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706-S24

7 DE DICIEMBRE, 2005

LAURA ALFARO
RAFAEL DI TELLA

El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005


En la primavera de 2005, los inversionistas y formuladores de políticas de todo el mundo se
enfrentaban al reto de decidir si respondían, y cómo respondían, a los desequilibrios económicos
mundiales ejemplificados por el gran déficit creciente de cuenta corriente en los Estados Unidos. Ya
en 1998, muchos analistas creían que el déficit estadounidense de cuenta corriente—que, con un
monto de $210 millardos, era equivalente al 2,4% del PIB—se encontraba en una trayectoria
insostenible1. Contra todos los pronósticos, el déficit siguió subiendo. Para 2004, era de $666
millardos, equivalentes al 5,7% del PIB, y no mostraba ninguna señal de disminuir. Desde mediados
de la década de 1970, entre los países industriales del mundo, solo las economías pequeñas, tales
como Australia, Nueva Zelanda e Irlanda, habían experimentado déficits de cuenta corriente que
sobrepasaban el 5% del PIB2.

Los déficits anuales de cuenta corriente venían acompañados de grandes entradas de capital
provenientes del exterior, a medida que los extranjeros financiaban el exceso de gasto de EE.UU. en
relación con sus ingresos. Conforme se acumulaban estas entradas, se ensanchaba hasta niveles sin
precedentes la brecha entre las tenencias externas de activos estadounidenses y las tenencias
estadounidenses de activos externos. Para 2004, la brecha era de -22% del PIB, un aumento con
respecto al -5% que había sido en 19963.

La mayoría de los formuladores de políticas de EE.UU. le restaban importancia a los riesgos


implícitos en el creciente déficit de cuenta corriente y en la posición neta de inversión internacional
(PNII). Insistían en que el déficit y la PNII solo reflejaban el atractivo de la economía estadounidense
como destino de la inversión mundial y señalaban que, como el 95% de la masa de pasivos externos
estaba denominada en dólares, cualquier ajuste necesario sería relativamente fácil. El secretario del
Tesoro de EE.UU., John Snow, predijo que la demanda externa de activos estadounidenses seguiría
aumentando, ayudada por los mercados de capital de EE.UU. que eran “los más profundos, más
líquidos del mundo”4. El presidente de la junta de la Reserva Federal, Alan Greenspan, percibía “solo
indicios limitados de que el gran déficit estadounidense de cuenta corriente esté encontrando
resistencia de financiamiento”5. Es más, predijo que cualquier ajuste que se llegara a necesitar sería
benigno: “Si se permite que la globalización continúe y que con ello cree un sistema financiero
internacional cada vez más flexible, la historia sugiere que los desequilibrios actuales se desactivarán
con poca perturbación”6.

Muchos analistas admitían que la cuenta corriente podía seguir siendo financiada a niveles mucho
mayores, refiriéndose especialmente al “apetito insaciable” de los bancos centrales asiáticos—más
notablemente el de China—para invertir en activos estadounidenses, como medio de dirigir sus tipos
de cambio con respecto al dólar y apoyar su gasto en exportaciones asiáticas7. Se observó que en

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El caso de LACC número 706-S24 es la versión en español del caso de HBS número 9-706-002. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para
su discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios, o ejemplos de una administración buena o
deficiente.

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2004, el superávit de cuenta corriente de China fue de $56 millardos, en tanto que el aumento en sus
reservas oficiales (la mayoría en activos denominados en dólares estadounidenses, tales como títulos
del Tesoro) fue de $202 millardos8. La inversión externa en títulos del Tesoro de EE.UU. ayudó a
mantener bajas las tasas de interés de EE.UU. y elevado su consumo.

Otros observadores se sentían menos optimistas acerca de las repercusiones que tendría el
ensanchamiento del déficit de cuenta corriente estadounidense. Creían que los Estados Unidos
estaban hipotecando su futuro, en favor del consumo presente, y alegaban que la postergación del
ajuste para poner fin a los desequilibrios externos estadounidenses solo aumentaría la severidad del
ajuste final inevitable. Los economistas pronosticaban una mayor depreciación de hasta más del 40%
del dólar ponderado por el comercio, que ya había caído aproximadamente el 12% entre principios de
2002 y mediados de 20049. En 2004, el expresidente de la junta de la Reserva Federal estadounidense,
Paul Volcker, advirtió que para él había una probabilidad de 75% de que surgiera una crisis de
moneda dentro de los Estados Unidos en los próximos cinco años. En su Informe Financiero de
Desarrollo Mundial de 2005, el Banco Mundial decía que el “riesgo más grave” para los mercados
emergentes era una caída profunda y desordenada del dólar que crearía volatilidad en los mercados
y haría subir las tasas de interés.

Además, se observaba que los altos niveles de endeudamiento externo—que, al ser 2,8 veces
mayor que las exportaciones, se estaba aproximando a la gama que exhibían las economías
latinoamericanas en problemas10—volvían al sistema financiero estadounidense vulnerable a una
pérdida de confianza del mercado que podría inducir una “detención súbita” en las entradas de
capital. Desde luego, a diferencia de las economías emergentes más comúnmente asociadas con las
detenciones súbitas, los EE.UU. podían endeudarse en su propia moneda, lo que significaba que
podían traspasar el riesgo de depreciaciones reales futuras a sus acreedores11. Con todo, el
exsecretario del Tesoro de EE.UU., Robert Rubin, advertía que “la inmunidad tradicional de países
adelantados, como Estados Unidos, ante las crisis de corte tercermundista no es innata”12.

Muchos inversionistas mundiales parecían estar de acuerdo con las proyecciones de los
economistas. Berkshire Hathaway, una compañía de valores cuya acción había tenido mejor
rendimiento que el índice de S&P 500 en todos los años del período entre 1964 y 2004, excepto en seis
años, aumentó el valor de sus contratos de divisas, que consistían predominantemente en posiciones
deudoras frente al dólar, desde $12 millardos en 2003 a $21 millardos en 2004. Queda por verse
cuáles serán los resultados que, en última instancia, rendirá esta enorme posición monetaria. (Véanse
en los anexos 1-4 los datos macroeconómicos básicos de EE.UU.)

Perspectiva histórica de las balanzas externas de EE.UU.

Patrón oro mundial (1870-1914)


Solo a finales del siglo XIX, cuando los Estados Unidos se estaban industrializando rápidamente,
fue que el déficit de cuenta corriente y la PNII de EE.UU. se encontraban cerca de los niveles que
exhibían a principios del siglo XXI. En 1894, se estimaba que la PNII de EE.UU. había alcanzado un
nivel cercano al -22% del PIB que alcanzó en 2004. Aproximadamente al mismo tiempo, el déficit de
cuenta corriente fluctuaba alrededor del 4% del PIB13.

Durante este período, era común encontrar por todo el mundo grandes desequilibrios de cuenta
corriente, pues el capital destinado a “financiar el desarrollo” tendía a fluir de los países de Europa
Occidental ya industrializados, con superávits de cuenta de capital, a las economías emergentes que

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necesitaban financiar grandes proyectos de infraestructura14. El patrón oro mundial, que fijaba las
principales monedas entre sí—y al cual se unió EE.UU. en 1879—, fomentaba los altos niveles de
movilidad de capital. Los países participantes tenían márgenes mucho menores que los no
participantes sobre las tasas de interés en Londres, en donde se centraban los mercados mundiales de
capital, ya que los británicos servían de “banqueros del mundo”15.

Los académicos observaron que el patrón oro funcionaba como un “sello de aprobación” para los
países que emitían deuda soberana16. En 1879, se estimaba que las tenencias mundiales de activos
externos constituían, aproximadamente, el 7% del PIB mundial. Esto aumentó rápidamente hasta
cerca del 20% en 1900-1914 (véase el anexo 5)17. El principal enfoque fue en el capital de inversión a
largo plazo18. Por ejemplo, a finales del siglo XIX, los bonos ferroviarios estadounidenses eran
especialmente populares como medio de convertir el ahorro británico en inversión estadounidense19.

En la década de 1890, un movimiento en los Estados Unidos hacía un llamado para que se
abandonara el patrón oro, en favor de volver a un patrón bimetálico. El nuevo patrón incorporaría
tanto oro como plata y depreciaría el dólar. Aunque en última instancia el movimiento no triunfó, los
especuladores ejercieron presión sobre el dólar previendo una salida eventual del patrón oro. Entre
1891 y 1897, el Tesoro de EE.UU. se vio obligado a desalentar las continuas ventas especulativas de
dólares y mantener el tipo de cambio fijo aumentando espectacularmente las tasas de interés. Esto
tuvo como consecuencia una dura recesión20. Después de un serio pánico financiero en 1907, se
estableció en 1913 el Banco de Reserva Federal de EE.UU. con los objetivos de “brindar una moneda
elástica, proporcionar los medios para redescontar los efectos comerciales, [y] establecer una
supervisión más eficaz de la banca en los Estados Unidos”21.

El período entre las guerras (1914-1939)


Después que comenzó la Primera Guerra Mundial en 1914, cayeron espectacularmente las
tenencias mundiales de activos externos, las cuales volvieron nuevamente a sus niveles anteriores a la
guerra apenas alrededor de 1980. El patrón oro se desbarató y la política monetaria en todo el mundo
se volcó hacia metas internas, tales como financiar los esfuerzos bélicos mediante la emisión de bonos
y la impresión de dinero22. Los países limitaron el comercio y la inversión internacionales mediante
aranceles y controles de capital.

Después que la guerra terminó, en 1919, hubo interés en volver al patrón oro anterior a la guerra,
pues parecía haber ofrecido estabilidad y prosperidad. Los intentos iniciales fracasaron ante la
inflación que existía en Europa y los altos niveles de deuda europea con los Estados Unidos. Apenas
en 1925 fue que se inició finalmente el patrón de cambio oro, según el cual, los países mantenían
reservas en dólares, libras esterlinas u oro, y los EE.UU. y el R.U. convenían en cambiar dólares o
libras esterlinas, respectivamente, por oro23.

El R.U. adoptó la decisión política de fijar el valor de la libra esterlina frente al dólar, al tipo de
cambio existente antes de la guerra. Como había ocurrido una inflación seria, este tipo implicaba que
la libra estaba sobrevaluada. El R.U. fue políticamente incapaz de aumentar las tasas de interés para
evitar una salida drástica del oro. Con el tiempo, la Reserva Federal de EE.UU. intervino, bajando las
tasas de interés en los EE.UU. a niveles comparables con los que existían en Gran Bretaña, gracias a
un aumento de la oferta monetaria estadounidense. Las salidas de oro de Gran Bretaña se
detuvieron; pero el crédito excesivo en los EE.UU. creó un gran auge en el mercado de valores. En
octubre de 1929, los desequilibrios especulativos precipitaron un desplome en el mercado de
valores24. La economía estadounidense se derrumbó cuando un asedio contra dos grandes bancos
resultó en la quiebra de 10.000 bancos.

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Algunos economistas culparon al sistema monetario unificado, implícito en el patrón de cambio


oro, por propagar rápidamente los problemas económicos de los Estados Unidos a Europa y
precipitar la Gran Depresión de la década de 1930. En 1931, Gran Bretaña retiró la libra del patrón de
cambio oro, lo que llevó a más incertidumbre y tensión financiera mundial, marcada por quiebras de
bancos en todo el mundo. En 1933, con tasas de desempleo del 25%, los Estados Unidos también se
retiraron del acuerdo. El patrón de cambio oro finalmente se desbarató en 1937, seguido por el inicio
de la Segunda Guerra Mundial dos años después.

El sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods (1950-1971)


En 1944, en las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial, 44 países se reunieron en Bretton
Woods, New Hampshire, para establecer un nuevo régimen monetario mundial. Según el sistema de
tipos de cambio fijos de Bretton Woods, el dólar se vinculaba al oro, mientras que otras monedas se
vinculaban al dólar25. El gobierno estadounidense aceptó que los dólares fueran convertibles en oro, a
solicitud de los bancos centrales extranjeros, al precio acordado de $35 la onza. Se exigía a todos los
demás países mantener su vinculación con el dólar mediante una intervención activa en divisas; pero
se les exigía que alteraran sus valores nominales para corregir cualquier “desequilibrio fundamental”
en su balanza de pagos. Se les animaba formalmente a utilizar controles de capital para mantener la
balanza externa ante los flujos potencialmente desestabilizadores del ‘capital especulativo’26. En 1945,
los Estados Unidos superaron a Gran Bretaña como el principal tenedor de activos internacionales y
se convirtió en el nuevo “banquero del mundo”27.

En los primeros años del acuerdo de Bretton Woods, las transacciones de cuenta corriente tenían
que ser reguladas. La fuerte demanda europea de productos estadounidenses, a medida que las
naciones europeas se dedicaban a sus esfuerzos de reconstrucción, hizo subir los superávits de cuenta
corriente de EE.UU. (véase el anexo 4b) y ocasionó una “escasez de dólares”. A fin de controlar la
utilización de los dólares escasos, los formuladores europeos de políticas optaron por impedir la
compraventa abierta de divisas. Los Estados Unidos animaban oficialmente a los países europeos a
que acumularan sus reservas de divisas en dólares ampliando sus exportaciones al mercado
estadounidense, al mismo tiempo que mantenían sus restricciones a las importaciones
estadounidenses. Hacia el final de la década de 1950, las naciones europeas habían acumulado
suficientes reservas en dólares para defender sus paridades escogidas y permitir el comercio de
monedas asociado con el comercio internacional de bienes y servicios. La convertibilidad de cuenta
corriente fue así restaurada para las principales monedas europeas.

A partir de 1958, las autoridades monetarias estadounidenses, así como otros analistas y
formuladores de políticas en todo el mundo, llegaron a preocuparse por lo que ellos creían que eran
“desequilibrios de la balanza de pagos” en los Estados Unidos. Estos desequilibrios—que se
concentraban en la liquidez dentro de la balanza de pagos y no en las definiciones modernas de
cuentas corriente y financiera—surgían a medida que los superávits de cuenta corriente se tornaban
insuficientes para financiar las inversiones estadounidenses de largo plazo en el exterior28. La balanza
externa se mantuvo gracias a la acumulación de reclamaciones líquidas de corto plazo que tenían los
bancos centrales extranjeros contra los Estados Unidos. Conforme aumentaba la masa de pasivos
oficiales en dólares que estaban en manos de las autoridades monetarias extranjeras, también
aumentaba el riesgo de un asedio a las reservas monetarias estadounidenses en oro. Para 1964, los
pasivos oficiales sobrepasaban las existencias monetarias estadounidenses de oro29. Un interés
compartido entre los países por mantener el sistema, así como la presión estadounidense sobre las
autoridades monetarias para que no convirtieran en oro sus tenencias en dólares, ayudó a impedir
dicho asedio. Como tal, en 1968, el sistema se pasó a un patrón dólar de facto, aunque la amenaza de
la conversión en oro todavía se encontraba presente30.

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Los problemas asociados con el déficit de pagos oficiales se vieron exacerbados por la expansión
económica estadounidense. Después de 1965, la economía estadounidense comenzó a recalentarse y
la inflación empezó a subir, ante los grandes aumentos de gasto social y la intensificación de gastos
militares que apoyaban la guerra de Vietnam (véase el anexo 3b). Conforme el dólar se
sobrevaloraba en comparación con otras monedas, los bancos centrales extranjeros se veían obligados
a defender sus vinculados tipos de cambio mediante la compra de dólares. La compra de dólares
aumentó la oferta monetaria interna en el exterior, lo que llevó a la inflación en los países
extranjeros31.

En 1971, la balanza comercial estadounidense se volvió negativa, por primera vez desde 189332.
Ante los bajos rendimientos que ofrecían los activos en dólares y preocupados por una posible
devaluación futura del dólar con respecto al oro para restaurar la competitividad, los inversionistas
privados empezaron a huirle al dólar y muchos países comenzaron a solicitar que les cambiaran sus
dólares por oro33. Cuando Gran Bretaña también reveló su intención de convertir en oro, se
intensificó la aversión al dólar. Renuente a aumentar las tasas de interés para defender la moneda
(especialmente en un año de elecciones) y consciente de que estaba fallando el apoyo al sistema de
Bretton Woods—tanto internacional como internamente, con las crecientes presiones
proteccionistas—, el presidente Richard Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro, con lo
cual “cerraba la ventana del oro”. Nixon observaba:

Las últimas semanas, los especuladores [de dinero internacional] han estado librando una
guerra despiadada contra el dólar estadounidense… Le he dado instrucciones al secretario del
Tesoro para que… suspenda temporalmente la convertibilidad del dólar en oro o en otros
activos de reserva… Ahora bien, esta medida no nos granjeará amigos entre los que comercian
internacionalmente con dinero. Pero nuestra principal inquietud es con los trabajadores
estadounidenses y con la libre competencia alrededor del mundo… Estoy decidido a que el
dólar estadounidense nunca más sea un rehén en manos de los especuladores internacionales34.

En fecha posterior de 1971, se fijaron nuevas paridades para las monedas, que ya no estaban
respaldadas por el oro; pero la especulación persistente contra las nuevas paridades llevó el sistema a
su colapso. En 1973, las monedas del mundo comenzaron a flotar independientemente. Luego vino
una recesión mundial, cuando se intensificaron las presiones inflacionarias, exacerbada por la crisis
petrolera de 1973.

Déficits gemelos de la década de 1980


Después de permanecer cerca del equilibrio durante el resto de la década de 1970—variando
desde un superávit del 1,1% del PIB en 1975 a un déficit del 0,8% en 1977—, la cuenta corriente
estadounidense cambió su curso espectacularmente en la década de 1980. Con el inicio de la
presidencia de Ronald Reagan, se redujeron los impuestos y se aumentó el gasto en defensa, en un
esfuerzo por estimular un crecimiento impulsado por la oferta en la estancada economía
estadounidense. La política fiscal expansionista logró fomentar el gasto interno que apoyaba el
crecimiento del PIB. A fin de impedir que la economía se recalentara, la Reserva Federal mantuvo
elevadas las tasas de interés. A su vez, las tasas elevadas de interés atrajeron inversión externa, con
lo que se apreció enormemente el valor del dólar. El dólar revalorizado volvió más caras las
exportaciones estadounidenses para los extranjeros y más baratas las importaciones para los Estados
Unidos, lo que hacía que el déficit comercial se abultara cada vez más. Por añadidura, las tasas de
crecimiento económico de los socios comerciales de EE.UU. se desaceleraron, en comparación con el
crecimiento en los Estados Unidos, lo que implicaba que los extranjeros demandaban menos
exportaciones estadounidenses, en tanto que los Estados Unidos demandaban más importaciones.
Estos factores contribuyeron a un ensanchamiento del déficit de cuenta corriente, el cual aumentó del

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0,1% del PIB en 1980 al 3,3% en 1986. En el mismo período, el déficit presupuestario del gobierno
aumentó del 2,8% al 4,8% del PIB. En vista de que sufrían cambios en la misma dirección y
aproximadamente de la misma magnitud, los déficits de la cuenta corriente y del presupuesto fiscal
llegaron a conocerse como los “déficits gemelos”35.

El empeoramiento de los déficits gemelos de EE.UU. llegó a su fin, a finales de la década de 1980.
El dólar ponderado por el comercio experimentó una disminución del 40%36, y tanto el déficit de
cuenta corriente como el déficit fiscal se estrecharon hasta alcanzar casi el equilibrio37. Los mayores
impuestos, el mayor crecimiento y el menor gasto del gobierno ayudaron a reducir el déficit del
presupuesto fiscal. Al mismo tiempo, el crecimiento del PIB en el resto del mundo aumentó, en
relación con el crecimiento en los Estados Unidos, lo que ayudó a contraer el déficit de cuenta
corriente mediante los canales comerciales y también debido a la creciente renta que ganaban las
tenencias estadounidenses de activos externos, en relación con las tenencias externas de activos
estadounidenses. Sin embargo, este efecto no fue lo suficientemente grande como para pasar la
balanza de cuenta corriente hacia un superávit. Para 1989, a consecuencia de los continuos déficits de
cuenta corriente, la PNII de EE.UU. resultó negativa, implicando que el país se había vuelto un
deudor neto con el resto del mundo38.

Nueva economía a finales de la década de 1990


Para finales de la década de 1990, parecía que los “déficits gemelos” se habían separado. Mientras
el déficit presupuestario del gobierno avanzaba hacia un superávit, el de la cuenta corriente se
ensanchaba. En la segunda mitad de la década de 1990, con el telón de fondo de la “nueva
economía”, definida por los aumentos acelerados en el crecimiento de la productividad gracias al uso
eficaz de la tecnología de información y comunicación39, el mercado de valores de EE.UU. y otros
rendimientos de capital estadounidense experimentaron un auge. La inversión de las empresas
aumentó espectacularmente, sobre todo en las tecnologías de información, del 5,5% del PIB en 1992 al
8,6% en 2000. Las bajas tasas de desempleo, la creciente riqueza y las estimaciones optimistas de la
renta futura llevaron a un mayor gasto de consumo y menores tasas de ahorro en los hogares, el cual
bajó del 6,5% del PIB en 1992 a menos del 1% en 2000. Los precios de las acciones en ascenso hicieron
subir la renta imponible y los ahorros del gobierno, lo que ayudó al presupuesto federal a pasar de un
déficit del 4,8% del PIB en 1992 a un superávit del 2,5% en 2000. Pero esto fue insuficiente para cerrar
la creciente brecha entre la inversión privada y el ahorro privado interno40.

Al mismo tiempo, como lo describe el gobernador de la junta de la Reserva Federal, Ben Bernanke,
había evidencia de una “saturación mundial de ahorro”, impulsada por factores demográficos.
Debido a que sus fuerzas de trabajo crecían lentamente o disminuían, muchas economías avanzadas
fuera de los EE.UU. se encontraban con una escasez de oportunidades para invertir internamente.
Las poblaciones en vías de envejecimiento encontradas en estos países exigían mucho ahorro
corriente para cubrir los inminentes y grandes aumentos en la cantidad de jubilados, en comparación
con la cantidad de trabajadores41. Los inversionistas extranjeros, atraídos por los rendimientos del
capital y los aumentos de productividad que crecían rápidamente, optaron por invertir parte de sus
excedentes de ahorro en los Estados Unidos. Las entradas de capital extranjero se enfocaron cada vez
más en las inversiones del sector privado, ayudando así a financiar la creciente innovación y
productividad de la “nueva economía”. La participación de los activos estadounidenses en las
carteras externas del resto del mundo aumentó al 35% en 1999, fuertemente constituida por acciones
de capital estadounidenses, las que aumentaron al 51% de las carteras de capital externo (véase el
anexo 6)42. En general, la PNII de EE.UU. cayó de -$135 millardos en 1994 a -$1.581 millardos en 2000,
lo que equivalía a pasar de -2% a -16% del PIB. (véase el anexo 7)43.

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Escalada en los déficits de cuenta corriente (2000-2004)


Con la creación del euro en 1999, muchos analistas previeron que los Estados Unidos serían
menos capaces de financiar su grande y creciente déficit de cuenta corriente. El ganador del Premio
Nobel, Robert Mundell, en la víspera de la creación del euro, advirtió:

Sería un error ignorar [el hecho de] que en los últimos 15 años los déficits de la cuenta
corriente estadounidense han hecho de los EE.UU. el deudor más grande del mundo, después
de haber sido su mayor acreedor… Los problemas de poco ahorro y mucha deuda algún día
se volverán en contra nuestra… Llegará un momento en que la acumulación de
endeudamiento internacional hará que sea insostenible depender del dólar como única
moneda principal del mundo44.

