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Sobre la relación

Saturno-Luna

José Luis Palacio Revuelta

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ÍNDICE

PRÓLOGO 7
INTRODUCCIÓN 9
La visión dialéctica del mundo
Hacia un enfoque más dialéctico de la Astrología
El proceso de la Creación El duplo Saturno-Luna
Los fundamentos de la vida
PRIMER NIVEL DE INTERPRETACIÓN: LOS PADRES 25
El padre
La madre
Las casas
Los planetas
La relación conjunta padre-madre
SEGUNDO NIVEL DE INTERPRETACIÓN: 37
EL CARÁCTER SEXUAL
Carácter masculino (yang) o masculinidad
Carácter femenino (yin) o femineidad
Las casas
Los planetas
La influencia conjunta de ambos caracteres
Algunas observaciones
Algunos ejemplos
TERCER NIVEL DE INTERPRETACIÓN: 53
LA POTENCIALIDAD DE VIDA
La tarea vital
Las habilidades naturales
Las casas
Los planetas
Relación entre tarea vital y habilidades naturales
Algunos ejemplos

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EL DUPLO SATURNO-LUNA EN LA CONSULTA 71
ASTROLÓGICA
Los dos anillos
Determinación de nivel
Recorriendo los niveles
Posibilidades y límites en la interpretación del duplo
POSIBLES CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA TESIS 101
SATURNO-LUNA
NOTAS TEÓRICAS 115
Sol-Luna versus Saturno-Luna
Incidencia en la sociedad humana
Dinámica del duplo Saturno-Luna
Estudio directo del duplo Saturno-Luna
Posiciones singulares: Saturno en Cáncer y Luna
en Capricornio
EJEMPLO PRÁCTICO 133

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PRÓLOGO

Este libro presenta como principal novedad la consideración


conjunta de Saturno y Luna, a los que se toma como una unidad de
funcionamiento dialéctico que opera en tres niveles: los padres, el
carácter y la potencialidad de vida. La esencia de estos entes es tan
básica para el ser humano que ambos planetas pueden ser conside-
rados, astrológicamente hablando, como los fundamentos de la vida.
El trabajo ha sido realizado siguiendo la línea directriz de la re-
lación dialéctica de estos planetas, asignando a Saturno uno de los
polos de la dualidad (padre, carácter masculino (yang), tarea vital) y
a la Luna el otro polo (madre, carácter femenino (yin) habilidades
naturales); a partir de aquí se han introducido los conocimientos
tradicionales de la Astrología sobre estos planetas, completando con
las hipótesis necesarias para su coherencia interna. No se pretende
proporcionar un cuerpo completo, acabado y cerrado de teoría, sino
abrir nuevos caminos en la investigación astrológica, así que el lec-
tor hará bien en contrastar lo expuesto en este escrito con lo mostra-
do en el libro de la Vida y, de la comparación consiguiente, extraer
las conclusiones adecuadas, teniendo presente que los caminos nue-
vos han de ser explorados y analizados con atención para averiguar
el provecho cabal que puedan ofrecer.
La naturaleza de lo tratado aconseja explayarse en determinados
momentos fuera del estricto ámbito del lenguaje astrológico, convir-
tiendo a la obra en apropiada, no solo para los estudiosos de la cien-
cia/arte de Urania, sino también para todos aquellos que se ocupen
del estudio del ser humano desde otros enfoques. Las personas que
dediquen parte de sus energías a la tarea de maduración consciente
y crecimiento interno pueden encontrar al leer lo redactado a conti-
nuación, nuevas perspectivas que les sirvan de utilidad.
Se ruega a los lectores que apliquen su benevolencia ante los
errores y fallos cometidos por el autor. Gracias y que la lectura les
resulte provechosa.

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INTRODUCCIÓN

La visión dialéctica del mundo

Dentro de la Astrología es frecuente el estudio de los planetas


aislados, tomándolos individualmente, lo que proporciona abundan-
te materia sobre su significado básico, sus efectos en los diversos
signos y casas, la relación con otros planetas, etc. Se sabe también
del funcionamiento de dos planetas simultáneamente originando la
existencia de duplos planetarios o parejas de planetas, aportando
cada uno de ellos un pilar, indisociable del correspondiente al otro
planeta, en que basar un significado más complejo y completo. La
concepción de estas parejas planetarias es un hecho verdaderamente
notable que da respuesta a la necesidad de avanzar y profundizar en
el estudio de los acontecimientos astrológicos. No se trata de una
construcción mental baladí, sino que posibilita el escalar un peldaño
más en la comprensión de las leyes celestes y de la carta astral.
Desde un punto de vista filosófico implica el sobrepaso de la
lógica lineal (puramente causal) por la lógica dialéctica. El primer
tipo de lógica estriba en asignar un efecto a una causa y que una
causa produzca uno o más efectos, de manera que se origina una
concatenación de tipo lineal: Causa a Efecto. Cada efecto es causa,
a su vez, de otros efectos. En el terreno astrológico una proposición
ilustrativa de esta lógica es: "El planeta Tal, situado en el signo
Cual, produce los siguientes efectos: cualidad-1, cualidad-2, ……,
cualidad-n". El diagrama es:

Planeta — en — Signo — causa cualidad(es)

La lógica dialéctica funciona de otra manera. Consta de cuatro


leyes:
1. El cambio dialéctico
2. De la acción reciproca
3. La contradicción
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4. Transformación de la cantidad en calidad

La primera informa sobre la existencia de dualidad inherente en


cualquier evento del Cosmos (incluyendo en lo que nos atañe prin-
cipalmente, la Naturaleza, la Humanidad, la Sociedad, el Hombre)
de forma que cada acto, pensamiento, sentimiento, etc., genera au-
tomáticamente su contrario: así el Día es imposible sin la Noche, la
Bondad sin la Maldad, lo Alto sin lo Bajo, etc. La segunda ley pos-
tula que cada elemento de la dualidad configurada ejerce su acción
sobre el otro. La acción recíproca se lleva a cabo mediante la tercera
ley resolviéndose su contradicción en un movimiento de cambio
universal y desarrollo incesante que comprende tres fases: la prime-
ra es la afirmación o tesis, la segunda es la negación (antítesis) y la
tercera es la negación de la segunda, o sea, la negación de la nega-
ción (síntesis). Ello implica que el primer estado reacciona con su
opuesto y se alcanza un tercer estado (síntesis) en donde los contra-
rios se unen y que sirve como nueva tesis iniciadora de otro ciclo; el
estado conseguido es de una mayor complejidad, riqueza y evolu-
ción pues el influjo de la cuarta ley hace que el cambio sea cualita-
tivo transformando la cantidad en cualidad, para lo cual es necesario
la acumulación de cierta cantidad capaz de activar el proceso verifi-
cándose como resultado el progreso por saltos.
A pesar de ser tan esquemática la exposición, pueden deducirse
interesantes consecuencias. Primeramente, la concepción de la dua-
lidad inherente en todos los procesos que ocurren en el Cosmos o,
concretando a la escala humana, en el entorno donde tiene lugar la
evolución de la Humanidad. No hay nada que sea único, todo tiene
su opuesto y complementario; no se debe pensar en términos de
solitariedad ni de unicidad, siempre hay algún ente admisor de otro;
en términos matemáticos se podría expresar que para todo ente exis-
te al menos otro con el que poder establecer una relación de duali-
dad. Esto constituye un golpe bastante fuerte a las concepciones
monádicas de la filosofía e ideología contemporáneas basadas no
solo en la ignorancia sino, lo que es más grave en la soberbia y el
egoísmo, con las consecuencias de explotación, soledad, insolidari-
dad, materialismo, ..., etc. La segunda observación factible consiste
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en la mutua interacción entre los elementos de la dualidad; cons-
tituye el mecanismo básico mediante el que tiene lugar el proceso
de la evolución. Origina una sucesión de ciclos compuestos de tesis-
antítesis-síntesis que hace evolucionar al Cosmos y todo lo que bajo
él alienta. Al ser cada polo de la dualidad propietario de la mitad de
las cualidades del conjunto, su interacción logra su fusión (unión de
los contrarios) alcanzando un nuevo nivel evolutivo. De esta manera
–dualidad e interacción entre sus polos– se estructura y actúa el
Cosmos.
La lógica dialéctica es en el fondo, una concepción de la Reali-
dad, una filosofía. Filosofía que no ha impregnado el pensamiento
colectivo de la actual sociedad pero que es mucho más importante
de lo que se supone. La filosofía china se basa en el postulado taoís-
ta de la dualidad Yin-Yang y su interacción permanente; su influen-
cia es cada vez más intensa en la mentalidad europea a través del
entorno cultural del movimiento de la Nueva Era. También en el
viejo Continente (y por extensión, en el Nuevo) este modo de pen-
sar tiene raíces indígenas, desde la Grecia clásica (los antiguos filó-
sofos, Heráclito y su eterno devenir) hasta el moderno materialismo
dialéctico, heredero directo –aunque algo desnaturalizado– de la
dialéctica hegeliana. Ello sentó las bases del materialismo histórico
con el concepto fundamental de la existencia de clases sociales an-
tagónicas, semejantes a polos de cualquier dualidad, cuya inter-
acción (pacifica o no) da lugar a nuevos estadios sociales co-
rrespondientes a nuevos momentos históricos. Es conveniente un
somera explicación de este hecho pues en Europa ha generado el
movimiento socialista marxista y esto ha marcado profundamente
para bien y para mal, para partidarios y contrarios, para clases so-
ciales y para naciones, la historia de un largo siglo (aproximada-
mente la segunda mitad del XIX y las tres cuartas partes del XX).
Marx aplicó la dialéctica al terreno social viendo que en un deter-
minado estadio de la historia una clase social era la predominante
estando en contradicción dialéctica con otra y de aquí, tras numero-
sos eventos a lo largo del tiempo, pacíficos o violentos, se alcanza-
ba otro estadio en el que las dos clases en conflicto desaparecían
siendo sustituidas por otra que a la vez entraría en contradicción con
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otra volviendo a generarse un nuevo ciclo. En los tiempos modernos
la nobleza como clase predominante fue uno de los polos de la dua-
lidad y el otro la burguesía; al cabo de los siglos la burguesía des-
plazó a la nobleza transformándose ella misma en otra entidad pues
de comercial pasó a industrial y de subordinada pasó a gobernante.
El siguiente paso consiste en la relación dialéctica entre este nuevo
tipo de burguesía y la clase obrera. En este momento aparece el
componente social y político que en adelante tendrá el protagonis-
mo, relegando al puramente filosófico, pues la práctica es siempre
más evidente que la teoría aunque no tiene esencia sin ésta. El razo-
namiento es simple: "Si el antagonismo entre las clases sociales
siempre ha existido y existe, no hay que tomar la confrontación en-
tre burguesía y clase obrera como una excepción o una anomalía
sino como la regla. Como tal contradicción dará lugar a una nueva
clase y nueva sociedad, apliquémonos decididamente a su consecu-
ción pues de esta manera ahorraremos a la Humanidad sufrimientos
innecesarios y alcanzaremos el nuevo estadio social más rápidamen-
te y en mejores condiciones. La historia muestra todos los avatares
del movimiento obrero, la instauración de regímenes de índole mar-
xista y su posterior derrocamiento.
Entre la Grecia clásica y el movimiento obrero contemporáneo,
¿qué representación de la dialéctica hay en Europa? Principalmente
la Iglesia cristiana. Durante más de mil quinientos años, desde su
proclamación como religión oficial del ya decadente Imperio Ro-
mano, ha dominado plenamente en la vida intelectual del continente
europeo. A pesar de su aparente falta de dialéctica no hay que olvi-
dar su fundamento básico en la dualidad entre Bien y Mal. La in-
comprensión de las leyes de la dialéctica y el apego irrestricto a su
noción de Bien la ha impedido desarrollar todo el potencial de que
era capaz. También su apego al poder terrenal ha disminuido extra-
ordinariamente su nivel filosófico, de forma que sus ricas raíces
gnósticas, de la filosofía griega, y de otras fuentes orientales se fue-
ron paulatinamente reduciendo, marchitando y desnaturalizando
hasta convertirse en un conjunto de dogmas, pretendidamente divi-
nos, alejados de la vida. Aun así siempre hubo en el entorno cris-
tiano numerosas escuelas de pensamiento propugnadoras de otra
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visión de la religión y de la filosofía. La mayoría de ellas fueron
declaradas heréticas y perseguidas, algunas muy duramente (a san-
gre y fuego); la represión legal, intelectual y moral ha imposibilita-
do el conocimiento de sus creencias, salvo escasas nociones. De lo
que se sabe es posible deducir visiones más dialécticas de la reali-
dad.
Todo lo expuesto en los anteriores párrafos viene a mostrar la
importancia de la dialéctica en la vida intelectual de la Humanidad.
El abandono de sus postulados ha hecho caer a la Iglesia cristiana a
despecho del poderoso aparato de coerción física, de coerción síqui-
ca y de coerción "espiritual". Cuando los regímenes del "socialismo
realmente existente" olvidaron la dialéctica sustituyéndola por
dogmas, labraron su ruina y su posterior caída.
La situación en los tiempos actuales (última década del siglo
XX) es de absoluta falta de filosofía y de pobreza intelectual. ¿Qué
fundamento filosófico tiene la Humanidad? Globalmente, ninguno.
El futuro, si deseamos que siga siendo humano, tendrá que tener
alguna base filosófica en que poder fundamentar la conducta social
y personal de los seres humanos. La dialéctica ofrece un modelo
interpretativo del funcionamiento del Cosmos y por tanto ha de ser
tomada nuevamente. El marxismo como movimiento social históri-
co ha fracasado aunque la dialéctica de las clases sociales perdura.
Las iglesias cristianas están en decadencia pero sus enseñanzas pro-
fundas (generalmente ocultas) siguen siendo válidas. Hay un tipo de
dialéctica (aunque muchos de sus integrantes no lo sepan) que sí
actúa en la actualidad: es la correspondiente al denominado movi-
miento de la Nueva Era. Sus postulados básicos –en lo referente a la
vida espiritual, medicina, sicología, etc.– son de raíz puramente
dialéctica. Sería muy interesante aunar a esta dialéctica las enseñan-
zas correctas que el cristianismo y la dialéctica histórica han aporta-
do de modo que todos los campos de actuación de la Humanidad
desde la ecología hasta la acción social pasando por la sicología, la
moral y tantos otros, sean regidos por las leyes del Cosmos y su
dialéctica inherente.

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Hacia un enfoque más dialéctico de la Astrología

La Astrología constituye una ciencia/arte cuya cualidad funda-


mental es la comprensión integral (holística) de la Realidad. Ahora
bien, en el mundo de la Creación, todo evento, toda cualidad tiene
naturaleza dual tal como las leyes de la dialéctica muestran. Resulta
evidente que si la dialéctica es capaz de explicar el mundo y la As-
trología también, ambas deben tener algo en común y a efectos
prácticos el engarce entre ellas ha de darse en el terreno metodoló-
gico que viene a ser la manera de abordar el estudio concreto del
tema en cuestión.
Actualmente la Astrología sigue siendo víctima a nivel metodo-
lógico de los modelos filosóficos oficialmente imperantes o, al me-
nos, los utilizados por la rutina o la simple inercia. En el trabajo
astrológico cotidiano se siguen usando esquemas metodológicos
propios de la lógica causal; es de observar que tal manera de proce-
der merma grandemente la potencialidad de explicación de la reali-
dad propia de la esencia astrológica. Conviene, pues, ir tomando
paulatinamente pautas de interpretación de base dialéctica con vis-
tas a profundizar en el estudio correcto de los eventos astrológicos.
Esto deviene tanto más necesario cuanto que la Astrología es un
saber global, general y nunca parcial como otros saberes humanos.
Aunque a primera vista parezca algo complicado, no es difícil
adscribirse al enfoque metodológico dialéctico. Hay una regla ele-
mental de esencia plenamente intuitiva: al ser todo dual, existen los
polos correspondientes que concretan la dualidad. Por tanto hay que
definir parejas de elementos que sean capaces de encarnar o simbo-
lizar plenamente la dualidad y sus polos. En Astrología, precisa-
mente, se tienen todos los elementos (planetas, signos, casas) que se
necesitan. Sólo es cuestión de emparejarlos adecuadamente.
Se ha avanzado un buen tramo en el camino a pesar de que no
lo parezca. El dramaturgo francés Moliere en una de sus obras,
cuando el maestro enseña al nuevo rico la diferencia entre el verso y
la prosa hace exclamar al último: ¡Ya sé hablar en prosa! Muchos
astrólogos pueden decir lo mismo pues están aplicando el método
dialéctico sin saberlo. Ejemplos cotidianos son: la consideración
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simultánea de las casas opuestas como un todo, tomar el eje nodal
en vez de nodo norte y nodo sur; ver el estado del otro planeta a la
vez que se analiza uno de los planetas de los duplos Sol-Luna, Ve-
nus-Marte, Júpiter-Saturno; sintetizar el significado de los signos
opuestos, etc. El paradigma más claro de la dualidad viene dado por
la existencia de duplos planetarios, es decir, parejas de planetas que
representan los polos de una determinada categoría. Además de
Saturno-Luna y las mencionadas anteriormente se pueden encontrar
más parejas: Sol-Marte, Luna-Venus, etc., inclusive entre los pla-
netas transaturninos como la de Urano-Neptuno, estudiada proba-
mente por José Luis San Miguel de Pablos, representando los posi-
bles caminos evolutivos de la Humanidad como tal, en donde Urano
señala el componente independiente mental, y Neptuno, el fusional
y místico. También Saturno y Urano han sido estudiados, en este
caso por Barbault. Como se puede apreciar, hay ejemplos de meto-
dología dialéctica.

El proceso de la Creación

La comprensión profunda del papel desempeñado por Saturno y


la Luna en sus influencias astrales sobre la Humanidad y los seres
humanos que la conforman, demanda remontarnos en el tiempo
hasta el mismo momento de la creación de nuestro sistema solar,
hecho que puede ser denominado con mayúscula, por ser único y
arquetipo del resto de creaciones. Por tanto, la Creación.
Para dilucidar qué sucedió entonces es más acertado ceñirse al
proceso simbólico que al estrictamente físico pues aquél proporcio-
na datos más completos y coherentes que este último. Uno de los
caminos adecuados que yacen en nuestro acervo cultural es la utili-
zación de la cosmogénesis griega contada por su mitología clásica.
Veamos como Hesíodo comienza la "Teogonía": "Al principio exis-
tió el Caos (vacío abismal), luego la eterna Gea (la tierra) y Eros
(amor), el más hermoso de los inmortales...". Del Caos surgió Erebo
(el mundo inferior) y Nicta (la noche oscura); de estos nacieron Eter
(el aire) e Imera (día). Sin embargo, la creación proviene de Gea (la
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Madre Universal) pues ella, por sí misma parió a Urano (el cielo),
las Montañas y el Ponto (el mar). Gea viene a ser el primer factor
organizador del Universo; al unirse con Urano nacen diversos tipos
de criaturas: Titanes, Cíclopes y Hecatónquiros. Representan las
grandes fuerzas de la Creación, las más primarias, poderosas e in-
conmovibles, tanto que el mismo Urano las teme y para no verse
desplazado según nacen sus hijos los sepulta en el seno del Tártaro.
Sin embargo el último de los titanes –Cronos (Saturno)– protegido
por su madre Gea, logra salvarse e, instigado por ella, castra a su
padre y deviene en consecuencia, el Dios máximo, regente de la
Creación instaurando el reinado del Tiempo (Cronos=Tiempo).
La aparición de Saturno significa la aparición del tiempo en el
Universo, esto es, el nacimiento de los procesos tanto (aparente-
mente) lineales como cíclicos, el concepto de devenir la sucesión de
momentos diferenciados, el movimiento (pues la velocidad –
espacio/tiempo– característica intrínseca del movimiento, surge al
empezar el tiempo). Todos estos entes son propios de la Creación y
con ella, de la Evolución o Creación en el tiempo. Con Urano no
había posibilidad de crear pues inmediatamente anulaba a todas las
criaturas, no había tiempo ni procesos. Saturno origina los ciclos
como sucesión ininterrumpida de nacimiento-vida-muerte. Como se
deduce es el gran dios de la Creación, causándola y dotándola de
leyes y métodos (en contraposición al carácter uraniano). No hay
que olvidar que su actitud fue debida a la inspiración de su madre
Gea (Madre Universal); de madre, en latín "mater" proviene el sig-
nificado de materia, uno de los focos de la dualidad primigenia que
necesita la Creación (en cuanto Evolución) para poder expresarse y
llegar a su plena realización.
La Luna aparece más tarde. Los griegos la denominaban Selene
siendo hija de Hiperión y Theia y hermana de Helios (Sol). Hipe-
rión era un titán (hermano de Saturno) por lo que Selene estaría
emparentada directamente con Saturno. A pesar de su importancia
en el firmamento, su culto fue escaso y rápidamente fue asimilada
y/o confundida con Deméter (Ceres), Perséfone o incluso Rea (Ci-
beles), en tanto estas diosas representaban el arquetipo femenino y
la Gran Diosa. Como estas divinidades correspondían a tiempos
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arcaicos, se deduce que Selene (Luna) tuviera tan poco culto y solo
–generalmente– se la reconociera su lado oscuro y terrible. Durante
la época romana se acentuó un tanto esta tendencia y la Luna adqui-
rió, prácticamente, su actual significado en el inconsciente colectivo
humano, que no es otro que representar fundamentalmente el arque-
tipo femenino ancestral, evidenciándose esta naturaleza en la identi-
ficación con las diosas madres: con Rea (Cibeles), hermana y espo-
sa de Cronos (Saturno), con Deméter (Ceres) diosa de la Naturaleza
y sus ciclos, con Perséfone (Proserpina) análoga por tanto motivos a
su madre Deméter. Ha incorporado también representación física al
identificarse con nuestro satélite en estado de cierta paridad con el
Sol, pues Helios es su hermano; han desaparecido las imágenes de
la Gran Madre en nuestro planeta pero ha sido para que aparezca
todas las noches en el firmamento. La Gran Madre nos observa,
cuida y vigila.
Estos dioses tan antiguos siguen conservando completamente su
significado, a pesar del absoluto olvido (y relativo desprecio en los
escasos momentos de su recuerdo) en que yacen. Representan a la
Humanidad arcaica, diferente de la actual; pero la arcaica no ha
muerto, está subsumida en la contemporánea en nosotros, en todos y
en cada uno. Se trata, al fin y al cabo, de lo más antiguo de nuestra
alma colectiva e individual, los fundamentos sobre lo que se ha edi-
ficado el resto del edificio humano. Por ello las características astro-
lógicas de estos planetas se refieren a cualidades como resistencia,
perseverancia instinto, siquismo en general, ley y orden (naturales),
memoria, etc. Saturno y Luna señalan lo arcaico en el género huma-
no, lo que le hace prácticamente coetáneo del proceso de la Crea-
ción y lo emparenta con él.
La siguiente generación de dioses, con Zeus a la cabeza, se en-
cuentra con todo lo fundamental creado. Su finalidad (desde nuestro
punto de vista) es proporcionar a la Humanidad las cualidades que
actualmente se consideran propiamente humanas: la inteligencia
(Mercurio), la armonía y el amor (Venus), la fuerza e iniciativa
(Marte), el sentido moral y religioso (Júpiter) y todo engarzado en
el espíritu (Sol). Todo esto yace sobre Saturno y Luna.
Determinadas teorías cosmológicas, propagadas por los teóso-
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fos, dicen que a partir del caos primigenio llegó el momento de
crear nuestro pequeño cosmos; sucedió que unos espíritus se nega-
ron a tal cometido mientras que otros sí lo aceptaron. Los primeros
quedaron confinados en Urano y no toman parte en el proceso; los
demás formaron el Sol y el resto de planetas hasta Saturno, origi-
nando la Creación y su aspecto temporal, la Evolución. Los planetas
transuranianos fueron adhiriéndose a lo largo del tiempo, no provie-
nen del mismo origen. Todo concuerda con su significación astroló-
gica; Neptuno y Plutón señalan cualidades de índole galáctica,
Urano personaliza la rebeldía radical, primigenia, tanto lo revolu-
cionario como lo ancestral que son las dos caras de la misma cuali-
dad: lo original (proveniente de "origen") el resto de planetas tienen
el significado de Creación. Los teósofos remarcan el papel de Sa-
turno como anillo-límite, anillo del "no-pasarás", por su cualidad de
maestro de los procesos creativos y que sólo puede rebasarse por el
hombre una vez alcanzado el punto de total sabiduría de las leyes de
lo creado.

El duplo Saturno - Luna

De entre todas las parejas planetarias la que involucra a nuestro


satélite y al padre de los tiempos, es una de las más básicas, más
necesarias y más utilizadas, lo que no obsta para que también sea
una de las más difícilmente comprendidas. Es extraño que los pla-
netas cuya influencia es grande sobre los seres humanos sean de
aprehensión dificultosa; quizás se daba al temor que surge de lo
profundo del alma cuando nos encontramos ante los dioses y ello
sea un impedimento para comprender su esencia. Así parece suce-
der; Saturno es el limitador, maestro riguroso, probador, ajustador,
frío, disciplinador, etc., causando el miedo y la antipatía. La Luna es
la reina de la noche (que los humanos seguimos temiendo, a pesar
de las luces que la quiebran) con su secuela de oscuridad, incons-
ciencia, hechicería, etc.; además gobierna a las mujeres y éstas (en
buena parte) a los hombres. Aunque ha sido más loada por los poe-
tas que Saturno, produce asimismo una impresión fría y amenazado-
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ra. Estos dos planetas son los únicos, exceptuados los transaturninos
(que son un tema diferente), con un talante declaradamente antipáti-
co para la especie humana; ésta parece ser la razón por la que inclu-
so los mismos astrólogos en cuanto seres humanos, tienden a inter-
pretarlos bajo una óptica oscura, temerosa y esquiva. El miedo
arraigado en el inconsciente colectivo de la Humanidad, más claro a
nivel masivo en el caso de la Luna y a nivel de astrólogos, en lo
relativo a Saturno, es un hecho francamente notable al que no se le
suele dar la importancia que de por sí tiene. ¿Por qué estos planetas
avivan el temor de la especie? Verdaderamente es un caso extraño;
los demás planetas ejercen un influjo interpretado (por el consciente
colectivo) como bueno o malo según las circunstancias y los plane-
tas en concreto pero siempre se les asigna cualidades que pueden
ser utilizadas por el hombre de una u otra forma, sin embargo a Sa-
turno y la Luna se les asignan cualidades más deterministas, fatalis-
tas, obligatorias y este carácter hace olvidar sus bondades pues el
cumplimiento de los hados es, al menos en este tipo de sociedad,
considerado negativamente.
El inconsciente colectivo no se equivoca, su instinto es certero
pero sus propiedades se nos aparecen oscuras y difíciles de enten-
der. Sabe que Saturno y la Luna le rigen, de modo que ve estos pla-
netas como sus señores naturales y no les teme. Es nuestra parte
consciente la que está en conflicto con nuestro inconsciente, al me-
nos a nivel de colectivo y en la mayoría de las personas. La conse-
cuencia es obvia: el consciente considera negativo lo que el incons-
ciente toma como naturalmente positivo. Hay miedo a ver el conte-
nido del inconsciente, allí donde moran los instintos; hay miedo a
Saturno y a la Luna. Las capas profundas del ser humano son po-
seedoras de grandes fuerzas de difícil control, estando relacionadas
con las fuerzas primigenias de la Creación y sólo Saturno y la Luna
(de entre los actuales planetas) eran dioses en aquellos tiempos ar-
caicos pues Saturno inauguró el Tiempo y la Luna representa a la
Gran Madre. Ambos conforman la urdimbre del ser humano, pro-
porcionando sus estructuras básicas físicas y síquicas con sus nor-
mas de funcionamiento.
Para ilustrar este tema, convengamos en hacer un gran esfuerzo
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de imaginación suponiendo que, de repente, desaparecen los plane-
tas y haya que averiguar las consecuencias probables para la Tierra
y la Humanidad. Físicamente, la lejanía y poca importancia relativa
de las diversas masas planetarias, haría que la órbita terrestre se
modificase, quizás, en una proporción asumible. Astralmente se
perderían –probablemente– las cualidades correspondientes a los
planetas desaparecidos y aunque resultase doloroso y traumático, la
especie humana podría a costa de un gran empobrecimiento, pres-
cindir de la inteligencia mercurial, la armonía venusina, la energía
marciana y el optimismo jupiterino, pero no sería posible sobrevivir
sin la fecundación de nuevos seres (gobernada por la Luna) o sin el
ciclo de los flujos vitales. En ambos casos la inexistencia de normas
saturninas haría ingobernable e inviable tanto individuos como so-
ciedad.
La deducción natural es bien clara; consiste en que Saturno y
Luna son los polos de la existencia básica de la especie humana. El
tema es muy amplio y demanda su acotamiento y parcialización
para poder ser estudiado convenientemente. A nivel individual pue-
de desglosarse en tres niveles de interpretación desde lo más lejano
a lo más cercano: los padres, la caracterología sexual y la potencia-
lidad de vida.

Los fundamentos de la vida

El duplo Saturno-Luna detenta tres niveles de interpretación tan


aparentemente dispares como los padres, el carácter sexual y la po-
tencialidad de vida. Así como un pilar no sostiene tres edificios, el
duplo tampoco explica tres entidades diferentes; pero el pilar puede
perfectamente sostener un edificio de tres plantas y, el duplo, expli-
car una entidad única dotada de tres niveles diferentes de manifesta-
ción.
Para averiguar la naturaleza básica de la entidad, única
pero tricéfala, se puede empezar intentando buscar el significado de
cada una de sus caras. La primera es los padres; son los entes que
nos transmiten la vida y hacen posible nuestra existencia en este
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mundo, se acoplan sexualmente y, sobrevenida la fecundación, nos
atraen a la materia. Después del nacimiento nos alimentan, prote-
gen, cuidan y educan. No actúan en el plano exclusivamente físico,
material, sino principalmente en el emocional, afectivo y menos
intensamente en el mental y espiritual. Viene a cuento mencionar
aquel experimento realizado en Alemania el siglo pasado en que a
unos niños recién nacidos depositados en un orfanato, se les alimen-
tó estupendamente pero sin ninguna caricia ni gesto de cariño: al
cabo de un tiempo murieron. La dotación emocional es imprescin-
dible, sobre todo en la infancia, y es proporcionada en lo fundamen-
tal por la madre. El padre da la protección adecuada y es además
muy importante en la tarea de la educación del hijo; donde el aspec-
to mental deviene necesario. Conclusión: son imprescindibles.
La segunda faceta es el carácter sexual, la parte síquica de la
sexualidad. Mediante el duplo Saturno-Luna la libido encuentra
camino de expresión en el componente síquico del ser humano. La
libido es la fuerza que nos mantiene vivos en mundo y nos inclina a
percibir preferentemente, la realidad desde uno u otro polo de la
dualidad básica subyacente en lo creado: actividad-pasividad o
yang-yin, día-noche, calor-frío, etc. Es la interiorización de la dua-
lidad básica en el ser humano constituyendo, pues, la condición
necesaria e imprescindible para incluirle en el vasto universo de lo
creado; sin esta dualidad que en el género humano se denomina
masculino-femenino, no podría el individuo relacionarse con el
mundo físico y síquico.
El carácter sexual permite asimilar las experiencias mundanas
desde una modalidad activa (masculina) o pasiva (femenina) y co-
mo de alguna manera hay que integrarlas en uno mismo, resulta que
el carácter sexual deviene imprescindible.
La potencialidad de vida es la tercera forma en que se manifies-
ta el duplo Saturno-Luna. Es la acción en el mundo, aquello que
realiza y deja huella; todas las actividades que transforman lo ex-
terno como reflejo del impulso interno de proyectar las cualidades,
fuerzas y deseos inherentes al ser humano. La razón última de evo-
lucionar en el mundo es la de conocer, asimilar experiencias que
incrementen la sabiduría de cada uno de los hombres y la manera de
21
hacerlo es actuar, laborar, trabajar, incidir, etc. En la religión cris-
tiana, una de las parábolas de Jesucristo hace mención especial a
esta cualidad que se asimila a la propia vida; es la conocida parábo-
la del denario. Un hombre se ausenta de su pueblo y deja un denario
a cada uno de sus tres sirvientes; al cabo de un cierto tiempo regresa
y pide explicaciones sobre el uso que cada cual ha hecho de su de-
nario, el primero le dice que lo empleó acertadamente y que en con-
secuencia produjo otro denario por lo que ahora devuelve dos en
vez de uno solo, el segundo sirviente expone que lo empleó mal y lo
perdió por lo que no puede devolver nada y finalmente el tercero
explica que lo guardó bajo tierra no exponiéndolo a los azares de la
fortuna y que ahora lo devuelve tal como se le dio. El señor propie-
tario de los denarios reprocha a este último lo que ha hecho (o, me-
jor dicho, lo que ha dejado de hacer). Normalmente parece que el
tercero es el que obró cuerdamente pues el segundo perdió el dena-
rio y el primero lo expuso a los vaivenes de la fortuna; sin embargo
esto no es más que la expresión de cómo se toma, en esta sociedad,
el tema antedicho, o sea, una muestra de la ideología social impe-
rante. Jesucristo aclara a sus discípulos el significado de la parábola
diciéndoles que el denario es la propia vida y el tercero es el único
que no la utiliza por lo que se merece la reprimenda al contrario que
los otros dos pues incluso el segundo, que la ha empleado incorrec-
tamente, al menos ha hecho uso de ella y en otro momento podrá
emplearla mejor. Hay una consecuencia implícita y es que la vida se
asimila, como se deduce fácilmente, con su utilización, no hay vida
"per se" como entidad abstracta desligada de su uso. Ello indica que
la verdadera obligación básica es la de utilizar la vida que dispone-
mos y luego vendrá el tema de hacerlo lo mejor posible. En térmi-
nos más concretos hay que desarrollar la potencialidad de vida que
cada uno de nosotros poseemos. Como se deduce la evolución es
consustancial a la vida, no es posible vivir propiamente sin tomar
parte en la evolución y la forma práctica que toma (preponderante-
mente) es a través de la potencialidad de vida, que de este modo
resulta imprescindible.
En los anteriores párrafos se muestra como las tres entidades
representadas por el duplo mencionado resultan imprescindibles
22
para la vida. El modo de llegar e incardinarse en el mundo (padres),
la manera de percibirlo (carácter sexual) y el cómo actuar en él (po-
tencialidad de vida). Todo ello tiene en común, no sólo su necesa-
riedad, sino también su imprescindibilidad y por tanto debe ser fun-
damental pudiéndose expresar que el duplo Saturno-Luna represen-
ta los fundamentos de la vida. Todo lo demás es desarrollo, incre-
mento cualitativo, afinamiento, riqueza, etc., pero lo básico, los ci-
mientos del ser humano es lo significado por el duplo. Si esto falla,
el resto cae.

