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PREHISPÁNICOS
El dios de la lluvia se llamaba Tláloc (o Tlálloc) entre los nahuas,
entre los mayas se le conocía como Chaac (o Chaahk), para los
zapotecos era Cocijo (o Cociyo), los mixtecos lo llamaban Dzahui (o
Savui), los totonacas Tajín (o Aktsini). Desde luego, esta lista no es
exhaustiva ya que en Mesoamérica había por lo menos tantos nombres
de dioses o espíritus de la lluvia como idiomas o culturas. Tláloc, al
que mejor conocemos, tenía al menos 26 advocaciones, cada una
relacionada con su naturaleza o con sus funciones. No conocemos los
nombres exactos de los dioses de las culturas más antiguas, pues para
nombrarlos se emplean vocablos genéricos que remiten más bien a un
concepto o a una imagen.
Tomado de José Contel, “Los dioses de la lluvia en Mesoamérica”, Arqueología Mexicana núm. 96, pp. 20 - 25.
https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/7-dioses-de-la-lluvia-prehispanicos
Chaac y Tlaloc Los dioses de la lluvia Chaac ( también llamado Chac ) y Tlaloc son
dos deidades importantes que se encuentran en las creencias religiosas tradicionales
de la Mesoamérica precolombina. Mientras Chaac era el dios de la lluvia de los mayas,
Tláloc era adorado por los aztecas. Por extensión, Chaac jugó el papel de un dios de
la agricultura y la fertilidad en el sistema de creencias maya. Además de controlar las
lluvias y las tormentas, se creía que Chaac también tenía poder sobre fenómenos
naturales más destructivos, como granizadas y huracanes. A veces, se pensaba que
Chaac era un dios, mientras que en otros, era cuatro deidades separadas. Este último
aspecto tuvo su base en las cuatro direcciones cardinales - Chaak Xib Chaac, ( el
Chaac Rojo del Este ), Sak Xib Chaac, ( el Chaac Blanco del Norte ), Ex Xib Chaac, (
el Chaac Negro del Oeste ) y Kan Xib Chaac, ( el Chaac Amarillo del Sur ). Como
muchas otras deidades mayas, la representación de Chaac es la de un ser humano
con rasgos animales. A Chaac también se le muestra cargando un hacha de piedra,
que se dice que usó para producir lluvia, truenos y relámpagos al golpear las nubes.
En algunos casos, Chaac es representado con lágrimas fluyendo de sus ojos para
simbolizar la lluvia. No hace mucho tiempo se descubrió que las víctimas de los
sacrificios ofrecidos a Chaac por los mayas eran niños jóvenes, en lugar de niñas
vírgenes como se pensaba anteriormente. También se ha especulado que desde que
se creía que Chaac había sido ayudado por cuatro enanos, los niños eran la ofrenda
preferida de esta deidad. La contraparte azteca de Chaac se conoce como Tlaloc.
Además, los aztecas creían que Tláloc era el gobernante del cuarto cielo, que se
conoce como Tlálocan ( que significa el " Lugar de Tláloc " ). Aunque Tláloc y Chaac
eran dioses de la lluvia, su representación es muy diferente. Según la creencia azteca,
Tláloc era en parte jaguar y los truenos se producían cuando el dios rugía.
Alternativamente, Tláloc utilizó un sonajero para producir truenos. En cuanto a los
rayos, Tlaloc se muestra blandiendo un rayo en las primeras representaciones de este
dios. Además, se dice que Tlaloc se casó con la diosa Chalciuhtlicue ( que significa " la
de la falda de jade " ).
https://thewikihow.com/video_wQySjJM5PH0
JAIME MARQUEZ
7 COMENTARIOS
Tláloc es el dios azteca de la lluvia y esposo de la diosa del agua y del
amor Chalchiuhtlicue, siendo ambos los padres de numerosos hijos conocidos
como los tlalocas (nubes). Tal y como se narra en el Códice Aubin, cuando la
profetizada ubicación de Tenochtitlan fue encontrada mediante la vista de un
águila sobre un cactus devorando una serpiente, el sacerdote Axolohua se
sumergió en las aguas de la laguna y un día después volvió a surgir de lago
trayendo consigo el relato de su visita al propio Tláloc, quien le reveló que
aquella sería la morada de su hijo Huitzilopochtli. La voluntad de Tláloc fue que
los hombres vivieran unidos como hermanos sobre aquel lugar elegido por los
dioses.
https://sobreleyendas.com/2014/07/16/tlaloc-el-dios-azteca-de-la-lluvia/
NATURALEZA Y FUNCIONES DE
TLÁLOC: LOS MITOS
Junto con la iconografía, los mitos constituyen las fuentes que
proporcionan los datos más valiosos para entender la naturaleza y las
funciones de los dioses. Un relato cosmogónico precisa que los cuatro
hijos de la pareja suprema –Tezcatlipoca Rojo, Tezcatlipoca Negro,
Quetzalcóatl y Huitzilopochtli– se reunieron y crearon a Tláloc y a su
esposa Chalchiuhtlicue como “dioses del agua”. Añade que Tláloc
creó a “muchos ministros pequeños de cuerpo”, los tlaloque, que
tenían recipientes de barro con los cuales dejaban caer el agua sobre la
Tierra a partir de cuatro depósitos en los que se almacenaban
diferentes tipos de lluvia.
