Está en la página 1de 41

traducción de INTRODUCCIÓN AL

ARNALDO CÚRDOVA
PENSAMIEN1D POLÍTICO
por

UMBERTO CERRONI
INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO POLÍTICO
3"2 0 .0-(
C441-i_
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. ..'2003
CERRO DEL AGUA 248. DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MEXICO. D F

siglo xx1 editores argentina, s.a. l. Se afirma, por lo general, que la ciencia política es
LA VALLE 1634 PISO 11-A C-1048AAN . BUENOS AIR ES ARGENTINA una ciencia moderna. En virtud de una convención no
ayuna de significado, El príncipe de Maquiavelo es
considerado, de hecho, como la primera obra que tie-
f PONTIFICIA ne por objeto la ciencia política. Esta afirmación cho-
•~~ UNIVERSIDAD JAVERIANA ca de inmediato con una observación bastante obvia,
1 . t~i BIBUOTECI- o sea, que la historia del pensamiento, aun antes de
L ::,____..;c_AL_,_ __
~
Maqúiavelo, conoce un gran número de obras expre-
samente dedicadas a la política, incluso por el título.
De La República de Platón a la Política de Aristóteles .
La República de Cicerón o Del gobierno de los prínci-
pes de Tomás de Aquino, tales obras demuestran siem-
pre un gran interés por los problemas de la conviven-
cia humana. Pero cuando se habla de política como
ciencia, es evidente que se hace referencia no ya a un
cierto modo de considerar los problemas (en este caso
-sería necesario incluir también a las nada escasas ma-
nifestaciones del pensamiento político oriental, tal y
como logramos reconstruirlo al analizar las obras re-
ligiosas, filosóficas o literarias) ni tampoco a una
exposición puramente sistemática de tales problemas
(desde este punto de vista, pocas obras, como por
ejemp lo la Política de Aristó~es, tendrían derecho a
una calificación científica).l!Jo es difícil constatar
que, si se concibe a la ciencia política como una disci-
portada de maría Iuisa martinez passarg~ plina moderna, ello depende, en sustancia, del hecho
de que se le atribuye la calidad de ciencia a un deter-
primera edición en cspai\ol, 196 7 minado modo de considerar y de tratar los problemas
decim octava edición, nuevamente compuesta y con-egida 1987 políticos y precisamente a Ia consideración de éstos
VJgesnnose~~:ta edición en espailol. 2003 '
© siglo ~~:xi editores, s.a. de c.v. como objeto autónomo y al estudio de la política como
isbn 968-23- 1420-8 disciplina autónom;J-El motivo por el cual de esta con-
cepción de la polítiCa quedan eliminadas no sólo las
derechos reservados confom1e a la ley obras más antiguas (en especial las orientales), sino
1m presoY hecho en méxico/printed and made in méxico además las que recordamos al principio, es que en
ellas ni siquiera se da un estudio sistemático, o bien,
7
') '
/¡ f,"lj(. i /~ rrr·hr. ~ ,,r ~
cuando lo encontramos, se trata de un estudio que lle- Snell compara el trabajo del filólogo clásico co'n el del
va a la política a un sistema más general de problemas "restaurador de un cuadro antiguo", que con instru-
y que subordina, orgánicamente, las soluciones políti- mentos precisamente filológicos debe eliminar la "pá-
cas a las soluciones religiosas, éticas o filosóficas. tina de polvo y barniz que los tiempos han acumulado
Desde este punto de vista, no hay duda de que entre y, de esta manera, dar a los colores aquella luminosi-
las obras políticas antiguas y las obras, digamos, pos- dad que tenían en el momento de la creación".' De
maquiavélicas, hay una radicáJ.,, diferencia estructu- otra manera, gran parte del mundo ideal de la Anti-
tal. Trasilo de ninguna manera fue arbitrario al agre- güedad escaparía a nuestra comprensión y se nos re-
gar a La República de Platón el subtítulo De lo justo; velaría como una gigantesca colección de "errores
pero al comentador que repitiese algo semejante para mentales".
obras como El príncipe, El Leviatán, los Dos tratados En las primeras págimas de la Política de Aristóte-
sobre el gobierno civil, el Contrato social o para cual- les encontramos la célebre justificación de la esclavi-
quier manual moderno de ciencia política, aparecería tud por naturaleza; lo que Aristóteles considera nece-
simplemente como un espíritu extravagante. El subtí- sario afirmar por principio es algo que con toda
tulo del Contrato social de Rousseau -Principios de exactitud los primeros grandes teóricos modernos
derecho político-, a la inversa, resultaría completa- creen necesario negar también por principio. El Pri-
mente incomprensible para un griego o para un roma- mer tratado de Locke se opone diametralmente a lapo-
no. Por lo demás, el "escándalo" que provocó por tan- sición de Aristóteles, al iniciar a la letra: "La esclavi-
to tiempo El príncipe de Maquiavelo, demuestra cuán tud es para el hombre una condición tan mísera y
largo y complicado fue el proceso mental a través del despreciable y contraria de modo tan directo a la na-

~
cual los modernos se han liberado de una concepción turaleza generosa y valiente de nuestra nación, que es
que mezclaba el manejo del Estado con la solución de difícil concebir que un inglés, con mayor razón si se
los grandes problemas de la metafísica y de la ética. trata de un gentilhombre, la defendiese." 2 Por el con-
Podríamos apreciar mejor la distancia que existe trario, Aristóteles concluía su exposición sobre la es-
entre los antiguos y los modernos, por lo que toca a la clavitud, proclamando que "es manifiesto, por tanto,
concepción general de la vida asociada, bajo cuales- que algunos son por naturaleza libres, otros esclavos;
quiera puntos de vista; llegaríamos siempre a la con- y que la esclavitud es justa y útil para estos últimos". 3
clusión de que se trata de una distancia absolutamen- Sin embargo, la distancia que separa a Aristóteles de
te abismal. Toda una serie de conceptos que Locke (para no decir al mundo antiguo del mundo mo-
predominan en las grandes obras "políticas" de la An- derno) se hace aún más clara y sorprendente cuando
tigüedad, son para nosotros culturalmente tan leja- se piensa que poco antes Aristóteles había escrito:
nos, que la reconstrucción filológica de los términos " ... sin la virtud el hombre es el ser más cruel y más sal-
se transforma en un instrumento indispensable a fin vaje, inclinado en el peor de los modos a los placeres
de identificar su alcance específico. Y el filólogo, por y a los manjares. La justicia es elemento y condición
su parte, se encuentra ante una empresa extremada- de la sociedad civil, pues el derecho es norma de la
mente difícil. Un estudioso de la filología clásica como
1 B. Snell, La cultura greca e le origini del pensiero europeo,
lo es Bruno Snell, ha ilustrado magistralmente las di-
Turín, 1963, p. 19.
ficultades de semejante empresa y; en relación con los 2
J. Locke, Dos tratados sobre el gobierno civiL Trad. iL, Turín,
textos literarios, nos ha indicado, además, los resulta- 1948, p. 63.
dos francamente conmovedores a que se puede llegar. 3 Aristóteles, Política, Trad. iL, Bari, 1925, p. 1 L

8 9
convivencia civilizada y la práctica del mismo consis- lítica al entero curso ideal de la Antigüedad y de la
te en la determinación de lo justo". 4 En una palabra, ' misma Edad Media. No es casual, por lo menos, el que
quien teoriza la esclavitud es el mismo Aristóteles que todo el Medievo haya mostrado el sello indiscutible de
injerta el estudio de las cosas políticas en el tratado de la Política de Aristóteles y que el Estagirita haya sido
la virtud y la justicia y el que -en la Ética llamado durante siglos "el filósofo" por antonomasia.
nicomaquea- proclama que "el político, por tanto, Los adversarios de la esclavitud y de la politicidad del
debe también especular en torno del alma". Por lo hombre, no menos que los adversarios de la vieja lógi-
contrario, Locke, que niega la esclavitud, afirma que ca, de la concepción rígida, cerrada y mecanicista de
"por extraño que pueda parecer, el legislador no se la ciencia, en suma, todos los innovadores que a partir
mete para nada ni con la virtud ni con los vicios mora- del Renacimiento levantan nuevas banderas sobre el
les". edificio de la cultura europea, están, explícita o implí-
Los ejemplos podrían multiplicarse: los modelos citamente, en polémica con Aristóteles y hasta su lla-
del moderno político (si se piensa, por ejemplo, en el mado a Platón tiene más bien un valor polémico que
Agatocles y en el César Borgia de Maquiavelo) no tie- un valor, digamos, rigurosamente teórico; es el llama-
nen nada que ver con la religión, con la ética, con la fi- do a un órgano del pensamiento que permite, en la
losofía; su mundo está tan secularizado y pragmatiza- búsqueda de los modelos absolutos, abrir un pasaje
do que mientras que la más antigua utopía -la de delimitado rígidamente por la circularidad omnicom-
Platón- preconizaba el gobierno de los filosófos, la presiva entre física y metafísica que Aristóteles
más moderna -la tecnocracia- preconiza el gobier- construyó. 5
no de los técnicos. El mundo de la política, tal y como Este profundo quebrantamiento provoca una canti-
fue concebido por los antiguos, forma parte del mun- dad de problemas estrictamente atinentes al método
, do de la verdad; el de la política moderna prescinde de de la política como ciencia. De inmediato viene a la
' él. Cuando Rousseau lamentaba el que "los hombres mente un interrogativo desconcertante: ¿cómo es po-
políticos antiguos hablaban continuamente de las bue- sible que la vis1ón del máximo pensador de la Antigüe-
nas costumbres y de la virtud; los nuestros no hablan dad resulte, a los ojos de Locke, indigna y despreciable
más que del comercio y del dinero", no se limitaba a para un inglés de su tiempo, máxime si se trata de un
formular una reprensión de carácter moral, sino que "gentilhombre"?; y, a la inversa,¿ cómo es posible que
llevaba a cabo un pertinente señalamiento técnico. Y lo que era casi obvio para este mismo inglés resultara
cuando Benjamin Constant exaltaba la libertad de los ' inconcebible para Aristóteles?
modernos respecto de la libertad de los antiguos, veía j Un interrogativo de este tipo, que en otros campos
una superioridad radical de la primera en el hecho de no pasa de ser un interrogativo estrictamente filológi-
que los problemas de la verdad y de la ética ya se habían ~ co, a pesar de ser tan legítimo como en la política, en
"privatizado", transformándose en patrimonio exclu- el campo de esta disciplina adquiere un alcance infini-
sivo de las conciencias individuales. tamente preocupante. En esencia, este interrogativo
se puede resolver en los siguientes términos:¿ cómo es
2. La diferencia radical de la que estamos hablando posible que la especulación acerca de la verdad, que la
parece dividir en dos a toda la historia del pensamien- más grande mente antigua puso como fundamento de
to político, al contraponer la noción moderna de lapo-
5
Al respecto véanse las agudas consideraciones de A. Banfi,
4
/bid., p. 6. La vita di Galileo Galilei, Milán, 1962.
10 11
las cosas políticas, conduzca a legitimar la esclavitud . realidad a lo ideal, reconocieron y comprendieron al-,
por naturaleza, mientras que, por el contrario, preci- mismo tiempo su inescindible unidad, que es identi-
samente la separación de la política respecto de la es- dad."7 La evasiva es tal, que Croce termina su libro
fera de la verdad y de la virtud, permita reinvindicar con esta singular readopción de un dualismo tradicio-
la libertad y la igualdad por naturaleza de todos los nal: "Trabajad de acuerdo con la línea que os ha sido
hombres? O, en otros términos pero con una formula- trazada, y dejad que la Divina Providencia haga lo
ción análoga, ¿cómo fue posible que instituciones so- demás, pues ella sabe más que nosotros y trabaja con
ciales que toda conciencia modesta condena, hoy por nosotros, en nosotros y sobre nosotros." 8 Pero enton-
hoy, a primera vista se conjugaran en el pensamiento ces resulta inútil haber exaltado el final de la disen-
griego con aquella visión complexiva del mundo, que sión racionalista del siglo XVIII "entre razón e histo-
suscitó el admirado estupor de la interpretación "clá- ria", otorgando el mérito a la dialéctica de Hegel y al
sica" de la antigüedad de un Goethe, de un Winckel- historicismo de Vico, pues si se ha de aceptar una vi-
mann y hasta de un Rousseau? 6 sión que retorna a postular el providencialismo divi-
Problemas de este tipo, naturalmente, no pretenden no, tanto la dialéctica de Hegel como el historicismo
volver a proponer la querella entre los antiguos y los de Vico son problemas que deben ser ante todo expli-
modernos; no obstante, sirven para precisar, en prin- cados, si se quiere, recurriendo a las causae finales de
cipio, el carácter problemático de los instrumentos la historia, más bien que las causae efficientes. Con se-
con los que acostumbramos conformar la historia del mejante criterio, nuestro interés por la teoría política
pensamiento político que ahora nos interesa. Tales de Aristóteles o de Platón, de Tomás de Aquino o de
) instrumentos, por ejemplo, hacen entrar en crisis la Egidio Colonna, consistirá tan sólo en buscar su ubi-
noción de la historia del pensamiento político como cación en el "diseño providencial", que lleva a la histo-

l una sucesiva progresión de las ideas o de la historia


como "historia de la libertad", conocida formulación
general de Croce. En el primer capítulo de su Historia
de Europa, Croce en realidad elude el problema cuan-
ria de las ideas a las puertas del liberalismo moderno,
a aquel "último acto" de la historia, a aquella "edad
del Espíritu", que en el siglo XII Joaquín da Fiore ha-
bía profetizado" y que "ahora se abría ante la humana
do, al examinar el nuevo contenido que adopta la pala- sociedad que la preparó y que la había estado esperan-
bra "libertad", lo relaciona con "el nuevo concepto de do".9
la humanidad" y escribe: "No se había llegado a este Aun cuando se mueve tras las huellas de una "histo-
concepto como por ensalmo ni por un salto o por un ria del espíritu", el filólogo Bruno Snell, que ya recor-
vuelo al topar con los umbrales de este camino, sino damos antes, se plantea dificultades y soluciones de
que a él se llegaba en virtud de todas las experiencias bien diversa naturaleza -por cierto, empujado por
y soluciones de la filosofía en su laborío secular, que los agudos y concretos moscardones de la interpreta-
cada vez más habían acortado la distancia y compues- ción filológica que poco se logran aplacar con las reli-
to la disensión entre cielo y tierra, Dios y mundo, idea- giones de la libertad-; tan es así que se detiene ante
lidad y realidad, y, al reconocer idealidad a lo real y la empresa de escribir una historia del "descubrí-

6 Interesantes observaciones acerca de la valoración moderna 7


B. Croce, Storia d'Europa ne/ seco/o decimonono,Bari, 1942,
de la civilización griega en V.P. Shestakov. "Antichnost v sovre- p. 11.
mennoy burjuaznoy filosofii istorii", en Vestnik drevney istorii, 8 !bid., p . 360.

n. 2, 1963. 9 !bid., p. 23.

