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LUPUS ERITEMATOSO SISTEMICO

Definición: El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune compleja


que puede afectar a cualquier órgano, con un espectro de manifestaciones clínicas e
inmunológicas muy variado, y un curso clínico caracterizado por episodios de exacerbación y
remisión de la enfermedad.

Manifestaciones clínicas

El LES es una enfermedad multisistémica, que puede afectar a prácticamente todos los
órganos y tejidos del organismo.

Manifestaciones mucocutáneas
 Exantema malar  Lupus pernio
 Fotosensibilidad  Livedo reticularis
 Lupus discoide  Púrpura
 Lupus subagudo  Alopecia
 Eritema palmar  Paniculitis
 Eritema generalizado  Vasculitis
 Urticaria  Fenómeno de Raynaud

Manifestaciones Manifestaciones digestivas


musculosqueléticas
 Peritonitis aséptica
 Artralgias/artritis (en general  Vasculitis con perforación o
transitorias) Tenosinovitis hemorragia
 Miositis  Enteropatía con pérdida de
 Necrosis aséptica proteínas
 Pancreatitis. Seudoquiste
pancreático
 Hepatomegalia. Alteración de la
Manifestaciones cardiacas función hepática
 Pericarditis Miocarditis
 Endocarditis de Liebman-Sack
 Enfermedad coronaria: vasculitis,
trombosis en relación con
anticuerpos antifosfolípidos
 Manifestaciones renales
 Hematuria.  Hipertensión arterial
 Síndrome nefrótico  Proteinuria
 Insuficiencia renal  Cilindruria
Etiología

El origen es desconocido; sin embargo, como se trata de una enfermedad autoinmune, hay
distintos factores que pueden infuir en el sistema inmunológico y provocar lupus. La
exposición a la luz solar podría ser un factor de la patología, ya que muchos individuos con
lupus tienen fotosensibilidad a los rayos ultravioleta. Asimismo, las hormonas, en concreto los
estrógenos femeninos (píldoras anticonceptivas), se han propuesto como causantes de la
enfermedad al acelerar su aparición en mujeres genéticamente predispuestas.

Fisiopatología

El lupus eritematoso sistémico resulta de la interacción de la susceptibilidad genética y


factores ambientales, algunos componentes genéticos comprometidos son: HLA II y III,
FcgammaRIIa, FcgammaRIIIa, proteína ligadora de manosa, SSA/Lo, CR1, IL-6, IL-10, Bcl-2,
alotipos Ig Gm y Km, receptores de células T y HSP-70 se han asociado a LES o nefritis
lúpica. Muchos casos reportados en animales de experimentación sugieren que la infección
por algunos agentes podría tener un rol causal en el desarrollo de la enfermedad, así por
ejemplo un estudio de casos y controles ha evidenciado que el 99% de los pacientes con LES
tienen seroconverisón positiva para virus Epstein Barr, comparado con otro grupo de
pacientes con otras enfermedades autoinmunes tales como miositis o artritis reumatoide en
las cuales la seroconversión positiva alcanza 72%.

El rol de los estrógenos en la patogénesis del LES ha sido sugerido debido a que el estradiol
incrementa la expresión de calcineurina en los cultivos de células T de pacientes con lupus, la
calcineurina puede alterar los genes de regulación de citoquinas y eventualmente la
colaboración de células T y B. Por el contrario la testosterona disminuye la producción de IgG
de pacientes con lupus en células mononucleares periféricas.

En el lupus existe una gran producción de autoanticuerpos que lleva a la formación de


complejos inmunes que mediante ligación directa o depósito producen daño tisular. Todavía
no está claro si estos anticuerpos son producidos en respuesta a la exposición de auto-
antígenos normalmente no expuestos o como consecuencia de un amplio espectro de
disregulación inmune que resulta en la excesiva producción de numerosos anticuerpos sin
relación al estímulo primario. Los pacientes con LES producen anticuerpos contra el DNA,
otros antígenos nucleares, ribosomas, plaquetas, eritrocitos, leucocitos y otros antígenos
tisulares específicos; de esta manera los complejos inmunes resultantes y probablemente una
respuesta autoinmune célulo-mediada producen un daño tisular amplio.

