque luego del cual Oates reaparece, seguido de
cerca por un terrier escocés que le muerde la pierna. Toma al perro
y lo arroja hacia las patas, fuera del escenario. Stiffy Bings
(interpretada por Jeeves) aparece entonces, sosteniendo en brazos
al terrier de manera protectora.

STIFY: Cómo se atreve?

OATES: Señorita Byng. Esta es la segunda vez que el animal


perpetra un asalto agravado contra mi bicicleta. Voy a verme
forzado a presentar una queja ante Sir Watkyn.

STIFFY: Deje a mi tío fuera de esto. Y, de cualquier manera, no


debería andar en bicicleta. Bartolomeo odia las bicicletas.
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Bartolomeo ladra en los momentos adecuados.

OATES: Ando en bicicleta, Señorita, porque si no lo hiciera, tendría


que recorrer mi jurisdicción a pie.

STIFFY: No le vendría mal. Bajaría de peso.

OATES: Ahhh…! Voy a tener que citarla una vez más por estar en
posesión de un perro salvaje sin el control apropiado. (Sale.)

STIFFY: Dios! Hola Bertie. Cuándo llegaste?

BERTIE: Recientemente… Stiffy, pasando por alto toda la pavada


acerca de estar encantado de verte y lo bién que te encuentro y
todo eso, no tenés una pequeña libreta de tapa de cuero marrón
que se le cayó a Gussie Fink-Nottle ayer?

STIFFY: Sí. La tengo. Debo decir que es un material de lectura


excelente. Realmente, un excelente estudio del carácter de
Roderick Spode y del tío Watkyn. Aunque, por qué alguien perdería
su tiempo en esos dos cuando Oates está simplemente gritando
para que escriban sobre él. No puedo imaginarlo. De todas
maneras, tengo una forma mucho mejor de ocuparme de Oates.
Algo en lo que sos realmente bueno. Voy a apoderarme de su
casco… o, al menos, Harold lo hará. A menudo dice que sería capaz
de hacer cualquier cosa por mí, santo. Estamos comprometidos,
sabés.

BERTIE: Qué? Vos y el Reverendo Harold Pinker?

STIFFY: Sí. Pero es terriblemente secreto. Tío Watkyn podría no


aprobarlo, particularmente en el momento en que está cediendo a
46
la perspectiva de que Gussie se case con Madeline. Así que no tiene
que saber nada de Harold hasta que esté bien endulzado. Qué es
justamente de lo que quería hablarte. Hay algo que quiero que
hagas por mí. Es muy sencillo. Todo lo que tenés que hacer es ir a la
sala donde está la colección del tío Watkyn y robar su jarra para
crema con forma de vaca. Es como una especie de jarra, Bertie.

BERTIE: Sí, ya lo sé.

STIFFY: Parece exactamente una vaca.

BERTIE: Ya lo sé.

STIFFY: Pero más chica, por supuesto, y está hecha de plata.

BERTIE: Ya lo sé. Tenés que salir por la ventana francesa en donde


Harold va a estar esperando, se van a chocar de narices, entonces
vos podés escapar y el puede devolverle la jarra para crema con
forma de vaca al tío Watkyn, envuelto en llamas de gloria. No te
parece un plan maravilloso, Bertie?

BERTIE: Absolutamente. Pero lo siento mucho, no voy a hacerlo.

STIFFY: Sabés una cosa, Bertie, la verdad es que tendría que llevarle
esa libreta al tío Watkyn. Es lo que me dicta mi consciencia.
Después de todo, le debo mucho al tío. Durante años ha sido como
un segundo padre para me. Y él tiene que saber…

BERTIE: Stiffy!

STIFFY: Nada de Stiffy! O te sentás y hacés tu parte o el tío Watkyn


va a tener algo para leer esta mañana mientras desayuna sus
huevos revueltos y su café. Pensalo, Bertie. (Sale.)
47
BERTIE: Volví trastabillando hacia la casa. (Camina directo dentro
del telón de fondo, que luego es retirado para dejar ver el exterior
de la ventana francesa a la noche.) Cuánto tiempo me tomó, no lo
sé, pero… Ah, aquí estoy. Aladas criaturas de la noche irrumpían
sobre mí pero les presté poca atención. No fue sino hasta que una
voz repentinamente habló varias decenas de centímetros por sobre
mi cabeza que salí del coma. Era, por supuesto, Roderick Spode.

Aparece Seppings (como Spode), rodando sobre una nueva


superestructura de un gigantesco cuerpo sin cabeza montado sobre
el taburete. Abre la ventana francesa.

SPODE: Buenas noches, Wooster. Me gustaría hablar dos palabras


con usted.

BERTIE: Ah, sí?

SPODE: He estado hablando con Sir Watkyn y me contó toda la


historia de la jarra para crema con forma de vaca.

BERTIE: Ah, sí?

SPODE: Y sabemos por qué está usted acá.

BERTIE: Ah, sí?

SPODE: Deje de decir “Ah, sí?” y escúcheme, gusano miserable.


Para nosotros está perfectamente clara su presencia en este lugar.
Fue enviado por su tío Tom para robar la bendita vaca para él. No
se moleste en negarlo. Y ahora, nos hemos enterado de que su tía
Dahlia está por llegar. La reunión de los buitres, ja!

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BERTIE: En serio? Está seguro?

SPODE: Déjeme que le advierta, Wooster. Si esa cosa desaparece,


sabré dónde ha ido e, inmediatamente, voy a golpearlo hasta
convertirlo en jalea. En jalea. Me entendió?

BERTIE: Completamente. En jalea.

SPODE: Espléndido. (Advierte repentinamente que Jeeves se acera y


cambia abruptamente de tono.) Qué magnífica noche, verdad?
Extraordinariamente apacible para esta época del año. Bueno, no lo
entretengo más. Debe estar esperando ir a cambiarse para la cena.

Aparece Jeeves.

JEEVES: Perdón, Señor. La Señora Travers presenta sus respetos y


desea que le diga que está en el Salón Azul y estaría encantada si
usted pudiese encontrarla allí cuanto antes. Tiene un asunto
importante que discutir con usted.

SPODE: Así que ha llegado la Señora Travers? Su tía Dahlia, que está
casada con su tío Tom, el coleccionista de objetos de plata. Ya veo.

JEEVES: Sí, Señor.

SPODE: Y tiene que discutir un asunto importante con el Señor


Wooster?

JEEVES: Sí, señor.

SPODE: Ah… ha! Lo veo en la cena.

49
Seppings deja de interpretar a Spode y se convierte en sí mismo.

SEPPINGS: Alguien me podría dar una… No. No importa!

Seppings, dándose cuenta de que Jeeves no puede ayudarlo, lucha


por salir del artefacto y se impulsa él mismo hacia fuera.

BERTIE: Quedate cerca, Jeeves. Puedo necesitar tu consejo.

JEEVES: Ciertamente, Señor. Pero, puedo preguntar por qué?

Seppings se impulsa hasta un gramófono y deja sonar una música


adecuadamente melodramática.

BERTIE: La trama se ha vuelto espesa. Estoy siendo chantajeado por


Stiffy. Estoy siendo chantajeado por tía Dahlia. Y si realizo lo que
me piden, voy a ser golpeado por Spode hasta quedar entre azul y
negro. Puede ser que no salga vivo de aquí.

Apagón.

Intervalo.

SEGUNDO ACTO

Bertie yace en una bañera, (aparentemente) desnudo. Mira al


público.

BERTIE: Ah. Hola otra vez.


Contento de saber que la mente astuta de Jeeves pronto
desenredaría todos estos asuntos enmarañados, tomé un baño
previo a la cena. Y luego de estar un rato sumergido en el agua
50
tibia, sobre la porcelana, mi tranquilidad comenzó a regresar. La
contribución que en este sentido tuvo el descubrimiento de un pato
de juguete en la jabonera, presumiblemente propiedad de algún
visitante juvenil, no fue menor. En beneficio de aquellos que estén
interesados, debo mencionar que si lo hunden debajo de la
superficie con un empujón y luego lo sueltan, sale disparado fuera
del agua en una forma calculada para divertir al más agobiado de
los seres. (Hace la demostración.) Diez minutos de esto y estaba
listo para salir del baño, esperando confiado una solución de parte
de Jeeves… (Bertie comienza a salir de la bañera.) … Ah! En esto sí
que no había pensado. Y bueno, volvamos al pato.