Otra interesante aparición de Tláloc en los mitos tiene lugar en
Teotihuacan, en el momento de la creación del Sol y de la Luna. Se
afirma que Quetzalcóatl arrojó a su hijo Nanáhuatl a la hoguera, donde
se transformaría en Sol, mientras que Tláloc arrojó al suyo,
Tecuciztécatl, que se volvió Luna. Según otra versión, Tecuciztécatl
se metió en una cueva antes de su metamorfosis astral, un espacio
estrechamente vinculado con Tláloc. Añadiré que según el Códice
Vaticano-Latino 3738, el “paraíso de Tláloc”, el Tlalocan, se
encontraba precisamente en la Luna. Recordemos que los “elegidos”
de Tláloc, es decir, “los que matan los rayos o se ahogan en el agua,
los leprosos y bubosos y sarnosos, y gotosos e hidrópicos
[enfermedades vinculadas con el agua]”, eran enterrados para llegar al
Tlalocan, descrito como un lugar de abundancia y riquezas. Cabe
precisar que los cerros eran concebidos como receptáculos de agua y
que las nubes se formaban en la cumbre de los cerros, las moradas de
Tláloc. Es más, según la clásica interpretación de Thelma Sullivan
(1974), el nombre de Tláloc significa “el terroso, el que está hecho de
tierra, el que es la encarnación de la Tierra”.
Concluiré con un relato de origen tlaxcalteca sobre los amores y
desamores de Tláloc: se narra que en el Tlalocan la bella Xochiquétzal
era la esposa del viejo dios de la lluvia pero que “se la hurtó
Tezcatlipoca”; sin embargo, Tláloc se volvió a casar con Matlalcueye,
la diosa del agua que los mexicas llamaban Chalchiuhtlicue.
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Los aztecas, pueblo agricultor de creencias politeístas, en su mitología se
apoyaban en creencias de quien pudiera favorecerle con las lluvias, y así en
esta necesidad de que descendiera de los cielos el agua para que produjera
abundantes cosechas lo pedían a su dios Tláloc de las aguas que vienen del
cielo, representado por nubes en formas de serpientes, en color azul cielo con
cuyo color se decoraban los templos en su honor.
Había una diosa que cuidaba de las aguas de la tierra en fuentes, lagos y ríos,
era Chalchiuhtlicue, también llamada “falda de turquesas”.
Tláloc, fue muy importante y de los más adorados en México y uno de los
más representados desde la época remota teotihuacana. Se le manifestaba
siempre con unos atributos característicos:
Anteojeras formadas por unas serpientes que se entrelazaban y cuyos
colmillos acababan siendo las fauces del dios.
Una especie de bigotera que no era otra cosa que su labio superior. Se
cree que este gran labio era el símbolo de la entrada en la cueva que
comunica con el inframundo donde se encuentran los espíritus de los
fallecidos.
La cara estaba casi siempre pintada de color negro o azul, más el
verde, como las aguas.
Llevaba en la mano una especie de estandarte de oro, largo y con forma
de culebra, terminado en punta aguda; era para representar los
relámpagos y los truenos que acompañan a veces al agua de lluvia en
las tormentas.
En sus vestidos tienen pintados unas manchas que son el símbolo de las
gotas de agua.
El dios Tláloc manejaba cuatro rumbos, situado en el oriente del universo, y
cada uno de ellos una gran vasija derramaba un tipo de lluvia diferente. De su
paraíso llamado Tlalocan procedía el agua beneficiosa y necesaria para la vida
en la tierra. Las personas que morían ahogadas o por hidropesía iban a morar a
este paraíso donde existían cosechas permanentes de toda clase de árboles
frutales, maíz, frijoles, aguacates piñas y otros productos que concedían una
feliz vida. Esta descripción corresponde al cronista padre Sahagún que lo
conoció a través de informes de los indígenas. Siglos después, se descubrió
en Teotihuacán un mural bellísimo en que se veía representada esta
descripción. Así se pudo conocer de manera gráfica lo que ya se conocía a
través de lo escrito.
bibliografía