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Asimismo, la preponderancia del consumismo a nivel mundial genera serios problemas de discriminación por
capacidad económica, que es fuente de bullying en colegios, academias y universidades. "Tanto tienes, tanto
vales" es una de las máximas más agresivas en ese tema, que se aplica al mundo social, estudiantil, laboral y
profesional, creando jerarquías falsas, construcciones sociales aceptadas tanto de arriba abajo como de abajo
arriba, con matices y modelos de comportamiento que establecen esa aceptación.
¿Cómo atacaremos eso desde las aulas para que nuestras nuevas generaciones crezcan liberadas de taras como
el racismo y el clasismo, y sean reemplazadas por la inclusión, ese concepto tan esquivo y a la vez tan utilizado
en los últimos tiempos? El documento oficial del ministerio lo resume así: "Hoy nadie discute que todas las niñas,
niños, adolescentes, adultos y jóvenes tienen derecho no solo a oportunidades educativas de igual calidad, sino a
obtener resultados de aprendizaje de igual calidad, independientemente de sus diferencias culturales, sociales,
étnicas, religiosas, de género, condición de discapacidad o estilos de aprendizaje. No obstante, en un país como
el nuestro, que aun exhibe profundas desigualdades sociales, eso significa que los estudiantes con mayores
desventajas de inicio deben recibir del Estado una atención mayor y más pertinente, para que puedan estar en
condiciones de aprovechar sin menoscabo alguno las oportunidades que el sistema educativo les ofrece. En ese
sentido, la atención a la diversidad significa erradicar la exclusión, discriminación y desigualdad de
oportunidades".
En este sentido se abre un debate interesante: ¿Estas cosas no deberían ser parte de la formación en casa? La
respuesta es sí, pero eso excluye que nosotros, como docentes, apuntalemos estas fortalezas que servirán para
que nuestros alumnos se conviertan en mejores seres humanos. Para ello, las claves del currículo son: respeto
por las diferencias, equidad en la enseñanza y confianza en la persona. La escuela, hoy más que nunca que toda
la información está contenida en internet, tiene una oportunidad de lujo para establecer su papel como formadora
de personas íntegras, capaces de rechazar desde su época escolar toda clase de discriminación y que nadie sea
relegado porque es de una cultura, color, sexo o credo diferente, lo cual servirá también para que sea el mérito el
principal motivo de ascenso social, profesional y económico.
Por ello, la escuela y nosotros los docentes somos la línea de vanguardia más importante para hacer realidad este
cambio social, instalando en las mentes en formación de niños y adolescentes aquellos conceptos de respeto por
la diferencia, valoración de costumbres ajenas, cariño por lo milenario y originario que los salven de caer en esa
profunda equivocación, que muchas veces es promovida en otros ámbitos de aprendizaje como la internet, la
publicidad, el marketing o los medios de comunicación, de pensar que lo urbano es "mejor" que lo rural, lo blanco
"mejor" que lo cobrizo, negro o criollo, lo castellano "mejor" que lo quechua o lo asháninka.
Si bien es cierto se ha avanzando mucho en este tema, la EIB sigue siendo un tema poco explorado en sus
extremos más difíciles de abordar, pues aun no se supera del todo la etapa de lo declarativo. Quizás sea imposible
erradicar al 100% toda forma de racismo o discriminación, pues los sistemas de creencias son muy fuertes y
difíciles de eliminar. Pero un ideal es que todo niño y niña que haya pasado por la escuela sea capaz de no sentir
afinidad con tales formas de pensar.
No se trata de un cálculo de las riquezas sociales expresadas en cantidades numéricas, sino de un estado de
bienestar social que esté libre de injusticias. Trabajar en pro del bien común es la base también de la actividad
política, cuando se ejerce de manera honesta y sin intereses subalternos de por medio. Pero ¿cómo se orienta al
bien común a la niñez y la adolescencia en el colegio? El Currículo Nacional dice lo siguiente al respecto:
"A partir de este enfoque, la comunidad es una asociación solidaria de personas, cuyo bien son las relaciones
recíprocas entre ellas, a partir de las cuales y por medio de las cuales las personas consiguen su bienestar. Este
enfoque considera a la educación y el conocimiento como bienes comunes mundiales. Esto significa que la
generación de conocimiento, el control, su adquisición, validación y utilización son comunes a todos los pueblos
como asociación mundial".
Compartir, ser solidarios, ser atentos y respetuosos, preocuparnos por el prójimo, son aquellas cosas que los
docentes podemos estimular en nuestros alumnos desde las aulas, a través de ejemplos que se den en su
interacción diaria. Ello irá formando en la juventud escolar hábitos y nociones que, poco a poco, se instalarán en
su comportamiento y servirán para reducir aquellos vicios conductuales que atentan contra la idea del bien común.
Otra dimensión de este enfoque tiene que ver con la forma en que ejercemos nuestra ciudadanía, en términos del
cuidado de nuestra ciudad. La urbanidad y el respeto, la limpieza y el cuidado de calles, plazas, parques y avenidas
también tiene que ver con esa noción de bien común, en el sentido de que una ciudad ordenada es mejor para
todos. Es otro de los temas en los cuales nos falta mucho por hacer y aprender.
En las noticias propaladas por diversos medios de comunicación masiva hemos podido ver cómo las familias han
contaminado, de manera sistemática, las riberas y cabeceras de cuenca de ríos como el Rímac, el Chillón y el
Huaycoloro. Al producirse la crecida de estos ríos, por las lluvias torrenciales y posteriores deslizamientos, toda
esa basura ha terminado en las plantas de tratamiento de la Atarjea, haciendo imposible recuperar el agua para
hacerla potable, motivo por el cual se produjo la escasez del líquido elemento en Lima.
Este es solo un tema de los tantos relacionados a la conservación del medio ambiente: además del cuidado del
agua, tenemos la contaminación del aire, el uso responsable de la energía eléctrica, la preservación de especies
animales y vegetales, la promoción del reciclaje y segregación de desechos orgánicos e inorgánicos, entre otros.
Todo esto, en las aulas, debe traducirse en una educación medio ambiental que genere conciencia en la población
que, una vez acaba da la escuela, será la protagonista del desarrollo nacional.
Las consecuencias del calentamiento global -aumentos de temperatura, mayores volúmenes de lluvia, etc.- no
depende únicamente de lo que ocurra en el Perú. De hecho es un fenómeno mundial. Pero si en cada casa
aprendemos a usar lo mínimo indispensable de agua, luz eléctrica; respetamos los ecosistemas para proteger la
vida animal y vegetal; y compartimos esos hábitos con más personas; haremos realidad este enfoque transversal
en aras de una sociedad más preparada para asumir responsabilidades y cumplir retos de cara al futuro.
El currículo nacional define así este enfoque transversal para el desarrollo del perfil de egreso de nuestros
alumnos: "La excelencia significa utilizar al máximo las facultades y adquirir estrategias para el éxito de las propias
metas a nivel personal y social. La excelencia comprende el desarrollo de la capacidad para el cambio y la
adaptación, que garantiza el éxito personal y social, es decir, la aceptación del cambio orientado a la mejora de la
persona: desde las habilidades sociales o de la comunicación eficaz hasta la interiorización de estrategias que han
facilitado el éxito a otras personas15. De esta manera, cada individuo construye su realidad y busca ser cada vez
mejor para contribuir también con su comunidad".