La metodología activa es una estrategia que coloca al estudiante como el
centro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Desde este enfoque, los aprendizajes previos de los alumnos deben establecer conexiones con la nueva información y luego aplicarlas a una situación real para poder generar un nuevo aprendizaje. La persona aprende asumiendo un rol protagónico, pues aprende reflexionando, haciendo, preguntando, debatiendo, diseñando, planificando, construyendo, proponiendo o sustentando y gracias a la metodología activa aumentan los niveles de aprendizaje. También es muy importante el rol del facilitador porque cambia la enseñanza tradicional por una enseñanza basada en aprendizaje colaborativo, activo y participativo empleando recursos como videos, historias, cifras, imágenes, casos, trabajo en equipo, debate etc… Y para que esto suceda el facilitador necesita conocer los intereses, sueños, proyectos y debilidades de las personas, vincular los contenidos con temas que generen interés y estén contextualizados con la realidad de las personas, tomar en cuenta el proceso más que el resultado y retroalimentar con empatía a las personas sobre sus dificultades y oportunidades de mejora.