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Historia del Arte Antiguo en Egipto y Próximo Oriente, curso 2012-2013

Inmaculada Vivas Sainz

El complejo funerario de Zoser en Saqqara: la monumentalidad

Si bien se considera que el artista egipcio es anónimo, tenemos constancia de la


existencia de un gran arquitecto en época del faraón Zoser, primer gobernante de
la III dinastía. Hablamos de Imhotep, médico, escritor, astrónomo y sumo
sacerdote, quien concibió y diseñó un gran complejo funerario para Zoser en
Saqqara (en las cercanías de El Cairo).

Plano del área de Saqqara

Estamos ante el primer edificio pétreo monumental de la historia, y dentro de este


complejo funerario destaca la imponente pirámide escalonada, que surge de la
superposición de mastabas. Lo que resulta sorprendente es que el enterramiento
fue concebido inicialmente como una mastaba de forma cuadrada (y no rectangular
como era habitual), pero posteriormente se añadieron mastabas superpuestas
hasta lograr cuatro pisos de altura, y de nuevo el proyecto fue ampliado en su base
para dar lugar a una pirámide más grande. La pirámide escalonada final se
compone de seis niveles, con una altura de más de 60 metros y una base de 109
por 105 metros. El estudio de los restos de la pirámide nos has permitido ver el
carácter experimental del gran proyecto, y la cautela al utilizar pequeños bloques
de piedra. Un pozo de 28 metros de profundidad permitía el acceso a la cámara
funeraria, hecha de granito rojo. La pirámide escalonada tiene en su interior un
sinfín de corredores que casi conforman un laberinto de túneles, entre los que se
hallaron las tumbas de los miembros de la familia real. Bajo la pirámide se
construyó una residencia subterránea, que se interpretan como diminutas réplicas
de las habitaciones del palacio real de Menfis. Destaca la decoración de los muros
con azulejos de colores que simulan haces de caña, y hay pequeños pero
excepcionales relieves del rey en el festival heb-sed.

Detalle de los azulejos de colores que simulan haces de caña,


en la infraestructura del complejo de Zoser

Pero más allá de las características de la pirámide de Zoser, nos interesa


comprender su simbolismo, muy ligado a la figura de su arquitecto. Imhotep era
sumo sacerdote de Ra, divinidad solar de Heliópolis, y debía estar muy familiarizado
con la idea de que el faraón tras la muerte partía al más allá para reunirse con los
dioses. Es por ello que algunos investigadores ven la pirámide de Zoser como una
gran escalera al cielo.
Sección de la pirámide de Saqqara, con las fases de construcción

Pero el complejo de Saqqara es algo más que la pirámide, y no es sólo un mausoleo


real sino también un escenario de celebraciones y actividades mágicas. Se trata de
un gran recinto con distintas edificaciones rodeado por una gran muralla de piedra
caliza blanca de unos diez metros de altura y 1,5 km de longitud, con una
disposición de entrantes y salientes que recuerdan las “fachadas de palacio”, y que
parece imitar a la muralla de adobe que rodea la residencia real de Menfis, la
llamada “muralla blanca” de Menfis (como si quisiera decirse que el rey reside
perpetuamente en su ciudad). Algunos autores han señalado que esa estructura de
nichos, de entrantes y salientes, podría tener influencia mesopotámica. A lo largo
de esa muralla encontramos trece falsas puertas, que simulan puertas de piedra
abiertas quizás para la “libertad de movimientos” del ka de Zoser, pero que no
sirven de acceso al recinto. El verdadero acceso está en la parte sudoeste, de
apenas un metro, y la entrada está cubierta con losas de piedra colocadas de canto
redondeadas en la parte interior evocando troncos de palmera unidos (al estilo de
las techumbres de edificios de adobe).
Muralla del complejo de Zoser con decoración de “fachada de palacio”

