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Radioquímica | Ciencias Ambientales U.N.E.D.

| 2019-2020 Inés Draaijer Rodríguez

Ensayo crítico del artículo publicado en El Confidencial


“El gran riesgo radiactivo de un Brexit duro: Quedarse sin isótopos
médicos en seis horas”
por Antonio Villareal

El artículo de Antonio Villarreal aborda un tema especialmente susceptible sobre la salida del
Reino Unido de la Unión Europea: la posible incapacidad por parte del país británico de adquirir
material nuclear con fines médicos en el mercado único regulado por el tratado del Euratom. Las
consecuencias repercutirían no solo en la burocracia y la logística necesarias para buscar
alternativas, sino que afectarían directamente a la población en forma de retrasos e incluso de
substituciones de algunos tratamientos médicos.

A pesar de la gravedad del problema a nivel humano, desde el punto de vista de la asignatura tal
vez lo más interesante sea el análisis de los radioisótopos utilizados en medicina, en particular sus
cadenas de desintegración y sus vidas medias, para poner así de manifiesto la falta de alternativas
y lo ajustado de los tiempos con los que se manejan algunos de estos productos nucleares.

Comenzamos nuestra lista, como hace Antonio, por el rey indiscutible de los radioisótopos
utilizados en medicina: el tecnecio-99m o, en notación nuclear, 99mTc (la “m” es indicativa de su
metaestabilidad). El 99mTc es un isómero del tecnecio que, a su vez, es el elemento químico más
ligero sin isótopos estables. Como ya hemos mencionado, el 99mTc es metaestable y su vida media
es de tan solo 6.03 horas. El 99mTc es especialmente apropiado para el uso médico por diversos
motivos. En primer lugar, su corta vida media hace que la radiación gamma emitida (de 141 keV)
no afecte durante mucho tiempo al paciente. Además, como la emisión es de partículas gamma,
atraviesa en gran medida el cuerpo del paciente y no queda atrapado en los tejidos. Finalmente,
los productos de las desintegraciones posteriores también son poco radiactivos y emiten
principalmente partículas beta (véase la imagen inferior).

Por estas razones, entre otras, este isótopo metaestable del tecnecio se utiliza en
aproximadamente el 80% de los procedimientos nucleares médicos. Comenzamos a entender aquí
lo delicado del asunto, ya que la mayoría de estos procedimientos requieren de un recurso que
desaparece a las 6 horas de su propia producción. Esto no supondría un problema si se pudiese
producir 99mTc fácilmente, ya que las facilidades médicas podrían disponer del producto in situ. Y
este es precisamente el caso, pero solo parcialmente. Entremos en detalle.

Para producir este isótopo metaestable del tecnecio se necesita un generador especial, que lo
extrae a partir de una fuente de molibdeno-99 (99Mo). Como el 99mTc tiene un tiempo de vida
media tan corto, lo que se hace es transportar el 99Mo -con un tiempo de vida media de 66 horas-
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directamente hasta los hospitales, donde se termina la extracción del 99mTc para las pruebas
diagnósticas. El problema por lo tanto es cómo conseguir 99Mo. Existen dos opciones; o bien se
obtiene por activación neutrónica (neutrones y partículas gamma) del 98Mo en reactores de alto
flujo de neutrones, o a través de la fisión del uranio-235 (235U) en reactores nucleares. El segundo
caso es mucho más común, pero ambos requieren de unas infraestructuras nucleares avanzadas
(esencialmente, un reactor nuclear). He aquí donde topamos con hueso, ya que las centrales
nucleares están a varios cientos de kilómetros en el mejor de los casos. En muchos otros, las
centrales ni siquiera se encuentran en el propio país en el que se requiere el radioisótopo.

Resumiendo, se necesita una central nuclear para producir 99Mo, cuya vida media es de unas 66
horas y por lo tanto puede ser transportado a grandes distancias, y en los propios hospitales un
pequeño generador extrae el 99mTc. Dada la escasez de centrales nucleares y la alta exigencia de
99m
Tc en medicina, nos encontramos con un problema.