Hace volar el pato por el aire. En ese momento, Jeeves aparece con
toallas y una bata de baño. Toma el pato y despliega una toalla
para preservar la desnudez de Bertie mientras éste sale de la
bañera.

JEEVES: Permítame, señor.

BERTIE: Gracias, Jeeves. Pero, desafortunadamente, ninguna


solución estaba en camino porque Jeeves no estaba ahí en aquel
momento. No es cierto, Jeeves?

JEEVES: No, señor.

BERTIE: Está aquí ahora, pero no estaba allí entonces. Quiero decir,
no estaba allí en la historia, pero está aquí ahora mientras la estoy
contando. Creo que todo es bastante sencillo, no es cierto Jeeves?

JEEVES: Efectivamente, señor.

BERTIE: Para ser perfectamente honesto, normalmente no salgo del


baño frente a setecientas personas. No es así, Jeeves?
51
JEEVES: No que yo sepa, señor.

BERTIE: Regresé a mi dormitorio… Dónde vas, Jeeves?

JEEVES: Solo un momento, señor.

Jeeves recoge la bicicleta, a la derecha del proscenio la ata a una


correa de transmisión que sale del piso y comienza a pedalear. El
giratorio comienza a darse vuelta dejando a la vista el dormitorio
de Bertie. Una puerta operativa, ubicada del lado de la mano
derecha, se abre a un pasillo detrás de ella. El marco de la ventana
está a la izquierda de la escena, con una cama de una plaza debajo.

BERTIE: Jeeves, el escenario. Se mueve.

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Lo estás haciendo vos?

JEEVES: No estoy aquí, señor.

BERTIE: Yo estoy aquí?

JEEVES: Usted sí, señor. (Retira la pantalla.)

BERTIE: Voy a ponerme las medias. Saben, encuentro bastante fácil


todo este asunto de la actuación, no sé por qué hacen tanta
alharaca al respecto, Jeeves.

JEEVES: Sigo sin estar aquí, señor. (Sale.)

BERTIE: … Y no lo estaba. En su lugar estaba…


52
La tía Dahlia entra por la puerta.

DAHLIA: Bertie!

BERTIE: Caramba! Si es mi adorada tía! Lamento decir que, desde


nuestro último encuentro, han ocurrido ciertas evoluciones y mis
asuntos se han embarullado en alguna forma.

DAHLIA: Suficiente, Bertie. Así que vos también tenés tus


problemas, no? No sé cuáles fueron las evoluciones que tuvieron
los tuyos, pero hubo nuevas evoluciones en los míos, y apestan. Por
eso he tenido que venir a Totleigh con semejante urgencia.

BERTIE: Qué es? Qué pasó?

DAHLIA: Justo antes de que saliera de casa esta tarde, llegó una
carta de Sir Watkyn Bassett para tu tío Tom. Cuando digo “justo
antes de que saliera de casa”, fue porque eso fue lo que me hizo
salir de casa. Porque, sabés qué tenía?

BERTIE: Qué?

DAHLIA: Una oferta de Sir Watkyn para intercambiar la jarra para


crema con forma de vaca por Anatole.

BERTIE: Nunca.

DAHLIA: Sí. Sir Watkyn está usando ahora esa jarra para crema con
forma de vaca para apoderarse de mi más valioso tesoro - mi chef!

53
BERTIE: Pero, seguramente, el tío Tom nunca contemplaría la
posibilidad de entregar al mejor chef de Inglaterra a cambio de una
jarra de plata.

DAHLIA: Ah, no? Eso es lo que vos creés. Te acordás de Pomeroy, el


mayordomo que teníamos antes de Seppings?

BERTIE: Sí, Seppings… tía Dahlia.

DAHLIA: Bueno, lo se lo cambió a los Bessington-Copes por una olla


para chocolate en forma de huevo con una voluta de tres pies.

BERTIE: Pero el tío Tom no haría eso, no?

DAHLIA: Ciertamente lo haría.

Tía Dahlia se pone de pie y camina hasta el estante sobre la


chimenea y observa los objetos sobre él.

BERTIE: Y ese Infante Samuel rezando?

DAHLIA: Gracias… Pato! (Tía Dahlia lo recoge y, aparentemente, lo


arroja contra la pared opuesta. Efecto de sonido del impacto, pero
tía Dahlia ha simulado, dejando ver que el objeto sigue en su mano.
Lo regresa subrepticiamente sobre el estante.) Te digo algo, Bertie,
no hay límite al que un coleccionista realmente chiflado no esté
dispuesto a llegar para conseguir un ejemplar codiciado. Lo único
que impidió que tu tío Tom se pusiera en con tacto con Sir Watkyn
para hacer un acuerdo fue que yo le dijera que vos habías venido
expresamente a Totleigh Towers a apoderarte de la jarra para
crema con forma de vaca, y que la tendría en sus manos casi
inmediatamente. Así que espero que tengas tus planes definidos.

54
No podemos permitirnos perder tiempo. Cada momento es
precioso…

Tía Dahlia sale, dando un portazo. La puerta vuelve a abrirse casi


inmediatamente y entra Jeeves.

BERTIE: Jeeves. Dónde estabas?

JEEVES: Le pido que me perdone, señor. Acabo de tener una


conversación con el Señor Fink-Nottle.

BERTIE: No te preocupes por él. Acabo de tener una conversación


con la Señora Travers. Todos tenemos conversaciones, Jeeves. (Va
detrás de la pantalla y comienza a vestirse para la cena.) Como vos
mismo dirías – se ha precipitado una crisis aguda en mis asuntos.
Venís con algo para sugerir, Jeeves?

JEEVES: No todavía, señor, lamento decirlo.

BERTIE: Qué? Ningún resultado?

JEEVES: No, señor. Lamento decirlo.

BERTIE: (Asoma la cabeza fuera de la pantalla.) Mentí. Hay dos


partes aburridas. (Sale de detrás de la pantalla y continúa
vistiéndose, asistido por Jeeves.) Puede ser, Jeeves, que el público y
vos no tengan completamente claro el argumento. Punto número
uno – tía Dahlia dice que si no consigo la jarra para crema con
forma de vaca y se la entrego, no solo va a expulsarme de su mesa
y a privarme de la comida de Anatole, pero también corre el riesgo
de perder al propio Anatole.

JEEVES: Sí, señor.


55
BERTIE: Punto número dos – si me apodero de la jarra para crema
en forma de vaca, Spode me va a golpear hasta convertirme en
jalea.

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Punto número tres – si me apodero de ella y se la doy a mi


tía en lugar de dársela a Harold Pinker, no solo voy a pasar por el
proceso de conversión en jalea anteriormente aludido, sino que
Stiffy le va a entregar la libreta de Gussie a Sir Watkyn Bassett. Y
sabés cuál sería el resultado de esto último…

JEEVES: Sí, señor. Se esperaría que usted se case con la Señorita


Bassett.

BERTIE: Sí, ya lo sé… Bueno, estás enterado. Esa es la trampa.

JEEVES: Sí, señor. Es, de alguna manera, un desafortunado estado


de cosas.

BERTIE: No me presiones, Jeeves. No en un momento como este.

JEEVES: Absolutamente, señor. Sí, señor. Tal vez los pantalones


deban estar un cuarto de pulgada más arriba, señor. Uno apunta al
quiebre descuidadamente gracioso sobre el empeine. Es cuestión
de ajustarlo correctamente.

Bertie levanta la cintura de sus pantalones muy delicadamente.

BERTIE: Así?

JEEVES: Admirable, señor.


56
BERTIE: Hay momentos, Jeeves, en que uno debe preguntarse si los
pantalones son realmente importantes.

JEEVES: Este estado de ánimo pasará.

