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Otro día mas desde que la fantasía de felices para siempre terminó, una parte de su ser se siente liberada

mientras otra añora volver a lo seguro. La mujer que se mira al espejo suspira y se alista como todas las
mañanas para asistir a su trabajo, un escape a esa desabrida realidad. Mientras observa su reflejo con lujo
de detalle, descubriendo nuevamente esa mujer que hace tiempo no veía, se mira fijamente a los ojos
buscando la forma de expresar la seguridad que le falta a su interior, da unos últimos retoques y ya está.
Toma su auto como todos los días anestesiada por la rutina, es algo casi automático, recurre a su radio y
un viejo CD que hace años no tocaba y acalla su enredada cabeza mientras canta lo que las bocinas
modestamente repiten.

Al llegar a su trabajo sorpresivamente la aborda su mejor amiga, esa loca cómplice y culpable de todas
sus aventuras, buenas y malas, la efusividad de su saludo se interrumpe al ver el vacío de los ojos de Ana,
la saluda como de costumbre, de carrera y entre risas cargadas de picardía, apresura para llegar a su ya
tardía reunión sin antes decirle: << Tengo algo que contarte >>, Ana no tarda en preguntar al respecto,
con una sonrisa y un “más tarde hablamos” su amiga Andrea desaparece no sin antes aclarar que deben
salir a tomar un café. Ana llena de curiosidad de saber que tiene tan exaltada a esa loca de vestido corto
la despide con un simple “Ok” y espera con expectativa la hora de su cita de un café que poco le ha gustado
desde siempre pero con tal de enterarse podría hacer la excepción.

Más tarde, mientras organizaba el mar de papeles que adornaban su abandonada oficina pensando que
sería genial si pudiera organizar de igual forma las cosas en su cabeza, Andrea se acerca a su oficina y con
unos golpecitos en la puerta y una señal con la cabeza le indica que ya es hora; sin si quiera pensarlo Ana
toma su bolso y sale entusiasmada al encuentro con su amiga ahora más que curiosa queriendo escapar
de sus demonios, el sonido de sus tacones sobre el piso delatan su afán por salir de ahi. Andrea ya tenía
todo preparado como siempre, “no hay detalle que se le escape a esta mujer” pensó Ana mientras se
sentaba a la tan esperada cita.

Después de un sorbo de café Andrea saca su teléfono y le muestra una aplicación con fotos de chicos
como si fuera un catálogo, le enseña su funcionamiento y una foto en especial. Carlos, así se hace llamar
el sujeto de la fotografía, unas cuantas líneas de una conversación entre los dos que cada vez se van
tornando más íntimas son interrumpidas por un “Lo conocí….”

-¿Estás loca?

-Sabes que sí.

-Pero tu estas casada, ¿Cómo puedes hacer algo así?

-¿Es enserio amiga? Después de lo que ha pasado contigo ¿Aun preguntas eso?

-Supongo que tienes razón ¿y qué tal?

-Fue algo que nunca hubiese imaginado…

Ana toma un sorbo de su café mientras se reclina en su silla y a regaña dientes dice <<a ver cuéntame>>,
Andrea no se guarda ningún detalle, tiene una singular habilidad para contar historias casi pareciera que
estuvieras ahí, hubiese sido mejor escritora piensa Ana mientras su amiga con un leve rubor en sus mejillas
empieza su confesión.
Todo empezó cuando Carlos después de tantas charlas por la aplicación la citó en su apartamento a
tomarse algo y hacer real una de sus tan prometedoras charlas virtuales, ella después de tantas charlas
aceptó más por la curiosidad de ver de quien se trataba esa persona tras el texto que por algún tipo de
obligación moral. La cita era en la noche justo después de salir de su trabajo, en el apartamento de Carlos
que afortunadamente quedaba cerca de la oficina y podría pasar un momento sin que ello estropeara su
horario habitual, cuando llego al apartamento una voz profunda desde el intercomunicador le decía que
subiera mientras el seguro de la puerta sonaba, tomo el ascensor y se detuvo en el piso indicado a la vez
que se miraba en el espejo y arreglaba su cabello sin dejar de repetirse mentalmente “es solo una cita
como cualquier otra, nada malo tiene que pasar o estas haciendo, igual me puedo ir cuando quiera”. El
ascensor se abrió y encontró el número del apartamento con la puerta entre abierta, un apartamento con
luz tenue se presentaron ante ella, lentamente empujó la puerta mientras tímidamente llamaba a su
contacto <<¿Carlos?>>, una voz desde el fondo le dijo que siguiera y se pusiera cómoda que en un
momento estaría con ella; el sonido de una ducha se escuchaba al fondo al tiempo que ella tomaba asiento
en uno de los muebles preguntándose que estaría haciendo su cita o si de pronto había llegado muy
temprano, lo cual perdía peso ya que era la hora indicada. Detalló una botella de vino sobre la mesa
abierta reposando su contenido delante de ella “bueno, por lo menos tiene buen gusto” pensó mientras
la tomaba para leer la etiqueta en ella, justo en ese momento una silueta con una toalla en el cuello
secándose el cabello apareció en el fondo << Lo siento, pensé que te demorabas un poco más >> mientras
subía la mirada descubría aquella figura que le hablaba y detallaba que solo una toalla sobre su nuca
acompañaban a aquel hombre, su voz se entre corto ante tal acto, una parte de su ser quiso salir corriendo
ante tal atrevimiento pero la otra se esmeraba por mantener la calma y responder como una mujer
madura y segura de sí misma; instintivamente no pudo evitar detallar con su mirada aquel falo que
colgaba de su cita, las fuertes piernas que lo acompañaban y el resto del cuerpo bien trabajado que
contrastaban la imagen. Sin que se notara su sorpresa, se apresuró a responder <<no te preocupes, yo te
espero acá >> Carlos, sonrió y aseguró que no demoraría mientras daba media vuelta y él y sus firmes
nalgas desaparecian entre las sombras por el pasillo.

