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Equipo: Durán Galindo Litzy Anahyt, Hernández Ricardes Yosmar, López Machuca Carlos

Gustavo, Zamudio Avila Daniela Areli

Estrategias de crecimiento económico de corea del sur

El milagro económico de Corea del Sur es una de las grandes historias de éxito del último
siglo. Cuando la Guerra de Corea terminó en 1953, la nación, destruida por el conflicto,
era más pobre que la mayoría de las naciones latinoamericanas.

Hoy, por supuesto, es una de las potencias económicas más sofisticadas del mundo. La
experiencia del país ha llevado a muchos intentos por comprender qué fue lo que permitió
ese crecimiento económico tan rápido. Para Jasper Kim, profesor de la Universidad Ewha
en Seúl, Corea del Sur consiguió llegar hasta donde estaba al apostar por el único recurso
que tenía en abundancia: su gente. Tanto el gobierno como las familias se dieron cuenta
del valor de la educación, e invirtieron en ello de modo extraordinario, le dice Kim al
programa Business Daily de la BBC.

Esta es tal vez la parte menos polémica de las explicaciones que se han dado para
examinar el milagro económico surcoreano. Economistas y dirigentes de todas las
corrientes políticas están de acuerdo en que el aumento del capital humano mediante una
gran inversión en educación es uno de los secretos del éxito de la nación asiática.

Otras explicaciones son más complejas y suscitan mucha más crítica.

Entre las características de hacer negocios en Corea del Sur está la presencia fuerte de
enormes grupos empresariales dominados por familias, conocidos como "chaebol".

Samsung es el más famoso de ellos. Venden desde lavadoras hasta teléfonos celulares,
pasando por hoteles y empresas de seguros. Llama la atención que el control en varios de
estos grupos ha sido hereditario. Samsung, por ejemplo, ha sido controlado por la familia
Lee desde 1938. Lee Kun Hee, de 72 años de edad, asumió el mando en reemplazo de
su padre en 1987. Y el sucesor probable es Lee Jae Yong, de 46 años.

En muchos otros países del mundo, hacer que los lazos de sangre sean el factor para
determinar quién dirige las industrias más importantes de la nación, despertaría
acusaciones de nepotismo. Pero en Corea del Sur estas industrias "hereditarias" han
conseguido resultados tan importantes como competirle al gigante estadounidense Apple
en el campo de la telefonía celular, argumenta el profesor Kim en declaraciones a la BBC.
Sin entender realmente por qué, los estudiosos reconocen que el balance de muchos de
estos grupos empresariales dirigidos por herederos de sus fundadores han obtenido
buenos resultados para sus dueños y en general han elevado el bienestar económico del
país.

A lo largo de los años se han ventilado muchas otras explicaciones para lo que pasó en
Corea del Sur. En la década de los 90 un famoso informe publicado por el Banco Mundial,
"Explicando el milagro económico del Este Asiático" insistía en que en realidad, una
buena parte de la explicación estaba en seguir partes importantes del llamado recetario
neoliberal: cosas como manejar el gasto público de manera prudente o evitar excesos de
inflación.
Pero la explicación de que Seúl seguía el recetario de Washington no convencía a
muchos.

Otros argumentaban que en el centro había una cuestión de cultura: en este caso, la
asiática influida por Confucio y su énfasis en el orden, la devoción por el bienestar
colectivo y el respeto por las jerarquías, ideas que en su momento eran presentadas
como apropiadas para el desarrollo económico.

No obstante, muchas de esas teorías pasaron a segundo plano cuando el crecimiento


económico asiático sufrió fuertes traspiés en los años finales del siglo XX, pese a que
esos países eran poseedores de una cultura que supuestamente era la más apropiada
para el éxito empresarial.

Tal vez el más complejo de explicar de todos los factores es el del papel que
jugaron las instituciones políticas, particularmente en los años en que comenzaba
el despegue económico del país, en la década de 1960. No falta quiénes aseguran
que el carácter autoritario del gobierno surcoreano de la época tuvo que ver en
ello.

El controversial Park Chung-Hee se tomó el poder en un golpe militar en 1961 y


gobernó por 18 años. Usó su poder para exigir que aquellos ricos a los que se
veía como corrupto invirtieran en las industrias del país. "No sé si funcionaría
ahora", le dice a la BBC el académico Kim, "pero funcionó en aquella época".

A lo que muchos académicos responderían que en otros países de Asia y del resto
del mundo hay infinidad de ejemplos de gobernantes autoritarios que no llevaron a
sus países a la prosperidad económica.

Y que varios otros de los protagonistas del milagro asiático del último medio siglo,
empezando por Japón, lo consiguieron bajo gobiernos democráticos.

Lo cierto es que generaciones de académicos han buscado entender cómo Corea del Sur
y otras naciones asiáticas consiguieron lograr sistemas políticos menos permeados por la
corrupción que los de otras regiones del mundo.

Estos sistemas políticos como el de Corea del Sur fueron muy efectivos en ofrecer ayuda
y protección estatal a sectores claves de la economía, como la industria pesada, pero
exigiendo al mismo tiempo resultados de eficiencia y de responsabilidad social a los
empresarios privados que recibieron esos subsidios estatales, aseguran expertos como el
australiano Robert Wade de la London School of Economics, en su célebre libro
"Gobernando al mercado", considerado uno de los estudios definitivos sobre el tema.

La ausencia de un consenso definitivo sugiere que nadie sabe cuál es la receta exacta de
Corea del Sur para haber triunfado en la economía.

Lo que hará, probablemente, que aumente aún más la fascinación por entender los
secretos de esta economía que en el curso de un par de generaciones saltó del Tercer al
Primer Mundo como muy pocos lo han logrado.

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