En contra de las predicciones, el dólar se fortaleció y el déficit de cuenta corriente siguió


ensanchándose. Entre el verano de 1995 y principios de 2002, el dólar ponderado por el comercio se
revalorizó en términos reales en un 34%45. En términos nominales, el dólar se apreció 53% frente al
euro y 12% frente a la libra (véase el anexo 8)46. El déficit de cuenta corriente se amplió del 4,2% del
PIB, en 2000, al 5,7% en 2004.

En 2000, se reventó la burbuja de las punto.com, lo que llevó a una recesión moderada en los
Estados Unidos entre 2000 y 2002. El gobierno respondió con un estímulo fiscal constituido por una
reducción de impuestos, en tanto que la respuesta de la Reserva Federal fue un estímulo monetario
consistente en tasas de interés que nunca antes habían sido tan bajas. Los crecientes gastos del
gobierno y la menguante recaudación fiscal trastocaron la balanza presupuestaria federal, pasándola
de un superávit del 2,4% en 2000 a un déficit del 3,5% en 200347.

A pesar de que la situación fiscal se empeoraba, el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos
siguió siendo financiado, sobre todo por la inversión oficial de parte de bancos centrales extranjeros.
Entre 2000 y 2004, toda la nueva oferta neta de títulos del Tesoro de EE.UU. fue comprada por
extranjeros, y entre el 80% y el 90% por bancos centrales extranjeros. En 2003, los bancos centrales de
todo el mundo, especialmente del Asia, acumularon $490 millardos de reservas en dólares,
equivalentes a más del 90% del déficit estadounidense de cuenta corriente de $530 millardos para ese
año. Se estimaba que los bancos centrales aumentaron su masa de activos en dólares por el monto de
$465 millardos en 2004 (véase el anexo 9)48. Mediante la intervención para impedir la apreciación de
sus monedas con respecto al dólar, los bancos centrales asiáticos mantuvieron la competitividad de
los sectores exportadores de sus países. Algunos economistas llamaron a este arreglo “finanzas de
proveedores” o un “Bretton Woods revivido”49. De hecho, la acumulación asiática de reservas
(predominantemente dólares) sobrepasaba, con mucho, sus grandes superávits de cuenta corriente
(véanse los anexos 9 y 10)50. La estrategia fomentaba grandes volúmenes de exportación a los Estados
Unidos, que representaron el 12% del PIB de China en 2004, un aumento con respecto al 9% en 2000.
La estrategia también fomentaba las bajas tasas de interés en los Estados Unidos.

Las tasas bajas de interés aumentaron el valor de una amplia gama de activos, particularmente en
el sector de bienes no comercializados. Esto se vio especialmente claro en los bienes raíces
residenciales51, en donde los enormes aumentos de valor incrementaron la riqueza de muchos
residentes estadounidenses, muchos de los cuales optaron por endeudarse con el respaldo de sus
activos y permitir que la revalorización del precio de sus activos reemplazara los ahorros52. Las tasas
bajas de interés también hicieron aumentar muchísimo los niveles de deuda de los hogares. Por
ejemplo, en 2003, la deuda de los hogares por concepto de tarjetas de crédito promediaba $9.205, lo
que representaba un aumento del 25% con respecto a los cinco años anteriores53.

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En contraste con los bancos centrales asiáticos, los bancos centrales europeos no intervenían para
impedir la apreciación del euro, la libra y el franco suizo con respecto al dólar. En términos
nominales, el euro se apreció 54%, la libra 36% y el franco suizo 48% frente al dólar, entre febrero de
2002 y diciembre de 200454. La depreciación del dólar estadounidense frente a las monedas europeas
ayudó a contrarrestar parte del impacto de los déficits acumulados de cuenta corriente sobre la PNII.
Los déficits de cuenta corriente entre 2001 y 2004 totalizaron $2.056 millardos, en tanto que la PNII se
deterioró apenas $961 millardos en el mismo período (véase el anexo 11a). La diferencia reflejaba los
cambios de valoración de la masa existente de activos y pasivos estadounidenses. Como una gran
porción de los activos que poseía EE.UU. en el exterior estaban ubicados en Europa (véase el anexo
12), la caída de valor del dólar en comparación con las monedas europeas aumentó el valor en
dólares de las tenencias estadounidenses de activos externos55.

Independientemente de los efectos de la valoración, las obligaciones estadounidenses hacia los


extranjeros permanecieron muy por encima de las reclamaciones estadounidenses contra extranjeros.
Con todo, permaneció positiva la porción de renta neta de inversión de la balanza de cuenta corriente
de Estados Unidos. Los Estados Unidos siguieron recibiendo más renta de sus inversiones externas
que la que recibían los extranjeros por sus activos estadounidenses (véase el anexo 4a), en parte,
debido a las bajas tasas de interés en EE.UU.

El futuro
Las implicaciones del déficit de cuenta corriente estadounidense se debatieron con intensidad. En
un extremo, se aducía que los grandes déficits finalmente se resolverían solos sin contratiempos,
aunque persistieran durante muchos años más. Otros grupos creían que los déficits grandes pronto
llevarían a un ajuste macroeconómico necesario que podría ser doloroso, para los Estados Unidos y
para el resto del mundo. Al enfocarse particularmente en el déficit de cuenta corriente de EE.UU., el
presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, expresó su inquietud por los
“desequilibrios mundiales” ejemplificados por el flujo de capital, en su conjunto, del mundo en vías
de desarrollo al mundo industrializado.

Una "resolución benigna"


La mayoría de los formuladores estadounidenses de políticas le restaba importancia a los riesgos
implícitos en el creciente déficit de cuenta corriente. El exsecretario del Tesoro de EE.UU., Paul
O’Neill, aducía que la balanza de cuenta corriente se había vuelto un “concepto sin sentido”56, puesto
que no incorporaba conceptos de valoración. El Informe Económico de 2005 al presidente trataba de
manera superficial el déficit de cuenta corriente, pues se concentraba en los aspectos del comercio. El
informe pronosticaba que el crecimiento económico más rápido fuera de los Estados Unidos
coincidiría con un crecimiento económico más lento en EE.UU., lo que llevaría a una mejora en la
balanza comercial estadounidense, a medida que aumentara la demanda de productos
estadounidenses, mientras se reducía la demanda de importaciones en EE.UU.57. Sin embargo, el
nexo entre el crecimiento del PIB y los déficits de cuenta corriente se veía complicado por la asimetría
(observada por primera vez en 1969) entre el efecto del crecimiento del ingreso de EE.UU. sobre sus
importaciones y el del crecimiento del ingreso mundial sobre las exportaciones de EE.UU. Se
descubrió en unos estudios que el crecimiento del PIB en los Estados Unidos aumentaba las
importaciones estadounidenses más de lo que el crecimiento del PIB extranjero aumentaba las
exportaciones estadounidenses58. La asimetría era incluso más extrema para las importaciones y
exportaciones de bienes; pero era lo contrario para importaciones y exportaciones de servicios. La
asimetría implicaba que, si se supone un tipo de cambio constante, el déficit de cuenta corriente de

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El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005 706-S24

EE.UU. podría no mejorar, incluso si el resto del mundo creciera más rápidamente que los Estados
Unidos59.

Mientras tanto, Greenspan se concentraba en financiar el déficit. Observó que la razón de las
reclamaciones mundiales de deuda y capital al comercio mundial, así como al PIB, había estado
aumentando durante casi medio siglo, y más rápidamente desde 1995. Alegaba que los aumentos
constantes de intermediación financiera (impulsada, por ejemplo, por la desregulación financiera
mundial) facilitaban el financiamiento de déficits y superávits de cuenta corriente que se
ensanchaban continuamente por todo el mundo. Al mismo tiempo, parecía existir una tendencia a
revertir el fenómeno del “sesgo doméstico”, que describe la tendencia de los inversionistas a colocar
la mayor parte de su riqueza en activos de su propio país60. Greenspan observó que el menor sesgo
doméstico reflejaba un viraje mundial hacia la transparencia, la apertura y las protecciones de los
inversionistas en los mercados de capital61. Comentó lo siguiente: “Concluyo que la difusión de la
globalización ha fomentado un grado de flexibilidad internacional que ha aumentado la probabilidad
de que haya una resolución benigna al desequilibrio de la cuenta corriente estadounidense”62. Otros
miembros de la junta de gobernadores de la Reserva Federal estuvieron de acuerdo63.

En vez de menospreciar los riesgos del déficit de cuenta corriente, el subsecretario de asuntos
internacionales del Tesoro de EE.UU., Randal Quarles, lo llamó “nuestro regalo al mundo”64. Tuvo el
apoyo de economistas, quienes admitieron que el creciente déficit servía de “motor de crecimiento
para el resto del mundo”65 al fomentar la expansión económica impulsada por las exportaciones,
especialmente en el Asia. Sin embargo, un gran problema era el grado hasta el cual continuarían las
compras de dólares efectuadas por los bancos centrales asiáticos. Se alegaba que el tipo de cambio
fijo de China y los tipos de cambio fuertemente dirigidos de otros países asiáticos, con respecto al
dólar, se mantendrían porque los beneficios disfrutados por los sectores exportadores asiáticos
sobrepasaban el costo de poseer activos estadounidenses que daban bajos rendimientos, o incluso
rendimientos negativos, si se esperaba una mayor depreciación del dólar. En parte, esto se debía a
los grandes cambios estructurales que estaban ocurriendo en el Asia en vías de industrialización. Por
ejemplo, se observaba que China dependía del rápido crecimiento impulsado por las exportaciones
para absorber el excedente de 200 millones de trabajadores agrícolas en el sector moderno industrial
comercializado66. Para apoyar este razonamiento, después que se publicaron las cifras sin
precedentes del déficit comercial estadounidense, para enero de 2005, un prominente economista de
JPMorgan Chase & Co. dijo que a él le parecieron alentadoras las cifras, al comentar: “China e India
siguen siendo muy pobres, y cuando veo los déficits comerciales, veo un problema de desarrollo en el
Asia. El Asia está creciendo rápidamente y el déficit es el boleto a la prosperidad para una parte del
mundo que tiene un tercio de la población mundial. Mientras más recorramos el camino, más
terminaremos con socios mucho más fuertes”67.

Cambio de trayectoria
Otros comentaristas se sentían menos optimistas de que los bancos centrales asiáticos siguieran
apoyando al dólar68. El economista y presidente de la universidad de Harvard, Larry Summers,
utilizó el término “balanza de terrorismo financiero” para referirse a la situación en la cual Estados
Unidos confiaba en que continuaría el financiamiento, en vista de lo que le costaría al resto del
mundo no financiar el déficit de cuenta corriente estadounidense69. A mediados de marzo de 2005,
Yoon Jeung Hyun, el principal regulador bancario de Corea del Sur, sugirió alejarse gradualmente de
este sistema: “Se reconoce de manera generalizada que el constante desequilibrio comercial entre
Asia y los Estados Unidos—es decir, que los ahorros asiáticos financian el consumo estadounidense—
no se puede sostener y que podría potencialmente plantear un riesgo sistémico al sistema financiero

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706-S24 El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005

mundial”. Solo unos días antes, el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, dijo que su país
debería considerar la diversificación de sus tenencias monetarias70.

Para mayo de 2005, los mismos Estados Unidos empezaron a aplicar una fuerte presión a los
países asiáticos, sobre todo China, para que variaran sus estrategias cambiarias. Las importaciones
estadounidenses provenientes de China estaban aumentando 25% al año. En total, se pronosticaba
que las importaciones estadounidenses provenientes de la cuenca del Pacífico aumentarían del 4,2%
del PIB en 2004 al 6% en 2008. Esto implicaría grandes cambios en el empleo estadounidense (véase
el anexo 13), especialmente a medida que la producción china subiera por la cadena de valor
agregado, pasando de textiles a muebles y piezas de automóviles71. (Véase en el anexo 14 la
información sobre la estructura del comercio bilateral de EE.UU.) En 2004 y 2005, se estaban
intensificando las presiones proteccionistas, pues el Congreso introdujo leyes para imponer aranceles
de hasta el 27% a los bienes chinos, en un esfuerzo por presionar a China para que revalorizara su
moneda72. Seis senadores estadounidenses le escribieron al vicepresidente Dick Cheney afirmando
que la política cambiaria de China “se ha vuelto una fuerza desestabilizadora en la economía
mundial, ha conducido a grandes desequilibrios cambiarios y comerciales internacionales por todo el
mundo”73. A mediados de mayo, el secretario del Tesoro, Snow, le advirtió a China que los EE.UU.
podrían acusarla de manipular la moneda, un proceso que podría llevar a sanciones económicas, si
no se pasaba a un tipo de cambio más flexible74. El vicejefe de la administración estatal de divisas de
China, Wei Benhua, respondió: “No hay ninguna fecha para tal cambio, ya que todavía no están
dadas las condiciones”, y observó que los Estados Unidos deberían “poner su propia casa en orden
antes de culpar a otros” por su déficit comercial75.

