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EL AGEÍSMO

La edad puede ser un factor de discriminación que contribuya a diferenciar injustamente


a los individuos, como ocurre con otros factores como el sexo, la raza o la religión, en el
actuar social. La discriminación supone una diferenciación de trato, que actúa contra el
sujeto discriminado anulando o menoscabando el disfrute de ciertos derechos o agravando
sus cargas. La discriminación opera como instrumento de segregación social, en la medida
que aleja o distancia al sujeto del grupo social o le reserva espacios propios.

La discriminación por edad se da como un conjunto de acciones u omisiones que


tienden a tratar al individuo o a una colectividad con estándares inferiores en comparación
con otros que no son miembros de esa colectividad definida en función de la edad.

1. DEFINICIÓN

El concepto de “Ageísmo” se refiere al conjunto de actitudes que estereotipan a los


adultos mayores, mientras que «la discriminación por razón de edad» se refiere a las
conductas negativas dentro de la ley o la sociedad en general, que afectan a los grupos de
personas de diversas edades. El Ageísmo es una forma de discriminación por edad, que se
centra en una edad cronológica particular (la de la vejez).

Por otro lado Comfort proporciona otro concepto de ageísmo: “es la noción de que las
personas dejan de ser personas, dejan de ser las mismas personas o llegar a ser personas de
una especie distinta e inferior, en virtud de haber vivido un número determinado de años.

Hay algunas diferencias significativas entre la definición de Butler y la aportada por


Comfort. Mientras que Butler se basa en las personas que se clasifican como "viejos",
Comfort se refiere directamente, a la edad cronológica. Según Butler las generaciones más
jóvenes ven "al viejo", como diferente: es la visión de la gente mayor lo que lleva a la
discriminación y los prejuicios. Por el contrario, Comfort asocia el conflicto con las
barreras burocráticas que impone la edad cronológica en las personas. Así el ageísmo, al
igual que el racismo y el sexismo, hunde sus raíces en la identidad social de la persona,
tanto en una identidad administrada burocráticamente y como en la identidad que transmite
la apariencia física del cuerpo.

2. HISTORIA DEL TÉRMINO

La palabra “ageism” dada por Robert Butler en 1968 se refiere a «un proceso de
elaboración de estereotipos y discriminación sistemática contra las personas debido a que
son mayores, del mismo modo que el racismo y el sexismo lo hacen con el color de la piel
y el género».

El vocablo “ageism” fue usado por primera vez en la publicación «The gerontologist» al
año siguiente. Con la publicación del libro «Why survive? Being Old in America» con la
que el Dr. Butler consiguió el premio Pulitzer en 1976, “ageism” fue aceptada como nueva
palabra en la lengua inglesa.

Aunque se reconoce a Butler la “paternidad” del término, la investigación sobre los


estereotipos y actitudes frente a las personas mayores comienza en los años cincuenta
donde pueden encontrarse referencias como los trabajos de Tuckman y Lorge (1952), en
revistas profesionales de Psicología Social y posteriormente, en paralelo a una disciplina
emergente como ha sido la Gerontología.

3. TÉRMINOS SIMILARES

3.1 LA GERONTOFOBIA O GEROFOBIA

La Gerontofobia fue definida por Bunzel, en 1972 como "miedo irrazonable" y odio
irracional a las personas mayores. Moragas, diferenciaría ancianísmo como
acumulación de opiniones negativas o reacciones negativas frente a la edad, de
Gerontofobia, en cuanto originado por el ancianísmo no combatido y que se
expresaría como el odio a la ancianidad. El informe del Defensor del Pueblo en el
año 2000, también emplea el término Gerontofobia como traducción del vocablo
inglés “ageism”: «Es probablemente en el terreno de la atención especializada donde
se han producido los casos más notorios de discriminación por edad. Este fenómeno
ocurre tanto dentro como fuera de nuestras fronteras y en el Reino Unido ha
generado el término ageism, que podríamos traducir como «gerontofobia», del que
existen múltiples formas »(Wetlw, 1987).

De la Serna utiliza indistintamente los términos de gerontofobia y gerofobia, y


señala al respecto que “hoy la civilización es gerontofóbica y teme la vejez desde la
misma juventud”.

Berger en su enumeración de los estereotipos gerontológicos se aproxima a las tesis


que hemos venido defendiendo:

 La gerontofobia que se corresponde al miedo irracional de todo cuanto se


relaciona con el envejecimiento o con la vejez
 El ageísmo, relativo a todas las formas de discriminación con base a la
mayor edad.
 Gerontofobia se equipara a miedo ante lo desconocido

Fobia es una palabra derivada de Fobos, en griego antiguo Φόϐος, ‘pánico’, que era
la personificación del miedo en la mitología griega, hijo de Ares y Afrodita. El
concepto de fobia se describe en Psicología como un trastorno de salud emocional
que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado. Esto es indicativo de
una actitud negativa de carácter personal, individual, que diferencia la gerontofobia
(sentimiento negativo poseído por una persona, y de carácter psico-patológico) del
verdadero ageísmo (ageísmo social, de carácter socio-cultural). Es un tipo de fobia
similar a la Ephebiphobia o miedo anormal o irracional y persistente temor y / o
aversión a los adolescentes o la adolescencia.