BERTIE: No veo por qué habría de ser así. Si no podés pensar en una
salida para este desastre, me parece que es el final… Me estaba
preguntando, sabés, si este tipo Spode no tendrá algún secreto
oscuro. No sabés nada de él, Jeeves?

JEEVES: No, señor. Creo que no estaría demás hacer algunas


averiguaciones.

BERTIE: Sí, pero, dónde?

JEEVES: Pensaba en el Junior Ganymede, señor. Es un club para


caballeros al servicio de otros caballeros en Curzon Street, al que
pertenecí durante algunos años. Alguien al servicio de un caballero
de la prominencia del señor Spode se aseguraría de ser miembro y,
sin duda, habría confiado una buena cantidad de material al
secretario acerca de sí mismo y de su empleador para ser admitido
en el club.

BERTIE: Eh?

JEEVES: De acuerdo con la regla once, a cada nuevo miembro se le


requiere proveer al club información completa relativa a su
empleador. Esto no solo provee una lectura entretenida, también
sirve como una advertencia a aquellos que puedan estar
contemplando la posibilidad de tomar servicio con algún caballero
que no alcance el ideal.

57
BERTIE: Un pensamiento me atormentaba, y ahí empecé.
Claramente, empecé a violentarme.

BERTIE: Qué pasó cuando te convertiste en miembro?

JEEVES: Señor?

BERTIE: Les contaste todo acerca de mí?

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Qué, todo? La vez en que volví a casa luego de la fiesta de


cumpleaños de Pongo Twistleton y confundí la lámpara de pie con
un ladrón?

JEEVES: Sí, señor. Ese episodio era uno de los preferidos entre los
miembros, señor. Les gusta tener cosas como esas para leer en las
tardes de lluvia.

BERTIE: Así que eso hacen? Y supongamos que en una de esas


tardes de lluvia, el material de lectura caiga en manos equivocadas?

JEEVES: La contingencia de que caiga en “manos equivocadas”,


como usted dice, es remota. Solo está disponible para los
miembros.

BERTIE: Me atrevo a decirlo. Eventos recientes bajo este mismo


techo te habrán mostrado cómo un par de manos equivocadas
tiene acceso a una libreta. De cualquier manera, qué se te ocurre?
Dirigirte al secretario de tu club para requerirle información sobre
Spode?

JEEVES: Sí, señor.


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BERTIE: Y pensás que te la va a dar?

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Qué tan rápido podés ponerte en contacto con él?

JEEVES: Puedo llamarlo por teléfono inmediatamente, Señor.

BERTIE: Hacelo, entonces, Jeeves. Todavía estoy a tiempo de evitar


el proceso de gelificación.

JEEVES: Sí, señor… Le pido que me perdone, señor. He estado en


conversaciones con el Señor Fink-Nottle, señor.

BERTIE: Y Gussie tiene algo nuevo que reportar?

JEEVES: Sí, señor. Parece que su relación con la Señorita Bassett ha


sido interrumpida. El compromiso está roto.

Jeeves sale. Bertie mira al público con la mirada vacía.

BERTIE: La noticia me golpeó como a alguien que, recogiendo


margaritas de la vía del ferrocarril, es impactado por el expreso de
las 4:15 en pleno trasero. (La luz de un spot se posa sobre Bertie,
que se ha ubicado en el centro del proscenio para hablar al público.)
Bajé a cenar pero ver a Gussie y Madelines sentados uno junto al
otro en el otro extremo de la mesa convertía la comida en cenizas
dentro de mi boca. No cabía la menor duda de que Jeeves estaba
en lo cierto. Hasta donde pude constatar, no intercambiaron una
sola palabra de principio a fin. Ah, sí, una vez, cuando él le pidió
que le alcanzara la sal y ella le alcanzó la pimienta, y el dijo “dije la
sal”, y ella dijo “Ah, en serio?” y le alcanzó la mostaza. Punto en el
59
cual Gussie se puso de pie y abandonó la mesa. Sir Watkyn y Spode
fruncieron el ceño al verlo y mientras ellos fruncían, murmuré algo
acerca de ir a buscar mi cigarrera, me retiré furtivamente, regresé a
mi habitación y encendí la pipa de la reflexión…

Suenan tres golpes contra la puerta. Jeeves la abre y ayuda a Spode


a meter el “spodemóvil” dentro de la habitación.

SPODE: Ah! Wooster! Pensé que Fink-Nottle podía estar acá.

BERTIE: Bueno, no está. Algún mensaje para darle si aparece?

SPODE: Sí. Puede decirle que voy a romperle el cuello.

BERTIE: Romperle el cuello. Entiendo. Correcto. Y si pregunta por


qué?

SPODE: El sabe por qué. Porque es una mariposa que juega con el
corazón de las mujeres y las descarta como a un par de guantes
sucios. (Hace la mímica, con desprecio.)

BERTIE: Muy bien. No tenía idea de que eso era lo que las
mariposas hacían.

SPODE: Bueno, pues, lo hacen.

BERTIE: Muy interesante. Bueno, si me cruzo con él se lo diré.

SPODE: En jalea, Wooster. En jalea… (Se da cuenta que no puede


volver a salir por la puerta.) No va a ayudarme a salir?

BERTIE: Eh?

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SPODE: Necesito un empujón.

BERTIE: Ah, sí!

Bertie ayuda a Spode empujando el “spodemóvil” fuera de la


habitación y luego cierra la puerta. En ese momento, Gussie asoma
la cabeza desde debajo de la cama.

GUSSIE: Bertie! Eso sí que estuvo cerca. (Sale arrastrándose y corre


hacia la puerta.) Creo que voy a trabar la puerta, si no te importa.
Puede volver. Por qué no miró debajo de la cama, no puedo
imaginarlo. (Comienza a hablarle a la lámpara de pie.) Siempre
imaginé que estos dictadores eran sumamente minuciosos.

BERTIE: Estoy aquí, Gussie. No te preocupes por las camas o los


dictadores. Qué es todo esto entre Madeline Bassett y vos? Por qué
demonios rompió el compromiso? Qué le hiciste?

GUSSIE: No fue tanto lo que le hice a ella – fue lo que le hice a


Stephanie Bing. Después que vos habías hablado con ella en el
jardín, me informó que no estaba dispuesta a entregar la libreta.
Así que decidí recuperarla por otros medios. Tuve la teoría que
siempre tendría la libreta con ella, en algún lugar privado como la
liga de su media, para mantenerla a salvo, y tuve la idea de
involucrarla en alguna especie de jugueteo amistoso, durante el
cual podría quitársela.
Como sea, la escuché cantando canciones folclóricas en la sala de
estar. Fui hasta allí, y allí estaba, en el piano, completamente sola…
AL menos está sola, pensé… Lo que no sabía era que Madeline,
invisible en ese momento, también estaba en la sala. Se había
instalado detrás del biombo para tener una dosis extra de
canciones folclóricas… y… bueno, palabra más palabra menos, justo
cuando intentaba juguetear para probar mi teoría… y revisando las
61
medias de Stiffy, apareció Madeline… y… bueno, no fue fácil
rehacerme de ese momento. De hecho, no me rehice. Esa es toda la
historia. Bertie, qué tal sos anudando sábanas?

BERTIE: Anudando sábanas?

GUSSIE: Sí. Lo estaba pensando debajo de la cama, mientras Spode


y vos charlaban, y llegué a la conclusión que la única cosa por hacer
es tomar las sábanas de tu cama… (Gussie toma una sábana de la
cama.)… como acabo de hacer, anudarlas entre sí, y entonces vos
podés bajarme desde la ventana. (Trepa al alféizar y abre la
ventana.) Lo hacen en los libros, y tengo una idea que vi en una
película. Una vez fuera, puedo llevarme tu auto y conducir hasta
Londres. Luego de eso mis planes son inciertos. Puede que vaya a
California.

BERTIE: California?

Ruidos desde fuera.

GUSSIE: Ahí viene.

Bertie va hacia la puerta y Gussie se esconde debajo de la cama.


Luego Bertie se da vuelta para notar que Gussie ha desaparecido. Se
asoma por la ventana horrorizado.

BERTIE: Gussie…? Gussie…? Gussie…?