Se creía que la presión de los Estados Unidos podría ser reforzada por la presión proveniente de la
zona del euro. Como la mayor parte del Asia estaba fijada o casi fijada al dólar, los economistas
aducían que el euro se vería obligado a soportar un efecto desproporcionado, si hubiese algún
cambio de parecer con respecto a los activos en dólares76.

Es más, muchos observadores temían que los continuados déficits estadounidenses de cuenta
corriente hicieran que la PNII de EE.UU. se volviera demasiado grande. Se estimaba que el mantener
el déficit de cuenta corriente en el 5% del PIB implicaría que la PNII finalmente se estabilizaría en -
83% del PIB (o, de manera alternativa, que la estabilización de la PNII de EE.UU. en -25% del PIB
exigiría que el déficit de cuenta corriente de EE.UU. disminuyera al 1,5% del PIB)77. Entre los grandes
países industriales, la PNII de EE.UU., estimada para 2004 en -22% del PIB, ya era una de las más
elevadas, aunque algunos comentaristas observaron que ciertos países industriales más pequeños
habían acumulado posiciones de más de -50% del PIB, sin efectos adversos obvios. Por ejemplo, la
PNII de Australia permaneció en -59% del PIB y la de Nueva Zelanda en -131% en 200378. Sin
embargo, la mayoría de los economistas dudaba de que los Estados Unidos, cuya razón de
exportaciones a PIB era apenas del 10%, frente al 17% para Australia y 35% para Nueva Zelanda,
pudiera sostener una PNII a niveles equivalentes79.

Los analistas también observaban que los pagos de renta asociados con la creciente masa de
obligaciones financieras externas, que tenían que pagarse con la producción corriente, se volvieran
cada vez más difíciles de efectuar para los Estados Unidos. Se esperaba que la porción neta de renta
de inversión de la balanza de cuenta corriente, que había permanecido positiva aun cuando se
ensanchó la PNII de EE.UU., se volviera muy negativa. Los economistas estimaban que los pagos
netos de interés podrían llegar a más del 2,5% del PIB en 2010, si persistían los déficits elevados de
cuenta corriente80. También señalaban que mientras más tiempo continuaran los déficits de cuenta
corriente, con su consecuente expansión de la PNII, más perturbador sería el ajuste final81.

El problema de las posibles dificultades futuras de EE.UU. para efectuar los crecientes pagos de
interés se agravaba con el hecho de que las entradas de capital provenientes del exterior no estaban

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El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005 706-S24

dirigiéndose hacia el sector de comercializables, en donde la capacidad adicional de exportación


generada se podría utilizar para darle servicio a la deuda82. El economista de Berkeley, Maurice
Obstfeld y el economista de Harvard, Kenneth Rogoff, observaron: “Mientras los bienes no
comercializados representen la mayor parte de la producción estadounidense, una aguda contracción
de las importaciones netas—un cierre significativo de la cuenta corriente estadounidense—llevará a
un gran ajuste del tipo de cambio bajo los escenarios más verosímiles. Ese ajuste será más fuerte
mientras más larga sea la cuerda inicial que los mercados mundiales de capital le ofrezcan a los
Estados Unidos”83. Estimaron una depreciación posible del dólar ponderado por el comercio de hasta
el 40% o más.

Algunos economistas señalaban los efectos de la valoración para argumentar que la esperada
depreciación adicional del dólar reduciría la PNII y, por lo tanto, reduciría los pagos futuros de renta
en el exterior. Más específicamente, los economistas hicieron el cálculo aproximado de que una
depreciación adicional del 10% del dólar representaría una transferencia del 5% del PIB
estadounidense del resto del mundo hacia los Estados Unidos84. Se observó que el efecto de una
valoración negativa suficientemente grande podría llevar a una detención súbita en los flujos de
capital que obligaría a la balanza comercial a entrar en un superávit85.

“Aterrizaje brusco"mundial
Muchos comentaristas llegaron a la conclusión de que estaban aumentando los riesgos de que los
Estados Unidos y las economías mundiales tuvieran un “aterrizaje brusco”86. La futura depreciación
grande e inevitable del dólar, ampliamente proyectada, podría llevar a una inflación severa y a un
aumento rápido en las tasas de interés de largo plazo en EE.UU. La resultante caída pronunciada en
el precio de una gama de activos, entre ellos acciones de capital y vivienda, podría desembocar en
una seria contracción en los Estados Unidos. La caída de las importaciones estadounidenses,
asociada con la contracción estadounidense y el dólar depreciado, podría resultar en una seria
contracción económica mundial o incluso una recesión87. Algunos economistas predijeron que el
impacto sería mucho más serio en Europa y en el Japón que en los EE.UU.88 Los economistas Nouriel
Roubini y Brad Setser observaron:

La contradicción básica en el actual orden monetario internacional es sencilla. Estados


Unidos se está actualmente financiando por sí solo, vendiendo deuda de bajo rendimiento en
dólares, lo cual ofrece a los inversionistas extranjeros poca protección contra una caída futura
del dólar. No obstante, el déficit comercial grande de los Estados Unidos y su razón de deuda
externa a PIB, que crece con rapidez, implican que se necesitaría una gran caída futura del
dólar para reducir el déficit comercial estadounidense a niveles más sostenibles. Mientras más
tiempo financien los inversionistas extranjeros a los Estados Unidos en términos corrientes—
especialmente los inversionistas de países cuyas monedas todavía no han caído del todo en
comparación con el dólar—, mayores serán sus probables pérdidas de capital con sus activos
en dólares89.

Respuesta normativa mundial


Al reconocer que los déficits de la cuenta corriente estadounidense planteaban riesgos mundiales,
muchos comentaristas hicieron un llamado para que los países dependieran menos de la expansión
de la demanda interna estadounidense para apoyar su propio crecimiento. También hicieron un
llamado a los formuladores estadounidenses de políticas para que redujeran la necesidad de
financiamiento externo90. Incluso Greenspan estuvo de acuerdo en que el presupuesto federal, que

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706-S24 El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005

tiene gastos abiertos para seguridad de la patria y “la guerra contra el terrorismo”, debía acercarse a
un equilibrio91.

Summers observó la importancia de coordinar las políticas internacionales para resolver el


problema:

Los ajustes cambiarios unilaterales se encontrarán con presiones competitivas muy


sustanciales contra los que permitan una apreciación unilateral del tipo de cambio. Por eso, es
probable que la apreciación del tipo de cambio sea más aceptable política y económicamente si
no ocurre unilateralmente, sino que tiene lugar de manera coordinada. Esto, también, es un
remedio que no funciona muy bien por sí solo, ya que el ajuste cambiario en el Asia y una
reducción sustancial asociada en las compras externas de letras del Tesoro de EE.UU.
arriesgarían muchísimo las tasas de interés y la recuperación de Estados Unidos, de nuevo, con
riesgos para la economía mundial92.

El FMI, en su Perspectiva Económica Mundial de 2005, también recalcó la importancia de un


enfoque cooperativo—que implique reducir los déficits fiscales estadounidenses, permitir
gradualmente la flexibilidad cambiaria en el Asia y adoptar reformas económicas estructurales en
Europa y Japón93—para solucionar los desequilibrios mundiales.

Los formuladores de políticas deben aprovechar el alcance que ofrece la globalización para
facilitar el ajuste, mientras tienen presente este ajuste que debe finalmente ocurrir y los riesgos
potenciales asociados con los cambios inesperados en las preferencias de los inversionistas en
el futuro… Como el déficit de un país es el superávit de otro país, las políticas para apoyar
una solución ordenada de los desequilibrios mundiales son una responsabilidad compartida…
A pesar de que se han visto algunos avances, todavía no parece que exista un paquete
normativo creíble que aborde los desequilibrios en el mediano plazo94.

Quedaba por verse cómo y cuándo los formuladores de políticas de todo el mundo responderían,
si es que lo hacían, y cuál sería el impacto sobre los inversionistas y los especuladores de moneda.

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Anexo 1 Indicadores económicos generales de EE.UU. (unidades indicadas; promedio del período)

1960-64 1965-69 1970-74 1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99 2000 2001 2002 2003 2004

PIB per cápita (miles de dólares de 2000) 14,6 17,6 19,5 21,6 23,2 26,8 28,7 31,9 34,8 34,7 35,0 35,7 36,9

PIB nominal (billones de dólares corrientes) 0,6 0,8 1,3 2,1 3,3 4,8 6,4 8,3 9,8 10,1 10,5 11,0 11,7

Crecimiento del PIB real (% de cambio año en año) 4,2% 4,7% 2,8% 3,7% 2,4% 3,7% 2,3% 3,9% 3,7% 0,8% 1,9% 3,0% 4,4%

Productividad (producción/hr, % de cambio año en año) 3,8% 2,7% 2,2% 1,9% 1,5% 1,7% 1,9% 2,1% 2,9% 2,5% 4,3% 4,5% 3,9%

Desempleo (% de la población civil) 5,7% 3,8% 5,4% 7,0% 8,3% 6,2% 6,6% 4,9% 4,0% 4,7% 5,8% 6,0% 5,5%

Déficit federal (% del PIB) -0,7% -0,9% -1,2% -2,9% -4,0% -3,8% -4,0% -0,3% 2,4% 1,3% -1,5% -3,5% -3,6%

M2 ((% de cambio de año en año) 7,4% 6,7% 9,0% 10,3% 9,4% 6,5% 2,1% 5,8% 6,1% 10,5% 6,4% 4,6% 5,5%

Precios de consumo (% de cambio de año en año) 1,2% 3,4% 6,1% 8,1% 7,5% 3,6% 3,6% 2,4% 3,4% 2,8% 1,6% 2,3% 2,7%

Tipo de cambio real (% de cambio año en año) n/d n/d n/d -1,8% 1,9% -5,0% -1,0% 3,0% 4,9% 7,4% -0,4% -8,4% n/d

S& P 500 (% cambio año en año, precios diarios prom.) 10,3% 3,9% -2,0% 4,7% 10,1% 15,7% 7,4% 23,7% 7,5% -16,3% -16,8% -2,9% n/d

Fuentes: Recopilado de Economic Report of the President, 2005; y World Development Indicators Online, 18 de mayo de 2005.

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706-S24 El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005

Anexo 2a Cuentas nacionales de ingreso de EE.UU.


(% del PIB, excepto cuando se indica lo contrario)

1980 1984 1988 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004
PIB (millardos de dólares corrientes) 2.790 3.933 5.104 6.338 7.072 7.817 8.747 9.817 10.487 11.728
Consumo de los hogares 63% 64% 66% 67% 67% 67% 67% 69% 70% 70%
Bienes duraderos 8% 8% 9% 8% 8% 8% 9% 9% 9% 8%
Bienes no duraderos 25% 22% 21% 21% 20% 20% 19% 20% 20% 20%
Servicios 30% 33% 36% 38% 39% 39% 39% 40% 42% 41%
Consumo del gobierno 20% 20% 20% 20% 19% 18% 17% 18% 19% 19%
Federal, excepto defensa 3% 2% 2% 2% 2% 2% 2% 2% 2% 2%
Defensa federal 6% 7% 7% 6% 5% 5% 4% 4% 4% 5%
Estatales y locales 12% 11% 11% 12% 11% 11% 11% 12% 12% 12%
Inversión interna fija privada bruta 17% 17% 16% 13% 15% 15% 16% 17% 15% 16%
No residencial 13% 12% 11% 10% 10% 11% 12% 13% 10% 10%

Residencial 4% 5% 5% 4% 4% 4% 4% 5% 5% 6%
Cambio en inventarios privados 0% 2% 0% 0% 1% 0% 1% 1% 0% 0%
Exportaciones 10% 8% 9% 10% 10% 11% 11% 11% 10% 10%

Importaciones 11% 10% 11% 11% 12% 12% 13% 15% 14% 15%

Adenda:PIB real ($ millardos de 2000) 5.162 5.814 6.743 7.337 7.836 8.329 9.067 9.817 10.075 10.837

Fuente: Recopilado del Economic Report of the President, 2005, Table B-1.