3.2 EDADÍSMO

Otro de los términos similares que se han utilizado es el vocablo “edadísmo”. La


Real Academia de la Lengua, no contempla esta acepción, al igual que tampoco la
palabra Ageísmo. Sin embargo la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA)
señala lo siguiente:

Edadismo, y no edaísmo, ni el préstamo del inglés ageísmo, es la alternativa


válida en español para expresar la discriminación por edad. Ageísmo es un
préstamo del término inglés ageism, que en 1968 se utilizó por primera vez para
referirse a la discriminación por razón de edad, y más específicamente a la que
sufren las personas mayores. En cuanto a edadismo, que se forma por analogía
con palabras como sexismo o racismo, se utiliza más con la discriminación por
edad.
Sin embargo, este término al ser hace hincapié en la discriminación por edad sin
especificar a qué grupo de edad se refiere (niñez, adolescencia, juventud, etc),
resulta ser muy general; por lo tanto el término “ageísmo” sería el más indicado para
especificar la discriminación al adulto mayor.

4. DIMENSIONES DE DISCRIMINACIÓN A LOS ADULTOS MAYORES

Macnicol (2010, como se cita en Martínez, 2015) describe tres dimensiones relevantes
de la discriminación a los adultos mayores:

a) La discriminación por edad en las relaciones sociales y actitudes: Son las actitudes,
estereotipos, acciones y vocabulario utilizados para referirse a un grupo con un estatus
social disminuido exclusiva o principalmente en referencia a su edad cronológica. La
discriminación por edad se puede dirigir contra las personas de cualquier edad, aunque es
quizás el más notorio cuando se dirige a personas mayores. Puede funcionar en varios
niveles, desde la interpersonal a la institucional y es visto como el equivalente al racismo o
el sexismo.

b) La discriminación por edad en el empleo: Quizás sea el área donde más ha actuado el
derecho anti-discriminatorio. Desde la década de 1930, se ha producido un vivo debate
sobre la influencia de la edad en la contratación, despido, promoción, la remuneración, la
formación, y la jubilación obligatoria. En el caso de la jubilación obligatoria, se ve como el
ejemplo más objetable de la discriminación por edad. En épocas de elevado paro juvenil el
énfasis se ha puesto en el fomento de la jubilación temprana o anticipada. En épocas de
crisis, en especial las últimas décadas, se hace hincapié en la prolongación de la jubilación.

c) La discriminación por edad en la distribución de bienes y servicios: Diversos


autores mencionan que las personas mayores son injustamente discriminadas en materia de
seguros o en el cuidado de la salud. Ante esto, Ribera (2015) señala algunos ejemplos
concretos de discriminación social del adulto mayor en el ámbito de la salud: Limitación al
principio de autonomía, abusos y malos tratos, barreras ciudadanas, limitaciones al
ejercicio de determinados derechos, ausencia de estudios sobre geronto-geriatría, pobreza
de recursos sociales orientados al adulto mayor (residencias, ayudas a domicilio), mala
imagen de los medios de comunicación: gerontofobia, el lenguaje sectario, etc.

5. LA CONDUCTA ESTEREOTIPADA Y LAS ACTITUDES NEGATIVAS

El carácter del estereotipo del adulto mayor, influye en la forma en que los jóvenes
perciben e interactúan con ellos y también en la autodefinición y comportamiento de las
personas mayores. Los estereotipos sociales acaban influyendo en la conducta y la
autopercepción de ellos mismos, llevándolos a optar por conductas que solo dan más
cabida a dichos estereotipos.

Es así que las etiquetas negativas y la estigmatización de los adultos mayores pueden
contribuir a hacer frecuentes en la actualidad conductas que confirman los prejuicios
vigentes y que disminuyen tanto la autoestima como la posible sensación de control que
pudiera tener la persona mayor. Tales actitudes puedan ser asumidas por todos los
componentes del grupo social, incluidos los afectados. Si estos estereotipos son claramente
despectivos, como es el caso de los mayores, la consecuencia lógica es que al asumirlos,
disminuyan consecuentemente en su autoestima. El desarrollo de una autoestima devaluada
obliga a asumir formas de comportamiento que se consideran adecuadas para su edad.
Existe una clara interrelación entre los estereotipos sociales y la autopercepción de las
personas mayores.

Ballagh (1999, como se cita en Martínez, 2015) describe los siguientes mitos más
comunes hacia el adulto mayor:

- «Ser viejo es estar enfermo”. Nada más alejado de la realidad, incluso en edad
avanzada, existe una mayoría que está sana y la proporción de discapacidades en este
grupo es cada vez menor.

- “Tú no puedes enseñar a un viejo nuevas habilidades”. Se trata de un mito bastante


extendido, muy presente en la discriminación laboral y al que se contrapone el
aprendizaje durante toda la vida.

- “El secreto del éxito a una edad avanzada está en elegir sabiamente tus parientes”.
Este mito trata de hacer énfasis en la influencia hereditaria, cuando se conoce que la
influencia del entorno es mayor que la genética.
- “Las luces pueden estar encendidas pero el voltaje es bajo”. Con esto se trata de
explicar que los mayores son débiles sexualmente, lo cual se contradice con la idea de
que ello depende de la disponibilidad y de contar con una pareja apropiada.

- “Las personas mayores no pueden cargar con peso”. Las evidencias actuales muestran
que las medidas de la productividad son erróneas y que hay una discriminación en el
empleo.

Referencias:

Martínez, A. (2015). Ageismo y derechos humanos en el contexto sanitario. (Tesis


Doctoral). Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, España.
Recuperado de http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/tesisuned:Derecho-
Aamartinez/MARTINEZ_QUES_AngelAlfredo_Tesis.pdf
Ribera, J (2015). Dignidad de la persona mayor. Revista Española Geriatría y
Gerontología, 50(4), pp. 195–199. Recuperado de
https://www.elsevier.es/index.php?p=revista&pRevista=pdf-
simple&pii=S0211139X15000220

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