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25-feb-2016
En ocasión del Día Nacional de la Dignidad de las Víctimas del Conflicto Armado Interno, la
Coordinadora Residente del Sistema de Naciones Unidas en Guatemala y Representante Residente
del PNUD Valerie Julliand, acompañó la ceremonia de Cambio de la Rosa de la Paz organizada por
el Ministerio de Educación (MINEDUC), Ministerio de Cultura y Deportes (MICUDE), Secretaría de
la Paz de la Presidencia de la República (SEPAZ) y el Programa Nacional de Resarcimiento (PNR)
esta mañana en el Patio de la Paz, Palacio Nacional de la Cultura.
“Es un honor acompañar este acto de conmemoración de la dignidad de las vícticas del conflicto
armado. Cada año, el país está llamado a honrar la memoria de las más de 200,000 víctimas
fallecidas, 45,000 personas desaparecidas, según los datos recogidos por la Comisión de
Esclarecimiento Histórico (CEH),” expresó Valerie Julliand.
Durante el acto, tres víctimas del enfrentamiento armado fueron nombradas Embajadores de la
Paz, Brenda Lemus, quien compartió un mensaje sobre la importancia de sentar las bases
democráticas educando para la paz; Fausto Padilla, quien hizo un llamado a superar las heridas del
pasado para vivir en paz, y Lesbia Mus, quien puso de relieve la necesidad de que el Estado tienda
puentes para la paz y llegue más lejos con educación, justicia y oportunidades de vida.
A su vez, resaltó la importancia de seguir la ruta establecida por los Acuerdos de Paz y las
recomendaciones de la CEH. “Hace 20 años, los Acuerdos de Paz trazaron la ruta para una
profunda y necesaria transformación social. Hoy, tal como lo expresan las víctimas que participan
en esta conmemoración, aún hay heridas por sanar. Hay aún muchos derechos sin cumplirse,
jóvenes que no conocen la historia y queda mucho por hacer para abordar las causas del
enfrentamiento armado.”
El Presidente de la Comisión Nacional para la Reconciliación, Jorge Humberto Herrera, explicó que,
en conjunto con el MINEDUC y el MICUDE, se conmemora el Día nacional de la Dignidad de las
Víctimas del Conflicto Armado Interno en distintas partes del país. Dirigió un mensaje a los
jóvenes estudiantes que participaron en el acto, explicando que el crecimiento de la pobreza
extrema ha sido desmedido en los últimos años, “Guatemala necesita cambiar esa realidad con su
ayuda,” expresó.
La expresión peyorativa «república bananera» se utiliza para describir un país que es considerado
políticamente inestable, empobrecido, atrasado y corrupto, cuya economía depende de unos
pocos productos de escaso valor agregado (simbolizados por las bananas), gobernado por un
dictador o una junta militar (muchas veces formando gobiernos forzosos o fraudulentamente
legitimados), sometido a la hegemonía de una empresa extranjera, bien sea mediante sobornos a
los gobernantes o mediante el ejercicio del poder financiero
Se rebelaron el 13 de noviembre pero por falta de coordinación entre los que dirigen la asonada y
por la defección de varios de los conjurados que los traicionaronn, tuvieron huir hacia las bases
militares de Zacapa y Puerto Barrios, donde creyeron que sus compañeros los ayudarían, pero
fueron derrotados. Los principales líderes, teniente y especialista de inteligencia y el subteniente y
ranger Marco Antonio Yon Sosa y Luis Augusto Turcios Lima se tuvieron que esconder y exilar de
Guatemala.19
Dos días después del levantamiento militar del 13 de noviembre contra su Gobierno, el
mandatario decidió ir a Puerto Barrios a perseguir a los rebeldes personalmente, y varios
miembros de su Estado Mayor Presidencial lo siguieron en un avión AT-11 de la Fuerza Aérea. El
avión iba piloteado por el teniente Carlos Morales Villatoro y cuando llevaban una hora se quedó
sin luces y sin instrumentos, y solo lograron aterrizar cuando vieron las luces de otro avión que ya
había aterrizado y lograron ejecutar una maniobra de aterrizaje de emergencia.3
En 1958, el político y militar Miguel Ydígoras Fuentes, un ferviente anticomunista y enemigo
político de los gobiernos progresistas de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán, llega al poder
tras fundar el Partido Redención y contar con el apoyo de sectores derechistas del ejército.