“¿Qué acaba de pasar Andrea?”, se preguntó una voz dentro de ella mientras otra se apresuraba a
responder, “tranquila, ni que fuera la primera vez que vemos un hombre desnudo además está mucho
mejor que las fotos”, su cabeza debatía entre si salir corriendo o quedarse y afrontar esa realidad como
una mujer adulta. Antes de notarlo ya estaba con una copa en la mano esperando a que su cita llegara
como si aquel episodio no hubiese pasado nunca y repitiéndose mentalmente una y otra vez en su cabeza
“no es para tanto, me puedo ir cuando yo quiera aquí no ha pasado nada ni pasará” tomó un trago largo
de su copa y exhaló, buscando confianza dentro de si.

En ese momento su cita salía de entre las sombras ajustando el puño de su camisa, << lo siento, no quería
hacerte esperar >> dijo él mientras ella amablemente respondía << no te preocupes >> Carlos mirando el
cuadro de aquella mujer de vestido negro corto, una profunda mirada acompañada de unos labios rojos
y una copa en la mano que adornaba su sofá, sintió como su ímpetu subía, al parecer la ducha no ayudó
mucho a sus emociones, aunque al parecer a las de ellas sí, con un poco más de confianza inició la
conversación:

-Veo que te adelantaste con la botella.

-Qué pena, no pude evitarlo es… una buena botella.

-No te preocupes, para eso es.


Carlos se sentó junto a ella, tomo la otra copa se sirvió un poco de vino, ella se apresuró a preguntar sobre
las luces y el vino, quería hacer el primer movimiento y poner en evidencia a su anfitrión, Carlos sin perder
detalle de la botella como si fuera un tema de segunda mano le replicó que siempre le había gustado usar
pocas luces en su casa, que para él era muy relajante y su casa era solo para relajarse después de un
agitado día, que no solía llevar trabajo o preocupaciones a su casa y que era como un templo para sí
mismo así por lo tanto no necesitaba mucha iluminación. Volteo sus ojos hacia ella y con una sonrisa y
una mirada penetrante algo lujuriosa y una ojeada breve a su escote preguntó: << ¿salud? >> Ella sintiendo
su inquietante mirada a su vez preguntó << ¿por qué? >> a lo que Carlos, volviendo a su concentración y
centrando sus ojos en los de ella replicó << ¿debe haber una razón? >> unos segundos de silencio
acompañaron el momento mientras una batalla se disputaba entre sus miradas, sin saber que buscar o
que generar en el otro, ambos querían sentir que eran dueños de la situación y amos de su cita.

Sin dar tiempo a que ella replicara su pregunta con algo elocuente y para cortar la tensión del momento
se apresuró y chocó su copa con la de ella, no perdió detalle de sus ojos mientras ambos tomaban un poco
de vino; Carlos sabía que debía desviar la tensión así que inició la conversación nuevamente:

-¿Qué tal tu día?

Sorprendida por el cambio de tema y aletargada por lo inmersa que había quedado en aquella mirada,
pensó en decir que bien con el impulso de la costumbre en sus anteriores charlas electrónicas, pero esto
no era un chat y claramente no podría detener la conversación con un simple “jajajaja”, así que siguió el
juego:

-Ni te imaginas, fue un día agitado con muchas cosas que resolver en la oficina.

-Cuéntame, replicó él.