GUSSIE: (Solo su voz.) Estoy acá abajo.

BERTIE: Ah, qué bueno. Perdoname. (Se agacha y sigue hablando


con él.) Ahí estás… Vamos, Gusie, controlate. No podés,
simplemente, escapar a California.
62
GUSSIE: (Su voz.) Son siete mil millas. Difícilmente Spode vaya hasta
allá.

BERTIE: Lo que tenés que hacer es recuperar esa libreta. Si podés


mostrársela a Madeline, su contenido la convencerá que los
motivos por los que actuaste de esa manera con Stiffy no son los
que ella sospechaba… (Bertie se da vuelta cuando Jeeves aparece a
través de la puerta.) … Ah, Jeeves. No hay tiempo para explicarlo
pero Gussie está debajo de la cama. Pudiste contactar al secretario
de tu club?

JEEVES: Sí, señor. Acabo de hablar con él.

BERTIE: Contame todo.

JEEVES: Me temo que no puedo hacerlo, señor. Las reglas del club
respecto de la diseminación de material registrado en el libro son
rígidas. Sin embargo, si pudiésemos tener una palabra en privado.

Jeeves va a un lugar fuera del ámbito en que puedan escucharlo.


Bertie levanta lo que cae de la colcha y tranquiliza a Gussie antes de
ir a reunirse con Jeeves.

BERTIE: Es solo un momento, Gussie.

JEEVES: Son solo los detalles del asunto los que estoy impedido de
mencionar. Estoy en perfecta libertad de decirle que la
potencialidad del Señor Spode para el mal se vería severamente
lesionada si usted le informase que lo sabe todo acerca de Eulalia,
Señor.

BERTIE: Eulalia.
63
JEEVES: Eulalia, señor.

BERTIE: Eulalia.

JEEVES: Eulalia.

BERTIE: Estás seguro que no podés profundizar un poquito más en


el asunto?

JEEVES: Muy seguro, señor. Si lo hiciera, es muy probable que mi


renuncia al club sea solicitada.

BERTIE: Solo mencionar el nombre de Eulalia lo detendrá?

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Ah, bueno. Gracias, Jeeves, eso es todo.

JEEVES: Gracias, señor.

Jeeves se retira y Bertie vuelve sobre sus pasos.

BERTIE: Está todo bien, Gussie, no hay nada que temer. Acabo de
enterarme de algo que a Spode no le gustaría que se supiera… Ah.
Alguien se acerca. Este puede ser el sinvergüenza.

GUSSIE: (Desde debajo de la cama.) Trabá esa puerta!

BERTIE: No será necesario.

GUSSIE: (Su voz.) Trabá la puerta!

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BERTIE: Dejémoslo pasar. Es una visita bienvenida, positivamente.

GUSSIE: Por favor, trabá esa puerta.

BERTIE: Mirá cómo voy a manejarlo, te vas a divertir.

Gussie sale de debajo de la cama para tratar de trabar la puerta.


Sin embargo, es demasiado tarde. Spode ha hecho su entrada.

SPODE: Ah, Fink-Nottle. Sabía que estaba acá.

BERTIE: Y ahora qué le pasa, Spode?

SPODE: Fuera de mi camino, Wooster…

BERTIE: (Corriendo a colocarse frente a él.) No!

SPODE: Ja! Bueno, qué es lo que quiere?

BERTIE: Qué es lo que quiero? Esa sí que es buena. Me gusta. Ya


que lo pregunta, Spode, quiero saber por qué demonios se permite
irrumpir en mi apartamento privado, ocupando espacio que deseo
destinar a otros propósitos e interrumpiéndome cuando estoy
charlando con mis amigos personales. En esta casa, realmente, uno
tiene tanta privacidad como una bailarina de striptease. Asumo que
tiene su propia habitación. Vuelva a ella, patán superdesarrollado, y
quédese ahí.

SPODE: Me voy a ocupar de usted más tarde, Wooster.

BERTIE: Y yo voy a ocuparme de usted ahora, Spode. Gussi, podés


salir ahora.

65
GUSSIE: Estás seguro de todo esto, Bertie?

BERTIE: Te garantizo que este gorila no volverá a molestarte.

SPODE: A quién le está diciendo gorila?

Gussie sale.

BERTIE: Conozco su secreto, Spode. (Saca un cigarrillo y lo


enciende.) … Sé todo acerca de…

SPODE: Acerca de qué?

BERTIE: Estaba a punto de hacerme la misma pregunta durante la


pausa. Porque, créase o no, el nombre que Jeeves me había
mencionado se me había ido completamente de la cabeza.

SPODE: Todo acerca de qué?

BERTIE: Bueno, de hecho, no me acuerdo. (Gussie lloriquea.)


Perdón.

SPODE: Voy a romperle el cuello, Fink-Nottle, en cuanto pueda


ponerle las manos encima.

BERTIE: AH, muy bien. (Empuja el Spodemóvil hacia Gussie.)

BERTIE: El tiempo que Spode tomó para avanzar amenazante hacia


Gussie me permitió entrar en acción. (Descuelga una pintura al óleo
de la pared y la estrella contra la cabeza de Spode.) Apagué las
luces. (Jeeves se quita sus anteojos de Gussie por un segundo y
chasquea los dedos. Semi apagón.) … Gussie me arrojó las sábanas
de la cama, yo… (Se toma lo que parece una eternidad para
66
desenvolver la sábana.), con la rapidez de un tigre, salté sobre él
envolviéndolo completamente. (Consigue finalmente colocar la
sábana sobre el Spodemóvil. Gussie sale corriendo por la puerta.)
Siguiendo el ruido causado por Gussie al salir, Spode lo persigue a
través del hall, en donde choca con un objeto sólido y vuelve a caer
dentro de la habitación.

Un muñeco de Spode es arrojado dentro de la habitación. Bertie se


preocupa por saber si “todavía está con nosotros”.

BERTIE: Spode! Spode! Me parece que está herido gravemente!

Bertie corre dentro y fuera de la habitación. Tía Dahlia entra y


enciende las luces. Bertie manipula el muñeco para mantenerlo
“vivo”.

DAHLIA: Bertie, Bertie… Qué es todo esto? Un manicomio? Quién


diablos está dentro de esa… sábana?

BERTIE: Es Spode. Pero está fuera de combate.

DAHLIA: Spode? Por qué no me ayudás a levantarlo, entonces. No


creo que nos hayamos conocido.

BERTIE: Hice las presentaciones.

Bertie coloca el muñeco envuelto en la sábana en posición vertical.

BERTIE: El Señor Roderick Spode, la Señora Travers.

DAHLIA: Encantada. Por diablos lleva esa sábana encima? Úsela si


quiere, por supuesto. Pero no le queda bien.

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Tía Dahlia saca un maquillaje compacto de su cartera y da la
espalda al público para polvearse la nariz mientras produce la voz
de Spode.

SPODE: debo pedirle que nos deje a solas, señora. Voy a hacer
picadillo a este hombre en menos de lo que canta un gallo.

DAHLIA: Usted no le va a tocar ni un pelo a mi sobrino.

SPODE: Voy a romperle cada hueso de su miserable cuerpo.

DAHLIA: No va a hacer nada por el estilo. Vaya idea! (Spode y Tía


Dahlia se enfrentan junto a la puerta y van saliendo gradualmente.)
He lidiado con hombres más grandes que usted, Señor Spode.

SPODE: Necesito hablar a solas con usted, Señora Travers.

DAHLIA: Su tono es innecesariamente amenazante.

La cabeza del muñeco de Spode se golpea contra el dintel del marco


de la puerta mientras Tía Dahlia lo empuja hacia fuera.

SPODE: Auch!

DAHLIA: Perdón!

SPODE: Señora Travers, nunca pondría la mano encima a una


mujer, y le pido que no ponga la mano encima a un hombre.
Suélteme, por favor.

DAHLIA: Solo si promete comportarse de manera civilizada.

SPODE: Tiene mi palabra de caballero.


68
DAHLIA: Muy bien, entonces. Lo siento mucho.

Spode aprovecha la ocasión y regresa a la habitación sobre su


Spodemóvil.