Durante su gobierno se inició con una política de reconciliación y apertura que condujo a que
muchos exilados retornaran al país, incluso algunos miembros del Partido Guatemalteco de los
Trabajadores (PGT), aunque su actividad siempre fue considerada ilegal; el movimiento sindical,
por otra parte, se reactivó. No obstante, los rasgos de inestabilidad se mantuvieron con complots,
atentados o protestas sociales y estudiantiles, y la voluntad aperturista pronto se fue cerrando.
En 1960 con la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba, Miguel Ydígoras Fuentes rompió las
relaciones diplomáticas que Guatemala mantenía con la isla por ser Castro un líder marxista, lo
que llevó a Ydígoras a consentir la utilización clandestina del territorio guatemalteco para apoyar
los preparativos Norteamericanos para la invasión a Cuba, a cambio de promover la recuperación
de Belice una vez solucionado el problema castrista. Al salir a la luz este hecho, la evidente
violación a la soberanía nacional incrementó el descontento interno, lo que motivó que en julio de
1960 un grupo armado intentara tomar por asalto la Base Militar de Cobán, sin embargo esto no
fue posible y fueron detenidos. En octubre, un grupo de oficiales del ejército de Guatemala que
estaban en la finca Helvethia, lugar donde era entrenada la tropa anticastrista, fueron arrestados y
enviados al Cuartel General sindicados de actividades conspirativas contra el gobierno.67 Las
tropas anticastristas fueron entrenadas en la finca Helvethia en Retalhuleu.6869
Se rebelaron el 13 de noviembre pero por falta de coordinación entre los que dirigen la asonada y
por la defección de varios de los conjurados que los traicionaronn, tuvieron huir hacia las bases
militares de Zacapa y Puerto Barrios, donde creyeron que sus compañeros los ayudarían, pero
fueron derrotados. Los principales líderes, teniente y especialista de inteligencia y el subteniente y
ranger Marco Antonio Yon Sosa y Luis Turcios Lima se tuvieron que esconder y exilar de
Guatemala.71
Dos días después del levantamiento militar del 13 de noviembre contra su gobierno, el mandatario
decidió ir a Puerto Barrios a perseguir a los rebeldes personalmente, y varios miembros de su
Estado Mayor Presidencial lo siguieron en un avión AT-11 de la Fuerza Aérea. El avión iba
piloteado por el teniente Carlos Morales Villatoro y cuando llevaban una hora se quedó sin luces y
sin instrumentos, y solo lograron aterrizar cuando vieron las luces de otro avión que ya había
aterrizado y lograron ejecutar una maniobra de aterrizaje de emergencia.73
Después de la fundación del MR-13 en febrero de 1962, pasa un año y se crean las Fuerzas
Armadas Rebeldes (FAR) en un pequeño restaurante chino de tradición en la Ciudad de
Guatemala: el 7 de febrero de 1963, año que comenzó en caos con movimientos reivindicativos y
con huelgas de trabajadores de correos y de la salud, se reunieron en el restaurante Fu Lu Sho en
la 6a. avenida y 12 calle de la zona 1, a escasas seis cuadras del Palacio Nacional, Yon Sosa, Turcios
Lima, y los civiles Bernardo Alvarado Monzón, Mario Silva Jonama, Joaquín Noval y Bernardo
Lemus. Acordaron dar a conocer públicamente la creación de las FAR, integrando la
representación del Movimiento 13 de Noviembre, el Partido Guatemalteco del Trabajo y el
Movimiento 12 de abril, nombrando como jefe militar de la organización al Comandante Yon
Sosa. 7571
En diciembre de 1961 Ydígoras Fuentes organizó un fraude electoral en los comicios para elegir a
los diputados al Congreso de la República. Se determinó que el 1 de marzo de 1962 tomarían esos
diputados sus respectivos cargos. Los estudiantes universitarios, organizados en la Asociación de
Estudiantes Universitarios (AEU), y los estudiantes de educación secundaria reunidos en el Frente
Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (FUEGO) realizaron una protesta el 1 de marzo
de ese año y ese mismo día, los estudiantes realizaron un paro de labores en las diferentes
facultades y escuelas de la Universidad, dispersas por el centro de la Ciudad. Colocaron banderas
negras en las partes frontales de los edificios denunciando “la muerte de la democracia”. La
protesta tuvo efecto. En los siguientes días crecieron las acciones en contra del régimen, inclusive
grandes manifestaciones en las calles de la capital.