Entre los fármacos que inducen LES se puede mencionar a la procainamida que es la
responsable de la mayoría de los casos, hidralazina, metildopa, isoniazida, quinidina,
clorpromazina, anticonvulsivantes, antitiroideos y minociclina. Los anticuerpos antihistona son
característicos en este tipo de lupus.

Formas de presentación clínica

Las diversas manifestaciones clínicas del LES pueden asociarse en el curso de los brotes de
actividad de esta enfermedad. Esquemáticamente, según la riqueza sintomática y la
evolución, pueden describirse tres formas clínicas principales:

1. Una forma clínica leve, paucisintomática o incluso monosintomática. Durante varios años
estos pacientes presentan únicamente artralgias o discretos signos cutáneos asociados a
alteraciones biológicas menores, pero que atestiguan la persistencia evolutiva de la
enfermedad, siempre capaz de originar una agravación inesperada, lo cual es un riesgo que
justifica el seguimiento del curso clínico de estos pacientes.

2. Una forma visceral grave, que comporta abundantes manifestaciones clínicas y con
evolución muchas veces fatal. Las medidas terapéuticas pueden controlar su evolución y
hacerle adquirir un curso más lento. Es una forma de presentación poco frecuente.
3. Por último, unas formas intermedias, que son las más frecuentes. Durante un largo período
pueden tener una expresión visceral predominante, lo que ocasiona su diagnóstico y
tratamiento por diversas especialidades.

Pruebas y diagnóstico del Lupus

No existe una prueba específica para diagnosticar el lupus


y se pueden tardar meses o años en detectarlo. Para su
diagnóstico se realiza una historia clínica, una exploración
física y una analítica de sangre. Otras pruebas más
específicas son: Analítica de autoinmunidad. Los
pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES) tienen
diversos autoanticuerpos y otras alteraciones
inmunológicas que se monitorizan mediante análisis de
sangre:

 Anticuerpos antinucleares. Son habituales en la


mayoría de enfermedades autoinmunes y en el LES
están generalmente muy elevados.
 Anticuerpos anti-DNA. Son específicos del LES y aumentan cuando hay un brote de
la enfermedad.
 Anticuerpos anti-Sm (Smith). Aunque son también específicos del LES, aparecen en
un porcentaje reducido de pacientes (10%).
 Anticuerpos anti-Ro, anti-La y anti-RNP. Aparecen en algunos pacientes con LES,
pero también en otras enfermedades autoinmunes relacionadas.
 Anticuerpos antifosfolipídicos (anticuerpos anticardiolipina, anti-beta-2-
glicoproteína I, anticoagulante lúpico). Aparecen en aproximadamente el 30% de los
pacientes con LES y su presencia aumenta el riesgo de desarrollar coágulos en la
sangre y complicaciones en los embarazos.
 Factor reumatoide. Aunque es más típico de la artritis reumatoide (otra enfermedad
autoinmune que afecta fundamentalmente a las articulaciones), también puede
aparecer en los pacientes con LES.
 Niveles del complemento (C3, C4, CH50). Disminuyen cuando hay un brote de la
enfermedad.
 Dado que el aumento de los anticuerpos anti-DNA y el descenso de los niveles de
complemento son indicativos de brotes de la enfermedad, es habitual que se repita su
determinación de forma
periódica (cada varios meses).

Biopsia de piel. Para


diagnosticar el lupus
eritematoso cutáneo (LEC) se
analizan las muestras de tejido
bajo un microscopio (estudio
histológico) y un estudio de
inmunofluorescencia directa. El
diagnóstico del LEC se basa
en tres puntos:

 Examen del aspecto de


las lesiones. Es importante
que sean examinadas por un
dermatólogo con experiencia
suficiente en LEC. Esto es así,
porque las lesiones se pueden confundir fácilmente con las lesiones de otras
enfermedades cutáneas más frecuentes.
 Análisis histológicos. Es decir el examen microscópico de las lesiones de piel. Es
importante que las biopsias sean examinadas por un patólogo experto en lesiones de
piel. Las características diagnósticas al microscopio son mucho más probables de
encontrar en las lesiones cutáneas específicas de LEC que en las lesiones no
específicas de LE.
 Estudio de inmunofluorescencia directa. Es una técnica especial de examen
microscópico de las lesiones de piel. Esta prueba en muchas ocasiones es negativa,
pero cuando da resultados positivos puede ser muy útil para el diagnóstico de LEC. Es,
sobre todo, eficaz para diagnosticar el LEC Crónico.

