Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Deuteronomio 1:6-18
DESARROLLO
1) Debemos dejar la comodidad: “Habéis estado bastante tiempo en
este monte” (V. 6)
a) Tenemos que orar y actuar: El monte de Horeb era el de la
presencia de Dios. Allí él había hablado a su pueblo. Es necesario
buscar el rostro de nuestro Señor cada día, ir a su encuentro cada
mañana. Pero luego tenemos que “bajar” al mundo donde
tenemos una misión que cumplir. Los discípulos Pedro, Jacobo y
Juan habían subido al monte alto donde Jesús se transfigura
delante de ellos (Mt 17:1). Se querían quedar allí (V. 4), pero era
necesario que bajasen de ese monte: un muchacho endemoniado
debía ser sanado (v.14-20). El pueblo de Israel se había
acostumbrado a adorar a Dios, pero ahora era el tiempo de la
acción, de entrar a la tierra prometida.
b) El tiempo no se puede perder: El dinero y los bienes se pueden
perder, y luego volver a conseguir, pero el tiempo desperdiciado
no se recupera jamás. El pueblo de Israel estuvo 40 años dando
vueltas por el desierto sin cumplir lo que Dios les había
encomendado.
c) La tradición puede ser algo peligroso: La tradición es un conjunto
de usos y costumbres que pueden haber sido buenas para un
momento, pero que hoy quizá ya no lo son. A medida que avanza
el tiempo; las tradiciones pueden cambiar pero no los principios y
valores que erigieron dicha tradición. El problema está cuando
ponemos más énfasis en las tradiciones que en el verdadero
fundamento; en la esencia de la verdad. Por eso es necesario tener
una mente renovada. No se puede poner vino nuevo en odres
viejos. En Marcos 7:5-13 Jesús amonesta aquí a los fariseos que se
aferraban a sus tradiciones y costumbres, dejando de privilegiar al
amor.
d) La comodidad no es una característica de la vida cristiana: Dios
nos llamó con un propósito. No podemos ser simples asistentes a la
iglesia y solo recibir la ayuda de otros. Cada uno de nosotros tiene
una misión que cumplir, una tarea para realizar, un precio que
pagar para que el evangelio llegue a las multitudes. Nuestro deber
es encontrar nuestro puesto y ponernos a trabajar.
3) La conquista se realiza entre todos: “Yo solo no puedo llevaros” (V. 9).
Estas fueron las dramáticas palabras de Moisés, pese a ser un líder
extraordinario, reconocía sus límites. Ninguna persona puede hacer sola
un proyecto demasiado grande. Debemos buscar la colaboración de
otros, trabajar en equipo. La iglesia es un cuerpo, cada hermano es
necesario. Los “llaneros solitarios” o los “súper lideres” no tienen futuro ni
espacio dentro de la iglesia.