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Es subsistencial porque nos organiza y nos permite Es existencial porque es frente a nosotros mismos y no
perdurar como sociedad frente a los demás
Es la pereza de la existencia, dormirse en lo que ordena el Surge del sujeto y desorganiza la moral
Otro para no hacerse cargo del propio deseo
Es de lógica binaria (A/-A): bueno/malo, verdadero/falso, Se realiza en actos. No está escrita
si/no, etc.
En el orden social vamos a colocar la moral, y vamos a oponer términos en la moral misma: bueno y malo;
verdadero y falso, sí y no. Estas oposiciones en el orden social, son oposiciones que son necesarias, humanas y
culturales, con las que el sujeto se encuentra en el comienzo mismo.
Del otro lado, la ética no es complementaria del orden social, ni opuesta, es suplementaria. Este nivel
suplementario del sujeto se trata de un plus, un “en más” del orden social, que lo excede y desorganiza cada vez
que crea. Es la desorganización necesaria de un orden para que haya acto creador. Pues de no haber la
desorganización de un orden, el acto creador será un dormir en las condiciones de la estética de la época.
La estética son las condiciones de posibilidad de la experiencia de la belleza en el orden social. La estética es, al
igual que la moral, temporal, es decir, histórica. Hay una determinada estética de una época y una determinada
estética de otra época. Es temática, y podemos decir que en lo social siempre es siempre un crimen contra el
sujeto, pues propone el para todos.
Con respecto al estilo, que aparece como un par contrapuesto, diremos que es la posición del sujeto frente a su
soledad, pero aquí no frente a lo que está dispuesto a afirmar y firmar sino frente a lo que está dispuesto a crear
más allá de la belleza. El estilo indicará, entonces, una posición del sujeto en el acto creador que va más allá de la
belleza. Y es por ello atemporal, resiste las épocas. Es atemática, no histórica y no personal.
Antígona
Reseña de la historia: Edipo, tuvo dos hijos varones: Polinices y Eteocles. Ambos acordaron turnarse anualmente en
el trono de Tebas pero, tras el primer año, Eteocles no quiso ceder el turno a su hermano, por lo que el primero llevó
un ejército foráneo contra Tebas. Ambos hermanos se dieron muerte mutuamente.
Creonte, actual rey de Tebas y tío de Antígona, impone la prohibición de hacer ritos funerarios al cuerpo de Polinices,
como castigo ejemplar por traición a su patria y postula que quien lo desobedezca morirá. Posteriormente, un
guardián anuncia que Polinices ha sido enterrado. Pronto se descubre que ha sido Antígona la que ha enterrado a su
hermano. Antígona confiesa y señala a Creonte que ha desobedecido porque las leyes humanas no pueden
prevalecer sobre las divinas y se muestra orgullosa de ello y sin temor a las consecuencias. Antígona es condenada a
muerte. Será encerrada viva en una tumba de roca.
El adivino Tiresias interviene en ese momento para señalar a Creonte que las aves y los perros arrancan trozos del
cadáver de Polinices y los dejan en los altares y los hogares, señal de que los dioses muestran su cólera. Acusa a
Creonte de imprudente y prevé que alguien de su sangre pagará sus errores con la muerte. Creonte, ante las profecías
de Tiresias, cede y se dispone a rectificar sus faltas. Tras suplicar perdón a los dioses, lavó y honró el cadáver de
Polinices, erigiéndole un rito funerario. A continuación, se disponía a liberar a Antígona del sepulcro donde había
sido encerrada, pero ésta fue hallada ahorcada y Hemón (su hijo) se había suicidado tras encontrar a su prometida
muerta. Al volver a palacio con su hijo muerto en brazos, es informado de que su esposa Eurídice también se ha
suicidado al conocer las noticias.
Cuestión ética central en Antígona
En Antígona el acto ético aparece en toda su plenitud. Enterrar a su hermano es ir más allá de las normas, asumiendo
la responsabilidad de un acto que la conduce a la muerte.
Interrogada por Creonte, Antígona reconoce la existencia del edicto del rey, pero aclara que son otras las leyes que
ella obedeció al enterrar a su hermano, las leyes de los Dioses.
Despedirse de un ser querido requiere de un trabajo de duelo. El duelo se realiza estrictamente en las coordenadas
de lo universal-singular, pues el objeto perdido debe simbolizarse, encontrando su soporte en lo particular. Lo
particular está dado por los ritos funerarios. El entierro de Polinices es para Antígona condición necesaria para que
lo universal-singular pueda desplegarse.
El deseo de sepultura de Antígona no supone reivindicación alguna de lo bueno o malo que su hermano haya sido en
vida, sino que tiene más que ver con una renuncia a toda forma de ideal, dando así a su acto una dimensión ética.
El tema ético central en Antígona consiste en el valor que adquiere el rito funerario en tanto soporte del juego
universal-singular.