Biopsia renal. En los pacientes con nefritis lúpica, la biopsia renal permite conocer la
gravedad de la inflamación, la extensión de las cicatrices y establecer el tratamiento más
oportuno.

Esta prueba se realiza con anestesia local y consiste en extraer con una aguja especial un
trozo muy pequeño de riñón (generalmente el izquierdo) de unos 2-3 cm y analizarlo en el
microscopio. Es un procedimiento sencillo, salvo las molestias propias de un pinchazo y el
reposo absoluto durante las primeras 24 horas. El paciente se debe colocar boca abajo y
seguir las indicaciones del equipo médico.

Como cualquier otro procedimiento médico puede aparecer alguna complicación como:

 Aparición de sangre en la orina en las primeras 24-48 horas.


 Pequeñas molestias en el lugar del pinchazo.
 Una fístula arteriovenosa, que es la comunicación entre una arteria y una vena que,
generalmente, es asintomática y se cura sola, aunque en algunos casos hay que
tratarla.
 Hemorragia alrededor del riñón que, muy excepcionalmente, requiere de una
intervención quirúrgica, pues lo normal es que se resuelva de forma espontánea.

Tratamiento

El tratamiento del lupus depende de los signos y síntomas. Para determinar si los signos y
síntomas deben tratarse y qué medicamentos usar, se necesita una conversación minuciosa
con el médico acerca de los riesgos y beneficios.

A medida que los signos y síntomas se exacerban y desaparecen, tú y el médico pueden


descubrir que necesitas cambiar de medicamentos o dosis. Los medicamentos que se usan
con mayor frecuencia para controlar el lupus incluyen los siguientes:

 Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE). Los AINE de venta libre, como el


naproxeno sódico (Aleve) y el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros), pueden usarse para
tratar el dolor, la inflamación y la fiebre asociados con el lupus. Los AINE más potentes
se venden bajo receta médica. Algunos efectos secundarios de los AINE son sangrado
estomacal, problemas de riñón y mayor riesgo de problemas cardíacos.
 Medicamentos antipalúdicos. Algunos medicamentos que se usan frecuentemente para
tratar la malaria, como la hidroxicloroquina (Plaquenil), afectan el sistema inmunitario y
pueden ayudar a disminuir el riesgo de que se presenten exacerbaciones de lupus. Los
efectos secundarios consisten en malestar estomacal y, en muy raras ocasiones, daño
en la retina del ojo. Se recomienda someterse a exámenes de la vista periódicos
mientras se toman estos medicamentos.
 Corticoesteroides. La prednisona y otros tipos de corticoesteroides pueden
contrarrestar la inflamación causada por el lupus. Se suelen utilizar dosis altas de
esteroides, como la metilprednisolona (A-Methapred, Medrol), para controlar
enfermedades graves que comprometen los riñones y el cerebro. Los efectos
secundarios comprenden aumento de peso, tendencia a la formación de hematomas,
debilitamiento de los huesos (osteoporosis), presión arterial alta, diabetes y mayor
riesgo de contraer infecciones. El riesgo de sufrir efectos secundarios aumenta cuando
se aumentan las dosis y la duración de la terapia.
 Inmunodepresores. Los medicamentos que inhiben el sistema inmunitario pueden ser
útiles en los casos graves de lupus. Algunos ejemplos son la azatioprina (Imuran,
Azasan), el micofenolato de mofetilo (CellCept) y el metotrexato (Trexall). Algunos
posibles efectos secundarios son mayor riesgo de infecciones, daño hepático,
disminución de la fertilidad y mayor riesgo de padecer cáncer.
 Biológicos. El belimumab (Benlysta), un tipo diferente de medicamento que se
administra por vía intravenosa, también reduce los síntomas del lupus en algunas
personas. Los efectos secundarios comprenden náuseas, diarrea e infecciones. En
raras ocasiones, puede producirse un empeoramiento de la depresión.
 El rituximab (Rituxan) puede ser beneficioso en casos de lupus resistente. Los efectos
secundarios comprenden reacción alérgica a la infusión intravenosa e infecciones.

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