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PRÓLOGO:
- En el idioma filosófico de Nishitani, «la vacuidad puede ser
denominada el campo del "hacer ser" (Ichtung) en contraposición a la
nihilidad, que es el campo de la "anulación" (Nichtung)
1. QUÉ ES LA RELIGIÓN
-Nuestra vida choca con la muerte a cada paso; todo el tiempo
mantenemos un pie plantado en el valle de la muerte.
-si se dice que la vida y las cosas son reales, entonces la muerte
y la nihilidad son igualmente reales. Donde hay seres finitos -y todas las
cosas son finitas- debe haber nihilidad; donde hay vida, debe haber muerte.
La realización de la nihilidad, según
esto, no es otra cosa que la realización del sí mismo. No se trata de observar
la nihilidad objetivamente, o de concebirla en una representación,
más bien es como si uno mismo llegara a ser esa nihilidad, y, al hacerlo,
la advirtiera desde los límites de su propia existencia
Por lo tanto, este despertar a sí mismo del que estamos hablando aquí
no es autoconsciente, sino, más bien, es la explosión del campo de la
conciencia y de la autoconciencia.
El yo llega a ser la gran duda cuando se diluye la distinción entre el
que duda y lo dudado, cuando el campo de tal distinción es superado
Sermones de Takusui
del siglo XVIII:
El método para ser practicado es como sigue: vas a dudar sobre el sujeto que
en ti oye todos los sonidos. Todos los sonidos, en un momento dado, son oídos
porque ciertamente hay en ti un sujeto que oye. A pesar de que puedes oír los
sonidos con tus oídos, los agujeros de tus orejas no son el sujeto que oye. Si lo
fueran, los muertos también oirían los sonidos . . . Debes dudar
profundamente,
una y otra vez, preguntándote a ti mismo qué podría ser el sujeto que oye. No
atiendas a pensamientos ilusorios ni a las ideas que se te pueden ocurrir. Tan
sólo
duda más y más profundamente, recogiendo en ti mismo toda la fuerza que
hay en ti, sin aspirar a algo o esperar algo de antemano, sin intentar ser
ilumina-
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do e incluso sin intentar no intentar ser iluminado; llega a ser un niño en tu
propio
corazón . . . Aún así, sin embargo, sigue dudando, encontrarás imposible
localizar
al sujeto que oye. Debes explorar aún más lejos, únicamente allí donde no
hay nada para ser encontrado. Duda profundamente, desde un estado de
concentración,
no mirando ni hacia delante ni hacia atrás, ni a derecha ni a izquierda,
llega a ser por completo como un muerto, descuidado incluso de la presencia
de
tu propia persona. Cuando este método sea practicado más y más
profundamente,
llegarás a un estado de ser de completo olvido de ti, y de vacío. Sin embargo,
incluso entonces debes sacar a relucir la gran duda, «¿cuál es el sujeto que
oye?», y duda aún más a fondo, siendo todo el tiempo como un muerto. Y
después
de esto, cuando ya no adviertas tu ser, del todo como un muerto, y no seas
ya consciente del procedimiento de la gran duda, sino que te conviertas en una
gran masa de duda por los cuatro costados, de repente, llegará un momento en
el que emergerás a una trascendencia llamada la gran iluminación, como si
hubieras
despertado de un gran sueño, o como si, habiendo estado completamente
muerto, de repente hubieras resucitado.
Cualquier sujeto, por más ocupado que esté o por intelectual
que sea, es incapaz de retirarse un solo paso de la nihilidad. Aunque su
conciencia e intelecto no la encuentren, su ser sí lo hace: la nihilidad se
evidencia en su modo de ser atareado o intelectual.
La ciencia no es algo aparte de la gente que se dedica a ella, y esta dedicación,
a su vez, sólo representa uno de los aspectos del conocimiento
humano. También el científico, como individuo, puede encontrarse cara
a cara con la nihilidad y puede sentir nacer dentro de sí dudas sobre el
significado de la existencia verdadera del yo y de todas las cosas. El horizonte
en el que esa duda surge, y en el que su respuesta se hace posible,
se extiende más allá de la empresa científica. Es un horizonte que se revela
en el fondo de la propia existencia humana.
al final, todos los esfuerzos del hombre no conducen
a nada y las cosas no pueden ser de otra manera, por lo que
todo, incluida la ciencia, se vuelve, fundamentalmente, un sinsentido
E n el destello
de un relámpago ante la visión de la mente, lo que será real de aquí a
cien años, ya es una realidad hoy.
El elemento materialista del ateísmo moderno guarda relación con el
hecho de que ha tomado la materia como esencia de las cosas del mundo.
El elemento del racionalismo científico proviene de la afirmación del
poder y el derecho de la razón humana para controlar el mundo.
De esta forma, la idea de progreso surgía de la unión de la materia prima
del mundo, pasiva, y la razón humana agente, absoluta y formativa.
En un mundo totalmente pasivo, la razón se siente capaz de avanzar en la
autoconciencia y de imponer una forma racional a ese mundo. En efecto,
la razón debe funcionar desde esta forma, dar lugar a un futuro que
abra una senda de progreso ilimitado. El optimismo del ateísmo que originó
la Ilustración era de este tipo.
En el cielo, el sol no establece distinciones sobre donde hacer
brillar a sus rayos, ni muestra preferencias como simpatías o aversiones.
No hay egoísmo en su brillar. Esta ausencia de egoísmo es lo que se
quiere decir con no-yo o vacuidad (sünyara)
La persona es una aparición sin nada
detrás que la haga aparecer. Es decir, la nada es lo que queda detrás de la
persona; ninguna cosa sino la nada total ocupa el lugar que hay detrás de
la persona.
