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NOTAS DEL LIBRO “CONTEMPLAR LA NADA”

-Es oportuno
despertar a la Nada y considerarle en su sentido mayor, no como una
negación del Ser sino como su posibilitación, su propiciación y su sentido
incluso. (p.19)
-Ahora bien, referidos a las causas propuestas por Aristóteles, podríamos
decir que la causa material del hombre es la carne, la causa formal es el
espíritu,
la causa efi ciente es el caos, y la causa fi nal es la Nada. El caos es en
función
del Ser, la Nada es con el Ser o sin él. La Nada también tiene una sustancia y
esa sustancia es la insustancialidad. (p. 32)
-la implicación de Dios en lo que se ha considerado la
teología de Aristóteles no es más que una forma de escapar a la posibilidad de
la Nada. (p. 33)
-PENSAMIENTO DE JACOBI: Si el conocimiento supone que lo conocido es
una deformación de la realidad
y entonces, por ello, la realidad es un terreno inexplorado, se podría
afi rmar también que tal realidad es la Nada pues no está nunca a merced de
una conceptualización que la haga factible de ser conocida. (p. 49)
-Se entiende que para Schelling hay libertad donde la Nada está como
fundamento del Ser. (p. 51)

VER. Philipp Mainländer

DESDE HEIDEGGER: Hay que dejarse por tanto poseer por la Nada no para
que las cosas pierdan su sentido sino para reconstruirlo. (p. 73)

-¿qué
más generador de ternura que el hombre que se cree libre? ¿Podría acaso
existir
mayor inocencia que la creencia de que somos los arquitectos de nuestro
destino? ¿Qué tan duro es defraudar al niño cuando cree que existe Santa
Claus? El Titiritero es la Nada, sus hilos nuestra conciencia, el títere es el Ser.
¿Quién quiere perder la conciencia a riesgo de quedar inmóvil? ¿Acaso alguien
está interesado en ser no siendo? Pues bien, aunque ése no sea nuestro
deseo
es esa nuestra realidad, lo único que se añade en tal caso es nuestra
apariencia
de ser, nuestra suposición de que en realidad somos algo cuando no somos
más que seres para la muerte, en el sentido de ser seres para la Nada. (p. 78)

-Nunca soy sincero, pues la sinceridad es una situación categorial que se


deriva de un acto pero no es una entidad. (p. 79)
-La Verdad termina siendo resbaladiza como una vanidosa prostituta que no se
deja poseer completamente y sólo coquetea para hacer de los hombres unos
ilusos soñadores cuya lujuria intelectual nos permite seguir viviendo un
poco.(p. 88)

-Somos miopes por estar acostumbrados a ver lo que es y no lo que no es. (p.
91)

-¿Cuál es el placer derivado de


intentar y nunca encontrarse con la verdad? ¿Cuál es el nombre de esta
miserable condena? ¿Humanidad? (p. 94)

-El velo de la Verdad que se intenta comunicar —aunque nunca se tuvo—


son las palabras. Lo verdadero de la Verdad es inalcanzable, no por una
cuestión de distancia sino de cercanía. No puedo ver lo que no está
separado de mí. De tan cerca está infinitamente lejos, nada más lejano que lo
que está frente a mí. Y al final, la manera de mirarse a uno mismo supone
comparación con lo que no se es. Nunca un contacto real, sólo
representaciones, velaciones continuas de supuesto saber. Todo esto de igual
modo sucede con la Nada, puesto que no sólo está cerca del visor que es cada
uno, sino que cada uno lo es en sí mismo. Por si fuera poco, hemos heredado
una lengua que nunca ha sido realmente nuestra. El lenguaje es el modo de
distorsionar lo que ya se había distorsionado con la mirada. El velo se
multiplica. (p. 94)
DIFERENCIA ENTRE LA NADA Y EL SER:
-Todos los cambios que hemos visto y hemos
aprendido sobre la evolución, el Big-Bang o cualquier teoría que suponga
los cambios está centrada en los cambios del Ser en cuanto a su modalidad de
ser o incluso a su paso al no-ser. Pero tales cambios no son cambios de la
Nada, la Nada no cambia. Si la Nada es, entonces, siempre ha sido pues no
podría cambiar de no-ser a ser, debido a que si cambia ya no es la Nada. La
Nada es siempre (no siendo) y por ello antecede al Ser que, en sí mismo,
contiene la posibilidad de cambiar. Por tanto, si hemos de defi nir sobre qué
antecede a qué, entonces seguramente responderemos que lo que no cambia
antecede a lo que cambia, pues lo que cambia pudo haber no sido para luego
ser y una vez que es, modificarse. (p. 101)

SOBRE EL AZAR Y LA NADA:


-Así pues, no todo lo que no está bajo la autoridad de una volición es azar,
aunque comúnmente se utilice tal término para evitar referir a una causalidad
que no se comprende. Esa causalidad no comprendida no es otra cosa que la
relación del Ser con la Nada. Esta relación no siempre es concebida pero no
por
ello deja de ser existente. El lector que ahora tiene una idea al leer esto mismo
puede constatar que tal idea aún no estaba presente más que en medida que
ahora se contacta con ella, entonces ¿dónde estaba esa idea anteriormente?
¿No es esa una relación entre el Ser y la Nada? (p. 106)

CÓMO SOMOS UNO EN LA NADA:


- De tal modo que si A no es igual a No A; A no es igual a B; y B no es igual
a No B; la igualdad posible es que No A es igual a No B. Dicho de otro modo,
sólo en la negación, en la sustracción, en el contacto y la evidenciación
existencial
y vivifi cante con la Nada es que somos Uno mismo con otro, nuevamente
ENSO: significa vacío la Nada. En medida que puedo sustraer mi propia
yoicidad es que puedo
entender lo que me une a otro humano. Como contenido (A) no seré nunca
igual a otro contenido (B), a menos que ambos nos vaciemos y podamos ser
el contenedor, la negación posibilitante (No A y No B, e incluso mejor: No
A-B). En medida en que puedo contactar mi propia Nada es que puedo
entender
lo que me une a otro. En ese sentido, no es lo humano lo que nos
implica y une, sino la precedencia de lo humano, la categoría
incategorizable, la instancia última de la que hemos brotado: la Nada. (p.
123)

-No es la Nada la que crea pero sí, defi nitivamente, es el marco que
permite el origen, permite que se pueda generar, gestar —incluso por sí
mismo— algo. Ciertamente, lo creado no pudo crearse a sí mismo, a la
manera en que una piedra que no existe, de pronto decida que existirá y se
pueda crear a sí misma. No hay autocreación, tampoco voluntad creadora,
pero sí hay la Nada que supone la posibilidad del cambio, de la modifi cación.
Y todo origen nuevo, todo paso de lo que no es a lo que es, supone
precisamente eso: el no-ser antecedente que hemos de asociar, en un sentido
estricto, con la Nada. Es pues una Nada que fecunda, una Nada que posibilita
la posibilidad de que lo que no es sea y que lo que es sea o bien deje
de ser. (p. 148)
-No es en sí mismo que la Nada tenga la voluntad de romper las certezas que
humanamente construimos pues la Nada no tiene voluntad. Más bien, debido
a la Nada es que nuestras concepciones sobre lo que es Verdad y lo que no
es Verdad son solamente fi cciones. (p. 154)

-Todo conocimiento es una creencia supuesta y siempre está condicionado


debido a mayor o menor consenso. Aunque el conocimiento pueda ser
constatado
y, supuestamente, comprobado por la experiencia —aun así— como
veremos, la misma experiencia o la repetición de sucesos sobre algo en
específico no implican la verdad sobre ello, sino sólo la repetición de hechos
que refuerzan nuestra opinión al respecto. Siempre que conocemos algo
estamos sujetos a la variabilidad de nuestra perspectiva y del contexto desde
el cual apreciamos lo conocido. (p. 165)

Nacer es una oportunidad, un poco de tiempo que hemos robado a la Nada


para intentar descubrirla. (p. 170v)

-No hay naturaleza humana como tal, hay sí una condición humana y ésta es
principalmente maleable, adaptable, modificable incluso por el cambio, el
contexto. Si el hombre se modifica de acuerdo a contextos y esquemas, cabría
cuestionar si existe —o no — el esquema correcto o la cultura correcta o la
idea moral correcta, lo cual nos remite a una nueva implicación consistente en
la necesidad de asumir la imposibilidad de certezas en lo humano. (p. 173v)

- Al final, entender
que las cosas que sucedieron han sucedido porque su curso (el que tomaron
por la causalidad y no por el destino) era ése, es entender la dialéctica de la
Nada y el Ser. Una dialéctica ineludible que, bien entendida, puede llevar
a experiencias de vivificación superior. (p. 184v)

- Vivificar la Nada no es conectar con la Verdad, sino que es


precisamente asumir la inexistencia de las verdades. (p. 185)