23
PRIMER NIVEL DE INTERPRETACIÓN:
LOS PADRES

El primer nivel de interpretación lleva, mediante la analogía


Demiurgo-padre y Naturaleza-madre, a la consideración de Saturno
como expresión del padre terrenal y a la Luna como expresión de la
madre terrenal, es decir, los padres del nativo, siendo Saturno y Lu-
na regentes respectivamente de Capricornio y Cáncer. Esto con-
cuerda con la tradición astrológica (que dicho sea de paso, no es
seguida unánime ni totalmente). Estos planetas, así considerados,
permiten deducir la relación del nativo con cada uno de los padres y
la (desde su punto de vista) de los padres entre sí (aspectos Saturno-
Luna). Los padres constituyen para la persona la representación más
inmediata y evidente de los principios cósmicos de la Creación. La
acción demiúrgica continúa simbolizada en la figura paterna; la ma-
dre sirve asimismo de símbolo para la presencia de la Gran Diosa o
Gran Madre.
Como arquetipos básicos su expresión en la esfera celeste es
llevada a cabo por los planetas Saturno y Luna. En el nativo la in-
fluencia de los padres es extraordinaria en los primeros años de vi-
da; en realidad el niño no puede tomar la responsabilidad de su pro-
pia vida dado su desconocimiento de las leyes y normas que rigen el
desenvolvimiento de la vida y por su debilidad física y síquica que,
en ausencia de padres, truncaría su existencia. Hasta su mayoría de
edad (física, síquica y mental) requiere la protección y enseñanza
necesarias que son proporcionadas por los padres, viviendo el infan-
te un compendio y resumen del proceso de la Creación hasta el pun-
to en que debe continuarlo él mediante su propia voluntad y fuerzas.
Cuando se habla de padres se suele adscribir automáticamente
tal significado a los progenitores o, todo lo más, a los padres legales
en los casos de adopción o de que no sean los mismos que los natu-
rales. Sin embargo no hay que perder de vista que, al tratar con ar-
quetipos, su plasmación concreta no tiene por qué coincidir con la
idea estándar de padres. Las figuras arquetípicas son las que el indi-
25
viduo requiere para poder cumplir adecuadamente su trayectoria
vital; en la mayoría de los casos son sus padres naturales pero en
otros no sucede así y el correspondiente papel es desempeñado por
un familiar, amigo, protector, profesor, etc. En casos extremos, una
organización e incluso una idea, ideología o escuela filosófica es
capaz de asumir el papel paterno y/o materno; esto ocurre princi-
palmente en el supuesto de niños huérfanos pero también está bas-
tante extendido en los casos de personas que se sienten así sin guía
ni amor de los padres naturales o legales. Las figuras de los padres
son tan importantes que, cuando no se tienen el propio niño (o ado-
lescente, joven e incluso persona ya mayor) proyecta las figuras de
padre y madre sobre las personas o entidades que tenga más dispo-
nibles, con objeto de no quedar se sin ellas ya que la orfandad abso-
luta suele inhabilitar para la vida, por carencia de los fundamentos
básicos.

El padre

Estudiando el papel paterno, es interesante observar su modo de


actuar. Lo realiza mediante la posición de Saturno en la carta natal.
Dependiendo de su aspectación, caso de existir con los diversos
planetas así como de la casa y signo ocupados queda definida una
relación con el padre, al que se percibe de determinada manera, que
es la que el nativo necesita para cumplir su papel vital. Al desarro-
llar esta relación, el hijo presenta continuamente al padre, de cual-
quiera de las maneras posibles, todas las cuestiones cuya resolución
contribuirá a llevar adelante su destino. Así pues, el padre cumplirá
su papel en la medida que sepa interpretar y realizar adecuadamente
la relación. La educación no es únicamente relación de padre sobre
hijo sino también de demanda de éste sobre aquél. Esto es muy im-
portante en el momento de aconsejar a los padres sobre la educación
del niño.
La posición zodiacal de Saturno indica la naturaleza básica del
padre en la relación paterno-filial. El nativo ve a su padre bajo el
tamiz del signo donde Saturno se ubica en la carta natal. En Aries le
26
sentirá fogoso, impulsivo y enérgico; en Tauro notará su tranquili-
dad, determinación y predisposición a la comodidad; Géminis apor-
ta la visión de comunicabilidad, versatilidad, actividad mental; Cán-
cer hace que el padre aparezca contento de sus orígenes, emocional,
protector y a veces como padrazo; Leo revela el idealismo y orgu-
llo; Virgo indica al padre servicial, detallista, algo quisquilloso y
maniaco; Libra señala al padre equilibrado justo, armonioso; Escor-
pio muestra al padre como voluntarioso, fuerte, quizás déspota; Sa-
gitario denota un padre abierto, tolerante, impulsor de su desarrollo
y favorecedor de viajes y experiencias; Capricornio refuerza el pa-
pel tradicional paterno; Acuario aporta una liberalidad que casi hace
desaparecer la influencia paterna; Piscis puede señalar casi cual-
quier cosa y casi siempre una presencia difícil de evitar.
El estado celeste de Saturno –bueno es repetirlo– significa lo
que el padre es para el nativo, no como el padre es en sí. Cuando
ambas versiones difieren grandemente y afectan al terreno moral,
ocurren los conocidos casos de personas perversas pero buenos pa-
dres y viceversa, personas buenas pero malos padres que de tanto en
tanto se tiene noticia, bien por asuntos delictivos o bien por declara-
ciones biográficas.

La madre

El papel materno es más complejo. A pesar de su inmediatez, la


Luna, la Naturaleza, son más enigmáticas y polisémicas que Sa-
turno y sus leyes. Representa, fundamentalmente, al pasado en con-
traposición al papel paterno que por tratarse de un proceso (educati-
vo) es propio del presente.
Cuando la Luna significa el pasado indica todo lo que el nativo
dispone, lo que ha adquirido anteriormente (en otras vidas, quizá), o
sea, lo asimilado, integrado, poseído, siendo de fácil e inmediata
utilización proporcionando el placer natural de lo instintivo por lo
que el nativo siente agradable realizar las tareas señaladas por el
signo donde está la Luna.
La madre tiene la función de proporcionar todo lo que el hijo
27
necesite, ya sean elementos físicos (nutrición, vestimenta) como –
sobre todo– emocionales (afecto, atención, cariño, amor, compren-
sión, etc.). Transmite al hijo todo el fundamento emocional básico e
instintivo de la especie humana. Si cumple correctamente la tarea, el
hijo poseerá el conjunto que le da conciencia emocional de sí, ma-
durez emotiva, autovaloración, seguridad en sí mismo, apertura y
comunicabilidad con la Naturaleza, los demás seres humanos y con-
sigo mismo. Todo esto sucede, en su mayor parte, en la más tierna
infancia y es condición necesaria para que las enseñanzas de Sa-
turno se asimilen íntegramente; según va creciendo el niño este pa-
pel va disminuyendo y transformándose, desde un máximo en la
etapa prenatal y primera infancia (época de la Luna) pasando por la
niñez (época de Mercurio), con un repunte en la pubertad (época de
Venus) y llegando a un mínimo en la juventud (época del Sol).
La tarea de transformación estriba en que la madre ayuda (debe
ayudar) a integrar emocionalmente en el hijo todas las experiencias
que éste va encontrando en su vida hasta que sea capaz de alcanzar
la suficiente madurez como para no necesitar dicha ayuda; esta tarea
no tiene duración temporal definida pues depende de cada caso ma-
dre-hijo particular, pudiéndose ejercer eventualmente en edad avan-
zada en determinada cuestión.
Esta función básica materna depende de la Luna (aspecto,
signo, casa) pero, a diferencia de la de Saturno, la interpretación
debería hacerse como cuestión de matiz y no como de estructura
profunda ya que es una tarea grupal de la Humanidad, poco indivi-
dualizable; no depende del nativo (que desea, siempre, toda la base
emocional posible) sino, quizás, principalmente de la madre siendo
ella la que da, o no, la base emocional, con leves variaciones, a sus
hijos.
El futuro es el alcanzar el dominio de la Naturaleza y ponerse
en contacto íntimo (comunión) con ella. Es difícil de lograr y gene-
ralmente no se llega a conseguir. ¿Cómo podría ocurrir este proceso
en el marco familiar? No hay prácticamente noticias de la relación
materno-filial de los pocos que lo han logrado; el caso más evidente
es el de Jesucristo y su madre María pero desconocemos su relación
profunda. El flujo probablemente se invertirá y el hijo enviará a la
28
madre su dominio sobre las leyes de la Creación que ésta convertirá
en emociones depuradas y las transmitirá a la propia Naturaleza. A
un nivel más bajo parece lógico que la base emocional le sea trasmi-
tida, en lo fundamental, durante los siete primeros años cesando a
los veintiuno pues a partir de aquí las emociones deben ser gober-
nadas por el individuo. Con la seguridad emocional, será capaz de
asimilar y aplicar la educación paterna (saturnina) alcanzando el
nivel evolutivo que el Destino le depare mediante el Sol. El padre
hallará su recompensa en el intercambio emocional con su hijo so-
bre todo al crecer éste y poner en práctica las enseñanzas recibidas;
el contraste con la realidad hará reflexionar no sólo al hijo sino
también al padre, incrementando su conocimiento. La madre será
retribuida, además del placer experimentado en amar a su hijo, me-
diante el afecto de éste en su edad adulta.
La posición de la Luna en los diversos signos zodiacales señala
la naturaleza básica de la madre en relación con la persona. Cada
signo, además de aportar las cualidades propias a la Luna, en lo
referente al papel materno efectúa específicamente lo siguiente:
Aries incrementa el impulso masculino y la influencia materna (so-
bre todo en hombres). Tauro realza el arquetipo materno por sus
cualidades de emocionalidad, comodidad cuidado, sentido del ho-
gar: Géminis da madre jovial y dinámica. Cáncer refuerza el papel
materno convirtiéndolo en la gran Madre, con posibles secuelas de
posesividad (sobre todo en cartas de hombres) y su influencia fami-
liar. En Leo la Luna es capaz de proporcionar una madre fuerte, de
grandeza de ánimo que educa íntegramente e inculca sentimientos
nobles al hijo. Virgo da a la madre práctica, hogareña, racional, es-
crupulosa, higiénica y quizás quisquillosa y neurótica. Libra señala,
cuando la Luna está aquí, una madre elegante, equilibrada, cariñosa
aunque a veces tibia. Escorpio refuerza la posibilidad de madre tirá-
nica y siempre una relación emocional intensa que a veces deriva
hacia la seducción. La Luna en Sagitario indica una madre favore-
cedora de la independencia y del desarrollo autónomo así como
franca y abierta. Al pasar a Capricornio, la Luna proporciona una
madre que a veces ocupa el lugar paterno resultando fría, seca, res-
ponsable y severa. Cuando la Luna está en Acuario la madre es tole-
29
rante, desapegada y proclive a relación amistosa en vez de maternal
con el nativo por lo cual éste puede resentirse. Piscis da madre sa-
crificada, confusa, quizás negligente y extravagante. De esta manera
esquemática se puede decir que la persona percibe a su madre y
realiza en la vida práctica la relación materno-filial en función del
signo ocupado por la Luna.

Las casas

La influencia que los padres ejercen en el hijo es predo-


minantemente síquica por tanto la posición de Saturno y Luna en
los diversos signos indica la naturaleza y fuerza de la influencia.
Ello debe completarse con el estudio de los aspectos planetarios que
realzan, cualitativamente, el papel paterno y el materno según se
relacionen con Saturno y Luna respectivamente. El análisis astroló-
gico continúa con las casas y sería un error no seguir esta norma en
el tema tratado basándose en la esencia fundamentalmente síquica
de los padres sobre los hijos y que la parte material sólo se limita al
cuidado, alimentación y educación de los hijos hasta que alcancen
la juventud. Esto es cierto pero hay algo más.
La posiciones domales de Saturno y de la Luna indican las áreas
de experiencia mundana en donde las influencias paterna y materna
se ejercen de manera predominante, persistente y duradera; lo que
no es de extrañar pues es el lugar en que el nativo es particularmen-
te sensible a la acción de esos planetas y en consecuencia de lo re-
presentado por ellos, en este caso, el padre y la madre. Los asuntos
señalados por la casa en cuestión sufren más directamente la acción
de los progenitores, ya sea positiva, negativa o neutra, dependiendo
del signo ocupado y la aspectación recibida por el planeta corres-
pondiente. Es evidente que la influencia no sucederá, o sucederá
atenuadamente, si los padres no pretenden influir o si el nativo no lo
admite y tal cosa ocurre no sólo porque los planetas representativos
estén en signos y casas liberales sino también por el análisis de la
carta de cada padre y por las costumbres culturales y sociales, que
pueden variar mucho de un país a otro.
30
En el tema tratado cada casa tiene el significado habitual. Hay
sin embargo, algunas en donde la influencia presenta particularida-
des y el significado básico debe matizarse. En la casa primera el
nativo interioriza el progenitor representado por el planeta ocupante
trayendo como consecuencia, hasta cierto punto, que se siente como
su propio padre o su propia madre y simultáneamente los percibe
dentro de sí, dando ocasión a posibles conflictos que habrá que es-
tudiar y resolver. Empíricamente se ha observado que en algunas
cartas masculinas sucede que la Luna en esta casa lleva a no reco-
nocer el rol materno tratando a la madre como a una amiga o cono-
cida, lo que suele deprimirlas. En la casa segunda el nativo puede
ser influenciado material, educacional y afectivamente por el proge-
nitor representado. Si alguno de estos planetas se sitúa en la tercera
casa el progenitor ejercerá influencia en las relaciones con herma-
nos, vecinos y amigos así como en viajes y experiencias en el en-
torno. Cuando se trata de la casa cuarta sentirá que el alma de la
familia es el padre representado por el planeta ocupante lo que en el
caso de Saturno dará lugar a curiosas experiencias por ser ésta una
casa proclive a la Luna; en parte notará el sentido ancestral, de es-
tirpe o dinastía transmitido por el progenitor; también advertirá la
injerencia paterna al formar su propia familia.
El padre significado en la casa quinta suele potenciar la educa-
ción del hijo y su sentido creativo. Con frecuencia ocurren situacio-
nes de dependencia y servicio cuando el progenitor está figurado en
la casa sexta. La casa séptima es lugar delicado pues se es suscepti-
ble de rebasar la relación filial prolongándola en el sentido propio
de esta casa. Si Saturno o Luna figuran en la casa octava, la influen-
cia síquica sobre el nativo es fuerte e intensa pudiendo derivar hacia
el sexo, lo oculto (en ambos sentidos: esotérico y exotérico) o algu-
na faceta relacionada con la muerte. Si estuviera en la casa nueve es
posible que el progenitor tenga influencia sobre los campos filosófi-
co, religioso o aliente el deporte, aventuras y amplitud de miras en
el hijo. En la casa décima el progenitor se preocupará por la posi-
ción social del nativo, mientras que en la undécima ejercerá su in-
fluencia en lo referente a los grandes proyectos o le mostrará una
vida independiente. Finalmente en la casa duodécima, el padre se-
31
ñalado es posible que constituya un pesar o por el contrario una
fuente de ventura, pudiendo ocurrir cualquier estado intermedio.

Los planetas

Los aspectos recibidos por Saturno enriquecen notablemente el


papel paterno. El Sol proporciona calor y espiritualidad; los aspec-
tos de Mercurio harán un padre más mental y hablador; Venus dará
un progenitor cariñoso, armónico y a veces artista; Marte teñirá al
padre de iniciativa, energía e incluso, violencia; Júpiter le conferirá
dignidad, benevolencia y moralidad; Urano aporta dosis de origina-
lidad, excentricidad e independencia; Neptuno da confusión y mis-
ticismo; Plutón proporciona radicalidad, transformación y profundi-
dad.
La persona considera en estos casos al padre como el conjunto
del papel paterno –representado por Saturno– y de las cualidades
representadas por los planetas aspectantes con lo que el progenitor
verá incrementada cualitativamente su influjo. Saturno peregrino
señala un padre "a secas" y no será excesivamente importante (salvo
posición domal angular) en la vida del nativo, pero las cartas en que
Saturno recibe aspectos indican que el padre es importante para la
persona y su influencia permanente. Lógicamente, los aspectos ar-
mónicos suelen denotar cualidades asimismo benéficas y el padre
favorece la vida y desarrollo del nativo; los inarmónicos suelen cau-
sar las dificultades paterno-filiales que tanto dañan el núcleo fami-
liar.
Tal y como ocurría en el estudio del padre en donde los aspec-
tos con Saturno aportaban cualidades especificas al papel paterno,
en el caso de la madre los planetas enriquecen el papel materno
cuando aspectan a la Luna. El significado es esencialmente el mis-
mo pero la diferente naturaleza de Saturno y Luna requiere efectuar
algunas matizaciones. El Sol sigue proporcionando calor y espiri-
tualidad y su faceta de consciencia, contrastando con la inconscien-
cia lunar, hace que la madre que de completada y envuelta en un
halo ideal que a efectos prácticos suele ser más atrayente que en el
32
caso de aspectación Sol-Saturno. Mercurio refuerza el componente
variable con su nerviosismo y flujo oral pudiendo resultar una ma-
dre excesivamente voluble. Venus, al dar armonía y cariño realza el
papel materno desarrollando la sensualidad y en casos extremos
facilita el contacto sexual con la madre. Marte, por el contrario, da
lugar a madre enérgica y algo viril; Júpiter aumenta más el opti-
mismo y la alegría que cuando aspecta a Saturno por lo que si una
persona tiene a Júpiter aspectando a ambos indicadores paternos, la
madre le parecerá más alegre que el padre y éste más ético que
aquella; Urano, Neptuno y Plutón apenas varían el significado bási-
co.
Una Luna sin aspectos señala madre sin especial relevancia sí-
quica para el nativo, aunque si tuviera posición domal fuerte sí ten-
dría importancia mundana. Solamente cuando ocurre aspectación a
la Luna la madre deviene influyente en la vida de la persona y la
naturaleza armónica o inarmónica de los diversos aspectos indica la
correspondiente facilidad o dificultad en la relación madre-hijo.

La relación conjunta padre-madre

Los contactos Saturno-Luna muestran la actuación conjunta de


ambos padres sobre el individuo. Hay cartas en que la aspectación
mencionada no existe o, de existir, es débil y poco significativa en
cuyo caso el nativo se relaciona con su padre independientemente
que con su madre y no percibe que ellos se relacionen entre sí en lo
que a él respecta. La consecuencia estriba principalmente en que (a
no ser que ambos planetas sean equipotentes: aproximadamente la
misma calidad de sus estados celeste y terrestre) se tenderá a ejerci-
tar más la relación, sobre todo si es armónica, con el progenitor cu-
yo planeta representativo sea más fuerte, en detrimento de la rela-
ción con el otro padre. El resultado de la influencia preponderante
de uno de los padres sólo puede averiguarse con el estudio detallado
de la carta aunque una cosa es cierta: los padres, si se trata de un
niño, deberán ser conscientes para tomar las medidas oportunas y
evitar, en lo posible, inconvenientes al hijo y entre ellos mismos; en
33
caso de adultos, la explicitación de este hecho ayudará a la com-
prensión de la relación desigual con cada progenitor.
La otra posibilidad se da cuando Saturno y Luna se aspectan o
bien existe una relación definida y fuertemente operativa entre ellos
(recepción mutua, aspectos ajustados a un planeta común, etc.). El
panorama cambia pues ya el individuo considera al padre y a la ma-
dre como integrantes de un conjunto; la relación es con ambos –
simultáneamente– redundando en un mayor y mejor equilibrio que
cuando no hay aspectos atenuándose las preferencias por un proge-
nitor respecto al otro. La relación con sus padres será más armónica
y eso se notará principalmente en su desarrollo síquico y afectivo
favoreciendo la relación de sus padres entre sí obrando como factor
de unión de la pareja. Es aquí donde el concepto "padres" alcanza
un sentido más completo.
Si no hay aspectación, únicamente una relación significativa
como las anteriormente mencionadas, no ocurre la integración padre
y madre en el término "padres" de una manera completa, sólo par-
cial y/o temporalmente. Cada caso demanda un análisis minucioso.
La existencia de aspectos requiere determinar su clase para así ave-
riguar sus posibles consecuencias. La con junción Saturno-Luna
denota la fusión de ambos progenitores en el concepto global de
padres para el nativo lo que le resultará muy llevadero pero se re-
sentirá de la falta de contraste entre ambos roles, no pareciendo muy
apropiado cuando la persona no ha alcanzado un nivel suficiente de
evolución pues necesitará que el rol paterno y el rol materno estén
claramente diferenciados para captarlos adecuadamente pues cuan-
do forme una familia deberá aplicar correctamente el rol que le co-
rresponda y entonces se notará el problema. Una persona evolucio-
nada que ha integrado en sí ambos roles encuentra adecuado este
aspecto. La oposición Saturno-Luna revela la pugna entre los padres
en la relación con el hijo que funciona como agente convocante
para que sus progenitores pongan de manifiesto su antagonismo
respecto a estos asuntos. El trígono es el aspecto más apacible y
provechoso pues hace que los padres cooperen, cada uno desde su
papel, armónicamente, en la influencia sobre el nativo y éste la re-
cibe sintiéndola beneficiosa y logrando diferenciar, dentro del influ-
34
jo global, el de su padre y el de su madre. La cuadratura es suscep-
tible de explayar una relación de tanto enfrentamiento como la opo-
sición, pero de funcionamiento más artero y subterráneo, con lo que
las posibilidades de arreglo son menores y el sufrimiento, más pro-
bable. El sextil es menos potente que el trígono pero al ser más vivo
puede reportar, en algunos casos, beneficios mayores.
La relación de ambos padres con el nativo, cuando la hay, está
matizada grandemente por la naturaleza de los signos, además de
los aspectos con otros planetas – donde yacen Saturno y Luna. Muy
diferente es la conjunción en Capricornio que en Cáncer o la oposi-
ción con Saturno en Capricornio y Luna en Cáncer que al revés. Los
trígonos de elemento Tierra no se confunden con los de los elemen-
tos Agua, Fuego o Aire y estos tampoco entre sí. Las cuadraturas
entre impulsos cardinales o fijos o mutables son nítidamente distin-
guibles.
Una pequeña observación es posible efectuar, referente al con-
cepto "padres" representados conjuntamente por la casa cuatro. Los
planetas ocupantes de la casa, el signo (o signos) y el regente se
relacionan preferentemente con lo atávico, el influjo de raza y pue-
blo, el clan, estirpe, dinastía o familia amplia y los padres en cuanto
transmisores de dicha influencia. En estos tiempos disminuye su
importancia en los países, pueblos y personas más proclives a mez-
cla y mestizajes. Este es un tema de reflexión y discusión.
Sobre Saturno y Luna como planetas significadores de los pa-
dres es difícil, paradójicamente, exponer ejemplos ilustrativos. ¿A
qué se debe esto en Astrología? A nada: se debe a la organización
de la sociedad. La norma es que para los padres, sus hijos son los
mejores y, viceversamente, para los hijos sus padres son asimismo
los mejores. Esto es cierto sólo si se añade que, al ser los únicos
hijos y los únicos padres que se tienen, por fuerza han de ser los
mejores,... pero también los peores. Salvo casos extremos, públicos
y notorios de imposible ocultamiento, funciona a rajatabla la norma
social. Sólo algunas personas más abiertas critican matizadamente a
sus hijos y/o padres ante amigos íntimos, casi nunca en público.
Las biografías de personas célebres no abundan en noticias sig-
nificativas de la relación con sus padres por lo que resulta difícil
35
exponer a alguno como ejemplo en estas páginas. Las personas más
corrientes muestran pudor para reconocer situaciones conflictivas.
Bastantes astrólogos, presos de la norma social, prefieren pasar de
puntillas sobre este punto de la carta natal. Sin embargo todos sa-
bemos cómo está la relación padres-hijos y lo necesario de encararla
con decisión y sabiduría. Los astrólogos que posean un conjunto
apreciable de clientes fijos son los más adecuados para verificar la
certeza de lo expuesto en estos párrafos.

36
SEGUNDO NIVEL DE INTERPRETACIÓN:
EL CARACTER SEXUAL

El carácter sexual se conceptúa, en el ámbito de este trabajo,


como la modalidad de inserción básica a nivel síquico en el mundo.
En el dominio de la Creación todo actúa y alienta bajo la dualidad
teniendo cada uno de los seres predominancia de uno u otro polo de
esa dualidad, lo que permite sentir y experimentar más profunda-
mente ese polo y así lograr una vivencia más restringida pero más
intensa de la Naturaleza. La adscripción a uno u otro polo es el ca-
mino más adecuado para los seres vivientes en la vía de la evolu-
ción al lograr comunicarse íntimamente con al menos una de las dos
corrientes fundamentales del Universo. Parece lógico que tal ads-
cripción sea alternada pues de lo contrario sólo se conocería la mi-
tad del mundo dando lugar a un desequilibrio de consecuencias pa-
ralizadoras y en contradicción flagrante con la Evolución. También
es lógico pensar que cuando se haya vivido en profundidad ambos
polos y tomado conciencia de que constituyen las dos caras de una
misma moneda, el ser evolucionante –nosotros, el género humano–
se vaya identificando progresivamente con la moneda más que con
sus caras, es decir con la Unidad más que con la Dualidad.
A nivel de la Naturaleza, de sus fuerzas básicas, la dualidad
puede expresarse mediante los términos chinos –ampliamente cono-
cidos– de Yin-Yang, siendo ambos los polos de todos los fenóme-
nos naturales que se perciben como una gradación dentro de una
misma cualidad. De este modo la cualidad "temperatura" presenta
dos polos: frío-calor adscribibles a Yin-Yang respectivamente, aun-
que en realidad frío es la ausencia de calor y calor es la ausencia de
frío, evidenciando su esencia básica única a la vez que las dos caras
en que se percibe. Recordando las características de cada polo se
tiene:

37
YANG YIN
Día, externo, verano hombre, Noche, interno, invierno mujer,
activo, seco, calor, primavera, pasivo, húmedo, frío, otoño,
continuo, energía, intelectual, discontinuo, materia, manual,
dinamismo consciente, estimu- reposo inconsciente, inhibición
lación, tensión relajación
Sol, luz, círculo Luna, oscuridad cuadrado

En lo referente a la especie humana el hombre es yang, la mujer


es yin; precisando aún más –puesto que ya es mayoritariamente
reconocido que todo hombre tiene algo de mujer y viceversa– la
masculinidad es yang y la femineidad es yin. Y en esto consiste el
carácter sexual, la adscripción a uno u otro polo de la dualidad bási-
ca, conformándose como la manera de experimentar el mundo, de
vivir la vida. Cada persona es simultáneamente masculina y feme-
nina, tiene un componente yang y otro yin; la mayoría de la gente
percibe más influencia de uno que del otro.
Saturno y Luna gobiernan el carácter sexual de la persona a ni-
vel síquico, o sea, a nivel emocional-mental. Saturno indica la mas-
culinidad y la Luna, la femineidad; Saturno representa lo Yang y
Luna lo Yin. La sexualidad tal como generalmente se suele enten-
der, que más adecuadamente podría denominarse genitalidad, es
competencia preferente de Marte y Venus. Saturno conforma la
masculinidad al proporcionar las cualidades de objetividad, acción,
tensión, consciencia, perseverancia, reflexión, paciencia, razón,
sentido de lo social, etc. La Luna con forma la femineidad con sus
cualidades de subjetividad, pasividad, pasión, relajación, incons-
ciencia, inmediatez, espontaneidad, variabilidad, instinto, sentido de
lo familiar, etc.
A muchas personas le resultará extraño que la masculinidad esté
representada por Saturno en vez de por el Sol y probablemente re-
chacen de plano esta aseveración. Las razones de ello se exponen,
con más detenimiento, en otro capítulo.

38
Carácter masculino (yang) o masculinidad

En la especie humana constituye la modalidad yang de ex-


perimentar el mundo. La persona lo percibe como su disposición
síquica natural de interactuar de acuerdo con las cualidades activa,
creadora, rectora, racional, etc. La faceta moralmente más elevada
se expresa como sabia (por el estudio y reflexión acumulados), pre-
visora (por la aplicación de la sabiduría), creadora (por el conoci-
miento de las leyes universales), directora (cuando se basa en la
autoridad proporcionada por la sabiduría), etc. La faceta menos
desarrollada moralmente se expresa como destructora (por el afán
ignorante de crear nuevas cosas), autoritaria (cuando no hay sabidu-
ría que respalde la autoridad), represora (en su incapacidad de ani-
mar otra actividad diferente de la propia), etc.
La sociedad, como producto de la especie, también participa de
este carácter, sobre todo en los campos de organización, leyes, jus-
ticia, política, etc.
Saturno es su planeta gobernante siendo el estudio de sus esta-
dos celeste y terrestre la guía para conocer su influencia en el ser
humano. La ubicación de este planeta en los diversos signos señala
las cualidades básicas del carácter masculino.
En Aries da cualidades de conquistador, pionero, equilibrio, pa-
ciencia, perseverancia e impulso prometeico. En Tauro se logra per-
sistencia, firmeza, obstinación y comprensión natural. En Géminis
el carácter yang es operativo intelectualmente con profundidad y
orden, además de viajero y divulgador.
Cáncer proporciona cualidades de tipo familiar y hogareño algo
feminizadas, tendencias religiosas (a veces). Cuando está en Leo,
Saturno da al carácter yang expansión, generosidad, capacidad, ha-
bilidad ejecutiva, grandeza. Virgo aporta las cualidades de retrai-
miento, frugalidad, mente profunda y científica, servicialidad.
En Libra –signo donde Saturno está exaltado– el carácter yang
se sutiliza, se hace comprensivo, persuasivo, y multifacético dando
impulso al conocimiento intelectual del Universo. Escorpio da una
tremenda fortaleza, coraje y voluntad al carácter además de conver-
tirlo dominante, incisivo y profundo. En Sagitario se encuentran las
39
cualidades de animación, franqueza gusto filosófico y apertura de
espíritu. También filantropía o egoísmo.
Capricornio –domicilio de Saturno– da cualidades directivas,
organizativas, vocación de autoridad e integridad o por el contrario,
corrupción. En Acuario se tiende a la aportación de sutilidad, radi-
calidad, profundidad. Piscis hace que el carácter yang sea compren-
sivo, gentil, mutable y receptivo a posibles influencias kármicas.
Puede, además, ser artístico y espiritual.

Carácter femenino (yin) o femineidad

Constituye la modalidad Yin de experimentar el mundo. La per-


sona lo percibe como disposición síquica para actuar en el mundo
de forma receptiva, pasiva, formadora, etc. La faceta moralmente
más elevada se expresa con las cualidades de procreación (según las
reglas del proceso generativo), formación (creación material), obe-
diencia (a las normas justas), habilidad instintiva en el obrar, senti-
do artístico de formas, etc. Sin embargo la faceta menos elevada
presenta las cualidades de sumisión (a cualquier autoridad y norma),
la malformación (obras materiales), la negativa a concebir, la per-
versión en el obrar de los instintos, corrupción del sentido estético
de las formas, etc.
En la sociedad humana se refleja de forma predominante en los
campos de la familia, cuidado y educación de los niños (escolari-
dad), la agricultura, el entorno artístico relacionado con las formas,
la amplia gama de servicios sociales, etc.
La Luna es su planeta gobernante y el estudio de sus estados ce-
leste y terrestre proporciona el grado y modalidad de su influencia
en cada ser humano. La posición de la Luna en cada signo indica la
naturaleza básica del carácter femenino (Yin) y cuando no hay as-
pectos, o son débiles, este papel deviene fundamental. Los signifi-
cados de la Luna respecto al carácter se exponen, sucintamente, a
continuación.
Aries da componentes de impulsividad, franqueza, decisión co-
raje e intrepidez. En Tauro –exaltación de la Luna– se refuerza la
40
posesividad, el gusto por lo natural y la infancia, la pasividad, genti-
leza, previsión y confianza. En Géminis aporta variabilidad, seduc-
ción y versatilidad.
Cáncer –domicilio lunar– convierte al carácter maternal instin-
tivo, familiar, proclive a la llamada de lo ancestral y étnico. En Leo
da cualidades de orgullo, dominio, generosidad, nobleza, servicio a
lo superior, confianza en sí y naturaleza sobresaliente. En hombres
puede dar admiración y amor profundos por una mujer y en las mu-
jeres, la figura de la Dama. La Luna en Virgo proporciona cualida-
des de servicialidad, reserva tranquilidad y humildad.
Libra matiza al carácter haciéndole popular, sutil, atractivo,
atraído por el conocimiento intelectual, simpático, optimista, sensi-
ble al arte y la armonía. En Escorpio la Luna da magnetismo, ener-
gía, voluntarismo, fortaleza, profundidad y sexualidad. En Sagitario
las cualidades principales son las de alegría, expansividad, franque-
za, jovialidad, afición a los animales y disposición viajera.
Capricornio –caída de la Luna– vuelve al carácter yin, director,
masculinizado, tímido, melancólico, con tendencias a expresarse
socialmente. Hay una cierta contradicción en cuanto el hombre rea-
liza el papel arquetípico masculino desde una faceta yin y la mujer
desea realizar ese papel como si fuera el arquetípicamente feme-
nino. En Acuario la Luna aporta cualidades de sutileza, receptiva a
las intuiciones y al futuro (a veces también al pasado), con dosis de
imprevisibilidad y extravagancia, sociabilidad. Piscis abre camino a
la intuición, los abismos, imaginación, indolencia, la sensibilidad
profunda y la inspiración, además de lo kármico.