Lacan: la posición de Antígona representa un límite radical que más allá de todo contenido, de todo lo bueno o malo
que haya podido hacer Polinices, mantiene el valor único del ser de su hermano. Ella argumenta que el vínculo con
su hermano es irrepetible.
Apuntes de clase:
Acto ético: el desobedecimiento de Antígona que entierra a su hermano es un acto ético.
Acto ético = trasgresión: el acto de Antígona no es una trasgresión por lo motivos que ella da. El vínculo irrepetible
que tenía con su hermano. Busca reivindicarlo por el valor único de su ser, más allá de lo bueno o lo malo que haya
hecho en vida. Se apoya en la ley de los Dioses, que dice que se entierre a los muertos. Lo hace por su deseo de
hacer el duelo. Se trata de que la pérdida sea posible a partir de su simbolización. Tal simbolización ocurre en el
eje U-S, encontrando su soporte en lo Particular: el rito funerario. Antígona actúa en la soledad de su deseo. Apela
a una ley que está por encima de lo que diga el tío o las leyes de la Ciudad.
Universal: la ley de los Dioses (el derecho a la sepultura)
Particular: ritos funerarios de la época
Singular: el deseo de Antígona de hacer el duelo
Particularismo: el edicto que impone Creonte
Barthes – Lo neutro
Con respecto al concepto de lo neutro nos referimos a otra forma de abordar y pensar la lógica binaria de lo
establecido y cómo aparecen paradigmas que rompen con aquello. Barthes habla de lo neutro, o mejor, del “deseo
de lo neutro”, como categoría que desestabiliza todas las categorías y todos los sistemas anteriores. Piensa lo
neutro como un principio crítico, una promesa nunca cumplida de la novedad más radical, aquella que permite
liberar al pensamiento de su costumbre y de su condena clasificatoria.
Barthes define lo neutro como aquello que desbarata el paradigma. Es decir, aquello que no permite resolver el
sentido por el método binario (A/-A). Lo neutro no permite pensar tampoco en ninguna superación de oposiciones,
en ningún final de proceso o estabilidad de cualidades en tensión. Dice que no es ni masculino ni femenino, es a la
vez una amenaza a todo orden y una utopía tanto espacial como subjetiva.
Lo neutro sería, en pocas palabras, un paradigma que viene a romper con lo establecido. Va más allá de la lógica
binaria, no es ni lo uno ni lo otro, es otra cosa, como la ética.
Fariña - Qué es esa cosa llamada ética / Lo Universal-Singular como horizonte de la ética
Ejemplo de Bart Simpson. Bart se estaba realizando un tatuaje con la palabra madre (mother) dentro de un corazón
cuando llega Marge e interrumpe al tatuador echándolo. El tatuaje queda mostrando un corazón que encierra la
apalabra ‘Moth’ que en inglés singnifica polilla. El sentido de la interrupción es claro: interceptar el destino
incestuoso del tatuaje original. Al negar a su hijo semejante iniciativa, su madre abre en él la condición de
posibilidad para que algún día Bart pueda grabar en su brazo el nombre de una mujer que no sea ella. Lo importante
es la evidencia de esa prohibición que constituye la función de la Ley. Ese universal de la castración simbólica o de
la interdicción, no se realiza sino en la forma de lo singular. Nada sabemos de él sino a través de su emergencia
singular. En este ejemplo, la formula moth(er), mamá polilla, será la marca que realice en el cuerpo de Bart la
función universal de la interdicción.
El carácter singular se evidencia en las circunstancias irrepetibles de la experiencia. No existe lo universal sino a
través de lo singular y recíprocamente, el efecto singular es una de las más infinitas formas posibles de realización
de lo universal.
La dimensión universal-singular de carácter indisoluble de sus términos, es la dimensión sobre la que se comenzará
a dibujar el horizonte de la ética.
Lo particular no puede comprenderse separado de lo universal-singular y, a su vez, eso que hemos llamado
universal-singular no existiría sin lo particular. Ante todo, lo particular es un efecto de grupo. En otras palabras, un
sistema de códigos compartidos. Si lo universal-singular denotaba lo propio de la especie, lo particular será el
soporte en que se realiza ese universal-singular.
La dimensión ética se despliega en el circuito universal-singular, sosteniéndose (de manera siempre provisoria) en
el campo de lo particular, del que toma prestado se carácter de código.
El efecto particularista es distintivo de la falla ética y se verifica en la pretensión de que un rasgo particular devenga
condición universal.
Mientras que la moral remite a cierta contingencia, la ética va más allá.
Más estrictamente, la pauta moral se corresponde con los sistemas particulares (culturales, históricos, de grupo),
mientras que el horizonte ético, si bien puede soportarse en tales imaginarios, siempre los excede. De allí la afirmación
que asigna a la dimensión ética alcance Universal. Pero lo Universal-Singular de la ética no puede ser colmado por
ningún sistema moral (particular).
Ej: Lo Universal es el lenguaje. El habla con sus diversos modismos es lo Singular. Lo U-S del lenguaje-habla no puede
realizarse sino sobre un determinado campo de códigos compartidos: la lengua, que constituye la dimensión Particular
porque es ella la que sostiene los márgenes de lo U-S.