VIVIFICAR LA NADA:
La vivifi cación de la que hablo aquí supone estar vivos, no hay que morir
para vivenciar la Nada, no se necesita ser absolutamente Nada para
comprender que la Nada es. La experiencia de la Nada ciertamente supone
una desconexión parcial de las cosas del mundo, no es habitar otros mundos,
ni viajar astralmente, se trata —fuera del impulso de cualquier alucinógeno—
de una vivencia personal con la parte que está detrás de la náusea, es decir, la
tranquilidad implicada de que no se es sólo náusea o bien que la náusea tuvo
al menos el sentido de atestiguar algo parcialmente. Vivifi car la Nada es ir
más allá de las explicaciones convencionales, es precisamente no creer en las
explicaciones. Vivifi car la Nada no es conectar con la Verdad, sino que es
precisamente asumir la inexistencia de las verdades. Vivifi car la Nada no
supone la felicidad, sino más bien la identifi cación de las construcciones
fi cticias que hemos generado para tratar de ser felices olvidando que tal
felicidad,
el modo de lograrla o serlo, es ya de por sí algo que aprendemos y
formulamos culturalmente pero nunca algo inherente, en el sentido ontológico,
de nuestro Ser. No hay felicidad posible que lograr como meta puesto
que se es ya eso mismo. Si la felicidad es posible es porque lo somos ya. Vivifi
car la Nada no es depositarse en lo que es, sino asumir lo que es sin ser,
que la dualidad ha sido sólo aparente y que estamos conectados a Todo del
mismo modo en que Todo ha sido conectado a nosotros. Vivifi car la Nada no
es liberarse, sino asumir la vaciedad que eso supone, es liberarse de la
necesidad
de ser libre. Es controlar al soltar el control, es permitir antes que obstaculizar.
Vivifi car la Nada no es buscar la respuesta sino permitirla ser ya
mismo. Vivifi car la Nada no es conectarse a nuestras ideas de Dios, sino más
bien conectarse a la idea de la Nada. Vivifi car la Nada no es dejar que las
cosas sigan su curso sino entender que no hay un curso de las cosas fuera de
su curso a la Nada. Vivifi car la Nada no es actuar según la esencia sino asumir
el hecho de la no-esencia permanente. Vivifi car la Nada es tocar el límite,
acariciar el borde de lo Absoluto con las manos temblorosas de la imaginación.
Vivifi car la Nada es llegar al límite de uno mismo, dejarse seducir por el
silencio
que acongoja las entrañas, es no distinguir la vida y la muerte, el bien
y el mal, la locura y la genialidad. Estar al límite es dejar que la Nada sea, es
entender que no hay límites y que Todo es Uno. Vivifi car la Nada es, a lo
sumo, entender que incluso el entendimiento de la Nada, que todo lo posee, es
también nada en el sentido de que no es necesariamente como lo suponemos.
(p. 186, 187)

POR QUÉ LA LIBERTAD NO ES ONTOLÓGICA:


Seguido de
esto, se entiende el error sartreano de pensar la libertad como hecho
ontológico.
Me explico con cinco argumentos: 1) el Ser ontológico no tiene por sí mismo
una estructura que pueda ser perceptible; 2) debido a lo anterior, la
estructuración
de la vida humana no responde a su entidad ontológica sino precisamente
a su ser-en-relación, a su ser en el mundo; 3) la libertad es parte emergente de
la
estructura, no hay libertad sin ella; 4) si la estructura no es ontológica no lo
será
tampoco la libertad; y 5) ante una libertad no ontológica sólo hay libertad en
la estructura y si suponemos la libertad como una búsqueda total de
desestructuración
no lograríamos más que imposibilitarla. (p. 190)

-Los límites son la libertad, no es que haya una libertad quitando los límites,
sino
que la libertad —su conceptualización y nuestra rigidez ante ella— es el límite.
Incluso sin haber decidido, la libertad es contingencial a los límites no a la
opción, no a la decisión. (p. 191)

-No hay modo humano de escapar de la Nada, lo que sí podemos,


ciertamente, es convertirnos en ella o, aun más, dejarnos ser la Nada. En ese
caso, sólo escaparíamos de la conciencia de ser poseídos por la Nada, pero
nunca de la Nada como tal. (p. 200v)

-Si uno está despierto o dormido no importa, al fi nal nada es real pues la
Nada es real. Por más veces que despiertes o duermas, por más sueños o no
que te encuentres, de cualquier modo no saldrás de la burbuja de la fantasía
mental. La vida es una alucinación prolongada producto de la conciencia. Es
por esto que la conciencia, que es lo más complejo sobre mí, es conciencia
también del yo, tal yo es sólo una fi cción más en la conciencia pues, aunque
hasta aquí sería deseable, no soy mi conciencia. (p. 201)

CITA:
¿Es cierto que el sentido verdadero se revela solo cuando no lo buscamos, cuando,
en lugar de buscar, hemos aprendido a abandonar la búsqueda? Esto es una idea
inconcebible para la inmensa mayoría de los hombres. En efecto, pensamos siempre
que lo grandioso, debe conseguirse en algún lugar, fuera. No nos entra en la cabeza
que la búsqueda sea precisamente la razón por la que no podemos encontrar.
(Watzlawick, Paul, El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido, pp. 47-48.)