Las casas

Por tener el carácter naturaleza predominantemente síquica, las


casas tienen una importancia menor que los signos pues aquéllas
actúan a nivel físico de forma predominante y éstos a nivel síquico.
No obstante es conveniente valorar la posición de Saturno y Luna
en las casas respectivas. Al estar en casa situada en el hemisferio
oriental el carácter sexual correspondiente (Yang y/o Yin) será de
41
esencia íntima mientras que si la casa pertenece al hemisferio occi-
dental el carácter Yang o Yin tendrá gran importancia en las rela-
ciones con el mundo, la sociedad y las demás personas. Conside-
rando ahora los hemisferios superior e inferior, se deduce que en el
primero, la actuación del carácter sexual será clara y evidente pero
cuando los planetas correspondientes están en el segundo, la actua-
ción será más oscura y sutil. Utilizando la división en cuadrantes, el
significado de cada uno es fácilmente deducible de lo expuesto.
Cada casa indica el lugar de actuación o entorno preferente de
actuación de uno u otro tipo de carácter de la persona, allí por donde
se expresa con mayor facilidad. Así por ejemplo Saturno en casa
quinta señala que el carácter masculino (Yang) se revela a través de
las obras, los hijos, el juego, etc.; la Luna en casa novena da opor-
tunidad a que el carácter femenino (Yin) se exprese en las aventu-
ras, las experiencias espirituales, los deportes, etc. A poco de pro-
fundizar en el análisis, se encuentra que hay casas más influyentes
que otras. Son las cardinales, octava y duodécima o, relacionadas de
otra manera, las de Agua, el eje Ascendente-Descendente y el Me-
dio Cielo.
La primera (Ascendente) por significar la constitución física y
síquica de la persona implica que Saturno y/o Luna influyen gran-
demente en ella. La cuarta, en analogía con Cáncer, regido por la
Luna, entra en resonancia natural cuando está ocupada por la Luna
y por resonancia de eje cuarta-décima si lo está por Saturno; el am-
biente familiar constituye de por sí un campo apropiado para ejercer
el carácter sexual. La séptima, regente de asociaciones y matrimo-
nio, necesita que cada cual represente nítidamente su papel y los
planetas antedichos reflejan la naturaleza Yang o Yin de esos roles.
La octava, en analogía con Escorpio por su índole sexual no sólo
física, sino también síquica, provee similitud con el significado ca-
racterológico de Saturno y Luna, que cuando la ocupan refuerzan
considerablemente el carácter masculino (Yang) y femenino (Yin)
respectivamente. La décima obra parecidamente a la cuarta inter-
cambiando Saturno y Luna entre sí; el rol a desempeñar en el mun-
do, o destino social, es un campo en que la naturaleza del carácter
allí representado alcanza una importancia fundamental. Finalmente
42
la casa duodécima, por analogía con Piscis, su gran sensibilidad y
sus connotaciones kármicas, implica que lo seña lado por los plane-
tas aquí ubicados gravite fuertemente sobre el alma de la persona y,
evidentemente el carácter Yang o Yin es de lo más importante.

Los planetas

Los caracteres masculino (yang) y femenino (yin) de la persona


pueden ser modificados en mayor o menor medida dependiendo de
la existencia de aspectos entre Saturno y/o Luna con los demás pla-
netas y de la naturaleza de dichos aspectos. Cuando Saturno no re-
cibe aspectación de ningún planeta, la masculinidad quedará deter-
minada por su ubicación en signo zodiacal y con un modo de actua-
ción puntual, desconectado, como corresponde a un planeta pere-
grino. Lo mismo –referido a la femineidad– cabe decir cuando la
Luna no forma aspectos.
El Sol proporciona idealidad, brillo, distinción y el carácter co-
rrespondiente al planeta aspectado resalta siendo digno de autoridad
y respeto.
Mercurio, al aspectar, facilita la expresión del carácter corres-
pondiente haciéndolo más disponible y manejable.
Con Venus el carácter aspectado toma las cualidades de ar-
monía, deseo de fusión, amabilidad, seducción y estabilidad.
Marte aporta energía y dinamismo por lo que la persona verá
activada grandemente el carácter señalado por el planeta receptor
del aspecto.
Júpiter da un toque de alegría y optimismo, generosidad, gran-
deza de ánimo y afinidad por la legalidad y la respetabilidad; la per-
sona demandará cierta dosis de reconocimiento social para el carác-
ter correspondiente al planeta aspectado.
Los planetas transaturninos introducen un sentido trascendente
en el tema caracterológico. Urano, con su componente de imprevi-
sibilidad, hace que se plantee el carácter como inamovible o más
posiblemente, como temas a experimentar, modificar e innovar,
dando nuevas salidas, apropiadas o no, a sus correspondientes pape-
43
les. Neptuno, con su puerta abierta al inconsciente profundo, suele
dificultar la comprensión y enmascarar el carácter sexual aspectado
dándole significados equívocos y confusos y a veces un matiz espi-
ritual. Plutón es el cuestionador y transformador del carácter indica-
do por el planeta aspectado. Obsesiona, revoluciona y regenera.
A estas cualidades se debe añadir el resultado del análisis de la
naturaleza del aspecto pues la diferencia entre unos y otros dará, en
la práctica, resultados dispares. La conjunción significa unión, iden-
tificación; la oposición, lucha, tirantez, elección; el trígono, dina-
mismo, cooperación, fluidez; la cuadratura, conflicto, necesidad.
Considérese, por ejemplo, la conjunción Sol-Saturno (masculinidad
idealizada) con la cuadratura entre los mismos planetas en donde
aparece un conflicto interno a la hora de integrar la masculinidad,
pudiendo conducir a intentar rechazarla y ser fuente de problemas.

La influencia conjunta de ambos caracteres

Al hablar de los aspectos se han excluido los existentes entre


ambos planetas del duplo. Cuando no los hay en una carta natal am-
bos caracteres el masculino (Yang) y el femenino (Yin) ejercerán su
función independientemente uno del otro; el análisis de cada carác-
ter puede efectuarse autónomamente y deducir las conclusiones
adecuadas. La persona tendrá una faceta masculina (Yang) y otra
femenina (Yin) que ejercerá diferenciadamente; posiblemente la
identificación exclusiva (o casi) con una de ellas hace que .la vida
sea "monocaracterística", es decir, centrada en sólo uno de ambos
caracteres permaneciendo el otro como un apéndice, una excrecen-
cia o un embrión, en la sombra, escasa e inconscientemente utiliza-
do. Otras veces se admite conscientemente la existencia del "otro"
carácter y se usa, aunque la falta de conexión Saturno-Luna implica
la separación más o menos nítida de ambos caracteres funcionando
el masculino (Yang) por su lado y el femenino (Yin) por el suyo.
En ciertos casos no hay aspectación entre ambos planetas del
duplo pero sí es posible hallar algún tipo de relación. Sucede cuan-
do hay recepción mutua ya sea por signos o por casas, otro planeta
44
aspecte a ambos sirviendo de puente, se den aspectos de paralelo o
antiparalelo, o un aspecto menor (quintil y biquintil, se-
mi/sesquicuadratura, etc.) o cualquier otro posible que el análisis
ponga de manifiesto. En estos casos es posible, bajo determinadas
condiciones, tomar conciencia de la relación entre ambos tipos de
carácter y proceder, conscientemente, a su integración.
Cuando la aspectación entre ambos planetas es evidente el ca-
rácter masculino (Yang) y el femenino (Yin) se entremezclan ac-
tuando conjuntamente en la vida de la persona. El resultado es la
androginia. Normalmente su expresión más clara ocurre en el aspec-
to de conjunción pues la oposición señala indecisión caracterológi-
ca, conflicto de identidad; el trígono indica comprensión y concien-
cia de la androginia mientras que la cuadratura da conflicto de ca-
rácter, sentimiento de desgarro, pesimismo. En cualquiera de los
aspectos se verifica una integración del carácter dando posibilidad
de acceder a un estadio evolutivo más elevado. Esta favorable opor-
tunidad no es, sin embargo, aprovechada en toda su potencialidad;
muchos son los factores que se oponen a ello; en primer lugar cabe
decir el de la concepción social unidireccional, esquemática e into-
lerante que fuerza a la adscripción de una sola de las facetas del
carácter: masculino si la persona es macho y femenino si la persona
es hembra; en segundo lugar el aspecto de cuadrado es de difícil
asunción así como el de conjunción en algunos casos; en tercer lu-
gar una persona evolucionada quizás vea muy interesante esta posi-
bilidad integradora pero una persona poco evolucionada puede en-
contrarla confusa y compleja; puede haber más factores pero ya los
expuestos, que actúan simultáneamente presentan un panorama lo
suficientemente complicado como para dar idea de la dificultad de
integración de los caracteres.

Algunas observaciones

En el anterior estudio del duplo Saturno-Luna (referente al ca-


rácter) es necesario hacer hincapié en lo siguiente:
En primer lugar, es un estudio parcial de la sexualidad; se ha
45
tomado el nivel síquico o emocional-mental, no el físico o emocio-
nal-material. Saturno representa las cualidades tradicionales del
carácter masculino (Yang) y la Luna, las cualidades correspondien-
tes al carácter femenino (Yin). La sexualidad completa, tal como se
entiende generalmente, el conjunto de carácter más la genitalidad,
incluye la consideración de Marte y Venus y todas las complejas
relaciones que se producen. Para segregar carácter y genitalidad con
vistas a establecer las diferencias entre ambos conceptos imagine-
mos que el género humano se reprodujera por esporas o tuviera un
corto período de celo, casos en que la importancia de Marte y Ve-
nus sería insignificante pero la de Saturno y Luna no se verían afec-
tadas respecto a las actuales. Los caracteres masculino (Yang) y
femenino (Yin) soportan la genitalidad y conforman la sexualidad
pero trascienden el papel específicamente sexual e impregnan el
carácter global de la persona.
En segundo lugar, se ha mencionado en todo el texto, salvo
error o excepción, el carácter masculino (Yang) y el femenino (Yin)
o sus denominaciones alternativas (masculinidad y femineidad), de
la persona en general y en concreto, de la misma persona. Si ambos
planetas están en la carta natal, ejercerán su influencia independien-
temente del sexo de dicha persona en otras palabras, la Luna existe,
a todos los efectos, en la carta natal de cualquier hombre y Saturno,
ídem respecto a la de cualquier mujer. La consecuencia, aunque
obvia, merece exponerse: Toda persona, sea cual fuere su sexo, se
compone de una parte masculina y de otra femenina; tiene un carác-
ter Yang y otro Yin. De acuerdo, al menos teóricamente pues, en-
tonces ¿hasta qué punto un hombre es un hombre y una mujer es
una mujer? Esta pregunta, que surge inmediatamente, mezcla los
conceptos vulgares sobre el sexo y debe ser formulada de otra ma-
nera; el enunciado podría ser: ¿hasta qué punto tiene el hombre un
carácter mayoritariamente masculino (Yang) y la mujer un carácter
mayoritariamente femenino (Yin)?
Es una pregunta importante en los tiempos actuales y efectuada
en términos astrológicos queda: ¿recibe el hombre una mayor in-
fluencia saturnina que lunar y la mujer una mayor lunar que satur-
nina? Si la respuesta es negativa, la dicotomía sexual en la vida so-
46
cial ocurriría por causa de una decisión que no tuviera en considera-
ción la naturaleza de los seres humanos sin entrar en mayores desa-
rrollos –abarcadores de campos de economía, política, sociedad,
etc.– quedaría clara la igualdad de las personas a todos los niveles y
sus correspondientes derechos y deberes, así como de oportunida-
des. Habría una sola diferenciación impuesta por condiciones fisio-
lógicas y es la referida a la labor reproductora (embarazo, parto y
crianza de los niños pequeños por parte de las mujeres). Asimismo
las relaciones homosexuales, afectivas y/o físicas, serían normales.
En caso de que la respuesta fuera positiva, la lógica presentaría otra
pregunta: ¿en qué medida cada uno de los planetas influye más en la
persona, en función de su sexo? Pues si la diferencia es mínima la
situación es, prácticamente, la del caso anterior y únicamente si la
diferencia es notable se puede asignar predominantemente el carác-
ter masculino (Yang) al hombre y el femenino (Yin) a la mujer, sin
olvidar ni subestimar el femenino (Yin) yacente en el hombre y el
masculino (Yang) existente en la mujer. Queda pendiente la realiza-
ción de un estudio científico (en el que participarían, además de la
astrología ciencias biológicas, físicas y químicas, principalmente)
que averiguase de qué grado y manera el cuerpo (o cuerpos) del ser
humano recoge las influencias planetarias y como varía la recepción
en función de sexo, raza, nivel evolutivo, disposición de la carta,
etc. Sería la manera de resolver muchos enigmas en multitud de
campos del saber humano.
En tercer lugar, la aplicación del análisis del duplo efectuado es
capaz de desvelar, ampliar e iluminar facetas del carácter de la per-
sona. Esto es importante para todas las personas y urgente en los
casos conflictivos. Por casos conflictivos deben entenderse –dentro
de esta sociedad– aquellos en que el carácter masculino (Yang) es
más fuerte que el femenino (Yin) en una mujer o viceversa en un
hombre, o bien que ambos sean equipotentes en una persona. La
interpretación puede partir de una premisa ecléctica y pragmática,
obviadora del dilema planteado en el párrafo anterior, que establez-
ca una mayor influencia de Saturno en el hombre y de la Luna en la
mujer, pero sin cuantificar. Considerar los casos en que Saturno sea
más fuerte que la Luna en la carta de una mujer y viceversa en la
47
carta de un hombre, que pueden alcanzar, "a priori", la mitad de la
probabilidad total.
En cuarto lugar conviene tocar el punto relativo a la explicación
del carácter –o mejor dicho, caracteres– a la persona consultante.
Esto tiene que ver con la ética profesional del astrólogo y con las
reglas y convencionalismos sociales. En estas líneas se alienta a dar
una visión o diagnóstico tanto del carácter masculino (Yang) como
del femenino (Yin) de la persona, sin ocultar o disimular nada; al
fin y al cabo el consultante –pague mucho, poco o nada– espera
recibir un informe completo y es lo que se le debe proporcionar.
Además en los casos ya mencionados de equipotencia de caracteres
o de mayor importancia del carácter complementario al del sexo
corporal, el nativo podrá encontrar, en primer lugar una confirma-
ción de intuiciones y creencias (reportándole un alivio síquico nota-
ble) y en segundo lugar, una vía de resolución de los posibles con-
flictos. Bien es cierto que se precisa vencer un cierto pudor del as-
trólogo en cuanto persona, al no desear tratar temas que puede con-
siderar como escabrosos, y también en cuanto profesional que –en
relación con la causa anterior– no se considere capacitado más que
en conceptos globales; asimismo la persona consultante probable-
mente se sienta incómoda (aunque la más necesitada de este análisis
en realidad desea oírlo y al final lo agradece); por si fuera poco, aún
hoy existe una cierta atmósfera de ocultamiento y evitación de lo
sexual y de lo relacionado con ello que es necesario –por ética pro-
fesional y personal– desvelar. En cualquiera de los casos, dado lo
profundo del tema, la prudencia y mesura en los conceptos y térmi-
nos es aconsejable.
En quinto lugar hay que tomar en cuenta el resultado de la ubi-
cación de Saturno y Luna pues, respecto al carácter, influyen más
intensamente cuando están situados en signos de Agua o en su pro-
yección mundana, en las casas homologas y en las cardinales. Res-
pecto a los papeles desempeñados, en esta sociedad por las personas
en función de su sexo estas posiciones se tornan críticas al estar
ocupadas por la Luna en cartas de hombre y por Saturno en cartas
de mujeres. También, en hombres, puede ser delicada la posición de
Saturno en Cáncer y la Luna en signos de Tierra; en mujeres, Sa-
48
turno y Luna en Capricornio.

Algunos ejemplos

Los caracteres Yang y Yin constituyen una materia sutil que no


se manifiestan directamente, permaneciendo en un segundo plano;
es una especie de interfase entre el mundo propio y el mundo ex-
terno de modo que los influjos de este último son recibidos por la
persona previamente tamizados por los caracteres sexuales y la ac-
ción ejercida por dicha persona sobre el mundo exterior es también
modificada por su naturaleza yang y yin. No es por tanto, fácil la
exposición de ejemplos tan claramente evidentes como en el caso de
los padres o en el de la potencialidad de vida, cuyas manifestaciones
en el mundo material son comprobables. Algunas veces, sin embar-
go, es posible vislumbrar la existencia práctica de los mencionados
caracteres, bien por su fuerza, por su equipotencia o incluso por la
posición mundana de los planetas que los representan. Se exponen a
continuación algunos casos.
Fernando Pessoa, polifacético hombre portugués, nacido el 13
de junio de 1888 en Lisboa a las 15h 20m era bisexual. Esto parece
ser la consecuencia natural de la androginia representada por la con-
junción de Saturno y Luna en el signo de Leo.
Un caso curioso es el de Henri Désiré Landru el famoso asesino
de mujeres nacido el 12 de abril de 1869 en París a las 5h 48m. Su
carta presenta una doriforia (casi un estelium) de seis planetas (Sol,
Luna, Venus, Neptuno, Júpiter y Mercurio) en Aries y en la casa
doce. Saturno a 17º de Sagitario en casa ocho y Marte a los mismos
grados de Leo en la cuarta casa conformaban un gran trino del ele-
mento Fuego pero en casa de Agua. El trígono Saturno-Luna expli-
ca la facilidad de combinación de su carácter masculino con su fe-
menino con lo que lograba gran capacidad de seducción ejercida
para conquistar a sus víctimas.
Otro caso notable es el de Marilyn Monroe, nacida el 1º de ju-
nio del año 1926 en Los Angeles con Saturno a 21º 28’ de Escorpio
en casa cuarta y la Luna a 19º 5’ de Acuario en casa 7, con un as-
49
pecto de cuadrado entre ambos. Se sabe que fue íntimamente des-
graciada durante su vida a pesar de disponer de fama, belleza, amor
(personal y del público) y dinero. Sin embargo la cuadratura Sa-
turno-Luna era un factor de tensión en su carta de modo que cuando
su profesión de actriz la obligaba a representar el papel arquetípico
de mujer (Luna), se activaba la cuadratura surgiendo el desequili-
brio y el sufrimiento interno al quedar Saturno afectado pero simul-
táneamente, bloquea do por la cuadratura con lo que la tensión entre
su carácter yin y su carácter yang se elevaba peligrosamente. Si se
añade que Neptuno a 22º 14’ de Leo en la casa uno formaba una
gran T con Saturno y Luna se comprenderá la dificultad de recono-
cer y resolver el dilema vital.
Margaret Thatcher (13 de octubre de 1925), la política inglesa
conocida por su fuerte carácter y la profundidad de reformas que
realizó en su país, tiene en realidad un par de caracteres, ambos
fuertes. El masculino (yang) está representado por Saturno en el
Ascendente, a mediados de Escorpio aspectando en trígono a Plutón
(en Cáncer y casa octava) y en sextil a Júpiter (en Capricornio casa
segunda) formándose una escuadra, ya que Júpiter y Plutón están en
oposición exacta. Es, por estar en el Ascendente, un carácter íntimo,
el más sentido, el más propio; Escorpio da una tremenda fortaleza
orientada a efectos transformadores que en este caso se acrecientan
extraordinariamente por aspectar a Plutón (conexión escorpiana) y
además, en la casa ocho (reforzando la naturaleza de Escorpio),
Júpiter aporta la fuerza preservadora y creativa como corresponde a
Capricornio y casa segunda. Este carácter, no obstante su naturaleza
íntima de casa uno, encontró una vía de explayamiento (en caso
contrario había ciertas posibilidades de resultar en santidad o en
maldad) en el quehacer social y político debido principalmente a
que Marte (regente del ascendente) estaba situado en Libra y casa
once, como también lo estaba el Sol (y Mercurio) y Júpiter daba un
sesgo social que al ubicarse en Capricornio derivó hacia la política;
Plutón en Cáncer hizo que Thatcher transformara completamente el
solar patrio. El carácter femenino (yin), señalado por la Luna es más
débil y conflictivo pues sus aspectos se reducen a una cuadratura
con Venus sesquicuadratura con Júpiter y semicuadraturas con Mar-
50
te y Plutón; sin embargo es un carácter también fuerte (sobre el úl-
timo grado de Leo, en conjunción con la estrella Régulus) y sobre
todo aparente pues conjunta al Medio Cielo, proporcionando popu-
laridad y un aura de realeza y dignidad (Luna en Leo) que aprove-
chó en su carrera política. De la consideración de Saturno y Luna se
puede concluir que ambos caracteres (yang y yin) son fuertes aun-
que el masculino parece ser el preponderante.

51
TERCER NIVEL DE INTERPRETACIÓN:
LA POTENCIALIDAD DE VIDA

En este nivel la polaridad Saturno-Luna representa el papel a


desempeñar por la persona en el mundo durante el transcurso de su
existencia. Posee un significado globalizador de la vida mundana
respondiendo a interrogantes del tipo: ¿qué hago en este mundo?,
¿cuál es la finalidad de mi vida?, ¿a qué debo dedicarme?, ¿cuál es
mi lugar en la sociedad humana?, etc. Indica, pues, lo que la perso-
na sería capaz de efectuar, la potencialidad de realización en el
mundo. Actúa como una especie de guía orientadora de la vida de
cada uno a lo largo de su existencia señalando claramente las posi-
bilidades de realización personal, dando a esta expresión un amplio
significado.
La potencialidad de vida es un concepto mundano, entendiendo
por mundano lo relacionado concretamente con la materia el inte-
lecto, el siquismo. Estas actividades son desarrolladas generalmen-
te, en el medio social. Aunque esto tiene su componente espiritual y
genera las correspondientes consecuencias (karma) no intenta res-
ponder a las finalidades más específicamente espirituales o mejor
dicho, a los temas relacionados con los planetas transaturninos. No
es acertado separar tajantemente aspectos personales, sociales,
mundanos, espirituales, etc., pues todos ellos forman parte de un
continuum vital, pero está claro que cada planeta representa más
intensamente un asunto que otro y el duplo Saturno-Luna indica la
potencialidad de vida en el mundo, con todas las implicaciones es-
pirituales que ello comporta, pero no responde a los interrogantes
propios, y más directamente relacionados con la espiritualidad, de
los planetas transaturninos y del Sol, razón por la cual no debe verse
aquí los fines específicamente espirituales y circunstancias kármicas
que tanta importancia alcanzan en las cartas de ciertas personas.
La potencialidad de vida así considerada, viene a ser sinónimo
de evolución poseyendo Saturno y Luna una importancia fundamen-
tal en el género humano y en cada uno de las personas sobre todo en
53
la parte en que la Evolución cursa el hemisferio occidental, casas
cuarta a décima, constituyente de la etapa propiamente humana de
la persona; en el primer cuadrante, las tres primeras casas, ésta es
guiada, promocionada y educada, y en el último cuadrante, espe-
cialmente las casas undécima y dúo décima, ha logrado liberarse de
las leyes de la necesidad. Entre tanto, su evolución consciente en el
seno de la Creación se realiza en el hemisferio occidental (específi-
camente en la región homóloga delimitada por el "eje de luz", defi-
nido por las divisiones de casas cuarta y quinta por una parte y de
casas décima y undécima por otra) donde se pone en contacto con
los demás seres humanos y, principalmente, con lo demás, todo lo
que constituye el mundo creado: materia (tangible e intangible),
energía, espíritu, amor, inteligencia, leyes, procesos, elementos,
seres en diversos grados de evolución, etc. El ser humano lo recorre
desde una posición puramente pasiva (Cáncer) hasta alcanzar otra
totalmente activa (Capricornio); cuando parte es totalmente lunar y
cuando llega es saturnino, recogiendo la influencia de los planetas
propios del sistema Solar el propio Sol en el signo de Leo, Mercurio
al pasar por Virgo, Venus en Libra (lugar de equilibrio en el camino
donde Saturno está exaltado y la Luna en buena posición), Marte en
Escorpio y Júpiter en Sagitario, de forma que quien haya pasado por
todas estas etapas (signos) evolutivas ha integrado en si la na-
turaleza y significado de todos los planetas y al terminar de realizar-
lo con Saturno y Capricornio, queda libre de las leyes de la Crea-
ción y del mundo material logrando un estado (como el Paraíso de
las diversas religiones) en que los posteriores pasos evolutivos lo
serán a nivel cósmico a través de Urano y los planetas situados más
allá.
El duplo Saturno-Luna, indicando la potencialidad de vida tiene
dos polos. Uno, representado por Saturno, es la tarea vital. El otro,
representado por la Luna, es el conjunto de habilidades naturales.
La tarea vital es la actividad que la persona deberá realizar en su
vida para lograr su desarrollo más adecuado y colmar su potenciali-
dad. Está relacionada con el presente (influyendo, lógicamente, en
el futuro). Saturno ejerce el papel de demiurgo que traza los planes,
dirige, supervisa, controla, trabaja y lleva a cabo la tarea vital lo-
54
grando –caso de éxito– una gran obra. Las habilidades naturales
constituyen el conjunto de conocimientos y saberes propios de la
persona. Está relacionado con el pasado, son facultades natas, ad-
quiridas probablemente en anteriores existencias. La Luna re pre-
senta así la materia prima o dotación básica que el individuo posee
y que puede aplicar al logro de la tarea vital.

La tarea vital

Saturno representa la ocupación vital del individuo, la que ten-


drá que realizar en la vida y en la que, con el adecuado esfuerzo,
alcanzará la maestría. El ser maestro, en cualquier actividad (en este
caso la representada por Saturno) es la finalidad más elevada del ser
humano pues es ésta la razón de su presencia en el planeta. En con-
secuencia, tal actividad constituye por lo general, su destino y de
esta manera Saturno se muestra como la clave que desvela el Des-
tino. No es por tanto, un destino que provenga de una decisión igno-
ta tomada por fuerzas o seres extrahumanos, desde el remoto pasa-
do, al que plegarse de una manera pasiva, resignada y sufridora (el
pasado –propio– sólo influye en los pasos evolutivos ya cumplidos,
que abocan al de la vida presente y siendo el adecuado a realizar)
sino que el destino –que el nativo decidirá si realizarlo o eludirlo–
es la tarea apropiada a su grado de evolución y de por sí es activa,
alegre, justa, del presente y abierta al futuro. Está lejos de la con-
cepción del trabajo impuesto o necesario, propio de la casa sexta, y
también, aunque algo menos, del concepto de profesión o actividad
que normalmente se tiene de la casa décima; no es el reconocimien-
to, la gloria, la remuneración económica, el triunfo, lo que Saturno
en su papel de demiurgo persigue. La tarea vital de la persona a la
que ha de dedicar sus fuerzas y su voluntad de forma continuada
durante toda su vida, puede hacerse en silencio, sin proyección so-
cial y sin ganancia económica; si logra influencia social puede ob-
tener el reconocimiento público y sus consecuencias, lo que es
bueno tanto para el individuo –que podrá contrastar los resultados
de su hacer con el medio externo y, además, obtener bienes econó-
55
micos que aseguren su subsistencia física (interesante si se tiene en
cuenta que posiblemente no pueda disponer de tiempo para ejercer
otra actividad que atienda a sus necesidades)–, como a la sociedad
que aprovechará, una vez alcanzada la maestría, las cualidades óp-
timas para el desempeño de la correspondiente función social.
Decidir tomar sobre sí mismo la responsabilidad del propio des-
tino puede parecer a la mayoría de las personas el equivalente a
"tomar la cruz" y llevar en adelante una existencia llena de sufri-
miento y dolor. Esto es así porque la ideología imperante en la so-
ciedad actual es pusilánime, débil, egoísta, irresponsable y subjeti-
va; todo lo que suponga esfuerzo, un mínimo de esfuerzo, es califi-
cado de difícil, insoportable, doloroso, etc. El dolor es visto como
una entidad extraña, de otro tipo de realidad, como extraterrestre y
no como lo que en realidad es: un modo de aviso que la Naturaleza
efectúa cuando se infringe las leyes que gobiernan lo creado. El
dolor es considerado terrible y casi todo evento se califica de dolo-
roso, así que Saturno en cuanto indicador del destino da, forzosa-
mente, experiencias agradables y experiencias desagradables; las
primeras se deben a la satisfacción natural procedente de la obra
bien hecha, de la tarea vital bien realizada, y las segundas son cau-
sadas por las desviaciones, infracciones y violaciones de las leyes
que regulan los procesos y que son prácticamente inevitables, por
ignorancia o por torcida voluntad, en el desempeño de la tarea.
La negativa a tomar la responsabilidad de sí mismo, a evitar el
destino, a eludir la tarea vital conlleva un estado general de frustra-
ción personal y un miedo profundo, enraizado, extendido por todo
el ser, inmovilizante, castrador, que inhabilita a la persona para casi
cualquier asunto serio, evolutivo, trascendente. Saturno sigue, du-
rante toda la vida, ofreciendo oportunidades para que la persona
pueda responsabilizarse de su propia vida. Cuando son rechazadas,
se perciben como dolor, desgracia, aflicción y entonces se maldice a
Saturno imputándole todos nuestros males. Afortunadamente se va
abriendo paso la concepción de este planeta como Guía y Maestro
en numerosos astrólogos y el panorama cambia entonces radical-
mente: es el que enseña, educa, corrige y premia. Al tomar la perso-
na su propio destino y ejercer su tarea vital la vida se torna plena de
56
sentido, digna de ser vivida, tiene sustancia, color, olor y sabor, y
como consecuencia, aparece la alegría, la ecuanimidad, la certeza, el
respeto y la maestría. La diferencia entre asumir la propia responsa-
bilidad o no asumirla es radical, como el día y la noche. Las carac-
terísticas saturninas de tristeza, dolor, frialdad, etc., se transforman
en alegría, bienestar, calidez etc. Los lectores más perspicaces se
habrán dado cuenta que cualidades como la ecuanimidad y el respe-
to constituyen la base del auténtico amor así que Saturno ¡quién lo
diría! no está lejos de él, dándole su fundamento profundo.
Saturno, representando al demiurgo, ejerce su labor pro-
piamente en los signos que van de Leo a Capricornio, ambos in-
clusive. En Leo señala la decisión de evolucionar al tomar concien-
cia de la individualidad; la persona trabaja sobre sí misma elaboran-
do su propio código moral, su voluntad, lo que se traduce en el
mundo externo como tendencia a imponer, indicar o facilitar a los
demás la necesidad de evolución y su propia moralidad. Saturno en
Virgo hace ejercer al nativo una labor mental profunda, analítica y
escrupulosa cuya repercusión externa puede ser la de químico, ana-
lista (de cualquier tipo), informático, farmacéutico médico, conta-
ble, etc., con tendencia a la asunción de una posición relativamente
subordinada. En Libra el significado de Saturno es el de compren-
sión intelectual de todo tipo de relaciones que se dan en la Naturale-
za, la Sociedad y el Hombre; es la posición más abarcadora y com-
prensiva permitiendo al nativo una correcta aprehensión de la reali-
dad del mundo. No es ilógico que éste sea su signo de exaltación
pues ejerce su papel cualitativo más importante. En el mundo ex-
terno se explicita como sistematizadores, ensayistas, organizadores,
científicos sociales, estadistas, etc. Al pasar a Escorpio, Saturno se
concentra, perdiendo la amplitud de Libra y ganando en profundi-
dad por lo cual su labor creativa se focaliza en pocas cosas a las que
trata intensamente, con cierta obsesividad, normalmente las más
importantes para el ser humano: los sentimientos, la sexualidad, la
muerte, intentando llegar a su comprensión última, metafísica. Ex-
ternamente el nativo es introvertido pues estas experiencias tiene
que vivirlas internamente y no podrá, por lo general, exponerlas a la
luz pública; en unos casos será sicólogo, médico, sexólogo; en otros
57
su labor será investigadora en cualquier tarea, desde la policíaca a la
mecánica pasando por la científica, y –siempre– tendiendo al ocul-
tismo. Cuando llega a Sagitario, Saturno ha enriquecido grandemen-
te su bagaje y aquí lo refina y espiritualiza o, de lo contrario, lo de-
grada y dilapida. En la primera opción, la expansividad sagitariana
causa filósofos, religiosos, líderes políticos y sociales, moralistas,
etc. y en la segunda opción da jugadores, estafadores, juerguistas,
seudorreligiosos, etc. Entrambas, aventureros, deportistas, financie-
ros, abogados, etc. La posición de Saturno en Capricornio, al que
rige, aporta toda la experiencia obtenida anteriormente y capacita al
ser humano para liberarse totalmente de las leyes de la creación
mediante el trabajo consigo mismo (con su propia "tierra") logrando
místicos (ermitaños o no), ocultistas, magos, alquimistas. Cuando
hay proyección externa –que es lo normal en personas no tan alta-
mente evolucionadas– se tiene a organizadores, gobernantes, políti-
cos, poderosos, etc.
Pasando ahora al análisis de Saturno en los demás signos, que a
pesar de no estar en el hemisferio occidental también desempeñan
un papel en la carta natal, se tiene que en Aries, cuando no frena la
iniciativa, aporta mesura, control y método En Tauro suele ser con-
servador y a veces hasta reaccionario al pretender imponer normas
caducas, sobre todo en el ámbito familiar, pero también puede ser
protagonista de un equilibrio justo al medio ambiente y protector de
familia y naturaleza. En el signo aéreo de Géminis, si no apaga su
viveza, lleva aplomo fundamento y profundidad. Cáncer –signo
opuesto al que rige Saturno– es el punto de partida del hemisferio
occidental y cuando está ubicado aquí prepara y ajusta los senti-
mientos, la herencia ancestral y el sentido familiar haciendo que el
individuo lleve una vida sentimental introvertida, interiorizada y
fructífera; sirviendo además, de cauce para la instauración de nue-
vos arquetipos en la especie humana. En estos signos del primer
cuadrante presenta una notable dicotomía; los significados más res-
trictivos suelen corresponder a las personas menos evolucionadas
mientras que los más expansivos y activos, a las más evolucionadas.
Cáncer es un signo singular para Saturno y juega un papel impor-
tante al oponerse a Capricornio.
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Respecto a la posición de Saturno en los dos últimos signos del
Zodíaco, Acuario y Piscis, cabe recordar su regencia sobre el prime-
ro, principalmente en su papel de sosegador y estabilizador definiti-
vo de la mente, síntoma claro de liberación en las filosofías orienta-
les, aunque en las personas poco evolucionadas indique egoísmo,
indiferencia y fanatismo. En Piscis es inevitable recordar el compo-
nente kármico como significado destacado pero no deja de tener una
parte de actividad mística pronunciada en personas evolucionadas
mientras que en otras puede obrar un rol de destrucción (en contra-
posición al suyo básico de construir).