SPODE: Su crédula tía no podrá ayudarlo ahora…

Spode cierra la puerta. Se escuchan golpes y él se coloca la mano


delante de la boca para esconder que está produciendo la voz de la
tía Dahlia.

DAHLIA: Bertie, Bertie. Trabó la puerta.

SPODE: Por favor, Señora Travers… Usted…

BERTIE: Usted…

SPODE: Usted…

BERTIE: Usted…

SPODE: Usted!

BERTIE: Eulalia! Eso es, Spode. Sé todo acerca de Eulalia.

SPODE: Eh… en serio?

BERTIE: Así es.

La puerta se agita y se escucha nuevamente la voz de tía Dahlia.

DAHLIA: Bertie! Bertie!


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BERTIE: Estoy bien, tía Dahlia. Todo está bajo control.

SPODE: Y… cómo lo supo?

BERTIE: Tengo mis métodos.

SPODE: Ah! Espero que conserve esto para usted, Wooster? No es


así, Wooster?

BERTIE: Así será…

SPODE: Gracias, Wooster.

BERTIE: … en tanto y en cuanto no tengamos más de sus


extraordinarias exhibiciones de… cuál sería la palabra?
Impermeabilidad? No, no es impermeabilidad. Imposición? No, no
es imposición. Lo tengo en la punta de la lengua. Empieza con “i”
significa ofrecer un espectáculo exageradamente grosero.

El extremo de una escalera aparece al otro lado de la ventana y la


cabeza de Jeeves se hace repentinamente visible.

JEEVES: Impertinencia, señor.

BERTIE: Eso es. Impertinencia, Spode.

SPODE: Por supuesto. Por supuesto. Mucho me temo que he


estado actuando de manera bastante imprudente. Le arrugué el
saco, Wooster? Lo siento mucho. Perdí el control. No volverá a
suceder. Lamento haberlo llamado miserable gusano, Wooster. Lo
dije sin pensar.

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BERTIE: Piense siempre, Spode. Bien, eso es todo. Puede retirarse.

SPODE: Gracias, Wooster. No volveré a traerle problemas. Buenas


noches, Wooster.

BERTIE: Buenas noches, Spode.

SPODE: Necesito un empujón.

BERTIE: AH, sí.

Spode vuelve a retirarse por la puerta.

SPODE: Buenas noches, Wooster.

BERTIE: Buenas noches, Spode.

SPODE: Buenas noches, Señora Travers. Gracias una vez más por
ser tan comprensiva.

DAHLIA: Bien, eso está muy bien. Buenas noches, Señor Spode.
(Reaparece en el umbral de la puerta.) No te preocupes, Bertie. (Se
da cuenta que no está usando su sombrero/peluca, sale a buscarlo y
regresa adecuadamente arreglada.) No te reocupes, Bertie.
Escuché todo. EL bueno y viejo chantaje! No hay con qué darle.
Siempre lo he dicho, siempre lo diré. Te das cuenta lo que esto
significa? Ahora que tenés bajo control a Spode, el principal
obstáculo para apoderarte de la jarra con forma de vaca ha
desaparecido.

BERTIE: Me temo, tía Dahlia, que la vida no es tan simple. Spode


puede haber dejado de ser un obstáculo para el tráfico, pero eso no
altera el hecho de que Stiffy tiene la libreta. Antes de dar un paso
71
en dirección de la jarra para crema en forma de vaca, tengo que
recuperar esa libreta y dársela a Gussi para que pruebe su inocencia
ante Madeline en el escándalo que involucra las medias con liga de
Stiffy…

DAHLIA: Bueno, ese no es mi problema. Necesito esa jarra –


AHORA!

Dahlia lo mira con gesto reprobatorio y luego sale. Stiffy aparece


inmediatamente, agitando alegremente un casco de policía.

STIFFY: Bertie, mirá lo que me acaba de traer Harold. El casco del


alguacil Oates. No es divertido?

BERTIE: Ah, qué bueno. Bueno, viendo que estás de tan buen
humor, Stiffy, tal vez ahora quieras darme esa libreta.

STIFFY: No hasta que hayas cumplido con tu pequeña tarea. Robá la


jarra para crema con forma de vaca, dásela a Harold y permitile
darte un golpe en la cara. O le voy a decir al alguacil Oates que vos
le robaste su casco.

BERTIE: pero Stiffy, querida, se razonable. Usá la cabeza.

STIFFY: No hasta que hayas cumplido con tu pequeña tarea, Bertie.

Stiffy sale dejando la puerta abierta. Aparece Bartolomeo


arrastrando a Butterfield dentro de la habitación.

BERTIE: Inmediatamente después me encontré contemplando los


ojos del perro Bartolomeo, fijos sobre mí con la siniestra intensidad
característica de esta raza de animales, es decir: Aberdeen Terriers.

72
BUTTERFIELD: Lo siento mucho, señor. Debe haber escuchado la
voz de la Señorita Byng. Voy a sacarlo de aquí inmediatamente,
señor.

Bertie salta sobre la repisa de la chimenea.

BERTIE: Gracias, Butterfield.

BUTTERFIELD: NO, gracias a usted, señor.

BERTIE: No, gracias a usted, Butterfield. (Bartolomeo le ladra a


Bertie y se sube a la cama.) Qué es lo que está haciendo con ese
animal?

BUTTERFIELD: Sir Watkyn me encargó encerrar a Bartolomeo en un


canil.

BERTIE: Buena idea. Por qué?

BUTTERFIELD: Le pidió al alguacil Oates que vigile su colección de


platería. Creo que lo que tiene en mente es una especie de cordón
militar. Pero el oficial se niega a venir a cualquier lugar cercano a
Totleigh Towers a menos que el animal esté fuertemente sedado.
(Bartolomeo comienza a ladrar.) Basta. Quieto!

BERTIE: No se puede hablar de esa manera a un Aberdeen Terrier,


Butterfield. Con excepción, tal vez, del Dobermann Pinscher, no hay
ningna raza canina que se ofenda con tanta rapidez.

Entra Jeeves y mira a Bartolomeo, que se encoge y da vueltas.

JEEVES: Buenas noches, señor. Gracias, Butterfield.

73
BUTTERFIELD: No, gracias a usted, Jeeves. (Sale.)

BERTIE: Gracias de corazón, Jeeves. Dijiste que Eulalia haría que


Spode se marchite, y así fue. Pero todavía debemos vencer el
obstáculo más difícil, que es que la joven Stiffy continúa en
posesión de la libreta, que no me entregará hasta que no haya
cumplido con su pequeña tarea, y dicha tarea se presenta como
mucho más difícil.

JEEVES: Señor?

BERTIE: Sir Watkyn pretende emplear al alguacil Oates para crear


una especie de cordón militar alrededor su colección de plata…
Toda esta combinación terminará en un desastre… No estás de
acuerdo, Jeeves?

JEEVES: Sí, señor. Presenta, indudablemente, ciertas graves


dificultades. Me pregunto si puedo permitirme sugerir una
combinación alternativa. La idea que tengo en mente consiste en
hacer un esfuerzo por aprovechar la actitud que Sir Watkyn Basset
tiene hacia usted.

BERTIE: Eh?

JEEVES: Usted no le agrada, Señor.

BERTIE: Bueno, él tampoco a mí.

JEEVES: No, señor. Pero lo importante es el fuerte desagrado que


ha concebido hacia usted y eso, consecuentemente, le produciría
un severo impacto si le informara que usted y la Señorita Byng
están comprometidos y ansiosos de unirse en matrimonio.

74
BERTIE: Querés que me case con Stiffy Bing?

JEEVES: No, señor. Solo que le pida su mano a Sir Watkyn.

BERTIE: Me suena disparatado. Dónde nos llevaría eso, Jeeves?

JEEVES: Si me permite explicarle, Señor.

BERTIE: Sí. Por favor.

JEEVES: La reacción de Sir Watkyn sería la de un carácter


fuertemente definido.

BERTIE: Ni que lo digas! Saltaría hasta el techo.

