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DESARROLLO
1) Los malos pensamientos nos traen futuros sufrimientos: Siempre tenga presente
que en la mente empieza la batalla por nuestra alma. David dejo de ser el rey que
salía con su ejército a las batallas; en vez de eso, cierta tarde se dedicó a observar
a Betsabé, que era la mujer de uno de sus oficiales (2 S 11:1-3); esos pensamientos
luego se convirtieron en acciones: se produce un embarazo no deseado (v. 5), se
orquesta un complot para asesinar a Urías (vs. 15-17), a David lo persigue la culpa
(12:7), hay un mal testimonio ante los enemigos de Israel (12:14), ese hijo finalmente
muere (12:14, 18)
Es un error atribuir a Dios alguna tentación, la biblia enfáticamente enseña que Dios
no tienta a nadie, sino que nuestra propia mente, si no es debidamente entrenada
a someter los pensamientos a Dios, nos conduce hacia el pecado conforme el
siguiente patrón:
Una buena ilustración sería una avalancha de nieve que empieza con un pequeño
desprendimiento de tierra (mal pensamiento) que si no se detiene a tiempo
continua cuesta abajo cada vez tomando más y más fuerza (deseo, pecado)
hasta que es imposible detener por lo grande que es y trae consecuencias de
destrucción a su alrededor (muerte Cf. Ro 6:23). La acción destructiva del pecado
crece cuando la dejamos actuar y está siempre empieza con un pensamiento.
3) Lo terrenal debe morir en nuestra mente: (Col 3:5-10) La mente antigua no debe
resurgir, sino debemos despojarnos del viejo hombre y revestirnos del nuevo,
conforme a la imagen del que lo creo (Ef 4:23).
Un comentarista bíblico alguna vez comparó los malos pensamientos con un huevo
de dinosaurio. Decía, que para evitar males mayores convenía matar el dinosaurio
dentro del huevo, así se evitarían muchos dolores de cabeza en el futuro. En efecto,
los malos pensamientos nos pueden conducir a tomar decisiones desastrosas, por
tanto, haremos bien en identificar malos pensamientos desde su mismo inicio y
antes que tomen cuerpo someterlos o rendirlos a la obediencia de Jesús.
4) Debemos inundar nuestra mente de cosas sanas: (Fil 4:8-9) Ciertos comentaristas
bíblicos coinciden que esta porción de la biblia es una cortísima biografía de
nuestro Señor Jesucristo.