Las habilidades naturales

En la potencialidad de vida la Luna representa el conjunto de


conocimientos, habilidades y saberes propios del nativo y que por
tenerlos integrados en su ser le resultan naturales, íntimos y fáciles
de activar. Constituye la materia sobre la cual Saturno podría ejecu-
tar su plan; es el bagaje de cómodo uso e inmediata disposición que
posee el hombre. Estas cualidades conducen a otra: la seguridad
síquica resultado de la conciencia, ya instintiva, de su perfecta asi-
milación – quizás en un pasado remoto.
El nativo podrá tener o adquirir otras habilidades a lo largo de
su vida pero son las representadas por Luna las más fáciles e idó-
neas de utilizar y las que más seguridad conllevan. Es lógico que el
plan saturnino las emplee, cuando le sea posible, adecuadamente.
Dependiendo de la ubicación de la Luna en el Zodíaco las habi-
lidades naturales tendrán características específicas. Algunas de
ellas se exponen seguidamente:
En Aries la Luna proporciona intrepidez, autovaloración, cons-
ciencia instintiva de sí mismo, adecuadas para las actividades de
venta, iniciación de nuevas tareas, instalación de establecimientos,
trabajos de responsabilidad personal, etc.
En Tauro –exaltación lunar– las habilidades son propicias para
el mantenimiento y acrecentamiento de cualquier actividad, el uso
correcto (instintivo) de la Naturaleza, la otorgación de confianza,
59
etc., adecuadas para la realización de actividades como el cuidado
de los niños, jardinería, la crianza de animales, la salvaguarda de la
naturaleza, decoración y mantenimiento del hogar o similar, la cus-
todia de bienes, el canto, la música, la escolaridad infantil.
En Géminis las habilidades indicadas por la Luna son las de lo-
cuacidad, intuición natural, agilidad mental, comunicabilidad, des-
treza manual, etc., por lo que las actividades más afines son las de
relaciones públicas, locutores, presentadores de espectáculos, perio-
dismo, vendedores cara al público, cajeros y otras de manejo numé-
rico, artesanía, oficinas, diseño.
En Cáncer la Luna se encuentra en el signo que rige y da habili-
dades de generación, cuidado, protección, premonición, etc., siendo
muy adecuadas, por tanto, las actividades de incubación y procrea-
ción de nuevos entes, cuidado de niños y jóvenes e incluso personas
adultas y ancianas, consejo familiar y personal, las relacionadas con
lo ancestral (genealogía, historia, genética, arqueología, sicología,
etc.), la comedia (actores, demagogos, etc.).
En Leo la Luna muestra como habilidades natas la confianza en
sí mismo y el liderazgo natural, el saber desempeñar el propio papel
(saber estar), etc., que son adecuadas a las actividades de represen-
tación ya sea social o política además de la artística, el diseño, etc.
En Virgo las habilidades lunares son las de una mente lógica,
detallista, minuciosa, el manejo numérico, la servicialidad, pacien-
cia, disponibilidad, memoria, etc., lo que está en correspondencia
con numerosas actividades entre ellas la informática, las de oficina,
servicio doméstico y limpieza, la investigación analítica, la enfer-
mería, encargados o gerentes, agricultura, química, secretaría, maes-
tro escolar, mensajería.
En Libra las habilidades dadas por la Luna son las de pensa-
miento intuitivo, sentido artístico, imparcialidad, sociabilidad, etc.,
propias para actividades de relaciones con el público, desde tareas
de información a tareas de integración social pasando por las de
abogacía, formación de grupos y sociedades, periodismo literario,
consejería, encargados de personal, política representativa, trabajo
en equipo, bellas artes.
En Escorpio la Luna muestra las habilidades de aplomo, fuerza
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de voluntad, seguridad en sí mismo, decisión, potencia, capacidad,
siquismo, etc., lo que es muy adecuado para realizar actividades
para las que se requiera poner a prueba continua el temple tales co-
mo las de bombero, socorrista, medicina, detective, policía, trabajo
en grupos difíciles, ejército, etc.
En Sagitario las habilidades aportadas por la Luna son de movi-
lidad, disponibilidad para viajes, confianza, intuición, sabiduría im-
plícita, etc., por lo cual sus actividades apropiadas son aquellas que
tengan algo de improvisación en su desarrollo como exploradores
(de terrenos, mercados, lugares, personas, etc.) consejeros (econó-
micos, morales), de aptitudes polifacéticas y adaptables, relación
con extranjeros (hostelería, agencias de viajes, comercio exterior),
etc.
En Capricornio la Luna presenta habilidades administrativas,
militares, directivas, reflexividad, perseverancia, resistencia, res-
ponsabilidad, etc., que facultan para actividades de gerencia, direc-
ción, control, gobierno, etc.
En Acuario las habilidades lunares son las de comprensión de lo
inesperado, la intuición, sabiduría impersonal, etc., lo que predispo-
ne a cualquier actividad con un elevado componente de originali-
dad, improvisación, trabajo en equipo pero con ritmo individual,
tareas informáticas, medicina alternativa, etc.
En Piscis la Luna puede aportar casi cualquier tipo de habilidad
pero especialmente las de comprensión sentimental, consolación,
cuidado, imaginación, etc., así que puede desempeñar casi cualquier
actividad aunque específicamente las de enfermería, videncia, cui-
dado de personas, teatro, etc.

Las casas

La potencialidad de vida, tanto en su polo de tarea vital como


en el de las habilidades naturales, ha de concretarse en áreas especí-
ficas de actuación mundana pues por su propia esencia exigen ser
llevadas al terreno de la realización. En el caso de las habilidades
naturales la Luna proporciona la espontaneidad necesaria para que
61
su puesta en práctica sea lo más rápida posible (en caso de reprimir
su actuación o contrariarlas gravemente acaece una sensación de
frustración inseguridad y descontento que afecta a la salud síquica –
e incluso física de la persona). En el caso de la tarea vital la situa-
ción es diferente pues se requiere un acto de voluntad del individuo
o una aceptación voluntaria de su destino, para que dicha tarea pue-
da ser llevada a cabo.
En ambos casos la ubicación en el mundo (en las sociedades
modernas, mundo es generalmente sinónimo de mundo social) re-
quiere considerar el estado de las casas astrológicas. El ejercita-
miento de las habilidades naturales suele encontrar por el instinto
lunar, el lugar adecuado, aunque no siempre. La tarea vital presenta
más dificultades a la hora de su correcta ubicación pues primera-
mente hay que aceptarla y posteriormente vendrá, de forma natural
(más tarde o más pronto), el entorno donde desarrollarla. Para evitar
malentendidos a la hora del consejo astrológico se deberá tener muy
presente la diferencia entre tarea vital y habilidades naturales pues
puede ocurrir que su plasmación mundana coincida a pesar de su
diferente significación y esto sea fuente de errores. Por ejemplo,
Saturno en casa diez puede dar lugar a un gobernante o un alto fun-
cionario mientras que la Luna en la misma casa podrá indicar un
funcionario estándar o incluso una persona que trabaje en de-
pendencias oficiales; en ambos casos se dirá que debe realizar su
actividad en la Administración Pública pero sus papeles serán dife-
rentes y habrá que explicitarlos claramente pues (salvo que la carta
globalmente considerada indique lo contrario) si Saturno es el que
aparece en la casa décima se podrá alentar al nativo a desarrollar su
tarea vital, activa, como responsable administrativo y/o político
mientras que si es la Luna quien ocupa dicha casa, su posición será
subordinada y no muy relevante.
La tarea vital es menos susceptible de concreción física que las
habilidades naturales; su componente síquico es más importante que
el material mientras que con las habilidades sucede lo contrario. La
consecuencia práctica es que la tarea vital está más relacionada con
el entorno (social, preferentemente) y las habilidades naturales lo
están con el lugar, en correspondencia con los roles activo (síquico)
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y pasivo (físico) que los caracterizan respectivamente. Volviendo al
ejemplo anterior, una persona con Saturno en casa diez podría ejer-
cer su tarea vital en el entorno de la Administración sin pisar mucho
un edificio oficial si dedicase bastante tiempo a viajes o entrevistas,
trabajase en el extranjero o actuase como agente o enviado especial
(secreto o no), siendo un caso extremo el de espía. Si en vez de Sa-
turno tuviera la Luna, sus habilidades naturales las ejercería proba-
blemente en edificios oficiales incluso sin ser empleado público, en
posición subordinada, sin excesiva responsabilidad en los asuntos
de la Administración. La casa en donde esté Saturno indicará el
entorno mundano en que la tarea vital encuentra su mejor manera de
expresión concreta. De manera análoga la casa ocupada por la Luna
señala el lugar donde las habilidades naturales se realizarán de la
forma más apropiada. El significado de las casas respecto a la po-
tencialidad de vida se muestra a continuación a grandes rasgos.
La casa primera ocupada por Saturno denota dedicación plena
al propio desarrollo interno mientras que la Luna aplica sus habili-
dades a satisfacer las necesidades propias. Hay una cierta dosis de
contradicción entre la potencialidad de vida como actividad exóge-
na "per se" y su aplicación práctica sobre sí mismo. La persona sue-
le aparecer como egoísta ante los ojos ajenos sobre todo cuando la
Luna ocupa la casa, pues si fuera Saturno, la propia reflexión y con-
ciencia de sí lograría moderar y encauzar en parte el flujo egotista.
En estos casos posiblemente sería conveniente la asunción del ego-
tismo y la autosuficiencia por parte del nativo. También señala las
actividades específicamente pioneras en cualquier campo.
La segunda casa proporciona en estos campos un entorno rela-
cionado con la Naturaleza ya sea silvestre o domesticada (agricultu-
ra y ganadería), la alimentación en general y específicamente la
infantil; centros escolares para la infancia; las actividades bancarias,
de almacenaje, etc.; las económicas (empresas asesoras, de ense-
ñanza, la Bolsa, etc.) y los lugares relacionados con todo lo anterior.
La tercera casa produce un entorno relacionado con las activi-
dades comunicativas (agencia de viaje, prensa, radio, televisión,
correos en general, etc.) con las literarias, con el ambiente local o
municipal, las comerciales e intermediarias; también las de ense-
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ñanza de niños, adolescentes y de idiomas, los transportes y los lu-
gares correspondientes a dichas actividades además de, específica-
mente, la calle.
La potencialidad de vida encuentra su entorno apropiado, dentro
de la cuarta casa, en las tareas conexas con la crianza el cuidado y
conservación de edificios, de la educación de adolescentes y jóve-
nes, la protección materna, la construcción de viviendas, la minería,
excavaciones y los lugares correspondientes a dichas actividades.
La casa quinta expresa un entorno relacionado con el prestigio
social, los entretenimientos públicos cultos (teatro, música, bellas
artes en general), los deportes de espectáculo, la educación en gene-
ral, la sentimentalidad (consejería y divulgación) y los lugares co-
rrespondientes a esas actividades, especialmente, los edificios ofi-
ciales representativos, los emblemáticos y los palacios.
En la casa sexta el entorno está en analogía con las actividades
informáticas, administrativas, hospitalarias y sanitarias; las de co-
mercio al público, de animales de compañía; las sindicales y gre-
miales; a veces también las militares. Y los lugares donde se desa-
rrollan dichas actividades.
Cuando Saturno y/o Luna están en la séptima casa el entorno es
el apropiado a las actividades de relación, dentro de cualquier orga-
nización, las agencias matrimoniales y de enlace, las de recursos
humanos, etc., y los lugares correspondientes a dichas actividades,
especialmente, los edificios diplomáticos, de atención al cliente y
los de reunión pública.
La casa octava está en consonancia con entornos relacionados
con las actividades sexuales, económicas, ocultas, de policía y con-
trol, de la muerte y los lugares correspondientes a esas actividades
como burdeles, empresas de transformación (de otras), comisarías,
funerarias, etc.
A la novena casa le va el entorno propio de las tareas judiciales,
de enseñanza superior, religiosas, de exploración, sociedades filan-
trópicas, y los lugares correspondientes a dichas actividades como
tribunales, universidades, iglesias, etc.
La casa décima tiene adscrito el entorno cuyas actividades son
las de organización y control (dentro de cualquier estructura), las de
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gobierno y Administración Pública, dirección de organizaciones,
etc. y los lugares correspondientes a dichas actividades, especial-
mente edificios oficiales.
La undécima casa lleva asociado el entorno adecuado a las acti-
vidades de grandes organizaciones (altruistas o no) de perspectiva
sobre el futuro, asociaciones de afiliación libre y deseada (clubes,
foros, etc.) y los lugares correspondientes a dichas actividades, es-
pecíficamente los situados al aire libre.
La casa duodécima posee un entorno adecuado a las actividades
de purgación voluntaria u obligada, o sea, las de salud, de retiro
físico y espiritual, las de castigo, etc., y los lugares correspondientes
a dichas actividades como hospitales, monasterios y prisiones.
Antes de finalizar este apartado, recordar la diferencia entre ta-
rea vital y habilidades naturales –Saturno y Luna– para poder preci-
sar el papel de las casas en la carta natal. Asimismo hay que tener
presente que mientras los signos indican la naturaleza de la tarea
vital o de las habilidades, las casas señalan, frecuentemente, la ma-
teria o elemento concreto con que se opera.

Los planetas

Es bastante frecuente encontrar en las cartas natales aspectación


de algún planeta a Saturno, a la Luna o a los dos. Esto significa que
la potencialidad de vida, ya sea en la parte de la tarea vital o en la de
habilidades naturales, se verá afectada esencialmente en el sentido
indicado por la naturaleza del planeta aspectante.
Mercurio proporciona comunicabilidad, ingenio, versatilidad,
inteligencia, verbosidad, expresividad, etc. Venus aporta estética,
armonía, sentimiento unitivo, amor, suavidad, intuición, sensibili-
dad, etc. Marte es el planeta que da fuerza, impulso, iniciativa,
energía, disponibilidad, etc. Júpiter trae la benevolencia, el sentido
social y religioso, optimismo, ley y orden, magnanimidad, etc. El
Sol engrandece extraordinariamente la potencialidad de vida confi-
riendo vitalidad e idealismo. Los planetas transaturninos introducen
un sentido trascendente de índole superior realzando la tarea vital,
65
aunque proporcionan cierta perturbación a las habilidades naturales
de modo que la persona se sentirá algo insegura (en contradicción
básica con el significado de la Luna en esta materia) o mejor expre-
sado, se siente conducida por fuerzas superiores que no le es fácil
manejar. Urano da intuición, independencia y radicalidad; Neptuno
trae el misticismo y la fusión y Plutón, la profundidad y transforma-
ción.

Relación entre tarea vital y habilidades naturales

Sería interesante, además de productivo, que las habilidades na-


turales de la persona fuesen directamente aplicables a la realización
de la tarea vital. Con ello se facilitaría grandemente su consecución
incrementando las posibilidades de su correcta ejecución. Esto im-
plica la aspectación entre Saturno y Luna, hecho que ocurre en la
minoría de las cartas astrales; en la mayor parte de los casos tal re-
lación no existe y esto significa que las habilidades naturales no son
aplicables directamente en el desempeño de la tarea vital, no obs-
tante tales habilidades existen y la tarea vital a desarrollar, también;
por lo que es conveniente conceder atención a la búsqueda de cual-
quier posible relación, dada la importancia que supone para el nati-
vo.
En el caso más desfavorable, en que no hay ningún tipo de rela-
ción (ni aspectos menores, ni paralelos, ni recepción mutua, ni rela-
ción mediante decanatos, etc.) las habilidades naturales suelen ejer-
cerse en actividades necesarias para el sustento material del nativo y
la tarea vital se realiza de forma totalmente independiente, si tal
cosa ocurre pues, dependiendo principalmente del estado de Sa-
turno, es muy probable que la dificultad práctica desanime y entor-
pezca al nativo su realización. En las personas que llevan a cabo su
tarea vital, esta suele tomar la forma de afición o actividad inconexa
respecto a la que atiende a su mantenimiento material, llevando por
tanto, una especie de doble vida.
Otro orden de casos es el constituido por aquellos en que la re-
lación es indirecta. Puede haber muchos Saturno en Cáncer o Tauro
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y Luna en Capricornio, Acuario o Libra proporcionan mutua recep-
ción (por regencia o exaltación). A veces la recepción es por casas.
En otras ocasiones, al tener en consideración los decanatos, se en-
cuentran Lunas saturnizadas y Saturnos lunizados. Los paralelos y
antiparalelos se asemejan, respectivamente, a conjunción y oposi-
ción. Puede ocurrir que haya un planeta-puente que aspecte a Sa-
turno y Luna estableciendo así una relación. Cuando Saturno aspec-
ta al eje nodal o incluso a Lilith (Luna negra) se puede asumir cierta
relación con la Luna. Todas estas situaciones (y algunas otras más)
relacionan indirectamente la tarea vital y las habilidades naturales,
que sólo el estudio escrupuloso por el astrólogo puede poner en cla-
ro. El nativo, en algunos casos, posee una vaga intuición de cómo
aplicar las habilidades naturales a la tarea vital. Por lo general vive,
como en el caso anterior una doble vida de actividad aunque con
cierta tendencia a unir ambas, pues nota, por escasa que sea, la rela-
ción. El astrólogo experimentado puede ayudar a explicitar la rela-
ción entre ambas entidades de la potencialidad de vida.
Un tercer orden de relacionabilidad es el formado por aquellos
casos en que ocurre un aspecto menor. Se trata de una relación di-
recta menor. Cada aspecto tiene su influencia: el sextil (con orbe o
implicando elementos no complementarios), el semisextil, la ses-
quicuadratura y semicuadratura, el quincuncio, también el quintil y
biquintil (incluso el septil y novil). En estos casos se percibe una
mayor aplicación de cualidades a la tarea vital, resultando más ha-
cedera y encontrando el nativo más fácilmente su camino en la vida,
aunque estos aspectos son sutiles y se necesita cierto nivel evolutivo
para aprovecharlos bien.
El cuarto –y principal– orden de relacionabilidad es el consti-
tuido por los aspectos mayores. Se trata de una relación directa ma-
yor. Los aspectos de conjunción, oposición, trígono, cuadratura y
sextil (exacto) son muy influyentes a la hora del desarrollo de la
tarea vital. La fuerza de estos aspectos causa la aplicación inmediata
de las habilidades naturales a la tarea vital y el nativo suele encon-
trar pronto su camino y descollar en él, alcanzando, si otros factores
en la carta lo confirman, posiciones notables en el campo de su ac-
tividad. Al igual que en el anterior orden de relacionabilidad la di-
67
versa naturaleza de los aspectos hace que la tarea vital transcurra
por diferentes incidencias. La conjunción evidentemente da las ma-
yores facilidades pues no hay distinción entre medios y fin lográn-
dose un gran progreso aunque el nativo pierde cierto grado de cons-
ciencia en la percepción de su tarea vital. Como es de esperar la
oposición indica la confrontación entre habilidades y la meta a con-
seguir lo que suele traducirse en el fracaso o al menos sensación de
él, cuando se pretende conseguir la tarea vital. La mayoría de las
personas ni tan siquiera lo intentan, dedicándose el nativo a otros
afanes y constituyendo en la práctica un impedimento a la consecu-
ción de dicha tarea. De todos modos hay una esperanza astrológica
consistente en intentar conciliar los polos de la oposición mediante
una explicación clara a la persona señalando las posibles ayudas
(planeta aspectante común, recepción mutua, etc.). El trígono es el
aspecto más creativo y armonioso y, si es perfecto (planetas si-
tuados en el mismo elemento y en casas correspondientes) cons-
tituye un factor extraordinario en el logro de la tarea vital pues el
nativo es consciente del proceso, pone su esfuerzo y es naturalmen-
te retribuido. El sextil perfecto actúa parecidamente al trígono y a
pesar de ser menos fuerte, es más dinámico y vivaz por relacionar
elementos complementarios.

Algunos ejemplos

Si bien en el nivel de interpretación correspondiente a los pa-


dres es difícil mostrar ejemplos que sean de conocimiento generali-
zado debido a lo privado del tema y en el segundo nivel de interpre-
tación –los caracteres yang y yin– la sutilidad inherente requiera un
buen conocimiento síquico del nativo y no facilite la exhibición de
ejemplos, en lo referente a la potencialidad de vida, por ser una fa-
ceta expresable, generalmente, en la vida social, es posible mostrar
algunos casos que ilustren el funcionamiento del modelo del duplo
Saturno-Luna. Helos aquí.
El compositor musical Wolfgang Amadeus Mozart, nacido el
27 de Enero de 1756 en Salzburgo (Austria) a las 20 horas, tenía a
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Saturno a 2º de Acuario en conjunción con el Sol (7º) y con Mercu-
rio (8º), en el mismo signo que Venus (29º), quincuncio con Marte
(0º de Cáncer), biseptil con Júpiter (19º de Libra), oposición Nep-
tuno (10º de Leo), nonil con Plutón (21º de Sagitario). Con tantos
aspectos es claro que la tarea vital es importante. Al estar Saturno
situado en la casa quinta, la tarea vital puede expresarse en entrete-
nimientos públicos cultos tales como teatro, música y bellas artes;
una de las actividades acuarianas es la relacionada con las vibracio-
nes, entre ellas las musicales, así que Acuario y casa quinta es lógi-
co que produzcan la tarea de compositor musical. El Sol dio altura
espiritual, Mercurio la correcta expresividad y Venus la necesaria
armonía; todo esto es distinguible en su música (además de lo signi-
ficado por los aspectos más sutiles del resto de planetas). La Luna
estaba ubicada a 18º de Sagitario en la cuarta casa recibiendo aspec-
tos de Júpiter (19º de Libra) en sextil, de Venus (quintil), de Plutón
(21º de Sagitario) en conjunción y de cuadratura por parte de Urano
(13º de Piscis) y del eje nodal al estar conjunto Urano al nodo sur.
Sagitario proporcionó las cualidades de movilidad, capacidad viaje-
ra, confianza, que le fueron muy útiles en su accidentada existencia;
Júpiter permitió la enorme fecundidad de su obra, Venus la facili-
dad formal, Plutón y Urano abrieron su capacidad natural a otras
dimensiones haciendo posible plasmar las composiciones propias de
su obra.
Gandhi conectaba Saturno (12º de Sagitario) con la Luna (21º
de Leo) a través de Neptuno (18º de Aries); la conexión ariana está
reforzada pues tanto Luna como Saturno están en decanatos de este
signo. Unió las habilidades naturales a la tarea vital mediante el
impulso espiritual proporcionado por Neptuno en Aries.
La escritora George Sand tenía a «Saturno en 28º de Virgo en
casa séptima y la Luna a 27º de Aries en la casa primera. Es célebre
la tarea de convivencia (Saturno en séptima) con Chopin a la que se
aplicó totalmente (Luna en casa primera) y que estuvo plena de cua-
lidades virginianas y del aspecto tan sutil del quincuncio.
Sigmund Freud, nacido el 6 de mayo de 1856 en Viena, tenía en
su carta natal a Saturno y Luna en el mismo signo (Géminis) y casa
(octava), con una separación de trece grados. Su tarea vital (Sa-
69
turno) fue la de estudiar y divulgar de una manera intelectual (Gé-
minis) la materia relacionada con la libido (casa octava); la Luna en
las mismas posiciones le permitió la facilidad y fecundidad de sus
trabajos y escritos.
Félix Rodríguez de la Fuente, nacido el 14 marzo de 1928 a las
nueve de la mañana en el pueblo burgalés de Poza de la Sal, presen-
ta en su carta natal una notable conjunción de Saturno (18º 59’) y
Luna (20º 38’) abrazando la cúspide de la casa octava (19º 28’),
todo ello en Sagitario. El nodo sur está en conjunción con dichos
planetas a 13º 46’ de Sagitario pero yendo el eje nodal entre las ca-
sas primera-séptima. Hay otros aspectos: cuadratura al Sol (23º 33’
de Piscis) y trígono (con orbe) a Neptuno (27º 7’ de Leo). Por su
aspectación con el duplo Saturno-Luna es importante el eje nodal
cuyos aspectos son con Neptuno, quintil (nodo norte); con Júpiter
(11º en Aries), sextil (nodo norte) y trígono (nodo sur); con Marte
(11º 29’) de Acuario), trígono (nodo norte) y sextil (nodo sur). La
conjunción Saturno-Luna evidencia una dedicación plena a lo seña-
lado por signo y casa pues la tarea vital es potenciada por las habili-
dades naturales. La potencialidad de vida está orientada a una labor
espiritual y transformadora, con las vacilaciones y dudas que pro-
porciona la cuadratura del Sol en Piscis, pero con la necesidad de
volcarla al exterior que señala el aspecto con el eje nodal. Se da el
caso curioso de que según se va cumpliendo la tarea vital, es trans-
mitida por dicho eje, yendo a parar a la casa primera y el signo de
Géminis lo que al observador hace pensar que su tarea vital es la
expresión geminiana de una vivencia propia (casa primera). Efecti-
vamente Rodríguez de la Fuente es conocido por su labor divulgati-
va, sentida íntimamente (casa uno), de una experiencia espiritual
(Saturno-Luna en Sagitario y casa octava). El amor producido en-
contró su objeto en la Naturaleza, considerada como la entidad en
que se manifiesta la Vida, como trasunto de la expresión de sí mis-
mo en su parte de Tauro (Tauro en analogía con la Naturaleza), que
es el signo de su Ascendente.

70
EL DUPLO SATURNO-LUNA EN LA CONSULTA
ASTROLÓGICA

Los dos anillos

La Astronomía muestra que tanto Saturno como Luna forman,


cada uno de ellos, un anillo de gran relevancia para los habitantes
de este planeta. El anillo de Saturno es el formado por su órbita al-
rededor del Sol y significa el límite propio pues los planetas exterio-
res tienen una impronta más galáctica que solar. Es la frontera que
el hombre ha de alcanzar en su evolución y rebasar a continuación;
es límite, punto de partida y meta. Es meta que, tras un esforzado
empeño evolutivo se logrará; es límite que señala el dominio solar,
estando más allá el cielo (en los textos medievales, el cielo de las
estrellas fijas); también es el punto de partida para posteriores esta-
dios evolutivos. Representa la Creación, especialmente sus leyes, y
los niveles de existencia en donde las criaturas evolucionan en ci-
clos incesantes de muerte y renacimiento. Quien llega a su anillo
alcanza el nivel saturnino. Este anillo no proporciona elementos
básicos sino aquellos que sean capaces de servir como medios para
la consecución de las metas indicadas en ellos mismos. Los elemen-
tos que da Saturno son a la vez medios y fines. El padre, el carácter
sexual masculino (yang) y la tarea vital tienen estas propiedades.
Tener un padre significa poseer un protector y maestro que eduque
en las leyes de la vida y, consecuentemente, transmita la maestría;
normalmente esto sucede en escasa medida con los padres actuales,
a veces no hay padre y otras, el legal no es el biológico. El carácter
sexual masculino (yang) es reflejo del estudio, comprensión, acep-
tación y sabia utilización de las leyes de la creación. La tarea vital
es el trasunto material, mundano del carácter sexual masculino
(yang) y su adecuada realización es la muestra apropiada de la con-
secución de dicho carácter. A lo largo del tiempo ocurren transfor-
maciones en estos temas. El padre no suele cambiar (a veces algo
más fácilmente que la madre) pero sí la relación con él y, sobre to-
71
do, pueden surgir figuras que ejerzan su labor como profesores,
preceptores, maestros de la vida, etc., o incluso, ideologías, escue-
las, corrientes culturales que desempeñen ese papel. En lo referente
al carácter sexual masculino o yang, de parecida manera a como
ocurre con el femenino, tanto la escasa y excesiva identificaciones
no suelen facilitar la correcta apreciación de su verdadera naturale-
za, ni de los cambios ocurridos. La tarea vital, generalmente, es
rehusada y no es posible, lógicamente, que haya cambios, pero
quien la acepta y desarrolla percibe las transformaciones como una
continua profundización en la esencia de la tarea vital efectuada que
acaba cambiando en lo más íntimo al ser humano que la hace.
El anillo de la Luna es el formado por nuestro satélite al orbitar
alrededor de la Tierra. Forma el límite espacial de nuestro planeta
pues, a efectos astrales, la expansión terrestre alcanza la órbita lu-
nar. Su función parece ser la de proteger e impulsar la evolución del
ser humano. Protege de las influencias astrales de los demás plane-
tas seleccionándolas y tamizándolas para hacerlas asimilables por el
hombre, de acuerdo con su nivel evolutivo (eso concuerda con el
papel tradicional de la Luna como transmisora astral); impulsa hacia
la conquista de los nuevos pasos en la evolución a través de las in-
fluencias astrales del resto de planetas una vez que ha homogenei-
zado e integrado las ya existentes en el hombre. Lo que realiza, al
fin y al cabo, es ir asimilando los diversos influjos celestes en el ser
humano evolucionante. En términos técnicos actuales, obra como
una interfase entre la Tierra y el Sistema Solar: media, adapta y pro-
tege. Para poder avanzar en el camino evolutivo es imprescindible
alcanzar el nivel lunar. Este anillo intersecta la eclíptica en dos pun-
tos, los nodos lunares, formando un eje (el nodal) que atraviesa la
Tierra por su centro. Estos puntos tienen la propiedad de recibir y
transmitir, simultáneamente, el influjo terrestre, el lunar y el del
sistema Solar.
Los dos anillos –mediante sus niveles– delimitan, inferior y su-
periormente, el campo de evolución para el ser humano en el siste-
ma solar. Entre medias están Marte, Venus, Mercurio Júpiter y el
Sol y de todos ellos se reciben los necesarios impulsos evolutivos.
El anillo lunar provee la madre, el carácter sexual femenino y las
72
habilidades naturales. Toda persona, al nacer, posee una madre que
lo ha parido, lo alimenta y cuida; también un carácter sexual feme-
nino, receptivo y unas habilidades que al dominar sus músculos y
facultades mentales según va creciendo, irá manifestando. Esta do-
tación básica se transforma a lo largo del tiempo en mayor o menor
grado. La madre no se puede cambiar (salvo casos excepcionales)
así que apenas experimenta variación aunque si se puede cambiar la
relación con ella. El carácter sexual femenino (yin) suele sufrir más
transformación aunque no aparezca tan claramente ante los ojos de
la propia persona pues si su sexo corporal es el masculino no se
identificará excesivamente con el carácter femenino (yin) y si su
sexo es femenino se identificará excesivamente, por lo general, con
dicho carácter. Las habilidades naturales sí son fácilmente cambia-
das pues van incorporándose continuamente otras procedentes de la
asimilación de nuevas tareas. Todas las trasformaciones que suce-
den en estos temas son el reflejo de experiencias evolutivas, ejerci-
das en el dominio de otros planetas, que se van asimilando.