Ella continuó relatando su día mientras la atención de Carlos se repartía entre sus ojos, labios, un ocasional
sorbo de su copa acompañado de una sonrisa y una mirada perdida y muy bien disimulada a su escote y
a ese par de firmes senos que querían escapar de entre ese vestido. Andrea repartía su atención entre la
sonrisa de Carlos y el recuerdo de esa primera impresión, un calor nacía en su pecho y bajaba por su
vientre el cual buscaba acallar con tragos de aquel exquisito vino, mantengamos la calma se dijo a sí
misma, mientras que con una risa disuasiva ante una anécdota divertida de su conversación sus manos
llegaron a la pierna que sostenía Carlos sobre el sofá, un evento normal de dos personas que están
compartiendo un buen momento quiso pensar ella pero la ceja que levemente se elevó en el rostro de
Carlos y los dedos que seguida y delicadamente resbalaron por su mejilla cambiaron el tono de la situación
acompañado del final de la risa conjunta que había iniciado aquel episodio de cercanía que estaban
sosteniendo y dejaba al descubierto la química entre los dos.

Carlos se aproximó más a ella sin perder detalle de sus ojos, acción que sorprendió y llegó a asustar a
Andrea quien pensó que nuevamente se sobrepasaría su cita a lo que él muy hábilmente convirtió en una
aparente inocente pregunta sin dejar de lado la idea de intimidación en ella, con un tono más profundo
que el que estaba sosteniendo hace algunos segundos preguntó: << ¿un poco más de vino? >> Ella con el
calor en su pecho que seguía creciendo y una cara ya sonrojada respondió con un simple sí. Carlos tomó
la botella sin apartarse de ella, mientras su mano se concentraba en su barbilla y sus ojos se centraban en
su boca, como pidiendo permiso para probar sus sensuales labios de una buena vez, Andrea sintió la
mirada desviada del hombre frente a ella y aunque resistiéndose al principio también dejo caer su mirada
hacia los labios de su anfitrión, unos carnosos labios enmarcados por una bien cuidada barba, casi como
adornando su cara; La mirada fue fugaz pero mutua, ella también quería probar esos labios. Lentas pero
seguras sus caras se fueron cada vez acercando más mientras sus miradas lujuriosas se cruzaban y
admiraban lo que pronto sentirían, ese premio al final de una apasionante proximidad; sus bocas se
encontraron en lo que primero pareció como un pequeño beso e inocente beso que desprendió una
descarga en ambos que erizó a Andrea y aceleró el pulso de Carlos no tardó en convertirse en un
apasionado beso, un desahogo a la química que había entre los dos, un anhelado desborde de pasión que
sus cuerpos pedían a gritos pero que la sensatez y aparentada sobriedad de su primera cita había
reprimido hasta ese momento la mano que sujetaba antes la barbilla de Andrea ahora buscaba su nuca,
mientras jugaba con sus dedos entre los delgados cabellos de ella, Andrea simplemente yacía extasiada
del placer de aquel explosivo beso, el calor de su pecho se convertía en un fuego que nacía en su pecho
bajaba por su vientre y mojaba entre sus piernas, mientras que cada movimiento de la mano de Carlos en
su nuca le producía una corriente que terminaba justo en sus pezones y los iba endureciendo a medida
que continuaban su juego; sus manos se hallaban indecisas de donde descansar si alrededor del hombre
que la besaba, sobre ella misma, apretando sus excitados pezones, su mojada entrepierna o en el pecho
de aquel sujeto para que se detuviera. Andrea, tenía una batalle en su cabeza que cada vez más perdía
importancia y se veía más ganada para aquel buen beso de los cuales hacía ya un buen tiempo no pasaban
por su boca, no iba a negárselo y dejar sin corresponderlo. Sintió como aumentaba el calor de su pecho y
como ganaban debilidad sus piernas, inmersa en aquel placer y queriendo tomar dominio sobre la
situación para que su cita también sintiera lo mismo, buscó algo de elocuencia entre sus adentros así que
sus manos fueron buscando la cara de Carlos mientras su boca tomaba una posición más activa en ese
mágico beso y respondía con igual pasión los juegos orales de su acompañante.

Carlos notó la participación de su cita, no tardó en soltar la botella y dedicar la atención de sus manos a
recorrer el cuerpo de la escultural mujer que se hallaba en frente suyo y que estaba haciendo maravillas
con su beso, tímidamente recorrió con su mano libre el costado de aquella excitante mujer y apretó su
cintura, mientras sus dedos descubrían el delgado relieve de la tanga que reposaba bajo ese ajustado y
corto vestido, su pene no tardó en endurecer tanto como había pasado en numerables ocasiones en el
pasado con la fantasía de este encuentro; por fin tenia aquella mujer de ardientes mensajes en sus manos,
era aún más candente que en sus charlas y este momento tan excitante que de su pene escapa una
pequeña humedad que mojaba su pantalón y dejaban en evidencia su deseo, preso de sus emociones y la
lujuria que pasaba por su mente, decidió atreverse y bajar aún más su mano buscando más de aquel
sensual cuerpo y con firmeza agarrar el trasero de la que ahora se perfilaba como su amante, ella
respondió con un leve gemido ahogado en su apasionado beso y la contracción de sus caderas, expresión
de que le gustaba y que ella también lo estaba deseando.