El gobierno del Reino Unido ha comunicado que se está reabasteciendo de radioisótopos con vidas
medias relativamente largas, con el fin de prevenir posibles problemas. Algunos ejemplos son el
yodo-125 (vida media de 59.49 días, decae por captura electrónica en telerio-125) o el iridio-192
(vida media de 73.83 días, decae emitiendo una partícula beta y un rayo gamma, transformándose
en platino-192).

Siguiendo con los radioisótopos que menciona el artículo, pasamos a analizar el talio-201, que se
produce en ciclotrón y tiene una vida media de 73.1 horas. Se desintegra por captura de electrones
a mercurio Hg-201. Emite fotones útiles para la detección y la formación de imágenes. Los rayos X
de menor energía obtenidos de la mercurio Hg-201, hijo del talio Tl-201 se recomiendan para la
obtención de imágenes del miocardio, porque el porcentaje de desintegración promedio de 68.9 a
80.3 keV es mucho mayor que la combinación del porcentaje de desintegración promedio gamma-
4 y gamma-6. (de 2.7 a 135.3 keV y 10 a 167.4 keV, respectivamente)

El rubidio-82 tiene una semivida de 25 días, y se utiliza ampliamente en la imagen de perfusión


miocárdica. Este isótopo absorbe los miocardiocitos con rapidez, lo que lo convierte en una valiosa
herramienta para la identificación de una isquemia miocárdica en una tomografría por emisión de
positrones (PET). La producción de rubidio-82 viene del estroncio-82. El generador de 82Sr/82Rb se
llama CardioGen-82. Una limitación importante del 82Rb es el coste. Actualmente el 99mTc cuesta de
promedio unos 57€ por dosis, y se necesitan 2 dosis, mientras que el 82Rb cuesta unos 200€ por
dosis. Otra limitación de este isótopo es que necesita una cámara PET/CT y en lugares como
Europa, donde el generador 82Sr/82Rb todavía no se ha aprobado, puede ser difícil de encontrar.

El flúor-18 es un radioisótopo de flúor que constituye una fuente importante de positrones. Tiene
una masa de 18,0009380 u y su periodo de semidesintegración es de 109,771 minutos. Se
desintegra por emisión de positrones el 97% del tiempo y por captura electrónica el 3% restante.
Ambos modos de desintegración producen 18O estable. El 18F se fabrica utilizando un ciclotrón o
acelerador de partículas lineales para bombardear un blanco, generalmente de 18O en agua pura o
enriquecido con protones de alta energía (típicamente de ~ 18 MeV). El flúor producido está en
forma de una solución acuosa de fluoruro-18, que se utiliza en una rápida síntesis química del
radiofármaco. La molécula farmacéutica orgánica 18O no se fabrica antes de la producción del
producto radiofarmacéutico, ya que los protones de alta energía destruyen dichas moléculas.
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Los radiofármacos que utilizan flúor deben sintetizarse después de que se haya producido el 18F. El
18
F es un isótopo importante en la industria radiofarmacéutica, y se sintetiza principalmente en
fluorodesoxiglucosa (FDG) para su uso en la tomografía por emisión de positrones (escáner PET).

Concluyendo, el artículo arroja algo de luz sobre un tema absolutamente desconocido para la gran
mayoría de habitantes pero que es muy probable que pueda afectarles directa o indirectamente.
Hemos visto que muchos de los radioisótopos usados en medicina tienen una vida relativamente
corta, en especial algunos como el tecnecio-99 o el flúor-18, y serían especialmente susceptibles a
cualquier retraso en las aduanas. Este problema pone de manifiesto, y nos recuerda una vez más,
que la mayoría de problemas que afectan a la población son ampliamente transversales, y que no
suele ser lo correcto tratar las cuestiones políticas tan solo desde el ámbito socioeconómico, ya
que pueden estar en riesgo aspectos tan importantes como la salud o incluso las vidas humanas.

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