Anexo 2b Inversión y ahorro de EE.UU. como % del PIB, 1970−2004


ahorro neto de hogares
ahorro neto de empresas
ahorro público neto
ahorro externo neto
inversión interna neta
% del PIB

Fuente: Recopilado del U.S. Department of Commerce, Bureau of Economic Analysis, Table 5.1 Saving and Investment.

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El Déficit de Cuenta Corriente de EE.UU. en 2005 706-S24

Anexo 3a Cuentas fiscales del gobierno federal de EE.UU.


(% del PIB, excepto cuando se indica lo contrario)

1980 1984 1988 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004

Ingresos (millardos de dólares


corrientes) 517 667 909 1.091 1.259 1.453 1.722 2.025 1.853 1.880
Ingresos (% del PIB) 19% 17% 18% 17% 18% 19% 20% 21% 18% 16%
Impuesto individual s/ la renta
(% del PIB) 8,8% 7,6% 7,9% 7,5% 7,7% 8,4% 9,5% 10,2% 8,2% 6,9%
Impuesto sobre la renta de empresas 2,3% 1,4% 1,9% 1,6% 2,0% 2,2% 2,2% 2,1% 1,4% 1,6%
Entradas por seguro social y
jubilación 5,7% 6,1% 6,6% 6,5% 6,5% 6,5% 6,5% 6,7% 6,7% 6,3%
Otros 1,8% 1,8% 1,6% 1,6% 1,6% 1,5% 1,5% 1,6% 1,4% 1,3%
Gastos (millardos de dólares corrientes) 591 852 1.065 1.382 1.462 1.561 1.653 1.789 2.011 2.292
Gastos (% del PIB) 21% 22% 21% 22% 21% 20% 19% 18% 19% 20%
Defensa nacional (% del PIB) 4,8% 5,8% 5,7% 4,7% 4,0% 3,4% 3,1% 3,0% 3,3% 3,9%
Asuntos internacionaless 0,5% 0,4% 0,2% 0,3% 0,2% 0,2% 0,1% 0,2% 0,2% 0,2%
Salud 0,8% 0,8% 0,9% 1,4% 1,5% 1,5% 1,5% 1,6% 1,9% 2,0%
Medicare y seguridad de ingresos
y social 8,5% 8,9% 8,4% 9,6% 9,6% 9,6% 9,3% 8,8% 9,5% 9,4%
Interés neto 1,9% 2,8% 3,0% 3,1% 2,9% 3,1% 2,8% 2,3% 1,6% 1,4%
Otros 4,7% 3,0% 2,7% 2,7% 2,4% 2,1% 2,2% 2,4% 2,6% 2,7%
Superávit(+)/Déficit(-)(millardos de $ -74 -185 -155 -290 -203 -107 69 236 -158 -412
corrientes)
Superávit(+)/Déficit(-)(% del PIB) -3% -5% -3% -5% -3% -1% 1% 2% -2% -4%
Adenda: Superávit(+)/Déficit(-) de
gobiernos estatales y locales
(millardos de dólares corrientes) 8,8 23,9 17,9 0,7 10,5 25,8 52,0 50,0 -25,0 n/d

Fuente: Recopilado del Economic Report of the President, 2005, Tables B-80 y B-82.

Anexo 3b Balanza fiscal federal de EE.UU. como % del PIB, 1934−2004

Superávit o déficit
como % del PIB
Deuda federal bruta como % del PIB
Superávit o déficit como % del PIB

Deuda federal bruta como


% del PIB

Fuente: Recopilado del Economic Report of the President, 2005, Table B-79.

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Anexo 4a Balanza de pagos de EE.UU.

Billones de dólares corrientes 1968 1970 1972 1976 1980 1984 1988 1992 1996 1998 2000 2001 2002 2003 2004
Cuenta corriente 0,6 2,3 -5,8 4,3 2,3 -94 -121 -48 -120 -210 -413 -386 -474 -531 -666
Bienes netos 0,6 2,6 -6,4 -9,5 -26 -112 -127 -97 -191 -247 -452 -427 -483 -548 -665
Exportaciones de bienes 34 42 49 115 224 220 320 440 612 670 772 719 682 713 808
Importaciones de bienes -33 -40 -56 -124 -250 -332 -447 -537 -803 -917 -1224 -1146 -1165 -1261 -1473
Servicios netos -0,4 -0,3 1,0 3,4 6,1 3,4 12,4 57,8 87,1 81,8 74,1 64,5 61,2 51,0 48,4
Exportaciones de servicios 12 14 18 28 48 71 111 177 239 263 299 288 294 307 340
Importaciones de servicios -12 -15 -17 -25 -41 -68 -99 -119 -152 -181 -225 -223 -233 -256 -291
Renta neta 6,0 6,2 8,2 16,1 30,1 35,1 19,5 27,2 26,4 8,3 25,3 28,7 12,6 38,8 29,8
Entradas de renta por activos de EE.UU. en el exterior 9 12 15 29 73 109 136 132 224 259 348 284 264 291 366
Pagos de renta por activos de extranjeros en EE.UU. -3 -6 -7 -13 -43 -74 -116 -105 -198 -251 -322 -255 -251 -253 -336
Remuneración neta de empleados nd nd nd nd nd nd -0,9 -3,0 -4,1 -4,6 -4,7 -5,2 -5,4 -5,5 -5,8
Transferencias unilaterales netas1 -5,6 -6,2 -8,5 -5,7 -8,3 -20,3 -25,3 -33,1 -38,6 -48,4 -55,7 -46,6 -59,4 -67,4 -72,9
Cuenta financiera -1,0 -2,1 7,7 -13,3 -23,2 77 140 96 138 76 477 416 570 546 615
Aumento(+) en activos poseídos por EE.UU.
en el exterior, netos (salida financiera (-)) -11 -8 -14 -51 -86 -40 -107 -74 -413 -348 -570 -367 -198 -283 -818
Activos de reserva oficial de EE.UU., netos (% de categoría) 8% -40% -5% 5% 8% 8% 4% -5% -2% 2% 0% 1% 2% -1% 0%
Activos del gobierno de EE.UU. (no oficiales), netos (% de cat.) 21% 19% 11% 8% 6% 14% -3% 2% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Inversión privada directa de EE.UU., neta (% de categoría) 48% 90% 56% 23% 22% 41% 21% 65% 22% 41% 28% 39% 68% 61% 30%
Títulos privados externos de EE.UU., netos (% de categoría) 14% 13% 4% 17% 4% 12% 7% 66% 36% 36% 21% 23% -8% 26% 11%
Otros activos privados de EE.UU., netos (% de categoría) 9% 18% 33% 46% 59% 26% 70% -28% 43% 21% 50% 37% 38% 14% 59%
Aumento(-) en activos poseídos en EE.UU por extranjeros, 10 6 21 38 63 118 247 171 551 424 1047 783 768 829 1433
netos (entrada financiera (+))
Activos oficiales externos, netos (% de categoría) -8% 109% 49% 47% 25% 3% 16% 24% 23% -5% 4% 4% 15% 30% 25%
Inversión directa (% de categoría) 8% 23% 4% 11% 27% 21% 23% 12% 16% 42% 31% 21% 9% 5% 8%
Títulos del Tesoro de EE.UU. (% de categoría) 1% 1% 0% 7% 4% 20% 8% 22% 27% 7% -7% -2% 13% 14% 8%
Títulos de EE.UU., excepto títulos del Tesoro (% de cat.) 44% 34% 21% 3% 9% 11% 11% 18% 19% 37% 44% 50% 37% 30% 29%
Moneda de EE.UU. (% de categoría) nd nd nd 4% 7% 3% 2% 8% 3% 4% 1% 3% 3% 2% 1%
Otros (% de categoría) 54% -67% 26% 27% 28% 43% 39% 17% 13% 15% 27% 24% 23% 19% 30%
Cuenta de capital nd nd nd nd nd 0,2 0,5 -0,6 -0,7 -0,7 -0,8 -1,1 -1,3 -3,1 -1,5
Discrepancia estadística 0,4 -0,2 -2 9 21 17 -19 -48 -17 135 -63 -29 -95 -12 52

Fuente: Recopilado a partir de datos del U.S. Department of Commerce, Bureau of Economic Analysis, U.S. International Transactions Accounts, 15 de marzo de 2005.
1Las transferencias unilaterales netas consisten en donaciones del gobierno estadounidense, impuestos pagados al gobierno estadounidense por extranjeros residentes, menos impuestos pagados por
residentes estadounidenses a gobiernos extranjeros y otros pagos.

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Anexo 4b Cuenta corriente y tipo de cambio real de EE.UU., 1948−2004

Tipo de cambio real


% del PIB

balanza de cuenta corriente como % del PIB


balanza de bienes y servicios como % del PIB
índice del tipo de cambio real (2000=100)

Fuentes: Los cálculos se basan en Economic Report of the President, 2005, Table B-103; World Development Indicators
Online, 18 de mayo de 2005; y IMF, International Financial Statistics CD-ROM, mayo de 2004.

Anexo 4c Balanza comercial de EE.UU. según sector


Millardos de dólares

bienes de consumo + autos

bienes de capital + suministros y materiales industriales, exc. autos, exc. import.

servicios

Fuentes: .Adaptado de Catherine L. Mann, “Perspectives on the U.S. Current Account Deficit and Sustainability,” Journal
of Economic Perspectives, Vol. 16, No. 3, verano de 2002, p. 138. Basado en datos del Economic Report of the
President, 2005, Table B-104.

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Anexo 5 Activos y pasivos externos en todo el mundo, 1825−1995

Millardos de $ corrientes 1825 1855 1870 1900 1914 1930 1938 1945 1960 1971 1980 1985 1990 1995
Activos
Reino Unido 0,5 0,7 4,9 12,1 19,5 18,2 22,9 14,2 26,4 - 551 857 1.760 2.490
Francia 0,1 - 2,5 5,2 8,6 3,5 3,9 - - - 268 428 736 1.100
Alemania - - - 4,8 6,7 1,1 0,7 - 1,2 - 257 342 1.100 1.670
Países Bajos 0,3 0,2 0,3 1,1 1,2 2,3 4,8 3,7 27,6 - 99 178 418 712
Otros europeos - - - - - 4,6 - - - 503 715 1.777 2.855
Estados Unidos - - - 0,5 2,5 14,7 11,5 15,3 63,6 - 775 1.300 2.180 3.350
Canadá - - - 0,1 0,2 1,3 1,9 - - - 92 129 227 302
Japón - - - - - - 1,2 - - - 160 437 1.860 2.720
Otros - - - - - - 6,0 2,0 5,9 - 94 123 214 337
Total 0,9 0,9 7,7 23,8 38,7 41,1 57,5 35,2 124,7 - 2.799 4.509 10.272 15.536

PIB mundial - - 111 128 221 491 491 722 1.942 4.733 11.118 12.455 21.141 25.110
PIB de muestra - - 16 43 76 149 182 273 671 - 7.806 9.705 17.250 21.956

Activos/PIB muestra - - 48% 55% 51% 28% 32% 13% 19% - 36% 46% 60% 71%
Activos/PIB mundial - - 7% 19% 18% 8% 12% 5% 6% - 25% 36% 49% 62%
Pasivos
Europa - - - 5,4 12,0 - 10,3 - 7,6 - 1.457 2.248 5.406 8.592
Norteamérica - - - 2,6 11,1 - 13,7 - 12,5 - 684 1.412 2.830 4.681
Australia y NZ - - - 1,6 2,0 - 4,5 - 2,2 - 71 118 216 318
Japón - - - 0,1 1,0 - 0,6 - 0,3 - 147 307 1.530 1.970
Latinoamérica - - - 2,9 8,9 - 11,3 - 9,2 57 250 - 505 768
Asia (excl. Japón) - - - 2,4 6,8 - 10,6 - 2,7 29 129 - 524 960
África - - - 3,0 4,1 - 4,0 - 2,2 19 124 - 306 353
Países en desarrollo - - - 6,0 13,0 - 25,9 - 14,1 107 506 - 1.338 2.086
Todos (incluye otros) - - - 18,0 45,5 - 55,0 - 39,9 - 3.368 - 12.655 19.728

Fuente: Adaptado de Maurice Obstfeld and Alan M. Taylor, “Globalization and Capital Markets,” National Bureau of
Economic Research Working Paper 8846, marzo de 2002, p. 57; y Greenspan, 2004, nota al pie 7, p. 22, cuadro 2.