Andrea al sentir la mano traviesa de su amante buscando el fin de su vestido, la firmeza de sus manos
liberó aún más humedad en su entrepierna que ya estaba totalmente mojada, el fuego de su pecho ardía
descontrolado, el vino no había cumplido con su tarea y ahora debería combatirse con fuego. Respondió
a su amante acercando sus caderas hacia él, lo que la llevó a sentir la firmeza que escondían sus
pantalones, ganándole la posición en el sofá ahora era él quien estaba recostado, se dijo ella en sus
adentros que seria ella quien decidiera como seguiría la situación no aquel novato que con su pene al aire
pensó que la tendría a ella sumisa presa de sus deseos, no sabría él con quien estaba tratando, aquella
medio inocente mujer que pocos detalles contaba de su sexualidad con un extraño en un chat no era ni
un ápice de la mujer que en este momento se posaba sobre él.
Lentamente y sin perder detalle de ese beso apasionado ni el constante coqueteo de sus lenguas culpables
de lo que vendría a continuación, bajó sus manos hacia su pantalón para sentir aquel pene que hace unos
instantes había visto, notando lo duro que su beso lo tenía, estaba donde y como ella lo quería, a punto
de explotar pero solo pasaría cuando ella quisiera, era su juguete y ella decidiría cuando y como jugar
seria la noche de él. Él simplemente tuvo suerte de despertar aquella mujer dormida dentro de mí, se
decía a sí misma Andrea.

Lentamente empezó a sacar la camisa de su amante de su ajustado pantalón y desabotonar cada uno de
los botones de su camisa una actividad impropia de la situación pero que hacían estragos en el deseo de
su hombre el cual multiplicaba su lujuria y deseo con cada botón menos, mientras su amante y sus manos
inquietas recorrían su espalda al igual que subían su vestido y se enfocaban en sus nalgas, se las agarraban
con firmeza y fantaseaban con el hilo que se ponía en medio de ellas halándolo para que el resto de esta
presionaran la vagina de esa candente mujer y la hicieran desear que entraran en ella, una nalgada hizo
que Andrea se exaltara sorprendida soltara un quejido y en venganza mordiera el labio de Carlos, cosa
que motivó a mas nalgadas, entre dolor y placer la vagina de Andrea parecía desear más el pene de Carlos
que el pene de Carlos a la vagina de ella, la humedad aumentaba cada vez más y ella sentía como escapaba
por el costado de su tanga bajando lentamente por sus piernas. La paciencia del juego de besos y manos
inquietas se perdió cuando una de esas manos traviesas se coló entre las piernas de ella y rozó con el
canto interno de esta la tanga sobre la vagina de Andrea haciendo que ella sintiera que un choque
eléctrico que nacía en su clítoris y llegaba a su cabeza expresado en un ahora ya notorio quejido, con
fuerza abrió la camisa de Carlos sin preocupación por lo que quedaba de botones o importarle si esta se
dañaba y se dedicó a desquitarse lamiendo ese torso que hace poco había conocido, él paró un instante
a disfrutar lo que le hacia su amante mientras un gemido se escapada de él, el deseo de que sus labios
encontrar su ya muy duro pene y se lo comiera como si no hubiera un mañana subía en la cabeza de
Carlos, una de sus manos quiso indicar su deseo a la caliente mujer que lo estaba devorando, la puso sobre
su cabeza con una presión leve pero segura de su deseo, conducir la boca de su amante hacia la bragueta
de su pantalón, lo cual ella muy obedientemente seguía sin dejar de recorrer con su lengua todo el camino
hacia abajo, pensó en levantarse un poco para ayudarle a que ella bajara su pantalón y encontrara su
premio al final del camino pero no fue necesario, su hábil boca sorprendentemente podía hacer todo el
trabajo, nunca agradeció tanto en su vida no haber tenido la precaución de usar un cinturón; con gran
habilidad Andrea abrió el botón del pantalón y bajo la bragueta de Carlos dejando escapar la sorpresa
caliente y firme que estos escondían, él también estaba muy mojado por los detalles del encuentro cosa
que excitó aún más a Andrea, que había logrado su cometido y enloquecer a su amante, por lo que ahora
más consiente de la situación se tomaría su tiempo en jugar con el miembro ardiente de deseo de este,
quería ser quien llevaría el ritmo y el control del momento.