12 13
miento" del espíritu en la Grecia de Homero, y prefie- cuentran muchas cosas que, de acuerdo con nuestra
re, más bien, con la cautela del científico, "la forma concepción moderna, deberían encontrarse, debemos
del ensayo", que le permite proceder por breves cor- pensar que él no las conoce aún, tanto más cuanto que
tes filológicamente verificados. "El significado del diversas 'lagunas' de esta especie aparecen íntima-
mundo griego -escribe- viene aquí investigado por mente relacionadas entre sí, mientras que, al contra-
caminos diferentes de los que siguió el clasicismo: no- rio, muchas cosas se nos presentan en modo tal que al
sotros no esperamos descubrir una humanidad per- principio nos resultan desconocidas; sin embargo, si
fecta y, por ello mismo, desligada de la historia, sino nos servimos de ellas llegaremos a formar un todo sis-
que deseamos encontrar el valor histórico de lo que temático."" Un todo que, aun cuando presente con-
los griegos llevaron a término ... Ya veremos en este es- vergencias con el nuestro, tendrá también diferen-
tudio cómo ciertos fenómenos espirituales primitivos cias, que de acuerdo con el arbitrio de los filosófos
se presentan a la conciencia bajo cada vez más nuevas quizá puedan ser dejadas de lado, pero que son esen-
formas y veremos también como palmo a palmo esos ciales para el filólogo que persiga aferrar no sólo
fenómenos van sellando de manera diferente el cono- aquello en que la lengua de Homero es idéntica a nues-
cimiento que el hombre tiene de sí mismo. Un estudio tra lengua de la civilización europea, sino y sobre todo
de la historia del espíritu, tal y como la entendemos aquello e?. que no es igual, supongamos, a la lengua de
nosotros, sería el encargado de poner en igual eviden- Goethe. ~filósofo, como figura tradicional opuesta a
cia tanto el aspecto histórico como el aspecto sistemá- la del científico, busca puntualmente la progresión de
tico de este proceso. Naturalmente, ello aumenta las las ideas y la "superación" de los errores y de los lími-
dificultades de la representación, pues no es posible tes ideales, y deja al historiador -a la "degradante"
seguir al mismo tiempo dos filones, o sea, la línea his- filología-la localización de los elementos del sistema
tórica y el desarrollo de determinados motivos que en- cultural griego, que en el "avance" del Espíritu vienen
contrarán su conclusión en un sistema. Por tanto, la "superados", pero pierde, de ese modo, la estructura
forma más idónea es la del ensayo, en el que se puede del mundo cultural griego que, aun cuando indudable-
poner de relieve cada una de las dos tendencias ." 10 mente se relaciona con la del nuestro, no se identifica
Así pues, el filólogo advierte que la identidad entre con ella y muestra, por el contrario, un "todo sistemá-
historia y filosofía no puede anular su específica dife- tico", que es, en su conjunto, un universo ideal dife-
rencia, ya que para él la historia tiene las dimensiones rente y original.
irreductibles y vigorosas de organismos filológicos
instrumentalizados como organismos reales, en los 3. Advertencias como las anteriores son esenciales en
que él tiene que experimentar sus hipótesis concep- la historia del pensamiento político, para evitar que el
tuales, del mismo modo en que lo hace el naturalista; equilibrio de los variados elementos de un determina-
así sucede, por ejemplo, cuando se persigue la finali- do complejo conceptual -por ejemplo el de la Política
dad de comprobar si las palabras homéricas se rela- de Aristóteles- sea alterado por nuestra indagación
cionan con un vocabulario mental específico, en el que interesada en verificar aquello en que ese complejo
no sólo existen simples anticipaciones del que nos es conceptual preanuncie el nuestro o aquello que po-
propio, sino, además, lagunas sintomáticas y presen- dría ser considerado como mero" defecto'', caducidad
cias insólitas para nosotros: "Si en Homero no se en- o falta respecto de éste, con lo que se nos escaparía el
10
B. Snell , op. cit ., p. 16. 11
B. Snell, op. cit., p. 15.
14
15
~
significado auténticamente histórico que aquel com- mismo, pues se trata de "restaurar" íntegramente un
plejo conceptual tiene en un preciso contexto d-e la his- c~mplejo de civilización, evitando conformado con
toria de la civilización. Al anteceder estas cautelas, de criterios arbitrarios, tomados inevitablemente del ar-
inmediato advertimos que la justificación aristotélica senal mental de nuestra cultura.
de la esclavitud por naturaleza no puede ser confundi- ' Sin embargo, no es menos cierto que la cuestión de
da con un simple "error" mental, con una limitación la " imponderabilidad" propia de las ciencias sociales
conceptual, ante la que el estudioso moderno, como y que tanto angustió a una mente como la de Max We-
era el caso de Vitoria, se limite a sustituir quod certe ber, no se puede resolver sin la elaboración de ciertos
Aristoteles non intelexit. El desdeño trabajosamente criterios, es decir, sin la organización de una "escala
disimulado con el que es acogida una sección tan esen- conceptual" o de determinados "tipos ideales". En
cial del pensamiento político aristotélico por el lector efecto, sólo es posible pensar en el mundo griego como
"interesado", deja entonces el lugar a una valoración en un todo cuando se realiza un esfuerzo de abstrac-
que trata no sólo de conectarla con la estructura real ción conceptual que logra definir sus parámetros.
del mundo griego (en el que, como dice Aristóteles, no Pero aun así el problema consiste precisamente en lle-
habría necesidad de los esclavos siempre y cuando var a cabo esta operación teórica deduciendo aquellos
"los telares trabajaran por sí solos"), sino, además, de parámetros del material mismo que nos toca organi-
encontrar los límites del mismo carácter "superior" y zar, de otra manera podríamos adoptar como paráme-
"sublime" de nuestra concepción individualista mo- tros de la civilizació~n cuestión criterios que provie-
derna: "La esclavitud -ha escrito Pohlenz- pasa por nen de la nuestra: e
en este momento cuando el
ser irreconciliable con el derecho del hombre a la li- problema de la histona del pensamiento político sur-
bertad personal y, sin embargo, la civilización moder- ge con toda su complejidad, pues nos percatamos de
na nos ha aportado también los campos de tr_abajo for- que, para evitar el escollo de una construcción finalis-
zado para hombres libres."i 2 Claro que una iJbieción ta de la misma y para no resolverla de esta manera en
como ésta provoca el rechazo de quien, al teori~ar* la filosofía, es preciso evitar a la vez el escollo que re-
superioridad de nuestra concepción moderna, tiende presenta una mera colección empírica de hechos, el
a colocarla fuera del "todo sistemático" de nuestra ci- escollo de la pura y simple filología.
vilización, de la que desgraciadamente también for- Es necesario reconocer, por tanto, que si los filóso-
man parte los hornos crematorios nazis. Ahora bien, fos han visto a muchos de sus bajeles irse a estrellar
si al abordar semejante tema podemos turbar la con- contra Escila, Caribdis por su parte ha desvencijado
ciencia de nuestros contempóraneos, limitémonos a a casi todos los navíos del moderno sociólogo de lapo-
traducirlo en algo diferente, pero que responde con la lítica.
misma eficacia a nuestros fines, al recordar con Max Cuando David Easton reprocha a la sociología de la
Weber, que "la máxima expansión de la explotación política el haberse hundido en el "hiperfactualismo"
de los esclavos coincidió, en el ámbito de la historia y el que haya consumado una indecorosa "fuga de la
griega, con los periodos de florecimiento de la demo- razón", 14 conviene entonces reconocer la parte de
cracia" .U Para tal efecto, el problema sigue siendo el verdad que encerraba la posición de Benedetto Croce,
que exaltaba la unidad de razón y empiria. Pero la
12 M. Pohlenz, La liberté grecque, París, 1956, p . 7. sugestión de Croce debe ser integrada (y, por tanto,
13 M. Weber, Economía y sociedad, Trad- it., Turín, 1961, t. u,
14
p. 69_ D. Easton, ll sistema politico, Milán, 1963, pp. 8 ss.
16 17
subvertida), aceptando la advertencia del filólogo dad inglesa no dejó de funcionar prácticamente sin
Snell, que ve en los organismos conceptuales por él esclavos y sin siervos de la gleba y pudo reproducirse
examinados verdaderos organismos históricos autár- en concreto mediante el empleo del "trabajo libre", la
quicos, dotados de una estructura propia. Así que, si idea de la esclavitud jamás adquirió aquel carácter
la historia de las ideas políticas pretende ser una au- despreciable que Locke encontraba en ella y que ni si-
téntica historia, que no se diluya en la pura filosofía, quiera Pablo de Tarso logró advertir.
debe ser teorizada como una historia de ideas políti- Montesquieu hizo notar justamente que "si hoy los
cas que es al mismo tiempo historia de instituciones tártaros inundaran Europa, sería difícil hacerles com-
reales, vale decir, una historia de organismos defini- prender lo que es, entre nosotros, un financiero";
dos por una específica estructura ideal y social y, en igualmente difícil debió ser para una mente griega,
consecuencia, por una racionalidad netamente histó- aun para la de Aristóteles, imaginar una sociedad en
rica. Hablar de la teoría aristotélica de la esclavitud la que los telares no son accionados por esclavos y, no
(así como de la concepción griega de la polis o de la [ obstante, tejen por sí solos, mediante el empleo de
concepción tripartita de la ley en Tomás de Aquino) "trabajadores libres asalariados". Por otra parte,
debe poder significar que se habla de una concepción aunque sea verdad que la referida incomprensión de
que da, es cierto, forma a la sociedad griega, pero que los tártaros acerca de lo que son los financieros de Pa-
en definitiva es explicada por esta última: la esclavi- rís constituía un innegable límite mental de los mis-
tud no es so lamen te un concepto, sino además una ins- mos, no se puede ignorar que su superación efectiva
titución real, y Aristóteles, al teorizada, no la inventó, en la sociedad tártara dependió más de la llegada de
por así decir, sino que le dio una explicación teórica los financieros de Moscú que de la lectura del Esprit
que postulaba, ni más ni menos, la existencia de un des lois. Desde este punto de vista, quizá parezca me-
tipo social en el que los telares no trabajaban solos y nos simplista de cuanto sea común creer el hecho de
en el que hacerlos tejer mediante tejedores libres no que el indudable progreso que corre entre la Política
era sólo conceptualmente impensable, sino práctica- de Aristóteles y el Esprit des lois no tenga tanto el rit-
mente irreal. No sólo era desconocida para los griegos mo de la "superación" mental de los "límites" del
la libertad individual de todos como concepción, sino mundo antiguo como, de modo esencial, de la disgre-
que además la misma sociedad griega no funcionaba gación práctica de sociedades que se apoyaban en la
como una sociedad sinalagmática, que presupone no dependencia personal y en las que, por ejemplo, al ser
sólo la desaparición de la justificación teórica de la es- el ciudadano un privilegiado, el garantismo de la divi-
clavitud, sino y sobre todo la posibilidad de un funcio- sión de poderes podía ser tan impensable como lo era
namiento real de la sociedad completamente diferen- en la edad de Montesquieu una vida económica sin fi-
te. La sociedad griega no sólo tenía una base ideal, nancieros. Si no se teorizara un referente histórico
sino también una base real. real como el anterior, se podría llegar a la conclusión
Es cierto que el pensamiento político moderno nace de que vale menos un cerebro como el de Aristóteles
polemizando conceptualmente con la teoría aristotéli- que los miles de cabezas huecas que sin duda pobla-
ca de la esclavitud; pero la terminación real de la es- ban la Inglaterra de Locke, pero que no obstante, con-
clavitud presupone aquellos procesos de disgregación sideraban a la esclavitud como algo despreciable (sal-
del antiguo organismo social que, de hecho, constitu- vo, naturalmente, si se trataba de las colonias del
yen la historia económica de un prolongado lapso se- naciente imperio de Su Majestad británica). La única
cular. Mientras una considerable sección de la socie- alternativa para ese caso sería la de considerar como
18 19
una lindeza inexplicable la "vergonzosa" teoría de la guos y en la historia tan sólo la epifanía de la "religión
esclavitud por nacimiento puesta en la base del más de la libertad". Pero entonces nos resultará igualmen-
grande pensamiento político antiguo. te incomprensible la reivindicación de Rousseau de
Sin embargo, sería entonces igualmente inexplica- una libertad-participación o aquella de Marx de un de-
ble el "destino tan poco envidiable" de la palabra grie- recho que para ser de verdad igual tendría que ser de-
ga idiotes, 15 que caracterizaba al individuo privado sigual, en sustancia, no ser derecho. 16
de cargo públicos, al no ciudadano; tan inexplicable De lo dicho nos parece ahora posible deducir algu-
como la idea que, a su vez, Locke pudiera dar del idiota nos corolarios. Si desviamos nuestra atención preci-
a aquel que en su época condividiese la teoría de la es- samente hacia las causas de las "lagunas", de las "fal-
clavitud de Aristóteles, reivindicando para todos los tas", de los "defectos" que presentaban las doctrinas
individuos la autonomía del privado, cosa que en Gre- políticas de la edad premoderna, nos encontramos ne-
cia era señal de idiotez. Si a nuestros ojos resulta ya cesariamente ante la hipótesis de que tales doctrinas
casi ininteligible la idea aristotélica en el sentido de están rigurosamente ligadas a modos específicos de
que ciudadano es aquel que participa de las magistra- funcionamiento de la vida práctica asociada; nos en-
turas, igualmente ininteligible resultarían para el ciu- contraremos, por ello, que el mundo antiguo o el mun-
dadano griego las Declaraciones de los Derechos. Sin do feudal no eran únicamente mundos espirituales,
que se pretenda colocar sobre la idea del progreso una sino también mundos materiales y que, más bien, el
piedra sepulcral, es necesario convenir en que su pe- modo de pensar de la vida social estaba en definitiva
netración está íntimamente unida con la comprensión condicionado por el modo de vivirla. La idea que hasta
del porqué se nos revela una subversión tan profunda los más grandes pensadores se hicieron de los proble-
de valores en la historia de los pueblos, y desde luego, mas sociales no podía ignorar que tales problemas no
no totalmente en desventaja de los antiguos. \§ás exac- eran simples problemas del espíritu; los telares de-
tamente, es necesario preguntarse cuáles contextos bían tejer a pesar de todo y no podían tejer por medio
sociales reales, cuáles modos de funcionamiento so- de conceptos. De esta manera, el pensamiento político
cial permiten que se deterioren valores como la parti- no nos explica el porqué de todas las instituciones pre-
cipación política del griego o como la tesis aristotélica modernas y él mismo constituye un problema por ex-
de que el derecho debería ser igua.l.._~ólo para los igua- plicar, que requiere la indagación no sólo de los mo-
les y desigual para los desigual~~ Pero mientras el dos de pensar, sino también de los modos de vivir. Si
punto de comparación de las ideas políticas no lo bien es cierto que aquí se presenta en toda su plenitud
constituya la sociedad antigua, sino la cultura liberal el problema de entender el tejido ideal de que está he-
democrática moderna, nuestro interés teórico se cha la trama de la primacía del catolicismo en la Edad
orientará hacia el "surgimiento gradual" del concep- Media y la primacía de la política en el mundo antiguo,
to de libertad individual, de la libertad civil, diferente este mismo problema evoca otro que se podría resu-
de la libertad política, y veremos en aquel ascenso la mir en las siguientes palabras de Karl Marx sólo apa-
confirmación de nuestra superioridad sobre los anti- rentemente burlonas: "Ni la Edad Media pudo vivir
del catolicismo ni el mundo antiguo de la política", de
15
modo tal que "lo que explica por qué en un caso la polí-
J. Touchard, Storia del pensiero politico, Milán, 1963, p. 2. Y
c.f~. análo~as conside.raciones en Ch. H. Me Ilwain,ll pensiero po-
16 Cfr. "Crítica al programa de Gotha", en K. Marx-F. Engels,
lttzco occzdentale daz greci al tardo medioevo, Venecia, 1959, p.
12. Opere Scelte, Roma, 1966, p. 951.

20 21
tica y en otro el catolicismo desempeñaron el papel su contexto social moderno; esto evitaría el presentar-
protagónico"; 17 la historia ha sido ésta y no otra y la como el telas de todo el desarrollo histórico ideal.
esto sin necesidad de recurrir a las causas finales de Que éste es un problema crucial para la reconstruc-
la providencia religiosa o de la providencia laica: los ción de la historia de las ideas políticas y sociales, lo
valores y las instituciones sociales nacen y perecen a confirman no sólo las innumerables comprobaciones
pesar de que se disimulen en los paludamentos de la acerca del peligro de "modernizar" la historia del pen-
eternidad. "Ya Don Quijote [concluía Marx su citada samiento político, y de conferir a nuestras investiga-
nota irónica], por otra parte, hubo de expiar el error ciones históricas una dirección "interesada"; sino
de imaginar que la caballería andante era igualmente también la dificultad de dar a nuestros conocimientos
compatible con todas las formas económicas de la so- sociales, una estructura "ajena al valor" y de alinear-
ciedad."18 Y no han faltado después Quijotes menos los, en sustancia, con los conocimientos científicos
románticos que han expiado el error de considerar a propiamente dichos. Las objeciones a la "estructura
los financieros de Montesquieu como esenciales para causal" de los conocimientos sociales, humanos e his-
la vida moderna. tóricos se han acumulado a lo largo del último siglo,
Es verdad que el historiador de las doctrinas políti- es verdad, pero también es cierto que se han acumula-
cas no tiene de ninguna manera la misión de suplan- do los testimonios de la sustancial esterilidad del co-
tar al historiador de la economía y su objeto específico nocimiento "individualizador", es decir, aquella
de estudio lo constituye sin duda el pensamiento polí- "comprensión" de las cosas históricas que pretende
tico. Pero es igualmente cierto que si no desea limitar- diferenciarse de la explicación causal y que acaba por
se a hacer la historia del nacimiento de nuestras ideas presentarnos tautológicamente nuestros valores mo-
modernas y, en particular, si desea ahondar en la es- dernos, a veces como el producto del entero decurso
tructura histórica del pensamiento político (e investi- histórico y a veces como su metro; unas veces como
gar no sólo el cómo sino también el porqué: operación fin y otras como principio del mundo. No es otro el mo-
esencial para reconstruir el cómo sin interpolacio- tivo por el que por todas partes se lamente el que en
nes), 19 tiene que proceder a la rigurosa historización nuestra "ciencia" social no se dé aún la revolución teó-
de su vocabulario mental para poder establecer, ante rica que llevó de la alquimia a la química, de la astrolo-
todo, las diferencias que lo separen de los órganos gía a la astronomía, de la fantasía especulativa a la
conceptuales de los pensadores premodernos. En ri- ciencia. 20
gor, una historia del pensamiento político debería to- La hipótesis más osada que podríamos plantear, si-
mar como punto de partida lo que, con frecuencia, guiendo la estela de las anotaciones que anteceden,
constituye el último capítulo de todo manual: aquella sería la siguiente: que la constitución de la política
"última página" crociana que es la concepción moder- como ciencia autónoma está íntimamente condiciona-
na de la vida asociada, con el objeto de explicarla en da por la formación de un determinado tipo histórico
de sociedad. Se trataría, en cierto sentido, de extrapo-
17 lar de manera que no nos parece arbitraria, un profun-
K. Marx, El capital, México, Siglo XXI, 1987, t. 1, vol. 1, p. do pensamiento que Marx formula al discutir la teoría
100, nota.
18 !bid. del valor en Aristóteles: "Pero que bajo la forma de los
19 valores mercantiles todos los trabajos se expresan
Un porqué causal y no teleológico, evidentemente. Contra la
explicación finalista de la historia, consultar E. Durkheim, Las
reglas del método sociológico. °Cfr. a propósito E. Durkheim, op. cit., y D. Easton, op. cit.
2

22 23
como trabajo humano igual, y por tanto como equiva- prenderíamos la grandeza del Estagirita; pero si no
lentes, era un resultado que no podía alcanzar Aristó- viéramos la segunda se nos escaparía el porqué de sus
teles partiendo de la forma misma del valor, porque la límites teóricos, de sus "errores"; no podríamos tam-
sociedad griega se fundaba en el trabajo esclavo y por poco reconstruir plenamente su cuadro mental
consiguiente su base natural era la desigualdad de los auténtico como pensador que, al explicar la sociedad
hombres y sus fuerzas de trabajo. El secreto de la ex- de su tiempo, era al mismo tiempo una expresión de
presión de valor, la igualdad y la validez igual de todos ella. Sólo si comprendemos esta rigurosa complica-
los trabajos, por ser trabajo humano en general, y en ción de teoría e historia lograremos quizá darnos
la medida en que lo son, sólo podía ser descifrado cuenta de por qué la economía política como ciencia
cuando el concepto de la igualdad humana poseyera nació precisamente en la Europa burguesa moderna,
ya la firmeza de un prejuicio popular. Mas esto sólo es en donde más desarrollados se encontraban los proce-
posible en una sociedad donde la forma de mercancía sos de la producción mercantil capitalista y no en la
es la forma general que adopta el producto del traba- Grecia esclavista o en el Japón feudal.
jo, y donde, por consiguiente, la relación entre unos y
otros hombres como poseedores de mercancías se ha
tAlgo semejante se puede decir de los conceptos en ,
que se fundamenta la ciencia política moderna como ' '
.r
convertido, asimismo, en la relación social dominan- ciencia autónoma respecto de la religión, la moral, la -· ~
te. El genio de Aristóteles brilla precisamente por des- filosofía . Una ciencia de este tipo difícilmente podía
cubrir en la expresión del valor de las mercancías una nacer allí donde ni siquiera se había logrado imaginar
relación de igualdad. Sólo la limitación histórica de la una vida política distinta de la vida social y donde la
sociedad en que vivía le impidió averiguar en qué con- noción misma del Estad~n cuanto tal era inexistente
sistía, 'en verdad', esa relación de igualdad. "21 práctica y teóricamente. 22 , ¿es quizá puramente ca-
Este pasaje de Marx nos sugiere una razón plausible sual el que aquella noci n no encuentre paralelos en
para explicarnos el porqué el pensamiento económico el diccionario político de los escritores premaquiavé-
de Aristóteles tenga las connotaciones de una auténti- licos? El genio de Maquiavelo, parafraseando el elogio
ca genialidad teórica y al mismo tiempo las de una de Marx hacia Aristóteles, resplandece en cl hecho de
irremediable limitación histórica; p__ero no sólo eso, haber enucleado con vigor &.~n parangón una noción de
nos está indicando también que es el cambio del fun- la política como sección autónoma de la vida social,
cionamiento real de la sociedad lo que permite que mucho antes de que se integraran los lineamientos de
hoy se pueda reconocer en la teoría económica de la distinción moderna entre sociedad y Estado. Por
Aristóteles una hoja muerta para la ciencia económi- cuanto ve a los griegos, no es casual que los máximos
ca, mientras que sigue siendo una planta vigorosa tratados de política contengan, además de las nocio-
para explicarnos la estructura de la sociedad griega y, nes "técnicas" relativas al territorio, al pueblo y a la
correlativamente, tanto las anticipaciones de Aristó- soberanía, sobre las que se ha construido el concepto
teles respecto de nosotros como su vinculación con la de Estado, muchos argumentos que en un manual mo-
sociedad de su tiempo en un auténtico "todo sistemá- derno de doctrina del Estado harían hasta reír. Al
tico". Si no viéramos las primeras de seguro no com- principio del diálogo platónico sobre La República,