Determinación de nivel

La interpretación de los fundamentos de vida en la carta natal


hace conveniente el seguimiento de fases en su desarrollo. La pri-
mera estriba en especificar con detalle cada uno de los polos en sus
tres facetas. Se trata de analizar los estados celeste y terrestre de
Saturno y Luna y así aprehender el significado para el consultante
de su padre, su madre, sus caracteres masculino (yang) y femenino
(yin), su tarea vital y sus habilidades naturales. La segunda fase
consiste en estudiar cada una de sus facetas, integrando ambos po-
los; incluirá, si lo hay, el aspecto y/o relación entre Saturno y Luna.
Los padres, el carácter sexual conjunto y la potencialidad de vida
habrán de ser explicados como una totalidad pues de análoga mane-
ra a como una persona camina sobre sus dos piernas y de poco vale
expresar cómo es cada una de las piernas, sino que lo importante es
el conjunto y, sobre todo, el movimiento que sólo entre ambas pue-
den desarrollar, lo verdaderamente interesante es mostrar claramen-
73
te de qué forma se relacionan entre sí cada polo, en cada uno de los
niveles de interpretación y que tipo de funcionamiento pueden pro-
porcionar. Al acabar la exposición se habrá descrito, con mayor o
menor precisión, el panorama ideal o sea, lo que la persona puede
esperar de su carta natal (en otras palabras, de sí mismo) respecto a
los fundamentos de vida. El panorama real suele ser diferente. Las
personas que en su vida cotidiana realizan el horizonte ideal no tie-
nen problemas verdaderamente graves en su existencia y acuden al
astrólogo por un tema determinado, cuando se enfrentan a circuns-
tancias intensas provenientes de su carta radical o de tránsitos, por
un mayor autoconocimiento o por simple curiosidad. Generalmente
son las personas que llevan una vida alejada de su panorama ideal
las que visitan al astrólogo y necesitan orientación. En estos casos
hay que determinar la situación real. Esta es la vida del nativo, aquí
y ahora, siendo él mismo quien tiene que exponerla pues el astrólo-
go, aunque puede intuirla, no puede asegurarla debido a que dos
personas con cartas natales prácticamente idénticas (gemelos astra-
les) experimentarán –simultáneamente– circunstancias parecidas
pero el diferente nivel evolutivo de cada una y los diferentes am-
bientes socioculturales donde vivan obrarán de manera que las res-
puestas varían de una a otra y al cabo de un cierto tiempo las situa-
ciones se asemejen escasamente.
En este punto comienza la tercera fase consistente en de-
terminar mediante comparación entre panorama ideal y situación
real, en qué lugar, entre los anillos, se encuentra el nativo o, mejor
expresado, en qué lugares se encuentra, pues al ser tres las facetas a
considerar, es posible que haya diferencias entre ellas pudiendo el
nativo estar, en determinado nivel respecto a los padres; respecto al
carácter, en otro y respecto a la potencialidad de vida, en un tercero
(no debe haber una diferencia excesiva, ya que la esencia de las tres
facetas es la misma, pero a efectos prácticos es interesante tomarlas
en con sideración para un diagnóstico mejor). El consultante estará
en alguna de estas situaciones:

a) No haber llegado al nivel lunar (nivel sublunar)


b) Nivel lunar
74
c) En transición del nivel lunar al saturnino
d) Nivel saturnino

Estas situaciones son fáciles de definir pero difíciles de distin-


guir. Son de fácil determinación pues el nivel lunar se caracteriza
por una correcta relación con la madre, la con ciencia y usos apro-
piados de su carácter femenino (yin) como de sus habilidades natu-
rales. Si esto no sucede en la persona es que se encuentra entonces
en nivel sublunar. Pero si cumple lo anterior y además aprovecha la
educación paterna, usa convenientemente el carácter masculino
(yang) y lleva a cabo bien la tarea vital, la persona está en transición
al nivel saturnino. Finalmente, si ha avanzado en esta transición y
profundiza cada vez más en la tarea vital, alcanzando sabiduría,
logra el nivel saturnino (en realidad, este nivel es parecido al hori-
zonte que cuando más avanza el caminante, más se aleja él, pero, a
efectos prácticos, se puede acordar la situación en este nivel si la
persona está comprometida íntimamente con la tarea vital). Otros
detalles de estos niveles son, para el nivel lunar, la comodidad que
proporciona y la sensación de felicidad básica obtenida y que, en
estado puro, hace que la persona vegete apaciblemente. El quedarse
en nivel sublunar se explícita por la existencia de importantes pro-
blemas, evidentes o encubiertos, expresados de diversas formas y
con grandes dosis de desasosiego íntimo. La transición al nivel sa-
turnino se nota por la posesión de la felicidad básica inherente al
nivel lunar y, además, de problemas específicos derivados de las
polaridades representadas por Saturno, es decir, posibles problemas
con el padre, maestro o corrientes de pensamiento, con la asunción
de un rol activo en su vida y con la actividad correspondiente a su
tarea vital. El nivel saturnino se caracteriza por la serenidad lograda
o, en ciertos casos, la aparición de problemas de índole predominan-
temente espiritual.
La facilidad de determinar estos niveles contrasta con la dificul-
tad de diferenciarlos en la práctica. Esto proviene, en lo principal,
de la cantidad de datos a considerar. Por ejemplo, el desarrollo de
las habilidades naturales es una actividad placentera y la persona
que en su vida (trabajo impuesto u otra actividad) las realice, dirá:
75
"me gusta mi trabajo", pero si lo efectúa en condiciones deplorables
de higiene, estrés, horario, etc., contestará: "me disgusta el trabajo";
habría que distinguir la esencia propia del trabajo en que desarrolla
sus habilidades naturales del entorno en que se inscribe. A veces
también ocurre lo contrario. La persona que no aplique sus ha-
bilidades naturales es porque no ha llegado al nivel lunar o, por con-
tra, lo haya superado estando en transición al saturnino, pero que
por imperativos de su carta, no las pueda usar en el desarrollo de su
tarea vital; en este caso, probablemente, las hubiera ejercido en pe-
ríodos anteriores de su vida. Obsérvese que en este nivel de transi-
ción al saturnino otra persona puede perfectamente usar sus habili-
dades naturales en una parte de su tiempo (pudiendo ser adscrito al
nivel lunar) y su tarea vital realizarla aparte (lo que señala verdade-
ramente su nivel). Si esto puede ocurrir en lo referente a la poten-
cialidad de vida, que es una faceta relativamente fácil de constatar,
hay que imaginar que puede suceder cuando se considere a los pa-
dres y a los caracteres. Se necesita tener gran experiencia y sabidu-
ría de la vida, además de la astrológica, para enjuiciar acertadamen-
te el nivel del consultante. La complejidad puede ser notable pues,
para no extendernos demasiado, considérese el caso en que la Luna
reciba aspectos inarmónicos; la persona puede estar en el nivel lunar
pero expresar con cierta lógica, que detesta todo lo relacionado con
ese nivel: madre, carácter femenino (yin) y habilidades naturales. El
astrólogo deberá comprobar si aun así hay alguna comodidad sub-
yacente.
Es interesante, antes de continuar con el tema, realizar una pe-
queña disgresión aprovechando el sentido de lo anteriormente ex-
puesto. Los astrólogos y estudiosos que se ocupen de verificar en su
actividad la bondad de la hipótesis expuesta en este escrito y la con-
trasten con cartas natales de personas concretas deberán realizar
previamente la labor definida en el párrafo anterior pues el duplo
Saturno-Luna indica el panorama ideal a conseguir y no lo que la
persona es en determinado momento (esto también sucede con otras
cualidades expresadas en la carta y que para sorpresa del astrólogo,
la persona no parece poseer o exponer; en el duplo señalado la dife-
rencia entre lo posible y lo real puede ser notable). Si los datos no
76
fueran depurados previamente, los resultados saldrían sesgados y
poco consistentes. Es conveniente fijarse en personas, célebres o no
de las que se tenga el conocimiento más perfecto posible de su vida
y averiguar si denotan la felicidad básica (propia del nivel lunar) y
si desempeñan algún papel relevante y verdaderamente activo en su
vida (propio del nivel saturnino); ahora se podrá comparar y estu-
diar lo realmente existente con lo previsto por el análisis astrológico
y deducir las consecuencias pertinentes.
Volviendo a la interpretación demandada por el consultante, la
determinación del nivel en que se encuentra la persona conduce a
una nueva fase, la cuarta, cuya finalidad consiste en establecer el
diagnóstico, plantear el pronóstico y exponer las posibles medidas
transformadoras. Por establecer el diagnóstico hay que entender no
sólo la determinación del nivel (realizado en la anterior fase) sino
también definir las causas que lo han hecho posible atendiendo a las
razones de la propia carta natal y a los condicionamientos sociocul-
turales. Descubrir en la carta los factores bloqueantes, explosionan-
tes, desviadores, que desfiguran la consecución de un determinado
nivel es tarea delicada, así como la de ponderar las condiciones so-
ciales; sin embargo, es necesario. Pronosticar es decir que sucederá
si se deja que los acontecimientos sigan su curso sin intervención
voluntaria de la persona, pero si tales acontecimientos se consideran
indeseables, exponer las necesarias medidas correctoras que deban
establecerse, tarea que el astrólogo realizará en la medida de sus
posibilidades. Para ello se requiere viajar...

Recorriendo los niveles

Esto equivale a expresar la manera de realizar la etapa evolutiva


de esta vida. Como se trata de un viaje largo se podría fijar la aten-
ción en lo que haría un explorador en el desarrollo de su viaje. Pri-
meramente determina sin mucha precisión –el camino andado le
mostrará el camino por andar– el rumbo; para la persona evolucio-
nante el norte de su brújula es Saturno y sus estados celeste y terres-
tre indican el camino. En segundo lugar, el explorador relaciona
77
todos los pertrechos necesarios y se ocupa de conseguirlos; en nues-
tro caso los pertrechos son los indicados por la Luna aunque no to-
dos están disponibles y se presenta la tarea de conseguirlos. Final-
mente el explorador emprende la marcha y poco a poco, aprove-
chando sus posibilidades, va solventando las dificultades del ca-
mino hasta que logra, por lo general, llegar a su destino. Para la
persona las facilidades y los inconvenientes están representados por
los demás planetas y elementos de la carta natal.
El primer acto, señalar el rumbo, implica estudiar a Saturno;
analizar los aspectos con otros planetas, signo que ocupa y también
la casa. El resultado debe proporcionar el tipo de padre o maestro(s)
que son convenientes para su evolución, el modo en que el carácter
masculino (yang) ha de ejercerse y la naturaleza de la tarea vital en
que las fuerzas y deseos de la vida han de emplearse. No es muy
difícil realizar el estudio pero sí lo es llevarlo a buen término pues
la tendencia a concretar excesivamente en aras de un mejor servicio
al consultante puede conducir a que el astrólogo incremente la de-
terminación de la persona y marque, involuntariamente, un rumbo
incorrecto; es preferible exponer unas pautas y mostrar las posibili-
dades de modo que el propio interesado, de acuerdo a su nivel evo-
lutivo y circunstancias socioculturales, las irá delimitando y esco-
giendo. La segunda tarea que el explorador hace, inventariar lo que
dispone, se traduce en el estudio de la Luna, sus aspectos, el signo
que ocupa y la casa en que yace. El resultado muestra el tipo de
madre, la esencia de su carácter femenino (yin) y las habilidades
naturales que posee. Se debe afinar y concretar más que cuando se
estudiaba a Saturno pues la Luna representa lo que ya se es, mien-
tras Saturno, lo que se puede ser. Aquí se determina si el consultan-
te ha alcanzado el nivel lunar; no es tan fácil como parece cumplir
con estas condiciones. Parte considerable de la Humanidad no ha
logrado estos requerimientos, encontrándose en un nivel sublunar y
su evolución se ve notablemente comprometida. Si tal es el caso del
consultante, este estado exige el establecimiento de un plan de ac-
ción para lograr alcanzar el nivel lunar ya que éste proporciona la
felicidad básica indispensable para vivir en el planeta y, eventual-
mente, avanzar por la senda de la evolución. Parece que un nivel
78
sublunar no es propio del ser humano y el astrólogo no violará la
necesaria y libre capacidad de elección de la persona si le propone
las medidas a tomar para abandonar esa situación. Normalmente el
consultante está dispuesto a ello porque siente en sí mismo que no
puede continuar enfrentándose o aguantando a la propia madre, que
no enfoca correcta y globalmente su relación con el mundo, indica-
ción que falla la aplicación de su carácter femenino (yin), o que no
hace lo que le gusta por naturaleza, señal que no emplea adecua-
damente las habilidades naturales.
El logro del nivel lunar ofrece un status plácido, agradable, de
felicidad básica, una comodidad y gusto de índole natural; el con-
junto es indispensable para encaminarse adecuadamente hacia el
nivel saturnino, pero –paradojas de la vida– frecuentemente con-
vierte a las personas en conformistas, indolentes e incapaces de
asumir un rol activo en el mundo. Una vez conseguida la base desis-
ten del progreso, olvidando que la base sin estructura es cosa vana.
El astrólogo preocupado por la naturaleza evolutiva de los seres
humanos tendrá oportunidad de sugerir la posibilidad al consultante
de orientarse hacia nuevas metas en las tendencias marcadas por el
nivel saturnino, respetando su libre elección pero abriéndole le pa-
norama real de su evolución, factor favorecedor y enriquecedor de
su vida. Dentro todavía del nivel lunar podrá aconsejar cómo rela-
cionarse aún mejor con su madre, aprovechar totalmente las posibi-
lidades de su carácter femenino (yin) y desarrollar con plenitud las
habilidades naturales además de contribuir a la resolución de cual-
quier problema puntual relacionado con este nivel.
A veces, al determinar el nivel, el astrólogo cae en la cuenta de
que la persona se encuentra en transición del nivel lunar al satur-
nino; no siempre es tarea fácil pues se entremezclan, con cierta fre-
cuencia, elementos puramente lunares e incluso (en las etapas pri-
meras de este nivel), sublunares. ¿Por qué unas personas asumen
sus metas saturninas y otras no? Probablemente la razón última es-
tribe en el nivel evolutivo pero en lo que se refiere a la carta natal,
hay factores que predisponen o ayudan, sobre todo Saturno inten-
samente aspectado (mejor aún las conjunciones, trígonos y sextiles)
o situado en Capricornio o Libra, o en las casas décima y séptima o
79
bien relacionado con la Luna pues entonces su tarea vital se asume
como una profundización de las habilidades naturales. Si la persona
no posee estos elementos en su carta natal no implica que se man-
tenga al margen de la evolución; únicamente habrá posibilidad de
que se realice con menos intensidad. Se llega a un punto crítico para
el astrólogo (y para la persona) cuando ésta le demanda sobre a qué
debería dedicarse en la vida. Responder que a lo señalado por Sa-
turno implica además de suponer que la hipótesis que se está tratan-
do es correcta, encaminarle en su devenir evolutivo lo cual es mara-
villoso pero también puede suponer forzar la voluntariedad del con-
sultante maleando, probablemente, el resultado. Sin embargo, curio-
samente, una de las cualidades saturninas en el campo evolutivo es
el consejo (en ocasiones rayano en la orden) y, de hacerlo, el astró-
logo estaría cumpliendo un cierto papel en la evolución del indivi-
duo y por este tema –evolución– es el que precisamente ha pregun-
tado la persona. En cualquier caso el astrólogo puede usar otra cua-
lidad saturnina, la prudencia, y limitarse a sugerir las posibilidades
convenientes. Al fin y al cabo la vida es responsabilidad de cada
uno y la decisión de proseguir el camino evolutivo o no, ha de ser
tomada libremente. Y al mencionar la libertad, un aforismo de la
filosofía oculta expone que "la libertad es el cumplimiento de las
leyes del Cosmos". Cuanto mejor se cumplen las leyes que gobier-
nan el Universo, más libre es la persona; como las leyes están bajo
el dominio de Saturno todo aquello que se efectúe en concordancia
con lo significado por este planeta nos hará más libres.