Cuando se vio frente a él, ese miembro que hace poco había creído adivinar entre sombras, su mente se
aclaró ya la muy reducida voz que en principio le decía que se detuviera y saliera corriendo de ahí había
desaparecido y ya solo pensaba en tener el mejor sexo que su cita le pudiera brindar; Ese miembro, más
grande de lo que había creído ver lo merecía hace mucho tiempo no se deleitaba con uno igual, lo recorrió
con su lengua de extremo a extremo, paso su lengua por el par de bolas que lo acompañaban y decidió
que sería lo primero que chuparía mientras su amante enloquecía de deseo esperando que esa boca
encontrara por fin su muy dura verga; era hora de cobrar sus nalgadas y su muy húmeda vagina pensó
ella; la mano sobre su cabeza ahora solo sostenía con firmeza su cabello mientras la otra buscaba tocar
más su cuerpo añorando la escapada y húmeda vagina que hacía poco había logrado conquistar pero
ahora por posición estaba lejos de su alcance y había recuperado su independencia. Su mano seguía
buscando generar en ella ese deseo de comerse la verga de su dueño el cual no conseguía y su dueño cada
vez más enloquecía por sentir esos labios subir y bajar de su miembro mientras la lengua de su amante
con una firme succión cumplían su deseo. Afortunadamente esta logró encontrar un camino hacia los
firmes senos de Andrea que para su sorpresa no se escondían tras un brasier sino que estaban ahí libres
esperando una mano inquieta como la suya que jugara con ellos, deslizándose lenta pero firmemente por
su escote y pensando que habían estado así todo el tiempo apretó uno de sus pezones ya muy firmes de
deseo, eso excito tanto a Andrea como a Carlos uno por saber que la mujer que ahora era su amante
también quería sexo con la misma insistencia que él desde el inicio y a ella que agradecía haberse quitado
ese molesto sostén que no salía con su vestido y que ahora le permitían a su amante descubrir el placer
que le producía que le apretaran sus pezones.

La sensación de ese juego entre sus senos y la mano inquieta de Carlos por fin motivo a Andrea a comerse
ese pene frente a ella, introdujo lo que cupo en su boca y empezó a succionar mientras su lengua
jugueteaba con el cuerpo de este, su amante se estremeció y dejo escapar un ahora notorio gemido de
placer, en verdad Andrea disfrutaba hacer sexo oral, lo hacía muy bien para ser honestos; Carlos perdió
el control ante el placer, su mano buscaba que Andrea se tragara todo su pene mientas su otra mano
apretaba sin clemencia los senos de su amante, perdió la sutileza, rompió el silencio y le dijo con voz clara
<<lo haces muy bien >> intentaba ser decente con esa mujer que tenía en medio de sus piernas pero no
pudo sostenerlo mucho tiempo <<comete toda esa verga >> se le escapó de la boca a Carlos mientras
jadeaba de placer ante tan buen trabajo de su amante, ya sus dos manos se ocupaban de la muy frenética
cabeza de Andrea que con sus labios subían y bajaban su verga húmeda y sedienta de sexo duro, su cuerpo
se estremecía de placer que escapada por su boca sin restricciones incitando a su amante a hacerlo cada
vez más rápido y profundo.

Sentía que explotaba de placer, por lo que no quiso que solo él se sintiera así, quería que su mujer sintiera
el mismo placer que él con la deliciosa boca de ella, con su pierna busco la entrepierna de Andrea y su ya
conquistada vagina, aprovechando que ya tenía el vestido arriba con su pierna empezó a frotar la tanga
de Andrea, la sensación hizo que Andrea sacara el pene de su boca con una exhalación de placer pausara
su tan concentrada actividad, su clítoris había enloquecido y empezó a frotarse ella misma con firmeza
sobre la pierna de Carlos. Bien jugado maldito pensó mientas disfrutaba aquella enceguecedora presión.

La distracción la aprovechó Carlos para apoderarse de la situación, con sus fuertes brazos tomo a Andrea
y la puso del lado contrario del sofá mientras detallaba la obra de arte que era el cuerpo de la mujer
semidesnuda que tenía en frente y a la que se prometía hacerle el amor duro y con todo detalle; junto
las piernas de su mujer mientas subía su tanga por las piernas solo hasta medio camino sin quitársela,
admiro la forma atractiva y lujuriosa de esa claramente muy mojada vagina entre un par de firmes piernas
adornadas al final por un par de tacones, su pene se puso más firme de lo que ya estaba, el deseo de
entrar en ella se hizo aun mayor, sin embargo quería jugar con ella antes de que eso pasara, ya sabes
devolverle el favor.