22
21
Cfr. O. Condorelli, "Perla storia del nome 'Stato'", Archivio
K. Marx, El capital, op. cit., pp. 73-74. Y también K. Marx, giuridico, 1923; F. Chabod, L'idea di nazione, Bari, 1961; A. Passe-
Scritti inediti di economia politica , Roma, 1963, pp. 146-147. rin D'Entréves, La dottrina del/o Stato, Turín, 1962, pp. 47 ss.
24 25
encontramos dos libros enteramente dedicados al mentos teóricos de este panorama de la política mo-
problema de la justicia y en los libros sucesivos nos to- derna; no obstante, falta preguntarse, por ejemplo, si
pamos con razonamientos sobre la música, la medici- sólo la "evolución del espíritu" ha hecho, como lo es,
na, la diálectica, la inmortalidad del alma, en una pa- casi indiscutible la idea de que el régimen político de
labra, con la entera vida de la ciudad. Al principio del la comunidad no puede desenvolverse si no es por me-
libro séptimo de la Política, Aristóteles escribe que" si dio de representantes, o si en su base no esté en último
se quiere llevar a cabo la indagación necesaria de la análisis aquel conjunto de procesos que, al difundir la
mejor forma de constitución, conviene ante todo de- división del trabajo y la transformación de la fuerza
terminar el género de vida que por sus méritos sea dig- humana de trabajo en mercancía, han hecho sustan-
no de nuestra preferencia", y es preciso que a ese pro- cialmente inconcebible no sólo la esclavitud, sino has-
pósito la "condición necesaria para ser verdadera~ente ta la gestión de la comunidad por parte de los "libres".
felices" consista en el cúmulo de tres clases de bienes: t fal parece que sólo con una total individualización de
"los bienes exteriores, los bienes del cuerpo y los bie- la vida y su integral privatización se logr aprehender
23
nes del alma", o sea, la totalidad del bien humano. en su plenitud la noción de una esfera exclusivamente
Por lo demás, el título griego del diálogo platónico es pública, sobre la que no tienen mayor influencia las
Politeia, término con el que Platón entiende designar posiciones sociales, como en la Edad Media, o las posi-
"tanto la constitución civil de un Estado, como la cons- ciones de nacimie~to: como en la ~ntigüeda~ Sólo en-
titución interior de un individuo", 24 y cuando Aristó- tonces aparece practzcamente posible la construcción
teles nos habla de la constitución la define pura y sim- teórica de un derecho público armónico, y de una cien-
plemente como la "vida" de la ciudad. cia política y una doctrina del Estado nacional consti-
La esencia de la civilización constitucional moder- tucional, que ignoran como procederes fantasiosos el
4 na, que es el alma de la moderna ciencia política, por · sorteo de los cargos y su ejercicio por turnos. Ideas de
su parte, queda hasta hoy contenida, por sus elemen- este tipo podían germinar, con posterioridad, sólo en
,;'tos cardinales, en la fijación de "límites de la activi- la mente de un Marx o de un Lenin, para quienes la so-
t -~1 dad del Estado" y en la reivindicación de la separa- cialización de las relaciones económicas privadas, en
" ~ \ ción entre actividad social y actividad política, entre cierto modo, viene a reconstituir, mutatis mutandis
<:o i;---. ~sfera pública y esfera privada. Kant, Humboldt y los términos sobre los que aquellas mism as ideas pu-
Constant nos han esclarecido ampliamente los funda- dieron aparecer normales a los pensado res griegos,
que vivían en una sociedad en la que la participación
directa y la consecuente ósmosis entre vida pública y
vida privada era posible debido a la gestión de los
23 Aristóteles, op. cit .. , p. 218.
24 E. Turolla, en Platón, Dia/oghi, Milán-Roma, 1953, n, p. 61,
asuntos materiales mediante esclavos. En el mundo
cit. por F.Sapori en Platón, Dialoghi, Bari, 1956, VII, p. 11, nota. antiguo, el negotium era la actividad de los "animales
y consultar también Ch. H. Me Ilwain, op. cit.. , p. 34: "Cuando él parlantes", los esclavos, mientras que el otium o acti-
(Platón] y Aristóteles hablan de la 'constitución' de un Estado, ti e· vidad desinteresada en pro de la comunidad era el
nen todavía el pleno derecho de llamarla 'una vida', pues repre· punto más elevado de la virtud privada; en el mundo
senta para ellos, muy justamente, todo el ser del Estado. Todo Es-
tado particular deriva sus caracteres peculiares de la misma; es moderno, el fin de los vínculos personales ha enrolado
la constitución del Estado en el sentido en que nosotros habla- a todos los hombres en el business, mientras que el
mos de la constitución de un hombre, vale decir, aquella condi· ocio es considerado como padre de los vicios y la polí-
ción de todo su cuerpo que lo hace ser, físicamente, lo que es. " tica es vista con desconfianza: no se exige la dedica-
26 27
ción a la comunidad, sino principalmente la garantía mecánicos " de la vida política, sino además la confu-
de las esferas individuales. sión de la política con la ética y la estética.
x- Volviendo al concepto de Estado, fundamento de Por lo que ve a la segunda observación basta recor·
nuestra ciencia política, dos cosas pueden ser com- dar el reciente testimonio de David Easton, que ha de-
probadas con notable seguridad: que es un concepto dicado un volumen a desmontar la utilidad del con-
cuya "invención" teórica no puede ser ajena a una mo- cepto de Estado. Es un testimonio que nos interesa no
dificación práctica de la sociedad y que resulta un por la solución al terna ti va que el estudioso norteame-
instrumento inservible y hasta generador de confusio- ricano nos propone, sino por su eficacia crítica. Él
nes cuando se le transforma en el fundamento de la afirma que la noción moderna del Estado está íntima-
ciencia política y de la historia del pensamiento políti- mente vinculada con el proceso histórico del Estado
co. Por lo que ve a la primera observación, parece ser nacional jurídico y constitucional, que presupone una
esencial la falta absoluta en todo el mundo antiguo de completa atomización individualista de la sociedad.
r una distinción equiparable a aquella que hoy se hace "Por esto -escribe- el uso del concepto de Estado,
• entre Estado y sociedad. No podía ser de otra manera, como hemos visto, no está en situación de explicarnos
si se tiene en cuenta el hecho de que las actividades po- la razón por la que los científicos políticos deberían
líticas y las actividades sociales se identificaban. La estar interesados en formas de vida social en las que,
exclusión del esclavo de la vida política citadina elimi- como sucede con las sociedades exóticas y atrasadas,
naba de la competencia política a quien estaba dedica- el Estado no existe, por lo menos tal y como viene defi-
do al trabajo manual y configuraba la actividad políti- nido por el pluralismo modificado."2s
ca como una actividad " noble" y " superior", a la que La anterior anotación, valedera para la sociedad an-
podía dedicarse sólo el hombre libre de los queha~e- . tigua y la sociedad feudal, pone en crisis a uno de los
res cotidianos. No es que para el esclavo su ser soc1al instrumentos con los que acostumbramos trabajar
resultara separado de su ser político, sino que incluso para reconstruir la historia del pensamiento político.
era impolítico o, más aún, inhumano. Del mismo m~­ En sustancia, el estudio del pensamiento político lle-
do, la posición social del hombre libre, en cuanto posi- vado a cabo sobre la base de la noción del Estado (un
ción emancipada por completo de aquellos quehace- concepto moderno), no puede evitar la identificación
res, no estaba separada de su condición política de aquellas connotaciones de las formaciones políti-
privilegiada. El primero era más bien semejante a los cas premodemas que permiten agruparlas bajo un
animales y el segundo se movía de inmediato en único concepto eminentemente moderno. En conse-
aquella esfera armoniosa que es la única que nos ha cuencia, el estudioso se interesará en organizar el pen-
sido consignada por la cultura griega. La vida política, samiento político de Aristóteles en tomo de aquellos
tan íntegramente liberada del trabajo, para con el que tres elementos del Estado (territorio, población, sobe-
fue permanentemente un secular desprecio en la cul- ranía), que presuponen al Estado nacional, el pueblo
tura grecorromana, venía así a fundirse de modo esta- jurídicamente distinto de la población y la autoridad
ble con una civilización en la que el individualismo di- separada de las determinaciones sociales: tres ele-
fícilmente pudo echar raíces, y esto sólo cuando los mentos que nos alteran en modo absoluto la imagen
procesos sociales de descomposición del organismo real de la comunidad política griega y del Estado-
estuvieron desarrollados. Ni más ni menos de esta propiedad feudal. Es cierto que en Aristóteles encon-
configuración superior de la esfera política deriva .n o
25
sólo la exclusión de las mujeres y de los "operanos D. Easton, op. cit., p. 100.

28 29
tramos también conceptos relativos al territorio, a la ciones de la ciencia económica y tiende más bien a
población, a la soberanía; sin embargo, esos concep- convertirse en una "psicología social", que luego se
tos quedan incluidos en un sistema específico que se encamina hacia la filosofía. Pero si, por el contrario,
dispersaría si adoptáramos los tres elementos en una se acepta una periodización del pensamiento político
proyección genérica, capaz de hacerlos encuadrar en que en grandes líneas experimenta el ritmo de los mo-
sistemas tato coelo diferentes. De esa manera nos re- dos de producción, se tiene que convenir en que lapo-

1 sultaría difícil, por ejemplo, aferrar la importancia


que tiene en Grecia la "relación particular entre el
sibilidad de escapar a la reconversión de la historia en
historia filosófica resulta mucho más difícil (claro,
todo ello a condición de que el criterio no se desarrolle
pueblo y la tierra" y que, como explica un agudo estu-
dioso de la historia del pensamiento político, aunque como teoría antes de ser concretamente experimenta-
parezca extraño es precisamente la que "presenta el do sobre el material histórico real, tal y como por des-
acento siempre puesto por el pensamiento griego so- gracia hacen con mucha frecuencia ciertos silogistas
bre el pueblo más que sobre el territorio del Estado". "marxistas"). Pero, al mismo tiempo, la necesidad de
recurrir a criterios teóricos que nos prospecten hipó-
1 En efecto, "el Estado de Atenas era la suma de los ciu-
dadanos atenienses y su constitución la forma exte-
rior de su vida política asociada: no se trataba simple-
tesis específicas de organización de los datos históri-
cos, permite evitar las dispersiones empíricas de los
mente de una colección de leyes territoriales datos y la solución de la historiografía en la cronolo-
impuestas por el Estado a los residentes dentro de sus gía. De esta manera, podría ser satisfecha la exigencia
confines o de diferentes subdivisiones de su territo- racionalista de los teóricos y la exigencia individuali-
rio".26 zadora de los historiadores, al llevar a término
Señalamientos análogos podrían hacerse respecto aquella unidad de razón y empiria a que aludía Croce
de otros conceptos, como por ejemplo los de ley, justi- · y que, por cierto, a este pensador se le desvanecía en
cia, ciudadano, derecho, etc. Para todos ellos la pro- la medida en que persistía en tratar a la empiria como
fundización teórica parece relacionarse de modo indi- un mero dato filosófico y a la economía como un mo-
soluble con la indagación histórica; desde luego, se mento filosófico del espíritu, más bien que oomo obje-
trata de una indagación que no se limita a "ubicar" to de la ciencia.
históricamente el pensamiento en un determinado

1 1
f.
contexto de cultura (que fatalmente sería conformado
de nuevo por nuestros valores culturales), sino más
bien en un contexto social real que no es ignoto en sus-
S. Indagar cuál haya sido la razón histórica de la pri-
macía que el mundo griego en su totalidad asume en
la especulación política, lo mismo que en otros cam-
pos del pensamiento, es algo que con toda evidencia
tancia y que debemos presuponer como un dato objeti-
vo estructurado por determinaciones no ideales, o queda fuera de las tareas inmediatas de quien estudia
sea, por modos históricos de relación natural entre los la historia de las ideas. Sin embargo, se debe admitir
hombres. que se trata de un problema de la mayor importancia,
Es precisamente sobre estos modos sociales que los tanto más cuanto que hoy se multiplican las acusacio-
estudiosos más recientes han sentido la necesidad de nes de "eurocentrismo" en contra de nuestra
reflexionar, aun cuando, precisa decirlo, la sociología culturaY Es verdad que no toda ella está libre de pe-
moderna de la política no parece aprovechar las lec-
27
De modo particular consultar G.F. Aleksandrov, /storiya
26 Ch. H. Me Ilwain, op. cit ., p. 21. sotsiologuicheskij ucheniy, Moscú, 1959, cap. 1. La tendencia es

30 31
cados por el estilo y que precisamente por esto es ne- berarse, ello no significa que se tengan que buscar los
cesaria una gran cautela para poner coto a ciertos de- orígenes del pensamiento sistemático en donde no
fectos. Pero el verdadero problema no es "reivindicar existen. Pue s, es un hecho que "quien busque un 'pen-
al Oriente", confiriendo a los textos y a los exponentes samiento especulativo' en los documentos de los anti-
particulares de la antigua cultura oriental un valor guos, tendrá que aceptar que en las fuentes escritas
que casi seguramente no tienen, sino que más bien se muy poco merece el nombre de 'pensamiento' en senti-
trata de meditar, de acuerdo con criterios íntegra- do estricto". 3{§1 interés del estudioso del pensamien-
mente históricos, sobre la notoria idea de Hegel de to político se dirige hacia Grecia precisamente porque
que "el espíritu europeo ha transcurrido su juventud en Grecia se descubre una formidable excepción, y
en Grecia". 28 Se peca de "eurocentrismo" ·cuando, aquí, de modo más radical que en otros lados, vy~os
como hacía el mismo Hegel, se considera que "entre desenvolverse un doble y concomitante procesq~ri­
los griegos nos sentimos de inmediato en nuestr.a pa- mero, la superación del llamado "pensamiento mito-
tria, pues estamos en el territorio del espíritu"; 29 poyético" baj!4a forma de un pensamiento sistemáti-
como si semejante terreno no se pudiera encontrar en co, y despuéslUa elaboración de formas políticas que
otras partes. Por lo demás, Hegel paga su desatención se abren a un determinado grado de participación co-
respecto de circunstancias eminentemente histórico- lectiv~. Ambos procesos pueden ser resumidos en el
naturales de la "primacía" griega, cuando vuelve a hecho de que los griegos son el primerconglomerado
aquel "mundo de la finitud" de la peor ralea que es el humano en el q~e madura la J2!imera~ón.entre
determinismo geográfico. Y así, escribe que "en cuan- hombre y natura~za. Tal distinción es práctica y téo-
to el espíritu hace su entrada en la existencia, entra en rica al mismo tiempo y se manifiesta, ¡por un lado,
el mundo de la finitud y, con ello, en general, en el como discri~ció_P._~eal de por lo menos ~or­
mundo de la naturalidad", 30 y se limita entonces a ción de la humanidad_asociada resp~~to~do
consideraciones que ofenderían a cualquier modesto natural, y, por otro lado, como una _d.istinción en el
cultor de "geopolítica", escribiendo, para no citar pensamiento entre sujeto.y o6jeto. Se trata de dos con-
más que un ejemplo, que "así, en general, es la zona di~iones que exigen ,él término de una condición mera-
templada la que debe fungir como escenario del espec- ~~siva del indi~i_9-uo (por lo menos dentro de un
táculo de la historia del mundo". 31 (Para fortuna su- determinado grupo social) y su transformación, por
ya, Hegel no vivió lo bastante como para verse obliga- -;, así decir, de pertenencia orgán_i~ a ~~a co-
do a registrar las desmentidas clamorosas de los munidad, a--ªf!.Oi--aeun mtercam61.o ideal y práctico
desarrollos norteamericano y ruso.) con la nruuraleza, en cuyo intercambio él figura ~o
Pero si ésos son lastres de los que la cultura debe li- sólo como ente receptor, sino además como ente pro-
ductivo. 33 Del inmenso mundo de los esclavos no
surgió pensamiento alguno, mientras que del restrin-
casi general entre los estudiosos soviéticos. Véase, en Italia, el
volumen S tato, Popo/o e Nazione nelle culture extra-europee, Mi- gido ámbito de los hombres libres de Atenas nos ha ve-
lán, 1965, en cuya "premisa metodológica" V. Beonio Brocchieri nido un patrimonio inmenso de civilización. Sin em-
habla con largueza del "equívoco eurocéntrico".
2 8 G.W.F. Hegel, Lecciones de filosofía de la historia, Ed. it., m,
32
[/mondo greco·romano, Florencia, 1963, p. 5, H. Frankfort y otros, La filosofía prima dei greci, Turín,
29
Ibídem, p . 4. 1963, p. 15.
33
30 Ibídem , 1, La razionalita del/a storia, Florencia, 1941, p. 207. Consultar K. Marx, Forme che precedo no la produzione ca-
31 Ibídem, p . 211. pitalistica, Roma, 1956.

32 33
bargo, es evidente que no bastaba no ser esclavo y que en griegos y bárbaros, una sociedad en la que estas al-
se necesitaba además que la comunidad de los libres ternativas eran reales y no meramente ideales.
actuara como una verdadera comunidad en la que los El tránsito progresivo a la expresión de un pensa-
particulares participaran de algún modo en la deter- miento sistemático, nos lo documentan los textos lite-
minación de las decisiones. Si la existencia de la escla- rarios griegos por la gradual corrosión de los asertos
vitud, en Grecia y en otras partes, libra a una clase de míticos arcaicos y por el surgimiento, en el cuadro de
hombres de las fatigas materiales, en Grecia, a dife- la multiplicación de las opiniones, de los máximos in-
1~ rencia de otras partes, esta mera disposición para terrogativos de una ética reflexiva: ¿Qué es el bien?,
ejercicio de las actividades espirituales encarnó en ¿qué es la virtud?, ¿qué es la justicia? Sócrates repre-
posibilidades concretas de acción individual. senta el punto de arribo de esta elaboración y su "arte
Un primer grado de auténtica libertad de conquista mayéutica" (así como la antilogía de los sofistas) es de
cuando la comunidad de los libres se redime del des- por sí un signo evidente de la fatigosa operación que
potismo patriarcal que domina la historia de los impe- se debió llevar a efecto para comparar y seleccionar
rios orientales. Sólo entonces madura aquella distin- las opiniones.35
ción real entre los individuos (división del trabajo), En la política, el problema de la comparación y de
que está en la base de la confrontación y valoración de la selección quedaba ya comprendido en la inaugura-
las opiniones individuales y, en definitiva, en la bús- ción de la contienda por el poder o, de cualquier mane-
queda de un metro para estimarlas. Al mismo tiempo, ra, en la posibilidad de influirlo. La lucha política pro-
el pensamiento humano se libera de las representacio- bablemente debió representarse al ciudadano
nes míticas y pasa a las interpretaciones causales y ateniense bajo la forma de una contienda que tenía
sistemáticas, y en el plano de las instituciones comien- . por objeto la actuación dP. una conducta capaz de ade-
za una real y verdadera contienda política que alinea cuarse a la armonía de la comunidad de los "libres",
a los hombres de acuerdo con sus opiniones. Ser grie- lo que significa una articulación manifiesta de orden
go, ciudadano y libre y no ser bárbaro, mujer o esclavo cósmico más general. 36 Designar aquella conducta
es el verdadero punto de partida de la producción inte- era algo así como señalar los muros de la polis (y el
lectual en general y de la cultura griega en particular. parangón, de hecho, lo encontramos en Heráclito) y
No por mero caso se atribuye a Tales de Mileto la si- participar en la construcción del orden natural. Es
guiente afirmación: "De estas tres cosas soy grato al sólo hasta más tarde cuando la profundidad de los
destino: en primer lugar, de haber nacido hombre y no contrastes entre las posturas políticas e ideales gene-
animal; en segundo lugar, de haber nacido hombre y ra los primeros grandes quebrantamientos en el pen-
no mujer, y en tercer lugar, de haber nacido griego y samiento político y delinea algunas de las fundamen-
no bárbaro." 34 Si Tales (o el que haya sido) no mencio- tales direcciones de su desarrollo. La especulación
na el ser ciudadano y el ser libre, seguramente fue por- acerca de los valores centrales induce, entre otras co-
que señalamientos de ese tipo no eran necesarios sino sas, a subrayar la gravedad de las aberraciones prácti-
superfluos: el esclavo no era ciudadano y el griego, en
cuanto ciudadano, no podía ser más que libre. Una 35 Cfr. en particular L. Robin, Storia del pensiero greco, Milán,
preferencia ideal como la de Tales nos remite, sin du- 1962; B. Snell, op. cit.; F. Adorno, La filosofia antica, 1, Milán,
da, a una sociedad dividida en hombres y no hombres, 1 1961.
36 Cfr. W. Cesarini Sforza, voz "Diritto" de la Enciclopedia del
34 Cit. en B. Snell, op. cit., pp. 350-351. diritto.

