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Llévame por el buen camino

Salmo 5:8 TLA


Dios mío, ¡enséñame a hacer el bien! ¡Llévame por el buen
camino, pues no quiero que mis enemigos triunfen sobre mí!

La mayoría de las veces no necesitas un nuevo camino,


necesitas una nueva forma de caminar.
Los cristianos debemos aprender a vivir el evangelio de manera
completa. El domingo pasado hablamos de que debemos
rescatar nuestra bendición. Hoy quiero que podamos enderezar
el camino y veamos un principio que hace que perdamos
nuestra bendición.
Dios oye la oración. Siempre ha sido así, y sigue como siempre
dispuesto a oír la oración.
El principio más alentador de la oración y el ruego más
poderoso es mirarlo a Él como nuestro Rey y nuestro Dios.
David solía orar a solas, de la misma manera hacía también
nuestro Señor Jesús.

La misericordia de Dios siempre debe ser el fundamento de


nuestra esperanza y de nuestro gozo en todo que tengamos que
hacer con Él.

1. Dios mío, ¡enséñame a hacer el bien!


Siempre me llama la atención, cuando un líder y hombre de Fe,
como lo fue el rey David, pedía dirección a Dios para todas sus
acciones.

Guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios que


me salva. Todo el día pongo en ti mi esperanza. Salmos 25:5
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y
sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y
guíame por el camino eterno. Salmo 139:23,24
Al menos 13 veces en los Salmos el rey David le dirá a Jehová,
¡Enseñame!

‫[ נָחָ ה‬naḥah] enséñame, condúceme, llévame o gobiérname. Es


una palabra clave también para nuestros días, en ella
encontramos la sabiduría necesaria.

Enséñame en el contexto de la oración, significaba la humildad


y dependencia necesarias para la persona que busca tener éxito
en todos sus caminos

Es de inteligentes descubrir en la fe y sus enseñanzas, las


herramientas más importantes para su crecimiento y aumentar
sus capacidades.

Esta enseñanza la resume extraordinariamente el profeta


Isaías colocando los beneficios que recibe quien se somete a la
guía, dirección y liderazgo de la enseñanza divina.
El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y
fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como
manantial cuyas aguas no se agotan. Isaías 58:11
• Ser guiando siempre y en toda oportunidad; cada
acontecimiento incluso los incidentes tienen respuesta
que viene del cielo.
• Saciados aun cuando estemos en tierra seca y pareciera
que nada puede florecer.
• Fortaleza física y espiritual para atravesar cualquier
circunstancia (fortalecerá tus huesos)
• En toda circunstancia seremos como un jardín bien
regado, siempre habrá brotes, siempre florecerá,
siempre lo que sea plantado crecerá.
• Quien se deja guiar por el Señor, siempre vivirá del
agua de la vida, un manantial que no se agota, siempre
fluye, siempre vuelve a regar.
Mientras me ayudas a crecer, enséñame a abrazar todo el
proceso de desarrollo. Dame paciencia cuando la necesite y
pasión cuando sea adecuado. Enséñame a ver más allá de mi
vida y deseo.

2. ¡Llévame por el buen camino!


Vivimos tiempos donde tenemos cientos de oportunidades y
posibilidades para elegir por dónde ir. La oración es: dirígeme
en tu justicia.

‫[ צְ דָ קָ ה‬ṣedaqah] solidaridad, justicia, derecho, rectitud, poder


salvador, generosidad.1

• Se ha preguntado alguna vez, ¿si todas nuestras


apreciaciones de las situaciones o de las personas; ¿de
situaciones o hechos que nos suceden, son justas?
• ¿Y que sucedería que en nuestras decisiones no hemos
sido justos a los ojos de Dios?
• ¿que cuando emitimos juicio sobre alguien nos hemos
equivocado en la manera de dirigir nuestro
pensamiento?

Tú, Señor, eres justo en todo lo que haces, y todo lo haces con
misericordia. Salmos 145:17

1Pedro Ortiz V., Lexico Hebreo-Español y Arameo-Español (Miami: Sociedades Bı ́blicas Unidas,
2000).
¿Pero que de nosotros? ¿Por qué a David le interesa tanto ser
guiado por el buen camino y ser dirigido en la justicia de Dios?
El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: “El que
gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor
de Dios, será como la luz de la aurora en un amanecer sin
nubes, que tras la lluvia resplandece para que brote la hierba
en la tierra.” 2 Samuel 23.3–4.

Había una cuestión muy practica y eso es que la acción injusta


es tratada por Dios con severidad:
Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que
hace esto, y cualquiera que hace injusticia. Deuteronomio
25:16
Por eso, teman al Señor y tengan cuidado con lo que hacen,
porque el Señor nuestro Dios no admite la injusticia ni la
parcialidad ni el soborno. 2 Crónicas 19:7
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia
restringen la verdad; Romanos 1:18

3. ¡ … no quiero que mis enemigos triunfen


sobre mí!
¿Por qué necesita la guía de Dios en este contexto? Porque los
enemigos engañan. Literalmente la palabra habla de los que
espían.
Sin dudas el deseo de David era seguir la senda recta
(endereza delante de mí tu camino). Él no quería ser contado
con los que Dios aborrece
El que desea servir a Dios necesita la guía divina porque
muchos tratan de engañarle y desviarle del camino verdadero.
No le pide al Señor que lo saque del camino ni que le evite las
adversidades, sino que le prepare el sendero y le ayude a
transitar la vida con valor y firmeza.
Oración.
En este día expongo mi vida delante del tribunal de Dios y
solicito su intervención en mi vida.
Guíame para ser sabio pata resolver problemas y tomar las
mejores decisiones. No quiero dar un paso más, si tú no eres mi
guía.
Me desato y desligo de toda injusticia que he cometido contra
mi propia vida o la de otras personas. Cuando he juzgado
injustamente ignorando que ese juicio que salió de mi boca,
sujetaba el crecimiento de mi bendición. Te pido perdón y me
libero de mis acciones de injusticia.
Los espías de mi vida han sido puestos a la luz, de manera que
los tomos cautivos y los expulso de mi ser. Ya no hay lugar
para ellos, han arruinado mi siembra y mi campo había perdido
verdor.
Me declaro libre, hecho por tierra los juicios que emití sobre
otros, siendo Dios el único juez y mi bendición se libera en el
nombre de Jesús. Amén.

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