Anexo 6 Participación de los activos de EE.UU. en la cartera de activos externos


del resto del mundo, 1980−2003

capital
total

deuda

Fuente: Adaptado de Philip R. Lane and Gian Maria Milesi-Ferretti, “A Global Perspective on External Positions,” preparado
para la conferencia NBER, G7 Current Account Imbalances: Sustainability and Adjustment, 3 de mayo de 2005, p. 34,
figura 7.

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Anexo 7 Posición neta de inversión internacional de EE.UU., 1976−2004


Millardos de dólares corrientes 1976 1980 1984 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2001 2002 2003 2004
Posición neta de inversión internacional 165 361 134 10 -164 -452 -135 -360 -1.071 -1.581 -2.339 -2.455 -2.372 -2.542
Activos poseídos por EE.UU. en el exterior 457 930 1.127 2.008 2.294 2.466 3.315 4.651 6.179 7.401 6.930 6.808 8.297 9.973
como % de la categoría
Activos de reserva oficial de EE.UU. 10% 18% 9% 7% 8% 6% 5% 3% 2% 2% 2% 2% 2% 2%
Activos (no oficiales) del gobierno de EE.UU. 10% 7% 8% 4% 4% 3% 3% 2% 1% 1% 1% 1% 1% 1%
Inversión privada directa de EE.UU. 49% 42% 24% 34% 32% 32% 34% 35% 37% 36% 33% 30% 33% 33%
Bonos privados externos de EE.UU. 8% 5% 6% 5% 6% 8% 9% 10% 10% 8% 8% 10% 11% 9%
Acciones de EE.UU.en empresas privadas extranjeras 2% 2% 2% 6% 9% 13% 19% 22% 24% 25% 23% 20% 25% 25%
Otros privados de EE.UU. 22% 26% 51% 42% 42% 37% 31% 28% 26% 28% 32% 36% 28% 30%
Activos de extranjeros en los EE.UU. 292 569 993 1998 2459 2919 3450 5011 7250 8982 9270 9263 10669 12515
como % de categoría
Activos oficiales externos 36% 31% 20% 16% 15% 15% 16% 16% 12% 11% 12% 14% 15% 16%
Inversión directa 16% 22% 17% 20% 22% 24% 22% 25% 30% 31% 28% 22% 23% 21%
Títulos del Tesoro de EE.UU. 2% 3% 6% 5% 6% 7% 7% 9% 7% 4% 4% 5% 5% 5%
Bonos de empresas y otros bonos de EE.UU. (excl. los del Tesoro) 4% 2% 3% 10% 10% 10% 11% 11% 10% 12% 14% 17% 16% 16%
Acciones en empresas de EE.UU. 15% 11% 10% 10% 9% 10% 11% 12% 16% 17% 16% 13% 16% 15%
Moneda de EE.UU. 4% 4% 4% 3% 3% 4% 5% 4% 3% 3% 3% 3% 3% 3%
Otros 23% 27% 39% 37% 34% 30% 30% 23% 21% 21% 23% 26% 22% 23%
Adenda: PNII como % del PIB 9,0% 12,9% 3,4% 0,2% -2,8% -7,1% -1,9% -4,6% -12,2% -16,1% -23,1% -23,4% -21,6% -21,7%

Fuente: Recopilado a partir de datos del U.S. Dept. of Commerce, Bureau of Economic Analysis, International Investment Position, junio de 2005.
Nota: Los valores son los del mercado a partir de 1982. Antes de 1982, los valores son al costo corriente. Con el valor de mercado, la PNII resulta negativa en 1989. Con el costo corriente, la PNII
resulta negativa en 1986.

Anexo 8 Tipos de cambio de EE.UU.

Tipo de cambio general ponderado por comercio (prom. del período)


Yuan chino (fin del período)
Marco alemán a dic. 98 / euro desde ene 99 (fin del período)
Libra del R.U. (fin del período)

moneda nacional por dólar, índice, 1/97=1000


Fuente: Recopilado de IMF, International Financial Statistics CD-ROM, mayo de 2005; y Federal Reserve Bank Historical Releases.

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Anexo 9 Cambio en las reservas de países asiáticos seleccionados (millardos de dólares corrientes)

2002 2003 2004

Aumento en las reservasa 351 696 690


Asia 328 465 532
Japón 64 202 178
China 74 162 202
Otros en Asia 190 101 152
Aumento de reservas en dólares 185 486 465
Aumento de reservas en euros/otras monedas 74 62 165
Incremento (implícito) de valoración 92 103 60

Déficit de cuenta corriente de EE.UU. -474 -531 -670


% financiado por mayor aumento de reservas en dólares 39% 92% 69%
Necesidad de financiamiento de EE.UU (neta de IED) -536 -665 -760
% financiado por mayor aumento de reservas en dólares 35% 73% 61%

Reservas 2378 3029 3720


Reservas en dólares 1607 2093 2558
Reservas en dólares como % del total 67,6% 69,1% 68,8%

Fuente: Adaptado de Nouriel Roubini and Brad Setser, “Will the Bretton Woods 2 Regime Unravel Soon? The Risk of a
Hard Landing in 2005–2006,” escrito para el simposio sobre “Revived Bretton Woods System: A New Paradigm
for Asian Development?” organizado por el Federal Reserve Bank de San Francisco y U.C. Berkeley, San
Francisco, 4 de febrero de 2005, p. 34.

aIncluye $45 millardos transferidos del Banco Central de China a dos bancos estatales chinos, por lo que no se incluye en el
incremento de valoración.

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Anexo 10 Balanzas mundiales de cuenta corriente, 1996, 2000, 2004


(millardos de dólares corrientes)

1996 2000 2004

Industriales 41,5 -331,3 -400,3


Estados Unidos -120,2 -413,4 -665,9
Japón 65,7 119,6 171,8
Zona del euro 78,5 -71,7 53,0
Francia 20,5 18,3 -5,1
Alemania -14,1 -29,3 104,3
Italia 39,6 -5,7 -13,7
España 0,5 -19,3 -49,4
Otras zonas del euro 32,0 -35,7 16,9
Otros 17,5 34,2 40,8
Australia -15,8 -15,4 -39,6
Canadá 3,4 19,6 25,9
Suiza 21,3 30,6 46,0
Reino Unido -10,8 -36,2 -46,9
Resto 19,4 35,6 55,4
En vías de desarrollo -90,4 131,2 326,4
Asia -40,6 86,8 179,5
China 7,2 20,5 55,5
Hong Kong -2,6 7,1 16,0
Corea -23,1 12,3 27,6
Taiwán 10,9 8,9 19,0
Tailandia -14,4 9,3 7,3
Otros de Asia -18,6 28,7 54,1
Latinoamérica -39,4 -47,9 8,5
Argentina -6,8 -9,0 3,0
Brasil -23,2 -24,2 11,7
México -2,5 -18,5 -8,6
Otros latinoamericanos -6,9 3,8 2,4
Medio Oriente y África 1,1 74,5 116,4
Europa Oriental y ex-URSS -13,5 16,8 12,0
Resto 2,0 1,0 10,0
Discrepancia estadística 48,9 200,2 73,9

Fuente: Adaptado de Ben S. Bernanke, “The Global Saving Glut and the U.S. Current
Account Deficit,” comentarios en la conferencia de Sandridge, Virginia
Association of Economics, Richmond, Virginia, 10 de marzo de 2005.

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Anexo 11a Cambios en la valoración de la PNII de EE.UU. (millardos de dólares corrientes)

Total
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 Total 2001–2004

PNII -1.071 -1.037 -1.581 -2.339 -2.455 -2.372 -2.542 n/d n/d
Cambio en la PNII -248 33 -544 -758 -116 83 -170 -1720 -961
Déficit de cuenta corriente -210 -297 -413 -386 -474 -531 -666 -2.976 -2.056

Cambio de valoración -38 330 -130 -373 358 613 496 1.257 1.095

Fuente: Recopilado a partir de datos de International Position and International Transactions del BEA.

Anexo 11b Fuente de cambios en la valoración de la PNII de EE.UU.

Activos brutos Pasivos brutos


millardos de $

millardos de $

precios de activos
precios de activos tipo de cambio
tipo de cambio flujos financieros
flujos financieros

Posición neta
millardos de $

precios de activos
tipo de cambio
flujos financieros

Fuente: Adaptado de Maurice Obstfeld, “External Adjustment,” Review of World Economics, diciembre de 2004, nota al pie
1, la cual utiliza datos de Cédric Tille, “The Impact of Exchange Rate Movements on U.S. Foreign Debt,” Current
Issues in Economic and Finance Vol. 9, No. 1, Federal Reserve Bank de Nueva York, enero de 2003.

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Anexo 12 Composición de monedas de activos externos seleccionados de EE.UU., 2003


(millardos de dólares corrientes)

1994 1997 2001 2003

a
Títulos de deuda a largo plazo 304 547 557 874
% denominado en dólares de EE.UU. 48% 60% … 66%
% denominado en marcos alemanes, liras
italianas, pesetas españolas 19% 13% n/d n/d
% denominado en euros n/d n/d … 18%
% denominado en libras esterlinas del R.U. 4% 5% … 4%
% denominado en yenes 10% 6% … 6%
% denominado en dólares canadienses 6% 8% … 3%
% denominado en otras monedas 13% 9% … 3%

Títulos de deuda a corto plazo … … 147 199


% denominado en dólares de EE.UU. … … … 83%

b
IED (al costo histórico) 613 871 1,460 1,789
% en Canadá 12% 11% 10% 11%
% en Europa 48% 49% 53% 54%
% en Latinoamérica/Caribe 19% 21% 19% 17%
% en África y el Medio Oriente 2% 2% 2% 2%
% en Australia y Nueva Zelanda 4% 4% 2% 3%
% en Japón 6% 4% 4% 4%
% en el resto de Asia 8% 9% 10% 10%

Acciones en cartera 567 1,208 1,612 2,079


% en Europa 48% 61% 58% 55%
% en Asia 26% 18% 19% 22%
% en Canadá/Latinoamérica/Caribe 21% 17% 20% 20%
% en Australia/Nueva Zelanda 4% 3% 2% 3%
% en Otros 1% 1% 0% 1%
(nota: % del total de acciones extranjeras en cartera en ADR) … 21% … 16%
Total de activos seleccionados 1.484 2.626 3.776 4.941
c
Total de activos externos de EE.UU. (al costo) 2.987 4.568 6.270 7.203

Fuente: Los cálculos se basan en datos del BEA y en datos de U.S. Treasury, “U.S. Portfolio Holdings of Foreign
Securities at End-Year 2003,” 31de marzo de 2005, con referencia a Roubini and Setser 2004, pp. 15–16.
a
Notas: Basado en datos de U.S. Treasury, Appendix Table 18; el estimado para Canadá se basa en el texto de la Tabla 8.
b
Los datos sobre el costo histórico de la IED provienen de los datos del Tesoro de EE.UU., los cuales difieren de
los datos de International Investment Positions del BEA.
c
Otros activos restantes incluyen, por ejemplo, reclamaciones informadas por bancos e instituciones no bancarias,
las cuales están en su mayoría denominadas en dólares.