34 35
cas y a plantearse aquella cuestión crucial con la que de las cosas mundanas, al llamar a juicio al mito de la
principia el diálogo platónico sobre Las Leyes: "Hués- edad perfecta que se ha perdido y al transfigurar el co-
pedes, ¿fue dios u hombre el autor de vuestras le- nocimiento en reminiscencia (la anamnesis platóni-
yes ?" 37 Las Leyes fue una obra postrera de Platón , ca). La segunda se inclina a catalogar las "degenera-
pero quizás su tono conciliador se apoya en una veta ciones" humanas de los modelos ideales y a meditar a
escéptica que no ha sido alimentada sólo por la vejez. contrario en la omnicom prensión de la reducción de la
En ella se lee que no es fácil para el hombre sustraerse política a la sabiduría y a la virtud.
a la ubris, que la vida política es un "ser públicamente La gran síntesis de Aristóteles es el último bastión
enemigo de todos y, en privado, ser cada uno para sí detrás del cual se refugia el espíritu de la cultura grie-
mismo". 38 Hay una reflexión que incluso hace entrar ga, en un esfuerzo extremo por mantener quieta su as-
en crisis la posiblidad de mantener en pie la antigua piración a la "virtud perfecta" en la comunidad y de
armonía de la polis: "Parece difícil, huésped, que todo alcanzarla desde el interior mismo de las cosas del
lo que constituye la política, tanto cuando es pensa- mundo. Aristóteles critica el comunismo platónico,
miento como cuando está en el plano de los hechos, lo- más aristocrático de cuanto no se logre pensar, y el rí-
gre en algún modo tener una validez universal." 39 En gido enjaulamiento de la vida política en el modelo de
efecto, esta crisis ideal de la polis era una crisis real. un organismo ideal que debe plasmar los procesos
El proceso de relativización de los valores y de pro- reales, convirtiéndose en el primer teórico de la pro-
blematización del carácter unívoco de la Antigüedad, piedad privada. Concibe la política, al igual que la na-
sin duda se presenta conexa con una disolución real turaleza, como una esfera que lleva en sí la potenciali-
de la comunidad de los libres, minada por mutamien- dad de la perfección: su finalismo no es menos
tos estructurales que van acentuándose. Este proceso perfeccionista que el de Platón, pero surge de las en-
es puesto en evidencia por la sofística, encuentra su trañas de lo real y exige el reconocimiento de la parti-
metodólogo en Sócrates y en Platón aquel que fija los cularidad. La constitución de la polis sigue siendo la
dos polos generales de su desarrollo teórico; un dua- estructura integral de la ciudad, de la que el hombre
lismo neto entre los modelos y la vida, del que descien- ciudadano es parte orgánica que no puede disociarse
de una perenne tensión de adecuación de las cosas a sin degenerar en su humanidad. Pero la misma consti-
las ideas, o bien el repliegue de un escepticismo laten- tución es un modelo que no se recava ya de los proyec-
te y en apariencia realista hacia aquel "justo medio" tos especulativos, sino de la exploración histórico-
que con gran facilidad degenera en compromiso. En el social, de la confrontación, de las constituciones. 4 1
plano de la teoría política, La República y Las Leyes re- De esta manera, entra en crisis la armónica inherencia
alizan con bastante claridad estas dos direcciones, dellogos a la fysis, de la razón a la naturaleza: la natu-
utópica la una y sustancialmente escéptica la otra. 40 raleza de los modelos y la perfección formal del orden
La primera vuelve a sugerir la tentativa de suprimir cósmico. El ideal de la justicia, corazón de la cultura
aquella particularidad que constituye la espina dorsal política, griega, experimenta a su vez los contragolpes
de las diferencias reales que van surgiendo. Si es cier-
to que la ley es "inteligencia sin pasión", es verdad
37
Platón, Las Leyes, trad. it., Dialoghi, VII, Bari , 1962, p. 3. también que el mundo está lleno de pasiones sin inteli-
38 Ibidem, p. 6.
39
gencia y que auténtica justicia no puede consistir sólo
Ibidem, p. 19.
40
L. Robin, op. cit., en la p. 408 se habla incluso de una "ciu- 41
Cfr. L. Robin, op. cit., pp. 476 ss.
dad primera" y de una "ciudad griega".

36 37
en la facultad de conmutar sino además en la facultad ra entre la doctrina de Aristóteles y la concepción filo-
de distribuir de acuerdo con méritos efec tivos . El ca- sófica posterior representada por Cicerón y por
rácter abstracto, frío y homogéneo de la ley debe ajus- Séneca" .44 Pero esta aserción quizá tenga necesidad
tar cuentas con la heterogeneidad de los hechos y de de ser complementada en el sentido de que, en reali-
los méritos y puede resultar igual sólo para quien es dad, las nociones que tenemos acerca de la primera
igual. fase de Roma y de su originaria civilización citadina,
En el pensamiento de Aristóteles la ciudad-Estado permiten seguir la huella de no pocos elementos de
sigue siendo un organislJlO natural, pero como toda concordancia con la civilización de la polis griega. Pre-
porción de la naturaleza, también aquí "el fin determi- cisa agregar, además, que entre Aristóteles y Cicerón
na la naturaleza de los seres", y precisamente en la la distancia está cubierta por la mediación de las es-
identificación de este fin natural se desenvuelve una cuelas griegas posaristotélicas que ya recordamos.
vasta gama de alternativas. La Política de Aristóteles Sobre la base de estos agregados es posible afirmar
comienza por sostener que el carácter propio del hom- ahora que existe una reiteración de las tendencias
bre respecto de los demás animales estriba únicamen- político-sociales e ideales entre las dos grandes sec-
te en que "posee la noción del bien y del mal, de lo jus- ciones del mundo antiguo. El organicismo de la polis
to y de lo injusto y de todas las demas antítesis es todo menos que desconocido en la infancia de la ci-
morales" .42 de modo que no hay política que no sea al vitas y la "novedad" de Cicerón y de Séneca es todo
mismo tiempo sabiduría y virtud. Pero la obra termi- menos que inédita para la Grecia posaristotélica. El
na fijando para la educación de los futuros ciudada- hecho es que mientras el epicentro de la cultura griega
nos "tres principios fundamentales : el miedo entre los cae en la civilización comunitaria citadina, el de la cul-
extremos, lo posible, lo decente". 43 La disociación in- tura individualista romana monta entre la república
dividualista todavía no ha desintegrado la comuni- y el imperio. Por esto Grecia nos habla sobre todo por
dad, pero ya ha previsto su carácter problemático. boca de la Atenas de Pericles y de su vida armoniosa
Aristóteles intenta contener y resanar la unidad de la poblada de valores e instituciones orgánicas, mien-
vida citadina con un esfuerzo realista que le permitirá tras que Roma nos habla más bien a través de su gran
hablar por siglos a las sucesivas formas civiles, hasta florecimiento jurídico. La fallida unificación de Gre-
cuando queden radicalmente desintegradas por la an- cia impidió que históricamente la civilización citadi-
títesis que el mundo griego comenzó apenas a entre- na griega desembocase en formas que nos parecen
ver (la antítesis entre vida pública y privada) y que es más bien típicas de Roma, pero al mismo tiempo es in-
una antítesis material y no sólo filosófica. dudable que las direcciones del desarrollo ideal roma-
La zona del pensamiento político ocupada por los no son expuestas por la tardía cultura griega. El nú-
"posaristotélicos" -escépticos, epicúreos, estoicos- cleo central de estas tendencias, vivo sobre todo en las
está dominada por las semillas del individualismo, escuelas filosóficas griegas que dominarán la madu-
que germinarán en Roma después de la edad heroica rez de Roma, el epicureísmo y el estoicismo, está cons-
de la civitas, al declinar de la república. Justamente se tituido por el individualismo y por el cosmopolitismo,
ha hecho notar "que no hay en todo el pensamiento po- íntimamente relacionados con los procesos de desin-
lítico un cambio tan sorprendente como el que se ope- tegración de la ciudad-Estado, que tienen como tras-

44
42 Aristóteles , Política. cit. , p. S. R.W . y A.J. Carlyle, I1 pensie ro politico medioevale, Bari,
43
Ibidem, p . 274. 1956, 1, P. 20.

38 39
fondo histórico material la disolución progresiva de dualidad. La personalidad constituye, en efecto, la de-
la economía natural, el desarrollo mercantil y la cons- terminación fundamental del derecho, y adviene a la
titución de entidades políticas supracitadinas. existencia sobre todo con la propiedad ... " 47
Sólo en este cuadro de conjunto la tesis hegeliana de Disociación individualista de la totalidad orgánica
que "el principio general del mundo romano es la inte- de la comunidad y constitución gradual de la comuni-
rioridad subjetiva", 45 sin dejar de ser verdadera, en- dad como mera comunidad abstracta, desenvolvi-
cuentra un referente histórico que de otro modo se miento privado y público, interiorización del mundo
desvanecería en genéricas "leyes del espíritu". Por lo como ética privada y transformación cada vez más
demás, el mismo Hegel hace notar, al estudiar "el oca- abstracta de aquel mundo como esfera política y jurí-
so de Grecia" y según sus parámetros idealistas, que dica: son procesos que se desarrollan al mismo tiem-
para ese entonces "el ligamen está roto y queda sólo po. El individuo se sustrae al grupo recogiéndose en el
la árida singularidad, la particularidad odiosa, que de recinto de la propiedad privada y en la ética de la con-
una manera obstinada y caprichosa se mantiene en sí ciencia, mientras que la relación exterior con los
misma, se encierra erizadamente en sí y entra, sin más demás se objetiviza en una abstracción que hace posi-
ni más, en una relación de dependencia y de conflicto ble la reconducción de las individualidades bajo los ti-
respecto de las demás" .46 Lo que ha sido llamado a pos formales y generales de la conducta jurídica. Se
través de tanto tiempo el "genio jurídico" de los roma- trata de procesos que en Roma no completan del todo
nos, tiene su punto de nacimiento en la expansión de su parábola (falta la total igualación de todos los indi-
los procesos práctico-materiales que en Grecia ape- viduos: el fin de la esclavitud, presupuesto necesario
nas si se habían insinuado y cuya consecuencia esen- de aquella contraposición integral entre privado y pú-
cial podría expresarse en estos términos hegelianos: blico que distinguirá al mundo moderno), pero que se
"El retornar en sí del espíritu es también la aparición verifican en medida suficiente como para que Roma
de la antítesis. De los dos elementos de esta antítesis, manifieste ún "tipo ideal de derecho propio de una so-
el primero es lo universal, en el que el individuo se ciedad que produce y vende mercancías y que se funda
pierde y, a condición de su obediencia respecto del Es- en el individualismo de las relaciones de producción
tado abstracto, recibe en cambio el permiso de ser y de dominio" (Solari). De ahí el nacimiento de aquella
dueño de sí mismo. A lo universal abstracto se contra- "lógica jurídica que resultó aplicable a una amplia va-
pone entonces, como segundo elemento, el rígido suje- riedad de ordenamientos sociales, y más aún, a todo
to abstracto: en esa contraposición se encuentra por ordenamiento social que reconoce la propiedad priva-
tanto expresado el riguroso derecho de la personali- da y el comercio 'capitalista' (Schumpeter). Es la lógi-
dad. En Roma encontramos ya esta libre universali- ca que después se transformará en "nuestra gramáti-
dad, esta libertad abstracta, que, por una parte, plan- ca jurídica, el canon de nuestro pensamiento
tea el Estado abstracto, la política y la autoridad jurídico" (Ihering). La continuidad ideal de la historia
superior a la individualidad concreta, subordinándo- del pensamiento, que innegablemente sigue existien-
la en modo absoluto, y que, por otra parte, crea, frente do, es la contrapartida de una continuidad material de
a esta universalidad, la personalidad -la libertad del la historia de la vida.
Yo en sí- , que debe ser bien diferenciada de la indivi-
6. En el pasado se insistió mucho en la ruptura que la
45
G.W.F. Hegel, op. cit., m, p. 191.
46 47
!bid. , p . 155. !bid., p. 162.
40 41
Edad Media representó en la historia a causa de la cuentran estos filones entre sí, para descubrir sus
profunda revolución teórica que operó el cristianismo convergencias y diferencias, y en qué relación están
y de la no menos profunda subversión de las relacio- con la herencia teórica del pasado y con los desarro-
nes sociales. Se ha llegado incluso al grado de presen- llos posteriores del pensamiento político laico de la
tar al.Medievo como un paréntesis de la historia, ex- época moderna.
cepcionalmente plasmado por ideales religiosos que Por lo que toca al problema de precisar el nexo teóri-

1 hacen del mismo un paraje místico del desarrollo hu-


mano, o también como una época anclada en un retor-
no impresionante de la barbarie. Semejante represen-
co entre cristianismo y mundo clásico, se han manifes-
tado dos tedencias bien claras: una que se inclina a
acentuar la cesura y subraya de modo particular el
tación de la Edad Media en realidad ha sido superada nuevo y específico valor de la trascendencia monoteís-
ya por la crítica, que dispone ahora de numerosos da- ta cristiana, y la otra que atenúa la distancia respecto
tos, suficientes para identificar los injertos históricos de las últimas manifestaciones del pensamiento polí-
y teóricos del Medievo sobre el mundo antiguo, así tico romano (Cicerón, Séneca, Epicteto, Marco Aure-
como los procesos que en todos los niveles lo relacio- lio). La primera tendencia naturalmente ha sido acep-
nan con el nacimiento de la modernidad. Por lo que tada y promovida por las esferas oficiales católicas y
respecta a las doctrinas políticas, el principal instru- por los estudiosos iusnaturalistas; la segunda ha sido
mento para la reconstrucción de aquellos nexos pare- patrocinada de modo especial por los historiadores
cen ser, por un lado, el ligamen asaz claro que se pue- laicos, sobre todo los hermanos Carlyle y, más recien-
de localizar entre el pensamiento cristiano primitivo te,m ente, Sabine. 48 Si bien la disputa no sea simple-
y las últimas franjas teóricas de la Antigüedad, espe- mente filosófica no se puede hacer a menos de tomarla
cialmente el estoicismo romano y, por otro lado, la en consideración. Bastará hacer notar que parece in-
gradual emergencia de las nociones teóricas del dudable una continuidad entre la problemática de la
pueblo y soberanía por el camino de la modemidad. igualdad de los hombres tal y como se va manifestan-
Aun cuando estos dos elementos vayan englobados en do en los últimos siglos de Roma y la que elaboró el
un original contexto espiritual y práctico, proporcio- cristianismo. En ello el estoicismo desempeñó un pa-
nan importantes sugestiones para dar a la concepción pel de la mayor importancia, como se ha dejado apun-
del Medievo toda su innegable originalidad histórica, tado. La individualización del hombre por su concien-
sin olvidar los caracteres que dejan al descubierto los cia es la esfera en la que aquella igualdad echa raíces
procesos de transición de las formas sociales y teóri- y sus frutos serán la construcción de la noción cosmo-
cas antiguas a las modernas. polita del género humano en el plano de una ciudad
El pensamiento político cristiano se nos presenta en . "pensada", que se va contraponiendo a la ciudad te-
tres filones esenciales: el original (paulino- rrenal. Mas en el marco de la concepción cristiana el
agustiniano), el sistemático (tomista) y el reformado desdoblamiento de los dos campos en que madura la
(calvinista-luterano). Cada uno de ellos ofrece matices igualación moderna de los hombres como criaturas de
y articulaciones múltiples, sin contar con que el terce- un mismo Padre, asume un alcance mucho más vasto.
ro queda fuera de la historia medieval, aun cuando En él radica, efectivamente, el símbolo de la trascen-
confluyan en él elementos teóricos ya presentes en dencia y de la perfección divinas, contrapuesta a la na-
formas de oposición protestante en contra de las pos-
turas oficiales de la Iglesia. El problema de interpre- 48
Véase un eco de la polémica en Barbero, introducción a JI
tación que se impone es ver en qué disposición se en- vensiere politico cristiano, Turín, 1962.

42 43
turaleza pecaminosa y limitada del mundo terrenal, Y nada. Pero más difícil resulta concluir de ello que el
en él radica también la exigencia de la mediación que cristianismo influye en los ordenamientos políticos y
representa Cristo y de su organismo vi~ario, la Iglesia, jurídicos. Precisamente porque aquella igualdad es
con base en la potencia del amor de Dws personal del eminentemente espiritual y porque en el cristianismo
monoteísmo, Padre único del género humano. radica un elemento de negación-superación del mun-
Nace así una perspectiva completamente nueva: la do, la equiparación político-jurídica de los hombres
de una presencia mundana de la organización ecle- de por sí secundaria: "Dejemos por ello gustosos las
siástica, de la comunidad cristiana. En relación con cosas de la tierra y miremos a las cosas del cielo",
ella, el pensamiento político se encuentra ant~ un gru- exhorta Tertuliano en contra de los gentiles que "ante-
po de problemas del todo inéditos~ ~ue ~?nCiernen a ponen el dinero al alma"; y Pablo de Tarso proclama:
la específica naturaleza de la participacwn del hom· "Que cada uno se someta a la autoridad en turno."
breen las dos comunidades de la Iglesia y del Estado Esta estructural inesencialidad de la igualdad terre-
y a la relación entre Iglesia y Estado. Acerca de este nal resalta sobre todo en relación con la esclavitud. Ya
complejo de problemas Troeltsch ha observado que se los Carlyle han aclarado que los autores cristianos
desarrollan dos fundamentales tipos de doctrinas so- "no estaban preparados para condenar como ilegíti-
ciales cristianas, según que la comprensión en la co- ma la institución positiva de la esclavitud más allá de
munidad eclesiástica sea "radical" ("idea social no in· cuanto estuvieran dispuestos a hacerlo los juristas y
tegrada") o "relativa" ("integrada"). 49 ~1 pri~_er tipo los filósofos", 50 precisamente porque "las desigual-
comporta una determinación voluntana ascet1ca qu~ dades de condición y de vida conciernen sólo al cuerpo
culmina con la vida monástica y el segundo una deCI· y no tienen relación con el intelecto o con el alma" y
sión a favor de la recuperación de los ordenamientos porque "la esclavitud es una consecuencia de la llega-
mundanos por cuanto son adaptables al magisteri~ da del pecado a este mundo". Se comprende por qué Pa-
eclesiástico. El Estado, en relación con las dos posi- blo afirma: "Esclavos, obedeced en todo a vuestros
ciones, aparece, respectivamente, como el portador amos, de acuerdo con la carne", "Que todos aquellos
del pecado o como un instrumento o brazo s~c~lar de que están bajo el yugo de la esclavitud estimen como
la redención. De manera general y esquematlca, las dignos de todo respeto a sus dueños, a fin de que el
doctrinas agustiniana y tomista pueden ser considera- nombre de Dios y su doctrina no sean blasfemados".
das como las dos fuentes últimas de estos dos tipos de La falta de distinción entre el amo y el esclavo, entre
doctrinas sociales. el rico y el pobre a los ojos de Dios, tiene al revés una
No menos complejos resultan los problemas que el especie de aceptación contrita de las pecaminosas pla-
cristianismo suscita en el plano de la teoría de la liber- gas terrenales.
tad. La autonomía individual recibe, en el marco de la Naturalmente, el razonamiento es diferente cuando
creación divina, un sello del todo nuevo que pasará a se trata de la influencia que con el andar del tiempo
formar parte del patrimonio del derecho natural cris- las ideas cristianas tuvieron también sobre los orde-
tiano. En esta dirección la igualdad de todos los hom- namientos mundanos. Empero, hay que preguntarse
bres como hijos del Padre es irrevocablemente sancio- si los procesos de erosión de la esclavitud no estuvie-
ron específicamente determinados por los desarrollos

49 E. Troeltsch, Le dottrine sociali del/e Chiese e dei gruppi


cristiani, Firenze, 1960, n, pp. 1 ss. 50 R.W. y A.J. Carlyle, op. cit. , 1, p. 137.