En los términos de la escuela del budismo Tendai, el hombre
viene a ser como el punto «medio» entre la ilusión y el vacío
El pensar, sentir y actuar son, en cualquier situación, apariencias
completamente
ilusorias, sin nada tras ellas, son el corazón y la mente oscurecidos
del hombre en penumbra
El corazón y la mente del hombre en la penumbra, que
llega a ser y deja de ser a cada instante fugaz, es en cualquier situación
desde hace mucho ¡maravilloso misterio !
La vida y la muerte, en sus respectivos momentos, están totalmente
constituidas en el tiempo
«El agua no moja al agua, e! fuego no quema al fuego» . He aquí el
significado central de la vacuidad. El agua hasta e! punto de no poder
mojar, no es agua; el fuego que no puede quemar, no es fuego. Sin embargo,
decir que el agua no se moja a sí misma, no significa que no sea,
en efecto, agua, sino completamente al contrario, significa que el hecho
de que e! agua sea realmente agua es la Forma real de la propia agua. La
vacuidad es la forma real de la realidad. La Forma real como tal es sin
Forma. Sólo en esta no-Forma un hecho llega a manifestarse como tal.
La visión científica
manifiesta una tendencia, probablemente esencial, a pasar por alto no
sólo a la religión sino también a la filosofía (es decir, si exceptuamos la
filosofía
que adopta el punto de vista científico como ftlosófico). De este
modo, la ciencia parece considerar su propio criterio científico como una
posición de verdad incuestionable desde la que puede aflrmarse en todas
direcciones. De ahí, el tono categórico que siempre acompaña al conocimiento
científico.
El motivo básico por el que la ciencia puede considerar su punto de
vista como verdad absoluta reside en la objetividad total de las leyes de la
naturaleza, que proporcionan al conocimiento científico sus premisas y su
contenido. No está permitido decir una palabra sobre las explicaciones
que la ciencia da a las leyes naturales desde un punto de vista que no sea
el científico. Las críticas y las correcciones tan sólo pueden ejercerse desde
el propio criterio científico. Por eso, las explicaciones científicas, aunque
sean intrínsecamente hipotéticas, siempre son presentadas como hechos
objetivos. Esto puede explicarse por el poder único que disfruta la
ciencia, por la autoridad con que ha sido investido el científico.
Si las cosas están así, ¿significa que en virtud del carácter absoluto asignado
al conocimiento científico, cuestiones como la religión, la filosofía
y las artes no son más que opiniones subjetivas? La verdad científica, con
su carácter absoluto, ¿es toda la verdad?, ¿es realmente imposible que también
se originen verdades absolutas desde otros ámbitos? A primera vista,
una multiplicidad de verdades absolutas no parece factible.
DEFINICIÓN DE VACUIDAD:
El tiempo
siempre está a p unto de extinguirse y todas las cosas muestran la fragilidad
de ser que las mantiene siempre al borde del colapso. Tiempo y
ser revelan una propensión constante a la aniquilación desde su fondo. Esto
es la impermanencia.
Mi existencia
se sitúa contra el trasfondo de esa red de relaciones, cuyo principio y fin
está por encima de toda comprensión, y nace en medio de ellas. Desde esta
perspectiva, preguntar por el origen de mi existencia queda al final sin
respuesta. No importa cuánto se haya progresado en la explicación cien-
tífica de la historia de los seres vivos de la tierra y de la historia del universo
como un todo, pues esa historia sólo puede retroceder a un pasado
e inaugurar un futuro interminablemente, sin ser capaz de llegar a conocer
el secreto de su principio o fin.
DÓNDE BUSCAR LOS ORÍGENES (DE DÓNDE VENGO A DÓNDE
VOY):
AMOR:
La naturaleza
indiferenciadora del amor, y la igualdad que contiene, consiste
en que todos los demás, todos y cada uno sin excepción, sean amados
«como a uno mismo».
La verdadera autosuficiencia no significa otra cosa sino
el yo que se vacía a sí mismo y así permite ser a todo.
LO QUE ES LA VISIÓN DEL SUNYATA, MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA Y
LA METAFÍSICA:
El mundo que tenemos aquí tampoco es el mundo mecanicista de la
ciencia moderna ni el mundo teleológico de la metafísica antigua. Es un
mundo de «la otra orilla», más allá de todas esas determinaciones, un mundo
del hecho primordial, en donde cada hecho se manifiesta sin. fundamento
en su propio terruño, separado de toda razón o causa o fin, sin
cómo ni por qué o para qué: un mundo en el cual todas las cosas son
verdaderamente
como ellas mismas y tal como son, y se encuentran como
uno mismo en su tathata. El campo de la vacuidad en el que un mundo
así tiene lugar no es otro que el del renacer del yo, donde cielo y tierra
se renuevan en la gran muerte. El yo en ese campo es verdaderamente el
yo de la expresión «amar al prójimo como a uno mismo».
QUÉ ES LA LIBERTAD:
Con libertad, queremos decir la verdadera libertad que no es simplemente
asunto de la libertad de la voluntad. Cuando la libertad es considerada'
como lo que reside en las operaciones de la voluntad de poder, de
las que el hombre es consciente dentro de sí, entonces ya es una libertad
reflejada en el campo de la autoconciencia y de ahí se transfiere fuera de
la libertad misma. La libertad subjetiva, que es la piedra de toque de lo
que llamamos liberalismo, no está, sin embargo, libre del modo de ser
egocéntrico del hombre mismo. La verdadera libertad es, como observamos
antes, una autonomía absoluta en el campo de la vacuidad, donde no
hay nada en qué confiar. y esto no es distinto del hacer de uno mismo
una nada al servicio de todas las cosas; se aparta de la libertad del
existencialismo
ateo expuesto por Sartre y otros.