Carlos paso su lengua desde donde empezaba la vagina de Andrea hasta donde terminaba esta lugar
donde se dedicó un poco más para chupar su clítoris como toque final, el gemido largo y tendido que ella
exhalo indicó a Carlos que era lo que quería, sin demora tomo la tanga enredada entre ese par de piernas
con tacones y la sacó frenéticamente lanzándola lejos, abrió ese par de piernas sin perder detalle del
tesoro que escondían y se dedicó a comérsela… pasaba su lengua rugosa por toda la vagina de Andrea,
disfrutando las contorciones de su mujer que intentaba desahogar el placer que esa boca le producía
entre gemidos y respiraciones entrecortadas, las manos de Andrea ahora andaban indecisas entre la
cabeza de Carlos o apretar sus firmes senos, Carlos no perdía detalle de su tarea, punzaba con su lengua
la vagina de Andrea como si la penetrara con ella para luego lamer hacia arriba terminando cada pasada
de su lengua en el firme clítoris de su amante, se deleitaba sintiendo como se querían cerrar esas piernas
temblorosas cuando tocaba su clítoris pero luego se relajaban cuando iba más abajo, Carlos quería que su
amante se estremeciera de placer, que le pidiera a gritos que la penetrara pero para eso sabía que debía
darle el placer que ello requería, así que se apoyó en sus dedos los cuales al inicio abrían y entraban
gentilmente en la vagina de Andrea, la cual al sentirlos dentro le hicieron perder la prudencia de su boca
y gritara de placer. Carlos se concentró en hacer venir a su amante ya no era un dedo el que entraba y
salía de aquel delicioso lugar sino que ya eran 3 que frenéticamente entraban y salían frotando la parte
superior del interior de la vagina mientas su boca se concentraba en succionar la cima de esa deliciosa y
blanda maravilla, la mezcla de movimientos y presiones hicieron que Andrea se contrajera hacia Carlos
apretara su cabeza contra su entrepierna y en un sostenido gemido mezclado con gritos entrecortados y
exhalaciones explotara su primer orgasmo.

Satisfecho por el placer de su amante mientras daba pequeños roces con su lengua a esa rica vulva
buscando extender su placer, una de sus manos recorrió los pechos de Andrea apretándolos mientras la
otra buscó su cuello lo tomó por el frente con firmeza apretándolo un poco justo antes de poner sus dedos
en la boca de ella, a lo que ella aun excitada de placer respondió chupándolos como si de su pene se
tratara mientras sus manos jugueteaban por el cabello de Carlos retomando el aire que le acababan de
robar; pero por qué contentarse con sus dedos cuando podía tener su pene completo en su boca, pensó
ella. Tomó apoyo y lanzó a su amante de espaldas contra el mueble mientras se ponía sobre el para poder
chupar nuevamente su ya muy húmedo pene mientras él podría seguir jugando con su vagina, un trato
justo después de todo.

Andrea se dedicó a buscar la misma sensación que Carlos produjo en ella chupaba su pene con fuerza y lo
masturbaba con su mano frenéticamente mientras con su boca abierta y la lengua rosando esa punta rosa
esperaba que de ella saliera algo caliente que la sorprendiera y complaciera a su hombre, el mismo que
la ilusionaba cada que presionaba sus caderas contra su cara como si fuese a venirse en ella pero que
interrumpía cada vez que chupaba su ya muy sensible vagina.

No era mala idea venirse en la cara de Andrea pensaba Carlos, es mas era algo que lo excitaba pensar,
imaginar la cara de su amante llena de su semen y era como plantar una bandera en la luna algo que
definitivamente quería vivir y al parecer algo con lo que ella estaba de acuerdo. Pero claramente aun no
era el momento para ello, tenía que entrar en ella, completar lo que ya había prometido más aún para
hacer que esa situación se repitiera algunas veces más, así que debía hacer un buen trabajo como amante,
ya sabes una mujer bien cogida siempre vuelve por más pensó para sus adentros. Con el logro de su primer
orgasmo sintió que podría lograr un segundo con su ya eficaz técnica, así que sin mediar palabra sus dedos
volvieron a ese interior caliente del que deseaban no haber salido, hasta que hicieran sentir mujer a la
candente hembra que se hallaba sobre ellos, querían todo de ella.

La técnica en efecto era muy buena pero Andrea no quería terminar en la cara de su amante, ya había
podido contenerse una vez pero una segunda sería imposible y terminaría bañando a su amante para lo
cual no se sentía preparada, era algo que aún le daba pena que supieran o que pasara y definitivamente
no era para la primera vez.
-Métemela por favor, susurró Andrea.

-¿Qué?

-Que me la metas ya por favor.

Carlos habiendo escuchado la primera vez quiso hacérselo repetir, regodeándose en su orgullo de hombre
con una mujer que ahora le pedía abiertamente que se la comiera, supo ponerla de rodillas contra el
mueble mientras él desde atrás y tomándola por las caderas la penetraba lentamente, ambos sintieron
como lentamente entraba cada centímetro de ese firme miembro lubricado en esa húmeda y caliente
vagina que cuando se halló completamente dentro ambos sintieron la misma energía que con el primer
beso, era la conclusión de un deseo que había estado creciendo desde que se empezaron a hablar, desde
algo inexistente y corriente como un simple “hola”, pasando por un “tal vez” hasta la realidad de este
preciso momento. Carlos no se dejó esperar quería hacerle sentir el deseo acumulado que tenia de hacerla
suya y demostrarle todo su vigor como amante, así agarró sus nalgas con firmeza abriéndolas de par en
par, tomó impulso, dejo caer algo de saliva en aquella unión mágica, como si fuera ya poca la humedad
en ella, Andrea sintió como resbalaba entre sus nalgas, rozaba su ano y llegaba al pene dentro de ella
quiso que empezara ya, que se la comiera de una buena y muy buena vez.