44 45
de los mismos nexos económicos. 51 En efecto, todo el pecto de la vida celeste y que el origen y viabilidad de
mundo medieval que pasó bajo el signo del cristianis- la autoridad y de la soberanía estaban depuestas en la
mo conoció formas de profunda discriminación de los voiuntad divina, una auténtica relación política no po-
hombres, ordenados en una jerarquía de valores es- día manifestarse, y en todo caso no pasaba de ser una
trechamente vinculados con las funciones materiales articulación de la relación más general de hombre-
por ellos efectuadas. Y en el sector de las doctrinas po- Dios. Respecto del mundo antiguo, en el que a la organi-
líticas, donde en forma más directa pesó la tradición cidad de la vida de los libres se contraponía la no-
cristiana, por lo que se refiere a la relación pueblo- humanidad de los esclavos, la sociedad feudal
monarca, la formación de una figura del pueblo como representa el ocaso definitivo de toda discriminación
titular de potestades y derechos que pueden poner en humana, gracias a la igualación espiritual triunfante
entredicho a la "ley injusta" y al tirano, se le incluye con el cristianismo. Y, sin embargo, el carácter exclu-
en el marco más general de una supremacía de la "ley sivamente espiritual de tal igualación y la igualdad
justa", que se resume en la voluntad divina y de la que puramente ultramundana de las almas, cuyo único
pueblo y monarca no son más que·posibles y variables símbolo visible es la comunidad de la Iglesia, deja que
portadores terrenales. los hombres se dispongan en una escala jerárquica en
Es verdad que de esta nueva problemática toman la que el carácter instrumental de las actividades so-
fuerza ciertas direcciones de la elaboración política: ciales respecto de la vida eterna las fija y las vuelve rí-
basta considerar, por ejemplo, el concepto pletórico gidas: el verdadero sentido de la vida terrena no es un
de contenido de pueblo como "humano legislador" de sentido que le sea propio, y cualquier actividad social
Marsilio da Padova, o la importancia que objetiva- se valoriza sólo en virtud de una referencia al "servi-
mente asume en la historia del pensamiento político la cio" que lleva a término para con el Padre común. El
teoría de la posibilidad de juzgar a la ley injusta hasta nacimiento ya no diferencia a la humanidad de los
llegar al tiranicidio. Pero es igualmente cierto que la hombres, pero sigue siendo fuente de una discrimina-
concepción que sostiene al pensamiento político me- ción entre los tipos de actividad, de modo que la socie-
dieval queda limitada, al fin y a la postre, dentro de la dad se presenta ahora desintegrada en una multitud
alternativa del cristianismo primitivo: o el ascetismo de círculos cerrados (los "Estados" o setos feudales),
y su desprecio para con las instituciones mundanas o cada uno de los cuales sirve de mediador al individuo
una intercalación enteramente plasmada por la ade- para los servicios que debe prestar a Dios.
cuación de las instituciones mundanas, tal y como Dado que "la sociedad medieval es una sociedad re-
son, a la divinidad re~r~sentada_ por_ la Ig~esia.\'1Gí ligiosa y no podía concebir el contrato político sin re-
pues, si en el mundo clas1co una c1enc1a autonom,?ae vertido de una forma teológica" (Burdeau), 52 se pre-
la política (y del derecho) resultó imposible por su in- senta originariamente investida de un destino divino
mediata subordinación a la ética y por el carácter glo- que cada individuo y cada grupo debe actuar y servir
balmente ético de la vida de la polis, en la época medie- en su particular condición. Así, por una parte, la tota-
val resultó a su vez imposible debido a S'~¡ inserción en lidad del pueblo, al igual que el rey, tiene sólo el dere-
un nexo de subordinación a la religió~ Dado que el cho de cumplir con un deber; por otra parte, "el cuer-
sentido del mundo residía en su instrumentalidad res- po social no se compone de colectividades y no tiene
cabida el individuo aislado en una perfecta indepen-
51 Al respecto G. Nocera, lus natura/e nell'esperienza giuridica
52 G. Burdeau, Traité de science poli tique, lll, París, 1950, p. 67.
romana, Milán, 1962.
47
46
dencia" (Burdeau), si no es en el plano puramente que en el tardío pensamiento medieval de un Coluccio
espiritual-religioso. En el nivel político jurídico el in- Salutati, fecundado ya por el humanismo, todavía for-
dividuo sigue siendo el miembro de un grupo particu- man parte de una visión ético-religiosa del problema
lar y participa, en el marco de aquella igualdad total político. Empero, es necesario que el dualismo toda-
únicamente ultramundana, de una libertad parcial. vía vigoroso y real del Medievo se vuelva abstracto, de
La libertad "se nos aparece fraccionada y casi desper- modo tal que se haga posible una igualación universal
digada en una miríada de libertades particulares, de todos los individuos en los ordenamientos político-
cada una de las cuales está encerrada en un involucro jurídicos, comprendidos los "mercenarios de las artes
que la oculta, pero que a la vez la protege: como tal, no- mecánicas" y de la "última plebe" sobre los que razo-
sot ros la conocemos bajo el nombre de privilegio" (De na Mateo Palmieri. En una palabra, se hace necesario
Ruggiero). Y debido a que la actividad del grupo o seto que nazca una sociedad universalmente móvil, por
se distingue por su actividad social, ésta, aparece cuanto es en realidad individualista: la "sociedad bur-
construida de modo inmediato como una relación uni- guesa", civil por entero, que ya se asoma bajo los vín-
versal o política: el señor feudal es, en su calidad de culos de la jerarquía ético-política del feudalismo .
propietario, soberano, juez, jefe de ejércitos, así como
el siervo, en su calidad de ta l, es súbdito universal- 7. Hasta llegar a la edad del Humanismo, todos estos
mente subordinado. No existe un auténtico derecho problemas constituyen la materia de la reelaboración
público que fije los derechos iguales para todos y, en cristiana del aristotelismo, del que Tomás de Aquino
realidad, ni siquiera existe un derecho auténticamen- es el más grande filtro teórico . En él se inspiran tanto
te privado. Es decir, aún no se da la distinción neta en- los teóricos de la primacía de la Iglesia en la misma es-
tre una verdadera vida privada y una verdadera vida fera política como los sostenedores de aquella teoría
pública: "La distinción fundamental que ahora hace- de las "dos espadas", detrás de la que fermenta el lai-
mos entre libertad civil y libertad política, por conse- cismo de los imperiales. Al disputarse la interpreta-
cuencia, falta en la concepción medieval" (De Ruggie- ción política de Tomás de Aquino, ellos contienden al
ro). Mas esta falta ideal es el reverso de una estructura mismo tiempo en torno de la interpretación política
social diferente de la moderna. de Tomás de Aquino, cuyas obras en vano fueron pues-
La cosmópolis humana que habían concebido los es- tas en el índice por la Universidad de París. Aristóteles
toicos por efectos de la movilización mercantil, no es representa una presa prodigiosa; empero, se trata de
más que una cosmópolis del más allá. En las relacio- una presa histórica, en el sentido de que su adecua-
nes reales es posible que se dé sólo mediatamente, con ción a la problemática del mundo medieval hace pare-
la primacía espiritual de la Iglesia sobre el poder tem- ja con la posibilidad de reunir Antigüedad clásica y
poral; posibilidad esta que es minada radicalmente Edad Media feudal en un único y generalísimo contex-
por la presencia simultánea de un dualismo indeclina- to que se contrapone al mundo moderno. No por acaso
ble, de dos principios, "dos luces". La política medie- la chispa que hará saltar la autoridad de Aristóteles
val queda toda comprendida en el marco de la contien- será el grandioso renacimiento individualista de cuyo
da entre la Iglesia y el Imperio. Sólo la desaparición de seno nacerán la ciencia moderna y la moderna socie
esta contienda, la transformación laica integral del ré- dad ci~i~_f1Iasta ahora, la ~ociedad se nos presenta, en
gimen político y el nacimiento del Estado nacional, la An tigu-;;c¡ad y en el Medievo, como una sociedad par-
podrán expresar todo el potencial eversivo de nocio- cial, ya se~ po.rquf' niega las connotacioll:~ humanas
nes tales como derecho de resistir o de matar al tirano, a una seccwn Imponente de la humanida~bien por-

48 49
que niega la circularidad efectiva de las pequeñas so- en el orden natural extrahumano en el que la cadena
ciedades incomunicables de los Estados y de las cor- de las causas finales prevalece sobre la cadena de las
poraciones. La humanidad aún no ha cortado por causas eficientes y cuyo conocimiento es más bien teo-
entero sus cordones umbilicales con la naturaleza y el logía que ciencia. El orden natural tiene un alma dog-
nacimiento es todavía un elemento esencial para la mática cuya penetración por parte del hombre toda-
atribución de la condición humano-social. A su vez la vía exige la inspiración demoniaca del filósofo griego
naturaleza sigue teniendo una carga finalista prehu- o la inspiración divina del sacerdote cristiano. El in-
mana y constituye un orden fijo, preconstituido res- greso cognoscitivo del hombre en el mundo natural es
pecto de la racionalidad laica del hombre que encuen- al fin y al cabo una excursión del hombre fuera del
tra su órgano de expresión en la ciencia, el scire per mundo humano.
causas de Bacon. En ello radica el motivo de la resis- Este esquema armonioso que persiste desde hace si-
tencia teórica de la concepción aristótelica del dualis- glos es el esquema mismo de la política. La disolución
mo materia-forma, acto y potencia. La física no ha de- de la comunidad orgánica ateniense no encuentra ya
jado de ser un mero parentésis de la metafísica, en la ningún sustituto terrenal de organicidad y deja lugar
que "la infinita variedad y la aparente accidentalidad a la búsqueda de una organicidad ultramundana ha-
de la existencia dejan entrever una profunda unidad cia la que el mundo de los hombres debería tender
teleológica, en cuya virtud cada ser se eleva en el pro- como hacia su verdadero fin natural. Se ahonda así la
ceso de la vida hacia su propia perfección ideal, retor- duplicidad que la civilización clásica entrevió entre la
na y participa de aquella universal armonía que tiene ley convencional y la ley natural, entre la ley de los fe-
su centro y su punto final en la coherencia viviente del nómenos y de los accidentes y la ley de las esencias, o
pensamiento divino". 53 No es de extrañar por ello, ha mejor aún, de la esencia. La tripartición tomista de la
hecho notar Banfi, "que tal concepción, la expresión ley es, en realidad, el desarrollo consumado de
más orgánica y sistemática de la filosofía antigua, pa- aquella duplicidad y su aparente armonía está total-
sada la crisis medieval de la cultura, haya resurgido mente sujeta al recaer progresivo de la ley humana en
para ofrecer a la escolástica, con el acuerdo o la conta- la ley natural y de ésta en la divina, así como al retro-
minación entre filosofía y teología, la certeza de un ceso infinito del mundo hacia el ultramundo y de las
mundo concluso de verdad y de valores, con la que se causae secundae hacia las causae primae y el Primer
disponía a oponer una barrera a las fuerzas libres, Principio. Empero, la vitalidad de las causas segundas
aunque todavía desequilibradas y contrastantes de la y del mundo humano tiene por lo menos dos potentes
nueva cultura". 54 La disensión práctica entre natura- articulaciones positivas e incontenibles: la capacidad
leza y sociedad, la sustancial comprensión de ésta en práctica de intervenir en la naturaleza al trabajarla y
aquélla en las formas de la economía natural domina- elaborarla y la capacidad teórica de dominarla cono-
da por la agricultura, y en las manifestaciones de una ciendo sus procesos físicos. Son, precisamente, los
política que no se ha desvinculado de las marcas natu- dos brazos de la gran tenaza renacentista que tritura
rales, constituye el soporte real de la disidencia que al viejo fundamento dualista religioso del mundo: el
persiste a través de varios siglos entre la razón y la ex- desarrollo técnico artesanal, con la consecuencia de
periencia. La racionalidad se proyecta por completo una progresiva mercantilización de las relaciones eco-
nómicas, y el desarrollo científico. Son las dos minas
53
A. Banfi, op. cit., p. 14. de cuya explosión nace la modernidad, potente surgi-
54
/bid., pp. 14-15. miento de la humanidad activa sobre la pasividad or-
50 51
denada por la naturaleza. Las primeras hojas de la mundana, el que primero se conmovió en Holanda, In-
planta antigua que caen son, y no por acaso, la tímida glaterra y Norteamérica, y que precisamente del mun-
economía de los filósofos medievales y la guía teológi- do protestante se levanten algunas de las grandes
ca de la ciencia. El desprecio por el trabajo, la voca- voces iusnaturalistas.
ción contemplativa, la desconfianza y la condena de

1 los préstamos con interés y usurarios se derrumban


bajo los golpes de las nuevas relaciones mercantil-
capitalistas, con el mismo fragor con que se desplo-
man las condenas de Galileo. A través de estas dos sec-
ciones se revela en la vieja cultura, antes que en
8. Podemos definir al iusnaturalismo como la prehis-
toria teórica del liberalismo. Su problemática corre
entre dos exigencias esenciales y tendencialmente
contradictorias. Por una parte, la sociedad no se con-
cibe ya como un dato de naturaleza y puede ser por en-
ninguna otra, un asylum ignorantiae. tero plasmada por el hombre. Por otra parte, la prima-
Del mismo modo, en el campo de la política, el laicis- cía del individuo respecto de la sociedad es también de
mo mundano tiene sus primeras grandes venganzas carácter natural, pero el individuo no puede dejar de
frente a los hechos. Casi con naturalidad hace su vivir en sociedad. La naturalidad de la vocación social
irrupción a través de algunas sintomáticas fracturas del hombre, ~an evidente en Aristóteles, experimenta
del viejo orden del mundo, así por ejemplo, entre la un proceso smgular, que se contrae, pudiéramos de-
proclamada derivación divina de la autoridad terre- cir, dentro de la conciencia del individuo. Éste ya no
nal y la proclamada autoridad terrenal de la Iglesia; { se presenta como una articulación de la sociedad, sino
entre la consiguiente contraposición del pueblo con el al contrario, es la sociedad la que se presenta como
monarca que no siga la "ley cristiana" y la concepción una articulación de la conciencia individual. Es una
parcial, limitada, subordinada del pueblo; entre 1& de- subversión radical, que certifica la separación del in-
clarada paridad de todas las almas y la perpetua dis- dividuo de toda agrupación determinada por el naci-
paridad de los cuerpos, y entre la reinvindicación de miento. Es éste un pensamiento que no podía germi-
la dignidad de todos en el cielo y la persistente indigni- nar, ya no digamos en la mente de un esclavo, pero ni
dad terrena de los muchos. Los temas diversos que su- siquiera en la de un griego libre. Lo que históricamen-
brayan de manera creciente la actividad del hombre te presupone es que la sociedad humana funciona ya
en el mundo confluyen en los dos grandes problemas como una sociedad disociada, como una relación en-
J del iusnaturalismo: la artificialidad de la sociedad y el tre individuos que personalmente se franquean por
medio de la dependencia personal. No obstante, tal so-
) carácter primario del individuo. Incluso estos dos
problemas tienen un dúplice nexo histórico y teórico ciedad es, con toda evidencia, una sociedad en la que
con el pasado. En efecto, surgen en el tronco de proce- una relación por el estilo puede subsistir sólo en la
sos reales de descomposición de un orden social secu- medida en que el vivir práctico no esté ya encomenda-
lar, que liberan a los individuos de los vínculos de de- do a la producción de los esclavos o de los siervos de
pendencias naturalistas por nacimiento y que son la gleba y que pueda realizarse como vivir social a tra-
avalados de modo peculiar por los mismos fermentos vés de la independencia personal recíproca y median-
del pensamiento cristiano. La fuga del mundo deviene te la total transformación de las cosas producidas en
la fuga de un mundo y la vocación celeste del cristiano cosas intercambiables. En la teoría política iusnatu-
de depurar el mal se torna en misión de cristianiza- ralista la contradicción entre el carácter artificial o
ción y transformación terrenales. No es casual que histórico de la sociedad y el carácter natural del indi-
haya sido el mundo protestante, con su ética infra- viduo que no obstante "apetece" la sociedad, es la mi-

52 53
rilla que denuncia cómo el viejo dualismo de sociedad cula las conciencias y los cuerpos y exige tolerancia,
y naturaleza opera de nueva cuenta vistiendo el uni- libertad de opinión, control crítico, además de liber-
forme de la gran revolución teórica moderna. Natura- tad de actividad económica, propiedad privada, respe-
leza y humanidad, experiencia y razón buscan sin en- to y garantías recíprocos. Todas las connotaciones de
contrarla aquella conjunción que la naciente física la "vida perfecta" se contraen: salen de la comunidad
está descubriendo por su lado. Por una parte, la racio- y hacen su asiento en la conciencia y en la actividad in-
nalidad, que antes comprendía a la naturaleza a través dividuales; de tal contracción el ordenamiento positi-
de caminos extrahumanos, se subjetiviza en la razón vo sale sublimado en la abstracción del garantismo
laica, mientras que por otra parte, la estructura natu- como una esfera puramente externa. Ya Heráclito ha-
ral de la vida social, antes igualmente extrahumana, blaba de las leyes como de los muros de la ciudad,
se entifica en el sistema de un derecho natural del pero él jamás habría identificado esos muros con una
hombre-conciencia. En el centro del pensamiento po- simple cinta exterior dentro de la cual fuese posible la
lítico no se da ya el estudio de la estructura orgánica, disociación individualista de todo valor. También los
natural, racional, eterna de la sociedad, sino el que se nuevos teóricos hablan de la necesidad de defender y
refiere al hombre que, con sus derechos naturales y de mantener las leyes, pero ello se debe a que las leyes
con su capacidad de decisión construye y modela a la defienden y mantienen "la vida y la propiedad", am-
sociedad. El mundo del individuo es el mundo eterno bos atributos inseparables de la persona presocial.
de la razón y el mundo de la sociedad es el mundo tran- Los juristas romanos, por su parte, hablaban de un de-
sitorio de la historia. Nacen las dos grandes catego- recho natural, pero en el sentido arcaico, de un orden
rías de la nueva filosofía: racionalismo y empirismo. que la naturaleza ha establecido entre todos los anima-
He aquí la summa del iusnaturalismo: el hombre les. Los nuevos teóricos, a su vez, ya no hablan de un
nace libre e igual, la sociedad es una creación suya que ardo ordinatus, sino de un ardo ordinas; el orden natu-
no puede revocar aquella libertad y aquella igualdad; ral constituye una racionalidad que supone una razón
la ley y la autoridad deben nacer del consenso; el po- y un sujeto humanos, desvinculados del resto del mun-
der es responsable; los gobernantes representan al do natural que la ciencia va clasificando; el suyo es un
pueblo. La antigua antítesis griega entre naturaleza y orden natural humano. El nuevo pensamiento no vaci-
convención viene desarrollada por rumbos imprevis- la en unirse con las tradiciones, pero lo hace en modo
tos; es la misma antítesis que eleva la carga corrosiva crítico, sacando provecho en todos los modos posibles
de las instituciones constituidas y expande el indivi- de la conquista del derecho de crítica que le permitió
dualismo, desmontándolo de la ética y de la política, ganar la Reforma protestante y la ciencia natural. Si
separa la convivencia política del reino de la naturale- el siglo XVI fue el siglo de la batalla crítica, el siglo
za y la proyecta sobre la historia; desarrolla la idea de XVII saca ya las conclusiones prácticas de aquella ba-
la cosmópolis y, de idea moral y religiosa que era, la talla y representa el siglo de la difusión y de la estabili-
transforma en una idea política que se coloca en la zación: se inaugura con la hoguera de Giordano Bruno
base del derecho internacional; sustituye en el centro y se concluye después que Inglaterra decapita por pri-
de la vida social el ideal griego de la felicidad común, mera vez a un rey, obtiene el habeas corpus, y mani-
de la sabiduría y de la virtud, por el de la felicidad per- fiesta con Locke al teórico de la tolerancia y del poder
sonal y sus garantías. La búsqueda de la felicidad deja fundado en el consenso.
de ser empresa de unos pocos y destino ultraterrenal También en este aspecto la genialidad teórica de los
de todos y se transforma en una competencia que vin- iusnaturalistas reside en el hecho de haber obtenido
54 55
conclusiones teóricas típicas de modos prácticos de de cosas que están en común, 2] la razón natural por
convivencia que aún no se habían desarrollado en su la cual cada uno se esfuerza por evitar una muerte vio-
plenitud. 55 Y de esta genialidad deriva a su vez su li- lenta como el más grande de los males naturales"Y
mitación histórica, pues sus anticipaciones teóricas Su ciencia es una ciencia natural, su método se mode-
no pueden por más de encajar de algún modo con las la sobre el método de los mecánicos renacentistas, y
tradiciones sobrevivientes, en la medida en que toda- con todo y ello en la carta citada escribe: "Lo que he