JEEVES: Exactamente, Señor. Una colorida pieza de imaginación. Y


si la Señorita Byng tuviera entonces que asegurarle que no hay
nada de cierto en lo que usted dice de casarse con ella, agregando
que ella está, de hecho, comprometida con el señor Pinker, creo
que el alivio abrumador que Sir Watkyn sentiría al saber que no
sería usted el que se une a la familia, lo llevaría a mirar con mejores
ojos la unión de su sobrina con el Señor Pinker.

BERTIE: Ah! En serio te parece que es eso lo que debo hacer,


Jeeves?

JEEVES: Creo que sería efectivo, señor.

BERTIE: Dónde está este aterrador tío de Stiffy?

JEEVES: Sospecho que, ahora, debe estar en la biblioteca. Voy a


informarle a la Señorita Byng de su plan.

75
BERTIE: Si podés encontrarla.

JEEVES: Estoy seguro que la idea contará con su aprobación. (Sale.)

BERTIE: Muy bien, Jeeves.

BERTIE: Remendé, entonces, mi coraje con tela adhesiva… estaba


listo para enfrentar a Sir Watkyn.

Golpean a la puerta. Bertie abre.

OATES: Discúlpeme, Señor Wooster. Tengo razones para creer que


mi casco está en esta habitación.

BERTIE: En Esta habitación? Debe haber un error.

OATES: No le importará que revise, entonces.

BERTIE: Avec plaisir.

Oates comienza a recorrer la habitación con la vista. Cuando está


mirando debajo de la cama, Bertie arroja su casco a la primera fila
del público.

BERTIE: Tome, tenga esto!

OATES: Todo parece estar en orden por el momento. (Sale de


debajo de la cama con uno de sus bigotes pegado en la frente.)

BERTIE: Seppings. Es usted!

SEPPINGS: Oh, mi bigote… Debo usar un pegamento más fuerte.

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BERTIE: Jeeves estaba en lo cierto. Tiene usted una particular
aptitud para las personificaciones.

SEPPINGS: Sigo sin estar en posición de emitir juicio al respecto,


señor… Si el señor me disculpa. Tengo otro pequeño trabajo del
que ocuparme.

Seppings va hacia la bicicleta, se sube y comienza a pedalear. El


decorado comienza a girar, dejando a Bertie desorientado.

BERTIE: Jeeves, el escenario se está moviendo otra vez.

Bertie asoma la cabeza por el costado del decorado mientras el


giratorio comienza a detenerse – dejando ver la biblioteca, en
donde Bassett (Interpretado por Jeeves.) está sentado hablando por
teléfono.

BERTIE: Dónde está la puerta? (Bassett le señala la dirección


correcta con el tubo del teléfono.)… Gracias. (Mientras Bertie
aparece en el umbral de la puerta. Bassett interrumpe su
conversación.) Sir Watkyn.

BASSETT: Discúlpeme un momento… Sí, Señor Wooster?

BERTIE: Ah… Eh… - puedo hablar un momento con usted?

BASSETT: Quiere hablar conmigo? Bueno, sí… Eso es… Si


realmente… Claro que sí… Siéntese, por favor.

Bertie acepta la invitación. Bassett regresa a su conversación.

BASSETT: Sí. Butterfield se ha ocupado del perro. El alguacil Oates


ya puede venir para aquí… Qué quiere decir?... Ah, ya está aquí…
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Bueno, voy a buscarlo. (Cuelga y mira a Bertie.) Hablaba con la
Estación de Policía de Totleigh, Señor Wooster.

BERTIE: Ah, sí?

BASSETT: Sí. Alguien ha robado el casco del alguacil Oates esta


noche.

BERTIE: Ah, sí?

BASSETT: Sí, y espero descubrir al culpable.

BERTIE: Ah, sí?

BASSETT: Sí.

BERTIE: Sí. Muy divertido. Quiero decir, un tipo que se supone debe
impedir a otros tipos que se apropien de cosas de otros tipos, tiene
un tipo que viene y se apodera de algo que pertenece a aquel tipo.

BASSETT: Bien, Señor Wooster, creo que estaba a punto de decirme


qué es lo que lo trae por aquí?

BERTIE: Ah, sí. Gracias por recordármelo. Ha pensado alguna vez en


el amor?

BASSETT: Perdón?

BERTIE: Acerca del amor. No ha meditado sobre él alguna vez en


cierta medida?

BASSETT: No ha venido acá a discutir acerca del amor.

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BERTIE: Sí. Así es. Así es, exactamente. Me pregunto si no ha
notado algo raro acerca de él, a saber: está por todas partes. Usted
no puede alejarse de él. Del amor, digo. Donde quiera que vaya, ahí
está, zumbando a lo largo de toda clase de vidas. Realmente
notable. Fíjese en las salamandras, por ejemplo… Salamandras.

Bertie trata de imitar una salamandra.

BASSETT: Mucho me temo, Señor Wooster, que tal vez le parezca


estúpido de mi parte, pero no tengo la más remota idea acerca de
lo que me está hablando.

BERTIE: Estoy hablando de Stiffy y de mí.

BASSETT: Stepahanie? Mi sobrina?

BERTIE: Correcto. Su sobrina. Me honra, Sir Watkyn, pedirle la


mano de su sobrina.

BASSETT: No entiendo.

BERTIE: Es muy simple. Quiero casarme con la joven Stiffy. Ella


quiere casarse conmigo.

BASSETT: Ella quiere casarse con usted?

BERTIE: No estará perdiendo una sobrina. Estará ganando un


sobrino.

BASSETT: Pero no quiero un sobrino, maldita sea! (Se levanta de su


silla y llama.) Butterfield.

BUTTERFIELD: (Entrando.) Señor?


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BASSETT: Busque a la Señorita Stephanie y dígale que deseo hablar
con ella.

BUTTERFIELD: Señor!

Bassett hace una pausa y, en ese momento, se da cuenta.

BASSETT: No importa. Lo haré yo mismo… Stephanie.

Bassett sale y luego regresa vestido, mitad como Stiffy de un lado,


mitad como Bassett del otro.

STIFFY: Querías verme, tío Watkyn?

Stiffy gira 180° para dejar a la vista el perfil de Bassett.

BASSETT: Sí. Quiero hablar dos palabras con vos. Dame la mano.
Caminemos juntos. Sentate. Sentate.

Bassett gira sobre sí para convertirse en Stiffy. El cambio de


posición continúa sucediendo mientras el diálogo se desarrolla.

STIFFY: Ah, hola Bertie. No sabía que estabas aquí. Tuvieron una
charla agradable con el tío Watkyn?

BASSETT: Agradable no es el adjetivo que hubiese elegido.

STIFFY: Ah?

BASSETT: El Señor Wooster acaba de informarme que desea casarse


con vos.

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STIFFY: AY, Bertie. Me siento terriblemente halagada y agradecida…
Y, bueno, toda esa clase de cosas. Pero Bertie, querido, lo siento
mucho. Me temo que es imposible. Estoy enamorada de alguien
más.

BASSETT: De quién?

STIFFY: Harold Pinker. Hace semanas que estamos comprometidos


en secreto.

BASSETT: Toda este asunto es completamente absurdo y está


completamente fuera de cuestión. Me niego a considerar la idea
aunque solo sea por un instante.

STIFFY: Pero, qué tenés en contra de Harold?

BASSETT: Con qué medios cuenta, si es que cuenta con alguno, más
allá de su estipendio?

STIFFY: Cerca de cinco mil al año. Pero, acaso el dinero importa?

BASSETT: Importa mucho.

STIFFY: En serio pensás así?

BASSETT: Ciertamente. Tenés que ser práctica.

STIFFY: Muy bien. Lo haremos. Si preferís que me case por dinero,


me casaré por dinero. Acepto, Bertie. Podés ir a tomarte las
medidas para el traje de casamiento.

BASSETT: No, Wooster no. Cualquiera menos Wooster. Hija,


querida, no digas tonterías. Estás muy equivocada. Me entendiste
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de una manera completamente equivocada. Sentate otra vez, por
favor. No tengo prejuicios acerca de ese joven Pinker.

STIFFY: No?

BASSETT: Me agrada y lo respeto.