El pórtico de acceso (a veces llamado sala hipóstila) es una especie de corredor


procesional de cincuenta y cuatro metros de largo, techado y columnado. Las
cuarenta columnas son fasciculadas (conformadas por una serie de delgados fustes,
similares, agrupados a modo de haz), rememorando formas vegetales de la
arquitectura precedente y que están conectadas entre sí o con los muros
longitudinales ya que no se tenía la suficiente experiencia para construirlas exentas.
De este modo surge una nave central con más altura que las laterales, con
columnas a un lado y a otro, que componen una especie de capillas en las que una
tenue luz entra por ventanucos en la parte alta del muro. La función de estas
cuarenta capillas no está clara, pero se cree que pudieron albergar estatuas del rey
Zoser (quizás acompañado del dios local de cada nomo). Da la sensación que los
constructores de esta época no fueron capaces de resistir la tentación de explotar
su reciente destreza técnica, y su fructífera invención les llevó a intentar formas
que después fueron sabiamente desechadas. En este complejo vemos por primera
vez el uso de la cornisa, del toro, de las pilastras de esquina y las columnas.
Además parece que Imhotep imitó estructuras que hasta entonces se habían
construido con materiales ligeros, y que resultan interesantes porque ofrecen
información de cómo era la arquitectura anterior, que de otro modo sólo
conoceríamos por pequeños dibujos o por maquetas
Plano del complejo funerario de Zoser
.
En el complejo de Zoser destacan una serie de patios que irradian desde la
pirámide escalonada, parece que siempre interesó a los egipcios colocar volúmenes
en el espacio, provocando el contacto entre un edificio hecho por la mano del
hombre y el cosmos. Del mencionado pórtico con columnas se pasa un primer patio
sur, donde había dos piedras situadas en medio y en línea recta con el eje norte-sur
en forma de B, separadas cierta distancia entre sí. Se cree que estas piedras
servirían para simbolizar los límites del reino y para delimitar la carrera ceremonial
del faraón durante la ceremonia del festival heb-sed, que el faraón debía hacer
corriendo desnudo, empuñando el flagelo y portando la corona del Alto Egipto. Era
un recorrido con fuerte carga simbólica en el que el monarca demostraba su
condición física, necesaria para el mantenimiento del orden, para el gobierno y para
garantizar la fertilidad de los campos.
Este patio meridional linda con la gran pirámide escalonada, pero además destacan
otras construcciones, por ejemplo en su parte norte hay un altar cuadrado con
rampa de acceso, y un templo llamado “T”. A lo largo del lado oeste del patio
meridional se extiende una larga fachada de ficticios almacenes (edificios macizos
sin desarrollo interior). Lo más característico de este patio es una construcción en
forma de mastaba en el lado sur con un friso de cobras, es una segunda tumba del
rey que se encuentra unida a la muralla. También bajo la tumba sur se han
encontrado pequeños pasadizos con paredes recubiertas de llamativos azulejos de
color azul que simulan haces de caña, coronados por arcos rellenos de djeds, el
jeroglífico que simboliza la duración eterna. El significado de esta mastaba sur,
como a veces se la denomina, no está claro, interpretándose a veces como una
segunda tumba. Esa duplicidad de tumbas reflejaría el doble enterramiento del rey,
que como soberano del Bajo Egipto era enterrado bajo la pirámide en el norte, y en
el sur eran depositados los vasos canopos conteniendo sus vísceras, como símbolo
de su soberanía sobre el Alto Egipto.

El denominado “patio del festival heb-sed” es el segundo patio destacado en el


conjunto, es un inmenso primer patio a cielo abierto en el que tenía lugar el jubileo
o festival en el que el faraón renovaba sus poderes de origen divino y que según la
tradición se hacía en el trigésimo año de su reinado, aunque a veces de realizaba
antes. En este patio el ka del rey era investido nuevamente del poder real para
gobernar sobre el Alto y el Bajo Egipto. En el lado este y el lado oeste había una
sucesión de fachadas de falsos santuarios que representan los nomos de Egipto, y
que estaban constituidos por estructuras macizas con capillas bajas en su frente.
En el extremo meridional del patio hay una especie de plataforma de piedra con dos
escalones como acceso, que servía para ubicar los dos tronos de coronación con
dosel. En el ángulo noroeste del patio quedan restos de cuatro pares de pies
pertenecientes a esculturas de Zoser, su esposa y sus hijas, posiblemente del estilo
de escultura conjunta que encontramos posteriormente.
Otros dos edificios de carácter simbólico destacan en el conjunto: el templo del Alto
Egipto y el templo del Bajo Egipto. Son edificios con cornisas cóncavas, altas
columnas adosadas y capiteles de hojas colgantes. Se cree que son pequeñas
replicas de edificios administrativos del Alto y Bajo Egipto que pudieron estar en
Menfis.
Templos simbólicos del Alto y Bajo Egipto, y pirámide escalonada al fondo

En el último patio, en la cara norte de la pirámide encontramos el serdab, una


pequeña cámara cerrada en forma de alacena, sin puerta con dos óculos o
pequeñas aberturas, que permitían ver desde dentro hacia fuera. En su interior se
encontró una magnífica estatua sedente de Zoser realizada en caliza, que muestra
al rey con las vestiduras del festival heb-sed. Un edificio contiguo del que apenas
quedan restos, y que está contiguo al serdab, pudo haber sido concebido como
palacio del ka., si bien algunos investigadores creen que se trata de templo
funerario.

El complejo funerario de Zoser pasará a la historia del arte como el primer conjunto
monumental construido en piedra, que refleja frescura y optimismo. Esa
arquitectura en piedra se derivó de la firme convicción de que la vida en el más allá
era una continuación de la vida terrenal, con sus festivales periódicos y su sucesión
de actividades diarias. A pesar de ser un recinto funerario, la vida terrena está
excepcionalmente proyectada en la vida del más allá del recinto de Zoser: sus
patios y sus edificios debían proporcionar una existencia eternamente renovada.

Los faraones de la III dinastía sucesores de Zoser eligieron también la pirámide


como modelo de enterramiento. Es el caso de la pirámide escalonada de Saqqara
de Sekhemkhet, con una impresionante entrada monumental a la subestructura, y
que revela el mismo sistema constructivo que la de Zoser, aunque se encuentra
inacabada, y conserva inidicios de un complejo funerario con una muralla que imita
la de Zoser. La pirámide del rey Khaba en Zawyet el-Aryam es también escalonada
e inacabada debido al corto reinado, pero se cree que se concibió para tener seis o
siete escalones. Se atribuye a Huny, último rey de la III dinastía, la pirámide
escalonada de Abu Rowash, de ladrillo y en muy mal estado de conservación,
además de inacabada.

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