la mejor manera de comprender


algo es destrozarlo hasta que no exista. (p. 222)

DIOS VS. LA NADA:

No se puede hacer de la Deidad una figura atenta a nuestras peticiones, a


nuestras necesidades y precariedades, no se puede asumir a un Dios
axiológico
lleno de justicia cuando hay precariedades en el mundo y diversidad mal
repartida de oportunidades. No puede asumirse a un Dios con voluntad en
tales categorías pues, eso mismo, es una ofensa a la divinidad. Lo único que
puede decirse de Dios es el silencio, y en el silencio es donde asumimos la
Nada de Dios, la Nada Absoluta, la Nada que redime al no explicar, ni al ser
entendida. Una Nada que no suplica por arrepentimientos, una Nada que es
y que deja que el hombre sea en ella, una Nada que implica la pérdida de la
libertad por la liberación, la pérdida de la razón por la sinrazón, la pérdida del
sentido por el sin-sentido y en ello el sentido perdido. Una Nada que no es
algo relativo a la divinidad, puesto que la divinidad es únicamente una
explicación humana para descifrar la Nada. (p. 228)

No hay algo más placentero que saberse esclavo de lo que uno ha elegido. Y
es que realmente, en la vida, no cabe la decisión sobre ser libre o esclavo, la
única decisión posible es hacia aquello a lo cual hemos de esclavizarnos. (p.
261)

-Conocernos siempre supone destruirnos. El verme en el espejo implica


asumir que no soy lo que veo ya que la distorsión que mi contacto supone
no me ha dejado ver lo que soy, sino lo que no soy. Veo lo que no soy pues lo
que soy no puedo verlo debido a que sólo veo lo diferente y no puedo ser
diferente a mí a menos que me distinga al verme. Del mismo modo, la Nada no
se puede ver porque no tenemos diferencia con ella, vemos el Ser que tiene
una diferencia con la Nada pero que la supone de cualquier modo. Vemos
nuestro cuerpo, nuestra cara, la naturaleza, otros cuerpos pero ¿somos acaso
eso? Obviamente no. (P. 275)

- Es imperativo incluir en nuestros esquemas explicativos a la


intuición, las nociones, las especulaciones y los silogismos. No sólo lo científico
es conocimiento, no únicamente lo racional es una razón y no solamente lo
que tiene una estructura positivista o cuantificable es digno de conocerse. (p.
317)

- ¿Cómo decir que me conozco si mi yo es sólo


una ilusión? ¿Cómo asumir que soy alguien cuando eso lo reconozco en
relación
con la colectividad de entre la que puedo distinguirme? ¿De qué manera
relacionarse si no es con falsedad, siendo lo que no se es y mostrando lo que
capta el otro que, además, es sólo parcialidad? ¿Cómo hablar de
autoconocimiento
sin dejar de lado la autocomplacencia y la incertidumbre? ¿Cómo entender
la compañía si se está siempre solo? ¿Cómo decir que amo si no poseo
el amor ni puedo entender de verdad a quien supuestamente amo? ¿Cómo
conectar con nosotros mismos si sólo hay eslabones perdidos de nuestra
identidad
utópicamente supuesta? ¿Cómo hablar de mí si todo me supone distorsión?
¿Cómo mostrarme si no me contengo? ¿Cómo hacerme ver si lo que
muestro no es visible? ¿Cómo dejar de estar en soledad si no sé dónde está lo
que soy? ¿Cómo ser algo siendo la Nada? ¿Cómo dejar de ser Nada si la
Nada
me hace ser? No hay salida, sólo eternos retornos a la cueva de las
simulaciones
que este mundo supone. (p. 327)

Testimoniar la Nada supone la ruptura con los univocismos, con las


apreciaciones
cotidianas, con los absolutismos y la autoridad del dogma. Dar testimonio
de la Nada es asumirse a sí mismo como leve, cambiante y limitado. Es
discutir siempre en función de la intención comprensiva de las razones del otro.
Es asumir la propia soledad sin afanarse por negarla o evadirla. Testimoniar la
Nada es también romper con los ídolos a los que nos atenemos para la
búsqueda
de sentido cuando se ha roto el sentido mismo. Es trivializar lo absoluto de
ciertas posturas, entender la situación relativa de las opiniones sin permitirles
fundar universalismos. Testimoniar la Nada es utilizar la razón dudando de
ella, es asumir los límites de la razón humana, comprender los motivos no
racionales
de la vida propia. Del mismo modo, testimoniar la Nada es también
entenderse uno mismo como un ser siempre situado y amalgamado por un
contexto específi co, entendiendo también que todo ser humano es siempre
un ser contextual y que toda opinión es relativa al entorno del que surge. (p. 336)

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