STIFFY: Ah?

BASSETT: Si pensás que tu felicidad descansa sobre el hecho de


convertirte en su esposa –

STIFFY: Así es.

BASSETT: Seré el último hombre en ponerme en tu camino.

STIFFY: Gracias, tío Watkyn. Voy a contarle a Harold las buenas


noticias.

BASSETT: Por todos los santos, casate con Harold Pinker. La


alternativa me convertiría en tío de un lunático imitador de
salamandras.

Bassett se queda mirando a Bertie y luego sale dando un portazo


detrás de sí.

BERTIE: Bueno, aparte de haber tenido que imitar una salamandra,


creo que eso funcionó tremendamente bien.

Butterfield se aclara la garganta.

BERTIE: Sí, Butterfield.

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BUTTERFIELD: Discúlpeme señor pero, cuando salía, la Señorita
Byng me dio esta libreta para que se la entregue, señor.

BERTIE: Gracias, Butterfield.

BUTTERFIELD: No, gracias a usted, Señor.

BERTIE: Ha visto al Señor Fink-Nottle?

BUTTERFIELD: Sí, señor. Está en la sala de estar con la Señorita


Bassett.

BERTIE: No podría ser mejor. Sería tan amable de entregarle esto.

BUTTERFIELD: Ciertamente, señor.

BERTIE: gracias, Butterfield.

BUTTERFIELD: No, gracias a usted, señor.

Butterfield vuelve a convertirse en Seppings, monta la bicicleta y


comienza a pedalear para mover el giratorio. Jeeves entra entonces
en la habitación de Bertie, que parece estar vacía.

JEEVES: Señor?

Bertie entra por la ventana.

BERTIE: Perdón, no consigo dominar el decorado. Dónde iba la


puerta? A propósito, Jeeves, debo decir que esto es más que una
mera semblanza de mi habitación en Totleigh. Lo único que
faltaría…

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JEEVES: Solo un momento, Señor.

Jeeves camina hacia las cuerdas colgantes y hace descender una


sección de cielo raso sobre el decorado. Bertie mira estupefacto.

BERTIE: Nunca dejás de sorprenderme, Jeeves.

JEEVES: Gracias, señor.

BERTIE: Bueno, ese plan tuyo funcionó muy bien. La bendición del
tío salió eyectada como el corcho de una botella de champagne.
Spode está neutralizado. Gussie está a salvo. La única mosca que
queda revoloteando sobre el postre es que la tía Dahlia no tiene su
jarra para crema en forma de vaca.

JEEVES: Sí, señor. Fui detenido por el alguacil Oates en relación con
ese pequeño asunto. Parece que el oficial fue víctima de un
accidente. Fue atacado mientras intentaba recobrar la jarra para
crema en forma de vaca de Sir Watkyn de un merodeador de
medianoche, señor.

BERTIE: Alguien robó la jarra para crema en forma de vaca? Pero, se


suponía que yo debía hacer eso. Qué pasó, Jeeves?

JEEVES: Bien, señor, deduzco que, alertado por el sonido de un


vidrio roto, el alguacil entró en la sala en donde está la colección
justo a tiempo para divisar una figura borrosa que escapaba por la
ventana francesa. La persiguió por el jardín y estuvo a punto de
proceder a realizar su arresto, cuando de la oscuridad irrumpió una
figura borrosa –

BERTIE: La misma figura borrosa?

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JEEVES: No, señor. Otra.

BERTIE: Qué gran noche para las figuras borrosas.

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: El alguacil Oates es una figura borrosa?

JEEVES: No en este contexto. No, señor.

BERTIE: Mejor llamemos a estas figuras borrosas Pat y Mike, o nos


van a meter en el baile.

JEEVES: A y B tal vez, señor?

BERTIE: Si a vos te gusta. Así que Oates había alcanzado a la figura


borrosa A, según decís, cuando la figura borrosa B irrumpe desde la
oscuridad –

JEEVES: - y golpea al alguacil Oates en la nariz.

BERTIE: Harold Pinker! Se suponía que tenía que golpearme a mí.

JEEVES: Sí, señor. Sin duda la Señorita Byng olvidó advertirle que
había habido algunos cambios en los planes de la noche.

BERTIE: Qué pasó con Harold?

JEEVES: Al descubrir la identidad del oficial, se disculpó y


desapareció.

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BERTIE: Bueno, no sé qué hacer con esto, Jeeves. Esta figura
borrosa. Me refiero a la figura borrosa A. Quién pudo haber sido?
Oates tiene alguna opinión al respecto?

JEEVES: Una muy definitiva, señor. Está convencido de que fue


usted.

BERTIE: Yo?

JEEVES: Y tiene la intención, en cuanto se asegure la cooperación de


Sir Watkin, de presentarse aquí y registrar nuevamente su
habitación.

La puerta se abre abruptamente y tía Dahlia entra corriendo con la


jarra para crema en forma de vaca en la mano.

DAHLIA: Escondé esto, Bertie.

JEEVES: (Al público.) Ah, la figura borrosa A.

BERTIE: No podés traer eso acá. Llevátelo inmediatamente.

DAHLIA: Y correr directo en medio de la cacería que hay en las


escaleras! Alguna idea, Jeeves?

JEEVES: No por el momento, señora. Veré qué puedo hacer.

DAHLIA: No podés sacar de la galera algún secreto culposo de Sir


Watkyn, como hiciste con Spode?

JEEVES: No, señora. (Sale.)

DAHLIA: Tenemos que esconder esto en alguna parte. Pero dónde?


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BERTIE: Dáselo a él. (Señala al miembro del público que tiene el
casco.)

DAHLIA: El ya tiene el casco.

BERTIE: Es cierto.

DAHLIA: El mismo problema de siempre –el que hace tan difícil la


vida de los asesinos- qué hacer con el cuerpo.

BERTIE: Poné esa maldita cosa en la valija.

DAHLIA: No es buena idea. Sin duda querrán revisarla.

BERTIE: (Que saca una valija de debajo de la cama y la abre.) Cierto,


pero ya no puedo soportar tenerla delante de mi vista.

Bertie coloca la vaca dentro de la valija, cierra la tapa y la pone por


la fuerza en manos de la tía Dahlia. Ella trata de devolvérsela pero
Bertie no quiere ni tocarla. Finalmente, Tía Dahlia coloca la valija en
el suelo en posición vertical y se sienta sobre ella, escondiéndola
debajo del vestido.

DAHLIA: Oh, no, son ellos!

Bertie y Tía Dahlia adoptan posiciones inocentes. Entra Gussie,


presa del pánico.

BERTIE: Gussie!

GUSSIE: La más espantosa de las cosas acaba de suceder, Bertie. Sir


Watkyn leyó la libreta.
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BERTIE: Qué? Cómo diablos llegó la libreta a sus manos?

GUSSIE: Acabábamos de tener una discusión acerca de mis


salamandras. No le gustó que las dejara en el baño.

BERTIE: Dejaste las salamandras en el baño?

GUSSIE: Sí. Se rompió la pecera que tenía en mi cuarto y el baño era


el único lugar en el que podía dejarlas. El fue justo a tomar un baño.
Lo último que se me hubiese ocurrido es que alguien iba a tomar un
baño tan tarde. Yo estaba en la sala cuando empezó a gritar:
“Madeline, ese maldito Fink-Nottle ha llenado mi bañera de
renacuajos!” Me temo que por un momento perdí la cabeza. Y
grité: “Por el amor de Dios, viejo tonto, tenga cuidado con lo que
hace con esas salamandras. No las toque. Estoy en medio del más
importante de los experimentos.”

BERTIE: Ya veo. Y entonces?

GUSSIE: Fui a decirle como esperaba determinar la influencia de la


luna llena en la vida amorosa de las salamandras. Y una mirada
extraña apareció en su cara, se estremeció ligeramente, y entonces
me dijo que había sacado el tapón y que todas mis salamandras se
habían ido por la cañería. Lo apostrofé en todas las maneras en las
que fui capaz de pensar. Canceló la boda y, entonces, le tiré la
libreta a la cara para que tenga.