Posibilidades y límites en la interpretación del duplo

Los fundamentos de vida (padres, caracteres masculino y feme-


nino (yang y yin), potencialidad de vida) significados por el duplo
Saturno-Luna han sido interpretados mediante otras herramientas
astrológicas hasta el momento presente. La utilización del método
expuesto en estas líneas, ¿aporta algo nuevo?, ¿es un complemento
o una alternativa?, ¿es de aplicación universal o específica? Todos
estos interrogantes, y cualquier otro posible, deben ser contestados
80
y resueltos o, al menos, aclarados con objeto de poder usar cons-
cientemente las posibilidades interpretativas del duplo. Conviene
exponer las respuestas globales y posteriormente matizar para cada
uno de los campos afectados.
El método aporta fundamentalmente la posibilidad de manejar
dialécticamente una estructura dipolar de forma esencialmente prác-
tica. A nivel teórico es evidente que existe, por ejemplo, un padre y
una madre pero no suele verificarse la interpretación práctica de
estos dos entes como un todo integrado; normalmente se interpreta
el papel paterno y el papel materno pero no ambos conjuntamente;
se sabe que padre y madre forman un conjunto y sin embargo se les
suele interpretar como si fueran tan diferentes como salud y relacio-
nes con el extranjero (por poner un ejemplo). El duplo considera
uno y otro de sus polos y además, la estructura formada por ambos.
Actúa, de entrada, obligando al análisis de los dos entes representa-
dos por Saturno y Luna, esto es –siguiendo con el ejemplo– el aná-
lisis del padre y sin solución de continuidad, al de la madre; a veces
esto se hace también así en el análisis tradicional pero no siempre o
no sistemáticamente, pues si estudian los planetas, Saturno (el pa-
dre) queda lejos de la Luna (la madre) y entre medias se han visto
muchas más cosas de modo que no se suele volver con la amplitud
deseable a considerar el primero de los padres ya analizado cuando
se acaba de ver el segundo; cuando le toca el turno a signos y casas
ocurre la misma situación y al final el estudio no produce todos los
frutos que podrían obtenerse. En segundo término obliga a tomar en
cuenta la relación entre ambos polos para comprender el ente co-
mún que los engloba y trasciende, que al ser la unión de los dos
alcanza un nivel cualitativo superior. Padre y madre constituyen los
padres. Carácter masculino (yang) y carácter femenino (yin) consti-
tuyen al carácter. Tarea vital y habilidades naturales constituyen la
potencialidad de vida. La relación entre cada uno de los polos para
generar el concepto superior se explicita en los aspectos interac-
tuantes entre Saturno y Luna, cuando existe. Pero ello es únicamen-
te el paso básico en el análisis y depende de la experiencia del astró-
logo alcanzar ulteriores niveles de sutilidad hasta encontrar la esen-
cia profunda de la relación entre ambos planetas.
81
Otra de las aportaciones del método consiste en la introducción
de los arquetipos planetarios en la interpretación de los fundamen-
tos de vida. Precisando más, se trata de la consideración directa y
previa de los arquetipos; la asimilación de Saturno a un polo y de la
Luna al otro establece una relación entre arquetipos y los entes con-
cretos mundanos. Los modelos arquetípicos no son capaces de ex-
plicarlo todo pero sí lo principal, la esencia profunda de las mani-
festaciones mundanas por lo tanto parece propio tomar en conside-
ración, en primer plano para el análisis astrológico la existencia de
los arquetipos y posteriormente, en segundo plano, todos los demás
factores que completen el significado del objeto de estudio. No hay
que olvidar que unos temas son más sensibles que otros a la influen-
cia de los arquetipos y los comprendidos bajo la denominación co-
mún de fundamentos de vida alcanzan un nivel alto en el mundo
arquetípico, reforzando esta naturaleza la importancia del duplo
Saturno-Luna como método manejador de arquetipos.
El segundo de los interrogantes, el que plantea este método, es
una alternativa al tradicional o un complemento suyo, parece que
conviene ser respondido con la segunda opción pues si fuera una
alternativa, y cierta, todas las interpretaciones efectuadas hasta la
fecha serían erróneas. Como tal cosa es impensable, no puede ser
tomada como alternativa excluyente respecto a otras modalidades
de interpretación. De todas maneras hay que exponer en qué se pa-
rece y en qué se diferencia –a nivel de utilización práctica– de los
enfoques más tradicionales. Para ello es necesario descender a los
temas concretos señalados por el duplo y realizar las comparaciones
pertinentes.
Los padres conforman el primer nivel en que Saturno y Luna
proporcionan la posibilidad de interpretación. Tradicionalmente la
casa diez representa al padre y la casa cuatro, a la madre siendo sus
correspondencias zodiacales Capricornio y Cáncer respectivamente,
mientras que las planetarias lo eran Saturno y Luna. Como se puede
observar no hay diferencia entre una y otra forma de considerar el
tema padres, salvo el mayor hincapié –a nivel práctico– del método
del duplo aquí expuesto; hay identificación esencial con la tradición
astrológica. Sin embargo, al hojear los libros de reputados astrólo-
82
gos y de contrastar los diagnósticos profesionales de otros no menos
experimentados colegas, se saca la conclusión de que el panorama
ha cambiado desde aquél entonces. ¿En qué y por qué? Ha variado
en bastantes cosas. Así unos dicen que la casa diez en realidad re-
presenta a la madre y no al padre con lo cual se adscribe Capricor-
nio y Saturno a la madre y de resultas, el padre se asimila a la casa
cuatro, Cáncer y la Luna; esto es una gran inversión de los signifi-
cados. Otros autores propugnan una matización respecto a la tradi-
ción astrológica en el sentido de acatarla plenamente si el nativo es
de sexo masculino pero invirtiendo el significado cuando su sexo es
el femenino. Estas son las principales modalidades que han trastor-
nado, como se ve, totalmente la posibilidad de interpretación. Hay
aún otras matizaciones como las de aquellos astrólogos que para
unas personas diagnostican según unas normas y para otras siguen
otras diferentes; también se ha asimilado el Sol a la figura paterna e
incluso Júpiter, etc. La razón de esta situación referida a un tema tan
básico para la persona como es el de los propios padres es desde
luego, chocante y llega a dar la sensación que la moderna astrología
ha perdido el rumbo en este tema. Pero no es la astrología quien ha
perdido el norte sino sus practicantes, los astrólogos (parte de ellos).
Aquí se verifica un proceso que, de tan evidente pasa inadvertido y
que no es más que la identificación astrólogo-sociedad, el astrólogo
está influenciado por la ideología social del momento histórico con-
creto y ¿qué aporta la sociedad en este tema? Pues la dilución y en-
tremezclamiento de los papeles paterno y materno. Se han dado, y
continúan dándose, en esta sociedad en continua transformación y
crisis, toda clase de fenómenos que propician la confusión de pape-
les. Por ejemplo, padre que apenas vive en el hogar y la madre ha de
tomar ambos papeles, el suyo y el de su cónyuge; al contrario madre
multiocupada y el padre ha de ejercer también de madre; madre
dominadora y padre dominado, con inversión de papeles; viudez
con la desaparición de uno de los dos roles; madres (y en menor
medida, padres) solteras y absoluta falta de referencia de uno de los
roles; discordia hogareña y "minamiento" del papel de cada cónyu-
ge, respecto a los hijos, por parte del otro; intromisión de otros fa-
miliares (tíos hermanos/as, suegros, etc.) y otras personas (vecinos,
83
amantes, amigos, etc.) en los roles paterno y materno; y tantas otras
situaciones. Al final el astrólogo acaba impregnado del ambiente y
no es capaz de distinguir los correspondientes arquetipos y cada
consultante le depara nuevas sorpresas y en muchos casos, no en
todos, elude más o menos diplomáticamente el asunto "padres".
Sería interesante una mayor fidelidad a los arquetipos pues sólo
ellos son capaces de explicar, iluminar y no cambian (lo hacen muy
lentamente respecto a la concepción humana del tiempo). El error
más frecuente es el que supone, implícitamente, que los arquetipos
han cambiado; se les confunde con los entes que los encarnan en un
momento y circunstancia determina dos y en consecuencia se diag-
nostica que la madre está representada por Saturno cuando en reali-
dad lo que sucede es que esa mujer ha tomado el papel paterno de-
bido a viudez, ser madre soltera, suplantar al padre o sencillamente,
tener un carácter intensamente saturnino. No es por tanto Saturno
quien representa a la madre sino que representa el papel paterno que
en este caso ha sido desempeñado, también, por la madre.
Como proposición (esquemática) de interpretación del tema
"padres" en estos tiempos de crisis en donde el modelo tradicional
lleva camino de convertirse en la excepción, quizás valgan estas
líneas-guía: Primeramente utilizar el modelo del duplo Saturno-
Luna para determinar el modelo de padre y el modelo de madre que
la persona lleva implícitos en su carta natal, o sea, en su carácter
global, o lo que es lo mismo, en su destino. A continuación verifi-
car, extraastrológicamente, si alguien cumple cada uno de los roles
(pueden faltar uno, otro o en casos extremos, los dos). Si ambos
están presentes (normalmente serán los padres naturales) continuar
el estudio del duplo Saturno-Luna efectuando las matizaciones que
sean pertinentes en función de la adecuación al arquetipo (planetas
en casas cuatro y diez, regentes de los signos en cúspides, etc.). En
el caso de faltar alguno de ellos, continuar el análisis para el proge-
nitor existente y recomendar el tipo de persona o entidad que pudie-
ra representar al progenitor faltante con objeto de que el nativo pue-
da asumir, con la mayor naturalidad posible, a determinada persona
o entidad que sea capaz de rellenar el hueco dejado y cubrir así esta
necesidad básica. Esto tiene una aplicación práctica inmediata pues
84
es frecuente el caso de que falte el padre o la madre (divorcios,
muertes, incapacidades, etc.). El hijo aceptará tanto más fácilmente
un nuevo padre o madre cuanto más se ajusten al arquetipo repre-
sentado por Saturno o Luna en su carta natal. Cualquier persona que
se empareje con otra poseedora de niños hará bien en considerar la
carta del niño para averiguar lo que ese hijo espera de él.
Continuando con la comparación de este método con otros pre-
existentes, se llega al análisis de la materia referente al segundo
nivel de interpretación: el carácter masculino (yang) y el carácter
femenino (yin). La diferencia en este tema es perceptible. General-
mente se asimila el Sol a la masculinidad y la Luna a la femineidad
en la visión tradicional; las razones de asimilar Saturno en vez del
Sol a lo masculino se expondrán en el epígrafe "Sol-Luna versus
Saturno-Luna". Esto constituye un punto de diferenciación entre
ambas visiones del tema aunque es preciso apuntar que Saturno
también representa un papel masculino en la tradición astrológica
pues tiene adjudicado el papel de padre, el de marido en algunas
cartas de mujer, y significa cualidades más propias de hombres que
de mujeres tales como la seriedad, reflexión, responsabilidad, etc.,
aunque por lo general en tiempos pasados no se solían considerar el
conjunto de ambos caracteres en una misma persona. La razón de
ello probablemente radique en lo mismo por lo que actualmente se
ha confundido la interpretación de los padres, según se ha expuesto
en párrafos anteriores; la influencia social sobre los astrólogos con-
temporáneos ha hecho oscurecer la percepción de los arquetipos
sobre el tema "padres" y de forma parecida –en su tiempo– la co-
rrespondiente influencia social sobre los astrólogos de antaño les
hizo perder de vista la existencia de ambos caracteres en cada per-
sona. Como se mostrará en el capítulo "Posibles consecuencias so-
ciales de la tesis Saturno-Luna hasta hace muy pocas generaciones
(en la parte más tecnológicamente desarrollada de la Humanidad)
era necesario que el hombre fuera exclusivamente masculino y la
mujer, exclusivamente femenina, por imperativos de supervivencia.
Pero, claro está, lo que es adecuado en una época no tiene por qué
serlo en otra y la actual reclama un planteamiento de la estructura
caracterológica de los seres humanos.
85
Plantear en el terreno astrológico el reconocimiento y en conse-
cuencia, la interpretación, del carácter masculino (yang) y del carác-
ter femenino (yin) en una misma persona puede parecer novedoso.
Sin embargo tal tesis tiene solera en el campo de la sicología, antro-
pología y demás ciencias del hombre. Conviene llevar estas propo-
siciones al terreno de la práctica astrológica para comprobar su vir-
tualidad, alcance y limitaciones partiendo de considerar a la persona
como poseedora de ambos caracteres y efectuar, después, las mati-
zaciones que procedan en función de su sexo corporal. La astrología
tradicional permite perfectamente estudiar el carácter masculino
(yang) y el femenino (yin) pero no toma en cuenta su convivencia
dentro de una misma persona, siendo este hecho el que ha obrado
como agente enmascarador de dicho estudio pues al identificarse,
extraastrológicamente, hombre con masculinidad y mujer con femi-
neidad, excluyendo este último carácter en el hombre y el anterior
en la mujer, la interpretación del carácter quedaba subsumida en la
interpretación general de la carta y no se le reconocía importancia
propia. Todo lo más, se daba una mayor valoración a Sol y Marte
(en menor medida también a Saturno) en la carta de un hombre y a
la Luna y Venus, en la de una mujer. En cualquiera de los casos, el
carácter específicamente masculino no se distinguía en la interpre-
tación de la carta de un hombre y lo mismo ocurría con el femenino
en la de una mujer; desde luego, no se admitía el masculino (yang)
en una mujer ni el femenino (yin) en un hombre. En el tema "carác-
ter" hay diferencia entre la teoría aquí expuesta y la visión tradicio-
nal.
Tanto la masculinidad como la femineidad son entidades fun-
damentales para el género humano y sin embargo es muy difícil
alcanzar una definición de ellas. Si se consulta un diccionario gene-
ral se hallará que masculinidad es el conjunto de cualidades especí-
ficas del hombre y femineidad es el conjunto de cualidades especí-
ficas de la mujer, lo que no dice prácticamente nada de manera ex-
plícita, pero implícitamente hace corresponder lo masculino al
hombre y lo femenino, a la mujer. La Antropología aporta numero-
sos datos sobre las costumbres sexuales de los diversos pueblos, así
como de los papeles sociales del hombre y de la mujer, pero escasos
86
en lo relativo a los caracteres masculino y femenino como tales,
asumiendo, generalmente, como masculino las cualidades propias
del hombre y femenino, las de la mujer. La antropóloga Margaret
Mead en su estudio de tres tribus de melanesios llegó a determinar
que en una de las tribus todo sus miembros (hombres y mujeres)
eran activos, agresivos y dinámicos; en otra tribu, también todos sus
miembros tenían un solo conjunto de cualidades, pero en este caso
eran pasivos, pacíficos y receptivos; en la tercera tribu los hombres
eran pasivos y las mujeres activas. Su conclusión fue que tal dispa-
ridad (si unimos a estos casos el tradicional de hombre activo y mu-
jer pasiva se obtienen todas las posibles combinaciones de caracte-
res y sexos) se debía al modelo de socialización, o sea, que en cada
tribu las normas sociales eran tales que, al aplicarse sobre los niños
y adolescentes, producían los resultados anteriormente menciona-
dos. ¿Qué significa esta conclusión? Si la aplicamos sobre nuestra
sociedad (nuestra tribu) se deduce que asignar lo masculino a los
hombres y lo femenino a las mujeres es el resultado de normas so-
ciales específicas y no constituye el resultado de reglas divinas o
naturales inmutables sino la consecuencia de una elección entre las
posibles. Probablemente esta regla es la que ha permitido el progre-
so de la Humanidad en cuanto ha posibilitado su mantenimiento y
evolución asegurando la base económica. Esto no obsta el hecho
básico de que la identificación masculinidad-hombre y femineidad-
mujer sea uno de los casos posibles y no una ley de la Naturaleza.
De hecho, en nuestra misma sociedad se dan casos claros de elusión
de la norma social; la Grecia clásica es un ejemplo paradigmático,
la Iglesia, el Ejército, la sociedad campesina profunda, la práctica
aceptación de la bisexualidad, e incluso homosexualidad, en deter-
minados estamentos y lugares, etc., constituyen, cada uno a su ma-
nera, excepciones a la regla.
Con objeto de ilustrar la situación, imaginemos una sociedad
(ya sea a nivel de pueblo, ciudad, nación o planeta) en que a los
niños (hombres) se les educase en el cultivo de las cualidades feme-
ninas y a las niñas (mujeres), en el de las cualidades masculinas, en
otras palabras, justo al revés de la regla actual. A la pregunta sobre
si tal sociedad sería viable, la mayoría de la gente tendería a pensar
87
que no aunque, probablemente, con reservas generalizadas respecto
a esa opinión negativa, algo así como: "Creo que no, pero quizás
fuera posible en algún sitio o con determinado tipo de gente….. "; la
respuesta es lógica pues no ha de olvidarse que todo el mundo ha
sido educado bajo el concepto contrario. Si en vez de al público en
general la pregunta se efectuase a sicólogos, profesores, pediatras,
pensadores, sociólogos, filósofos, sexólogos y demás personas rela-
cionadas con el saber orientado al ser humano, relativamente inde-
pendientes de condicionamientos sociales o al menos con mayor
amplitud de horizonte intelectual (respecto a estos temas), proba-
blemente la respuesta afirmativa sería la mayoritaria. En una socie-
dad de ese tipo habría excepciones a la regla (hombres con carácter
masculino más fuerte que el femenino y mujeres con carácter feme-
nino más intenso que el masculino) pero al igual que en la sociedad
actual las hay (hombres con carácter femenino preponderante y mu-
jeres con carácter masculino fuerte).
En realidad asignar masculinidad al hombre y femineidad a la
mujer es una noción ideológica de esta sociedad, tal como se obser-
va al leer sus definiciones en los diccionarios; no es algo que pro-
venga de ninguna ley natural. De hecho, la masculinidad no tiene
definición y la femineidad tampoco. La Sicología no ofrece defini-
ciones de estas entidades, únicamente interpreta las desviaciones
respecto a la norma básica de la sociedad. Para sorpresa de los par-
tidarios de la norma social actual de identificación masculinidad-
hombre y femineidad-mujer, no existen definiciones científicas,
objetivas de estas entidades. Lo que en realidad sucede es que lo
masculino no es esencia del hombre ni lo femenino, de la mujer
sino, más bien, lo masculino es el conjunto de cualidades que han
sido desarrolladas en los hombres y lo femenino es el conjunto de
cualidades que han sido desarrolladas en las mujeres. Expresado en
otros términos, de un hombre-tipo, al natural, no es posible extraer
únicamente cualidades masculinas, ni de una mujer-tipo, sólo cuali-
dades femeninas; en ambos casos se extraerían los dos tipos de cua-
lidades.
Constituye un apasionante tema de investigación averiguar
dónde, cuándo, cómo y por qué se originó la norma identificadora
88
de masculinidad-hombre y femineidad-mujer. No procede tratar el
tema en estas líneas aunque puede opinarse que sólo así podría la
sociedad asegurar su subsistencia física y el progreso. En la actuali-
dad la abundancia –o posible abundancia– de objetos nos ha hecho
olvidar que las muertes por inanición y las derivadas de la malnutri-
ción (en Europa) eran una posibilidad normal –y con cierta frecuen-
cia, una realidad– hasta el siglo pasado. Aunque la subsistencia pu-
diera haber sido resuelta sin necesidad de utilizar la norma social
mencionada quizás el progreso no hubiera tenido lugar bajo otros
supuestos. Es evidente que la tarea reproductiva ha sido hasta tiem-
pos muy recientes, históricamente hablando, la tarea prioritaria, in-
mediatamente después de la alimentación, de la sociedad humana
debido a las altas tasas de mortalidad infantil y las muertes produci-
das por las guerras; es una tarea –indudablemente– propia de las
mujeres (el hombre es necesario para la procreación pero un solo
individuo puede fecundar a muchas mujeres sin demorar mucho
tiempo, por lo que, en caso de necesidad unos pocos hombres basta-
rían para mantener el nivel de fecundidad) y casi exclusiva de ellas.
Para cumplir adecuadamente con las tareas reproductivas es necesa-
rio potenciar las cualidades lunares de receptividad (del feto), se-
dentariedad, pasividad, instinto, afectividad incondicional, etc.,
siendo el origen de la identificación de las cualidades mencionadas
con la mujer. Hay además otra razón aún más evidente: la mujer,
por claros motivos biológicos (el embarazo), ha de desarrollar y
utilizar las cualidades lunares pues el hecho del embarazo y ama-
mantamiento constituye el gran factor de diferenciación de la mujer
y el hombre, siendo su única razón objetiva. Si el embarazo no exis-
tiera, tampoco habría diferencia entre hombre y mujer o sería insig-
nificante. Es muy importante tomar conciencia de este hecho pues
al ser el único factor natural diferenciador, se tiene que mientras se
disponga de la misma estructura biológica, hombres y mujeres serán
distintos. Hay que añadir la influencia amortiguadora derivada de la
menor incidencia de las tareas reproductivas en la sociedad actual,
lo que posibilita a las mujeres una menor dependencia de las cuali-
dades lunares, no en lo referente a su esencia sino a su utilización
temporal. Observóse que el desarrollo de este conjunto de cualida-
89
des es necesario para que las mujeres puedan cumplir con las tareas
de reproducción, pero no hay razón para que sean prohibidas a los
hombres.
Considérese ahora la violencia y agresividad como característi-
ca de nuestra especie por una parte, y la existencia de diferentes
razas, lenguas, pueblos y culturas, por otra; estos dos factores han
contribuido a crear la guerra como medio frecuente de interacción
entre los grupos humanos que ha llegado a ser –por el agudizamien-
to de las cualidades que necesariamente ha causado en los hombres–
un medio (lamentable) de evolución pues se puede asimilar a un
método de selección ¿natural? de índole darwiniana. ¿Qué se nece-
sita para la guerra, cualidades saturninas o cualidades lunares? Evi-
dentemente cualidades saturninas: disciplina, autoridad, resistencia,
estrategia, etc., pues las cualidades lunares de espontaneidad, im-
provisación, volubilidad, etc., conducirían a la derrota. ¿Quiénes
deben ir a la guerra? Nadie. Pero de ir, los hombres pues las muje-
res son necesarias para atender a las tareas reproductivas (además
de otras razones secundarias como menor talla y fortaleza, influen-
cias menstruales, etc.). Dado que la guerra como estado de relativa
frecuencia en la sociedad necesita cualidades saturninas y hombres,
es lógico que se asignen este tipo de cualidades a los hombres y
sean educados en su cultivo, verificándose la identificación entre
estos y lo que se conoce por carácter masculino. Aquí también es
válida la observación referente a que si estas cualidades son necesa-
rias en el caso de los hombres, no tienen por qué estar vedado a las
mujeres.
De esta manera posiblemente haya sucedido, en lo fundamental,
la asignación de carácter masculino a los hombres y carácter feme-
nino a las mujeres. Esta norma identificadora ha tenido indudable-
mente, consecuencias muy profundas en la Humanidad y su estudio
es una tarea de gran importancia. Al ser el carácter masculino
(yang) asimilable a Saturno y el carácter femenino (yin), asimilable
a la Luna, resulta que las definiciones más objetivas –extraídas por
vía analógica– de masculinidad (equivale al significado de Saturno)
y de femineidad (equivale al significado de Luna) provienen del
Saber Astrológico.
90
Esta especialización ha dejado –a lo largo de innumerables ge-
neraciones– su consecuencia genética. La inteligencia no tiene sexo
pero la utilización del cerebro sí. Determinadas habilidades intelec-
tuales son efectuadas mejor por personas de sexo masculino que por
personas de sexo femenino y para otras habilidades ocurre justo al
revés. Según las investigaciones efectuadas científicamente los
hombres hacen mejor: las tareas espaciales, los razonamientos ma-
temáticos, el sentido de la orientación, la puntería. Las mujeres son
más hábiles en: percepción de objetos, la fluidez verbal, el cálculo
aritmético y tareas manuales de precisión. Parece haber una correla-
ción entre las habilidades intelectuales que hacen mejor los hombres
y las necesarias para la guerra y la caza, mientras que las de-
sempeñadas mejor por las mujeres apuntan a su adecuación a la
vida sedentaria, incluida la fluidez verbal pues el idioma se desarro-
lla mejor y se utiliza más en el entorno doméstico, tribal, sedentario
(curiosamente existe la expresión "lengua materna", pero no la de
"lengua paterna"). En conclusión, si el carácter masculino (yang) y
el femenino (yin) –salvo el hecho diferencial del embarazo– en su
asignación a hombres y mujeres respectivamente, es consecuencia
de la especialización histórica de la mayor parte de la Humanidad,
lo mismo sucede con determinadas habilidades intelectuales. La
impronta genética en el ser humano hace que se verifique una corre-
lación entre carácter masculino (yang) y hombre así como entre
algunas habilidades intelectuales y hombre, mientras se verifica otra
entre mujer, carácter femenino (yin) y otras habilidades intelectua-
les. Podría avanzarse la hipótesis de que la especialización de los
caracteres ha dejado la correspondiente huella en los seres humanos
dependiendo de su sexo y que esta disposición genética atrae dife-
renciadamente las influencias astrales de Saturno y de la Luna de
modo que el cuerpo masculino parece ser más sensible al influjo
saturnino mientras que el femenino lo es a la influencia lunar.
Los tiempos han cambiado drásticamente y la Humanidad no
requiere, al menos tan estricta y exclusivamente, la norma identifi-
cadora masculinidad-hombre y femineidad-mujer. Un desarrollo
más equilibrado es necesario. Un conjunto relativamente elevado de
autores, especialmente norteamericanos, se cuestiona la esencia
91
tanto de la masculinidad como de la femineidad, yendo a la búsque-
da de nuevas pautas que sirvan para el replanteamiento de dichos
caracteres en la sociedad contemporánea. Todos tienden a negar la
identificación de los caracteres masculino y femenino con hombres
y mujeres respectivamente, bien abriendo puertas al "otro" carácter,
acotando cada carácter y limando algunas de sus cualidades atávicas
o asumiendo nuevas cualidades. La mayoría, no obstante, admite
una correlación, más o menos intensa entre masculinidad y hombre
y entre femineidad y mujer. Sólo algunos comienzan a desvincular
lo masculino del hombre y lo femenino de la mujer, independizando
los caracteres del sexo de la persona que los posee. En este sentido,
al cambiar totalmente las bases existenciales de la sociedad humana
y ser sustituidas por otras en que no tenga lugar (salvo embarazo) la
especialización en función de la pertenencia biológica a uno u otro
sexo, las diferenciaciones educativas han de desaparecer totalmente,
así como la ideología social actualmente vigente respecto a este
tema. La huella genética llegará a desaparecer de una manera pro-
gresiva a lo largo de las generaciones. Mientras, la Astrología podrá
determinar, en colaboración con otros saberes y ciencias, la predo-
minancia de cada uno de los caracteres en cada uno de los seres
humanos.
El planteamiento de la potencialidad de vida es un tema que
tradicionalmente se ha interpretado a partir de numerosos elementos
de la carta natal ofreciendo diagnósticos parciales, fragmentarios y
disgregados. Los principales factores considerados en el estudio
son: la casa sexta, en lo referente al trabajo obligado y la casa déci-
ma significadora de la vocación y de la posición social. Hay, ade-
más, precisiones y matizaciones, entre ellas tomar el cénit como
punto significativo de la vocación sicológica (pudiendo estar en la
casa nueve) o adjudicar a la Luna la función de explayar el signifi-
cado del signo donde está ubicada y que al nativo le resulta fácil y
natural realizar las tareas propias de ese signo. También el estudio
de los planetas y de sus aspectos proporcionan pistas interesantes
sobre las actividades que probablemente la persona llegue a desem-
peñar, no estando situados en casas sexta ni décima ni siendo tam-
poco sus dispositores; así aspectos de Neptuno y Urano con otros
92
planetas son indicios de cualidades musicales, Júpiter bien aspecta-
do puede señalar elevada posición social, etc. Últimamente la es-
cuela kármica ha insistido en la importancia del eje nodal como
significador del fin, al menos sicológico, de la vida de la persona
situando en el nodo norte (algunas opiniones lo sitúan en el nodo
sur) el faro orientador del devenir vital (esto se refiere, principal-
mente, al destino o fin kármico de la vida, quizás más orientado a la
reparación del karma anterior que a lo que aquí se entiende como
tarea vital). En ocasiones en el estudio de estos temas se modera
todo lo anterior, en mayor o menor grado, por la importancia de Sol,
la Luna y el Ascendente, pues verdaderamente, si alguno o varios
de esos factores entran en contradicción con lo señalado por los
anteriores, pueden invalidar o modificar en gran medida el diagnós-
tico previo.
Toda esta riqueza de factores interpretativos del quehacer vital
ofrecen numerosos datos capacitadores para que el astrólogo efectúe
un análisis detallado de esta faceta de la vida, pero le resultará difí-
cil, salvo excepciones, aconsejar al consultante sobre qué rumbo
elegir en su actividad mundana. De una parte, le aconsejará sobre su
vocación y rol social (casa diez), por otra le dirá el trabajo más
apropiado (casa seis), además le indicará posibles cualidades seña-
ladas por otros planetas, le advertirá sobre la potencia de su ascen-
dente para realizar unas u otras actividades; si sigue las normas de
la escuela kármica, expondrá lo señalado por el nodo norte. Podría,
incluso añadir más factores al estudio. La colección de estos datos
se resiente por su falta de integración y suele perderse el máximo
aprovechamiento posible de ellos. Normalmente resulta problemáti-
co elaborar un informe verdaderamente satisfactorio sobre este
asunto. Y el consultante pasará, al menos, ocho horas diarias, cinco
días a la semana, ocupado en estos menesteres; si se descuentan las
horas dedicadas al sueño y se tiene que los días libres sirven como
paréntesis reparador para posibilitar la continuación indefinida de la
misma tarea, resulta que la mayor parte del tiempo que dura la exis-
tencia humana se emplea en la tarea mundana; es una razón suma-
mente importante para concederle el interés debido.
El método del duplo Saturno-Luna permite estructurar la poten-
93
cialidad de vida; determina la tarea vital (indicada por Saturno) y
las habilidades naturales (indicadas por la Luna). A partir de este
esquema pueden agregarse los datos proporcionados por otros facto-
res. Es básico encontrar la finalidad del individuo en el mundo y
aunque son posibles muchas, interpretaciones, Saturno es el planeta
representativo del maestro, educador, encauzador, limitador y obli-
gador, entre otros significados, y el más adecuado para señalar el fin
mundano. Este postulado presenta cierta analogía con lo significado
por la tradición astrológica en la casa décima. La vocación, en cuyo
desarrollo puede el nativo encauzar su rol social y descollar logran-
do fama, poder y prestigio, es propia de esta casa y de su signo co-
rrespondiente, Capricornio, regido por Saturno. Consecuentemente,
por tradición, Saturno es el referente último de la vocación. No hay,
pues, diferencias radicales entre una y otra visión astrológica salvo
en lo siguiente: aquí a la vocación se la denomina tarea vital, pues
este vocablo es suficientemente claro y rotundo: la tarea principal
que la persona ha de realizar en su vida; el término vocación –
proveniente del latín vocatio, -onis (acción de llamar)– se ha defini-
do como la inspiración con que Dios llama a algún estado, lo que
muestra con toda claridad y fuerza la profundidad de su naturaleza y
por tanto sería conveniente conservarlo, pero el paso del tiempo
erosiona todo y en el entendimiento vulgar actualmente aparece
vagamente relacionado con tendencias más o menos intensas que a
veces se realizan y otras no; conviene cambiar de término conser-
vando su significado.
En la teoría del duplo se refuerza el rol arquetípico de Saturno
poniéndosele en el primer plano del estudio; de esta manera se con-
sigue simplificar la determinación de la tarea vital y se referencian
todos los demás factores. Tradicionalmente la vocación se estudia
en la casa diez analizando el signo que la ocupa los planetas y el
regente de dicho signo; también se relaciona todo ello con Saturno
en su papel de regente de Capricornio, signo natural de la casa diez.
Ahora se toma en primer lugar a Saturno analizando sus estados
terrestre y celeste; en segundo término puede estudiarse el signo y
planetas que ocupan verdaderamente la casa diez lo que dará infor-
mación complementaria. Aquí hay un punto muy importante que
94
tratar. Al colocar a Saturno como factor principal del estudio impli-
ca que la tarea vital está determinada por él y esto es adecuado para
todas aquellas personas que tengan un nivel relativamente elevado
de evolución o que, no teniéndolo, estén dispuestas a realizarlo
asumiendo las dificultades que tradicionalmente, se asignan a Sa-
turno. Las personas no situadas en este nivel no podrán realizar nin-
guna tarea vital (o vocación, en la antigua terminología), ejerciendo
únicamente sus habilidades naturales y alcanzando papeles subordi-
nados. Es discutible, dentro de este contexto, la función desempe-
ñada por el signo y planetas ocupantes de la casa décima; para el
primer tipo de personas podría señalar algún tipo de engarce con lo
indicado por el estudio de Saturno, mientras que para el segundo
tipo, es posible que ofreciese un medio, suave, llevadero, de asumir
un cierto tipo de tarea vital.
Las habilidades naturales, representadas por la Luna, no en-
cuentran analogía tan clara respecto a la visión astrológica ancestral,
como la existente con la tarea vital y Saturno. La casa seis expresa
obligaciones, no habilidades, a pesar de que su signo correspondien-
te, Virgo, tenga una faceta servicial y aluda, en alguna medida, a
habilidades puestas en su realización. Donde éstas aparecen con
más frecuencia es en el estudio global de la carta permitiendo espi-
gar, de entre las cualidades diagnosticadas, las que indiquen habili-
dades. No aparece un factor focalizador de dichas habilidades sino
que están dispersas en variados lugares. La consideración de la Lu-
na como foco estructurante la convierte en factor crucial. Es lógico
pensar que si la Luna indica carga atávica, el pasado, lo ancestral,
signifique, por tanto, las habilidades naturales, pues se nace con
ellas, no son aprendidas. En este aspecto es posible establecer ana-
logía con Cáncer y la casa cuarta. Una vez estudiados los estados
terrestre y celeste de la Luna pueden incluirse en el análisis las po-
sibles habilidades que el individuo muestre en otros factores de su
carta aunque se tendrá presente que estas últimas habrá que desarro-
llarlas mientras que las indicadas por la Luna son natas, sólo se pre-
cisa desplegarlas. ¿Qué papel desempeña la casa sexta? En este con-
texto no posee un rol relevante; una de las tareas que desempeña es
la de aguantar, soportar o mantener el cuerpo que nos posibilita la
95
existencia en este planeta. Es una labor tan onerosa que sólo proveer
a su alimentación ha convertido la mayoría de las tierras fértiles del
globo en campos de labranza; aun así la Humanidad está hambrien-
ta. La alimentación y la salud son características de la casa seis.
Como ya no somos agricultores, tenemos que desempeñar un traba-
jo socialmente útil cuyos productos podamos intercambiar por ali-
mentos y de aquí la razón de adscribir el trabajo por obligación a
esta casa. No indica, pues, habilidades naturales, pero sí el tipo de
trabajo más adecuado para cubrir las necesidades vitales. Ahora
bien ¿no es más conveniente utilizar las habilidades naturales? La
respuesta no puede ser otra que la positiva pues ya que es preciso
realizar alguna actividad para lograr alimento, hogar y otros ele-
mentos cuanto menos pesado se haga tal trabajo tanto mejor, y esto
se alcanza mediante la utilización de las habilidades naturales repre-
sentadas por la Luna. De todas maneras, puede ser interesante estu-
diar la casa seis para obtener matizaciones, o en el caso de que por
alguna razón las habilidades naturales estén bloqueadas o grave-
mente dificultadas. Además de lo expuesto, hay un substrato lógico,
con la Luna subyacente, relacionador de las habilidades con el man-
tenimiento corporal. Las habilidades pueden aplicarse a cualquier
tarea aunque su carácter instintivo las hace adecuadas específica-
mente a tareas instintivas y ninguna más evidente que la de lograr
comida y cobijo; esto crea una corriente de simpatía entre Luna y
Virgo. El mantenimiento del cuerpo exige previamente su construc-
ción y desarrollo, siendo esto último labor de Tauro durante la in-
fancia (la casa dos significa posesiones y adquisiciones y el propio
cuerpo es el mejor ejemplo de ello). La Luna está exaltada en este
signo. Pero nada es posible de mantener vivo que no esté dotado de
los instintos apropiados cuyo almacén es el recinto ancestral de
Cáncer donde la Luna obra como planeta regente. Por añadidura, la
Luna es la hacedora de formas, entre ellas la del cuerpo humano. Se
puede concluir afirmando el papel preponderante de la Luna en la
formación, desarrollo y mantenimiento del cuerpo y, consiguiente-
mente, en la dotación de las adecuadas habilidades naturales que
sirvan a ese propósito.
Al principio de este epígrafe se planteaban tres interrogantes de
96
los cuales dos han sido ya contestados. El tercero demandaba sobre
si la interpretación del duplo Saturno-Luna es de aplicación univer-
sal o específica. La respuesta es breve: universal. Como casi siem-
pre las matizaciones no están de más y, evidentemente, la universa-
lidad proviene de que se utilizan arquetipos y estos son aplicables a
todo el mundo, no para grupos específicos de personas. No obstan-
te, el arquetipo saturnino necesita aclaración adicional sobre su uti-
lización. Es indudable que Saturno representa un arquetipo elevado,
quizás el más dentro de los límites humanos de la evolución y rela-
tivamente pocos hombres pueden o están dispuestos para su asun-
ción La aplicación pura del arquetipo implica orientar al consultante
en su tarea vital según lo que indique Saturno en la carta natal. Si la
persona lo acepta y es capaz de ponerlo en práctica, el consejo reci-
bido puede ser uno de los mejores de su vida, pero si lo acepta y no
es capaz de darle realización apropiada, los inconvenientes y des-
gracias serán intensos y posiblemente conduzcan al nativo a un es-
tado de fracaso con sus secuelas correspondientes (depresiones,
frustraciones, inestabilidad laboral, etc.). Saturno retribuye justa-
mente, medida a medida, y muchos seres humanos toman esto como
justicia rigurosa. La responsabilidad última es –desde luego– de la
persona consultante que es libre de seguir o no el consejo del astró-
logo, lo cual no releva a éste de su parte de responsabilidad, que
puede llegar a ser elevada.
Es conveniente calibrar el grado de fortaleza síquica y desarro-
llo espiritual de la persona para averiguar su talla humana específi-
ca; en este menester es posible ayudarse con medios extraastrológi-
cos, desde la simple charla sobre su actitud ante la vida y sobre an-
teriores etapas vitales, hasta la consulta de datos médicos pasando
por cualesquiera otros que se estimen oportunos, buscando determi-
nar, por lo general, las cualidades reales detentadas por el nativo de
entre las posibles ofrecidas por el análisis astrológico. También es
imprescindible hallar qué actividad mundana está desempeñando
para contrastar con la indicada para su tarea vital en su carta, o bien
si ejerce otra actividad (secundaria, afición) que pueda ser asimilada
a la tarea vital. Disponiendo de estos factores –estudio de la tarea
vital, nivel de desarrollo de la persona calificación de su(s) activi-
97
dad(es)– se puede formar un juicio más exacto sobre el tema trata-
do.
Parece adecuado recomendar la realización de la tarea vital re-
presentada por Saturno cuando se den alguno o varios de estos ca-
sos: persona de elevado desarrollo evolutivo, estar ejerciendo ya la
tarea vital de una u otra manera y siempre que no esté causando
muy graves problemas (la existencia de inconvenientes es práctica-
mente consustancial a este asunto), la posición de Saturno como
planeta destacado (por peso planetario, riqueza de aspectos, dignifi-
cación por exaltación o regencia, posición angular, etc.) pues enton-
ces sería muy difícil que el nativo se sustrajera a la acción de sus
influjos astrales, existencia de un carácter fuerte y resistente capaz
de sobreponerse a las dificultades y contrariedades (ascendente po-
tente con regente bien aspectado, configuraciones planetarias apro-
piadas, etc.). Por el contrario no sería adecuado aconsejar la realiza-
ción del arquetipo saturnino cuando concurrieran alguno de los ca-
sos siguientes: Saturno en posición deficiente (exilio, caída, sin as-
pectos, sin peso domal, etc.) porque la persona no podría recibir
plena y nítidamente su influjo, tener un carácter débil o muy des-
equilibrado por naturaleza intrínseca o por el concurso de circuns-
tancias desfavorables que impidan tomar las responsabilidades (de
un cierto nivel) que exige el desempeño de la tarea vital. Estos ca-
sos tan claros son minoría en el conjunto de los seres humanos. La
mayoría se mueve entre estos dos límites y para estas personas la
orientación en su tarea vital debe aconsejarse según el arquetipo
saturnino pero sin recomendarlo de forma imperativa; la exposición
de la tarea vital entendida mediante el duplo Saturno-Luna es obli-
gada pues constituye una vía evolutiva de la que la persona ha de
ser consciente, siendo su conocimiento una especie de "derecho
astrológico". El grado de recomendación es responsabilidad del
astrólogo en cuanto depende del estudio detallado de los factores en
juego ponderando según la fortaleza respectiva de cada uno de
ellos. No es tarea fácil pues, recuérdese, que el estudio abarca los
siguientes puntos principales:

98
Extraastrológicos
- Determinación de nivel
(conocimiento previo)
(actividad desarrollada)

Astrológicos
- Estudio general de la carta
- Análisis del duplo Saturno-Luna
Análisis de Saturno
Análisis de Luna
Relación conjunta
- Análisis de la casa décima

El diagnóstico resultante del estudio completo y detallado podrá


aconsejar realizar lo indicado por Saturno bien directamente o esta-
bleciendo etapas transitorias, tomar un objetivo de alto nivel u otro,
asimismo saturnino, pero de nivel inferior (dependiendo del grado
evolutivo del consultante), establecer las posibles ayudas, etc. Es
esencial el juicio sabio del astrólogo.

99
POSIBLES CONSECUENCIAS SOCIALES
DE LA TESIS SATURNO-LUNA

El duplo considerado, al afectar a los fundamentos de la vida,


ofrece una vía de interpretación capaz de contribuir poderosamente
a la resolución de las dificultades y problemas originados en cual-
quiera de las facetas abarcadas por su significado. Evidentemente se
derivarán consecuencias sociales debido a dos factores principales
que actúan. El primero es el de profundidad; no es lo mismo acon-
sejar astrológicamente sobre una posible relación, el momento más
propicio para cambiar de trabajo o la verificación de un rasgo espe-
cifico del carácter, por importante que sean estas facetas, que sobre
la relación con los padres, el análisis de la importancia de los carac-
teres masculino (Yang) y femenino (Yin) y la potencialidad de vida.
Independientemente de que cada persona tenga un (o varios) pro-
blema específico, con bastante probabilidad tendrá alguno relacio-
nado con el duplo Saturno-Luna, siendo esto aplicable a la mayoría
de las personas. Éste es precisamente el segundo factor, la exten-
sión; pues escaso es el número de miembros de la Humanidad que
se libran de dificultades –conscientes o no– en estos terrenos.
Si, como parece ser, la astrología influirá cada vez más en la
sociedad, de día en día aumentará el número de consultantes y con-
secuentemente se incrementará la cantidad de personas aconsejadas
en estas materias profundas y básicas para la vida y según se vayan
poniendo en práctica los consejos astrológicos, la gente irá cam-
biando –en el sentido correcto para cada cual– y la sociedad notará
ese cambio e, inevitablemente, cambiará también ella. La influencia
social estará en razón directa, no sólo del número de personas que
acudan a la consulta astrológica y sigan sus consejos, sino también
de que tales consejos sean homogéneos y uniformes, es decir que
dos astrólogos cualesquiera aconsejen –en esencia– lo mismo a dos
personas que posean la misma posición de Saturno y Luna en sus
cartas natales.
A nivel de la ciencia astrológica el asunto consiste en si existe
101
una sola versión a la hora de interpretar este duplo o si por el con-
trario, pueden existir varias versiones. La primera alternativa es
acorde con la tradición astrológica, en la línea de que cada planeta
tiene un significado básico, así como su posición en signo y casa y
la relación con los demás planetas; todo lo más que se puede aportar
estriba en precisiones v matizaciones, enriqueciendo la casuística.
La segunda alternativa surge principalmente como respuesta a la
necesidad de abrir nuevos caminos, depurar interpretaciones vicia-
das, adaptar la astrología a las condiciones actuales de la civiliza-
ción, etc. y secundariamente, a causas personales tales como visio-
nes propias de determinadas facetas astrológicas, divulgación de
ciertas experiencias e investigaciones, etc.; ambos tipos de razones
no se excluyen pero lo verdaderamente importante de esta alternati-
va consiste en la ampliación del horizonte de la ciencia astrológica
en un grado apreciable cuyos beneficios superan con creces los in-
convenientes derivados de la escasa sistematización, la casi exclusi-
vidad de ciertos aspectos interpretativos, falta de continuidad, etc.,
que a veces sucede.
De ambas alternativas, la primera sería deseable pues po-
sibilitaría cohesión astrológica y fuerte influencia social; sin embar-
go para que sus diagnósticos fueran –además– ciertos, que al fin y
al cabo es lo principal, tendría que haber una etapa en donde se
desarrollaran diversas versiones sobre la consideración del signifi-
cado del duplo Saturno-Luna en las facetas que le son propias (pa-
dres, caracteres Yang y Yin, potencialidad de vida) para que el
mismo Tiempo (Saturno) fuera devorándolos, desechando lo inser-
vible y asimilando lo verdadero.
Con objeto de ir bosquejando las posibles consecuencias sobre
la sociedad, se pueden avanzar algunas consideraciones respecto a
las tres facetas intervinientes: padres, caracteres Yang y Yin, poten-
cialidad de vida.
Respecto a los padres, la primera observación notable se refiere
al reforzamiento y delimitación de los papeles paterno y materno. El
infante –conectado más intensamente con los arquetipos que el
adulto– necesita y comprende una influencia paterna, masculina,
saturnina, por un lado y una influencia materna, femenina, lunar,
102
por otro. Esto pretende advertir sobre la excesiva mezcla de roles
paterno y materno en la educación de los hijos; una cosa es que la
vida moderna tienda al igualitarismo en la pareja y otra muy dife-
rente es que se confundan los roles de padre y de madre: los hijos
no tendrán referencias claras en su educación y no podrán, en su
vida posterior, aplicar los modelos de comportamiento que requie-
ran las diversas ocasiones. Es interesante ser hombre y mujer pero
no un híbrido que no sea ni lo uno ni lo otro.
La segunda observación es la constatación en el aspecto pa-
terno-filial de la verdad básica del análisis astrológico, la variedad
de seres humanos. Todos pertenecemos a la Humanidad y tenemos
en común las cualidades que la definen, pero cada uno de nosotros
las tenemos de diferente grado, de distinta forma y aplicadas de
variadas maneras por lo que somos como somos y diferentes de los
demás. Esto afecta asimismo a las relaciones y entre ellas a una tan
básica como la paterno-filial. El astrólogo debe hacer notar la unici-
dad de la relación del nativo con sus padres hasta que aquél sea
consciente que debe desarrollarla como un aspecto más de su propia
vida y que por tanto ha de controlarla y dirigirla en lo posible tal y
como lo hace (o debiera) con el trabajo, matrimonio, recursos, aspi-
raciones etc. No hay, pues, un solo modelo en la relación padres-
hijos sino tantos como individuos hay. Es curioso observar como en
la sociedad actual se tiende a confundir los roles paterno y materno
y sin embargo permanece un solo modelo de relación padres-hijos.
No es lógico. Lo adecuado es delimitar los arquetipos saturnino y
lunar en la educación infantil y el nativo, en función de su carta
natal, los irá individualizando hasta conformar su propio modelo de
relación con su padre y con su madre y, tomando conciencia de ello,
podrá integrarlos positivamente en su vida.
El papel paterno es el de educar a los hijos (niños y niñas) en el
sentido trascendente (no se trata de enseñarles el conjunto de mate-
rias escolares, imposible por otra parte) sacando de ellos (educar
viene del latín educare: sacar fuera) y haciéndoles desarrollar las
potencialidades que servirán para cumplir su destino en la vida. Pa-
ra esta tarea, de maestro, el padre ha de utilizar las cualidades satur-
ninas: sabiduría (la propia a transmitir y la del hijo a reconocer)
103
disciplina (tanto para él como para el hijo), método (imprescindible
para el aprovechamiento), perseverancia, espíritu científico, objeti-
vo y también las adecuadas restricciones y pruebas.
El papel materno es el de proporcionar a los hijos el entorno
afectivo adecuado para su desarrollo. El niño es un ser más aislado
que la cría de cualquier mamífero pues la especie humana, por si-
tuación evolutiva, está menos ligada –emotivamente– a la Naturale-
za que los animales; sin embargo el bebé necesita, inevitablemente,
el afecto y cariño apropiados para su supervivencia en este planeta.
No es posible vivir ni progresar en la Tierra si no se ha establecido
el correspondiente acuerdo con Ella; la ligazón que une a cada per-
sona con el planeta se concreta en la madre, transmitiendo el fun-
damento emocional básico.
Este panorama coincide con el de la educación tradicional y
proponerlo como modelo en estos tiempos parece de un reacciona-
rismo totalmente desfasado. Sin embargo, es fundamentalmente
correcto; lo que es perverso e indefendible es la corrupción en que
ha venido a parar, en donde la sabiduría era tanto menor cuanto ma-
yor era la severidad. Afortunadamente eso ha pasado a la historia
pero el modelo primigenio no ha sido restaurado. Disgregando, es
parecido a lo ocurrido con el comunismo; toda persona mediana-
mente inteligente y ecuánime está de acuerdo con él pero en ningún
modo con sus corrupciones, de manera que ambos modelos, el edu-
cativo y el social, se han derrumbado y –desgraciadamente– no han
sido sustituidos por otros que orienten convenientemente la vida de
los seres humanos.
Sólo una tradición deformada nos ha hecho identificar la educa-
ción de las hijas como tarea exclusiva de la madre y la de los hijos
como propia del padre. La educación paterna (saturnina), por educar
para la vida, no sólo para una profesión, es para todos los hijos, sean
del sexo que fueren, y el afecto materno (lunar) es indudablemente,
imprescindible para hijos e hijas. Los tiempos actuales nos permiten
apreciar mejor el arquetipo al constituir las tareas caseras asunto
tanto de hombres como de mujeres y ser la profesión, en lo referen-
te al cumplimiento de la trayectoria vital del individuo, indepen-
diente del sexo.
104
Respecto al carácter masculino (Yang) y al femenino (Yin)
conviene, como paso previo, efectuar una breve digresión histórica.
Los tiempos actuales, en lo relativo a la Evolución, demandan cada
vez con mayor insistencia el reconocimiento de la polaridad oculta
en cada persona, es decir, del componente masculino (Yang) en la
mujer y del femenino (Yin) en el hombre, no es un tema nuevo pero
ahora es urgente y prioritario con vistas a poder superar la crisis
caracterológica actual.
La Historia muestra claramente, al menos en la parte más tecno-
lógicamente desarrollada del planeta, que no hace mucho más de un
siglo (unas cuatro generaciones, una insignificancia en términos
históricos y síquicos para la Humanidad) las mujeres tenían que
parir numerosos hijos para que la población no disminuyera y entre
esto y el escaso desarrollo de las fuerzas productivas obligaban a la
mujer a la realización casi exclusiva del papel femenino pues no
había posibilidad, en la práctica, de ejercer su carácter masculino.
En cuanto al hombre, el mismo escaso nivel científico y tecnológico
le obligaba a dedicarse a la producción de alimentos y otros bienes
(o a la guerra) no pudiendo expresar su carácter femenino. No se
necesita mucha inteligencia para prever qué hubiera pasado si el
hombre no produjese y la mujer no pariese; aunque la mujer produ-
jera, no le quedarían energías para concebir hijos y de todas mane-
ras, el hombre no podría tenerlos así que en cuanto un determinado
(crítico) porcentaje de personas faltase a la tarea propia de su sexo
la sociedad se colapsaría y desaparecería al cabo de un tiempo. La
moraleja es clara: todas y cada una de las personas estaban obliga-
das –por motivos de supervivencia de la comunidad– a ejercer, de
manera casi exclusiva, el papel que las condiciones económicas y
sociales determinaban en función de su sexo.
Ahora el panorama ha cambiado. Las máquinas hacen la mayo-
ría del trabajo, especialmente del pesado muscular (tarea específica
del hombre) y el nivel de población y de salubridad hacen que no
sean necesarios más de dos o tres hijos por pareja (tarea específica
de la mujer); por tanto el hombre y la mujer pueden (y sería aconse-
jable) mostrar y ejercer su otra componente, hasta el momento ac-
tual, oculta e inactiva. Se dan las condiciones materiales para ser
105
más libres. ¡Podemos ser más libres, tener más campos de desarro-
llo! Así pues, el significado más apropiado de estudio del duplo
Saturno-Luna no es el de hombre-mujer sino el de carácter mascu-
lino (Yang)-carácter femenino (Yin) en cada persona teniendo en el
punto de mira que el estudio correcto –y la aplicación práctica ade-
cuada– lograrán el desarrollo integral y equilibrado de cada persona
y la desaparición, a más largo plazo, de los conflictos intersexuales.
Esta posibilidad y anhelo es ahora históricamente posible para
la Humanidad (en sociedades económica y tecnológicamente desa-
rrolladas preferentemente) en su conjunto. De todas formas hay que
hacer algunas aclaraciones previas respecto a ciertos procesos y
actitudes. En principio, la incorporación masiva de la mujer al cam-
po laboral (sobre todo como asalariadas) impulsó un lógico movi-
miento de equiparación con el hombre en lo referente a condiciones
de trabajo y remuneración salarial; posteriormente se amplió hacia
el reconocimiento de la valía profesional, la ampliación del número
de profesiones a ejercer y el avance en la jerarquía laboral. En se-
gundo término surgió un movimiento feminista tendente a la equi-
paración con el hombre en los terrenos cultural, social y político
(recuérdese el sufragismo). El primer movimiento era propio de las
mujeres de la clase obrera, provenientes de masivas emigraciones
campesinas, y el segundo, de las mujeres de la clase burguesa. Es
notable la diferencia de problemas y por tanto, de aspiraciones. Para
las sociedades occidentales esto ha sucedido, a distintos ritmos, du-
rante gran parte del siglo XIX y todo el XX. Poco a poco, ambos
movimientos fueron convergiendo por el mutuo apoyo y compren-
sión, además de por la relativa permeabilidad social.
Un tercer tipo de feminismo, provisto de diferentes facetas, es
el de raíz ideológica abarcando los aspectos sexual, moral, síquico,
etc., de aparición reciente a nivel de público (segunda mitad del
siglo XX). Se diferencia fundamentalmente de los anteriores en la
concepción de la mujer como entidad no sólo diferente de la del
hombre, sino también como antagonista (una sufragista o una sindi-
calista no van en contra de los hombres, actúan en contra de que
haya privilegios económicos, sociales o políticos en función del
sexo de la persona) y en bastantes casos, como adversarias (e inclu-
106
so enemigas entre sí). En la actualidad este tipo de feminismo (el
único existente en la práctica pues los demás han conseguido sus
objetivos) expresa, consciente o inconscientemente, el concepto de
guerra de sexos que, en realidad, es la guerra entre los caracteres
masculino (Yang) y femenino (Yin); no es necesario insistir sobre
las tremendas consecuencias que tendrá para la sociedad y sus
miembros esta confrontación. En el trasfondo moral yacen dos tipos
de actitudes, una es de tipo positivo abogando por una masculiniza-
ción de la mujer y una feminización del hombre con vistas a conse-
guir el equilibrio caracterológico en los seres humanos que los enri-
quezca síquicamente (y por añadidura, espiritualmente), mientras
que la otra, de tipo negativo, pretende únicamente la inversión de
roles con objeto de conquistar el ¿poder? masculino y someter a los
seres de este sexo. En los variados grupos y mujeres (asociadas o
no) que militan en este tipo de feminismo hay multitud de causas, a
nivel síquico, explicadoras de su actitud, desde la justificación del
lesbianismo, hasta la pretendida resolución de un trauma infantil o
juvenil, pasando por la asunción de corrientes religiosas o espiritua-
listas, la investigación intelectual, el ansia de poder, la no identifi-
cación con el papel femenino, etc.
Sea como fuere, esta influencia tiende, cada vez más per-
ceptiblemente, a la invasión indiscriminada del rol masculino por
parte de las mujeres haciéndolas comportarse como hombres y re-
sultando –como consecuencia paradójica, pero lógica– un incremen-
to del componente masculino en la sociedad. Sin embargo no es un
componente masculino (Yang) genuino, verdadero, si no falso e
impostor pues se desarrolla sin la adecuada aptitud en la mayor par-
te de los casos (pocas mujeres realizan tareas directivas y de autori-
dad con éxito social y personal) y además en bastantes casos, se
pretende tener las ventajas del rol masculino y las del femenino,
pero ninguno de sus inconvenientes. O sea, a nivel social hay un
descenso de la importancia del carácter femenino, evidenciado en la
débil vocación de ama de casa y la escasa natalidad, y un ascenso de
la importancia del carácter masculino, pero viciado y falso. ¡Vaya
panorama! Para equilibrar esta tendencia, algunas mujeres (feminis-
tas en su mayor parte) propusieron que los hombres invadieran tam-
107
bién indiscriminadamente, el papel femenino. El fracaso, por lo ge-
neral, se manifestó prontamente: muchos hombres que se esforzaron
por ser sensibles, receptivos, etc. y que aprendieron –y realizaron–
las tareas de cocina, limpieza del hogar, cuidado de niños, posterga-
ción de su papel social en aras del ascenso del de su esposa, etc.,
fueron al final menospreciados por las mismas mujeres y sintieron
una incómoda sensación de haber perdido el tiempo y las energías e
incluso, de no saber si eran carne o pescado. El panorama aún em-
peoró. Estos excesos dieron lugar a la aparición de un movimiento
masculinista cuya finalidad es recomponer las heridas (principal-
mente síquicas) ocurridas; esperemos no caigan en nuevos errores y
equivocaciones.
En todo ello, dejando aparte lo moralmente perverso, hay un
anhelo generalizado –por parte de hombres y mujeres– de modo
consciente o inconsciente, racional o intuitivo, público o privado, de
reequilibrio síquico con el natural desarrollo del carácter (yang o
yin) latente y no expresado, en cada persona. Han sucedido dos ti-
pos de errores graves. El primero, de concepto, se subdivide en dos
partes, siendo la primera el enfrentamiento entre sexos para lo que
supone que uno es mejor que el otro, y la segunda consiste en supo-
ner que las personas poseen única y exclusivamente el carácter sim-
bolizado por su sexo. Afortunadamente este tipo de error va remi-
tiendo más en lo referente a la primera faceta que a la segunda. En
cuanto al segundo tipo de error, se trata de un asunto de inteligencia
práctica referente al modo en que se ha intentado realizar el proce-
so: invasión de las tareas propias del carácter masculino (Yang) por
parte de las mujeres (poseedoras mayoritariamente de carácter fe-
menino (Yin)). También, en mucha menor escala ha ocurrido lo
contrario. La invasión ha sido, como se ha expuesto anteriormente,
indiscriminada, y esto constituye la esencia del error.
Las propuestas que el saber astrológico puede efectuar en este
aspecto de la vida social se resumen básicamente en lo siguiente:

a) Toda persona, independientemente de su sexo, tiene un ca-


rácter masculino (Yang) y otro femenino (Yin).
b) Probablemente, los hombres sean influenciados más in-
108
tensamente por el carácter masculino (yang) que por el fe-
menino (yin). Con las mujeres sucede a la inversa, teniendo
en todo caso la dotación lunar suficiente para atender a las
tareas reproductivas.
c) Lo anterior admite gradaciones, matizaciones e incluso ex-
cepciones en función de la carta natal de la persona.
d) Cada ser humano debe desarrollar su carácter masculino
(Yang) y femenino (Yin) según la aptitud astrológica (du-
plo Saturno-Luna) expresada en su carta natal, en los cam-
pos y actividades que correspondan.

Muchas consecuencias, de índole práctica, pueden salir de los


anteriores postulados. Comenzando por el último, un hombre en-
contrará la manera más natural y fácil de desarrollar su carácter fe-
menino (Yin) en alguno de los campos indicados por la Luna en su
carta natal. Una mujer encontrará dicha manera natural y objetiva,
referida a su carácter masculino (Yang) mediante lo indicado por
Saturno en su carta natal. En otras palabras, cada persona hará bien
en dedicarse a desarrollar sus aptitudes –y en este caso sus caracte-
res– según muestre el estudio astrológico del duplo en su carta de
nacimiento. Por ejemplo, un hombre con Luna en Cáncer podrá
expresar su carácter yin mediante las tareas caseras y el cuidado de
los hijos; también podría hacer eso si la Luna estuviera en Tauro o
incluso Virgo y Piscis, pero será ir contra el sentido de las cosas
pedirle que realice esas funciones si su Luna se ubicase en Aries,
Leo, Capricornio. (En el resto de signos, dependería). Una mujer
con Saturno en Capricornio podrá expresar su carácter masculino
(yang) mediante tareas directivas y organizativas en sociedades y
empresas, pero tal cosa sería improcedente cuando Saturno lo tuvie-
ra ubicado en otros signos menos proclives. La consecuencia es
bien clara; si el análisis astrológico orienta en la vida mostrando las
cualidades concretas de la persona y exponiendo las vías en que
pueden realizarse, lo mismo ha de ocurrir con los caracteres y acon-
sejar en qué y cómo un hombre ha de desarrollar su carácter feme-
nino (yin) y una mujer su carácter masculino (yang). Una vez cono-
cidos las posibilidades y límites del "otro" carácter, la persona –al
109
desarrollarlo apropiadamente– llega al estado óptimo de su equili-
brio caracterológico. Cuando un determinado número de seres hu-
manos llegue a dicho equilibrio, la sociedad equilibra asimismo sus
componentes yang y yin encontrando la solución natural al conflicto
de caracteres.
Otro tema es el del posible predominio de carácter masculino en
una mujer o el femenino en un hombre. Aplicando la norma anterior
se resolverán muchos de estos casos pues, al fin y al cabo gran parte
de los problemas surge cuando se exige a la persona un comporta-
miento (en función de su sexo corporal) que sea expresión de un
carácter para el que no está suficientemente dotada o, que estándolo,
el carácter en cuestión sea de menor peso específico que el otro. Si
en vez de hombres y mujeres se considerasen personas, la cuestión
tratada se aclararía grandemente. Cada cual ejercitará sus caracteres
en las facetas de su vida que Saturno y Luna muestren en su carta
natal. Cuando Saturno es notablemente más fuerte que la Luna en la
carta de una mujer o, por el contrario, la Luna tiene más fuerza que
Saturno en la carta de un hombre, se tienen los casos de mujer mas-
culina y de hombre femenino. El astrólogo está capacitado para di-
lucidar hasta qué punto y en qué aspectos de la vida se ejercerán
ambos caracteres y su expresión nítida y acertada ayudará a esas
personas a utilizarlos adecuadamente. Se insiste en la precisión de
"ambos" pues, víctimas de la presión de la ideología social de ex-
clusividad sexual, las mujeres masculinas y los hombres femeninos
suelen hacer caso omiso de alguno de sus caracteres (muchas muje-
res detestan su carácter femenino (yin) y muchos hombres, su carác-
ter masculino (yang)), o incluso intentan una mescolanza de ambos,
buscando la definición de un tercer sexo o un tercer carácter. Es
más positivo poseer un carácter masculino (yang) y otro femenino
(yin) que disponer de uno solo o de una mezcla indiferenciada de
ambos.
De seguir esta línea de consejo astrológico y conducta personal
se hace posible que ninguna persona se vea inclinada a la "inver-
sión", o sea, a desarrollar exclusivamente un carácter –además, el
que no concuerda con su sexo corporal– en detrimento del otro. Las
personas en que los caracteres masculino y femenino sean aproxi-
110
madamente equipotentes podrán desarrollar ambos, cada uno en el
campo de actuación explicitado por el estudio astrológico, y logrará
un gran enriquecimiento vital pues alcanzarán una visión más com-
pleta, amplia y ecuánime de la vida en su conjunto, pudiendo acer-
carse al estado mítico de la androginia. El influjo del método Sa-
turno-Luna de interpretación astrológica de los caracteres puede
contribuir a resolver no sólo muchos dilemas personales sino tam-
bién proporcionar una base para la correcta integración de todas las
personas en la sociedad.
Pasando a considerar el tema de las consecuencias sociales de la
interpretación astrológica respecto a la potencialidad de vida, se
pueden deducir algunas de notable importancia. La principal de
ellas tiene por esencia la extensión a todas las personas –hombres y
mujeres, universitarios y analfabetos agricultores y trabajadores
urbanos, obreros y empleados, etc.– de la consecución de la tarea
vital; aunque en algunos casos se efectúe al margen de la sociedad,
en la mayoría se realiza en su seno y con gran incidencia sobre ella.
Llevar a la práctica la tarea vital significa ejercer las cualidades sa-
turninas en el trabajo social; la responsabilidad y el gusto por el
trabajo bien hecho son dos de ellas, ¿no sería maravilloso que estas
cualidades impregnasen el producto de la labor social? Esta ventaja
justificaría por si sola la utilización de la astrología en la adscrip-
ción de las personas a las tareas sociales. Si además de tener en
cuenta los ahorros económicos se considerasen las satisfacciones
personales (que repercuten también en nuevos ahorros por menor
utilización de servicios médicos, menos accidentes, etc.) no debería
quedar ninguna duda sobre la conveniencia del uso de la astrología.
No puede haber verdadera responsabilidad sin la correspondien-
te libertad. Y es aquí donde el método del duplo Saturno-Luna se
convierte en un acicate para el replanteamiento de la función del
individuo en la organización. En la actualidad la mayoría de las
organizaciones donde puede ejercerse la tarea vital posee un conte-
nido económico, son las empresas productoras de bienes y servi-
cios. Aunque en el resto de organizaciones también hay que recon-
siderar el papel de la persona, es en las empresas donde, respecto al
trabajador, es preciso reestudiar factores tales como: otorgamiento
111
de libertad, responsabilidad y autoridad en su trabajo concepción
del trabajo en equipo y trabajo cooperativo, influencia en los círcu-
los jerárquicos, participación en la empresa, etc. El horizonte es
alcanzar el nivel saturnino y que todo el mundo realice su tarea vi-
tal, pero tal cosa es semiutópica. Bajo este vocablo, ciertamente
contradictorio, se desea expresar que en algunos casos es utópico
pero en otros no, así que es imprescindible diferenciar en la práctica
unos casos de otros. En determinada empresa, u organización en
general, habrá un grupo de personas –dispuestas a realizar su tarea
vital encontrando acomodo entre ella y alguna de las labores propias
de la organización no habiendo, pues, utopía sino una cuestión ple-
namente realizable; asimismo habrá otro grupo que no está dispues-
to a ejercer su tarea vital en el seno de la organización, bien porque
las personas que lo forman se encuentren en su nivel lunar o bien
porque no haya correspondencia entre tarea vital y labores a desa-
rrollar en la organización.
La existencia de dos grupos de personas en la organización, o
de trabajadores en la empresa, aquellos que ejercen (mejor dicho:
deben ejercer) su tarea vital y los que no la ejercen, es un hecho
muy interesante. Al primer grupo le es aplicable todo lo inherente a
las cualidades saturninas, desde la responsabilidad hasta la partici-
pación en la empresa. Al segundo grupo, formado por personas cu-
yo fin prioritario es ganar un sueldo que les permita solucionar sus
necesidades vitales, no le es aplicable tal estatuto sino otro de índole
lunar. Siempre habrá estos grupos; es raro que falte el primero, es
decir, que nadie realice su vocación dentro de la organización y es
todavía más difícil que falte el segundo pues hay muchas más per-
sonas a nivel lunar que saturnino y será aún más difícil que haya
adecuación exacta entre las tareas vitales de todas las personas y las
labores propias de la organización.
Las viejas cuestiones respecto a participación en las empresas,
cogestión, "capitalismo popular", distribución de beneficios, etc.
hallan en esta modalidad de interpretación astrológica una base
científica –y simultáneamente humana– de resolución. Todas aque-
llas personas que pusieran en práctica su tarea vital dentro del seno
de una organización estableciendo una relación de armonía y prove-
112
cho mutuo tendrían los derechos y deberes correspondientes al nivel
saturnino y las demás personas, no comprometidas con la marcha de
la organización, se regirían mediante un estatuto de tipo contractual.
Las del primer grupo tendrían una relación basada en la comunidad
de intereses mientras que las del segundo, la tendrían basada en
acuerdos legales. Hoy en día no existe este modelo en las empresas
y tampoco en muchas de las demás organizaciones; por lo general
es posible diferenciar dos grupos parecidos a los antedichos en su
seno, el primero estaría formado por los gerentes directivos y ejecu-
tivos y el segundo por los trabajadores. El parecido es sólo externo,
las personas del primer grupo no encajan (en su mayor parte) dentro
de la definición propuesta debido a que unas veces lo están por su
posición servil respecto a la jerarquía y otras veces por ansias más o
menos patológicas de dinero y/o poder. La realización correcta de la
tarea vital es incompatible con esos fines; es algo más serio y fuerza
a una transformación profunda de las estructuras y comportamientos
desechando servilismos y finalidades espurias. El nivel saturnino es
imprescindible, desde luego, en los más altos círculos directivos y
desgraciadamente, tal hecho no abunda en la actualidad. Por otra
parte hay que contemplar el posible paso de personas del segundo
grupo al primero. Es un derecho natural de la persona y un enrique-
cimiento para la organización. La creación de nuevos puestos y ta-
reas puede lograr que alguna de estas personas encuentre la labor
adecuada a su tarea vital y pase al primer grupo; también puede
suceder que un proceso de maduración personal le lleve a la asun-
ción de su tarea vital y que se corresponda con alguna de las labores
de la organización.

113
NOTAS TEÓRICAS

Sol-Luna versus Saturno-Luna

El asignar el papel del carácter masculino a Saturno en vez de al


Sol habrá extrañado a más de uno. Conviene explicar las razones de
ello y el papel desempeñado por cada duplo planetario. Desde tiem-
pos inmemoriales el Sol ha sido asimilado a lo masculino contrapo-
niéndolo a la femenina Luna; esto tiene una razón evidente, que
salta a la vista, e incluso hiere a los ojos pues tal cosa ocurre si se
mira al Sol cuando pasa por el cénit. Los dos únicos cuerpos celes-
tes observables fácilmente, aún sin hacer un esfuerzo deliberado
(por algo se denominan luminarias) son precisamente nuestra estre-
lla y nuestro satélite, cada uno rigiendo la mitad del día, reforzándo-
se consecuentemente la noción de polaridad.
No ha habido otra manera más clara y fácil de simbolizar la
dualidad, pero convendría expresar la Dualidad, el arquetipo dual, y
no sólo restringido al caso particular de hombre-mujer (ni al mascu-
lino-femenino) por más que sea el utilizado de preferencia. El signi-
ficado astrológico del Sol es el de totalidad, es lo más bajo y lo más
alto, el aliento vital y las cualidades espirituales; tiende a represen-
tar el Todo, la Unidad, pero tal concepto no es operativo en el mun-
do manifestado y, por tanto, se limita a representar el Espíritu como
contrapuesto a la Materia. En este contexto el duplo Sol-Luna es la
trasposición de la dualidad básica (o Dualidad) Espíritu-Materia.
Dentro del mundo creado (asimilado a la Materia) es donde se
verifica la dualidad Yang-Yin y la representación astrológica para el
caso particularizado masculinidad-femineidad (en el seno Yang-
Yin) es la formada por el duplo Saturno-Luna. Nuestro satélite ac-
túa como polo en dos niveles diferentes de dualidad, poseyendo
cada uno su propia identidad. En el duplo Sol-Luna la esencia ac-
tuante es de índole espiritual y se refleja en el ser humano como
consciencia-inconsciencia, no interviniendo el siquismo (ni el sexo
físico) en absoluto, por lo que no se trata de hombre o mujer, sino
115
de ser humano. En el duplo Saturno-Luna la esencia actuante es de
índole síquica y se refleja en el ser humano como Yang-Yin en sus
múltiples facetas interviniendo el sexo y cabe expresar hombre-
mujer pues hay correlación entre Yang-sexo masculino y Yin-sexo
femenino.
Cuando se estudia el duplo Sol-Luna en una persona no es posi-
ble averiguar cuál de ambos polos tiene más influencia en ella aten-
diendo a su naturaleza de hombre o mujer mientras que en el estu-
dio de Saturno-Luna el sexo da cierta influencia. El análisis de la
carta aportará la influencia de cada planeta pudiendo suceder lógi-
camente que Saturno sea más potente que la Luna en determinado
número de cartas femeninas y que ocurra lo contrario en cartas
masculinas; es interesante y objetivamente revelador estudiar el
duplo Saturno-Luna sin considerar el sexo de la persona y poste-
riormente matizar el resultado al incluir este dato en el estudio. Ha-
brá que tomar en cuenta, al contrastar el análisis con los datos de la
vida real, la posibilidad (quizás relativamente elevada) de que tanto
uno como otro planeta no hayan desarrollado su plena potenciali-
dad, independientemente del sexo del nativo.
Todas las religiones, tradiciones esotéricas y la mayoría de las
escuelas filosóficas coinciden en asignar a todas y cada una de las
personas (sin tomar en consideración su sexo) un componente espi-
ritual a desarrollar en la vida, o en una sucesión de vidas. Esto cua-
dra con la concepción del duplo Sol-Luna, representando nuestra
estrella al Espíritu y nuestro satélite a la Materia, tendiendo cada
uno de nosotros –ya seamos hombres o mujeres– a uno u otro polo.
Al no estimar el sexo se pone en el mismo lugar, respecto a la vida
espiritual, al hombre y a la mujer, lo que no sucedería si se asimila
el Sol al hombre y la Luna a la mujer.
Por otro lado se reubican ambos roles en la vida social pues en
este plano de actuación, eminentemente externo y público, en con-
traposición al espiritual, esencialmente interno y privado, el duplo
que lo rige es el Saturno-Luna que da posibilidades de equiparación
entre las personas de ambos sexos pues ya el hombre (asimilado a
Saturno) y la mujer (asimilada a la Luna) están representados por
planetas de gradación más cercana. Además el duplo gobierna –más
116
que al hombre y a la mujer– los caracteres masculino (Yang) y fe-
menino (Yin) de cualquier persona, tenga el sexo que tenga.

Incidencia en la sociedad humana

Posando la vista sobre el conjunto de hombres y mujeres que


habitamos este planeta es fácil observar que los problemas más gra-
ves provienen de las cuestiones relacionadas con el duplo Saturno-
Luna. Los conflictos con los padres, la adscripción caracterológica
sexual y el quehacer en la vida demandan gran parte de las energías
de la persona al pretender resolverlos. Si no lo consigue, todos sus
logros le parecerán huecos, inconsistentes, sucedáneos y temerá por
su desaparición pues intuirá que están construidos sobre arenas mo-
vedizas. Desgraciadamente no son sólo los problemas más básicos y
graves, sino también los más extendidos pues ¿cuánta gente hay que
haya resuelto los conflictos familiares, sea consciente y responsable
de sus caracteres, haga lo que debe y sea conveniente en la vida?
Pocas personas, demasiado pocas. Quien no tiene problemas con los
padres los tiene con su adscripción sexual y quien no tiene ninguno
de ellos no tiene claro su papel en la vida.
En realidad, los tres temas son los tres aspectos de una misma
entidad por lo que no se puede decir que se haya resuelto uno o dos
de ellos quedando por resolver el o los restantes La persona puede
ser consciente de que tiene un problema con, por ejemplo, sus pa-
dres y ser inconsciente del problema de carácter sexual y actividad
en la vida por motivos de temporalidad (los problemas paterno-
filiales suelen ser más agudos durante la adolescencia y juventud),
socioculturales (en determinados estratos sociales la potencialidad
de vida no se ejerce pues la ocupación profesional se limita gran-
demente debido a la tradición e ignorancia) y otros de manera que
raramente los tres aspectos son sentidos conflictivamente por el
individuo al mismo tiempo, lo que –evidentemente– no significa
que en la realidad se hayan resuelto algún aspecto, ya que están re-
lacionados por su raíz.
Normalmente el primer conflicto, caso de haberlos, sobreviene
117
con los padres, posteriormente con el carácter sexual y en tercer
lugar con la potencialidad de vida pues el desarrollo a través del
tiempo activa las facetas del fundamento de vida en este orden; no
obstante hay un periodo, en los años juveniles, en que, coincidiendo
con la puesta en marcha de la potencialidad de vida, las tres facetas
mencionadas ejercen su función (en la mayoría de los casos) encon-
trándose la persona multitensionada. A continuación la faceta pater-
na pierde importancia (salida del hogar familiar) permaneciendo las
otras dos hasta que, frecuentemente, la potencialidad de vida se
"adormece" contentándose la persona con su actividad profesional y
otro tanto le sucede a los caracteres sexuales, llegándose a una es-
pecie de acostumbramiento.
Si se presta atención y se reflexiona sobre estos tres temas, se
advierte que la mayoría de las personas no ha logrado resolver los
conflictos. Todo lo más, se logra un status quo o compromiso que
los acota hasta un punto en que se soportan sin excesivo sufrimiento
y posibilitan una vida incompleta, parcial, limitada, "para ir tiran-
do". Este compromiso permite mantener el curso vital pero muy
pobremente, la calidad (interna) de vida disminuye drásticamente y
lo más grave es que la evolución queda bloqueada. Cuando la evo-
lución de la mayoría de los individuos de una sociedad queda inte-
rrumpida, la propia evolución social se resiente proporcionalmente
y los varios grupos humanos (incluso la Humanidad como conjunto)
quedan estancados.
Si la Humanidad evoluciona lenta y penosamente y a la mayoría
de los seres humanos les sucede lo mismo, estando en una situación
de sufrimiento más o menos asumido y limitados en su devenir has-
ta extremos aún más bajos que los animales (pues éstos evolucionan
a su propio ritmo y según sus pautas), ¿será conveniente hacer algo
para alcanzar la plenitud de vida? Los nihilistas dirán que no, pero
lo más lógico y deseable es responder que sí. Lógico porque la evo-
lución está en la naturaleza del ser humano; deseable porque un
mundo de personas desarrolladas es mucho más rico en todos los
aspectos que un mundo de personas truncadas en su evolución.
Hay dos caminos para alcanzar la meta. Uno es el de la trans-
formación individual y otro es el de la transformación social. En el
118
fondo ambos son versiones de la misma cosa; al irse transformando
los individuos se transforma la sociedad y cualquier transformación
de la sociedad facilita la de los individuos. Son dos procesos conti-
nuos que actúan dialécticamente. Sólo cuando una porción aprecia-
ble de los miembros de la sociedad ha cambiado su vida pero se
impide por la fuerza que su influencia llegue al conjunto social sur-
gen las crisis y la necesidad de transformar la sociedad como tarea
prioritaria; en las sociedades tolerantes y donde las estructuras de
poder no son asfixiantes, no suelen ocurrir crisis sociales. Al nacer
nuevas ideas y modos de entender la vida van ocurriendo transfor-
maciones individuales y al llegar a un número crítico de ciudadanos
acordes con las nuevas ideas toma importancia el camino de trans-
formación social.
Para ambos caminos la Astrología es capaz de ofrecer las orien-
taciones adecuadas. La astrología que estudia el devenir de los co-
lectivos humanos, denominada astrología mundial o Astromundial,
mediante la consideración de los ciclos de los planetas sociales y
transpersonales, según la tradición astrológica y los nuevos desarro-
llos de la actualidad, hace posible vislumbrar el futuro de naciones y
pueblos. A este respecto es notable la predicción que sobre la quie-
bra del régimen comunista en la Unión Soviética realizó la astróloga
Liz Greene en unos años en que se estaba muy lejos de imaginar
que tal cosa pudiera suceder. La faceta más conocida de la astrolo-
gía, la centrada en el estudio de la persona, es la que permite señalar
los hitos de la transformación personal; basada en el estudio de la
carta natal, hace un análisis singularizado para la persona consultan-
te dando como resultado un diagnóstico y pronóstico válidos úni-
camente para ella, así como proponiendo la posible vía de resolu-
ción de los asuntos señalados por el duplo Saturno-Luna, ya que es
también propia y la más adecuada.
Se requiere que cada astrólogo actúe, además de sabiamente y
con amplios criterios, de forma valiente y decidida para, en su caso,
adecuar la vida en la Tierra a las leyes cósmicas universales y no
poner los astros a la conveniencia de leyes y costumbres sociales
que han demostrado su ineptitud para regir la evolución humana.

119
Dinámica del duplo Saturno-Luna

Los dos planetas al representar cada uno de los polos del duplo
están relacionados dialécticamente, dotados de la correspondiente
dinámica. ¿Cómo funciona el par Saturno-Luna? No es fácil de ex-
plicar, al menos para el autor de estas líneas, pero es necesario
avanzar en el estudio proponiendo algunas sugerencias. Nuevamen-
te el caso de las piernas que posibilitan la marcha de la persona,
sirve de ejemplo adecuado. Por, una parte se necesita que cada pier-
na se desarrolle con objeto de lograr más velocidad y resistencia,
esto significa que se vaya haciendo más fuerte, más grande (o larga,
y guardando proporción respecto al resto del cuerpo), optimizando
su funcionamiento; por otra parte es necesario que el desarrollo sea
simultáneo, coordinado y armónico en ambas piernas, tanto estática
como dinámicamente pues de nada valdría que una de las piernas
fuera fuerte y la otra débil, o que midieran diferente longitud, o aun
siendo perfectas fueran incapaces de ponerse de acuerdo para la
deambulación. La armonía pertinente sólo es posible lograrla ha-
ciendo que cada pierna conozca a la otra, se relacionen entre sí y se
reconozcan esencialmente. En el organismo humano esa labor la
realiza, en último término, el cerebro, órgano de expresión de la
mente. Finalmente –cuando las piernas han alcanzado todo su posi-
ble desarrollo– sucede una mutación que las transforma totalmente:
es el momento en que según las leyes de la dialéctica, ocurre un
cambio cualitativo creándose un nuevo estado con su correspon-
diente dinámica diferente del anterior.
Trayendo el discurso a los temas propios del duplo la primera
de las tareas a realizar –el desarrollo de cada polo de la dualidad–
no presenta gran dificultad pues se trata de analizar el estado de
Saturno y de la Luna y desarrollar las polaridades en función de
dichos estados. Saturno señala el padre, el carácter masculino
(yang) y la tarea vital. La Luna indica la madre, el carácter feme-
nino (yin) y las habilidades naturales. Las directrices adecuadas
pueden ser formuladas teniendo en cuenta lo expuesto en los capítu-
los dedicados a los diversos niveles de interpretación. La segunda
tarea –coordinación y armonización de ambos polos– es más deli-
120
cada; hay que integrar el par Saturno-Luna y establecer su esencia
interna. El estudio del duplo debe ser directo. Cabe decir que en los
casos en que haya aspectación entre ambos planetas, el tipo de as-
pecto dará la tónica que posibilite la realización de la tarea, habién-
dose comentado tal posibilidad en los capítulos anteriormente men-
cionados; este hecho aporta un elevado peso específico al estudio
global pero no releva de la necesidad del estudio directo.