De repente Carlos la penetró con fuerza sintiendo un poco con la punta de su pene el final de aquel
maravilloso lugar acompañado de un leve quejido de dolor de ella y la excitante premisa de que su pene
era lo suficientemente grande para llenarla. Siguió penetrándola cada vez más fuerte haciendo que sus
gemidos fueran en consecuencia más fuertes, aumentó la velocidad conforme subía la excitación a lo que
Andrea empezó a quejarse, el pensando que la estaba lastimando quiso detenerse pero antes de que
pudiera hacer algo ella replicó <<no pares, sigue así >> en efecto su vagina hace mucho tiempo no recibía
un pene de ese tamaño que complaciera a cabalidad sus deseos aunque dolía un poco la falta de
costumbre no quería dejar de sentirlo dentro de sí. Carlos seguro de estar dándole placer a su amante y
que a ella le gustaba tomó su cabello y lo enredó en uno de sus brazos mientras retomaba su ritmo fuerte
a lo que ella dejo escapar su prudencia y empezó a gritar ya de placer, Carlos ya también estaba cómodo
con la situación y empezó a darle nalgadas. A lo que ella respondía lanzando su cuerpo hacia atrás y
moviéndose, mientras repetía <<así… así… >> Carlos ante tal espectáculo mantenía su desempeño, no
podía dejar a medias a su amante, soltó su cabello la tomó nuevamente de las caderas y la penetró más
rápido aun, a lo que Andrea en un fuerte grito respondió mientras las gotas de sudor de la frente de su
amante caían sobre su espalda y sus piernas se estremecían dejando salir aquella explosión de humedad
que había contenido antes evidenciando su efusivo orgasmo, ya no le importaba su amante supiera que
ella se venía de esa manera incluso ella había olvidado ese detalle tras numerosos falsos orgasmos del
pasado, él había sabido cómo llegar a eso.

Carlos sintió como entre su pene salía aquel squirt, dejo salir su pene para que su hembra disfrutara de
aquel orgasmo, poco le importo que inundara su mueble estaba extasiado ante tal espectáculo, era más
que evidente que su primera vez había sido un éxito, las piernas de ella no pudieron más y colapsaron con
ella en el mueble dio la vuelta para tomar un respiro y alejarse del desastre que acaba de hacer justo para
encontrarse con la imagen de su amante masturbando ese delicioso pene en su cara, ella sin pensarlo
empezó a ayudarle, chupo la punta de su pene y continuó con ambas manos la tarea que él tenía, mientas
repetía <<dámelo>> y abría su boca para recibir la leche de Carlos en ella, era algo fascinante ver esa
mujer deseando estar llena de leche y totalmente mojada por su squirt, pensó Carlos. Cuando Andrea
pasó la lengua sobre su pene, éste no pudo más y entre un profundo gemido agarró la cabeza de Andrea
fuertemente y dejo salir toda esa carga caliente que su amante con ansia esperaba llenando en gran parte
su boca pero con lo necesario para salpicar también su cara y dejar un satisfactorio recuerdo en la
memoria de Carlos de aquella mujer de profunda mirada, cabellos rubios con labios rojos mientras se
tragaba su leche y con una mirada y sonrisa pícara le indicaban que le había encantado que terminara en
ella.

Satisfecha con su final y viendo la cara de su amante mientras terminaba de gemir de placer y como se
estremecía cuando ella tocaba con su boca su ya sensible pene para terminar de sacar la leche que
provenía de él; Andrea se incorporó limpio su cara y terminó de degustar el premio de la leche que no
había logrado entrar en su boca, miró a su amante como un depredador a su presa mientras la razón
volvía a su cabeza como un golpe y le gritaba “¿Que estás haciendo mujer? Tu estas comprometida y ese
no es tu marido” todos aquellos sentimientos y pensamientos que el deseo había acallado todo este
tiempo la inundaron de tal forma que cuando se dio cuenta se estaba reacomodando su vestido y
corriendo de aquel lugar, sin que su extenuado amante pudiera decirle algo. Mientras bajaba por el
ascensor e intentaba arreglaba su cabello maltrecho por aquel atrevimiento, revisaba y limpiaba su cara
pensaba en que carajos iba a decir cuando llegara, no prestó atención a Carlos que desde la ventana
dejaba ver su torso desnudo diciendo algo y repitiendo su nombre, mientras ella corría al primer taxi que
encontraba.

Un golpe en la mesa sorprendió a Ana que con un brinco y volviendo como de un sueño miraba a su amiga
mientras esta le preguntaba:

-¿Oye estas ahí?

Sórdidamente respondió:

-Sí, si… solo me perdí un momento, entonces ¿entonces como hiciste para llegar? ¿y dejaste tu ropa
interior en la casa de ese tipo?