1 vía no constituyen anticipaciones experimentales


completas. Hobbes, uno qe los máximos teóricos del
pensamiento político moderno, uno de los primeros
agregado acerca del reino de Dios, lo he escrito para
que no pareciese estar en contradicción entre lo que
Dios nos dice a través de la naturaleza y la ley de Dios
que desconsagra a la tradición, siente la necesidad de que nos trasmiten las Sagradas Escrituras." 58 Es la
insertar en su obra Del ciudadano un capítulo, el XI, misma preocupación de Galileo. El primero de los Dos
que intitula "Pasajes y ejemplos de la Sagrada Escri- tratados acerca del gobierno civil de Locke (publica-
tura sobre el derecho público que confirman cuanto dos anónimos en 1690) está dedicado por entero a dis-
se ha dicho", así como de dedicar la última sección a putar al Patriarca de Filmer, última sanción del poder
1 la religión. Inclusive, el último capítulo viene intitula-
do "Lo que es necesario para entrar en el reino de los
divino de los reyes, la interpretación de la Sagrada Es-
critura. En el segundo tratado la "apelación al cielo"
cielos". Y sin embargo, él nos demuestra en la carta es la extrema razón del rebelde.
dedicatoria "Al Excelentísimo Guillermo, conde de La batalla que había sido librada siglos antes en tor-
Devonshire, mi honorable señor", cuán radical era la no de la obra aristotélica, se renueva sobre la interpre-
crítica empirista a que había sometido la ciencia polí- tación de la Sagrada Escritura: el mundo no se desem-
tica tradicional. Su carta dedicatoria está fechada el baraza fácilmente de su pasado teórico mientras no se
1° de noviembre de 1646; sólo doce años antes Galileo ha transformado en un pasado práctico. Empero, el
Galilei se había arrodillado ante los inquisidores ge- supuesto de la divinidad y de la religión comienza en-
nerales "contra la herética depravación" y hacía sólo tonces a ser un mero supuesto y, como lo proclama
cuatro que se había apagado, ciego, en su gran visión Grocio, el derecho existiría aun cuando no existiera
renovada de los cielos. Y Hobbes hacía presente a los Dios. Leibniz, que es quizá el último gran teórico que
científicos sociales el ejemplo de los geómetras y de trata de lograr la síntesis entre la vieja teología y la
los físicos, escribiendo: "Si los filósofos morales hubie- ciencia nueva, escribe una Teodicea y sostiene, en de-
1 ran llevado a cabo sus estudios con éxito parecido, no
veo cómo el ingenio humano hubiera podido contri-
finitiva, el principio aristotélico de que la "razón sufi-
ciente" del mecanicismo cósmico es a pesar de todo
buir mejor a su propia felicidad en esta vida." 56 Su un principio teleológico, pero disputa a Newton el des-
mérito consiste en haber encontrado "dos postulados cubrimiento del cálculo infinitesimal.
segurísimos de la naturaleza humana: 1] el deseo natu- .. La igualación de los individuos por nacimiento y su
ral, en virtud del cual cada uno requiere para sí el uso igualación ante la ley positiva en cuanto ley fundada
en el consenso, implica el fin de toda jerarquía racio-
55 Al respecto véanse los agudos análisis textuales de C.B.
nal, laica, determinada por la emulación terrenal en el
Macpherson, The Political Theory of Possessive Individualism,
libre campo de la competencia económica. La Razón
Londres, 1965.
56 T. Hobbes, De Cive, Trad. it., Elementi filosofici su[ cittadi- 57
/bid., p. 55.
58
no, Turín, 1948, p. 53 . /bid.

56 57

1
es la nueva divinidad moderna del individuo y la planteada por Montesquieu, el ateísmo francés, la crí-
Revolución francesa levanta los árboles de la libertad tica de la civilización de Rousseau, la nueva ciencia
y los templos de la nueva diosa. Pero para ser auténti- económica y la moral del sentimiento de Smith.
ca divinidad mundana de la nueva cultura laica, la En la teoría política moderna la erosión de los viejos
razón debe salir del mundo simplemente desdoblado módulos del pensamiento simplifica las soluciones
de la metafísica tradicional y remontar los nexos por del nuevo pensamiento laico y las hace más refinadas.
completo mundanos de la experiencia. Por ello, la crí- En sustancia, el problema decisivo de la política lo re-
1 tica de la cultura teológica significa al mismo tiempo
la búsqueda de un encuentro entre experiencia y ra-
presenta el problema de la democracia, la relación en-
tre el poder y el pueblo, entre la ley y los ciudadanos,
zón· la crítica del abstracto racionalismo en el que se entre gobernantes y gobernados, entre el Estado re-
había educado el iusnaturalismo y la superación del presentativo y la sociedad de los privados. Pasa a un
racionalismo dogmático se trenzan con la superación segundo plano no sólo el dualismo cristiano de la
de iusnaturalismo. tierra y el cielo, sino además el dualismo racionalista
Para poder constituirse en la nueva fe moderna, la de estado de naturaleza y estado de civilización, en
1 fe en la razón no puede ser, propiamente dicha, una fe,
pues necesita de un control interior de la misma razón
una palabra, la herencia de la secular escisión entre
naturaleza y sociedad como secciones preordenadas
y de su concordancia con el carácter inagotable de la respecto del mundo histórico del hombre. El verdade-
experiencia. El proceso, planteado por Hume, se con- ro, auténtico dualismo moderno es el que se da entre
cluye con Kant y la coherencia con el alma interior del la soberanía popular y la soberanía del Estado. Los
racionalismo pone al descubierto la naturaleza irre- demás restos dualistas sólo podrán volver a surgir so-
petible e inconmensurable de los universos individua- bre las huellas de éste.
les. La crítica de la razón pura descubre la primacía Del alcance ejemplar en que este panorama del pen-
de la razón práctica; la proclamación racional del in- samiento político moderno asumen Rousseau y Kant
dividuo moderno evoca el triunfo del sujeto práctico. se ha hablado ya con largueza. 59 Baste sólo recordar
El auténtico centro del individuo es su conciencia, su que Rousseau descubre en esencia dos problemas: el
responsabilidad, su voluntad moral de proyectar su contraste irreductible entre el Estado representativo
conducta como conducta universal, de modelar ética- y la soberanía popular y el igualmente irreductible
mente al mundo. Entre Hume y Kant ha pasado Rous- contraste entre igualdad natural de los hombres y la

1 seau, que condena la especulación de los siglos pasa-


dos en nombre del corazón simple y del arrojo moral.
La individualidad, que el último gran sistemático de la
desigualdad social de los mismos. Las soluciones da-
das a los dos problemas están rigurosamente ínter-
condicionadas: o se reelabora el universo de los hom-
vieja cultura, Leibniz, había confinado dentro de un bres a través de una igualdad política integral y en ese
complejo de mónadas sin ventanas, en el marco de una~ caso se subordina el gobierno y la ley al pueblo unifi-
armonía providencialmente preestablecida, en reali- cado o, en nombre de la vida privada, se restablece la
dad tiene que crear esa armonía del mundo saliéndose soberanía de los gobernantes y así, junto con la batalla
del creacionismo. Toda la cultura del siglo XVIII con- contra el despotismo de los gobiernos, se habrá perdi-
verge en esta dirección: el descubrimiento llevado a do también la batalla por la igualdad. Aunque con
cabo por Vico de la nueva ciencia histórica, la crítica
de Hume a la lógica y al contractualismo, la explora- 59
Véase, en el origen de la discusión, G. Delia Volpe, Rousseau
ción histórico-social de las instituciones políticas e Marx, Roma, 1964, cuarta ed.

58 59
ciertas contradicciones, ésa es la esencia del pensa- Hegel, es cierta la afirmación de que Hegel es una pre-
miento de Rousseau o, por lo menos, la agitación misa de la crítica de Marx. En efecto, Hegel es lamen-
teórica que siembra. Se podrá poner el acento en las te que advierte la exigencia de la unificación. Suyo es
incoherencias del Rousseau que sigue siendo iusnatu- el tema de la composición de los dualismos. Pero dado
ralista y, por ende, se le podrán acusar de promotor que el suyo es un tema ideal, la solución que del mismo
del utopismo moralista en política; se le podrán recla- resulta no es una solución real. La integración del
mar también sus vacilaciones que corren entre su inci- mundo en la historia unitaria de la idea tiene su talón
piente crítica de la propiedad privada y el presupues- de Aquiles en la suposición de la historia como mera-
to persistente del individuo como ente no social. Mas mente ideal y en la pretensión de que las raíces del
el Rousseau incoherente y vacilante nos dice muy mundo sean susceptibles de comprender más bien
poco de la coherencia de la solución liberal de Kant, que de transformarse. Si el viejo racionalismo dogmá-
Humboldt, Constant, mientras que el Rousseau que tico se nos presenta como un desdoblamiento del
efectivamente sobrevive por su originalidad y su mundo, el racionalismo historicista de Hegel nos con-
adherencia crítica a la problemática de nuestra época figura el mundo como un desdoblamiento del espíritu:
es el mismo que presume las soluciones radicales de pero en esencia este mundo no tiene una razón de ser
la democracia política. Algo análogo cabe decir de propia y por ello su racionalización es una empresa
Kant, naturalmente en sentido opuesto. La crisis es- que se desarrolla en su ausencia, en la medida en que
tructural en que desemboca su Estado de derecho no se supera y se dialectiza en las espirales ascendentes
puede ser velada por su reivindicación esencial e irre- del espíritu. No por acaso la originalidad de Hegel, lo
nunciable de la legalidad jurídica, mientras exista una que de él está vivo, queda fuera de la política. En este
ley. Aquella crisis es inevitable en la exaltación prima- aspecto Hegel es de veras un "perro muerto"que se
ria del individuo propietario y en la necesaria vincula- pudrió con el Estado prusiano. No fue más allá del se-
ción del Estado representativo con la decadencia teó- ñalamiento, importante, es verdad, de que la dinámica
rica de la soberanía popular y el estatismo de la vida práctica moderna está contenida en el dua-
autoritario. lismo de sociedad civil y Estado y que ésta es la lacera-
Con Rousseau vuelve a surgir, en una representa- ción mundana en la que precisa intervenir. Pero Hegel
ción moderna, el antiguo ideal de la comunidad orgá- interviene a su modo, al excluir al Estado de la munda-
nica. Mientras que con Kant se perfila una nueva ver- nidad y al darle como lugar de origen y como destino
sión de la entera tradición de la escisión. Sobre la la esfera celeste del espíritu, en la que todo se integra
línea de Rousseau, con desarrollos originales, se pro- y se supera dejando las cosas mundanas tal y como es-
yecta la nueva temática comunitaria del socialismo. tán . Puede decirse que la lección más importante que
Sobre la línea de Kant, sin desarrollos sustancialmen- Hegel deja eh la política es, a contrario, la necesidad
te originales, se levanta el constitucionalismo jurídicO de una crítica histórica del Estado. Y precisamente en
con sus contradicciones autoritarias, sancionando la este punto comienza Marx.60
laceración que resulta de la división entre vida públi-
ca y vida privada y consagrando la sociedad de los pri- 9. Quizá el significado más seguro de los límites histó-
vados que se integra en una comunidad exclusivamen- ricos que presenta la doctrina política lo p roporcione
te abstracta.
No obstante las infinitas reservas críticas que de-
ben señalarse a la reducción de Marx a un epígono de
6
°
Consúltese Crítica de la filosofía hegeliana del derecho pÚ·
blico, en K. Marx, Opere filosofiche giovanili, Roma, 1963.
60 61
la mezquina actuación que ésta lleva a efecto cuando para decirlo con Bruno Bauer, y del nulo reconoci-
se la compara con los fenómenos prácticos que le han miento mental de aquella unidad entre hombre y natu-
seguido. Ya se ha dicho cómo la teoría esclavista de raleza que, por el contrario, comentaba Marx, "ha
Aristóteles se da de bofetadas con el siemple buen sen- siempre existido en la industria y que en cada época
tido del inglés común del siglo XVII. Un papel que no ha existido de manera diferente, de acuerdo con el ma-
resulta mejor de cuanto lo sea la doctrina de la armo- yor o menor desarrollo de esta última". 61 En seme-
nía social, regida por la "mano invisible" de Adam jante conjunto conceptual, sigue notando Marx, " la
Smith en relación con el sentido común del huelguista producción real de la vida aparece como algo prehis-
de nuestros tiempos, o bien la teoría kantiana de la di- tórico, mientras que lo que es histórico, entendido
visión de los ciudadanos en activos y pasivos ante el como algo que está separado de la vida común y co-
sentido común del elector que ha logrado el sufragio rriente, aparece como extra o sobrenatural. La rela-
universal; o también la idea de Humboldt acerca del ción del hombre con la naturaleza queda, por tanto,
Estado abstencionista frente a las expectativas de se- excluida de la historia y con ello se crea el antagonis-
guridad del empleado que espera en su casa al médico mo entre naturaleza e historia".6 2
de la mutualidad de Estado o del pensionado que reci- El gran mérito teórico de Marx en el campo del pen-
be cada mes la pensión; o, en fin, la teoría hegeliana de samiento social, parece ser el de haber reconstituido
la misión universal de la policía ante el recuerdo que mentalmente aquella unidad dispersada por efecto de
cada uno conserva de la Gestapo. Empero, la más des- la división del trabajo, que "se transforma en división
concertante incapacidad que las grandes doctrinas real desde el momento en que se opera una división en-
políticas modernas muestran es, en conjunto, la de no tre el trabajo manual y el trabajo mental". 63 En ade-
entrever la inminente irrupción de las masas popula- lante "la conciencia puede realmente figurarse que
res en la vida pública y la animación revolucionaria constituye algo diferente de la conciencia de la vida
del cuarto estado. Y más aún, si se exceptúa el ala "he- práctica existente y, concebir realmente algo sin con-
rética" del pensamiento premarxista (un cierto Rous- cebir nada real: a partir de este momento, la concien-
seau y los grandes socialistas utópicos), sorprende no cia está en grado de emanciparse del mundo y de dedi-
sólo la falta de previsión de los fenómenos de este gé- carse a elaborar la teoría 'pura', la teología 'pura', la
nero (un teórico puede ser grande cuando ve, aunque filosofía 'pura', la moral 'pura', etc.". 64 Reconstituir
no prevea), sino también el auténtico desprecio teóri- la unidad de naturaleza e historia significa para Marx
co y moral hacia los "trabajadores dependientes", q~e llegar a concebir la historicidad de la naturaleza y la
transpira toda gran obra política. Se haría necesano naturalidad de la historia, ganar teóricamente los rit-
que alguien reuniera orgánicamente esta sección de la mos prácticos de los tipos históricos naturales de la
historia del pensamiento político moderno, por lo ge- convivencia humana, pensar en los pensamientos mis- ·
neral ya archivada, para someter al fuego de la crítica mos como pensamientos históricos que se refieren a ti-
la concordancia del fondo que se maniÍiesta en ella pos sociales materiales, y correlativamente, aproxi-
con la tradición de cada época. Se trata de una tradi-
ción que, es lícito afirmarlo, desciende de una arma- 61
zón teórica común, caracterizada por la exposición K. Marx-F. Engels, La ideologia alemana, Trad. It., Roma,
1958, p. 40.
dualista de trabajo y pensamiento, praxis material y 62
/bid., p. 35.
praxis teórica, que constituye además la trama pro- 63
!bid., p. 28.
64
funda de la "antítesis de la naturaleza y la historia", /bid.