El 9 de marzo, la AEU llamó a un segundo paro de labores. El 13 se realizó un paro más. Los
estudiantes paralizaron buena parte de la actividad económica de la capital. Controlaron los
accesos de la ciudad, tirando tachuelas para detener el tránsito de vehículos. Fueron las primeras
jornadas de lucha masiva, desde el golpe contrarrevolucionario de 1954. Los estudiantes,
utilizando únicamente palos, piedras y algunas bombas Molotov, detuvieron los avances de las
fuerzas públicas. Cuando el gobierno cortó la red telefónica, los estudiantes reaccionaron,
ocupando radioemisoras para transmitir sus mensajes y coordinar así sus acciones. Las protestas
se extendieron al interior del país, Chiquimula, Jutiapa, Retalhuleu, San Marcos, Huehuetenango y
principalmente a Quetzaltenango, el segundo centro de protesta estudiantil.
Los estudiantes de los institutos públicos de nivel medio acuerparon las protestas y sufrieron la
mayoría de las bajas. En las jornadas de 1962, la organización de estudiantes de secundaria
FUEGO, era líder de los principales grupos de protesta. Varios institutos del Estado fueron
violentamente atacados por la policía. En ese momento, el movimiento de masas en la capital ya
se había convertido en un reto para el gobierno. Ydigoras lanzó un comunicado en el cual atribuía
los disturbios a los comunistas y llamaba a la población a no permitir que el "comunismo" volviera
a "ensangrentar" a Guatemala.
Ydigoras Fuentes ordenó reprimir las protestas; se declaró Estado de Sitio, se impuso toque de
queda y se inició la persecución y matanza. La falta de un líder y de dirección del movimiento
popular, hizo que los acontecimientos se salieran de los marcos legales. Esto dio ventaja a las
fuerzas de seguridad y terminó por romper la resistencia de la población. Muchos estudiantes
fueron ametrallados y muchos más fueron capturados.
La rebelión popular fue sofocada y al final de la revuelta el saldo era de decenas de muertos y
heridos, centenares de capturados y muchos otros expulsados del país. Lo más destacado de este
hecho fue que hizo estallar la preinsurrección en la Ciudad de Guatemala, y como consecuencia de
la represión, los estudiantes abandonaron la protesta social y la movilización de las masas como
vía para cambiar el sistema corrupto y antidemocrático y en adelante, se unirían a la lucha
armada guerrillera, principalmente los estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Estando el gobierno de Ydígoras en la cuerda floja, este para calmar los ánimos, autorizó que el
expresidente, el socialista Juan José Arévalo, líder alrededor de quien se unificaba toda
la izquierda, regresara al país y fuera candidato para las elecciones de 1963, y así pudiera ser
electo presidente para el periodo 1964-1970. La cúpula del Ejército de Guatemala y las clases altas
más conservadoras de la sociedad se opusieron rotundamente, temiendo la posibilidad de que se
repitiera la experiencia de 1944-1954. A finales de marzo, los rumores de que Arévalo ingresaría al
país arreciaron. El 29 de marzo todos los periódicos del país dieron la noticia en sus portadas de
que Juan José Arévalo estaba en Guatemala. Al día siguiente, la madrugada del 30 de
marzo de 1963 Miguel Ydígoras Fuentes fue derrocado por su Ministro de Defensa, el
Coronel Enrique Peralta Azurdia, quien inmediatamente declaró Estado de Sitio y, pensando en
que el triunfo electoral de Juan José Arévalo era seguro e inevitable, anuló las elecciones de 1963
acusando a Ydigoras de estar a punto de entregar el poder en las manos del enemigo. Ydigoras fue
expulsado del país hacia Panamá. Con este Golpe de Estado se truncó la primera oportunidad de
reencausar a Guatemala en la vía democrática interrumpida hacía una década.76
Las masacres que ocurrieron durante la Guerra Civil de Guatemala que aquí se documentan fueron
registradas por el informe REHMI28 y los informaes de la Comisión para el Esclarecimiento
Histórico29, ambos requeridos por el Estado de Guatemala como parte de los Acuerdos de Paz que
siguieron a la conclusión de la guerra.