-Boba claro, no me di cuenta de ello hasta que llegué a casa, Gustavo estaba en la habitación yo entré
haciendo show de que me había tocado asistir a un evento de última hora porque tu no podías y se me
había descargado el celular así que estaba que me llevaban los mil demonios y necesitaba darme un baño,
entré corriendo al baño le puse seguro y me duché lo más pronto posible.

-¿Así que esto es para que te cubra la espalda?

-En parte, solo si te pregunta.

-¿Por qué lo dices?

Porque justo cuando estaba en plena ducha Gustavo quiso abrir la puerta, me preguntó que por qué había
puesto seguro y le dije que no sabía de qué hablaba que me dejara duchar en paz, Cuando salí de la ducha
se abalanzo contra mí y me empezó a besar me quitó la toalla y me empezó a tocar, yo entre en pánico y
le dije que no tenía ganas en ese momento y de una me preguntó que qué pasaba, que de cuando acá el
sexo no le gustaba y menos después de un día duro de trabajo, yo no tenía ganas de saber de sexo mas.
-¿Y qué hiciste?

-Lo que debía hacer, lo aparte de mí, cerré los ojos y empecé a chupar su pene hasta que se viniera, lo
cual no es nada demorado, la verdad.

-Jajajaja oye tú si eres mala, pobre Gustavo.

-Amiga el sexo no es lo de él, yo quería salir de paso y que él no sospechara nada. Cuando acabé fui y
escupí su semen en el lavábamos y me lavé los dientes, el ya satisfecho tampoco puso problema en que
durmiéramos de una vez.

-Menos mal amiga ¿y entonces el tipo este?

-No sé, no le he contestado desde aquel día, siento vergüenza, culpa, necesitaba hablar con alguien y ya
que por fin volviste no aguanté las ganas de contártelo. ¿Y tú como estas amiga? ¿Cómo te sientes ahora?

-Ay amiga, la verdad no sé qué decirte después de eso.

Justo en ese momento una llamada interrumpe la charla, es Germán el asistente. Ana cuelga el teléfono
pero este sigue insistiendo, “contesta” replica Andrea

-¿¡Qué quiere!? Responde Ana temerariamente a la llamada

-Qué pena señora Ana es que la necesitan urgente uno señores abogados acá en la oficina

-Pues que esperen, replica Ana a quien nunca le había gustado que la interrumpieran y que siempre había
sido de un carácter firme y le gustaba que las cosas se hicieran a su manera no que la corretearan con
pendientes menos en su propia empresa.

-Señora nuevamente disculpe, son los abogados del señor Diego.

Con una clara señal de desagrado volteó a mirar a su amiga quien suponiendo por su respuesta efusiva
era algo que tenía que atender, le hacía señas que continuara, que fuera a atender su asunto, Ana
haciendo su silla hacia atrás se levantó de golpe mientras chocaba con una humanidad tras ella y algo tibio
caía por su hombro y su pecho.

-¡Estúpido! Gritó Ana, como si supiera de quien se trataba

Mientras volteaba a ver el culpable de tal desastre, enfadada y frustrada por lo que había pasado con su
saco favorito el cual no es que fuese el mejor o el más costoso que tuviera sino que este tenía un valor
especial para ella, sin contar que tenía que ir a atender un par de buitres que venían a hacer su vida más
miserable de lo que ya era.

Oscar aunque sorprendido por lo que había pasado con esta torpe mujer y su inesperada reacción
intuitivamente sacó el pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y procedió a limpiar el pecho de aquella
mujer, algo que en vez de suavizar la situación fue como echar combustible a un edificio en llamas, en
menos tiempo de lo que tardó en sacarlo esta impulsiva mujer de senos prominentes estaba
arrebatándole el pañuelo no sin antes dedicarle un concierto de insultos, él atónito por la reacción
inesperada y el físico sorprendente de esta mujer claramente mayor que él lo dejaron sin palabras
mientras esta mujer se apresuraba a dejar el lugar, aun con la mano estirada y deleitándose con el
contonear de esas prominentes caderas acompañadas de unas exuberantes nalgas no dejó esconder su
admiración ante tal espectáculo de mujer.

Andrea aun en la silla sorprendida por la escena que acaba de presenciar, tomó otro sorbo de su café
disimulando la sonrisa que aparecía en su cara mientras lanzaba una mirada al joven de risos ondulados
que aún no entendía que había acabado de pasar y claramente le había gustado su amiga, lo observó con
tal detalle hasta que este notó su presencia y le devolvió la mirada, ella consiente de sus intenciones y
pensando que quizá era lo que su amiga necesitaba, tomo su cartera y de entre sus papeles sacó una
tarjeta de presentación la cual con un par de dedos la deslizó sobre la mesa hacia aquel joven que sin
mediar palabra como si ya no fuese necesario decir algo solo tomó la tarjeta observó el nombre y el
número en ella y con un simple gracias se alejaba sacudiendo su húmeda camisa.

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