Roubini and Setser (2004) y Gourinchas and Rey (2005) estiman que el 55% de los activos estadounidenses
externos están denominados en moneda extranjera.

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Anexo 13 Cambio en la cantidad de empleados por sector (cambio porcentual anual)

2000 2001 2002 2003 2004


Total no agrícolas 2,2 0,0 -1,1 -0,3 1,1
Total sector privado 2,1 -0,3 -1,7 -0,4 1,3
Recursos naturales y minería 0,2 1,2 -3,8 -1,9 3,3
Construcción 3,7 0,6 -1,6 0,3 3,4
Manufactura -0,3 -4,8 -7,2 -4,9 -1,2
Productos de madera -1,2 -6,3 -3,3 -3,1 2,0
Productos minerales no metálicos 2,5 -1,8 -5,2 -4,2 2,1
Metales primarios -0,5 -8,2 -10,8 -6,3 -2,4
Productos metalmecánicos 1,4 -4,3 -7,6 -4,5 1,3
Maquinaria -0,8 -5,9 -10,1 -6,5 -0,7
Productos electrónicos y de computadoras 2,2 -3,9 -13,8 -10,1 -2,1
Equipo eléctrico y electrodomésticos 0,5 -5,8 -10,8 -7,4 -2,8
Equipo de transporte -1,5 -5,7 -5,6 -3,0 -0,6
Muebles y productos relacionados 2,2 -5,5 -6,0 -5,2 0,0
Manufactura miscelánea 0,5 -2,5 -3,7 -3,6 -1,2
Manufactura de alimentos 0,2 -0,1 -1,6 -0,5 -1,3
Productos de bebidas y tabaco -0,6 1,0 -0,8 -3,8 -2,7
Textileras -4,8 -12,0 -12,6 -10,2 -8,7
Fábricas de productos textiles -0,5 -4,9 -5,4 -7,9 -0,9
Vestuario -10,6 -14,2 -15,7 -13,2 -8,8
Cuero y productos conexos -8,1 -15,7 -13,4 -11,4 -3,6
Papel y productos de papel -1,8 -4,5 -5,4 -5,6 -3,3
Impresión y actividades conexas de apoyo -1,0 -4,8 -8,0 -3,7 -2,3
Productos de petróleo y carbón -3,6 -1,7 -2,5 -3,2 -1,3
Sustancias químicas -0,2 -2,2 -3,3 -2,3 -2,1
Productos plásticos y de caucho 0,4 -5,8 -5,5 -3,8 -1,1
Provisión de servicios 2,5 0,8 -0,2 0,4 1,3
Provisión de servicios privados 2,5 0,6 -0,6 0,4 1,6
Gobierno 2,4 1,6 1,9 0,3 0,2

Fuente: Recopilado de U.S. Dept. of Labor, Bureau of Labor Statistics, “Employment, Hours, and Earnings from the
Current Employment Statistics survey (National),” 2004.

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Anexo 14 Estructura del comercio bilateral de EE.UU.

Millardos de dólares corrientes 1978 1982 1986 1990 1994 1996 1998 2000 2001 2002 2003 2004
Exportaciones de bienes 142 211 223 387 503 612 670 772 719 682 713 808
como % de las exportaciones
Unión Europea 22% 22% 23% 26% 21% 20% 22% 21% 22% 21% 21% 21%
Canadá 22% 19% 25% 22% 23% 22% 23% 23% 23% 24% 24% 24%
Latinoamérica + Resto de Hem. Occ. 16% 16% 14% 14% 18% 18% 21% 22% 22% 22% 21% 21%
China 1% 1% 1% 1% 2% 2% 2% 2% 3% 3% 4% 4%
Japón 9% 10% 12% 12% 10% 11% 8% 8% 8% 7% 7% 6%
Otros de Asia 14% 17% 15% 17% 19% 20% 17% 18% 17% 17% 17% 18%
Resto 16% 15% 10% 8% 7% 7% 6% 6% 6% 6% 6% 6%
Importaciones de bienes 176 248 368 498 669 803 917 1224 1146 1165 1261 1473
como % de las importaciones
Unión Europea 16% 17% 20% 20% 18% 18% 19% 18% 19% 19% 19% 19%
Canadá 19% 20% 19% 19% 20% 20% 19% 19% 19% 18% 18% 18%
Latinoamérica + Resto de Hem. Occ. 13% 16% 11% 13% 13% 16% 16% 17% 17% 18% 17% 17%
China 0% 1% 1% 3% 6% 6% 8% 8% 9% 11% 12% 13%
Japón 14% 15% 22% 18% 18% 14% 13% 12% 11% 10% 9% 9%
Otros de Asia 21% 18% 18% 21% 20% 20% 19% 20% 18% 18% 18% 17%
Resto 16% 13% 8% 7% 5% 6% 5% 6% 6% 6% 6% 7%

Fuente: Recopilado a partir de datos de U.S. Dept. of Commerce, Bureau of Economic Analysis, International
Transactions Accounts, Table 2, U.S. Trade in Goods.

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Notas finales

1
Para las primeras discusiones de las inquietudes acerca del déficit de cuenta corriente de EE.UU., véase, por ejemplo:
la mención de las inquietudes expresadas por el personal de la Reserva Federal en Edwin M. Truman, “The U.S. Current
Account Deficit and the Euro Area,” discurso preparado para la conferencia “The ECB and Its Watchers VI”, Frankfurt,
Alemania, 2 de julio de 2004; y Robert Mundell, “The Case for the Euro – I and II,” Wall Street Journal, 24 y 25 de marzo de
1998, citado en Fred Bergsten, “The Euro Versus the Dollar: Will There be a Struggle for Dominance?”, presentado a una
mesa redonda en la Reunión Anual de la American Economic Association, Atlanta, 4 de enero de 2002, disponible en
http://www.iie.com/publications/papers/bergsten0102-1.pdf, visitada el 9 de junio de 2005; y Maurice Obstfeld and
Kenneth Rogoff, “Perspectives on OECD Capital Market Integration: Implications for U.S. Current Account Adjustment,” en
Federal Reserve Bank of Kansas City, Global Economic Integration: Opportunities and Challenges, marzo de 2000, pp. 169–208.
2
Lista completa: Australia, Austria, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Islandia, Irlanda, Malta, Nueva Zelanda, Noruega y
Portugal, según Sebastian Edwards, “Is the U.S. Current Account Deficit Sustainable? And if Not, How Costly is Adjustment
Likely To Be?” preparada para una presentación en la reunión de la primavera de 2005 del Brookings Panel on Economic
Activity, 16 de marzo de 2005, p. 10.
3
Los datos del BEA son de junio de 2005.
4
Simon Kennedy and Mark Tannenbaum, “Foreigners Buy Net $91.5 Bln in U.S. Assets in Jan.,” Bloomberg.com, 15 de
marzo de 2005.
5
Observaciones hechas por el presidente de la junta, Alan Greenspan, en el Congreso de la Banca Europea de 2004,
Frankfurt, Alemania, 19 de noviembre de 2004. Discusión de mesa redonda: El euro in círculos más amplios
http://www.federalreserve.gov/boarddocs/ speeches/2004/20041119/default.htm.
6
Greenspan 2004, p. 1. Greenspan también escribe (en la p. 10) : “Si se permite que la globalización continúe y que con
ello cree un sistema financiero internacional cada vez más flexible, la historia sugiere que los actuales desequilibrios se
desactivarán con poca perturbación”.
7
Esta opinión es de lo más famosa en Michael P. Dooley, David Folkerts-Landau, and Peter Garber, “An Essay on the
Revived Bretton Woods System,” National Bureau of Economic Research Working Paper 9971, septiembre de 2003 y Michael
P. Dooley, David Folkerts-Landau, and Peter Garber, “The Revived Bretton Woods System: The Effects of Periphery
Intervention and Reserve Management on Interest Rates and Exchange Rates in Center Countries,” Bureau of Economic
Research Working Paper 10332, marzo de 2004.
8
Nouriel Roubini and Brad Setser, “Will the Bretton Woods 2 Regime Unravel Soon? The Risk of a Hard Landing in
2005–2006,” escrito para el simposio sobre “Revived Bretton Woods System: A New Paradigm for Asian Development?”
organizado por el Banco de Reserva Federal de San Francisco y la U.C. Berkeley, San Francisco, 4 de febrero de 2005, p. 34.
9
Basado en datos del sitio web de la Reserva Federal, http://www.federalreserve.gov/releases/g5/20040504/, visitado
en mayo de 2005.
10
Roubini and Setser 2004, p. 3, citando a G. Magnus, “Imbalances, Illusions and Investment Prospects,” UBS
Investment Research, Londres, 13 de octubre de 2004.
11
Roubini and Setser 2004, p. 45.
12
Roubini and Setser 2004, p. 44, citando a Peter G. Peterson, “Presentation of the Book (Running on Empty: How the
Democratic and Republican Parties are Bankrupting Our Future and What Americans Can Do About It).” Institute for
International Economics, 9 de agosto de 2004, disponible en at http://www.iie.com/publications/ papers/peterson0804.pdf,
visitado el 9 de junio de 2005.
13
Maurice Obstfeld and Kenneth Rogoff, “The Unsustainable U.S. Current Account Position Revisited,” National
Bureau of Economic Research Working Paper 10869, octubre de 2004, pp. 5–6, refiriéndose a Maurice Obstfeld and Alan M.
Taylor, Global Capital Markets: Integration, Crisis, and Growth (Cambridge: Cambridge University Press, 2004).
14
Véase Maurice Obstfeld and Alan M. Taylor, “Globalization and Capital Markets,” National Bureau of Economic
Research Working Paper 8846, marzo de 2002, p. 57; y Greenspan 2004, nota al pie 7.
15
Obstfeld and Taylor 2002, p. 21.