Para la descripción de masacre, el informe REHMI definió éstos como «los asesinatos colectivos
asociados a destrucción comunitaria». La mayoría de las masacres registradas por el informe
REHMI corresponden al Departamento de Quiché (200); le siguen Alta Verapaz (63),
Huehuetenango (42), Baja Verapaz (16) Petén (10) y Chimaltenango (9), pero también aparecen en
otros departamentos.28 Los datos sobre las fuerzas responsables revelan la importancia de las
masacres como parte de la política contrainsurgente del ejército guatemalteco en su guerra contra
la guerrilla marxista.30 Después de octubre de 1981 hay más casos de estos hechos, y se
caracterizan por un patrón más indiscriminado, lo que sugiere que después de esa fecha las
masacres fueron más importantes, estaban planificadas con mayor premeditación y llevaron a
cabo una destrucción más global de las comunidades, en congruencia con la gran ofensiva
desarrollada por el Ejército a partir de Chimaltenango hacia grandes áreas del Altiplano28 para
erradicar al Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) que había hecho campaña psicológica y social
en esa región desde 1972.31
Junto con la quema y destrucción de las casas, las torturas, atrocidades masivas y las capturas de
la población aparecieron en más de la mitad de los ataques. Los enterramientos en fosas comunes,
a menudo excavadas por las propias víctimas, se describen también en una parte importante de
los testimonios; estos enterramientos clandestinos en fosas comunes fueron utilizados muchas
veces como una forma de ocultar las pruebas de los asesinatos. En otras ocasiones las masacres se
dieron en el marco de operativos a gran escala con gran despliegue de fuerzas militares y apoyo de
la aviación que bombardeó esas zonas. Al menos una de cada nueve comunidades analizadas
sufrió bombardeos asociados a masacres, ya fuera en los días anteriores o después del
bombardeo.Nota 4 Después del ataque lo más frecuente fue que la gente huyera, ya fuera a la
montaña, al exilio o a otra comunidad; una de cada seis aldeas que sufrieron masacres quedó
completamente arrasada.
Durante la mayor parte del conflicto armado, el Ejército se nutrió de soldados por medio del
reclutamiento forzoso: la mayor parte de los soldados eran jóvenes, pertenecientes a las clases
bajas y, en un porcentaje muy elevado, provenientes de las distintas etnias mayas. Por su parte,
prácticamente la totalidad de los oficiales eran ladinos ya sea formados en academias militares y
escuelas de tropas especiales28 o militares de línea, que ascendían por antigüedad en la tropa.
En todo el período de formación militar, los soldados estaban bajo condiciones de gran presión
psicológica: desde su captura como parte de la práctica del reclutamiento forzoso, eran
entrenados en un sistema de despojo de su identidad, basado en la sumisión absoluta, el
aislamiento de su contexto social.28. A pesar del riesgo que suponía, muchos soldados que fueron
reclutados a la fuerza se resistieron a seguir formando parte del Ejército. La deserción parece
haber sido una práctica frecuente, a pesar de los duros castigos aplicados a los que eran
capturados después.
Ahora bien, los grupos de inteligencia y tropas especiales se acrecentaron con soldados que
habían terminado su formación militar y tenían experiencia en acciones armadas; esa selección se
hacía en función de las habilidades que el Ejército consideraba importantes para la lucha
contrainsurgente: tareas de control de la población y disposición a la obediencia absoluta.
Situación de la guerrilla[editar]
A pesar de que la guerrilla tenía todo esto claro, falló en todos los aspectos: logró involucrar a los
indígenas y realizó una constante campaña psicológica que le surtió efecto originalmente, pero
cuando los años pasaron y no se vieron resultados, los indígenas se decepcionaron de la guerrilla y
empezaron a ver en mejor forma al ejército guatemalteco. Por otra parte, la guerrilla nunca
encontró el lenguaje adecuado ni logró cumplir con las promesas de mejorar las condiciones de
vida del campesinado, provocando un mayor desencanto de la población indígena. Por último, los
guerrilleros nunca tuvieron un ejército numeroso, y sus ataques a comandos del ejército daban
como resultado que éste se desquitara con poblaciones civiles, al no poder perseguir directamente
a los combatientes insurgentes.
Las poblaciones civiles se encontraron entre dos fuegos: el ejército reprimía a los que consideraba
como colaboradores de la guerrilla, y viceversa. Se dieron casos de masacres de guerrilleros contra
patrulleros civiles, con la excusa de que éstos últimos eran traidores a su pueblo; y también hubo
casos de abusos por parte de los patrulleros, los cuales se aprovechaban de su posición para saldar
cuestiones personales o étnicas con poblaciones vecinas. Como resultado de los vejámenes a que
eran sometidos por ambos bandos, muchos campesinos se refugiaron en México y no regresaron
sino hasta en 1993, durante el gobierno del ingeniero Jorge Serrano Elías.