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La Batalla en la mente del Jóven – 08/02/2020

Pues, «¿Quién puede conocer los pensamientos del SEÑOR? ¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?».
Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo.

Tengamos la mente de Cristo. Nuestros pensamientos determinan la forma de vivir. Descubre cómo ser libre de
los pensamientos que te esclavizan.

De dónde vienen los pensamientos del hombre? Es sencillo. Tienen dos orígenes principales.

Primero: la carne.

Nuestra carne sigue irradiando pensamientos e ideas del viejo camino. La carne es esa parte de nosotros que
fue entrenada para vivir independiente de Dios antes de conocerlo a El. Yo no sé si en el corazón de Uds, creen
conocer a Dios.

El sólo hecho de venir aquí cada sábado no significa que realmente conozcan a Dios , pero es nuestra intención,
nuestro anherlo, nuestro deseo que lo conozcan

Vivir conforme a la carne es la expresión que se usa en la Biblia para hablar de un estilo de vida que no está de
acuerdo con los que Dios enseña. Es estar separado de El, es no entender lo que quiere parqa nosotros. Es confiar
exclusivamente en nuestras de nuestras propias habilidades y capacidades.

La idea es tener una nueva naturaleza en Cristo, el mundo pecador sigue tentándonos a que volvamos a esas
otras maneras de pensar y vivir.

Segundo:las fuerzas del mal

Hay alguien activo en el mundo que odia que vivamos como Cristo manda. Satanás y sus demonios están muy
ocupados tratando de llenar tu mente con pensamientos negativos e ideas mundanas que, a su vez, producirán
conductas negativas.
La batalla que se libra por nuestra mente es un conflicto entre lo que Dios nos dice que hagamos y lo que el
hombre quiere y manda para sí. Es posible que te sientas como víctima indefensa en esta batalla, llevada y traída
como si fueras una pelota de fútbol, pero eres cualquier cosa menos un ser indefenso. Efectivamente, tú eres quien
determina quién gana cada pelea.

La batalla que se libra por nuestra mente está explicada en este pasaje:
3
pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. 4 Las armas con que luchamos no
son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. 5 Destruimos argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. (2 Corintios
10:3-5).
Lo primero que debemos saber es que no se pelea al nivel de la habilidad humana. No podemos ser más listos
ni más fuertes en la carne –actuando por cuenta propia– que el diablo. Nuestras armas deben tener un "poder divino"
si queremos ganar un conflicto espiritual.

Los blancos principales que deben destruirse son las "fortalezas" de la mente. Las fortalezas son malos
patrones de pensamientos que están grabados a fuego en nuestras mentes, sea por repetición de experiencias o por
traumas fuertes que ocurren una vez en la vida. ¿Cómo se instalan estas fortalezas en nuestras mentes?

Alguno puede dar algún ejemplo de esas zonas de la mente donde están guardados los pensamientos mas
oscuros? Que cosas pueden esconderse allí? (pregunta al grupo)

Suelen ser el resultado de varios pasos que, sutilmente, nos alejan del plan que Dios tiene para nosotros, que
nos atrapan en las conductas del camino común.

Muchas veces las malas acciones o reacciones no se dan de un momento para otro, son la acumulación de
semanas, meses, años y como granitos de arena ,se van juntando hasta que se convierten en una pesada roca que no
podemos ni levantar.
Estamos hechos para vivir en comunión con Dios y cumplir sus propósitos. Pero, aunque vivos físicamente,
nacimos espiritualmente muertos en un mundo hostil a Dios y a sus designios (Efesios 2:1-2). Todas nuestras
experiencias vienen de este ambiente pecador antes de conocer a Cristo. Cada día que vivimos en este ambiente, y
luchamos para no ser influidos y moldeados por él.

Las influencias del mundo al que fuimos expuestos abarcan gente, lugares y acontecimientos que nos tientan a
andar por el camino común. Somos influidos por los libros que leemos, las películas que vemos, la música que
escuchamos e incluso por hechos traumatizantes. En la vida aprendimos maneras –que pueden haber sido o no las de
Dios– de enfrentar y manejar lo que nos pasaba, y de resolver los problemas que producían. (a veces con palabras, a
veces a las trompadas o a los tiros)

Por eso, si Uds. meditan en esto y deciden seguir a Jesús con sus vidas verán el Gran Cambio. Y ser diferente
al mundo. Por eso el apóstol Pablo escribió que no nos amoldemos a este mundo, sino que seamos transformados
renovando nuestra mente (ver Romanos 12:2).

Por otra parte, en el momento en que somos tentados a satisfacer una necesidad en el mundo en lugar de
hacerlo en Cristo, estamos a la puerta de una decisión. Si no elegimos de inmediato llevar "cautivo todo pensamiento a
la obediencia de Cristo", empezamos a considerarlo como una opción. Si empezamos a pensar en esto, nuestras
emociones son afectadas de inmediato, y aumenta así la probabilidad de rendirnos a esa tentación.

Pablo también dice esto en 1ra de Corintios 10:13


13
Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no
permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les
dará también una salida a fin de que puedan resistir.

La Biblia nos enseña que Dios ha provisto una salida para cada tentación (1 Corintios 10:13), pero el escape
está en el mismo comienzo. Si no controlas la tentación en el pensamiento EN EL ACTO, corres el riesgo de dejar que
la tentación te domine.
El poder de Satanás radica en la mentira (Juan 8:44). Él no tiene poder sobre nosotros, salvo el que nosotros se
lo demos. Cuando no cautivamos todo pensamientos podemos ser engañados y creer en sus mentiras.

El diablo puede inducir tus pensamientos en forma de voces tranquilas interiores. Hay gente que oye voces en
su mente con toda claridad, pero tienen miedo de contárselo a alguien porque pensarían que están locos. Muchos
otros son atormentados por los malos pensamientos que estorban o detienen sus vida espiritual. Y no se dan cuenta
que estas distracciones reflejan la batalla que se libra por la mente de ellos.

Puesto que el arma principal del diablo es la mentira, nuestra defensa contra él es la verdad. El poder del diablo
queda roto cuando tú dejas al descubierto su mentira con la verdad de Dios. Por eso Jesús dijo: "Y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32).

¿Cuál es nuestra parte en la batalla? Debemos ser transformados por la renovación de nuestras mentes
(Romanos 12:2). ¿Cómo? Llenándola con La Palabra de Dios. Debes dejar que "la paz de Dios gobierne en" tu
corazón (Colosenses 3:15) y que "la palabra de Cristo more en abundancia" en ti (Colosenses 3:16) para ganar la
batalla de tu mente. A medidas que sigas llenando tu mente con la verdad de Dios, te equipas para reconocer la
mentira y capturarla.

También debemos cautivar cada pensamientos haciéndolo obediente a Cristo. Cuando se te ocurra una idea
que no esté de acuerdo con La Palabra de Dios, recházala de inmediato. Vuélvete a Dios. Cada vez que tengas
pensamientos que pongan en peligro tu compromiso de andar por el camino de Dios, ponlos ante Dios en oración.

Dios hará lo que le corresponde a medida que nosotros recurramos a Él. Pero debemos asumir la
responsabilidad que nos toca por nuestros pensamientos.Ganar la batalla de la mente es EL OBJETIVO de todos los
que están en Cristo. Amén.

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