BERTIE: Ahh!

Bertie cae de espaldas sobre la cama. Gussie busca a tientas


tratando de descubrir dónde se ha ido Bertie.

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GUSSIE: Bertie? Bertie?

DAHLIA: Soy solo una débil mujer, Bertie… (Da varias palmadas en
la cara de Bertie.) … pero si no aplastás de un pisotón a este insecto
y tirás fuera sus restos, tendré que ver qué puedo hacer. Las más
tremendas cuestiones penden de un hilo y este infeliz entra y se
pone a contar la historia de su vida. Escuchame, pedazo de queso
gorgonzola con anteojos, vas a saltar o no?

GUSSIE: Sí, señora Travers. Ya voy.

DAHLIA: Vas a salir por la ventana?

GUSSIE: (Toma de la cama una cuerda de sábanas atadas.) Sí,


señora Travers. Así lo hacen en los libros. Solo un momento para
acomodar las sábanas, Señora Travers. Ustedes dos deben tirar de
ese extremo. Entonces podré alcanzar el auto de Bertie y conducir
hasta Londres.

DAHLIA: Es un caída muy larga.

GUSSIE: No tanto, Señora Travers.

Gussie arroja el extremo de la soga de sábanas por la ventana y


luego comienza a salir por ella.

DAHLIA: Te vas a romper el cuello.

GUSSIE: No creo.

Gussie cae por la ventana. Bertie agarra el extremo de la cuerda de


sábanas e intenta (sin éxito) subir nuevamente a Gussie.

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DAHLIA: Vamos, Bertie, apurate.

GUSSIE: (Off.) Estoy colgando.

DAHLIA: Está colgando ahí fuera.

GUSSIE: (Off.) Bajame despacio.

DAHLIA: Bajalo despacio, querés?

GUSSIE: (Off.) Qué estás esperando?

DAHLIA: Qué estás esperando?

Jeeves vuelve a entrar en la habitación.

BERTIE: Jeeves! (Suelta las sábanas.)

DAHLIA: Alguna solución, Jeeves?

JEEVES: Sí, si el señor Fink-Nottle conduce su auto hasta Londres,


tal vez pueda llevar con él su valija y dejarla en su departamento.

BERTIE: Pero, la jarra para crema en forma de vaca está dentro de


ella, Jeeves.

JEEVES: Precisamente, Señor.

BERTIE: La idea de Jeeves era tan brillante que me quedé con la


boca abierta (Se queda con la boca abierta.) … igual que tía Dahlia…
(tía Dahlia se queda con la boca abierta.) … me quedé mirando a
Jeeves… (Se queda mirando a Jeeves.) … igual que tía Dahlia… (Tía
Dahla hace lo mismo.) … Y cuando arrojé la valija por la ventana,
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ésta golpeó a Gussie en la cabeza… (Grito de Gussie.)… para deleite
de Tía Dahlia… (Tía Dahlia suspira, encantada.) … que se retiró,
entonces, a ver qué sucedía en campo enemigo.

DAHLIA: Voy a ver qué sucede en campo enemigo. (Sale.)

BERTIE: Bien, Jeeves, hace apenas un momento el aire estaba


congestionado por la depresión pero, ahora, podemos mirar al
norte, al sur, al este o al oeste y no se ve una sola nube en el
horizonte.

JEEVES: Sí, señor. Pero tal vez la más importante de las novedades
sea que el Señor Spode ha confesado haber robado el casco del
Alguacil Oates.

BERTIE: (Al miembro del público que tiene el casco.) Zafaste, viejo!

JEEVES: Y se hizo responsable de todas las cuestiones. Hasta


convenció a Sir Watkyn de ver el lado gracioso de la libreta del
Señor Fink-Nottle.

BERTIE: Jeeves! Acaso tuviste algo que ver con eso?

JEEVES: Creo que pude haber influido en su decisión informándole


que sabía todo acerca de –

BERTIE: Eulalia?

JEEVES: Eulalia. Sí, señor.

BERTIE: Jeeves, has prodigado tus talentos como rara vez lo has
hecho antes. He salido del atolladero, Gussie se casa y seré otra vez

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bienvenido en la mesa de la tía Dahlia. El final de un día perfecto,
Jeeves.

JEEVES: Gracias, señor. Voy a terminar de hacer las valijas.

BERTIE: Pero, Jeeves, solo una cosa. Me encantaría que me


hablaras de los hechos internos acerca de Eulalia. Lo mantendré en
las sombras. Ya me conocés – una tumba.

JEEVES: Las reglas de Junior Ganymedes son extremadamente


estrictas. Y hay otras personas presentes.

BERTIE: Otras personas? (Jeeves mira momentáneamente hacia el


público.) Estoy seguro que podemos confiar en ellos.

JEEVES: Es muy generoso de su parte, señor, pero lo lamento


mucho –

BERTIE: Jeeves, dame la información relevante y… te prometo ir en


ese crucero tuyo alrededor del mundo.

JEEVES: Bueno, en la más estricta confidencia, señor –

BERTIE: Por supuesto.

JEEVES: El Señor Spode diseña ropa interior femenina, señor. Tiene


un talento considerable en ese aspecto, y lo ha mantenido en
secreto por algunos años. Es el fundador y propietario de un
emporio ubicado en Bond Street conocido como “Las hermanas
Eulalia”.

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BERTIE: Santo Dios, Jeeves! Sin duda no quiere que algo como eso
salga a la luz. No se puede ser un dictador exitoso y diseñar ropa
interior femenina. Una cosa o la otra. No ambas.

JEEVES: Precisamente, señor.

BERTIE: Bueno, valió la pena, Jeeves. No hubiese podido dormir


preguntándome acerca del asunto. Tal vez el crucero no sea tan
malo, después de todo. Sería mejor que te ocupes de los boletos
mañana.

JEEVES: (Luego de aclararse la garganta.) Ya están reservados,


señor. Buenas noches. (Apaga la luz principal del dormitorio y luego
sale.)

BERTIE: Y ese es el final de mi historia.

JEEVES: (Vuelve a entrar.) No del todo, señor. Su parlamento de


cierre, señor.

BERTIE: Ah, sí!

Jeeves hace chasquear los dedos y el decorado completo comienza


a desaparecer, dejando el escenario luciendo exactamente igual
que al inicio del show. Bertie recupera el casco del espectador que
lo tenía y lo deja sobre la cama, y luego señala a otro miembro del
público.

BERTIE: Hola, allá. No puede evitar notar que ha estado bebiendo


durante todo el show. He estado en piezas así… Necesita algo de
ayuda… ah! Había solo tres de nosotros en el show. (Se sienta en el
sillón.)

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BERTIE: Antes del final, Jeeves.

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Hay algo que me gustaría decir, Jeeves.

JEEVES: Sí, señor.

BERTIE: Creo que lo he hecho muy bien esta noche.

JEEVES: Así es, señor.

BERTIE: Y vos también, Jeeves.

JEEVES: Gracias, señor.

BERTIE: Y también Seppings.

SEPPINGS: Gracias, señor.

BERTIE: He pasado un momento espléndido.

JEEVES: Su último parlamento, señor?

BERTIE: Ah, gracias, Jeeves.

Jeeves permanece de pie detrás del sillón de Bertie.

BERTIE: La puerta cerrada. Apagué la luz. Por algunos momentos


me quedé ahí, recostado en la cama, escuchando la mesurada
trampa del alguacil Oates y pensando en Gussie Y Madeline Bassett
y en Stiffy y el viejo Stinker Pinker, y acerca del viento de cola que

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prevalecía ahora sobre sus vidas amorosas. También pensé en el tío
Tom con la jarra para crema en forma de vaca entre sus manos.
Y, en este momento, con los ojos cerrados, los músculos relajados,
la respiración volviéndose suave y regular, y el sueño que hace que
algo haga que mi mente se deslice hacia algo cuya atención se
derrame sobre mí en una ola curativa.

BERTIE: Tenemos que volver a hacer todo esto mañana, Jeeves?

JEEVES: Mucho me temo que sí, señor.

Seppings viene a cortar la energía.

Apagón.

FIN.

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