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16
Michael D. Bordo and Hugh Rockoff, “The Gold Standard as a Good Housekeeping Seal of Approval,” Journal of
Economic History 56, junio de 1996, pp. 389–428.
17
Obstfeld and Taylor 2002.
18
Obstfeld and Taylor 2002, p. 46.
19
Para una discusión interesante sobre el financiamiento de la construcción ferroviaria en los Estados Unidos, véase
Bradford DeLong, “Slouching Towards Utopia?: The Economic History of the Twentieth Century,” disponible en
http://www.j-bradford-delong.net/TCEH/Slouch_Gold8.html, visitado el 9 de junio de 2005.
20
Obstfeld and Taylor 2002, p. 10.
21
Para más detalles sobre la historia de la Reserva Federal, véase el sitio web del Banco de Reserva Federal de Nueva
York, http://www.ny.frb .org/aboutthefed/history_article.html, visitado el 9 de junio de 2005. Según la Ley de Reserva
Federal promulgada en 1913, los objectivos del Fed eran: “brindar una moneda elástica, proporcionar los medios para
redescontar los efectos comerciales, establecer una supervisión más eficaz de la banca en los Estados Unidos y para otros
fines.”
22
Véase, por ejemplo, Obstfeld and Taylor 2002, p. 5.
23
Para más detalles sobre el patrón oro, véase, Daniel Pope and Thomas K. McCraw, “The U.K. and the Gold Standard
in 1925,” HBS No. 383-081, revisado el 24 de abril de 1998.
24
Este razonamiento se hace en Alan Greenspan, “Gold and Economic Freedom,” The Objectivist, 1966, vuelto a
publicar en Ayn Rand, Nathaniel Branden, Alan Greenspan, Robert Hessen, “Capitalism: The Unknown Ideal” (Nueva York:
Signet, 1986).
25
Véase también Louis T. Wells Jr., “The Bretton Woods System of Exchange Rates,” HBS No. 797-093, 25 de marzo de
1997.
26
Para más detalles sobre Bretton Woods, véase Michael D. Bordo, “The Bretton Woods International Monetary System:
An Historical Overview,” National Bureau of Economic Research Working Paper 4033, marzo de 1992; Michael D. Bordo and
Barry Eichengreen (eds.) A Retrospective on the Bretton Woods System: Lessons for International Monetary Reform (Chicago:
University of Chicago Press, 1993); Barry Eichengreen, “From Benign Neglect to Malignant Preoccupation: U.S. Balance-Of-
Payments Policy in the 1960s,” National Bureau of Economic Research Working Paper 7630, marzo de 2000; y Barry
Eichengreen, “Globalizing Capital: A History of the International Monetary System” (Princeton, NJ: Princeton University Press,
1996).
27
Obstfeld and Taylor 2002, p. 25.
28
Para más detalles sobre esto, véase, Bordo 1992, p. 37; y Michael Dooley and Peter Garber, “Is It 1958 or 1968? Three
Notes on the Longevity of the Revived Bretton Woods System,” ponencia presentada para el Brookings Panel on Economic
Activity, 31 de marzo a 1 de abril de 2005, que aborda la diferencia entre la entonces definición de déficit de balanza de pagos
y los déficits de cuenta corriente y cuenta financiera, en los cuales hoy se hace énfasis.
29
Bordo 1992 , p. 37.
30
Michael D. Bordo, “Historical Perspective on Global Imbalances,” NBER Working Paper 11383, mayo de 2005, p. 13; y
Bordo 1992, p. 48.
31
Tal como se describe en Eichengreen 2000, los Estados Unidos no siguieron una política de “descuido benigno” y sí
trataron de contrarrestar con otras medidas los problemas asociados. Como lo describe en la p. 2: “Las administraciones de
Kennedy, Johnson y Nixon recurrieron a una serie de iniciativas normativas indirectas—impuestos diferenciales a las
inversiones internas y externas, reducciones en el valor de los bienes que los turistas estadounidenses podían traer al país,
ayuda externa condicionada y, finalmente, una sobretasa generalizada para las importaciones, en un esfuerzo por remediar el
problema de la balanza de pagos y liberar las políticas monetaria y fiscal para buscar objetivos internos”.
32
Véase Bordo 1992, Eichengreen 2000 y Michael G. Rukstad, “Nixon’s New Economic Policy: 1971,” HBS No. 386-063,
revisado el 8 de marzo de 2000. Para más información sobre los problemas de la balanza de pagos de EE.UU. a finales de la
década de 1960, vease también John W. Rosenblum, “Nixon’s Economic Strategy—1969,” HBS No. 378-258, revisado el 8 de
marzo de 2000.

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33
Bordo 1992, p. 55 y Eichengreen 2000, p. 34 discuten los países que querían convertir.
34
Richard Nixon, mensaje presidencial, 15 de agosto de 1971, citado en HBS No. 386-063.
35
Catherine L. Mann, “Perspectives on the U.S. Current Account Deficit and Sustainability,” Journal of Economic
Perspectives Vol. 16, No. 3, verano de 2002, p. 138.
36
Tomado de Obstfeld and Rogoff 2004, p. 5.
37
En 1991, estaban casi en equilibrio.
38
Cédric Tille, “The Impact of Exchange Rate Movements on U.S. Foreign Debt,” Current Issues in Economic and Finance
Vol. 9, No. 1, Federal Reserve Bank of New York, enero de 2003, p. 2; y Mann 2002.
39
Véase Mann 2002 para más citas de definiciones de la nueva economía. Véase también, Huw Pill, “The U.S. in 2001:
Macroeconomic Policy and the New Economy,” HBS No. 701-113, revisado el 25 de febrero de 2002.
40
Mann 2002 y Greenspan 2004.
41
Ben S. Bernanke, “The Global Saving Glut and the U.S. Current Account Deficit,” Observaciones en la conferencia de
Sandridge, Virginia Association of Economics, Richmond, Virginia, 10 de marzo de 2005, disponible en
http://www.federalreserve.gov/boarddocs/speeches/2005/200503102/default.htm, visitado el 9 de junio de 2005.
42
Philip R. Lane and Gian Maria Milesi-Ferretti, “A Global Perspective on External Positions,” preparado para la
conferencia de NBER, G7 Current Account Imbalances: Sustainability and Adjustment, 3 de mayo de 2005, p.12.
43
Calculado a partir de datos del Bureau of Economic Analysis, International Investment Position.
44
Mundell 1998.
45
Stephen Roach, “The Long Road,” Global Economic Forum: The Latest Views of Morgan Stanley Economists, 14 de mayo de
2004, disponible en http://www.morganstanley.com/GEFdata/digests/20040514-fri.html, visitado el 9 de junio de 2005.
46
Calculado a partir de datos de la Reserva Federal.
47
Roubini and Setser 2004, p. 21, y Roubini and Setser 2005.
48
Roubini and Setser 2005, pp. 6 y 34.
49
Véase Lawrence H. Summers, “The U.S. Current Account Deficit and the Global Economy,” conferencia de Per
Jacobsson, 3 de octubre de 2004 para encontrar la referencia a “finanzas de proveedores” y Dooley et al., 2003 y 2004 para la
discusión sobre “Bretton Woods revivido”.
50
Roubini and Setser 2005, p. 17.
51
Summers 2004 p. 6.
52
Roubini and Setser 2005.
53
Roger Cohen, “China and the Politics of a U.S. Awash in Debt,” International Herald Tribune, 21 de mayo de 2005.
54
Cálculos basados en datos de la Reserva Federal.
55
Véase la discusión sobre valoración en Tille 2003, que observa: “aunque es probable que surjan cambios en la
estructura del comercio exterior solo con el paso del tiempo, los cambios en la valoración tienen la ventaja de tener efecto
inmediatamente”.
56
Citado en Maurice Obstfeld, “External Adjustment,” Review of World Economics, diciembre de 2004, nota al pie 1.
57
Presidente del Consejo de Asesores Económicos, Informe Económico 2005 al Presidente, p. 38, disponible en
http://www.gpoaccess.gov/eop, visitado el 9 de junio de 2005.

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58
La elasticidad a largo plazo de las importaciones estadounidenses con respecto al PIB de EE.UU. fue de 1,8, en tanto
que la elasticidad a largo plazo de las exportaciones estadounidenses con respecto al PIB extranjero fue de 0,8, calculadas
por Peter Hooper, Karen Johnson y Jaime Márquez en “Trade Elasticities for G-7 Countries,” Federal Reserve Board of
Governors, International Finance Discussion Papers 609, 1998.
59
Mann 2002, p. 138. Fenómeno observado por primera vez, citado en Greenspan 2004, nota al pie 2, en H. S.
Houthakker, and S. P. Magee, “Income and Price Elasticities in World Trade,” Review of Economics and Statistics 51, mayo de
1969, pp. 111–25.
60
Véase Mann 2002 para encontrar una descripción del “sesgo doméstico” y Greenspan 2004 para una discusión de la
disminución.
61
Greenspan 2004, p. 8.
62
Greenspan 2004, p. 1. Greenspan también escribe (en la p. 10): “Si se permite que la globalización continúe y que con
ello cree un sistema financiero internacional cada vez más flexible, la historia sugiere que los actuales desequilibrios se
desactivarán con poca perturbación”.
63
Véase “Wise Men at Ease; the American Economy,” The Economist, 30 de abril de 2005.
64
Comentario hecho en el Foreign Correspondents’ Club of Japan, 10 de marzo de 2005, citado en diversas fuentes,
entre ellas, James Simms, “U.S. Treasury Quarles: Need More Global FX Flexibility,” Dow Jones Newswires, 11 de marzo de
2005.
65
Michael P. Dooley, David Folkerts-Landau, and Peter Garber, “An Essay on the Revived Bretton Woods System,”
National Bureau of Economic Research Working Paper 9971, septiembre de 2003, p. 5.
66
Dooley and Garber 2005, véase China: To Float or Not To Float (A), HBSP No. 706-021 para más información sobre
esto.
67
Terence Neilan, “Trade Deficit Surged in January, Reaching $58.3 Billion,” The New York Times, 11 de marzo de 2005.
68
Véase, por ejemplo, Lane and Milesi-Ferretti 2005, pp. 16–17.
69
Summers 2004, p. 8.
70
Jag Dhaliwall and Daniel Moss, “S. Korean Regulator Says Asia Can't Keep Funding U.S. Spending,” Bloomberg, 15
de marzo de 2005.
71
Roubini and Setser 2005, pp. 14–15.
72
Summers 2004, p. 8. Véase también Elizabeth Becker, “Trade Deficit Narrows to a 6-Month Low,” The New York Times,
12 de mayo de 2005.
73
Mervyn King, “The International Monetary System,” discurso de Mervyn King, gobernador del Bank of England, en la
conferencia “Advancing Enterprise 2005”, Londres, 4 de febrero de 2005, disponible en
http://www.bis.org/review/r050217b.pdf, visitado el 9 de junio de 2005. (La carta abierta fue de los senadores
estadounidenses Schumer, Bunning, Durbin, Graham, Dodd y Bayh al vicepresidente Richard Cheney, 22 de enero de 2004.)
74
Becker 2005.
75
“China Hits Back in War of Words: Officials Dismiss U.S. Criticism of Yuan Policy; Call Steps to Curb Textile Exports
Unfair,” 18 de mayo de 2005, disponible en http://money.cnn.com/2005/05/18/news/international/ china.reut/, visitado
el 9 de junio de 2005.
76
Summers 2004, p. 9, y Truman 2004.
77
Truman 2004 (lo llama cálculo hecho en el “dorso del sobre”.
78
Michael Mussa, “Exchange Rate Adjustments Needed to Reduce Global Payments Imbalance,” en Bergsten, C.F. and J.
Williamson (editores): Dollar Adjustment: How Far? Against What?, Institute for International Economics: Washington D.C.,
noviembre de 2004.

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79
Roubini and Setser 2004, pp. 25–26 nota al pie 38.
80
Mann 2002, p. 132; y Roubini and Setser 2004, p. 43.
81
Roubini and Setser 2005, p. 11.
82
Summers 2004.
83
Obstfeld and Rogoff 2004.
84
Véase, por ejemplo, Pierre-Olivier Gourinchas and Hélène Rey “International Financial Adjustment,” National Bureau
of Economic Research Working Paper 11155, febrero de 2005. Hacen el cálculo tipo “dorso del sobre” de que una
depreciación del 10% del dólar representa una transferencia del 5% del PIB estadounidense del resto del mundo a los Estados
Unidos, en comparación con un déficit comercial en bienes y servicios del 4,4% del PIB en 2003 (p. 2). La ponencia crea un
modelo del problema en detalle.
85
Lane and Milesi-Ferretti 2004.
86
El término “aterrizaje brusco” se utiliza, por ejemplo, en “Wise Men at Ease; The American Economy,” The Economist,
30 de abril de 2005.
87
Roubini and Setser 2005, p. 5.
88
Olivier Blanchard, Francesco Giavazzi, and Filipa Sa, “The U.S. Current Account and the Dollar,” National Bureau of
Economic Research Working Paper 11137, 26 de enero de 2005.
89
Roubini and Setser 2005, p. 11.
90
Roubini and Setser 2005, p. 2.
91
Véase, por ejemplo, Testimonio del presidente Alan Greenspan ante el Comité del Presupuesto, Cámara de
Representantes de EE.UU., “Economic Outlook and Current Fiscal Issues,” 2 de marzo de 2005.
92
Summers 2004, p. 12.
93
Esta estrategia fue delineada por primera vez en el Comunicado del Comité Internacional Monetario y Financiero
(IMFC) de la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional, 2 de octubre de 2004, disponible en
http://www.imf.org/external/np/cm/2004/100204.htm, visitado el 9 de junio de 2005.
94
IMF World Economic Outlook 2005, pp. 114–115 y 26–27. El informe procede reprendiendo a los Estados Unidos por
no ser lo suficientemente ambiciosos con la meta fiscal, por no incluir los gastos asociados con Iraq y Afganistán y debido al
riesgo sustancial de que no se alcance el objetivo.

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