62 63
mar los tipos sociales como organismos humanos versal de historia y naturaleza brota la posibilidad de
naturales que se completan con las estructuras idea- teorizar una ciencia del mundo y hasta una metodolo-
les que ellos mismos manifiestan. De este modo, como gía científica.
se ha visto ya en el caso de la teoría del valor de Aristó- Pero tal complementariedad de historia y naturale-
tele s , Marx logra poner en evidencia los límites histó- za en el pensamiento de Marx conservaría una gran la-
ricos de las doctrinas sociales, como e xplicaciones teó- guna si en el plano de la teoría político-social Marx no
ricas de tipos determinados de sociedad que son y en estuviera consciente del carácter histórico de su mis-
los que se plantean únicamente los problemas que mo pensamiento materialista. De hecho, Marx alcanza
ellos mismos comportan, y descubre las auténticas este grado de conciencia cuando se da cuenta de que
anticipaciones del genio teórico que rompe, en cierta ahora logra ver y entender loqueen la sociedad griega
medida, el sistema de su tiempo. faltaba: una estructura natural íntegramente tratada
Esta explicación causal de la historia del pensa- por el hombre, de tal manera que pudiera expresar,
miento político legitima , para Marx, en el campo de con el predominio de la industria sobre la agricultura,
las ciencias sociales, el empleo del método científico, relaciones enteramente sociales, desvinculadas en
propiamente dicho, ya que configura la historia de las modo definitivo de los lazos naturales. 66 Marx reco-
ideas como una previsión teórica calibrada y confor- noce el mérito de Hegel por haber visto la separación
mada por el decurso histórico real. Ahora bien, no se entre Estado y sociedad civil en el mundo moderno,
trata aquí, naturalmente, del experimento de labora- pero lo hace responsable de no haber visto los funda-
torio cuya falta fue siempre el pretexto para diferen- mentos históricos modernos de tal separación y de ha-
ciar la ciencia del hombre de la ciencia de la naturale- berla supuesto como una etapa del itinerario seguido
za, sino de aquel típico experimento humano que es el por el espíritu a través de su historia temporal hacia
experimento histórico, vale decir, del sucederse real el éxtasis del espíritu absoluto. Él puede concluir así,
de tipos sociales que se transforman el uno en el otro por una parte, que el dualismo de Estado y sociedad
y que realizan las generaciones humanas y sus crea- civil es un producto histórico, una articulación efecti-
ciones ideales. Desde este punto de vis ta, la revolución
teórica de Marx tiene el alcance de aquella revolución 66
Marx hace notar al respecto que en ia moderna "sociedad de
científica operada por Darwin, a la que viene a com- la libre concurrencia, el individuo aparece libre de lígamenes na-
pletar: mientras que Darwin fue el primero en descu- turales, etc., lo que en las épocas precedentes lo vuelven una par-
te accesoria de un conglomerado humano, determinado y cir-
brir la estructura histórica de la vida natural, Marx cunscrito. A los ojos de los profetas del siglo xvm, sobre cuyas
fue el primero en descubrir la estructura natural de la espaldas se apoyan todavía por entero Smith y Ricardo, este indi-
vida histórica. 65 Y de esta complementariedad uni- viduo del siglo xvm, que es el producto, por un lado, de la di sol u·
ción de las formas sociales feudales, y por el otro, de las nuevas
65 Lo ha señalado también un ci entífico: K.A. Timiryazev, "Is· fuerzas productivas que se desarrollan a partir del siglo XVI,
toricheskiy metod v biologii" , en Izbrannye sochineniya, Moscú, aparece como un ideal cuya existencia pertenece al pasado. No
1949, m, p. 599 : "A principios del siglo XVIII, con Vico, la misma como resultado histórico, sino como punto de partida de la histo-
histo ria, a su vez, trata de convertirse en una historia natural. ria. Como individuo conforme a la naturaleza, de acuerdo con la
Pero su total liberación del artífice y creador teológico (Agustín, concepción de la naturaleza humana de aquellos profetas del si-
Bossuet) o de la idea metafísica (Hegel), etc., se completa sólo en glo xvm, no es en realidad originado históricamente, sino creado
la segunda mitad del siglo XIX con Buckle y Marx. El puente en- por la naturaleza misma. Esta ilusión ha sido hasta ahora propia
tre biología y sociología en la forma de aplicar el método de cada nueva época ... Mientras más nos remontamos en la histo-
histórico, se construye al mismo tiempo entre dos cabezas, Dar- ria, tanto más el individuo -incluido el individuo que produce-
win y Marx." se nos presenta no autónomo, sino como parte de un todo: muy
64 65
va de un tipo de relaciones sociales materiales y, por dad de entender el destino del siglo, y no en el plano
otra parte, que su verdadera unificación no puede ser de ías proclamas políticas, sino en el del análisis cien-
ideal y que le es necesario, in primis, no una "supera- tífico. Con Marx se reconoce la estructura natural hu-
ción" en la esfera de la espiritualidad, sino una trans- mana del mundo y la conexa estructura humano-natu-
formación tal que, al devolver a la sociedad civil el ral del pensamiento: el sujeto práctico, en el nivel
nexo comunitario que la división del trabajo y la diso- explicativo, cala en lo concreto natural del sujeto pro-
ciación privada han hecho emigrar hacia el mundo ductor, del trabajador, exactamente mientras la rela-
abstracto del Estado político, anule a la una como so- ción natural de los hombres sale de la eternidad y se
ciedad puramente civil (o sociedad de los privados) y injerta en la composición histórica y humano-social
a la otra como sociedad puramente política (o comuni- de todas las esferas de la vida. Por esto, explicar el
dad sólo ilusoria por cuanto se abstrae de las relacio- mundo para él no basta. Marx no sustituye la transfor-
nes sociales reales); se trata de una transformación mación del mundo por el conocimiento del mismo,
que de esa manera reconstituiría a la sociedad como sino l'a concepción tradicional del mundo como mera
una sociedad homogénea. El paso de Marx hacia el co- realidad del pensamiento, por la nueva concepción del
munismo es el resultado práctico de su revolución teó- pensamiento como realidad totalmente mundana y
rica, y se debe precisamente a la visión de la necesidad ritmada por módulos ideales que reproducen de una
histórica de una socialización de la relaciones moder- determinada manera los módulos reales de las formas
nas, el que Marx logra no sólo ver sino además prever históricas de convivencia social. Si antes cambiar el
la irrupción popular en la vida moderna. pensamiento significaba el modo de cambiar al mun-
Como es sabido, numerosas y asaz distantes son las do, ahora cambiar al mundo implica un modo de cam.
estimaciones que se dan del pensamiento de Marx. biar al pensamiento. Pero si antes aquella pretendida
Pero a pesar de ello el dato constante que motiva su ac- plasmabilidad ideal del mundo era sólo un neto idea-
tualidad histórica y su eficiencia teórica es su capaci- lismo destinado a meditar acerca del infinito carácter
indomable de la realidad, ahora esta plasmabilidad
atrás aún, de modo completamente natural, como miembro de la mundana del pensamiento lo hace capaz de mutar
familia y de la familia que se transformó en tribu; luego, forman· efectivamente la realidad mundana. La filosofía polí-
do parte de la comunidad en sus diversas formas, tal y como sur·
gió del contraste y de la mescolanza de las tribus. Sólo en el siglo
tica y social que hasta ahora había siempre oscilado
xvm, en la 'sociedad burguesa', las diferentes formas de los ne- entre sus variados disfraces metafísicos, entre la uto-
xos sociales se presentan al individuo como un puro instrumento pía histórica y el compromiso práctico, encuentra así
para sus fines privados, como una necesidad exterior. Pero la un sucesor de harto diversa capacidad incisiva: la
época que genera este punto de vista, el punto de vista del indivi· ciencia de la economía política como ciencia de las re-
duo aislado, es precisamente la época de las relaciones sociales
(generales desde este punto de vista) que hasta ahora se han desa- laciones sociales reales, de las que el pensamiento no
rrollado . El hombre es, en el sentido más literal, un zoon es más que pensamiento. La crítica de la razón se
po/itikón, no sólo un animal social, sino un animal además que transforma así en la crítica de la misma práctica hu-
sólo en sociedad logra aislarse." A propósito, consúltese toda la mana. La revolución de las ideas era el último límite
"Introducción" a Para la crítica de la economia politica, en K.
de la "creatividad del espíritu"; la revolución de las
Marx-F. Engels, Opere scelte , cit., pp. 713-742 (Einleitung 1857,
contenida en los Grundrisse der Kritik der politischen Oekono- cosas deviene con Marx la nueva frontera.
mie, Berlín, 1953 [T.]) e intégreslas con las consideraciones histó-
ricas contenidas en Forme che preccedono la produzione capita- 10. Desde cuando Marx montó proceso al capital, la his-
lista (que forman parte también de los Grundrisse [T.]). toria del pensamiento político social ha sido constre-
66 67

1
ñida rigurosamente a rehacer, de decenio en decenio, clásica presencia de la razón: la que era "crítica de la
el proceso a Marx. En este fenómeno, que dura ya un razón", poco a poco se ha ido traduciendo en una "cri-
siglo, hay quizá un signo análogo a aquel que distingue sis de la razón", que se ha ahondado en la medida en
a la obra de Aristóteles y, en menor medida, a la de que la razón se ha venido contraponiendo a la típica
Tomás de Aquino. De hecho, las "superaciones" de estructura intelectiva de la ciencia. No sólo la religión
Marx, que van de Bernstein a Croce, Weber, De Man, y el deliberado irracionalismo, sino también la "razón
Pareto, no cuentan ya. Empero, precisa reconocer que diálectica" y la "comprensión", han desmallado pro-
esta importancia central que la crítica a Marx tiene en gresivamente aquel tejido unitario de ciencia y cultu-
el siglo presente, en realidad es el reflejo de la impor- ra que parecía haber sido integrado por las operacio-
tancia central de los mismos problemas que él ha pues- nes teóricas de los grandes investigadores del siglo
to en la plaqueta de los microscopios sociales, prin- pasado y por los economistas clásicos de Ricardo a
cipalmente el que se refiere a la socialidad de los pro- Marx. El historicismo de Dilthey, el psicologismo de
blemas políticos modernos. En el plano de los movi- Wundt, el neokantismo de Windelband y Rickert, el
mientos políticos la cosa aparece particularmente empiriocriticismo, el existencialismo, la fenomenolo-
evidente: no hay partido político que no se haya dado gía y hasta la sociología del conocimiento se agrupan
un "programa social". La incidencia de los fenómenos en el campo de esta progresiva "des trucción de la ra-
que Marx ha puesto de relieve se vislumbra sobre todo zón", en la búsqueda vana de un Ersatz filosófico que
en los híbridos que han nacido de la fenomenología po- sustitu ya la orgánica carencia de una posibilidad de
lítica; liberalismo social, capitalismo popular, nacio- hacer ciencia sobre las cosas humanas.
nalsocialismo, partido popular, socialismo cristiano, Ahora bien, este ofuscamiento de los horizontes ra-
los más significativos de este nuevo muestrario políti- cionales, ¿es en verdad un mero producto de la histo-
co. Desde este punto de vista, podría decirse que la ria de las ideas? Una mirada a los fenómenos reales
nuestra es la época de las contaminaciones. El térmi- del mundo contemporáneo basta para convencernos
no" democracia" para citar un ejemplo, y que al finali- de que son demasiado numerosas las inversiones do-
zar el siglo xrx mostraba todavía las señales de las ex- cumentadas por la historia de las cosas respecto de los
comuniones religiosas y laicas, ha experimentado un modelos plasmados por nuestra cultura. Ya se ha he-
proceso de difusión y universalización que quizá sea cho mención del derrumbamiento que han sufrido
sólo equiparable al número infinito de acepciones que frente a los hechos toda una serie de postulados teóri-
las sectas confirieron a la noción del cristianismo. cos, de la armonía del proceso económico a la decidida
Correlativamente, los modelos clásicos, sobre todo evolución del Estado jurídico, y que se han visto radi-
los de Kant y de Hegel, han sido sometidos a un estili- calmente subvertidos por las tendencias del nuevo si-
cidio de revisiones y de puestas al día que, a pesar de glo. La igualdad jurídica se daba cuenta de que era la
que no salgan del ámbito originario, han tratado de forma más pura de la desigualdad, tal y como Aristóte-
adecuarlos a datos y problemas que la "filosofía clási- les y Marx lo habían visto, en el momento mismo en
ca alemana" no puede ya contener. Incluso en esto hay que alcanzaba su plenitud. La burocracia, este modelo
un indicio del carácter de transición del nuevo siglo, hegeliano y weberiano de "racionalización" de la cosa
que se configura como una zona histórica caracteriza- pública, ha puesto de manifiesto una monstruosa irra-
da por descompensaciones y desequilibrios "impre- cionalidad y una incapacidad estructural de previ-
vistos". Un testimonio bastante atendible parece es- sión. La libertad individual antepuesta a la igualdad
tar constituido por los puntos que ha perdido la social para salvaguardar el finalismo de la persona
68 69
ha caído en la más increíble colección de comporta- potismo de unos cuantos: la independencia de cada
mientos estereotipados. La sociedad de los privados, uno es solamente el reverso de una dependencia uni-
que debía asegurar el desenvolvimiento de cada indi- versal de todos . El individualismo es, en suma, la reve-
viduo, ha manifestado gigantescas formaciones mo- lación de una específica e histórica forma social, de
nopolistas capaces incluso de modelar los consumos ~odo qw~ es inexacto decir que el despotismo haya
individuales. El principio de nacionalidad ha desem- sido abatido cuando se venían abajo las monarquías
bocado en las doctrinas del "primado" nacional, pri- absolutas, pues éste no termina sino hasta cuando la
mero, y del racismo, después. La división de los pode- sociedad se reconoce como tal en sí misma y el indivi-
res, la Rule of Law, el control jurisdiccional de los duo se siente como una ramificación histórica de ella
órganos del Estado y todo el arsenal del moderno de- Y reivindica para sí una participación consciente, úni-
recho constitucional, se han revelado demasiado fre- c~. arma para evitar la inconsciente y gélida domina-
cuentemente impotentes para contener la transfor- cwn de las cosas sobre los hombres y el privilegio de
mación autoritaria del Estado, y no sólo eso, sino que algunos sobre los demás .67
incluso la han promovido. ¿Qué es lo que queda de la Sin embargo, una doble barrera teórica se contra-
civilización liberal individualista, que no haya sido ya pone a la realización de una total socialización políti-
utilizado para explicar estos fenómenos? Incluso las ca Y económica: en el nivel político opone resistencia
Declaraciones de los derechos adquieren un sabor ob- la idea de que la democracia representativa es el modo
jetivamente equívoco frente a la historia contemporá- exclusivo para gobernar a la sociedad moderna· en el
nea; por lo demás, ¿no es verdad que tales Declaracio- plano económico, se contrapone la idea de que 1'a eco-
nes fueron denegadas por la Francia jacobina a sus nomía de mercado es la sola eficiente para ordenar las
colonias, en las que, evidentemente, no tenía ninguna relaciones de producción. Se ha aceptado, es cierto el
validez el trinomio Liberté-Égalité-Fraternité? principio del sufragio universal (abandonando en Ías
Para nuestros fines, lo fundamental no es realizar el buhardillas de la historia los razonamientos de Kant
censo de las ruinas de tantos principios "eternos". Y de Constant acerca de la "incapacidad" política de
Más bien pretendemos recalcar que el mundo ha to- las clases trabajadoras y de las mujeres), pePO se sigue
mado caminos del todo imprevistos por los teóricos de pensando que, en el fondo, Rousseau fue padre de una
la civilización liberal: asociacionismo, conflictos de tiranía de nuevo corte con su doctrina sobre el carác-
trabajo, sindicalismo, paso al socialismo de casi una ter indelegable de la soberanía popular. Es verdad
mitad del mundo, emancipación colonial, surgimien- q_u e, después de las duras experiencias de la gran cri-
to universal del pueblo, o sea, de los hombres no ya S IS de 1929 y de la segunda guerra mundial, se está
como individuos separados, sino como miembros so- aceptando la idea de una "programación" de la econo-
ciales, son todos síntomas de una total distrofia del te- mía, pero se sigue pensando que, en esencia, la "libre
jido histórico social tal y como había sido analizado empresa" es el fundamento irrenunciable de la socie-
con anterioridad. Sobre todo, se desploma la hipótesis dad moderna. ¿Es posible que no exista, más de cuan-
central de la vieja cultura, en el sentido de que la inde- to se cree, una conexión histórica orgánica entre estos
pendencia del individuo respecto de la sociedad es el-
foco de la libertad moderna. Muy al contrario, esta
independencia-separación se ha revelado como el au- 67 v·eanse 1as agudas consideraciones formuladas por C.G.
téntico manantial de la libertad moderna, pues sólo en Vlacpherson, "Post-Liberal Democracy", en New Left Review, n.
el recíproco aislamiento de todos puede crecer el des- 33, 1965, acerca de las teorías liberal-democrá ticas.
70 71
dos puntos extremos del pensamiento político-social pero tal confirmación se ha dado a través de una su-
moderno? En realidad, los argumentos aducidos para bordinación de las actividades sociales a la gestión
sostener el carácter "utópico" de una democracia di- político-burocrática que, por una parte, ha minado la
recta en el mundo moderno, se fundan no tanto en las originaria estructura del Estado representativo, y
dimensiones del Estado nacional (mucho más amplio que, por otra parte, ha sobrepuesto el formalismo bu-
que la ciudad-Estado ateniense), como en la difusión rocrático a las competencias sociales. La perspectiva
enorme de la división del trabajo que, al transformar de la "burocratización universal", de la que Weber vio
radicalmente las relaciones entre los hombres en rela- los méritos teóricos más bien que los defectos histó;i-
ciones privadas, ha puesto de manifiesto la esfera po- cos, se nos aparece como una perspectiva con posibili-
lítica como una esfera separada de la esfera de las ac- dades para devorar la res\dual "libertad" del indivi-
tividades sociales. Desde este punto de vista, aparece duo " independiente", mientras se hace cada vez más
bastante clara la referencia histórica del carácter re- claro que una auténtica reconquista de la unidad so-
presentativo del Estado a la estructura privada de la cial es posible sólo si la estatalización o nacionaliza-
economía moderna. Por lo demás, no es casual que to- ción se convierte rápidamente en socialización confi-
das las Declaraciones de los derechos y las Cartas riendo a los gestores sociales unidos aquellas 'tareas
constitucionales de los Estados representativos ten- que la bur?cracia debería realizar desde fuera y sin
gan como fundamentos indeclinables no sólo el siste- c~_mpetencm. En el plano económico, empero, la adhe-
ma del habeas corpus sino también el sistema de la Sion a la programación económica se encuentra anté
propiedad privada. Como ya en Locke, la tutela de la una dis~~n~iva no menos preocupante: o bien la pro-
"vida" y de sus articulaciones ético-políticas se hace gramacwn mfluye sobre las estructuras de los institu-
acompañar cumplidamente de la tutela de la "propie- tos económicos y se introduce en un proceso de socia-
dad". lización de los medios se producción e intercambio 0
Sin embargo, en los dos planos, el político y el eco- bien, en el desenvolvimiento de sus proyectos de "~r­
nómico, se han ido madurando contradicciones que monización", chocará fatalmente contra las imponen-
siembran el desconcierto acerca de la necesidad ide- tes reservas privadas de las grandes formaciones mo-
rogable de que las "garantías" del individuo se con- nopolistas. 68
fíen en eterno a la gestión representantiva del Estado El pensamiento político-social contemporáneo
y al sistema de la "libre empresa". Los desarrollos his- desde hace varios decenios se está probando a través
tóricos han hecho luz, por ejemplo, sobre cómo el Es- de estos problemas, provocados, a propósito, por el
tado representativo, prensado por las objetivas nece- análisis crítico de Marx, que planteó dos términos re-
sidades de las relaciones sociales modernas, ha solutivos e intercondicionados: la "decadencia del Es-
ampliado enormemente las dimensiones de su activi- tado" y la "socialización de los medios de producción
dad y ha tratado de colmar el surco divisorio entre po- Y de intercambio". En qué medida las modificaciones
lítica y sociedad con una progresiva expansión de la del Estado representativo moderno sean incisivas, pa-
economía pública y de la intervención social en todos rece demostrarlo la trágica torsión que ha experimen-
los campos (de la educación a la asistencia, de las tado con los autoritarismos fascista y nazi y, en gene-
obras públicas a la previsión social, del comercio exte- ral, con la progresiva expansión del poder ejecutivo en
rior a los organismos descentralizados). De esta mane-
ra se ha confirmado la unidad sustancial entre Estado 68 Af .
. Irmacwnes análogas en G. Myrdal, 1 paesi del benessere e
y sociedad, su necesaria unificación en nuestra época; glz altri, Milán, 1962.