Estudio directo del duplo Saturno-Luna

Significa encararse directamente con el estudio del duplo, no de


cada uno de sus componentes (esta tarea, evidentemente, también
ha de realizarse). Requiere que el astrólogo transforme (en la mayo-
ría de los casos) su manera de concebir el análisis astrológico pues
ha de fijar su atención, simultáneamente, en ambos planetas y dedu-
cir los resultados pertinentes. Se necesita la intuición, como corres-
ponde a un proceso dialéctico. La aparición de la intuición puede
verse facilitada por la utilización de un proceso reflexivo basado en
la consideración de los factores que siempre aparecen en la carta
natal. Puede haber aspectación entre Saturno y Luna, pero tal hecho
ocurre en la minoría de los casos, sin embargo hay otros factores
que siempre se dan, entre ellos pueden citarse: la geometría zodia-
cal, la regencia, naturaleza e impulso de los signos donde se ubican
los dos planetas (también los correspondientes a las casas), el eje
medio Saturno-Luna.
El análisis de los polos más el estudio directo constituyen la sín-
tesis interpretativa integral, permitiendo verificar que la unión de
dos elementos resulta en algo mayor y más perfecto que su suma
aritmética. El análisis de cada polo permitía encontrar respuesta a
cada una de las partes: al padre o a la madre, al carácter masculino
(yang) o al carácter femenino (yin), a la tarea vital o a las habilida-
des naturales. Sólo la añadidura del estudio directo hace comprensi-
ble la esencia de los conceptos: padres, carácter global, potenciali-
dad de vida.
La geometría zodiacal indica que, aunque no formen aspecto,
121
Saturno y Luna participan –por analogía– de la relación geométrica
existente entre los signos donde están ubicados. Así, por ejemplo, si
en una determinada carta natal Saturno está en Aries y la Luna en
Escorpio, participan de la naturaleza del quincuncio. Esta relación
geométrica de los signos permite asimilar, aunque no identificar, la
relación entre ambos planetas como de quincuncio. Si no hay aspec-
tación tendrá más importancia que si la hubiera e incluso en este
último caso (podría haber oposición, sesquicuadratura, biquintil o
trígono) aportaría la pertinente matización.
Los planetas regentes de los signos donde yacen Saturno y Luna
también ofrecen información extra. Según el ejemplo anterior, Sa-
turno queda impregnado de las cualidades arianas y como este signo
concuerda con el planeta Marte, resulta que Saturno recibe una in-
fluencia marciana, tiende a la asimilación de su influjo. El proceso
utiliza la ley transitiva: Marte influencia el signo de Aries (éste asi-
mila preferentemente las energías marcianas) y Saturno recoge las
influencias de Aries (ocupando un lugar principal las de Marte). Se
trata de un factor a tener en cuenta pues si en algunos casos no pre-
senta excesiva importancia, en otros es capaz de aclarar puntos os-
curos. En el ejemplo, es de notar que ambos planetas, al estar en
Aries y Escorpio, comparten el mismo regente, Marte, por lo que la
naturaleza marciana sería el substrato de padres, carácter global y
potencialidad de vida; en otras palabras, Marte –independiente-
mente de su papel en la carta natal– tendría importancia en los te-
mas relacionados con fundamentos de vida.
La naturaleza elemental de los signos ocupados por Saturno y
Luna proporcionan otro tipo de información, asimismo notable. Los
elementos indican, lógicamente, el material de que estamos hechos
las personas; si la carta natal muestra mayoría de planetas en signos
de Aire, la persona es predominantemente mental, si la mayoría se
da en signos de Agua es importante el componente síquico emocio-
nal, cuando es Fuego el elemento principal la cuestión ética y tras-
cendente domina sobre las demás y si es Tierra la persona ha de
actuar en el medio mundano. En el ejemplo, se aprecia una contra-
dicción "elemental" entre los dos polos (Saturno en Fuego, Luna en
Agua). En la vida de esta persona puede ocurrir que la tensión entre
122
uno y otro polo fuera intensa: padres en conflicto, carácter mascu-
lino (yang) entusiasta en contraste con el carácter femenino (yin)
claramente emocional, tarea vital y habilidades naturales disociadas.
El impulso inherente a los signos también aporta la información
correspondiente. Hay analogía entre el impulso cardinal y el polo
representado por Saturno; también la hay entre el impulso mutable y
el representado por la Luna. La ubicación de estos planetas en sig-
nos cuyo impulso esté en concordancia con la naturaleza de los co-
rrespondientes polos logra un apoyo adicional a la realización de
sus tareas propias. En el ejemplo, Saturno está bien situado para
ejercer su labor mientras que la Luna, al estar en signo fijo, tenderá
a presentar resistencia para realizar lo relacionado con la faceta
YIN; tanto la madre como el carácter femenino (yin) y las habilida-
des naturales lucharán para imponer su voluntad al padre, al carácter
masculino (yang) y a la tarea vital. Se da, pues, un conflicto cuya
resolución dependerá de los respectivos estados de Saturno y Luna
(además del de Marte, por ser el regente de Aries y Escorpio). El
número de combinaciones posibles de situación en signos, depen-
diendo de su clase de impulso es de nueve, siendo la óptima la de
Saturno en signo cardinal y la Luna en signo mutable.
El eje medio Saturno-Luna es un punto de equilibrio de las in-
fluencias de ambos planetas, según la teoría de los puntos medios.
El Zodiaco, al ser circular, hace que aparezcan dos puntos de equi-
librio, el punto medio corto y el punto medio largo, que definen el
eje medio. La influencia es más fuerte en el punto medio corto (el
situado en la mitad del recorrido más corto entre los dos planetas)
por razón de geometría, y lo es tanto más cuanto más acusada sea la
proximidad planetaria. En el caso de oposición planetaria es cuando
el eje medio alcanza mayor relevancia pues entonces ambos puntos
serán igualmente importantes y el equilibrio se realza ante el con-
traste de la oposición. En el caso de Saturno y Luna, su eje medio
constituye el fiel de la balanza de los fundamentos básicos de la
vida. Podría denominársele como eje de la Vida, de la Creación o de
la Naturaleza. Marca tres tipos de equilibrio: el de los padres, el de
los caracteres y el de potencialidad de vida. En ambos puntos me-
dios se da una situación de neutralidad entre los polos; la persona
123
notará la desaparición de la tensión inherente a su existencia, pu-
diendo utilizar esas posiciones para analizar con mayor imparciali-
dad cada uno de ellos situándose –en cierto modo– más allá de la
duplicidad; actúa como factor de integración y síntesis del duplo.
Los padres, los caracteres y la potencialidad de vida, son vistos co-
mo formando parte de una unidad, perdiendo el antagonismo.
Anímicamente es un punto de tranquilidad y sosiego.

Posiciones singulares: Saturno en Cáncer y Luna en Capricornio

La posición de Saturno en Cáncer tiene un significado de rees-


tructuración de la vida síquica y de los arquetipos ancestrales que
operan sobre la persona. Es una intromisión del demiurgo saturnino
en el basamento síquico de la especie humana para efectuar un pro-
ceso directo de renovación: investiga lo existente, detecta lo inser-
vible y caduco, lo expulsa, sanea lo restante, aporta nuevos elemen-
tos y construye una estructura adecuada a los tiempos que corren.
Los fundamentos de vida son transformados verificándose la rotura,
a nivel síquico, entre las generaciones delimitadas por el paso de
Saturno a través de Cáncer. Las personas nacidas con Saturno en
Leo y posteriores signos no comparten los mismos arquetipos de las
personas cuyo Saturno estaba todavía en Géminis y signos anterio-
res mientras que los nacidos con Saturno en Cáncer experimentan
sobre sí la transformación convirtiéndose en adalides de la misma y
sufriendo crisis profundas.
Una mirada a la historia reciente muestra que la penúltima tan-
da de personas con este planeta en Cáncer era la nacida entre Julio
de 1.944 y julio de 1.946 (ambos inclusive). Cuando irrumpieron en
la vida social al llegar a la adolescencia y juventud, generaron uno
de los movimientos ideológicos más intensos y extensos de los úl-
timos tiempos. El movimiento "hippy" constituyó un aldabonazo en
el subconsciente de la sociedad, fue una revolución en la manera de
pensar y, sobre todo, en la de sentir. Cambiaron radicalmente las
relaciones con los padres, cortando los vínculos de dependencia y
de jerarquía en busca de otro tipo de relaciones familiares; la in-
124
comprensión social, aliada a la natural rebeldía juvenil, condujo en
la mayoría de los casos a rupturas entre padres e hijos aunque en
otros, se reacomodaron los papeles respectivos. De todas maneras
las relaciones entre padres e hijos no volvieron a ser como antes.
Más espectacular fue la revolución en lo referente a la masculinidad
y femineidad; es difícil olvidar el aspecto de muchos hombres en
aquella época: cabellos largos, apariencia natural, ausencia de trajes
y corbatas, incluso camisas floreadas; las mujeres tomaron el panta-
lón como prenda común, desecharon el maquillaje, intercambiaban
las prendas con sus amigos y compañeros, etc. Los hombres inicia-
ron su aprendizaje culinario y casero, además de cuidar de los hijos
mientras las mujeres tomaban la iniciativa en numerosos campos de
acción. La bisexualidad, dentro de un cierto pansexualismo, y basa-
da en la pureza amatoria, incrementó sus practicantes. Quizás el
lector esté imaginando los casos más llamativos y que afectaron a
una minoría de la juventud; sin embargo el influjo llegó a práctica-
mente toda ella que asumió en lo fundamental los postulados bási-
cos antedichos, siendo esto lo verdaderamente importante. Los años
60 sirvieron de escenario temporal para esta revolución de los ar-
quetipos, siendo denominados por la riqueza y variedad de aconte-
cimientos (entroncados directamente con las raíces vitales) como "la
década prodigiosa". El modelo tuvo su final en París, en la revolu-
ción de mayo de 1968. La utopía parisina consistía en derrocar no
sólo al poder burgués y al gaullista, sino al Poder, sustituyéndolo
por relaciones, libres fraternales, en donde todo el mundo fuera co-
mo una gran familia construida bajo nuevas concepciones. Como
toda utopía tenía un fondo de lógica y necesariedad: era lógico alte-
rar (por astrología y dialéctica) lo relacionado con lo opuesto a
Cáncer, esto es, Capricornio y su significado de estructuras políti-
cas, también era necesario transformar el Poder, para así lograr el
asentamiento de los nuevos arquetipos surgidos. La parte más aleja-
da de la realidad estribaba en el desconocimiento de las estructuras
de poder, necesarias para poder oponerlas al poder constituido y por
otro lado el no haber tomado en consideración que los arquetipos
cancerianos no tienen validez en Capricornio, salvo que una lenta e
inteligente dialéctica les hubiera trasvasado hasta la décima casa;
125
pero no ocurrió tal cosa y la oposición del eje Cáncer-Capricornio
se resolvió mediante el enfrentamiento y la revolución fue aplasta-
da. El referéndum posterior puso en claro que las personas maduras,
seguidoras de otros arquetipos, se impusieron numéricamente sobre
los jóvenes. Hubo además una vertiente estrictamente política, mez-
clada e interactuando con la transformación arquetípica, pero su
análisis (apasionante) rebasa el tema del presente escrito. Mayo del
68 es la fecha final de actuación de la generación con Saturno en
Cáncer; a partir de entonces se estabilizan las transformaciones y
desaparece el movimiento "hippy" tanto interna como externamente
(en algunos países se prolonga algo más debido a cuestiones inter-
nas: en los Estados Unidos, hasta acabar con la guerra de Vietnam y
en España, hasta que cae la dictadura de Franco). Las cabelleras se
recortan y la moda retorna a un cierto tradicionalismo. Toda revolu-
ción deja sus huellas en los estratos profundos de la especie humana
y ésta también las ha dejado pues las relaciones padres-hijos y
hombre-mujer cambiaron de tal manera que no pueden compararse
con las anteriormente existentes.
La última generación con Saturno en Cáncer nació durante el
período comprendido entre los meses de agosto de 1973 a 75 (me-
nos un breve intervalo con Saturno en Géminis y más otro, también
breve, situado fuera de esas fechas). No ha dado, todavía, muestras
espectaculares externas de su acción. La crisis económica generali-
zada no contribuye a su explayamiento, al contrario de la genera-
ción precedente que vivió durante una época de desarrollo econó-
mico. Puede adelantarse lo que cualquier persona percibe: un extra-
ñamiento de los padres, extremosidad en las conductas, individua-
lismo, cierto belicismo, aceptación de la competitividad y la insoli-
daridad, etc. La relación padres-hijos tiende a su desaparición me-
diante la indiferencia de éstos respecto a aquellos y la familia se
deshace. Se percibe también una fuerte tendencia a conocerse a sí
mismos y al resto de sus coetáneos.
Si bien Saturno implanta nuevos modelos en el inconsciente co-
lectivo, no se debe a él su esencia. Son, probablemente, los planetas
situados más allá los que los forman –a nivel de Humanidad– y Sa-
turno los adapta a la escala adecuada para su asimilación. En los
126
años 1944 a 1946 Urano transitaba por Géminis, Neptuno, por Libra
y Plutón recorría Leo; se formaron (no siempre) dos sextiles
(Urano-Plutón y Neptuno-Plutón) y un trígono (Urano-Neptuno).
Urano proporcionó una manera diferente de entender el entorno y
novedosa capacidad de expresión, a veces disruptiva (recuérdese la
revolución musical de aquellos tiempos). Neptuno a través de Libra
expuso lo ideal en las relaciones humanas: el amor, la paz, la uni-
versalidad con su parte utópica y también el componente confuso
(el lema suyo fue: "Haz el amor, no la guerra"). Plutón contribuyó a
realzar el sentido propio y el orgullo, rompiendo con la autoridad
paterna. Si se profundiza en el significado y se consideran los as-
pectos mutuos es relativamente fácil deducir la correspondencia
entre el estado celeste de los planetas transaturninos y lo ocurrido
en los años en que la generación con Saturno en el signo de Cáncer
incidió en la sociedad humana.
En la siguiente generación nacida con Saturno en Cáncer, entre
los años 1973 a 1975 (no olvidar los dos pequeños intervalos en
que, en uno de ellos Saturno retrocedió a Géminis y en el otro retor-
nó a Cáncer cuando transitaba ya por Leo) la situación de los plane-
tas transaturninos fue más compleja; Urano recorrió el último deca-
nato de Libra (y unos cinco meses en Escorpio), Neptuno se situó
en el primer decanato de Sagitario y Plutón transitaba por el primer
decanato de Libra. El análisis es algo más complejo que en el caso
de la generación anterior (incluyendo los desfases temporales men-
cionados). En forma panorámica puede decirse que la acción de
Urano y Plutón transmite una transformación profunda en lo rela-
cionado con el matrimonio el sentido de las asociaciones, la rela-
ción con los demás y el mundo en general, la esencia de los acuer-
dos en que se basa ineluctablemente la vida social y también, a ni-
vel profundo, la manera de conocimiento intelectual de las leyes del
Universo. La revolución esperada en estos campos de la actividad
humana se realizará a través de tensiones muy fuertes y los compo-
nentes de esta generación cambiarán completamente lo señalado por
el signo de Libra; en la práctica podrá destruirse el vínculo matri-
monial y los acuerdos sociales no tendrán un valor muy alto mien-
tras que la justicia y la ley sufrirán trastornos significativos tendién-
127
dose a poner (descaradamente) de parte del más fuerte y es bastante
probable que surjan visiones bastante descentradas de concebir las
leyes universales y se difundan teorías sorprendentes. Por contra,
las personas (quizás muy escasas) que asuman el modelo de manera
serena y trascendente pondrán las bases de las nuevas relaciones
sociales de la Humanidad combinando adecuadamente la parte pri-
vada y la pública de cada persona en la dinámica social; será la
unión libre (Urano) y equipotente (Plutón) de los hombres. La posi-
ción de Neptuno en Sagitario revela un repunte de la religiosidad
que tomará derroteros de fanatismo (fundamentalismos dentro de
cada religión y aparición de nuevos grupos y sectas) o un profundo
ímpetu religioso interno en donde la heterodoxia será norma común
(intercambiándose con la ortodoxia). Todo eso se incrementará in-
tensamente con el sextil de Plutón. También se desarrollará el de-
porte y la ludopatía asociada a él. Esta generación será el instrumen-
to del trastocamiento de todas las relaciones sociales, desde el ma-
trimonio al acuerdo social global, pasando por las relaciones entre
naciones, entre clases y grupos sociales, entre gobernantes y gober-
nados, etc. Al ser el hombre un animal social y tener la sociedad un
influjo predominante (en la mayoría de las personas lo social es más
fuerte que lo estrictamente individual) la transformación de las
normas por las que se regula la vida social tendrá, probablemente,
un efecto muy intenso, pudiendo llegar a devastador. La repercusión
abarcará todos los campos sintiéndose más en lo material, lo síqui-
co, lo mental y lo moral en dependencia del desarrollo de cada per-
sona. Como siempre habrá dualidad y versiones destructivas y ver-
siones constructivas. En ambos casos los arquetipos transmitidos no
funcionarán tan armónicamente como en el caso de la generación
anterior de Saturno en Cáncer; los conflictos serán más probables.
El significado de Saturno en Cáncer es también notable en
aquellos seres humanos que sirven de catalizadores de las fuerzas
arquetípicas. A nivel social los casos de Napoleón Bonaparte y John
F. Kennedy son ejemplares en su manifestación. Napoleón logró
cambiar los antiguos modelos de la sociedad europea de su época.
Mediante sus campañas extendió los ideales de la Revolución fran-
cesa a lo largo y ancho del continente; a los países que conquistaba
128
por las armas les dictó nuevas constituciones y códigos civiles que
(incluso después del triunfo de sus enemigos) asentaron los modelos
sociales y políticos originarios de la Francia revolucionaria: la abo-
lición de la nobleza, los derechos del hombre, la educación genera-
lizada, la democracia parlamentaria, etc. El Antiguo Régimen quedó
abolido en el sentimiento de los europeos y la transformación fue
tan profunda que la Historia abrió –a partir de ese momento– una
nueva era: la Contemporánea. Con Kennedy pasó algo parecido,
inaugurando un periodo (o era kennediana) de transformaciones en
la sociedad estadounidense (y por influencia, en la mundial dado el
peso relativo de los EE.UU. en el planeta) que –de no haber sido
asesinado– pudiera haber cambiado el transcurso de la Historia y el
estado del mundo. Julio Verne también tenía a Saturno en Cáncer y
su influencia fue más sutil pero fuerte, actuando en el terreno de la
imaginación colectiva. Sus novelas introducían el entorno futuro en
la mente del amplio público preparando, de esta forma, su llegada.
Sin sus relatos el avance científico y técnico se hubiera realizado
más brusca y traumáticamente; aportó además el panorama para que
las innovaciones pudieran engarzarse en el terreno moral.
A la Luna en Capricornio se le suelen adjudicar las característi-
cas de seriedad vital, ambición, capacidad de trabajo, búsqueda de
status y seguridad económica, alcance de notoriedad, egoísmo, in-
seguridad emocional, identificación con lo material, poca conside-
ración con los demás, prudencia, cálculo, frialdad, timidez, melan-
colía, etc. En efecto, estas características son plenamente capricor-
nianas y la Luna las pone fácilmente de manifiesto, siendo ejercidas
por el nativo de manera natural e inconsciente.
Posee un significado más profundo que conviene ir descu-
briendo. Se trata de una posición paradójica pues el planeta que
indica la madre, el carácter femenino (yin) y las habilidades natura-
les está situado en el signo regido por Saturno, indicador exacto del
otro polo: padre, carácter masculino (yang) y tarea vital. En cierto
modo hay "unión de los contrarios", guardando algún parecido con
la situación de conjunción Saturno-Luna pues tal aspecto indica la
fusión de los polos y su in diferenciación, aunque la Luna en Capri-
cornio es señal de relativa fusión en la práctica pero no de indife-
129
renciación. La madre tendrá influencia saturnina, quizás ejerza tam-
bién de padre, pero no por eso dejará de ejercer el papel de madre;
el carácter femenino (yin) será algo más frío, resistente…, etc., que
el promedio, pero es auténtico; las habilidades naturales alcanzarán
gran importancia y a veces se confundirán con la tarea vital, pero
ésta existe plenamente como tal, diferenciada de las habilidades. En
ocasiones se corre el riesgo de no reconocer el polo representado
por la Luna, el componente YIN, o infravalorarle tratándole como
un simple apéndice.
Para averiguar la finalidad de la Luna en Capricornio es preciso
recordar la de Saturno en Cáncer. La hipótesis planteada consiste en
que Saturno, cuando se ubica en Cáncer, introduce directamente los
modelos de vida en el inconsciente (individual y colectivo); estos
modelos necesitan desarrollarse, sirviendo de molde para la conse-
cución de las experiencias correspondientes. Para que maduren, se
completen y enriquezcan ha de tener lugar un proceso; desde Cán-
cer (regido por la Luna) los modelos avanzan a través del hemisfe-
rio occidental (parte social) del Zodíaco pasando por Leo, Virgo,
Libra (exaltación de Saturno y buena posición de la Luna), Escor-
pio, Sagitario llegando a Capricornio. La aplicación de los modelos
en el mundo (desde Cáncer a Capricornio) causa, tanto a nivel de
Humanidad como de individuo, la recolección de un conjunto de
experiencias y el incremento del nivel de consciencia. El punto final
es Capricornio donde ha de concretarse esta situación. Capricornio
es un signo de sabiduría pues está regido por Saturno, pero de la
sabiduría propiamente dicha, no del conocimiento teórico, intelec-
tual, parcial, sino de la aplicación del conocimiento sobre el propio
ser, sobre uno mismo; el elemento es la Tierra señalando la vida
práctica, mundana, además del propio cuerpo; el impulso es cardi-
nal, claro indicador de actividad en el entorno de compromiso mun-
dano. Parece lógico que las experiencias y los conocimientos logra-
dos a lo largo del camino zodiacal mencionado acaben siendo reco-
gidos por el signo de Capricornio para que así puedan ser transfor-
mados adecuadamente en sabiduría. Para que pueda realizarse esta
última fase del proceso se necesita una labor de recolección y una
disposición YIN, pasiva, pues sólo de esta manera el conocimiento
130
puede impregnar al ser humano para convertirse en sabiduría inte-
grando el conocimiento (racional, objetivo, saturnino) y la expe-
riencia (instintiva, subjetiva, lunar). Todos estos requisitos deman-
dan que la Luna lleve a cabo –en Capricornio– esta difícil y delica-
da tarea.
Al efectuarse de una manera prácticamente inconsciente parece
que no existe y que, por tal razón, no debe ser importante. Todo lo
contrario, pues si no tuviera lugar este proceso, cada cierto tiempo,
el desequilibrio estructural entre ambos polos del par sería tan in-
tenso que se correría el riesgo de la quiebra síquica y social, sobre-
viniendo las locuras y crisis. (Quizás se nazca con esta posición
lunar cuando se ha llegado a un determinado desnivel entre los po-
los representados por Saturno y Luna y el exceso YANG deba con-
vertirse en YIN).
En la vida cotidiana la Luna en Capricornio es de difícil com-
prensión y expresión. La tarea de integración de conocimiento y
experiencia en sabiduría suele realizarse inconscientemente, pero la
persona lo siente más o menos confusamente, siendo el origen de un
estado emocional característico. Para favorecer la tarea propia de la
Luna en este signo, la persona puede practicar la relajación, medita-
ción, contemplación y en general todas aquellas actividades cuya
esencia sea el tratamiento del mundo objetivo de una forma pasiva
por estar así en concordancia con la naturaleza propia del proceso;
no interfiere su discurrir pero se deviene más consciente de su exis-
tencia y transcurso. Evita, además, la sensación de inoperatividad
del polo indicado por la Luna, desapareciendo o atenuándose (en
caso de existir) la desazón, inseguridad emocional, frialdad, egoís-
mo, melancolía, timidez, etc. Otra de las cualidades de esta posición
es el exceso (aparente) de componente YANG pues además del
propio representado por Saturno, el YIN hace aparecer ante los ojos
de la persona un panorama capricorniano, YANG. La consecuencia
es que la persona quizás asuma posturas vitales excesivamente mas-
culinistas, incluso machistas, o cayendo por reacción, en el extremo
opuesto. La pareja es probable que sea muy masculina y/o muy fe-
menina.

131
EJEMPLO PRÁCTICO

Acaba de sonar la última campanada en el reloj de la Puerta del


Sol (Madrid) cuando, a determinadas personas, otro sonido les re-
sulta más emocionante; es la primera respiración (y llanto) de un
bebé recién nacido. Sus padres, previsores, toman nota del momento
de nacimiento y, pasados unos días, llaman al astrólogo y le encar-
gan el levantamiento de la carta natal del bebé.
Los datos de la carta natal son, para el primer día de enero de
1994 a las 00 hs. 00 ms., en Madrid, los siguientes:

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Posiciones planetarias Casas

Sol Capricornio 10º 18’ Asc. en Virgo 23º 22’


Luna Leo 17º 42’ 2 en Libra 18º 54’
Mercurio Capricornio 8º 36’ 3 en Escorpio 18º 57’
Venus Capricornio 6º 27’ MC en Géminis 22º 21’
Marte Capricornio 9º 03’ 11 en Cáncer 26º 01’
Júpiter Escorpio 9º 45’ 12 en Leo 26º 45’
Saturno Acuario 27º 00’
Urano Capricornio 21º 35’
Neptuno Capricornio 20º 28’
Plutón Escorpio 27º 04’
Eje nodal Sag./Gém. 1º 05’

Antes de pasar al estudio centrado en los temas indicados por el


duplo Saturno-Luna, la regla básica –primordial– de la interpreta-
ción no puede ser obviada; se trata de aquélla que exige considerar
la carta astral como un conjunto integrado, una unidad indisociable.
En este sentido conviene exponer, al menos brevemente y como
tarea previa, los principales rasgos de la carta para que se tengan "in
mente" en la tarea de interpretación del duplo pues su importancia
ejerce un fuerte peso específico. Entre ellos resaltan los siguientes:

a) Predominancia del elemento Tierra (seis planetas en este ti-


po de signos) además del Ascendente. Diferencia respecto a
los demás elementos.
b) Predominancia del impulso cardinal (los mismos seis plane-
tas anteriores en signo cardinal) con influencia apreciable
del impulso fijo (los cuatro planetas restantes) y nula del im-
pulso mutable en lo referente a planetas pero importante en
el ámbito mundano ya que los cuatro ángulos están en signos
mutables.
c) Gran importancia del signo Capricornio y de la casa cuarta.
Hay seis planetas allí situados, todos los personales (excepto
la Luna) y la conjunción Urano-Neptuno, además del regen-
te del ascendente.

134
Comenzando con el estudio del duplo Saturno-Luna se observa
como principal característica la aspectación entre Saturno y Luna en
su modalidad de oposición no muy marcada (orbe de 9 grados) es-
tando además, los planetas en casas no opuestas (sexta y undécima),
pero la geometría zodiacal sí es de oposición (Acuario-Leo). La
regencia de los signos donde se ubican Saturno y Luna está detenta-
da, para el caso de Saturno, por él mismo y por Urano; para el caso
de la Luna, por el Sol; esta situación puede interpretarse como un
reforzamiento del papel de Saturno pues está situado en un signo
del que es corregente y el otro corregente está situado en Capricor-
nio, signo regido por el propio Saturno mientras que la Luna figura
en situación algo subordinada a dicho planeta al estar el regente de
Leo (Sol) en Capricornio. Los aspectos a otros planetas son escasos,
reduciéndose para la Luna a un biquintil con el Sol y para Saturno, a
una semicuadratura con el Sol, una cuadratura (intensa) con Plutón
y otra con el eje nodal.

Análisis de los padres

El padre será visto por el nativo como independiente, radical


(Saturno en Acuario), ligado a la familia, nación o etnia, de forma
tradicional (Urano, regente de Acuario, en Capricornio y casa cuar-
ta), muy fuerte síquicamente y quizás violento (Saturno cuadratura
Plutón) y posesivo. Posibles experiencias, prácticamente inevita-
bles, con el padre (Saturno cuadrando al eje nodal). Relación de
servicio paterno-filial (Saturno en cúspide de casa sexta), revestida
de impersonalidad (Acuario), encauzable por el nativo (Sol en Ca-
pricornio).
El modelo materno es el de una madre digna, elevada, res-
petable, educada (Luna en Leo), vinculada al hogar, al que sabe
dirigir (Sol, regente de Leo, en Capricornio y casa cuarta). Posible-
mente observará en ella un sexto sentido que la oriente sutilmente
en los asuntos importantes de la vida, aumentando así su prestigio
(Luna biquintil Sol). Su influencia mundana orientará al hijo hacia
una vida digna, respetuosa, independiente y de amplias miras (Luna
135
en Leo y casa undécima).
Los padres tendrán diferentes y encontradas posturas sobre el
nativo (Saturno en oposición Luna y en signos también opuestos)
aunque encontrarán un punto de acuerdo en lo referente a dotar al
hijo (y transmitirle los valores) de un entorno hogareño (quizás lina-
je) de tipo más bien tradicional pues en la casa cuarta y en Capri-
cornio están el Sol (regente del signo donde está la Luna) y Urano
(corregente del signo donde está Saturno) además de que el propio
Saturno rige a Capricornio El contraste de los padres le parecerá al
nativo bastante acentuado pues frente a un padre ocupado en el en-
torno concreto y sus obligaciones (casa seis) encontrará una madre
de amplios horizontes (casa once); la posible rudeza del padre (Sa-
turno semicuadratura Sol y cuadratura Plutón) resaltará ante la suti-
lidad materna (Luna biquintil Sol).

Análisis de los caracteres

El carácter masculino (yang) es fuerte, independiente, radical,


egoico (o altruista) en bastante medida (Saturno en Acuario), vincu-
lado al grupo étnico y/o nacional (casa cuarta ocupada por Capri-
cornio cuyo regente es Saturno y Urano, corregente de Acuario –
signo donde está Saturno– también en la misma casa) con gran for-
taleza y no menor tensión interna (Plutón cuadrando a Saturno) que
puede afectar a la salud, siendo interesante que el desarrollo de la
propia voluntad y el cultivo de ideales elevados sean alentados,
pues estos son asuntos solares y el Sol, en semicuadratura con Sa-
turno y Plutón, equilibra y mediatiza la influencia de ambos plane-
tas lo que contribuirá a deshacer el bloqueo existente (ambos plane-
tas están en signos fijos) proporcionando una posibilidad de expre-
sión. Es posible que tienda a servirse de los demás (Saturno en cús-
pide de casa sexta) utilizando su magnetismo (aspecto de Plutón des
de Escorpio).
El carácter femenino (yin) es propenso a la nobleza y dignidad
y a que le sea reconocida cierta superioridad y respeto (Luna en
Leo), todo ello en un medio amistoso y orientado a fines importan-
136
tes e incluso altruistas (Luna en casa undécima). Esta combinación
puede producir el deseo de ser igual entre los iguales, pero "más
igual", o sea, que dentro de la igualdad disponer de cierta preemi-
nencia. El biquintil con el Sol le facilitará la percepción de lo ge-
nial, aumentando la intuición y proporcionándole una especie de
aura sutil.
En conjunto, la utilización de ambos caracteres podrá dar lugar
a una persona bastante peculiar. La mezcla de fortaleza, tensión y
magnetismo del carácter masculino (yang) con la sutilidad y encan-
to del femenino (yin) es una combinación que ofrece grandes posi-
bilidades de actuación. La mezcla antedicha solo alcanzará su plena
expresión si sabe conjugar sus dos caracteres, cosa que no parece
fácil por la oposición existente entre ellos (además, desde signos
fijos) y la escasez de elementos astrológicos que faciliten su con-
cordia. La contraposición entre la fuerza (y posible rudeza) de su
carácter yang y la delicadeza y sutilidad de su carácter yin puede
desembocar en varias alternativas dependiendo del sexo del bebé; si
es hombre (o mujer muy identificada con lo masculino) podrá des-
preciar lo femenino, pareciéndole poco concreto, muy sutil, mien-
tras que si es mujer (u hombre muy identificado con el sexo femeni-
no) quizás llegue a tomar miedo de lo masculino, por su grandeza y
brusquedad. En cualquier caso será conveniente una labor de inte-
gración, mediante la reflexión y comprensión de cada polo (la cua-
dratura del eje nodal a Saturno puede proporcionar experiencias
aleccionadoras). La carta muestra predominio del carácter mascu-
lino (yang) pues Saturno posee más aspectación, está situado en una
casa del hemisferio occidental (aunque bajo el horizonte), siendo el
regente de Capricornio donde yacen el Sol y cinco planetas más.
Únicamente si la persona es relativamente evolucionada captará la
sutilidad del carácter femenino (yin); es posible, por tanto, dificul-
tad de integración caracterológica si el bebé es de sexo femenino,
con las probables repercusiones en el desempeño de su tarea vital.

137
Análisis de la potencialidad de vida

La tarea vital está relacionada con asuntos novedosos, innova-


dores o –por el contrario– muy tradicionales o antiguos pues esto es
propio de Acuario y más concretamente lo referido a las ondas, des-
de la electrónica hasta la música pasando por lo puramente mental e
incluso algún tipo de liderazgo impersonal. La cuadratura plutonia-
na aumenta la radicalidad y dramatismo interno de la tarea vital,
llevándola hasta posiciones límite por lo que descollará en su ejerci-
cio y la seguirá de forma decidida. Algunos de los entornos de ac-
tuación preferente son: administrativo, informático, sanitario y de
servicios al público en general.
Las habilidades naturales encuentran su mejor expresión en el
desempeño de asuntos representativos, obrando como líder delega-
do, ya sea en campos de índole político-social o cultural, dentro de
organizaciones de amplios horizontes y libre adscripción, para te-
mas delicados que puedan dar ocasión al desenvolvimiento de su
biquintil Sol-Luna.
La utilización integrada de las habilidades naturales y la tarea
vital no resulta fácil por la disparidad existente entre ellas. El punto
de contacto –situado en segundo plano– consiste en la parte en co-
mún que proporcionan Capricornio y casa cuarta, por la ubicación
aquí de Sol y Urano en su papel de regentes de los signos donde
yacen Saturno y Luna. Si a esto se añade que el ascendente, Virgo,
posee su regente (Mercurio) en la casa y signo mencionados estando
en conjunción con el Sol, en posición óptima para favorecer la inte-
ligencia (dos grados delante de nuestra estrella) y a la vez es regente
del signo de la cúspide de la casa décima (Géminis), relacionando el
carácter global con la expresión social (lo que además está re-
forzado por el Sol en Capricornio, signo natural del Medio Cielo) da
como resultado probable y adecuado –para integrar su potencialidad
de vida– la dedicación a una tarea cuya razón última residiera en la
familia, estirpe, linaje o –mejor aún– en el grupo social, la etnia o
nación y en donde tomase un papel director utilizado para abrir
nuevos caminos (Acuario) bajo una modalidad de servicio (casa
seis), capaz de aprovechar todo su potencial intelectual (Mercurio,
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regente de Virgo y Géminis signos de las cúspides de casas primera
y décima) a la vez que le dé oportunidad de digna y sutil represen-
tación (Luna en Leo y casa undécima) que posee.
Traducido a términos prácticos, aparecen muchas posibilidades.
El componente sicológico es muy importante. Es probable que tras
esfuerzos (Plutón cuadrando a Saturno), logre comprender a niveles
profundos la psique del grupo humano del que desciende (casa cuar-
ta) y los arquetipos que la sustentan (Capricornio), dedicándose a
una tarea como la música, el liderazgo más o menos trascendente en
actividades sociales o políticas, la cultura intelectual (cualidades,
todas, de Acuario) a las que se entregue de cuerpo y alma (casa seis
en parte ocupada por Piscis), en el camino de alcanzar la maestría,
actuando –a veces– como representante y portavoz de dicho trabajo
(Luna en Leo y casa once), aunque esto último sólo si logra combi-
nar adecuadamente los impulsos yang y yin, por lo que aparece ante
el público en su rol de divulgador (Géminis en Medio Cielo) de
dicha tarea. Si el nivel de la persona no es tan elevado, su labor
puede ejercerse en el ámbito científico y bajo las mismas restantes
premisas. Menesteres inferiores a los descritos indicarían un cierto
desperdicio de la potencialidad vital de la persona. Hay que hacer
notar la perturbación que el eje nodal puede efectuar sobre el
desempeño de la potencialidad de vida, por la cuadratura a Saturno.

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