3- Resolución: Momento para concluir. No es si estuvo bien o mal, sino que se amplía la información contenida en
Módulo II
Badiou - Ética y psiquiatría
Apuntes de clase:
El autor toma la locura y la cuestión de la víctima. Desarrolla la idea de si nombrar a alguien como víctima no lo
reduce sin dejarle posibilidad.
Toma la locura como algo contingente, donde es fundamental la posición del psiquiatra como creador de
posibilidades. Hace referencia a la responsabilidad en la lectura de una situación. No suponerlo víctima sino sujeto.
Texto:
La concepción de la ética hoy es una concepción negativa dominada por la figura de la víctima.
La ética nos lleva a pensar la locura como un proceso singular que impide o exalta excesivamente el devenir-sujeto.
La locura será entonces un límite de la experiencia, y no su negación. Lo que es imperativo conservar es la idea de
una subjetivación siempre posible, de la cual la locura es una simple imposibilidad contingente.
El enfermo no necesita de la compasión del médico sino su capacidad. La ética psiquiátrica solo puede suponer la
igualdad absoluta de las personas en término de la subjetivación posible; en particular la igualdad de los locos y
los no locos.
La enfermedad es una situación. La posición ética no renunciará jamás a buscar en esa situación una posibilidad
hasta entonces inadvertida. Aunque esa posibilidad sea ínfima. Lo ético es movilizar, para activar esa posibilidad
minúscula, todos los medios intelectuales y técnicos disponibles. Solo hay ética si el psiquiatra, días tras día,
confrontado a las apariencias de lo imposible, no deja de ser un creador de posibilidades. Deberá tener el arte de
discernir las posibilidades mínimas de lo posible. Es el portador del axioma de la igualdad entre locos y no locos.
Módulo III
Jerry Burger: replicó el experimento de Milgram en 2006 tomando recaudos ético-metodológicos que permitieron
salvar las objeciones (b) y (c).
• Apenas unos segundos después de finalizado el experimento les informaba a los candidatos la verdadera
naturaleza del experimento.
• A los efectos de evitar el malestar emocional interrumpía el experimento inmediatamente después de que
el sujeto administrara la descarga de 150 vts, debido a que, según los resultados del estudio original, los 150
vts constituían el punto de no retorno en materia de obediencia. El 79% de las personas que llegaba hasta
ese voltaje, continuaba hasta el final.
1) estableció un doble proceso de selección de los candidatos para excluir aquellas personas que podrían
reaccionar negativamente ante la experiencia.
2) los participantes fueron informados por escrito, que podían retirarse en cualquier momento del experimento y
quedarse con los 50 dólares.
3) como en la experiencia original, se administró a los candidatos una leve descarga para que verificaran el efecto
del generador, pero mientras que Milgram aplicó 45 vts, Burger se limitó a 15.
4) el investigador a cargo de supervisar la prueba era además un psicólogo preparada para detectar cualquier signo
de estrés y detener la prueba si era necesario.
Derren Brown: conducto de TV que replicó el experimento para hacer un show, también en 2006. Al ser un
programa de televisión no hubo firma de consentimiento, pero sí garantía verbal de que podían retirarse del
experimento y conservar el dinero. Más del 50% continuó aplicando descargas hasta los rangos más altos del
generador sin apelar al derecho que los asistía.
Módulo IV
Gutierrez – Eichmann y la responsabilidad
Los juicios de Nuremberg ocurren en 1961. Eichmann seguía ordenes y por eso decía que no era responsable.
Todo el peso de su defensa estaba puesto en demostrar cómo él fue un simple ejecutor de órdenes superiores.
Eichmann había sido un engranaje de la maquinaria. Pues bien, aquí estaba el problema ya que la obediencia a las
órdenes superiores no es pasible de castigo en términos jurídicos.
El problema reside en que el derecho escamotea la verdadera cuestión: la obediencia no es ajena a la
responsabilidad. En las órdenes criminales, no todo se reduce a la ejecución de un acto criminal, sino que la
cuestión central reside en que la obediencia es el crimen. La responsabilidad del sujeto reside exactamente allí, al
ofrecerse como instrumento de la maquinaria. Eichmann dice no tener nada que ver con el exterminio, como si ese
exterminio hubiera sido posible sin todas las pequeñas y grandes tareas de cada uno de los que contribuyeron de
un modo decisivo para lograr ese resultado.
Lo que debería habérsele reprochado es su colaboración en el armado de una maquinaria administrativa de la
muerte en la que él fue una figura de primer orden. Pero no porque hubiera dado las órdenes, sino exactamente
por lo contrario: porque fue capaz de una obediencia al extremo del patetismo. “Es precisamente de esta
obediencia y de sus consecuencias inmediatas que él es culpable, y no de haber cumplido una función estratégica
en el aparato nazi, combinada con alguna oscura sed de mal”.