72 73
perjuicio del poder legislativo y el enjaulamiento del democracia social a la democracia política. Se podría
ejercicio popular de la soberanía. Frente a tales modi- decir que en un campo la teoría política liberal ha ab-
ficaciones la misma eficiencia de la democracia, limi- sorbido algunas tesis de la democracia (sobre todo la
tada a la democracia constitucional, palidece y se con- que se refiere al sufragio universal) y ha expulsado del
figura exclusivamente como mera técnica de territorio de la problemática social las implicaciones
selección y designación de los gobernantes. 69 De ahí igualitarias, económicas y sociales que tenía original-
la difusión de las indagaciones acerca de las élites del mente; mientras que en el otro campo la crítica
poder y los "condicionamientos sociales" del poder económico-social de las relaciones entre capital y tra-
político, mientras que la "utopía" de la democracia bajo ha desvanecido la importancia de las mediacio-
como régimen popular se sustituye de modo radical nes políticas, al aceptar como buena, en el fondo, la
por el compromiso. 7°Correlativamente, la programa- operación teórica del liberalismo. En este marco es
ción de la economía tiende a resolverse en una coordi- posible apreciar otro aspecto más, nada secundario,
nación marginal de esferas privadas fundamental- de los híbridos políticos que recordamos con antela-
mente irreductibles, una vez que ha decaído casi por ción: nacidos bajo la presión de la crítica socialista,
todos lados el mito corporativista. han tratado de resolver la contaminación en una au-
Pero hay más aún. Esta restricción de la pro- téntica hegemonía teórica y política, y ello no sin dejar
blemática democrática dentro de los límites de las de tener cierto éxito. El indicio que ofrece la prueba
técnicas constitucionales y su íntima conexión con la de lo dicho quizá se pueda encontrar en la escisión que
libertad de empresa ha generado-dos grandes nudos se ha operado en el socialismo, cuya ala socialdemo-
teóricos que siguen siendo intrincados: la sustitución crática se ha configurado como una forma política
de la originaria y límpida distinción entre liberalismo liberal del movimiento obrero, mientras que el ala
y democracia por la distinción entre democracia (libe- marxista no ha logrado convertirse en la heredera
ral constitucional) y "totalitarismo", que se ha im- teórica consciente de la expansión social de la de-
puesto casi universalmente en la cultura occidental, mocracia.
ofuscando y empobreciendo los términos reales de los
problemas políticos. 71 En el campo del socialismo, 11. Los años que el mundo está viviendo parecen estar
aquella distinción se ha reflejado en una no menos netamente dominados por estos problemas teóricos.
grave alteración teórica, que consiste en la contrapo- Es muy cierto que éstos parecen pasar a segundo tér-
sición frontal del socialismo a la democracia y de la mino en la zona del llamado "tercer mundo", en el que
la urgencia de la emancipación nacional y de la
69
Esta reducción en la democracia al constitucionalismo es construcción económica sobrepasa a cualquier otro
evjdente, por ejemplo, en los estudiosos de lengua inglesa: cfr., problema. Empero, entre más maduran las nuevas for-
en especial, C.J. Friederich, Caverna constituzionale e democra-
zia, Vicenza, 1963, y S.M. Lipset, L'uomo e la politica, Milán, maciones nacionales, tanto más estos problemas lo-
1963. Por lo que toca al procedimiento teórico de esta reducción gran imponerse en ellas.
se puede ver, además de los clásicos del liberalismo, H. Kelsen, La edad contemporánea está efectuando una revo-
I fondamenti del/a democrazia, Bolonia, 1966. lución que no encuentra parangón en el momento en
7
°Consúltese H. Kelsen, Teoría general del derecho y del
que nos hace asistir a una primera igualación univer-
Estado, Trad. ita!., Milán, 1959, p. 293: " ... es en virtud de esta ten-
dencia al compromiso que la democracia es una aproximación á! sal de todas las naciones en la independencia. Y ya que
ideal de la autodeterminación total". este primer nivel de parificación universal está si-
71
Cfr. R. Aron, Démocratic et tota/itarisme, París, 1965. guiendo un proceso de desarrollo económico de las
74 75

1
"naciones atrasadas", es lícito presumir que un se- y comportaba además esta otra según la cual "el espí-
gundo nivel de igualdad será muy pronto alcanzado. ritu de un pueblo es un individuo natural; como tal flo-
Sobre esa base, ya hoy podemos constatar que los mrs- rece, se vuelve vigoroso, decrece y muere". 73 En este
mos problemas teóricos y sociales asumen una circu- plano, Hegel bien podía afirmar que "el alma de toda
laridad mundial que jamás han tenido. Estamos ante comprensión y de toda concepción filosófica de la his-
un auténtico proceso de universalización de la histo- toria, lo que en ella más importa y destaca, es la pose-
ria del género humano, en el que cada vez más neta- sión [de la] noción del cambio",7 4 en cuya virtud el es-
mente están resaltando los caracteres de reiteración, píritu se remonta de una finitud a otra, de un pueblo
regularidad y uniformidad que adoptan los tipos de a otro, reconociéndose y perfeccionándose. En una pa-
ajustes político-sociales y los problemas filosóficos y labra, Hegel podía concluir que "la historia universal
culturales. En pocas palabras, nuestra época es la es la representación del proceso divino y absoluto del
contienda viviente por la "primacía" de esta o aquella espíritu en sus más altas formas, de este curso gra-
nación, de esta o de aquella raza. Y es, al mismo tiem- dual ~n el que él consigue su verdad, la autoconciencia
po, la contienda de todas las razones filosóficas que de sí",75 precisamente porque partía de la considera-
han surgido de las "primacías" de todo tipo. La que en ción de la "individualidad" (irrepetibilidad) de cada
el pasado pudo ser una sucesión de civilizaciones ra- específica cultura y de cada pueblo; por ello mismo te-
ciales o nacionales se nos presenta hoy como una suce- nía que postular "pueblos histórico-universales" o
sión de tipos estructurales de sociedad y de cultura, "individuos cósmico-históricos": pueblos héroes y
sustancialmente indiferentes de las variantes "loca- hombres héroes. La historia universal brotaba del re-
les". Entendámonos: no se trata de que las diferencias conocimiento individual del espíritu, era la copia de
nacionales no cuenten, mas éstas no son las diferen- un arquetipo omnipresente.
cias cruciales y quedan incluidas más bien en una ti- La edad que vivimos pone en tela de juicio, con la
pología histórica general, pues la nación misma nace evidencia de las cosas, estas premisas del historicis-
en el marco de un proceso histórico que disgrega y mo idealista y pone de manifiesto la fundamental
sustituye las formas de vida premodernas, feudales o equivalencia de los pueblos en contextos histórico-
tribales. Sólo el desarrollo parcial y no homogéneo de sociales análogos y la sustancial funcionalidad uni-
la civilización nacional burguesa en el mundo moder- versal de las soluciones políticas e ideales. Nos parece
no ha podido respaldar por largo tiempo la idea de que que esta época comprueba este gran pensamiento de
la historia es la sucesión de los "espíritus de los Marx: que el constituirse de una historia universal es
pueblos". Una idea como ésta, que Hegel de modo tan también un proceso histórico condicionado por el de-
magistral representó e ilustró, comportaba necesaria- sarrollo de determinadas formas de convivencia prác-
mente la tesis de que "los espíritus de los puel:~los se
distinguen ... de acuerdo con la idea que de sí mismos ginan o se representan, ni de lo que se dice, se piensa, se imagina
dan, de acuerdo con la superficialidad o la profundi- o se representa de ellos, para llegar de aquí a los hombres vivos;
dad con que han comprendido lo que es el espíritu", 72 sino que se parte de los hombres que actúan realmente y sobre
la base del proceso real de su vida se explica también el desarro-
llo de los reflejos y de los ecos ideológicos de este proceso de vi-
72 G.W.F. Hegel, op. cit., 1, p. 43. La posición de Marx es dife- da" (K. Marx-F. Engels, La ideologia alemana, cit., p. 23).
73 G.W.F. Hegel, op. cit., 1, p . 53.
rente: "Exactamente al contrario de la que sucede en la filosofía
74
alemana, que desciende del cielo a la tierra, aquí se va de la tierra !bid., p. 58.
al cielo. O sea, que no se parte de lo que los hombres dicen, se ima- 75 !bid., p. 68.

76 77
tica. Hace más de un siglo Marx escribía que "a me-
l contemporáneo se nos ofrece verdaderamente revela-
dida que el modo de producción desarrollado, las dor. Nos prueba, en el escenario mismo de la historia,
relaciones y la consiguiente división natural del traba- que la superación social del mundo tiene un funda-
jo entre las diferentes naciones van anulando el origi- mento práctico y que sólo una pertinente explicación
nario aislamiento de las diversas nacionalidades, la causal de la universalidad actual de los procesos
historia se transforma cada vez más en historia uni- históricos nos permite entender el carácter específico
versal".76 Y continuaba: "Esta transformación de la de las épocas en las que el desarrollo social era un de-
historia en historia universal no es un mero hecho sarrollo unilateral y parcial. Si bien es cierto, en la
abstracto de la 'autoconciencia', del espíritu del mun- perspectiva del historicismo hegeliano e idealista en
do o de cualquier otro fantasma metafísico, sino un general la clave de la interpretación histórica venía a
hecho absolutamente material, demostrable empíri- ser la reconstrucción filosófica del paso de un princi-
camente .. .'m Hoy estamos verificando, empíricamen- pio ideal a otro y de un pueblo a otro, como de sus "fi-
te, que esta verdad es un hecho. nitos/' portadores, también es verdad que en la pers-
Mientras que Hegel, al seguir las huellas del espíri- pectiva de un historicismo materialista la clave la
tu a través de la historia, se limitaba a seleccionar los constituye el estudio de las formas de transición de un
pueblos de acuerdo con criterios concernientes a su tipo social a otro y al análisis de la sucesión de tales
.. formas dentro de cada formación, de cada pueblo. En
inmediata determinación y, al elaborar la historia del
' pensamiento como simple historia de la afiliación de la primera perspectiva, las ideas modernas se presen-
las ideas se limitaba a recabar de groseros datos natu- tan como el sello conclusivo de la historia de Europa,
rales el sentido que presentaban, con la intención de "el fin de la historia del mundo, del mismo modo en
llegar al "fin último", más bien que a las causas ade- que Asia constituye el principio". En la segunda pers-
cuadas del proceso, Marx, por su parte, arrancaba de pectiva, nuestra civilización moderna se transforma
la reconstrucción histórico-natural del proceso histó- en un problema histórico y el mundo, al contrario de
,.' rico, eliminando así la última corteza teológica de la lo que pensaba Hegel, se torna una unidad que se debe
ciencia histórica, y previendo un desenvolvimiento construir uniformándolo como una "esfera".79
práctico universal de las relaciones modernas, sin ne-
tanto, procede "desarrollando las conexiones y combinando épo-
cesidad de "hacer de la historia sucesiva el objeto de
cas diversas, de modo tal, que cada estadio histórico es reducido
la historia precedente", 78 y sin que la'civilización mo- a una sola palabra y, en fin de cuentas, se obtiene el resultado de
derna se redujese a la solución problemática. que el último miembro de la sucesión histórica no ha avanzado
Sobre la base de esta confrontación, el desarrollo ni un pelo respecto del primero y todas las épocas de la sucesión
van resumidas en una sola categoría abstracta, como el idealis-
mo, la dependencia respecto de ideas, etc. Y si se hace necesario
76 K. Marx-F. Engels, op. cit., p. 42. dar a la serie histórica de las oposiciones una apariencia de pro-
77 !bid., pp. 42-43. greso, ello ocurre interpretando la frase final como perfecciona-
78
K. Marx-F. Engels, op. cit., p. 42. En una concepción como miento de la primera época de la serie, y los miembros interme-
ésta, la historia se reduce a "una serie de 'pensamientos' de los dios como grados de desarrollo en orden ascendente hacia la
cuales uno devora al otro y al final desaparece en la' autoconcien- frase última y perfecta" (266).
79
cia' " . Se trata, agrega Marx, de una "concepción ... realmente re- "La historia del mundo va de Oriente a Occidente: Europa
ligiosa" (idem), para la que "la época posterior es la 'verdad' de es efectiva y absolutamente el fin de la historia del mundo del
la epoca anterior", de modo que "la época del perfecto dominio mismo modo en que Asia constituye el principio ... si bien la tí~rra
del espíritu es la verdad de la época en la que el espíritu domina- tiene forma de esfera, empero la historia no lleva a cabo un giro
ba todavía de modo imperfecto" (p. 168). Tal historiografía, por en torno de ella ... " (G.W.F. Hegel, op. cit., 1, p. 273.)

78 79
BIBLIOGRAFÍA DE OBRAS EN ESPAÑOL

Adorno, T. W., La sociedad: lecciones de sociología, Buenos


Aires, Proteo.
Agustín, La ciudad de Dios, tr. Lorenzo Riber, Barcelona,
Alma Mater.
Althusser, Louis, La revolución teórica de Marx, tr.
Marta Harnecker, México, Siglo XXI, 1967.
Aristóteles, Política, ed. de Julián Marías, Madrid, Instituto
de Estudios Políticos .
Berna!, J.D., La ciencia en la historia, Barcelona, Ediciones
Península, 1966.
Burdeau, G., Método de la ciencia política, Buenos Aires, De-
palma.
Cicerón, Marco Tulio, De la República, Barcelona, Bosch.
Constant, Benjamin, Adolfo, Madrid, Espasa-Calpe.
___, Cecilia, Buenos Aires, Emecé.
Darwin, Charles, El origen de las especies, México, UNAM .
___, El origen del hombre, EDAF, Madrid.
De Ruggiero, G ., Política y democracia, Buenos Aires, Paidós.
___ , Historia del liberalismo europeo, Madrid, Pegaso.
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano,
México, Editorial Pax-México.
Dilthey, Wilhelm, Introducción a las ciencias del espíritu, tr.
Eugenio Ímaz, México, Fondo de Cultura Económica,
1949.
___, Hombre y mundo en los siglos xvi y xvii, tr. de Euge-
nio fmaz, México, Fondo de Cultura Económica, 1947.
___ ,De Leibniz a Goethe, tr. José Gaos, W. Roces y Euge-
nio Ímaz, México, Fondo de Cultura Económica, 1945.
___ ,Hegel y el idealismo, tr. Eugenio fmaz, México, Fondo
de Cultura Económica, 1956.
___ ,El mundo histórico, tr. Eugenio Ímaz, México, Fondo
de Cultura Económica, 1944.
___ , Teoría de la concepción del mundo, tr. Eugenio fmaz,
México, Fondo de Cultura Económica, 1954.
Durkheim, Émile, Las reglas del método sociológico, Buenos
Aires, Siglo Veinte.
Epicteto, Pláticas, tr. Pablo Jordán de Urríes, Barcelona,
Alma Mater.
81
Friedrich, C.J ., Gobierno constitucional y democracia, tr. Lenin, V.I., Materialismo y empiriocriticismo Montevideo
José Luis Yuste, Madrid, Instituto de Estudios Políticos. Pueblos Unidos. ' '
Grocio, Hugo, De la libertad de los mares, tr. Vicente Blanco ___ , El proletariado y la revolución democrática, Buenos
García, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1956. Aires, Mar Dulce.
Hegel, G.W.F., Enciclopedia de las ciencias filosóficas, tr. Lipset, S.M., El hombre político, Buenos Aires, Eudeba.
Eduardo Ovejero y Maury, Madrid, Victoriano Suárez. Locke, John, Ensayo sob re e l gobierno civil, tr. Armando Lá-
___ ,Lecciones sobre historia de la filosofía, tr. W. Roces, zaro Ros, Madrid, Aguilar.
México, Fondo de Cultura Económica, 1955. ___ , Segundo tratado sobre el gobierno civil, ed. W. Ken-
___ ,Lecciones sobre filosofía de la historia, San José, Uni- dall, Madrid, Instituto de Estudios Políticos.
versidad de Puerto Rico. Macllwain, Ch.H., Constitucionalismo antiguo y moderno,
___ , La fenomenología del espíritu, tr. Wenceslao Roces, Buenos Aires, Nova.
México, Fondo de Cultura Económica, 1964. Maquiavelo, Nicolás, El Príncipe y Escritos políticos, tr. Juan
Hobbes, T., Leviatán, tr. Manuel Sánchez Sarto, México, Fon- G. de Luaces, Madrid, Aguilar, 196 L
do de Cultura Económica, 1940. Marco Aurelio, Pensamientos, Barcelona , Sintes.
Hume, David, Del conocimiento, tr. Juan Segura Ruiz, Ma- Marx, Karl, El capital, México, Siglo XXI Editores, 1987.
drid, Aguilar, 1956. ___ , Crítica de la economía política, México, Editora Na-
___ ,Diálogos sobre religión natural, México, El Colegio de cional.
México, 1942. - - - • Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, tr. Rodolfo
___ ,Ensayos políticos, tr. Enrique Tierno Galván, Madrid, Mondolfo, Buenos Aires, Ediciones Nuevas.
Instituto de Estudios Políticos, 1955. - - - • y Engels, F., La ideología alemana, Montevideo,
___ , Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Espasa- Pueblos Unidos.
Calpe. Mondolfo, Rodolfo, Heráclito: Textos y problemas de su inter-
Humboldt, W. von, Cuatro ensayos sobre España y América, pretación, tr. de Oberdan Caletti, México, Siglo XXI Edi-
Madrid, Espasa-Calpe. tores, 1966.
Ihering, R. von, El espíritu del derecho romano, versión de Myrdal, Gunnar, Solidaridad o desintegración, tr. Salvador
Fernando Vela, Madrid, Revista de Occidente. Echavarría y Enrique González Pedrero, México, Fondo
Kant, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las cos- de Cultura Económica, 1962.
tumbres, Madrid, Espasa-Calpe. - - - • Teoría económica y regiones subdesarrolladas, tr. Er-
___ , Lo bello y lo sublime y La paz perpetua, Madrid, nesto Cuesta y Osear Soberón, México, Fondo de Cultura
Espasa-Calpe. Económica, 1962.
___ , Principios metafísicos del derecho, Puebla, Cajica. - - - • El Estado del futuro, tr. Florentino M. Torner, Méxi-
___ ,El conflicto de las facultades, tr. Elsa Taberning, Bue- co, Fondo de Cultura Económica, 196 L
nos Aires, Losada, 1963. - - - • El reto a la sociedad opulenta, tr. Carlos Gerhard, Mé-
___ , Prolegómenos, tr. Julián Besteiro, Madrid, Aguilar, xico, Fondo de Cultura Económica, 1964.
1959. Newton, Isaac, Selección, Madrid, Espasa-Calpe.
___ ,Filosofía de la historia, Buenos Aires, Nova. Pareto, Vilfredo, Manual de economía política, Buenos Aires,
Introducción a la teoría del derecho, tr. Felipe Gonzá- Omeba.
~·Vicén, Madrid, Instituto de Estudios Políticos. - - - • Forma y equilibrio sociales, Madrid, Revista de Occi-
Kelsen, H., Derecho y paz en las relaciones internacionales, tr. dente.
de Florencio Acosta, México, Fondo de Cultura Económi- Platón, La República, Buenos Aires, Eudeba.
ca, 1943. - - - • Diálogos, Madrid, Espasa-Calpe.
___ , Teoría general del Estado, México, Editora Nacional. - - -• Las Leyes, tr. José Manuel Pabón y Manuel Fernández
___ , Teoría pura del derecho, Buenos Aires, Eudeba. Galiano, Madrid, Instituto de Estudios Políticos.
Ricardo, David, Obras y correspondencia, ed. Piero Sraffa,

82 83
nueve tomos, tr. Juan Broc, Nelly Wolff, Julio Estrada,
Florentino M. Torner, Margarita Alvarez Franco y Carlos
Villegas, México, Fondo de Cultura Económica, 1958-
1965.
Rickert, H., Introducción a los problemas de la filosofía de la
historia, Buenos Aires, Nova.
___, Teoría de la definición, México, UNAM.
Rousseau, J .J., Del contrato social, tr. C. Bernaldo de Quirós,
Puebla, Cajica.
___ , Emilio, México, Novaro.
Ruggiero, G. de, véase De Ruggiero, G.
Sabine, G.H., Historia de la teoría política, tr. Vicente Herre-
ro, México, Fondo de Cultura Económica, 1963.
Schumpeter, J.A., Capitalismo, socialismo y democracia, tr.
José Díaz García, México, AguÚar, 1963.
___ ,Teoría del desenvolvimiento económico , tr. José Pra-
dos Arrarte, México, Fondo de Cultura Económica, 1963.
___, Imperialismo y clases sociales, Madrid, Tecnos.
___ , Síntesis de la evolución de la ciencia económica y
sus métodos, tr. Petit Fontseré, Madrid, Revista de Occi-
dente.
___ , Diez grandes economistas, de Marx a Keynes, tr. Fa-
bián Estapé, Barcelona, Librería Bosch.
Séneca, Lucio Anneo, Obras completas, Madrid, Aguilar,
1957.
Smith, Adam, Investigación sobre la naturaleza y causas de ia
riqueza de las naciones, tr. Gabriel Franco, México, Fondo
de Cultura Económica, 1958.
Solari, G., Filosofía del derecho privado, Buenos Aires,
Arayú.
Tomás de Aquino, Del gobierno de los principios, Buenos Ai-
res, ltinerarium.
Touchard, J., Historia de las ideas políticas, tr. Javier Prade-
ra, Madrid, Tecnos.
Vico, G., Principios de una ciencia nueva en torno a la natura-
leza común de las naciones, tr. Manuel Fuentes Benot,
Madrid, Aguilar.
Weber, Max, Economía y sociedad, tr. Eugenio 1maz, José
Medina Echavarría, Eduardo García Máynez, Juan Roura
Parella, José Ferrater Mora y Carlos Gerhard, México, Impreso en encuadernación do .
5 de febrero lote 8 mtnguez
Fondo de Cultura Económica, 1964. col. centro, ixtapaluca
Windelband, W. y Heimsoeth, H., Historia general de la filo-
edo. de méxico, cp. 56530
sofía, con un estudio sobre la filosofía del siglo xx, Bue- 30 de junio de 2003
nos Aires, El Ateneo.

84

También podría gustarte